Page 15 of 98
1 13 14 15 16 17 98

Costa Rica: Proyecto de ley avanza para enseñar ajedrez en escuelas y colegios

Proyecto de ley avanza para enseñar ajedrez en escuelas y colegios

Las escuelas y colegios públicos y privados se podrían llenar de tableros y piezas de ajedrez gracias al Proyecto de Ley impulsado y presentado ante la Asamblea Legislativa por el Diputado José María Villalta.

La Federación Central de Ajedrez de Costa Rica (FCACR), tuvo una participación importante en la elaboración del texto y a su vez, agradece el interés mostrado por el señor Villalta, quien entiende los beneficios que ofrece la disciplina en los estudiantes si ingresa al sistema educativo costarricense.

Para eso se busca la “Declaratoria de interés público y promoción de la enseñanza del ajedrez en el sistema educativo costarricense”, título que lleva el Proyecto de Ley.

El texto expone que “mediante la presente iniciativa se pretende declarar de interés público la enseñanza del ajedrez en centros educativos públicos y privados y promover su inclusión en los programas educativos, como herramienta pedagógica pertinente para mejorar las capacidades cognitivas y el desarrollo sociopersonal de niños y niñas”.

A su vez, señala que “el derecho fundamental a la educación, así como la obligación del Estado de garantizar este derecho y financiar la educación pública.

Se enfatiza que “el ajedrez no solo es un juego de tradición milenaria o uno de los deportes más populares a nivel mundial. También se ha convertido en una exitosa herramienta pedagógica que ha demostrado su utilidad para el desarrollo de mejores capacidades en las y los estudiantes, una vez que se implementa en niños y niñas durante las primeras etapas del ciclo educativo”.

Se citan ejemplos concretos de las bondades que genera la enseñanza del deporte ciencia, como la investigación de la Universidad de Cambridge, que concluyó: “(…) se evidencia que el ajedrez mejora las capacidades cognitivas, moldea la capacidad de afrontamiento y resolución de problemas e, incluso, influye en el desarrollo sociopersonal de los niños y adolescentes que lo practican. Si bien los resultados se ven modulados, especialmente en el ámbito sociopersonal, por el perfil personal del alumnado que opta por la práctica de esta actividad”.

El ajedrez como herramienta pedagógica se implementa en países como Argentina, España y Paraguay, dando resultados muy positivos.

En nuestro país en la actualidad el ajedrez no cumple un papel protagónico en la educación, sino que se limita a algunos centros educativos privados “que han innovado en esta materia y a esfuerzos aislados de algunas personas docentes del sector público que deciden promover la práctica del ajedrez entre sus estudiantes, sin ningún tipo de incentivo o reconocimiento”.

Fuente de la Información: https://www.larepublica.net/noticia/proyecto-de-ley-avanza-para-ensenar-ajedrez-en-escuelas-y-colegios

Comparte este contenido:

Combatirán racismo y discriminación en escuelas de Costa Rica

Centroamérica/Costa Rica/06 Agosto 2020/prensa-latina.cu

El Ministerio de Educación Pública (MEP) presentó hoy un protocolo y una guía didáctica para combatir el racismo, la discriminación y la xenofobia en los centros de enseñanza de Costa Rica.

En una actividad virtual, la titular del MEP, Guiselle Cruz, anunció ambas iniciativas como parte de las acciones por el Mes Histórico de la Afrodescendencia en Costa Rica.

La ministra explicó que el Protocolo de actuación en situaciones de discriminación racial y xenofobia es una herramienta para que el personal docente y administrativo de los centros educativos potencie el cumplimiento de los derechos de igualdad, libertad, dignidad y no discriminación entre la población estudiantil.

Cruz señaló que el documento establece cinco niveles principales para el abordaje integral de la discriminación racial y la xenofobia: la prevención y sensibilización, la detección, la actuación, la sanción o reparación, el registro y evaluación.

Además de este protocolo, Cruz presentó una guía didáctica para la serie documental Construyendo nuestra nación: El aporte de la población afrocaribeña en Costa Rica, desarrollada en conjunto con la Universidad de Costa Rica.

La intención es que el estudiantado reconozca, reflexione y aprecie la riqueza cultural de Costa Rica, que ha sido nutrida especialmente por la comunidad afrocaribeña, sostuvo.

Cruz resaltó que los centros educativos tienen el desafío de ser espacios de convivencia, inclusivos y libres de discriminación, donde a todas las personas se les garantice los mismos derechos, se les acepte, valore y respete.

‘Con estas acciones queremos seguir avanzando y contribuyendo al fortalecimiento de una sociedad inclusiva que reconozca la memoria histórica del país, y esto es parte de uno de los pilares de la Política Curricular actual, que seamos ‘conscientes de quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde queremos ir’, subrayó.

La primera vicepresidenta de Costa Rica, Epsy Campbell agradeció a quienes trabajaron en ambas iniciativas, porque ‘representan un importante esfuerzo promover el desarrollo de una sociedad justa y equitativa, con mayor conocimiento y respeto de la herencia y la cultura afrodescendiente’.

Agosto es un mes para reconocer los extraordinarios aportes que muchas personas afrodescendientes hacen desde la niñez y la adolescencia para la construcción de la identidad nacional, el enriquecimiento cultural y la diversidad del país, destacó Campbell.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=387355&SEO=combatiran-racismo-y-discriminacion-en-escuelas-de-costa-rica-foto

Comparte este contenido:

Covid-19 evidenció las desigualdades de la Educación en Costa Rica

Centroamérica/Costa Rica/23 Julio 2020/prensa-latina.cu

Las investigadoras del Estado de la Educación Isabel Román y Valeria Lentini afirman hoy que la pandemia de la Covid-19 evidenció aún más las desigualdades entre estudiantes de diferentes regiones de Costa Rica.
En un análisis de los datos del Estado de la Educación, Román y Lentini sostienen que el sistema educativo costarricense siempre ha dejado al desnudo algunas de las desigualdades existentes, principalmente entre la enseñanza pública y privada, pero -añaden- las diferencias también son notorias al comparar centros de una misma provincia.

Antes de la pandemia varios estudios realizados por el Estado de la Educación señalaban que la falta de acceso a recursos tecnológicos y docentes calificados figuraban entre los principales factores asociados a los bajos rendimientos que mostraban los estudiantes que vivían fuera de la Gran Área Metropolitana (GAM).

La GAM abarca los principales centros urbanos de las provincias San José, Cartago, Heredia y Alajuela, donde reside el 60 por ciento de los poco más de cinco millones de habitantes de esta nación centroamericana.

