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Tulio Ramírez: “Hay un incremento de ausentismo docente en el país”

Venezuela / 5 de mayo de 2019 / Autor: Diario República / Fuente: Tips Femeninos

El presidente de la Asamblea de Educación, Tulio Ramírez , alertó sobre el incremento del ausentismo docente y señaló que las circunstancias actuales y “las penurias que estamos pasando”, están incidiendo negativamente en la jornada escolar. “No asisten porque hay dificultades con el transporte, porque cuando un docente tiene una entrada extra, asume que la escuela sería su segundo frente laboral. Lo que pueden ganarse en una mañana trasladando a alguien al aeropuerto, es lo que podría recibir en un mes de trabajo”, dijo. Advirtió que aunado al ausentismo docente, en muchos casos, los profesionales de la educación renuncian a mitad del año escolar y las escuelas han optado por sustituirlos por padres que han asumido ese rol, “pero que todos sabemos que las competencias pedagógicas ameritan años de estudio”. Agregó que la crítica situación de la educación venezolana, no es producto solamente de las contingencias por las fallas eléctricas y de agua, sino también por factores propios de la crisis , que están evitando que alumnos y profesores asistan regularmente a las escuelas. El también director del Doctorado en Educación de la Universidad Católica Andrés Bello , indicó que durante el mes de marzo “en el mejor de los casos”, se dio clases 9 días. Ratificó su preocupación por las repercusiones que supone la pérdida de actividades escolares. “En educación, un día que se pierda de clases, no se puede recuperar, porque se van acumulando los contenidos”, dijo en entrevista a Román Lozinski en el circuito Éxitos de Unión Radio. Resaltó que la situación dificulta que los niños adquieran las habilidades para ir a niveles superiores “y luego cuando llegan a la universidad no cuentan con las competencias para ser exitosos en ninguna prueba de admisión y si lograr pasar, serán profesionales con muchas deficiencias”. Ramírez cuestionó las políticas gubernamentales implementadas en el ámbito educativo y criticó que “la calidad pedagógica esté en segundo plano”.

Fuente de la Noticia:

Tulio Ramírez: “Hay un incremento de ausentismo docente en el país”

ove/mahv

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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 5 de mayo de 2019: hora tras hora (24×24)

5 de mayo de 2019 / Autor: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 5 de mayo de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

00:00:00 – Carlinhos Brown: «América Latina necesita un movimiento de educación»

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01:00:00 – Educación publica – Cortometraje de animación

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02:00:00 – Tulio Ramírez: “Hay un incremento de ausentismo docente en el país”

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03:00:00 – Cómo perder el miedo a las matemáticas a través de las redes sociales

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04:00:00 – México: ¿Qué tan importante es el libro de texto gratuito en las escuelas? Esto dicen los maestros

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05:00:00 – Como ser un buen docente y no morir en el intento

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06:00:00 – Libro: La educación en Panamá : panorama histórico y antología (PDF’s)

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07:00:00 – Para salir del pantano

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08:00:00 – Libro: Ser nahua, ser docente, ser migrante (PDF)

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09:00:00 – La crisis de la educación pública latinoamericana en el marco del capitalismo (Video)

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10:00:00 – Libro: La Psicología en la Educación. Experiencias Educativas y Comunitarias (PDF)

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11:00:00 – La posta en la educación no se está cumpliendo

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12:00:00 – Autonomía de universidades de Latinoamérica y el Caribe bajo franco ataque

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13:00:00 – Entrevista al autor de la serie Héctor Lozano: repitió de año dos veces pero creó a Merlí, el profesor más famoso de la televisión de hoy

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14:00:00 – Apuestan Ecuador y Cuba a producción audiovisual educativa

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15:00:00 – 12 razones por las que destacamos hoy el trabajo de los profesores

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16:00:00 – Inédito estudio chileno muestra cómo la práctica musical mejora tu atención

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17:00:00 – Jordi Adell: “Los países asiáticos que salen tan bien en PISA son un auténtico infierno para los niños”

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18:00:00 – México: Invitan a participar en la educación basada en Inteligencia Artificial

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19:00:00 – Cinco tecnologías educativas en «El dato, más allá de la Educación»

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20:00:00 – Puerto Rico: Opiniones mixtas sobre nuevo modelo universitario

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21:00:00 – Virginia Mórtola: «No se puede obligar a los niños a leer» (Audio)

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22:00:00 – Honduras: CN elimina el decreto que pretendía transformar el sistema de educación y salud l Día político

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23:00:00 – Educación en la Mira: Mesa de análisis 28042019 (Video)

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En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

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Ideas para una transformación radical de la educación universitaria[i]en el marco de la cuarta revolución industrial

Por: Luis Bonilla-Molina

Al momento de cerrarse el ciclo de los procesos de independencia nacional en Latinoamérica y el Caribe, las Instituciones de Educación Universitaria (IEU) no superaban en número a las treinta y dos. La formación que se impartía en ellas estaba centrada en la cualificación de la élite dirigente y el funcionariado que administraba las colonias.

 

Los procesos de instauración republicana impulsaron la introducción en las Instituciones de Educación Superior (IES), de las invariantes tecno-políticas inherentes a la primera y segunda revolución industrial. El giro de las IEU hacia el paradigma del mundo industrial se expresó en su alineación con los propósitos modernizantes de la ciencia, el modo de producción capitalista y la episteme democrático liberal. Las narrativas cuestionadoras del nuevo orden emergieron desde los bordes hacia el centro, en un intento por desbordar la nueva institucionalidad.

 

La tercera revolución industrial se inicia en la década de los sesenta del siglo XX. El mundo universitario reaccionó ante la vorágine de este arribo, valorando lo nuevo como una simple época de innovación informática y entretenimiento digital, manteniendo intactas las correlaciones entre objetivos de aprendizajes y cotidianidad argumentativa, sosteniendo sin variar los soportes y dispositivos del saber, incluso incrementando el volumen de los contenidos del ayer, los métodos de enseñanzas y el performance pedagógico heredado del periodo post independentista.

 

El propio pensamiento alternativo se concentró en construir discursos e imaginarios para otra sociedad y mundo posible, desde el terreno de lo político ideológico, económico y social, eso sí dentro de los cánones conceptuales de los dos primeros ciclos de las revoluciones industriales.

 

La globalización económica y la mundialización cultural de la década de los ochenta del siglo XX, relocalizó la actividad investigativa de los distintos campos de las ciencias, en las periferias del mundo universitario. Cada vez más, el complejo industrial cultural-científico, se convirtió en el epicentro de los nuevos conocimientos, algo que aún formalmente seguía siendo atribuido al mundo de la educación superior. Esta disfuncionalidad fue rápidamente percibida por las clases dominantes y los sectores populares, aún antes que el propio mundo de la academia. La universidad comenzó a ser increpada respecto a su pertinencia y calidad.

 

En el año 2011 la feria tecnológica realizada en Hanover, Alemania, anuncia el inminente desembarco de la cuarta revolución industrial. La tercera década del siglo XXI es la fecha prevista para el inicio de este nuevo ciclo de innovación, con su impacto en el modo de producción global, la gobernabilidad, las relaciones sociales y, por supuesto, en el campo científico tecnológico.

 

La universidad debe entonces, no solo ponerse a tono respecto a las implicaciones en los distintos campos del conocimiento de las innovaciones que nos trajo la tercera revolución industrial, sino, atreverse a pensarse y situarse, en el marco de un cuarto giro tecnológico global.

