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Hablaron de la Ley de Educación Sexual Integral en Concepción del Uruguay

América del Sur/ Uruguay/ 21.11.2018/ Fuente: www.elonce.com.

Fue durante una jornada de concientización que se realizó en una plaza de esa localidad. Hubo música, feria y actividades para niñas, niños y jóvenes, todas pensadas desde el marco de la ley.

Este domingo se llevó a cabo una jornada de concientización sobre Educación Sexual Integral (ESI) en la Placita Skate, frente a la plazoleta de los Derechos Humanos, en Concepción del Uruguay; hubo música, feria y actividades para niñas, niños y jóvenes, todas pensadas desde el marco de la ley.

Desde la Dirección de Derechos Humanos de la Secretaría de Salud de la Municipalidad de Concepción del Uruguay se acompañó esta actividad que se organizó a partir de la reunión de un grupo de organizaciones y docentes de distintas instituciones y profesorados y que difunden aspectos de la ley de educación sexual integral.

«ESI es educación sexual integral, pero es el planteo de la educación sexual integral en todo el sistema educativo», señalaron desde la organización del encuentro destacando que la ESI aborda también cuestiones de acceso a la salud, miradas interdisciplinaria salud/educación, Discriminación y respeto a la diversidad y derechos vulnerados en contextos educativos, entre otros aspectos.

Fuente de la noticia: https://www.elonce.com/secciones/institucionales/570243-hablaron-de-la-ley-de-educacinn-sexual-integral-en-concepcinn-del-uruguay.htm

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Sobre educación e infancia

Por: Renato Opertti.

La propuesta de cambio educativo impulsada por Eduy21 (www.eduy21.org) considera a la primera infancia como una de las áreas estratégicas de la transformación educativa.

El objetivo fundamental es fortalecer los avances que en primera infancia y educación inicial el país ha realizado desde el retorno al régimen democrático de gobierno en 1985. Destacamos seis avances.

En primer lugar, la universalización de la cobertura en la edad de cinco años, próxima a lograrla en cuatro, y mayor al 70% en tres. En segundo lugar, la obligatoriedad de asistencia a los centros educativos desde los cuatro años establecida por la Ley General de Educación 18.437 (2008).

En tercer lugar, los Centros de Atención a la Infancia y la Familia (CAIF), que atienden a los niños de 0 a 3 años priorizando poblaciones en situaciones de pobreza y/o vulnerabilidad social (INAU, 2017). En cuarto lugar, la incorporación de la primera infancia al Sistema Nacional de Cuidados como un intento de fortalecer las prestaciones sociales en los grupos de edades más vulnerables. En quinto lugar, la elaboración de un “Marco curricular para la atención y educación de niñas y niños uruguayos. Desde el nacimiento a los seis años”, liderado por el Ministerio de Educación y Cultura (2014). En sexto lugar, el proyecto de ley de Garantías para el Desarrollo, Educación, Atención y Protección Integral de la Primera Infancia, que impulsa la diputada Cristina Lustemberg, y que tiene por finalidad optimizar la coordinación y los recursos de las políticas con foco en mujeres embarazadas y en población infantil de hasta 6 años.

Entendemos la necesidad de apuntalar estos avances bajo el marco de una política social de infancia de 0 a 6 años, y de una educación unitaria y compacta de 3 a 18 años. Cinco son los aspectos que singularizan la propuesta de Eduy21: compromiso intergeneracional, integralidad, especificidad, diversidad y jerarquización del educador. Veamos cada uno de ellos.

El primer aspecto, compromiso intergeneracional, tiene que ver con la necesidad de agendar como prioridad combatir la infantilización de la pobreza. Según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística, la pobreza, medida por insuficiencia de ingresos, alcanza, en el 2017, al 17.4% entre los menores de 6 años, más de dos veces superior a la registrada entre la población total (7.9%) y más de trece veces superior a la constatada entre los de 65 años y más (1.3%). Por otra parte, los quintiles de menores ingresos con población entre 0 y 6 años, son los que menos acceden a la educación inicial. Mientras que solamente uno de cada dos, de la franja más baja de ingresos (Quintil 1), en la edad de 3 años, accede a la educación inicial, esta relación es más de nueve de cada diez en el quintil de mayores ingresos.

Estos datos son reveladores de profundas brechas sociales entre generaciones. Se señala que desde el nacimiento hasta los 5 años, los niños desarrollan capacidades fundacionales para el resto de la vida. Esas capacidades son claramente cognitivas y lingüísticas, pero también emocionales, sociales y morales. Por otra parte, la apoyatura familiar, esto es, la capacidad de cuidar, sostener y estimular al niño o la niña, puede marcar una diferencia decisiva en su bienestar y desarrollo a presente y a futuro.

A la luz de esta situación, Eduy21 plantea universalizar la cobertura en la edad de tres al 2022, con foco en los dos quintiles de más bajos ingresos que concentran la mayoría absoluta de los niños y que son una vía crítica de la reproducción biológica y social de la pobreza.

