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Sin Evo y con un pueblo en resistencia, el MAS vuelve al poder de la mano de Lucho Arce

Por: Aram Aharonian

Lo importante, más allá de los contundentes resultados, es que en los once meses que duró el gobierno de facto de Jeanine Áñez, el Movimiento al Socialismo (MAS) logró entender la nueva etapa, revisar sus propios errores y generar nuevos apoyos y alianzas y nuevos liderazgos. Ni siquiera unida la derecha hubiera logrado imponerse en Bolivia, pero quizá hubiera logrado acercarse a una segunda ronda.

El “voto útil” del mundo rural y urbano popular periférico fue para el candidato masista Lucho Arce, y eso definió su ventaja final. El nuevo desafío del MAS será gobernar sin el poder que tuvo entre 2006 y 2019, un periodo épico de la revolución que no podrá repetirse. Sin embargo, su gobierno no será nada fácil en un escenario regional posprogresita y una economía muy complicada, aunque las elecciones en Argentina y ahora en Bolivia, así como las tendencias en Chile, Ecuador y Colombia parecen marcar un proceso de reajuste, del alineamiento progresivo a un eje progresista que no termina de definirse ni consolidarse.https://www.nodal.am/wp-content/uploads/2020/10/luis-arce-bolivia1.jpg

El triunfo del MAS muestra que sí era posible ganar con un candidato que no fuera Evo Morales, y que sus esfuerzos reeleccionistas terminaron llevando a su gobierno a un callejón sin salida, sobre todo por el rechazo a la reelección indefinida. La asonada programada por la derecha y sus patrocinantes de Washington terminó en un golpe, lo que no excluye una fuerte crisis interna  que explica la salida del MAS del poder.

La represión y la vuelta al llano insufló una nueva mística a la campaña electoral del MAS, de la que careció en 2019, cuando la confianza en el aparato estatal y en la figura patriarcal de Evo Morales, reemplazó la movilización desde abajo.

El alejamiento de Morales y la crisis también permitió la emergencia de una nueva camada de dirigentes. Entre ellos, Andrónico Rodríguez, sucesor de Morales en los sindicatos cocaleros cochabambeños, un campesino con una licenciatura en Ciencias Políticas, que expresa la nueva sociología del mundo rural, cada vez más interconectado con las ciudades.

En esta campaña, destaca un análisis de Le Monde diplomatique, aparecieron muchos “Andrónicos” que permitieron desplazar del primer plano a varios dirigentes sociales desgastados y con visiones prebendalistas de la política y el Estado.En Bolivia, el MAS actuó con una autonomía relativa respecto a las posiciones de Evo Morales, limitado en sus movimientos por su exilio argentino. En los últimos meses, los parlamentarios masistas, con Eva Copa a la cabeza, eligieron la moderación frente a los llamados a la lucha que llegaban desde Argentina.

▷ Andrónico: El MAS respetará el resultado de las elecciones - Noticias  BoliviaA diferencia de parte del apoyo solidario internacional antigolpista, perdida en consignas tan viejas como vacías, el MAS logró entender la nueva etapa y apostar a la salida electoral, con los compromisos que ésta requirió, por encima de la resistencia en las calles”, señala el analista Pablo Stefanoni.

Quienes se quedaron en Bolivia entendieron la complejidad de lo ocurrido en noviembre: el proceso que terminó en una “sugerencia” militar armada para que Morales renuncie, un golpe, fue parte de una crisis con más dimensiones, incluida la de la popularidad inicial de Áñez y el propio desgaste de Morales.

En las manifestaciones populares de los últimos meses no se vio un reclamo de que volviera Evo, sino un rechazo a la agresión constante y racista del gobierno y de las bandas ultraderechistas, con las quemas de wiphalas, por ejemplo, después de las masacres de Senkata y Sacaba, y las continuas referencias a las “hordas del MAS” y las columnas en la prensa sobre el “enemigo público número uno” o el “cáncer de Bolivia”.

Desde un comienzo y siguiendo un guión prefabricado en Washington, el gobierno de facto buscó demonizar al MAS, al que intentó reducir a una fuerza “narcoterrorista”, caracterizando su gestión como una mezcla infame de autoritarismo, corrupción y despilfarro de recursos públicos, alejado de las imágenes de éxito económico resaltadas incluso por organismos internacionales.La autonomía relativa frente a Evo amplió el margen de acción del MAS en el país, al tiempo que el tenor moderado de Arce, sumado a su prestigio como gestor de la economía, permitía responder, sin sobreactuaciones, a los ataques de la derecha.

El MAS, pese a haber sufrido una desbandada once meses atrás, logró reconstituirse desde el Parlamento –donde conservó su mayoría de dos tercios– y desde las calles, manteniendo su lugar de fuerza de base popular en el país, junto a la Central Obrera Boliviana y asociaciones de pobladores.

El gobierno de facto no entendió que el MAS seguía expresando un bloque étnico-social de matriz plebeya  amenazando con cárcel y persecución no solo a sus dirigentes y militantes, sino a referentes de expresiones más amplias de los movimientos sindicales y sociales.

La nueva gestión del MAS deberá desarrollarse en un escenario posprogresista y marcadamente neoliberal en la región. Desde antes de asumir, los vencedores hablan de sumar fuerzas, lo que obligará a transformarse en un partido dispuesto a compartir el poder y aceptar en mayor medida la alternancia.

Sin dudas, la amplia ventaja es un capital fundamental para el binomio ganador en un contexto de polarización. La “revolución de las pititas” cívico-militar parece diluirse en menos de un año, pese al relato de la “liberación” inserto en el bombardeo publicitario en los medios concentrados apoyados por el gobierno de facto, los suplementos especiales de los periódicos y diarios, las agresivas campañas en redes sociales.

Los onces meses de zozobra

Desde que Evo Morales fue desalojado cruentamente del poder, con la complicidad de las Fuerzas Armadas y de la policía, se abatió contra sus partidarios una feroz persecución política que incluyó masacres, encarcelamientos, exilios e inhabilitaciones judiciales.

