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¿Por qué queremos tanto al Diego si somos feministas?

Por: Nadia Fink, Lisbeth Montaña y Camila Parodi

Esta será la primera -y última- nota en la que daremos explicaciones sobre nuestros sentimientos y elecciones. Para nosotras, el feminismo es mucho más que una causa por la lucha de derechos específicos. Para nosotras, el feminismo es un modo de mirar, amar, disfrutar y habitar nuestras vidas. Y nuestras vidas no son más que permanentes contradicciones, por eso, en las siguientes palabras, dedicamos unas reflexiones a esos sentimientos, elecciones y contradicciones para reforzar lo que somos: feministas, populares y maradonianas.

Tenemos memoria y no olvidamos la violencia que ha ejercido contra muchas mujeres, lo tenemos claro y sabemos que es parte de la sociedad y el futuro por el que luchamos: que ser macho no signifique tener privilegios ni ejercer violencia alguna contra el cuerpo de las mujeres. Que ser macho no sea cuestión de poderes ni de fuerzas físicas. Pero en medio de tanto ruido ahogando la voz de las y los pobres, no nos olvidamos de que el Diego y su fútbol siempre apuntaron hacia el sur.  Desde su nacimiento estuvo marcado con esta estrella y siempre supo bien de dónde vino y  hacia dónde quería apuntar: salió del barro y nunca olvidó su origen, la conciencia de clase la forjó en los lugares donde perfeccionó su arte con la pelota y con los más olvidados convirtió al fútbol en el escenario para hacer visible lo invisible.

Si hablamos de Diego, hablamos de pueblo, ese que siempre lo acompañó, no solo por sus jugadas, sino porque los barrios humildes se sentían representados en su rebeldía y en sus decisiones. Fue, también, capaz de darle la espalda a ese fútbol de maquila, como en el momento en el que se  fue de Barcelona para darle la gloria a un equipo del sur de Italia, al enorme Nápoli, y quitarle la hegemonía a los ricos del norte, a la poderosa Juventus de Platini, al poderoso Milan de Berlusconi; el Diego le plantó cara a los más poderosos y proyectó su voz desde lo colectivo.

Se reveló contra la maquinaria y la multinacional de la FIFA y la Conmebol porque no aceptaba el juego de los poderosos y prefirió poner su posición política por delante. El costo fue alto: fueron esos mismos poderosos quienes le cortaron las piernas en el Mundial del ´94, y sufrimos todas y todos. Sin embargo, el Diego no aprendió la lección y su desobediencia fue plantarse ante el bloqueo contra Cuba, apoyar la revolución Bolivariana en Venezuela, jugar fútbol con Evo y apoyar la paz en Colombia, siempre cuando las voces sonaban tibias. Desde hace unos años a esta parte, además, para los jugadores multimillonarios participar de la Selección muchas veces no es una prioridad. Hay demasiados intereses en juegos para abandonar partidos en sus clubes. Y ahí vuelve el Diego en una imagen de Italia 90: llorando ante las cámaras la derrota de un Mundial que jugó aun físicamente a medias.

Pero las autoras de esta nota no somos las únicas que salimos del clóset en nuestro amor por Maradona. Por eso sumamos otras voces que nos ayudan a mirar, a poner las contradicciones sobre la mesa, a no borrar nuestro pasado, nuestra crianza, y nuestras pasiones, que poco caben en un puñado de palabras.

 Me es inconcebible pensar el mundo sin Maradona como me es inconcebible pensar al mundo sin el feminismo 

Mónica Santino es ex jugadora de fútbol, parte de La Nuestra, de la Villa 31. Y nos dice:

“No sé por qué hay que explicar permanentemente por qué se ama a alguien. Se ama a alguien por lo que hace, por lo que significa. Y todo lo que significa trascendió la cancha de fútbol y el campo de juego porque fue una persona capaz de transmitir un nivel de emoción pocas veces visto. El fútbol genera eso, hace eso, logra que te abraces con alguien que no conocés cuando tu equipo hace un gol. El fútbol hace que llores profundamente, que tengas una alegría a veces inconcebible o desmesurada. Y Maradona es fútbol y Maradona es todo eso.

Maradona es una persona que nunca se olvida de dónde viene, cuál es su origen y del que está orgulloso. Eso es un punto de cercanía con un movimiento social como el feminismo, que desea transformar el mundo. Y Maradona, a su manera, y algunas veces machista, también, intenta transformar al mundo. Entonces, tenemos más puntos en común que desuniones y después, claro que están las contradicciones pero hacen parte de la vida y el juego mismo.

Me es inconcebible  pensar el mundo sin Maradona como me es inconcebible pensar al mundo sin el feminismo. Entonces poner en contradicción una cosa con la otra, como que si sos feminista no podés querer a Maradona, no es el feminismo que me gusta ni del que quiero participar. Tampoco es el feminismo como herramienta que utilizo para transformar la vida propia y de quienes me rodean: simplemente, un mundo más justo donde no haya oprimidos ni oprimidas. Y Maradona tiene mucho de eso.