Román y Lentini basan sus conclusiones en cifras oficiales, como las del Ministerio de Educación Pública (MEP), las cuales reflejan que del millón 200 mil estudiantes matriculados en el curso lectivo 2020 y que desde marzo están en las casas por la Covid-19, al menos 500 mil de ellos tienen una mala o nula conectividad a internet.

Además, la Encuesta Nacional de Hogares de 2019 refiere que el 67 por ciento de estudiantes de la Región Central -una de las seis en que se divide socio-económicamente este país- tenía conexión a internet desde el hogar; un 29 por ciento solo tenía acceso a través del celular y un tres por ciento carecía de conexión.

En este mismo parámetro, las regiones Huetar Caribe, Huetar Norte o la Brunca -fueras de la GAM- la conexión a internet desde el hogar rondaba apenas un 40 por ciento, la mitad lo hacía solo por celular y cerca de un 10 por ciento carecía de acceso a la red de redes.

Para las investigadoras, estas brechas en el acceso a los recursos tecnológicos reflejan las desigualdades territoriales históricas del país, asociadas al bajo desarrollo relativo y socio-económico que ha caracterizado a las regiones de la periferia y en el contexto actual, profundizan las diferencias en el de acceso a la educación.

De ahí que, aseveran, sin un acceso universal a la buena conectividad, la profundización de las desigualdades territoriales y educativas son inevitables.

No obstante reiterar que la pandemia ha dejado en evidencia problemas que veníamos arrastrando, las investigadoras consideran que también genera oportunidades inéditas para resolverlos.

‘Hoy más que nunca queda claro que una buena conectividad es un derecho fundamental de todas las personas. Para lograrlo se requiere actuar rápido y con visión estratégica’, concluyen.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=383680&SEO=covid-19-evidencio-las-desigualdades-de-la-educacion-en-costa-rica
Comparte este contenido:

Costa Rica: Sindicatos de las universidades públicas rechazan informe de Comisión del FEES

Redacción: CR Hoy

Los sindicatos de las universidades públicas de Costa Rica rechazan categóricamente el informe de mayoría de la llamada “Comisión Especial que Estudie, Analice y Eventualmente Proponga Proyectos de Ley o Reformas en Relación con la Administración del Fondo Especial de la Educación Pública (FEES)”, Expediente Legislativo 21.052, y denuncian ante la sociedad costarricense el intento de un grupo de diputados para aprovechar la integración de dicha comisión como una excusa para atentar contra la autonomía universitaria y el modelo de educación superior pública del país.

Al respecto, aseguran que lo que los diputados llaman una “investigación” seria sobre el accionar de las universidades públicas y el cómo utilizan sus presupuestos (FEES), no pasa de ser una burda conspiración, que no considera un análisis con un mínimo de rigor académico, científico y profesional (como debería ser en una comisión del primer poder de la República), sobre la veracidad de sus conclusiones.

De acuerdo con los representantes de los gremios sindicales, “este dictamen está basado, además, en una serie de prejuicios y juicios de valor de un grupo de personas que no cuentan con respaldo técnico ni formación alguna que les permita presentar una investigación y un análisis serios, objetivos y éticos, obtenidos de un método riguroso, del cual se colijan conclusiones claras y apegadas a la realidad. En lugar de lo mencionado, contamos con un grupo de políticos de turno, con ínfulas de investigadores, y una agenda clara en cuanto a menoscabar las universidades públicas con el fin de desfinanciarlas, supeditándolas a los intereses político-electoreros de los partidos políticos, así como a los intereses egoístas y hegemónicos del gran empresariado, que pretenden convertir a las universidades en maquilas de tecnócratas formados, cual autómatas, para servir al gran capital”.

Insisten en que es inaceptable una “investigación” cuyo desarrollo parte de ideas preconcebidas y sustentadas en información seleccionada a conveniencia para “respaldar” sus turbios intereses, lo cual no solo genera desinformación, sino que expone una falacia sobre la realidad del quehacer universitario y atenta contra la verdad histórica, al borrar el aporte de las universidades públicas, en cuanto a constituirse en los mayores agentes de cambio y movilidad social de nuestra sociedad: tal contribución se da no solo al permitir que miles de estudiantes, becados en su gran mayoría, provenientes de colegios públicos, de zonas rurales y representantes de los estratos de menor ingreso, se conviertan en profesionales críticos que aportan a la construcción de una sociedad más justa, equitativa y democrática, sin dejar de lado que en las universidades públicas se realiza más del 80% de la investigación científica de Costa Rica, cuyo impacto es transcendental y directo en la sociedad, el cual repercute tanto en las diferentes instituciones públicas y privadas del país, como en las comunidades, a través de la transferencia tecnológica, la extensión y la acción social, tal y como se ha hecho, más que evidente en la actual coyuntura de emergencia sanitaria. No en vano, las universidades públicas costarricenses ostentan lugares de honor, a nivel latinoamericano y mundial, precisamente, por el trabajo comprometido de miles de trabajadores y sus aportes al desarrollo del conocimiento y de la sociedad en general.

“Con su informe, dicho grupo evidencia su completo desconocimiento acerca de cómo funciona la universidad pública al servicio de la sociedad y del país, así como del sistema de educación superior público de Costa Rica. Su limitada visión y su evidente mala intención les permite verter criterios retrógrados en contra de la formación humanista, crítica e integral que las universidades públicas ofrecen a sus estudiantes, al tiempo que evidencia su inclinación por el conocimiento técnico e inmediato como el único que interesa al país, lo cual se corrobora en ese informe con afirmaciones como la siguiente: “Las universidades deberían estar generando un valor público que sobrepase las necesidades estudiantiles y que, además, esté al servicio de la ciudadanía” ¿No les es evidente el valor público de las universidades?”, señalan.

Los representantes de los gremios universitarios reconocen “la difícil situación que enfrenta el mundo entero y dentro de este, nuestro país, estamos claros que, para salir de esta situación de crisis, se requiere mayor inversión en las instituciones emblemáticas del Estado Social de Derecho, especialmente en el sector educación, y, dentro de este, en la educación superior pública. Ya las trasnochadas recetas neoliberales de recortes presupuestarios y privatización de la educación han demostrado su efectividad, para sumergir a los países en las mayores crisis que podamos recordar. En este sentido, la actual Asamblea Legislativa se ha dedicado a recortar, de forma inconstitucional, el financiamiento de la educación, tal y como ha sucedido en los últimos años, a lo que cabe agregar que NUNCA se ha respetado el mandato constitucional de la asignación del 8% del PIB para la educación pública de calidad que merece este país”.

