Por: Ubaldo José Elles Quintana
Educación Patrimonial: Una Urgencia Manifiesta Para Cartagena de Indias (1).
Desde los inmemoriales tiempos del siglo X después de Cristo, cuando las culturas amerindias se situaron en el Litoral Caribe, al cual dieron su nombre, La educación para la conservación del patrimonio cultural material e inmaterial, y el patrimonio natural representa una preocupación con altos y bajos para los cartageneros, quienes a pesar de los esfuerzos de cada generación vivimos con zozobra las experiencias de la desaparición de este.
Para los Caribes, nuestros antepasados indígenas, el sistema educativo se centró en el Areito, una especie de ritual, mediante el cual, a través de cánticos y danzas los mayores enseñaban a las nuevas generaciones, el cuidado de la madre naturaleza, en primera instancia, la historia, los valores practicantes y vigentes, las deidades, las costumbres, las prácticas económicas para la supervivencia, las tradiciones y leyendas, en fin todo el acervo cultural que permitiese conservar la vida espiritual y material la sociedad tribal y aldeana.
Todo ello en el marco de una sociedad solidaria, en la cual la opresión y la explotación del Otro, no se practicaba en las aldeas, pues hasta los enemigos capturados en batallas externas, terminaban asimilados e integrados al grupo social vencedor.
Sin embargo, las prácticas erradas de la evangelización (tal como lo reconocieron los papas Juan Pablo II y Francisco), y de manera especial la conquista y la colonización, marcaron el ocaso de nuestras culturas originarias, sus valores, costumbres y demás prácticas socioculturales, y hasta de la misma persona del indio, cuyo predominio y la elemental presencia racial también desapareció en diversas zonas de la Provincia de Cartagena y su cercanías.
Con la conquista y colonización “a sangre y fuego “llegó la evangelización y la conversión forzada y con ella los curas doctrineros quienes en su gran mayoría, salvo honrosas excepciones, en nuestro suelo Caribe se convirtieron en otra clase de opresores, usando de manera sacrílega el nombre de nuestro Dios y de Jesús El Mesías, para justificar la injusticia.
Durante este aciago período se formalizó la educación superior para los hijos de la élite criolla a través de los Colegios San Bartolomé, El Rosario y la Universidad Santo Tomás y con ellos las teorías de la Ilustración durante el siglo XVIII cuyos mejores y mayores frutos fueron la Expedición Botánica y la revolución de Independencia (1810-1821).
La Expedición Botánica represento el Movimiento científico y cultural más importante de la época colonial, el cual posibilitó el reconocimiento de nuestros recursos naturales, fortaleciendo el amor hacia la patria Americana, sentimiento que impulsaría la revolución frente a España y que puso al descubierto la riqueza de nuestra biodiversidad y de nuestros recursos minerales estratégicos.
Hoy por hoy, La Expedición Botánica es el hito más importante del reconocimiento de nuestro patrimonio natural nacional y en su interior son muy importantes los dibujos de plantas y flores que hizo el pintor cartagenero Pablo Caballero en 1785.
Con el paso de los años y el término de la dominación española vino la escuela de la instrucción primaria entregada a la iglesia católica, hasta cuando aparece la gran reforma de Francisco de Paula Santander quien crea diversas universidades entre ellas la de Cartagena en 1826, abriendo nuevos horizontes a la educación y la sociedad colombiana, a través de la educación básica y universitaria pública.
Sin embargo, el inmensurable avance que representó la reforma liderada por el prócer, inspirada en sus bases en modelos extranjeros, las mayores preocupaciones teóricas y prácticas por el patrimonio vertidas en documentos legales quedaron, en este período, en las instrucciones de Simón Bolívar Palacios para salvar los bosques y las aguas de América del Sur.
La conceptualización sobre patrimonio no aparecía nítida en el ideario de los gobernantes, tal vez por el estado de desarrollo de las ciencias sociales en la coyuntura histórica, o tal vez por su propia formación académica y el estado de guerra civil declarada que le tocó vivir a la nación hasta principios del siglo XX motivada en las guerras partidistas de los líderes del liberalismo y el conservatismo en la lucha fratricida por la hegemonía en el poder nacional. regional y local.