La administración de Jeanine Áñez y los cabecillas civiles del golpe, Carlos Mesa (Comunidad Ciudadana) y Fernando Camacho (de la racista Creemos), realizaron intensas campañas para desacreditar al presidente derrocado y a su partido, y por minimizar la fuerza del MAS en las urnas.

En tres ocasiones postergaron la realización de los comicios, de forma inicial previstos para marzo, intentando ganar tiempo adicional para neutralizar al MAS. Pero el tiro  les salió por la culata.

El golpe contó con el abierto y descarado apoyo de la Organización de Estados Americanos (OEA) y su secretario general, Luis Almagro, quien emprendió por su cuenta una campaña propagandística orientada a presentar las frustradas elecciones del 20 de octubre del año pasado, en las que Evo buscaba su tercera relección, como fraudulentas.

Obviamente nunca demostró fraude alguno, pero sirvió de pretexto a los golpistas y dio pie a varios gobiernos de derecha para dar, unos días más tarde, su reconocimiento al régimen de facto, tal como esperaba el gobierno de Estados Unidos. Es evidente que Almagro utiliza el cargo para promover golpes de Estado y destruir las instituciones democráticas en los países de la región que no se pliegan a las directrices de Washington.

Durante once meses el MAS fue acosado por la policía, sus dirigentes fueron criminalizados y gobernantes y medios de comunicación hegemónicos integrantes de la internacional del terror mediático  de otros países presentaron a su máximo líder como narco, corrupto y hasta dictador. Pero el pueblo logró remontar la brutal y sanguinaria ofensiva de la derecha, se enfrentó al gobierno de facto en las calles y ganó la elección presidencial del domingo, por mayoría absoluta –lo que descarta el escenario de una segunda vuelta–, recuperando la democracia y el proyecto social, progresista y soberanista que el MAS aplicara desde 2005.

¿Reconciliación?

Evo Morales, en rueda de prensa desde Buenos Aires, afirmó que buscarán un encuentro de reconciliación para la reconstrucción: “no somos vengativos, revanchistas”, afirmó. Pero ni él ni ninguno de los dirigentes masistas saben cuáles serán los derroteros de los diferentes actores de los meses golpistas.Áñez seguramente viaje a Colombia. Antonio Murillo, quien había sido censurado por la Asamblea Legislativa Plurinacional en días recientes, fue destituido del gobierno de facto.

Carlos Mesa, nuevamente derrotado, afirmó que será “cabeza de oposición”, aunque no resulta claro cómo podrá articularla. En cuanto a Camacho, es probable que intente consolidar un liderazgo en oriente, apoyado por factores internacionales, e incluso trate nuevamente de dividir el país.¿Cómo se articulará la paz con la justicia? Ese pueblo que dio la cara en las calles y en las rutas para enfrentar la dictadura sabe que sin justicia será imposible la reconciliación, por más que la reciten los dirigentes. En un hecho de gran simbolismo, resultó electa senadora por el MAS Patricia Arce, alcaldesa de Vinta que había sido secuestrada, golpeada y pintada de rojo durante los días del golpe.

Lo que vendrá

Pese a que el amplio triunfo del MAS fue reconocido por la presidenta de facto Jeanine Áñez, el expresidente derechista Carlos Mesa -candidato de Comunidad Ciudadana, quien quedó segundo a casi 20 puntos por debajo- e incluso el secretario general de la OEA, Luis Almagro, el Tribunal Supremo Electoral tiene siete días para dar resultados, y la toma de posesión de Arce será entre el 31 de octubre y el 14 de noviembre.

Arce anunció que su primera medida de gobierno será otorgar un bono contra el hambre de unos 144 dólares, aprobado por el Parlamento para enfrentar la pandemia del Covid-19, y que la mandataria golpista Jeanine Áñez se negó a pagar. En su declaración televisiva, reiteró el anuncio de un gobierno de ”unidad nacional para todos los bolivianos” que hiciera tras su amplia victoria en las urnas.Asimismo, reiteró su propósito de ampliar la política de bonos a la ciudadanía como uno de los ejes de su plan de reactivación de la economía, golpeada por las medidas del gobierno de facto, la crisis internacional y la pandemia del Covid-19.

David Choquehuanca en Radio Gráfica: “El pueblo boliviano ha perdido el  miedo” “Para nuestro modelo es importante fortalecer la demanda interna vía bonos y transferencias. En paralelo vamos a empezar la reconstrucción de la producción, que eso también ha sido afectado por las medidas que el gobierno golpista ha tomado” explicó. Hemos recuperado las esperanzas, dijo Lucho Arce al proclamar su triunfo junto a su vicepresidente, David Choquehuanca, ex canciller.Arce contará con mayoría en el Congreso, según proyecciones, pero no alcanzaría las dos terceras partes que requiere para que se aprueben leyes sin necesidad de pactar con otras fuerzas políticas.

Desde Buenos Aires, donde está exiliado, Morales atribuyó la victoria de su ex ministro de Economía a la conciencia de la revolución democrática cultural, y agregó: el resultado demuestra que en noviembre pasado no hubo fraude: “sí hubo golpe”.Morales ganó los comicios del 20 de octubre de 2019, y la entonces oposición de derecha alegó, sin presentar una sola prueba, que hubo fraude, acusación avalada también por la Organización de Estados Americanos (OEA). Las protestas impulsadas entonces por el líder ultraderechista Luis Fernando Camacho dejaron 30 muertos. Morales fue conminado por la cúpula militar a renunciar.

Evo sostuvo que el delito de su gobierno fue haber sido antiimperialistas y haber identificado a enemigos internos y externos, y manifestó su deseo de volver a su tierra natal tarde o temprano. Expuso que le gustaría volver a Cochabamba y ser un agricultor o pequeño productor.Definió a Arce como uno de los mejores economistas de América Latina, y recordó que fue un ministro de Economía por casi 12 años, con mucha calidad humana, muy solidario y honesto.

