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El SNTE y el patrullero 777: ¡A sus órdenes jefe!

Por:

¿Por qué el SNTE no se ha puesto de lado de los trabajadores de la educación que dice representar y, en su lugar, solo ha respondido a sus órdenes jefe?…

Mientras escribo estas líneas vienen a mi mente algunos momentos de antaño.

Cómo olvidar aquellos fines de semana en los que, reunidos en familia, disfrutábamos de una película en un televisor de bulbos que proyectaba, en blanco y negro, a personajes tan inolvidables que formaron parte de ese cine de oro mexicano. Cómo olvidar las sonrisas, tristezas o llanto que propiciaban las actuaciones de diversos actores que fueron parte de un elenco inolvidable. Cómo olvidar que esa forma de entretenimiento lograba trasladarnos a ciertos lugares que, de alguna u otra forma, eran difíciles de recorrer por las condiciones económicas que atravesábamos en casa. Sí, cómo olvidarlo…

Con verdadero aprecio recuerdo aquella película que, en más de una ocasión, logró arrancarme una tremenda carcajada: el patrullero 777. Una comedia mexicana que fue protagonizada por Mario Moreno “Cantinflas” con su particular estilo. La trama era muy sencilla de entender: el sargento Diógenes Bravo (Cantinflas) era constantemente reprendido por su jefe porque acostumbraba a resolver diversas situaciones que encontraba en su camino empleando métodos muy personales y divertidos.

¡A sus órdenes jefe!, fue el sello que caracterizó al personaje que Mario Moreno le dio vida. Tal expresión, la empleaba cada vez que su jefe requería de su presencia, ya sea para reprenderlo o bien, para darle alguna instrucción. Desde luego, quienes gozamos de sus ocurrencias, pudimos interpretar esta forma de comunicación de diversas maneras: sarcasmo, obediencia, temor o simplemente diversión. En fin.

De vuelta a la realidad en que ocurre este texto, abro las carpetas que guardo celosamente en mi computadora para comenzar a planear las clases de la semana que viene, no sin antes, revisar el calendario escolar pues el fin del ciclo se aproxima y debo tener presente las fechas para organizar las actividades que implementaré y las tareas que encomendaré a mis estudiantes.

La duda salta y la incertidumbre ronda mi pensamiento, ¿será que regresaremos a las aulas en el mes de junio tal y como lo han dicho las autoridades? La más reciente noticia que difundieron diversos medios de comunicación apunta a tal hecho. Y es que, tanto la profesora, Delfina Gómez, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), y el profesor, Alfonso Cepeda, Secretario General del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), así lo pactaron hace unos días.

Una vez más el patrullero 777 regresa a mi mente; de brote pronto, aparece la imagen del sargento Diógenes frente al mayor Urbano Magalón con su conocida frase ¡A sus órdenes jefe!

Tal analogía no es desproporcionada, por el contrario, cubre ciertos requisitos para emplearla en estas líneas pues, ante la instrucción recibida, el subordinado se limita a acatar las órdenes sin considerar las consecuencias de éstas.

Y es que, durante todo este confinamiento educativo, ¿qué es lo que ha hecho este sindicato? Peor aún, ¿qué acciones ha emprendido la dirigencia sindical para defender los derechos laborales y profesionales de sus agremiados ante los constantes atropellos por parte de la autoridad educativa federal y las de los estados? Aún hay más, ¿por qué el SNTE no se ha puesto de lado de los trabajadores de la educación que dice representar y, en su lugar, solo ha respondido a sus órdenes jefe?

Miro a mi alrededor, y en mi espacio de trabajo, al igual que muchos de mis compañeros y compañeras, encuentro todos los materiales y recursos didácticos que tuve que adquirir para continuar con mi trabajo a distancia. Ninguno de ellos tiene el logo del SNTE o de la Secretaría. Tienen mi sello, y un dejo de satisfacción recorre mi cuerpo, pues el proceso formativo y aprendizajes de los chicos jamás se detuvieron.

Miro a mi alrededor, y pienso en los compañeros y compañeras que ya no están con nosotros. Se nos adelantaron en el camino. Con ellos está mi recuerdo y cariño.

La realidad dista mucho de las imágenes y comunicados que, pomposamente, ha difundido la SEP y el SNTE sobre ese pacto para un regreso seguro a las escuelas. Se alude a la vocación, compromiso moral y a un respaldo sindical, pero, ninguno representa a los trabajadores de la educación y, como parece obvio, muy poco han hecho por la educación y por brindar las mejores condiciones a todos los actores educativos. La foto es lo que cuenta. La empatía y sensibilidad que tanto promueven, quedan muy lejos.

Qué curioso, hoy se encuentran al frente de tales instancias, dos profesores que alguna vez conocieron las entrañas del banquillo de cada uno de los salones que pisaron.

Los tiempos parecen haber cambiado. Las necesidades y demandas han aumentado, pero las fotografías tienen el mismo significado: político y nada educativo.

¿Cuán lejos estamos de un verdadero cambio educativo?

