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Mesa de filósofos: “la verdadera educación es la presencial”

Por: Héctor Rodríguez Cruz

Pareciera que los problemas educativos en el país sólo despiertan debates débiles. Esto se observa en la diferida decisión de volver a la escuela asumiendo una presencialidad resiliente y que garantice seguridad a todos los actores educativos. Frente a una lentitud que genera profundas incertidumbres se impone emprender la búsqueda de la verdad hermenéutica para identificar correctamente el problema y sus urgidas soluciones. ¡Y decirlas!

Siendo que la pretensión de la verdad hermenéutica procura rastrear la experiencia de la verdad, buscarla, indagar sobre ella como práctica realizable de cada persona o grupo, como función de interpelar, conversar, argumentar, preguntar, contestar, objetar y refutar, la definición y solución del problema de la vuelta a la presencialidad sólo podrá lograrse mediante el diálogo democrático incluyente.

La decisión de la “vuelta a la presencialidad” en las escuelas del país parece estar atrapada por un poder paradójico que convierte la situación en una verdadera “crisis de inteligencia”, generadora de desconfianza, desaliento y desasosiego.

El filósofo español Emilio Lledó describe así esta crisis: “estamos en una crisis de la mente, de nuestra forma de entender el mundo. La crisis más real -con independencia de los problemas económicos, que son muy reales- es la crisis de la inteligencia. “Ojalá el virus nos haga salir de la caverna, la oscuridad y las sombras”. https://elpais.com/cultura/2020-03-28/emilio-lledo-ojala-el-virus-nos-haga-salir-la-caverna-la-oscuridad-y-las-sombras.html.

Otro filósofo español, Fernando Savater, el mismo autor de Ética para Amador, se expresa así de la presencialidad: “Una cosa es la prudencia que debemos tener frente a la pandemia, frente a la enfermedad. No sé si hay que volver a la educación presencial con una serie de medidas de seguridad o todavía se debe esperar un poco más, lo que sí es seguro y me parece importante, es que todos los medios de educación telemática tienen que ser transitorios. La educación realmente verdadera es la presencial”.https://webdelmaestrocmf.com/portal/fernando-savater-la-verdadera-educacion-es-la-presencial/

El mismo Fernando Savater reitera que nunca aprendemos a vivir más que de otro ser humano. No se puede hacer sólo virtualmente. La educación es un ejercicio cuerpo a cuerpo como el amor. Es importante saber que la verdadera educación es la presencial. No se puede pensar que vamos a educar a los niños como alumnos de una pantalla y no alumnos de otra persona.

En tanto, el filósofo dominicano Pablo Mella, rector del Instituto Filosófico Francisco Bonó, después de realizar un amplio análisis de la irrupción de la COVID-19 en la educación dominicana hace un llamado a declarar el año 2021 como una época para “metaaprender”,destacando que “el metaaprendizaje nos permite tomar conciencia de nuestros propios procesos de aprendizaje para conducirlos de manera eficiente y sacarle mejor provecho”.

El filósofo Pablo Mella añade que “la pandemia ha desvelado que la educación no consiste básicamente en disponibilidad y trasvase de información”. Enfatiza además: “confirmamos además que la educación consiste fundamentalmente en un proceso de relación humana de calidad, no en el mero uso instrumental de nuevas tecnologías ni en la posibilidad de aumentar la disponibilidad de un inmenso cúmulo de datos”.(“2021: Un año para metaaprender”. Revista Amigo del Hogar. Santo Domingo. Enero 12, 2021).

Una perspectiva similar de la problemática es presentada por Juan Carlos Ruiz, Doctor en Filosofía por la Universidad de Córdoba, especializado en Filosofía de la Cultura y Pensamiento Crítico, quien sostiene que: “al eliminar la educación presencial en el aula, quizá la brecha más importante de todas no sea la digital, sino la moral”.(neo.es/jose-carlos-ruiz-al-eliminar-la-educacion-presencial-en-el-aula-quiza-la-brecha-mas-importante-de-todas-no-sea-la-digital-sino-la).

El nombrado filósofo justifica su posición diciendo “que la falta de contacto presencial afecta a los alumnos inevitablemente. Es insustituible la educación presencial por ningún otro tipo de educación, a cualquier edad. Según su parecer la enseñanza on line no puede sustituir a la presencial. La falta de contacto presencial afecta a los alumnos inevitablemente”. Es insustituible la educación presencial por ningún otro tipo de educación, a cualquier edad.

Sostiene además que cuando se elimina el microcosmos del aula y se coloca al estudiante en su habitación con un móvil o una pantalla, aunque los contenidos los pueda recibir medianamente bien, se está perdiendo un porcentaje altísimo e importantísimo de una educación cívica, moral y social, que es la que fundamenta el sentido de la educación.

Recientemente en Colombia un grupo de intelectuales, académicos y científicos realizaron una campaña para impulsar la educación presencial en escuelas colegios y universidades: #LaEducaciónPresencialEsVital. La misma es dirigida por Moisés Wasserman, exrector de la Universidad Nacional y Presidente del Comité de Sabios de Colombia, uno de los principales promotores de la iniciativa que busca lograr que los niños, niñas y adolescentes regresen a los salones de clase de manera presencial.

La presencialidad estudiantil debe armonizarse con la “presencialidad docente” según lo expresa Salman Khan, profesor, informático, ingeniero eléctrico y matemático estadounidense de ascendencia india, creador de una organización de aprendizaje electrónico de educación gratuita llamada “Khan Academy”, considerada un MOOC (Massive Open Online Course o Curso Online Masivo Abierto), que tiene más de 70 millones de estudiantes, en 36 idiomas, que aprenden online, quien afirma: “Si tuviera que escoger entre un profesor o la tecnología, siempre me quedaría con el profesor”. https://www.bbc.com/mundo/noticias-54354365.

