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Educación y personalización

A fuerza de asimilar muchas voces va apareciendo una voz personal, dice Enrique Vila-Matas a Jordi Corominas en esta entrevista.

Lo personal es humano, la personalización no. Así de contundentes se muestran David Weinberger y Doc Searls en su nueva versión del influyente Manifiesto Cluetrain. En ese mismo tono se expresaba Audrey Watters en The problem with Personalization: “Personalized learning isn’t personal learning”, que podríamos traducir como “aprendizaje personalizado no es aprendizaje personal.”

A classroom scene with teacher Mabel Adams and students. circa 1898-1899

La personalización es, sin duda, una palabra de moda. No hay actividad, servicio o producto que no reclame hoy su cuota de personalización. En el ámbito de la educación, además de estar de moda, es importante. Parece impensable hablar de educación y no hacerlo de personalización. Ministros, políticos, profesores, académicos, expertos, empresarios y emprendedores, no estoy tan seguro sobre los alumnos, reclaman como suyo el discurso de la personalización.

Pero ¿qué entendemos por aprendizaje personalizado?. ¿Es lo mismo aprendizaje personalizado que enseñanza personalizada o que educación personalizada? ¿Es posible una educación personalizada en el marco de la educación obligatoria? ¿Es posible una educación que garantice la igualdad y sea personalizada al mismo tiempo? ¿Es compatible la personalización con el aumento de las ratios alumnos/profesor?

¿Cuál es la relación entre eficiencia y personalización? ¿De quién es hoy la agenda de la personalización? ¿A quién beneficia? ¿Qué papel desempeña en esto la tecnología? ¿Apostar por la personalización nos pone en suerte de las empresas tecnológicas? ¿O en manos de los adláteres del Big Data?

¿Es la personalización una tarea individual o una empresa colectiva? ¿Es lo mismo personal que individual? ¿y aprendizaje personalizado que aprendizaje individualizado? ¿Se puede aprender sin otros? ¿Cuál es la relación entre personalización y diversidad? ¿Nos lleva la personalización en brazos de la desescolarización? o, por el contrario, ¿en la Era de la personalización necesitamos más que nunca de la Escuela?.

No son pocos quienes como Michael Feldstein afirman que en realidad la personalización del aprendizaje no significa nada, que es un término redundante. Aprender es hacer nuestro algo, asimilar una experiencia, un hecho o un dato. Por lo que todo aprendizaje es personalizado. Pero no toda educación es personalizada y no toda la enseñanza es personalizada. Quizá sea de esto de lo que estamos hablando. De enseñanza personalizada. De educación personalizada.

Personalización parece ser lo opuesto a estandarización. Y su bandera se enarbola casi siempre contra un supuestamente homogéneo sistema educativo tradicional, un modelo de educación industrial, fabril, prusiano dicen unos, transmisivo otros. Una educación bancaria como la definió Paulo Freire y que aún hoy predominaría en la mayoría de las aulas del mundo. Pero de nuevo el problema es que tampoco parece que tengamos claro qué significa educación industrial. La educación fabril, como bien nos ha explicado Mike Caulfield, fue en realidad una respuesta al interés por la educación personalizada.

Horace Mann School for the Deaf records. ca 1890-1900

Horace Mann School for the Deaf. ca 1890-1900

Siempre hemos querido personalizar la educación. En 1905, John Dewey ya criticaba “la pasividad de actitudes, la masificación mecánica de los niños, la uniformidad en el programa escolar y en el método.” Y señalaba que el problema estaba en que “el centro de gravedad está fuera del niño, que está en el maestro, en el libro de texto, … por todas partes donde queráis, excepto en los niños y en las actividades inmediatas al niño.”

El pensamiento de Dewey inspiró el movimiento de reforma educativa de principios del s. XX que buscó la personalización del aprendizaje a través de dos grandes corrientes. Por un lado los que pretendían preparar mejor a los jóvenes para el mundo laboral aumentando la eficiencia en los procesos de aprendizaje; por el otro, aquellos preocupados por una enseñanza centrada en los alumnos, en grupos pequeños y con un aprendizaje individualizado. Dos tendencias, que volvieron a ser protagonistas en las décadas de los 60s y 70s, y que han perdurado hasta hoy como bien ha explicado Larry Cuban.

En 1996, el Informe Delors, insistía en la necesidad de la personalización: “la educación tiene la misión de permitir a todos sin excepción hacer fructificar todos sus talentos y todas sus capacidades de creación, lo que implica que cada uno pueda responsabilizarse de sí mismo y realizar su proyecto personal”.

La historia de la reforma educativa de los últimos 100 años es, de hecho, el intento de aunar personalización y socialización. Deberíamos ser capaces de reconciliar los ideales individuales con los institucionales, decía Dewey en su Credo pedagógico. La “socialización de cada individuo y [el] desarrollo personal no deben ser dos factores antagonistas. Hay pues que tender hacia un sistema que se esfuerce en combinar las virtudes de la integración y el respeto de los derechos individuales”, afirmaban por su parte en el citado Informe Delors.

Printing, teacher, Miss Christine Kincaide. Horace Mann School. 1891

Printing, teacher, Miss Christine Kincaide. Horace Mann School. 1891

Para el Glossary of Education Reform, el término personalización se refiere “a una amplia variedad de programas educativos, experiencias de aprendizaje, métodos de enseñanza y estrategias de apoyo académico que tienen por objeto atender las diferentes necesidades de aprendizaje, intereses, aspiraciones y antecedentes culturales de los estudiantes individuales.”

Así entendida, la personalización nos obligaría a repensar el sistema educativo. Muchos de los elementos básicos de la educación tradicional: la escuela, el año escolar, la clase, la estructuración por edades, la lección, la pizarra y el profesor delante de una clase de treinta niños, se han convertido en obstáculos para el aprendizaje personalizado.

La educación personalizada nos devuelve al intenso debate sobre la escolarización obligatoria que tuvo lugar en las décadas de los 60’s y 70’s (Jon Igelmo). En estos últimos años los movimientos críticos con el sistema educativo han cobrado de nuevo protagonismo, aunque quienes ahora defienden su disminución o su desmantelación distan mucho de ser un grupo homogéneo. En sus filas encontramos desde las propuestas de laecopedagogía de Richard Khan a las iniciativas de emprendedores e inversores como Peter Thiel y sus becas que promueven el abandono de los estudios universitarios.

De los 6 posibles escenarios de futuro para la educación identificados por la OCDE en 2001, dos planteaban una continuación de los modelos existentes (Mantenimiento del status-quo), otros dos preveían un fortalecimiento de las escuelas (Re-escolarización) y los dos últimos pintaban un futuro con un descenso significativo del protagonismo de las mismas (Desescolarización). No son pocos los que desde la defensa de la personalización sostienen en realidad una profunda crítica al sistema educativo obligatorio que ha caracterizado las últimas décadas.