Soy maradoniana, soy feminista, soy lesbiana, soy porteña y amo al país entero. Soy peronista y detesté los 10 años de menemismo. Soy todo eso como nos pasa a la mayoría de nosotres: un mar de contradicciones que nos hace estar vivas, nunca para comer, dormir y mirar la tele, sino para arder y cambiarlo todo como Diego lo hizo en todos sus años de jugador y hoy lo hace cumpliendo 60 años”.

¿Ser feminista es tener que borrar nuestras historias, los recorridos, eso que alguna vez nos hizo vibrar de emoción? 

Ro Ferrer es comunicadora, ilustradora e historietista y suma su mirada:

“Quién sería yo sin el puño en alto del Diego, el llanto desconsolado, la construcción de una mística de equipo y pueblo… sin el corazón acelerado cuando los músculos de sus gambas se tensaban en ese instante en el que su pie tocaba la redonda y empezaban a bailar…

Soy feminista y convivo con muchas contradicciones, también reconociendo errores, propios y ajenos.

Hizo que yo amara el fútbol. Y no es Dios, es un hombre que además de gloria, tuvo y tiene miserias; que nació parte de esta cultura de mierda que te levanta y aplasta con la misma fuerza, que le enseña a los varones que nosotras somos su “propiedad privada”, que tienen todos los privilegios y escasas responsabilidades más que las pautadas desde los espacios de poder.

Soy feminista y maradoniana, porque cuando lo veo, viene mi niñez a abrazarme”.

Es oro, y también es barro

Ayelén Pujol es periodista deportiva y juega a la pelota. Desde ahí nos dice: A mí me interpela su fútbol, obviamente, y que siempre está del lado de los oprimidos. Cuando lo veía jugar y hablar, soñaba ser como él: romperla en la cancha, ilusionarme con pegarle así de zurda, y después salir y decir las cosas que decía. Es un creador, nos invitaba a pensar mundos nuevos y más justos posibles a través del fútbol. Es oro y también barro, claro”.

Y en este recorrido encontramos un escrito que nos interpeló y que nos disparó las ganas de seguir pensando. Por eso la sumamos a Maia Moreira, del departamento de Género del Club Lanús (del que es hincha) con su nota Maradoneana y feminista: el orden de los factores no altera el producto, en el portal “La pelota siempre al Diez”, donde nos dice, entre otras cosas: “Hay tantos feminismos como feministas, por eso a mí me gusta definir el feminismo que habito desde algunas cuestiones que considero fundamentales. Una de ellas es derribar ese axioma que marca absurdamente la antinomia de ser feminista y maradoneana.

(…) Como tantas otras construyo mi vida en torno a mis gustos. Me encanta ser feliz pensando que – como aprendí de El Diego y el feminismo – esa existencia se cruza con los sentires de miles de compañeras que también desean una realidad mejor y más justa: un mundo más igualitarioPara mí, la militancia feminista tiene muchísimo que ver con ese espíritu de equipo que yo veo en Diego siempre latente, aún con el paso del tiempo. Creo que Maradona está siempre presente en esa mezcla que amalgama lo popular y lo académico y que, no casualmente, a muchas nos encontró con la excusa perfecta: el fútbol. Excusa que también usamos como herramienta para hacer que ese mundo, donde tengamos igualdad de derechos, llegue a ser realidad.

No quiero como feminista que nos olvidemos de dónde venimos, quiero que nos sepamos y aceptemos diferentes, que nos duela lo injusto, que juguemos en equipo. Y siento desde lo más genuino que Diego es, aún con sus fallas – como yo lo soy con todas las mías -, un poco eso. Pelusa habla desde su origen de barro, aceptó su nuevo mundo pero nunca jamás dejó de cuestionarlo cuando lo creyó injusto. Y siempre – ojalá eternamente – arma equipo y nos regala alegrías. Diego es encuentro, es la nada y la gloria que nos cantó Patricio Rey, es pueblo”.

Y nos vamos, sin dejar de desearle feliz cumpleaños al tipo por el que rezamos o prendimos velas o cumplimos nuestros rituales cuando su vida se esfumaba y miles de personas lloraban y esperaban en todos lados. Nos vamos y nos seguimos pensando y cuestionando: nos equivocamos, y a veces pagamos y a veces no. Un poco como él mismo, que se hace cargo de los errores. Y compartimos estas ideas porque nuestro feminismo se construye en el barro y en la contradicción; en la colectividad y en la celebración; en el llanto y en el dolor cotidiano por la injusticia. Lo queremos cambiar todos los días y, mientras tanto, gritamos gol y nos abrazamos.

Fuente: https://www.marcha.org.ar/por-que-queremos-tanto-al-diego-si-somos-feministas/

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Trabajadores hospitalarios exigen pago de salarios en Ecuador

América del Sur/Ecuador/27-11-2020/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

Alrededor de 600 trabajadores se encuentran afectados por los impagos de sus honorarios desde hace 8 meses.

Trabajadores de los servicios de limpieza de hospitales del sistema de salud pública de Ecuador se manifestaron este jueves para exigir al Gobierno el pago de sus sueldos atrasados.

«El problema fundamental es que el hospital no generó la obligación, pero ahora está en manos del Ministerio de Finanzas», expresó la presidenta de la Cámara de Economía Popular y Solidaria, Lucía Calderón.

