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Mudos e invisibles

Manuel Gil Antón

Las profesoras y los maestros mexicanos han sido concebidos, en la reforma educativa, como infantes. No es baladí: infancia proviene del latín, infans, que por su etimología significa “el que no habla”. Infantia equivale a  la incapacidad de hablar. Los que de esto saben aclaran que no solo se alude a la carencia de elementos para enunciar palabras: implica que no se cuenta con las condiciones para expresarse de una manera inteligible para otros. Es quien no sabe hablar.

Para los antiguos romanos el sentido del término rebasa la referencia literal. Indicaba a los que “no podían expresarse por mandato jurídico”. Dada su precaria condición intelectual, era menester un apoderado: quien ejerciera la patria potestad. Padre o tutor. La ley no daba valor a sus palabras: otros deberían hacerlo en su nombre. Mudos o sin habilidad alguna para que su voz fuera socialmente válida. Sin palabra, o arrebatada su voz: silenciados.

El Ogro Educativo, dueño de la pretendida reforma, decidió que los docentes no sólo fueran apreciados como cosas a transformar (objetos, no sujetos; marionetas, no actores) sino algo más radical si acaso: incapaces de decir algo inteligible. Carentes no de años, pero sí de entendederas. Infantes plenos. Sin ideas propias, mucho menos palabras confiables sobre los entresijos de su quehacer cotidiano, son desvalidos a validar desde las alturas. El Ogro se otorga la potestad de hablar por ellos porque detenta el poder, porque construyó a sabiendas la leyenda del docente como un pequeño torpe a tutelar, ayuno de expresión propia y por ende peligroso. Son infantería: obedecen sin chistar.  Y si opinan, van al calabozo: para eso hay mandos. Los soldados rasos acatan, no deliberan.

Leviatán dizque ilustrado, conformó un berenjenal de normas e instituciones orientadas a la construcción simbólica de los que sí saben de lo que hablan, porque hablan desde el poder sordo  y se apoyan en los que tienen el monopolio del saber que se admira y certifica a sí mismo: son mayores de edad. Adultos, padres y tutores de esos incapaces de articular palabra. Mudos o a enmudecer porque son ignorantes, no saben nada, ni pizca, como se piensa, desde el mundo adulterado por la edad y la soberbia, de los niños. A callar, o bien a hablar en la forma en que las visitas esperan que un niño recite o una niña toque el piano: cual merolico y pianola.

Hurtada la palabra, hablar en su nombre fue preciso. Y el parlamento esgrimido desde arriba, por el poder, el saber y el hacer y deshacer legalizados, se estableció como verdad educativa. Evaluar ha sido eso: sojuzgar al que se le quitó la posibilidad de decir lo que sabe, porque se determinó que ignora. Es más: no sabe ni decir. No tiene voz: entonces que repita y, según lo haga, hará sentir bien al Ogro y sus tentáculos si es satisfactorio, bueno o destacado en el arte de repetir, memorioso,  como eco  lo que señala el Altísimo. De no salir bien librado, si, y solo si se allana y acepta que no tiene nada que decir porque es infante y carece de palabra y de palabras, será salvado. En caso de rebeldía, si desobedece, queda fuera de la paternal relación del Ogro y el infante: con sus bártulos irá a otro lado, al sin sitio. La Patria (potestad) Educativa está en riesgo si el mudo resulta hablante y descubre al monstruo sin oídos.

Si los docentes carecen de voz, hay otros actores, cruciales, que ni siquiera son visto: los alumnos. ¿No tienen nada que decir, desde prescolar hasta la media superior, sobre su experiencia educativa? Si los docentes son acallados, las y los alumnos desaparecen: sin voz ni cuerpo: números para la estadística.

Así, el Ogro va solo acompañado por los sabios. No llegarán lejos. Los profes y alumnos tienen voz: los otros no tienen oídos, se escuchan a sí mismos. Soliloquio altivo, estéril.

 

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El primer amor nunca se olvida. Y menos si es violento

Claudia Piras

Elena tiene 16 años y vive una situación familiar violenta. En su casa, además de su madre y su hermano (su padre emigró por trabajo) viven seis familiares más. Tiene una mala relación con una tía y uno de sus tíos ha pegado a su madre. Por eso a Elena no le gusta estar en su casa, y admite que va a fiestas y toma alcohol más de una vez por semana para olvidarse de sus problemas. Tuvo un novio, muy celoso y controlador que no la dejaba hablar con otros chicos, pero a pesar de todo dice no haber sufrido violencia.

La historia de Elena es real, aunque no su nombre. Es uno de los testimonios de los adolescentes participantes en el programa Amor… pero del bueno, una iniciativa piloto de prevención de la violencia en el noviazgo en México, donde las encuestas encuentran que el 79% de los alumnos de tercer año de secundaria se encuentra en una relación de noviazgo o la ha tenido en el último año. De estos jóvenes con pareja:

  • El 24% ha sufrido violencia psicológica
  • El 17% violencia física
  • El 7% violencia sexual

Lastimosamente estas cifras no son muy distintas a las de otros países de la región. Tampoco se alejan del panorama general de violencia de género en América Latina, con proporciones que la definen como un problema de salud pública y una prioridad en la agenda de desarrollo post 2015.

Con frecuencia la violencia en el noviazgo es el primer paso de un proceso de aceptación de relaciones de parejas violentas que es difícil de revertir, por lo cual desarrollar acciones preventivas dirigidas a los más jóvenes debería ser el punto de partida de la solución.

