El sector de la educación superior, y particularmente el de las universidades, está haciéndose preguntas sobre el futuro post Covid-19. Vienen cambios sustanciales, pero todavía estamos entendiendo hacia dónde orientar la transformación, ¿cómo será la educación del futuro? La pregunta llama a la innovación y a reflexionar sobre cómo superar al menos dos posibles obstáculos: el primero, el de la rigidez y lentitud de las universidades en su estructura y funcionalidad, y el segundo, el de la poca flexibilidad tanto del Ministerio de Educación Nacional que habla de control y vigilancia, como de las agencias acreditadoras que han ido solidificando una visión sobre cómo justipreciar la calidad educativa.
La idea del control y de la vigilancia está en la Constitución Política, artículo 67: “…Regular y ejercer la suprema inspección y vigilancia de la educación”. La experiencia que hemos vivido en estos meses nos indica un giro que sería más proactivo hacia el fomento y el acompañamiento a las instituciones. Vigilar y controlar produce un sistema educativo pasmado, poco autónomo e innovador. Hay que ganar en flexibilidad en el marco legal y reglamentario.
Respecto del segundo obstáculo, el problema está en las mismas instituciones educativas y en muchos de sus estamentos que tienen aversión al cambio y una tendencia a equiparar calidad con estandarización. Estas ideas han llevado a muchas instituciones a hacer siempre lo mismo para cumplir con estándares.
Algunas luces para superar la rigidez que aprisiona el sistema educativo se difunde en webinars donde expertos mundiales arriesgan sus visiones de futuro. La experiencia vivida durante el confinamiento ha llevado a los límites a las instituciones retando el cumplimiento de su misión. Lo que se avizora a continuación ya empieza a suceder para Colombia y es similar en América Latina: uno, la ruptura de paradigmas de presencialidad que posibilitan mayor cobertura superando obstáculos de conectividad que parecían impasables; dos, se ha hecho muy importante la investigación para ayudar en la toma de decisiones proponiendo virtuosas alianzas entre Gobierno y las universidades impulsando la investigación relevante y de impacto; tres, se ha vuelto a remarcar la pertinencia como un criterio que orienta la producción de conocimiento y su difusión; cuatro, se ha dado un nuevo aliento al uso de medios virtuales para difundir contenidos teóricos, democratizándolos y poniéndolos al alcance de todos. También se ha reconocido la importancia de la presencialidad para impulsar el trabajo colaborativo, las prácticas y el aprendizaje experiencial; se explora cada vez más el modelo blended learning para la educación superior; quinto, se está redefiniendo la internacionalización como una manera de pensar global que permite una comprensión multicultural de la realidad, y muchas otras ideas emergentes. ¡Y apenas hemos comenzado a pensar!
Si queremos enfrentar el futuro, necesitamos hacer cambios muy grandes en la educación y en las universidades. Se están dando pasos importantes, las instituciones están aprendiendo, arriesgando, fortaleciendo capacidades que son importantes para un gran cambio necesario. La autocrítica de las instituciones y la flexibilidad del Ministerio de Educación serán dos componentes fundamentales. La innovación es urgente.
Fuente del artículo: https://www.elpais.com.co/opinion/columnistas/luis-felipe-gomez-restrepo/flexibilidad-para-la-educacion.html
Regreso a clases en Colombia: ¿qué medidas se tomarán en la vuelta?
A raíz de la pandemia del coronavirus, las clases en Colombia se vieron afectadas y las diferentes instituciones educativas debieron recurrir a las clases virtuales para cumplir con sus respectivos calendarios y compromisos.
Desde el 1 de agosto se espera que jardines, colegios y universidades puedan abrir sus puertas a los alumnos a través del modelo de alternancia, lo que implica un trabajo en conjunto con maestros, familias de los alumnos y los territorios, pues en cada lugar serán distintos los protocolos.
Teniendo en cuenta lo anterior y con el fin de generar las condiciones de bioseguridad adecuadas para empezar con el retorno progresivo y gradual a las aulas, el Gobierno Nacional a través del ministerio de Educación, avanza en la definición de lineamientos que permitan ese regreso del sector educativo. Todo esto, incluirá cambios en la jornada escolar, en la organización de cada curso y además ajustes pedagógicos, físicos y administrativos ajustándose al nuevo contexto que implica la pandemia del COVID.
¿Qué contienen los lineamientos?
«El documento contempla fases con orientaciones pedagógicas y de bioseguridad, tanto para la continuidad del trabajo académico en casa, como para el retorno gradual y progresivo a la presencialidad bajo esquema de alternancia», explicó el Ministerio.