“Quisiera decir algunas cosas compañeros y las voy a decir, aunque me arreste el maloso del mayor Malagón, mucho se ha dicho que se hará justicia caiga quien caiga y resulta que caen los que no debieran caer, mientras a aquellos a quienes les cae de todo, esos nunca caen; vivimos en un mundo de desorden y de violencia, un mundo donde nadie respeta las instituciones, ni las instituciones respetan a nadie, un mundo de injusticias donde se abusa de la autoridad que da el poder…” Fragmento de la película El patrullero 777, expresado por el sargento Diógenes Bravo.

Fuente: https://profelandia.com/el-snte-y-el-patrullero-777-a-sus-ordenes-jefe/

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Soledad y envejecimiento

Por: Julio Leonardo Valeirón Ureña

No es saludable envejecer fuera de los contextos sociales donde hemos estado a lo largo de la vida, ellos contribuyen y favorecen el sentido de pertenencia.

El envejecimiento activo es favorecedor de la calidad de vida, y un antídoto frente a los riesgos del sedentarismo y la apatía.

El ser humano, a lo largo de miles de años, se ha constituido como tal en vínculos con los demás. Se dice que somos seres gregarios. Es decir, toda nuestra existencia supone al otro. Supone la vida compartida con los demás. Ésa sería la lógica por la cual surgió la familia. Es posible que el instinto de preservación de la especie, como la necesidad del cuidado de las nuevas criaturas o, incluso, el aseguramiento de la permanencia del grupo y su cultura, sean motivos por los cuales surgiera la familia. Hay un dicho supuestamente africano, que se ha hecho muy conocido por las redes, que reza: “cuando se trata de la educación de los pequeños hay que convocar a la tribu”. Si es o no verdad, de todos modos, suena bien.

En definitiva, prácticamente la vida humana en toda su extensión se desarrolla en diferentes tipos de grupos, con fines y características distintas. La familia, nuclear o extendida, es el primer grupo que nos acoge, nos da un nombre y un apellido, nos proporciona las primeras sensaciones de placer o el displacer, a través del cuidado y la alimentación. Nos introduce hacia otros mundos y otras relaciones. A partir de ella y su realidad sociocultural, empezamos el vínculo con otras familias y otras personas. La escuela juega una función fundamental en dicho proceso. Posteriormente vendrán otras experiencias sociales de vida en grupo. La comunidad o espacio territorial donde vivimos, las iglesias, los clubes, el trabajo, en fin, toda nuestra vida es un tejido social donde diferentes tipos de grupos con fines y propósitos distintos van conformando nuestra vida. Desde la psicología social se ha estudiado la importancia e incluso, la necesidad de la vida en los grupos.

A pesar de esa realidad, el ser humano también ha tenido un vínculo con la soledad en sus diferentes manifestaciones, o como producto de una decisión personal, o como consecuencia de circunstancias de la vida. Como concepto la soledad tiene muchas acepciones e incluso, connotaciones tanto positivas como negativas. En El laberinto de la soledad, Octavio Paz dice: “La soledad es el fondo último de la condición humana”. Carl Jung, en cambio, señala lo siguiente: “La soledad es peligrosa. Es adictiva. Una vez que te das cuenta de cuánta paz hay en ella, no quieres lidiar con la gente”.

Algunas personas buscan la soledad intencionalmente, pues en ella tratan de “encontrarse a sí mismas”; en otras ocasiones la soledad viene como impuesta desde fuera, por ejemplo, como consecuencia de nuestras propias acciones; o impuesta por nosotros mismos, como la consecuencia de una soledad requerida o del vacío emocional a que nos arrastran determinadas consecuencias de la vida.

Tratando de encontrarle mayores y, tal vez, mejores explicaciones a la soledad se han conducido estudios, cuyos resultados nos hablan de la soledad objetiva, como manifestación de la ausencia de relaciones sociales debido a la carencia de estas; por otra parte, también se habla de la soledad subjetiva, que responde a la necesidad interna y personal, de estar y sentirse solo.

La soledad, en sí misma, no es ni buena ni mala. Todo tiene que ver con las razones como las consecuencias que puedan explicarla en un momento o situación determinada. Aún más, es posible que en algún momento de nuestras vidas todos nos hemos sentido solos. Como experiencia subjetiva la soledad puede “aparecer” en cualquier momento de la vida.

En la línea de reflexión que hemos venido siguiendo en los anteriores artículos, se trata de buscar sentido o, por lo contrario, acciones preventivas ante la soledad y el envejecimiento.

A diferencia de otras culturas, donde se valora y aprecia la vejez como una fuente de sabiduría, la nuestra no se caracteriza por tales valoraciones. Todo lo contrario, la vejez empieza a mirarse de reojo. Como un asunto de molestia familiar. A veces “no se sabe qué hacer con el bendito o la bendita vieja”. Son palabras escuchadas más de una vez.

En algunas personas envejecientes, el aislamiento social se relaciona directamente con síntomas negativos de estrés e incluso, de deterioro mental. Por otra parte, hay evidencias de que la inclusión social o el relacionamiento con otras personas, le permite al envejeciente potenciar sus sentimientos de pertenencia o incluso, de seguridad y apoyo emocional.