Algunos autores llevan tiempo señalando que el principal riesgo de la personalización es el aumento de la desigualdad. Para Charles Leadbeater “la personalización es una potente pero controvertida idea, que podría ser tan influyente como la idea de privatización lo fue en los 80’s y 90’s para la remodelación de los servicios públicos en todo el mundo.”

Horace Mann School for the Deaf. 1893

Horace Mann School for the Deaf. 1893

La educación personalizada y la equidad sólo serán compatibles cuando los recursos estén disponibles de manera equitativa. Cuanta más personalización introduzcamos en el sistema más recursos públicos deberemos invertir para compensar las desigualdades.

Trabajar por la personalización nos exige asegurar no solo la disponibilidad de los recursos en los contextos escolares sino sobre todo en los entornos familiares y sociales. Algo que, por cierto, ya señaló hace años Pierre Bourdieu (Bourdieu, Pierre & Passeron, Jean-Claude. Los herederos) y que, como nos han recordado hace muy poco Joaquín Rodríguez hablando de Alemania y Kavya Vaghul sobre Estados Unidos, sigue siendo un tema importante.

Una de las principales razones que explica el interés en los últimos años por la personalización es el fuerte desarrollo de las tecnologías de la información. Si, hasta ahora, hablar de educación personalizada, más allá de la que podía suceder en un aula entre un alumno y un profesor, era algo que caía más bien del lado de la utopía, la transformación que estamos experimentando en el ámbito de la producción y difusión del conocimiento hacen que, por primera vez, parezcan alcanzables algunos de los retos históricos de la educación como la personalización (Horizon 2015). Una de las frases más escuchadas en los últimos tiempos es que “la tecnología puede ayudar al sistema educativo a ir más allá del modelo fabril de educación y empoderar a los estudiantes, profesores y padres mediante un aprendizaje personalizado”. Una vez más la tecnología es vista como la palanca para el cambio educativo. En este caso, a través de la personalización y el aprendizaje centrado en el alumno.

Los defensores de la personalización a través de la tecnología sostienen principalmente dos argumentos: el itinerario y el ritmo: Los alumnos aprenderían más, nos dicen, si tuviesen más control sobre lo que aprenden (su itinerario de aprendizaje) y sobre cuándo y a qué velocidad aprenden (su ritmo de aprendizaje).

Para muchos, la personalización está vinculada a los dispositivos y a los datos. Y su fortaleza se encuentra en la capacidad para analizar esos datos. Algo que, de hacerlo, dicen sus defensores, nos permitiría no solo mejorar el proceso de aprendizaje individual sino también el colectivo (el aula, la escuela, el sistema educativo).

Michael Fullan y Katelyn Donnelly mantienen que el concepto y la práctica extrema de la personalización podríaacarrear el riesgo de limitar nuestra exposición a lo diverso y lo extraño. La personalización sería a la larga limitadora e iría en contra de aquello que parece que más necesitemos en estos momentos: capacidad de reconocer e integrar lo diferente, lo distinto, lo variado, lo extraño y lo periférico.

Classroom of Miss Kate Hobart. 11 de noviembre de 1892

Classroom of Miss Kate Hobart. 11 de noviembre de 1892

Tampoco todo el mundo parece estar de acuerdo sobre los beneficios de que sean los alumnos los que elijan qué y a qué ritmo aprender. Benjamin Ryley nos recordaba que el conocimiento es acumulativo y que los alumnos deben saber ciertas cosas antes de embarcarse con otras nuevas. Sería un error “colocar a los niños ante la responsabilidad de fijar la velocidad de su aprendizaje, sobre todo durante los primeros años de su educación. ”

Y no son pocos los que mantienen que con el aprendizaje adaptativo no estamos realmente desafiando ni los objetivos, ni el curriculum de la educación tradicional. Tan solo estamos conduciendo a los estudiantes hacia esos objetivos de una manera más eficiente.

Y aunque nos faltan datos concluyentes sobre su impacto real sobre el aprendizaje, tampoco parece que éste mejore. Sus críticos sostienen que el aprendizaje adaptativo funcionan bien con el conocimiento procedimental pero no con el declarativo, ni con el desarrollo del pensamiento estratégico ambos imprescindibles en la sociedad de hoy. El debate es intenso (aquí, aquí, aquí y aquí) y nos recuerda que en educación nada es blanco o negro, que debemos buscar el tono de gris adecuado para cada contexto y que más que respuestas debemos ser capaces de hacernos buenas preguntas.

Charles Leadbeater sostiene que la única manera de plantearnos una alternativa al aprendizaje tradicional radica en ser capaces de combinar las agendas de la personalización, la colaboración entre centros y la implicación de la comunidad educativa. “La personalización a través de la participación hace posible la conexión entre lo individual y lo colectivo al permitir a los usuarios una participación más directa, informada y creativa en reescritura del guión mediante el cual el servicio que utilizan está diseñado, planificado, servido y evaluado.”

Por su parte, Jim Devine afirma que en 2030seguiremos viviendo, como hoy, en una cultura de la escuela porque nos habremos dado cuenta de la importancia de estar juntos físicamente en un mundo por otro lado hiperconectado, donde mucho de lo que haremos como individuos o como grupos no estará unido a ningún sitio concreto ni tampoco limitado a un tiempo determinado.” La individualización, continua Devine, “será una realidad en todas las facetas de la vida, y para nuestros hijos significará un plan de estudios personalizado con énfasis en la motivación a través del aprendizaje activo y experimental, combinando actividades individuales y en equipo”.

El paradigma del aprendizaje del futuro será altamente personalizado pero también altamente social al menos durante los años críticos del desarrollo de los niños”, algo que él llama aprendizaje personalizado pero juntos.

Classroom of Mabel Adams with 9 Children. ca 1890-1900

Classroom of Mabel Adams with 9 Children. ca 1890-1900

Sanna Jarvela, por su parte, distingue entre personalización e individualización, sosteniendo que personalización no es lo opuesto a aprendizaje social.

El término como vemos es complejo y polisémico. No significa lo mismo para todos. Es muy probable que tú y yo no queramos decir lo mismo cuando hablamos de personalización. De hecho puede significar casi cualquier cosa y el problema con los términos que pueden significar cualquier cosa es que corremos el riesgo de que al final no signifiquen nada. O, peor, que no sepamos qué quieren decir nuestros interlocutores y malinterpretemos su mensaje. De ahí la importancia de hacernos preguntas. De ahí la necesidad de no aceptar sin más los discursos y de acercarnos siempre con una mirada crítica que atienda a las aristas y a los detalles.

La personalización, entendida como una educación centrada en cada alumno, ha sido practicada siempre por los buenos profesores. Quién puede sostener que el aprendizaje no necesita estar centrado en el alumno y responder a sus demandas y necesidades y atender a las diferencias y a la diversidad. Quién no va a estar de acuerdo con la afirmación de que el aprendizaje tiene que ser una experiencia personalizada y no estandarizada y que los alumnos tienen que ser dueños de su propio aprendizaje.