El documento que consta de 60 páginas, tiene una fase de planeación y alistamiento que incluye instrucciones detalladas para la gestión territorial en estudio en casa y otra fase relacionada con la planeación, implementación y seguimiento del servicio educativo presencial bajo el esquema de alternancia. Además, invita a a revisar las condiciones de cada establecimiento, su contexto territorial y poblacional para la implementación de prácticas de bioseguridad.
Modelo de alternancia
Uno de los puntos importantes que resalta el ministerio, es el de manejar esta condición de alternancia. Es decir, que los estudiantes asistirán presencialmente solo dos o tres días a la semana, teniendo en cuenta la cantidad de alumnos que tenga la institución y el resto deberá seguir con el modelo de educación en casa. Por esto, se resalta la importancia de reforzar los canales virtuales que están establecidos desde el inicio de la cuarentena.
Medidas que se deben implementar en las instituciones
– Toma de la temperatura en la entrada y hacer un proceso de desinfección de calzado.
– El uso de tapabocas será obligatorio para docentes, estudiantes y todo el plantel administrativo.
– Los niños menores de 2 años no deberán asistir, así como los docentes o personal administrativo mayor de 60 años.
– Establecer rutinas de lavado de manos cada dos horas.
– Los estudiantes y docentes tendrán que mantener una distancia de dos metros todo el tiempo.
– Los salones deberán tener las puertas abiertas constantemente para permitir el flujo de aire.
– La llegada de las rutas, la entrada a las instituciones y la salida, deberá hacerse gradualmente para evitar aglomeraciones.
– Los estudiantes no podrán hacer uso de los parques o salas de juego del colegio.
– Los estudiantes no podrán llevar juguetes y solo deberán llevar los útiles necesarios para el día.
Los padres no podrán entrar a las instalaciones y deberán cumplir estrictamente con los horarios de llevada y recogida de los estudiantes.
– En caso de sospecha de un posible contagio, los estudiantes o padres deberán informar y todos entrarán en cuarentena.
¿Cuáles instituciones podrán volver desde el 1 de agosto?
A partir del primer día del mes de agoto, solo podrán retornar a las actividades educativas aquellos establecimientos que presenten su estrategia completa frente a las autoridades locales y que cumplan con todas las condiciones sanitarias y logísticas. Una vez se les de el aval, podrán regresar.
Todos contra el coronavirus
Siguiendo estas recomendaciones prevenimos la propagación del coronavirus (COVID-19) en nuestro país: 1. Lávate las manos con frecuencia, 2. No saludes a la gente con besos o apretones de mano, 3. Si toses, cúbrete la boca con el codo flexionado o con un pañuelo desechable, 4. Evita tocarte los ojos, la nariz y la boca, 5. Si tienes fiebre o dificultad para respirar, busca atención médica, pero llama primero a la línea 123, 6. Sigue las indicaciones de las autoridades locales y nacionales.
Así mismo, el Ministerio de Salud desarrolló una aplicación para el celular que permite seguir lo que sucede con el Covid-19 en el país. CoronaApp está disponible de manera gratuita para descargar en dispositivos Android y iOS.
Y recuerda, ¡quédate en casa!
Fuente de la Información: https://colombia.as.com/colombia/2020/06/14/tikitakas/1592157648_425297.html
La radio vuelve a ser la escuela de miles de niños en Colombia
Bogotá, 13 jun (EFE).– La pandemia del coronavirus ha sido como un viaje en el tiempo para miles de niños colombianos que estudian con la escuela virtual más antigua: la radio, la misma con la que se educaron en los campos sus padres y abuelos y que resurge como alternativa ante la obligada ausencia de la educación presencial.
La cuarentena que comenzó el 25 de marzo cerró las escuelas y obligó a las familias a adaptarse a las clases virtuales, una experiencia que choca con la imposibilidad de acceso a internet de millones de familias y de los propios centros educativos.
El 96 % de los municipios del país no tiene los recursos ni la cobertura para desarrollar cursos virtuales, según un análisis del Laboratorio de Economía de Educación (LEE) de la Pontificia Universidad Javeriana.
“Menos de la mitad de los estudiantes de grado once tienen computador en su hogar”, constata la investigación.
EDUCAR DESDE EL SALÓN DE CASA
Ante la situación, quitarle el polvo a la radio y sintonizar las decenas de emisoras que ofrecen clases en esta coyuntura es una solución para las zonas sin cobertura o para aquellos que no pueden permitirse pagar una tarifa de internet.