Con la promesa de volver a instalar los grandes planes de industrialización del gas natural y de los grandes yacimientos de litio y diversificar la matriz productiva del país, Arce tendrá la tarea de recuperar la senda del crecimiento.El Banco Mundial estima que la economía de Bolivia, dominada por la agricultura y el gas, caerá alrededor de 6 por ciento este año, después de más de tres décadas de crecimiento.

Nacido en La Paz hace 57 años, el presidente electo se graduó en Economía en la Universidad Mayor de San Andrés, y estudió una maestría en la Universidad de Warwick, en Inglaterra. Trabajó 18 años en el Banco Central, donde ocupó diversos cargos. Tiene un perfil más tecnócrata que político, pero el perfil no es todo: en la campaña ha mostrado su buena muñeca política.

En el gobierno de Morales, Bolivia elevó su PIB de 9 mil 500 millones de dólares anuales a 40 mil 800 millones y redujo la pobreza de 60 a 37 por ciento, según datos oficiales. La bonanza permitió otorgar bonificaciones a miles de embarazadas, estudiantes y ancianos, e inversiones millonarias para intentar industrializar la explotación del litio y el gas natural.

Durante su gestión, Bolivia creció a un ritmo anual de 4.6 por ciento. Con la mirada puesta en la demanda interna como motor del crecimiento económico, Arce promovió la nacionalización de empresas estratégicas y el desarrollo de inversión pública, así como políticas redistributivas.

En su campaña, Arce propuso inyectar ocho mil millones de dólares al Estado que saldrían de créditos internacionales, negociar el no pago de la deuda externa, crear un impuesto a los más ricos, que representan uno por ciento de la población, y sustituir importaciones con producción nacional.

Arce deberá construir su propio liderazgo presidencial, con un Evo Morales que volverá a Bolivia mucho menos fuerte que antes, y un vicepresidente, David Choquehuanca, distanciado de Morales y con base propia entre las dirigencias aymaras del altiplano paceño.

Lucho Arce deberá mostrar que su exitoso modelo sirve también en tiempos de crisis económica e incertidumbre profundizada por la pandemia. Tras el triunfo, se mostró humilde, sugirió una autocrítica y prometió la unidad nacional. Todavía no asumió.

Fuente e imagen:  http://estrategia.la/2020/10/21/sin-evo-y-con-un-pueblo-en-resistencia-el-mas-vuelve-al-poder-de-la-mano-de-lucho-arce/

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La decepción de Bolsonaro con Bolivia

Por: Eric Nepomuceno

No hubo en Brasilia, al menos en un primer momento, ninguna reacción oficial a la victoria, bajo todas las apariencias, ineludible, del candidato del MAS en Bolivia. Es muy probable que se espere el resultado oficial para que aparezca alguna manifestación formal, que difícilmente será calurosa.

De todas formas, no hay espacio para ninguna duda: la victoria de Luis Arce impone una dura decepción para el ultraderechista presidente Jair Bolsonaro. Basta con recordar que, cuando del golpe de 2019 patrocinado por la Organización de los Estados Americanos, la OEA, Brasil ha sido de los primeros en reconocer a la autoproclomada presidenta Jeanine Áñez.

El resultado de las urnas confirma, además, la solidez de la imagen del expresidente Evo Morales entre los bolivianos. Cuando ocurrió el golpe que lo destituyó, Bolsonaro no hizo ningún esfuerzo para disfrazar su alegría.

La perspectiva de la victoria de la derecha en Bolivia animaba a Bolsonaro con la perspectiva de fortalecer la tendencia que ya cuenta con varios gobiernos sudamericanos, con destaque para Chile, Ecuador y Colombia. La victoria de Arce rompe esa perspectiva mientras abre canales de diálogo con la Argentina de Alberto Fernández, blanco directo de críticas cada vez más contundentes del ultraderechista brasileño.

Bolsonaro, a propósito, está a punto de sufrir otra derrota– y de efecto muchísimo más dañino-. Si se confirman las expectativas de victoria del demócrata Joe Biden sobre Donald Trump, el eje Brasilia-Washington pasará a una nueva etapa. La vergonzosa sumisión de Bolsonaro a su ídolo y guía quedará en las calendas como un vasallaje inédito en las relaciones bilaterales, y todas las inexistentes ventajas que el brasileño exaltaba gracias a su “diálogo abierto” con Trump saltarán a la superficie, contribuyendo para desmoralizar aún más su obsesiva idolatría.

Ahora mismo, mientras Bolsonaro rinde loas a los “excelentes resultados” alcanzados junto a Estados Unidos, la Cámara Americana de Comercio muestra que entre enero y septiembre de 2020 las transacciones comerciales entre los dos países habían registrado la más acentuada caída de los últimos once años. Pero ya está harto comprobado que la realidad poco o nada importa para Bolsonaro.

Si la victoria de Luis Arce le quita la posibilidad de un eje derechista en Sudamérica, la de Biden le impondrá consecuencias imprevisibles.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/300261-la-decepcion-de-bolsonaro-con-bolivia

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Bolivia: revolución al contragolpe.

Por: Daniel Seixo


«Podrán borrar fotos, símbolos e imágenes del gobierno de Evo, pero  no podrán eliminar la memoria histórica del pueblo»

Evo Morales

«La revolución no tiene términos medios: o triunfa plenamente o fracasa.»

Fidel Castro

13 años, esa es la cifra que Evo Morales deja hasta el momento inscrita inexorablemente en la historia de Bolivia. Trece años de gobierno, de gobierno del Movimiento al Socialismo (Mas) basado en la justicia social, la distribución equitativa de las riquezas del país, la defensa e inclusión de los sectores más vulnerables de la población boliviana y la soberanía nacional frente a la injerencia imperialista. Una cifra a la que le acompañan muchas otras, como la construcción de más de 34 hospitales, 1.061 nuevos establecimientos de salud, 1.206 unidades educativas, la extensión de las instalaciones de gas a domicilio a más de 8.000 hogares, la construcción de 5.000 kilómetros de carreteras, la disminución de la pobreza extrema –que se redujo más de la mitad pasando de 38 a 17 por ciento entre 2006 y 2017– el aumento del ingreso anual per cápita de 1.120 dólares a 3.130 en ese mismo período, el incremento de la esperanza de vida de 64 a 71 años, el aumento del salario mínimo de 440 bolivianos a 2.060 bolivianos, la disminución del desempleo del 8,1 a 4,2, el aumento del Producto Interno Bruto (PIB) en un 327 por ciento en los últimos 13 años, llegando a los 44.885 millones de dólares en 2018, la disminución de la enorme deuda heredada llegando en ese mismo año a ser el séptimo país menos endeudado de toda América Latina –con «solo» un 24% de deuda externa– la nacionalización de los recursos hidrocarburíferos y empresas del país para repercutir sus beneficios en diversos proyectos de cohesión y desarrollo social.

