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La agonía del sistema educativo

 Cristián Parodi*

La muerte sobrevuela a los adolescentes. Suena fuerte pero es cierto: casi todos los acontecimientos trágicos que suceden en nuestro país tienen como principales protagonistas a los jóvenes. Consumo de drogas, accidentes de tránsito, consumo de alcohol, violencia. Son hechos recurrentes de los que solamente nos enteramos cuando adquieren magnitud, como el drama de la fiesta electrónica de Costa Salguero. Mientras tanto, con o sin fiestas, miles de jóvenes transitan diariamente por una compacta maleza que les impide concretar un futuro mejor, que los inhabilita a desplegar su potencial. Una maleza, le agrego, llena de pozos ciegos que funcionan como trampas para los que aún intentan cruzarla. Allí no hay señales de peligro ni caminos seguros que los guíen. Tal vez encuentren un letrero que con un falso deseo de “Buena Suerte” los impulse a atravesarla.

La muerte sobrevuela a los adolescentes y como sociedad alzamos nuestras voces para exigir que se haga algo para evitarlo. Iniciamos acalorados debates, desde despenalizar el consumo de drogas hasta aumentar los controles sobre la conducta de los jóvenes. Mientras tanto no nos damos cuenta que estamos parados en la misma maleza que nos impide ver la verdadera razón del drama juvenil: la educación, o mejor dicho el colapso del sistema educativo.

Medio millón de adolescentes abandonan la escuela secundaria cada año. La población de jóvenes con edades entre los 14 y 17 años – es decir los que asisten al secundario – es de 2.500.000. En otras palabras, el 20% de esa población deja sus estudios cada año.  Si el secundario fuese esa maleza, veríamos que de 100 jóvenes que deciden desafiarla sólo 50 lograrán atravesarla. Si la maleza estuviera en la provincia de Buenos Aires, sólo 40 llegarían al final. ¿Qué le pasa a un sistema educativo que deja en el camino a la gran mayoría?

La dinámica de los acontecimientos sociales – especialmente todo lo relacionado al mundo juvenil – supera ampliamente la capacidad de respuesta de ese sistema. Envuelto en una burocracia lastimosa, por que lastima ni mas ni menos a quienes tiene que ayudar, trata de sobrevivir en un precario refugio que supo construir antes que la maleza lo tape. Es el “sistema educativo” el que está colapsado y no las personas que trabajan allí, que también necesitan nuevas fuentes de motivación para desplegar sus inteligencias en la construcción de caminos para el desarrollo de los adolescentes. Por allí pasa la solución sustentable a la problemática de los jóvenes, para que sí puedan concretar sus anhelos. La imposibilidad de lograrlo, las frustraciones y las reacciones que estas provocan (droga, violencia) son una clara señal que el sistema educativo no está cumpliendo con su principal objetivo.

¿Qué hacer?

Primero, entender que este sistema ha colapsado: los datos y las señales que recibimos son elocuentes. Tenemos que cambiarlo. Una aproximación debe partir de la descentralización de la burocracia que lo controla. Debemos ceder el protagonismo a la comunidad para abordar el problema en cada escuela a través de la impronta de la “cultura colaborativa”: grupos de afinidad que trabajan colectivamente en pos de un objetivo común. En nuestro caso: que haya menos repitencia y abandono y más egresados con título.

Una comunidad amplia, plural, representada por las voluntades, inteligencias y recursos que cada uno de sus miembros brindará para la concreción de esa meta colectiva, complementando los esfuerzos de la escuela, de sus docentes y directivos. Formada por ex-alumnos, ex-docentes, padres, vecinos, el club de barrio, ONGs y empresas que se concentrarán en una única misión: que todos los que empiecen primer año egresen con título en tiempo y forma.

Nos corresponde a nosotros tomar la iniciativa y dejar de esperar que las soluciones provengan del sistema. Un país en donde más de la mitad de los adolescentes no termina la escuela secundaria habla de la incapacidad de sus adultos en proveer caminos para el desarrollo de sus jóvenes. Si realmente ellos son – como muchas veces se dice – “el futuro de nuestra nación”, entonces tenemos que involucrarnos para que eso pase.

Propuestas para poner en marcha:

img_1127Leer “Conectando la Escuela con la Empresa”

Leer “Cómo las empresas de tecnología pueden transformar la educación pública”

Leer “Propuesta para Mejorar la Escuela Secundaria”

El verdadero cambio depende de cuánto nos involucremos para que, finalmente, las cosas cambien.

 

 

 

*Impulsor de “Hagamos algo por la Educación”

Fuente del articulo: https://laescuelacolaborativa.com/2016/04/25/la-agonia-del-sistema-educativo/
Fuente de la imagen: http://2.bp.blogspot.com/-haILdCqS3UI/UnO6T-LDuRI/AAAAAAAAFKU/X7d97JrhjaM/s1600/Classroom1.jpg
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Coca Cola: 100 años enfermando a la gente

Por: Carlos Ruperto Fermín

“No es 100 años vieja, sino 100 años joven y 100 años nueva”. Con esas erráticas palabras la transnacional estadounidense Coca Cola, festeja el centenario de su icónica botella de vidrio Contour, que desde el año 1.915 viene lavándole el cerebro a toda la Humanidad, destruyendo la salud de sus inocentes víctimas, contaminando los recursos naturales del Medio Ambiente, y adorando ciegamente a la chispa del dios dinero, que le paga con religiosidad las infernales estrategias de marketing.

Aunque comenzó siendo vendida en las farmacias de Estados Unidos, el tónico cerebral Coca Cola generaba una gran adicción al juntarse con la saliva, con la lengua y con la garganta de sus hipnotizados pacientes, por lo que el espíritu capitalista del farmacéutico Pemberton, convertiría el codiciado jarabe para la tos en el famoso refresco americano, que representa la máxima expresión cultural del gran pueblo estadounidense.

¿Por qué es tan oscuro el líquido de la Coca Cola? Si bien Samuelson intentó disimularlo con la elegancia de una silueta curva en relieve, no pudo limpiar la sucia imagen de la botella americana, que sigue siendo imposible de mirarla fijamente a los ojos, porque desconocemos el grosor de las cicatrices que burbujean en su turbio corazón. Yo me quedo admirando la forma y el fondo de la Coca Cola, solo para preguntarme ¿Cómo es posible que la gente ingiera litros y más litros de la atrofiada pócima mágica? Seguro que Dalí, Warhol, Baker y Rockwell se arrepienten de haber manchado el óleo y la tinta de sus obras de arte, con el simplismo taciturno de la estampida del buey.