En Bogotá, cuatro de cada diez niños no tiene internet en su hogar, según la Secretaría de Educación que impulsó la iniciativa “Aprende en casa”, una web con materiales educativos que se apoyan en clases por televisión, Youtube y radio.
Una de las voces protagonistas es la del locutor Martín Estrada, que recibe a Efe en el estudio adecuado en una habitación de su casa desde donde dicta clase a los más pequeños.
A través de las ondas hertzianas su voz se convierte en una guía para miles de niños los días lunes, miércoles y viernes durante media hora, cuando sintonizan la emisora local Colmundo Radio.
Con 18 programas ha llegado a más de 60.000 niños que escuchan “temáticas sobre biodiversidad, cultura, deporte y aprenden también inglés” explicó.
Estrada contó con el apoyo del estudio de radio de Colmundo FM que se encarga de los aspectos técnicos mientras que él se las arregla como puede para compartir espacio con su esposa y su hijo, con quienes se turna la habitación.
CLASES EN FAMILIA
Su voz viaja hasta el salón de la casa de Diego Mora en el populoso barrio bogotano de Kennedy, cerrado por la alta incidencia del coronavirus.
Sus hijos Isabel y Juan Diego, de 10 y 8 años, escuchan con atención la clase, que les ayuda a no perder el hilo de las asignaturas después de dos meses sin poder ir al Colegio Inem.
Mora afirmó a Efe en su vivienda que las clases por radio le ayudaron a guiar a sus hijos en las “tareas diarias, porque con la radio es como si estuvieran en clase en el salón, en vivo”.
Isabel y Juan Diego a veces le preguntan a su padre por qué no pueden ver la clase en directo y él les responde que “esto no es de ver, es de escuchar”.
MEMORIAS DEL PASADO
Con el método, Diego Mora recuerda su propia infancia en el campo donde asistía a clase también gracias a las ondas radiales. Eran los tiempos de la desaparecida Radio Sutatenza, una emisora que entre 1947 y 1988 alfabetizó mediante clases impartidas diariamente a unos ocho millones de campesinos colombianos.
Por su accidentada orografía, Colombia ha sido siempre un país de radio, no solo con fines informativos sino también de educación y de comunicación entre la gente, y en ese sentido la iniciativa de Radio Sutatenza se convirtió en una de las industrias culturales de mayor impacto social en América Latina y fue incluida en 2013 en el Programa Memoria del Mundo de la Unesco.
Entonces era más “difícil” porque “si faltabas un día no podías recuperarlo como ahora con el celular; si no estaba uno allí se perdía”, recuerda Mora.
La educación en casa unió a la familia: “antes uno confiaba mucho en lo que le daban en el colegio, les mandaba al colegio y ellos aprendían, pero ahora toca sentarse con ellos, uno interactúa más”, añade.
ACCESO A LUGARES REMOTOS
Con las limitaciones causadas por la pandemia, numerosas radios locales se ofrecieron al servicio público de educar a distancia, llegando a zonas remotas donde no hay energía y mucho menos computadores o internet, como en el abrupto Cañón de Las Hermosas, ubicado entre los departamentos del Tolima y el Valle del Cauca, en el sur del país.
El lugar, de exhuberante vegetación y difícil acceso, fue hasta no muchos años escenario de frecuentes combates entre el Ejército y la guerrilla de las FARC, hoy desmovilizada y convertida en partido político con escaños en el Congreso.
A la iniciativa se sumó también Colombia Estéreo, la emisora del Ejército colombiano, por medio de la cual se imparten clases a más de 700 estudiantes del Instituto Técnico Agropecuario Álvaro Molina, situado en esa zona.
Los docentes hacen las grabaciones, edición y ambientación de las clases en celulares mediante aplicaciones que aprendieron a manejar. El resultado se escucha a las cinco de la tarde, cuando los estudiantes toman clases de español, matemáticas, sociales, ciencias naturales e inglés.
Las ondas de la radio traspasan así las barreras invisibles para el acceso a la educación de los niños y adolescentes en Colombia y consiguen distraerlos del encierro colectivo en que la pandemia tiene al país.
Fuente de la Información: https://laoferta.com/2020/06/14/la-radio-vuelve-a-ser-la-escuela-de-miles-de-ninos-en-colombia/
Entrevista con Alex Beard: «Ser maestro debe ser el trabajo más importante del siglo XXI»
Alejandro Millán Valencia
Alex Beard era maestro en una escuela en el sur de Londres hasta que, después de un tiempo de sentirse estancado en su oficio como profesor, decidió partir en búsqueda de nuevas alternativas.