Según Calderón, alrededor de 600 trabajadores se encuentran afectados por los impagos de sus honorarios desde hace 8 meses.

Por su parte, el Ministerio de Finanzas aclaró que solo atenderá los reclamos salariales una vez que se completen los trámites administrativos necesarios.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/ecuador-trabajadores-hospitalarios-exigen-pago-salarios-20201126-0039.html

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Trabajadores de la educación continúan protestas en Perú

América del Sur/Perú/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

Se unió además el Sindicato de Trabajadores de Construcción Civil y otras organizaciones gremiales y civiles.

El Sindicato Unitario de los Trabajadores en la Educación de Perú (Sutep) continuó este miércoles en Lima (capital) y otras ciudades del país, las protestas que la organización gremial iniciara la pasada jornada.

En las sureñas ciudades de Puno y Tacna también se unieron a las manifestaciones pacíficas el Sindicato de Trabajadores Administrativos del Sector de la Educación, así como el Sindicato de Trabajadores de Construcción Civil, quienes exigieron además la convocatoria a una nueva Constitución.

A su vez, el Sutep declaró este miércoles desde su página en Facebook que “los maestros y maestras (…) acudimos masivamente a la marcha para exigir el 6 porciento del Producto Interno Bruto para educación”, entre otras demandas.

“Elevamos las exigencias del magisterio en el Congreso de la República y con congresistas de diversas bancadas, acordamos promover un pleno educativo para buscar solución a los problemas de la educación peruana”, agregó el comunicado.

Al mismo tiempo, el Sutep agradeció la participación de “diversos sectores del magisterio y de la ciudadanía como docentes universitarios, Asociación de Padres de Familia, trabajadores administrativos, estudiantes y las principales centrales sindicales del país”.

A la protesta, este martes se unió el Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, organización la cual aprovechó la convocatoria para exigir alzas salariales al rector de la institución, Luis Varela, a quien acusaron también de “violar el derecho humano a la negociación colectiva”.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/trabajadores-educacion-continuan-protestas-peru-20201125-0039.html

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Colombia: “Si usted no tiene salud, educación, una buena productividad, una vivienda… pues no va a haber nunca paz en la vida”

América del sur/Colombia/Noviembre 2020/eldiariodelaeducacion.com

  • Resiliencia, organización y acción por la paz con perspectiva de género entre los cafetales del sur del Tolima, Colombia.

Los arbustos de café mezclados con los plátanos perfilan el color rojizo de las carreteras, planas solo de vez en cuando. Al girar la ladera, por encima del camino, un cartel estampado con numerosos logos institucionales da la bienvenida a “Planadas, Municipio de Paz”. A su lado, diversos plafones publicitan la calidad de los cafés especiales de Planadas, ganadores de la Taza de la Excelencia en varias ocasiones.

Anuncios que resumen toda una declaración de intenciones de una localidad con más de 50 años de conflicto en su historia, y que está cansada de que únicamente se la conozca como “la cuna de las FARC”.

Una de las mujeres supervivientes y resistentes a la violencia de décadas es Leonoricel Villamil Toro. En 2020 desarrolla su tercer período como concejal en Planadas por el Partido Verde, en representación del corregimiento de Gaitania, uno de los dos corregimientos rurales del municipio del sur del departamento del Tolima, a unos 1.500 metros de altitud. Leo, como se le conoce en toda la región, ejerce de 2ª vicepresidenta del Concejo, siendo ella la única mujer entre los trece miembros de la asamblea municipal. En 2015, después de asistir a un encuentro de Mujeres por la Paz en Bogotá, vio claro lo que tenía que hacer. «Me tomé el atrevimiento de vincularme, participar y representar a la mujer planaduna. Empecé a ir a las veredas a decirles cómo debíamos comenzar a articularnos, mostrar que sentimos un dolor pero que ya debemos dejar los miedos y hemos de reclamar los derechos que tenemos según la Constitución», declara Leo al recordar sus primeros pasos en la organización de mujeres. Es muy sencillo.

Además de dedicarse a la función pública y al trabajo por la comunidad, Leo también se hace cargo de la finca y los cafetales familiares. Mientras recorre la finca paterna, repasa su dura historia familiar, ligada al devenir del conflicto. “Me he visto afectada tanto y de tal manera que… una de ellas fue la terminación de mi familia, que constaba de cinco hermanos varones y mi persona. De ellos ya no queda ninguno”. Después de tomar aire, Leonoricel reflexiona: “Cuando a una le tocan es cuando siente y sabe el valor de las demás mamitas”.

Parir en medio de la guerra

La campesina llegó a Gaitania con tres años y desde ese entonces allí se crió, se educó y tuvo tres hijos, de los cuales solo le quedan dos. “El hijo me lo asesinaron el 27 de septiembre de 2015, a la edad de 28 años, junto con mi hermano y otro campesino”. Mientras clava la mirada en las montañas lejanas que los cafetales pintan al estilo puntillista, Leo habla del “temor de la gente a venir” durante años y años, y recuerda “cuando los helicópteros pasaban por encima de nuestras cabezas mientras el Ejército se desplazaba por tierra, y uno no sabía a quién ponerle cuidado; estábamos en medio de las balas, pero se seguía recolectando café”.

