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La Gratitud, un súper poder

Por: Esther Ruiz Moya

Diciembre sigue avanzando y nos quedan 28 días para estrenar calendario y según dicen los expertos y la RAE cambiar de década. Porque resulta que este año estábamos todavía en la segunda década. Este era uno de esos maravillosos y estériles debates que teníamos antes de que la pandemia viniera a monopolizar nuestras vidas. Así que en 2021, estrenamos año y década ¡ojalá y sea prodigiosa!

Ayer viví un día de esos que son bonitos, de esos que te sorprenden y te hacen sonreír, de esos que dan sentido a las cosas que haces, de esos que me hacen pensar. De esos que agradeces. Ayer conocí a una persona que me conocía y que para mi era desconocida. Esto puede ser normal, pero lo extraordinario es que me conoció en el confinamiento, fui su compañía en esos días sin yo saberlo, emocionándose con mi columna diaria. Sintiendo mis emociones como propias, esos sentimientos que yo escribía desde las entrañas y que llegaron a las suyas. Y les aseguro que es una sensación maravillosamente gratificante.

Y esto es lo que me hace pensar en uno de los valores que debería ser el valor de todos los valores, la gratitud. Creo que la gratitud nos hace más felices porque es reconocer las cosas buenas de nuestra vida. Estamos tan preocupados en quejarnos, en compadecernos, en compararnos, en fijarnos en lo que no tenemos, que vivimos rodeados de ingratitud. No todo el mundo sabe agradecer. Somos ingratos porque creemos que merecemos todo, que tenemos derecho a todo, personal y profesionalmente. Somos incapaces de renunciar a los egos, sin caer en la cuenta de que somos seres incompletos y que por eso necesitamos de los otros. ¡Hay tantas cosas gratificantes que merecen ser agradecidas!

La gratitud no es sólo una cuestión de educación -que también la estamos perdiendo- no es sólo dar las gracias, es mucho más, es algo del espíritu, es sentirte agradecido.

Y otra de las cosas en las que me ha hecho pensar ha sido en la importancia de admirar. No sé si es por este momento que vivimos en el que nos faltan referentes o por la mediocridad que nos rodea o por esos egos superlativos que todos conocemos, pero creo que somos incapaces de admirar. Estamos tan acostumbrados a quitar méritos que nuestra máxima preocupación es apagar la luz de quien brilla, en lugar de preguntarnos qué hace para brillar o cómo habrá llegado a brillar así. La admiración es una maravillosa forma de energía que nos empuja a superarnos, es comprobar que eres valioso para otro. Hablar con admiración, leer con admiración, sentir admiración, demostrar admiración… Admirar y ser admirados, sin duda, también nos hace más felices.

Fuente: https://www.diariocritico.com/opinion/esther-ruiz/la-gratitud-un-super-poder

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SNTE: el gran ausente

Por: Abelardo Carro Nava

La pandemia ocasionada por el coronavirus SARS-CoV-2, vino a alterar la vida de todos los seres humanos. De la noche a la mañana, las actividades que cotidianamente realizábamos en nuestro entorno inmediato sufrieron cambios radicales. ¿El propósito de esta modificación? Evitar la propagación del virus y, por ende, cuidar la salud y vida de quienes habitamos este mundo.

En México, desde luego, esta situación propició cambios importantes que, indudablemente, tuvieron un impacto en el orden político, económico, cultural y social de las cosas. Obviamente, el medio educativo no pudo ser la excepción y, como sabemos, a mediados del mes de marzo de este año las escuelas tuvieron que cerrar sus puertas, pero el proceso formativo de los millones de estudiantes que cursan sus estudios en alguno de los niveles educativos del país, continuó en algo que la Secretaría de Educación Pública (SEP) denominó: educación a distancia. Luego entonces, para los principales actores de este proceso formativo ¿qué significó educar a distancia? Desde mi perspectiva, la búsqueda de nuevas formas a través de las cuales, enseñar y aprender, pudieran lograrse en el confinamiento. Para ello, el estado recurrió a medios tecnológicos y tradicionales, pero, los profesores y estudiantes, a la creatividad propiamente dicha.