El programa Amor…pero del bueno

Y ese fue el objetivo del programa Amor… pero del bueno, que busca que la comunidad escolar asuma una postura crítica ante la violencia de género y promueva acciones individuales e institucionales orientadas hacia la construcción de una convivencia incluyente, respetuosa, equitativa, igualitaria y no violenta.

Durante 16 sesiones integradas en el programa de clases, los jóvenes se enfrentan a sus propias concepciones y prejuicios sobre los roles de género, comparten sus emociones, miedos y expectativas sobre sus relaciones de pareja, discuten sobre los malos tratos (como el control del celular, celos, agresiones verbales) y cómo estos, a pesar de parecer inocuos, pueden derivar en situaciones más graves. También cuestionan los mensajes sexistas presentes en los medios de comunicación y se informan sobre los recursos disponibles en sus planteles y la comunidad.

El programa demostró que con una metodología dinámica, participativa, de respeto mutuo y donde se busca escuchar a los propios estudiantes, los jóvenes están muy motivados a participar. De hecho, entre los resultados de la evaluación de impacto destaca una reducción significativa de la incidencia de violencia psicológica, tanto de la víctima como del agresor, y una disminución en la aceptación de estereotipos de noviazgo machista.

Suele decirse que los primeros amores nunca se olvidan. Desgraciadamente, esto quizá sea aún más cierto cuando el noviazgo implica violencia de género, ya sea física o psicológica, algo que puede marcar a una persona y sus decisiones durante el resto de su vida. Hablemos con nuestros hijos e hijas de los estereotipos de los roles de género, de los rostros de la violencia de género… Hablamos con ellos de amor… pero del bueno.

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Y tú ¿Quieres que tus hijos sean docentes?

Hugo Ñopo

Supongamos que tienes un hijo (sobrino, ahijado o amigo joven) profesional y mañana le ofrecen un empleo diciéndole que “ganará entre 30% y 70% menos que otros profesionales con la misma edad y años de educación”. Además le dicen que “tres de los seis puestos de trabajo disponibles no tienen teléfono y, es más, dos de ellos no tienen acceso a un baño decente”. ¿Le recomendarías tomar el empleo? Bueno, hay más de tres millones de personas que día a día trabajan en esas condiciones en América Latina: los maestros de las escuelas primarias y secundarias.

Además, como muy probablemente sabes, la percepción ciudadana sobre los docentes no es la mejor.  Hoy los jóvenes talentosos de las nuevas generaciones no ven a la docencia, en el nivel primario o secundario, como opción para un desarrollo profesional. Como comenta el padre Ugalde, tenemos “…una sociedad esquizofrénica, porque todos quieren para sus hijos que las mejores personas del país sean sus maestros y maestras, pero nadie quiere que sus mejores hijos sean maestros o maestras”.

Nuestras sociedades están fallando en atraer a los mejores para la profesión docente. En muchos de nuestros países, los requisitos para ingresar a estudiar pedagogía están muy por debajo de los que se necesitan para estudiar ingeniería o medicina, por poner dos ejemplos. Colombia y Chile son dos países que cuentan con pruebas nacionales estandarizadas para la graduación de secundaria o admisión universitaria. Con esto es posible comparar los desempeños de los estudiantes, de todas las profesiones, antes de comenzar sus estudios universitarios. Aquí el dato: los puntajes más bajos en matemáticas y comprensión lectora en la PSU en Chile o en la Saber 11 en Colombia son los de los estudiantes que entran a las carreras pedagógicas.

Estos laxos requisitos de admisión, sumados a la expansión en graduación de la secundaria de las décadas recientes, han hecho que hoy la matrícula en pedagogía sea una de las más altas del nivel terciario. El Censo Nacional Universitario de 2010 en Perú muestra que, después de derecho, contabilidad y administración; pedagogía es la cuarta carrera con más estudiantes del país. Estamos formando más maestros que ingenieros y médicos, por poner nuevamente dos ejemplos. También, seguramente, habrás visto casos de jóvenes que entran a estudiar pedagogía para luego trasladarse a otras profesiones. Estamos formando a muchos, pero no necesariamente a los mejores para la profesión docente.

Añadiendo complejidad al problema, pareciera que muchos de los jóvenes que se forman en pedagogía no trabajan como docentes al finalizar su etapa estudiantil. En un trabajo con mi colega Alejandra Mizala documentamos que entre 1997 y 2007 la profesión docente tuvo muy poco recambio generacional. Hacia 1997 el 43% de los profesores de secundaria en América Latina eran menores de 35 años, una década después ese porcentaje cayó casi diez puntos, a 34%. En contraste, durante ese mismo período el porcentaje de otros profesionales dentro del mismo rango de edad se mantuvo en 48%. Los jóvenes están eligiendo cada vez menos trabajar como docentes.

¿Cómo cambiar esta situación? Sin duda se trata de un problema complejo. Una solución integral debería definir buenas formas de atraer, seleccionar, formar, desarrollar y retener buenos profesores.  Mientras tanto, creo que seguiremos fallando en, para comenzar, atraer a los mejores. Esto no se resolverá solo con salarios o con condiciones básicas de infraestructura, como podría inferirse del párrafo inicial de esta nota, es cierto.  Recurrentemente, los estudios de grupos focales muestran que los salarios son solo parte de lo que motiva a los docentes. Más importante parecen ser otras características atadas a la profesión docente: la vocación de servicio, el sentido de responsabilidad social, el potencial de trascendencia y la posibilidad de alcanzar un mejor balance familia-trabajo. Sin embargo, es claro que sin aliviar la situación económica será muy difícil pensar en una solución sostenible en el largo plazo. Necesitamos que más jóvenes como los de estos dos videos se animen por la carrera docente.