Sin embargo nada de todo esto le sirvió a Evo Morales o al Mas para evitar que el clima previo a las elecciones del pasado 20 de octubre de 2019 en Bolivia se enrareciera, encauzando un golpe de estado anhelado y propiciado por la derecha del país, pero en el que fueron diversos los actores que por acción u omisión facilitaron el camino de regreso al más profundo neoliberalismo, el autoritarismo y el arcaico racismo inherente a las élites del país. No debemos olvidar que el proceso previo a la fatídica cita electoral de octubre, había estado marcado por el debilitamiento y la marcada división en el seno de la izquierda boliviana. Una deriva política que lleva a que en las fechas previas a la contienda electoral se produzca una grave crisis de legitimidad sobre la figura de Evo Morales, a quien diversos colectivos acusaban de mostrarse incapaz a la hora de enfrenar la corrupción estatal y los abusos de poder en las instituciones, además de señalar la inacción de su gobierno ante las nefastas consecuencias de las marcadas políticas extractivistas sobre diferentes comunidades indígenas.

Las palabras de aprecio y agradecimiento a los hombres que asesinaron al eterno guerrillero cubano bajo protección y mandato de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) suponen el más fiel retrato de un sector de la población de Bolivia que ha vivido siempre de espaldas al sufrimiento y las miserias de su pueblo

Este profundo malestar y la ruptura entre diversos movimientos de base en la izquierda y el gobierno boliviano, se constataría definitivamente cuando Evo Morales decide ignorar el referéndum de 2016, en el que la mayoría de la población votó en contra de permitirle postularse de nuevo a la presidencia en 2019, para finalmente participar en los comicios previo paso por Tribunal Supremo Electoral de Bolivia (TSE) que le habilitaría para optar a un nuevo mandato. Una decisión que provoca una clara ruptura en la izquierda del país y que sería aprovechada por la derecha para asestar un golpe de estado inesperado e impensable apenas unos meses antes. El resto es una historia conocida por todos: a la victoria electoral de Morales y el Mas, le siguen las acusaciones de fraude, la manipulación mediática, las injerencias de diversos organismos supranacionales y la estocada final de EE. UU. y la OEA que dan pie a la violencia, la huida del presidente electo del país para lograr salvar su vida, las detenciones ilegales, la presencia masiva de militares en las calles, la represión contra la población civil y el regreso de la corrupción, el autoritarismo y la biblia al gobierno de un país que apenas unos días antes era gestionado y gobernado por un movimiento socialista y antiimperialista.

La facilidad con la que el golpe se lleva a cabo y el desparpajo y la soberbia con el que una figura tan mediocre y representativa de la antipolítica como Jeanine Áñez llega a la presidencia de Bolivia, es una clara muestra de la debilidad de todas las revoluciones democráticas que renuncian en última instancia a la consecución y profundización en la vía de la democracia revolucionaria, esa que no solo se encamina a una eficiente y mayor gestión de los recursos propios de las estructuras y el reparto de poder capitalista, sino que avanzan cara a la edificación de una sociedad nueva, definiendo en sus diversos procesos constituyentes una clara alternativa de cara a superar este sistema ineficiente y hostil para todos aquellos pueblos que aspiran a la verdadera y plena soberanía de sus recursos y su territorio.

Con un ejército que ha mostrado públicamente y sin cortapisas su clara faceta golpista y una derecha que difícilmente aceptará de buen agrado los resultados electorales obtenidos en las urnas por aplastantes que puedan llegar a ser, el MAS precisa no solo vencer en los comicios de este 18 de octubre, sino desde ese mismo momento comenzar a tejer alternativas reales, profundas y destinadas a cimentar una democracia revolucionaria

Las políticas de nacionalización, las expropiaciones, el uso de las riquezas de los recursos naturales de Bolivia de cara a destinarlos a programas sociales populares y el ejercicio de la soberanía económica y política frente al sistema capitalista y a los intereses comerciales del imperialismo estadounidense, supusieron un claro desafío y una grave ofrenda que difícilmente el gobierno de Evo Morales podría superar desde el parlamentarismo burgués tradicional, por ventajosos que fuesen sus acuerdos comerciales con diversas multinacionales, por insistentes que fueran sus esfuerzos a la hora de amansar a las clases propietarias de su país y por asombrosos y reconocidos que se proyectasen sus éxitos económicos de cara al exterior. Los mismos medios de comunicación que en su momento alabaron a Bolivia por su eficiente gestión económica y sus brillantes expectativas de futuro, se negaron firmemente a condenar un claro golpe de estado hasta que el tiempo había transcurrido inexorablemente haciendo de sus tardíos editoriales una mera constatación de los profundos y oscuros intereses que se ocultaban tras el cínico y profundo silencio generalizado del occidente capitalista. Los mismos países que pedían respeto para las reglas democráticas en Venezuela o Cuba, se apresuraban a reconocer y firmar oportunos contratos comerciales con Áñez y los militares golpistas en Bolivia.