Es obvio, esta pandemia hizo evidente lo que, desde hace mucho tiempo han venido sosteniendo varios investigadores, académicos, intelectuales, profesores y colegas en cuanto a las grandes brechas de desigualdad existentes en México y que, desde luego, se hacen palpables para quienes se encuentran o realizan alguna actividad dentro del amplio e intricado Sistema Educativo Nacional (SEN). No obstante, esta confirmación no se observa de esta manera por quienes se encuentran ocupando un lugar en el gobierno, por el contrario, irrisoriamente, hemos sido testigos de discursos pomposos, acompañados de cifras alegres, que refieren que todo está bien y que todo marcha sobre ruedas. ¡Qué política tan miserable o qué miserable es la política desde las ínfulas del poder!

Y bueno, ya que andamos por estos terrenos, no se puede dejar de mencionar a algunas rémoras que por años han vivido del poder, por el poder y para el poder; me refiero particularmente al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y, desde luego, a muchos de sus dirigentes puesto que, desde su aparición en la década de los 40’s no ha hecho, y no han hecho, más que vivir del gobierno y de sus agremiados.

¿Qué acciones ha emprendido el SNTE para exigir y/o demandar que los trabajadores de la educación cuenten con las herramientas mínimas y necesarias para que desempeñen su quehacer a distancia?, ¿qué acciones ha emprendido el SNTE para que las cuotas que quincenalmente se le descuentan a estos trabajadores de la educación, se destinen para habilitar o rehabilitar espacios físicos y virtuales con la finalidad de que, quien así lo desee, pueda encontrar una orientación en temas relacionados con ciertas enfermedades producidas por el exceso de trabajo y/o la carga administrativa que actualmente viven cientos de maestros y maestras?, ¿qué acciones ha emprendido el SNTE para orientar psicológica, administrativa y jurídicamente a los familiares que, desafortunadamente, vivieron la pérdida de un ser querido, trabajador de la educación, por coronavirus?, ¿qué acciones ha emprendido el SNTE para crear un fondo que permita brindar una ayuda económica a los trabajadores de la educación que atiendan sus malestares derivados de esta y otras enfermedades que ha traído el aislamiento?, ¿qué acciones ha emprendido el SNTE para ponerse del lado de los trabajadores de la educación más allá de los discursos pomposos que emite su Secretario General y que carecen de veracidad?

Y es que mire usted, hace unos días, alguno de mis familiares se encontraba en casa realizando sus actividades escolares cotidianas a través de medios virtuales cuando llamaron a su puerta y, para menuda sorpresa de éste, al abrirla apareció un “candidato”, y varios de sus “simpatizantes” quienes, en tiempos de pandemia, se encontraban en plena campaña “electoral” por la dirigencia del Comité Directivo de la Sección 31 del SNTE. Sí, así como lo leyó usted, en plena campaña “electoral”. ¿Esa es la finalidad de un Sindicato?, ¿no podrían esperar a que hubiera las condiciones sanitarias para este propósito y, en lugar de ello, se pusieran a trabajar en la encuesta que nos llevaría a conocer el estado de salud de todos los trabajadores de la educación, así como también, de las condiciones de las miles de escuelas públicas en el territorio nacional?, ¿no acaso propagaron a los cuatro vientos que esta organización sindical se encontraba trabajando en ello?

En este sentido traigo a colación, una pregunta sobre un tema que, con anterioridad, abordé en este y otros espacios: ¿qué pasó con aquella exigencia lanzada hace unas semanas, desde la cúpula sindical, para que al gobierno federal reactivara el Fideicomiso de Apoyo a las Tecnologías Educativas y de la Información que apoyaría a miles de maestros y maestras de México? A más de ocho meses de que inició la contingencia, y a poco más de tres meses en que se exigió esta reactivación, esta organización sindical no emitido ningún comunicado sobre este asunto; luego entonces, ¿por qué no ha insistido en ello y por qué no se ha informado a la base sobre esto? Claro está, y en esto quiero ser enfático: los trabajadores de la educación, con sus propios recursos, con sus propios medios, en todos estos meses en los que el SNTE no ha hecho mucho que digamos, han tenido que adquirir computadoras, teléfonos celulares, tabletas, impresoras, o bien, material diverso para la elaboración de cientos de cuadernillos que entregan a sus estudiantes cada semana. ¿Acaso este Sindicato ha aportado algo en este propósito si, para acabar pronto, la entrega de televisores, teléfonos inteligentes, tabletas electrónicas y equipos de cómputo a estudiantes de escasos recursos que realizó hace unas semanas, fueron producto de una colecta (SNTE, 2020) entre los propios trabajadores de la educación?, ¿esa es la forma de apoyar “recolectando” diverso equipo tecnológico entre sus agremiados? Insisto, ¿y el recurso que ingresa a las arcas del SNTE por cuotas sindicales de más de millón y medio de trabajadores de la educación qué destino tiene?, ¿acaso el ex responsable del Colegiado de Administración y Finanzas (hoy Secretario General) desconoce el destino de esos recursos o, por el contrario, tan bien lo conoce que por tales razones no da cuenta de ellos a sus agremiados?