Y ese viaje, que incluyó más de 20 países, le sirvió a Beard para encontrarse con escuelas que incuban los principales métodos para afrontar los retos que presenta el siglo XXI.
Su recorrido terminó en el libro «Otras formas de aprender» (Natural Born Learners), en el que no solo recoge los ejemplos más destacados sino también reflexiona sobre lo que tal vez son los temas más importantes que afrontará la educación en las próximas décadas.
«La creatividad, la capacidad de resolver problemas y la importancia de los maestros son los grandes desafíos de las escuelas. Y todo esto, envuelto bajo la gran incógnita de cómo manejar las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial», señaló.
Esta es la entrevista de Beard con BBC Mundo con motivo del Festival Hay en Cartagena.
¿Cuáles son los peores errores que se están cometiendo en educación estos días?
Es una buena pregunta, que nos tenemos que hacer con urgencia. Mira, yo comencé como maestro en una escuela del sur de Londres, en Kent Road -que, para que te des una idea, en el juego Monopolio es la propiedad más barata- y ahí me golpeó el hecho de que enseñaba con los métodos que utilizaba Sócrates en el ágora hace unos 2.000 años a unos niños que tenían sus celulares y vivían en el futuro.
Creo que ese es el mayor error que estamos cometiendo actualmente: las escuelas se quedaron en el pasado y, bajo estos métodos caducos, nos pasamos 12 años dentro de las aulas, por lo que es muy difícil cambiar nuestras ideas sobre cómo debe ser la escuela.
El segundo reto que afronta la educación de hoy es que no sabe con claridad en qué debe enfocarse, en qué debe centrarse teniendo en cuenta el futuro. Cuando me veo de nuevo en un aula de clases, me veo como un profesor que entrena a los niños para que superen un examen.
Para que saquen una nota aceptable, que es lo que necesitan, si hablamos en términos prácticos, para pasar de grado en el colegio.
«Las escuelas está viviendo en el pasado y bajo estos métodos nos pasamos 12 años dentro del colegio, por lo que es muy difícil cambiar nuestras ideas sobre cómo debe ser la enseñanza».
Y eso no tiene nada que ver con formar profesionales del futuro…
Exactamente, los estamos entrenando para empleos y oficios que en el futuro van a poder hacer los robots. Me queda claro que no los estoy preparando para nada de lo que viene. Y el error que estamos cometiendo es que ponemos mucha de esa culpa en los maestros.
Lo que creo que debemos hacer es convertir al maestro o maestra en una de las personas más importantes de la sociedad. Porque al final son ellos los que van a moldear nuestra creatividad, nuestra cohesión social, los que van a sentar las bases que lleven a crear una economía fuerte y sostenible.
Debemos esforzarnos por darles autonomía y fortalecer su profesionalismo, en vez de culparlos porque las generaciones más jóvenes no dan la talla.
En ese sentido, ¿qué habilidades deben enseñar los maestros en las aulas para afrontar el futuro?
Creo que los niños requieren tres cosas. La primera es aprender a pensar, pero de una manera acorde a los retos del futuro. Deben pensar de forma crítica sobre el mundo, sobre el rol que quieren ejercer a partir de un conocimiento profundo de ellos mismos.
Lo segundo es aprender a actuar, pero especialmente cómo ser unas personas creativas. Ahora estamos afrontando retos inmensos en cuestiones ambientales, el aumento de la desigualdad, un escenario donde los trabajos actuales serán reemplazados por máquinas… Así que allí vamos a necesitar que los niños desarrollen a fondo su creatividad.
Y eso significa que los niños no solo deben aprender a ser creativos, sino también a trabajar, con la ayuda de las nuevas tecnologías, en conjunto con otras personas.
¿Los maestros serán reemplazados por robots? Beard cree que no será así.
Y lo tercero, aplicar esa creatividad en la resolución de problemas que afronta el mundo moderno. Para cuidarse a ellos mismos y a las personas que los rodean.
Mientras la sociedad se polariza cada vez más, los estudiantes necesitan desarrollar su inteligencia emocional para ser capaces de conectar y sentir empatía con otras personas, ya sean de su comunidad o a nivel global.
Pero sobre todo que aprendan a comprender su propio desarrollo emocional, para que sean capaces de manejar su bienestar en un mundo en el que cada día es más difícil vivir.
Hay un tema que está presente en su libro «Nuevas formas de aprender», el papel de la educación en ayudar a buscar «el sentido en las cosas que estamos haciendo».
