Saltar al contenido principal
Page 179 of 2437
1 177 178 179 180 181 2.437

Brasil: Detuvieron al exministro de Educación de Bolsonaro

Detuvieron al exministro de Educación de Bolsonaro

Eric Nepomuceno

Fuentes: Página/12 (Argentina) [Imagen: El ex ministro de Educación Milton Ribeiro departiendo con Paulo Guedes y Jair Bolsonaro cuando era ministro. Créditos: Fabio Rodrigues-Pozzebom/ Agencia Brasil]

El pasado mes de marzo el ultraderechista presidente Jair Bolsonaro se refirió a su entonces ministro de Educación, el pastor presbiteriano Milton Ribeiro, blanco de acusaciones de corrupción. Dijo que confiaba plenamente en su honestidad. Y en un arrebato soltó una frase que se quedó marcada en la memoria de millones de brasileños: “Pongo por él mi cara en el fuego”.

Superando un dicho tradicional – “pongo mi mano en el fuego” – el mandatario quiso, de esa manera, declarar su confianza irreductible en el sospechoso. Que, a propósito, días después pidió que dejara el cargo.

Bueno: en la mañana de ayer Milton Ribeiro fue detenido por la Policía Federal. Y con él, otro autodenominado pastor, Gilmar Santos, íntimo amigo de la familia presidencial. El también evangelista Arilton Moura era buscado por la policía.

Las acusaciones contra Ribeiro se sostenían en declaraciones de alcaldes que, para lograr liberar presupuestos para sus municipios, eran “invitados” a comprar miles de biblias con la foto del ministro. Se trataba de recursos del Fondo Nacional para el Desarrollo Educacional.

Al menos un alcalde relató el pedido de uno de los autodenominados pastores incrustados en el ministerio de Educación: para liberar el presupuesto aprobado, sería necesario entregar nada menos que diez mil dólares en monedas de oro.

Nada de eso convenció a Bolsonaro para que constatara lo que estaba más que evidente: un grupo de evangelistas transformó el ministerio de Educación en un robusto balcón de negocios.

La prisión de Milton Ribeiro significa algo más que un duro golpe contra el discurso de Bolsonaro asegurando que en su gobierno no hay corrupción. Es, en realidad, una amenaza latente: cuando era ministro, Ribeiro aseguró que recibía a los pastores a pedido directo del presidente. Los mismos pastores involucrados en corrupción.

Si ahora reitera lo declarado, el foco de sospecha recaerá directamente sobre el presidente y entrará en el nutrido rol de acusaciones que tendrá que responder en la Justicia cuando termine su mandato presidencial y se anule la inmunidad que el cargo le garante.

Los aliados más allegados de Bolsonaro admitieron, con todas las letras, que la prisión de Milton Ribeiro ha sido “un desastre”.

La primera reacción del presidente fue afirmar, de manera tímida, que sigue confiando en su ex ministro, pero que la policía sabrá qué hacer. La segunda fue impedir la entrada de periodistas a un evento en el que habían sido invitados.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/431417-brasil-detuvieron-al-exministro-de-educacion-de-bolsonaro

Fuente de la Información: https://rebelion.org/detuvieron-al-ex-ministro-de-educacion-de-bolsonaro/

 

Comparte este contenido:

Venezuela: Análisis crítico: Práctica vs praxis educativa

Análisis crítico: Práctica vs praxis educativa

Yuleima Rodríguez Torcat

Históricamente la pedagogía está concebida como el hacer de la maestra y el maestro. Ante esta concepción básica es necesario diferenciar tres casos:

  • El saber pedagógico
  • La práctica pedagógica
  • La praxis pedagógica.

 

En la actualidad y a partir de los cambios curriculares que se han gestado en el país, es necesario contextualizar cada uno de estos términos, en cuanto a qué se considera el saber pedagógico. Este surgió como un enunciado colonizante para dominar en la relación maestro- alumno, a través del ejercicio de la enseñanza, es decir, todo lo transmitido y reproducido por el maestro y la maestra a los denominados alumnos (vasijas que funcionaban como deposito), lo cual se concebía como el acto y la posibilidad sólo de enseñar; entendiendo que estos procesos se derivaban  de aspectos teóricos y didácticas reduccionistas, situaciones que en tiempos actuales siguen siendo practicados.

 

Entre tanto, la práctica pedagógica corresponde a la mutación del saber pedagógico, respecto a  los campos del conocimiento que fueron mezclados, aplicados y trasladados a un nuevo precepto disfrazado de practica pedagógica liberadora; pero que de igual forma continua siendo tradicionalista, reduccionista y reproductora de las ambiguas concepciones y formas del funcionamiento de métodos que se aplican en las instituciones educativas, ya desde una perspectiva teórica y metodológica que facilita a las maestras y maestros establecer una relación con el conocimiento y a su vez, con acercamiento a la cultura de integración social; pero que siguen siendo en la práctica  tradicionalistas en las concepciones del saber y el conocimiento..

 

En el caso de la praxis pedagógica, conlleva a procesos de enseñar- aprender y construir conocimientos a partir de la valoración de los saberes que convergen en un lugar determinado e integrado en las relaciones y sinergia educacional y comunitaria. Esta praxis surte una función de reflexiones, análisis, intercambio de experiencias, saberes, proposiciones, consensos, entre otros elementos, a partir de las y los estudiantes, en su relación con las y los maestros, quienes desde la conciencia y la puesta en marcha del sentido crítico son las y los principales entes transformadores de las instituciones educativas, de las comunidades y de sus características socio-culturales, tomando como principio los aspectos geo-históricos. Por lo tanto, la praxis pedagógica se debe convertir en un tejido reflexivo que facilita la construcción de las y los sujetos desde el saber y su interacción con la sociedad.

 

Más allá de lo mencionado, la praxis pedagógica implica la valoración humana, donde la participación democrática, horizontal y protagónica, el respeto fomentado entre estudiantes y docentes apuntan a la autonomía, a la libertad, el reconocimiento étnico, humildad, deseos de aprender haciendo, el desarrollo de capacidades a la creación científica, innovaciones, entre otros,  que en sus contextos educativos, lugar, territorio, comuna, entre otros,  les permite detectar y transformar las realidades que se presentan en la cotidianidad,  con el fin de trabajar colectivamente  usando herramientas propias de la dialéctica critica, reflexiva, analítica e integral que, van más allá de los conocimientos  basados sólo en los contenidos universales.

 

M.Sc. Yuleima Rodríguez Torcatt

 

Fuente de la Información: CII OVE

Comparte este contenido:

¿Hay que defender la Filosofía? Reflexión y propuesta sobre la enseñanza del filosofar

Por: Alfonso Arriaga Juárez

 

“Siempre me ha parecido que quien expone oscuramente

es porque comprende oscuramente.

Si la exposición no es clara, es porque las ideas no están claras para quien las expone.”

Adolfo Sánchez Vázquez

Introducción

En los últimos tiempos, de los diferentes sistemas educativos tanto en América Latina como en España, se ha venido una andanada en contra de la enseñanza de la filosofía en los centros escolares que puede ir desde los niveles más básicos hasta el nivel superior. Se decide por parte de políticos y burócratas de la educación, que la enseñanza de la filosofía no es relevante en el conjunto de asignaturas de los diversos currículos escolares e, incluso, que las carreras de filosofía son prescindibles de las universidades.

Lo anterior se debe a que, dichos burócratas y políticos, no encuentran un beneficio a la enseñanza de ésta área del saber humano, tanto en los sistemas educativos como en el conjunto de la sociedad en general. Esto se debe a que, dicen ellos, “la filosofía no brinda grandes oportunidades profesionales” (González Férriz, 05/04/2022: El Confidencial) ni, obviamente, grandes oportunidades de negocios o empresariales que permitan el progreso material de una sociedad.

Debido a lo anterior, es que la comunidad filosófica, hasta entonces metida en un largo letargo y ensimismamiento, se levanta furiosa vociferando en sendos escritos donde intenta reivindicar el papel de la filosofía en la educación escolarizada destacando sus variadas y múltiples cualidades para la niñez y la juventud en el actual contexto de tecnologización deshumanizada y deshumanizante que fomenta el individualismo egoísta extremo que permea en todas las capas de la sociedad contemporánea.