La buena noticia es que se viene generando consenso acerca de la importancia de los docentes para mejorar la educación en nuestra región. Cada vez más, los responsables de las políticas públicas, los empresarios, los padres de familia y, en general, la sociedad civil, vienen organizándose y manifestándose en favor de ello. En Chile y Ecuador se están viendo pasos concretos. Y tan solo en el último mes han surgido voces muy claras en República Dominicana, Colombia y Perú. Pero necesitamos más. Necesitamos un compromiso cada vez mayor de todos, incluyendo el tuyo. ¿Qué podemos hacer?

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¿Qué relación hay entre el sistema educativo y una sala de emergencias?

Javier Luque

El New York Times publicó un artículo titulado “Un mar de cambio en el tratamiento de los infartos” sobre la disminución de un 38% en la tasa de mortalidad por infartos en la población estadounidense. Sorpresivamente, este logro fue alcanzado tanto en los hospitales privados como en los centros hospitalarios más pobres y sin nuevos descubrimientos médicos, nuevas tecnologías o incentivos de pago y tuvo poca difusión pública. La clave fue una serie de cambios en procedimientos que redujeron el tiempo que tomaba destapar la arteria bloqueada y hacer que la sangre circulara nuevamente.

Mientras leía el artículo, me pregunté: ¿qué podríamos aprender nosotros, como profesionales de la educación de esta historia? ¿Qué pasaría si tratáramos a los estudiantes con la misma urgencia con la que este sistema de salud trató a pacientes con corazones en riesgo? A continuación, describo cinco lecciones para mejorar el sistema educativo sacadas de un lugar tan inesperado como una sala de emergencias. 

 Lección 1: Aprender de aquellos con mejor desempeño

Desde el principio, los cardiólogos coincidían en que el tiempo de demora entre el infarto y las intervenciones médicas tenían un efecto considerable en la tasa de supervivencia de los pacientes. Sin embargo, las verdaderas razones de esta demora fueron realmente entendidas cuando se creó una base de datos nacional con información relevante, la cual permitió identificar a los hospitales con mejor rendimiento.

Varios sistemas educativos en América Latina han hecho esfuerzos para recolectar información que evalúe el desempeño escolar. Sin embargo, se hace énfasis en los resultados promedio y no en identificar aquellos con mejor rendimiento. En algunos países los sistemas educativos sí pueden reconocer cuáles son las mejores escuelas, pero se hace un esfuerzo limitado para identificar sus buenas prácticas, desperdiciando así una oportunidad para crear conocimiento que mejoraría la calidad de nuestros sistemas.

Lección 2: Maximizar el uso de la información disponible

Los hospitales del artículo obtenían información valiosa acerca de los pacientes, pero no aprovechaban adecuadamente. Si bien estaba disponible, los datos no eran compartidos con quienes la podían utilizar efectivamente. Los mejores hospitales revolucionaron el flujo de información entre los usuarios, las salas de emergencia y los doctores.

En el sector educativo alrededor del mundo se producen grandes volúmenes de información, (resultados educativos por estudiante, datos de matriculación por zona geográfica y edad, etc). Sin embargo, existen brechas significativas entre la data recolectada y su uso efectivo. Por ejemplo, en Honduras, la evaluación nacional se lleva a cabo en noviembre pero los resultados llegan a las escuelas en abril, cuando ya es muy tarde para desarrollar estrategias remediales para los alumnos que lo requieren, o para hacer ajustes en la distribución docente.

Lección 3: Crear procesos de toma de decisiones más eficientes

Un cambio decisivo que permitió a los hospitales reducir sus tiempos de respuesta fue la reorganización de los procesos de tomas de decisiones en la sala de emergencias. Los protocolos anteriores requerían que los especialistas aprobaran cada procedimiento, incluso si esto significaba que debían ser contactados en la madrugada. La mayoría de los procedimientos eran aprobados, pero aun así se perdía mucho tiempo.

Los cambios en estos procesos de decisión son, de cierta manera, similares a la tendencia de descentralización que se observa en varios sistemas educativos. Actualmente, muchas decisiones requieren múltiples niveles de aprobación, lo que añade tiempo pero poco valor agregado. Por ejemplo, el proceso administrativo que una escuela debe dedicar para adquirir una simple escoba sobrepasa exponencialmente el costo directo de la escoba. Además, la mayoría de las escuelas tiende a resolver los problemas que enfrentan de forma de independiente antes de que el papeleo sea procesado.

Lección 4: Discutir abiertamente los resultados a fin de asegurar la calidad

Los cambios en el tratamiento de los infartos estaban basados, en su mayoría, en sentido común e involucraban costos muy bajos, pero aun así su implementación fue polémica. Algunos estudios concluían, después de examinar la misma evidencia, que las tasas de mortalidad no se habían reducido debido a las mejoras en los tiempos de espera. Esto llevó a que la evidencia fuese revisada nuevamente y el consenso inicial prevaleció al final.

De manera similar, las políticas educativas no están exentas de debate. En muchos casos, evaluaciones muestran resultados diferentes para intervenciones similares, lo que dificulta llegar a una sola conclusión. Sin embargo, al revisar la evidencia, se logra alcanzar consensos. Por ejemplo, las evaluaciones de programas de implementación de tecnologías de la información y la comunicación (TICs) en el salón de clases han producido resultados variados. Ahora, el consenso es que las intervenciones relacionadas con TICs requieren un importante componente decapacitación docente.