El segundo aspecto, la integralidad, supone la intersección y las sinergias entre política social y educativa de infancia. Se trata de priorizar el bienestar y el desarrollo integral y balanceado del pequeño o pequeña. En una etapa de cambios acelerados, lo que se logre o no, dependerá de los intercambios que el niño o la niña tenga con su medio. Una adecuada higiene y alimentación son básicas, por supuesto, pero de ningún modo suficientes: hay un sistema nervioso inmaduro que deberá alcanzar hitos como la marcha, la prensión, la atención y el lenguaje. Todos estos hitos deberán estar en relación con otros tantos, como las acciones de compartir, aceptar límites y aprender a confiar.

El tercer aspecto, la especificidad, implica que la propuesta educativa en la infancia no debe ser reducida a un rol de aprestamiento para la educación primaria atendiendo precisamente al enfoque de integralidad que se mencionara en el párrafo anterior.

El cuarto aspecto, la diversidad, que resulta de enfoques y propuestas para las edades de 0 a 6 años, generadas desde el estado, la sociedad civil, las comunidades y el sector privado, y que permiten llegar a poblaciones con puntos de partidas, expectativas y necesidades diferentes. La diversidad se fortalece y se ampara con la clara e insustituible presencia de un estado garante en orientar, observar y evaluar la calidad de las prestaciones y su alineamiento con una concepción integral del desarrollo en las edades de 0 a 6 años.

El quinto aspecto, la jerarquización del educador, es clave para universalizar una atención de calidad para las edades de 0 a 6 años. Con un atraso en el tiempo considerable, recién se reconoce en el 2017 la necesidad de una formación para los menores de tres años con la oferta de Maestro en Primera Infancia en el ámbito del Consejo de Formación en Educación (CFE). Sin embargo, existen en el país formaciones profesionales y técnicas privadas para el trabajo con primera infancia. Estas propuestas son variadas, y van desde formación de auxiliares y educadores que llegan hasta los dos años de duración, hasta una oferta universitaria de cuatro años con la formación de licenciados.

Quienes egresan como docentes de formaciones privadas no pueden acceder al circuito de ANEP. En un panorama de escasos recursos, desaprovechar aquellos en los que la sociedad en su conjunto invierte, resulta un despropósito. Sería posible y deseable establecer un único formato de ingreso al trabajo como docente para primera infancia, valorando el tipo de formación recibido (técnica o profesional), indistintamente del prestador de la misma, estableciendo estándares que estos deberán cumplir, con base a los cuales puedan acceder a la carrera.

En síntesis, Eduy21 propone fortalecer avances significativos en primera infancia como un rutero posible para que en una década se logre que las poblaciones más vulnerables estén cubiertas por diversas modalidades de atención integral y de tiempo extendido. De esta forma contribuiremos decididamente a revertir los efectos regresivos de la infantilización de la pobreza.

Fuente del artículo: https://www.elpais.com.uy/opinion/columnistas/renato-opertti/educacion-infancia.html

 

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Cada 10.000 uruguayos, 4,5 alcanzan nivel de doctorado, cifra “muy inferior” a los países de la OCDE

América del Sur/Uruguay/Terciaria

Presentarán los resultados del primer censo de personas con doctorado en Uruguay.

El Programa de Población de la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) de la Universidad de la República (Udelar) presentó los resultados preliminares del Primer Censo de Doctores uruguayos o inmigrantes a Uruguay (PCDUY). El 15 y 16 de noviembre se hará un seminario para desarrollar las conclusiones a las que llegaron y el proceso de investigación, pero Adela Pellegrino, una de las coordinadoras del equipo de investigación, adelantó a la diaria que el objetivo de centrarse en los profesionales con doctorado fue profundizar los estudios sobre la migración calificada.

En la investigación detectaron a 2.415 personas con título de doctor. “Si se considera exclusivamente a las personas identificadas residentes en Uruguay y se las compara con las proyecciones de población, se observa que, en 2017, el 0,1% de la población de 30 años y más y el 1% de quienes finalizaron estudios terciarios contaba con estudios de doctorado terminado”, señala un documento preliminar al que accedió la diaria.

Esos valores equivalen a 4,5 doctores cada 10.000 habitantes y dejan a Uruguay ligeramente mejor posicionado que los países de la región, ya que la relación en Argentina es de dos doctores cada 10.000 ciudadanos, según los últimos datos que se tienen de ese país, que son de 2005. En los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los datos son de 2010, y la cifra se coloca en 70 doctores en Alemania, 36 en Francia, 18 en España y diez en Turquía, por ejemplo. Pellegrino aclaró que buscaron “comparar con los datos de la OCDE porque no había medidas previas. 0,1% no es nada de por sí, pero al compararnos con países desarrollados nos damos cuenta de que falta mucho”.