 

La velocidad de la aceleración de la innovación, es hoy en día, miles de veces más rápida que la que mantuvo en las décadas y siglos precedentes; en contraposición, las instituciones de educación superior piensan el cambio en tiempo de vals, con un formato temporal que les lleva a ocupar décadas para analizar lo nuevo y otras más para comenzar a generar un cambio radical.

 

Es urgente imaginar el mundo universitario en el siglo XXI con el dinamismo y la celeridad que impone el presente o seremos acompañantes del sepelio de hecho, para una de las instituciones que más esperanzas generó en la humanidad.

 

Una transformación de estas magnitudes es una tarea que nos ocupará por lo menos dos décadas, por ello es urgente comenzar ahora, con una planificación que contenga metas e indicadores anuales, interanuales y de sexenio, antes que nos devore la parálisis paradigmática.

 

Transformar las IES para que empalmen de manera libertaria con la cuarta revolución industrial, implica de manera urgente, la construcción de una “agenda del decisor” en políticas universitarias, que contenga un conjunto de premisas básicas asociadas al actual momento civilizatorio. Algunas de ellas son:

 

  1. El mañana comenzó ayer: cuando se piensa la transformación universitaria, se suele descalificar a quienes planteamos la convergencia de la innovación tecnológica con las tareas de la academia, señalando que somos aprendices de futurólogos o imitadores de Julio Verne.

 

En contraposición se generan análisis fundamentados en documentos y libros publicados en los últimos diez años, en los cuales se habla del mañana. Ojalá y ese fuera el camino para resolver el creciente ruido de fondo, pero la cuestión es mucho más compleja. La mayoría de publicaciones que hacen referencias a tendencias futuras, en realidad se están refiriendo al ayer. La aceptación como cierta de esta literatura obsoleta proviene del nivel de atasco paradigmático en el cual se encuentra sumergida la universidad en las últimas décadas.

 

Ese es el drama de no entender el impacto de la actual aceleración de la innovación y el conocimiento. La clave para avanzar pareciera estar en la conformación de equipos transdisciplinarios de cientistas, epistémicamente ubicados en el centro de la turbulencia actual, que piensen desde allí, la universidad del siglo XXI.

 

  1. El retorno de la Universidad a su rol de generador de conocimientos: todos estamos de acuerdo en forjar los cambios necesarios para que la universidad latinoamericana y caribeña se ubique en el vértice central de la innovación, sin que ello implique descuidar la agenda social transformadora. Pero es más fácil anunciar el cambio que iniciarlo.

 

Nuestras universidades fueron construidas sobre la lógica estructurante de la docencia, conteniendo rituales anexos de extensión e investigación. Se pretendió resolver el problema de la distancia entre producción y reproducción de conocimientos, apelando a las investigaciones para los asensos de categoría de profesores y aprendices. Para ello, se construyeron rutinas de premios, incentivos, financiamientos y becas, que lejos de abrirle las puertas a lo nuevo terminaron convirtiéndose en el camino para hablar del cambio sin cambiar, para citarnos de manera inacabable entre académicos.  Algo tendría que cambiar de manera radical en la estructura funcional de lo que llamamos universidad.

 

Por ello, considero que es urgente focalizar la agenda transformadora de la IES en la conformación de potentes centros de investigacióna su interior, que piensen los cuellos de botella en los campos de la(s)

 

a) informática, conectividad, inteligencia artificial, metadatos, programación, robótica;

 

b) la física que trabaje las máquinas de la tercera y cuarta revolución industrial, desde, pero más allá, del mundo cuántico;

 

c) implicaciones del desarrollo de la neurociencia, la arquitectura cerebral, el ADN humano y la química molecular en la vida y la evolución de la especie humana en ciernes;

 

d) industria cultural y su impacto en los imaginarios, narrativas y modos de pensar de las nuevas generaciones. Es decir, como el mundo digital, la interactividad, los video juegos, la imagen y el color están modificando los procesos cognitivos y de sociabilidad humana;

 

e) nueva dinámica socio política propia de un mundo impactado por la democracia de la toma de decisiones en tiempo real, gracias a la comunicación y el diálogo 4.0;

 

f) la crisis civilizatoria de dialogo inter generacional, derivada de nuevas formas de analfabetismo y arcaísmo cultural, que crean barreras en el dialogo y comprensión, al interior de clases sociales y grupos humanos, que antes se consideraban culturalmente vinculados;

 

g) libertad, solidaridad, emancipación, soberanía e independencia en la nueva realidad de control y dominación global;

 

h) resolución de los viejos problemas de exclusión con el nuevo desarrollo científico tecnológico;

 

i) producción industrial en el modelo 4.0;

 

j) materias primas, extracción y producción a partir de los nuevos materiales que demandan los procesos productivos;

 

k) nueva arquitectura financiera derivada del mundo digital y las nuevas formas de reproducción del capital en el siglo XXI;

 

l) crisis ecológica global, calentamiento planetario y cuenta regresiva para la vida humana en un contexto de singularidad tecnológica y de innovación.

 

Estos son solo algunos de los temas que serán determinantes para la reestructuración que debe tener en el cortísimo plazo la formación profesional universitaria.

 

  1. Campos del conocimiento: del numeral anterior se desprende una interrogante ineludible: ¿Qué profesiones requiere este drástico cambio en la producción científico tecnológica?Responder esta interrogante pasa por analizar previamente, las posibilidades reales de transformación acelerado de una institución que durante más de ocho siglos se ha considerado así misma, como el lugar de enunciación del conocimiento.

 

Mi lectura es que son limitadas sus posibilidades de transformación radical. No obstante, el tema central de este artículo no es ese; en otro momento abordaremos una estrategia integral para promover y acompañar la revolución institucional que demanda el presente.

 

Desde mi punto de vista, los formatos y performances profesionales y la titulación actual están en proceso acelerado de obsolescencia. En consecuencia, pareciera que las nuevas carreras deberán ser transdisciplinarias e integrar campos que antes eran estancos profesionales.

 

Para no golpear certezas cognitivas ni despertar susceptibilidades, no hablaré de profesiones sino de campos profesionales. Considero que la universidad del siglo XXI debe atreverse a pensar en fusiones de profesiones que ya no tienen razón de ser separadas de las otras, e intentar construir campos paradigmáticos emergentes.

 

Así como hoy es imposible pensar las ingenierías sin informática, animación 3D y estética digital, tampoco estas últimas innovaciones pueden estar desconectadas de los avances en investigación sobre sociabilidad, integración y aprendizajes compartidos. La ciencia médica hoy tiene un componente esencial en la prevención y la resolución anticipadas de problemas mediante el conocimiento del genoma humano y las nuevas dinámicas del futuro. Las ciencias sociales tienen que atreverse a integrar procesos que antes podían tener algún fundamentado para estar separados, pero que hoy carece de utilidad su fraccionamiento. La comprensión de la interacción humana liberadora en el presente pasa por conocer y desarrollar estrategias emancipatorias de dialogo entre tecnología y vida humana.

 

No pretendo hacer en este breve artículo un tratado de los procesos de integración y disolución de campos profesionales derivados de la primera y segunda revolución industrial, sino contribuir a generar un ambiente de reflexión al respecto. Lo que si debo anticipar es que considero que los campos profesionales requeridos para la cuarta revolución industrial parecieran no exceder de una docena, lo cual es una buena noticia para quienes hemos venido planteando las limitaciones de los enfoques disciplinarios.

 

Muchas de las profesiones de hoy, parecieran que van a tener mañana, el estatus de oficios. Esto no es peyorativo ni implica una degradación, sino sería una realidad que forma parte de mutaciones cíclicas, como las que ya hemos vivido en otros tiempos históricos.

