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La realidad de los atletas estudiantiles durante la pandemia

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A más de un año desde que inició la pandemia, el futuro de miles de atletas estudiantiles sigue siendo incierto.

A más de un año que empezó la pandemia, miles de atletas universitarios y de bachillerato temen por su futuro. Les preocupa cómo el COVID-19 podría dañar sus posibilidades de avanzar de la universidad a los deportes profesionales o de la preparatoria al atletismo universitario.

Se han cancelado partidos, torneos, campamentos de entrenamiento y la asistencia médica a los atletas por más de un año debido al Coronavirus, esto ha puesto en riesgo el futuro de miles de deportistas estudiantiles.

La empresa de corredores TD Ameritrade realizó un estudio sobre el impacto del COVID en los deportes juveniles y descubrieron que el 47 % de los atletas creen que la cancelación de sus actividades pone en riesgo su beca universitaria. Son más de 180 mil alumnos cuyo futuro depende de las becas deportivas para ayudar a financiar su educación.

La Asociación Nacional de Atletismo Colegial (NCAA por sus siglas en inglés) detuvo el período de reclutamiento hasta Abril. Esto significa que los entrenadores universitarios no pueden tener contacto cara a cara con los deportistas que cursan la preparatoria o sus padres. Tampoco pueden verlos competir o visitar sus escuelas para evaluar su desempeño y decidir si les otorgan las becas para la universidad.

La pandemia también ha provocado recortes presupuestarios para el deporte en todo Estados Unidos. Según una encuesta realizada por Next College Student Athlete, el 30% de los deportistas estudiantiles les preocupa que las universidades recorten su disciplina deportiva. Es una preocupación genuina pues  decenas de instituciones han tenido que eliminar distintos programas deportivos.

Los departamentos atléticos individuales tendrán que responder cuestionamientos como ¿por qué lidiar con tantos deportes? ¿Por qué un deporte debería ser un deporte universitario en lugar de un deporte de club? Dijo a CNBC Richard Southall, director del College Sport Research Institute y profesor de gestión del deporte y entretenimiento en la Universidad de Carolina del Sur. «Las universidades tendrán que tomar decisiones sobre los presupuestos de viaje, los salarios y el equipo de entrenadores y todas estas inversiones de capital en nuevos edificios, etc.»

Dan Doyle, gerente de reclutamiento de entrenadores para los próximos atletas universitarios explicó que los programas deportivos que se vieron obligados a hacer estos recortes probablemente eliminen los deportes con menos jugadores en el equipo, como el remo, el tenis y el golf. Al final, los deportes con más personal, como el fútbol, el baloncesto y el béisbol son los que ofrecen más beneficios por el número de matrículas que producen.

El futuro sigue siendo incierto para los deportistas pero constantemente están buscando nuevas formas de hacerse notar. Algunos han optado por videoconferencias con los reclutadores universitarios, campamentos transmitidos en vivo o subir videos demostrando sus habilidades.

Aún así, muchos entrenadores motivan a los alumnos a enfocarse en lo académico o considerar programas universitarios que les permitan jugar para luego transferirse en uno o dos años que recuperen el nivel que tienen.

El bienestar físico y mental de los atletas

Por otro lado, la NCAA publicó los resultados de su estudio el “Bienestar de Estudiantes-Atletas” sobre el bienestar físico y mental de los deportistas. Cerca de 25.000 deportistas participaron en la encuesta.

En general, los estudiantes reportaron que, conforme avanzó la pandemia, tuvieron menos dificultad para dormir, así como niveles más bajos de soledad, pérdida, ira y tristeza a comparación del inicio de la cuarentena. Aún así, hubo un incremento en su ansiedad, desesperanza, agotamiento mental y sentimientos de depresión.

Entre las mayores preocupaciones de los atletas están: sus calificaciones (43%), no poder practicar su deporte (33%), la COVID (31%) y preocupaciones financieras (24%). Sobre el coronavirus, el 64 % de los encuestados confirmaron que siguen casi siempre las reglas de distanciamiento social (máscaras, distancia física, no asistir a grandes reuniones).

En el semestre de otoño, el 37 % de los participantes reportaron haberse aislado por síntomas del virus, por haberse expuesto a alguien contagiado o porque hubo un brote de casos en su universidad. El 51 % dijeron que algún familiar o amigo dieron positivo en ese tiempo y el 9 % tiene o tuvo a alguien cercano hospitalizado o que falleció.

Con toda esta situación, es difícil para ellos concentrarse en sus deportes y llegar a su rendimiento máximo. La ansiedad puede extenderse a problemas con el sueño, las relaciones o el rendimiento escolar.

Aloiya Earl, doctora que forma parte del equipo de medicina deportiva de Premier Orthopaedics de la Universidad de Dayton recomienda que los deportistas estén en contacto con algún médico o psicólogo deportivo que les de consejos y estrategias personalizadas para tratar su estrés y ansiedad.

Para aquellos cuyas temporadas siguen retrasadas o suspendidas indefinidamente algo que les ayudará a mejorar su salud mental es mantenerse conectado con sus compañeros de equipo ya que ayuda a normalizar la experiencia y a sentirse escuchados y apoyados ya que están pasando por lo mismo.

Por otro lado, la doctora Earl dice que, en su experiencia, los atletas han hecho un gran trabajo ejercitándose por su cuenta. Aún así, para aquellos que están fuera de forma se recomienda : para los corredores o atletas de resistencia, que comiencen despacio y aumentar el kilometraje o intensidad en un 10 % por semana para evitar lesiones. Para los que practican baloncesto o deportes que requieren ráfagas de energía deben concentrarse en aumentar gradualmente y prestar atención si presentan dolor muscular o es incomodidad ya que el segundo termina en lesión y no es normal. Consumir comidas nutritivas y mantenerse hidratado para apoyar su cuerpo y sistema inmunológico también es súper importante para recuperar su nivel.

Los deportistas y el COVID-19

Aunque la mayoría de los atletas son muy saludables y han presentado síntomas muy leves o han sido asintomáticos, según la doctora Earl, existen casos donde los alumnos han sufrido de miocarditis. Esto es la inflamación del músculo cardíaco como reacción a un virus, que puede ser gripe, no sólo coronavirus.

“Por lo general, se diagnostica porque alguien ha tenido un síntoma fuera de lo común, como falta de aire o dolor en el pecho después de estar enfermo. Si tienen estos síntomas cuando regresan a los deportes y están aumentando su frecuencia cardíaca y su presión arterial, nos indicaría que tal vez deberíamos hacer algunas pruebas cardíacas » explica la doctora Earl.

Por eso recomienda mínimo tomar diez días sin hacer ejercicio, aún si no presentaron síntomas para prevenir que suceda. “Es importante tomarse ese tiempo adicional para prevenir cualquier inflamación cardíaca”, aconseja. «Te recuperarás rápidamente siempre y cuando vuelvas a tu actividad de forma segura». Aún así, la Academia Americana de Pediatría (AAP por sus siglas en inglés) recomienda regresar por etapas con la autorización del médico del atleta.

Un estudio reciente publicado en Journals of the American College of Cardiology estudió a 54 atletas estudiantiles masculinos con una edad promedio de 19 años que habían dado positivo por COVID-19 en una universidad en West Virginia. Aunque la muestra fue pequeña, descubrieron que uno de cada tres presentó anomalías cardíacas como miocarditis, algunos sin siquiera presentar síntomas.

Es necesario realizar una investigación más profunda para conocer los verdaderos riesgos y conocer las implicaciones a largo plazo pero aún así es una preocupación seria y debería tomarse en cuenta a la hora de que los deportistas regresen a entrenar.