Entre los resultados se señala que “92% de las personas censadas nació en Uruguay, al tiempo que el 66,8% realizó sus estudios fuera del país. La información recogida indica que, si bien la mayor parte de las personas regresó al país, el 28% de quienes respondieron que realizaron su doctorado fuera del país reside actualmente en el extranjero. La situación inversa es menos frecuente: sólo 2% de quienes estudiaron en el país reside actualmente fuera de Uruguay”.

En cuanto a las áreas en que las personas se doctoraron, encontraron que 33% lo hizo en las ciencias naturales y exactas, 19,6% en ciencias sociales, 8,9% en ciencias agrícolas y 7,7% en las humanidades. Sobre la población, señalan que “no se encontraron desbalances por sexo significativos (48% correspondió a mujeres)” y “a nivel de áreas de conocimiento se mostraron disparidades similares a las que pueden observarse en las carreras de grado, con sobrerrepresentación de varones en Ingeniería y Tecnología, y en Ciencias Agrícolas”.

Local o visitante

En uno de los capítulos se detalla el lugar de realización de los estudios de doctorado. Uno de cada tres doctores estudió en Uruguay, mientras que, entre quienes cursaron sus estudios en el extranjero, los principales destinos fueron España, Estados Unidos, Brasil y Francia. Las investigadoras observaron “disparidades entre los campos de conocimiento, que pueden asociarse con la disponibilidad de programas a nivel local. Así, en Ciencias Médicas y de la Salud y Ciencias Naturales y Exactas, más del 40% de las personas censadas realizó sus estudios de doctorado en Uruguay. Mientras tanto, en Humanidades, Ciencias Sociales y Agrícolas, la proporción es sustancialmente menor (1,24, 7,3 y 12,3%, respectivamente)”.

Pellegrino explicó que los primeros estudios de doctorado uruguayos fueron en el área de las ciencias naturales y exactas, gracias al impulso que tuvieron con el Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (Pedeciba), que se creó con el retorno a la democracia, a fines del siglo pasado. Para la profesional, “áreas como las ciencias sociales o las humanidades tuvieron muchas más dificultades para el desarrollo”. De todas formas, el documento preliminar destaca que “la brecha con los restantes campos de conocimiento decrece en el período 2011-2017, con un fuerte incremento de la participación relativa de las Ciencias Sociales”.

La docente enfatizó que Uruguay comenzó a desarrollar los posgrados a partir de la vuelta a la democracia, cuando la Udelar retomó su funcionamiento bajo la Ley Orgánica de 1958. Esto se diferencia de los países de la región como Argentina, Brasil y México, que consolidaron la educación de posgrado entre las décadas de 1980 y 1990. “¿Por qué Uruguay no lo hizo al mismo tiempo? Es una de las preguntas que nos hacemos. Uruguay fue pionero en el desarrollo de la enseñanza primaria y secundaria y no sabemos por qué el posgrado fue más tarde. Estuve tratando de indagar en el tema pero no tenemos una respuesta concreta”.

Trabajo para doctores

En cuanto a la inserción laboral de los doctores, la investigación concluye que “varía según el lugar de realización del doctorado y el país de residencia. En particular, quienes cursaron sus estudios en Uruguay y aquellos que residen actualmente en el país, presentan mayores tasas de reincorporación a su posición original, con relación a aquellos que realizaron su doctorado en el extranjero o residen actualmente fuera de Uruguay”. Pellegrino detalló que esto puede deberse a que “la gente que cursa acá y vive acá se integra de manera más fácil al trabajo porque en general hace la tesis y los estudios en su contexto laboral, trabaja donde está enmarcada su tesis”.

Actualmente, 96% de los doctores encuestados declara estar ocupado. Esta cifra, según las investigadoras, habla de un “sector de la población con alta empleabilidad”; en comparación con la situación de los países de la OCDE, Uruguay está por encima del promedio, que se sitúa entre 86% y 98%. El estudio destaca que “aproximadamente un quinto de las personas censadas no accedió aún a una posición más alta, con una proporción aun mayor entre quienes estudiaron en Uruguay” y agrega que “con relación a las posibilidades de ascenso luego de culminados los estudios, para quienes retornaron a sus trabajos previos al doctorado, el ascenso posterior llevó en promedio 2,3 años, con independencia del lugar donde se realizaron los estudios”.

Asimismo, las investigadoras observaron “fuertes disparidades” por campo de estudio, ya que uno de cada tres de los doctores en el área de la ingeniería y tecnología acceden a una posición más alta en el mismo lugar donde trabajaban antes de tener el doctorado; mientras tanto, en las demás áreas “la relación asciende a uno de cada cinco, con la excepción de Humanidades, donde la cifra cae aproximadamente a uno de cada diez”.