Si no entiendes el significado de mis laicas palabras, es porque te encanta beber y eructar con una refrescante Coca Cola en la palma de tu mano, mientras te rascas el trasero lleno de flatulencias y hemorroides con el imperdible control remoto, esperando disfrutar la televisión basura que entretiene desde el cómodo sofá de tu hogar.

Dicen que el Universo es tan infinito como la ilimitada estupidez humana. Agua para que florezcan las plantas del soleado jardín, y Coca Cola para enfermar nuestros envejecidos cuerpos. La gente ya no distingue el bien del mal, el amor del odio y la verdad de la mentira. ¡Qué fácil es lavarle el cerebro a la Sociedad Moderna! Basta con un constante bombardeo publicitario en las calles, con hiperactivos spots en la TV, con pegajosos jingles en la radio y con coloridos banners en la Internet, para que el Tío Sam y su legendario adoctrinamiento de masas Made in USA, logre conseguir todas las metas que se proponga en la vida.

No es casualidad que uno de los slogans de la Coca Cola, para celebrar los 100 años de la botella Contour sea «Contiene recuerdos y otros ingredientes secretos». Precisamente, en sus ingredientes secretos radica el mayor éxito de la Coca Cola, pues transmite oralmente enfermedades degenerativas a todos sus consumidores, gracias a la prematura llegada de la diabetes que te vuelve adicto a la inyección de una trágica insulina, por toda la glucosa que se acumula en la sangre producto de la obesidad de los enfermos, quienes tarde o temprano acabarán postrados en una cama, preguntándose ¿Qué hice yo para merecerme esto?

Hasta la Organización Mundial de la Salud (OMS), que cada año recibe el jugoso financiamiento económico de la empresa Coca Cola, tuvo que reconocer públicamente que la venta indiscriminada de refrescos alrededor del planeta Tierra, es uno de los factores principales que acelera la aparición de la hiperglucemia, de la osteoporosis, de la hipertensión, de la gastritis aguda, de los cálculos renales, de la taquicardia y del deterioro del esmalte dental por la presencia de caries.

Recientemente leía comentarios escritos en las redes sociales por unos fanáticos de la Coca Cola, quienes no reconocían los daños a la salud causados por su ingesta. Ellos criticaban al resto de los foristas, y argumentaban sus opiniones a favor del refresco diciendo lo siguiente: «Váyanse a la mierda hijos de puta. ¡Aguante la Coca Cola!» «No digas boludeces maricón, andá a cagar» «Vergación si hablan paja, son una bola de huevones».

Navegando de incógnito en la Web, me preguntaba en silencio ¿Qué relación existirá entre la gente boca sucia y los consumidores de Coca Cola? Uno sale a la calle y observa que la mayoría de los individuos groseros, vulgares y obstinados que nacen, crecen y se reproducen en la amalgama multicultural de nuestras ciudades, son acérrimos adeptos de las bebidas carbonatadas que ofrece la transnacional estadounidense Coca Cola.

Antes de perder mi fe en la Humanidad, leí otro comentario que decía «Es un tema complejo, porque todos sabemos lo dañina que es la Coca Cola para la salud, pero con hielo y estando bien fría, qué mas da, jajaja». Tras leer su mensaje le pregunté en calidad de invitado «Amigo ¿Por qué no lees lo que acabas de escribir? Él me dijo ¿A qué te refieres? Y yo le dije ¿Cómo es posible que sigas bebiendo Coca Cola, si tú mismo reconoces que es perjudicial para el organismo? Finalmente me respondió «No lo sé, algún día supongo que la voy a dejar, no sé cómo ni cuándo, pero de que la dejo, la dejo», y me colocó un emoticón de carita feliz para terminar con su sincera respuesta.

Esa triste forma de pensar, es un espejo social de la adicción generada por el consumo de los refrescos a escala mundial. Hay mucho conformismo, terquedad y necesidad en dejar que otros decidan nuestro propio estilo de vida, incluyendo los hábitos alimenticios, los tiempos de ocio, los perfiles laborales, los gustos musicales, el estado civil, los prejuicios morales y hasta las preferencias sexuales. Vemos que la presión social de encajar con los ovejas del rebaño, nos deja esclavizados a obedecer la mediática voz de mando, sin pensar en el quiebre de la capacidad analítica y reflexiva que yace con independencia en cada uno de nosotros.

Quisiéramos preguntarle a la bondadosa Sylvia Likens, qué sintió después que la obligaron a meterse en dos ocasiones, una botella de Coca Cola dentro de su vagina. Por infortunio, ella murió y jamás reveló la fórmula secreta del alucinante refresco. Pero nos dejó una gran lección de vida: La Coca Cola es un fiel reflejo del deshumanizado Mundo en el que vivimos, donde el materialismo, la hipocresía, la sed de venganza, el rencor, el orgullo, la soberbia y la envidia, van de la mano con la refrescante chispa de la vida.

Pregúntate y respóndeme con sinceridad ¿Le habrías salvado la vida a Sylvia? Yo creo que le hubieras hecho bullying hasta cansarte, luego le tomarías un selfie mientras se desangra frente a ti, y finalmente subirías la macabra foto a tu muro de Facebook, para obtener con rapidez un millón de nuevos seguidores.

Desde su fundación que data del año 1886, la Coca Cola se transformó en el gran símbolo de la guerra, del racismo y del genocidio impuesto por el régimen norteamericano, representando con gran fidelidad la fútil idiosincrasia de su gente. No sólo porque financió la campaña electoral del genocida George W Bush, quien ya tiene asegurado un puesto V.I.P en el infierno, sino porque la Coca Cola siempre ha estado involucrada en desfalcos, sobornos, actos de corrupción, secuestros, torturas, paramilitarismo y asesinatos que cobraron la vida del sindicalista Pedro Quevedo en Guatemala, cuya sangre llena de impunidad social, sigue resplandeciendo en el hermético vestíbulo del Hotel Mezhdunarodnaya en Rusia.

Con su hashtag #BotellaÚnica, la Coca Cola viene desarrollando una agresiva campaña de marketing para festejar sus 100 años de poca madre. Desde las redes sociales de Twitter y Facebook, hemos visto analogías que comparan la ingesta de la Coca Cola con el cosquilleo que produce dar el primer beso. Se afirma que la felicidad se destapa cuando compartes una Coca Cola. Piden que la efervescencia alcance las estrellas dentro de sus botellas. Nos aseguran que el sonido perfecto «Phsst, fizzzz, clink clink, glug, glug… ahhh» proviene de una Coca Cola. Y hasta un fanático extremo reconoce que sus dos amores en la vida son la videoconsola X-Box 360 y una botella de Coca Cola.