En este informe, los legisladores recomiendan que que las universidades públicas pasen a la caja única del Estado, lo cual -según representantes universitarios- limita la independencia financiera de las universidades, al violentar la autonomía financiera, además de que, de forma reiterada, se afirma que las universidades deben generar sus propios recursos -algo que,afirman, ya sucede- y suplir el FEES con recursos propios, lo que implicaría una privatización de la educación superior pública.

“Reconocemos, además, que en estas circunstancias difíciles, las universidades deben evolucionar hacia mayores estados de eficiencia, eficacia y pertinencia, tal y como históricamente lo han hecho, pero esto debe ser asumido desde el marco del respeto absoluto de la autonomía, independencia y libertad de cátedra de estas instituciones. Las universidades públicas están comprometidas con un proceso de revisión y autoanálisis permanente, con el fin de prestar un servicio óptimo a la sociedad que así lo demanda: un contexto en el que se impulsen mayores procesos de regionalización, vinculación con el sector productivo y los planes de desarrollo, entre otros, como forma de ser cada vez más pertinentes para la sociedad, sin perder con ello, la autodeterminación y la libertad que le otorga la autonomía constitucional y el deber del Estado de financiar la educación superior pública”, indican en un pronunciamiento.

Las universidades públicas no pueden ni deben, politizarse o someterse a los intereses mezquinos de los grupos económicos que buscan maximizar sus ganancias a costa de las instituciones y servicios públicos del país.

Los representantes sindicales universitarios hacen un llamado al estudiantado universitario y a los trabajadores que actualmente forman parte de la comunidad universitaria de Consejo Nacional de Rectores (CONARE) “para defender la educación superior pública del país como un derecho supremo de la sociedad costarricense y, de igual manera, solicitamos el apoyo de todos los egresados que se han visto beneficiados del sistema público que les permitió formarse, establecerse y contribuir con la sociedad y a la población en general: hacemos un especial llamado para que, de forma crítica y objetiva, se sopese y valore los alcances e importancia de la educación, investigación, extensión y acción social pública de calidad”.

De igual forma, alertan a la población, en general, “para que no se deje engañar ante este burdo intento de desprestigiar y destruir a las universidades públicas, baluartes en la construcción de la Costa Rica solidaria e inclusiva, construida a partir de la década de 1940, por aquellas mentes visionarias que, con gran acierto, concibieron que estas instituciones solo podían cumplir con su misión histórica, si eran dotadas del mayor rango de autonomía y libertad posible, así como del financiamiento adecuado, para que, además de ser instituciones democráticas, se convirtieran en instituciones democratizantes”.

Finalmente, los sindicatos de las universidades públicas de este país enfatizan su misión en cuanto a velar por el cumplimiento de los objetivos y los compromisos que la sociedad costarricense ha depositado en nuestras instituciones y en nuestros funcionarios: estamos al servicio de Costa Rica.

Fuente: https://www.crhoy.com/enterese/sindicatos-de-las-universidades-publicas-rechazan-informe-de-comision-del-fees/

Comparte este contenido:

El objetivo de la educación: La deseducación

El objetivo de la educación: La deseducación

Fuentes: Filosofia Costa-Rica

Noam Chomsky critica el actual sistema de enseñanza. Frente a la idea de que en nuestras escuelas se enseñan los valores democráticos, lo que realmente existe es un modelo colonial de enseñanza diseñado para formar profesores cuya dimensión intelectual quede devaluada y sea sustituida por un complejo de procedimientos y técnicas; un modelo que impide […]

Noam Chomsky critica el actual sistema de enseñanza. Frente a la idea de que en nuestras escuelas se enseñan los valores democráticos, lo que realmente existe es un modelo colonial de enseñanza diseñado para formar profesores cuya dimensión intelectual quede devaluada y sea sustituida por un complejo de procedimientos y técnicas; un modelo que impide el pensamiento crítico e independiente, que no permite razonar sobre lo que se oculta tras las explicaciones y que, por ello mismo, fija estas explicaciones como las únicas posibles.

Transcripción realizada por Luis Rivas para Rebelión

El objetivo de la educación

Podemos preguntarnos cuál es el propósito de un Sistema Educativo y, por supuesto, hay marcadas diferencias en este tema. Hay la tradicional: una interpretación que proviene de la Ilustración, que sostiene que el objetivo más alto en la vida es investigar y crear, buscar la riqueza del pasado, tratar de interiorizar aquello que es significativo para uno, continuar la búsqueda para comprender más, a nuestra manera. Desde ese punto de vista, el propósito de la educación es mostrar a la gente cómo aprender por sí mismos. Es uno mismo el aprendiz que va a realizar logros durante la educación y, por lo tanto, depende de uno cuánto logremos dominar, adónde lleguemos, cómo usemos ese conocimiento, cómo logremos producir algo nuevo y excitante para nosotros mismos, y tal vez para otros.

Ese un concepto de educación. El otro concepto es, esencialmente, Adoctrinamiento; algunas personas tienen la idea de que, desde la infancia, los jóvenes tienen que ser colocados dentro de un marco de referencia en el que acatarán órdenes, aceptarán estructuras existentes sin cuestionar, etc. Y esto resulta, con frecuencia, bastante explícito. Por ejemplo: después del activismo de los años 60, había mucha preocupación en gran parte de la gente educada, porque los jóvenes se estaban volviendo demasiado libres e independientes, que el país se estaba llenando con demasiada democracia. Y de hecho hay un estudio importante que es llamado «La crisis de la democracia», que afirma que hay ciertas instituciones de los jóvenes -la frase es de ellos- que no están haciendo su trabajo adecuadamente; se refieren a escuelas, universidades, iglesias, que tienen que ser modificadas para que lleven a cabo, con más eficiencia, esa idea, que, de hecho, proviene de liberales internacionalistas, de gente altamente educada.

En efecto, desde esos tiempos se han tomado muchas medidas para tratar de orientar el sistema educativo hacia uno provisto de mayor control, más adoctrinamiento, más formación vocacional, con estudios tan costosos que endeudan a los estudiantes y los atrapan en una vida de conformismo.

Eso es exactamente lo contrario de lo que yo describo como una tradición proveniente de la Ilustración. Y hay una lucha constante entre estos dos enfoques, en las universidades y escuelas. En las escuelas ciertamente se les entrena o para pasar exámenes o bien para la investigación creativa, entendiendo esta ultima como dedicarse a intereses que son estimulados por los cursos en los que se profundiza por cuenta propia o en cooperación con otros. Esta lucha se extiende también al posgrado o a la investigación.