Las investigadoras indagaron sobre la relación laboral que los doctores mantienen con su país de origen y con el país en el que cursaron sus estudios doctorales. Al respecto, en el documento detallan: “Se observa una alta proporción de casos que mantienen una fluida colaboración con su país de nacimiento. Esta parece ser superior entre los extranjeros que residen en Uruguay” que en los uruguayos radicados en el exterior. “La colaboración más habitual de los uruguayos residiendo en el extranjero con Uruguay consiste en la orientación de estudiantes (76%) y, en segundo lugar, en la participación de proyectos de investigación (58%)”, se agrega. Para Pellegrino, “hay algunas iniciativas relacionadas con la cooperación pero se podría desarrollar mucho más”, y agregó: “Varias veces se intentó empezar a desarrollar la vinculación entre los altamente calificados con los residentes, pero no se ha desarrollado tanto como es necesario, sobre todo teniendo tanta gente afuera como tenemos nosotros”.

Equipo de investigación: Luciana Méndez, Adela Pellegrino (coordinadora), Sofía Robaina, Andrea Vigorito, con la colaboración de Santiago Burone.

Coordinación de campo: Ximena Fernández.

Soporte informático: Matías Bentancor.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/articulo/2018/11/cada-10000-uruguayos-45-alcanzan-nivel-de-doctorado-cifra-muy-inferior-a-los-paises-de-la-ocde/

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Uruguay: Protestan docentes de Montevideo contra violencia en liceos

América del sur/Uruguay/15 Noviembre 2018/Fuente: Prensa Latina

Los liceos de Montevideo permanecen hoy cerrados a causa de una huelga de 24 horas que escenifican docentes en protesta por la agresión sufrida por una profesora a manos de un estudiante en uno de esos centros.
Participantes del paro denuncian como ‘actitud omisa’ la del Consejo de Educación Secundaria (CES) frente al violento incidente ocurrido la semana pasada en Liceo 41 de esta capital, en la que también golpearon a otra alumna.

A instancia de sus trabajadores la asamblea general de la Asociación de Docentes de Enseñanza Secundaria (ADES) convocó a la jornada de paro, luego de señalar que en ese centro ‘no están propiciadas las condiciones óptimas de estudio y trabajo’.

Los profesores agremiados sostienen que el hecho se dio como consecuencia de ‘problemas estructurales’ que tiene el local educativo y en esa línea señalan que han denunciado ‘la falta de un equipo multidisciplinario y sobre carga de trabajo’ que deben afrontar los docentes.

Por otra parte reclaman ‘no naturalizar la violencia dentro de las instituciones y que se den respuestas concretas’, explicó a los medios la vicepresidenta de ADES, Natalia Leiva, quien criticó la falta de respuesta y la contención adecuada por parte de las citadas autoridades educacionales.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=228486&SEO=protestan-docentes-de-montevideo-contra-violencia-en-liceos
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Educar, educar, educar

Por Renato Oppertti

La evidencia mundial, en sociedades de sur y de norte, en diversidad de contextos y con desafíos múltiples, nos indica que un efectivo proceso de cambio educativo requiere claridad, contundencia y detalle en el para qué y qué educar, como la brújula de toda iniciativa y acción que se emprenda.

Desde EDUY21 insistimos en que debemos discutir y acordar en conceptos que sin los mismos, los sistemas educativos quedan huérfanos de agendas, ruteros críticos y estrategias sobre los cuales construir, progresar y evidenciar impactos.

La historia comparada de la educación es sabia en señalarnos que son las ideas las que tienen una fuerza enorme en mover a las sociedades hacia el logro de mayores niveles de progreso y bienestar. Si el esfuerzo de una sociedad por más y mejor educación no se sustenta en una propuesta educativa sólida, apropiada por el sistema educativo y político, así como demandada y respaldada por la ciudadanía, ningún guarismo de gasto e inversión hace magia y genera procesos y resultados educativos de calidad.

Detengámonos en qué educar. EDUY21 propone que el sistema educativo en su diversidad de modalidades, públicas y privadas, se articule en torno a cuatro bloques de conocimientos y competencias en un continuo de formación compacta que va de los 3 a los 18 años. Se integra por una educación básica de 3 a 14, y una educación media superior de 15 a 18, que aborda de manera integral las expectativas y necesidades de desarrollo de los alumnos asociados a ciclos etarios. La idea de fondo es que el sistema educativo se organice de forma tal de asegurar continuidad y progresión en los aprendizajes sin rupturas y des- coordinaciones entre los niveles inicial, primario y medio. Cuando los sistemas funcionan fragmentariamente, sus principales víctimas son los alumnos.

Los cuatros bloques son entendidos como mane- ras complementarias de formar en voluntad personal, conocimientos, habi-lidades, valores y actitu- des para responder competentemente a desafíos que enfrentamos como personas, ciudadanos, emprendedores, trabajadores y miembros de diferentes comunidades. La competencia como tal no es solo la intencionalidad o la elaboración de una respuesta frente a un desafío, sino su concreción en un ac-tuar competente específico. Veamos cada uno de estos bloques.