Consideramos que las escuelas del país necesitan abrirse a la comunidad para poder cumplir eficaz y eficientemente su función educativa y social. El “locus escolar” no puede ser borrado ni camuflado. Resulta altamente preocupante que el regreso a la presencialidad de la escuela camine a paso lento y dilatado. Hagamos de la “vuelta a la presencialidad” un proyecto exitoso. Unámonos a la Mesa de Filósofos para impulsarlo.

¡Ojalá el virus nos haga salir de la caverna, la oscuridad y las sombras!

Fuente: Acento

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La Fractura Educativa

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo 

En una época de emergencia sanitaria como la que vivimos, y aun cuando “venga a la baja” la enfermedad, la docencia todavía está partida en pedazos…

Cada quien se rasca con sus propias uñas para solventar las necesidades pedagógico-didácticas

Debido a la campaña emergente de vacunación para prevenir Covid-19 y a la disminución de casos confirmados de esa enfermedad, el avance que en México se ha producido en materia de salud pública genera altas probabilidades de regresar a clases, en el formato presencial, por fortuna.

Pero el retorno a clases presenciales, sobre todo en la educación básica, habrá de llevarse a cabo de manera gradual, escalonada y con medidas sanitarias que aseguren, en lo posible, que no se registren rebrotes de la inaudita enfermedad que ha azotado al mundo (2020 y lo que va de 2021).

Se sabe, según datos preliminares, que en México la población más afectada por la condición que nos trajo la pandemia, por el hecho de haber cerrado los centros educativos, es la de las y los estudiantes de educación básica matriculados en la escuela pública. Por ello, es importante y prioritario tomar las medidas concretas y pertinentes, en materia de políticas públicas educativas, específicas, para crear condiciones adecuadas en el regreso a las clases presenciales, y dar continuidad al avance de los aprendizajes escolares de niñas, niños y jóvenes (NNyJ).

La docencia todavía está partida en pedazos

¿Cuáles son las condiciones y elementos adecuados que permitan la puesta en operación de protocolos sanitarios, por niveles-modalidades educativos, para regresar a clases? ¿Cuáles son los principales problemas que enfrenta la escuela pública ante la inminencia del retorno a la escuela presencial? ¿Cómo se organizan o se organizarán, o no, las comunidades educativas en este escenario inminente de postpandemia?

En una época de emergencia sanitaria como la que vivimos, y aun cuando “venga a la baja” la enfermedad, la docencia todavía está partida en pedazos. Hoy, como es evidente, el contacto con las y los estudiantes es remoto, irregular, distante, complicado, cuando lo hay, o nulo cuando no hay conectividad ni estudiantes. Justo por ello, me parece que el problema más grave es la cantidad de estudiantes que no regresó a las clases mediadas por tecnologías electrónicas o materiales impresos, durante el presente ciclo escolar (2020-2021).

Desde hace más de un año, estamos frente a un fenómeno social y educativo caracterizado por cambios sin precedentes en el ámbito específico de las relaciones entre la enseñanza y los aprendizajes, donde la sensación de avance (para ambos actores sociales: docentes y estudiantes), en realidad, se ha vuelto una percepción de retroceso.

El 20% de las y los estudiantes que concluyeron el ciclo escolar anterior, no se han reportado durante el presente año escolar.

Las y los docentes, así como las y los directivos escolares vivimos una coyuntura de adaptaciones vertiginosas, individuales y sociales, tanto en el uso de métodos como en la profundidad y extensión de los contenidos educativos. Hay una sensación “objetiva” y “subjetiva” de frustración en el trabajo docente y de gestión educativa-escolar que se ha realizado en situación de confinamiento, sobre todo porque no existen los apoyos ni el acompañamiento profesional que requieren estas labores.

Adicionalmente y por si fuera poco, la sociedad se pregunta ¿qué tan esenciales son las actividades educativas (y la escuela como institución) frente a una cruda realidad que pone en primer término tanto a la crisis económica como la de salud pública? Apenas se recopila información sobre las dimensiones de esta fractura educativa, que ha implicado el no retorno a clases por parte de cientos de miles de estudiantes. La estadística y el registro puntual, todavía incierto y confuso, acerca de cuántos estudiantes no han regresado a las clases “a distancia” del ciclo escolar en curso, da cuenta de esta tragedia (se calcula que aproximadamente el 20 por ciento de las y los estudiantes que concluyeron el ciclo escolar anterior, no se han reportado durante el presente año escolar, en educación básica pública).

Falta de capacitación a docentes

En medio de todo, y a falta de apoyos institucionales en materia educativa, los duros procesos de adaptación social y pedagógica, por parte de las figuras educativas, siguen su marcha. La realidad indica que cada quien se rasca con sus propias uñas para solventar las necesidades pedagógico-didácticas y de recursos tecnológicos. No hay un acompañamiento institucional ni una atención en infraestructura tecnológica del tamaño de la emergencia sanitaria que se ha vivido durante más de un año. Las autoridades educativas sólo desentonan al decir: “reconocemos el trabajo de las y los maestros”.

Durante este ciclo escolar hemos observado que las acciones de capacitación y actualización (formación continua), en materia de trabajo y prácticas docentes o directivas escolares, dirigidas hacia las principales figuras educativas, son inexistentes, nulas o superfluas. Dar a conocer cómo funciona una plataforma para realizar video-conferencias, no es una capacitación seria, profesional. O dar al docente los procedimientos para crear una cuenta de correo electrónico, con el membrete de “capacitación o actualización”, es simulación.