Según rememora la campesina: “A nosotras nos tocó parir a los hijos en medio de la guerra. Con lo que vivimos acá en la región —porque nosotros vivimos tomas guerrilleras— nos ha tocado salvar vidas, intermediar por personas, enterrar gente que quizás su familia nunca supo qué pasó… Asimilamos eso, y con mucha prudencia y cautela hemos aprendido a vivir en esta región donde nos hicieron mucho daño. A mí, y a las demás mujeres de Planadas, y más que todo, en la vereda Marquetalia, que fue en la que nacieron las FARC».

Según recoge la historiografía fariana, los fundadores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, nacidas en 1964, fueron “48 campesinos que habitaban en la región de Marquetalia, una colonia agrícola fundada por ellos mismos, 10 años atrás, a principios de los cincuenta”. Leonoricel narra que entre los desplazados de esas primeras guerras de la Violencia en Colombia estaba Pedro Antonio Marín, que se hizo llamar Manuel Marulanda Vélez. De él, Leo recuerda que se presentó como ingeniero y que fue el que trazó la vía hacia el municipio de Neiva: “Ese señor ya tenía también unas ideologías buenas, tampoco era todo malo”.

Vistas de la cordillera donde se ubica Gaitania, Planadas. Además de los núcleos urbanos, una buena parte de la población reside en veredas rurales alejadas. | Imagen: Leider Guerrero

​Como las otras zonas de colonización de mediados del siglo XX ubicadas en Planadas, “las colonias agrícolas fundadas por el campesinado desterrado de sus zonas de origen pasaron a ser consideradas Repúblicas Independientes a las que había que aniquilar”, según recoge la página web de la organización guerrillera. El relato de las FARC continúa: “El Ejército Colombiano, bajo la orientación de la misión militar yanqui” lanzó la Operación Soberanía u Operación Marquetalia, con la que combatió el comando guerrillero que dirigía el propio Marulanda, alias “Tirofijo”, quien después sería Comandante en Jefe de las FARC. El también fundador de las FARC, Jacobo Arenas, explica en el libro Diario de la resistencia de Marquetalia que “es de esta agresión contra las colonias de Marquetalia, el Pato, Riochiquito y El Guayabero que nacen las FARC como respuesta armada”. En el Programa Agrario de los Guerrilleros, proclamado el 20 de julio de 1964, los campesinos revolucionarios justificaban su lucha explicando que se alzaron en armas porque en Colombia estaban cerradas las “vías de la lucha política legal, pacífica y democrática”.

Más allá del mito fundacional

La historia aún sigue viva en la memoria de los y las habitantes de las veredas y casas de Planadas. “Aquí hay gente todavía que vivió y vio la Operación Marquetalia —remarca Leo—, y hay gente que combatió obligatoriamente contra la guerrilla, porque en ese entonces prestaban su servicio militar y todavía están acá”. Pero esta historia narrada desde la distancia y la falta de empatía se ha convertido para muchos en una marca que desean olvidar. “Aún hoy día todavía sigue el estigma de que aquí nació la guerra… Y eso es lo que nosotros estamos tratando de borrar”, dice Leo, a la vez que su mano derecha hace un gesto de borrar una pizarra.

 

Pese al mito fundacional, el conflicto en los montes del sur del Tolima venía de antes. De hecho, cuando hablan del conflicto armado en el Tolima, los expertos del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y de las instituciones académicas locales hablan de “una estructura endógena de largo aliento” y unos “orígenes asociados al período de La Violencia (1946-1958)”. En ese entonces, el conflicto armado era entre liberales y conservadores. Según la terminología local, Gaitania se clasificaría como un “municipio rojo”, aludiendo a su composición mayoritariamente liberal, en términos del bipartidismo tradicional.

“Aquí tildaron, aquí juzgaron. Aquí señalaron, pero ellos nunca supieron cuál era verdaderamente el conflicto, y nadie sabe por qué nació verdaderamente la guerra”, prosigue Leo, que corrobora que “no fue solamente la guerrilla”. La represión de las fuerzas militares, los falsos positivos y los montajes contra campesinos para ganar unas recompensas por haber capturado a unos supuestos guerrilleros atemorizaron la población civil del mismo modo, tal y como recoge el Colectivo de Abogados “José Alvear Restrepo” (CAJAR), entre otras organizaciones defensoras de derechos humanos. “Nos tocó vivir una etapa muy dura porque tanto el gobierno como las Fuerzas Militares también causaron mucho daño”.

Planadunas organizadas por la reconciliación y la paz

Pese a toda la violencia sufrida, Leo no duda que “hay que seguir, hay que dejar esos resentimientos, esos dolores, y hay que tratar de reconciliar. Ese es el ejemplo que tenemos que dar nosotras como mujeres, que somos las que generamos vida, que somos las que procreamos, las que parimos hijos. Ninguna madre quiere perder a un hijo ni quiere seguir trayendo hijos a este mundo para una guerra”, recuerda la concejal. Precisamente, fue en septiembre de 2015, después de la muerte de su hijo, cuando Leonoricel dio el paso de organizarse y luchar por los derechos de sus vecinas, especialmente por las mujeres víctimas del conflicto.