Ésta defensa de las cualidades de la enseñanza de la filosofía en el aparato escolar por parte de la comunidad filosófica, parece tener solamente beneficios, como el desarrollo de un pensamiento crítico que permita a los estudiantes convertirse en seres autónomos que asuman la responsabilidad que tienen hacia consigo mismos, la comunidad y el entorno; pero casi ningún, o así lo pretenden mostrar, inconveniente, como si la enseñanza de la filosofía fuese un páramo de pureza, un oasis dentro del desierto de la enseñanza tecnologizante y deshumanizada.

Es una obligación de los que fuimos formados en ésta área del saber, someter todo a la duda e interrogación sobre todo a nosotros mismos y a nuestra actividad: la enseñanza de la filosofía. Sin embargo eso raramente sucede y, como vimos en las lineas anteriores, nos decantamos de antemano por las posturas extremas: o bien la filosofía no sirve para gran cosa en la educación escolarizada de la era informacional, o bien la enseñanza de la filosofía en el ámbito escolar tiene todos y sólo beneficios del desarrollo del pensamiento crítico y está exenta de los problemas y vicios que atañen a las otras áreas de la enseñanza y, además, poseemos su monopolio exclusivo por lo cual nadie mas puede ni debe enseñar este tipo reflexión de carácter crítico.

Por otra parte, se asume al parecer también acríticamente, que la Filosofía como área del saber humano, es lo mismo y corresponde univocamente con su enseñanza, si bien la enseñanza es una parte fundamental de la filosofía, no son lo mismo pues, si la enseñanza de ésta área del saber desapareciera de los currículos escolares, esto no implica que la filosofía como área del saber desaparezca, de hecho la filosofía sobrevivió muchos siglos sin formar parte de una estructura formal de enseñanza escolarizada, entre otras cosas porque no existió hasta finales del siglo XVIII una estructura formal de enseñanza generalizada y obligatoria.

Además, no está claro cómo la enseñanza de la historia de la filosofía pueda generar un pensamiento crítico, es decir, no es lo mismo informar que formar, no es lo mismo informar sobre los autores, problemas y corrientes filosóficas que formar en los procedimientos reflexivos y sistemáticos que conducen a un pensamiento de carácter filosófico que tradicionalmente denominamos filosofar, lo cual ya fue advertido por Kant en su Crítica a la Razón pura cundo argumentó que “nunca puede aprenderse, en cambio (a no ser desde un punto de vista histórico), la filosofía. Por lo que a la razón se refiere, se puede, a lo más, aprender a filosofar” (Kant, 2008: 650).

Con base en lo anterior, es que la duda sobre una supuesta defensa de la filosofía está más que justificada, es decir, ¿de verdad hay que defender a la filosofía?, pues como ya observamos ésta no necesita y no ha necesitado defensa pues el filosofar trasciende el tiempo y los sistemas e ideologías políticas históricamente determinadas al ser una necesidad humana imperiosa, ¿no será mejor dirigir nuestra energía a defender la enseñanza del filosofar en lugar de la enseñanza de la filosofía?

En el presente texto se pretende argumentar a favor de la postura de la enseñanza del filosofar más que de la filosofía en sí, ya que esta línea de pensamiento, la que pretende hacer de la enseñanza de la filosofía una materia más dividida en asignaturas (lógica, ética, estética, etc.), se dirige cada vez más hacia su normalización, esto es, hacia su homogeneización con los saberes científico­técnicos en una jerarquía inferior que logre, como hasta el momento, minimizar, controlar y neutralizar su rol efectivo como generadora de reflexión crítica, es decir, se mostrará cómo esta línea de pensamiento va en contra sentido de la defensa de la enseñanza del filosofar.

I.   Filosofía y Filosofar

Para entender la propuesta que deseo plantear es necesario, primero, que establezca lo que voy a entender por Filosofía y por Pensamiento filosófico (filosofar). Pues bien, podemos decir que la Filosofía es el producto del filosofar o del pensamiento filosófico, el cual se caracteriza por ser una reflexión constante, ordenada y coherente, acerca del Ser Humano y su entorno, que procede a través de un procedimiento metodológico, a expresar y sustentar las diversas conclusiones que de esta actividad cognitiva se derivan y cuyo propósito trascendental es desarrollar una enseñanza vital.

Una enseñanza para la vida en la que se busca la formación del espíritu humano, la formación de aquello que dota al Ser Humano de un carácter verdaderamente humano. Por lo cual, el pensamiento filosófico o filosofar se diferencia de otras formas de reflexión porque en ella su objetivo principal es la formación de sí mismo que surge en la interacción con los otros, pues se enseña a otros a formar su espíritu y a entender qué es aquello que los hace esencialmente humanos.

La enseñanza del pensamiento filosófico en aquellos que no tienen como propósito principal y explícito dedicarse a esta actividad profesionalmente, como en la filosofía para niños o en el bachillerato, no se debe centrar en los contenidos propiamente filosóficos, sino en el enfoque, metodología y propósito del pensamiento filosófico o filosofar. Aunque cabe aclarar que estos no serán desdeñados o excluidos, lo que digo es que el objetivo principal es formar el pensamiento filosófico a partir de la experiencia de vida de los que lo estudian y, a partir de ella, acercarlos a la Filosofía para que esta se torne en una enseñanza significativa, en una enseñanza para la vida.

Así pues, si el propósito de la enseñanza del filosofar en el nivel medio superior es la de formar un pensamiento crítico, sistemático y coherentemente fundamentado para la comprensión y transformación de sí mismo, así como del entorno en el que se vive, entonces lo que importa es enseñar a filosofar. Esta perspectiva se basa en la idea de que los problemas de carácter filosófico surgen primordialmente de la actividad cotidiana, puesto que es en la vivencia cotidiana donde surge estas problemáticas que el pensamiento filosófico aborda a través de una metodología propia.

Esto lo podemos ver en Platón, en donde el personaje principal de la mayoría de sus diálogos tempranos, Sócrates, comienza el análisis filosófico partiendo o con base en un problema, que sus interlocutores ya tienen y en el cual están inmersos, para tratar de clarificarlo. El método socrático, generalmente, comienza explorando la cuestión para establecer y delimitar el problema, posteriormente, se plantea una solución o respuesta provisional, misma que será explorada y sometida a un análisis riguroso en el que se platean tanto argumentos a favor como en contra. Si tal respuesta resiste el examen es aceptada y se continúa con otra cuestión, aunque en los Diálogos difícilmente sucede esto, sino que, por el contrario, la primera respuesta es refutada posteriormente al análisis, y se procede a encontrar una nueva respuesta que será sometida al mismo procedimiento.

En cualquiera de los dos casos, esto es, ya sea que se acepte o se rechace la respuesta, siempre se aprende algo, ya que en el peor de los casos lo que se aprende es que nuestra creencia es falsa. Es así que se pueden resumir las principales características del método socrático de la siguiente forma: “los argumentos son todos refutatorios, buscan examinar una cierta opinión o tesis y mostrar su implausibilidad; están construidos como conversación dialogada a base de preguntas y respuestas, en la que uno de los dialogantes hace preguntas y el otro responde; su forma más general es la de reducción al absurdo” (Vargas, 1986: 13­14).

En consecuencia, lo que debemos enseñar es, precisamente, este proceder, esta práctica, esta ascesis que permite el desarrollo del pensamiento crítico, sin embargo, esto requiere de oficio, y el oficio del filósofo no se limita a su propia formación, sino que, para dar un servicio, para que la comunidad se beneficie de éste oficio, es necesario enseñar a otros a formar su espíritu y a entender qué es aquello que los humaniza. Es por ello que el oficio del filósofo es doble: pensar y enseñar, por lo cual no basta que se domine el correcto interrogar sino también el correcto explicar. Por ende, el profesional en filosofía tiene que procurarse la excelencia en ambas ejecuciones de su oficio, de lo contrario, como nos dice Nicol, diremos que “este fulano no tiene oficio”. Sin embargo, muchos de los colegas de oficio no procuran dominar, sobre todo, el oficio de enseñar. Con lo cual estarían faltando también al otro oficio, al oficio del pensar, del interrogar, pues ya no estarían prestando el servicio, propio de todo oficio, a la comunidad.