El primero de ellos tiene que ver con las alfabetizaciones fundamentales, esto es, el conjunto de habilidades requeridas para la vida cotidiana y que sustentan todo tipo de aprendizaje. Otrora se definían en términos de los aprendizajes en lengua materna y matemática. Estos siguen siendo pilares de toda propuesta educativa pero se han ampliado y diversificado para atender otros requerimientos.

Nos referimos a: (i) las lenguas en un sentido amplio incluyendo el inglés y otras lenguas extranjeras, así como el lenguaje de la programación; (ii) la integración de ciencias y artes (por su sigla en inglés STEAM que abarca Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemática); (iii) la educación para la ciudadanía que incluye los asuntos de la historia, de la política y de la democracia, y del ejercicio de los derechos y las responsabilidades como ciudadano -educación cívica- así como de los temas candentes de la sociedad, en aspectos de convivencia y en aprender a vivir con otros -educación civil-; (iv) la alfabetización ambiental que tiene que ver con asumir con determinación y sustentado en evidencias la sostenibilidad del planeta; (v) la alfabetización financiera que sirva para tomar decisiones sobre finanzas y consumos; y (vi) la alfabetización en recreación y deportes como base ineludible de un desarrollo feliz y balanceado de las personas.

El segundo bloque aborda las maneras de pensar, actuar y trabajar. Se aspira a formar en las herramientas y procesos que coadyuven al estudiante en la búsqueda de renovados enfoques, soluciones originales y perspectivas diversas a la luz de responder a desafíos cambiantes y transversales a distintos saberes. Comprende: resolución de problemas complejos, pensamiento crítico, creatividad e innovación, colaboración, comunicación y negociación con los otros, formación de opinión y toma de decisiones, flexibilidad cognitiva -capacidad de adaptarse a situaciones cambiantes e inesperadas- y aprender a aprender.

El tercer bloque se relaciona con el autocuidado, la autonomía y la responsabilidad. Tiene que ver con las capacidades de hacer y ser responsable que contribuyan al desarrollo de estilos de vida autónomos, solidarios, saludables y sostenibles. Comprende las competencias vinculadas a cuidarse a sí mismo, a vincularse, a administrar su propia vida, a planificar y proyectar la vida diaria y futura, a las expectativas personales de estudio y trabajo, a desempeñarse en sociedad con sentido de iniciativa y espíritu emprendedor, a adaptarse críticamente a los cambios, a ejercer el liderazgo en diferentes aspectos de la vida y a una orientación de servicio.

El cuarto bloque implica asumir la doble condición de ciudadanía global y local. Se refiere a valores, actitudes y comportamientos que son la base del desarrollo de una conciencia ciudadana democrática y participativa, y del devenir ciudadano en la aldea global con sensibilidad y actuación local. Comprende la concientización y convergencia en valores y derechos humanos universales, respetuosos de las diversidades de género, identidades y afiliaciones, poder apreciar las diferencias entre y al interior de las sociedades y estar preparado para interactuar en la diversidad y vincularse con los otros.

Al finalizar la educación 3-18, el estudiante habrá logrado desarrollar, progresar y evidenciar los saberes y las competencias que le permitan enfrentar los desafíos de un mundo que cambia a ritmos exponenciales, sin avisar y afectando transversalmente la existencia humana en diversos planos de la vida.

El destino individual de cada alumno y de la sociedad en su conjunto, estriba en tener las formaciones requeridas para transformar el mundo de cambios disruptivos en una ventana de oportunidades para reforzar lazos de justicia, solidaridad y desarrollo entre uruguayas y uruguayos.

Fuente del artículo: https://www.elpais.com.uy/opinion/columnistas/renato-opertti/educar-educar-educar.html

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Entrevista a Jorge Grünberg: «Hoy nadie tiene el poder real de cambiar la educación»

Por: El País.

El rector de la Universidad ORT considera que el mayor problema de la educación hoy es la escasa cantidad de alumnos que termina Secundaria. Sostuvo que eso demuestra cierto grado de “analfabetismo” de la sociedad uruguaya y que cambiarlo requiere de voluntad política.

Afirmó que hoy no hay un “liderazgo” y que el poder de obstruir tranca las transformaciones. Grünberg criticó la regulación de las nuevas tecnologías, habló sobre los cambios que tendrá el mercado laboral uruguayo y sobre las competencias que se exigirán a los nuevos trabajadores. Además dijo que el país debe transformarse para potenciar a los alumnos del Plan Ceibal.

—¿Cuál es el principal problema que tiene la educación?