“Niños que practican deportes que realizan entrenamientos de alta intensidad son los niños con mayor riesgo ”, dijo el Dr. Gianmichel Corrado del departamento de medicina deportiva del Boston Children’s Hospital a Boston 25 News. “Un niño que tiene el corazón inflamado y lo enviaron de nuevo a jugar, eso aumenta el riesgo de muerte súbita. Y esos son los niños por los que estamos realmente preocupados. Da miedo. Y no sabemos mucho sobre este virus ”.

Otra enfermedad seria que se ha presentado en varios niños deportistas es el Síndrome inflamatorio multisistémico (MIS-C). Según AAP esto significa que los enfermos tendrán fiebre durante 24 horas o más, tienen inflamación en el cuerpo y problemas con muchos órganos, como los intestinos, el corazón, el cerebro, los pulmones, la piel y los riñones.

La Academia Americana de Pediatría recomienda que cualquier niño que presentó síntomas graves de COVID-19 o fueron diagnosticados con MIS-C, sean tratados como si tuvieran miocarditis y no competir durante tres a seis meses o hasta que un cardiólogo pediatra los dé de alta.

Tristemente, puede que la vida que miles de atletas estudiantiles estaban acostumbrados nunca vuelva a ser la misma después del COVID-19. Desde perder años de condición física por no poder entrenar o competir, hasta la manera en que universidades, bachilleratos y los deportes profesionales reclutan a los deportistas puede que sea diferente.

Más allá de juegos sin admiradores, desinfectar los lugares de entrenamiento y jugadores obligados a usar mascarillas en los entrenamientos, la realidad de regresar a la cancha después de la pandemia sigue siendo un tema incierto. Los deportistas que no han optado por otra carrera no les queda de otra que seguir esforzándose y esperar a ver qué les depara el futuro.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/la-realidad-de-los-atletas-durante-la-pandemia

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INEGI: desenmascarando la fantasía educativa.

Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz

El 23 de marzo de 2021 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentó los resultados de la Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación (ECOVID-ED), cuyo objetivo general se centra en el conocimiento del impacto por la cancelación provisional de clases presenciales, en la experiencia educativa de niños y jóvenes de 3 a 29 años de edad. Aunque ofrece una mirada general sobre el acontecer educativo durante la pandemia, centrándose en temas como la dinámica de la matrícula o el uso de tecnología, la información que arroja la consulta contrasta con la postura oficial, caracterizada por el optimismo y los resultados favorables.

De acuerdo con la encuesta, sólo 5.3% de la población objetivo manifestó emplear la televisión digital en sus actividades escolares o clases a distancia. Llama poderosamente la atención este dato al ser los programas televisivos uno de los componentes principales de la oferta oficial: se esperaría, después de que fueron destinados varios cientos de millones de pesos a televisoras privadas para ampliar la cobertura de las clases remotas, un mayor uso de este medio de comunicación. El dato podría motivar sospechas en cuanto a la calidad de las clases por televisión, su desestimación por alumnos y padres de familia e incluso un posible descarte, por parte de los docentes, de los procesos de enseñanza.

La pandemia ha golpeado la matrícula: se estima que 1.8 millones de estudiantes, de entre quienes cursaron el ciclo 2019-2020, ya no se inscribieron al 2020-2021 tan solo por razones relacionadas con la pandemia o la falta de recursos. Tal cifra supera a los 1.1 millones que, para el ciclo escolar 2017-2018, abandonaron la escuela de primaria a media superior (MEJOREDU, 2020, p. 136). Es importante tener en cuenta que la encuesta fue realizada en diciembre de 2020, previo a la fase más aguda de la pandemia en México (enero), por lo que la cantidad de niños y jóvenes fuera de la escuela podría ser considerablemente mayor actualmente. Se ha insistido a los docentes que busquen por todos los medios posibles continuar la comunicación con sus alumnos, pero ¿qué estrategia ha realizado la autoridad para contener la avalancha de estudiantes expulsados? ¿A cuántos de esos alumnos se podrá recuperar?

Hace algunas semanas la SEP emitió un comunicado en el que señaló que, de acuerdo a un estudio, nueve de cada 10 estudiantes habían aprendido con la estrategia educativa a distancia. En su momento, Esteban Moctezuma, compareciendo ante el Senado, refirió que la pandemia no había afectado la calidad de los aprendizajes. La consulta del INEGI hace dudar de tales aseveraciones: entre quienes no concluyeron el ciclo escolar 2019-2020 por causas asociadas al COVID- 19 (435 mil estudiantes), 26.6% señaló a la poca funcionalidad para el aprendizaje de las clases a distancia como el motivo principal que los llevó a dejar la escuela.

Los elogios del discurso oficial a la labor del profesor, si bien merecidos en muchísimos casos, son peligrosos cuando pretenden transmitir una imagen de perfección y así soslayar oportunidades de mejora. En ese sentido, la consulta del INEGI complementa las expresiones favorables de las autoridades, haciendo alusión a desventajas que podrían estar relacionados directamente con la acción docente: 27.1% de los informantes de la encuesta ha señalado la falta de seguimiento al aprendizaje de los alumnos como una de las principales desventajas de las clases a distancia, mientras que 18.8% al exceso de carga académica y actividades escolares. Si bien la estrategia educativa a distancia se ha mantenido en pie, de manera general, gracias al ímpetu del profesorado, vale la pena también reconocer y trabajar sobre los yerros cometidos en esta empresa.

Como se observa, el resultado de la encuesta realizada por el INEGI dibuja un panorama mucho más complejo del que se reconoce en los discursos oficiales. Pone de manifiesto problemas para los que se esperarían acciones específicas por parte de toda la comunidad educativa, empezando por el abandono escolar. El golpe que la pandemia ha dado a las escuelas merece pues una bien pensada estrategia de recuperación. El regreso a clases, en el momento que se tenga que dar, debería estar precedido por una reflexión profunda en torno a los fines y medios de la reactivación escolar presencial.  Es de celebrarse que una consulta como ésta ponga sobre la mesa de debate la voz, muchas veces ignorada, de las familias mexicanas. Al igual que otros ejercicios realizados en sectores académicos, la encuesta efectuada por el INEGI brinda elementos para desenmascarar una postura que pretende minimizar los efectos de la pandemia y, mediante una escasa autocrítica, asumir que todo lo realizado va por buen camino.

*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Profesor colimense. Director de educación primaria (Esc. Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y docente de educación superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía. 

Twitter: @proferoger85

Fuente e Imagen: http://proferogelio.blogspot.com/2021/03/inegi-desenmascarando-la-fantasia.html

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Educación, vida, riesgos y libertad, a propósito del aborto y las tres causales

Por: Julio Leonardo Valeirón Ureña

Una educación que no nos educa en la capacidad de desarrollar y ejercer nuestra capacidad de ejercicio de la libertad, es una educación que, además de muy costosa, no sirve para nada.

Aprender a vivir con nuestras decisiones y la conciencia que ello supone, es una experiencia enlazada con el sentido que le damos a nuestra vida y existencia, y la capacidad de asumirlas en sus consecuencias.