Una de las cosas que está transformando la forma en que entendemos la educación es la investigación sobre cómo funciona nuestro cerebro, en el campo de la psicología, el desarrollo temprano e incluso la neurociencia.
Y una de las cosas que los científicos cognitivos han encontrado es que hay una jerarquía en nuestras experiencias cuyos resultados nos llevan a aprender. Si insistimos en repetir y memorizar, entonces vas a retener una cierta cantidad de conocimiento y vas a aprender en alguna medida.
Pero, pero si las cosas que estás aprendiendo te causan una reacción emocional – o sea, te hacen sentir entusiasmado, triste, confundido, te estremecen y así- es posible que retengas más conocimiento que a través de la memorización.
«Las escuelas hoy en día no saben con claridad en qué deben enfocarse, en qué deben centrarse teniendo en cuenta el futuro»
Lo más importante de eso es que tanto los investigadores como los psicólogos han llegado a la misma conclusión: que si ese aprendizaje tiene un sentido para los estudiantes, es entonces cuando realmente ocurre.
¿Y qué significa que el aprendizaje tenga sentido?
Puede que una enseñanza tenga sentido porque hay un trabajo en particular que quieres tener y quieres que las cosas que aprendes te ayuden a conseguirlo y a ejecutarlo.
Pero esa es una visión muy estrecha del aprendizaje. Puede tener mucho sentido para ti porque es algo que amas hacer. Es importante para ti como persona. Tal vez ames las matemáticas, aprender nuevos idiomas, la música.
Y, cuando comienzas a hacer estas cosas que amas, tienen sentido para ti porque tienen que ver con tu identidad y tu manera de expresarte.
La gente incluso puede encontrar su propia autoexpresión en crear códigos. Por ejemplo, donde esta idea se convierte en una búsqueda creativa o donde puedes encontrar significado en lo que haces al ver que ayuda a resolver un problema sobre cosas que te importan en el mundo.
Por lo tanto, es posible que te interese el cambio climático, que te importe la creciente desigualdad dentro de la sociedad y si puedes aplicar el aprendizaje que se está llevando a cabo en el aula a intentar resolver problemas relacionados con esos temas que a ti te importan, entonces encontrarás significado en el aprendizaje y en la aplicación de ese aprendizaje.
Uno de los únicos recursos ilimitados que tendremos en el futuro será nuestra creatividad.
El libro habla de la conexión entre el aprendizaje, la tecnología y la inteligencia artificial ¿es posible que el ser profesor pueda ser considerado una profesión obsoleta en el futuro?
Bueno… una de las razones por las que emprendí este viaje es que cuando trabajaba como profesor en Londres sentía que estaba estancado.
Veía cómo las nuevas tecnologías, las redes sociales y el surgimiento del big data estaban tomándolo todo alrededor y, de un momento a otro, mi principal interés fue saber cómo esas nuevas tecnologías, entre las que se cuenta la inteligencia artificial, se aplicaban en el campo de la docencia. Si realmente las nuevas tecnologías podían transformar el modo en que aprendemos.
Por eso, si la premisa era que los robots nos iban a quitar nuestro trabajo, mi primer destino fue Silicon Valley. Yo pensaba que, tras la estrepitosa derrota de Gary Kasparov ante Deep Blue en 1997, la inteligencia artificial iba a arrasar con todo.
Pero mi visita al Silicon Valley me enseñó otra cosa. Y allí vi por primera vez a un robot profesor. Y no era un androide que estaba de frente a un salón de clases: era, en cambio, un software de inteligencia artificial dentro de un ambiente de aprendizaje por internet.
«El problema es que yo enseñaba con los métodos que utilizaba Sócrates en el ágora hace unos dos mil años a unos niños que tenían sus celulares y ya viven en el futuro»
¿Cómo funcionaba eso?
Ellos tenían un laboratorio de enseñanza donde había un profesor y unos diez niños de 5 años, cada uno frente a un computador, con audífonos. Todos los niños estaban callados, concentrados en su computadora, donde había programas diseñados para ayudarles con su aprendizaje de lengua o con la solución de problemas matemáticos.
Lo interesante allí era que mientras el programa ayudaba a los estudiantes, a la vez «aprendía» con los datos que obtenía en cada sesión cuáles eran las debilidades y fortalezas de esos niños y automáticamente adaptaba esa experiencia para la siguiente sesión.
Así que al final se ofrecía un trabajo casi personalizado de aprendizaje, a la vez que estos datos se pasaban a los profesores, que contaban así con más información sobre cada uno de sus estudiantes.