Son dos maneras ver el mundo. Cuando uno ve las instituciones de investigación, como esta en la que estamos [Nota de Transcripción: MIT], observa que a nivel de posgrado se sigue esencialmente la idea de la Ilustración. De hecho la Ciencia no podría progresar a menos que esté basada en la inculcación del impulso por el desafío, por el cuestionamiento de doctrinas o de la autoridad, a través de la búsqueda de alternativas o del uso de la imaginación, con el trabajo cooperativo que aquí, en esta institución, es constante. Y para verlo, solo se necesita caminar por los pasillos.

Esto es lo que, desde mi punto de vista, debe ser un sistema educativo desde la educación preescolar.

Pero hay estructuras poderosas en la sociedad que prefieren ver a la gente adoctrinada y formateada sin que hagan muchas preguntas, siendo obedientes, realizar la función que se les ha asignado y no tratar de sacudir los sistemas de poder y autoridad. Son opciones que tenemos que elegir

sin importar nuestra posición en el Sistema Educativo, como profesores, estudiantes, o gente externa que trata de ayudar a darle forma, en la manera que ellos creen que debe hacerse.

El impacto de la tecnología

Ha habido ciertamente un crecimiento muy sustancial en nuevas tecnologías: de comunicación, información (acceso e intercambio) o en la naturaleza de la cultura de la Sociedad. Pero debemos tener en cuenta que los cambios tecnológicos que están ocurriendo, a pesar de ser significativos, no tienen, ni de lejos, el mismo impacto que los avances tecnológicos de hace alrededor de un siglo. El cambio, si hablamos sólo de comunicación, de una máquina de escribir a una computadora o del teléfono al correo eléctronico es significativo, pero no se puede comparar con el cambio de barcos de vela al telégrafo: la reducción en eI tiempo de comunicación, por ejemplo entre Inglaterra y los Estados Unidos, fue extraordinaria comparada con los cambios que están ocurriendo ahora. Lo mismo ocurre con otros tipos de tecnología: algo tan sencillo como el agua corriente y el alcantarillado en las ciudades tuvo enormes consecuencias para la salud; mucho más que el descubrimiento de los antibióticos. Los cambios actuales son reales y significativos, pero debemos reconocer otros que ocurrieron y cuyos efectos fueron mucho más drásticos.

En cuanto a la tecnología en la educación, debe decirse que la tecnología es algo neutro. Es como un martillo: al martillo no le importa si lo usas para construir una casa o si un torturador lo usa para aplastarle el cráneo a alguien. El martillo puede hacer ambas cosas. Es lo mismo con la tecnología moderna. Por ejemplo: internet es extremadamente valiosa si se sabe lo que se está buscando; yo la uso todo el tiempo en mi investigación. Si se sabe lo que se está buscando, si se tiene una especie de marco de referencia, que nos dirige a temas particulares y nos permite dejar al margen muchos otros, entonces puede ser una herramienta muy valiosa. Por supuesto, uno debe estar siempre dispuesto a preguntarse si el marco de referencia es el correcto: tal vez algo que encontremos cuestionará la forma en que vemos las cosas. No se puede perseguir ningún tipo de investigación sin un marco de referencia relativamente claro que dirija la búsqueda y que ayude a seleccionar lo que es significativo y lo que no lo es, Io que hay de que dejar de lado, a lo que hay que darle seguimiento, lo que merece ser cuestionado o desarrollado.

No se puede esperar que alguien llegue a ser, por así decirlo, biólogo, nada más con darle acceso a la biblioteca de biología de la Universidad de Harvard y diciéndole: «léela». Eso no le sirve de nada, y el acceso a internet es lo mismo: si no se sabe lo que se está buscando, si no se tiene idea de lo que es relevante, dispuestos a cuestionarse esta idea, si no se tiene eso, explorar en internet es sólo tomar al azar hechos no verificables que no significan nada.

Entonces, detrás de cualquier uso significativo de la tecnología contemporánea, como internet, sistemas de comunicación, gráficos o lo que sea, a menos que detrás de ese uso haya un aparato conceptual bien dirigido, bien construído, es poco probable que este resulte útil, y hasta podría ser dañino. Si se toma un hecho incierto aquí y otro allá y alguien los refuerza, terminamos con un panorama que tiene algunas bases objetivas, pero nada que ver con la realidad. Hay que saber cómo evaluar e interpretar para entender.

Volviendo a la biología, la persona que gana el premio Nobel no es la que lee más artículos y toma más notas; es la persona que sabe qué buscar. Cultivar esa capacidad para buscar lo que es significativo y estar siempre dispuesto a cuestionar si estamos en el camino correcto, de eso es de lo que debe tratar la educación, ya sea usando computadores e internet o lápiz, papel y libros.

Costo o Inversión

La Educación es discutida en términos de si es una inversión que vale la pena, de si genera un gran capital humano que puede ser usado en el crecimento económico, y esa es una manera muy extraña, muy distorsionada, de cuestionarse el tema, opino. ¿Queremos tener una sociedad de individuos libres, creativos e independientes capaces de apreciar y aprender de los logros culturales del pasado y contribuir a ellos? ¿Queremos eso o queremos gente que aumente el PIB? No es necesariamente lo mismo.

Una educación como aquella de la que hablaban Bertrand Russell, John Dewey y otros, tiene un valor por sí misma. Independientemente del impacto que tenga en la sociedad tiene un valor, porque ayuda a crear seres humanos mejores. Después de todo a eso es a lo que debe servir un sistema educativo.

No obstante, si se quiere ver en términos de costo y beneficio, tomemos por ejemplo la nueva tecnología de la que hablábamos: ¿de dónde viene? Bueno, pues mucha de ella fue desarrollada exactamente donde estamos sentados [Nota de Transcripción: MIT]. En el piso de abajo había un gran laboratorio en los años 50, donde fui empleado de hecho, y donde había muchos científicos, ingenieros, gente con todo tipo de intereses, filósofos y otros, que desarrollaron el carácter básico y aún las herramientas básicas de la tecnología que es común hoy día. Las computadoras e internet estuvieron exclusivamente en el sector público durante décadas, financiadas en lugares como este, donde la gente exploraba nuevas posibilidades; muchas de ellas eran impensables y desconocidas en ese momento, algunas funcionaron, otras no, pero las que funcionaron fueron convertidas en herramientas que la gente puede usar.

Esa es la manera como el progreso científico tiene lugar. Es la manera en la que el progreso cultural tiene lugar, generalmente.

