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Argentina: Compromiso y nuevas metodologías educativas para un mundo en colapso

Compromiso y nuevas metodologías educativas para un mundo en colapso

Fuentes: Rebelión

La obra, de 240 páginas y 22 artículos, está orientada a las estudiantes, docentes, educadoras y trabajadores de la intervención sociocomunitaria.

“La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”, afirmaba el expresidente de la República Sudafricana y líder en la lucha contra la segregación racial, Nelson Mandela. Partiendo de esta premisa, coordinación Baladre e Iniciativas Sociales Zambra han editado el libro colectivo Miradas que educan. Diálogos sobre educación y justicia social, coordinado por el pedagogo Juan José Vergara y el profesor Francisco J. Murillo. La obra, de 240 páginas y 22 artículos, está orientada a las estudiantes, docentes, educadoras y trabajadores de la intervención sociocomunitaria.

El pedagogo, docente (con más de 35 años de experiencia) y presidente del Laboratorio de Innovación Educativa (LABINE), Juan José Vergara, recupera una de las frases célebres del filósofo Jean-Jacques Rousseau, como referente de las Metodologías Activas: “La mejor escuela es la sombra de un árbol”. Asimismo recuerda las cifras de UNICEF (diciembre 2020) sobre el precipicio digital infantil: dos de cada tres niños en edad escolar del planeta (1.300 millones) no tienen conexión a internet en sus casas. Y en India, “más de 50 millones de niños y niñas no son capaces de leer su nombre”.

Ante un mundo “desigual, injusto e inhabitable”, Vergara defiende una mirada distinta del aprendizaje, en que éste no quede reducido a una transmisión intergeneracional de contenidos y valores. También valora la creatividad: no existe una respuesta única a los problemas.

“Aprender es una aventura, un acto colectivo y reflexivo en el que se desarrolla el pensamiento crítico; pero además es imprescindible actuar. Aprendemos haciendo, implicándonos directamente en el contexto”, sostiene el autor de Aprendo porque quiero. El aprendizaje basado en proyectos (ABP) paso a paso. Por ejemplo, en el conocimiento de un barrio –por parte de un escolar- recorriendo las calles y hablando con sus habitantes.

Maestro durante más de dos décadas, David Santos Alejo participa en el portal digital y podcast Píldoras de Educación y forma a profesores en metodología y tecnología. En su artículo subraya que más de 3.000 centros educativos públicos del estado español no cuentan con una conexión a Internet de alta velocidad.

Junto a la importancia de la responsabilidad –por parte de docentes y familias- en el tiempo que el menor pasa ante las pantallas, Santos otorga prioridad a la pedagogía; así, “la tecnología en la educación sólo tiene sentido cuando le damos un propósito, una intención”. Propone, por tanto, hacer un uso crítico y humanizarla. A menudo, añade el maestro, la tecnología se utiliza en el aula para sustituir aspectos ya conocidos (por ejemplo libros de texto por digitales).

“La tecnología, por sí sola, sin unas directrices y apoyo, no contribuye apenas en el desarrollo de la creatividad. La tecnología debe ser ‘invisible’ poniendo el foco en lo cognitivo, en la curiosidad, en la experimentación y en la colaboración (…). También debemos ser capaces de gestionar la atención en un mundo digital en el que tenemos un exceso de información”, explica David Santos.

Manuela Mesa forma parte de la Cátedra UNESCO de Educación para la Justicia Social y es codirectora del Instituto de Derechos Humanos, Democracia, Cultura de Paz y no Violencia (DEMOSPAZ). Remata su artículo con una reflexión de María Zambrano, que considera la paz como un ideal situado más allá de un posicionamiento concreto; se trata, según la filósofa, de una revolución, una forma de vivir, de habitar el planeta y ser persona. La Educación para la Paz cuestiona la guerra y la violencia como hecho inevitable o medio eficaz para la resolución de conflictos, defiende Manuela Mesa.

Cita entre otros al pedagogo y psicoanalista austriaco Bruno Bettelheim (1903-1990), autor del libro Educación y vida moderna: “La violencia es el comportamiento de alguien incapaz de imaginar otra solución a un problema que le atormenta”. La socióloga y antropóloga pone el acento en la idea de “cuidado” para el sostenimiento de la vida; la “vulnerabilidad” de los seres humanos; el concepto de “interdependencia”, así como los saberes y experiencias de las mujeres (la iniciativa 1.325 mujeres tejiendo la paz, de CEIPAZ, recoge las historias de vida de Elise Boulding en Noruega; Somaly Man en Camboya; Vandana Shiva en India o Lydia Cacho en México).

En el texto inicial del libro, el profesor en Métodos de Investigación y Evaluación en la Educación de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), F. Javier Murillo, resume en cinco puntos la idea de Educación para la Justicia Social; son la inclusión y el trabajo en equipo (profesorado, escolares y comunidad educativa “sienten el centro como suyo y trabajan duro para mejorarlo”).

De hecho, agrega Murillo, el aprendizaje es un asunto de todos: estudiantes, profesores y familias; y ha de promoverse la atención a la diversidad (“nada hay más injusto que un trato igual para personas diferentes”, por clase social, cultura, género o sexualidad); el autor apunta la necesidad de que la escuela trabaje con las asociaciones locales y su implicación en los problemas del barrio; por último, la democracia y participación –por ejemplo mediante las asambleas de aula- ha de cuidarse especialmente respecto a los colectivos marginados.

El artículo Las lentejas de mi abuela: alimentación, educación, feminismo y justicia social, de la educadora popular Alicia Medina, recoge dicotomías como agroecología o barbarie; petrodependencia frente a inter-ecodependencia y la superheroína de ficción Mujer Maravilla en contraposición a Las Kellys (colectivo de mujeres que limpian en los hoteles).

La autora critica que, en la pirámide alimentaria de la educación convencional, se omitan las referencias a la explotación laboral, migraciones en temporadas de cosecha, emergencia climática, publicidad engañosa, contaminación por agroquímicos, origen de la diabetes, cocina saludable o feminismo (según la FAO, las mujeres rurales suponen cerca del 40% de la fuerza laboral agrícola en los países del Sur, “pudiendo llegar a más del 50% en determinadas partes de África y Asia”; sin embargo, menos del 20% de los propietarios de la tierra en todo el mundo son mujeres).

Miembro de la Red Canaria en Defensa del Sistema Público de Servicios Sociales (REDESSCAN) y Baladre, M. Koldobike Velasco propone enfocar las miradas a los derechos y la acción socio-educativa emancipatoria, frente al vigente sistema capitalista, colonial y patriarcal. Y además defiende que todas las personas se conviertan en agentes de transformación, mediante los vínculos comunales; cuidando lo político y politizando los cuidados; o haciendo visibles los conflictos, para resolverlos de modo no violento y buscando la verdad.