Yo creo que la Coca Cola se convirtió en una religión adorada por los «cocacoleros», porque nos acompaña en los momentos de alegría y nos ayuda en los momentos de tristeza. Es omnipresente, pues se vende en más de 200 países del Mundo. Todos los días la compramos y la honramos como si fuera un mandamiento o un manuscrito bíblico. Ninguna religión es más todopoderosa que la canonizada Coca Cola, ya que rompe con las barreras culturales, lingüísticas y sociales que separan a diario a su feligresía universal.

Tanto así, que Coca Cola inspiró a 200 jóvenes de distintas nacionalidades, para que cantaran desde una colina en Italia «Me gustaría hacer del Mundo un hogar, quiero enseñarles a cantar y enviar un mensaje de paz». Definitivamente ¡Lo lograron! Por eso nos deleitamos al observar que todas y todos le rinden pleitesía al monoteísmo de la Coca Cola, y se gozan al máximo cada bendito sorbo que ilumina la chispa de la vida, simbolizando una luz de esperanza para mantener la paz que habita en el esquizofrénico planeta.

Cabe destacar, que en su nuevo spot titulado «Un Mundo Generoso», podemos ver el altruismo que despierta la Coca Cola en sus solidarios consumidores. Desde un agradable turista en un kiosco, pasando por una enojada monja a quien le remolcaron su accidentado carro con una grúa, y llegando hasta un valiente bombero rescatista, se inhiben de beber el codiciado refresco para entregarle «la felicidad» a otra persona menos favorecida. ¡WOW! Es sorprendente ver el júbilo de la monja al aceptar la Coca Cola, y tenerle más fe a una sagrada botella de vidrio que al rezo de los grandes misterios del rosario.

No hay duda que vivimos inmersos en un despiadado proceso de transculturación, de hipnosis colectiva y de alienación social, que deja a la Pachamama al borde del fatal ecocidio. Pese a la alegría de la monjita, debemos considerar que por culpa de la reluciente botella Contour, el tono rojizo de la Coca Cola se convirtió en un baño de sangre para la Madre Tierra. Tenemos el anecdótico caso del río Matasnillo y de la Bahía de Panamá, donde Coca Cola derramó miles de litros de un colorante químico, que perturbó la hermosísima flora y fauna panameña e impactó el iris de los atónitos pobladores, quienes pensaron ser testigos de la primera de las plagas egipcias.

Sabemos que la prestigiosa confederación Oxfam ubicó a la Coca Cola, en la lista de las 10 transnacionales menos comprometidas en frenar los estragos ambientales, causados por las emisiones de gases de Efecto Invernadero en el planeta Tierra. La colosal quema de combustibles fósiles (petróleo, gas natural, carbón), facilita la retención en la atmósfera del dióxido de carbono, metano y óxido nitroso. Así, se acrecienta el problema del Cambio Climático y de sus drásticas alteraciones meteorológicas, que incluyen sequías, incendios forestales, pérdidas de cosechas y desertificación de los suelos, para que se acelere el implacable Calentamiento Global en los cimientos de la biosfera.

En calles, plazas, aceras, parques y demás espacios públicos de nuestras ciudades, hay un sinfín de latas y botellas de Coca Cola aglomeradas en el suelo, las cuales van destruyendo el equilibrio ecológico de ríos, playas, humedales y campos rurales. Es común visualizar el recorrido citadino de los gigantescos camiones rojos de la Coca Cola, llenos de humo diesel para quemar la santidad del aire a través del tubo de escape, y provocar enfermedades respiratorias en los malogrados pulmones del prójimo. Los camioneros deben mear y entregar con premura el adictivo refresco a los restaurantes, a los kioscos, a las tiendas, a los colegios, a las canchas deportivas, a los bodegones y a los centros comerciales.

Pero nunca se aprecia que los monstruosos camiones o sus diminutos consumidores, se dediquen a recoger, reutilizar y reciclar todos los envases de plástico, vidrio y aluminio que se acumulan en la capa vegetal o en el asfalto. La apatía ecológica de la Coca Cola, es comprobable viendo el etiquetado especial de sus botellas, para evocar los 100 años de la inigualable Contour. Si observamos en detalle la información de la etiqueta, resultará casi imposible hallar el símbolo de respeto ambiental, que invita a desechar el envase en un contenedor de basura.

Recordemos que el plástico y el vidrio son dos de los materiales sintéticos, que generan mayor polución en el entorno biofísico que albergamos, pues la Naturaleza tarda de 100 a 4000 años en lograr la biodegradación total de los tóxicos envases inorgánicos. Por culpa de transnacionales irresponsables como Coca Cola, hay más de 8 millones de toneladas métricas de plástico flotando en los océanos del planeta Tierra, que se están transformando en basureros marinos repletos de tereftalato de polietileno (PET), por la falta de políticas públicas que prioricen el reciclaje y protejan a las especies de fauna acuática.

Es consabido que la Coca Cola junto a sus salvajes aliados comerciales, que abarcan a Monsanto, Nestlé, McDonald´s y Cargill, están involucrados en graves delitos ambientales, que engloban la deforestación progresiva de los bosques nativos y la contaminación de fuentes de agua dulce y salada en la geografía del Mundo, por la expansión de la frontera agrícola y por las frecuentes descargas de residuos industriales que polucionan los hábitats. Así, se priva del vital líquido a los pueblos y a los lugareños que se cruzan con el mercantilizado camino de la ambición corporativa, buscando que las atemporales concesiones, las explotaciones de pozos o las kilométricas hectáreas, tengan espacio de sobra para aniquilar los ecosistemas y la biodiversidad autóctona.

Usted seguramente desconoce que por cada litro de la azucarada Coca Cola, se requieren en promedio 2,5 litros de agua, para comprobar el fracaso de los Objetivos del Milenio emprendidos por la ONU, y reeditar el triunfo del incontrolable empobrecimiento global. Basta con mover la brújula a Chiapas, Kerala, Concón, Fontibón o Nejapa, para beber un poco de los efluentes cancerígenos que se llevan la vida de los agricultores y de los campesinos. No obstante, duele reconocer que esos aguerridos compatriotas en pie de lucha, también se beben los litros de la espumosa Coca Cola mientras protestan por los derechos de sus tierras, ya que la transnacional yanqui sabe confundir, engañar y lavarles el cerebro a las comunidades globales.

Además, la Coca Cola es con insistencia demandada por la explotación laboral, por los despidos masivos y por el incumplimiento de contratos que afectan a sus trabajadores. Ellos no son vistos como Seres Humanos, sino como máquinas borregas dominadas por el sistema opresor de turno. Basta con viajar a la planta embotelladora de Coca Cola en Fuenlabrada (España), y apreciar como el desmantelamiento de sus instalaciones perjudicó a gran parte de la masa obrera, que fue echada a la calle, golpeada y reprimida por la policía española al servicio de la transnacional americana.