Los artistas clásicos, por ejemplo, son el producto de las habilidades tradicionales que se desarrollaron a lo largo del tiempo con maestros artistas, y a veces con su ayuda se crearon cosas maravillosas.

Todo eso no sale de la nada. Si no existe un sistema cultural y educativo activo, enfocado en la estimulación de la exploracion creativa, con independencia de pensamiento, con disposicion a cruzar fronteras para desafiar las creencias aceptadas… si no se tiene eso, no obtendremos la tecnología que lleva a obtener beneficios económicos. Beneficios, sin embargo, que no creo que sean el objetivo principal del enriquecimiento cultural y la educación.

Evaluación vs. Autonomía

Ha habido, en los últimos tiempos particularmente, una estructuración cada vez mayor de la educación, que comienza a temprana edad y contínúa luego, y que funciona a través de exámenes.

Pasar exámenes puede ser de alguna utilidad tanto para la persona que está pasando el examen -para comprobar cuánto sabe, lo que ha logrado, etc- como para que los instructores se den cuenta qué es lo que hay que cambiar, mejorar, en el desarrollo del curso. Pero más allá de eso no dicen mucho.

Lo sé por mi experiencia de años, he estado en comités de admisión a programas de posgrado avanzado, tal vez uno de los programas más avanzados del mundo, y sí, desde luego, ponemos atención a los resultados de exámenes, pero realmente no mucha. Una persona puede tener resultados magníficos en todos los exámenes y entender muy poco. Todos los que hemos pasado por escuelas, colegios, universidades, sabemos eso. Se puede estar inscrito en un curso que no nos interesa para el que existe el requerimiento de pasar un examen, y se estudia para el examen, se logra pasarlo con la mejor nota y, dos semanas más tarde, no nos acordamos de mucho. Estoy seguro que todos hemos tenido esa experiencia.

Los exámenes pueden ser una herramienta útil si contribuyen a los fines constructivos de la educación, pero si sólo se tratan de una serie de obstáculos que hay que superar pueden no tanto carecer de sentido como distraernos de lo que queremos hacer. De hecho veo esto frecuentemente cuando hablo con profesores: hace un par de semanas estaba yo hablando con un grupo que incluía profesores de escuela y había una profesora de 6º grado, es decir, con alumnos de 10 a 12 años, que vino a hablar conmigo luego y me dijo que en su clase una niña le contó que estaba realmente interesada en un tema: le pedía consejo para aprender más al respecto, pero la maestra se vio obligada a decirle que no podía hacer eso, porque la niña debía estudiar para un examen a nivel nacional que se acercaba y que eso iba a determinar su futuro; la profesora no lo dijo, pero también iba a determinar el de ella, es decir, eso influiría para que la contrataran de nuevo.

Ese sistema no es sino una preparación de los niños para pasar obstáculos, no para aprender, entender y explorar. Esa niña hubiera ganado mucho más si se le hubiera permitido explorar lo que le interesaba y tal vez no sacar una muy buena calificación en un examen de algo que no le interesaba.

Buenas calificaciones vienen por sí solas si el tema coincide con los intereses y preocupaciones del alumno. No digo que los exámenes deban eliminarse, pueden ser una herramienta educativa útil. Pero complementaria, algo que ayude a los estudiantes a mejorar por sí mismos, o para los instructores u otros que necesitemos saber acerca de lo que hacemos e indicarnos lo que debemos modificar.

Pasar exámenes no se puede ni comparar con buscar, investigar, dedicarse a temas que nos atraen y nos estimulan; esto último es mucho más práctico que pasar exámenes. Y, de hecho, si se nos da la oportunidad de este tipo de carrera educativa, el estudiante recordará lo que descubrió.

Un físico mundialmente famoso, aquí en el MIT daba, como muchos catedráticos, cursos a estudiantes nuevos. Un estudiante le preguntó qué temas se iban a cubrir durante el semestre y su respuesta fue: «No importa lo que se cubre, sino lo que se descubre». Y es correcto: la Enseñanza debe inspirar a los estudiantes a descubrir por sí mismos, a cuestionar cuando no estén de acuerdo, a buscar alternativas si creen que existen otas mejores, a revisar los grandes logros del pasado y aprenderlos porque les interesen.

Si la Enseñanza se hiciera así los estudiantes sacarían provecho de ello, y no sólo recordarían lo que estudiaron sino que lo utilizarían como una base para continuar aprendiendo por sí solos.

Una vez más: la educacion debe estar dirigida a ayudar a los estudiantes a que lleguen a un punto en que aprendan por sí mismos, porque eso es lo que van a hacer durante la vida, no sólo absorber información dada por alguien y repetirla.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/el-objetivo-de-la-educacion-la-deseducacion/
Not: Si quieres profundizar en el pensamiento de Noam Chomsky te invitamos a participar en esta Conferencia Virtual: 
Regístrate aquí: https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSeT9ygSIvxqimZOOgw_np9f4m-ymFV0ccNKXSHfpcGzh4i24A/viewform?usp=sf_link

 

Comparte este contenido:

Comenzamos la inscripción para el seminario de Piedad Córdoba: Derechos Humanos, Paz y Democracia en América Latina

Por: Equipo de OVE. 

Inscripción para el seminario de Piedad Córdoba.
Conferencia: “Derechos Humanos, Paz y Democracia en América Latina”
Agradecemos su disposición a participar en esta conferencia que forma parte del Ciclo de Actividades de Formación permanente que impulsamos el CII-OVE, la CEIP-H y el CINPECER. El registro nos permitirá mejorar nuestros procesos de selección de temas y actividades. Todas nuestras actividades son gratuitas, de libre acceso. Estas grabaciones quedarán disponible en el YouTube de Otras Voces en Educación.
Comparte este contenido:

Entrevista a Juliana Martínez Franzoni: Pensar los cuidados en medio de la gran pandemia

Por:  Ailynn Torres Santana

 

La crisis asociada al coronavirus genera el congelamiento de la economía monetaria y la sobreexigencia de la economía no monetaria y doméstica. El covid-19 evidencia la desigualdad en las tareas domésticas entre varones y mujeres y demuestra la falta de sistemas públicos de cuidado. En esta entrevista, Juliana Martínez Franzoni, reconocida académica e intelectual, afirma que es el momento de proponer un nuevo modelo de cuidados para lograr igualdad y justicia.

El covid-19 no es solo una crisis sanitaria, sino que afecta diversos ámbitos de la vida social. ¿Cuál es, según su opinión, el alcance de esta crisis? ¿Qué dimensiones involucra?