Hace ya muchos años, era un adolescente entonces, leí un libro que en aquel tiempo marcó mi vida. Fue como una guía político – espiritual. Se trata de Riesgos y osadías del existirde Ignace Lepp. John Robert Lepp nació en Estonia en el 1909 y falleció en Francia en el 1966. Hijo de un capitán naval, nació a bordo de un barco en el Mar Báltico, y ahí vivió junto a su hermano y al cuidado de su madre. Siendo un joven adolescente de 15 años y luego de leer La Madre de Gorki, se unió al Partido Comunista francés. Muchos años más tarde y decepcionado del comunismo real y de las incongruencias de sus dirigentes se convierte al cristianismo. El punto de inflexión de este proceso fue la novela Quo Vadisdel polaco Henryk SienKiewicz y el contacto a través de ella de la forma de vida de las primeras comunidades cristianas. Esta historia está relatada en su libro De Marx a Cristo. Estudió teología, psicología y psicoanálisis. Fue ordenado como sacerdote en el 1941. Toda esta información aparece en el sitio web Wikipedia. Entre sus libros, además del referido, se encuentran La Moral Auténtica, Psicoanálisis el Amor, Psicoanálisis de la MuertePsicoanálisis de la Existencia, La Nueva Moral, Comunicación de la ExistenciaLos cambios de vida: observándonos a nosotros mismos en nuestra existencia total; entre otros.

En Riesgos y Osadías del Existir, Lepp nos plantea entre otras, cuatro ideas importantes:

  • El ser humano es quien ha de edificar su existencia por sí mismo y elegir su vocación, su profesión y su estadio de vida.
  • El riesgo aumenta en función de la autenticidad de la vida; es decir, cuanta más libertad ponga una persona en su conducta, mayor será el riesgo. La fuente del riesgo no está en el determinismo, sino en la libertad.
  • El riesgo es inherente a la vida y negarse por miedo a dar el salto hacia lo desconocido, nunca le permitirá llegar a lo que busca.
  • El riesgo debe estar solo subordinado a la autenticidad.

Si bien es cierto que la socialización es el proceso mediante el cual las personas, situadas en determinados contextos sociales y culturales, incorporan ideas, creencias, actitudes, comportamientos, estilos de vida, etc, etc, etc., ese mismo ser humano podrá desarrollar la capacidad de tomar decisiones. Es decir, ejercer su derecho a la libertad.

Aprender a vivir con nuestras decisiones y la conciencia que ello supone, es una experiencia enlazada con el sentido que le damos a nuestra vida y existencia, y la capacidad de asumirlas en sus consecuencias. Todo ello, podríamos decir, es un perpetuo juego entre libertad y responsabilidad.

La educación como práctica de la libertad, fue un eslogan e incluso, el título de un libro que fue una guía de lo que pretendía ser el camino de una oferta educativa en los años sesenta. Los seres humanos debemos ser educados justamente para enfrentar las decisiones que la vida nos deparara en el presente y el futuro. De ahí que aprender a comprender la realidad, en sus múltiples manifestaciones personales, sociales y naturales, y, a guiar nuestras decisiones por los valores fundamentales que sustentan nuestra propia vida como ser personal y social que somos, es una función fundamental de la educación. De la educación en todos sus órdenes y ámbitos: familiar, escolar y social.

Sin estos principios fundamentales podríamos tener todas las legislaciones que consideremos necesarias y pertinentes para conducir, y hasta penalizar nuestro comportamiento, y de seguro que las cosas no cambiarían. Seguiremos “pasándonos el semáforo en rojo”, o exponiendo nuestras vidas a prácticas “médicas o no médicas” insospechadas, para interrumpir un embarazo no deseado.

Hace muchos años coordiné un estudio sobre el aborto, con mujeres que se encontraban en ese proceso en la Maternidad de La Altagracia. Aunque en su mayoría afirmaban que el proceso se inició por una caída abrupta, otras admitieron situaciones muy complicadas: desde golpes en el vientre realizados por sus parejas, toma de algún té que alguien les recomendó, a ganchos de ropa insertados vía la vagina. Era una realidad vivida por ellas de manera muy dolorosa y con grandes cargas de conciencia, pero, sobre todo, sin instancias sociales que las acompañaran en su proceso de decisión, para luego penalizarlas.

Tengo dudas de si trata o no de contar con disposiciones legales y con ello, finalmente, “calmar nuestra conciencia personal y ciudadana”. Por supuesto, no niego la importancia de las regulaciones legales que organizan la vida personal y social. Mi mayor preocupación se centra en el ser humano que se ve ante la situación de algo que no desea, o no quiso, como incluso, en la de aquella persona que llevará a cabo los procesos necesarios que hagan posible la decisión del primero. Pero de igual manera, en la del ser cuya vida se verá interrumpida y que, por supuesto, nunca tendremos idea de que podría significar su vida para la vida de su familia, comunidad o sociedad. Ése ser queda sin voz.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/educacion-vida-riesgos-y-libertad-a-proposito-del-aborto-y-las-tres-causales-8925780.html

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“Semitas” to soothe the soul


By: Ilka Oliva Corado


Translated  by Marvin Najarro

“Grandma, speaking about ‘Comapa,’ do you know how  ‘semitas’ are made?” I asked my grandmother, after 17 years in the diaspora, of which even I was surprised. “How is it that, Negra?” I said to myself, “that you haven’t asked your grandmother the recipe for ‘semitas’ before.” My grandmother began to dictate the ingredients to me, for “semitas,” “pan de arroz,” “quesadillas” and “salporas.” I pulled out a sheet of paper and wrote them down.

“Figure out the sugar,” she told me, “add it depending on what your taste tells you. Depending on the amount of flour add the eggs, margarine, cinnamon water, and milk. Some people use this and that, but I like it this way. You can make them according to your personal taste.”

It was also my grandmother who taught me how to “tortear” or to make tortillas, and to understand the “fogón” signals, because fire alerts you. For example, when a visitor is coming, the fire becomes agitated and then we see those flare-ups, that’s how in one occasion she knew that I was coming to visit her, when I emerged between the “piedrona” and the “plumajillo”, I found her “torteando” in the kitchen, and my grandfather standing, leaning against the door. The sound of her hands patting into shape the tortillas was herd all the way to “doña Adelona’s” store. “Ungrateful,” she said, when she sow me crossing the stone pathway. “The whole morning the fire kept telling me that you were coming.” My presence didn’t surprise her.

Back in those days, in order to let somebody know that you were coming for a visit, you had to phone the only lady who had a telephone in the village, wait for an hour and then call again to see if they had found her and could answer the call. It was in the same way in Peronia, in my childhood. When I had the interview for my first job as a Physical Education teacher, I also gave the phone number of a neighbor, they called me at that number to tell me that I have been hired, they left me a message telling me that they would call again at a specified hour because they needed to talk to me. Today, today is different, which like everything else, is one thing for another …

But when my grandmother was young, there were no buses and they had to travel on horseback, and on foot, no matter what they could transport, hence those large peasant pilgrimages on the trails at the edge of the ravines, with their loads of corn, beans, and firewood, to reach the towns, and sell or exchange them for food or other essential goods. The famous “trueque” or barter.

The conversations with my grandmother revolve around her village, from the time she was young, because I have the need to nurture the memory of the umbilical cord, the root, but also to know her as a woman, regardless of her being my grandmother. I love listening to her narrate the life in the old days, for example, during Ubico’s time people could not kill their own cows and had to ask permission from the government, therefore people had to go to the thicket and spent three days there, killing the bovine, and putting the meat to dry, which they left hidden among the rocks so that the animals would not eat it, and little by little they would take the beef to the villages, because if the authorities became aware, they  would go to jail .