Y, por si esto fuera poco, habría que voltear la mirada hacía los trabajadores y ex trabajadores de la educación de Chihuahua quienes, en días pasados, fueron presa de la incompetencia gubernamental y sindical al enterarse que el aguinaldo, que por propio derecho les corresponde, les sería otorgado en dos emisiones y no en una, tal y como ha sucedido en esa entidad federativa. ¿Qué postura fijó el dirigente de la Sección 42 del SNTE? Ser “portavoz” del gobierno del estado en este anuncio. ¿Qué postura fijó la dirigencia nacional del SNTE? Ninguna.

En resumidas cuentas, mi estimado lector, en lo que va de la pandemia el SNTE ha sido el gran ausnte. Sí, así con minúsculas y, si usted gusta, escrito erróneamente; pero que no le digan que no le cuenten que Cepeda Salas, en lo que va de su mandato, ha hecho algo por “su sindicato”. Esto lo digo porque, irrisoriamente, a través de diversos grupos de WhatsApp los integrantes del Comité Ejecutivo Nacional, pero también, los integrantes de los Comités Ejecutivos Locales, han pedido (exigido) recientemente, que se difundan ampliamente los logros de este dirigente, pero… ¿a cuáles logros se refieren?

Con negritas:

Llama la atención que hasta hace unos años, todo logro sindical era festejado como una “conquista sindical”; sin embargo, hoy se habla de “logros”, lo cual es un claro indicador de que sus luchas han dejado de tener presencia en el escenario nacional y, tal vez, local porque, indiscutiblemente, se han convertido en “aliados” de los gobiernos en turno. ¿Subordinación, sometimiento, abdicación?

Al tiempo.

Referencias:

SNTE. (2020). El SNTE inicia la entrega de aparatos electrónicos a alumnos de escasos recursos. SNTE. Recuperado de: https://snte.org.mx/blog/comunicado-46-2020/

Fuente: http://www.educacionfutura.org/snte-el-gran-ausente/

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El teletrabajo en estos tiempos neoliberales

Por: Eduardo Camín

 

Nuevas fuerzas están transformando el mundo del trabajo. La pandemia de la Covid 19 tiene consecuencias sociales y políticas: se ha instalado una ´´virtualización de la vida humana¨ y del control social. El mundo, tal como lo conocíamos, se detuvo abruptamente a principios de 2020 y los gobiernos, informados por la ciencia, tuvieron que aplicar medidas drásticas para salvar vidas.

Es cierto que la vida continúa, pero sin duda hemos adoptado la forma de trabajo más inusual de esta generación. El reto para los responsables políticos es cómo seguir protegiendo la vida y la salud de las personas sin, a su vez, causar un daño irreversible a la economía.Teletrabajo: 3 desafíos que tiene Latinoamérica | TyN Magazine

En este sentido las medidas que garantizan el distanciamiento físico -el cierre de escuelas, la suspensión de vuelos, el cese de grandes reuniones y el cierre de lugares de trabajo- han sido al comienzo de la lucha contra el virus, como herramienta para frenar su propagación. Mientras tanto, el trabajo hizo irrupción en un nuevo auge del teletrabajo.

Antes de la pandemia, solo una fracción de la fuerza laboral trabajaba ocasionalmente desde casa. Dentro de la Unión Europea (UE), la incidencia del teletrabajo regular u ocasional (en el hogar y móvil combinados) variaba del 30 por ciento o más en Dinamarca, Países Bajos y Suecia al 10 por ciento o menos en la República Checa, Grecia, Italia y Polonia.

Según los estudios, hasta un 20 por ciento de la fuerza laboral de Estados Unidos trabajaba regular u ocasionalmente desde su casa u otro lugar alternativo, un 16 por ciento en el Japón y solo un 1,6 por ciento en Argentina, según cifras de Eurofound y OIT, 2019.