García-Valdecasas (2018) al delimitar el concepto de soledad, lo hace en varios sentidos, el primero de ellos es la diferencia entre la soledad objetiva para referirse al aislamiento físico, de la soledad subjetiva haciendo referencia al sentimiento de soledad. En el primer caso se trata de las personas que viven solas y en el segundo caso, las personas que se sienten solas. Es posible vivir solo sin sentirse solo, y lógico, también las hay que se sienten solos porque así viven, solos. Una segunda cuestión que destaca es el hecho de no confundir la falta de relaciones sociales (aislamiento social) con vivir solo (aislamiento físico). Una tercera es la distinción entre la soledad subjetiva involuntaria o impuesta y la soledad subjetiva voluntaria o elegida. A esto último señalan: “Mientras la soledad impuesta puede resultar peligrosa para la salud tanto física como psíquica de los individuos, la soledad elegida puede ser fuente de crecimiento personal y germen de creatividad para las personas. La soledad impuesta es una condena, pero la soledad elegida puede ser una liberación”.

recuperas, es el <strong>ikigai</strong> que tenemos dentro aún sin descubrir. Quizás es importante recordar,

Para muchos, la soledad elegida, es una condición indispensable para su propio encuentro consigo mismo, como incluso, la búsqueda de la unidad con algo superior. Muchos de los artistas encuentran en la soledad la inspiración que buscan para desarrollar en sus obras.

  1. La calidad de las relaciones sociales tiene un poder explicativo de la soledad más de tres veces superior al de la cantidad de contactos sociales. “No es cantidad, se trata de calidad”.
  2. Es mejor tener relaciones que ofrezcan seguridad, confort, confianza y placer, aunque el contacto sea poco frecuente que tener más amigos poco íntimos con interacciones frecuentes. En fin, se trata de fortalecer los vínculos sociales y de amistad.
  3. La participación en actividades sociales actúa como un factor protector contra la soledad. La disminución del nivel de actividad social de las personas mayores coincide con un aumento de la probabilidad de sentirse solas.
  4. Los intercambios de apoyo intergeneracional durante el proceso de envejecimiento tienen un papel de especial relevancia. “No se junte solo con viejos, que eso se pega”.

García-Valdecasas, agrega algo bastante novedoso, y es la manera cómo la tecnología puede contribuir con las personas mayores en la mejora y mantenimiento de la autonomía personal, proporcionar seguridad dentro y fuera del hogar, y ayudar a la movilidad facilitando la vida independiente y fomentando hábitos saludables, las relaciones sociales, los cuidados y atención en el hogar, además, de ayudar en la formación y desarrollo personal.

En resumen, se trata de aprender a lo largo de toda la vida, evolucionando y adaptándose a los nuevos tiempos, incorporando incluso el uso de las nuevas tecnologías de la información, al mismo tiempo que amplia y mejora sus habilidades sociales; se trata de promover el apoyo social de las familias y las amistades, pero aumentando incluso las oportunidades para la interacción social con otras personas; mejorar la funcionalidad y el nivel de autonomía de las personas, contribuyendo con su propio desarrollo personal al mismo tiempo que con una mejor sociabilidad. No es saludable envejecer fuera de los contextos sociales donde hemos estado a lo largo de la vida, ellos contribuyen y favorecen el sentido de pertenencia.

En el libro Ikigai: los secretos de Japón para una vida larga y felizde la autoría de Héctor García y Francesc Miralles señalan:

“El secreto para una vida larga es no preocuparse. Y tener el corazón fresco, no dejar que envejezca. Abrir el corazón a la gente con una buena sonrisa en la cara. Si sonríes y abres el corazón, tus nietos y todo el mundo querrá verte.

La mejor manera de no angustiarse es salir a la calle y saludar a la gente. Yo lo hago cada día. Salgo a la calle y digo: ¡Buenos días! ¡Hasta luego! Luego vuelvo a casa y cuido del huerto. Y, por la tarde, ver a los amigos”.

Por último y con ello cierro este artículo: no olvidar que el envejecimiento activo es favorecedor de la calidad de vida, y un antídoto frente a los riesgos del sedentarismo y la apatía.

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/opinion/soledad-y-envejecimiento-8951720.html

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Sin enfermera escolar el próximo curso 21-22 tampoco

Por: ABC

Satse denuncia que el año que viene tampoco se implantará de manera generalizada esta figura.

El Sindicato de Enfermería (Satse) ha denunciado que el acuerdo alcanzado entre Gobierno y comunidades autónomas sobre las medidas a implementar en el próximo curso escolar para proteger a la comunidad educativa frente a la Covid-19 no establece la implantación generalizada de la enfermera escolar, aunque se haya constatado su labor decisiva a la hora de evitar y controlar el virus en aquellos centros y territorios en los que ya se cuenta con este profesional sanitario.

En este sentido, Satse lamenta «la nueva oportunidad perdida» por los responsables educativos y sanitarios, tanto a nivel estatal como autonómico, para ofrecer mayor garantías de seguridad y salud en el conjunto de centros educativos españoles en el nuevo curso escolar 2021-2022. Esto se atribuye «a causas meramente económicas en lugar de priorizar, en todo caso y ante cualquier circunstancia, la protección de los niños y jóvenes», declaran.

«Desconocemos, hoy en día, cuál será la evolución de este virus o de posibles nuevas variantes en los próximos meses, por lo que debemos seguir protegiendo espacios tan sensibles y vulnerables como son los colegios e institutos en los que pasan gran parte de su vida más de ocho millones de niños y jóvenes», apuntan desde la organización sindical.

