“Porque no engraso los ejes
Me llaman abandona’o …
Si a mí me gusta que suenen,
¿Pa qué los quiero engrasaos ?”
(Atahualpa Yupanqui, “Los ejes de mi carreta”)
“Porque no engraso los ejes
Me llaman abandona’o …
Si a mí me gusta que suenen,
¿Pa qué los quiero engrasaos ?”
(Atahualpa Yupanqui, “Los ejes de mi carreta”)
Por: Carolina Sánchez Agostini.
Muchas veces, en conversaciones con adolescentes, siento que vivo un déjà vu. Las historias se repiten: sensaciones a las que cuesta poner nombre, un vacío afectivo en expansión, búsquedas de amor frustradas que ahogan en la decepción. Por ejemplo, dialogando con una joven de 19 años que sale con un chico desde hace unos meses, me comentó: “El me cambia de planes todo el tiempo. Quedamos en vernos, y si le sale otro plan es capaz de dejarme plantada media hora antes e irse a la otra juntada.
Y eso ha sucedido muchas veces. Siento que no me quiere. No sé si es que no le gusto lo suficiente, o si no se termina de convencer de estar conmigo. Sus idas y vueltas me están haciendo mal. No sé qué hacer y tampoco qué es lo que tengo que cambiar, porque no termino de entender cuál es el problema”. La inconsistencia en las relaciones afectivas lleva a confusiones y grietas interiores que resultan difíciles de transitar.
Aparecen preguntas de fondo, que hacen eco y que lastiman por dentro. ¿Habrá algo en mi forma de ser que no funciona adecuadamente? ¿Será que no soy tan atractiva/o? Cuando el planteo se lleva a lo personal, podemos terminar convenciéndonos de que hay algo en nosotros que no está bien. Aquí surge un interrogante central: ¿cómo afecta esto la autoestima, la autonomía, la posibilidad de construir vínculos saludables y positivos? Como parte de sus resultados, el artículo Age-related changes in dating aggression in spanish high school students (“Cambios relacionados con la edad en la agresión de pareja en estudiantes de secundaria españoles”) indica que entre los adolescentes es más frecuente la violencia psicológica que la física o sexual (aunque a los 16-17 años se observa un pico en la violencia física, que disminuye en edades posteriores).
Estos datos se corresponden con los obtenidos en los testeos preliminares de una investigación con adolescentes argentinos que estamos desarrollando: notamos una realidad a veces silenciada o poco atendida, que vuelve a poner la necesidad de abordar la educación sexual integral desde los mejores conocimientos disponibles y los desafíos concretos de nuestra comunidad. Indiferencia, agresión, infidelidad, son palabras que aparecen con mucha frecuencia y que marcan de modo profundo la percepción que chicos y chicas pueden tener sobre las relaciones afectivas interpersonales. La desconfianza sobre la calidad posible de las relaciones condiciona las expectativas y configura los propósitos.
Explicando a estudiantes de 20 años cuáles eran las distintas crisis universales por las que pasa una familia, una alumna consideraba que la infidelidad era una crisis esperable y necesaria. Su comentario abrió el debate y contrasta con otras experiencias, como la del actor Pablo Echarri en una entrevista reciente sobre la relación con la actriz Nancy Dupláa: “Sabe perfectamente que cuenta con mi total confianza y viceversa. Tenemos la certeza de que el otro jamás sería infiel”.
Este cuestionamiento no es un detalle menor porque tensiona el proyecto de vida y la necesidad de construir relaciones de confianza. Robert Waldinger, director del Harvard Study of Adult Development –y líder de la investigación más importante del mundo sobre felicidad, salud y satisfacción personal que analiza durante décadas la trayectoria de cientos de personas–, ha explicado una verdad contundente: las relaciones significativas son la clave de la felicidad.
Cabe entonces una reflexión: ¿Cómo estamos preparando a chicos y chicas para un proyecto relacional capaz de hacerlos felices, sacar lo mejor de sí mismos, vivir un amor profundo y sincero, comprometerlos con valores y realzar su autoestima? El amor es más fuerte que la muerte, dice un libro de antigua sabiduría. Hoy pareciera que esto es verdad solo en la poesía o las películas románticas optimistas. Sin embargo, las preguntas están en la boca y en el corazón de los y las jóvenes en nuestras aulas y en nuestra vida.
Poder conversar de forma abierta sobre estos asuntos es lo que hace a la educación sexual algo “integral”. Investigar y prepararnos para estar a la altura del desafío, a la vez que nos ilusiona, nos invita a la responsabilidad.