Un gran número de asalariados no fueron reenganchados a sus puestos de trabajo, incumpliendo las decisiones judiciales de los organismos competentes en España. Pero cuando se trata de cumplir con la ley, la Coca Cola siempre evita pagar los sueldos, las prestaciones sociales, los seguros médicos y demás beneficios contractuales, porque tiene maletines dolarizados por doquier para comprar los bolsillos de los jueces, de los tribunales y de las salas constitucionales. Incluso, los recortes de personal establecidos sin previo aviso, sumado a las pésimas condiciones de trabajo y a la sobrecarga laboral impuesta por la Coca Cola, han llevado al suicidio forzado a muchísimos de sus empleados, tal como aconteció con los trabajadores de Télécom en Francia o de Foxconn en China.

¡Qué loco se ha vuelto este Mundo! Se encuentra tan oscuro como el pasado, el presente, y el futuro de la hitleriana Coca Cola en el Cuarto Reich. Antes nos exterminaban dentro de las cámaras de gas, con el ácido cianhídrico enlatado en el Zyklon B. Ahora nos asesinan a cielo abierto, con el ácido fosfórico embotellado de la Coca Cola. Ambos son potentes pesticidas que causan la muerte de sus cándidas víctimas. Seguimos estando presos en el holocausto de Auschwitz. El Zyklon B lo siguen vendiendo para exterminar la plaga de insectos y roedores checos. La Coca Cola la siguen vendiendo en casi todo el planeta Tierra, para exterminar insectos, roedores y al Homo Sapiens. Ayer nos decían con entusiasmo Arbeit macht frei. Hoy nos dicen con alevosía zu Tode Trinken.

Creemos que si las personas se atrevieran a triturar una lata con el puño cerrado, o a romper una botella de vidrio con furia en el pavimento, seguro que se les quitarían las ganas de ingerir litros y más litros de la gasolina con hielo. La gente bebe Coca Cola como una ridícula treta psicológica para sacarse las frustraciones, el stress, los corajes y las ansiedades que se amontonan en la vida diaria de ancianos, adultos y niños.

Sin embargo, dicen que la única forma de que la Coca Cola pueda causarle daño a un niño, sería que alguien lanzara una botella por la ventana y le cayera encima. Por eso me entristece ver que jovencitos y hasta bebés recién nacidos, se la pasan chupando Coca-Cola por la completa irresponsabilidad de sus padres, quienes acabaron traumados por tantas botellas de Coca Cola que les lanzaron desde la ventana en la etapa de la infancia.

Es la auténtica verdad. Sus progenitores juegan con la salud de sus hijos, sin pensar en las consecuencias negativas de malograr el hígado, los riñones, el páncreas, la vesícula, los dientes, y los huesos de sus gordísimos retoños lactantes. Lo que empiezan siendo calambres musculares, se convierten en úlceras que terminan en amputaciones, por los kilos de azúcar que la diabética Coca Cola deposita e incinera en el reloj biológico del cuerpo humano.

Hirviéndola en una cazuela a fuego lento o mezclándola con leche descremada, con filetes de carne, con pastillas de mentas, con bichos del jardín o con tornillos oxidados, es impresionante dilucidar al alto poder corrosivo de la Coca Cola, que se transforma en azul petróleo, en huevo podrido, en desinfectante del inodoro, en aceite lubricante, en explosión doméstica y en plaguicida de bajo costo.

Vale aclarar, que la combinación de agua carbonatada con ácido ortofosfórico, cafeína, aspartamo, benzoato de sodio, fenilalanina, metanol, color caramelo, fructosa, acesulfame de potasio, y demás ingredientes adheridos a las gaseosas de Coca Cola (Original, Light, Zero, Stevia), influyen con mayor daño en nuestro organismo que los cigarrillos, los energizantes y las cervezas.

Es tanta la perversión consumista, que Coca Cola le paga a famosos nutricionistas, instructores de gimnasios y expertos del fitness, para que tiren a la basura su ética profesional y afirmen en blogs, en periódicos y en revistas como «American Heart Month», que una lata pequeña de Coca Cola constituye «una buena merienda» para mantener ejercitado el cuerpo. De igual manera, se maquilla el veneno con el uso de saborizantes artificiales (vainilla, limón, naranja, cereza, uva), que envician las papilas gustativas de los adictos cocacoleros, para que rechacen cualquier bebida, zumo o alimento de origen natural.

Seamos sinceros, la composición química de la Coca Cola demuestra claramente que es una droga vendida sin prescripción médica. Usted se está drogando a diario consumiendo una sustancia transgénica invasiva, que desequilibra el bienestar físico y mental del cuerpo humano. Si supieran que la vida es un pequeñísimo instante sideral en retrospectiva, no fueran tan tontos para asfixiar por voluntad propia el pequeñísimo sueño cósmico de la vida, bebiendo la ignorante chispa que honra la muerte.

Piensa que tu abuelo podría haber vivido 10 años más, tu mamá podría haber vivido 5 años más, y tú tienes la vida entera para recapacitar y no continuar haciéndole un irreparable daño al organismo. Yo no lo digo porque escribí un artículo de opinión o porque investigué bastante al respecto. Lo afirmo, porque como la gran mayoría de las personas, yo también compraba los refrescos de la Coca Cola, pero fue por mi propia mala experiencia que dejé de ingerirlos hace más de 10 años.

Recuerdo que cuando estudiaba en la universidad y bebía Coca Cola, me daba con recurrencia acidez estomacal. El centro del pecho se me endurecía muchísimo, hasta pensaba que me daría un infarto por el fuerte dolor torácico. Los ojos se me enrojecían. Sentía que mis dientes se estaban volviendo arcilla, y perdía la paciencia con facilidad. Era obvio que las bebidas carbonatadas me estaban enfermando.

Por eso, decidí cambiar drásticamente mis hábitos alimenticios, bebiendo ocho vasos de agua al día que activan los órganos internos, favorecen la digestión, bajan la presión arterial, aumentan la energía, reducen el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares, hidratan la piel y desintoxican el sistema linfático. A su vez, le dí prioridad a las galletas integrales, a los jugos naturales, a las ensaladas, a los cereales, a las frutas y a la milagrosa práctica del veganismo. Ese cambio radical en mi estilo de vida, me ha transformado en un hombre más positivo ante los retos que trae consigo la vida, mejorando mi estabilidad emocional y mi concentración, para desenvolverme como periodista en mi querida Venezuela.

Dicen que no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista. Pero parece que el flash capitalista en el centenario de Coca Cola, inmortalizará el destino de todos sus ángeles caídos.

Ecoportal.net

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La interdisciplinariedad una necesidad en la era del conocimiento

Roberto Mauro Velásquez Rondón.
Arequipa Perú.
IBERCIENCIA. Comunidad de Educadores para la Cultura Científica.