Ciertamente en gran medida el fascismo del actual régimen boliviano no es el viejo fascismo de los tanques, las desfiles militares en las calles y la grandilocuencia represiva, el totalitarismo servicial al neoliberalismo se muestra ahora en América Latina con una cara más «amable», abierta a los comicios electorales –previa construcción de las condiciones adecuadas en forma de amenazas y amaños electorales– y proyectada en la prensa internacional bajo una profunda capa de hipocresía, propaganda e intercambio de favores con el entorno OTAN: ustedes nos entregan sus recursos naturales y nosotros les otorgamos legitimidad ante el mundo. Eso es de lo que se ha tratado todo este proceso golpista contra el gobierno de Evo Morales, así se ha logrado silenciar en Europa la presencia de policías y militares reprimiendo a manifestantes en Cochamaba, la implosión de la cultura de las privatizaciones y el saqueo generalizado de los recursos públicos y naturales del país, la negligente gestión de la pandemia sanitaria debida al coronavirus o el evidente racismo de unas élites económicas que una vez han ostentado el poder, no han tardado en dar sobradas muestras de su desprecio a la Wiphala como símbolo de los pueblos indígenas o a figuras representativas de la izquierda regional, como el reciente menosprecio por la figura del Che Guevara. Las palabras de aprecio y agradecimiento a los hombres que asesinaron al eterno guerrillero cubano bajo protección y mandato de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) suponen el más fiel retrato de un sector de la población de Bolivia que ha vivido siempre de espaldas al sufrimiento y las miserias de su pueblo, aceptando de ese modo la histórica subyugación de la burguesía parasitaria a los intereses del capitalismo estadounidense que en recompensa apenas les arroja por su traición las migajas de los inmensos beneficios adquiridos por la explotación imperialista de los recursos naturales de Bolivia.

La facilidad con la que el golpe se lleva a cabo y el desparpajo y la soberbia con el que una figura tan mediocre y representativa de la antipolítica como Jeanine Áñez llega a la presidencia de Bolivia, es una clara muestra de la debilidad de todas las revoluciones democráticas que renuncian en última instancia a la consecución y profundización en la vía de la democracia revolucionaria

Pese a la renuncia del el expresidente Jorge Quiroga y la propia Jeanine Áñez y a las numerosas encuestas que otorgan a Luis Arce, candidato del MAS, una amplia ventaja electoral a escasos días de medir el pulso político del país en las urnas, el alto porcentaje de indecisos, las seguras presiones ultraderechistas, el clima de violencia generado para evitar el voto de izquierda y los más que probables intentos destinados manipular los resultados electorales para evitar el triunfo del pueblo frente a la tiranía, hacen que a día de hoy no podamos dar nada por sentado de cara al futuro político del país. Suceda lo que suceda, los retos para Bolivia se han multiplicado desde la salida de Evo Morales del poder, el saqueo de las empresas estatales, las privatizaciones, el mayor endeudamiento, la polarización política y la depauperación de las condiciones materiales de gran parte de la población que han hecho florecer millones de nuevos pobres en todo el país, suponen alguna de las tareas que el nuevo presidente boliviano tendrá que encarar si dilación tras su llegada al poder. Haría bien Luis Arce, en caso de tener que encarar este cometido, en recordar que los marcos democráticos burgueses son limitados y promueven logros etéreos y difícilmente condensables en consecuciones duraderas en el tiempo para las masas populares de un país en vías de desarrollo como Bolivia.

Con un ejército que ha mostrado públicamente y sin cortapisas su clara faceta golpista y una derecha que difícilmente aceptará de buen agrado los resultados electorales obtenidos en las urnas por aplastantes que puedan llegar a ser, el MAS precisa no solo vencer en los comicios de este 18 de octubre, sino desde ese mismo momento comenzar a tejer alternativas reales, profundas y destinadas a cimentar una democracia revolucionaria que supone hoy, sin atisbo alguno de duda, la única vía posible de defensa para los pueblos que se enfrentan cara a cara a la injerencia imperialista y a sus lacayos representados en la burguesía y la ultraderecha local. En este sentido, Bolivia tiene la oportunidad de comenzar de nuevo a construir patria al contragolpe. El futuro debe dibujarse en la cohesión de su pueblo.

Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/bolivia-revolucion-al-contragolpe/

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Bolivia: El MAS y un triunfo arrollador

El MAS y un triunfo arrollador

Pablo Jofré Leal

Arce y Choquehuanca obtuvieron el 52,4% contra el 31,6% del derechista Mesa

A pesar de la intervención desvergonzada de la OEA, del Departamento de estado norteamericano, de una ultraderecha sometida a las órdenes de fuerzas externas. A pesar de ello el MAS y su binomio conformado por Luis Arce Cataroa como presidente y David Choquehuanca a la vicepresidencia, lograron una victoria furibunda e indiscutible en las elecciones a la que fueron convocados 7.3 millones de bolivianos.

Un 53% y una diferencia de 20 puntos sobre Carlos Mesa Gisbert (31,2%) y cuarenta puntos sobre Luis Fernando Camacho (14,1%), son cifras extraordinarias, que representan aire fresco para la lucha de los pueblos. Con esto se confirma, tal como se sostuvo, que hubo una operación destinada a impedir el triunfo del MAS, por parte de la derecha en las elecciones del año 2019. Avalado esto por los gobiernos derechistas latinoamericanos, el silencio cómplice de organismos internacionales. Hubo un golpe de estado orquestado por Washington y sus aliados incondicionales y que con el triunfo de este 18 de octubre permite al pueblo boliviano volver a Palacio Quemado y además controlando las dos cámaras del parlamento. Una victoria que traerá consigo un tremendo impacto regional e internacional, que da nuevos aires al progresismo en América Latina y que recupera la democracia para Bolivia y su pueblo, que sabiamente vuelve a confiar en aquellos que lo dignificaron, que le dice no al racismo, al robo, al sometimiento a Washington y le dice no a la corrupción.