 

  1. El arte de enseñar: Ser docente en el siglo XXI es una aventura que requiere apertura paradigmática y plasticidad cognitiva. Ya es imposible partir de la premisa que indicaba que el docente tenía el monopolio del saber.

 

En la sociedad de la información los estudiantes pueden saber más que el docente en un determinado tema. Ello no es bueno ni malo, simplemente es una nueva realidad epocal. En consecuencia, ello moviliza la certeza del docente hacia el campo contingente de un armonizador de saberes, quien garantice pensamiento crítico y direccionalidad estratégica.

 

Esta dinámica es alucinantemente hermosa, porque disuelve el viejo esquema de la enseñanza reproductora, pero puede abrir las puertas a formas mucho más acabadas de inmovilidad de los saberes, lo cual debe ser anticipado y abordado con nuevos esquemas creativos por parte de los y las docentes universitarias. Pensamiento crítico y episteme dialéctica contribuyen a disminuir la incertidumbre cognitiva ante lo nuevo.

 

Abordarlo demanda un repensar la formación docente inicial y continua, ya ninguna reforma puede dejar de iniciarse en el mundo universitario. El problema sigue estando en la gobernabilidad política de ello. En consecuencia, la habilidad política para construir apertura al cambio y consensos debe ser un rasgo de los futuros decisores y líderes de los sistemas educativos, así como de los líderes de las universidades.

 

  1. Variaciones en los tiempos de los procesos de enseñanza – aprendizaje: Hoy el aula deja de ser un espacio donde una persona enseña y otros aprenden. Las escuelas, liceos y universidades deben convertirse en espacios donde todos comparten sus saberes en una determinada área del conocimiento y el docente es el encargado de llenar vacíos, trabajar la mirada crítica garantizando que emerjan todas las posiciones sobre un mismo tema y quien le dé sentido y direccionalidad a lo que se construye de manera compartida.

 

Las tareas no pueden ser ya más para verificar el aprendizaje pasado, sino para recorrer anticipadamente el desafío que para el conocimiento significará integrar todos los aprendizajes que se tienen sobre un mismo tema.

 

Eso potencia las seguridades de los estudiantes y del profesor, respecto al aprender haciendo, que no es un ejercicio de neo empirismo, por el contrario, de armonización dialéctica entre teoría, praxis y reflexión crítica que posibilite volver al conocimiento con renovadas miradas derivadas del debate y la experiencia.

 

 

  1. El oficio de aprender a lo largo de la vida: la universidad del pasado titulaba para ejercer profesionalmente. La universidad del futuro deberá titular para aprender a aprender a lo largo de la vida. Eso no es una simple combinación de letras y palabras, sino una revolución paradigmática.

 

Ello pasa por abrir espacio a lo nuevo sin quebrar la memoria histórica institucional. Una forma de avanzar en esta ruta es construir caminos de encuentro entre los centros de investigación y los egresados, para hallar puntos de contacto entre las prácticas de ambos mundos.

 

La lógica que emerge es la de aprendizaje continuado. Para ello resultan útiles las experiencias pilotos, los ensayos donde todos estemos plenamente conscientes que estamos innovando, errando y corrigiendo.

 

Por eso, he insistido en varias oportunidades respecto a que los docentes y las instituciones educativas aprendemos más rápidamente si vemos una experiencia en construcción y, a partir de ella, movilizamos nuestras percepciones y paradigmas. Considero que en cada país se debe constituir de emergencia, una universidad experimental que modele y anticipe el futuro en sus procesos. Intentar cambiar todo de una sola vez, puede generar resistencias irreflexivas que obstruyan innecesariamente la auténtica transformación.

 

La propia universidad debe entenderse y construir sus dinámicas, como un ser colectivo que aprende de manera permanente y continua, a través de todo tiempo histórico.

 

  1. El texto en un mundo digital que se expande con la big data, los metadatos y la conexión 5G: el libro es parte inmanente de la cultura universitaria y seguramente lo seguirá siendo.

 

Pero el libro también cambia conforme se transforman los modelos de comunicación. El libro interactivo y cambiante, conforme muta la realidad, con formatos que combinan lo físico y lo digital, lo lineal y lo difuso, las narrativas estables combinadas con la opinión del lector, son solo algunas de las expresiones que tendrán impacto en las viejas lógicas de revistas arbitradas y publicaciones científicas.

 

El cambio es también editorial y no tiene que ver solo con los limitados conceptos de virtualidad y colocar los textos en una web; el cambio es mucho más profundo.

 

  1. El tamaño importa: la lógica del periodo colonial y republicano ha sido el de conformar grandes universidades con núcleos y extensiones. La gobernabilidad del sistema así lo demandaba. Ese modelo está agotado.

 

Hoy cada país debe construir su propio sistema que tienda a la reducción del tamaño de las universidades. No significa privatizar, ni cerrar universidades o dejar fuera de ella a estudiantes, sino relocalizar su formato. Es el momento de la mayoría de edad de los núcleos, extensiones y capítulos.

 

Las universidades del futuro tendrán que ser pequeñas y ancladas a territorios concretos. Solo de esta manera estarán en la capacidad de construir dinámicas flexibles e interactivas de cambio incesante.

 

  1. Hacia un nuevo modelo de gestión universitaria: la forma como se gestionó la universidad correspondió a un modelo colonial, sostenido y ampliado en el periodo republicano. La necesaria autonomía universitaria debe fortalecerse, pero también redimensionarse hacia el encuentro con lo comunitario, con lo territorial.

 

Ello pasa por pensar un co-gobierno universitario con el pueblo, con los ciudadanos del territorio en el cual se encuentra inserta la universidad. Es como diría Cortázar, un modelo por armar.

 

  1. Las nuevas representaciones en la democracia del siglo XXI: si la democracia cambia, si la democracia digital se impone, las universidades no pueden estar ajena a ello y anclada al viejo paradigma democrático.

 

La democracia universitaria tiene que dar el salto a la toma de decisiones colectivas diarias en tiempo real, como cotidianamente lo hacen las nuevas generaciones. Ello tendrá un impacto profundo en lo social y la gobernabilidad, proceso en el cual la universidad está llamada a tomar la iniciativa y ponerse a la vanguardia para modelar y re-conceptualizar al mundo.

  1. La justicia social: todo el cambio que demanda en el presente el concurso de la inteligencia colectiva universitaria, debe servir para fortalecer el compromiso de las universidades latinoamericanas y caribeñas.

Esta es una afirmación que es propia de nuestra memoria histórica y que adquirió un espacial énfasis a partir de la rebelión universitaria del Cuzco y la Reforma de Córdoba.

Una universidad comprometida con la transformación de la sociedad, con el cambio radical, tiene como columna vertebral la justicia social y ello adquiere especial relevancia en el presente.

La segunda revolución industrial dejo al margen, en la exclusión, a más de 1300 millones de seres humanos, a la par que generaba una concentración de la riqueza en un 1% de la población y formas diversas de exclusión al 99% de la población.

La cuarta revolución industrial amenaza con iniciar el giro de sus mecanismos con más de 5000 millones de excluidos, no solo de sus beneficios sino de su forma de vida, a la par de promover una concentración aún mayor del capital en menos personas.

De nada valdría una reforma estructural, un cambio radical de la universidad, si esta movilización cognitiva, paradigmática, estructural y funcional no tiene como teleología el trabajo por la inclusión y la justicia social.

Estos son solo algunas ideas sueltas que aspiramos reflejar en el libro que al respecto estamos escribiendo

 

Ciudad de Panamá, Panamá.