Pero la agenda de la personalización tiene problemas sin resolver: semánticos, tecnológicos e incluso pedagógicos. Mal usada puede ser un arma de doble filo y el riesgo de que el discurso de la personalización provoque una fractura social y un aumento de la desigualdad es demasiado alto para no considerarlo. Al final, la pregunta que debemos hacernos es qué tipo de educación queremos y para qué.

Debemos preguntarnos si queremos un sistema que responda a lo que nos diferencia o uno construido sobre lo que tenemos en común. Si queremos un sistema que responda no solo a lo que pasa sino sobre todo a lo que nos pasa (Antonio Lafuente).

Early grade classroom scene with teacher Kate Hobart and students. 1904

Early grade classroom scene with teacher Kate Hobart and students. 1904

Pensemos en la Escuela como un lugar donde nuestros hijos van a aprender con los demás. Como un lugar de ciudadanía y un lugar para la innovación social. Pensemos en la educación no sólo como una inversión en busca de eficiencia sino como la mejor manera para que un alumno sea en el futuro un buen ciudadano. Luchemos por salvaguardar los valores primordiales de la equidad, la accesibilidad y la responsabilidad social. Trabajemos por un Escuela centrada en los alumnos, con un aprendizaje personalizado pero colectivo.

Trabajemos por la personalización sí, pero juntos y para todos.

Todas las fotos pertenecen al archivo de la Ciudad de Boston y provienen del Commons de Flickr de la Escuela Horace Mann para sordos, fundada en 1869 con el objetivo de dar una educación de calidad a las personas sordas y con dificultades de audición. En la actualidad sigue funcionando.

Todas las fotos tienen una licencia Creative Commons de reconocimiento.

Este artículo se publicó originalmente en el Boletín Scopeo nº105 en septiembre de 2015

Fuente: Educación y personalización

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El doble reto de innovar en escuelas de entornos desfavorecidos

España/18 mayo 2016/Autor:Pau Rodríguez/ Fuente: El Diario

Mohammed es otro, dicen sus maestros, desde que la escuela Mas Masó ha transformado su hora de recreo en un espacio organizado de juegos y deportes. Hoy le toca a él ponerse el peto naranja fosforescente que lo convierte en responsable de que la actividad transcurra de forma agradable: «Es muy importante que nos respetemos, a mí me gusta mucho ser responsable y siempre pongo felicitaciones a todo el mundo en la hoja de incidencias, porque no hay muchos problemas», explica el alumno de esta escuela de Salt (Girona). Desde que en Mas Masó cambiaron el recreo por un espacio de actividades lúdicas supervisadas de forma autónoma por los propios alumnos, los altos niveles de conflicto y peleas que pacedían, y que inevitablemente terminaban afectando a las clases posteriores, cayeron en picado. «Antes perdíamos casi toda la clase de después de la hora del patio resolviendo los problemas, ahora los alumnos suben calmados, un ambiente imprescindible para que aprendan», explica Gerard Ros, director del centro.

Hace unos años, en la escuela El Prat 1, de El Prat de Llobregat (Barcelona), uno de cada cuatro alumnos no iba a clase. Unos datos alarmantes de absentismo escolar que hoy es casi inexistente «porque los niños piden a sus padres venir a la escuela», explica su directora, Sandra Gallardo. Un proyecto educativo con la expresión artística como hilo conductor, sumado a un equipo de profesores «que cree profundamente en sus alumnos», ha transformado de arriba abajo la que hasta entonces era la escuela más estigmatizada de la ciudad.

 Si innovar es encontrar soluciones nuevas para problemas antiguos –la conflictividad en Salt, el absentismo en El Prat– nadie puede discutir que estas dos escuelas han innovado. Ahora que este concepto inunda debates y congresos educativos, las escuelas que sufren más las consecuencias de las desigualdades y la pobreza se preguntan cuál debe ser su papel en el cambio educativo. Reconocen la necesidad de transformar las formas de enseñar, pero a la vez alertan de que esta no es la única urgencia a la que deben hacer frente, y que en este camino el viento sopla en su contra y necesitan más apoyo.

El orden de prioridades educativas se trastoca, por ejemplo, cuando todos los alumnos de un colegio son de origen extranjero. En Mas Masó el catalán es la lengua extranjera; el castellano, la comuna en el recreo, y el árabe y el suajili, las lenguas maternas.  Algunos de sus pupilos viven en un bloque de pisos ocupados por la PAH. «Nuestra prioridades para garantizar un clima de aprendizaje ha sido hasta ahora favorecer la cohesión social y reducir la conflictividad», sostiene Ros. El proyecto Juego en el Patio, vinculado al currículo de Educación Física del centro, ha impactado con fuerza en la autoestima de sus alumnos, ya que los capacita para ser responsables de las actividades deportivas y de enseñar a los más pequeños.

Otro acierto de este equipo docente desde hace años ha sido sacar el máximo partido de las actividades extraescolares, para conseguir que por la tarde los niños tengan espacios de ocio educativo. Las puertas de la escuela están abiertas hasta el anochecer y se realizan en ella actividades de ocio –con monitores pagados por el centro– y talleres de deberes con los padres y madres. «Hay pequeños cambios, buenas prácticas educativas que pueden provocar grandes consecuencias: nosotros lo hemos vivido con el proyecto de patios o el taller de deberes», dice Ros.

Dos alumnos del colegio Mas Masó en clase de tecnología

Dos alumnos del colegio Mas Masó en clase de tecnología SANDRA LÁZARO

«La historia de la pedagogía nos recuerda que hay grandes innovaciones, desde Piaget hasta Paulo Freire, que han surgido de entornos desfavorecidos», expone Valtencir Mendes, jefe de proyectos internacionales de la Fundación Jaume Bofill. «Hoy muchas escuelas de entornos difíciles llevan a cabo buenas prácticas, pero no lucen tanto», explica, y añade: «No podemos ser ingenuos y pensar que con innovaciones acabaremos con las desigualdades educativas, pero sí ayudan, sobre todo a abrir la escuela a su entorno», argumenta.

Mendes coordinó el pasado jueves en Barcelona el simposio Pedagogías innovadoras: un motor para la equidad y la calidad educativas, en el que participaron expertos internacionales y decenas de profesionales de centros educativos catalanes inmersos en entornos de pobreza. «Tenemos que capacitar al alumno para ser ciudadano de primera, como cualquier otro», proclamaba Laia Bou, directora del instituto Mont Perdut de Terrassa, un centro con muchos alumnos en el umbral de la exclusión social y que f orma parte del proyecto Escola Nova 21. «Para ello necesitamos reforzar el trabajo emocional con los alumnos, porque la carga que llevan de casa es pesadísima», valoraba.