Lección 5: Entender el carácter de urgencia

Las enfermedades del corazón son la primera causa de muerte en los Estados Unidos, por lo que la urgencia de incrementar las tasas de supervivencia es evidente. La necesidad de reformas inmediatas en la educación es tal vez menos obvia.

Actualmente, hay evidencia sólida que indica que existen ventanas de oportunidades en ciertas edades en las que el aprendizaje debe ser maximizado para no perder el potencial de los niños. Adicionalmente, cada vez que un estudiante no está vinculado a las actividades de aprendizaje en su salón, se pierde una oportunidad y se hacen más profundas las brechas de aprendizaje en relación a otros estudiantes. Esto podría poner al niño o niña en una situación que lo conlleve a la deserción escolar.

¿Podemos entonces cambiar la conversación para hacer de la educación un asunto de urgencia, incluso cuando su impacto directo no sea tan inmediato como el de salvar la vida de un paciente? Creo que sí podemos. Así como ahora se salva un 38% más de vidas, pongámonos nuestra propia meta: mejorar los resultados estudiantiles en un 38% y mucho más.

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MIRADAS A LA EDUCACIÓN DESDE EL PENSAR DE FRANCO FERRAROTTI, EDGAR MORIN Y HUGO ZEMELMAN. Un simple ejercicio

filosofia

Julio C Valdez/ Venezuela

La razón educativa se fundamenta en la racionalidad occidental dominante. Por ende, la profunda metamorfosis que sufre esta racionalidad, necesariamente ha de impactar las bases mismas del pensamiento y la acción educativa.

A continuación intentaremos exponer tres miradas críticas sobre esa racionalidad dominante y tres programas [1] que proponen alternativas de superación ante las limitaciones de esa razón. Seguidamente, nos esforzaremos en un ejercicio donde, a partir de las miradas de tres autores significativos de las ciencias, derivaremos líneas de acción para el mundo educacional.

Los autores en cuestión son Franco Ferrarotti, quien nos ha aportado interesantes reflexiones sobre las ciencias (especialmente las sociales) y una propuesta metodológica, como es el Método Biográfico; Edgar Morin, ampliamente conocido por sus miradas integradoras y sintéticas de la ciencia y la vida en general; y Hugo Zemelman, profundo pensador latinoamericano y generador de nuevos horizontes del pensamiento.

PROGRAMA DE FRANCO FERRAROTTI:

Ferrarotti toma como punto de partida y de llegada lo vivido, la existencia cotidiana. Lo cotidiano representa el tiempo de vida de los individuos en su dimensión existencial, diferenciándolo con respecto al tiempo histórico y al tiempo institucional. Desde ese espacio vivencial, los problemas y las inquietudes se multiplican. La ciencia, harto delimitada y convertida en mero procedimiento, ha cortado los vínculos con lo cotidiano, por lo que no puede dar respuestas ante los vitales requerimientos humanos. Las grandes explicaciones estructurales con la ayuda de categorías muy generales no satisfacen a sus destinatarios (Ferrarotti, 1983). Sin embargo, la razón científica no agota en sí las posibilidades de la razón. La existencia en cambio le abre infinitas posibilidades.

Existen múltiples formas de conocer y de percibir la realidad. Para Ferrarotti (1994), es necesario validar el saber rutinario, la superstición, como conocimientos que brindan seguridad psicológica y técnicas de supervivencia. Después de todo, el individuo no es un epifenómeno de lo social, sino un polo activo: lejos de reflejar lo social, se lo apropia, lo mediatiza, lo filtra y lo retraduce, proyectándolo en la dimensión de su propia subjetividad (Córdova, 1995).

Se hace perentorio, pues, explorar de nuevo con la mayor profundidad posible las relaciones entre la razón, racionalidad científica y subjetividad (Ferrarotti, ib.). La nueva subjetividad derroca la anterior; el aceptar el problema como problema -sin el afán por darle una pronta solución que a la larga puede resultar poco pertinente-, viviéndolo en todas sus consecuencias.

Sólo la consciencia de la crisis puede romper la cadena de la repetición de lo idéntico, abriéndose a nuevas posibilidades futuras. Ello permite abrir una actitud de espera, que puede convertirse en una técnica de escucha, lo que a fín de cuentas constituye una actitud religiosa y podría convertirse también en un procedimiento científico. Así, los humanos podrán reconocerse entre sí en toda su complejidad y diversidad.

Lo que finalmente se busca es una vida más vivible, más rica, más abierta (Ferrarotti, ib.). Esto pasa por llevar la racionalidad más allá de sí.

El discurso racional debe abrirse a lo diferente a él: lo irracional, lo antirracional y lo metarracional. El mundo ha de concebirse de una manera pluridimensional, multiforme y polisémica. Lo racional, según Ferrarotti (ib.) debe estar orientado a la relación existente en el discurso intersubjetivo y comunicación, que nos devuelve a la comunidad y a un conjunto de significados compartidos.

El escenario adecuado para la búsqueda de Ferrarotti, más que un simple desarrollo científico, depende de la «capacidad de evolución crítica global, es decir, de una cultura completa, humanística y científica, en la cual la ciencia descubra y reecuentre su función respecto al sentido del hombre, sin pretender agotarlo» (Ferrarotti, ib. P.295).

PROGRAMA DE EDGAR MORIN:

Su búsqueda parte de un suelo que se hunde, de la pérdida del fundamento del conocimiento científico y de la ausencia de otro fundamento (Morin, 1993). Busca la transformación del conocimiento, un conocimiento complejo que se nutra de la incertidumbre, que evite cortar los nudos gordianos entre objeto y sujeto, naturaleza y cultura, ciencia y filosofía, vida y pensamiento (ib.).