Los murales que enmarcan el parque infantil de Gaitania dan cuenta de la movilización de las mujeres planadunas por la paz. | Imagen: Helena Rodríguez

En el primer encuentro que organizaron participaron más de 500 mujeres, e hicieron una videoconferencia con Victoria Sandino, directora de la Subcomisión de Género de los diálogos de Paz de La Habana (Cuba), y durante la cual todas las mujeres de las veredas presentaron una propuesta. Así nació el Consejo de Mujeres por la Paz de Planadas, y según reporta Leo, hoy en día hay otras ocho asociaciones de mujeres en el municipio. Durante los últimos 5 años, las mujeres de Planadas han interactuado también con las mujeres del Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de El Oso, la zona veredal para el proceso de desmovilización de la guerrilla de las FARC ubicada dentro de la jurisdicción de Planadas.

Sobre las mujeres de la zona veredal, Leo destaca que “ellas hoy en día tienen sus hijos, quieren que estudien, que se formen, y no quieren que vuelvan a la guerra”, eso, para ella, es todo un triunfo de la paz. Por otra parte, Leo reconoce que, tal y como las excombatientes denuncian, el Gobierno les está incumpliendo. “Por eso nosotras tenemos que aprendernos bien los cinco puntos, los puntos recogidos en los Acuerdos de Paz para uno poder hacer un reclamo”. Esos puntos a los que la concejal hace referencia son la implementación de una política de desarrollo agrario integral, la mejora de la participación política, el fin del conflicto con el cese de hostilidades bilateral, la solución al problema de las drogas ilícitas y la reparación de las víctimas, más un sexto punto referente a los mecanismos de implementación, verificación y refrendación de los acuerdos.

En busca de una verdad reparadora y una vida digna

Pese al reconocimiento de la fortaleza que les ha supuesto que los Acuerdos de La Habana hayan incluido en uno de sus principales puntos la equidad de género, Leonoricel opina que ellas, las mujeres víctimas supervivientes, sólo están representadas en parte. “En parte sí, porque hemos trabajado para que la paz continúe, y la inclusión de la equidad de género ha sido vital para nosotras salir a reclamar y mostrar que lo podemos hacer. Pero en parte no, porque nosotros también hemos sido afectados por el gobierno nacional, y en eso uno no ve justicia, uno no ve nada. Por eso nosotros hacemos parte y reclamamos el esclarecimiento de la verdad, que tanto los Acuerdos como la JEP (la Jurisdicción Especial para la Paz) recogen. Si usted cuenta la verdad, está sanando. Y a eso es a lo que nosotros hacemos un llamado”.

A su vez, la lideresa denuncia que hay gente que aún vive con temor, porque “todavía siguen los señalamientos”, que “la gente no sabe por qué fue víctima de la guerra” y que “todavía después de este Acuerdo de Paz, hay muchas irregularidades”. No fue hasta mediados de febrero de 2020, casi cuatro años después de la firma de los acuerdos, que la Comisión de la Verdad instaló la primera Mesa Técnica de No Repetición, como recogen los documentos publicados por la propia alcaldía de Planadas.

De igual forma, la concejala llama la atención sobre el acoso a los líderes sociales, una situación que también se siente en Planadas. “Hay mucha incertidumbre, no sabemos lo que está pasando”, explica Leo, que habla de la amenaza de los llamados “grupos posdesmovilización”: “Hablan de disidencia, de grupos que no sabemos quiénes son, de dónde son, cómo son… Con la guerrilla se sabía quién era el guerrillero, pero uno ahoritica no sabe quién es quién”. “158 armados con fusiles en Ataco-Planadas. ¿Y eso es delincuencia común?”, Ironiza Leo mientras conversa con las vecinas. “El último que mataron fue dentro, aquí en el pueblo, en plena calle, y las mujeres no nos estamos escapando de la muerte, lo asesinan por callarlo o callarla a uno”, lamenta la lideresa.

​El camino hacia la paz: la superación de la pobreza

En su acción política, Leonoricel denuncia especialmente las condiciones de empobrecimiento en las que viven muchas de las campesinas de Gaitania. Por eso, Leo reclama que las mujeres “que se levantan a las 3 o 4 de la mañana y son las últimas que se acuestan, pero no tienen remuneración ni una vivienda digna”, sean reconocidas, recompensadas y visibilizadas, “porque en el campo y en el hogar lo fundamental es la mujer”. En la misma línea, Leo exige “que el gobierno cumpla y haga realidad los proyectos productivos y todo lo recogido en el acuerdo de paz”. Tal y como la lideresa remarca, “si usted no tiene salud, no tiene educación, una buena productividad, comercio, una buena vivienda… pues no va a haber nunca paz en la vida”. Pero si hay una necesidad que Leo destaca por encima de las demás es la de fortalecer la educación y ampliar la oferta formativa, para que los niños y niñas del municipio tengan la oportunidad de acceder a carreras universitarias.