Satse recuerda, además, que, de manera paralela a la realización de labores de prevención, detención y atención a casos Covid-19, las enfermeras y enfermeros son los profesionales sanitarios competentes para responder a las necesidades de cuidados de los niños, niñas y jóvenes, no solo en el ámbito asistencial, sino de información, sensibilización y formación de cara a adquirir hábitos de vida saludables.

Tras conocer el acuerdo alcanzado en fechas recientes por el Ministerio de Educación y los gobiernos autonómicos, el sindicato constata que, por un lado, se tiene interés por seguir manteniendo los aspectos preventivos y de atención frente a la Covid-19, al objeto de evitar el mayor número posible de contagios y brotes, pero, por otro, «no se quiere entrar en la cuestión de fondo que es contar con un profesional sanitario, como es la enfermera o enfermero, que, por sus conocimientos y cualificación, pueda encargarse de todo lo necesario para que los niños, niñas y jóvenes estén cuidados y seguros», afirman desde la organización sindical.

Además, Satse recuerda que se ha constatado su labor decisiva a la hora de evitar y controlar el virus en aquellos centros y territorios en los que ya se cuenta con este profesional sanitario. «Caso, por ejemplo, de Andalucía, comunidad autónoma que ha empezado a apostar por esta figura y que ha conseguido que una mayoría de sus centros educativos hayan estado libres de coronavirus», detallan.

«Hasta que no podamos afirmar de manera categórica que esta grave pandemia ha concluido, no podemos bajar la guardia, y, por ello, tenemos que dejar en manos de las enfermeras y enfermeros la detección precoz de casos y la gestión adecuada de los mismos, con arreglo a los protocolos establecidos, en lugar de a los profesores u otros miembros de la comunidad educativa a los que se ha impuesto una nueva responsabilidad sanitaria para la que no disponen de los conocimientos necesarios», concluyen.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-sin-enfermera-escolar-proximo-curso-21-22-tampoco-202106050130_noticia.html

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Oportunidades y desafíos de la pandemia que nos hostiga

Por: Dinorah García Romero 

La COVID-19 ha demostrado que la educación dominicana ha de ser menos teórica. Ha de procurar la articulación teoría- práctica.

El título del artículo de este día puede resultar contradictorio y hasta molesto. Hay personas y sectores sociales que no se han detenido a pensar en esta dirección. Es normal que esto ocurra, sobre todo cuando no todos hemos tenido la ocasión de aprender a mirar los problemas de manera integral.  Esta es una tarea que se ha quedado en carpeta; por ello tenemos pocas herramientas filosóficas y antropológicas para ver más allá del hecho mismo. En la República Dominicana estamos participando de una tercera ola de la COVID-19 y no hay ambiente para celebrar por la alta tasa de positividad en más de diez provincias. Además, se ha incrementado el contagio en el Gran Santo Domingo y en San Cristóbal. Un total de 3,646 muertes a nivel nacional, hasta el sábado 5 de junio de 2021, nos indican que estamos en condiciones de altos riesgos. A esta situación ha de añadirse la resistencia a vacunarse de algunos segmentos de la población. Todos estos factores agravan el escenario y ralentizan el avance hacia una salud más robusta para todos los dominicanos. En este contexto, crítico y preocupante, constatamos oportunidades y desafíos.

Las oportunidades más relevantes se relacionan con las coyunturas que nos ofrece la pandemia para tomar conciencia de la necesidad del autocuidado y del cuidado colectivo. Este es un imperativo para poder sobrevivir y para apoyarnos en reciprocidad. En esta misma dirección, se nos invita a una mayor racionalidad en el uso de los recursos personales, públicos y de la naturaleza. El uso ordenado de recursos en los tres órdenes planteados posibilita un consumo sostenible, favorece la satisfacción de necesidades con equidad para todos.  Una de las oportunidades más significativas se vincula con el  desarrollo de la creatividad. La realidad impele a reinventar cotidianamente el pensamiento y la práctica para garantizar la sobrevivencia. De igual manera, la pandemia ha posibilitado el desarrollo de la generatividad. El empeño por los demás se evidencia en múltiples indicadores, especialmente en pueblos y comunidades. En esta dirección también se presentan ocasiones para el fortalecimiento del ejercicio y compromiso ciudadanos.

En el marco de la pandemia, se presentan situaciones diversas que demandan un ejercicio ciudadano responsable y un compromiso social sostenido. En este mismo sentido, se potencian las alianzas naturales y estratégicas entre organizaciones e instituciones. Estas alianzas constituyen una muestra de la necesidad de unir fuerzas para enfrentar juntos los obstáculos, viejos y nuevos, que se han robustecido en esta pandemia. De otra parte, esta   época en que vivimos nos presenta desafíos ineludibles, a los que hemos de prestarles atención. Consideramos que estos tiempos nos urgen a fortalecer la solidaridad con las demás personas, entre las instituciones y entre las naciones. Por ello resulta loable que los países más ricos se liberen de una práctica egoísta y se dispongan a compartir bienes e insumos para la prevención o reducción del impacto de la enfermedad. El segundo desafío está vinculado al fortalecimiento de la educación de los ciudadanos; una educación que les permita redescubrir su responsabilidad en el recrudecimiento de la pandemia o de la liberación de confinamientos, muertes y contagios masivos. La COVID-19 ha demostrado que la educación dominicana ha de ser menos teórica. Ha de procurar la articulación teoría- práctica; la formación para la gestión de riesgos y el impulso a las alianzas interinstitucionales. Un tercer desafío pone el acento en dar pasos hacia una vida más organizada y previsora de condiciones biológicas, políticas y sociales que afecten la vida de las personas y de la sociedad. Estos desafíos son interdependientes. Cada uno se fortalece o se debilita con el otro. Constituye una tarea importante tener en cuenta en nuestra trayectoria las oportunidades y los desafíos abordados. El momento lo  demanda.