Notas:

[i]En este trabajo las denominaciones: Instituciones de Educación Universitaria (IEU) e Instituciones de Educación Superior (IES) se consideran equivalentes u homologadas

Fuente: https://luisbonillamolina.wordpress.com/2019/05/03/ideas-para-una-transformacion-radical-de-la-educacion-universitariaien-el-marco-de-la-cuarta-revolucion-industrial/
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Movilización de las ideas

Por: Rose Mary Hernández Román

Las cuestiones que enfrentamos hoy en las sociedades son de naturaleza profundamente intelectual. También son colosales. El proceso de la interpretación de los hechos nunca se puede dar en su totalidad, la realidad es relativa y no absoluta, las ideas se configuran de muchas formas, y el término conocimiento se entiende quizás de muchas más expresiones y características, pero, si no desarrollamos una noción compleja de la ontología del contexto que enfrentamos, terminamos entonces, en el mismo punto de partida, sustentado por lo tecno-burocrático que solo buscan mantenerse en el dominio existencial.

La colonialidad como proceso de ocultamiento de pensamientos alternativos se ha insertado en el campo cultural. La admisión de la pluralidad se instala como una oportunidad para supera las ideas reduccionistas dentro de los procesos mentales, logrando la transformación de la estructura de las relaciones sociales y dar respuesta  desde el mundo de lo intangible  y lo abstracto, a lo tangible y real.

En tal sentido, el diálogo académico desde la complejidad interpretativa debe albergar acciones emancipadoras, que emergen desde miradas individuales y  colectivas, entrando en pláticas con formas no convencionales  de compresión.  La actividad cognoscitiva no solo implica un modo de vida, sino también la manera de relacionarnos con el mundo que nos rodea. En ésto, se propone una construcción ecuménica de la teoría como producción liberadora emergente de saberes, subjetividades sociales, intelectualidades multiculturales y diversas, de nuevas configuraciones de poder social liberador, nuevos dispositivos liberadores de poder y saber, de configuraciones epistemológicas que anuncian nuevos mundos y otras formas de producción y reproducción de la vida.

La posibilidad de la movilidad de las ideas descolonizadoras que rompan con lo subalternizado, excluido, omitido, silenciado e ignorado  por otros, solo es posible desde las nuevas revueltas epistemológicas que se atreven a dudar lo ya establecido. La producción de multiplicidad pensamientos, no censurados, desde la diversidad y en sintonía con experiencia se constituye en un tema de constante debate al interior de la investigación social. La enajenación y fetichización  como dominación mental en una sociedad capitalista requiere ser deconstruido para producir una forma nueva de interculturalidad que pueda sentar las bases de un diálogo en real igualdad de condiciones.

Las grandes teorías que hoy están haciendo un renacer social han surgido gracias a la crítica y autocrítica, la independencia de matices conceptuales ataca directamente la noción estática de ciertos conceptos y praxis sociales  con influencia de poder que, debido a su carácter polarizado, conducen hacia un callejón sin salida, paralizando y distorsionando del mundo e impiden una mejor visión y comprensión de la humanida. El pensamiento, como herramienta cultural, esta transitando por un espacio donde va encontrando nuevos significados que permiten alcanzar una mayor consistencia interpretativa a los enigmas. Ayudémonos a que no sucumba. Impulsemos  los medios para pensar el mundo tal y como es, y repensar tal como podría ser.

Cuestionemos lo que nos rodea,  desde nuestros sentidos comunes, vidas cotidianas, desde dentro de nuestras propias subjetividades e intersubjetividades, universos culturales, societales.  La dominación y opresión están, pero por encima de ella debemos posicionar la resistencia, luchas y sueños en el contrapunteo de lo contingente y lo inmanente, de lo presente y lo trascendente, de lo inmediato y lo mediato, por la consecución de lo imposible desde lo posible.

 

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Venezuela: Congreso Latinoamericano y Caribeño de Estudiantes se realizará el 20 de mayo

Redacción: Radio Mundial

 

El presidente de la República Bolivariana de VenezuelaNicolás Maduro Moros, informó que el próximo 20 de mayo se  realizará el Congreso Latinoamericano y Caribeño de Estudiantes.

El Jefe de Estado destacó que los estudiantes “vienen a reflexionar los caminos del siglo XXI, los caminos del futuro, las acciones para perfeccionar la educación pública, gratuita y de calidad, y conocer las experiencias de la Revolución Bolivariana”.

Durante una Jornada Productiva con los jóvenes de la Gran Misión Chamba Juvenil, realizada en las áreas recreativas del Fuerte Tiuna en la ciudad de Caracas, el Jefe de Estado ordenó al ministro del Poder Popular para la Juventud, Pedro Infante, expandir la Gran Misión Chamba Juvenil.

Por su parte, la presidenta de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (OCLAE), Mirtia Julia Brossard, detalló que será el segundo congreso que se desarrollará en Venezuela, habiéndose realizado el primero hace 60 años.

“Este Congreso Estudiantil se constituye en la máxima concentración de los estudiantes en el continente”, señaló.

Explicó que el objetivo será debatir sobre coyuntura política, coyuntura educativa, los reclamos que se hacen hoy desde los centros estudiantiles, la mercantilización de la educación de los continentes, así como el apoyo a los procesos revolucionarios emancipatorios que desarrollan nuestro pueblo.

Fuente: http://www.radiomundial.com.ve/article/congreso-latinoamericano-y-caribe%C3%B1o-de-estudiantes-se-realizar%C3%A1-el-20-de-mayo

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Estrés y Desarrollo Temprano de la niñez

Por: Luis Bonilla-Molina

  1. Introducción

Los organismos económicos internacionales, especialmente los bancos de desarrollo tipo BID, enfatizan en el impacto de las interacciones y prácticas socio afectivas de los niños y niñas, en el Coeficiente Intelectual (CI), las habilidades verbales y matemáticas, las capacidades de empatía emocional, es decir en el desarrollo temprano.

Desde las pedagogías críticas se pueden tener observaciones a uno u otro de los elementos planteados, pero nos parece una trampa construir un debate que no parta de la valoración del sistema escolar en particular y de la educación en general en el marco del actual desarrollo del capitalismo avanzado.

No se trata de discutir la inteligencia como si fuera un software, sino de valorar la forma cómo ésta se desarrolla conforme a las condiciones materiales existentes en un momento histórico concreto.

Esa es la orientación de la serie de artículos que sobre este tema he venido publicando. En esta oportunidad nos concentraremos en el estrés como generador de diferencias que excluyen.

  1. El estrés

El cerebro tiene un ritmo de procesamiento de información y toma de decisiones. Cuando hacemos mercado existe un compás de tiempo y espacio que hemos aprendido a conocer para seleccionar y comprar productos; antes de ir al trabajo estimamos la temporalidad implícita en el trayecto y las condiciones regulares para arribar al lugar indicado; planificamos nuestras vacaciones partiendo de la premisa que todos los integrantes del núcleo familiar gozarán de buena salud; asumimos que nuestros salarios docentes serán oportunos y suficientes para adquirir lo necesario en nuestra cotidianidad y poder ahorrar para los imprevistos.  Cuando sucede una crisis que se muestra alterando de manera sensible el curso de estos eventos, cuando se quiebra nuestra normalidad, el cerebro tiene que hacer un esfuerzo adicional para reestructurar todos los protocolos establecidos de actuación Es allí donde surge el estrés.

En la medida que emergen contingencias vamos acumulando un repertorio de soluciones para usarlas cuando estas eventualidades se hagan presentes. El problema es que el niño(a), en su desarrollo temprano, cuenta con limitadas alternativas y cualquier variación severa en las rutinas genera un catastrófico caos cognitivo. Si, además, el origen de este quiebre involucra a los responsables de darnos estabilidad, el problema se complica.