Es un viaje en busca de un tipo de pensamiento que respete la multidimensionalidad, la riqueza, el misterio de lo real y que tenga como cierto que las determinaciones cerebral, cultural, social, histórica que experimenta todo pensamiento codeterminan el objeto de conocimiento (ib.)

El universo es ontológicamente multidimensional; todo está relacionado con el todo y recíprocamente; en él existe una dialógica permanente entre orden y desorden, un enmarañamiento de acciones, de interacciones, de retroacciones (Morin, 1994). Ante ello, cualquier pensamiento reduccionista, mutilante, atomizado o parcelario es inútil. Se necesita un metapunto de vista, un pensamiento complejo, que sea a la vez físico, biológico, cerebral, mental, psicológico, cultural, social y espiritual.

Un pensamiento caracterizado por la diversidad, que pueda representarse a través de la idea de una red compleja, abierta, sin centro privilegiado, fundamentos últimos ni estructura jerárquica, en construcción y deconstrucción permanente, con una dinámica de recursividad rotatoria (Morin, ib.).

El sujeto viviente, imbuido de la historialidad de la consciencia, ha de reintegrarse al conocimiento con toda la complejidad que ello implica. Ese sujeto que conoce el objeto de su conocimiento que es él mismo, sin dejar de ser sujeto y de considerar subjetivamente el carácter subjetivo del conocimiento. (Morin, 1994). No hay objeto más que en relación a un sujeto; y no hay sujeto sino con relación a un ambiente objetivo que lo constituye en su propio ser interno, que le permite existir, reconocerse, definirse, pensarse (Córdova, 1995).

En consecuencia, todo conocimiento necesita hoy reflexionarse, reconocerse, situarse, problematizarse. De aquí que la aventura del conocimiento del conocimiento sea una tarea histórica para todos y cada uno de los seres humanos (Morin, 1994).

El plan gnoseológico de Morin pasa por el co-constructivismo. Los seres humanos construyen la percepción del mundo con gran ayuda de su parte. No es posible separar el mundo que se conoce de las estructuras del conocimiento humano. El observador debe observarse observando. Se hace necesario el diálogo, no sólo entre seres humanos, sino entre disciplinas; entre racionalidad y magia; entre ciencia y filosofía.

PROGRAMA DE HUGO ZEMELMAN

Zemelman intenta retomar la tradición racionalista, enriqueciendo las formas de pensar. Esto pasa por razonar en toda la escala en que lo real se muestra: lo inmediato y mediato, lo dado y lo no dado, lo determinado y lo indeterminado, lo producido y la potencialidad (Zemelman, 1992). Lo anterior se traduce en riqueza de la relación gnoseológica, en el sentido de la apertura de espacios de creatividad.

No se trata sólo de transformar la realidad en objeto de explicación, sino en objeto de la experiencia. La dimensión de la conciencia histórica ha de incorporarse a la problemática del conocimiento, puesto que ella impone posibilidades de sentido (ib.). El conocimiento está unido a la acción, por lo que se extiende la capacidad del hombre de reactuar sobre sus circunstancias. Mientras el conocimiento es de opciones de construcción, la práctica sirve para impulsar una construcción en la dirección desarrollada por el conocimiento. Ontológicamente, la realidad histórica es un campo de enorme vastedad, siempre más rico que cualquier teoría (Zemelman, 1989).

El problema, a fin de cuentas, es desarrollar las potencialidades de la consciencia histórica como consciencia del dándose, más allá de cualquier reduccionismo (Zemelman, 1989).
Cuando se transforma la realidad en contenido de una construcción por un sujeto, ello obliga a la ampliación de la experiencia y subjetividad de ese sujeto (ib.). La realidad cumple, pues, una función epistemológica. La reconstruccción del problema rompe con su tendencia a identificarlos con objetos teorizados, transformándolos en un campo de problemas posibles de ser teorizados (Zemelman, 1989).

El pensar obliga a ir más allá de lo establecido. Es necesario ver cada fenómeno con base a la idea de totalidad; es necesario abrirse a la inclusividad de los procesos inacabados. El razonamiento dialéctico pretende una reconstrucción que sintetiza lo dado y lo virtual.

IMPLICACIONES PARA LA EDUCACION

A continuación se intentará recorrer un camino de cierto riesgo. Tomaremos como punto de partida los fundamentos de los tres programas antes descritos, por tratarse de propuestas de superación de la agónica racionalidad del mundo occidental; desde allí, se derivarán posibles implicaciones que tienen como norte rebasar la actual razón educativa

FERRAROTTI:

Las organizaciones educativas, desde los planteamientos de Ferrarotti, habrían de tener tres formas de apertura:

1. Apertura al ser humano concreto y a su vida cotidiana. El propósito fundamental de la educación debería ser el desarrollo de una consciencia abierta, francamente problematizadora, por parte de seres humanos concretos, históricamente condicionados.

En realidad, más que plantearse problemas, se trata de vivir con el problema. Esta capacidad de problematización permanente, lejos de las formalidades academicistas, ha de tener como punto de partida y de llegada la vida cotidiana de los individuos, en su totalidad y diversidad. Esa vida es una apertura ilimitada del ser en un mundo pluridimensional, multiforme y polisémico.