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/opinion/oportunidades-y-desafios-de-la-pandemia-que-nos-hostiga-8951757.html

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El Congreso Universitario de la Universidad Pedagógica Nacional: Un pasito pa’ delante, dos pasitos para atrás

Por: Miguel Ángel Pérez

Hace meses se dio a conocer el arranque formal de lo que se conoce como el Congreso Nacional Universitario (CNU) en el seno de la Universidad Pedagógica Nacional (U.P.N.), con una estructura nacional pensada para organizar y promover dicho congreso por Unidades y sub-sedes, estados, regiones e incluyendo la Unidad del Ajusco a la cual se le ha definido como la unidad central de la Universidad.

El congreso en cuestión ha caminado demasiado lento debido a la formalidad en sus reglas y al centralidad y exceso de atribuciones que ha tenido el Consejo Universitario de la Universidad, órgano facultado para cuidar de dicho proceso y que lo han cuidado tanto que el proceso camina despacio y con poca o pobre participación por parte de la comunidad universitaria.

Con tres grandes ejes programáticos:

  • Diagnostico institucional.
  • Definición de la figura jurídica y
  • Proyecto académico y de desarrollo institucional.

En estos momentos y después de haberse agotado el punto sobre el Diagnostico, la comunidad universitaria de una buena parte de la UPN a nivel nacional, comienza a adelantarse y a buscar consensos con respecto a la figura jurídica, perdón lo pondré así FIGURA JURIDICA debido a su importancia.

Como ya ha sido discutido y publicado por otros colegas, este CONGRESO es especialmente relevante, el cual se enmarca en un momento histórico relevante, nos coloca en una posición no solo de poder decidir el presente sino incluso el futuro de nuestra Universidad (aquí hablo en primera persona porque forma parte de la comunidad de esta Universidad pública).

Fundada en el mes de agosto de 1978, como organismo público desconcentrado del gobierno federal, con muchos logros y aciertos a lo largo de 40 años de historia, en estos momentos la comunidad de la UPN debe decidir sobre la base de una agenda y una serie de prioridades que se han ido acumulando con el paso del tiempo.

En la primera fase del Congreso, los resultados del diagnóstico por región y a nivel nacional demostraron las distintas carencias y las condiciones desfavorables bajo las cuales se encuentra la UPN a nivel nacional y algo sorprendente ha sido la pobre participación de los integrantes de la comunidad en la conformación de propuestas y en la integración de debates y discusiones informadas.

Al tener el año de 1992 como fecha clave para entender en un contexto global un poseso paulatino de perdida y de desprendimiento del proyecto nacional de la Universidad Pedagógica, en términos institucionales la Universidad se tornó en una losa pesada difícil de sostenerse desde el centro, no sólo en términos financieros, sino también operativos. Si bien la Universidad vivió su primera década con grandes apoyos, con el paso del tiempo pasamos a lo que le llano un descuido institucional tanto de adentro como de afuera de la propia UPN.

Las condiciones innequitativas en cuanto a recursos y apoyos, la contradicción insalvable en la relación Ajusco vs Unidades del país, dan cuenta de una Universidad fragmentada y segmentada en pequeñas parcelas. Hoy en día, el sistema de unidades en el país (se decía en los resultados del diagnóstico) se vive con los mismos recursos que hace 20 o 30 años, pero con un incremento incalculable en la incorporación de nuevas tareas, el incremento de asuntos de diversa naturaleza: la diversificacion de la oferta académica ha hecho que la UPN entre a un escenario de complejidad, pero bajo de implicación y el ninguneo institucional. Hace años los proceso de reclutamiento de nuevos docentes (concurso de oposición) y de recategorización o reclasificación para avanzar en la carrera académica eran regulares año con año, hoy en día sin justificación alguna vivimos en una constante nacional de inestabilidad en el empleo (la plantilla nacional da cuenta de que del 60 al 70% del personal docente labora bajo condiciones distintas a la basificación por falta de concurso y que muchos docentes ya dictaminados por la CAD, no pueden avanzar en el logro de categorías más altas en la carrera cadencia, debido a esta parálisis institucional que falta de los últimos años. Si bien este es un asunto laboral no es problema menor y afecta estructuralmente las condiciones de trabajo y la vida entera de las 76 unidades UPN en el país.

Bajo este marco, y bajo este contexto me surgen algunas preguntas:

¿De qué manera aprovechar este congreso universitario para fortalecer un proyecto nacional que atienda necesidades regionales y que beneficie a todas y todos?

¿Después de un largo y turbulento proceso de 40 años ahora a qué tipo de Universidad aspiramos y cómo pretendemos lograrlo con los recursos y las condiciones actuales?