Este es un ejemplo de lo que ha ocurrido: la inteligencia artificial no ha sobrepasado a los maestros, sino que se ha convertido en una herramienta útil, en un complemento muy necesario.
Otro ejemplo: en 2013, un estudio de la Oxford Martin School reveló que había 700 profesiones que podrían ser reemplazadas por robots en el futuro, pero ninguno de los trabajos relacionados con la docencia -o sea, maestro de primaria, preescolar, profesor bachillerato e incluso universitario- iban camino a desaparecer. Y es verdad. Y eso ocurre porque enseñar es el proceso humano definitivo.
«Silicon Valley es sede de grandes avances en el tema de la educación para el futuro.»
¿Y no hay riesgos en esas convivencias con los datos y la inteligencia artificial?
Aunque haya inteligencia artificial o robots, la educación depende de la interacción humana. Aprendemos de manera natural, pero nacemos para aprender en sociedad. Nosotros conocemos las cosas de otras personas. Y en el futuro, vamos ver muchos avances tecnológicos, pero van a ser incorporados y utilizados por los maestros.
El gran riesgo es que esa inteligencia artificial logre ser mejor que los peores maestros en algunas zonas del mundo. Y el riesgo existe porque la inteligencia artificial es barata. Y tal vez no sea la mejor educación que un maestro pueda dar, pero al menos va ser más barata. Y eso es un gran peligro.
Pero esa es mi versión pesimista del futuro. Yo creo que podemos evitarla si invertimos más en los maestros, en su formación, que dé como resultado profesores más expertos y mucho más capaces de manejar adecuadamente las herramientas tecnológicas.
Pero hablando de eso, varias veces has dicho que los profesores son bastante reacios a aceptar esas nuevas maneras de enseñar, ¿por qué ocurre esto y cómo se puede resolver?
Creo que, en primer lugar, la enseñanza va ser el trabajo más importante del siglo XXI.
Estamos viviendo una era en la que los recursos de la Tierra se están agotando, nos estamos quedando sin nada.
Y lo único que es ilimitado, el único recurso ilimitado que tenemos, es la inteligencia humana, el ingenio humano, nuestra capacidad para resolver problemas. Los maestros son los que cultivan ese potencial humano.
«El único recurso ilimitado que tenemos es la inteligencia humana, nuestra capacidad para resolver problemas y los maestros son los que cultivan ese potencial humano»
Así, sostengo que enseñar es el trabajo más importante de nuestro siglo. No tengo ninguna duda al respecto, pero por el momento no estamos preparando a los maestros para que tengan el mayor índice de éxito posible en ese trabajo.
Podemos tomar el caso de Finlandia: el curso más difícil de acceder es el de maestro de primaria. Y si entras, la carrera en sí es bastante rigurosa. Es difícil de aprobar y graduarse.
En mi mundo ideal, yo formaría a los profesores de la misma manera en que se enseña a los médicos. Es decir, los profesores se graduarían de la universidad y después deberían pasar tres años combinando la enseñanza con el aprendizaje de otros profesores más experimentados.
De ese modo, en su primer día como maestros no solo estarían aplicando lo que recibieron en la universidad, sino que además continuarían con su proceso en compañía de otro profesor que le ayudaría a mejorar sus capacidades.
Para Beard, la educación siempre va a necesitar el elemento humano para ser efectiva.
Hablando de la región, ¿cuál crees que son los principales desafíos que enfrenta la educación en América Latina?
El principal es el tema de la inequidad. Creo que el sistema educativo en América Latina es significativamente desigual en el mayor nivel con relación al de los niveles más bajos.
Hay unos colegios excelentes, pero la gran mayoría de ellos solo son accesibles para el sector pudiente de la sociedad. Y al mirar hacia el otro lado del espectro, tienes unas escuelas que realmente están luchando por sobrevivir.
Esa desigualdad es mucho más evidente entre centros urbanos y zonas rurales. Y ése es un desafío al que debe prestarse atención no solo de manera integral, sino urgente.
El otro gran desafío creo que es el acceso a la educación misma para muchos niños. Ya ni hablar de educación de calidad: hay lugares donde los niños solo tienen acceso a cinco años de colegio, no más.
Y el tercer punto, creo que el más crítico, son los maestros. Que es el mayor desafío también alrededor del mundo. Hay que resolver los problemas de formación, pero no solo eso, sino de capacitación, de fomento de la vocación y de que no dejen el oficio por otros trabajos mejor pagos.