And then, that during the military dictatorship, the guerrillas and soldiers both came by asking for food, except that the guerrillas knocked on the door and asked for a favor, while the soldiers knocked down the doors and took everything, even the feathers of the chickens. And they would leave the villagers without their sacks of corn, and beans, which helped them to survive the months when there was no harvest. And the “cochitos” too were part of the loot, and that depending on the urgency, the soldiers made the women cook for them right there. And perhaps, my grandmother recounts, those “cochitos” or young pigs, were the only savings a family could have, they fattened it all year round to sell it for Christmas, so they could buy shoes, fabric to make clothes, but the soldiers left them empty handed. And that happened in the East were the armed conflict was not as hard as in the West

I knew my grandmother’s childhood friends, how they helped one another, like when some of them couldn’t go to the mill to grind the corn to make the tortillas, the others passed by and took the pails on their waists and on their heads, and returned after a while with the “masa” or corn dough. Without saying anything, a communication of the soul, which only exists in the villages, in the older generations. And they did the same with the water jars. I have never seen such an act of authentic solidarity.

When my grandmother was a child, the “río Paz” was a flowing river, today is a pitiful trickle of water in a desert of rocks. Like the creek. The oaks were abundant, the forests impressive. And people could leave the doors wide open that nothing happened. The “cuatreros” or cattle thieves began to appear when she was and adolescent, they stole cattle from the rich people. Today the criminal gangs steal everything they can get their hands on. The village is no longer what it used to be. Neither does the world.

From her stories, I learned about the rennet of the cow to make cheese, and that in our time were the curd tablets; and how they made olive soap for bathing. When I hear my grandmother speak, I get into the characters of Juan Rulfo, just as the elders in “Comapa” speak so do the characters of Rulfo, but it even seems that it is the same town, that is why Rulfo’s texts amaze me, because I return again and again to my native “Comapa,” to talk with my grandfather, the two of us sitting on the “piedrona” amid the coffee trees and the “izotales.”

My grandmother has an extraordinary memory and her way of narrating, which she inherited from “Mamita”, her mother, was inherited by my aunts. I grew up listening to the stories of “Comapa” every day; through them I fell in love with “Comapa.” From my grandfather’s stories, I learned that there are no gender differences between them because my aunts were so courageous that the men’s work was done by them, shoulder to shoulder with my grandfather. For that reason my grandfather was not surprised when I came out with the ruckus that I liked soccer instead of basketball, or that I played marbles instead of dolls. He laughed watching me splitting wood with a sledgehammer and a wedge, or when I grabbed his machete “cuto” and accompanied him to the woods to cut firewood. It was my grandfather who taught me to make adobes. But he enjoyed more when he watched me in the street fights, fighting punch by punch with the boys, but it bothered my grandmother that one day they were going to hit me, she used to tell me, to which my grandfather replied, “there is no way they are going to hit this animal, don’t you see the animal that she is.”

Because in “Comapa” people are animals, thus the existence of “animales brutos” or brute animals: “Animal bruto, I told you not to do it that way.” “Animal bruto you took the wrong way.” “Animal bruto you took the fire out of the beans.”

Of those aunts, there is the aunt who emigrated very young, and with whom we could not share enough, there are not family memories of her as with the others. I get in touch with her now, in the diaspora, now that I am an adult, to try to connect, so that the bridge continues to exist. She tells me about her childhood in “Comapa,” and about her adult life in the country where she lives now. “Aunt”, I say to her, “and do you remember the taste of ‘pacayas’ and the ‘izote flowers’? Do you remember the ‘chaparron’ fruits in the wellspring?” And the two of us together begin to rebuild the “Comapa” that she left as a child, and that I knew as a teenager, during my short visits. And migration unites us both, as well as my other aunts who immigrated from the village to the capital city. Only my aunt and I went further, we crossed borders in very similar ways. That unites us and is a very strong thread. And I am getting to know her as an adult, as a woman, as a migrant, and as an aunt.

Thanks to technology, in this era of video calls, I am able to see my grandmother; her facial features; her eyes color; her pronounced cheekbones that I inherited; and her long sleeves shirts, rolled up to the elbows, which are also my fascination, and which I use in the same way because for me they are part of that thread, of the fabric of “Mamita’s” entrails. And from “Mamita,” my great-grandmother, come the recipes that she gave me to make bread.

“Grandma,” I show her the “semitas”, “look how I baked them.” “Ungrateful,” she said, “you overbaked them. You have to cook them at low heat. That thing you use to bake them in the stove is different from the wood oven. You have to keep an eye on them so that they don’t burn.”

And that’s how I made my first “semitas” from “Comapa,” a recipe that my grandmother gave me, and which belongs to “Mamita.” I think that maybe in the third or fourth attempt they will come out like the ones from “Comapa.” As of now, I have enjoyed this first attempt at every moment, and making them was a trip to my native “Comapa”, to the entrails of “Mamita”, and the longing for the big hands of my grandmother.

For me, cooking is weaving the fabric of the ancestors. There are searches that one has to do with the urgency of the ineluctable, in the case of “semitas”, it is not only the “maicillo” or sorghum, the cinnamon water or the way of “amasar” or kneading; it is a continuity. It is tying and untying knots. And it is also a conversation with my “ancestras,” although in the borders of time we have not met; it is to recognize myself in them through the culinary art. And it is on me that “Mamita’s” recipes survive my death, it will be the legacy, so that one day whoever wants to go deep into that that cannot be postponed, will also find them and drink them as a potion that soothes the soul and the spirit; to give continuity to this ancestral thread.

Source:  https://cronicasdeunainquilina.com

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Alimentación de calidad, saludable y energética en la infancia y adolescencia


Por: Carme Escales

Dietas para adelgazar, para mantener a raya el colesterol o el azúcar nos llevan, en la edad adulta, a repensar la manera en la que nos estábamos alimentando. Buscamos dietistas, nutricionistas, endocrinos o las recomendaciones de la enfermera que nos entrega la hoja de la dieta de 1200 calorías para perder los kilos de más. Prevenir todo ello en los futuros adultos nos hace poner el foco sobre los platos que servimos a niños y adolescentes.

limentarse bien en las primeras etapas de la vida aporta un doble ganancia, porque aseguramos la fuerza que conviene para el cuerpo y la mente para que niños y jóvenes superen todos los retos del día, a la vez que estamos asentando los pilares de una nutrición correcta, haciendo empatizar sus organismos-sabores, sistema digestivo y inmunológico con una alimentación de calidad.

Somos animales de costumbres, y habituar a los niños a comer de manera equilibrada alternando siempre alimentos de calidad es dotarlos de una herramienta que será su aliada de por vida. Podrán en mayor medida esquivar enfermedades y riesgo de concentraciones de grasa o azúcares que pueden comprometer la salud en algún momento de la vida.

En este artículo, tres profesionales del ámbito de la salud ayudan a identificar las claves positivas de una alimentación saludable recomendada para las etapas de la infancia y la adolescencia, y a esclarecer dudas ante determinadas informaciones. Son: Dámaris Martínez, dietista-nutricionista del Programa Nutriplato (Educación dietética y nutricional pera niños y niñas de 3 a 12 años), del Servicio de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica del Hospital de Sant Joan de Déu; María Gotor, pediatra de Althaia, la Red Asistencial Universitaria de Manresa, y una de las autoras de su espacio divulgativo, Blogosfera; y Aida Vásquez, dietista y nutricionista del centro AD Dietistas.

El plato de Harvard

Nutrir es aportar a un ser vivo las sustancias necesarias para vivir. Estas sustancias las encontramos en los diferentes alimentos, por eso es importante asegurar la variedad y alternancia de alimentos en la ingesta diaria, para no pasar por alto ningún nutriente. Pensando en una población general sana, los especialistas en nutrición en la infancia y adolescencia guardan consenso sobre una fórmula nacida en la Escuela de Medicina de Harvard implementada en la distribución de todo lo que incluye una alimentación saludable equilibrada explicado sobre un plato.

Es el Plato Saludable, o Plato de Harvard, que establece, de manera muy sencilla, que los alimentos de origen vegetal, frutas y verduras, llenen la mitad del plato. Un cuarto de plato del ocuparía la proteína saludable, sea vegetal o animal y en el otro cuarto de plato pondríamos los cereales.