Pese a su fortaleza externa, Leonoricel reconoce que no es fácil ser lideresa, y no es fácil ser una concejal entre doce hombres. “El machismo todavía sigue reinando en Colombia y en todo el mundo, y creen que las mujeres no somos capaces de administrar y manejar. Pero se equivocan, porque las mujeres somos más conscientes y más organizadas, y lo hemos demostrado”. Por eso, Leo está convencida de que las charlas y capacitaciones de equidad de género y empoderamiento a las mujeres y a las familias son fundamentales. “Esto es lo que más reclaman las mujeres. Que lleguemos a las veredas, a lo más profundo del campo”. La concejal tiene clara cuál es su perspectiva de futuro en cuanto a la organización de las mujeres en Planadas: “Las quiero ver bien, viviendo bien, educadas y empoderadas como mujeres».

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/educacion-por-la-paz/2020/11/25/si-usted-no-tiene-salud-educacion-una-buena-productividad-una-vivienda-pues-no-va-a-haber-nunca-paz-en-la-vida/

 

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La dignidad de los niños, niñas y adolescentes trabajadores en tiempos de Pandemias social y biológica.

Por Luis Delgado

Que la pandemia del Covid-19 haya servido para dejar al descubierto el aumento de la depauperación de los sectores populares desprotegidos por un capitalismo neoliberal incapaz de esconder las miserias que destruyen el ambiente, la estructura del empleo digno, la salud, la cultura y educación pública, sin duda, es un hecho que pocos se prestarían a negar.

Propia de esa continua exclusión económica, política social y cultural, expuesta ahora por el covid 19, es la abundancia de diagnósticos, de organismos multilaterales, que demuestran la sostenida demolición de los principios de la  convivencia humana  bajo la  orientación de los derechos humanos, la democracia y la ciudadanía.

Confirmada queda esta realidad cuando un organismo como la Comisión Económica para América Latina CEPAL, señala en el Informe Especial, titulado “El Desafío Social en los Tiempos del COVID-19”, que en el año 2020 la pobreza en Américalatina  alcanzará una estimación total 224,7 millones de personas, ratificando que los más vulnerables a esta crisis serían las mujeres, las personas con ingresos bajos y medios bajos, los ubicados en el trabajo informal, trabajadoras domésticas, niñas, niñas y adolescentes, jóvenes y personas adultas mayores, población rural, pueblos indígenas, afrodescendientes, personas con discapacidad, migrantes y personas en situación de calle.

En la  dinámica de esta realidad tan compleja y ruda para los sectores populares se desenvuelve la Coordinación Regional de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores en Venezuela y especialmente en el estado Trujillo, en su decidida intención de favorecer el trabajo digno, asociativo y solidario desarrollando experiencias autoorganizativas centradas en el protagonismo de los niños, niñas y adolescentes en áreas como la organización de los infantes y adolescentes, el acompañamiento escolar y el proceso de agroproducción.

Comunidades como 7 Colinas –La Marchantica, donde los y las adolescentes, acompañados por Oliver Ramos y Michel Hernández luchan por  mantener en óptimas condiciones la producción la Empresa de Producción Social Comunitaria en el ramo de la serigrafía. Similar situación se plantea en la comunidad de Mesa de los Viejitos en San Luis  parte Alta, donde Oswaldo Ramos y Liliana Laguna  productores de la zona con su experiencia acompañan en la producción de ajonjolí, rubros de ciclo corto y la producción de proteína animal,  impulsado, además, la prosecución escolar de aquellos que no han concluido su sexto grado o el bachillerato, impulsando que tanto la misión Robinsón y el Inces Trujillo con la contribución solidaria de la docente Yorbelis Manzanilla, se concluya estudios de sexto grado, y se  gradúen de 10 personas en bachillerato agrícola.

Semejante iniciativa se desarrolla en Agua Clara parte Alta y Barrio Nuevo del Municipio Valera, donde se comparte iniciativas de acompañamiento escolar y el accionar agroproductivo de las manos solidarias de Fátima Andara, Carmen Andara, Yocasta Ávila, Ulises Balestrini, Marianela Perdomo y Nela Balestrini, Alfonso Araujo quienes junto a los niños, niñas y adolescentes donan lo valioso de su precioso tiempo para acompañarlos en la construcción de esperanzas, allí donde  el pesimismo no ve más que contrariedades.

Por otro lado, en el Pensil, territorio ya Municipio Escuque, de manera similar, jóvenes del movimiento de recreadores como Eliecer y Elimar Quevedo, con la luchadora comunitaria Jenifer López han impulsado el encuentro de niños, niñas y adolescentes para brindarles oportunidades del buen uso del tiempo libre, a través de las actividades recreativas, cultivando además un espacio desde la experiencia intergeneracional con los campesinos del sector, cultivando  rubros de maíz, caraota y otros variados rubros de ciclo corto.

Así mismo, los niños, niñas y adolescentes de la comunidad de Loma Pancha en el Municipio Boconó junto con sus padres desarrollan sus cultivos propios de maíz, caraota, otros rubros de ciclo corto, pero además junto a un grupo de docentes de la zona encabezados por Yelimar Fernández realizan el acompañamiento escolar y los festivos encuentros recreativos creando opciones lúdicas y de conocimiento en este hermoso paraje trujillano.