Por ejemplo, cuando los padres pelean delante de los niños o niñas, levantando la voz por encima de los decibeles adecuados, o cuando observan que las condiciones materiales del trabajo de sus padres no les permiten cubrir con las necesidades mínimas del hogar, los chicos y chicas se encuentra ante una situación que no entienden y para la cual no tiene respuestas.

Esta crisis cognitiva no genera solo un ocultamiento, una pulsión de retraerse o liberar energía desordenada, sino que tiende a disminuir la producción de los circuitos y conexiones cerebrales, con repercusiones en la densidad de su tejido en el futuro.

Algunos autores hablan también de la posibilidad, que pueda generarse una dinámica de sobre producción de circuitos, para la adaptación de estos a nuevas circunstancias, como parte de la tendencia genética a la adaptación, lo cual también se expresaría en alteraciones en el comportamiento, la capacidad de empatía o en el nivel de los aprendizajes

En la ruta para el desarrollo temprano de la niñez la diminución de conexiones neuronales afecta enormemente la capacidad y robustez de los circuitos por los cuales fluye la actividad cerebral. En consecuencia, el estrés puede afectar el nivel de respuestas y sinapsis interpretativa.

Por ello, el estrés en los niños y niñas no es una cosa de menor importancia. Sin embargo, en la literatura al respecto, publicada por los organismos económicos, suelen esconderse las causas estructurales que subyacen en los problemas de contención de los niños y niñas, las cuales originan la mayor gama de situaciones de estrés.

Pareciera que los determinantes son las relaciones personales y se ocultan las causas estructurales (económicas, políticas, sociales, ambientales) que se hallan en los orígenes de muchas de las interacciones humanas disfuncionales.

La creciente precarización laboral en la región, la sostenida caída del poder adquisitivo real de los y las trabajadores, la privatización de los servicios básicos fundamentales, el déficit de vivienda destinada al núcleo familiar, entre otros aspectos, se convierten en detonantes de situaciones de crisis y constituyen un caldo de cultivo para la generación de estrés en los niños y niñas.

 

  1. Tipos de estrés

Los especialistas coinciden cada vez más en el estudio del impacto de las situaciones contingentes de la realidad en los aprendizajes, la cognición y las emociones, en consecuencia, en la sociabilidad. El estrés no solo impacta negativamente en formato de retrasos en el desarrollo de la inteligencia del niño o niña, sino que además pueden convertirse en un factor de riesgo para el surgimiento de adversidades, expresadas en enfermedades, déficit de relacionamiento social y/o desequilibrios emocionales.

En los documentos y conferencias promovidas por el BID sobre “políticas efectivas de desarrollo infantil” (2019), se precisan los tipos de estrés de la niñez que consideran deben ser tomados en cuenta a la hora de formular propuestas de reformas e intervención educativa. En los mencionados textos y exposiciones, Shonkoff (2019) reconoce tres niveles de estrés con impacto directo en el Desarrollo Temprano de la Inteligencia en la Niñez. Estos son: “1) Positivo: aumento breve en el ritmo cardíaco, elevaciones leves en los niveles de hormonas de estrés; 2) Tolerable: respuestas serias y temporales al estrés, amortiguadas por relaciones de apoyo; 3) Tóxico: activación prolongada de los sistemas de respuesta al estrés en ausencia de relaciones protectoras.

Para Londoño (2019) el estrés positivo está vinculado a experiencias como conocer a personas o estudiar para un examen que “son saludables para el desarrollo porque preparan a los niños para enfrentar desafíos futuros” (2017). Por su parte, para Londoño el estrés tóxico  tiene un impacto negativo en el desarrollo del cerebro y es generado por un ambiente de abusos, negligencia en el cuidado, como drogadicción y alcoholismo de los padres.

A ello tendríamos que agregar el efecto que tiene en la cotidianidad del niño y niña la inflación, la desregulación laboral, el desempleo de los padres, la privatización de la educación (incluida la educación maternal y el preescolar), la inaccesibilidad a servicios médicos oportunos y suficientes.  Es decir, es importante valorar el impacto que tiene la disolución del ambiente cultural integrador de contexto, en la edificación de armónicas y funcionales dinámicas familiares. Ello se degrada de manera continua como resultado del deterioro en las condiciones materiales de vida generadas por el el proceso corrosivo en lo social que impulsa el neoliberalismo.

Los efectos más evidentes del estrés toxico estarían asociados a la salud, estabilidad emocional, crecimiento, capacidad de manejarse en situaciones conflictivas, así como en los referentes de actuación moral.  Londoño no trabaja el “estrés tolerable”, pero se podría inferir que consideraría a éste como intermedio entre el positivo y el tóxico.

 

  1. El estrés tóxico y el desarrollo de los niños y niñas

Cuando un niño o niña no consume alimentos de manera periódica y regular, las comidas y horas de ingerirla no están determinados por las necesidades de los pequeños; pero también cuando se ejerce violencia física o mental contra los más chicos, estamos en presencia de formas de negligencia y abuso que generan, desde inestabilidad emocional, hasta quiebres psicológicos en sus mentes.

La negligencia y el abuso suelen tener como punto de partida el abandono de las responsabilidades del Estado con sus ciudadanos, incluidas la educación permanente de los padres y el entorno familiar. Esto tiene consecuencias físicas, emocionales, psicológicas y en el corpus ético de quienes lo sufren.

En “políticas efectivas de desarrollo infantil” (2019) el BID señala que “las experiencias disruptivas inundan el cerebro de cortisol, causando daño en el crecimiento neuronal y las conexiones dendríticas y consecuentemente, dejando una huella biológica de daño perdurable, tanto a nivel estructural como funcional del cerebro”[1].

El cortisol es un neurotransmisor cuya liberación está controlada por el hipotálamo, pero ante una situación de estrés, esta hormona es liberada en cantidades superiores a las requeridas para el funcionamiento del cerebro.

Por su parte, las dendritas forman parte de las neuronas, las cuales salen del cuerpo neuronal en forma de ramificaciones y conforman otros tipos de tejidos microscópicos que como unas telarañas hacen posible la construcción de las espinas dendríticas.

El problema es que las espinas dendríticas son las terminales neuronales a donde llegan los estímulos, razón por la cual están vinculadas no solo al cerebro sino a todo el sistema nervioso.

En consecuencia, el estrés afecta de manera integral la capacidad de distribución de los estímulos, el procesamiento de la información y por ende de la sinapsis cerebral, además de cotizar el sistema nervioso central. El efecto de la elevación de cortisol puede afectar todos los procesos de fluido eléctrico del organismo humano.

Los estudios publicados por el BID no hacen mención al impacto de la liberación inusual del cortisol en la construcción acelerada de formas de sinapsis, eso que comúnmente denominamos como inteligencia destacada. Pero, como estos casos son excepcionales, efectivamente el foco de las políticas públicas tiene que estar en el estudio y prevención de las causas de estrés negativo en el desarrollo temprano del cerebro y la inteligencia en los niños y niñas. Pero debemos estar atentos a estas otras tipificaciones.

Para entender el impacto del estrés tóxico podemos usar la anécdota del vuelo de la mariposa en la teoría de la complejidad. Un pleito con gritos a los niños y niñas y/o frente a ellos, desempleo prolongado de los padres o la falta de un techo seguro, pueden causar un daño de dimensiones terribles en los más chicos, porque este caos incide en la construcción de su arquitectura cerebral. El estrés tóxico cumple este rol de disparador de crisis que pueden generar huellas de largo plazo.