La barbarie actual produce cegueras e impone su mirada occidental –androcéntrica, antropocéntrica, etnocéntrica (racista y colonialista)- y su sentido común. “Como nos enseña Foucault, actúa a través de microrrelaciones de poder que son mucho más eficaces por su proximidad e invisibilidad”, afirma la activista.

Sobre las cárceles y los centros cerrados (CIE y centros de menores) escribe en Miradas que educan Emiliano de Tapia Pérez, integrante de Baladre y la asociación ASDECOBA en Salamanca. Resalta que, entre finales de los años 70 del siglo XX y la primera década de la centuria actual, en el estado español, el número de personas presas pasó de 18.000 a más de 70.000.

Las causas más destacadas de la reclusión derivan de “importantes conflictos sociales” no resueltos, como la mayor pobreza y el menor nivel educativo. Emiliano de Tapia considera el siguiente dato para definir la cárcel como un instrumento básicamente punitivo: “El porcentaje de funcionarios de vigilancia se sitúa en torno al 40%, mientras que los de tratamiento no llegan al 3%”; y concluye de este modo: “Vivimos en una sociedad enferma, en la que no existen formas de prevención”.

En el texto colectivo de Zambra y Baladre han colaborado Labine y la Cátedra UNESCO en Educación para la Justicia Social. El libro incluye las reflexiones de Raúl Zibechi sobre La Educación popular en los movimientos sociales; Manolo Bayona y Ruth L. Herrero, en torno a Renta Básica de las Iguales y justicia social; e Isa Álvarez y Luis González Reyes, que introducen las perspectivas del ecofeminismo y el colapso, entre otras.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/compromiso-y-nuevas-metodologias-educativas-para-un-mundo-en-colapso/

 

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Venezuela: Don’t Look Up: What Matters Is The Market

Don’t Look Up: What Matters Is The Market

Luis Bonilla-Molina

North American black humor is shown in its fullness with the film «Don’t look up» (2021), written and directed by Adam McKay. It is a satirical science fiction story about a gigantic asteroid (it kills planets) heading towards earth threatening to destroy human civilization and the decisions made in this regard by the government, the scientific community, the mass media and population in general. Its plot is too similar to what is happening with respect to climate crisis.

Government

After much disregard for the opinion of scientists, the government bureaucracy decides to try to divert the asteroid from its collision path with the blue planet, by sending rockets with nuclear explosives. The mission of saving the earth is aborted when the government discovers that the «planet killer» is composed of «rare earth elements” that the technological industry requires, as well as gold and other precious metals. The danger of extinction of the human species is minimized before the possibility of seizing all the potential wealth that the asteroid contains; They attempt a fragmentation maneuver that fails and the elements are destroyed.

In the film it is evident citizens’ growing perception of rulers as stupid people with too much power and banal and superficial interpretations about what is happening in the world , fed only by the support of a facilitating State model of profits and guarantees for the richest. Faint-hearted politicians, «disconnected» from the reality of the common, obedient to the mandates of the stock market. Bureaucrats who risk the people, but always have their «plan B» to save themselves, in this case, with a «space station» that took them to another habitable planet where to restart a capitalist world.

In many countries this film is number 1 on the Netflix list, thus showing the film’s harmony with the disenchantment of the «politics of politicians» and the collective demand for another policy  came from the interests of those below, of the majority.

The media

The film shows the link between the cultural industrial complex and the maintenance of power. The Daily Rip, television program directed by Brie and Jack clearly shows the concealment of what is important by the media dependent on large chains that are listed on the stock exchange. The mainstream media role  is not to inform, but to make what is important seem simple and misinformation is imposed as a trend, where fun becomes relevant. Entertainment as the mainstay of information, above veracity, reveals the current reality of the big media.

The treatment given to scientists (Randall and Kate) in the television program reflects the systematic media intention to reinforce the collective imagination on men and women of science that religions have built. Shy, not very sociable, bipolar, unable to speak in the common language it is a reaffirmation in the film of the disdain of the powerful regarding scientific activity. They use  scientists to feed the mode of production and undertake any new activity that means profit, but they are not interested in the scientific reason for decision-making because this could lead them to dismantle the system or open the way to a radical revolution. The film leaves the work of the big news networks uncovered.

The scientific community

The film shows how scientific activity is controlled by directors of research centers who have the role of guaranteeing the usefulness of discoveries or inventions for the system and avoiding the propagation of any idea that affects the establishedment. He insists on the narrative of placing grassroots scientists as individuals with no political ability to communicate their results, a kind of social autists.

This aims  to strengthen the discourse that it is not the capitalist system’s fault which works to destroy life on the planet, but with men and women of science who do not know how to present their discoveries, showing solutions that do not alter the existing status quo.

There is  also,another scientific activity embodied by billionaires who seize cutting-edge knowledge to guide it with commercial logic, devoid of humanism. This is the case of Mark Rylance who portrays the Musk, Gates, Soros, among others, with his ideology of the market for science. Moreover, this character ends up leading the migration of survivors to another planet, that is, he is shown as the model of successful science, of «real politik.»

Finally, in the scene of the scientists’ family dinner with Kendall’s family, science ends up succumbing to faith, holding hands and surrendering to God in the face of the impossibility of saving the planet. It is a pathetic scene of false resignation of reason to the spiritual world. It presents scientists as «atheists thank God.»

The village

In “Don’t look up”, in order to avoid realizing that the asteroid is approaching the earth, the world population assumes an almost indifferent position to the risks of climate change because if there are jobs and profits it is well worth risking the planet that welcomes us. “Do not look up” is the story of human stupidity, influenced by capital and market logic, capable of subordinating life to the roulette of profits.

It is also the example of how alienation with the capitalist world system is functional to the interests of big businessmen, governments and politicians, but never for the people. It is a parody of what is happening with climate change with anthropocentrism and human centrism as expressions of disconnection with life. But it also shows how  proofs, when presented to the people without mediation, can produce a change of awareness, only  in some cases, like in the film, it can be too late.

Stop the world, I want to get off !

Quino popularized this phrase in Mafalda, which in this case “fits like a glove”. The feeling that remains at the end of the film is that we are facing an unviable model of society and the existing relationship  between science and life. The fact that this film is a production of the cultural industrial complex, starring actors like Leonardo DiCaprio seems to coincide with the speeches of the spokesmen of the Davos Economic Forum who point out that we are beginning a «reboot or reset» of world society, not for transcend capitalism, but to consolidate it in a new context of planetary ecological crisis.