Culmina nuestro recorrido de acompañamiento de niños, niñas y adolescentes con la experiencia adelantada por promotores comunitarios como Luisana Delgado y Oreste Bastidas en la comunidad Mirabelito. Allí desde el potencial lúdico y educativo de los juguetes tradicionales como las muñecas y muñecos de trapo, acompañan a niños, niñas y adolescentes en la elaboración de obras de teatro facilitando la identidad a través del conocimiento de la historia trujillana, orientan a la producción de proteína animal y formándolos  en el ámbito radiofónico y audiovisual.

Aquí está la obra de Corenats, con sus 17 años en Venezuela y en nuestro terruño trujillano, construyendo desde las bases del conocimiento y la organización popular una alternativa por la dignidad del trabajo de niños, niñas, adolescentes y sus familias, por la equidad,  la simetría y la justicia social, ejemplo de resistencia comunal construida con y desde las bases populares, esas mayorías indómitas donde pervive la conciencia, paz y la alegría del compartir,  sustento inequívoco de la soberanía y el vibrar de la patria.

Artículo enviado a Ediciones OVE

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Berracas: las mujeres colombianas víctimas del conflicto armado que construyen la paz en sus territorios

Reseñas/Colombia/Noviembre 2020/Autora: Laura Casamitjana García/eldiariodelaeducacion

  • “En el territorio hay mujeres que le ponen el alma, que son berracas y que sin duda marcan y marcarán la historia”. Una historia precedida por la violencia sin tregua. En las cordilleras que rodean el departamento del Tolima, Colombia, nació el conflicto armado que ha azotado durante tantas décadas el país: allí surgió la “República de Marquetalia”, el hecho histórico que determinaría el nacimiento de las FARC como grupo armado activo. Una trayectoria de hostilidad que ha afectado directamente a la población civil y que, a día de hoy, con la poca implementación de los acuerdos de paz firmados en la Habana en 2016, sus habitantes siguen pagando.

ecesitamos mujeres berracas, que digan: vamos a salir adelante, entre todas podemos”, señala Ángela Patricia Arias. Es una mujer que, pese a su juventud, vivió una época en la que la guerra le tocó de forma directa. Ha vuelto a su territorio, del que tuvo que marchar —el desplazamiento forzado es la victimización por excelencia que ha dejado la actividad bélica—, y ahora lidera un proyecto de desarrollo productivo para las mujeres de la región. “Sé que de cierta manera he logrado sembrar una semilla. Si en algún momento la fundación se retirara, sé que van a quedar mujeres empoderadas que van a poder empoderar a otras”, dice con orgullo la lideresa. Si bien la reputación del Tolima es la de haber sido la cuna de la guerra, las mujeres víctimas-supervivientes toman el timón para reescribir el presente y el futuro: están decididas a que su región sea reparada, a convertir lo marcado por la violencia en el punto de partida de la paz.

El proyecto “Berracas” recoge a través de cápsulas audiovisuales, perfiles de las mujeres y reportajes de la historia personal de diez lideresas sociales de Tolima que trabajan incansablemente por la reconstrucción social en sus territorios. Con la voluntad de tejer un relato polifónico centrado en la narración de las mujeres víctimas del conflicto armado, el proyecto pone énfasis en la historia de vida de las mujeres, las mayores afectadas por la guerra, y las cuales tienen una memoria particular que nunca ha figurado en los discursos históricamente hegemónicos y machistas. Evidenciar las visiones que existen en la sociedad colombiana sobre su propia guerra es clave para contribuir a que la misma sociedad sea capaz de reconocer —a través de las mujeres como símbolo de fortaleza y unidad social— la multiplicidad de voces y miradas sobre el conflicto armado colombiano. Se trata de exponer la memoria y sus voces para poner de relieve que detrás de las cifras y la historia oficial hay personas que han vivido marcadas por la violencia y que trabajan por construir un futuro mejor. En concreto, esas personas históricamente silenciadas: ellas.

“Las mujeres hemos sido vistas como un botín de guerra”, afirma Ángela Patricia. Las estructuras patriarcales y la cultura machista trascienden las dinámicas bélicas y establecen sus lógicas y mecanismos transversales en los cuerpos de las mujeres, reducidas a unidad territorial conquistable: paralelamente al conflicto armado, existe una guerra particular contra las mujeres. Además de ser víctimas del conflicto, son víctimas de la violencia machista, el daño hacía ellas se menciona como un “asunto colateral”, concibiendo la idea de utilizar a las mujeres para infligir daño al enemigo o generar pánico en la población. Su narración, su dolor, se ven abocados a una trinchera de silencio. Pero esos engranajes bélicos que las instrumentalizan quedan marcados en sus vidas para siempre.

“El tema del género ha sido una lucha constante. Nosotras nos vamos ganando los espacios, vamos ganando a través de hacer. Las mujeres son muy capaces de emprender procesos productivos, sociales, educativos. Así que seguiremos con eso, empoderando a más mujeres. Somos las que tenemos mayor capacidad de gestionar y contribuir en el desarrollo municipal, regional, encabezando la construcción de una paz estable y duradera”, concluye la lideresa.