Entre enero y marzo de 2020, a medida que la infección por Covid-19 se extendieron por todo el mundo, los países dieron instrucciones a los empleadores de cerrar sus operaciones y, de ser posible, aplicar el teletrabajo a tiempo completo para sus trabajadores, con muy poco tiempo de preparación tanto para los empleadores como para los trabajadores.

Algo que se planeó como una solución temporal y a corto plazo ha estado sucediendo desde hace meses. Hay varios factores que determinan si un trabajo puede realizarse potencialmente a distancia. La cantidad de trabajos que se pueden realizar a distancia determina la parte de la fuerza laboral que puede trabajar desde casa durante una pandemia y así reducir la transmisión del virus en la comunidad.

El paso definitivo al teletrabajo ¡Ahora es el momento! - Emprendedores.esEn dos artículos recientes (Hatayama et al., 2020; OIT 2020h) se examinaron las posibilidades de trabajar desde casa en países con diferentes niveles de desarrollo económico: se constató que factores como la estructura económica y ocupacional, el acceso a Internet de banda ancha y la probabilidad de que las personas posean una computadora personal, son determinantes importantes para trabajar desde el hogar.

Las conclusiones indican que la posibilidad de trabajar desde el hogar aumenta con el nivel de desarrollo económico del país. Por consiguiente, los países en que una gran proporción de los puestos de trabajo corresponden a sectores como las tecnologías de información y comunicación (TIC), los servicios profesionales, las finanzas y los seguros y los sectores de la administración pública pueden movilizar una mayor proporción de la fuerza laboral a trabajar desde casa.

Mientras,  los países que dependen en gran medida de sectores como la industria manufacturera, la agricultura, la construcción y el turismo tienen menos posibilidades de hacerlo. Como resultado de las directivas de confinamiento decretadas por los gobiernos, casi cuatro de cada 10 empleados en Europa comenzaron a teletrabajar.

El aumento más significativo del teletrabajo tuvo lugar en los países más afectados por el virus y en los que el teletrabajo estaba bien desarrollado antes de la pandemia. En Finlandia, cerca del 60 por ciento de los empleados pasaron a trabajar desde casa. En Luxemburgo, los Países Bajos, Bélgica y Dinamarca, más de la mitad, en Irlanda, Austria, Italia y Suecia, alrededor del 40 por ciento de los empleados teletrabajaban.Teletrabajo | Comunidades Cepal

En esos países, menos trabajadores vieron una reducción en su tiempo de trabajo. En promedio, en Europa, el 24 por ciento de los empleados que nunca habían trabajado desde casa comenzó a teletrabajar, en comparación con el 56 por ciento de los empleados que lo habían hecho ocasionalmente.

No obstante, este salto en las cifras muestra que, con la tecnología, las herramientas (por ejemplo, de comunicación) y la reorganización del trabajo adecuados, muchos más trabajos pueden realizarse a distancia de lo que se suponía anteriormente. Se adoptaron medidas similares en otras partes del mundo, donde los gobiernos instaron a los empleadores a adoptar el teletrabajo para reducir la densidad de desplazamientos en las grandes ciudades y contribuir así al distanciamiento físico.

En Japón, según una encuesta del Ministerio de Tierras, Infraestructura, Transporte y Turismo, menos del 13 por ciento de los trabajadores de todo el país pudieron trabajar desde casa en marzo de 2020 debido a una serie de factores, entre ellos el amplio uso del sello Hanko1 , un sello personal que se utiliza en los documentos de oficina, los contratos, las solicitudes e incluso los memorandos, en lugar de las firmas, para cualquier artículo que requiera reconocimiento de autoría en lugar de una firma.

Teletrabajo o teleconfinamiento: un reto post covid-19 – ProdavinciHay que destacar que para los padres y cuidadores que trabajan, el cierre de escuelas y de otros centros de atención ha hecho que el trabajo desde el hogar sea un desafío. De acuerdo con la última encuesta de Eurofound, entre quienes trabajan desde el hogar como medida de distanciamiento físico, el 26 por ciento vive en hogares con niños menores de 12 años y otro 10 por ciento vive con niños de 12 a 17 años.