30 de abril de 2016

La interdisciplinariedad permite que las nuevas generaciones puedan acceder a la modernidad de una manera adecuada, que les permita dejar atrás la formación tradicional que es una señal de fracaso, que sean capaces de generar soluciones acertadas y oportunas, por lo tanto se tiene que tener un nuevo estudiante capaz de desenvolverse adecuadamente en la era del conocimiento.

La educación continua desempeña una función estratégica para el desarrollo sostenible de la sociedad por lo que se necesita dirigir todos sus esfuerzos hacia la formación de las nuevas generaciones capaces de generar soluciones acertadas y oportunas. Ello exige la formación integral del profesional de la educación.

La organización clásica, aquella donde las materias o asignaturas con contenidos aislados que se encuentran agrupados por disciplinas, aún persiste en este Siglo XXI, con ello estamos condenando a nuestros estudiantes a seguir en el pasado, con un futuro muy incierto, donde no tendrá la menor oportunidad de desenvolverse en forma adecuada. Algunos sistemas educativos, como el de mi país, utilizan las áreas o ejes trasversales, que sin tener un profesor específico, están inmersas en todo el currículo para ser desarrolladas por todos y cada uno de los profesores a través de sus diversas áreas curriculares.

No se sabe cuáles serán los puestos laborales que irán surgiendo en el futuro, por lo tanto necesitamos jóvenes preparados para dichos cambios, el trabajo rutinario como lo conocemos ahora desaparecerá; por esta razón los docentes tenemos que olvidarnos de brindar una educación basada en los contenidos porque estos quedarán obsoletos muy rápidamente para aparecer otros acordes con el avance científico y tecnológico de ese momento, lo aprendido por los estudiantes se queda para el pasado, y como ellos dicen “ya fue” ya pasó.

Lo que tenemos que tener en cuenta es cómo hacemos para que ellos se adapten rápidamente a estos continuos cambios, cómo hacemos para que las nuevas profesiones que aparezcan no los saque del mercado laboral, tenemos entonces que brindar una educación de calidad mirando al futuro, aquella donde utilice su imaginación y que luego le permitirá ser creativo e innovador, aquella donde tenga la capacidad de analizar rápidamente situaciones en las que se encuentra, diseñar estrategias, tomar decisiones y resolver problemas, a saber colaborar y comunicarse, que tenga habilidades en las tecnologías de la información, que se adapten a los grandes cambios que van a ocurrir, que tengan una formación más humanista y ambiental, con ética, conciencia de equidad social y juicio crítico, que sean aquellos que logren el cambio social que tanto se espera.

Teniendo en cuenta que en este siglo XXI se busca construir una sociedad de la información, multicultural donde la presencia de las TIC tienen que estar presentes en el proceso educativo, es fundamental la integración de las distintas disciplinas para formar un profesional universal, un ciudadano que tenga un conocimiento integrado en su interpretación del mundo y la sociedad donde se desenvuelva, que tenga una visión amplia y global de la realidad, que pueda ubicarse en el mundo.

No será posible lograr este cambio, acorde con el desarrollo científico social si las instituciones educativas, no están educando interdisciplinariamente, considerando que un alumno debe recibir influencias positivas a través de las actividades docentes y extradocentes de tal manera que la formación de su personalidad le permita una proyección política, ideológica, intelectual, ciudadano universal y respetuoso de su medio ambiente.

Para lograr este propósito se requiere de un trabajo metodológico consciente, siendo una de las vías principales para lograr la optimización del proceso docente educativo. El contenido del trabajo metodológico se orientará en el logro de la integralidad e interdisciplinariedad.

Se puede considerar que la interdisciplinariedad es una estrategia pedagógica que implica la interacción de varias disciplinas, entendida como el diálogo y la colaboración de éstas para lograr la meta de un nuevo conocimiento, permite que los conocimientos de las asignaturas se integren en sistemas conceptuales de categorías, leyes, teorías, se puede abordar problemas desde perspectivas diferentes.

La interdisciplinariedad nos permite la colaboración sistemática, científica, de cada una de las disciplinas en función de enriquecer el saber y la práctica social. Para lograr esta relación los profesionales tienen que pensar y actuar de otro modo, tienen que actuar de una manera menos personalista, de una manera más abierta, más flexible, de tal manera que les permita analizar cada relación interdisciplinaria que se presente.

 Fuente:: La interdisciplinariedad una necesidad en la era del conocimiento

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Desprecio

Enrique Calderón Alzati

Abril 2016

Son varias ya las ocasiones en las que los altos funcionarios de la Secretaría de Educación muestran su arrogancia y su desprecio por la educación pública, al igual que por quienes fuimos preparados en ella, incluyendo a grandes figuras de la vida nacional, de lo cual seguramente no están enterados.

En días pasados, una de las oficinas de tercer nivel de la Subsecretaría de Educación Media Superior, a cargo de Rodolfo Tuirán, envió una carta convocatoria a los rectores de varias universidades estatales o públicas –a las que consideraron las mejores, o seguramente las menos peores– para que éstas enviaran una lista de aquellos profesores e investigadores calificados como los más capaces, con la curricula de cada uno de ellos, para que la Cosdac (Coordinación Sectorial de Actividades Académicas) seleccione a quienes decida contratar como trabajadores a destajo para realizar tareas como facilitadores (ayudantes) de diversos cursos elaborados por los expertos de la Secretaría de Educación, que esa institución pretende impartir en la modalidad en línea a los docentes de las escuelas públicas de educación media superior, luego de enterarse de que sus métodos de preparación en cascada aplicados durante más de dos años no sirvieron para nada, como muchos se los hicimos ver en su momento.

La nueva convocatoria, seguramente ordenada por el titular de Educación, Aurelio Nuño, que daba dos días a los rectores para presentar sus ofertas de colaboración a la SEP, ha generado el enojo de diversas autoridades universitarias y de sus cuerpos académicos, ante la pretensión de utilizar a esas instituciones como meras bolsas de trabajo para que la dependencia pueda contar con mano de obra calificada para preparar a los maestros, ignorando que las universidades tienen la capacidad de generar los cursos de preparación de docentes en las diferentes ramas del conocimiento, ignorando también la existencia de una serie de organizaciones y de especialistas con enormes conocimientos de educación, que bien debieron ser tomados en cuenta para este desarrollo, anunciado inicialmente como un programa de preparación de profesores con 500 cursos sobre temas muy diversos a ser seleccionados por los docentes de acuerdo con sus necesidades, mientras en la convocatoria mencionada se habla sólo de tres cursos, que por lo demás poco tienen que ver con las fallas detectadas por las pruebas Enlace y Planea.