¿Cómo resolver el asunto de los consensos y la legitimidad de los acuerdos de tal manera que este congreso se aproveche para avanzar estructuralmente, no para retroceder?

Al ser la UPN una universidad grande y diversa en pluralidad y en perspectivas. La diversidad de las propuestas es una de sus distinciones identitarias.  Desde hace años se ha arraigado una serie de grupos, bloques, agrupamientos, expresiones, corrientes, expresiones etc., que conforman iniciativas a académicas con un fondo ideológico por llamarlas de alguna manera al abanico de posibilidades que actualmente tenemos, ello nos coloca ante una realidad la cual no es posible ni negar ni tampoco evadir. Y el congreso está obligado a avanzar bajo esta realidad o a pesar e ella.

El tiempo para decidir el asunto de la figura jurídica ha comenzado su cuenta regresiva. En este sentido las posibilidades son varias: ¿autonomía, refundación, descentralización, desconcentración, el seguir igual, etc.? Y lo que se sume en este proceso. Sin embargo, el problema no sólo tiene que ver con el reconocimiento de identidades y pequeñas propuestas sino la forma en cómo vamos a abrir la discusión para lograr acuerdos, el problema no solo se decide a partir del sesgo institucional, no sólo se trata de pensar en lo que queremos, sino también en todo aquello que es viable, factible y lo que se espera (socialmente hablando) de una universidad nacional, temática y con una profunda tradición democrática.

Me parece que el primer punto sobre el que habría que consensuar es acerca de conservar el carácter nacional de la Universidad, pero también con un profundo respeto con respecto a las dinámicas y las necesidades regionales.

La nueva ley orgánica de la UPN por construirse, deberá ser lo sufrientemente clara que garantice definir no sólo lo que somos ahora (lo que es la UPN) sino también a lo que aspira, mantener los logros, el avance, definir necesidades del presente y una estrategia y ruta de acción que brinde claridad para el futuro inmediato.

El dilema consiste en pensar hacia dónde decidir en dónde colocarse. Si en el seno del mundo de las universidades (tipo ANUIES), con los beneficios de autonomía que ahí se tienen, pero también con la serie de limitantes sobre todo de corte financiero, o en el sub sistema de Normales (en la DGESPE), por el asunto de la formación en donde ya sabemos, la serie de limitantes que se viven sobre todo en los estados.

Esta contradicción no es poca cosa, por años hemos vivido una contradicción con distintos matices con el sub sistema de Normales. ¿a que aspiramos entonces, en dónde queremos estar?

Por lo tanto, las letras y los términos de la ley por escribirse deberán ser tan claros que no sólo resuelvan el problema del presente, sino que también contribuyan a prevenir los desafíos del futuro.

El reto al definir lo concerniente a la figura jurídica, es que se necesita que le soporte, sustento y legitimidad al marco de legalidad de la UPN de cara al futuro. Todo ello, no se podrá lograr, a partir de que una expresión (incluyo al Consejo Académico) se coloque por encima del resto, pero tampoco es posible pensar el tratar de acceder a una especie de eclecticismo en aras de avanzar. Se trata entonces de construir una propuesta potente que rescate los principales aportes de cada expresión, para ello se requiere disposición, diálogo y una profunda horizontalidad democrática. Se trata de que la UPN sea capaz de dar un gran salto y se piense como la Universidad Pedagógica del siglo XXI que México necesita. La descalificación de expresiones en diferencia, el madruguete de supuestos avances, son malos consejeros, que impiden la construcción de verdaderos consensos.

En todo este contexto la comunidad de la UPN a nivel nacional requiere de panqueas señales. De acciones que den cuenta de la una disposición verdadera por arribar a una Universidad que vive la democracia, no solo que habla de ella.

  • Se requiere regularizar las condiciones laborales de cerca del 70% de la plantilla nacional del personal académico.
  • Definir el asunto de la distribución equitativa de los recursos financieros.
  • Ordenar la oferta académica de los programas educativos nacionales y por estado.
  • Y el último punto de corto plazo, se trata de buscar un recurso que permita equilibrar las políticas y equilibrar la relación entre la autoridad nacional con las autoridades locales o estatales, delimitar funciones y atribuciones ¿Qué les toca a las autoridades de la Universidad y qué a los gobiernos estatales?

Necesitamos trabajar intensamente para construir consensos y que para que el Congreso Universitario resuelve un mejor futuro para la UPN en México. En todo ello y hasta ahora hay una serie de evidencias de excesos en la centralización de atribuciones y en la pobre participación de los integrantes de las comunidades universitarias.

Es necesario tomar con seriedad este congreso, y llevarlo hasta sus últimas consecuencias. Parece que el concepto de democracia se ha tornado en retórica, se trata de vivir la democracia en cada espacio y para lograr cada consenso. Un asunto prioritario, es poder equilibrar los espacios de participación, todas y todos tienen derecho a expresarse, pero pareciera que el congreso está siendo controlado o hegemonizado desde una sola perspectiva universitaria. Se trata de dar voz y poder a los grupos o expresiones que tradicionalmente han estado silenciadas o marginadas en la Universidad.