«¿La escuela puede ayudar a superar las diferencias que vienen de casa?», ee preguntaba Hannah Dumond, psicóloga en el Instituto Alemán de Investigación Educativa Internacional, evocando uno de los interrogantes que mayor preocupación genera entre los docentes. «La poca investigación que tenemos sobre esto nos demuestra que hay que dotar a estas escuelas de más recursos, pero a la vez ser conscientes de que el dinero en sí mismo no va a solucionar nada: es la docencia, es el papel el maestro, el principal factor de cambio», argumentaba. «Ya sé que esto es poner mucha presión a unos docentes a menudo desbordados, pero la parte positiva es que está en nuestras manos», concluía.

Es en la capacidad de los maestros de adaptarse a las necesidades diversas de sus alumnos donde radica una de las claves de la equidad, añadía Dumond. En este sentido existe el compromiso de la Generalitat de garantizar que los llamados centros de alta complejidad tengan una ratio máxima de 22 alumnos por aula.

Alumnos del colegio Mas Masó de Salt juegan a voleibol en el recreo.

Alumnos del colegio Mas Masó de Salt juegan a voleibol en el recreo. SANDRA LÁZARO

Atraer a las familias poco a poco

No todas las escuelas salen adelante con ello. Las hay que consiguen mejorar los resultados de sus alumnos, pero en su particular carrera de obstáculos aún no han logrado romper la barrera de segregación que las condena a tener una concentración elevada de alumnado de familias en situación de vulnerabilidad. En este sentido, son relevantes los primeros datos a partir del programa magnet (impulsado por la Fundación Jaume Bofill, el departamento de Enseñanza y el Instituto de Ciencias de la Educación de la UAB) de transformación de escuelas que se alien con entidades e instituciones de su entorno para romper la segregación social que sufren. Poco a poco la demanda familiar aflora en algunos de estos centros.

Un caso exitoso –no todos lo son– es el de la escuela Josep Maria de Sagarra de Barcelona. El curso 2012-2013 tenían un 44% de alumno de origen inmigrante –en su barrio, Vallcarca, este porcentaje es del 13%–, tenían plazas vacantes en general en todas las etapas y, en P-3, ese año las inscripciones fueron en un 70% de alumnos con los dos padres de origen extranjero. Cuatro años después, con un programa magnet de colaboración con el museo MACBA, la escuela ha recibido para el curso 2016-2017 más demanda de plazas (35) de las que puede ofrecer (25). Además, ahora ya sólo el 40% de quienes se preinscriben en P-3 tienen familia de origen extranjero.

Los impulsores de este programa, inspirado en las Magnet Schools de Estados Unidos, reconocen que aún es pronto para extraer conclusiones contundentes, pero sí han detectado que en los centros donde se implanta este plan se detecta un aumento de motivación del alumnado, un aumento de la implicación de las familias y una mejora de la percepción social de la escuela.

Innovación educativa y desigualdades

La innovación educativa –o, si se prefiere, la capacidad de los maestros de lograr aprendizajes valiosos y perdurables para sus alumnos– es un factor que atrae cada vez a más familias. Y no precisamente en escuelas e institutos con el estigma de la alta complejidad, sino sobre todo en el resto de centros. La semana pasada unas 300 familias se concentraron en Barcelona para denunciar que sus hijos se han quedado sin plaza en centros públicos que aplican metodologías activas y participativas. ¿Puede el fenómeno de la innovación ensanchar la distancia que separa los centros más demandados del resto?

«Si se quiere avanzar hacia una escuela y un sistema educativo al servicio de la equidad es necesario que el debate sobre innovación vaya de la mano del debate sobre la segregación escolar», sostiene la socióloga Aina Tarabini en un artículo en El Diari de l’Educació. «Para innovar se necesitan ciertas condiciones y la segregación no hace más que jugar en contra de este proceso. Es por ello que la primera acción de la Administración educativa debe ser la acción preferente sobre las escuelas que no llenan plaza en primera opción», añade. «No estamos diciendo que no se pueda o no se deba innovar hasta que no se resuelva la segregación del sistema, pero son aspectos que no se pueden separar y sobre los que hay que actuar en paralelo o, más bien, de forma articulada», sentencia esta socióloga.

Mendes coincide en que deben ser procesos que avancen en paralelo. «No podemos decir a las escuelas que detengan su mejora, sino que tenemos que conseguir que estas contagien los centros de su entorno», expone.

El método, al servicio de la necesidad

Cuando en la escuela Mas Masó preguntamos si se consideran innovadores por los cambios que han afrontado, su director encoge los hombros. Han recibido algunos premios, eso sí: hace unas semanas por el proyecto del taller de deberes en familia. Tal ha sido el éxito de este programa, implementado en colaboración con la Fundación Ser.Gi, que desde el actual curso se ha constituido un grupo flexible de padres y madres que entra en clase también en horario lectivo con sus hijos para «reforzar el vínculo» entre familias, escuela y alumnos.

«Nuestros objetivos son fortalecer la cohesión social y el logro de las competencias básicas entre el alumnado, y para ello hacemos los cambios que sean necesarios», apunta. Ros tiene la sensación de que escuelas como la suya no se pueden permitir el nivel de incertidumbre que generan ciertos procesos innovadores. «Tenemos momentos de trabajo por proyectos, o por rincones, pero no debemos perder de vista que nuestros alumnos necesitan mucho refuerzo en competencias básicas de lectura, escritura y matemáticas, y debemos asegurarnos de que esto se consigue», puntualiza. «La metodología tiene que ir al servicio de las necesidades», argumenta.

Estos días se realizan en el Mas Masó, como en la práctica totalidad de los centros escolares catalanes, las pruebas externalizadas de competencias básicas de Primaria (las que prevé la LOMCE, pero que la Generalitat aplica a su manera desde hace ocho años). Sus alumnos han mejorado con el tiempo. «Pero quizás lo harían más si las preguntas tuvieran que ver con lo que ellos conocen: un año les pedían que escribieran una redacción sobre dónde habían ido de vacaciones», se lamenta. La triste realidad es que pocos se pueden permitir salir de Salt en verano.

Fuente:

http://www.eldiario.es/catalunya/educacion/doble-innovar-escuelas-entornos-desfavorecidos_0_512349196.html

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Las 10 brechas de género de la chilena

Chile/17 mayo 2016/Autor:Muriel Alarcón/Fuente:Economía y Negocio

Las ventajas de las niñas por sobre los niños quedan atrás cuando ellas crecen en contextos que no las incentivan en su aprendizaje y en su autoconfianza, concluye el primer estudio sobre desigualdad de género en el ciclo de vida de ComunidadMujer. Su directora, Alejandra Sepúlveda, explica por qué.

1.- Estereotipos en el jardín infantil
«Los jardines infantiles enfatizan en estereotipos de género. El rincón de la casa suele concedérsele a las niñas y el de la exploración a los niños. Es una dinámica que se traslada de la casa al jardín y del jardín a la casa».
EL DATO: En los últimos 25 años se ha triplicado la tasa de asistencia a salas cunas y a jardines infantiles para niños y niñas, sin embargo sigue habiendo diferencias a favor de los hombres.