But not everything is as easy as in Mafalda’s expression, if the planet stops working, what we have left is to get out of life. The only way to avoid ecological and neo-Malthusian collapse is by generating a radical change in the social relations of production.

English version by: Celina Castro Jaimes

Fuente de la Información: https://luisbonillamolina.com/2022/01/08/dont-look-up-what-matters-is-the-market%ef%bf%bc/

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Guatemala: 25 años de la firma de los Acuerdos de Paz, 25 años de neoliberalismo

Guatemala: 25 años de la firma de los Acuerdos de Paz, 25 años de neoliberalismo

Itzamná Ollantay
En la atmósfera navideña, y al día siguiente de la fiesta de los “santos inocentes”, los grupos alzados en armas aglutinados en la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) y el Estado criollo de Guatemala, luego de 36 años de “guerra interna”, firmaron los Acuerdos de Paz firme y duradero. Entonces, era 29 de diciembre de 1996.
Los contenidos de dicho compromiso político fueron doce. De éstos quizás el décimo, el referido al reconocimiento de la URNG como sujeto político, sea el de mayor cumplimiento. Todo lo demás, incluido el “achicamiento” del Ejército, acceso a tierra para campesinos, lucha contra el racismo, más impuestos para el Estado, etc., en la actualidad, se encuentran en peor situación, tanto a nivel estadístico, como cotidiano, que de lo que ocurría en la década de los 90 del pasado siglo.

Sólo por mencionar algunos datos duros: Al momento de la Firma de los Acuerdos Paz, más del 50% de la población del país se encontraba en situación de pobreza. Para 2018, según el Ministerio de Desarrollo Social, más del 61% de guatemaltecos se encontraban en situación de pobreza multidimensional. En la actualidad, Guatemala es campeona continental con niños en situación de desnutrición.

Es verdad que gracias a los Acuerdos de Paz el Ejército ya no “desfila públicamente” en las calles. Pero, con los Acuerdos de Paz la industria de la seguridad privada tuvo un crecimiento histórico en la vorágine de la violencia del país. Y esta industria de la seguridad privada la monopolizan militares retirados. La seguridad se convirtió en un lucrativo negocio privatizado.

Casi la totalidad de las ciudades principales del país consumen maíz proveniente de México, con serias sospechas de sobredosis del cancerígeno glifosato. En la actualidad, todas las tierras cultivables del país son acaparadas para monocultivos. Incluso las tierras entregadas por Fondo de Tierras, bajo las reglas del libre mercado, son alquiladas para monocultivos de palma africana. En los 90, por lo menos las ciudades consumían tortillas de maíz con inocuidad alimentaria porque los y las campesinas accedían a tierra para alquilar y cultivar.

En cuanto a la promesa de la ampliación de la recaudación de impuestos, las historias más blancas y nefastas de corrupción por evasión y sustracción de los pocos impuestos se escribieron en la última década. El país subsiste gracias a las remesas económicas que envían cerca de 3 millones de guatemaltecos expulsados después de la firma de los Acuerdos de Paz. Antes de la pandemia, las remesas representaban cerca del 17% del Producto Interno Bruto del país. En 2021, las remesas crecieron en más del 34% con relación al 2020.

La violencia estatal empresarial persiste en la actualidad. La diferencia es que ya no existen grupos político/militares armados para repeler dicha violencia. ¡Ningún gobierno en la era post Acuerdos de Paz gobernó sin recurrir al uso del mecanismo de “Estado de Sitio o Estado de Excepción”! La persecución, criminalización y asesinato selectivo de defensores/as de derechos humanos y de la Madre Tierra fue y es una constante en la bicentenaria República que firmó y prometió paz y pan para su empobrecida población.

La exitosa implementación del sistema económico político neoliberal es un correlato de la firma de los Acuerdos de Paz. Quienes impulsaron y firmaron dichos Acuerdos sabían que firmaban los estatutos para la implementación de la mesiánica propuesta neoliberal.

Quizás por ello, los contenidos de los 12 acuerdos no refieren, ni de lejos, a las ideas de cambios estructurales profundos y urgentes del país como son: la plurinacionalidad, la democracia participativa, el Buen Vivir, la redistribución de la tierra/democratización económica, derechos sociopolíticos de los pueblos y derechos de la Madre Tierra, entre otras.

Pero, como nada ocurre fuera de la Bondad, el neoliberalismo, como correlato de la implementación de los Acuerdos de Paz, activa y activó procesos de resistencias comunitarias fecundas y transformadoras, incluso fuera y más allá del marco teórico/ideológico de los Acuerdos de Paz.

A 25 años de la firma de los Acuerdos de Paz, comunidades campesinas, pueblos originarios, colectivos urbanos y sectores sociales excluidos, dentro y desde sus dinámicas de procesos de resistencias colectivas, plantean e impulsan la urgente necesidad de un proceso de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional para realizar cambios estructurales en el país, crear el Estado Plurinacional, y avanzar hacia el Buen Vivir, más allá del marco de la modernidad incluso.

Estos actores colectivos, con sus propuestas, emergen fuera de las constelaciones de los sujetos políticos institucionales que surgieron con los Acuerdos de Paz (como son URNG, WINAQ). No porque se sintieran “traicionados” por los firmantes de los Acuerdos de Paz, sino porque simplemente sus históricas demandas postergadas no formaron parte de los contenidos de los Acuerdos de Paz.

La promesa política del “goteo” o “chorreo” del banquete neoliberal hacia los sectores empobrecidos nunca ocurrió, ni ocurrirá en Guatemala, ni en ningún lugar del mundo. En consecuencia, son urgentes los cambios estructurales plurinacionales impulsados y dinamizados por los pueblos y comunidades que soportan el peso de la exclusión y el saqueo neoliberal.

Fuente de la Información: https://www.telesurtv.net/bloggers/Guatemala-25-anos-de-la-firma-de-los-Acuerdos-de-Paz-25-anos-de-neoliberalismo-20211228-0003.html

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Brasil: Porque 2022 realmente no puede comenzar de verdad. Desencanto por el futuro y creación de esperanza

Porque 2022 realmente no puede comenzar de verdad. Desencanto por el futuro y creación de esperanza

Leonardo Boff

Estamos a mediados de 2021, un año que no ha terminado porque Covid-19 ha cancelado la cuenta atrás para continuar con su letal labor. 2022 aún no se puede inaugurar. El caso es que el virus ha puesto de rodillas a todos los poderes, especialmente a los militaristas, ya que su arsenal de muerte se ha vuelto totalmente ineficaz.