Así, a grandes pincelazos, transcurrió la olvidada conceptualización de patrimonio en una de las naciones más ricas en naturaleza en el universo hecho Tierra; sin embargo, Las reformas educativas del siglo XX, aunque dieron un buen impulso a las prácticas educativas y pedagógicas en general, casi siempre estuvieron inspiradas en modelos extranjeros contribuyendo poco a la formación y conservación de la identidad cultural nacional y local, al reconocimiento, valoración y conservación del patrimonio natural y cultural.
Más la situación se torna sobre manera crítica en los años 70 del siglo referenciado, cuando en medio del auge de la lucha de clases de obreros, maestros, campesinos, empleados del Estado y de los estudiantes, la respuesta de este es cercenar de los planes de estudio las asignaturas sociales – las más apropiadas y cercanas para la educación, formación y conservación de la riqueza patrimonial de una sociedad; ¡peor suerte corrieron las facultades de sociología y afines que fueron cerradas sin consideración alguna¡
De manera paradójica es el año 1974 cuando se expide el Código Nacional de los Recursos Naturales Renovables y del Medio Ambiente de Colombia, el instrumento jurídico más valioso sobre la protección de nuestra riqueza patrimonial renovable, en toda la historia ambiental de Colombia, desafortunadamente convertido en muchos de sus valiosos apartes en letra muerta.
Más en medio de los vaivenes, altos y bajos de la educación para la conservación del patrimonio, el golpe final de gracia lo da el Estado cuando la enseñanza de la historia local que venía dándose desde los años 40 del siglo pasado, por lo menos en nuestra ciudad y gran parte de la nación, desaparece en esos mismos años 70 , producto de las improvisadas y muchas veces retrogradas reformas del Ministerio de Educación Nacional de Colombia.
Sin embargo, en la década de los años 80 pasados, cuando el espíritu represivo y retrógrado del MEN y del Estado se relaja un poco, aparece el decreto 1002 de abril de 1984, brindando a los municipios y departamentos del país la oportunidad de institucionalizar sus propios currículos locales y regionales.
No obstante, esta oportunidad de oro, jamás ha sido aprovechada por un buen número de gobernantes y educadores de la nación, de manera lastimosa, por cuanto el referenciado decreto establece en su artículo 20 que:
El Ministerio de Educación Nacional reglamentará la aplicación gradual del…plan de estudios… de tal manera que se tenga en cuenta las características de las regiones, la disponibilidad de textos, de guías y demás materiales curriculares y la suficiente capacitación de los docentes.
Cartagena de Indias aprovechará esta oportunidad seis años después cuando en 1990 el Alcalde Mayor expide el decreto que hace obligatoria la enseñanza de la historia cartagenera en la educación básica y posteriormente en 1995, cuando se reglamenta la Cátedra de Ecología y Educación Ambiental de la ciudad, oportunidades muy parcialmente aprovechadas, pese alos esfuerzos de un grupo de maestros, historiadores y ambientalistas, con el liderazgo de quien escribe estas notas.
Finalmente las últimas reformas introducidas por el MEN, toman un cariz positivo cuando establece los lineamientos curriculares de la enseñanza (hoy en pleno desarrollo con las controvertidas competencias del saber) de las diferentes ciencias dándole el toque de modernismo necesario para el siglo XXI.
Pese a ello, la gran falla es la inexistencia de una Cátedra de Historia Local, que eduque y acompañe la formación para la conservación del patrimonio; pero más allá de esta, está la inexistencia de una Cátedra de Patrimonio que acompañe a niños, niñas y jóvenes en su formación para ser ciudadanos que conocen, aman y conservan su patrimonio natural y cultural y defienden su identidad cultural contra la globalización, que arrasa inclemente las identidades nacionales y locales.
CONTINUARÁ: Nuestra propuesta sobre la Educación para conocer, amar y conservar el patrimonio: la donación de la madre naturaleza, nuestro Dios y nuestros antepasados.
Con los afectos de siempre, recargados en este 2018:
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Fuente:http://www.eluniversal.com.co/blogs/patrimonio-siglo-xxi/educacion-patrimonialuna-urgencia-manifiesta-para-cartagena-de-indias