Fuente del artículo: https://www.perfil.com/noticias/columnistas/amor-y-educacion-sexual-integral.phtml
Por: CLACSO.
Uma análise para além das perspectivas mercadológicas da produção de conhecimento
César Tello. Rosel Bolívar Ruano. Antonio Bolívar. José Camilo dos Santos Filho. Sandra Veit Pillatti. Elton Luiz Nardi. Carlos Francisco Mazzola. María Verónica Leiva Guerrero. María Leonor Conejeros Solar. Mirian Lúcia Gonçalves. Elisabete Monteiro de Aguiar Pereira. Joviles Vitório Trevisol. Margarita Victoria Rodriguez. Silvia Helena Andrade de Brito. Luiz Carlos Lückmann. Regina Maria Michelotto. Catarina Almeida Santos. Mariluce Bittar. Wercy Rodrigues Costa Júnior. João dos Reis Silva Jr.. Fabíola Bouth Grello Kato. Luciana Rodrigues Ferreira. António Francisco Cachapuz. [Autores de Capítulo]
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ISBN 978-987-722-073-5
CLACSO.
Buenos Aires.
Abril de 2015
Por: Alieto Guadagni.
Las leyes educativas son claras y no dejan lugar a dudas, es hora de entender que incumplirlas es un pasaporte a la pobreza y la exclusión social.
Sin mejor educación no podremos abatir ni la pobreza ni la exclusión social en este globalizado siglo XXI. Nuestro pobre desempeño en las pruebas internacionales que miden la calidad educativa es un serio llamado de atención, ya que tenemos una deuda hacia los niños, a los que estamos aislando de un mundo nuevo que requiere capacidades intelectuales cada vez más exigentes, capaces de innovar, de crear; en un mundo donde el bien más valioso es el intangible capital humano acumulado por la educación.
Comencemos por lo elemental, el cumplimiento de las leyes. En el año 2005, se sancionó la ley que expresaba que el incremento de la inversión en educación, ciencia y tecnología establecido hasta el año 2010, sería destinado a “lograr que, como mínimo, el 30% de los alumnos de educación básica tengan acceso a escuelas de jornada extendida o completa, priorizando los sectores sociales y las zonas geográficas más desfavorecidas” (ley 26.075, art.2, inc.b).
Al año siguiente, el 14 de diciembre de 2006, fue sancionada la Ley de Educación, la cual ratificó expresamente esa meta en su artículo 26, donde se dispone: “Las escuelas primarias serán de jornada extendida o completa (JEE/JC) con la finalidad de asegurar el logro de los objetivos fijados para este nivel por la presente ley”.
Estamos lejos de lo establecido legalmente y de lo internacionalmente comprometido. ya que en diciembre de 2010, nuestro país suscribió las metas fijadas para el 2021, en la Cumbre de Jefes de Estado de los Países Iberoamericanos realizada en Mar del Plata. La meta acordada para la JEE/JC fue: “en el 2021, entre el 20 y el 50% de las escuelas públicas primarias tendrá jornada completa”.
La realidad es otra, ya que el Ministerio de Educación informa en su Anuario Estadístico Educativo de 2018 que, en las escuelas primarias, apenas el 13,9% de los niños gozaba de los beneficios de la JEE/JC. Estamos lejos del cumplimiento de estos acuerdos y leyes, escaso cumplimiento que además muestra desigualdades si se observa cada provincia, ya que Tierra del Fuego, Córdoba y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires arrojan cifras de cumplimiento entre el 48 y el 78% en las escuelas estatales, en tanto que en Neuquén, Corrientes, San Luis, y Buenos Aires, sólo entre el 2,5 y el 7,2% de sus alumnos primarios concurrían a escuelas estatales con régimen de JEE o JC.
En la CABA el 48,3% de los alumnos de escuelas estatales tiene JEE/JC, pero si se cruza la General Paz, encontramos en el Conurbano una situación critica, ya que apenas 6,3% de los niños tienen este beneficio, es decir casi la octava parte que en la CABA. Estamos en presencia de una situación preocupante en el Conurbano, donde reside el núcleo concentrado de la pobreza y la exclusión social.
No es fácil explicar las diferencias existentes entre las provincias, que son responsables de la escuela primaria, por ejemplo, Catamarca registra que 22,8 alumnos de cada 100 de las escuelas primarias estatales tienen el beneficio de la JEE/JC, mientras que en Neuquén, la provincia con la mayor riqueza hidrocarburífera del país (Vaca Muerta), son beneficiados apenas 2,5 niños. Algo similar ocurre cuando se comparan dos provincias muy importantes por su desarrollo no solo agropecuario sino tambien industrial, mientras que en Cordoba los alumnos primarios de escuelas estatales beneficiados por la JEE/JC son el 49,50 del total, en Santa Fe son apenas 8,5%. A pesar de esto Santa Fe tiene mas cargos docentes que Cordoba (12 alumnos por cargo versus 14 alumnos).