2.- Las niñas que trabajan en la casa
«Aun cuando hombres y mujeres realizan trabajo doméstico, a medida que ellos van creciendo queda instalado que estas acciones sean desarrolladas por mujeres. Me sorprendió cómo esto se acrecienta durante la adolescencia. Los adultos se apoyan en sus hijas para las labores de cuidado cuando deben ir a trabajar. Esto se reproduce y normaliza».
EL DATO: Entre los 15 y 17 años, la participación de las mujeres en el cuidado de personas es mayor: 31% versus el 20% de sus pares hombres.

3.- Embarazo adolescente,
al nivel de África Subsahariana
«La cifra de embarazo adolescente se ha mantenido en el tiempo. No es una estadística que condice con el nivel de desarrollo que hemos alcanzado. Según la OCDE, somos el segundo peor país después de México. Estamos solo un poco mejor que la África Subsahariana. En el embarazo adolescente siempre hay un padre, pero ese padre no ve en la paternidad razón para no estudiar ni trabajar como sí lo hace la madre. Datos del Injuv dan cuenta de un fenómeno triste y cultural: las adolescentes no tienen suficiente autoestima ni empoderamiento para exigirle a su pareja usar preservativo».
EL DATO: Según, el Injuv, el 10% de las adolescentes de entre 15 y 19 años que no usaron anticonceptivos en su última relación sexual, asegura que no se atrevió a plantear y menos a imponer la alternativa a su pareja.

4.-«Nini» con cara de mujer
«Las niñas que son madres adolescentes engruesan la fila de ‘las ninis’ -ni estudian ni trabajan-. Esto marca la primera gran distancia con la trayectoria que recorrerán sus pares masculinos en la vida. Las jóvenes que han sido madres adolescentes tienen menos capital humano, menos años de educación y menos oportunidades en el mercado laboral. La proporción de «ninis», entre 18 a 24 años, ha disminuido a la mitad (del 43% en 1990 a 22% en 2013), creemos que esto estaba vinculado con el acceso masivo a la educación».
EL DATO: De los 380 mil «ninis» que hay en Chile, el 68% son mujeres y el 37% pertenece al primer quintil de ingresos (que no superan una renta per cápita de $42.725 mensuales).

5.-Las matemáticas y la desigualdad
«Estudios han demostrado que los profesores tienen expectativas diferenciadas respecto al desempeño de una materia tan relevante como indicador de los ingresos futuros, como es la asignatura de matemáticas. En cursos mixtos a hombres se les pregunta y refuerza más, ya sea positiva o negativamente. Esto crea un desincentivo para las mujeres. Es un problema gigante. Hay una segmentación del conocimiento. Las mujeres se concentran en las humanidades y los hombres en las ciencias y en las ingenierías, lo que no es real reflejo de sus capacidades».
EL DATO: En la prueba PISA de matemáticas, la diferencia en los resultados de las y los adolescentes chilenos es de 25 puntos a favor de los hombres, siendo de las más amplias de la OCDE.

6.-Un mercado laboral que discrimina
«Dado que les va peor en la PSU, las mujeres están menos presentes en las universidades más prestigiosas y están más presentes en las privadas no tradicionales y en los centros de formación técnica, donde existe gran segmentación. Los hombres ingresan a carreras asociadas a mejores ingresos pues a ellos les dijeron desde niños: «Tendrás que mantener a tu familia». Nuestro Código del Trabajo es discriminatorio hacia la mujer. Ellas son las únicas que tienen la obligación y el derecho de cuidar a los hijos y a las hijas. Finalmente, eso se transforma en un impuesto a la contratación de las mujeres».
EL DATO: «En las carreras relacionadas con Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, solo hay 27% de mujeres».

7.-Pocas mujeres trabajando
«Una mayor proporción de mujeres acepta trabajos de menos de una jornada completa, generalmente de baja remuneración, no siempre con la protección social que corresponde. Por otro lado, la participación de las mujeres en el mundo del trabajo se ve afectada por la segregación. Los cargos que ocupan las mujeres son los de soporte, con menos posibilidades de ascender o de llegar a la gerencia general, lo que viene dado por la carrera que estudiaron y la experiencia que adquirieron. Otro factor clave es el de la «autoconfianza». Los hombres atribuyen su éxito a sí mismos, las mujeres lo hacen a factores externos».
EL DATO: Actualmente, dentro de los ocupados de entre 25 y 59 años, las mujeres que trabajan menos de una jornada completa equivalen al 45%.

8.-Escandalosa brecha salarial
«Es escandalosa, porque está naturalizada. Se da por sentado que la mujer debe ganar menos, porque se piensa que ella es el segundo ingreso de su hogar. Pero cuando se analizan las estadísticas han aumentado las jefaturas de hogar femeninas».
EL DATO: Mientras el ingreso medio de los hombres equivale a $543.996, para las mujeres es de $382.253.

9.-El estereotipo de «ser madre» en el trabajo
«Tenemos que empezar a hablar de trabajadores y trabajadoras con responsabilidades familiares, no podemos seguir cargándoselas solo a las mujeres. Las trabajadoras que son madres suelen caer en condicionamientos culturales y presunciones estereotipadas sobre la carga que representa la familia sobre su tiempo, energía, productividad, eficiencia y disposición para tomar cargos de responsabilidad».
EL DATO: «Una de las normas más cuestionadas es la del Artículo 203, que establece que toda empresa con 20 o más trabajadoras debe proveer el servicio de sala cuna a las hijas e hijos menores de 2 años. Pero solo el 12% de las empresas tiene 20 o más mujeres contratadas, según la Encuesta Laboral (Encla, 2014)».

10 .-Bajas pensiones: crónica
de una muerte anunciada
«Como las mujeres ganan menos que los hombres a lo largo de su vida, tienen menor capacidad de ahorro. Por eso, hoy muchas mujeres con bajas pensiones viven bajo la línea de la pobreza».
EL DATO: El 88% de las trabajadoras gana menos de cuatro sueldos mínimos líquidos ($724.500). Tres cuartos de las pensionadas por vejez, recibe un monto inferior a la línea de la pobreza ($143.335; versus el 46% de los hombres). *

Fuente noticia:

http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=252314

Fuente imagen:

http://www.t13.cl/radio/siempre-es-hoy/noticia/comunidad-mujer-y-consejo-observador-no-hubo-senal-fuerte-incluir-paridad

 

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Taking notes 60: why teachers matter in dark times

Americans live in a historical moment that annihilates thought. Ignorance now provides a sense of community; the brain has migrated to the dark pit of the spectacle; the only discourse that matters is about business; poverty is now viewed as a technical problem; thought chases after an emotion that can obliterate it. The presumptive Republican Party presidential nominee, Donald Trump, declares he likes “the uneducated” — implying that it is better that they stay ignorant than be critically engaged agents — and boasts that he doesn’t read books. Fox News offers no apologies for suggesting that thinking is an act of stupidity.