Así pues, si no se domina el oficio del profesional de la filosofía, entonces ya no es profesional sino aficionado y, como lo señala perfectamente Nicol, “sin duda el aficionado es más libre que el profesional, tiene menos compromisos y responsabilidades. También tiene menos oportunidades de llegar a la verdad. O no dice nada, guardando para sí mismo el saber que pudo adquirir; o dice lo primero que le pasa por la cabeza, como un Jenófanes cualquiera. Éste es un pensador, diríamos, sin oficio ni beneficio” (Nicol, 1994: 28­32).

Es así, por tanto, que el enseñar a filosofar es enseñar una determinada forma de ser humanista y humanizante que comienza con la obligación de conocerse a uno mismo, lo cual conlleva al cuidado y cultivo de sí que exhorta a hablar con verdad sobre uno mismo y que privilegia el diálogo racional efectivo y afectivo el cual es siempre es una actividad que se realiza entre varios, una actividad que se realiza con los otros; es por ello que este diálogo, este hablar, este decir verdad sobre uno mismo con los otros, implica una determinada forma de hacer que obliga a actuar consecuentemente.

II.   Normalización de la filosofía

Así pues, enseñar a filosofar es enseñar una cierta actitud, una manera de ser y de hacer que se asemeja a lo que Aristóteles denominaría virtud dianoética, que implica determinados procedimientos, esto es, conocimientos que se encarnan en la práctica y que entrañan no sólo teoría sino todo un ejercicio (ascesis). No obstante y como es evidente, aquello que nos lleva a querer “defender la filosofía” , que en realidad debería ser una defensa de la enseñanza del filosofar, es la confrontación con la actual concepción de la enseñanza de una manera de ser y de hacer dominante, deshumanizante y excluyente que necesita del desconocimiento de uno mismo para evitar el cuidado y cultivo de sí, el cual llevaría inevitablemente a inhibir el decir veraz sobre uno mismo.

De esta forma es que se considera, ingenuamente, que introduciendo a la filosofía como una materia más, dividida en asignaturas y rechazándola como temática transversal, es como se “defiende a la filosofía”, se dice “La filosofía enseña a pensar, la lógica es su método, la ética aspira a convertirlo en norma de conducta común y la estética dota a la persona de la sensibilidad para lograrlo. Las cuatro disciplinas orgánicamente vinculadas son la trama y la urdimbre, el tejido ancestral que condujo al homo sapiens. Volverlo transversal es deshilacharlo” (Solana Olivares, 20/05/22: Milenio).

Sin embargo, esto no es del todo acertado, pues si así fuese, es decir, si de hecho esto es lo que ya se hace en la enseñanza de la filosofía y nos lo quieren quitar, entonces ¿por que vivimos un momento histórico de “creciente gravedad”?, ¿no se será que hemos llegado a este grave momento histórico precisamente porque la filosofía se ha normalizado a un sistema escolar que deshumaniza y que en lugar de que la filosofía enseñe a pensar, enseña historia de la filosofía, no será que en lugar de que la lógica sea su método, lo que se enseña son tablas de verdad, no será que en lugar de que la estética dote a la persona de sensibilidad, lo dota, a lo sumo, de la historia de la pintura, no será que en lugar de que la ética normalice cierta conducta, sea mejor que se analice por qué los valores supremos han perdido validez, han perdido su sentido?

La enseñanza de la filosofía, al insertarse a un modelo educativo rígido se normalizó, es decir, se le impuso un molde con un efecto clasificatorio dentro de un sistema rígido de conductas, esto es, la enseñanza de la filosofía se insertó en un modelo educativo disciplinario, en la que la filosofía fue clasificada dentro de una estructura curricular rígida que da como resultado la conformación de un determinado tipo de sujeto que responde a los intereses de esta sociedad disciplinaria que va en contra sentido a los efectos del pensamiento crítico propio del filosofar.

Es por ello que, en el Estado disciplinario desde el siglo XIX y hasta la primera mitad del XX, el objetivo de la educación era hacer del “hombre común” un súbdito que se somete a la autoridad para hacer de él un sujeto laborioso, útil y que además, según Ulrich Herrmann, debía aprender a trabajar desde la más tierna edad pues el trabajo debía convertirse en su segunda naturaleza. En este sentido es que, para Wehler, “la disciplina social, en el sentido de interiorización del orden, de la puntualidad, de la distribución del tiempo, de la capacidad de concentración, iba a producir, en unión con el estudio de materias didácticas formadoras del carácter y preparatorias de la acción, un súbdito del Estado” (Hermann, 2015: 108­109).

Es por ello que la actual “defensa de la filosofía” me parece contradictoria, en el sentido de que al solicitar y exigir que se inserte como una asignatura más dentro de un modelo educativo disciplinario en donde se homogeneizan procesos, mecanismos así como relaciones humanas y donde lo relevante es la calificación y los exámenes estandarizados, la enseñanza de la filosofía pierde, deja de lado o margina su principal deber: enseñar a pensar de forma crítica. Plegándose así a los requerimientos de la sociedad disciplinaria primero, y después, a los objetivos de la sociedad de control de la era neoliberal del capitalismo (Salinas Araya, 2015: 131).

Para Foucautl las sociedades disciplinarias comienzan en el siglo XVIII, se desarrollan en el XIX y llegan a su cúspide en la primera mitad del siglo XX, es decir, en la etapa industrial del capitalismo, posteriormente, comenzará un proceso de transición a las sociedades de seguridad, gubernamental, regulativa, o sociedades de control (como les diría Deleuze) en la llamada era de la información. En las sociedades disciplinarias, “El individuo pasa sucesivamente de un círculo cerrado a otro, cada uno con sus leyes: primero la familia, después la escuela (“ya no estás en tu casa”), después el cuartel (“ya no estás en la escuela”), a continuación la fábrica, cada cierto tiempo el hospital y a veces la cárcel, el centro de encierro por excelencia” (Deleuze, 1999: 277).

En las sociedades disciplinarias, de un lugar de encierro se sale, luego se pasa a otro. Sin embargo, en el modelo del espacio abierto o “de la libre circulación, los controlatorios, nunca se acaban, no se termina de entrar en ellos y nunca se acaba de salir, nunca se sale de la escuela, por ejemplo, el modelo de la libre circulación, impone la formación permanente” (Salinas Araya, 2015: 134). Así pues, la disciplina queda superada frente a un trabajo que ya “no se materializa en un hacer corporal, directamente observable y potencialmente sistematizable, sino que se produce al interior de una experiencia cognitiva, afecto­ subjetiva” (Zangaro, 2013: 59).

Es por ello que, como mecanismo de control (controlatorio), se optó por una estrategia que vincule directamente los objetivos de trabajo con los objetivos del sujeto para que este se los apropie y desarrolle sus propias estrategias de autocontrol y, de esta forma, se desplaza el control del proceso en el que se enfocaba el capitalismo industrial, al control del resultado en el capitalismo cognitivo, garantizando así que los objetivos del capital se logren. De esta forma, los saberes incorporados y movilizados por el trabajo vivo no se limitan a su ejercicio dentro de la jornada de trabajo sino que se extienden a los tiempos sociales desdibujando las fronteras entre el tiempo de trabajo y de no trabajo.

Aunque las técnicas de la sociedad disciplinaria, como las instituciones de encierro, no desaparecen, sí van a entrar en crisis por lo cual comienzan a ceder su lugar a las técnicas controlatorias, esto es, se pasa de un modelo de encierro donde el control es hacia el individuo, a uno de espacio abierto donde el control es hacia la población­especie, en la cual, “ya no pretenden la imposición de un modelo rígido normalizante; sino que permiten cierta diferencia modulante, cierta absorción de lo diferente y también una mayor internalización de las conductas socialmente aceptables” (Salinas Araya, 2015: 135).