Sin embargo, la genialidad del capitalismo, respecto a la pandemia, ha provocado que la clase capitalista transnacional se reestructure a través del Gran Reseteo, expandiendo la reciente economía digital a través de la integración de los gigantes: Microsoft, Facebook, Apple, Amazon, Google, Zoom y otros con el complejo militar-industrial-seguridad. Tal evento representa la formación de un inmenso poder, nunca antes visto. Nótese que se trata de una potencia económica de carácter capitalista y que, por tanto, cumple su propósito esencial, el de maximizar las ganancias de forma ilimitada, explotando, sin consideración, al ser humano y a la naturaleza. La acumulación no es un medio para vivir bien, sino un fin en sí mismo, es decir, la acumulación por acumulación, que es irracional.

La consecuencia de esta radicalización del capitalismo confirma lo que un sociólogo de la Universidad de California en Santa Bárbara, William I. Robinson, bien observó en un artículo reciente (ALAI 20/12/2021): “En la medida en que el mundo se liberará de la pandemia, habrá más desigualdades, conflictos, militarismo y autoritarismo y, en la misma medida, se incrementará la agitación social y el conflicto civil;  los grupos gobernantes se esforzarán por expandir el estado policial global para contener el descontento masivo, que viene de abajo”. La inteligencia artificial, de hecho, con sus miles de millones de algoritmos servirá para controlar a todas las personas y a la sociedad en su conjunto. ¿A dónde llevará este poder brutal a la humanidad?

Conociendo la lógica inexorable del sistema capitalista, Max Weber, uno de los que mejor lo analizó críticamente, poco antes de su muerte, dijo: “Lo que nos espera no es el florecimiento del otoño, nos espera una noche polar, oscura. Oscura y ardua. (Le Savant et le Politique, París 1990, pág. 194). También acuñó la expresión fuerte que golpea el corazón del capitalismo: es una “jaula de hierro” (Stahlartes Gehäuse) que no puede abrirse paso y, por ello, puede conducirnos a una gran catástrofe (ver el análisis relevante de M. Löwy,  La jaula de hierro: Max Weber y el marxismo weberiano, México 2017). Esta opinión la comparten grandes nombres como Thomas Mann, Oswald Spengler, Ferdinand Tönnies, Eric Hobsbown, entre otros.

Los más importantes, además del Gran Reseteo de los multimillonarios, son: el capitalismo verde, el eco-socialismo, el ‘bien vivir y convivir’ de los andinos, la biocivilización de diversos colectivos y del Papa Francisco, entre otros. No hay espacio aquí para detallar este tipo de proyectos, lo que hice en el libro “Covid-19: Mãe Terra contra-ataca a Humanidade” (Vozes 2020). Yo solo diría: o cambiamos el paradigma de la producción, el consumo, la convivencia y, sobre todo, la relación con la naturaleza, con respeto y cuidado, sintiéndonos parte de ella y no por encima de ella como dueños y dueños, o se cumplirá la predicción de Max Weber: de 2030 a 2050 a más tardar, podríamos ver un Armagedón ecológico-social extremadamente dañino para la vida y la Tierra.

En este sentido, mi sentimiento del mundo me dice que quien destruya el orden del capital, con su economía, política y cultura, no sería un movimiento ni una escuela de pensamiento crítico. Sería la propia Tierra, un planeta limitado que ya no soporta un proyecto de crecimiento ilimitado. El cambio climático visible, objeto de discusión y decisión (prácticamente ninguna) de la última COP de Naciones Unidas, el creciente agotamiento de los bienes y servicios naturales, fundamentales para la vida (The Earth Overshoot) y la amenaza de romper el principal de las nueve barreras al desarrollo que no se pueden deshacer a costa del colapso de la civilización son algunos indicadores de una tragedia inminente.

Un número significativo de expertos en clima dice que estamos retrasados. Con los gases de efecto invernadero ya acumulados, no podremos contener la catástrofe, sino solo, con ciencia y tecnología, mitigar sus desastrosos efectos. Pero vendrá la gran crisis irreversible. Por eso se han vuelto escépticos e incluso tecno-fatalistas.

¿Somos pesimistas resignados o, en el sentido de Nietzsche, proponentes de una “resignación heroica”?  Aprecio, como solía decir un presócrata: debemos esperar lo inesperado, porque si no lo esperamos, cuando llegue, no lo notaremos. Lo inesperado puede suceder, desde una perspectiva cuántica: el sufrimiento actual por la crisis sistémica no será en vano;  Se acumulan energías benéficas que, habiendo alcanzado cierto nivel de complejidad y acumulación, darán un salto a otro orden superior con un nuevo horizonte de esperanza para la vida y para el planeta viviente, Gaia, Madre Tierra. Paulo Freire acuñó la expresión Esperançar: no nos quedemos esperando que algún día la situación mejore, sino creamos las condiciones para que la esperanza no quede vacía, pero que -con nuestro compromiso – se haga efectiva.

Creo que este salto, con nuestra participación, podría darse y entraría dentro de las posibilidades de la historia del universo y de la Tierra: del actual caos destructivo podemos pasar a un caos generativo de una nueva forma de ser y que habita el planeta Tierra.

Esto es lo que creo y espero, reforzado por la palabra del Apocalipsis que dice: “Dios creó todas las cosas por amor, porque es el apasionado amante de la vida” (Sab 11, 26). No permitirá que terminemos tan trágicamente. Seguiremos viviendo bajo la benévola luz del sol.

Leonardo Boff, ecologista, scritore y filósofo de la liberación. Es autor de: “El doloroso nacimiento de la Madre Tierra: una sociedad de fraternidad sin fronteras y amistad social”, Voices 2021;  “Habitando la Tierra: ¿cuál es el camino hacia la hermandad universal?”  Voces 2021.

Fuente de la Información: https://www.farodiroma.it/porque-2022-realmente-no-puede-comenzar-de-verdad-desencanto-dpor-el-futuro-y-creacion-de-esperanza-leonardo-boff/

 

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La USICAMM y la mal llamada revalorización del magisterio

Por: Abelardo Carro Nava

Imagine usted a un estudiante que, durante cuatro años de su vida, cursó sus estudios profesionales en alguna de las instituciones formadoras de docentes del país. Pensemos, de manera particular, en los estudiantes normalistas quienes, por elección personal o por aquellas circunstancias por las que cualquier ser humano atraviesa en su constante andar, ingresó a alguna de las escuelas normales que se encuentran ubicadas en las diferentes entidades de la República Mexicana.