Mientras más postergaba la derecha golpista el convocar a elecciones, con una estrategia política errada del gobierno de facto presidiso por Jeanine Añez, más debilitaban sus opciones. Esto, pues ante la política supremacista, racista, de corte fascista, de insulto al pueblo indígena a sus símbolos y cultura. En ese contexto, más y más la sociedad boliviana, los más humildes, tenían más tiempo de comparar lo que había sido un proceso revolucionario, que durante 14 años le cambio la cara y el organismo entero a esta Bolivia. Una revolución que nacionalizó los recursos naturales, que llevó a los indígenas a ocupar Palacio Quemado y decirle al mundo que Bolivia existía, que tenía una dignidad que necesitaba aflorar tras cientos de años de sometimiento y abusos. Cada día que pasaba el pueblo más ponía en la balanza a los golpistas con el MAS

El ministro de gobierno de la dictadura, el empresario Arturo Murillo estuvo en la noche del día 18, largas horas presionando a los medios de comunicación, al Tribunal Supremo Electoral y a las encuestadoras para que no dieran a conocer lo que ya se sabía a las 20:00 horas y que demoró cuatro horas en visibilizar: el triunfo del MAS era inobjetable triunfando por una mayoría abrumadora. Una maniobra que comenzó a cocinarse en la vista que hizo Murillo a la sede de la OEA a fines de septiembre y al Departamento de Estado dirigido por Mike Pompeo, que dieron las órdenes y los apoyos necesarios para impedir que el MAS volviera a presidir el gobierno. Un plan que mostró su fracaso absoluto, una derrota del imperio y de los gobiernos derechistas latinoamericanos coordinados por Almagro.

El resultado del recuento fue claro y planeadamente postergado. El propio ex presidente Evo Morales, en conferencia de prensa dada en Argentina sostuvo “Las empresas encuestadoras se niegan a publicar el resultado en boca de urna. Se sospecha que algo están ocultando”. Por su parte, Sebastián Michel, vocero del MAS señaló que existía una estrategia del gobierno de facto para lograr que no se entregara información y así generar un clima de violencia con el objetivo final de anular las elecciones. La enorme amplitud de cifras entre Arce y Mesa ha hecho imposible llevar a cabo lo que el departamento de estado norteamericano, junto a la OEA habían planeado junto al ultraderechista Ministro de Gobierno Arturo Murillo.

La parte más difícil viene ahora para recuperar una vida trastornada por una dictadura que ha violado los derechos humanos en todos los ámbitos en que pueden ser violados; sanitarios, integridad física, en el acceso al trabajo, a la educación, en derechos cívicos y políticos. Ahora viene justicia por los muertos, por los humillados sanar las heridas propiciadas por un gobierno de facto que cometió atropello a los derechos de millones de bolivianos y bolivianas.

En un interesante análisis de Mario Rodríguez, periodista y educador popular boliviano con especialidad en interculturalidad, los resultados de estas elecciones el 18 de octubre “han sido una victoria en el territorio del enemigo, en un campo conservador donde se aglutinó lo más fascista que puede tener la política. Articulado en los sectores más retrógrados que puede tener un país. Un triunfo sobre el dinero, el poder mediático, los poderes hegemónicos. Dicho marco permite evidenciar que En primer lugar es evidente que se trata de una victoria del pueblo boliviano, que supera la conformación partidaria y sumerge a la sociedad en la búsqueda de su futuro.

En segundo lugar, para el análisis interno de lo que ha sido una fortaleza en el masismo, se conformó el sujeto de lo plurinacional, con un abanico amplio de posibilidades, que hay que fortalecer. Un triunfo que se da contra viento y marea, que permite pensar en transformaciones profundas. Un tercer elemento es que se necesita una profunda reflexión y una crítica respecto a lo que fueron los gobiernos del MAS para recomponer elementos que fueron erosionados y que necesitan ser reconstituidos en la capacidad de participación popular. Y en cuarto lugar este triunfo es un tremendo impulso para las luchas populares en Latinoamérica, de la patria grande.

Claramente este es un laurel obtenido por el MAS, una conquista enorme, que representa la justeza de tres lustros de gobierno transformador en Bolivia, que caló hondo, que a la hora de la comparación le ganó por cientos de miles de votos a esa derecha recalcitrante. Una derrota del fascismo que le va a doler a la derecha, al grupo de Lima, al converso Luis Almagro que deberá responder de esta derrota ante sus amos estadounidenses, que gastó cientos de millones de dólares, para tratar de consolidar un gobierno de facto y darle posibilidades a la derecha boliviana, para tratar de volver a ejercer sus gobiernos nefastos, fracasando estrepitosamente en esta misión que los visibiliza como lo que son: oportunistas, racistas, soberbios y escasos de visión, para calar en plenitud el pensamiento y los anhelos de un pueblo que aprendió a defender su dignidad.

Para el triunfador de estas elecciones del 18 de octubre Luis Arce Catacora, el desafío es claro “Hemos recuperado la democracia y la esperanza, como también estamos recuperando la certidumbre para beneficiar a la pequeña, mediana, gran empresa, al sector público y a las familias bolivianas. Gobernaré para todos los bolivianos y trabajaré para reencaminar, sobre todo, la estabilidad económica del país” Luis Arce agradeció la confianza del pueblo boliviano, de los militantes del MAS, de la comunidad internacional y a los observadores que llegaron para supervigilar las elecciones.

El MAS logró una victoria inapelable, a pesar del Covid 19, las amenazas del gobierno y los intentos de impedir que se votara. El MAS arrasó en las grandes ciudades y en el mundo rural. No hubo lugar en Bolivia, donde el mundo masista no haya logrado hacer morder el polvo de la derrota a Carlos Mesa, Luis Fernando Camacho y los suyos. El MAS triunfó a pesar de la labor de desestabilización de la OEA y el títere Luis Almagro secretario general de esta organización, definida como el Ministerio de colonias de Estados Unidos. El MAS triunfó a pesar de fuerzas poderosas en su contra, porque la marcha justa no tiene freno posible.