Paradas en zona de incongruencia, sin embargo, las autoridades educativas federales y estatales señalan que hay, hoy, una revaloración social del magisterio. Que la sociedad reconoce, por fin, la importancia del trabajo docente y directivo. Pero esto sólo se da en las palabras, no en los hechos. Lejos de alabar el trabajo que han realizado las maestras y los maestros en estas condiciones adversas, la actuación de las autoridades educativas sería más congruente si se centrara en dar apoyos al magisterio en recursos didácticos y de infraestructura, y opciones “profesionalizantes” serias, de fondo, en términos de adecuaciones curriculares, de mediano y largo plazos.

La fractura educativa durante el periodo de pandemia, en México, tiene en resumen dos traumatismos: uno, en la desafiliación parcial de cientos de miles de estudiantes NNyJ del país y, dos, el abandono y las anulaciones tácitas e implícitas de las que han sido objeto las figuras educativas, es decir, las y los docentes, las y los directivos escolares y demás profesionales de la educación.

Fuente: SDPnoticias

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Los jóvenes de Cristal

Por: César Eduardo Gordillo / Universidad Autónoma de Barcelona

El florero de Llorente que fue el vaso que rebosó la copa el 20 de julio de 1810 para la independencia de Colombia; doscientos años después se repite, pero ahora con un cartón de huevos de 1800 pesos. La afirmación del ministro de hacienda en una entrevista complaciente puso al descubierto la profunda desconexión que tiene la burguesía del país con la realidad que vive el colombiano de a pie.

Y es que a Colombia le llegan más balas que medicina en tiempo de COVID. Es bueno recordar que el florero de 1810 no era un florero cualquiera, el florero de Llorente era una de las mejores porcelanas de la época y de un notable criollo. En cambio, el cartón que sacó a las calles a los jóvenes colombianos ni es de cristal ni es de los notables colombianos. El cartón de huevos que los llevó a parar fue la actitud casi cínica y de poca empatía del ministro con los colombianos que en cuanto se dio el estallido renunció a su silla dejándola vacía, como otrora lo haría la guerrilla colombiana en el Caguán.

Pensar que un cartón de huevos cueste 1800 pesos, menos de medio dólar es confirmar que a Colombia le llueven más balas que comida. Esta fue la gota que rebosó la gota de las humillaciones, esa fue la gota que reboso la copa luego de tener que apaliar una pandemia a punta de trapos rojos en las ventanas para recibir algún alimento de cualquier samaritano. De tal tamaño es el desconocimiento de la realidad de esa clase política y burguesa del país, que de unos días para acá arenga “yo no paro, yo disparo”.

Y es que este florero de Llorente ni es de cristal ni es de los notables del país. La generación que hoy está en las calles se les etiquetó como los jóvenes de cristal, como aquellos que con nada se rompen. Pero hoy están demostrando todo lo contrario, son ellos los que se cansaron de comer los vidrios que le ofrece su estado opresor y salieron a las calles. Estos jóvenes representan ni más ni menos que la mentirosa cifra del 15,9%; y mentirosa porque por ahí pasó la cuenta hace rato, casi desde cuándo 12 huevos costaban menos de medio dólar en Colombia.

Dos siglos no serán suficientes para olvidar a Dilan Cruz, Brayan Niño y a las otras 59 víctimas mal contadas por Wikipedia. Y sí, es vergonzoso que sea Wikipedia y no un ente oficial quien documente la tragedia que hoy se vive en las calles. Es una vergüenza que no sea el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación del país quien registre estas cifras, pero para nadie es un secreto que mientras ellos estén en el poder el asesinato del joven Dilan Cruz sólo será un desafortunado accidente, como también lo es el tratado de paz y el conflicto armado que ahora se niegan en reconocer. Y aunque a la fiscalía no le cabe la menor duda que la culpa es del muerto, de Dilan Cruz, su soberbia al no reconocer a este joven como víctima llevó a que los jóvenes hoy reconozcan dos cosas fundamentales. Primera, que la fiscalía es una alcahueta del gobierno de turno; y dos, que los jóvenes de cristal están dispuestos a quebrarse y a dejar los vidrios rotos en las calles del país hasta que se haga justicia.

Pero si dos siglos no son suficientes, faltará esta vida y la otra para olvidar a Lucas Villa. Se cumplió la arenga burguesa con tinte paramilitar en Colombia: “yo no paro, yo disparo”.  “El solo hecho de ser joven y estar en la calle es arriesgar la vida” fueron las últimas palabras de este joven de cristal que fue baleado por sicarios desde una camioneta blanca. “Plomo es lo que hay pa´ estos hijueputas” dicen los que marchan con camisetas blancas a los jóvenes de cristal. Pero ellos responden con la vida en las calles, vomitando vidrios rotos, esos que les han obligado a comer durante siglos.

Foto: Raúl Arboleda

Por eso, no es raro que “La gente de bien” y vestida con camisetas blancas sea la que salga a la calle bajo el amparo de la policía a disparar contra los indígenas y los jóvenes, “¿Que supone uno?”. Supone uno que hay una complicidad pactada que niegan a aceptar, cientos de imágenes en las redes sociales lo confirman. Y “¿Que supone uno?” que estamos bajo un estado que sigue protegiendo a los de camisa blanca.

Pero como a Colombia le llueven más balas que justicia, la guerrilla sigue usando niños en la guerra; y lo que supone uno en medio de la sensatez, es que ellos no están allí porque lo desean, están porque son usados e instrumentalizados, y esto es lo que no quiere ver el Estado colombiano, prefiere criminalizarlos y bombardearlos. Y luego ellos, los de camisas blancas salen a arengar que “no estarían recogiendo café”, perorata que confirma como tanto Estado y los de las camisas blancas se tapan con la misma cobija.

