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La sociedad psicológica (a propósito de la salud mental)

«Puede creerse en la posibilidad de una nueva regulación de las relaciones humanas, que cegará las fuentes del descontento ante la cultura. (…) Esto sería la edad de oro, pero es muy dudoso que pueda llegarse a ello.» (Sigmund Freud: El porvenir de una ilusión).

De un tiempo a esta parte contamos con un nuevo tema recurrente en la agenda mediática. Ocurrió hace años con la violencia ejercida contra las mujeres en el contexto de las relaciones afectivo-sexuales. De manera semejante a esta espantosa lacra la salud mental era un problema sólo reconocible en el ámbito de lo privado, pero no estaba en el tablón social en el que ya se le otorga un reconocimiento que conlleva el planteamiento de la necesidad de un tratamiento colectivo, mereciendo por ende formar parte de la tarea política.

Creo que no cabe discusión en identificar la maldita pandemia de la COVID-19 como un punto de inflexión en la consideración pública de la salud mental. Fue notable el incremento de las referencias en el sinnúmero y diversidad de informaciones que aludían al aspecto psicológico de lo que, en principio, era un mal puramente somático causado por un microorganismo, el dichoso coronavirus. Pero aquí se hacía evidente lo ilusorio de ese dualismo psicofísico heredado de la filosofía antigua y acentuado por las grandes religiones monoteístas consistente en la creencia de que somos personas porque no somos un ente puramente físico, sino que contamos en nosotros con lo que realmente constituye nuestra esencia humana, a saber, un alma o mente de naturaleza incorpórea. La neurociencia más reciente nos demuestra lo contrario: los males del cuerpo también lo son del alma –de la psique– y viceversa. Hoy sabemos, por ejemplo, que existe una importantísima conexión entre nuestro heroico sistema inmunitario, nuestro prosaico intestino y nuestro aristocrático cerebro, eje orgánico que es determinante en nuestro estado de ánimo diario. Hay quien ya ha bautizado al intestino como nuestro «segundo cerebro» (no se tome al pie de la letra, claro). El célebre neurocientífico premio Príncipe de Asturias Antonio Damasio certificó la obsolescencia científica y filosófica del dualismo psicofísico en su apasionante libro titulado El error de Descartes cuya publicación data de 1994.

En cualquier caso –y esto ya fue reconocido por la Organización Mundial de la Salud hace años– no se reduce la noción de salud a la salud estrictamente fisiológica; para ser cabal no puede faltarle su ingrediente psíquico. Es lo que vino a expresar públicamente en sede parlamentaria el diputado Íñigo Errejón, no sin arrancar alguna que otra chufla de alguna de sus señorías miembro de la bancada menos progresista. Hay quien diría que la voz que entonces elevó el diputado Errejón era la de aquel que clama en el desierto. Pero el caso es que meses después la atleta norteamericana Simone Biles, una figura señera del deporte mundial, renunció a su participación en ciertas competiciones de la Olimpiada de Tokio por mor de su bienestar anímico (de «ánima», que como «psique» también quiere decir alma). Y nada como las noticias del mundo del deporte para otorgar un potente escaparate publicitario a los temas que se vean insertos en ellas.

Luego hubo referencias con cierto eco en diversos medios sobre el asunto de la salud mental conectado con los más jóvenes y el preocupante número de suicidios que se registra entre los de su colectivo. Y lo más reciente: el triste desenlace de una depresión arrastrada a lo largo de años por una persona muy popular, la actriz Verónica Forqué. En el caso de este último episodio de repercusión social aparece mezclada la variable de las redes sociales y su efecto sobre el estado emocional de quienes se hallan expuestos a sus tóxicos efluvios. También sobre esto trascendió algo en los medios con ocasión de las revelaciones de una antigua ingeniera de Facebook que denunció cómo esta empresa desprecia los informes internos que le alertan del efecto pernicioso que el uso de las redes tiene sobre la psique de sus usuarios de menor edad.

En el contexto de los institutos hoy ya es norma la preocupación del profesorado por la salud mental de los adolescentes que en ellos estudian. Es obligatorio saber de sus problemas familiares y personales; los profesores no siguen a su alumnado sólo en el plano académico, también lo hacen en lo que importa a su salud. Por eso no puedo evitar que me provoque cierta perplejidad observar que curso tras curso el número de estudiantes con problemas de salud mental a los que imparto clases vaya en aumento. Porque ocurre justo cuando más los cuidamos, hasta el punto de que incluso se denuncia un excesivo proteccionismo de los hijos por parte de sus padres. A esto ya hay quien lo llama hiperpaternidad.