A culture of cruelty and a survival-of-the-fittest ethos in the United States is the new norm and one consequence is that democracy in the United States is on the verge of disappearing or has already disappeared! Where are the agents of democracy and the public spaces that offer hope in such dark times? Many are in public schools — all the more reason to praise public school teachers and to defend public and higher education as a public good.

For the most part, public school teachers and higher education faculty are a national treasure and may be one of the last defenses available to undermine a growing authoritarianism, pervasive racism, permanent war culture, widening inequality and debased notion of citizenship in US society. They can’t solve these problems but they can educate a generation of students to address them. Yet, public school teachers, in particular, are underpaid and overworked, and lack adequate resources. In the end, they are unjustly blamed by right-wing billionaires and politicians for the plight of public schools. In order to ensure their failure, schools in many cities, such as Detroit and Philadelphia, have been defunded by right-wing legislators. These schools are dilapidated — filled with vermin and broken floors — and they often lack heat and the most basic resources. They represent the mirror image of the culture of cruelty and dispossession produced by the violence of neoliberalism.

[Credit: Taylor/Daily call.org.]
[Credit: Taylor/Daily
call.org.]

Under the counterfeit appeal to reform, national legislation imposes drill-and-test modes of pedagogy on teachers that kill the imagination of students. Young people suffer under the tyranny of methods that are forms of disciplinary repression. Teachers remain powerless as administrators model their schools after prisons and turn students over to the police. And in the midst of such egregious assaults, teachers are disparaged as public servants.

The insecure, overworked adjunct lecturers employed en masse at most institutions of higher education fare no better. They have been reduced to an army of indentured wage slaves, with little or no power, benefits or time to do their research. Some states, such as Texas, appear to regard higher education as a potential war zone and have passed legislation allowing students to carry concealed weapons on campus. That is certainly one way to convince faculty not to engage in controversial subjects with their students. With the exception of the elite schools, which have their own criminogenic environments to deal with, higher education is in free fall, undermined as a democratic public sphere and increasingly modeled after corporations and run by armies of administrators who long to be called CEOs.

All the while the federal government uses billions of dollars to fuel one of the largest defense and intelligence budgets in the world. The death machine is overflowing with money while the public sector, social provisions and public goods are disappearing. At the same time, many states allocate more funds for prisons than for higher education. Young children all over the country are drinking water poisoned with lead, while corporations rake in huge profits, receive huge tax benefits, buy off politicians and utterly corrupt the political system. Trust and compassion are considered a weakness if not a liability in an age of massive inequities in wealth and power.

[Credit: Stephanie Mcmillan.]
[Credit: Stephanie Mcmillan.]

In the midst of what can only be viewed as a blow against democracy, right-wing Republicans produce slash-and-burn policies that translate into poisonous austerity measures for public schools and higher education. As Jane Mayer points out in Dark Money, the Koch brothers and their billionaire allies want to abolish the minimum wage, privatize schools, eliminate the welfare state, pollute the planet at will, break unions and promote policies that result in the needless deaths of millions who lack adequate health care, jobs and other essentials. Public goods such as schools, according to these politicians and corporate lobbyists, are financial investments, viewed as business opportunities. For the billionaires who are the anti-reformers, teachers, students and unions simply get in the way and must be disciplined.

Public schools and higher education are “dangerous” because they hold the potential to serve as laboratories for democracy where students learn to think critically. Teachers are threatening because they refuse to conflate education with training or treat schools as if they were car dealerships. Many educators have made it clear that they regard teaching for the test and defining accountability only in numerical terms as acts that dull the mind and kill the spirit of students. Such repressive requirements undermine the ability of teachers to be creative, engage with the communities in which they work and teach in order to make knowledge critical and transformative. The claim that we have too many bad teachers is too often a ruse to hide bad policies and to unleash assaults on public schools by corporate-driven ideologues and hedge fund managers who view schools strictly as investment opportunities for big profits.

We need to praise teachers, hold them to high standards, pay them the salaries they deserve, give them control over their classrooms, reduce class sizes and invest as much, if not more, in education as we do in the military-industrial complex. This is all the more reason to celebrate and call attention to those teachers in Chicago, Detroit and Seattle who are collectively fighting against such attacks on public schools. We need to praise them, learn from them and organize with them because they refuse to treat education as a commodity and they recognize that the crisis of schooling is about the crises of democracy, economic equality and justice. This is not a minor struggle because no democracy can survive without informed citizens.

[Credit: Judy Green.]
[Credit: Judy Green.]

Neoliberal education is increasingly expressed in terms of austerity measures and market-driven ideologies that undermine any notion of the imagination, reduce faculty to an army of indentured labor and burden students with either a mind-numbing education or enormous crippling debt or both. If faculty and students do not resist this assault, they will no longer have any control over the conditions of their labor, and the institutions of public and higher education will further degenerate into a crude adjunct of the corporation and financial elite.

Clearly, it is time to revisit Mario Savio’s famous speech at Berkeley in 1964 when he called for shutting down an educational system that had become odious. In his own words:

There comes a time when the operation of the machine becomes so odious, makes you so sick at heart, that you can’t take part, you can’t even passively take part; and you’ve got to put your bodies upon the gears and upon the wheels, upon the levers, upon all the apparatus, and you’ve got to make it stop. And you’ve got to indicate to the people who run it, the people who own it, that unless you’re free the machine will be prevented from working at all.

Savio’s call to resistance is more relevant today than it was then. Public schools not only mimic the injustices of an oppressive economic system, but also funnel poor youth of color into the criminal legal system. The good news is that there is an echo of outrage and resistance now emerging in the United States, especially among young people such as those in the Black Lives Matter movement.

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[Credit: Branco/LegalInsurrection.com.]

If the major index of any democracy is measured by how a society treats its children, the United States is failing. Fortunately, more and more people are waking up and realizing that the fight for public schooling is not just about higher salaries for teachers; it is about investing in our children and in democracy itself. At the same time, we live in what author Carl Boggs and others have called a permanent warfare state, one in which every space appears to be a battlefield, and the most vulnerable are viewed not only as an imminent threat, but also as the object of potential violence. This suggests that the battle of education must become part of a wider political struggle. This is a struggle that connects assaults on education with the broader war on youth, police violence with the militarization of society and specific instances of racist brutality with the unchecked exercise of the systemic power of finance capital. But the struggle will not be easy.

Beneath all of the current brutality, racism and economic predation, there is some hope inspired by the generation of young people who are protesting police violence and the attack on public and higher education and working hard to invent a politics that gets to the root of issues. There is also a glimmer of possibility in those youth who have supported Bernie Sanders but are really demanding a new and more radical definition of politics: Their vision far surpasses that of the left-centrists and liberals of the Democratic Party.