Creo que tenemos que hacernos la preguntas sobre varios aspectos: ¿cómo podemos formar mejores maestros dentro de las escuelas?¿Cómo podemos hacer que la enseñanza sea una profesión atractiva para las personas?
«En América Latina hay unos colegios excelentes, pero la gran mayoría de esas instituciones solo son accesibles para la parte pudiente de la sociedad»
Muchas de las escuelas en América Latina tienen un cariz religioso o confesional, ¿eso no es un obstáculo para un proceso de aprendizaje óptimo?
Bueno, creo que hay dos elementos que son fundamentales en el trabajo que realiza la escuela hoy en día.
Por un lado, ayuda a los estudiantes a entender quiénes son como ciudadanos, como miembros de una comunidad. Y transmite los valores de esa comunidad.
Y por otro lado, está el objetivo de formar personas creativas y comprometidas con la sociedad y que deseen acceder a la mayor cantidad de conocimiento posible.
Los colegios religiosos, en la mayoría de los casos, hacen muy bien lo primero, pero el error en el que no pueden caer estos colegios es el de limitar la ejecución de proyectos educativos excitantes que ayuden a desarrollar las habilidades necesarias para afrontar el siglo XXI.
La capacidad de crear proyectos colaborativos serán fundamentales para los desafíos que trae el siglo XXI.
Yo estoy convencido de que lo pueden hacer. También sé que es difícil porque requiere un cambio cultural, pero si logras separar estos aspectos es posible que puedas llegar a desarrollar proyectos maravillosos.
Por ejemplo, hay un colegio en Barcelona que se llama «Escola Nova 21», que es dirigido por religiosas pero a la vez es una de las escuelas más futuristas e interesantes de todas las que visité para documentar el libro.
Allí están verdaderamente conectados con el tema de la tecnología, con que los estudiantes lleven a cabos proyectos basados en temas de la vida real, donde aprenden a colaborar entre ellos para resolver problemas en un entorno de aprendizaje natural.
Pero, a la vez, todas las maestras son monjas. Y ellas viajan por el mundo hablando sobre la educación en el siglo XXI, sobre cómo preparar a los jóvenes para afrontar desafíos económicos y sociales actuales, como la inequidad y el calentamiento global.
Otro de los proyectos del que hablas en tu libro es la Academia Khan, que en América Latina funciona, por ejemplo, en algunas lugares del Amazonas.
Sí, uno de los retos que constantemente enfrentan los lugares como América Latina es que hay algunos lugares donde el acceso desde los centros urbanos es casi imposible.
Por esa razón se deben crear nuevos modelos, para que los niños y jóvenes puedan tener una buena educación en lugares donde es muy difícil que lleguen los maestros
En mi mundo ideal, yo formaría los profesores de la misma manera en que se le enseña a los médicos»
Y el ejemplo de la Academia Khan es muy bueno porque logra utilizar de forma adecuada las nuevas tecnologías para crear proyectos de educación a distancia, que les funcionan muy bien y que pueden ayudar al buen desempeño de los estudiantes.
Pero lo cierto es que la idea de la Academia Khan necesita de una infraestructura de acceso a internet para funcionar. Y además, aunque tengas la infraestructura, uno de los grandes desafíos que enfrentaba este lugar es la baja retención que tenían los cursos de educación a distancia.
Así que es revolucionario lo que están haciendo allí, porque entendieron el proceso de educación a distancia pero no se olvidaron de la importancia de los maestros para optimizar la educación que se imparte.
«Nos estamos moviendo hacia una sociedad que comparte sus ideas, desde una fuente de conocimiento sin restricciones», esa es una frase tuya, ¿cómo se traduce ese concepto en la educación del futuro?
Uno de los grandes problemas que tiene el sistema educativo actual es que establece una especie de competencia constante entre los estudiantes.
En Corea del Sur -que es uno de los países que visité para escribir el libro- hay un ejemplo extremo de esto: los estudiantes practican un examen a los 18 años para establecer un rango nacional que casi decide cuál es el trabajo que puedes tener y a qué universidad puedes ir.
Básicamente, toda tu salud, riqueza y felicidad, y todo el sistema educativo hasta ese momento es esencialmente una carrera para llegar tan alto como sea posible.
Y esto causa una serie de comportamientos terribles. Los cuatro o cinco años antes del examen, los jóvenes deben pasar estudiando 15 horas diarias los días de semana y el fin de semana, 12 horas. Se vuelven muy competitivos en estos centros de entrenamiento.