En este caso, como en muchos otros, la soberbia del subsecretario de Educación Media Superior, Rodolfo Tuirán, y su equipo de colaboradores, radica en pensar o creer que al ser designados funcionarios, sus conocimientos, su inteligencia y su visión crecen de manera automática, haciéndoles superiores a los ciudadanos de segunda, es decir, a todos nosotros, sin percatarse de que su incompetencia y los daños que están causando son cada día más evidentes.

La otra parte del problema consiste en su particular manera de pensar, de que una educación pagada o privada necesariamente debe ser mejor que la educación pública, ignorando que ésa es precisamente su responsabilidad, asegurar que la educación pública y cada una de las escuelas que han sido creadas y operadas con los recursos de la nación deben distinguirse por tener los mejores maestros, métodos de enseñanza, ambientes para propiciar la construcción del conocimiento, laboratorios y talleres para asegurar los diferentes aspectos de la educación moderna, así como instalaciones dignas e higiénicas, de manera que los estudiantes puedan terminar su educación básica y media entendiendo el país del que forman parte y también lo que quiere decir la igualdad en deberes y derechos de toda la población de nuestro país.

Actualmente, nada de esto sucede; los altos funcionarios de educación son los primeros en pensar que la educación pública es de mala calidad y que así debe ser, sin entender que en ello admiten su propio fracaso como funcionarios y sin comprender tampoco el gran esfuerzo de muchos maestros que en vez de ser corridos por no aceptar las evaluaciones forzosas e inútiles, deberían ser reconocidos por sus esfuerzos en medio de toda clase de carencias y las historias de éxito de sus estudiantes. Hoy se habla de lograr una educación de calidad como si la educación fuese equivalente a un par de zapatos, a un vestido de marca, o a una caja de cereal, ignorando que también cuenta el conocimiento del México real, el de las familias de los obreros y de las costureras, de los campesinos y los comerciantes, de los ricos y los pobres, una educación que enseñe a tratar a todos con el mismo respeto y cariño, pues eso es lo que sucede en una sociedad sana, democrática y desarrollada, donde ningún estudiante pueda considerar como Pinches proles a los que no tienen un puesto como el de su papi.

Cuando yo era estudiante, los funcionarios del gobierno mandaban a sus hijos a las escuelas públicas, ya que ello les aseguraba que sus hijos tuvieran de compañeros a niños pertenecientes a familias con todos los rangos posibles de ingreso. El resultado era maravilloso porque todos los estudiantes podíamos observar, conocer y entender las diferencias de pensamiento de acuerdo con las ocupaciones de los padres.

La soberbia de los altos funcionarios de la SEP seguramente proviene de que ellos mismos nunca pisaron el suelo de una escuela pública ni se percataron de que en ellas se han formado las mujeres y los hombres más valiosos de nuestro país. Soberbia que también les impide aceptar que en los tres años y medio que llevan de responsables de la educación pública nacional, con la imposición autoritaria de su reforma educativa, lo único que han logrado es el retroceso de los conocimientos y del desempeño escolar de los estudiantes del país a los niveles existentes al final del ciclo 2008-2009; esto, de acuerdo con los resultados de las pruebas Enlace de 2009 a 2014 y de Planea 2015, hecho que hoy quieren ocultar eliminando esas pruebas que se han constituido en la mejor evidencia de su fracaso.

Termino este artículo preguntándome ¿por qué mientras los presupuestos para las medicinas de los hospitales y los programas de educación sufren recortes continuos, los trabajos para la construcción del Aeropuerto de la Ciudad de México continúan sin problemas ni obstáculos?, ¿cuáles son las prioridades del actual gobierno?

Invito a los lectores que aún no han participado en la consulta realizada por La Jornada a emitir su opinión sobre la reforma educativa del actual gobierno. Se puede acceder utilizando la liga consultas.jornada.com.mx

Facebook: Reflexiones en la educación

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/04/16/opinion/015a2pol
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Feminismo y prostitución: Breve genealogía hasta nuestros días

Marina Pibernat Vilas

El debate sobre prostitución no es nuevo dentro del feminismo. Ésta vieja institución socio-económica ha atravesado sin problemas los sucesivos sistemas políticos, culturales y de producción que se han dado a lo largo de la historia.

Limitándonos al contexto europeo, en el s. XVIII feministas e ilustradas – como Mary Wollstonecraft u Olympe de Gouges – asistieron al acontecer del nuevo orden social ligado a la eclosión del capitalismo industrial. A inicios del s. XIX pudieron dar cuenta de cómo aquellas transformaciones habían afectado a las mujeres. Habían sido excluidas de los grandes discursos filosóficos de la igualdad que motivaron y legitimaron ideológicamente los cambios sociales, políticos y económicos, pero sufrieron todas las desventuras que la acumulación de capital produce. Por ejemplo, el aumento de la prostitución, que se nutrió de la miseria urbana y desprotección social de las mujeres.

En 1840, Flora Tristán denunció en Mujeres Públicas el funcionamiento de las redes de proxenetas y burdeles de Londres. Describió amargamente los mecanismos de engaño y captación de mujeres jóvenes. Alejadas de sus familias, eran retenidas en los burdeles; primero los importantes y, a medida que su salud se resentía, eran trasladadas a otros de más baja categoría. Unos diez años después, morían a causa de múltiples enfermedades.

Tristán señala como culpables a los industriales de la época y su hipócrita moral corrompida por la riqueza generada por el nuevo modelo económico liberal. Muchos después, Carole Pateman definiría la prostitución como una práctica por la que los hombres se aseguran el acceso grupal y reglado al cuerpo de las mujeres. Este acceso depende del capital del que se disponga, así que se trata de una cuestión intrínsecamente relacionada con el reparto desigual de la riqueza.

Con el sufragio, feministas de clase alta como Emmeline Pankhurst, educadas para no ser más que las respetables esposas sin voz ni voto de los industriales, denunciaron la doble moral sexual de sus esposos y hablaron en favor de la abolición de la prostitución. Como ocurre a las abolicionistas hoy día, fueron acusadas de puritanas. En 1921, la feminista y comunista Aleksandra Kolontái describió la prostitución como una oscura herencia capitalista sin cabida en una sociedad basada en la igualdad social y económica.

A mediados del s.XX se publicó El Segundo Sexo. Simone de Beauvoir analizaba ahí la consideración social de las mujeres, incluyendo la prostitución y contemplando la vieja figura de la hetaira. Como la geisha, la hetaira es la prostituta que ve aumentado su valor de mercado gracias a la distinción de la opinión y las habilidades artísticas. Es la prostituta hecha a medida de la élite cultural y económica. Y ésta, a su vez, la proyectó para el consumo cultural masivo con la “vedette” del star system hollywoodiense.