Sus historias y la lucha de las colombianas por la paz inician hoy un recorrido en Catalunya Plural y El Diario de la Educación. En el primer capítulo de sus vidas, Leonoricel Villamil, concejala y lideresa de Gaitania, explica sus pérdidas y su dolor, pero sobre todo, su fortaleza para reconstruir un proyecto productivo con sabor a café tolimense.
Al mismo tiempo, presentamos la primera parte del reportaje “El papel de las mujeres en la construcción de la paz en Colombia”, que detalla la lucha histórica de las mujeres para ser parte de los acuerdos de paz firmados en el país.
“Mujeres víctimas-supervivientes del conflicto armado en Colombia: un modelo de perdón, empoderamiento y reconciliación nacional” es un proyecto de investigación periodística financiado por el Instituto Catalán Internacional para la Paz (ICIP) y en el que han participado investigadoras y periodistas de la Universitat Autònoma de Barcelona, de la Universidad del Tolima (Colombia) y de la Corporación Unificada Nacional de Educación Superior (Colombia). Hoy inicia su difusión periodística a través de la cooperación con la Fundación Catalunya Plural, colaboradora del proyecto desde su presentación para financiación, en 2018.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/educacion-por-la-paz/2020/11/25/berracas-las-mujeres-colombianas-victimas-del-conflicto-armado-que-construyen-la-paz-en-sus-territorios/

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Colombia: Así serán las clases en los colegios públicos de Bogotá en 2021

La Secretaría de Educación definió el calendario académico del próximo año y las normas para las clases en medio de la pandemia. ¿Qué tantos colegios oficiales reabrirán?

La Secretaría de Educación del Distrito expidió la resolución que establece el calendario académico para el próximo año. Según el cronograma, el primer período semestral inicia el 25 de enero y termina el 20 de junio de 2021.

No obstante, la gran duda de los padres es cómo será el regreso a clases ese 25 de enero. La Alcaldía aseguró que para esta fecha espera que los 399 colegios oficiales en los que estudian más de 750 mil jóvenes de Bogotá abran sus puertas.

“Esperamos que todas las instituciones educativas puedan avanzar hacia la reapertura gradual, progresiva y segura en 2021, que supone ante todo el cuidado de la vida individual y colectiva, así como la garantía del derecho a la educación para todas las niñas, niños, jóvenes y comunidades”, señala Edna Bonilla, secretaria de Educación.

Durante 2020, en Bogotá se ha adelantado un proceso de educación remota en los colegios oficiales a través de la estrategia ‘Aprende en casa’. Algunos colegios articularon este proceso con espacios presenciales desde septiembre. La Secretaría anunció que acompañará en lo que resta del año y en los inicios del siguiente a todos los colegios distritales para que terminen exitosamente su proceso de reapertura.

A la fecha en Bogotá, 326 instituciones ya cuentan con la revisión de protocolos y están habilitadas para adelantar actividades académicas presenciales. Estas son: 25 colegios oficiales, 163 jardines infantiles y colegios privados, 56 Instituciones de Educación Superior, 70 Instituciones de Educación para el Trabajo y Desarrollo Humano y 70 sedes del SENA.


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Se espera que para 2021 todas las instituciones estén habilitadas para regresar a clases, acatando las disposiciones sobre medidas de bioseguridad y la normatividad que para el efecto expidan los gobiernos Distrital y Nacional.

Sin embargo, la secretaria precisó que la presencialidad no volverá en su totalidad: “con toda seguridad no tendremos el 100 % de estudiantes en el mismo momento y en las aulas. Por eso, el trabajo académico iniciará de manera simultánea con la estrategia ‘Aprende en casa’ y el proceso de reapertura de las instituciones educativas que se vayan habilitando para retornar a la presencialidad escolar a partir del proceso de preparación, acompañamiento y adaptación de sus condiciones a la nueva realidad”.

El calendario académico de 2020 para niñas, niños y jóvenes de los 339 colegios oficiales finaliza el viernes 27 de noviembre. El receso estudiantil será desde el 28 de noviembre de 2020 hasta el 24 de enero de 2021.

Para los y las 35.060 directivos docentes y docentes de los establecimientos educativos oficiales, en la semana del 30 de noviembre al 6 de diciembre se realizarán actividades de desarrollo institucional. Posterior a esto, terminará su labor en el año lectivo y regresarán el 11 de enero de 2021.

Hacemos un llamado a la necesidad de garantizar el derecho a la educación y a la importancia de la presencialidad de nuestras niñas, niños y jóvenes. Las maestras y los maestros son conscientes de esto. Por eso, requerimos que ellos tengan su colegio abierto, ese espacio en donde realmente son más felices, y desde la Secretaría garantizando siempre las condiciones de bioseguridad y de bienestar físico y emocional”, concluyó Bonilla.

Fuente e imagen: https://www.semana.com/educacion/articulo/asi-seran-las-clases-en-los-colegios-publicos-de-bogota-en-2021/202042/

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