El MAS triunfó porque el pueblo sabio de Bolivia entendió, que a pesar de todas las críticas que a su movimiento se le podían hacer, hizo un trabajo que tenía como centro a los más postergados de Bolivia, por la defensa de sus derechos y la construcción de aquellos negados, a los que por cientos de años fueron humillados, denigrados y que con el MAS comenzaron a andar con su marcha de gigantes. No hay freno posible cuando un pueblo defiende lo suyo

Cedido por www.segundopaso.es

Fuente de la Información: https://rebelion.org/el-mas-y-un-triunfo-arrollador/

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Elecciones del 18 de octubre. Bolivia y el camino del retorno

Por: Cristóbal León Campos

A unas horas de que el pueblo boliviano retorne a las urnas para elegir cual será el rumbo de su nación en los años venideros este domingo 18 de octubre, la esperanza está puesta en la salida irrevocable de los golpistas del poder de una vez y para siempre. Las movilizaciones que desde meses atrás tienen lugar en Bolivia han dejado en claro que las fuerzas proletarias-campesinas-indígenas-populares reclaman su derecho a retornar al camino de la emancipación iniciado e interrumpido en tantas otras ocasiones.

El Movimiento al Socialismo (MAS) en cierta forma renovado y fortalecido por los procesos álgidos impuestos en la coyuntura del golpe de Estado contra el gobierno de Evo Morales, la brutal represión ejercida por militares traidores y el imperialismo estadounidense avalado y exacerbado por la oligarquía burguesa que añora los tiempos coloniales, junto a la crítica y autocrítica que el MAS ha debido efectuar en su seno y sobre el proyecto defendido, son parte del marco que genera la oportunidad del restablecimiento primero de la democracia y el fin de la dictadura encabezada por Jeanine Áñez (de la cual en realidad ha sido títere y burla), y segundo, la implementación del proyecto político socialista que reoriente las reformas sociales algunas desgastadas ya antes del golpe de Estado y otras destruidas en los meses del gobierno golpista, el triunfo del MAS este domingo 18, sería una nueva oportunidad para retornar el camino y radicalizarlo evitando los errores del pasado y afrontando la embestida imperialista-oligarca que vendrá tras el triunfo. El MAS tiene en su propio nombre la salvación boliviana: el socialismo.

Lo anterior no significa la celebración adelantada ni un pretende ser un triunfalismo ingenuo, nunca el gobierno golpista pretendió la celebración de elecciones realmente democráticas y limpias, su intención fue postergar las votaciones (como hizo dos veces) y perpetuar el régimen dictatorial implantando, por ello la implementación del fraude no se descarta. Se sabe de la represión abierta y selectiva, el bloqueo político al MAS, la guerra mediática, la injerencia imperialista y el silencio cómplice de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que una vez más ha quedado en desprestigió al ser demostrada la mentira sobre el fraude electoral que difundió en las pasadas elecciones como justificantes para el derrocamiento de Evo, la OEA no hizo ningún llamado a Áñez para la celebración de las elecciones en las dos ocasiones cuando las postergó, su complicidad golpista es evidente.

El pueblo boliviano, su voluntad y conciencia en la resistencia y la lucha por la democracia, por sus derechos de soberanía-autodeterminación y en contra de la dictadura neofascista, tendrán una prueba muy dura, desde días atrás imágenes y denuncias sobre la militarización y la organización represiva del régimen de facto para impedir el triunfo en las urnas del MAS se divulgaron. Serán horas y días fundamentales para la justicia, pues si algo ha caracterizado al gobierno de Áñez ha sido la represión, la mentira, el extremismo religioso, el autoritarismo y su sumisión absoluta al imperio estadounidense.

El domingo 18 de octubre es significativo y crucial, para la región Sudamericana tiene además un carácter reivindicativo y de resistencia aún mayor en este 2020, en la misma fecha el pueblo chileno saldrá a las calles conmemorando un año de la rebelión de octubre que los ha llevado a estar próximos de la celebración de un plebiscito el día 25 de este mes, del que se pudiera desprenderse la realización de una constituyente que reformule los resabios de la dictadura de Augusto Pinochet que persiste en la Carta Magna de dicha nación. También es de recordarse que fue en octubre cuando las fuerzas ecuatorianas demostraron su poder ante la continuidad neoliberal. La región latinoamericana sigue en disputa, entre los sectores proletarios-populares frente a los deseos imperialistas y de las burguesías locales sumisas y entreguistas. El triunfo del MAS en Bolivia significaría un freno al avance de la derecha neofascista que en los últimos meses ha reactivado sus andanzas de forma agresiva y descarada por toda nuestra América.

Los deseos puestos desde México se dirigen hacia la esperanza y confianza de que el pueblo boliviano derribará la dictadura y saldrá avante de esta noche que ha significado el golpe de Estado que en noviembre estaría cumpliendo su primer año. Florezca este domingo 18 el camino de retorno a la libertad y soberanía andina y el reinicio más profundo y radical de un nuevo capítulo en la verdadera construcción del socialismo para el bien de Bolivia y de nuestros pueblos latinoamericanos.

Fuente: El autor escribe para OVE

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Bolivia: Red Latinoamericana de feminismos ELLA realiza foro sobre Bolivia con destacadas referentas de la región

Red Latinoamericana de feminismos ELLA realiza foro sobre Bolivia con destacadas referentas de la región

 

 

ELLA – RED LATINOAMERICANA DE FEMINISMOS PRESENTA: Bolivia resiste: la lucha de los pueblos contra el facismo Live especial con referentas regionales

“Vinieron. Ellos tenían la biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: ‘cierren los ojos y recen’. Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la biblia” Eduardo Galeano.

Bolivia no disputa los programas de gobiernos, sino las democracias burguesas vs democracia de los pueblos, disputa la democracia de un Estado Plurinacional basada en el respeto e igualdad entre todes.

Ante la fuerte avanzada del fascismo y los fundamentalismos como agendas, estamos en emergencia. Pero frente a la masificación de esta ideología, ¡también estamos emergiendo nosotres! ¡Desde nuestra potencia e imaginación política, nuestra capacidad de acción en red, nuestra responsabilidad histórica y nuestro derecho irrenunciable a ser felices y exigir lo imposible, día a día estamos dando respuestas, inventando soluciones, apostando por la vida y la dignidad!