Pero los Jóvenes de cristal no son ciegos y ya hicieron una lectura crítica de lo que sucede en el país, y ya tiene suficientemente claro quien les está respirando al cuello y reprimiendo, es el jefe de las camisas blancas quien vive y manda desde una finca en el departamento de Córdoba. “Y como dijo un periodista de CNN, a los manifestantes -que son jóvenes, los quieren vincular con una ideología, como si todos estos jóvenes fueran retrasados mentales y no tuvieran pensamientos propios. Es una falta de respeto total”. Los Jóvenes de Cristal no son unos retrasados, piensan y si algo han leído durante el confinamiento de la pandemia es la realidad del país, leyeron su hambre y el hambre de su vecino y por eso salieron a la calle cuando los desafiaron con una reforma laborar, de salud y pensional. Pero como a Colombia le llueven más balas que educación, estos jóvenes salieron a rugirle a su gobierno opresor y a decirle que ya no los pueden romper tan fácil porque están unidos a otras almas y que como dice Clarissa Pinkola “Somos fuertes cuando estamos con otra alma. Cuando estamos unidos a los demás, no nos pueden romper”.

Y como ya dijimos, hay alguien que da las órdenes, hay alguien que desde su pedestal de porcelana perfila a los ciudadanos. Hace poco señaló que quienes manifiestan en Europa tergiversan la democracia, pero también espetó que muchos son guerrilleros. Los jóvenes de cristal lo que están gritando y suplicando a la comunidad internacional es que bajo la consigna de “todos los que protestan son unos vagos guerrilleros” se les están violentando sus derechos fundamentales. El grito de independencia que se da en Colombia es que están cansados de vivir en medio de la guerra casada entre el estado, la guerrilla y los paramilitares por el narcotráfico. Ellos no están dispuestos heredar esta bomba de tiempo que dejo instalada Pablo Escobar Gaviria. Los jóvenes de cristal reclaman hoy que mientras ellos se matan por tierras para cultivar y territorios para controlar el país se está desangrando en medio de una corrupción que cada día trae más hambre.

Los Jóvenes de Cristal están a la espera de una negociación, pero lastimosamente aún se niegan en darle una silla de interlocutores dignos. Pareciera que el Estado se comporta como el estado opresor que culpabiliza a sus hijos de estar en el lugar equivocado y los criminaliza por perder asignaturas en el colegio; y que por tanto hay que matarlos como castigo, como sucedió con Dilan Cruz.

Fuente e imagen: nuevarevolucion

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Gaza , La Mayor Prisión Al Aire Libre | Noam Chomsky

Artículo del filósofo, lingüista y activista político Noam Chomsky , publicado el 7 de noviembre del 2012 