Desde el Hospital de Sant Joan de Déu, la especialista en nutrición y dietética, Dámaris Martínez afirma que «lo más importante es que todas las comidas sean de alimentos saludables, que durante las comidas del día se introduzca fruta fresca, verduras, frutos secos -siempre naturales o tostados y nunca enteros en edades inferiores a 4 años-, pescado, legumbres, carnes -principalmente blancas-, huevos y lácteos, alimentos integrales y el aceite de oliva virgen «.

En este sentido, la pediatra de Althaia, María Gotor, considera que deberíamos eliminar la idea de clasificar los alimentos según las comidas en los que los ingerimos. «No hay un alimento para el desayuno, merienda, almuerzo o cena, no hay alimentos para. El huevo puede ser mucho más saludable que determinados cereales -no integrales y con azúcares añadidos- para el desayuno. Y, ¿Por qué no un plato de lentejas? Los ingleses bien toman sus judías (beans). En definitiva, que no importa el orden durante el día, ni ir cambiando según el día, sino la calidad de lo que se ingiere», apunta.

De fruta, Gotor aconseja al menos comer tres veces al día, «pero no hay límite», dice. «Hasta los 3 o 4 años, en raciones que quepan en la manija de la criatura», dice. «Si al final de la comida o de la cena se opta por comer un yogur, la fruta hay que emplazarla en otro momento del día, pero no olvidarla», añade la pediatra.

Como las piezas de un juego, fruta, verdura, carne, pescado, lácteos y sus derivados, y cereales -a poder ser integrales-, deben ir encajando en las diferentes comidas del día, sin quedar ninguna pieza sin introducir. Tal y como explican las especialistas, la alimentación saludable implica un escenario día a día, una nevera y una despensa donde no falten estos alimentos.

Sobre la diferencia entre la alimentación entre niños y adolescentes, según la dietista y nutricionista Aida Vásquez, «la principal diversidad es la energía requerida. Dado que los adolescentes experimentan más cambios fisiológicos y de crecimiento, requieren mayor energía mediante la alimentación. Hay que decir, además, que los adolescentes manifiestan cambios en cuanto al comportamiento, la relación con la comida y la actividad física; por eso suelen requerir más atención en el establecimiento de un estilo de vida saludable».

Y en cuanto a las cantidades, Vásquez explica que esta dependerá de la edad. Existen tablas orientativas de gramajes en función del grupo de edad, pero es importante recordar que esto deberá adaptarse, también, a la actividad física y a la sensación de hambre de cada niño o joven.

¿Cuántos comidas deberían hacer niños y adolescentes a lo largo del día?

«No hay un número de comidas que sea más saludable», dice la dietista Aida Vásquez, argumentando que esto dependerá siempre de los hábitos y las actividades de cada uno, pero sí se recomienda que no pase demasiado tiempo entre las diferentes comidas, y que estos proporcionen la energía y nutrientes necesarios. Una buena distribución suele ser de 5 comidas al día: tres comidas principales (desayuno, comida y cena) y dos comidas complementarias (media mañana y media tarde).

«Hacer cinco comidas se considera adecuado para aportar la verdura, carbohidratos, proteínas y cereales que convienen, de manera cómoda. Todas las ocasiones, sin embargo, son válidas para incluir aquellos alimentos que definen una alimentación saludable», explica Dámaris Martínez. Ahora bien, «comida y cena deberían mantener la estructura del plato de Harvard, con la presencia requerida de verduras. La cebolla del sofrito de la salsa de los espagueti, como ejemplo, no contaría como verdura, sino como preparación más concienciada del plato de pasta».

Desayuno, al levantarse, una comida a media mañana y otra a media tarde dependerá de la vida y horarios de cada uno. «Si al levantarse no apetece desayuno, es mejor no tomar nada que hacer algo rápido y quizás más superflua como galletas o cereales azucarados. Si debemos perder calidad nutricional, mejor eliminar esa comida», recomiendan, siempre y cuando la criatura no pierda calidad en atención y energía para atender sus actividades, sean físicas o  intelectuales.

«En el desayuno se puede comer cualquier alimento saludable, láctico o derivado, carbohidratos, cereales sin azúcares añadidos o pan, fruta o proteína, queso, atún o frutos secos. Se pueden hacer unos huevos revueltos con pan y aguacate, yogur con frutos secos y copos de avena; un bocadillo de tortilla, un tomate en rodajas, crema de cacahuete sin azúcares añadidos, leche, yogur, pan con aceite y fruta. La estructura ideal es que haya algún lácteo o derivado, carbohidratos y fruta», propone Dámaris Martínez. Pero, eso sí, recomienda que el desayuno se haga de manera tranquila y sentados». Algunas ideas saludables como merienda podrían ser: un bocadillo de queso o de atún; palillos con yogur natural; frutos secos o un vaso de leche.

«Desde pediatría podemos hacer formación, pero hay hábitos muy instaurados, como el ColaCao y las galletas como fórmula habitual y rápida de desayuno», expone la pediatra, precisando que la alimentación debe adaptarse a cada familia, a su cultura y a las posibilidades económicas.

En cuanto a los horarios, las expertas defienden cierta flexibilidad, dependiendo de la vida que lleve cada uno. Lo ideal es cenar antes de reposar pero, si un entrenamiento termina muy tarde por la noche, tal vez sea mejor hacer una buena merienda-cena antes de la actividad, y antes de acostarse tomar algo ligero, como puede ser un vaso de leche. Más importante que los horarios es que las comidas sean saludables, insisten. «No hay que obligar a comer ni a pasar hambre. Sólo se pasaría hambre y solo al principio, por la necesidad del cuerpo de depurar el apetito de más, en caso de tener que perder peso, y siempre por indicación médica», precisa a doctora María Gotor.

Evitar procesados

Cuando hablamos de calidad de los alimentos, hablamos de alimentos bajos en azúcares y grasas saturadas y, cuanto menos procesados, más calidad encontramos en ellos. «En bollería, por ejemplo -dice Gotor- no hay prácticamente ninguna opción saludable. Incluso la pastelería hecha en casa no tiene por qué serlo, dependerá de la calidad de los ingredientes que se pongan. La misma torta hecha con el yogur, si utilizamos harina de trigo refinado, no nos aporta la calidad nutricional que sería deseable».

Otra comparativa clara entre alimentos de calidad y procesados ​​es el jamón serrano, que se debe priorizar por delante del dulce porque este segundo ha sido procesado y se debería comprobar la cantidad proteica que contiene junto a los conservantes, aditivos y otros componentes que puede implicar su procesado, mientras que el jamón serrano es sólo carne y sal. En cuanto al pavo y otras tipologías de embutido, hay que ver en la etiqueta la cantidad de proteína que contienen y priorizar las gamas extras que conserven el máximo posible de alimento natural. «Lo ideal serían los alimentos sin etiqueta nutricional, para que el contenido fuera 100% de lo que sea: por ejemplo, el pollo fresco, que es 100% pollo, las manzanas o el pescado frescos», dice la pediatra de Althaia.

Pero la realidad nos dice que a primera vista al entrar en un supermercado y en zonas estratégicas de las grandes superficies comerciales, los productos alimenticios procesados ​​industrialmente son al acecho del cliente. Por ello se debe «fomentar entre niños y adolescentes la importancia de los alimentos naturales, sobre todo entre los adolescentes, que suelen tener muchas más influencias externas, a través de las salidas sociales y, por tanto, más tendencia, son más propensos a alejarse de la alimentación saludable, y a consumir productos con más aditivos, sales, azúcares y grasas no saludables. Es importante que los conceptos de alimentación saludable estén bien establecidos en ellos», recomienda Dámaris Martínez.