Como se pudo observar, la llamada “defensa de la filosofía” se reduce a la inserción o continuación de ésta área del saber en formato de asignatura dentro de un sistema rígido que la normaliza y la despoja de su carácter crítico tal y como se pretendía en las sociedades disciplinarias, no obstante, la propuesta de volverla una temática transversal responde al modelo de sistema abierto o de libre circulación propio de las sociedades de control, en donde se flexibiliza y se banaliza perdiendo, también, sus efectos formativos y autoformativos. Es por ello que ninguna de las dos opciones son congruentes con la enseñanza del filosofar, por lo cual es menester una alternativa una propuesta que englobe y se superponga a las dos anteriores, esto es, en necesaria una educación otra.

  • Acerca de una educación otra como Parrhesía y su mediación phronética

Como se pudo observar en lineas anteriores, la supuesta “defensa de la filosofía” se concentra en mantenerla como una asignatura más en una estructura rígida que terminó por normalizarla en el sistema educativo de la sociedad disciplinaria de la era industrial del capitalismo que, ingenuamente, pretende ser una oposición a la propuesta de mantenerla de forma transversal en el sistema educativo de la sociedad de control de la era informacional del capitalismo, la cual busca, a través de un modelo abierto o de libre circulación que modula o sintoniza (Tuning) el comportamiento de los individuos, el control de la población bajo un esquema de aparente diversidad e inclusión.

Es así que se nos pone ante una falsa dicotomía, o bien optamos por un modelo rígido normalizante donde la enseñanza de la filosofía se reduce a una asignatura que pierde su esencia y contribuye a la formación de “súbditos del Estado” o bien, optamos por su enseñanza transversal bajo un modelo de educación escolar excluyente que se disfraza de diversidad y de inclusión, y que en realidad niega la otredad y pretende la uniformidad, que busca una modulación o sintonización de un modo de ser único, como lo explica Valle:

Aunque intentemos hablar, vestir, comer, andar y habitar como europeos estamos aquí en América Latina. Lo que fagocita, lo que devora, es ser colocados, desde aquí y desde allá, en un lugar de otredad en tanto inferioridad. Lo que fagocita es la propia inclusión bajo parámetros de integración con lo europeo y lo moderno. Lo que devora es la búsqueda de la equidad desde la propia inequidad. La fagocitación se produce en un terreno invisible, está al margen de lo que oficialmente se piensa de la cultura, la ciencia o la civilización. (Valle, 2017: 107)

De esta forma, ambas opciones se nos presentan como si representaran otra educación pero, en realidad, tienen el mismo objetivo: satisfacer las demandas del mercado laboral, la primera del que necesitaba la fase industrial y la segunda la que necesita la fase informacional o cognitiva del capitalismo. Es por ello que se hace imperiosa la necesidad no de otra educación, sino de una educación otra, para la consecución del “cumplimiento de la verdadera vida, pero como exigencia de una vida radicalmente otra” en donde:

El maestro no debe limitarse a dar al alumno lecciones de competencia, transmitirle un saber, enseñarle la lógica o cómo refutar un sofisma, y tampoco es eso lo que el alumno debe pedirle. Entre ellos debe establecerse otra relación, una relación que es de cuidado, ayuda, socorro. Has venido aquí, dice [Epicteto] a su alumno, como a un iatreion (una clínica), estás aquí para que te atiendan. Y cuando vuelvas a tu casa, no lo harás simplemente como un individuo capaz por fin de resolver los sofismas o suscitar admiración por su capacidad en la discusión. Debes volver a tu casa como alguien que ha sido atendido, curado, y cuyos males se han apaciguado. (Foucault, 2011: 284)

De esta forma, el presente apartado tiene como propósito delinear una propuesta alternativa por lo cual primero, se definirá el termino parrhesía a partir del análisis genealógico que hace Foucault para, posteriormente, realizar el análisis de término phrónesis propuesto por Beuchot y, finalmente, el modo en que se constituiría un individuo autónomo a partir de la formación parrhesiástica­phronética. Así pues, lo que se pretende es una formación otra:

El objetivo es, desde luego, velar constantemente por los otros, ocuparse de ellos como si fuera su padre o su hermano. Pero ¿para conseguir qué? Para incitarlos a ocuparse, no de su fortuna, de su reputación, de sus honores y sus cargos, sino de sí mismo, es decir: de su razón, de la verdad y de su alma (phrónesis, alétheia, psykhé). Ellos deben ocuparse de sí mismos. Esta definición es capital. El uno mismo en la relación de sí consigo, el uno mismo en esa relación de vela sobre sí mismo, se define [en primer lugar] por la phrónesis, esto es, la razón práctica, por decirlo de algún modo, la razón en ejercicio, una razón que permite tomar las buenas decisiones y desechar las opiniones falsas [para] que cada individuo se ocupe de sí mismo [en cuanto] ser racional que tiene con la verdad una relación fundada en el ser de su propia alma. Y en ese aspecto estamos ahora ante una parrhesía centrada en el eje de la ética. (Foucault, 2011: 101­102)

El estudio de las prácticas del decir veraz (parrhesía) se abordan generalmente desde un eje central que es el principio socrático “conócete a ti mismo”, pero Foucault lo estudiará en un sentido más amplio en el cual incluye la noción de epiméleia heautóu, el cuidado de sí, el ocuparse de sí o cultivo de sí, el cual es coadyuvante del principio de decir la verdad sobre uno mismo, a la vez que está apoyado por el otro que exhorta a hablar y que habla, es decir, la actividad del decir veraz sobre uno mismo siempre fue una actividad realizada entre varios, una actividad con los otros.

Es por ello que la parrhesía se muestra como algo distinto de una técnica o un oficio, aún cuando en ella haya aspectos técnicos. La parrhesía es una actitud, una manera de ser y de hacer que se emparenta con la virtud, son procedimientos, medios dirigidos a un fin y por ello tiene que ver con la técnica pero no sólo eso sino, sobre todo, es una modalidad del decir veraz.

La parrhesía filosófica no es sólo un discurso sino que está relacionada directamente con la vida cotidiana, es por ello que parte de que ocuparse de sí mismo “consiste, en primer lugar y ante todo, en saber si uno sabe o no lo que sabe. Filosofar, ocuparse de sí mismo, exhortar a los otros a ocuparse de sí mismos, mediante el escrutinio, el examen y la prueba de lo que saben y no saben los otros” (Foucaul 2011b, 330), de esta forma se concibe la parrhesía filosófica misma que estará mediada por la capacidad del individuo de juzgar cuándo es conveniente decir la verdad, esto es, mediada por la phrónesis.

Como hemos podido observar, la parrhesía incita a ocuparnos de nosotros mismos y para ello requiere el conocimiento de uno mismo, no obstante también requiere de coraje para atreverse a decir la verdad, lo cual resulta ser muy violento pues, como dice Foucault (2011b: 72) “quien dice la verdad la arroja a la cara de ese interlocutor, una verdad tan violenta, tan abrupta, dicha de una manera tan tajante y definitiva que el otro no puede más que callarse”, características que la hacen anti pedagógica.

Es por ello que la parrhesía requiere de ponderación, esto es, de una mediación que permita su moderación o mesura y para ello se requiere de la capacidad de juzgar en cada situación lo que es conveniente, la capacidad de deliberar acerca del término medio de las acciones y de los medios conducentes a los fines, es decir, requiere de la phrónesis.

La phrónesis o formación del juicio es una de la virtudes cardinales establecidas por los pitagóricos; para estos la phrónesis es un término análogo ya que participa tanto de las virtudes teóricas (sophia, episteme, nous) como de las virtudes prácticas (templanza, fortaleza, justicia); ésta idea surge del estudio que hacían sobre la música en general y sobre la armonía en particular, la cual era vista como la concordancia de los contrarios, la cual era posible al encontrar la proporción, “la analogía es proporción, proporcionalidad, acercamiento aproximativo”. (Beuchot 2007: 16)

La característica principal de la phrónesis es la deliberación o procedimiento que permite evaluar razonablemente los pros y los contras de la acción, así como los medios con los que se cuentan para lograr ese propósito, “esta deliberación es una especie de diálogo argumentativo, consigo mismo o con otro(s), pero que, en definitiva, es una argumentación a favor de lo que uno se propone hacer y la manera de hacerlo” (Beuchot 2007: 23).