Por: Noam Chomsky

Basta siquiera con una sola noche en la cárcel para hacerse una idea de lo que significa estar bajo el control absoluto de una fuerza externa.
Y apenas si se tarda un día en Gaza en apreciar cómo debe de ser tratar de sobrevivir en la mayor prisión al aire libre del mundo, donde aproximadamente un millón y medio de personas hacinadas en una franja de trescientos kilómetros cuadrados viven sometidas a un terror aleatorio y a un castigo arbitrario que no tienen otro objetivo que el de humillarlas y degradarlas.
Lo que se pretende con semejante crueldad es aplastar las esperanzas palestinas de un futuro digno y la anulación del abrumador apoyo internacional a un acuerdo diplomático que garantice el respeto de los derechos humanos básicos. Los dirigentes políticos israelíes han dado evidente fe de esa pretensión en estos últimos días al advertir de que «enloquecerán» si Naciones Unidas otorga el más mínimo reconocimiento a los derechos palestinos.
Esta amenaza de «enloquecimiento» (nishtagea) —entiéndase lanzar una respuesta de particular dureza— está muy arraigada y se remonta a tiempos de los gobiernos laboristas de la década de 1950, momento en que también hallamos el origen del llamado «complejo de Sansón»: «Si se traspasa esa línea, derribaremos los muros del templo con todos dentro, nosotros incluidos».
Treinta años atrás, varios líderes políticos israelíes, algunos destacados «halcones» entre ellos, remitieron al primer ministro Menahem Begin un impactante informe sobre la frecuencia y la impunidad con las que los colonos de Cisjordania cometían «actos terroristas» contra los árabes del lugar.
Asqueado por aquellos hechos, Yoram Peri, destacado analista de la política militar, escribió que la labor del ejército israelí ya no parecía consistir en defender el Estado, sino en «demoler los derechos de personas inocentes por el mero hecho de ser araboushim [apelativo racial despectivo] que viven en territorios que Dios nos prometió».
Los gazatíes han sido objeto de un castigo particularmente cruel. Hace treinta años, en su libro de memorias The Third Way [La tercera vía], Raja Shehadeh, un abogado, describió la inútil tarea de intentar proteger los derechos humanos fundamentales dentro de un sistema legal diseñado para que dicho objetivo resulte imposible, y su experiencia personal como samid (un «inquebrantable») que vio cómo las brutales fuerzas de ocupación convertían su casa en una prisión sin que él pudiera hacer otra cosa más que «aguantar».
Desde entonces, la situación ha empeorado sensiblemente. Los Acuerdos de Oslo, festejados con gran pompa en 1993, estipularon que Gaza y Cisjordania constituyeran una única entidad territorial. Pero, por entonces, Estados Unidos e Israel ya tenían en marcha un plan para separar Gaza de Cisjordania con el fin de bloquear un acuerdo diplomático y castigar a los araboushim de ambos territorios.
El castigo contra los gazatíes se hizo más duro aún en enero de 2006 en respuesta al «crimen» de primera magnitud que acababan de cometer: habían votado en el «sentido equivocado» en las primeras elecciones libres celebradas en el mundo árabe al apoyar mayoritariamente a Hamás.
En una muestra más de sus «ansias de democracia», Estados Unidos e Israel (apoyados por una pusilánime Unión Europea) impusieron de inmediato un sitio brutal acompañado de ataques militares. Las autoridades estadounidenses recurrieron enseguida a su procedimiento operativo estándar cuando una población desobediente elige al Gobierno equivocado: preparó un golpe militar para restablecer el orden.
Pero los gazatíes cometieron un crimen más grave si cabe un año más tarde al bloquear esa intentona golpista, lo que se tradujo en una fuerte escalada del asedio y los ataques. La culminación de éstos llegó en el invierno de 2008-2009 con la Operación Plomo Fundido, uno de los ejercicios más cobardes y sanguinarios de nuestra memoria reciente: una población civil indefensa y atrapada fue sometida a la implacable ofensiva lanzada por uno de los sistemas militares más avanzados del mundo, dependiente del armamento estadounidense y protegido por la diplomacia de Washington.
Obviamente, se adujeron pretextos para tal modo de proceder, pues nunca faltan. El habitual, siempre a mano cuando se necesita, fue el de la «seguridad»: en este caso en concreto, se dijo que los ataques eran para neutralizar el lanzamiento de misiles de fabricación casera desde Gaza.
En 2008 se declaró una tregua entre Israel y Hamás. Hamás no disparó un solo cohete hasta que Israel rompió la tregua aprovechando las elecciones estadounidenses del 4 de noviembre para invadir Gaza sin ningún motivo y mató a media docena de miembros de Hamás.
Las más altas autoridades de la inteligencia israelí advirtieron al Gobierno del país de la posibilidad de renovar la tregua si se aligeraba el criminal bloqueo al que estaban sometiendo a la Franja y si ponían fin a los ataques militares. Pero el Gobierno de Ehud Olmert —quien presuntamente era una «paloma» en materia de política exterior— descartó esas opciones y trató de aprovechar su enorme ventaja en potencial de violencia poniendo en marcha la Operación Plomo Fundido.
El internacionalmente respetado defensor de los derechos humanos en Gaza Raji Sourani analizó el patrón seguido por los ataques de Plomo Fundido. Los bombardeos se concentraron en el norte, sobre población civil indefensa de las áreas más densamente habitadas, sin ningún fundamento militar posible. El objetivo, insinúa Sourani, tal vez fuera intimidar a la población y empujarla hacia el sur, hacia las inmediaciones de la frontera con Egipto. Pero los samidin —quienes resistieron a base de aguantar los ataques— no se movieron de donde estaban.
Otro posible objetivo quizá fuera echar a esa población al otro lado de la frontera. Desde los primerísimos tiempos de la colonización sionista, se dijo que los árabes no tenían ninguna razón de peso para estar en Palestina: podían estar igual de bien en cualquier otro lugar, por lo que debían irse de allí (o ser «transferidos» de buenas maneras, según sugerían las «palomas» del movimiento).
Ésa, desde luego, no es una posibilidad que preocupe poco en Egipto y tal vez sea una de las razones por las que ese país no abre la frontera para el libre paso de la población civil o, ni tan siquiera, de suministros que se necesitan con urgencia.
Sourani y otras fuentes bien informadas han señalado que la disciplina demostrada por los samidin es un primer frente tras el que se oculta un polvorín que podría estallar por los aires en cualquier momento, de forma inesperada, como lo hizo la Primera Intifada de Gaza en 1987 tras años de represión.
La impresión (inevitablemente superficial) que uno se lleva tras pasar varios días en Gaza es de asombro, no sólo ante la capacidad de los gazatíes para seguir con su vida, sino también ante el dinamismo y la vitalidad de la gente joven, sobre todo en la universidad, donde asistí a un congreso internacional.
Pero también pueden detectarse síntomas de que la presión puede haber alcanzado extremos insoportables. Ya hay noticias de una frustración de fondo entre los jóvenes que no cesa de crecer y que obedece a un reconocimiento por su parte de que, bajo la ocupación americano-israelí, el futuro no les depara nada.
Gaza presenta el aspecto de un país del Tercer Mundo, con bolsas aisladas de riqueza rodeadas de la pobreza más atroz. Pero no es un lugar sin desarrollo. Diríamos, más bien, que ha sido des-desarrollado (tomando prestado el término de Sara Roy, principal especialista académica en Gaza) y de forma muy sistemática.
La Franja de Gaza podría haberse convertido en una próspera región mediterránea, con una agricultura rica y una industria pesquera próspera, amén de unas playas maravillosas y de, según se descubrió hace una década, altas probabilidades de disponer de extensas reservas de gas natural en sus aguas territoriales (fuera por casualidad o no, lo cierto es que fue justo entonces cuando Israel intensificó su bloqueo naval). Tan favorables perspectivas de futuro se vieron abortadas en 1948, cuando la Franja tuvo que absorber un aluvión de refugiados palestinos que huían presas del pánico o habían sido expulsados a la fuerza de territorios que se integraron en Israel (en algunos casos, apenas meses después del alto el fuego formal). Las conquistas israelíes de 1967 y su consolidación durante los meses posteriores asestaron nuevos golpes y terribles crímenes que han continuado hasta nuestros días.