¿Es todo lo expuesto prueba de que nos hallamos ya plenamente inmersos en lo que Thomas H. Leahey llama en su manual clásico de Historia de la Psicología «la sociedad psicológica»? En ella el punto de vista psicológico se ha convertido en una forma normal de mirar los comportamientos, y es tenido en cuenta a la hora de juzgarlos, debido en parte seguramente a la evolución de la moralidad –hacia una menor rigidez y el reconocimiento de una variedad de opciones todas válidas– acompañada de la secularización progresiva de las sociedades así llamadas avanzadas. Todo consecuencia de la revolución humanista que arranca de finales del siglo XVII, cuando da sus frutos el librepensamiento de quienes se atreven a cuestionar el origen trascendental de lo que dota de sentido a la existencia humana. Desde entonces se ha impuesto la certeza de que somos nosotros los únicos que otorgamos valor a lo que hacemos, que es el individuo el único capaz de dotar de significado a su vida. Una liberación ética sin duda, pero también una carga anímica. Creo que esa senda histórica inaugurada por la modernidad desemboca actualmente en el encumbramiento de la emotividad como criterio de validación del juicio sobre la realidad en la que cada cual se encuentra. En su libro Homo Deus el autor israelí Yuval Noah Harari lo resume atinadamente diciendo que «mientras que los sacerdotes medievales tenían línea directa con Dios y podían distinguir entre el bien y el mal, los psicólogos modernos solo nos ayudan a ponernos en contacto con nuestros sentimientos íntimos».

Como muestra representativa de ese cambio relativamente reciente –pues Leahey lo sitúa después de la Segunda Guerra Mundial cuando la psicología norteamericana se ve de alguna manera forzada a responder a la demanda de atención clínica– tenemos lo que supuso en su día el cambio en la forma de considerar la homosexualidad. En efecto, a partir del 16 de septiembre de 1973, día en que la Asociación Estadounidense de Psiquiatría reconoció oficialmente que la homosexualidad no es una enfermedad mental, la historia de la lucha del colectivo gay por sus derechos logró un importante aval. Los prejuicios morales y religiosos quedaron a partir de ese momento progresivamente expuestos frente a las críticas desde las posiciones que reivindicaban el bienestar emocional de esas minorías culturalmente malditas.

La revolucionaria decisión médica quedó plasmada en la siguiente edición del DSM. El DSM es el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (MDE, en el original en inglés Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders o DSM), editado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría. A lo largo del tiempo desde su existencia ha tenido sucesivas versiones resultado de las revisiones a las que se ha sometido el catálogo de las psicopatologías por parte de quienes trabajan en el ámbito clínico. Es el documento de referencia de psiquiatras y psicólogos clínicos mediante el que se juzga en gran medida qué es y qué no es enfermedad mental. La versión actualmente vigente es la quinta, conocida como DSM-5. La primera edición data de 1952.

Allen Frances fue el presidente del grupo de trabajo del DSM-IV (año de publicación: 1994) y parte del equipo directivo del DSM-III (1980). Tal como expone en su libro elocuentemente titulado en castellano ¿Somos todos enfermos mentales? existe lo que él denomina una «inflación diagnóstica» en psiquiatría. Su libro de hecho tiene la intención explícita de ser un manual contra los abusos de esta especialidad médica. Su título original en inglés es Saving normal. Se trata, pues, de no perder de vista la noción de normalidad como componente esencial de lo que entendemos por salud; es decir, de no elevar la salud a un estado ideal que casi nadie y rara vez podrá disfrutar plenamente, menos aún en su dimensión psíquica. Viene a defender Allen que lo normal es que todos presentemos desde el punto de vista psicológico algún que otro desajuste.

¿Puede ser que ese canon de salud mental difícilmente alcanzable en su plenitud sea uno de los factores culturales que hoy nos hagan sentir mal, precisamente por ser conscientes de que no lo cumplimos? ¿Y al sentirnos mal creemos que estamos mal? ¿Puede ser este un pernicioso efecto imprevisto de la vida en la sociedad psicológica? Porque en el caso de la salud mental, dada la inconmensurable complejidad de la psique humana, puede ser difícil discernir las causas puramente psicológicas de las sociales o antropológicas que la dañan, esto es, las causas relacionadas con la civilización y sus sinsabores.

No hay que despreciar el contexto histórico y cultural en el que la enfermedad mental se reconoce. Pensemos sin ir más lejos en la categoría de histeria, un verdadero cajón de sastre en el que se incluían el más dispar repertorio de síntomas tan común en la época en la que el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, inicia su carrera médica y alumbra sus primeras propuestas teóricas para la comprensión y terapia de los trastornos psíquicos. Su primer libro, escrito en colaboración con el médico vienés Joseph Breuer en 1895, lleva por título precisamente Estudios sobre la histeria. En él se viene a reconocer la especificidad de la terapia psicológica y se halla el germen de la más específica del psicoanálisis. Esto demuestra que el ámbito de la salud mental no ha mucho que ha ingresado en el dominio de la clínica científica.