Si bien esta crisis empezó siendo sanitaria, rápidamente se volvió social, política y económica. No hay orden de la vida que esta crisis no haya tocado. Es, además, una crisis planetaria cuyos alcances aún no podemos comprender adecuadamente.

Aunque la respuesta inicial a la crisis se produjo a través de los sistemas sanitarios, la única manera de hacerle frente es reduciendo la demanda sobre los hospitales, cortando las cadenas de contagio para que no se desborden. Eso ha llevado al distanciamiento social y al congelamiento de la economía monetaria. Subrayo la palabra «monetaria» porque, por el contrario, la economía no monetaria, la que tiene lugar de manera no remunerada, principalmente en el ámbito doméstico, está a tope y más exigida que nunca.

El congelamiento de las economías monetarias lleva rápidamente a la suspensión de contratos laborales, la reducción de jornadas, la pérdida de la capacidad de la gente de generar ingresos. Esa es una amenaza muy seria a nuestras formas de vida. Estamos lidiando con una situación que implica el virus, pero también el hambre y la posibilidad de estallido social producto de ello. Es una bomba de tiempo que está a la vuelta de la esquina en diferentes lugares del planeta. Me parece sumamente importante tener presente que estamos frente a un triple reto: el virus, el hambre y el estallido social. Eso tiene consecuencias para regímenes democráticos frágiles, como los que tenemos en América Latina.

No todos los países están en el mismo momento en relación con ese triple reto ni tienen las mismas condiciones para afrontarlo. Ecuador es un triste ejemplo de lo que puede suceder si no se actúa rápidamente. No estamos todos en el mismo barco. Hace poco, un usuario colocó una frase interesante al respecto en las redes sociales: «no estamos en el mismo barco, estamos en el mismo mar y hay unas personas en yate, otras personas en bote, otras personas en salvavidas, otras personas nadando con todas sus fuerzas». Y alguien agregaba: «algunas personas están nadando con todas sus fuerzas empujando los botes de otros».

La crisis sanitaria se asienta, por ende, en una tremenda desigualdad previa y la potencia de una manera que todavía no podemos aquilatar. Entre esas desigualdades, la de género y la socioeconómica constituyen clivajes importantes de desigualdad. A ellas se agregan otras muchas desigualdades vinculadas a la etnia o a la migración.

Usted asegura que la economía no monetaria está más exigida que nunca. Ella se realiza, en buena medida, «puertas adentro», en los espacios domésticos, y es un ámbito poco instalado en la conversación política y económica sobre la crisis. ¿Qué está pasando en las familias y, específicamente, qué está pasando con las necesidades de cuidados que habitualmente se satisfacen allí a través del trabajo de las mujeres?

El distanciamiento físico obligatorio y la reclusión en el ámbito doméstico de la ciudadanía genera dos cambios fundamentales. Uno es el desplome de los ingresos y, más aún en los trabajos más precarios e informales. Recordemos que las mujeres se encuentran desproporcionadamente ubicadas en ese tipo de trabajos.

El otro cambio involucra dimensiones de la vida que normalmente tienen lugar fuera del ámbito doméstico, como la escuela, el centro de salud, el apoyo psicológico, la recreación, y que ahora se concentran en ese ámbito doméstico. Eso tiene una implicancia directa en la vida de las mujeres, que están aún más sobrecargadas. Esto no es algo nuevo, sino que se exacerba con el covid-19. Las mujeres hacemos malabarismos trabajando, cuidando, siendo maestras, psicólogas y doctoras. Aunque en el escenario previo las mujeres ya éramos malabaristas, en este momento esa situación se expresa de manera absoluta.

Hace tiempo que, desde una perspectiva feminista, buscamos calcular cuánto se produce de manera no monetaria (no remunerada) como proporción del PIB en los diversos países. Hoy sabemos que el trabajo doméstico y de cuidados que tiene lugar en las familias de forma no remunerada equivale a entre 15% y 25% de todo lo que se produce en una sociedad. El grueso de ese trabajo lo hacemos las mujeres. Por cada punto del PIB que invierte el Estado, las mujeres aportamos una contraparte no monetaria. Por ejemplo: si tienes una escuela pública, alguien tiene que llevar a la niña a la escuela, buscarla, traerla, hacer las tareas con ella y apoyarla. Y si llevas a un niño a la doctora, hay que administrar medicina, tomar la temperatura, etc.

No tenemos la medida de cuánto esta crisis está aumentando ese aporte no monetario fundamental, pero ese trabajo se ha disparado. Tenemos una espiral de demanda de cuidado que se satisface principalmente con el trabajo de mujeres. La economista feminista Nancy Folber decía hace unos días que si los gobiernos se preocuparan por el déficit de cuidado solo una fracción de lo que están preocupados por el déficit fiscal que genera esta crisis, estaríamos en mucha mejor forma para transformar esta situación y para honrar las demandas de cuidado con un esfuerzo más colectivo, más masculinizado y evitando que sean solo las mujeres las que satisfagan esas demandas.

Es necesario que reflexionemos sobre lo que están viviendo las mujeres que antes de la pandemia estaban exigidas y ahora lo están mucho más. Al mismo tiempo, debemos pensar qué está sucediendo con esas mujeres que estaban generando ingresos y que ahora ven desplomadas sus estrategias para ello. Y debemos pensar también qué está pasando con las que están ubicadas en los trabajos de mayor exposición, los ahora considerados servicios esenciales (comercio, supermercados, alimentos, sistema de salud) y tienen que atender muchísimas demandas de cuidado en sus hogares, a la vez que sostener los ingresos en su bolsillo.

Durante el siglo XX se produjo lo que algunos han llamado una revolución silenciosa: la incorporación de las mujeres al trabajo remunerado. A la vez, se ha dicho que ello no modificó los órdenes familiares, sino que la división sexual del trabajo dentro de los hogares continuó siendo básicamente la misma. ¿Fue así? ¿Esta crisis podría empujar algún cambio dentro de los órdenes familiares?

La brecha de participación en el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado entre hombres y mujeres es de 18 horas semanales. Eso dicen las mediciones de los países que están relativamente mejor, porque son los reportados en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Esa brecha baja a 11 horas en los países del sur de Europa, a seis horas en los países anglosajones y a 3,5 horas en los países nórdicos.