Los síntomas son fácilmente visibles, incluso durante una visita breve. Sentado en un hotel junto a la costa, uno puede oír el fuego de ametralladora de las cañoneras israelíes dedicadas a expulsar a los pescadores de las propias aguas territoriales de Gaza para devolverlos a la línea litoral, obligándolos así a pescar en aguas muy contaminadas por culpa de la negativa americano-israelí a permitir la reconstrucción de los sistemas de alcantarillado y electricidad destruidos por el poder militar de los propios Estados Unidos e Israel.
En los Acuerdos de Oslo, se contemplaban planes para construir dos plantas desalinizadoras, muy necesarias en una región árida como ésta. Y sí, se construyeron unas instalaciones avanzadas, pero en Israel. La segunda está ubicada en Jan Yunis, al sur de Gaza. El ingeniero jefe de Jan Yunis explicó que esa planta fue construida de tal modo que no pueda usar agua del mar y tenga que aprovechar aguas subterráneas, un proceso más barato que contribuye a degradar aún más el exiguo acuífero de la zona, lo que con toda certeza acarreará problemas graves en el futuro.
El suministro de agua todavía es muy limitado. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en inglés), que se ocupa de los refugiados, pero no de los demás gazatíes, publicó recientemente un informe en el que alertaba de que el daño infligido al acuífero podría volverse «irreversible» dentro de poco y de que, de no mediar una rápida actuación para remediarlo, Gaza podría dejar de ser un «lugar habitable» no más tarde de 2020.
Israel permite la entrada de cemento para los proyectos de la UNRWA, pero no para las obras de los gazatíes, metidos como andan en gigantescas campañas de reconstrucción. La limitada maquinaria pesada allí presente se mantiene inactiva en su mayor parte, pues Israel no autoriza la entrada de material ni recambios para su reparación.
Todo esto forma parte del programa general que Dov Weisglass, un asesor del primer ministro Olmert, describió cuando los palestinos no siguieron las órdenes previstas en las elecciones de 2006: «De lo que se trata —dijo él— es de someter a los palestinos a dieta, pero sin matarlos de hambre».
En fecha reciente, y tras varios años de esfuerzos, la organización israelí de defensa de los derechos humanos Gisha logró por fin obtener una orden judicial que obliga al Gobierno a hacer públicos los documentos archivados donde se especifican los planes para hacer efectiva esa «dieta». Jonathan Cook, un periodista afincado en Israel, los resume así: «Las autoridades sanitarias facilitaron sus propios cálculos sobre el número mínimo de calorías que necesitarían el millón y medio de habitantes de Gaza para no caer en la desnutrición. Esas cifras se tradujeron luego en un número tasado de camiones cargados de alimentos a los que Israel supuestamente autorizaría la entrada cada día […] y, al final, un promedio de sólo sesenta y siete camiones (mucho menos de la mitad del mínimo requerido) entraron diariamente en Gaza. Compárese con los más de cuatrocientos que entraban allí a diario antes del inicio del bloqueo».
El resultado de la imposición de esa dieta, según Juan Cole, experto en Oriente Próximo y Medio, es que «en torno a un 10% de los niños palestinos de Gaza de menos de cinco años de edad tienen un crecimiento atrofiado por culpa de la desnutrición. […] Además, la anemia se ha generalizado y afecta a más de dos terceras partes de los niños pequeños, al 58,6% de los que están en edad escolar y a más de un tercio de las madres embarazadas».
Raji Sourani, el ya mencionado defensor de los derechos humanos, señala que «no hay que perder de vista que la ocupación y el cierre absoluto de las fronteras es un ataque continuo contra la dignidad humana de la población de Gaza en particular y contra la de todos los palestinos en general. Es una sistemática degradación, humillación, aislamiento y fragmentación del pueblo palestino».
Esta conclusión ha sido confirmada también por otras muchas fuentes. En The Lancet, una de las principales revistas de medicina del mundo, Rajaie Batniji, médico visitante en Stanford, describe Gaza como «una especie de laboratorio donde observar la ausencia de dignidad», una situación que acarrea repercusiones «devastadoras» para el bienestar físico, mental y social.
«La vigilancia constante desde el cielo, el castigo colectivo por el bloqueo y el aislamiento, la intrusión en los hogares y las comunicaciones, y las restricciones a quienes tratan de viajar, casarse o trabajar, dificultan mucho llevar una vida digna en Gaza», escribe Batniji. Y es que los araboushim tienen que aprender a llevar siempre la cabeza gacha.
Hubo alguna esperanza de que el nuevo Gobierno egipcio de Mohamed Morsi, menos sometido a Israel que la dictadura de Hosni Mubarak, apoyada por Occidente, pudiera abrir el paso de Rafah, que es el único acceso de Gaza al mundo exterior que no está bajo control directo de Israel. Y sí, ha habido una ligera apertura, pero no mucha.
La periodista Laila el-Haddad escribe que la reapertura permitida por el ejecutivo de Morsi «no ha significado más que un regreso del statu quo de años atrás: sólo los palestinos portadores de un carné de identidad de Gaza aprobado por Israel pueden transitar por el paso de Rafah». Eso excluye a muchísimos palestinos, incluida la familia de la propia El-Haddad, donde sólo uno de los miembros del matrimonio posee uno de esos carnés.
Además, según ella misma añade, «el paso no lleva a Cisjordania ni permite el transporte de bienes, que está restringido a los pasos fronterizos controlados por Israel y sujeto a prohibiciones como las que pesan sobre los materiales de construcción y la exportación».
Las limitaciones del paso de Rafah no alteran, pues, el hecho de que «Gaza continúa estando cercada por un férreo asedio marítimo y aéreo, y sigue estando amputada del capital cultural, económico y académico del resto de los [Territorios Ocupados por Israel] en flagrante violación de las obligaciones americano-israelíes recogidas en los Acuerdos de Oslo».
Los efectos son dolorosamente evidentes. El director del hospital de Jan Yunis, que es también jefe de cirugía, habla con rabia y pasión de cómo faltan medicinas incluso, lo que deja a los médicos incapacitados para hacer su trabajo y a los pacientes desesperados de dolor.
Una joven explica cómo fue la enfermedad de su padre ya fallecido. Él se habría sentido muy orgulloso de ver cómo su hija se convertía en la primera mujer del campamento de refugiados en obtener un grado universitario avanzado, dice ella, pero «falleció tras seis meses de lucha contra el cáncer, a la edad de sesenta años.
La ocupación israelí le negó un permiso para acudir a hospitales de Israel a recibir tratamiento. Yo tuve que suspender mis estudios, mi trabajo y mi vida para ir a sentarme junto a su cama. Todos estábamos allí sentados, también mi hermano, el médico, y mi hermana, la farmacéutica, todos impotentes y sin esperanza, contemplando su sufrimiento. Murió durante el inhumano bloqueo de Gaza, en el verano de 2006, sin apenas acceso a la sanidad.
»En mi opinión, la impotencia y la desesperanza son los sentimientos más mortíferos que pueden embargar a un ser humano. Matan el espíritu y parten el corazón. Se puede luchar contra la ocupación, pero no se puede combatir la sensación de impotencia. Es un sentir que nunca llega a desvanecerse».
Nadie que visite Gaza puede evitar una sensación de repugnancia ante la obscenidad de la ocupación, una repugnancia agravada por la culpa, porque está en nuestras manos poner fin al sufrimiento y permitir que los samidin disfruten de la vida de paz y dignidad que merecen.
Fuente e imagen: bloghemia
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¿Son las aulas al aire libre el futuro de la educación?