Es una constante de la historia de la psicología y la psiquiatría la contaminación de los prejuicios culturales, particularmente los de orden moral e incluso religioso, en la percepción de la salud mental como demuestra el caso anteriormente referido de la homosexualidad. Esto es manifiesto en las críticas que siempre han rodeado a la confección de las diversas versiones del referido DSM ya apuntadas anteriormente. En su vocación por universalizar las entidades nosológicas (es decir, las distinciones entre enfermedades) el mundo clínico de la salud mental ha progresado en el discurso biologicista sustitutivo del existencial o fenomenológico, esto es, del construido a partir de lo experimentado por el paciente, de lo que siente. Ahora bien, las diferencias interculturales subsisten. Por otro lado, cabe la posibilidad de que los no expertos perciban que las explicaciones biológicas de las enfermedades mentales les absuelven a ellos, a los familiares próximos y a la sociedad en general de cualquier responsabilidad. Otra vez la sombra de la moral se proyecta sobre la psicopatología.

Es un error aislar la salud mental del contexto sociocultural en el que la vida de las personas se desenvuelve. De igual manera que la institución educativa no puede solucionar lo que son vicios estructurales de unos sistemas de convivencia e ideológicos en los que aquélla se halla inmersa el tratamiento de los problemas mentales por medio de los recursos clínicos no puede resolver lo que hunde sus raíces en unos modos de vida intrínsecamente malsanos. No es descabellado plantearse si el incremento de los problemas de salud mental no será otra cosa que el coste que hemos de pagar por ser consecuentes con la fe que profesamos a la libertad individual y al progreso.

Fuente: https://rebelion.org/la-sociedad-psicologica-a-proposito-de-la-salud-mental/

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Autopsias semióticas

También las tácticas y estrategias narrativas del cine fallecen, aunque una industria voraz, infestada por intereses mercantiles e ideologías chatarra, se empeñe en mantener a sus “muertos” semióticos como la leyenda de un “Mío Cid” cabalgando las estepas del mercado audiovisual. Y sus muertos no gozan de “buena salud”. Esos “muertos” semióticos pueden provenir de fallecimiento reciente o añejo, en 126 años de historia. (28 de diciembre de 1895 – 28 de diciembre de 2001) Veamos.

Entre las causas de muerte están los estereotipos narrativos desplegados en movimientos de cámara repetitivos, musicalizaciones sensibleras, gesticulaciones y poses mezcladas con la lógica de la secuencialidad rutinaria, los planos y contra-planos simplones y la pobreza argumental en los guiones, “scrips” o libretos… intoxicados por maniqueísmos, mojigaterías y moralismos doctrinarios, pergeñados desde la ideología de la clase dominante que hizo del cine, también, una máquina de guerra ideológica disfrazada de “entretenimiento”. Cadáveres discursivos que contrastan su entidad funeraria con las realidades humanas cada día más vivas, complejas y marcadas por la lucha de clases que, pertinazmente, en el cine se in-visibilizan por razones de renta y desmoralización inducida. En más de un sentido esto es parte de la lógica y la retórica de la “posverdad”. Sin atenuantes.

No falta un conservadurismo pelele que se empeña en llamar “clásicos” a sus refritos fílmicos. A fuerza de imponer su modo de interpretar (enmascarar) la realidad y “divertir” a los pueblos con una farándula banal, ególatra y cipayo de los intereses hegemónicos industriales cinematográficos. Demasiados jóvenes realizadores han sido ya colonizados por el facilísimo del éxito repetitivo. Y sus profesores se vanaglorian y les aplauden. Y entregan premios de todo tipo demagógico.

No se niega la audacia y la (ocasional) fuerza seductora de algunos casos que hicieron historia en una industria rabiosamente monopolizada y frente a la que, durante mucho tiempo, no ha habido posibilidad real de comparación o competencia porque, entre muchas causas, fue impedido el desarrollo de otras industrias y otros modos de producción, distintos y distantes de las fórmulas del “éxito” hegemónico de los monopolios fílmicos, tanto como de los monopolios publicitarios y los monopolios de distribución. Ellos sólo admiten la “creatividad” que es capaz de vender más (y mucho) de lo mismo.

Con el paso de las décadas, algunas realizaciones fílmicas lograron exhibir lo distinto en la narrativa fílmica, que fue impulsado por la fuerza natural de las diversidades culturales, socioeconómicas y estéticas; y por intereses no subordinados, exclusivamente, por las “taquillas”. Y entonces, hemos podido experimentar la narrativa distinta generada por pensamientos, sensibilidades y emociones irreductibles al efectismo simplón de los clichés “exitosos”: balaceras, trompadas, vociferaciones, desnudez, histrionismo repetitivo y cursilería melódica a todo pentagrama. Bálsamos fílmicos que son los menos.