Conocer la estructura y funcionamiento del Sistema Educativo Nacional (SEN); las bases filosóficas, legales y organizativas de la educación básica; los distintos modelos pedagógicos existentes; algunos elementos trascendentales para el desarrollo de la investigación educativa; las bases teóricas del desarrollo infantil; el proceso que sigue la adquisición y desenvolvimiento del lenguaje; las diversas concepciones de la Aritmética, Algebra, Geometría, Probabilidad y Estadística; conocimientos importantes de las Ciencias Naturales, Geografía, Historia, Formación Cívica y Ética, Educación Socioemocional y Atención a la Diversidad; diferentes aspectos de las artes ligados con la Música, Danza, Teatro o Artes Visuales; la adquisición de una segunda lengua como lo es el Inglés; las distintas apreciaciones de la planeación y evaluación del aprendizaje; y la puesta en marcha de la observación y el desarrollo de la práctica docente en condiciones reales de trabajo (desde el primer semestre hasta el último); son algunos de los aprendizajes que logran adquirirse en esos cuatro años de formación docente en, por ejemplo, la Licenciatura en Educación Primaria. Conocimientos que, indiscutiblemente, son esenciales para el quehacer docente que sus egresados ponen o pondrán en marcha, en alguna de las escuelas primarias del país.

Al respecto es importante mencionar, que los Planes de Estudios de las Licenciaturas que ofrecen Educación Normal en el territorio mexicano, varían en contenidos y/o temas a abordar en cada uno de los cursos con los que cuenta cada malla curricular. Ya sea en Educación Preescolar, Educación Física, en Enseñanza y Aprendizaje en Telesecundaria, en Enseñanza y Aprendizaje en Educación Secundaria, o bien, los que corresponden a una Educación Preescolar o Primaria Indígena con Enfoque Intercultural Bilingüe, todas ellas tienen sus propias particularidades pues, como se sabe, cada escuela normal ofrece el servicio educativo de acuerdo a las necesidades y demandas existentes de la sociedad contemporánea.

Dicho lo anterior, también es importante recordar, que la formación docente que se brinda a miles de jóvenes depende directamente del Estado, es decir, las escuelas normales no gozan de la autonomía con la que cuentan las Universidades; por tanto, esta profesión es una PROFESIÓN DE ESTADO. Así lo refiere el Artículo 3º Constitucional: “El Estado fortalecerá a las instituciones de formación docente, de manera especial a las escuelas normales, en los términos que disponga esta ley… A fin de dar cumplimiento a lo dispuesto en la fracción II de este artículo, el Ejecutivo Federal determinará los principios rectores y objetivos de la educación inicial, así como los planes y programas de la educación básica y normal en toda la República Mexicana”; cuestiones que claramente difieren cuando en el mismo Artículo se refiere a dichas Universidades: “Las universidades y las demás instituciones de educación superior a las que la ley otorgue autonomía, tendrán la facultad y la responsabilidad de gobernarse a sí mismas; realizarán sus fines de educar, investigar y difundir la cultura… determinarán sus planes y programas (de estudio)…” (CPEUM, 2021).

Es obvio, hay una diferencia importante que, de cierta forma, determina el actuar de un Subsistema y de otro; en otras palabras, la dependencia del Estado marca una notable diferencia en lo que acontece en ambos Subsistemas, pero bueno, todo este preámbulo viene a colación porque, por donde quiera que se mire, de unos sexenios a la fecha, la formación inicial docente ha sido denostada y poco valorada por los gobiernos en turno. Basta recordar al ex Secretario de Educación, Aurelio Nuño, con aquella frase lapidaria y ofensiva que incrementó el malestar docente: “cualquiera puede ser maestro”. En cualesquiera de los casos, el punto al que quiero llegar es que, la mal llamada revalorización del magisterio, no comienza con los trabajadores de la educación en servicio, tiene un principio: en las escuela normales, cuando se menosprecia la formación docente y se establece y da continuidad a un sistema de admisión que discrimina a los aspirantes a ocupar un lugar en el SEN; todo, en aras de conseguir la tan anhelada calidad o, en este caso, la excelencia educativa.

Desde el 2008, con Felipe Calderón y la firma de lo que se llamó “Alianza por la Calidad de la Educación”, es que apareció este esquema de admisión; después de un lapso de tiempo o por alguna laguna administrativa con tintes de intromisión sindical, el Pacto Por México, materializado por Peña Nieto y compañía, concretó dicho sistema de admisión docente. Sistema que, en plena Cuarta Transformación Lopezobradorista sigue más vivo que nunca; cierto, con ligeras variaciones, pero continua.

Para muestra un botón: la emisión, por parte de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros (USICAMM), del Acuerdo para la Admisión en Educación Básica para el ciclo escolar 2022-2023 que, en su Art. 26, señala los elementos multifactoriales a considerar para ingresar al SEN: I. Formación docente pedagógica, comprende los estudios formales de licenciatura, maestría o doctorado afines al área docente pedagógica; II. Promedio general de carrera, corresponde al resultado de las calificaciones obtenidas por el participante en la licenciatura con la que participa; III. Cursos extracurriculares, refiere a los procesos de capacitación y actualización vinculados al nivel, servicio o materia educativa en el que participa, los cuales serán determinados por la Unidad del Sistema en los términos de este Acuerdo; IV. Experiencia docente, que contempla lo siguiente: a) La práctica para la docencia de egresados de las escuelas normales públicas del país, de la Universidad Pedagógica Nacional y de los Centros de Actualización del Magisterio, en términos de este Acuerdo; b) El ejercicio de la docencia frente a grupo en una escuela pública o particular en el nivel, servicio o materia educativa en la que desea participar, realizado con posterioridad a la fecha de titulación, o c) Participación en acciones de alfabetización impulsadas por la Secretaría de Educación Pública, a través del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos, y V. Apreciación de conocimientos y aptitudes, es un sistema que permite identificar lo que deben saber y ser capaces de hacer las maestras y los maestros para favorecer el desarrollo integral y aprendizaje de los educandos, a través de instrumentos objetivos (Acuerdo Admisión EB, 2021).

No, al parecer no es suficiente que los egresados de las escuelas normales hayan cursado cuatro años de estudios en su plantel educativo; no, al parecer no es suficiente, haber realizado intensas semanas de práctica docente en alguna de las escuelas de educación básica con el acompañamiento de un asesor de la normal y del profesor titular del grupo de práctica; no, al parecer no es suficiente, el que haya abordado varios de los temas que establece la malla curricular del plan de estudios vigente; no, al parecer no es suficiente, el conocimiento teórico-práctico que pudo haber obtenido en todo este ejercicio.

Para la USICAMM, cuya titular tiene un título en educación que le permitió laborar como docente en educación básica por varios años, nada de esto es suficiente. Necesariamente los aspirantes, egresados de las normales, tienen que demostrar: su formación docente pedagógica, su promedio general, los cursos extracurriculares que hayan tomado, su experiencia docente y, para rematar, un examen cuyos cuestionamientos han dejado mucho que desear.

¿Por qué se menosprecia el trabajo y/o formación que se realiza en las normales?