Arribaremos a mejores consensos cuando verdaderamente logremos sentir que este congreso es de todas y todos los integrantes de la UPN y entendamos que el mismo, es la oportunidad histórica para definir un mejor rumbo para la UPN.

Reconocer que somos herederos de una cultura de debate informado, que aportamos y aprendemos en comunidad, que el diseño de la oferta académica (amplia y diversa), se ha creado a partir de una cultura de participación hecho por todas y todos, que esa es la mística y la vocación que tenemos como huella fundacional, Construir de manera plural y colectiva. El congreso entonces será la principal obra que la UPN construya en esta segunda década del siglo XXI.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-congreso-universitario-de-la-universidad-pedagogica-nacional-un-pasito-pa-delante-dos-pasitos-para-atras/

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¿Por qué no abrimos las escuelas?

Por: Rafael de Hoyos

Los niños latinoamericanos son los que más días de clases presenciales han perdido desde que comenzó la pandemia. Con datos de la Unesco hasta el 30 de abril de 2021, los estudiantes en América Latina (AL) han perdido 217 días de clases presenciales, más de un ciclo escolar completo y 92 días más de lo que perdió el estudiante promedio en otras regiones del mundo. Como punto de comparación, en el Medio Oriente y África del Norte se han perdido 167 días; en África subsahariana, 116; en Asia, 107; en Europa, 93; y en Estados Unidos y Canadá, 46. En este ensayo trato de explicar, hasta donde me lo permiten los datos, lo que está detrás del largo cierre de escuelas en la región. Aunque hay algunos factores que nos ayudan a entenderlo, éstos no son suficientes para dar cuenta de la falta de prioridad que se les ha dado a las escuelas en el proceso de reapertura. Podría haber elementos subyacentes, difíciles de medir, como la falta de convicción de que la educación es un mecanismo de movilidad social, que pudieran explicar el injustificado cierre de escuelas durante tanto tiempo en AL.

A más de un año del comienzo de la pandemia, tenemos suficiente información para afirmar que, si se siguen protocolos sencillos, los riesgos sanitarios asociados a la reapertura de escuelas son relativamente bajos. Hoy también tenemos evidencia que comprueba lo que era obvio desde el comienzo de la pandemia: cerrar las escuelas disminuye los aprendizajes de los estudiantes. Al no tener un dispositivo con acceso a internet y padres con escolaridad suficiente, la pérdida de aprendizajes —con respecto al escenario en donde las escuelas permanecen abiertas— es mucho mayor entre los estudiantes en situación de pobreza. Las niñas y los niños en condición de pobreza no sólo han pasado más de un año sin adquirir aprendizajes curriculares, sin escuelas, muchos perdieron la ingesta calórica más importante del día a través de la comida escolar y para algunas y algunos el cierre de escuelas significó la falta de un espacio seguro, libre de la violencia, la negligencia y el maltrato que viven en su hogar.1 Esta información debería ser suficiente para que la autoridad educativa y la sociedad en su conjunto hicieran todo lo que estuviera a su alcance para reabrir las escuelas y, de no haber condiciones para hacerlo, se aseguraran de que las escuelas fueran las primeras en reabrir cuando el contexto lo permitiera.

A pesar de los altísimos costos económicos y sociales, de lo injusto que es empeñar el futuro de los niños más pobres al excluirlos del aprendizaje, las escuelas siguen cerradas en muchos países de AL. Todavía más difícil de entender es que, como sucede en México, otros sectores de mucho menor importancia para el bienestar futuro como restaurantes, bares, gimnasios y hasta estadios de futbol hayan abierto antes que los sistemas educativos. Estos sectores abrieron sin necesidad de demostrar que los riesgos sanitarios de su reapertura eran menores a los beneficios sociales, algo que sí es demostrable en el caso de las escuelas. Si debemos abrir o no las escuelas dejó de ser relevante, la verdadera interrogante es: ¿por qué no hemos abierto? ¿Qué características o condiciones nos ayudan a entender la decisión de mantener cerradas las escuelas en AL por un periodo mucho mayor al del resto del mundo?

El cierre de escuelas más prolongado en AL pudiera explicarse por un mayor impacto de la pandemia en la región, o bien porque los sistemas de salud tenían condiciones precarias para enfrentar el virus. Si éste fuera el caso, la intensidad de la pandemia —medida por el número de muertos por covid-19 por cada 100 000 habitantes— y el nivel de ingreso per cápita —el cual está altamente asociado a la capacidad de los sistemas de salud— deberían estar correlacionados con el número de días que las escuelas han permanecido cerradas. Utilizando información a nivel internacional, incluyendo casi todos los países del mundo, la figura 1 muestra que la pérdida de días de clases en cada país está correlacionada de manera positiva con la intensidad de la pandemia (medida por el desafortunado número de muertes por covid-19) y de forma negativa con los recursos para hacerle frente —medidos por el producto interno bruto (PIB) per cápita—. Quizá lo más relevante es que, con excepción de Chile, Perú y Uruguay, el número de días con escuelas cerradas en AL es mayor a lo que esperaríamos dado el número de muertes por covid-19 y el nivel de PIB per cápita y en la región.2

Cierre de escuelas, muertes por covid-19 y PIB per cápita

Otras dos variables pudieran ayudarnos a explicar el cierre de escuelas en AL. Si los sistemas educativos en la región no garantizan aprendizajes básicos a un porcentaje significativo de la población estudiantil, el cierre de escuelas podría ser visto como un costo menor para tratar de mitigar la propagación del virus. Por otro lado, la participación laboral de la mujer debería jugar un papel importante en el cierre o reapertura de las escuelas. En AL, el cuidado de los hijos mientras las escuelas han estado cerradas ha sido injustamente mayor para las madres trabajadoras, quienes han reducido su participación laboral.3 Por esta razón, en países con más participación laboral de la mujer se esperaría una mayor presión social por reabrir las escuelas.