Es indispensable una rigurosidad crítica de nuevo género que detecte, con autocrítica, hasta dónde la crítica que conocemos, incluso la mas “independiente”, ha sido contaminada por los baluartes del estereotipo narrativo dominante. Su ética y su estética. Aunque el poder mercantil, que secuestró al cine, llame a su panteón “superproducciones” estamos llamados a reconfigurar instrumentos científicos para una crítica de nuevo tipo que, en simultáneo, enriquezca la autocrítica y sirva para producir, en tiempo real, dictámenes sobre el carácter complejo del cine que nunca ha sido una diversión inocente.

Así será desactualizado, desacralizado, el panteón fílmico dominante y dejará de ser, para bien de todos, el fardo obligatorio que cargan los estudiantes de cine en todas sus especialidades. Basta ya de planos obsecuencia, de diálogos previsibles y simplistas. Basta de iluminación decorativa y de escenografías, vestuarios y maquillajes serviles del culto a la personalidad y el fanatismo de “star sistem”. Basta de narrativas disecadas. Basta del espectáculo exhibicionista que manosea dramas personales descontextualizándolos. Basta de soldaditos heroicos y gánsteres filantrópicos que aman a sus familias y odian a su clase. Basta de historias legalistas en un “mundo perfecto” donde su idea del bien prima sólo para los ricos y para los blancos. Basta de la retahíla audiovisual imperial que se rinde culto a sí misma imponiéndonos su bandera, literalmente, hasta en las escenas más aparentemente inocuas. Urge aniquilar el esnobismo y la suntuosidad con que se parlotea de cine haciendo pasar por hondura teórica cualquier paparruchada ideológica tan estereotipada como el objeto del pretendido “análisis”.

Pero será imposible profundizar la crítica contra el arsenal simbólico de la industria fílmica, sin un reposicionamiento epistemológico con instrumentales multidisciplinarios de estudio crítico y autocrítico, en “tiempo real”. Será superflua y efímera toda iniciativa crítica a fondo sin redefinir, con marcos históricos-económicos, éticos y estéticos correctos. Sin consolidar un método semiótico emancipador, capaz de enfrentar al rol alienante de una maquinaria de significación que transita y habita, cómodamente, bajo la sombra de cierto “sentido común” que lo hace parte del entretenimiento o el esparcimiento inicuos e inocuos.

Eso no se logrará con (sólo) uno o varios cursos teóricos reducidos a una cuántas semanas de claustro académico, es preciso ascender a una práctica científica política, militante de la verdad contra el ilusionismo hegemónico que invierte fortunas en sus armas de guerra ideológica mientras muchos de nosotros seguimos empantanados en juicios de “gusto”, tecnológicos o aritméticos de taquilla. El “séptimo arte”, la “fábrica de sueños”, la “magia fílmica” … y su “valor” museístico reverencial.

Nos urge una revolución narrativa. Han muerto muchas de las instituciones simbólicas burguesas, aunque las hermoseen los taxidermistas sabiondos. Es preciso ventilar las habitaciones para disparar los hedores de una morgue cinematográfica que sigue repitiendo y repartiendo su relato mortuorio como discurso fílmico embalsamado y único mientras un mundo lucha, denodadamente, por liberar sus fortalezas expresivas de las morgues semánticas y de los clichés de pantalla. Y si alguien piensa que aquí se exagera, habrá que desplegar investigaciones profundas para que, con una ciencia semiótica emancipadora, se demuestre que la exageración verdadera ha sido infestar al planeta con el modo de producción fílmica estereotipada y sus relaciones de producción cinematográfica esclavistas. Semiótica emancipadora para hacer y mirar el cine de otros modos. Por un nuevo orden cinematográfico mundial. Un solo mundo, muchas películas, diversas.

Fuente: https://rebelion.org/autopsias-semioticas/

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‘Andaluces Levantaos’ exige a la Junta que refuerce las políticas de prevención de violencia machista ante el aumento “alarmante” de llamadas al 016

Por: Tercera Información

La coportavoz de la coalición, Esperanza Gómez, lamenta que el gobierno de Moreno Bonilla “esté secuestrado por la extrema derecha y elimine el lenguaje inclusivo en los centros educativos, apoye económicamente a organizaciones antiabortistas o impida líneas de apoyo a asociaciones feministas y políticas de igualdad en la administración autonómica”.

Andaluces Levantaos’ muestra su preocupación por el ascenso de las llamadas de socorro al 016 de mujeres víctimas de violencia machista en Andalucía durante 2021, según el último informe de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, que coincide con un recorte de más de tres millones de euros, en lo que va de legislatura, por parte del gobierno andaluz, en materia de prevención de la violencia machista y en la atención a las víctimas.

Instamos a la Junta de Andalucía a avanzar hacia la erradicación de la violencia y a redoblar esfuerzos para combatir la violencia machista, estableciendo un marco institucional, educativo, económico y social de protección integral frente a la violencia hacia las mujeres, las niñas y los niños, reclama la coportavoz de la coalición, Esperanza Gómez.