Cierto, habrá quien señale que, probablemente, en estas instituciones no se formen adecuadamente a los futuros maestros y maestras de México, pero, a fuerza de ser sincero, si existiese una formación “deficiente”, ¿no será porque el Estado ha dejado de cumplir con su función en la formación de maestros?, ¿no es ésta una profesión de estado que depende del estado?

Los datos que se han podido obtener, de los ejercicios de valoración de los aspirantes a ingresar al SEN han tenido variaciones importantes desde que comenzó a implementarse este sistema; en varios procesos de admisión, los normalistas han salido muy bien posicionados, en otros, los resultados no han sido los esperados, ¿no será que lo que falla son los criterios, el examen o la valoración de dicho examen?, ¿no será que lo que falla es un esquema discriminatorio-selectivo que tiende a clasificar a los concursantes?, ¿no será que lo que falla es el sistema y no la formación docente que se suscita en condiciones reales de trabajo cuyas características favorecen la enseñanza y aprendizaje?

En resumidas cuentas: ¿no habrá o existirá otro mecanismo para ingresar al SEN?

Entonces: ¿hablamos de revalorización docente desde la formación inicial docente?

Referencias:

Fuente de la información: https://profelandia.com

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Educación Pública, sin variantes

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

«El virus se mueve, muta, tiene variantes, pero el sistema educativo, no…»

El aprendizaje en general implica movimiento, procesos de cambio, transformación. Como lo diría con razón Jean Piaget, las y los niños pasan de un estado “A” de conocimiento a un estado “B”. Para el epistemólogo suizo, -dicho esto en términos resumidos-, las transformaciones cognitivas en los seres humanos, no solamente en la escuela, son el resultado de múltiples procesos de adaptación (equilibración y reequilibración) de los esquemas de conocimiento.

Por su parte, y perdonen ustedes la analogía, las y los expertos y especialistas en medicina interna (infectología), salud pública (epidemiología) y patología, entre otros profesionales, indican que el virus o el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), del que forma parte el SARS-CoV-2, y que genera la enfermedad COVID-19, se modifica, se mueve, muta, pero es un cambio que implica variantes (como el que lleva el nombre de Delta u Ómicrón).

Procesos de cambio casi en todos lados

Mientras que el virus y sus variantes están activos, la educación camina muy poco, como sistema, casi sin variaciones. Así, la educación pública tiene un pendiente: Cambiar o adaptarse ante las nuevas condiciones, las nuevas realidades. Pasar a ser un agente activo, no pasivo, y reconvertirse en un conjunto de instituciones que generan nuevos procesos de aprendizaje y de gestión escolar, y ello significaría crear nuevas realidades (no necesariamente nuevas “normalidades”).

Según se puede leer en la información básica que proporciona el IMSS, los virus cambian constantemente a través de mutaciones y dichas mutaciones suelen dar lugar a una nueva variante del virus. Algunas variantes aparecen y luego desaparecen, mientras que otras variantes persisten. Nos indican, por lo tanto, que aparecerán con seguridad nuevas variantes.

En el caso de la educación pública en México –si seguimos la analogía-, la situación actual, después de casi dos años de suspensión de labores en las escuelas del sistema educativo mexicano, no hay certeza acerca de los cambios o adaptaciones institucionales correspondientes, en los hechos y en términos de las nuevas condiciones de la salud pública y de la reorganización del sistema educativo.

La SEP afirma, en voz de su titular, la Maestra Delfina Gómez, que han regresado a clases presenciales más de 24 millones de niñas, niños y jóvenes, desde educación básica hasta superior, a partir del inicio del ciclo escolar 2021-2022, en septiembre pasado. (1) Pero las clases presenciales, que han sido voluntarias, y las comunidades escolares mismas, no han recuperado sus niveles de asistencia y actividades cotidianas previos al inicio de la pandemia.

Esa cifra de asistencia a las escuelas es insuficiente, sobre todo si consideramos que la matricula oficial registrada poco antes del inicio de la pandemia y del resguardo o confinamiento social, era de poco más de 33 millones de estudiantes. Hasta la fecha, en consecuencia, alrededor de 9 millones de estudiantes no han regresado a clases presenciales. (2)

En el documento denominado “Guía para el regreso responsable y ordenado a las escuelas. Ciclo escolar 2021-2022″, la SEP y la Secretaría de Salud indican: “El avance de la política nacional de vacunación contra el virus SARS-CoV-2 ha modificado el perfil demográfico y epidémico de la pandemia. Las vacunas contra la COVID-19 disminuyen radicalmente el riesgo de consecuencias máximas para las personas, es decir, la necesidad de hospitalización o el fallecimiento. En consecuencia, el semáforo de riesgo epidémico fue modificado, a partir del 1 de junio de 2021, para adaptarlo a esta nueva realidad.” (3)

Dudas razonables: ¿En qué niveles educativos se ha detenido de manera sobresaliente el retorno a clases presenciales? ¿A quiénes afecta radicalmente esta situación no solamente en términos de aprendizajes, sino en la formación integral de las y los ciudadanos en el marco del derecho a la educación?

Pero quizá el problema más grave no sea la asistencia precaria e insuficiente a la escuela, en su formato presencial; más bien lo que preocupa es el conjunto de prácticas añejas, que no cambian, por parte de autoridades y directivos (no todos), pues no parecen entender que la actual es una nueva realidad, y que las escuelas apenas están en proceso de reconstrucción de sus nuevas realidades comunitarias.

El virus cambia, pero las actitudes de algunas autoridades educativas permanecen sin variantes

La directora y el director de la escuela es fuertemente presionada o presionado por el supervisor o la supervisora escolar (o de las/los jefes de sector) para que, a como dé lugar, se abran las escuelas. Sin embargo, no en todos los centros ni unidades académicas existen las condiciones adecuadas o mínimas, en infraestructura ni en capacitación de las figuras educativas y no educativas, sobre temas de salud pública para hacer efectivo el regreso.

En esos contextos, las autoridades educativas federales y estatales habrán de reconocer que el regreso será escalonado, paulatino, organizado, pero no precipitado ni forzado. No se trata de llevar al límite a las comunidades educativas sólo para posar para la foto. Sean más imaginativos. Cambien, caray. No se trata de que las comunidades educativas se vean desdibujadas en función de un afán de la alta burocracia, con el aval sindical, que reduce todo al hecho de presentar una imagen de control y de autoridad ante la sociedad, a través de los medios de comunicación, sin considerar el sentir genuino de las comunidades educativas.