En este sentido, desde ELLA, Red Latinoamericana de Feminismos, generamos un espacio para unirnos, expresar nuestras voces y construir un solo pronunciamiento desde la fuerza y resistencia de las hermanas bolivianas y el apoyo de referentas latinoamericanas.

Algunas de las lideranzas que estarán participando: Por Bolivia, Adriana Salvatierra, ex presidenta del Senado de Bolivia, Gabriela Montaño,ex ministra de Salud, Teresa Morales, Ministra de Desarrollo Productivo y Economía. Por Brasil, Sonia Guajajara, Coordinadora General de APIB, desde Colombia, Francia Márquez, candidata a la presidencia y por Uruguay, Constanza Moreira, ex senadora del Frente Amplio. La conducción estará a cargo de Tamara Nuñez del Prado, activista Trans, ex Defensora del Pueblo de Bolivia.

Cuándo: 12 de octubre, Día de la Resistencia Indígena

Hora: 17 horas Bolivia

Por dónde: FB Live de @planetaella

Para más información: territorioella@gmail.com

Fuente de la Información: https://www.nodal.am/2020/10/red-latinoamericana-de-feminismos-ella-realiza-foro-sobre-bolivia-con-destacadas-referentas-de-la-region/

 

 

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Bolivia: El silencio de indianistas, indigenistas, ambientalistas, feministas… en la Bolivia actual

El silencio de indianistas, indigenistas, ambientalistas, feministas… en la Bolivia actual

Por Ollantay Itzamná

A casi un año de la consumación del Golpe de Estado, y la instauración del letal régimen dictatorial en Bolivia, seguimos preguntándonos ¿dónde están los prolijos indianistas, indigenistas, feministas, ambientalistas… que fustigaron duramente contra el indio dictador de Evo Morales?

Sus discursos incendiarios abonaron/promovieron el Golpe de Estado el 10 de noviembre pasado. Pero, una vez que el “indio Presidente” fue “defenestrado”, y asumió el poder de facto Jeanine Áñez, por voluntad del Gobierno norteamericano, indianistas, indigenistas, ambientalistas, y muchas feministas, guardaron y guardan un cómplice silencio sepulcral.

Arengaron en las calles y redes sociodigitales contra Evo Morales por la muerte de pájaros en los incendios de Chiquitania (que Morales ejemplarmente apagó), pero negaron la existencia del Golpe de Estado. No dijeron nada ante las dos masacres de indígenas que se resistían al Gobierno de facto. Mucho menos, ante la persecución/criminalización/encarcelamiento de defensores indígenas. La Amazonía boliviana continúa ardiendo, y los narco aviones despegan incluso de aeropuertos estatales, pero Solón, Cusicanqui, Portugal, Zibechi, Gutiérrez… y el ejército de oenegeros guardan silencio sepulcral. ¿Por qué?

La dictadura boliviana hizo del país un escarnio. Bolivia, ahora, en la comunidad internacional es sinónimo de corrupción, narcoestado, improvisación, endeudamiento, nepotismo, racismo… Pero, por ningún lado se asoman indianistas, indigenistas, ambientalistas, moralistas… para llamar a “buen recaudo” al monstruo político que directamente o indirectamente ellos pergeñaron.

A las feministas pro movimientos indígenas les incomodaba los micromachismos de Evo Morales. Por eso hicieron de éste la materialización del patriarcado en Bolivia, y lo apabullaron sin clemencia. Pero, el machismo de Camacho – Añez – Murillo, y de los sables militares, fueron y son demasiado letales incluso para ellas. ¿Por qué callan ahora?

A los indianistas les ofendió de sobremanera que los cuadros dirigenciales del Gobierno de Morales “monopolizasen” la narrativa indianista, dejándolos huérfanos de discurso, o por lo menos de audiencia. Por eso fustigaron duramente a Morales como dictador “pachamamista”, “indígena falso”… Pero, el Golpe y el gobierno de facto les mostró lo que es la dictadura y un gobierno etnófagico. Ahora, a los indianistas los llaman “bestias humanas” “salvajes”, desde la institucionalidad estatal. ¿Por qué aguantan tanta afrenta en silencio?

A los indigenistas, en especial afincadas en las ONG, les sacaba roncha que el indio Presidente, mediante políticas públicas, haya sacado a millones de bolivianos de la situación de empobrecimiento hacia la nueva clase media. Eso les afectaba porque así el país dejó de ser una prioridad de la cooperación financiera internacional. El indigenismo subsiste en la medida que hay bolsones de folclorizados indígenas en la indigencia…. Pero, con la pandemia el chorro de la cooperación financiera se agotó. ¿Por qué callan, ahora, en tiempos de hambre?

A  las y los ambientalistas les enfadó de sobre manera que Morales se haya negado declarar “emergencia nacional” ante los incendios en la Chiquitanía. Dicha declaratoria les posibilitaba acceder a cooperación internacional de emergencia. Pero, Morales optó por apagar dicho incendio por propia cuenta. Este sector ya venía molesto con García Linera, quien con su verba venía “maltratando” a las ONG ambientalistas… Durante el gobierno de facto los incendios forestales continuaron, las semillas transgénicas adquirieron carta de ciudadanía… Pero, Fundación Solón, Fundación Jubileo, Lidema… todos callaítos ¿Por qué? ¿Será porque las migajas que, ahora, les reparte la USAID, les tranquiliza su hambre?

Quizás sea su sentimiento de culpa que los obliga al actual silencio sepulcral. Quizás sea el miedo al bulliyng que les limita opinar sobre su engendro. Quién sabe.

Lo único cierto es que las y los indígenas, campesinos, mujeres, jóvenes. En especial las y los sobrevivientes a las masacres y encarcelamientos no olvidaremos el daño que nos infringieron a los pueblos. Y el repudio contra ellos y sus patrones no terminará el próximo 18 de octubre.

Ollantay Itzamná. Defensor latinoamericano de los Derechos de la Madre Tierra y Derechos Humanos

Autor: Ollantay Itzamná

Fuente de la Información: https://rebelion.org/el-silencio-de-indianistas-indigenistas-ambientalistas-feministas-en-la-bolivia-actual/

 

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