Es razonable suponer que se requiere una mayor dotación docente donde se ha avanzado en el cumplimiento de las leyes que promueven la universalización del régimen de JEE/JC, pero esto no es así, ya que también en esto aparecen cifras dispares entre las provincias, por ejemplo Cordoba y la CABA tienen similar cobertura de la JEE/JC, pero la CABA tiene apenas 8 alumnos por cargo docente, mientras que Cordoba tiene muchos mas (14).
Algo similar ocurre cuando se compara Tierra del Fuego, donde hay 9 alumnos por cargo docente para cubrir un 78 por ciento de alumnado en JEE/JC, con Catamarca, donde hay menos alumnos por cargo docentes (6), pero menos estudiantes primarios estatales gozan de esta escolaridad. Como se observa la mayor dotación de cargos docentes en proporción al alumnado, no esta asociada con una mayor cantidad de niños beneficiados por la JEE o JC.
Nuestro atraso en la implementación de la JEE/JC, mas los cierres de escuelas publicas por conflictos laborales asegura pocas horas de clase anuales; no se trata de comparar nuestro calendario escolar “efectivo”, es decir no el legal que nunca se cumplió en todo el país, con países europeos o asiáticos, sino con Cuba, Colombia y Chile que registran 1000 o mas horas anuales, o con México, mientras que el nuestro “efectivo” es apenas alrededor de 660 horas. Mas horas de clase no aseguran automáticamente avances educativos, pero menos horas en la escuela consolidan el atraso educativo, particularmente el de los pibes humildes cuyo futuro depende de una buena escuela.
Existen buenas intenciones, por eso sancionamos leyes y comprometemos el cumplimiento de metas con la esperanza de que nuestros niños reciban más y mejor educación. Pero lo cierto es que ni podemos siquiera cumplir el calendario escolar legal, con los mínimos 180 días de clases que dice la ley y como hemos visto, estamos lejos de cumplir con la meta fijada para la universalización de la JEE/JC.Las leyes educativas son claras y no dejan lugar a dudas, es hora de entender que incumplirlas es un pasaporte a la pobreza y la exclusión social. Esperemos que en la campaña electoral que ya se inicia se presenten propuestas concretas para defender el futuro de nuestros niños.
Fuente del artículo: https://www.clarin.com/opinion/cuidemos-futuro-ninos_0_sv2ZFli9W.html
América del Sur/ Argentina/ 15.07.2019/ Fuente: www.perfil.com.
Tras haber sido reconocida por la UNESCO en materia de alfabetización digital, Argentina fue invitada a la reunión de ministros de Educación del G7 que se desarrolló en París.
Este año, nuestro país fue reconocido por la UNESCO como ejemplo de vanguardia en la formación de estudiantes orientada al desarrollo de inteligencia artificial, a través del plan Aprender Conectados que impulsa el Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología (MECCyT).
Tras los logros alcanzados en materia de innovación educativa, Argentina fue invitada por Francia a la reunión de ministros de Educación del G7 que se llevó a cabo en París. Allí, el titular de la cartera educativa nacional, Alejandro Finocchiaro, disertó en una conferencia sobre educación e inteligencia artificial, además de firmar convenios internacionales con su par francés, Jean Michel Blanquer.
Los acuerdos alcanzados entre Argentina y Francia están vinculados con la formación docente y de enseñanza de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. A su vez, se celebró un convenio de colaboración para la creación de un Centro de Excelencia franco-argentino para la formación técnica en energías renovables y eficiencia energética.
“Hemos firmado acuerdos que revelan años de trabajo sobre formación docente, transferencia de conocimiento en energía, objetivos de sustentabilidad y trabajos sobre créditos universitarios con Francia, que es un gran amigo de la Argentina en todo sentido y más en materia educativa. Nuestra visión compartida con esta nación sobre educación se llama futuro”, declaró Finocchiaro. Por su parte, Blanquer manifestó: “Es un placer recibirlos en París por esta alianza entre la Argentina y Francia.
Todo comenzó con el G20 presidido por la Argentina y con el trabajo magnífico que hicieron para consagrar la educación como un tema internacional en el centro de agenda en los jefes de Estado y de gobierno. Sabemos que el desafío más importante de todas las sociedades es la educación”. Cabe destacar que la presidencia francesa del G7 tomó la agenda educativa como una de sus principales prioridades, con especial interés en la educación de la primera infancia y la calidad de la formación docente.