En este sentido, evaluar razones a favor y en contra de aquello que se quiere hacer es distinguir y separar las partes de aquello que se quiere realizar, esto es, la deliberación va acompañada del análisis “por eso tiene una parte de conocimiento, pero también de praxis concreta: por eso, de alguna forma, es una virtud mixta: teórico­práctica [por ello] la phrónesis no se reduce a una techne, técnica o arte, aunque también tiene su parte estratégica, instrumental o técnica” (Beuchot 2007: 25).

Hasta aquí podemos observar la relación directa de la phrónesis con la parrhesía pues, en primer lugar la veridicción tiene que ejercerse mediante la deliberación de los pros y los contras de ese decir veraz. Por otra parte, la finalidad de la parrhesía es la formación de uno mismo para poder ocuparse de sí mismo y ello requiere phrónesis, esto es, la capacidad de juzgar, de deliberar.

Lo que se propone como alternativa es una educación que desarrolle en el individuo un cierto procedimiento reflexivo en el cual se base su conducta, sus prácticas cotidianas, una ascesis que ejercite su inteligencia primero y que se torne hábito después. Este procedimiento consiste prima facie en un cuestionamiento constante que conduzca al individuo a la necesidad de indagar una posible respuesta a este, de tal forma que, una vez que se tiene la respuesta provisional, hipotética, sea menester el análisis de dicha respuesta, entendiendo por esto la búsqueda de los argumentos más significativos, tanto a favor como en contra de la respuesta provisional.

Una vez que se tienen los pros y contras explicados y fundamentados se pasa a la síntesis, entendiendo por esto la evaluación tanto de los argumentos a favor como en contra con el propósito de determinar cuáles argumentos son correctos, válidos y pertinentes y cuáles no. Dicha evaluación nos permitirá llegar a una conclusión ponderada, deliberada y fundamentada, misma que el individuo podrá defender en un escrito, diálogo o debate sobre el tema en cuestión. (véase el siguiente esquema)

  1. Dudar/preguntar/cuestionar
  2. (Creer) Respuesta provisional/hipótesis
  3. Análisis (argumentos a favor y en contra de la respuesta provisional)
  4. Síntesis (evaluación de los argumentos a favor y en contra
  5. (Saber)    5. Conclusión (confirmar o refutar la respuesta provisional)

 Tal ascesis no sólo abarca el sentido de la noción de competencias pues es un procedimiento teórico­ práctico basado en el desarrollo del know how y know that, y desarrolla tanto la parrhesía, en cuanto procedimiento/habilidad y conocimiento teórico­práctico (Foucault 2011b:59), como la phrónesis, en tanto procedimiento de deliberación analógico. De esta forma, se proporcionan los conocimientos y las capacidades técnicas o procedimentales que requiere la educación en competencias, pero va más allá en tanto que no se limita sólo a esta dimensión del ser humano, a la dimensión del empleo o laboral, sino que permite la formación del ethos, en tanto singularidad en su relación con los otros.

Conclusión

 

En consecuencia, en lo que se debe enfocar la comunidad filosófica es en la defensa de la enseñanza del filosofar, en la enseñanza de una ascesis que ejercite su inteligencia primero y que se torne hábito después, ya que a través de ello podrá genera un conocimiento de sí que le permitirá cuidar de sí mismo, ocuparse de sí mismo y exhortar a los otros, mediante el escrutinio, el examen y la prueba de lo que saben y no saben pues “esa vigilancia de sí que es también vigilancia de los otros, o la vigilancia de los otros que es también vigilancia de sí [da como resultado] un cambio en la conducta de los individuos y un cambio, asimismo, en la configuración general del mundo” (Foucault, 2011: 324).

Ee por ello que, seguir de forma irreflexiva y en rebaño la “defensa de la filosofía” como la instauración de una materia dividida en asignaturas en contra de su implementación como temática transversal es, en realidad, “defender” el modelo normalizador de las instituciones disciplinarias, de la educación de la era industrial del capitalismo por sobre el modelo del espacio abierto o de la libre circulación donde los controlatorios nunca se acaban. Sin embargo, en ambos casos la filosofía pierde su esencia y su propósito: la formación del pensamiento filosófico.

En ambos casos se pierde el objetivo del filosofar, pues ni las asignaturas ni la transversalidad generan un individuo singular con la capacidad de ocuparse ni de sí mismo ni de su entorno, por lo que ninguna es una alternativa ya que ambas impiden un cambio de conducta que impide la transformación del mundo pues esta alteración surge de la relación que se tiene de sí consigo, por lo cual, es un mundo otro el que debe surgir, por lo menos, como ideal regulativo, como el objetivo de la práctica (ascesis) del filosofar. Pero no se trata de otro mundo como el platónico o el judeo­cristiano a donde llegarán las almas luego de su liberación del cuerpo, sino que “se trata de otro estado del mundo, otra ‘catástasis’ del mundo” (Foucault, 2011: 326).

Como se puede observar, se trata de transformar éste mundo a partir de un modo otro de vida, el cual sólo será posible si se genera una forma de ser y de hacer otra, la cual sólo puede surgir del conocimiento de uno mismo que lleva al cuidado y gobierno de sí, el cual requiere de una determinada práctica educativa, una ascesis que genere un tipo de educación y enseñanza otra, misma que aquí se propone a partir de la phrónesis y la parrhesía.

Referencias.

 Beuchot, Mauricio (2007) Phrónesis, Analogía y Hermenéutica. México. FfyL­UNAM. Deleuze, Gilles (1999) Conversaciones 1972­1990. España. Pre­Textos.

Foucault, Michel (2011) El coraje de la verdad. Argentina. Fondo de Cultura Económica.

Foucault, Michel (2011b) El gobierno de sí y de los otros. Argentina. Fondo de Cultura Económica.

González Férriz, Ramón (05/04/2022) El Erizo y el Zorro: Enseñar Filosofía a los adolescentes no tiene ninguna lógica.    El    Confidencial.    Recuperado    de    https://www.elconfidencial.com/cultura/2022­04­05/filosofia­ alumnos­educacion_3403096/.

Herrmann, Ulrich (2015) Educación y formación durante la Ilustración alemana. En Aguirre Lora, María, Introducción a la pedagogía 1. Pedagogía­DSUAyED. México. FfyL­UNAM.

Kant, Immanuel (2008) Crítica de la razón pura. México. Editorial Taurus.

Nicol, Eduardo (1994) Del Oficio. En boletín de Filosofía y Letras núm. 1, UNAM, México, septiembre­octubre, pp. 28­32.

Salinas Araya, Adán (2015) La semántica biopolítica, Foucault y sus recepciones. Chile. CENALTES.

Solana Olivares, Fernando (13/05/2022) Requiem por la filosofía. Milenio. Recuperado de https://www.milenio.com/opinion/fernando­solana­olivares/pequeno­formato/requiem­por­la­filosofia­y­ii.

Valle, Ana M. (2017) Artificios de equidad e inclusión educativa en América Latina. En Murga, M. Dogmas de la educación. México. UPN.

Vargas, Alberto (1986) Las refutaciones socráticas. En Flores, Raúl Ed. Argumentación y Filosofía. Cuadernos universitarios 25. México. UAM­I.

Zangaro, Marcela (2013) Capitalismo industrial y capitalismo cognitivo: gestión del saber y estrategias de control. En Cuadernos de pensamiento biopolítico latinoamericano/1. Ruvituso, Mercedes Comp. Buenos Aires, Argentina. UNIPE.