Esta es la pregunta que analiza Helen Ormerod, subdirectora y jefa de estudios de Educación Primaria de Hastings School

El Covid-19 ha puesto en jaque en el último año a los espacios cerrados y ha convertido las aulas al aire libre en el mejor contexto de aprendizaje, para los alumnos. Se trata, además, de un modelo pedagógico que está cogiendo cada vez más fuerza pues mantiene a los alumnos en contacto con la naturaleza, fundamental, para el desarrollo de los estudiantes, sobre todo, de los más pequeños.

A pesar de verse alterado el contexto educativo de manera abrupta, el currículum de «Early Years», en la educación británica, contempla, desde siempre, la posibilidad de que los alumnos escojan el espacio donde se sienten más cómodos y donde trabajan y aprenden mejor, ya sea en el interior o en el exterior de las aulas. Por ejemplo, en muchas ocasiones, las actividades se organizan de manera paralela tanto en el interior como en el exterior ejemplo de ello, lo son la escritura, la motricidad fina y gruesa, la construcción o el cálculo.

Así pues, se ha demostrado que los alumnos necesitan contar con espacios que les permitan desarrollar su curiosidad innata, es por ello, que deben aprender desde el juego y la exploración para lo que, en la mayoría de casos, fomentar la educación al aire libre se convierte en la herramienta más adecuada para mantener a los niños motivados y concentrados en las diferentes materias.

El bienestar de los alumnos está muy vinculado con este aprendizaje, que se imparte en un entorno abierto. Así pues, el material didáctico, en estos casos, proviene del ambiente exterior y forman parte del proceso de aprendizaje de los alumnos. Con todo ello, por tanto, es importante conocer cómo se conforma un aula al aire libre y cómo se optimizan los espacios multifuncionales para potenciar al máximo los estímulos de los alumnos.

Todo ello, desemboca en el aprendizaje basado en el descubrimiento en el que los alumnos adquieren la capacidad de resolver problemas con múltiples soluciones, emplean materiales prácticos y la memorización deja de tener tanto espacio en su aprendizaje. Los recursos didácticos se multiplican y existe mayor libertad de movimiento, lo que permite plantear y proponer actividades que rompen con el modelo educativo tradicional, que da lugar a actividades como, por ejemplo, construcciones con grandes bloques o elementos, bandejas con arena para que puedan practicar su motricidad fina, zonas comunes en el exterior como mesas, para que puedan llevar a cabo tareas como la lectura o la escritura.

Con todo ello, este atrayente escenario pone de manifiesto la importancia de impulsar desde los centros escolares la creatividad y autonomía de los alumnos. Además, la influencia del entorno en los estudiantes mejora su comportamiento, les motiva para superarse día a día e incita su deseo de aprender.

Fuente e imagen:  abc.es

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La crisis social colombiana

Por: Leonardo Díaz

Las universidades colombianas coautoras del documento han dado un ejemplo del papel que deben jugar las instituciones educativas latinoamericanas como compromisarias del saber y del deber social, propiciadoras del análisis y del debate público.

La Universidad Nacional de Colombia, la Pontificia Universidad Javeriana, la Universidad de Antoquia, la Universidad de los Andes, la Universidad Tecnológica de Pereira, la Universidad Externado de Colombia y la Universidad del Valle, representadas por sus rectores, han firmado un documento en nombre de un segmento fundamental del mundo académico colombiano, a raíz de la crisis social generada por la propuesta de reforma fiscal del presidente Iván Duque.

La declaración se identifica con el movimiento social que se ha expresado en la protesta, en función de una deuda social acumulada prototípica de Latinoamérica. En el escrito destacan distintos temas comunes a la región.

El primer asunto es la necesidad de entender que toda reforma tributaria debe responder a una política fiscal integral consensuada por los distintos actores del espacio público. Uno de los graves problemas de las sociedades latinoamericanas consiste en la acumulación anual de déficits presupuestarios por parte del Estado debido a la ineficiencia burocrática, el derroche de recursos producto de la hipercorrupción y las deudas externas asfixiantes que dificultan la inversión en el desarrollo social.