El retorno es prioritario, sí, pero también habrán de ponderarse las nuevas circunstancias (la inminencia de una nueva ola de transmisión del virus, por ejemplo). Por ello, las comunidades educativas tienen sus propias dinámicas de reorganización y recreación de la vida cotidiana escolar. Además, ello implica luchar por un regreso auto organizado, autónomo (con apoyo de la comunidad), puesto que las autoridades educativas no han proporcionado las condiciones de infraestructura y accesorios de higiene adecuados que se requieren en la base del sistema educativo: las escuelas.

A pesar de la desesperación del presidente López Obrador, quien ha indicado que no hay pretexto para no regresar a clases, pues el personal educativo fue ya vacunado; o de las expresiones absurdas del empresario Salinas Pliego, en el sentido de que las y los profesores de educación superior “son rateros”, porque no han regresado a clases, es importante resaltar que el no retorno es ajeno a voluntarismos o a los caprichos del magisterio o del personal académico. El asunto es más de fondo. Es estructural-institucional, de organización y de recursos formativos y financieros.

Hay múltiples razones y motivos para que los procesos de adaptación y cambio no se lleven a cabo de manera acelerada durante este retorno a clases. De parte del magisterio mexicano hay compromiso de trabajo y actitud de cambio. Y hay constancia de que las y los docentes hemos estado activos en la atención y permanente comunicación con nuestr@s estudiantes y sus familias. Sin embargo, con las actitudes cerradas de algunas autoridades educativas, parece que el virus se mueve, muta, tiene variantes, pero una parte del sistema educativo, no.

Fuentes consultadas:

(1) Boletín SEP no. 289 Regresan a clases presenciales más de 24 millones de alumnos durante el ciclo escolar 2021-2022: Delfina Gómez.

(2) INEGI. Ver la siguiente liga:

https://inegi.org.mx/app/tabulados/interactivos/?px=educacion_06&bd=educacion

La matrícula escolar nacional según el INEGI, para el ciclo escolar 2020/2021, era de 33 millones 415 mil 994 estudiantes. En Preescolar había: 4 328 188; en Primaria: 13 677 465; en Secundaria: 6 394 720; en media superior: 4 985 005; y en superior: 4 030 616.

(3) SEP y Secretaría de Salud (2021). Guía para el regreso responsable y ordenado a las escuelas. Ciclo escolar 2021-2022.

Fuente de la información:  https://profelandia.com

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México y los pendientes de la «Cuarta Transformación»: a tres años de su ascenso

Por:  Isaac Enríquez Pérez

Trastocar las estructuras de riqueza y las ancestrales desigualdades que benefician a las oligarquías empresariales y a las clases políticas rentistas, es aún hoy día uno de los grandes pendientes que no es abordado por la llamada «Cuarta Transformación».

Materializar un cambio de régimen no solo es una tarea monumental, sino que precisa de sagacidad y tacto para propiciar la cercanía de una enorme constelación de fuerzas socioeconómicas para con el proyecto político que lo prefigura. Por no decir que dichas fuerzas estarían sujetas a la urgencia de ceder en sus intereses creados. Un cambio de régimen supone reconfigurar profundamente las instituciones de una república y crear otras nuevas que apuntalen el discurso político y ventilen, con nuevos aires, el panorama y las prácticas de la nación en cuestión. Si queremos ser más ambiciosos aún, un cambio de régimen amerita transformar a fondo las estructuras propias del patrón de acumulación y trastocar las desigualdades y conflictividades que subyacen en esa sociedad en cuestión.
En el caso de México, país con hondas y ancestrales desigualdades, pese a los cambios electorales del 2018 que redundaron en el relevo de las élites políticas, la nación continúa sitiada por la inoperancia y postración del Estado y por las estériles disputas de esos grupos hegemónicos en torno a su depredación y privatización. Sin un proyecto de nación más o menos configurado, México deambula en medio del extravío, el desconcierto y la banal y superficial polarización.

Sin renunciar al modelo económico inspirado en el fundamentalismo de mercado, el actual gobierno de México, a tres años de su ascenso, se muestra titubeante e incapaz de impulsar cambios que no sean meramente cosméticos. No solo es incapaz de hacer valer a plenitud la bandera anticorrupción con la cual más de 30 millones de Mexicanos le brindaron sus preferencias electorales, sino que ésta se desvanece conforme el cerco mediático escala ataques descontextualizados y desvía la atención respecto a los graves problemas estructurales. Más todavía: por el tipo de política económica privilegiada prevalece aún el estancamiento estabilizador.

El de Andrés Manuel López Obrador es un gobierno si bien con amplias dosis de legitimidad popular, es también asediado por la falta de cohesión entre las élites políticas y empresariales. Que desde el Estado no se ejerza la hegemonía sobre los poderes fácticos es un síntoma más de la supeditación de aquel a los designios del mercado y del carácter disruptivo de la economía criminal. Más aún, el desmonte del Estado desarrollista desde la década de los ochenta fue directamente proporcional al ascenso de intereses creados que desdibujaron toda posibilidad de articular un proyecto de nación sobre la base del mercado interno. Desde entonces la postración de ese Estado.

En este escenario, la autodenominada «Cuarta Transformación» es la bocanada de aire que las estructuras de poder, riqueza y dominación necesitaban para restablecer los márgenes de legitimidad erosionada con la transnacionalización de la economía y la pauperización social derivada de sus contradicciones. Este movimiento político es parte de la ficción de la ideología de la democracia, que tiene como principal contradicción la exacerbación del subdesarrollo de México, del sacrificio de las clases medias y la cancelación de las posibilidades de bienestar de las mayorías.

Y aquí logramos situar el primer pendiente de la llamada «Cuarta Transformación». La emergencia de nuevas desigualdades y conflictividades –y más en el concierto del colapso pandémico– eclipsa toda posibilidad de cambio de régimen. La sola transferencia de apoyos monetarios a amplios sectores populares como parte de la política neo-asistencialista no resuelve por sí sólo el abanico de problemáticas que se desdoblan desde una estructura social densamente estratificada y excluyente. Esto es, la llamada «Cuarta Transformación» es incapaz por sí misma de revertir una estructura desigual de riqueza signada por el rentismo, el neo-extractivismo y la super-explotación de la fuerza de trabajo. El mandatario mexicano alardea del incremento record de las remesas, que para el caso del año 2021 alcanzaron los 52 743 millones dólares (equivalente al 4,1 % del PIB). Sin embargo, las remesas son el símbolo de la exclusión social mexicana y del fracaso de un modelo económico que, entre otras cosas, apostó por el abandono del campo.