—Uruguay en materia de educación está en la tormenta perfecta. Hay graves problemas, son los mismos de hace muchos años y no han cambiado. Quizás el más grave es la poca gente que termina Secundaria. En Uruguay alrededor de dos tercios no termina y en el mundo actual no terminar Secundaria es una sentencia a no poder acceder nunca a los beneficios de una sociedad moderna. No terminar Secundaria hoy es una forma de analfabetismo. Si José Pedro Varela hoy viviera no estaría diciendo que tenemos que hacer escuelas por todos lados sino liceos y que tenemos que tener acceso a la educación universitaria. Este es un problema grave y es un problema que no está mejorando. En su enorme mayoría los que terminan el bachillerato son de los quintiles más ricos de la población, o sea, los que ya tienen ventajas al inicio. Un sistema educativo tiene que estar orientado a compensar diferencias no a ampliarlas. El tercer problema es cómo terminan. Según las pruebas Pisa los mejores alumnos uruguayos son peores que los peores alumnos de Corea del Sur. No solamente terminan pocos Secundaria sino que los que terminan son de los quintiles superiores de la población y además, aún viniendo de familias educadas igual saben poco.

—¿Qué hace que pese a los años el panorama no cambie?

—No hay un problema técnico. Cambiar un sistema grande como el uruguayo con casi un millón de estudiantes requiere voluntad política.

—El gobierno de Tabaré Váz-quez se propuso cambiar el ADN de la educación.

—No sé qué plan tenía ni qué plan tiene. Pero sí sé que hace por lo menos cuatro períodos de gobierno que está clarísimo. A partir de la reforma de (Germán) Rama cambió el modelo educativo uruguayo desde un modelo de elite a uno de inclusión y el problema es que cambió el objetivo, pero no cambiaron los métodos.

—¿Y qué hay que hacer?

—Tiene que haber una voluntad política importante. Hoy nos encontramos que la capacidad de hacer está muy desperdigada y la capacidad obstructiva está muy concentrada, entonces siempre gana la obstructiva. Hay grupos chicos pero poderosos con poder de veto y la voluntad de cambiar está muy desperdigada. No hay nadie que hoy tenga el poder real de cambiar las cosas en el sistema educativo.

—¿La generación que se formó con el plan Ceibal podría cambiar la perspectiva?

—El Plan Ceibal es una de esas luces al final del túnel. Se ha hecho una apuesta a enriquecer la educación y es un gran programa, pero no es que por eso va a salir una generación de Bill Gates. El ejemplo se puede ver en Cuba que tiene escuelas de primera calidad en todas las mediciones internacionales. Hay otros elementos en la cultura, la economía y la política que los van a bloquear. Si Uruguay quiere ser una sociedad abierta, emprendedora, creativa, competitiva tiene que tener una cantidad de arreglos sociales y políticos. Si todo el resto de los factores queda congelado como sucede hoy, lo único que hacemos es que la gente creativa se vaya del país. Si a la gente educada la ponemos frente a un mercado en donde los cargos se reparten por sorteo o por cuota política, o donde cuanto más trabajás más impuestos tenés o donde empresario y emprendedor son vistos negativamente, lo que va a pasar es que la gente a la cual le hemos dado la educación ceibalizada se va a terminar yendo a otro país o existe el riesgo, al menos.

—Ese mundo es en el que hoy surgen Uber, Airbnb. ¿Cómo ve el intento de regulación que pretende el gobierno?

—Diría que no me parece una reacción sana. Uber, Airbnb y otras similares de las economías interconectadas son desafíos que tenemos a nuestra manera de pensar, trabajar, regular el trabajo. Lo que me preocupa es que frente a un desafío la reacción sea congelar y proteger.

—¿Cree que hay cierto grado de conservadurismo?

—Las sociedades modernas, las que tienen éxito no son las sociedades más fuertes sino las que se adaptan rápidamente al cambio. De este proyecto también se desprende una incomprensión de cómo cambió la sociedad. Cuando en definitiva dice que se van a regular las actividades a través del servicio final, implica que a Uber lo vamos a regular como si fuera una empresa de taxímetros y a Airbnb como si fuera una empresa hotelera. Estas empresas lo que hacen es transferir información de unos a otros. Todo el mundo tiene que pagar impuestos. El tema es qué impuestos. Asimilar Uber a una empresa de taxis lo que muestra es la incomprensión de lo que hace Uber. ¿Airbnb se le va a regular como hotel? ¿Van a ir los bomberos a ver si tiene la habilitación? No tiene sentido. Hay que actualizar las concepciones. Si las compañías de taxis tienen un reclamo por competencia desleal porque ellos pagaron una licencia para ser taxis, bueno, devuélvanselas. Eso demuestra una manera más barata a la larga.

—Hay empresarios que dicen que los jóvenes no están preparados para el mundo de hoy.

—Yo creo que, como el proyecto de ley lo demuestra, los que no están preparados son los adultos y no los jóvenes. Es enorme la cantidad de jóvenes que hay hoy manejando autos de Uber, he conocido casos en que entre dos o tres se están comprando autos para ofrecer el servicio de Uber. Hay otros que están haciendo software para usar con las aplicaciones de Uber. El problema es de los adultos y del liderazgo uruguayo en todas las disciplinas, no de los jóvenes.

—¿En qué ve un problema de liderazgo?