2. Apertura epistemológica: si la educación ha de abrirse a una vida cada vez más vivible, amplia y diversa, también es necesario abrir las dimensiones del pensamiento, más allá de lo que hasta ahora se ha considerado como racional; ha de incluirse también lo irracional y lo antirracional; el orden y el desorden; lo paradójico, novedoso y lo desconocido.
El pensamiento ha de partir y circular en espacios institucionales, extra y anti-institucionales. Así, se hace necesario revalorizar el saber rutinario y la superstición, como medios de adquirir seguridad psicológica al manejar datos cognitivos como técnicas de supervivencia.

3. Apertura a lo social-comunitario. Lejos de propiciar un acercamiento progresivo de la educación a una sociedad caracterizada por la economía global, Ferrarotti seguramente abogaría por un distanciamiento crítico de ella. Su énfasis está en la vida plena, la que se logra en el seno de una existencia comunitaria que nos devuelva a un conunto de significados compartidos.

Por otra parte, el desarrollo de una actitud de espera, de expectativa permanente, en los individuos, crea un suelo propicio para el florecimiento de la religiosidad, de lo sagrado, espacio privilegiado para la búsqueda del sentido de la vida desde una óptica meta-utilitaria.

Otra vertiente la constituye la exploración en la subjetividad humana, donde cada sujeto se reapropia de lo social, lo transforma y lo retorna al colectivo.

En fín, de lo que se trata es de la búsqueda del desarrollo de una cultura completa, humanística y científica, donde cada ser humano tenga derecho de construir su vida, con plenitud y diversidad de opciones.
Lo vivido, desde esta óptica, ha de ser la categoría fundante de los procesos educativos. Ello requeriría, sin duda, el desmontaje del aparato escolar tal como hoy funciona y su sustitución por estructuras flexibles, hechas a la medida humana. Implicaría la formación de docentes que, al reflexionar permanentemente sobre sí, sobre sus vidas, podrán inducir a los estudiantes a que procedan de forma análoga. Los procesos de socialización tendrán como centro vital, también, la evolución de los procesos vitales de las personas, en el marco de una existencia comunitaria donde prive el compartir, el interactuar en igualdad de condiciones.

Esto implica la diversidad de estrategias pedagógicas, la generación de ambientes propicios para la expresión creativa de sí mismos, la resolución de problemas cotidianos y el intercambio permanente. La formación de los seres humanos, desde la problematización de la vida cotidiana, garantizará su desarrollo pleno, el ejercicio de su vitalidad en un ambiente de plena diversidad, de múltiples significaciones.

La sociedad, en este marco, es entendida, no como la evolución de formas aparentemente objetivas hacia una sociedad prototípica (como lo sostiene la racionalidad occidental) sino como un espacio que día a día va siendo construido colectivamente, donde cada individuo desde su propio desenvolvimiento vital realiza sus aportes al conjunto total. De aquí que las formas educativas, más que preparar para «la sociedad del futuro», fatal, unívoca, han de ocuparse de preservar la diversidad y una apertura de posibilidades ilimitadas.

MORIN:

Desde los planteamientos de Morin, es posible aproximarse a la educación en tres sentidos diferentes: político, epistemológico y humano.

En la óptica de lo político, la educación, como cualquier otra institución, ha de asumir una visión planetaria, sin apartarse de lo específico. Podría decirse que ha de actuar con ideas generales y acciones particulares. No ha de orientarse hacia un futuro predeterminado, manifestado en un estadio social hacia el cual es necesario dirigir sinérgicamente lo esfuerzos, sino abrirse en una pluralidad de opciones en la mayor diversidad de direcciones posibles.

En este sentido, tiene que ser un espacio caracterizado por la complejidad, la incertidumbre, la apertura permanente y la interdeterminación con respecto a otros espacios sociales existentes. Por ubicarse la máxima eficacia de las acciones durante su inicio, es imprescindible abordar con la mayor brevedad posible una serie de
reformas sistemáticas, que al orientarse a lo complejo y a lo incierto rompan con el sistema actual centralista, homogeneizador, en dirección a la diversidad y la creación permanente de nuevas condiciones. Para ello, se hace imprescindible que el sistema abierto de la educación se someta constantemente a un proceso de autocrítica, de duda ante la afirmación y del desafío ante la incertidumbre.

En lo epistemológico, un sistema educativo visualizado por Morin ha de estar caracterizado por el diálogo permanente, por la co-construcción colectiva de saberes. Estudiantes y el profesorado, el personal obrero y el administrativo, de modo conjunto, empezarán poniendo en duda lo hasta ahora conocido, así como los modos y los procesos a través de los cuales se arribó al conocimiento. Han de situarse ante la realidad, de la cual ellos mismos son parte, y mirarla en toda su complejidad y multidimensionalidad, mirarse ellos mismos mirando esa realidad. Construirla con gran ayuda de su parte, no sólo atendiendo los criterios racionalistas tradicionales, sino abriéndose a otros aspectos hasta ahora excluidos de la educación y de la ciencia: la magia, la locura, la ubris, la dialéctica orden-desorden. Descentrándose de sí, del medio limitante, de los propios condicionamientos de la consciencia, las personas dialogantes intentarán arribar a metapuntos de vista, miradores en lo alto para contemplar lo que ocurre en el mundo.

Para ello, pueden estudiar e incorporar al conocimiento lo diferente: otras culturas, el conocimiento ancestral, los futuros posibles. Ello impulsaría cotidianamente la construcción de redes de conocimientos, donde no existan jerarquías preestablecidas, ni marcos de referencia privilegiados. Y, de ser posible lograr esto, inmediatamente hay que ponerlo todo en duda y seguir adelante.