Comparte este contenido:

La guerra (olvidada) contra las mujeres

Por: Angelo Nero

Durante tres años, Hernán Zin recorrió varios continentes, recogiendo los testimonios de medio centenar de mujeres que pasaron por el infierno y vivieron para contarlo

“No es fácil escribir estas letras alejadas de la preocupación viral de estos días, porque la mente escapa a los territorios en los que la incerteza y el miedo imperan. Pero, dándole una vuelta, si acaso algo si tienen que ver, porque el maltrato del cuerpo de la mujer como arma de guerra viene siendo una criminal pandemia repartida en todo tiempo y lugar en la patriarcal historia de la Humanidad; Sin embargo, tan solo tras las estremecedoras guerras yugoslavas de finales del siglo pasado, pasó esta negra temática a los medios de comunicación de masas.” Así comenzaba el historiador coruñes Dionisio Pereira un lúcido articulo en el diario Nós, titulado (el original está escrito en gallego) “Estamos en deuda”, poniendo el foco, en estos tiempos en los que parece que no hay más problemas en el mundo que la emergencia sanitaria y económica que nos azota -ahora agudizada con el conflicto de Ucrania-, en la siempre olvidada violencia contra las mujeres ejercida como arma de guerra. “Como la cultura de la violación no conoce fronteras, es preciso recordar que, una salvaje represión nunca reconocida de forma oficial, los que humillaron, forzaron y luego asesinaron a Anuncia Casado en las Tierra de Viana, Carmen Sarille en Montecubeiro (Castroverde), Juana Capdevielle en Rábade y tantas otras, eran gallegos.”

El articulo de Dionisio Pereira me animó a sumergirme en el corazón de las tinieblas, de manos del periodista Hernán Zin, a través de su documental “La guerra contra las mujeres” (2013), aprovechando que está disponible en una conocida plataforma audiovisual, junto a otros de sus interesantes trabajos: “Nacido en Gaza” (2014), “Nacido en Siria” (2017), o el más reciente, “Morir para contar” (2018), que ya comentamos en estas páginas. Si en las primeras cintas el realizador argentino ponía el foco sobre como sufrían la guerra los más débiles, los niños, y en la última lo hacía sobre los que la contaban, los reporteros, en este trabajo que nos ocupa Zin quiso mostrarnos, con toda su crudeza, recorriendo varios conflictos de nuestra historia más reciente, a lo largo del mundo, como el cuerpo de la mujer es empleado como un campo de batalla, de un modo sistemático, programado, buscando la humillación del enemigo, la transmisión del miedo, convirtiendo la violación en un arma de destrucción masiva, pero sin recuento de víctimas, pues estas mujer son masacradas ante la total pasividad del mundo.

Durante tres años, Hernán Zin recorrió varios continentes, recogiendo los testimonios de medio centenar de mujeres que pasaron por el infierno y vivieron para contarlo, convertidas en esclavas sexuales en Ruanda, Sudán, Bosnia, Uganda, Colombia, Congo… un inventario de cicatrices que sangran en cada palabra ya que, como apunta el director: “a muchas las visité una y otra vez a lo largo de los años, pues la idea era mostrar que las consecuencias de una violación no duran un día, sino que son para siempre.”

Relatos terribles como el de Jane, que fue secuestrada y violada brutalmente cuando era todavía una niña, en la guerra del Coltán -la tan olvidada Guerra Mundial Africana-, “Los ruandeses nos llevaron a la selva, nos golpearon a lo largo de todo el camino. Cuando llegamos me ataron a un árbol. Iban y venían cuando estaba atada. Me violaban, orinaban sobre mi, me metían palos… ignorando mis súplicas, mi dolor…” O el de Leila, a miles de kilómetros de distancia, en la guerra de Bosnia, que fue violada por decenas de soldados serbios, durante tres años, y que, pese a tan terrible experiencia “siguen adelante con sus vidas, luchando, sonriendo, con pasión, con valentía. Son seres humanos de los que se tenía que hablar mucho en los medios”, como bien dijo el director.

Impresionante también el testimonio de Denis Mukwege, el doctor Milagro, ginecólogo congoleño que en 2018 recibió el premio Nobel de la Paz por su trabajo en la región devastada por la guerra de Kivu, “creo que si esto continua es porque el mundo guarda silencio. Cuando todas las mujeres del mudo entiendan que sus compañeras están siendo destruidas y eliminadas sin razón se rebelarán y dirán: no a las atrocidades cometidas contra las mujeres, no a las violaciones, no a la tortura de mujeres por intereses económicos. Entonces los hombres bajaran la cabeza.” Durante los últimos veinte años, el doctor Mukwege trató a más de 50.000 mujeres y niñas violadas, haciendo hasta diez cirugías diarias, e incluso fue amenazado de muerte en varias ocasiones, por hacer denuncia pública de esta brutal práctica de guerra.

Hay estimaciones de que podrían ser hasta 20.000 las mujeres violadas en la guerra del Congo, a las que hay que sumar las 60.000 que fueron agredidas sexualmente en la guerra civil de Sierra Leona, las más de 40.000 en Liberia, las 60.000 en Yugoslavia, y las miles de mujeres y niñas de Uganda, Colombia, Afganistán, Etiopía, Kurdistán… El denominador común a todas ellas es la impunidad, la pasividad de las autoridades mundiales ante el uso de la mujer como campo de batalla, y que debería ser considerado como uno de los mayores crímenes contra la humanidad.

El trabajo de Hernán Zin quizás no sea lo más idóneo para estos tiempos inciertos, en los que quisiéramos evadirnos de la realidad que nos rodea, pero no está de más aprovechar para echar un a mirada a otras realidades que, desgraciadamente, llevan tanto tiempo silenciadas, como la guerra contra las mujeres.

Como apunta Hernán Zin: “El silencio no ayuda. Tras el silencio se parapetan los agresores.”

Fuente de la información e imagen: https://nuevarevolucion.es

Comparte este contenido:

Marcos mentales, política y educación

Por: Manuel Fernández Navas

  • Resulta especialmente preocupante el modo en que el discurso educativo ha girado hacia un lenguaje relacionado con las “evidencias” con la “ciencia” y lo “científico” que activa marcos en los oyentes, relacionados con la exactitud de las cosas y simplifica las decisiones a bueno/malo, científico/pseudocientífico, … cuando sabemos, justo por la investigación científica, de la complejidad de los temas y las decisiones a tomar en el ámbito educativo como ciencia social que es.

Lackoff (2017) hace análisis de los discursos políticos y nos dice que existe un «inconsciente colectivo» que determina lo que consideramos «sentido común». Este inconsciente se construye sobre los «marcos mentales» que todos y todas tenemos y a estos marcos mentales se accede a través del lenguaje.

El conocimiento de esta configuración mental es aprovechado por quienes elaboran discursos para evocar determinadas cuestiones que conecten con nuestros marcos o no y, por lo tanto, nos supongan mayor o menor grado de rechazo.

Puesto que el lenguaje activa los marcos, los nuevos marcos requieren un nuevo lenguaje. Pensar de modo diferente requiere hablar de modo diferente. (p. 17)

El caso más fácil de entender es el que pone el propio autor: no pienses en un elefante. Automáticamente, todos estamos pensando en elefantes. A la manera de la película Origen de Christopher Nolan, se estudian los discursos para “implantarnos ideas y asociaciones” que los favorezcan.

Casos sonados de este uso del lenguaje y la manipulación, los tenemos ampliamente registrados en política. Mucho más con la aparición de la extrema derecha en el panorama político y sus discursos populistas o con la que a todas luces es la experta en el uso de estos mecanismos: Isabel Ayuso con su “socialismo o libertad” cuya asociación cognitiva produce dos cosas: la primera la apropiación de la derecha de la palabra libertad y la segunda, crear el falso marco mental de que socialismo y libertad, son cuestiones opuestas: ¿veis? En una simple frase, la magia mental ha sucedido.

Estas cosas funcionan porque según Lackoff: La gente no vota en función de sus intereses personales sino en función de sus ideas. Aunque estas vayan en contra de sus intereses personales.

Si bien esto daría para muchos análisis políticos. A mí me interesa que pensemos en estas cuestiones con respecto a tres cosas: el uso que desde determinados sectores ideológicos se está haciendo de algunos términos en relación con la política educativa, los debates que se están proponiendo y qué estamos haciendo desde el mundo académico con respecto a esto.

Mi opinión es que como viene siendo habitual, en la izquierda, seguimos al rebufo de los temas que desde la derecha política se están proponiendo como centrales con respecto a la educación, esto está permitiendo que, desde este sector político, se cree en la sociedad la imagen que ellos quieren sobre las políticas educativas del gobierno y sobre lo que debe o no debe ser la educación. Estamos incluso, perdiendo el dominio de conceptos clave en el campo educativo, como por ejemplo «igualdad de oportunidades», «conocimientos», … y sus significados en este «sentido común colectivo».