La más pobre de las putas, distinguida de las hetairas, la geisha y el mito de Marilyn Monroe – así como la contrapartida de todas ellas, la figura de la esposa y madre abnegada – tienen en común una existencia definida por su sumisión a los intereses sexuales, afectivos, reproductivos y sociales de los hombres. Y esto no cambiará por mucho que llamemos “trabajadora sexual” a la prostituta.

Actualmente encontramos voces defensoras de la prostitución como salida laboral para las mujeres con pocas alternativas, alegando que es una profesión como cualquier otra, a la que hay que reconocer unos derechos laborales cuando se ejerce libremente. Estos argumentos descansan indefectiblemente en el ideal liberal de la libre elección, una mina de oro legitimadora para multitud de discriminaciones.

No sorprende esta reelaboración de la legitimación, que se concreta a la práctica en una mejora del servicio y más respetable acceso grupal y reglado de los hombres al cuerpo de las mujeres. Pero es irónico que precisamente la regidora de feminismos del ayuntamiento de Barcelona, Laura Pérez, sostenga estos argumentos, que demuestran una preocupante falta de conocimiento de la historia y teoría feministas. Recientemente Pérez criticó una iniciativa abolicionista del Movimiento Democrático de Mujeres por su ligereza, partidismo y comodidad. “Las prostitutas también son mujeres” dice, como si las feministas abolicionistas arriba mencionadas no lo hubiesen notado.

Contrariamente a la tradición feminista, Pérez bien se guarda de señalar el origen de la prostitución: el derecho tácito del hombre a acceder al cuerpo de las mujeres mediante el pago. Su defensa de los derechos laborales de las prostitutas esconde eficazmente la aceptación de la demanda masculina de mujeres. Nada más ligero, partidista y cómodo que obviar las causas y actuar sobre las consecuencias, y nada más cínico que hacerlo con aires filantrópicos mientras se acusa a la oposición de no querer mejor la situación de las prostitutas.

En el contexto actual de creciente desigualdad, como en Barcelona, florece el discurso legitimador de la prostitución. Desde activistas hasta intelectuales pasando por representantes políticas se esfuerzan por defender esta institución basada en la sumisión de la mujer y la desigualdad económica, presentándola socialmente como una opción liberadora cuando se elije por voluntad propia. Pero ¿Quién se beneficia? Fácil: el cliente. Ciertamente, los engaños del proxenetismo se han sofisticado muchísimo desde que Flora Tristán paseaba por Londres.

* Marina Pibernat Vila es miembro del Movimiento Democrático de Mujeres (MDM)

Fuente: Feminismo y prostitución: Breve genealogía hasta nuestros días

Fuente de la foto: http://1.bp.blogspot.com/-OUCmAd9MCP4/Vifn6JanFCI/AAAAAAAAAtw/Pst3zlegOX8/s1600/prostitucion-codigo-barra_big.jpg

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Día del Niño, un festejo enmarcado en la pobreza

Celia Rosado Romero

Abr 29, 2016

Festejar mañana a la infancia, oficializado su día, en 1954 por la Asamblea General de las Naciones Unidad, ante la petición de la Unión Internacional de Protección de la Infancia dos años antes, no cubrirá a todos los niños que habitan en el país.

Con motivo de hacer efectivo los derechos de la infancia, 40 países decidieron unirse a la idea. México lo instituyo para el día 30 abril. Por tanto, escuelas y padres de familia se han unido para llenarlos de alegría con eventos, pero, desgraciadamente no todos los niños tiene esa oportunidad.

Hay que recordar que al inicio del año dos mil en la Cumbre Milenio, se elaboraron los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio, seis de ellos dirigidos específicamente a la población infantil; siendo uno de ellos, la promesa de reducir a la mitad la pobreza extrema, y que a todos los infantes se les proporcionara la enseñanza primaria universal, teniendo como fecha de cumplirse el año pasado (2015)

En el año 2012 se observó el impacto que tendría tales objetivos en la reducción de la mortalidad infantil y maternal, en la mejora de la salud, cuidado al medio ambiente y sobre todo en el incremento de mayores ingresos a las familias, para que en su conjunto, repercutieran en la calidad de vida de la población infantil.

Sin embargo, las estadísticas de la página de la web Save The Children: “calcula que 85 millones de niños y niñas en todo el mundo se exponen a alguna de las peores formas de trabajo infantil. Trabajos que son mental, física y moralmente peligrosos para su bienestar y que les impiden, además, disfrutar de su derecho a ir a la escuela. En Save the Children, puntualizan, trabajamos llevando a cabo programas para erradicar todas las formas de trabajo peligroso y de esclavitud infantil.”

Pero no paran ahí, es decir desde un concepto global, sino se refieren específicamente a nuestro país afirmando:

“Desde hace algunos años en México se ha visto un incremento preocupante de la violencia y el maltrato que ha dañado tanto física y psicológicamente a la sociedad. Ello habla de una grave invisibilización de niñas y niños que a diario desarrollan sus vidas en un entorno de maltrato, ya sea en su ambiente familiar, escolar, o comunitario, normalizando el castigo, abuso, la explotación, las agresiones, los enfrentamientos armados, y el contacto con el crimen organizado, entre otros”.

Otro dato publicado en el periódico La Jornada en su edición del 18 de marzo, muestra el escenario de ese sector de la población mexicana, al redactar que la desnutrición en México afecta a un millón y medio de menores de cinco años, por lo que es considerada un problema de sanidad pública y es mayor que en países con ingresos similares, como Chile y Brasil, cuando se entrevistó a Juan Rivera Dommarco, director del Instituto Nacional de Salud Púbica en el acto de información global recopilado en el 2014

Reafirmando sus palabras, confirmó, que la mala nutrición es uno de los problemas que enfrenta el país, dando como resultado que el 13. 6 por ciento de menores de cinco años tienen un retraso de crecimiento y existe un 22 por ciento de niños con anemia.

Tal lacerante fenómeno, requiere toma de conciencia sobre las estrategias alimentarias, abanderadas por los programas sociales enmarcados en las políticas, tanto federales como estatales, para hacer de éste Día del Niño una respuesta a esos objetivos que se plantearon hace más medio siglo y que no se han cumplido.

Es urgente una coordinación a nivel nacional para poner fin a la desgracia que padecen miles y miles de infantes en las zonas marginas o rurales, que hoy seguramente no tendrán festejo.

Para ellos, no habrá juguetes o dulces, ni siquiera una comida que satisfaga sus primarias necesidades de alimentación, como un derecho humano.

La contradicción de un modelo económico diseñado por los funcionarios mexicanos para ingresar a los países en desarrollo, no está reflejada en la población más vulnerable: la infantil.