Una realidad preocupante

Varios análisis del Observatorio de la OIT ponen de manifiesto los devastadores efectos que sigue teniendo la pandemia en el empleo y los ingresos provenientes del trabajo desde comienzos de 2020, así como la repercusión adversa generalizada en el mercado de trabajo

Los encargados de la formulación de políticas deberán seguir fomentando el empleo y garantizando los ingresos a lo largo de los próximos meses, incluido 2021, y abordar los retos fundamentales. Sigue siendo primordial armonizar y planificar las medidas en los planos político, sanitario, económico y social.

La cantidad de contagios ha aumentado en todo el mundo, y ello ha llevado a muchos países a volver a aplicar restricciones en actividades económicas. La desacertada o prematura aplicación más laxa de las medidas de prevención sanitaria está provocando una prolongación de la pandemia y, en consecuencia, se agravaba la incidencia en el mercado de trabajo.

Por lo tanto, es necesario que las medidas políticas que se apliquen estén en consonancia con los efectos adversos de la pandemia en el mercado de trabajo. La crisis provocada por la pandemia ha provocado la pérdida de horas de trabajo y de ingresos provenientes del mismo.

A raíz del aumento de las restricciones financieras, los encargados de la formulación de políticas deberán afrontar el reto de seguir aplicando medidas destinadas a mitigar el riesgo de que aumenten los niveles de pobreza, desigualdad, desempleo y exclusión. A tal efecto, será necesario prestar particular atención a la eficacia y la eficiencia de las inversiones que realicen.

Es fundamental que las medidas políticas contribuyan a prestar el mayor apoyo posible a los grupos vulnerables más afectados, en particular, los migrantes, las mujeres, los jóvenes y los trabajadores del sector informal. A tenor de los datos más recientes de que se dispone, la pérdida de empleo afecta en mayor medida a las mujeres que a los hombres.

Los encargados de la formulación de políticas tendrán que adoptar medidas de respuesta frente a las crisis específicas, en particular ayudas para garantizar los ingresos y fomentar los esfuerzos para facilitar a los trabajadores que retomen su empleo, a fin de evitar su marginación a largo plazo en los mercados laborales, y velar por que nadie se quede atrás.

La brecha en materia de incentivos fiscales existente en los países emergentes y en desarrollo sólo puede suprimirse si se fomenta la solidaridad internacional. La mayoría de los países en desarrollo no han podido movilizar los recursos necesarios para respaldar las medidas políticas que han adoptado las naciones más ricas, lo que ha dado lugar a una gran «brecha en materia de incentivos fiscales».

46% más de carga laboral con teletrabajo: 92% de las mujeres debe cocinar y limpiar mientras teletrabaja - El MostradorCon objeto de subsanar esa brecha, es necesario seguir reduciendo y reestructurando la ignominiosa deuda externa, y promover la ayuda oficial al desarrollo a fin de garantizar la disponibilidad de recursos financieros para afrontar la actual crisis sanitaria y del mercado de trabajo en los países en desarrollo.

Naciones Unidas aboga por qué se dé «prioridad con carácter estratégico, en materia de financiación pública, a las políticas y los programas que permitan lograr mejores resultados en términos de empleo y mantenimiento de los ingresos, en particular respecto de las personas en situación vulnerable».

La combinación de estos retos tiene repercusiones más generales para la justicia social y la paz. El aumento de la inseguridad y la incertidumbre dan pábulo al aislacionismo y al populismo.

La manera en que la ideología neoliberal contempla la modernidad entiende al ciudadano como consumidor, la acción colectiva y la vida pública quedan restringida a hacer un ¨clic¨ en la recomendación de un algoritmo. En realidad, la crisis de la Covid 19 colocara al sector tecnológico en el epicentro de una economía convertida en función de sus algoritmos.

El mundo no será igual, pero la explotación digital o presencial se le parecerá mucho a la del presente.

 

*Periodista uruguayo acreditado en la ONU Ginebra. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico CLAE

Fuente e imagen: Estrategia.la

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La nueva ola del aprendiz de genocida

Desde Río de Janeiro.En un almacén del ministerio de Salud en San Pablo están casi siete millones de testeos de coronavirus sin distribuir a provincias y municipios. A fines de enero tendrán su validad agotada. O sea, serán pura basura.

Brasil es, de las naciones acosadas por la pandemia, una de las que menos aplicó testeos a la población.

Varios países latinoamericanos, como Argentina, Ecuador, Costa Rica y Chile, han anunciado que recibirán la vacuna fabricada por la Pfizer. Brasil no se ha pronunciado. O mejor, de forma paralela, descartó la vacuna – que ya empezó a ser aplicada en Gran Bretaña – porque exige ser conservada a menos 70 grados.