Gastamos demasiado tiempo en negar y debatir los temas que la derecha propone con respecto a la educación, en lugar de proponer, los nuestros propios. Esto deja a la derecha como dueña del campo de juego de debate: siempre juegan en casa.

Debemos recordar que la contraestrategia ante esto, es negar los marcos de debate que se proponen: si no nos gusta la conversación debemos cambiar el tema.

No obstante, en última instancia, me preocupa otro tema: me preocupa qué estamos haciendo desde el mundo académico ante esto.

Mi impresión es que sumidos en el “cubre ojos” de la ANECA cual caballos de tiro, los académicos hemos descuidado la parte de nuestro trabajo que más tiene que ver con divulgar, devolver a la sociedad y escuchar y analizar los discursos que en ella circulan sobre nuestro campo de estudio.

Me resulta especialmente preocupante el modo en que el discurso educativo ha girado hacia un lenguaje relacionado con las “evidencias” con la “ciencia” y lo “científico” que activa marcos en los oyentes, relacionados con la exactitud de las cosas y simplifica las decisiones a bueno/malo, científico/pseudocientífico, … cuando sabemos, justo por la investigación científica, de la complejidad de los temas y las decisiones a tomar en el ámbito educativo como ciencia social que es.

En esta ilusión de simpleza, triunfan aquellos discursos que huyen de la complejidad y ofrecen soluciones «asépticas»

En este marco del debate, las soluciones a los problemas educativos son tan fáciles como buscar qué dice la ciencia y aplicarlo. Sin embargo, la ciencia dice muchas cosas, incluso a veces, contrapuestas, porque así es el desarrollo científico (y lo hemos visto claramente durante el COVID). Pero en esta ilusión de simpleza, triunfan aquellos discursos simples, que huyen de la complejidad, que ofrecen soluciones “asépticas”.

Las “pruebas de la educación” leía el otro día – como si de un delito se tratase -, y no podía dejar de preguntarme:

¿Dónde están las mentes brillantes de la educación elaborando contradiscursos [1]? ¿Dónde estamos los académicos para poner cotos a estos “argumentos”? ¿Si no paramos estas tendencias hasta dónde van a llegar

Distraídos, ocupados de nuestros certificados y de nuestros papers, de nuestra próxima acreditación, de la siguiente zanahoria que nos ponen delante.

Mientras tanto, entre el profesorado, crece el sentimiento del negacionismo pedagógico y sus representantes y sus discursos se hacen virales en las redes sociales y cuando nos asomamos a twitter, nos da espanto lo que vemos y nos preguntamos: ¿Está loco el mundo entero? Y empezamos a ver que el criterio por el que llaman a determinados ponentes en los congresos deja de ser el académico y empieza a ser el número de seguidores en redes sociales y las polémicas que desatan —ya se sabe que hablen mal de mí, pero que hablen, es el criterio— y, como siempre, tarde y mal, nos llevaremos las manos a la cabeza, pensaremos: ¿cómo ha podido pasar?

Mientras tanto la visión de transferencia del conocimiento queda cubierta con unas casillas de la acreditación de la ANECA y yo, no puedo dejar de preguntarme por la «alienación de nuestro pensamiento».

[1] Entiéndase, no me refiero a buscar el conflicto. Si no a elaborar discursos alternativos y ocupar con ellos también estos espacios.

Fuente de la información e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com

Comparte este contenido:

El plan y programa de estudios 2022 a discusión

Por: Sergio Martínez Dunstan

«Resulta conveniente que la SEP dé a conocer a la brevedad posible la versión final del Plan y programas de estudio 2022. Su publicación en el Diario Oficial de la Federación no debe ir más allá de la finalización del ciclo escolar en curso.»

La educación debe por tanto esforzarse al mismo tiempo por hacer al individuo consciente de sus raíces, a fin de que pueda disponer de puntos de referencia que le sirvan para ubicarse en el mundo, y por enseñarle a respetar las demás culturas.

La educación encierra un tesoro

En la colaboración anterior referí algunos indicios que daban cuenta del replanteamiento al marco curricular. Primero, se pospuso su entrada en vigor para el ciclo escolar 2023 – 2024. Segundo, la actualización del documento primigenio modificado el 31 de mayo según el mismo nombre del archivo. Tercero, la definición de pautas para su implementación por parte de las autoridades educativas.  Entre ellas el piloteo de la transformación curricular; el codiseño de contenidos; el programa de formación continua a los docentes para la socialización, conocimiento y operación de la propuesta.

Publicado en los portales Profelandia y Educación Futura bajo el título “El replanteamiento del marco curricular 2022” sirvió también para discutir su contenido en las redes sociales. Entre algunos colegas, intercambiamos puntos de vista en Twitter sobre el paradigma que subyace al plan de estudios de la educación básica 2022. Resultaron por demás interesantes las ideas vertidas al respecto. Citaré algunas de ellas, las que considero representativas, en los párrafos subsecuentes disculpándome de manera anticipada la omisión del resto de a totalidad por razones de espacio.

En el referido articulo de mi autoría, lancé una interrogante al aire respecto a la ausencia de la Dirección General de Educación Superior para el Magisterio en la pasada reunión del Consejo Nacional de Autoridades Educativas (CONAEDU). ¿todo será reformado menos los planes y programas de estudio de las escuela normales? Al respecto reaccionó @AbelardoCarro “Habría que profundizar sobre eso que se denomina codiseño (…) La escuela normal en estos meses se encuentran en ese proceso de codiseño del plan de estudios para la educación normal”. A @Pablomarlo le pareció un resumen de la reforma (más) que un nuevo planteamiento.

Y, por otra parte, @Irma_vh cuestionó, a propósito de un tuit de @MarxArriaga, ¿la SEP recibe el proyecto educativo elaborado por la SEP? A lo cual, @rzamudiovg preguntó ¿tienen el archivo? Consideré necesario situarnos en la misma tesitura para el diálogo. Por lo tanto, remití a ambos a mi colaboración en la cual comparto éste y otros documentos utilizados en la reciente sesión del CONAEDU.

Desde otra perspectiva, Laura Frade (@lgfrade) propició el debate: “Más bien habría que discutir si queremos un paradigma posmoderno que minimiza las ciencias, las matemáticas y el laicismo al enaltecer las creencias, tradiciones y costumbres comunitarias cuya ambivalencia es tal que podría impactar el respeto a los derechos humanos”. Mauro Jarquín (@MaurroJarquin) opinó “Creo que hay una gran cantidad de debates teóricos e históricos que ignoramos con tal de dar respuesta rápida a lo que pasa. Yo no que recuperar la memoria histórica y apostar por ciertas -mínimas- lógicas de-coloniales sea la antesala de una “negación de la modernidad”. Por su parte, Lev Velázquez (@levmx666) reaccionó: “En otro enfoque: si queremos continuar con un paradigma hipermoderno economista, que forma para ser capital humano consumidor (no ciudadano); reproductor de un modelo de civilización que pone al borde de la extinción”. Particularmente, consideré una paradoja el hecho que en aras de defender el derecho humano se violentaran las libertades. @lgfrade lo rebatió “El debate actualmente es el tipo de paradigma que se quiere plasmar desde la base epistemológica”. Mencioné que tal idea era conveniente considerarla desde una perspectiva antropológica ¿qué educación? ¿para cuál sociedad? ¿qué tipo de persona se requiere formar? @MaaurroJarquin consideró “que un intercambio en otro formato podría resultar muy interesante.” Les propuse que debatiéramos por videoconferencia.  Erick Juárez (@elErickJuarez), Director Editorial de Educación Futura, secundó diciendo “yo pongo la plataforma para hacerlo abierto y público”. Sólo hace falta que las agendas coincidan, Ojalá que así sea.