Elections are the ruse of capitalism, and that has never been more clear than at the present moment. On the one side we have Hillary Clinton, a warmonger, a strong supporter of the financial elite and a representative of a neoliberalism that is as brutal as it is cruel. On the other side we have Donald Trump, a circus barker inviting Americans into a den of horrors. And these are the choices that constitute democracy? I don’t think so.

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Collective self-delusion will only go so far in the absence of an education system that offers a space for critical learning and dissent, and functions as a laboratory for democracy. There is a tendency to forget in an age dominated by the neoliberal celebration of self-interest and unchecked individualism that public goods matter, that critical thinking is essential to an informed public and that education at the very least should provide students with unsettling ruptures that display the fierce energy of outrage and the hope for a better world.

But a critical education has the capacity to do more. It also has the power not only to prevent justice from going dead in ourselves and the larger society, but also, in George Yancy’s poetic terms, to teach us how to “love with courage.” Hopefully, while education cannot solve such problems, it can produce the formative cultures necessary to enable a generation of young people to create a robust third party — a party fueled by social movements demanding the economic and political justice that could allow a radical democracy to come to life.

[Credit: indybay.org.]
[Credit: indybay.org.]

[Thank you Henry for this piece. The article first appeared onTruthout.org.]

The writer is McMaster University Professor for Scholarship in the Public Interest in the English and Cultural Studies Department and the Paulo Freire Chair in Critical Pedagogy at The McMaster Institute for Innovation & Excellence in Teaching & Learning. He is also a Distinguished Visiting Professor at Ryerson University. His web site ishttp://www.henryagiroux.com and his other site is MCSPI.

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¿Fracaso escolar? No culpen a los genes

España/11 mayo 2016/Autor: Javier Sampedro/ Fuente: El País

No, este artículo no es sobre los “genes de la educación”. El jefe de la investigación, Daniel Benjamin, nos prohíbe de forma explícita presentar así sus datos y, siendo el principal responsable del descubrimiento de 74 genes que afectan al logro educativo (y a su recíproco, el fracaso escolar), lo mejor será que le hagamos caso. No es que Benjamin dude de sus datos: es que sabe que, pese a que son sólidos, solo explican una mínima parte de la permanencia o el abandono de los estudios. Lo más importante sigue siendo el entorno.

El estudio es una exhibición de fuerza de la genómica contemporánea. El rendimiento educativo se mide por un parámetro clásico: el número de años de escolarización completados por casi 300.000 personas (293.723, para ser exactos; el promedio de toda la muestra es de 14,3 años de escolarización). Los voluntarios provienen de 15 países, pero todos ellos son de ascendencia europea. Los genomas de todas esas personas se examinan después para 9,3 millones de snips (single nucleotide polymorphisms, o variaciones en una sola letra del ADN).

Lo demás son matemáticas, destinadas a encontrar correlaciones entre rendimiento educativo y variaciones genéticas. De ahí salen las 74 variaciones genéticas que están asociadas de manera significativa con el número de años de escolarización completados. Han intervenido 253 científicos de Australia, Dinamarca, Estonia, Islandia, Holanda y Estados Unidos, coordinados por Benjamin, de la Universidad de Southern California en Los Ángeles. Presentan su macroestudio hoy en Nature.

“El rendimiento educativo viene influido por los genes y el entorno”, explica Bejamin. “Las variantes genéticas que hemos encontrado solo dan cuenta de una pequeña fracción de las diferencias entre individuos en educación”. Por ejemplo, incluso la variante con mayor efecto de las 74 solo explica nueve semanas de permanencia en la escuela. Recordemos que el promedio de permanencia en toda la muestra es de 14 años.

El asunto no tiene un interés exclusivamente académico. En 2011, el Instituto de Estudios Económicos de la CEOE, la patronal española, presentó una propuesta de reforma educativa que declaraba que “la herencia genética tiene una importancia sustantiva en el rendimiento escolar de los hijos, equivalente o algo superior a la del origen socioeconómico”. Era uno de los argumentos para desaconsejar un incremento en el gasto educativo. El presidente de la patronal, Juan Rosell, reconoció entonces que el argumento era “políticamente incorrecto”. Por lo que vemos ahora, también parece ser matemáticamente incorrecto.

“Que los efectos de las variantes genéticas individuales sean muy pequeños es en sí mismo un hallazgo importante”, dice Benjamin. “Significa que las interpretaciones simplistas de nuestros resultados, como llamarlos ‘genes de la educación’, son completamente engañosos; al mismo tiempo, y pese al pequeño efecto de las variantes genéticas individuales, los datos son útiles porque podemos aprender mucho del estudio de los efectos combinados de las variantes genéticas en su conjunto”.

Las bases de datos genómicas permiten descubrir también los procesos biológicos implicados en cada snip, o variante de una sola letra en el ADN. Y en el caso de las 74 variantes de este estudio, tienen todo el sentido: la proliferación de las células madre precursoras de las neuronas, la migración de las neuronas recién formadas a una u otra capa del córtex cerebral (tiene seis capas), la proyección de los axones a sus dianas en otras neuronas, la forma en que brotan las dendritas de cada célula y la plasticidad de las sinapsis, o conexiones entre neuronas. Es decir, los procesos básicos de la construcción de un cerebro, y sobre todo en el periodo prenatal.

Son datos valiosos para la ciencia. No tanto para las patronales.

Fuente noticia:

http://elpais.com/elpais/2016/05/11/ciencia/1462975795_807494.html

Fuente imagen:

http://www.elboomeran.com/autor/42/javier-sampedro/

 

 

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La digna profesión docente

Por: Sylvia Schmelkes 

El Día del Maestro es propicio para reflexionar sobre la dignidad de esta profesión y la necesidad de su reconocimiento. La profesión docente implica una gran responsabilidad social: propiciar el aprendizaje de alumnos diversos todos los días, en ocasiones en circunstancias difíciles, tanto por las condiciones escolares como por las del entorno. Son verdaderos profesionales no solamente porque han sido formados como tales, sino porque toman decisiones de gran envergadura al enfrentar sus planeaciones escolares, y también al tener que resolver situaciones no previstas que acontecen en la cotidianeidad de la vida escolar y de aula.1

El aprendizaje que persiguen desde luego se refiere a los que marcan los contenidos del plan de estudios. Pero va más allá de ellos, pues se esfuerzan por asegurar espacios seguros, relaciones respetuosas y ambientes socioafectivos propicios para aprender y, al hacerlo, favorecen la formación en valores para la convivencia y para la vida democrática. Conocer a sus alumnos y a sus familias es parte intrínseca de su trabajo. Hacerlo le permite al maestro adaptar su enseñanza al contexto y hacerla significativa para sus alumnos. Todavía más, el maestro tiene ahora como cometido que los alumnos aprendan a aprender.