Una multitud de infectólogos y científicos aseguran que sí, hay condiciones de preservar la vacuna en frigoríficos especiales.

El ministerio de Salud, encabezado por un general activo del Ejército, Eduardo Pazuello, silencia.

A propósito: Pazuello, supuestamente especialista en logística, no tiene idea de lo que sea el servicio público brasileño de salud, que hasta hace un par de años era considerado referencia mundial. No sabe, por ejemplo, cómo lograr al menos 400 millones de jeringas para aplicar la vacuna que sea.

Lo único que hizo fue esparcir militares por todos los puestos de decisión del ministerio y negar lo obvio: la gravedad del cuadro vivido en el país, y que ahora entró en una segunda y especialmente violenta ola.

El mismo ministerio de Salud destinó dos mil millones de reales – casi 500 mil millones de dólares – inicialmente dirigidos a “recursos de emergencia” al combate al Covid a instituciones que tratan de todo, excepto de la pandemia: maternidades, clínicas oftalmológicas, hospitales psiquiátricos. La explicación: ninguna.

Ayer, sábado, las unidades de terapia intensiva en las clínicas privadas de Rio de Janeiro estaban copadas en un 98 por ciento. Las de salud pública, 94. En San Pablo, el cuadro era igualmente dramático: 92 por ciento en las privadas, 89 en las públicas.

En Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, el cuadro era igualmente asombroso. Y en muchísimas otras capitales brasileñas.

Al apostar todas sus fichas a unos pocos inmunizantes, el gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro (foto) empujó Brasil para el final de la cola de los pretendientes a la vacunación.

Entre una y otra disputa, siempre con el ojo puesto en las elecciones presidenciales de 2022, con el gobernador derechista de la provincia de San Pablo, João Doria, Bolsonaro puso barreras a una serie de vacunas, para concentrarse en las que fueron directamente contactadas por su gobierno.

La vacuna china, por ejemplo, fue descartada por  comunista.

Hasta ayer, sábado, en todo el país, eran más de seis millones y medio de infectados – más que dos Uruguay sumados – y 177 mil muertos.

En Cuba, por ejemplo, que tiene poco menos de once millones de habitantes, las víctimas fatales del coronavirus no llegan a 200.

Pero Bolsonaro y su gobierno insisten en rechazar las vacunas y las medidas de aislamiento social, se niegan a aceptar da gravedad y las dimensiones de la tragedia.

Hasta en eso Brasil se aísla no solo del resto de las comarcas de nuestra América Latina, pero del mundo.

Siquiera en los Estados Unidos de su ídolo y guía, Donald Trump, se llegó a semejante negación.

La verdad es que, a esta altura, es difícil encontrar, en cualquier país con peso específico en el escenario global, alguno que se compare a Brasil en cuestión de absurdo.

Bolsonaro encabeza un gobierno que no gobierna, destroza todo. Su ministro de Salud no hace más que denegrir lo poquito que resta de la imagen de las Fuerzas Armadas junto a la opinión pública.

La economía se fue al diablo, bien como la salud pública, la educación, el medioambiente, las ciencias, las artes y la cultura, todo, todo.

No se trata de alarmismo: es mera constatación.

Y ahora viene la gota final: Bolsonaro, el aprendiz de genocida, al matizar los efecto de la peor pandemia de la historia, más mortal inclusive que la “fiebre española” de principios del siglo pasado, se hace responsable, o al menos cómplice, de 28 muertes a cada 24 horas.

Más de una a cada 60 minutos.

 

Y todo indica que él quiere más y más y más.

Fuente e imagen: https://www.pagina12.com.ar/

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Migraciones: una mirada crítica

Por: Marcelo Colussi 

Las migraciones han existido siempre en la historia. Podría decirse que si algo caracteriza a la especie humana es su afán de búsqueda, de descubrimiento; de ahí que emigró y cubrió todo el planeta. El Homo Habilis, aparecido hace dos millones y medio de años en la zona de los Grandes Lagos de África, migró por toda la faz de la Tierra, adaptándose a todos las regiones y climas. Las “razas” actuales -concepto que alguna vez habrá que dejar de usar definitivamente- no son sino expresión de ese tronco común. El genoma humano no difiere en ninguna latitud del globo terráqueo. En ese sentido, las migraciones son un fenómeno positivo.