Posteriormente, @AbelardoCarro prosiguió con la reflexión: “y me quedo pensando en el docente, aquel maestro maestra con sus múltiples circunstancia que posibilitan o limitan su actual. ¿No habría qué considerarlo en este proceso? ¿verá en sus niños a liberales y conservadores? Esas niñas y niños, ¿verán en su maestro o maestra a un liberal o conservador? @MaurroJarquin refirió que “ya están actuando. Discutiendo y planteando qué hacer”. Catalina Inclán (@inclan66) también deliberó “debatimos el currículum como si determinara las prácticas escolares. Sabemos que son coordenadas que guían, no olvidemos los otros traductores que son más importantes que nuestra mirada. Un plano de análisis que no va a llegar a las escuelas, un debate curricular interminable. Creo en dos pistas sobre el currículum, una que se da para lo que es objeto de estudio y otra para los que significa objeto de acción”.  Por su parte, @TeresaBrachoG cree que “plantear ese eje de discusión no lleva a mucho y sí reproduce estereotipos que deben dejarse fuera de cualquier discusión”. Para @JorgeAurelioMx, este intercambio de ideas es “un ejemplo claro de que en esta red es posible intercambiar mensajes y presentar puntos en debate con respeto y elocuencia. Además de la aproximación a temas muy profundos es fantástica. Ojalá se haga la sesión formal y se abra al público”.

Es evidente que la diversas posturas de quienes participaron en el diálogo virtual variaron desde lo formal hasta lo epistémico, sociológico, filosófico, pedagógico incluso antropológico. Pero la polémica continuó desde otra mirada, la política, que aportó Juan Carlos Miranda (@jcma23): “quizá el paquete completo de políticas públicas educativas del gobierno es contradictorio con un proyecto trasformado de la educación pública”. Dicha expresión encontró eco en @levmx66: “sólo espero que la apuesta no sea porque esa contradicción se defina por ser congruente con el neoliberalismo educativo”. Al igual de quién esto escribe: “Es un asunto es muy criticado en la propuesta curricular. Mientras que en aprendizajes clave se buscaba formar a ciudadanos globales en el marco curricular se pretende contrarrestar los efectos del neoliberalismo”. En las distintas versiones del plan y programa de estudio que se han ventilado a la opinión pública se pueden hallar críticas al neoliberalismo educativo. Aunque en las mas recientes, el neoliberalismo educativo se sustituye por la palabra globalización. Por ejemplo, “el multiculturalismo es un racismo que mantiene la diferencia desde una distancia asentada en el privilegio de su posición universal: la escuela es la que se adjudica el derecho a reconocer a las niñas, niños y adolescentes de otras culturas, para mantener la coexistencia de distintos modos de vida cultural que exige la globalización”.

Ya se discutía al respecto en el influyente Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI, presidida por Jaques Delors, subtitulado “La educación encierra un tesoro”, Capítulo 1. “De la comunidad de base a la sociedad mundial”. Ahí se aborda lo relacionado con las tensiones entre lo local y lo mundial. “La rápida evolución de las sociedades humanas que estamos presenciando, en el punto en que se articular dos siglos, opera en dos direcciones: hacia la mundialización, como hemos visto, pero también hacia la búsqueda de múltiples enraizamientos particulares.” Comprender el mundo, comprender al otro, comprender a los demás permite también conocerse a sí mismo. Se relaciona estrechamente con los cuatro pilares de la educación: Aprender a conocer; aprender a hacer; aprender a vivir junto, aprender a vivir con los demás; aprender a ser.

Por lo anteriormente mencionado, resulta conveniente que la SEP dé a conocer a la brevedad posible la versión final del Plan y programas de estudio 2022. Su publicación en el Diario Oficial de la Federación no debe ir más allá de la finalización del ciclo escolar en curso. Puesto que se tiene contemplado llevar a cabo un taller durante la fase intensiva del Consejo Técnico del Ciclo Escolar 2022 – 2023. Ya falta menos para que eso suceda. Habrá que esperar pacientemente.

Carpe diem quam minimun credula postero

Fuente de la información: https://profelandia.com

Comparte este contenido:

¡Crisis educativa en Latinoamérica!

Con base en estudios e informes de distintas organizaciones internacionales, entre ellas Unesco, Unicef, Banco Mundial y Diálogo Interamericano a propósito de las consecuencias del cierre de las clases presenciales más prolongado, que en América Latina afectó a cerca de 170 millones de estudiantes, Dora Villanueva, periodista mexicana, en distintos medios de comunicación de la región, a principios del presente mes, difundió una información que debería, al menos, llamarnos la atención. Villanueva señala: “América Latina vive una crisis educativa sin precedente. A dos años de los cierres de escuelas por el inicio de la pandemia, no todos los niños, niñas y adolescentes han vuelto, y quienes lo han hecho muestran un rezago de entre 12 y 20 meses en el aprendizaje, advirtieron organizaciones internacionales…”

El análisis de los informes de organizaciones internacionales y las “evidencias empíricas” que uno encuentra en el diario vivir —que seguramente los lectores hallarán si reflexionan con cuidado lo que está pasando con los estudiantes—, nos muestran que la pandemia —por sus efectos sindemia— evidenció y/o profundizó grandes problemas del sector educativo. Brechas sociales y educativas expresadas en el desigual acceso y uso a los medios tecnológicos (internet, dispositivos, plataformas, programas, etc.), abandono escolar por motivos socioeconómicos y de salud, y falta de apoyo a los estudiantes en sus actividades educativas por parte de sus familiares o por personal especializado; rezago en los aprendizajes y contenidos de formación por un tiempo equivalente a dos años; y retorno a la educación tradicional que da prioridad a la continuidad de clases antes que a la calidad y pertinencia de la educación, currículo por contenidos cuya prioridad es la cantidad de “materias avanzadas”, visión de corto plazo y trabajo parcelado de los distintos actores de la educación; son parte de la crisis de la educación en la América Latina del tiempo actual. Es más, estos aspectos podrían resumirse en una significativa disminución de la calidad de la educación.

Con sentido proactivo, con la convicción del valor de la educación para las transformaciones sociales, económicas, políticas y culturales, no tiene utilidad lamentar, tampoco ignorar la crisis educativa; para la sociedad y principalmente para quienes somos actores del sector educativo es un reto para plantear, crear y aplicar alternativas de solución.

Es tiempo de constituir una educación en, de y para la vida, una educación que preserve la vida del conjunto de los “seres vivientes”, la armonía y equilibrio con la naturaleza, con la comunidad y consigo mismo. ¿Cómo se podría afirmar que la educación es de calidad si no contribuye a cultivar la vida de todos los seres que habitan el planeta? En lo concreto, es necesario replantear la pedagogía y el currículo del sistema educativo, principalmente de aquellos aspectos relacionados con la formación integral, la complementariedad de la tecnología con las clases presenciales, el vínculo de la educación con la producción y el trabajo desde una perspectiva territorial, las capacidades socioemocionales y convivencia en comunidad, la construcción de proyectos de vida, el sentido crítico, la creatividad, las artes, entre otros. En todo caso, estos ajustes deben contribuir a mejorar la calidad de los aprendizajes de las y los estudiantes.

Corresponde plantear políticas públicas para cerrar brechas sociales-educativas, así como eliminar el rezago en educación mediante la implementación de programas gratuitos de acceso a medios tecnológicos para estudiantes y maestros, programas de reducción del abandono escolar mediante el apoyo a las familias en situación de vulnerabilidad y programas de nivelación de aprendizajes previo procesos de diagnóstico sistemáticos y organización de equipos de apoyo a la formación de estudiantes.

También es necesario restablecer las comunidades de producción y transformación educativa, los proyectos sociocomunitarios productivos y el desarrollo de procesos de investigación, sistematización y producción de saberes y conocimientos en las unidades y centros educativos. Aspectos relacionados con ajustes en el rol y formación de los maestros, así como valoración del desempeño de los maestros.

Los retos están planteados, es tiempo de iniciar el debate y fundamentalmente la construcción de propuestas.

Fuente: https://www.la-razon.com/voces/2022/06/24/crisis-educativa-en-latinoamerica/

Comparte este contenido:
Page 179 of 2437
1 177 178 179 180 181 2.437
OtrasVocesenEducacion.org