Los adultos no estamos exentos de ello, por el contrario, pasar hambre, ser agredido físicamente por personas cercanas y en las cuales confiamos (esposos, esposas, padres, hijos, amigos), ser despedido del trabajo sin posibilidades de volver a conseguir un puesto laboral, la eliminación o reducción del poder adquisitivo de las jubilaciones, la destrucción de los sistemas de previsión social en general,  pueden ser motivo más que suficiente para producir una elevación del cortisol con las consecuencias ya descritas.

Sin embargo, en los niños y niñas ello puede generar daños casi irreparables, porque defensivamente pueden afectar a la densidad y extensión de las espinas dendríticas en construcción, las cuales, como lo hemos dicho en otros trabajos, se elaboran en su mayoría durante los primeros años de vida.

Los cambios bruscos del comportamiento, la permanente asociabilidad del niño o niña, así como el inexplicable emerger de enfermedades que son en realidad somatizaciones, pueden estar reflejando la presencia de niveles preocupantes de estrés tóxico, que en algunos casos deben ser abordados con las herramientas de la pedagogía, pero en otros demandan ser referidos a especialistas en psicología, psiquiatría, trabajo social, lo cual podría ser evitado si modificamos las causas estructurales que originan el fenómeno.

Se supone, que la profesión docente contiene las herramientas y metódicas para el abordaje inicial de estas situaciones. Sin embargo, el giro unidimensional que ha tenido hacia el tema de los aprendizajes, ha hecho que en las últimas décadas se descuide esta formación deontología. A ello se adiciona la fragmentación de las dinámicas docentes que des-estructuran el hacer y el saber, en lo que denominamos la despedagogización del hecho educativo.

Esta despadagogización ha implicado una fragmentación de los componentes y herramientas de la profesión docente, imponiéndose en el hacer, la moda de los síndromes en el aula[2] Ello termina convirtiéndose en una evidencia empírica de las limitaciones profesionales existentes en la actualidad, respecto al abordaje de los problemas en el aula. Esto en realidad es derivado de las carencias por las que atraviesa la formación docente (inicial y continua) en el siglo XXI. Y ello ocurre debido múltiples factores, entre los cuales quiero destacar la desinversión constante en la formación docente y la desvaloración social e institucional que afecta en el presente a la profesión de educar.

 

  1. El estrés y el desarrollo del cerebro

Las experiencias sociales que les brindemos a los niños y niñas en sus cinco primeros años de vida serán fundamentales para la calidad de arquitectura cerebral que el individuo posea. El ochenta por ciento del cerebro se desarrolla en los primeros años de vida, razón por la cual este periodo no puede ser descuidado si vamos a trabajar los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Para la profesora Jane Squires (2019) de la Universidad de Oregón y directora del Centro de Desarrollo Humano de esa universidad, la palabra “hito” permite identificar los momentos claves del desarrollo temprano del cerebro de los y las niños y niñas. Estos están referidos a los: 1) cinco meses de edad, cuando se sientan y sostienen la cabeza sobre su tronco; 2) catorce meses, cuando inician la aventura de caminar; a lo cual, yo agregaría 3) días cuando los vemos correr en el parque e ir al maternal a los dos años; 4) los momentos cuando evidencian contar con la motricidad necesaria para comenzar a construir su plena autonomía funcional en casa y la escuela.

Estos “hitos” de la Dra. Squires, se complementan con las habilidades que van desarrollando de carácter cognitivo, socio afectivo-comunicacional y emocional en general. El proceso integral se dinamiza con las habilidades motoras (movimiento permanente y coordinado del cuerpo), pasando por las de autoayuda (vestirse por sí solos, comunicarse, dialogar).

Efectivamente en este recorrido debemos estar muy atentos para detectar los problemas en sus capacidades, que pueden afectar su desarrollo emocional. Por ejemplo, los de carácter visual que ameritan un rápido y oportuno tratamiento correctivo, de “frenillo” que lo limita en su lenguaje o, auditivos, entre otros.

La literatura del BID al respecto, concentra el interés en el apoyo que debe prestar el entorno familiar, diluyendo la responsabilidad del Estado en garantizar a las familias el acceso eficiente y gratuito a servicios de salud básicos para el niño o niña.

La literatura presentada por este organismo de la Banca de Desarrollo atribuye una importancia decisiva al entorno familiar, vista esta como un sistema social autosuficiente. Nadie niega el impacto que tiene un armónico e integral acompañamiento familiar para alcanzar logros significativos en materia de desarrollo temprano del cerebro del niño y niña, pero ello está perneado por condicionantes del contexto.

Subrayo el impacto positivo que tiene en el desarrollo temprano de niñas y niños las actividades familiares enriquecedoras que se expresan en el sonreír juntos, contacto de pieles mediante el abrazo o la caricia, entre otros. Sin embargo, al omitir o dejar de mencionar el impacto que en ello tiene el entorno laboral social y económico, no solo se desarticulan las posibilidades de interpretación de la relación dialéctica y bidireccional entre lo familiar y lo social, sino que se oculta el papel del Estado en este proceso.

No pretendo con ello desvalorar la importancia de relaciones afectivas y creativas entre padres e hijos, entre niños, niñas y su entorno familiar, sino evidenciar que los adultos somos también seres bio psico sociales y que si la realidad en la cual vivimos es agresiva eso tendrá repercusiones en la calidad de nuestras interacciones.

Por ello, la educación comunitaria tiene que develar estas contradicciones y ayudar a tomar conciencia respecto a cómo canalizar y dirigir hacia un proceso de transformación la frustración, la rabia y, como ello debe afectar lo menos posible al núcleo familiar.

La educación de los padres y las familias, desde una perspectiva de pensamiento crítico es fundamental, para romper con el circulo vicioso de la culpabilización personal sobre las situaciones en el hogar, pero también para romper con el conformismo y la parálisis que se construye alrededor de la espera a que otros solucionen la realidad histórico concreta en la cual se vive.

La Dra. Squires introduce el tema de las condiciones de partida del niño, la disposición genética del niño y niña al nacer y, como esta se modela como resultado de la interacción social. Esta combinación, genera un camino propio e inédito en cada niño, eso que llamamos personalidad. Sin embargo, apunta Squires, las discapacidades (y, las condiciones socio históricas agregaría), pueden hacer que la relación entre punto de partida y contexto adquieran un rumbo no esperado, aunque en materia de desarrollo cerebral se mantengan los parámetros.

El problema es que esta premisa no conduce al inicio de lo que Marcuse llamaba un “cambio radical” , sino que sirve para introducir en la educación maternal el paradigma evaluativo. Y allí comienza a inducirse hacia la cultura de la medición, de la estandarización, con el pretexto de determinar la “correlación” entre desarrollo de la arquitectura cerebral y los aprendizajes.

La ruta que plantea Squires para distinguir la velocidad de desarrollo de los niños y niñas se inicia, según ella, en la “evaluación o tamizaje de desarrollo” que realiza el pediatra. Esto es incuestionable como proceso concreto, el problema es que luego se irá vinculando a mediciones y más mediciones, hasta terminar en las pruebas estandarizadas de evaluación de los aprendizajes, los rankings universitarios y la propia evaluación docente.

Y esta no es una cultura generalizada en las instituciones de la sociedad, porque no he visto el primer diputado, ministro o presidente a quien se le evalué cada cierto tiempo, sino que esta práctica es muy específica de los sistemas escolares.