Allí no comparten el conocimiento. No hay colaboración. Les aterra la idea de hacer un proyecto alterno, porque eso significa que en el tiempo que ellos dedican a eso, los otros están preparando el examen.
Y eso crea un ambiente cerrado, de poca creatividad, nula colaboración. Y ahora sabemos que esos tres valores, apertura, creatividad y colaboración, son fundamentales para el mundo actual.
Estamos enfrentándonos a desafíos que solo podrán ser superados mediante la colaboración y la imaginación humana. Eso nos obliga a contar con personas que estén diseñadas para desarrollar una inteligencia colectiva más allá de una inteligencia individual.
Pero todavía vemos que en nuestros sistemas educativos los estudiantes no comparten el conocimiento ni colaboran porque están compitiendo. Incluso hay maestros que no aceptan que nadie venga a decirles cómo pueden hacer su trabajo mejor.
Una de las cosas que más me impactó cuando era maestro es que ningún colega venía a mi salón de clase y yo tampoco iba al salón de otros colegas. Parece que lo que estamos haciendo es tan vergonzoso que no merece que lo vea nadie. Personalmente, creo que hay que abrir nuestras aulas.
Hay muchos estudios y muy serios que demuestran la efectividad de los sistemas abiertos, donde se fomenta la creatividad, donde se generan más ideas, Y eso nos lo enseña la propia naturaleza: mientras un animal va creciendo, logra ser mucho más efectivo a la hora de concretar y canalizar la energía que necesita para sobrevivir.
Este artículo es parte de la versión digital del Hay Festival Cartagena, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad colombiana entre el 30 de enero y el 2 de febrero de 2020
Fuente de la Infformación: https://www.bbc.com/mundo/noticias-51229314?fbclid=IwAR1UwBPTA-kTqyQtcrVO68KE7bOerNl-7o54f4J-mzQzmsaRx-dMverZXjI
América del Sur/Colombia/14-06-2020/Autor(a):Redacción Vivir/Fuente: www.elespectador.com
Guardaparques del Parque Nacional Natural Farallones de Cali viajan a lomo de mula para que estudiantes sin acceso a medios electrónicos, que viven en la zona de amortiguación del parque, puedan continuar sus procesos escolares en medio de la cuarentena.
Durante estos días de cuarentena, la Institución Educativa Pedro Fermín de Vargas y los guardaparques del Parque Nacional Natural Farallones de Cali llegan hasta los hogares de niños que no tienen acceso a internet, o que no cuentan con celular o computador, y les ayudan a continuar con su proceso de formación desde sus viviendas ubicadas sobre toda la cuenca del río Anchicayá, zona con función amortiguadora del Área Protegida en el municipio de Dagua.
Foto: Cortesía Parques Nacionales Naturales.
Los guardaparques y los profesores a lomo de mula realizan recorridos por las veredas de la cuenca y visitan cada casa para brindar apoyo, asesoría y orientación a los estudiantes sobre las materias básicas. También entregan el material académico impreso necesario para el buen desarrollo de sus clases.
Asimismo, los guardaparques aprovechan estos espacios para brindar charlas a las familias sobre la importancia ecológica de la zona donde viven, las especies de fauna y flora con las que habitan, y sobre cómo cuidar el agua y los ecosistemas presentes en este Parque Nacional ubicado en el Pacífico colombiano.
Foto: Cortesía Parques Nacionales Naturales.
Este trabajo conjunto continuará adelantándose semanalmente para que los profesores y los guardaparques lleguen hasta los hogares y, de esta manera, puedan contribuir a disminuir las afectaciones para la comunidad estudiantil a causa de la pandemia, así como las presiones antrópicas a las cuales se ve sometida el área protegida.
Desde el año 2016 han sido asesinados 269 líderes indígenas, de los cuales 242 luego de la firma del Acuerdo de Paz (24 de noviembre de 2016, Teatro Colón) y 167 durante la presidencia de Iván Duque (al 8 de junio de 2020).
47 líderes indígenas han sido asesinados en durante el 2020, 14 durante la cuarentena de la pandemia por COVID-19
Habiendo advertido el tema desde fines de 1969, ya en 1970 comenzamos a tratar funciones de filosofía de la liberación. En este volumen, entonces, reunimos trabajos de estos últimos 19 años (1971-1990) hasta recientes trabajos ante acusaciones concretas que nos han exigido aclaraciones no sin utilidad.
OtrasVocesenEducacion.org existe gracias al esfuerzo voluntario e independiente de un pequeño grupo de docentes que decidimos soñar con un espacio abierto de intercambio y debate.
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