Las mujeres hemos sido muy flexibles para adaptarnos a la jornada laboral remunerada y mantaner el trabajo no remunerado. Sin embargo, el ejercicio de la masculinidad en el ámbito doméstico ha cambiado muy poco. Eso no quiere decir que no haya hombres que lo hagan, sino que el ejercicio de las masculinidades en relación con el trabajo doméstico y de cuidados no ha cambiado lo suficiente para reflejarse en las estadísticas. Es así desde el Río Grande hasta Ushuaia, en todos los regímenes políticos, en Estados de Bienestar fuertes o débiles, y no tiene grandes variaciones en los distintos momentos del ciclo de vida.

El uso del tiempo masculino en el hogar es el recurso más democráticamente repartido en toda la región. Mientras las mujeres mostramos una profunda desigualdad entre nosotras, asociadas a los niveles de educación formal y a los niveles de ingresos (cuanto mayores son, menos horas se emplean en el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado), entre los hombres hay una enorme homogeneidad.

En la década de 1990 perdimos millones de empleos e ingresos masculinos. Mientras los hombres salían de la industria y la agricultura, a las mujeres, sobre todo a las jóvenes, se las contrataba en la maquinaria textil y en los servicios con trabajos precarizados. Hubo una pérdida de la vigencia social y económica del modelo patriarcal tradicional, en el que el hombre ponía el dinero en la mesa y eso significaba un nivel de protección a la familia, aunque fuera desigual. Ese cambio, lejos de implicar un involucramiento de los hombres en el ámbito doméstico, lo que hizo fue agravar los tipos de relaciones patriarcales violentas. Eso se expresa claramente en casos como el de Ciudad Juárez.

Habiendo sido así, ¿por qué tendríamos que esperar un cambio ahora? No podemos esperar que la mera pérdida de vigencia del papel proveedor de los hombres se traduzca en una ampliación de su dimensión cuidadora. Para que eso suceda se requiere una intervención deliberada del Estado y de otros actores de la sociedad, dándole forma, nombrando y creando incentivos para que eso ocurra. Al mismo tiempo, es necesario prevenir los efectos nocivos que puede generar la actual situación.

Las decisiones sobre cómo se enfrenta esta crisis no deberían dejar fuera a las mujeres. A la vez, las enormes demandas y retos que tenemos en materia de cuidado no deberían dejar fuera a los hombres. Se necesitan mensajes más claros y más fuertes que reconcilien masculinidad y cuidado. No podemos esperar que esos cambios se produzcan por generación espontánea. Estamos rodeadas de un tipo de masculinidad altamente «cuidado-dependiente». Estoy hablando de hombres de entre 15 y 60 años que en su cabeza son extremadamente autónomos, pero en su práctica no tienen la posibilidad de resolver cosas básicas para la sostenibilidad de su vida. En un momento de altísima demanda de cuidado, necesitamos tener más manos cuidando. Este es un momento en el que, en nombre de la solidaridad frente a la crisis, podríamos apelar a esa reorganización.

Parte del asunto es acercarse a los cuidados como una invitación a transformarse y a revincularse con muchos aspectos importantes de la vida. Eso podría generar, de hecho, situaciones en las que todos ganan. Lo que no me imagino es que esto ocurra solo de manera espontánea. Se requieren estrategias, políticas, alianzas (ojalá amplias) y demostrar que este tema toca muchas de las causas de la crisis y también muchas de las posibles soluciones.

¿Cómo puede operar el Estado sobre esas desigualdades existentes entre las propias mujeres? ¿Cómo pueden aportar otros actores sociales para paliar esas diferencias?

Las mujeres nunca antes habíamos sido tan desiguales entre nosotras en América Latina. Las brechas entre hombres y mujeres en términos de cuidados atraviesan todas las clases sociales. La violencia de género atraviesa todas las clases sociales. Pero los recursos con que las mujeres contamos para hacerles frente a estos escenarios son marcadamente desiguales. En una crisis como la que estamos atravesando, eso se exacerba. Por lo tanto, para poder dar pasos decididos para transformar la crisis en una oportunidad que nos permita ser mejores, necesitamos intervenciones diferenciadas para lograr incidir en los distintos escenarios.

El piso para poder tener esta conversación tiene al menos dos componentes: asegurar el ingreso básico en el bolsillo de todas las personas en este momento y garantizar el acceso universal a los servicios básicos.

Muchos de los gobiernos tienen poco espacio fiscal y poca capacidad de hacer cosas. Eso es así si damos por sentado que el 1% constituido por quienes poseen los mayores ingresos no va a contribuir. En cambio, si nos planteamos que esta situación se resuelve para toda la sociedad o no se resuelve para nadie, entonces el escenario puede ser otro. El peligro de no entenderlo así es claro. Tenemos el ejemplo de Singapur, que fue un caso exitoso. Allí se había controlado la situación de diseminación del virus, pero «olvidaron» a la población migrante. La población migrante estaba contagiada y, de repente, el país perdió control de la situación. Ese ejemplo nos alerta acerca de que en este escenario nadie puede quedar excluido porque con que una persona quede excluida todo el ciclo vuelve a empezar.

Los cuidados son parte de una conversación más amplia sobre el papel del Estado. Antes o después tenemos que pasar por el tema del financiamiento y tenemos que elegir si se va a priorizar la austeridad o la solidaridad. Si priorizamos la solidaridad, el 1% que no ha estado contribuyendo tendrá que contribuir.

Usted ha mencionado que reubicar a los cuidados como eje del análisis político tiene que ser un acto de voluntad minuciosamente planificado desde los gobiernos y los distintos actores políticos. ¿Qué tipo de políticas específicas serían imaginables para gestionar este déficit de cuidado en la crisis y tras ella?

Una autora estadounidense, la sindicalista Jane F. McAlevey, ha escrito recientemente un libro, No Shortcuts: Organizing for Power in the New Gilded Age [Sin atajos: organización para el poder en una nueva era dorada], que recoge su experiencia de trabajo organizativo. Ella insiste en la necesidad de tener estrategias simultáneas de organización, movilización e incidencia, y en la necesidad de saber cuándo hay que poner más energía en la organización propia, en el nosotros, en el nosotras, cuándo en la movilización y cuándo en la incidencia.

Partiendo de eso, creo que algunas de las cosas que hay que hacer tienen como interlocutor al Estado y otras tienen que ver más con la movilización, las organizaciones, los múltiples nosotros y nosotras que hay en la región. En todos esos niveles puede haber un lugar para esta agenda y para llevarla adelante de una manera positiva, democrática, inspiradora. Una manera, en definitiva, que nos conecte con asuntos muy profundos que tienen que ver con el sentido de estar vivos, de habitar este planeta.