La solución recurrente de muchos gobiernos es intentar resolver el referido problema cargando a la ciudadanía con impuestos que, en el círculo vicioso de la ineficiencia y la hipercorrupción, terminan despilfarrándose y generando nuevos déficits donde terminan financiadas las viejas y corruptas oligarquías.

Otro problema fundamental del texto es la consolidación de las sociedades democráticas. Con sus especificidades históricas, las distintas sociedades latinoamericanas han sufrido una tradición mesiánica, autoritaria y de transgresión a los límites que configuran la independencia de los poderes públicos con una marcada tendencia a la clausura de los espacios dialógicos y al abuso de poder.

No quiero concluir este artículo sin destacar el llamado del documento a luchar por el derecho general de la ciudadanía a la educación y al acceso equitativo del conocimiento. Como ha ocurrido con la salud, en América Latina se ha distorsionado el propósito de la educación, orientada fundamentalmente a generar mano de obra para el mercado y no a formar personas integrales, críticas y dialogantes.

Fuente:  Acento
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Maturana y un nuevo convivir para Chile

Por: Andrés Kogan Valderrama

Maturana manifestó siempre su crítica a modelos políticos centrados en la competencia, en la negación del otro, a través del racismo, machismo, clasismo, y de un desapego completo de la Madre Tierra, como si fuéramos los únicos seres vivos, lo cual nos tiene en una crisis climática que está poniendo en riesgo las condiciones mínimas de vida en el planeta.

El reciente fallecimiento de Humberto Maturana Romesín, el pasado 6 de mayo, no solo es la partida de uno de los científicos más importantes del siglo XX, sino quizás una de las figuras sentipensantes más emblemáticas en lo que refiere a crítica del racionalismo moderno.

Sus investigaciones junto a Francisco Varela, en la década de los 70, lo llevó a construir la teoría de la autopoiesis, la cual lo pudo llevar a ganar el premio nobel, al plantear la idea revolucionaria de que los sistemas vivos se producen a sí mismos, dejando en jaque la idea de objetividad de la ciencia y la autonomía de la razón.

En lo que respecta a su influencia, ha sido crucial su aporte a distintos campos del saber, como son los casos de la educación, comunicación, cibernética, antropología, sociología, psicología y las ciencias de la vida, en donde autores como Niklass Luhmann, Vittorio Guidano, Gregory Bateson y Fritjof Capra, entre muchos otros, han planteado lo fundamental que han sido sus aportes para el desarrollo de un constructivismo radical, cuestionador de las tradicionales dualidades modernas, como lo son objeto-sujeto, cuerpo-mente, razón-emoción, salud-enfermedad, cultura-naturaleza.

De ahí que su mirada siempre haya sido transdisciplinaria, pos-racionalista y muy crítica de concepciones del mundo reduccionistas provenientes de la ciencia objetivista y de filosofías antropocéntricas. No por nada, su desarrollo de una biología del conocer y del amor en los últimos años que vivió, en estrecha colaboración con Ximena Dávila en el Instituto de Formación Matríztica, buscaba incesantemente situarse desde un paradigma relacional y amoroso, en donde la empatía, el cuidado, la reflexión desapegada de certezas, la confianza y la convivencia democrática fueron sus horizontes hasta el día de su muerte.

Asimismo, es imposible no nombrar a quizás su máximo referente, su propia madre, Olga Romesín, de formación aymara, con quien aprendería que lo más importante en la vida es el colaborar y el compartir en comunidad. Por eso su fuerte crítica al fundamentalismo de grandes ideologías totalizantes, supuestamente liberadoras, que derivarían en la práctica en meras doctrinas que han imposibilitado la reflexión y a un buen convivir.

Es desde ese lugar, que Maturana manifestó siempre su crítica a modelos políticos centrados en la competencia, en la negación del otro, a través del racismo, machismo, clasismo, y de un desapego completo de la Madre Tierra, como si fuéramos los únicos seres vivos, lo cual nos tiene en una crisis climática que está poniendo en riesgo las condiciones mínimas de vida en el planeta.

No es casualidad, por tanto, que durante el estallido social de octubre del 2019 en Chile, que derivaría en una histórica revuelta popular en el país y un inédito proceso constituyente, Maturana haya planteado que “El llamado estallido social fue una queja por no ser visto. Porque el Estado no estaba cumpliendo con el compromiso fundamental de ocuparse por el bienestar de toda la comunidad. Y esto tiene que ver con el trasfondo de esta cultura centrada en la competencia” (1).

Esta fue una de las últimas reflexiones que planteó Maturana sobre lo que estaba ocurriendo en Chile antes de morir, la cual sintoniza y se entrelaza completamente con lo que vienen planteando los distintos movimientos sociales en Chile (feminista, indígena, socioambiental, regional, estudiantil), en tanto no solo una crítica al modelo neoliberal y al fundamentalismo de mercado que se impuso en dictadura y se profundizó en los últimos 30 años, sino también en la búsqueda de un nuevo Estado y sociedad, centrado en la colaboración y en la confianza.

Por lo señalado anteriormente, con la elección de constituyentes el 15 y 16 de mayo en Chile, se abre una nueva posibilidad de construir un país distinto, en donde nos pensemos por primera vez el tipo de convivir que queremos tener, sin exclusiones, donde la interculturalidad, sustentabilidad, la diversidad sexual, la equidad de género, el derecho a la diferencia y los buenos vivires, se concreten en un nuevo marco institucional, que permita vincularnos de otra manera.

Han sido décadas de abusos, maltratos y abandono del Estado a sus ciudadanos y al resto de los seres vivos, por lo que tomar en serio las reflexiones de Humberto Maturana Romesín, puede ser un buen aporte para construir un horizonte más democrático.

1: https://www.cnnchile.com/pais/humberto-maturana-democracia-frases-estallido-social_20210506/

Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/212222

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