Ello se vincula al proceso de castración de la libertad de cátedra, la selección de los contenidos correctos en la enseñanza, lo cual  ahora pretende ser extendido a la educación inicial (maternal y preescolar) mediante la cultura de los tests estandarizados para la determinación del desarrollo temprano del desarrollo de los niños y niñas, no para diagnosticar e intervenir en la solución, sino para segmentar y estigmatizar, arropados con un lenguaje aparentemente inocuo como el de la infancia.

Ello parte del abandono de la premisa de desarrollo integral de la personalidad, y deriva en la objetivación de los procesos de enseñanza aprendizaje para la lógica del consumo, el mercado y la normatividad social impuesta a partir de las narrativas e imaginarios del capitalismo avanzado

Desde las pedagogías críticas subrayamos la importancia de la “evaluación o tamizaje de desarrollo”, solo que nos diferenciamos de la óptica neoliberal respecto a su derivación o uso. El conjunto y la especificidad de estas pruebas debieran ser un insumo básico para la construcción de políticas públicas incluyentes en materia educativa, no para la segmentación y para colocar la carga de la solución, primero en los padres y luego en los maestros y maestras.

El tamizaje de desarrollo debe ser un indicador que oriente la acción mancomunada de los padres, docentes, personal que coadyuva al proceso educativo (pediatras, trabajadores sociales, etc.) y el Estado para acompañar el desarrollo del niño y la niña, siendo respetuosos de las diversidades, promoviendo la autonomía de los chicos y el pensamiento crítico constructivo.

Por otra parte, la Dra. Squires plantea un tema que no se puede despachar de manera rápida. Me refiero a la afirmación respecto a que la evaluación del desarrollo que realiza el o la pediatra sirve para que “el niño pueda ponerse al día y alcanzar a sus iguales en estas edades típicas del desarrollo” (Squires, 2019).

La anterior afirmación parte del supuesto que los resultados de la valoración, serán siempre de atraso del niño o niña, lo cual es por lo menos, impreciso. La genialidad es un rasgo muy presente en los hijos de familias pobres, nunca un rasgo exclusivo de algunos niñas y niños de familias con altos estándares de vida. Esto no es contradictorio con lo que hemos venido hablando, sino que evidencia que algunas veces, las necesidades no catastróficas, en vez de inhibir, pueden generar también en el cerebro una tendencia a fortalecer las espinas dendríticas. El tamizaje puede evidenciar este desarrollo acelerado que dará pistas sobre el abordaje pedagógico que se debe realizar en el maternal, el preescolar y el resto del sistema escolar, así como para los padres y familia; segundo, cae en la tentación psicologisante de homogenizar, cuando el aula es un espacio para la diversidad de modos de aprender; tercero, coloca fuera del aula, fuera de la experticia pedagógica los procesos profesionales de detección y generación de iniciativas de intervención, invisibilizando que se trata de buscar caminos inter disciplinarios para el abordaje de estas situaciones.

Otra evidencia relevante de las diferenciaciones trabajadas por Squire es el de las brechas de palabras, de vocabulario que manejan unos niños u otros. El origen no está estricta y unidimensionalmente asociado al desarrollo biológico del cerebro, sino que estas diferencias están muy influenciadas por eso que Bourdieu denominó el capital cultural de los padres y la familia. En consecuencia, volvemos al impacto de lo estructural en el desarrollo temprano del cerebro del niño y niña.

Mis diferencias con la narrativa de Squires en ningún momento desvaloran sus aportes al debate, sino que pretenden mostrar los límites de un enfoque disciplinar del tema, que es usado por el BID para orientar el tema hacia el molino de las mediciones vinculadas al paradigma de la calidad educativa expresado en el ODS4.

[1]Lámina resumen presentada por el BID

[2]algunos de los cuales conocemos como déficit de atención, híper kinésicos, entre otros.

Fuente: https://luisbonillamolina.wordpress.com/2019/04/24/estres-y-desarrollo-temprano-de-la-ninez/

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La colonialidad del creer

Por: Oswaldo Espinoza

Las estructuras del poder colonial sustentadas en la cosmovisión judeo-cristiana.

La Colonialidad como la cara más perversa de la modernidad ha sido ampliamente definida, descrita y analizada por los autores de la inflexión decolonial en el grupo de la modernidad/colonialidad, desde los primeros trabajos del precursor Aníbal Quijano hasta la consolidación de un movimiento latinoamericano que cuenta con una basta producción intelectual. El devenir del análisis crítico de esta categoría ha permitido hasta ahora identificar tres formas o manifestaciones de la Colonialidad, a saber, la Colonialidad del poder, del ser y del saber, todas ampliamente trabajadas y generalmente aceptadas por toda la comunidad de autores y seguidores de la opción decolonial.

Ahora bien existe cierta inquietud en la comunidad del grupo de la modernidad/Colonialidad sobre otra forma de Colonialidad que está vinculada más a la esfera de la fé, de las religiones o creencias que históricamente han sido fundamentales para sustentar las estructuras de poder del proceso colonial; ya desde los propios orígenes de esta corriente del pensamiento con Aníbal Quijano se puede constatar está inquietud que en 1992 el autor tradujo como Colonialidad cultural, la cual define como «una colonización del imaginario de los dominados. Es decir, actúa en la interioridad de ese imaginario. En una medida, es parte de él” (1992: 438). Las formas y los efectos de este proceso de colonización de otras culturas, de constitución de la interioridad misma del imaginario del colonizado, de su subjetividad misma. (Quijano, 1992: 439, 450). Si bien luego Quijano definiría y establecería la Colonialidad del poder, constituyéndose está en uno de sus aportes principales, la Colonialidad cultural como mecanismo de control del imaginario del ser colonizado no seguiría siendo desarrollado a profundidad por el autor recientemente fallecido.

Más recientemente otra de las exponentes del grupo de la modernidad/colonialidad la ecuatoriana Catherine Walsh retomaría la inquietud sobre esta forma de dominio más ligada a lo subjetivo y trascendental llamándola Colonialidad Cosmologica, una forma de Colonialidad que «pretende socavar las cosmovisiones, filosofías, religiosidades, principios y sistemas de vida, es decir, la continuidad civilizatoria que no se sustenta simplemente en lo occidental  (Walsh, 2009: 14); si bien la autora ecuatoriana se dedicaría a hacer valiosos aportes sobre el tema de interculturalidad y las pedagogías decoloniales, su aproximación al tema da pie para el planteamiento principal del presente documento.

La cosmovisión judeo-cristiana, y moderna-colonial.

La cosmovisión que sustenta la continuidad civilizatoria occidental se basa en primera instancia en el mito de la creación del libro del Génesis en la biblia judía y cristiana, donde encontramos al hombre como la máxima obra de la creación, hecho a imagen y semejanza de Dios, el creador coloca la resto de la creación al servicio del hombre, por lo que aquí podemos encontrar la primera de una serie de certezas excluyentes y concéntricas sobre las que se edificará la civilización occidental: el antropocentrismo, es decir que el hombre es el centro de todo lo creado y por lo tanto superior al resto de la creación que se encuentra fuera de ese centro, en esta primera exclusión quedan los demás seres vivos, el agua, el suelo, los recursos naturales y el planeta mismo. Como resultado de esta primera exclusión que naturaliza las diferencias como condición de inferioridad que justifica ser excluidos, se establece una primera certeza: el hombre es superior al resto de las formas de vida y por lo tanto tiene el derecho divino de usar y consumir los recursos del planeta hasta agotarlos y destruir su única nave espacial, como diría el apreciado periodista venezolano Walter Martínez.