De hecho, Gómez ha detallado que las llamadas al 016 se han incrementado de manera alarmante” en prácticamente todas las provincias andaluzas respecto al pasado año, por ejemplo, en el mes de octubre, se contabilizaron en la provincia de Sevilla 97 llamadas más, respecto al mismo mes del 2020, y en Almería el incremento fue del 125%.

Es indudable que la pandemia ha perjudicado especialmente a las mujeres andaluzas y a los datos de violencia de género, pero también resultan muy negativas en este sentido las políticas del gobierno de Juanma Moreno y sus recortes en materia de protección hacia las víctimas, algo que puede traducirse en el aumento de casos de asesinatos machistas y de la desigualdad de género en nuestra tierra, lamenta la coportavoz.

Asimismo, la también coordinadora de Más País Andalucía afirma que, en un momento en el que en Andalucía y en España se evidencia más que nunca la existencia y los efectos de la violencia machista, y la sociedad comienza a ser consciente de la violencia machista psicológica y de la violencia vicaria, el ejecutivo andaluz, secuestrado por los planteamientos de la ultraderecha, se dedica a desmantelar las políticas de igualdad y por tanto a menoscabar la integridad física y mental de las mujeres.

Nos preocupan los recortes económicos en este sentido, las medidas legislativas que buscan la eliminación del lenguaje inclusivo en los centros educativos andaluces, el apoyo económico a organizaciones antiabortistas y la falta de políticas feministas, señala Esperanza Gómez.

Por ello, Andaluces Levantaos’ propone una serie de medidas concretas importantes para prevenir y combatir la violencia machista en nuestra comunidad, como, revertir las políticas de la desigualdad de género” del gobierno andaluz, aumentar el presupuesto destinado a combatir la violencia machista, reforzando la ley con más recursos, aumentar las plazas en los centros de atención e incorporar en ellos a las víctimas de todas las formas de violencia machista, la creación de un Observatorio de Violencia Machista Psicológica y de violencia vicaria en Andalucía y la realización de campañas de sensibilización.

Por último, la coalición plantea la necesidad de establecer acciones de prevención y protección a los menores con padres con procedimientos de violencia de género abiertos o finalizados que tienen régimen de visitas.

Fuente e Imagen:https://www.tercerainformacion.es/articulo/actualidad/04/01/2022/andaluces-levantaos-exige-a-la-junta-que-refuerce-las-politicas-de-prevencion-de-violencia-machista-ante-el-aumento-alarmante-de-llamadas-al-016/

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Las 12 campanadas de la medianoche

Por: Elisabeth De Puig

¿Qué lanza al destierro a tantos dominicanos que se entregan a redes que los llevan a Chile o a las carreteras de Chiapas? ¿Qué nos espera realmente en estos próximos meses donde en el medio de un tercer año de pandemia la pobreza y sus estragos en la República Dominicana chocan con la imagen del país que queremos proyectar?

Las 12 campanadas de la medianoche del pasado viernes 31 nos propulsaron en el año 2022 y, simbólicamente, nos despojaron por un momento de todas nuestras cargas para abrazar el nuevo año esperanzados de iniciar un periodo más auspicioso que el acabamos de atravesar.

Sin embargo, tal duende travieso, ómicron se apoderó de nuestras mentes y nos acompañó durante la velada. Ahora todos quisiéramos saber si asistimos al principio del final de la epidemia o si estamos en presencia de una trampa del virus que se presta a resurgir, tal ave fénix, bajo nuevas formas de sus cenizas.

Los próximos meses lo dirán. No obstante, venga lo que venga, debemos seguir cuidándonos al máximo. Debemos reforzar las vacunas e invitar a vacunarse a los que no lo han hecho. Participando en el cuidado de los demás aportamos a nuestro entorno.

Para los moradores de la República Dominicana, el año 2021 estuvo marcado por un excelente desenvolvimiento en cuanto al enfrentamiento   de la pandemia. También por el hecho, digno de estudio, de que somos uno de los dos países con más baja letalidad de todo el continente americano.

En otro tenor, estamos siendo testigos de una lucha contra la corrupción sin precedente, y de una recuperación económica que nos coloca como uno de los países de la región mejor preparados para afrontar nuevos retos.

Con estas señales esperanzadoras, una pandemia de por medio y la tremenda amenaza del cambio climático, el presente sería el momento idóneo para reflexionar sobre el modelo de la sociedad que debemos construir para que la recuperación alcanzada y los pasos institucionales que se han dado se traduzcan en una transformación real hacia una sociedad ambiental, social y políticamente sostenible.

En muchos países ha tomado cuerpo el criterio de que la recuperación económica post pandemia no puede ser el mero retorno a las formas de consumir y producir de antes de la COVID-19. Hacerlo así sería reproducir las formas de maltrato a la naturaleza que han generado el cambio climático cuando de lo que se trataría es de revertirlas.