La educación, desde la óptica de Morin, debe partir de una concepción de ser humano diferente a la que sustenta el sistema educativo actual. Ha de considerar necesariamente al ser humano como un ser multidimensional: biológico, psíquico, social, cultural, espiritual, cuyo desenvolvimiento vital no se agota en los criterios la racionalidad clásica, sino que los rebasan. Lo simbólico, lo mitológico y lo mágico han de ser incorporados a los procesos educativos, en la línea de ampliar al máximo los caminos del pensamiento y de la lógica.

ZEMELMAN:

La educación, desde la perspectiva de Zemelman, está llamada a la búsqueda del enriquecimiento de las formas de pensar, de la ampliación de los horizontes de la razón. Ello pasa por la problematización y la superación del conocimiento dado. Es necesario incorporar en la experiencia educativa diaria categorías tales como: lo inmediato-mediato, lo dado y lo no dado; lo determinado y lo indeterminado; lo producido y la potencialidad. Este enriquecimiento del pensar ha de ser absolutamente significativo para los sujetos humanos, de lo contrario sería vacío, inútil. Por ello, es imprescindible incluir en el ejercicio del pensamiento la consciencia histórica, pues la realidad histórica es siempre más amplia y de mayor riqueza que cualquier teoría.

Las instituciones educativas han de abrir espacios para la diferencialidad, en el sentido de propiciar el desarrollo de diversos modos de construir lo real. En ello puede ser propicia la generación de espacios de creatividad, de condiciones para el desarrollo libre del pensamiento. En todo momento hay que considerar el papel protagónico de los seres humanos en el desarrollo del pensamiento y en la realización de acciones, polos que se imbrican en un proceso único. Los colectivos involucrados en los mundos educacionales han de proyectarse a la vida social para potenciar la realidad objetiva con la práctica, transformando la realidad en contenido de una construcción, cosa que viene a ampliar la experiencia y subjetividad del sujeto.

La escuela ha de proveer ambientes altamente sistematizados para el pensar y el actuar, en la línea de propiciar la inclusividad, la dialéctica de articular cada fenómeno con la idea de totalidad, de la síntesis de lo dado y lo virtual.

REFERENCIAS DOCUMENTALES

Barros, N (1993) Una Respuesta al Desafío del Postmodernismo: Implicaciones en la Investigación Científico-social y Educativa. (Mimeo). Caracas: Autor.
Beltran, M (1991) La Realidad Social. Madrid: Tecnos.
Bohm, D; Pribam, K.; Capra, F. (1991) El Paradigma Holográfico. Barcelona: Kairós.
Castells, M (1994). «Flujos, redes e identidades: Una Teoría Crítica de la Sociedad Informacional». En: CREA: Nuevas Perspectivas Críticas en Educación. Barcelona: Paidós.
Capra, F (1987) El Tao de la Física. Madrid: L. Cárcamo Editor.
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[1] Empleamos aquí la palabra «programa» en el sentido de un conjunto de conocimientos con un centro vital firme, sobre el cual giran planteamientos e hipótesis auxiliares, pero sin el sentido altamente racionalista que sustenta I. Lakatos.

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Hasta conquistar el derecho a la educación en Chile

CAMILA ROJAS
Presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

Desde hace 10 años las y los estudiantes de todo Chile nos movilizamos para denunciar un modelo en crisis: la libertad de enseñanza por sobre el derecho a la educación fue condición suficiente para que los mercaderes de la educación crearán con impunidad colegios y universidades de escasa calidad y nulo compromiso con el país; al mismo tiempo que la educación pública fue abandonada y precarizada sin clemencia.

Por años este sistema educativo funcionó sin oposición, y a vista y paciencia de todos. Nuestra educación se vendió al mejor postor. Pero el modelo hizo agua y lo denunciamos ante todo Chile siendo “pingüinos” en 2006, y reafirmamos siendo universitarios con la crisis educativa del 2011.

Hoy, a diez años, el conflicto educacional sigue abierto y el entendimiento de la educación como derecho social es una deuda pendiente. Por el contrario, los camuflajes han abundado: tal como lo fue la LGE en 2008, hoy lo es la gratuidad que el Gobierno anunció con bombos y platillos, medida que no hace más que inyectar recursos a un saco roto, siendo la mejor beca posible pero lejana a un cambio estructural; y más aún, al entendimiento de la educación como derecho social garantizado, donde el tamaño de nuestra billetera no sea lo que determine nuestro futuro.

Con convicción el Gobierno nos dice que faltan recursos. Pero nuestra crítica no apunta a la posible gradualidad en la implementación de la reforma, sino a que su lógica no altera los criterios de mercado que actualmente la rigen. Así, el problema de fondo sigue siendo el mismo que explica los estallidos del 2006 y el 2011: la escasa o nula voluntad política por realizar cambios profundos que nos permitan volver a hablar de la educación como un bien público, democrático y al servicio de las grandes mayorías. Con convicción les decimos que tenemos propuestas y que queremos cambiar la educación. Con convicción le transmitimos a este gobierno que queremos una reforma que transforme el sistema educativo desde su raíz.

Cabe recordar que en estos años no hemos estado solos: con nosotros están los sueños de miles de familias que ven en la educación la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida. A nuestro lado se ubican los docentes agobiados por extensas jornadas laborales, bajos sueldos y escaso reconocimiento social. A nuestra par están los trabajadores de la educación luchando por dignidad. Nuestra lucha no se reduce al corporativismo, nuestra lucha busca sentar el precedente para pensar un horizonte de país distinto, por eso no hemos estado, ni estaremos solos.