En esa línea necesitamos consolidar esta idea de que debemos cuidar a quienes nos cuidan y que cuidar es un asunto de la sociedad y no solo de las familias ni de las mujeres. Pero no podemos cuidar a quienes nos cuidan sin tener una agenda que permita crear condiciones de infraestructura básica para la vida. ¿Cómo están haciendo hoy millones de personas en nuestra región, sin agua potable o viviendo en condiciones de hacinamiento? Es un reto incorporar los cuidados como parte de los pisos de protección social y no como si fueran dos cosas distintas.

Deberíamos pensar que más que una excepción, la crisis va a ser por mucho tiempo una regla, una normalidad, una nueva normalidad. Un ejemplo concreto: el rezago escolar que ya hoy tienen niños y niñas que van a los sistemas públicos de la región va a tardar años en recuperarse; la desnutrición infantil que se ha generado en las últimas semanas no la hemos medido todavía, pero se piensa que va a tener consecuencias muy importantes, al igual que la mortalidad materna de mujeres que no están pudiendo llegar a un servicio de salud para parir con seguridad. Necesitamos crear amortiguadores de esta amplificación de la desigualdad. Los cuidados son parte de eso. Necesitamos asegurar servicios básicos que incluyen agua, conexión a internet, electricidad y cuidados redistribuidos entre mujeres y hombres y entre prácticas familiares y extrafamiliares.

Los cambios que está revelando la crisis también agudizan conservadurismos. De hecho, en algunos países de la región hay quienes argumentan que, debido a la mayor precarización, es necesario reducir o postergar las pensiones de padres no convivientes. están en juego las responsabilidades parentales en el caso de algunos hombres. ¿Esa puede ser también una línea de disputa? ¿Qué riesgos tiene un repliegue de esas responsabilidades?

Ese es un gran tema. Acabo de participar de un estudio donde analizamos un tipo de organizaciones de padres que ha crecido en su poder político e incidencia en toda la región (aunque estudiamos los casos de Chile, Uruguay y Costa Rica). Estos grupos tienen una agenda fuertemente antifeminista y reactiva a los avances del Estado para proteger a las mujeres en el ámbito doméstico. Mostramos que en los países donde se ampliaron los derechos paternos, por ejemplo, en materia de tenencia de hijos e hijas, ha sido de la mano de estas organizaciones. Por el contrario, donde se ampliaron los deberes paternos, por ejemplo, en materia de pensiones alimentarias, ha sido de la mano de actores estatales que en buena medida reflejan agendas feministas o articulaciones feministas. Entonces, el actor político actualmente más visible, vocal y en ascenso, posicionando una conversación sobre paternidad, no es el que ayudaría a promover una masculinidad igualitaria y cuidadora. No quiere decir que no haya otras expresiones organizadas de hombres que sí están buscando promover una masculinidad igualitaria y cuidadora, pero sí que las que hoy tienen más poder y capacidad de incidencia no son esas.

Evidentemente, la crisis puede afectar a las mujeres vulnerando su bienestar económico y/o su autonomía económica. Son dos cosas relacionadas pero distintas. Una mujer puede tener más autonomía económica y menos bienestar o puede tener más bienestar y menos autonomía, o puede tener más de las dos cosas. Por ejemplo, cuando una mujer es pareja de un hombre en una relación heterosexual donde él aporta muchos ingresos y ella trabaja en su casa, puede tener un bienestar altísimo con muy baja autonomía. Si esa mujer se separa y empieza a vender productos de puerta a puerta, seguramente su bienestar económico será menor pero su autonomía económica aumentará. Necesitamos que las mujeres tengan tanto bienestar como autonomía.

Lo primero que necesitamos asegurar es que estas madres y estas mujeres tengan un ingreso. A veces desde una postura feminista reclamamos que los padres ejerzan su papel y podemos muchas veces forzar a mujeres que no querían depender de esos hombres a hacerlo. En el marco de esta crisis, necesitamos vincular la discusión de las pensiones alimentarias parentales a ese ingreso básico ciudadano que todas las personas deberían tener asegurado.

En el marco de esta crisis resulta central proteger el empleo, pero dentro de un objetivo mayor: proteger el ingreso. Todas las personas, incluyendo a esas madres, deben tener lo suficiente para la canasta alimentaria mínima. Eso no quiere decir que debemos dejar a esos padres sin ninguna responsabilidad. Hay que pensar la manera de que honren esas responsabilidades los que puedan y los que no puedan ahora y puedan después, lo hagan. Mi punto es que no podemos condicionar la subsistencia de la madre y los hijos e hijas a la pensión alimenticia del padre.

Finalmente, quisiera que habláramos de otro ámbito de los cuidados que es central: los cuidados remunerados. ¿Deben ser repensados, disputados y recolocados dentro de la trama política?

Definitivamente. Un servicio esencial como son los cuidados no debería ser explotado. En este momento tenemos una crisis del trabajo de hogares particulares en toda la región. Más de 25% de las mujeres ocupadas trabaja en casa de otras mujeres y hombres. Se trata de trabajos muy precarios. La razón por la que podemos privatizar tanta demanda de cuidados es porque se paga mal, se paga poco y hay mucha desprotección. ¿Qué debería ocurrir con esos puestos de trabajo? Es todo un interrogante, porque la mayor parte de estas mujeres trabajadoras están deseando que todo esto acabe para volver ahí debido a que no tienen opciones.

La particularidad de la agenda sobre cuidados es que, al mismo tiempo, es una agenda de protección social y una agenda de mercado laboral (tanto de oferta como de demanda). Entonces, nos permite ir desde lo que transcurre en la familia hasta los sectores de la economía que deberían priorizarse, valorarse y protegerse. Una parte importante de los sectores productivos y de las formas de trabajo ya están modificadas con la crisis y se van a modificar más. Necesitamos que la agenda sobre los cuidados se instale en esa conversación. Los cuidados son una gran oportunidad para dinamizar la economía y para apostar a una economía distinta, centrada en las personas, pero necesitamos considerarlos como un trabajo valioso, visibilizarlo, remunerarlo, protegerlo. Este es el momento. Las perspectivas no son fáciles, pero tenemos que estar a la altura del reto y dar esta pelea.

Juliana Martínez Franzoni es catedrática de la Universidad de Costa Rica. Sus campos de investigación abarcan la política social comparada, las desigualdades ecónomicas, sociales y de género en América Latina. Es editora de Social Politics, Oxford Journals.

Fuente e imagen: https://nuso.org./articulo/pensar-los-cuidados-en-medio-de-la-gran-pandemia/

Comparte este contenido:
Page 15 of 98
1 13 14 15 16 17 98