Más aún, instalados en el sinsentido de la confrontación facciosa, se pierde de vista el ascenso de las nuevas desigualdades y de la exclusión social. Las nuevas formas de explotación se diluyen con una falsa «grieta» en la sociedad mexicana bifurcada por la dicotomía chairo/fifí, moreno/prianista. Es un falso y superficial debate que conviene a todos los involucrados: las oligarquías se benefician de esa polarización aparente al continuar incuestionados e intocados sus privilegios y al no sujetarles a una reforma fiscal progresiva. Beneficia también a la partidocracia de distinto signo ideológico que extraviada en el callejón de la ausencia de propuesta de cambio verdadero, aprovecha la confrontación para reivindicarse y encontrar una razón de ser. Por un lado, las oposiciones se resisten a su erosión total al enfocar sus dardos al actual Presidente. Por otro, el Presidente y su partido viven de la eterna culpa endilgada al pasado y a la «larga noche neo-liberal» sin salir de ella y solo retocarla. Mientras el patrón de acumulación imperante permanezca incuestionado, toda supuesta polarización será falaz y superficial.

En suma, trastocar las estructuras de riqueza y las ancestrales desigualdades que benefician a las oligarquías empresariales y a las clases políticas rentistas, es aún hoy día uno de los grandes pendientes –si no es que el principal– que no es abordado por la llamada «Cuarta Transformación». Y ello se evidencia con el hecho constatable de que los megamillonaríos mexicanos aumentaron su riqueza alrededor del 30% en tiempos de pandemia.

Un segundo pendiente relacionado con lo anterior es el relativo al obsequioso oficio de la «Cuarta Transformación» respecto a las oligarquías y las grandes fortunas, y que consiste en evadir la posibilidad de emprender una reforma fiscal. Timorato ante el energúmeno que pudiese despertarse entre la clase empresarial y rentista, el gobierno de México desistió hasta este momento de adoptar un régimen fiscal progresivo que grave a las grandes fortunas. No se trata solo de gravar proporcionalmente a las empresas –que en última instancia transfieren los impuestos al consumidor final–, sino que se trata de gravar al que más tiene y no solo a las clases medias. Evitar la evasión y el fraude fiscal es un imperativo; lo mismo que colocar la lupa del fisco en los paraísos fiscales donde radican fortunas mexicanas y en los mercados de valores. Además, sin un sistema regulatorio sobre la banca comercial que suprima comisiones que recaen sobre los usuarios de clases medias y empobrecidas, el poder de mercado de estas entidades privadas no será erosionado.

A su vez, la llamada «Cuarta Transformación» evade toda posibilidad de promover el federalismo fiscal; al tiempo que elude la reforma administrativa en las escalas municipales y estatales. Lo que también se experimenta es una debilidad estructural en los ingresos de la federación por la restricción en los ingresos petroleros. Sin un socavamiento de la dependencia petrolera en las exportaciones mexicanas y en los ingresos fiscales toda posibilidad de (re)construir un proyecto de nación sobre bases endógenas tenderá a diluirse.

Las entidades federativas y los municipios no hacen un mayor esfuerzo recaudatorio, y eso los reduce a la dependencia de las transferencias federales. En una actitud acomodaticia y de falso confort, lo mismo el gobierno federal renuncia a la posibilidad de estimular la corresponsabilidad fiscal en esas escalas locales de gobierno.

Alrededor de la mitad de los municipios se encuentra en riesgo de quiebra técnica (es decir, no tienen capacidad de liquidar gastos operativos y nóminas). Elevadas a agencias de colocación laboral trianual, los municipios son asfixiados por la expansión de sus burocracias inoperantes y disfuncionales. Más todavía: el grueso de los municipios de México son incapaces de cobrar el predial y de hacerse con recursos propios. El predial, en general, no se paga; solo 200 municipios lo cobran con eficacia. Lo mismo que otros impuestos. Pero ese no es el gran problema con las entidades federativas y los municipios, pues no se ejerce la rendición de cuentas respecto a estos y otros nuevos impuestos. Es también una situación de descontento por parte de la misma ciudadanía que no mira sus impuestos traducidos en servicios públicos eficaces y oportunos.

El otro nudo problemático soslayado por la llamada «Cuarta Transformación» y que impide un cambio de régimen es la persistente debilidad del Estado de derecho y la generalizada crisis institucional. Maniatado por las herencias del pasado, el gobierno es incapaz de emprender una reforma del Estado  y de re-diseñar una nueva Constitución Política. Y más allá de ello, no es capaz de hacer valer el imperio de la ley y de someter a los poderes fácticos. Si no se aprovecha la legitimidad ganada en las urnas para promover un nuevo pacto social que redunde en una nueva Carta Magna, entonces la estructura jurídica del Estado será un andamiaje desfasado, desfigurado y vaciado de contenido.

Así como no es trastocado el patrón de acumulación, tampoco lo es el régimen de burocracias y tecnocracias doradas que, inmersas en la autonomía, encubren sus intereses y voracidades. La duplicación de funciones e instituciones, la inoperancia e ilegitimidad son signos de entidades del sector público que solo absorben recursos públicos y ofrecen resultados dudosos. Tal vez el Instituto Nacional Electoral (INE) sea el ejemplo paradigmático de este tipo de entidades autónomas que requieren intervención quirúrgica como uno más de los pendientes de la «Cuarta Transformación».

Un último gran pendiente del actual gobierno de México que nos atrevemos a esbozar es el referido a la insolencia y estrangulamiento financieros de más de una docena de universidades públicas locales. Asediadas por la austeridad fiscal, los malos manejos internos y el gigantismo burocrático, la salida a la crisis de estas universidades no consiste en ignorarla ni en evadir el trasfondo del problema desde el gobierno federal. Tampoco la solución es crear, así sin más y regidos por la obsesión del cero rechazo de aspirantes, una red de 100 nuevos campus universitarios (Universidades para el Bienestar Benito Juárez García) que corren el riesgo de reproducir los vicios del sistema universitario nacional. Considerando el crucial papel de esas universidades estatales en la identidad local, y que se encuentran estranguladas, precisan de su rescate no solo financiero, sino sobre todo de su rescate académico, más allá de la ficción de la autonomía de las mismas. Si la llamada «Cuarta Transformación» no impulsa procesos de autorreflexión y autotransformación en estas organizaciones universitarias, se acrecentará la deuda social con las juventudes mexicanas y sus posibilidades de inclusión y movilidad social.

Son estos algunos puntos de reflexión que pueden obligar a un análisis más amplio a tres años del ascenso del actual gobierno mexicano. Romper con la falaz confrontación supone ir más allá de lo superficial y los marasmos mediáticos que interesadamente mantienen al país en esa ruta sin salida y sin sentido de la polarización. El problema es de fondo, y se extiende a la urgencia de pensar el desarrollo con cabeza propia  y sobre principios nacionalistas que sitúen en el centro las nuevas formas de la desigualdad y la explotación en un México cada vez más fragmentado.

Fuente de la información e imagen: https://www.alainet.org
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