De la misma manera nos podemos preguntar a la luz del resultado de las últimas elecciones en Chile, campeón del neoliberalismo y de la desigualdad, si el modelo económico actual será sostenible políticamente en la República Dominicana a mediano plazo y si no se necesita trabajar desde ahora para lograr una sociedad más inclusiva donde impere la justicia social.

¿Qué lanza al destierro a tantos dominicanos que se entregan a redes que los llevan a Chile o a las carreteras de Chiapas? ¿Qué nos espera realmente en estos próximos meses donde en el medio de un tercer año de pandemia la pobreza y sus estragos en la República Dominicana chocan con la imagen del país que queremos proyectar?

En fin, las oportunidades deben existir para las grandes mayorías. De ahí la pregunta: ¿cómo repartir el maná del crecimiento entre los que más lo necesitan para que este gobierno sea el gobierno del cambio en aspectos fundamentales que tocan la vida misma de las personas?

Alarman las voces de la Sociedad Dominicana de Pediatría llamando la atención sobre el aumento de un 20% en la mortalidad infantil durante el pasado 2021, al igual que la recrudescencia del dengue y otras enfermedades.

Que una niña de 14 años haya dado a luz al primer bebé del año no es casual y solo refuerza la urgencia de la lucha contra las desigualdades y a favor de los derechos fundamentales de la niñez en la cual están envueltos, entre otros, la educación, la salud, la vivienda.

No solamente debemos velar porque no se produzcan desacatos a los derechos humanos en materia de migración, como los atropellos injustificables a las extranjeras que procuran servicios médicos en la República Dominicana, sino también recordar que las mujeres que votaron a favor del PRM esperan un código penal garante de derechos y a la altura del siglo XXI.

Aprovechemos pues el año 2022 para dar un salto hacia políticas públicas que logren cambiar el comportamiento social, propulsen una justa redistribución y aseguren un clima social favorable al crecimiento.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/las-12-campanadas-de-la-medianoche-9020486.html

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Gobierno y CCAA mantendrán las mismas medidas que hasta ahora para el próximo lunes

Por: El diario de la Educación

  • La última cifra que dio el Ministerio de Sanidad, justo antes de la Nochebuena, rondaba los 2.800 menores contagiados, principalmente en infantil y primaria, en cientos de brotes por todo el país.

El próximo lunes 10 de enero toda la educación volverá a las aulas, con el 100% de presencialidad a pesar de los amagos de hace unos días por parte de la Comunidad de Madrid de volver a la semipresencialidad. Esta mañana se han reunido Educación, Universidades y Sanidad con represetantes de las autonomías para acordar que no harán nada a pesar del aumento de los brotes y contagios, multiplicados en todos los sectores sociales y laborales, también en el educativo, de las últimas semanas.

Las mismas distancias, los mismos docentes, los mismos espacios, las mismas ratios. Para Francisco García, secretario general de CCOO no es una noticia especialmente buena que no se tomen medidas de ningún tipo para paliar una situación que está suponiendo un sobresfuerzo tanto para el profesorado como para los equipos directivos. Máxime cuando la incidencia, más allá del número de estudiante contagiados o confinados esté aumentando enormemente, está afectando de una manera desconocida a toda la población, también la vacunada. Algo de lo que, lógicamente, no escapa el personal docente.

Hasta la fecha no es posible conseguir datos centralizados del número de docentes, de cualquier etapa no universitaria, que han estado confinados o de baja por la Covid-19. Aunque en su momento, fuentes de Sanidad aseguraron a este medio que esos datos los recogían las comunidades autónomas, los informes que dicho Ministerio hace públicos no contienen esta información.

La vuelta a las aulas va a ser realmente complicada si el número de contangios y de personas confinadas en sus viviendas continúa en la misma proporción. García señala la importancia de que las autonomías tengan esto en cuenta a la hora de planificar la posibilidad de cubrir las bajas de lo que puede ser un número bastante elevado de docentes que hayan resultado contagiados en las últimas semanas.

García insiste en la necesidad de que las comunidades autónomas vuelvan a adoptar medidas más estrictas para el control de la epidemia, pasando por una disminución de las ratios, además de por otras como el uso de las mascarillas y las medidas higiénico sanitarias. Una cosa, eso sí, molesta al secretario general del sindicato y es el hecho de que en los últimos días se haya conocido que dichas administraciones, las que han de gestionar en definitiva tanto Sanidad como Educación, hayan devuelto 3.000 millones (2.000 de 2020 y 1.000 de 2021) al Gobierno central de los fondos que este les diera para que pudieras hacer frente a los efectos derivados de la pandemia. En este tiempo, la mayor parte de las comunidades autónomas han decidido prescindir del global de las y los docentes contratados para hacer frente a los desdobles provocados por las medidas que imperaron en el inicio del curso pasado, fundamentalmente, la creación de los grupos estables de convivencia en primaria que hoy, opina García, podrían estar mejorando la situación de cierres de aulas y contagios entre niñas y niños.