¿Se pueden explicar los 92 días adicionales que han permanecido cerradas las escuelas en AL por diferencias, entre nuestra región y el resto del mundo, en muertes por covid-19 (por cada 100 000 habitantes), PIB per cápita, aprendizajes medidos por pruebas estandarizadas internacionales como PISA y participación laboral de la mujer? Para responder a esta pregunta, incluimos estas cuatro variables en un solo modelo estadístico en donde la variable a explicar son días con escuelas cerradas.4 Los resultados muestran que los cuatro factores (aprendizajes, muertes por covid-19, participación de la mujer y PIB per cápita) explican 15 de los 92 días adicionales que las escuelas han permanecido cerradas en AL. Otra forma de interpretar estos resultados es que las escuelas han permanecido cerradas 77 días en exceso o por encima de lo que se esperaría considerando los factores ya mencionados. Claramente que estos resultados son sólo asociaciones que no implican una relación causal y podría haber otras variables relevantes que no estoy tomando en cuenta, pero lo que muestran los datos es que los días de clases presenciales que se han perdido en México y el resto de AL están muy por encima de lo que ha sucedido en otras regiones del mundo, aun tomando en cuenta diferencias en factores relevantes en la decisión de abrir o mantener las escuelas cerradas.

El cierre de escuelas en exceso en AL tiene implicaciones que podrían ir más allá de sus terribles impactos económicos y sociales, pudiera ser una manifestación de un problema estructural que no se irá con la pandemia. Si entre las familias en AL la educación no se percibe como la vía para alcanzar un mayor bienestar futuro, poco harán para exigir rendición de cuentas a la autoridad educativa y demandar los cambios necesarios para garantizar aprendizajes para todos.

Una baja valoración de la educación entre las familias en AL, sobre todo aquéllas en pobreza, no es del todo sorprendente cuando la mayoría de ellas recibe una educación de baja calidad que no garantiza aprendizajes y, por lo tanto, no produce movilidad social. La falta de movilidad social puede hacer que la percepción del costo de mantener las escuelas cerradas y la pérdida de aprendizajes asociada a ésta sea menor que los riesgos sanitarios. Sin un sistema educativo que promueva la movilidad social no hay exigencia ciudadana para priorizar a las escuelas en el proceso de reapertura, no hay una demanda por llevar a cabo un plan de recuperación de los aprendizajes. Pero tampoco hay el apoyo social necesario para emprender reformas educativas complejas que atenten contra intereses de grupos de poder. Visto desde esta perspectiva, no resulta sorprendente que el cierre de escuelas más prolongado se haya dado en la región más desigual del mundo.

El proceso de reapertura durante la pandemia ha revelado nuestras verdaderas preferencias y la educación parece no ocupar los primeros lugares.5 Cambiar nuestras prioridades no será sencillo porque están insertas en un juego perverso de endogeneidad: para hacer de la educación una verdadera prioridad ésta debe mejorar su calidad; pero para mejorar su calidad, la educación tiene que ser una prioridad para la sociedad. Este ciclo se rompe con una autoridad educativa comprometida con los aprendizajes, priorizando a los más pobres. En México está claro que la construcción de un sistema educativo que genere aprendizajes no está dentro de las prioridades del gobierno federal, pero hay otras 32 oportunidades para que la autoridad educativa actúe con responsabilidad y haga del sistema educativo un motor de la movilidad social.

Rafael de Hoyos
Profesor de Economía de la Educación en el ITAM y socio fundador de Xaber


1 Para un resumen de la evidencia internacional sobre los riesgos sanitarios asociados al regreso a clases y los costos de mantener las escuelas cerradas ver: De Hoyos, R., y Saavedra, J. “Es hora de volver a aprender”, Banco Mundial, 24 de marzo de 2021.

2 Excluimos a Nicaragua del análisis por tratarse de un caso atípico en donde el gobierno nacional tomó la decisión de no cerrar escuelas.

3 Bergallo, P.; Mangini, M.; Magnelli, M., y Bercovich, S. “The impacts of COVID-19 on women’s economic autonomy in Latin America and the Caribbean”, UNDP LAC C19 PDS, núm. 25, 2021.

4 Se estimó una regresión lineal en donde la variable dependiente es el número de días con escuelas cerradas y las variables independientes incluyen cuatro factores (participación laboral de la mujer, aprendizajes, muertes por covid-19 y PIB per cápita) más una variable-indicador (dummy) para los países de AL, la cual captura el cierre de escuelas en exceso.

5 Con el movimiento Padres Organizados, la ciudad de Buenos Aires es una excepción en la región.

Fuente e Imagen: https://www.nexos.com.mx/?p=56391

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