En casa de los amigos

Cuando los hijos e hijas van invitados a casa de los amigos, o a fiestas de cumpleaños, y la comida no está alineada con lo que comen en casa, entonces hablamos de excepciones. Pero, ¿Cómo establecer los límites de estas ingestas de comida no tan saludable o nada saludable como es la bollería industrial, sobresaturada de azúcar, las golosinas, y las bebidas azucaradas y con gas?

El consumo de este tipo de alimentos se desaconseja, incluso cuando se comen fuera de casa. Sin embargo, dado que la realidad es otra, la  recomendación es que, si se consumen, sea de forma muy ocasional, que siempre se opte por opciones saludables cuando se invitan amigos a casa o se va a un restaurante.

Un día puntual, pero no un día especial

Como sugiere la nutricionista del Hospital de Sant Joan de Déu, «no se debería establecer una asociación positiva entre un día especial y la comida no saludable, y sí aprovechar estas ocasiones excepcionales para dar paso a alimentos saludables. Por ejemplo, la noche del viernes se puede preparar una pizza casera y añadir verduras o trozos de salmón, o hacer una quiche de champiñones, atún, repollo o zanahoria, o una lasaña de verduras con calabacín o berenjena. Y, en caso de aniversarios, se pueden preparar brochetas de frutas con chocolate negro, crepes con plátano, o batidos de leche y fruta natural».

Una consigna es clara: si no se quiere comer mal, no hay que tener en casa productos procesados. «Tampoco hay que estar pendientes todo el día, toda una parte de la vida, de lo que comemos, ni sufrir por ello, ni vivirlo como un castigo. Una vez aprendes a comer bien, ya lo integras para siempre«, dice la pediatra María Gotor, que explica que fruto del confinamiento se han visto en consulta aumentos de hasta 20 kgs, porque ha habido muy mal control metabólico del sobrepeso y la obesidad comiendo en casa sin salir a hacer ejercicio.

De todas formas, en caso de sospechar cualquier patología alimentaria en los niños o jóvenes, hay que ponerlo en conocimiento de sus médicos, y ellos establecerán dietas o recomendaciones específicas en cada caso. Ellos dirán si conviene contar cantidades, pero no kilocalorías. A veces será cuestión de reducir la ingesta de carbohidratos e introducir más fibra, no hacer dieta, sino ajustar la alimentación. Aida Vásquez añade que, «en caso de sobrepeso, al igual que en los otros niños, habrá que componer las comidas siguiendo la estructura del método del plato de Harvard, pero es importante en estos casos analizar no sólo la estructura de las comidas, sino todos los hábitos alimentarios y de actividad física del niño «.

Niños y niñas que no quieren verduras ni pescado

Conscientes de las realidades diarias en cada hogar y en concreto de las dificultades de muchas madres y padres para conseguir que sus hijos e hijas coman de todo, las nutricionistas apuntan ideas. Las verduras cuestan a algunos niños, pero en ello ayuda mucho variar las cocciones y elaboraciones, hacerlas más atractivas. Se pueden preparar berenjenas rellenas con queso parmesano, coliflor con bechamel, o cremas, como ejemplo. Si los adolescentes ya han integrado las verduras, ya no hace falta variar tanto las presentaciones.

Planificar las comidas semanales

Improvisar no es sano, tener hambre y no tener nada preparado lleva a menudo a hacer comida rápida como pasta, o bocadillos, y no, en cambio, a destinar el tiempo para preparar una variada ensalada o un plato de legumbres, elaboraciones que si ya tenemos a punto, evitan caer en la solución rápida de los carbohidratos.

Otra recomendación vinculada a la alimentación saludable es ir a comprar sin hambre y habiendo previsto todo lo que se necesitará durante la semana para no comprar lo que no conviene. De este modo, además, evitaremos el despilfarro alimentario. Comprar la comida más saludable, dice la doctora Gotor, «puede resultar un poco más caro, porque los azúcares y harinas refinadas son más baratos y potencian mucho el sabor, pero si no se pueden adquirir tanta carne o pescado, entonces las legumbres son una fuente de proteína muy asequible«.

Carnes rojas, ¿Por qué limitar su consumo?

Las carnes rojas tienen mala fama porque la OMS publicó que pueden afectar el sistema cardiovascular e intestino, e incluso tener efecto cancerígeno, en concreto el cáncer de colon. «Pero esto no resta calidad alimentaria a la carne roja, por su beneficio en proteína y hierro. No hay ningún otro alimento en el que sean más absorbible», argumenta la doctora María Gotor.» Se puede vivir sin comer carne roja, pero esta tiene sus beneficios, otra cosa es con que la acompañamos, si son patatas fritas, salsas… Hay que distinguir también las carnes rojas procesadas, y especialmente los preparados industriales, porque si compras el filete de ternera, lo picas y haces albóndigas, es igual de saludable que un bistec a la plancha», expone la pediatra. La carne procesada sí se debería limitar a una o dos veces por semana, por sus componentes no saludables como el potenciador de sabor o color.

Salchichas, perritos calientes, o embutidos como el fuet o el chorizo ​​deberíamos limitar a un consumo muy ocasional por su elevado contenido en sal y grasas no saludables y aditivos. La nutricionista del Hospital de Sant Joan de Déu recomienda el consumo de carne roja hasta máximo de dos veces a la semana. Mientras que las carnes en general, incluyendo las carnes de ave y la de conejo, las recomienda 3 o 4 veces a la semana. Y el pescado, 3 o 4 veces a la semana, tanto de variedad blanca como azul. «Del pescado azul, sin embargo, se debería priorizar el de pequeño o mediano tamaño y al menos una vez a la semana. Mientras que el pescado azul de gran tamaño, como el atún o el pez espada, el tiburón o el lucio, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición recomienda evitar su consumo en niños menores de 10 años, y entre los 10 y los 14 limitar este consumo a 120 gramos al mes, por su contenido en mercurio», argumenta.

¿Cuántos huevos por semana?

«El consumo de un huevo al día no se relacionaría con efectos negativos sobre la salud, pero un consumo tan elevado de huevos podría alejar el consumo de otros alimentos tan interesantes como el pescado o las legumbres, por eso hablamos de consumir huevos 3 o 4 veces por semana», afirma Dámaris.

También María Gotor considera que no se debe limitar el consumo de huevos, un tema que asume que es muy discutido, pero también considera acertado limitarlos si es para no desplazar otras opciones, porque las gallinas son totalmente saludables. «Me preocuparía más cuántos cruasanes se comen al día, y en cambio nadie lo pregunta, como tampoco cuántas galletas se pueden comer a la semana», dice. En cuanto al colesterol asociado al consumo de huevos, como explica la pediatra, no hay que olvidar que el colesterol es una partícula que se encuentra en las membranas celulares y se puede consumir, otra cosa es con qué se acompañe el huevo, como el bacon, o el aceite con el que se fríe. El problema no sería el huevo, sino la dieta con la que se acompaña.

¿Cuántas veces comer legumbres?

Las legumbres también son parte de un patrón de dieta mediterránea y su frecuencia de consumo debería ser de 3 o 4 veces a la semana. Según la nutricionista del Sant Joan de Déu, «la legumbre es un alimento muy interesante porque no sólo aporta proteína, sino también carbohidratos, fibra, vitaminas, minerales. Es muy completo y versátil y deberíamos incluirlo en la alimentación semanal. Podría formar parte del grupo de los carbohidratos, junto con el pan, la patata, y también con el grupo de los proteicos que son carnes huevos y pescado».