Somos nosotros los endeudados, a quienes a diez años del CAE se nos embargan nuestros bienes. Somos los maleducados, fruto de este sistema que nos prometió educación para la movilidad y nos entregó un 67% de egresados subempleados. Somos los alegres y rebeldes dispuestos a movilizarnos cuantas veces sea necesario. Aquí estamos y aquí seguiremos, hasta reconstruir la educación pública y conquistar una educación digna para todas y todos.

Fuente del articulo:  http://www.publimetro.cl/nota/columnistas-publimetro/columna-de-camila-rojas-hasta-conquistar-el-derecho-a-la-educacion/xIQpdu!erkIOyfoxKbqg/

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Por un San Jorge más social

Aragondigital/Tribuna Digital/23 de abril de 2016/Por: Enrique Guillén Pardos

Hace unos días una persona a la que admiro y respeto desde hace años me preguntaba como un cariñoso reproche por qué no escribía desde hace tiempo ningún artículo. Repitió la pregunta con la misma insistencia con que detallaba cómo miraba muchos días este diario para ver si aparecía mi opinión o apelaba a mi obligación moral de tomar posición sobre lo que está pasando. Le prometí que haría pronto lo que me pedía y con estas líneas empiezo a cumplir gustosamente con él.

Precisamente por eso, me siento obligado a llamar la atención sobre el carácter nada social que tiene este año el programa con el que las instituciones aragonesas celebran el Día de la Comunidad. Sé que él estaría bastante de acuerdo con esta valoración, porque he visto siempre su compromiso con los débiles y su honesta búsqueda de la verdad. Eso le llevó en su día a formar parte de los sacerdotes que apoyaron al cura de Fabara frente al entonces arzobispo Pedro Cantero o a trabajar en la mina de mi pueblo cuando, para los poderosos, el lugar de un sacerdote era la iglesia.

Apropiándome de su mirada –le pido disculpas, aunque no dudo de que me entenderá–, he de reconocer mi sorpresa por algunas paradójicas coincidencias de este San Jorge 2016. Mientras el Gobierno y las Cortes de Aragón repiten el protocolo anual para la celebración institucional de el Día de Aragón –incluido el acto fiesta de La Aljafería–, los periódicos de estos días vomitan noticias sobre los problemas económicos de la educación o la sanidad pública aragonesa y de quienes prestan los distintos servicios sociales.

Los directores de los institutos públicos se han quejado de no recibir el dinero que debió llegar el año pasado, la Plataforma Salud Universal ha denunciado que seis mil aragoneses no tienen aún acceso a la sanidad pública y los disminuidos psíquicos representados en Adislaf se han encerrado de forma indefinida para que el Gobierno de Aragón les pague los 735.000 euros que les adeuda también desde 2015. Mientras, el presidente de la Comunidad, Javier Lambán, dedica su discurso institucional a hablar de un aragonesismo que aproveche todas las potencialidades de los aragoneses.

Para quien piense que uso interesadamente los hechos o los datos, todo lo escrito en el párrafo anterior procede de titulares periodísticos. Y si alguien aduce que precisamente por eso presenta la realidad de forma instrumentalizada, debe tener en cuenta que esas noticias son las que han oído y leído estos días los aragoneses. En otras palabras, mi sorpresa y decepción, mi posición crítica, quizá sea parecida a la que muchos de ellos han podido tomar o sentir.  Desde luego, no parece esta la mejor forma de celebrar San Jorge –las instituciones por un lado, la realidad social más acuciante por otro– ni tampoco el camino adecuado para que los aragoneses se identifiquen con quienes los gobiernan y lo que representan, la autonomía.

Sé que los datos anteriores son escasos y parciales para generalizar a partir de ellos. Sin embargo, parece bastante evidente que las carencias presupuestarias del Gobierno de Aragón las está pagando, sobre todo, la parte del estado social que gestiona la Comunidad Autónoma. Basta recordar las dificultades con las que se viene prestando todo lo relativo a la dependencia, pese a que bastantes de esos casos podían ser incluidos en lo que Podemos suele llamar emergencia social.

Repartir la pobreza siempre resulta más que complicado. Con todo, dudo que quejarse del sistema de financiación autonómica o de la escasa aportación del Gobierno de Rajoy a la prestación por dependencia –comparto ese punto de vista– sean razones suficientes para justificar que partidos de izquierda –los que gobiernan y los que le dan apoyo parlamentario en las Cortes de Aragón– apenas estén resolviendo las injusticias y carencias provocadas por los recortes del PP.

Si esos partidos preguntaran a los aragoneses sobre qué ha cambiado en Aragón en políticas sociales desde las pasadas elecciones autonómicas, dudo que obtuvieran respuestas gratificantes. Principalmente, porque la mayoría de los problemas sociales siguen ahí tan graves y amenazantes como entonces. O más. Y porque igual que ven continuidad en la forma de celebrar el Día de Aragón, también tienen la sensación de que en el Edificio Pignatelli han cambiado mucho más las personas que las políticas.

Las instituciones necesitan ser útiles a sus ciudadanos o corren un alto riesgo de perder su respaldo. La autonomía no se libra de esa exigencia. Ahora mismo, la desafección ciudadana convierte en un sueño apoyos sociales a la demanda de más autonomía o contra el trasvase como los que se han vivido en el pasado. Eso, sin duda, avisa de la debilidad actual de las instituciones aragonesas y de la propia autonomía como proyecto colectivo compartido.  Por todo esto, hacía falta una celebración menos oficial, más social, del Día de Aragón.

Fuente. http://www.aragondigital.es/noticia.asp?notid=144035&secid=21

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