Según ha explicado la ministra de Educación, Pilar Alegría, en este momento, el alumnado de 12 a 19 año se encuentra vacunado en un 86% de las dos dosis. La vacunación de 5 a 11, que comenzó pocos días antes de las vacaciones navideñas, va más despacio. Según los datos oficiales, el 28.8% de esta población ha recibido una de las dos paitas. En palabras de Alegría, con estas cifras, se espera «una vuelta el día 10 tranquila y segura».

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2022/01/04/gobierno-y-ccaa-mantendran-las-mismas-medidas-que-hasta-ahora-para-el-proximo-lunes/
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Juegos y niñez

Por: Tahira Vargas García 

En el juego se visibiliza la inequidad de género y de estratos sociales.

La Navidad se convierte en el único momento del año en que muchos niños y niñas tienen acceso a juegos y se piensa en ello. En el caso de los estratos pobres y muy pobres, no existe ese momento ni ese espacio, dentro de la población infantil pobre y en pobreza extrema hay una parte que crea sus propios juguetes, construyéndolos muchas veces con material de desecho.

El juego es inherente a las distintas etapas de desarrollo por las que atraviesa la población infantil y adolescente, los hallazgos cualitativos muestran diferentes prácticas y opciones de juego que se presentan tanto en la zona urbana como rural en las comunidades estudiadas caracterizadas por juegos al aire libre, visitas a ríos, balnearios, reuniones familiares y con amigos y amigas.

En el juego se visibiliza la inequidad de género y de estratos sociales. La población infantil y adolescente de sexo femenino tiene menos oportunidades de acceso al derecho a la recreación que la población masculina por las restricciones familiares que le imponen la priorización de actividades domésticas frente al juego. Los juegos tienden a mantener la segregación de género y los patrones sexistas existentes en las familias y en su contexto social.

Las diferencias entre la población infantil de comunidades rurales y urbano-marginales residen en los lugares de juego. En ambos casos los lugares de juego son las calles y caminos, con la diferencia de que en los barrios se juega en las cañadas y callejones. Por esa razón, la población infantil de los barrios está más expuesta a situaciones de riesgos en sus juegos en cañadas que están contaminadas por aguas negras. En las comunidades rurales los riesgos se encuentran en los juegos en canales también contaminados.

La niñez en situación de calle y residente en comunidades rurales vulnerables es la que tiene menos oportunidades para jugar. Sus derechos están violados y tienden a sufrir todo tipo de discriminación y violencia. En esa población los juguetes no existen, y la vida está envuelta en un círculo donde la única actividad posible es la sobrevivencia.

La población infantil que trabaja tanto en la zona rural como urbano-marginal mezcla trabajo y juego, con pocos espacios para ello.

Los juguetes de la navidad y los reyes son para muchos niños y niñas un momento de tensión e incertidumbre, para otros, la alegría. El acceso al juego y la recreación para la niñez es un derecho al que en su totalidad deben tener acceso, garantizarlo es una responsabilidad del Estado, gobiernos locales, padres-madres, escuelas y toda la sociedad.

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY

Fuente: https://acento.com.do/opinion/juegos-y-ninez-9020344.html

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La desaparición del PETC

Por: Guadalupe Tinajero y Juan Páez

Profesores-investigadores del Instituto de Investigación y Desarrollo Educativo de la Universidad Autónoma de Baja California

El Programa de Escuelas de Tiempo Completo (PETC) no forma parte de los programas financiables del Proyecto de Egresos de la Federación para el ejercicio fiscal 2022 (Secretaría de Hacienda y Crédito Público, 2021). Según este documento del gobierno federal, el programa La Escuela Es Nuestra (LEEN) incluye recursos para financiar a las escuelas que estuvieron incluidas en el PETC. Este último inició en 2007 y fue un programa transexenal. Su justificación fue ofrecer:

Oportunidades de aprendizaje para niños y jóvenes conforme a lo previsto en el currículo vigente para la educación del tipo básico, a través de la ampliación del tiempo dedicado al horario escolar y la promoción de las Líneas de Trabajo. (SEP, 2008).

La propuesta pedagógica incorporó siete líneas de trabajo educativo: lectura y escritura; desafíos matemáticos; arte y cultura; actividades didácticas con apoyo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC); vida saludable; recreación y desarrollo físico; y, en educación indígena se incluyó Lectura y Escritura en Lengua Indígena; además de brindar servicio de alimentación a través de comedores escolares.

Este programa llevaba en funcionamiento más de una década y benefició a la población escolar en condiciones desfavorables que asistían a escuelas públicas de educación básica en contextos urbano marginales, indígenas o migrantes. El recurso que las escuelas recibieron se utilizó para un servicio de alimentación para los niños, para infraestructura escolar y para el pago de apoyos económicos para el equipo docente y directivo.