La concentración de riqueza con esquemas económicos depredadores de pobreza, dirían los economistas, empujaran cada día a esa población a convertirse en actores de una sociedad descontenta y deseosa de castigar a los que les negaron el derecho a ser ciudadanos sanos y educados.

Urge poner el ojo en ese huracán que se pronostica.

Fuente: http://www.cambiodigital.com.mx/mosco.php?columna=10127

Fuente de la imagen: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/8/82/Jakarta_slumlife31.JPG

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Convocatoria abierta: profesores genéricos

Por: Alberto Sebastián Barragán

En lo que va del “año clave”, los hechos educativos que se van registrando, se anuncian como “bien intencionados”, pero en la realidad apuntan en sentido contrario. Esta enmarañada configuración educativa viene asentando lo establecido desde la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPF) de 2013. Me refiero al concurso de oposición para ingresar a la docencia de nivel básico y medio superior.

La mera existencia de la LGSPD, nos ilustra la necesidad de un perfil suficiente. Esa Ley fue encabezada e implementada por un político versado en materia jurídica (Emilio Chuayffet), y es aplicada por un funcionario con perfil de administración pública (Aurelio Nuño). Elformato de la política educativa ha seguido los cánones acostumbrados, aunque el contenidode esas acciones no tenga el sentido educativo necesario.

Desde el 25 de abril aparecieron las convocatorias para registrarse al concurso de oposición para entrar a trabajar como docentes de educación preescolar, primaria, secundaria y bachillerato. El Artículo 21 de dicha ley, establece que el concurso será público. Y además se describen los requisitos y características del proceso.

El Artículo 24, estipula que “podrán participar todas las personas que cumplan con el perfil relacionado con el nivel, tipo, modalidad y materia educativa correspondiente”. En esos requisitos, también se consideran otros perfiles que no se relacionan directamente con el nivel, tipo, modalidad o materia. Parece ser que el discurso de “igualdad de condiciones” pesa más que el de “perfil profesional específico”.

El transitorio Vigésimo primero menciona que “El artículo 24 de la presente Ley entrará en vigor para la Educación Básica a los dos años siguientes a su publicación en el Diario Oficial de la Federación”. Este tiempo se cumplió en septiembre de 2015, pero la convocatoria se abrió apenas el 25 de abril de 2016.

Ante la aprobación de la avasallante ley secundaria, en el ámbito normalista salía a flote ese artículo transitorio para subrayar el ‘periodo de gracia’ que tenían las escuelas normales. Y también se esbozaba una especie de expectativa, porque, desde el Pacto por México, se había prometido el compromiso “13. Fortalecer la educación inicial de los maestros”, y se explicitaba que habría apoyo a las escuelas normales.

No hay plazo que no se cumpla, pero sí hay deuda que no se pague

En estos últimos días se percibe el cumplimiento de los dos años, pero no se percibe el cumplimiento de fortalecer a las Normales. Peor aún, se agudiza la demanda por espacios para trabajar frente a grupo en educación básica.

Recordemos que esta oleada de evaluación docente, data desde 1992, pero no logró su objetivo: el pago al mérito. Sabemos los efectos perversos que provocó Carrera magisterial, y por ello no prosperó la siguiente generación de evaluaciones propuestas como el “examen universal”.

Desde la Alianza por la Calidad de la Educación (2008) se impulsó el examen de oposición, pero desde un manejo bilateral SEP-SNTE. El formato de ese examen de ingreso al servicio docente, era un práctico examen estandarizado, fácil de aplicar, y fácil de calificar con lectores ópticos.

Sobre estos instrumentos, Pedro Flores Crespo y Dulce Carolina Mendoza (2012) han cuestionado ¿Con qué criterios se diseña el examen de ingreso al servicio profesional docente? ¿Qué competencias se priorizan? ¿Cuáles son las características de las preguntas y las ponderaciones para calificarlas? ¿Contribuye el examen introducido por la SEP a definir un perfil de maestro de educación básica? Las interrogantes mantienen su vigencia y se multiplican con la realidad.

El examen de oposición hace perceptibles las habilidades de los sustentantes para discernir entre los planteamientos de una supuesta práctica hipotética. Los estudiantes de escuelas normales, dedican toda su formación a elaborar estrategias de enseñanza, explorar posibilidades de aprendizaje, y aplicar secuencias didácticas en condiciones reales de práctica docente. Los universitarios reconocen en referencias teóricas la didáctica, pedagogía y contenidos disciplinares necesarios, pero desde una mayor distancia que los normalistas.

imageHace unos días, se llevó a cabo el evento “Voces de la evaluación” en el Departamento de Investigaciones Educativas, del CINVESTAV, y se denunció que la evaluación docente para efectos de permanencia no es contextualizada. Pues el examen de oposición para el ingreso al servicio docente tampoco.

En esta convocatoria abierta se registrarán los universitarios, con todo el derecho de hacerlo, aunque no necesariamente con los méritos ganados. Los resultados se publicarán y entrarán profesionistas con un título universitario, y tal vez con ninguna experiencia frente a grupo. ¿Esto es culpa del universitario? No. La LGSPD lo permite.

También quisiera subrayar que algunos normalistas no ingresarán al servicio docente en el primer intento. ¿Es culpa de los normalistas? En parte. Los resultados también se distribuyen en función de los espacios ofertados, y depende determinantemente de la demanda.

Sin embargo, no hay que dejar de señalar que hay condicionantes que intervienen en el proceso, como las habilidades de los normalistas sustentantes, o la calidad de la eficiencia terminal de la escuela normal de procedencia. Sin embargo, muchos confiamos en los buenos resultados de los egresados de normales públicas.

Como en esta y las anteriores versiones de convocatoria al examen de oposición, entrarán al servicio profesores genéricos. La palabra parece aludir al medicamento genérico que equivale al de patente. Pero no, con la palabra “genérico” me refiero al significado usado en arte dramático, donde es el que “puede adaptarse a muy diversos papeles secundarios”. Dicho así, porque la primera finalidad de las carreras universitarias, no es trabajar en educación básica.

Hace poco el secretario Aurelio Nuño refirió que “La ley, no es un capricho ni antojo de nadie, la ley, se cumple”. Sólo quisiera saber, si esa frase aplica para la Ley General del Servicio Profesional Docente. Porque en el Capítulo II, se aborda “Mejora de la práctica profesional”, y establece acciones que las autoridades educativas y los organismos descentralizados deben realizar, pero no realizan. “Mejorar la calidad”, es un imperativo, pero lo hicieron un discurso necesario. La realidad educativa ha convertido esas palabras en una sarcástica pregunta ¿mejorar la calidad?

Usted responda.

Publicado primeramente en: http://www.educacionfutura.org/convocatoria-abierta-profesores-genericos/

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