Argentina, junto a Estonia y Singapur, ha sido invitada a la reunión de Paris con el consenso de los demás miembros del foro, dado que estos países, junto a Inglaterra y Malasia, fueron destacados por la UNESCO por el desarrollo de políticas de alfabetización digital.
Fuente de la noticia: https://www.perfil.com/noticias/educacion/argentina-en-el-g7-de-la-educacion.phtml
Argentina / 14 de julio de 2019 / Autor: Melisa Molina / Fuente: Página 12
Argentina / 14 de julio de 2019 / Autor: Redacción / Fuente: El Economista
Entrevista a Mariano Narodowski Profesor de la UTDT y cofundador del proyecto Pansophia
Mariano Narodowski es pedagogo e investigador, actual profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella y cofundador del proyecto Pansophia, un colectivo de pensamiento e investigación global sobre los procesos de disrupción educativa. En una charla con El Economista, el ex ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires (2007-2009), reflexiona sobre el impacto educativo de la revolución digital y plantea los viejos y nuevos desafíos de la educación argentina.
¿Qué busca el proyecto Pansophia?
Básicamente tratamos de entender hacia dónde va la educación. Por lo pronto, entendemos que la escuela es un medio formidable de transmisión de conocimiento, pero en la historia de la humanidad no fue el único ni el más importante. Frente a las nuevas tecnologías planteamos incluso que las escuelas puedan directamente dejar de existir o desaparecer tal como las conocemos actualmente.
¿Estamos frente a un futuro sin escuelas entonces?
La escuela es una tecnología muy reciente en la historia de la humanidad, surgió en el Siglo XVII y se generalizó en el Siglo XIV. La escuela nunca fue un fin en sí mismo, fue un medio para el ideal pansófico: el saber debe ser para todos los seres humanos. Esto implica que no hay propiedad privada sobre el conocimiento. Y frente a las nuevas tecnologías, nos preguntamos cuáles son los desafíos para mantener este ideal. Entendemos que con escuela o sin escuela este concepto pansophiano no es negociable.
¿Podemos esperar un mejor escenario educativo?
No sabemos si el nuevo escenario educativo va a ser necesariamente mejor o peor que el actual. Lo importante es mirar del otro lado del muro y espiar qué está pasando con el futuro de la educación. Las nuevas tecnologías cuestionan el saber escolar. Por ejemplo, Internet es una red horizontal mientras que la escuela es una institución asimétrica y vertical. Entonces existen muchas situaciones en donde el viejo orden escolar, se desacopla del nuevo orden digital. Esto genera una desconfianza hacia la escuela y una mirada a favor de las nuevas tecnologías.
No alcanza con introducir las nuevas tecnologías en la vieja escuela…
La idea de introducir nuevas tecnologías en la escuela por ahora ha fracasado. Esto nos lleva a pensar hasta dónde la tecnología escolar resiste otras tecnologías. A principio del nuevo siglo, los gurúes de la educación afirmaban que cada niño iba a tener su computadora, conectada a Internet y que esto iba a cambiar totalmente la educación. Esto no ha sucedido. De todas maneras, hay algunas situaciones en el mundo escolar que están cambiando el paisaje.
¿Qué ejemplos dan pistas de este nuevo paisaje?
Por ejemplo, evaluaciones estandarizadas por computadora que se hacen en tiempo real, alumnos que interactúan con plataformas interactivas y no con sus docentes, escuelas en Shanghai en las que los alumnos llevan dispositivos de reconocimiento facial para que los docentes sepan si están atendiendo o si están aburridos y poder actuar en consecuencia. Muchas cosas que aparecen en las series de ciencia ficción ya están ocurriendo. Y hay que estar alertas frente a estas situaciones.
¿Existe algún proyecto ligado directamente a la desaparición de las escuelas tal como las conocemos?
El proyecto COOL (Communities of Online Learning) de Nueva Zelanda permite que las familias decidan desde un principio si van a mandar a sus hijos a una escuela analógica – la de siempre- o si los chicos van a tener una educación digital desde el jardín de infantes hasta el último año de la escuela secundaria. Es muy novedoso porque el sistema educativo, con financiamiento estatal, permite a las familias elegir entre escolarizar a sus hijos o no escolarizarlos.
¿Estas nuevas tendencias están en camino de generalizarse?