—Esta no es una expresión política. En todos los ámbitos se encuentran problemas para aunar las voluntades necesarias para hacer los cambios y los costos que implican, entonces pequeñas decisiones llevan un tiempo enorme. Hay una falta de valorización del conocimiento, entonces se va a discutir la ley de la marihuana y no se atiende lo que dice la Sociedad de Psiquiatría. Regularmente y constantemente los debates públicos en nuestro país se nota que el conocimiento académico no es suficientemente valorizado. Esto no quiere decir que los que tenemos títulos universitarios estemos por encima de nada, solamente quiere decir que el liderazgo tiene que actuar pa-ra el bien común y aunando voluntades para pasar por arriba de corporaciones que hoy defienden sus intereses y bloquean esos cambios. Por algo hay lo que se llaman industrias del futuro y otras del pasado. La historia de las últimas décadas en Uruguay no solo es que no hay la transición hacia industrias nuevas sino que hay una reedición de continuamente volver a abrir las industrias que no funcionan como la caña de azúcar.

—Con estos cambios, ¿qué empleos desaparecerán en el futuro?

—El mercado laboral va a cambiar mucho en Uruguay y en el mundo entero. Ha habido en el último siglo y medio tres oleadas grandes de redefinición. Ahora estamos entrando en una etapa mucho más peligrosa porque la tecnología empieza a poder sustituir funciones de los servicios. Entonces un contador capaz que hoy un 70% de lo que hace ya está automatizado. Eso no quiere decir que no va a haber más trabajo de contador sino que cinco van a hacer el trabajo que hoy hacen 50. Y que las únicas tareas que le van a quedar son las más creativas. A medida que la inteligencia artificial o la robótica y el internet de las cosas se desarrolle va a haber una reconversión muy importante en el mercado laboral. Las únicas personas y países a los que les va a ir bien van a ser aquellos que tengan una población que pueda adaptarse y competir y producir en esa alta gama creativa. Va a hacer falta saber matemáticas para tener un pensamiento riguroso, saber varios idiomas, ser emprendedor.

—¿Qué hace falta para impulsar eso?

—En este momento en Uruguay el problema no es la escasez de fondos sino la escasez de proyectos. Cómo generar una cultura emprendedora al estilo Silicon Valley no es un problema solo de Uruguay. En cualquier país el porcentaje de Bill Gates y Steve Jobs es muy chico siempre, y cuando hay tres millones y medio de habitantes y solamente termina Secundaria 33% y la universidad un 15% y solamente hace un posgrado el 2%, es difícil. Bill Gates no tiene posgrado y Steve Jobs tampoco, pero son excepciones. Google se hizo con una tesis de doctorado y en general el alto nivel educativo se correlaciona bien con la capacidad de hacer cosas nuevas. Esto no quiere decir que gente que no tenga Secundaria terminada no puede tener buenas ideas, pero la inteligencia es un valor que no se puede cultivar sin educación.

—¿No cree que es algo que ven como lejano?

—También es lejano llegar al Barcelona y sin embargo todos juegan al fútbol. No toda la innovación viene a partir de la computación, puede venir de la música, la danza. La pregunta es ¿quién se tiene que adaptar?, ¿es el alumno al sistema educativo monolítico que no le ofrece ninguna opción o el nivel educativo a los millones que quieren cursar? Los liceos deberían tener consejeros y flexibilidades que digan el liceo especializado en música es aquel, entonces el muchacho que tiene facilidad o interés va a seguir en aquel liceo que le va a cultivar sus talentos y virtudes y no al del barrio. Creo que allí el sistema será más interesante para los docentes y los estudiantes.

Fuente del artículo: https://www.elpais.com.uy/informacion/hoy-nadie-real-cambiar-educacion.html

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El acceso a la educación superior en Uruguay: ¿azar o mérito?

Uruguay / 11 de noviembre de 2018 / Autor: Eco. Claudio Rama, Dr. ED, Dr. DER / Fuente: República

Los países han establecido mecanismos selectivos de acceso a la educación superior en base al merito, acompañados desde los años 70 por políticas proactivas compensatorias, asociadas a la “justicia con equidad”. Uruguay a diferencia ha permitido el acceso a todos a la educación superior pública sin ningún mecanismo de selección: ni aranceles, ni exámenes evaluativos, ni cupos limitantes, ni mínimos de aprobación de créditos o tiempo de estudio.

Ello derivó en alta cobertura, pero a la vez bajos niveles de aprendizaje, alta deserción estudiantil y altos costos por titulado. Este sistema de acceso libre, sin control incluso de asistencia, refuerza su tendencia estructural a la baja calidad ante la ausencia de mecanismos externos de aseguramiento de la calidad. Sin embargo, parecería estarse modificando –en parte al menos- hacia un sistema selectivo de cupos con acceso por azar, aún más trágico para el país.