¿Cómo discernir los azúcares que convienen más para niños y adolescentes?

La diferencia se encuentra en si los azúcares forman parte del alimento natural o si son un añadido, dice Aida Vásquez. Habrá que evitar todos los azúcares añadidos a los alimentos (cereales, lácteos, alimentos procesados ​​y ultraprocesados …) que no convienen a ningún niño, adolescente ni adulto. Sí que se pueden tomar aquellos azúcares que forman parte de los alimentos de forma natural, como los de las frutas o los lácteos. Si se preparan, por ejemplo, unas natillas caseras con ingredientes naturales, en lugar de azúcar se puede añadir fruta, dátil o, al menos disminuir la cantidad de azúcar y apreciar más sabores como el de la vainilla.

El consumo de azúcar en la población, en general, se considera elevado. Por lo tanto, acostumbrar a los más pequeños de casa a saborear el gusto natural de los alimentos, rebajando tanto como podamos los azúcares es una recomendación saludable. La nutricionista del Hospital de Sant Joan de Déu, Dámaris Martínez invita a los padres a trabajar a conciencia el umbral del dulzor exigido por los paladares. Aconseja la progresiva eliminación, si es que ya se han introducido, de azúcares y endulzantes añadidos o miel, por ejemplo en un yogur natural. Es preferible -dice- añadir canela, trocitos de fruta, como plátano, pasas, frutos secos o semillas molidas.

También la sal se aconseja disminuirla al máximo, compensando o sustituyéndola siempre que se pueda con especias. En productos procesados, suele estar demasiado presente, pero en la alimentación natural, el consumo de sal se disminuye. «Utilizar sal para cocinar no es ningún problema, otra cosa es llevar el salero a la mesa e ir añadiendo. Es mejor incorporar especias, por ejemplo, el orégano o la pimienta negra a los espagueti, o el tomillo al sofrito de tomate natural.

Para beber, agua

El agua debe ser la bebida por excelencia en la infancia y la adolescencia. No hay, sin embargo, una cantidad de consumo de agua recomendada al día en estas edades, beber cuando se tiene sed es lo que recomienda la pediatra María Gotor. Para moverse en unos consumos saludables, Dámaris Martínez apunta que un consumo adecuado de agua para los niños estaría en torno al litro y medio, y en los adolescentes entre los dos y los dos litros y medio. De todas formas, se debe tener en cuenta si es un niño o adolescente que hace mucha actividad física y las necesidades que tenga, pero en general lo que se recomienda que el agua sea la bebida de preferencia en las comidas principales y que se vayan haciendo ingestas durante el día. «Necesitan hidratarse y, si pueden acompañarse de un botellín de agua y a lo largo del día irlo rellenando, mucho mejor».

En lo que coinciden todas las especialistas en alimentación saludable en las primeras etapas de la vida es en la necesidad de minimizar el consumo de bebidas azucaradas. Incluso los zumos deberían consumirse sólo en ocasiones excepcionales, por su contenido de azúcares o conservantes, aditivos que potencian sabores o colores. Sobre los zumos naturales preparados en casa, se argumenta que es mucho mejor comerse una fruta entera que tomar sólo el jugo. «Lo interesante es la composición de fibra de la fruta que, junto con sus azúcares logran una absorción más lenta y el impacto en el cuerpo es mejor», dice la pediatra. Cuando se toma sólo el jugo de la fruta, básicamente al cuerpo llegan los azúcares.

En el caso de adolescentes, tomar café o té, según explica Dámaris Martínez, no sería un problema, si el consumo es moderado y adaptado de manera natural, sin añadir azúcar, pero insistiendo siempre en el agua como bebida principal.

En cuanto al consumo de leche y bebidas vegetales, siempre y cuando no haya una contradicción de intolerancia a los lácteos, no se deberían retirar el consumo de éstos, y, en caso de ser desnatados, siempre deberían ser sin azúcares añadidos y enriquecidos con calcio y vitamina D.

Del pan lo que hay que tener claro es que está hecho con harina, agua y levadura. Todo lo que se aleje de ello, lo que se le pueda añadir, como, leche, azúcar, conservantes o aditivos, ya difumina su calidad. En el caso de los panes integrales, conviene saber el porcentaje de harina integral empleada, tanto en el pan fresco –preguntar al panadero-, como en panes tostados y de molde.

Y sobre la dieta vegetariana, la pediatra María Gotor recomienda que hasta los dos años, al menos, las criaturas sean omnívoras, porque hay algunos elementos, como es por ejemplo un omega 3 específico presente en el pescado, que se relacionan con el desarrollo neuronal.

Fuente e imégenes:  https://eldiariodelaeducacion.com/educacion-en-salud/2021/04/07/alimentacion-de-calidad-saludable-y-energetica-en-la-infancia-y-adolescencia/

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Violencia feminicida y ambiental


Por: Francesca Gargallo Celentani


Hablar de violencia en México es como hablar de la cuerda en casa del ahorcado. El tema se soslaya, seguramente no se saca a relucir en una plática familiar, menos en época de pandemia o frente a unas anheladas vacaciones. Pero está siempre ahí, es el oxígeno de un aire rarefacto que, cuando las y los familiares de personas desaparecidas y las madres y feministas contra el feminicidio sacan a relucir, indigna, asusta y revela que ha afectado a la casi totalidad de las personas que viven en México. 27 homicidios por cada 100.000 habitantes, un incremento del 1.7% anual de los feminicidios, una parte del territorio controlada por la delincuencia, secuestros, extorsiones, trata de personas, persecución en las comunidades indígenas, preocupa a quien la ve crecer por la impunidad que brinda la omisión en la procuración de justicia.

En el medio de una zona violenta que va del sur de Estados Unidos a Nicaragua, con una frontera enorme con el primer consumidor de drogas del mundo, un territorio que muchos desplazados en las últimas décadas dejaron despoblado y por tanto apto para la “cocina” de drogas y el escondite de personas tratadas, México es también un país que está en el ojo de los intereses estadounidenses y, por tanto, es constantemente monitoreado.

En su frontera sur, sin embargo, están tres de los países más violentos del mundo de donde la población huye por violencia política de Estado y empresas que actúan como instituciones, violencia económica y violencia colectiva y territorial de pandillas. Con estos comparte violencias identificables: las violencias feminicidas y transfeminicidas y la violencia contra defensoras y defensores de derechos humanos y de la naturaleza.  Las y los dirigentes comunitarios son particularmente vulnerables. Si bien la mitad de las 212 personas defensoras del agua y la tierra asesinadas en el último año lo fueron en Colombia y Filipinas, Honduras, Guatemala y México les siguen. Corrupción, impunidad y machismo tienen mucho que ver. Los intereses sobre la tierra y los recursos naturales responden a la demanda de los consumidores y cada vez son más pesados. Minería, agronegocios, represas, termoeléctricas o la explotación de madera buscan entrar cada vez a nuevos territorios, en los cuales las empresas, de acuerdo con políticos corruptos, usan todos los medios, entre ellos los de la delincuencia organizada, para imponer sus proyectos o castigar a los dirigentes que se lo impiden.

La violencia contra las mujeres no es menos brutal y se entrecruzan en toda la región. El 6 de abril se reabrirá el juicio contra David Castillo, mandatario del asesinato de la dirigente lenca, feminista comunitaria y defensora ambiental Berta Cáceres. Durante cinco años, los tribunales hondureños lo protegieron postergando la presentación de pruebas, que lo hunden. La pregunta que flota en el aire es ¿quién estaba detrás del mandante? ¿Acaso la poderosa familia Atala, dueña de la empresa que logró concesiones ilegales sobre el río Gualcarque que Berta Cáceres y el pueblo lenca defendieron? Los mandantes no siempre se mandan solos.