Claramente estamos en la puerta de un proceso de transición. Pero no es una discusión quimérica, es una realidad que empieza a estar muy presente. El director de Ingeniería de Google, Raymond Kurzweil, es un transhumanista que plantea que para el año 2035, Google va a tener a disposición un nanobot que insertado en la corteza cerebral permitirá bajar los contenidos de la nube al cerebro sin necesidad de una interfaz física. Esto lo dice un científico que ocupa un cargo corporativo y que tiene un presupuesto muy importante para desarrollarlo. Y plantea la posibilidad de que vamos a aprender de otra manera. El mayor peligro es que esto no sólo pone en riesgo la existencia o no de las escuelas sino también el propio ideal pansophico: una corporación va a delimitar el universo de lo cognoscible.
«Entendemos que la escuela es un medio formidable de transmisión de conocimiento, pero en la historia de la humanidad no fue el único ni el más importante»
A pesar de este riesgo, ¿cree que la revolución digital genera impactos positivos?
Sí, las nuevas tecnologías son una gran oportunidad, siempre y cuando podamos regularlas para que no haya, por ejemplo, customización en los resultados de los buscadores. Creo que son una oportunidad única para poder generar nuevas experiencias educacionales porque las tecnologías digitales rompen los conceptos de tiempo y espacio. En los años ‘70, el pedagogo austro mexicano Iván Illich planteaba la necesidad de desescolarizar para democratizar la educación por medio de la reunión voluntaria de personas que quisieran aprender y enseñar. En aquel momento era físicamente imposible llevarlo a cabo pero hoy ya es algo habitual. Si uno quiere aprender algo recurre a tutoriales o cursos online.
¿Dónde está parada la educación argentina en todo este proceso de cambio?
Argentina tiene por delante los problemas de lo viejo y los desafíos de lo que está por venir. Estamos atrasados y ni siquiera nos ponemos a pensar en lo que viene. Es necesario que todos los sectores sociales puedan consensuar un proyecto educativo de mínima para los próximos diez años, con metas claras, medibles, y que se pueda adaptar y corregir en el tiempo. Es necesario avanzar y salir de esta situación de empantanamiento en la que estamos.
«A principio del nuevo siglo, los gurúes de la educación afirmaban que cada niño iba a tener su computadora, conectada a Internet y que esto iba a cambiar totalmente la educación, pero eso no ha sucedido»
¿Cuál es el mayor desafío para avanzar?
La educación en Argentina está colapsada. Los indicadores en comparación con los otros países de la región son negativos y lo que aún es más grave: no hay un proyecto educativo en marcha. Yo sostengo que a la clase dirigente argentina parece no interesarle la educación. Y no me refiero sólo a la política sino a los empresarios, los sindicalistas, las religiones, los universitarios y los medios…no hay un interés genuino.
¿Qué debería tener en cuenta este nuevo proyecto educativo?
Yo opino que hay que discutir dos cuestiones claves. Primero, es inadmisible que provincias -como Formosa, por ejemplo- tengan un gasto por alumno tres o cuatro veces menor que otras. Y el otro gran problema es que sin contar la actualización inflacionaria, el único aumento salarial de los docentes es por antigüedad. Creo que es necesario cambiar las reglas de juego para premiar la innovación, el compromiso social, la formación, la capacitación…
¿Cómo encarar el futuro de la educación en un contexto de alta pobreza, donde muchos de los alumnos van a la escuela para poder tener una de las comidas del día?
Creo que es necesario un shock de equidad educativa. La idea de que la escuela tenga que alimentar o nutrir es válida. Hasta que no se modifique el modelo económico o de desarrollo que le permita a las familias dar de comer a sus hijos, los alumnos van a tener que comer en la escuela con una dieta financiada por el Estado. Y esa dieta debería ser la mejor dieta posible. De todas maneras, esta puede ser una condición básica de educabilidad pero lo importante es que no sea la única. Hay otras condiciones como la infraestructura escolar, el equipamiento, la carrera profesional docente o cuestiones que apunten a mejorar la enseñanza y el aprendizaje que no deben dejarse de lado.
«Si Argentina no tiene primero un proyecto de desarrollo económico serio y sustentable y mejoramos sólo la educación, lo único que vamos a generar es una mayor fuga de cerebros»
¿Cree que la mejora de la educación es un motor para el cambio?
En realidad, si Argentina no tiene primero un proyecto de desarrollo económico serio y sustentable y mejoramos sólo la educación, lo único que vamos a generar es una mayor fuga de cerebros. Hace falta hacer las dos cosas. Hay que mejorar el capital humano pero tiene que existir un contexto de desarrollo económico que lo pueda aprovechar.
Fuente de la Entrevista:
https://www.eleconomista.com.ar/2019-07-narodowski-frente-a-las-nuevas-tecnologias-la-escuela-puede-dejar-de-existir/
ove/mahv