En algunas carreras se han establecido cupos, pero que se distribuyen por azar y no por méritos. Se sostiene ahora que por limitaciones de espacio y de calidad, el azar es el mecanismo más democrático para seleccionar el acceso. Es un enfoque de igualitarismo de la suerte, frente a lo que llaman la desigualdad de los méritos como mecanismo de selección. El mérito es visto como herencia de clases y de los padres, y se proclama al azar como un acto democrático, y eje en la construcción de una sociedad de iguales.

Veamos los casos. El ingreso actual en la UDELAR en el área de salud a la Escuela Universitaria de Tecnología Médica (EUTM), en el Instituto Superior de Educación Física (ISEF) y en la Escuela de Diseño de la Facultad de Arquitectura (total casi 25 carreras), se realiza mediante sorteo de cupos predefinidos. Es un acceso por azar y donde los que se prepararon más tienen las mismas chances que los que no se han esforzado ellos o sus familias. Ello va a contramano de la Declaración de los Derechos Humanos que firmó Uruguay que dice que “el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos”.

En el Instituto Superior de Educación Física que antes realizaba pruebas prácticas y teóricas para seleccionar a los mejores, desde el 2013, cambio la política de acceso y decidió sustituir la prueba teórica de múltiple opción por el sorteo y mantener la prueba práctica, y desde el 2014 eliminó la instancia práctica, y el azar es la única barrera para acceder tanto en Montevideo como en el interior. Igualmente tiene cupos para el sorteo por departamento y para extranjeros. Se ha llegado a sostener que “no había ningún motivo que pudiera justificar el hecho de seleccionar.

Ni a nivel práctico ni a nivel teórico porque la selección se hace únicamente por la existencia de cupos”. También se planteó que es una cuestión de clase social ya que habían clubes privados que entrenaban a los aspirantes a ingresar al ISEF y que la gente que podía pagar y que había tenido, en su etapa de estudiante escolar, acceso a piscinas iba a tener mayor posibilidad que aquellos que no. Se argumenta que el sorteo es el mecanismo más democrático de selección ante las limitaciones de recursos y la alta demanda de acceso, y que liberar el ingreso a todos implicaría que los estudios tuvieran menor calidad académica.

En el caso de la Escuela Universitaria de Tecnología Médica (EUTM), la selección por azar es a sus 18 carreras del área de tecnología médica en las 3 sedes y no importan los méritos. El sorteo es ordenado y centralizado, y se realiza por Internet con presencia de un escribano público, como parte de una política explícita del Consejo Directivo Central (CDC) de la UDELAR, bajo el actual Rector Markarian. Existe una página web para inscribirse en esos sorteos. https://preinscripciones.udelar.edu.uy/

La Declaración de los Derechos Humanos, que firmó Uruguay, establece una concepción por la cual el mérito es el criterio central para determinar el ingreso a la universidad en condiciones selectivas y que reconoce los esfuerzos de las personas. Ello además se asocia a quienes posteriormente tienen una mayor eficiencia de titulación. Igualmente, también el mérito, por su mayor correlación a los graduados, se conforma con la mejor asignación de los impuestos de las personas, dadas las externalidades positivas para todos de los egresados.

En este cambio “anti- meritocrático” si el mecanismo de acceso estudiantil se constituye en el azar (para quienes han cumplido el mínimo de ser bachiller), también cabría que la selección de los profesores debería ser por azar entre aquellos que cumplan los mínimos niveles. El máximo y la calidad dejan ser el mecanismo de selección social y del rol educativo, para pasarse a igualar por abajo, donde el azar se conforma como el mecanismo más idóneo.

El rechazo al mérito, para algunos se apoya en que crea desigualdades en tanto pone a la competencia y el éxito individual en el centro de los vínculos entre los seres humanos, e instaura una estructura de sectores privilegiados asociado a la educación y a las competencias y habilidades del conocimiento. El azar sería una forma de anular el mérito previo, aunque éste no elimina la desigualdad que crea la propia educación.

Sin embargo, cuando uno analiza las carreras donde no hay selección y hay además gratuidad, los pobres no ingresan a la educación superior. Con la selectividad es posible asignar mejor las becas a los que no tienen ingresos, reducir la deserción y tener mejor calidad. Con el azar no.

Tienen tanta posibilidad de ingresar los mejores como los peores. Es la justicia social del azar contra el esfuerzo. Al final el azar del sorteo es casi igual que el azar de la cuna, ya que no depende de los esfuerzos personales. Es claro que una sociedad justa debe buscar compensar las desigualdades, pero no será justa una sociedad sino recompensa los esfuerzos.

Aquellas desigualdades de las que las personas no son responsables son inmerecidas e injustas, mientras que las que derivan de la responsabilidad individual y el esfuerzo si son merecidas y justas. La sociedad uruguaya estableció la gratuidad en el acceso a la educación superior pero al mismo tiempo reconocía el principio del mérito. Hoy lo está abandonando. Es la misma filosofía del cambio de los abanderados. Pero peor aún, para la educación superior.

Fuente de la Noticia:

El acceso a la educación superior en Uruguay: ¿azar o mérito?

ove/mahv/293788

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