Establecida la primera certeza civilizatoria sobre la superioridad indiscutible del ser humano, es necesario volver a recurrir al jardín del Edén para encontrar la segunda: el androcentrismo, porque Dios hizo su máxima obra a su imagen y semejanza y esa obra cumbre fue Adán, un hombre, varón, macho, masculino; en realidad fue luego de ver la soledad de Adán que Dios creó a la mujer como un derivado de la costilla dé Adán para ser precisos. Entonces en el centro está el varón y Eva aún siendo humana sufre la primera exclusión de la especie por su condición diferente: ser hembra; producto de esta primera exclusión humana la mujer viviría la mayor parte de la historia relegada a la sombra del hombre llegando en algunas sociedades al punto de ser considerada como propiedad del varón.

Con el advenimiento de la modernidad surgen nuevas certezas esta vez de carácter racial y geográfico; de esta forma a partir de la aberración seudocientifica del darwinismo social se establece una jerarquía en la que supuestamente la evolución natural habría hecho superior al hombre blanco, es decir que la tercera certeza es el albocentrismo; en consecuencia el resto de la humanidad no blanca queda automáticamente excluida e inferiorizada, debiendo luchar por ser reconocido en primer lugar como miembro de la especie y no solo como gentes que son apenas un poco más que animales sin alma (los indígenas) o simple propiedad privada (los negros), ello sin contar el resto del maravilloso abanico genético humano también excluido por ser diferentes.

El renacimiento también establece que la herencia cultural grecorromana de europa, asumida por la modernidad temprana como la cuna de la civilización, el conocimiento y la ciencia, aún cuando las civilizaciones orientales constituían el centro de gravedad político, cultural y económico del mundo hasta el ascenso de europa con la conquista y colonización de América; de esta forma se asume una cuarta certeza: el eurocentrismo, que luego se extendería solo a la región del Atlántico norte con la llegada y establecimiento de los anglosajones al norte de América; producto de esta certeza el resto del mundo no europeo queda relegado a una condición de inferioridad derivada de sus diferencias; en este sentido la única relación posible con estos otros es la de dominación absoluta o su aniquilación.

Finalmente hay una última certeza vinculada con la verdad auto asumida de que los hombres, blancos europeos además profesan la auténtica y única fé,  en otras palabras es cristianocentrica y en nombre de esta fé se libraran guerras y genocidios para imponer el cristianismo y eliminar todos los otros cultos y creencias falsas y perversas desde el punto de vista de los cristianos europeos. Así la conquista se hizo con la espada y la cruz y las creencias de los salvajes de África y América fueron combatidas y erradicadas y la auténtica fé impuesta a sangre y fuego, pero por qué era necesario eliminar el sistema de creencias de los pueblos originarios?.

La cosmovisión indígena.

La cosmovisión de los pueblos originarios de América difiere diametralmente de la judeo-cristiana que sirve de base a la llamada civilización occidental y por lo tanto representaba y representa una amenaza inusual y extraordinaria para el colonialismo en todas sus dimensiones.

En primer lugar en toda la mitología creacionista aborigen los hombres somos creados como hijos de la madre tierra, por ejemplo los primeros Quechuas surguieron de la tierra misma a través de una grieta y además estaban encabezados por un padre y una madre humanas que salieron juntos uno al lado del otro y no la mujer después del hombre ni detrás de este; esta concepción del hombre como hijo de la tierra y por lo tanto hermano del resto de la creación, derriba las certezas del antropocentrismo y el androcentrismo; la relación que surge con la naturaleza es diferente porque a una madre no se la explota hasta enfermarla y llevarla hasta la muerte, a la Pachamama se le quiere y respeta, sus recursos son considerados dones que se reciben con agradecimiento y se aprovechan sin agotarlos, de ahí la siembra en andenes (la terrazas que dieron nombre a los andes), y el sistema de rotación de conucos de las tribus amazónicas; de igual forma toda la historia obliterada de nuestros indígenas está llena de guerreras, princesas y princesas guerreras.

Sobre la relación con los otros seres humanos, algunos podrán argumentar que en nuestra América precolombina, también había guerras, y que las civilizaciones más avanzadas conquistaban y sometían a otros pueblos, pero aún así no lo hacían por razones raciales o con el propósito genocida del exterminio del otro; en mesoamérica muchas confrontaciones eran para capturar y sacrificar a gobernantes y guerreros en las llamadas guerras floridas, aunque pueda parecer irónico desde el punto de vista de occidente, este era un acto de respeto a los dioses pero también de reconocimiento del valor del otro, y en cualquier caso una acción menos perversa que exterminar a una nación entera por sus recursos. Incluso con la llegada de los conquistadores los primeros contactos fueron respetuosos de parte de nuestros indígenas, por un lado por la asociación de los españoles con sus dioses maestros que hace muchos años habían partido hacia el mar, y por otro por la sencilla razón de que los pueblos originarios de América no discriminaban a los otros ni por su origen ni por sus creencias; justo por esta razón los aborígenes Trujillanos de Venezuela recibieron a los conquistadores con un saludo muy particular: kuicas, es decir, somos amigos, somos hermanos.

Colonialidad del creer, que es, por qué y para que.

No es la intención del autor de estas líneas imponer una nueva categoría de la Colonialidad a las tres ampliamente aceptadas, más si constituye una aproximación que pretende abrir un debate sobre una forma de Colonialidad que ataca la cosmovisión originaria de los pueblos para sustituir su sistema de creencias y sus formas de relacionarse con la dimensión trascendental, el planeta, la naturaleza y los otros seres humanos, por una cosmovisión judeo-cristiana que sirva de fundamento para las estructuras de poder sobre las que se sustenta el colonialismo; una forma de Colonialidad que se apodera del imaginario individual y colectivo del colonizado convirtiéndolo en instrumento devoto de su propia opresión.

Por qué es necesario abrir un debate sobre la Colonialidad del créer?, En primer lugar porque los sistemas de creencias y las religiones constituyen un mecanismo de control social, cultural y espiritual ampliamente utilizado por los imperios a lo largo de la historia y en el caso de nuestra América implicó además la práctica aniquilación de la cosmovisión de los pueblos originarios, una suerte de cosmologicidio, que junto con el genocidio perpetrado nos han privado de una visión diferente del hombre y su relación con el medio y los otros seres humanos.

Para que sería útil aventurarse en una nueva construcción epistemica como está?. El autor considera que profundizar en este análisis nos permitirá conocer mejor el alcance de la Colonialidad del creer en nuestra sociedad, sus efectos y fundamentos, de forma tal qué sea posible deconstruir su discurso desde los espacios educativos, de organización popular y participación política; después de todo si la apreciación de este autor es acertada, la Colonialidad del creer, favorece, facilita y crea las condiciones para el establecimiento de las otras formas de Colonialidad, baste con recordar que la autoridad de los reyes concedida por Dios mismo era el único argumento necesario para que el pueblo creyente terminará sometiéndose.

Referencias:

 

Quijano, Aníbal. (1992). “Colonialidad y modernidad-racionalidad”. En: Heraclio  Bonilla (ed.), Los conquistados. 1492 y la población indígena de las Américas. pp. 437-447. Bogotá: Tercer Mundo Editores. [Originalmente publicado en 1991 en Perú Indígena, 13 (29)].

Walsh, Catherine. (2008). Interculturalidad, plurinacionalidad y decolonialidad: las insurgencias político-epistémicas de refundar el Estado, Tabula Rasa (Bogotá), 9, julio-diciembre 2008.

Walsh, Catherine.(2009).  IInterculturalidad crítica y educación intercultural. Disponible en: www.uchile.cl.

Walsh, Catherine.(2010).  Interculturalidad Crítica y Pedagogía de-colonial: apuestas (des)de  el in-surgir, re-existir y re-vivir. Quito: uasb/abya yala.

 

 

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