En Baja California, el PETC cobijó a un total de 35 primarias indígenas, lo que significó poco más de la mitad de la totalidad de escuelas en el estado. Tras un estudio sobre las condiciones para la enseñanza y el aprendizaje de estos planteles, se constató que hubo una mejora en las condiciones de infraestructura de muchas de estas escuelas: se construyeron aulas, comedores y baños; se obtuvo equipo (computadoras), y se les ofrecieron insumos para el trabajo pedagógico y capacitación para el ejercicio de la propuesta de tiempo completo. Los Consejos Técnicos Escolares y por zona funcionaron de forma regular y todas las escuelas contaron con un plan de mejora. Sin embargo, los resultados de logro educativo no eran los deseados, tanto por los colectivos docentes como por los padres de familia. Cabe decir que la diversidad cultural de las escuelas indígenas en Baja California complejiza la labor educadora: el servicio indígena atiende a niños pa ipai, cucapá y kumiai (grupos nativos del estado), pero también a niños mixtecos, zapotecos, triquis, mixes, náhualts, tarascos, totonacos, mazatecos, tsoltsiles y tzeltales.

El estudio en las escuelas también mostró que las irregularidades en su funcionamiento no fueron pocas: retraso en la entrega de recursos económicos, de materiales y mobiliario; insuficiente presupuesto para el servicio de alimentación; nuevas disposiciones que modificaban los acuerdos iniciales –gravamen en compensaciones-; y bajos resultados educativos. Algunas de estas situaciones eran imputables a la actuación de las autoridades; otras, al funcionamiento de las escuelas. Sin embargo, no se debe obviar la situación de los alumnos de estas escuelas, quienes, en su mayoría, son hijos de trabajadores del campo: migrantes todos, indígenas, muchos. Las condiciones de trabajo y de vida en las comunidades son diversas, pero predomina la marginalidad en las condiciones de vida.

A partir del análisis de entrevistas a los docentes y directivos de las escuelas en el ciclo 2018-2019 (el precedente al del cierre de escuelas por la pandemia por Covid 19), se detectó una serie de limitaciones sobre el funcionamiento del PETC. En primer lugar, se había dado una reducción importante del presupuesto para la gestión: los noventa mil pesos que les otorgaban a las escuelas, se redujeron en un 50%. Aunado a lo anterior, los pagos por compensaciones a los maestros y directores no eran regulares y en 2018 se les notificó que dichas compensaciones serían grabadas con el Impuesto Sobre la Renta. Para los directores, esta situación tuvo dos consecuencias para las escuelas: 1) que muchas escuelas no cuentes con la planta completa de docentes de tiempo completo ya que se presentaron renuncias y, 2) la afectación de los procesos de aprendizaje por la renuncia y rotación de maestros. Ante la situación de renuncias de docentes, los directores señalaron que tuvieron complicaciones para la contratación de maestros, debido, sobre todo, por el monto de la compensación y por las condiciones de trabajo (pagos cada tres o cuatro meses).

Como puede observarse, las irregularidades del PETC han sido muchas y de diversa índole. Desde un inicio, una crítica sustancial fue la de no hacer suficientemente la diferencia en cuanto a los resultados del logro educativo (Del Valle, 2013). Sin embargo, sostenemos, que, con todo y sus deficiencias, el programa ha beneficiado a las comunidades escolares. En comunidades marginadas, el servicio de alimentación es un importante recurso para evitar la desnutrición y que las niñas y niños de padres trabajadores permanezcan más tiempo solos o en las calles, lo que no nos parece una situación de menor importancia. En muchas de las escuelas se ha conseguido tener una mejor infraestructura y un mayor número de maestros de apoyo.

Ciertamente, el programa LEEN se postula, ahora que también se habla de un regreso a las clases presenciales, como aquel que cumplirá con los objetivos del PETC y que mantendrá el principio de dar un tratamiento preferencial a las escuelas indígenas y de zonas con alta marginación. Convocamos a que no se desestimen las enseñanzas presentadas por una trayectoria de los casi tres últimos lustros de escuelas de tiempo completo en México.

Referencias 

Del Valle, S. (27 de junio de 2013). Falla en escuelas de tiempo completo. Recuperado de: https://www.educacionfutura.org/falla-en-escuelas-tiempo-completo/

Secretaría de Educación Pública (31 de diciembre de 2008). Acuerdo número 475 por el que se emiten las Reglas de Operación del Programa Escuelas de Tiempo Completo. En Diario Oficial de la Federación (octava sección).

Secretaría de Hacienda y Crédito Público. (2021). Proyecto de Egresos de la Federación para el ejercicio fiscal 2022. Recuperado de: https://www.ppef.hacienda.gob.mx/

fuente de la información: https://www.educacionfutura.org

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