En las ciudades mexicanas es imposible no percibir la rabia que despierta la violencia regional entre cada vez más jóvenes que se organizan. En particular, la violencia policial y parapolicial contra las mujeres en México ha generado respuestas internacionales, no solo insospechados y tendenciosos apoyos de fuerzas políticas disímbolas que esperan, sosteniendo las protestas públicas de las feministas, golpear al gobierno. Pero es imposible recuperar el feminismo por la derecha. Frente al hecho que la policía de una ciudad como Aguascalientes, pequeña capital de un pequeño estado ganadero e industrial a 500 kilómetros al noroeste de la capital, el 8 de marzo persiguió montada en motocicleta, como moderno cuerpo de vaqueros, y armada de palo a 6.000 manifestantes que se defendieron con las cruces con los nombres de las 90 víctimas de feminicidio del Estado, parece caricaturesco frente a que cinco meses antes, el 10 de noviembre de 2020, la policía de Cancún, ciudad turística a 2.350 kilómetros al sureste de la capital, disolvió a tiros una manifestación espontánea contra dos feminicidios ocurridos durante el fin de semana.

Meses después, a pocos kilómetros de ahí, en la playa de Tulum asesinaron a Victoria Salazar, una refugiada salvadoreña a la que sometieron hasta asesinarla. La policía de Jalisco tortura a las mujeres presas según patrones de violencia sexual y de género que maximizan el daño, haciéndolo irreversible. El recuento de la violencia policíaca, negada hasta la evidencia, en ocasiones usando el pretexto de que las policías que se envían a las manifestaciones son “también” mujeres es enorme. Amenazas de violación, intimidación, tocamientos, insultos, golpes, intentos de desnudamientos acompañan casi siempre las persecuciones y detenciones de mujeres.

Las feministas lo saben. De hecho, el cambio en las formas de las manifestaciones urbanas en agosto de 2019 se debió a agresiones policiacas a mujeres en una patrulla y en un museo. Entonces estalló la rabia: Si te dañan, lo rompo todo. Me defienden mis amigas, no la policía. Violan mujeres, protegen monumentos. ¡Si fuera policía, yo lo abortaría! Estas consignas y muchas más son la directamente dirigidas a la policía. Las feministas saben también que, a pesar de ello, a la policía se le reclama un trabajo: la procuración de justicia, pues la violencia golpea en muchos más frentes: parejas y ex parejas, transeúntes, agentes del crimen organizado, compañeros y maestros de escuela…

Fuente: https://desinformemonos.org/violencia-feminicida-y-ambiental/

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Los Karen en la encrucijada birmana


Por: Angelo Nero


En 1947, el general Aung San, líder de la lucha por la independencia birmana contra los colonizadores británicos –padre de la carismática premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi- firmaba un acuerdo con los líderes de las tres principales etnias del país, pero lejos de poner las bases para la convivencia de las 135 etnias reconocidas oficialmente por el estado, iniciaron una sucesión de conflictos armados que han llegado hasta nuestros días.

A pesar de las férreas dictaduras militares que han dirigido Myanmar –como se denomina oficialmente el país desde 1989-, el grupo mayoritario, un 70 % de la población, los bamar, de confesión budista, que ocupan la mayor parte de la administración, el ejército –denominado Tatmadaw- y el gobierno –que a menudo ha sido lo mismo-, no han conseguido doblegar a los pueblos más combativos, que ocupan las zonas fronterizas más ricas en recursos naturales, y que se han visto marginadas por el poder a lo largo de la historia del país asiático.

Los Shan, que forman el segundo grupo étnico, pero también los Kachim, Arakan, Zomi, Chin y Wa, crearon sus propios ejércitos de liberación nacional y organizaciones políticas de muy variada orientación, aunque los más persistentes en la lucha, desde 1948, han sido los Karen, a través de la Unión Nacional Karen (KNU), reacios a los múltiple e inestables acuerdos de paz a los que han sido forzados los sucesivos gobiernos birmanos.

A la cuestión étnica se le añadió, en 2012, un conflicto religioso entre los rakhine, budistas, y una minoría musulmana, los rohingyas, no reconocida como etnia oficial, y que ni siquiera el gobierno de la Liga Nacional por la Democracia, que lideró el país desde 2015, de Aung San Suu Kyi, y que ha derivado en una catástrofe humanitaria que muchos analistas han calificado abiertamente como genocidio.

El estado Karen está separado de la vecina Tailandia por varios ríos que crean una frontera natural, aunque fácilmente franqueable, y la densidad de sus bosques ofrece un buen refugio natural a la guerrilla que lucha por la autodeterminación de los Karen, para los que una solución federal, como la propuesta en el acuerdo de Panglong de 1947 es cada vez menos viable.

Los Karen son el tercer grupo étnico del país, y su movimiento de resistencia está dividido en varios grupos, el principal es el Ejército de Liberación Karen (KNLA), brazo militar del KNU, de mayoría cristiana,  y una escisión surgida en 1994, el Ejército Budista de Karen Democrática (DBKA), obviamente de esa confesión religiosa.

Han sido frecuentes las alianzas entre los grupos insurgentes, en 2010 la KNU firmó un acuerdo con el Partido Progresista Nacional Karenni (KNPP), el Frente Nacional Chin (CNF), la Organización para la Independencia de Kachin (KIO), el Partido Nuevo Estado de Mon (NMSP), y el Ejército del Norte del Estado de Shan (SSA-N), aunque tampoco han faltado enfrentamientos puntuales entre ellos, como los que enfrentó a los Mon con los Karen. En 2015 la KNU también firmó un Acuerdo Nacional de Cesación de Fuego, junto a ocho grupos armados, con la llegada del proceso democratizador.

Desde el 1 de febrero de este año en curso, los militares han vuelto a tomar el control total del país, reprimiendo sangrientamente las manifestaciones de protesta –se habla ya de más de 600 muertos- después de que las urnas le dieran masivamente la espalda en el noviembre pasado, otorgándole la victoria a la Liga Nacional por la Democracia. Esto ha motivado que las tensiones entre el KNU y otros grupos insurgentes hayan aumentado a raíz del golpe de estado.

El 27 de marzo una brigada del KNLA tomó una base del ejército birmano en la frontera con Tailandia, lo que provocó el bombardeo aéreo de varias aldeas karen, lo que hace temer que la actual crisis birmana pueda derivar en un conflicto abierto con las guerrillas que, como esta, ya han mostrado su apoyo al movimiento de desobediencia civica y a las protestas de Rangún. El temor a nuevos bombardeos ha llevado a que más de 10.000 karen huyeran de sus pueblos y se escondieran en la selva, mientras que alrededor de 3.000, según la ONG Human Rights Watch, han buscado refugio en la vecina Tailandia.

85 organizaciones de la sociedad civil karen emitieron un comunicado el 14 de febrero, pidiendo a todos los grupos armados Karen, el KNU/KNLA, el Ejército Benevolente Democrático Karen (DKBA), al Consejo de Paz y la Fuerza de la Guardia Fronteriza de Karen, a no cooperar con el líderes golpistas militares. Saw Thuebee, portavoz de la alianza de la sociedad civil, dijo que su carta es un llamado a una posición unida entre los grupos armados karen.

“Queremos que todos los grupos armados karen se unan para proteger a la gente. Este es el momento para que trabajen juntos y con otros grupos de alianzas étnicas, fuerzas democráticas y la comunidad internacional. Esto conducirá a cambios significativos en la situación política del país y para el establecimiento de la autodeterminación”.

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