Para ello, entre otras cosas, debe darles uso adecuado a los diversos recursos para el aprendizaje, incluidos entre ellos las tecnologías de la información y la comunicación. Además, debe preocuparse por los alumnos que por alguna razón no logran los propósitos de aprendizaje, para lo cual debe desarrollar prácticas inclusivas y debe preocuparse de manera especial por prevenir la reprobación y la deserción de sus alumnos. Y para completar el espectro de los ámbitos de la compleja tarea profesional del docente, tiene claras responsabilidades en su escuela, que rebasan su actividad al interior del aula, pues implican trabajar con el equipo docente y el director para hacer de la escuela una organización que mejora continuamente con la participación de todos los miembros de la comunidad educativa.

aula_escuela2Realizar todo lo anterior, y hacerlo de manera profesionalmente responsable, requiere de una gran entrega, de un fuerte compromiso. El Servicio Profesional Docente ya lo reconoce. Ahora que existe una reglamentación clara para el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia de los docentes en este trabajo profesional, el maestro puede tener dos certezas: que su desarrollo en la profesión docente depende enteramente de él, de su mérito y de su desempeño profesional, y que el Estado está obligado a hacerse cargo —y lo hará con mucha mayor fortaleza en el futuro próximo— de su formación permanente y del acompañamiento profesional para la mejora de su desempeño cotidiano. Los maestros mexicanos tienen ahora una perspectiva de carrera profesional claramente trazada.

Es necesario que la sociedad también reconozca el carácter profesional de la tarea docente, junto con la gran complejidad y el compromiso que supone de parte de maestras y maestros. Hoy quiero rendir tributo a estos docentes profesionales del país. Sin ellos y sin su esfuerzo y entrega, ninguno de nosotros estaría donde nos encontramos.

¡Muchas felicidades, maestras y maestros de México!

*Articulo tomado de: http://www.educacionfutura.org/la-digna-profesion-docente/

Imagen: http://staticf5b.lavozdelinterior.com.ar/sites/default/files/styles/landscape_1008_566/public/nota_periodistica/Suplemento_Salud_18022015_PAG001_BLO01_Foto01.jpg

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El capitalismo será derrotado por la Naturaleza

Por: Leonardo Boff

Lo que no hemos conseguido históricamente por procesos alternativos (era el propósito del socialismo), lo conseguirían la naturaleza y la Tierra.

Hay un hecho indiscutible y desolador: el capitalismo como modo de producción y su ideología política, el neoliberalismo, se han sedimentado globalmente de forma tan consistente que parecen hacer inviable cualquier alternativa real. De hecho, ha ocupado todos los espacios y alineado casi todos los países a sus intereses globales.

Desde que la sociedad pasó a ser de mercado y todo se volvió oportunidad de ganancia, hasta las cosas más sagradas como los órganos humanos, el agua y la capacidad de polinización de las flores, los estados, en su mayoría, se ven obligados a gestionar la macroeconomía globalmente integrada y mucho menos a servir al bien común de su pueblo.

El socialismo democrático en su versión avanzada de eco-socialismo es una opción teórica importante, pero con poca base social mundial de implementación. La tesis de Rosa Luxemburgo en su libro Reforma o Revolución de que «la teoría del colapso capitalista está en el corazón del socialismo científico» no se ha hecho realidad. Y el socialismo se ha derrumbado.

La furia de la acumulación capitalista ha alcanzado los niveles más altos de su historia. Prácticamente el 1% de la población rica mundial controla cerca del 90% de toda la riqueza. 85 opulentos, según la seria ONG Oxfam Intermón, tenían en 2014 el mismo dinero que 3,5 mil millones de pobres en el mundo. El grado de irracionalidad y también de inhumanidad hablan por sí mismos. Vivimos tiempos de barbarie explícita.

Las crisis coyunturales del sistema ocurrían hasta ahora en las economías periféricas, pero a partir de la crisis de 2007/2008 la crisis explotó en el corazón de los países centrales, en Estados Unidos y Europa. Todo parece indicar que esta no es una crisis coyuntural, siempre superable, sino que esta vez se trata de una crisis sistémica, que pone fin a la capacidad de reproducción del capitalismo. Las salidas que encuentran los países que hegemonizan el proceso global son siempre de la misma naturaleza: más de lo mismo. O sea, continuar con la explotación ilimitada de bienes y servicios naturales, orientándose por una medida claramente material (y materialista) como es el PIB. Y ay de aquellos países cuyo PIB disminuye.

Este crecimiento empeora aún más el estado de la Tierra. El precio de los intentos de reproducción del sistema es lo que sus corifeos llaman «externalidades» (lo que no entra en la contabilidad de los negocios). Estas son principalmente dos: una injusticia social degradante con altos niveles de desempleo y creciente desigualdad; y una amenazadora injusticia ecológica con la degradación de ecosistemas completos, erosión de la biodiversidad (con la desaparición de entre 30-100 mil especies de seres vivos cada año, según datos del biólogo E. Wilson), el calentamiento global creciente, la escasez de agua potable y la insostenibilidad general del sistema-vida y del sistema-Tierra.

Estos dos aspectos están poniendo de rodillas al sistema capitalista. Si se quisiese universalizar el bienestar que ofrece a los países ricos, necesitaríamos por lo menos tres Tierras iguales a la que tenemos, lo que evidentemente es imposible. El nivel de explotación de las «bondades de la naturaleza», como llaman los andinos a los bienes y servicios naturales, es tal que en septiembre de este año ocurrió «el día de la sobrecarga de la Tierra» (the Earth overshoot Day). En otras palabras, la Tierra ya no tiene la capacidad, por sí misma, para satisfacer las demandas humanas. Necesita año y medio para reemplazar lo que se le quita en un año. Se ha vuelto peligrosamente insostenible. O refrenamos la voracidad de acumulación de riqueza, para permitir que ella descanse y se rehaga, o debemos prepararnos para lo peor.

Como se trata de un super-Ente vivo (Gaia), limitado, con escasez de bienes y servicios y ahora enfermo, pero combinando siempre todos los factores que garantizan las bases físicas, químicas y ecológicas para la reproducción de la vida, este proceso de degradación desmesurada puede generar un colapso ecológico-social de proporciones dantescas.

La consecuencia sería que la Tierra derrotaría definitivamente al sistema del capital, incapaz de reproducirse con su cultura materialista de consumo ilimitado e individualista. Lo que no hemos conseguido históricamente por procesos alternativos (era el propósito del socialismo), lo conseguirían la naturaleza y la Tierra. Esta, en realidad, se libraría de una célula cancerígena que amenaza con metástasis en todo el organismo de Gaia.

Entre tanto, nuestra tarea está dentro del sistema, ampliando las brechas, explorando todas sus contradicciones para garantizar especialmente a los más humildes de la Tierra lo esencial para su subsistencia: alimentación, trabajo, vivienda, educación, servicios básicos y un poco de tiempo libre. Es lo que se está haciendo en Brasil y en muchos otros países. Del mal sacar el mínimo necesario para la continuidad de la vida y de la civilización.

Y , además, rezar y prepararse para lo peor.

Ecoportal.net

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