Pero, desde hace ya unas décadas, la arquitectura de la sociedad planetaria globalizada (capitalista) encuentra en las migraciones un problema cada vez más grave (habrá que aclarar ¿problema para quién?). Millones y millones de personas huyen desesperadas de la pobreza y/o la guerra.

En la actualidad, la situación se tornó casi inmanejable. Lo importante a remarcar en esto es que existe una doble moral en el discurso dominante proveniente de los países desarrollados: se pone frenos a la migración, y al mismo tiempo se aprovecha de ella como mano de obra barata. La situación que pasan los migrantes es bochornosa, tanto en su viaje hacia las supuestas “islas de salvación” como ya instalados en el lugar de llegada, siempre escondiéndose como ciudadanos “irregulares”. Ahora bien: una visión romántica, endulcorada, que busque un perfil más “humanizado” en el trato para con los migrantes, no ayuda en realidad para cambiar las cosas. El núcleo del asunto estriba en modificar la estructura que expulsa cada vez más gente desde los países empobrecidos. Condolerse de los viajeros irregulares y sus penurias es una respuesta moral, correcta sin dudas, pero que no puede modificar nada. Averiguar las causas profundas que mueven a esas migraciones -que no son las mismas de las del Homo Habilis– es otra cosa, sin dudas, más conducente a encontrar soluciones de fondo.

De todos modos, hoy es un discurso largamente generalizado levantar la voz por la situación de los migrantes -“pobres y desamparados migrantes”-. Ello se hace 1) a partir de su marcha hacia el lugar de destino (Estados Unidos y en menor medida Canadá, desde Latinoamérica y el Caribe, o Europa Occidental desde Europa del Este, África o Medio Oriente, o Japón desde el Sudeste asiático) o, si logran llegar, 2) ante las penurias que pasan como “ilegales” en su nueva morada. De cualquier forma, vale hacer una mirada crítica del fenómeno.

Las migraciones humanas son un fenómeno tan viejo como la humanidad misma. Como se anticipó más arriba, de acuerdo con las hipótesis antropológicas más consistentes, se estima que el ser humano hizo su aparición en un punto determinado del planeta (todo indica que sería el África) y de ahí emigró por toda la superficie del globo. De hecho, el ser humano es el único ser viviente que ha emigrado y se ha adaptado a todos los rincones del mundo, poblando todos los confines. Las migraciones, por lo tanto, no constituyen una novedad en la historia. Siempre las ha habido y generalmente han funcionado como un elemento dinamizador del desarrollo social. Sin embargo, hoy día, y desde hace varios años con una intensidad creciente, se plantean como un “problema”. Lo que aquí queremos delimitar es: problema ¿por qué? y ¿para quién?

Recientemente el fenómeno ha adquirido una dimensión masiva, de proporciones antes nunca vistas, apareciendo motivado por razones de orden puramente social: guerras, discriminaciones, persecuciones, pero más aún: pobreza. A partir de la segunda mitad del siglo XX puede decirse que empieza a constituirse en un verdadero “problema” (al menos para algunos), perdiendo definitivamente su carácter de factor de progreso, de aventura positiva. El planeta Tierra se pobló de humanos justamente gracias a las migraciones. ¿Por qué hoy día son un problema?

Nunca antes como ahora tanta gente huye de situaciones adversas; pero, paradójicamente, nunca antes ha habido tantas situaciones adversas. La riqueza y el bienestar crecen a pasos agigantados para muchos, pero para muchísimos otros también crece (en forma inversamente proporcional) su marginación, su falta de posibilidades, su precariedad. El sistema imperante, el capitalismo, no puede resolver acuciantes problemas de la Humanidad: se produce el doble de los alimentos necesarios para alimentar a toda la población mundial, pero el hambre sigue siendo uno de los principales flagelos de la gente. Se busca agua en el planeta Marte, mientras en la Tierra son millones los que pasan y mueren de sed. Las tecnologías de vanguardia no sirven para facilitar la vida de todos, sino para cerrar filas

Las oleadas de pobladores del Tercer Mundo indocumentados en viaje hacia el Norte se muestran imparables, siendo este tipo de migración el que alarma al status quo central. En todos estos casos puede verse un interés del migrante por desplazarse desde una situación comparativamente más desventajosa (material, social) hacia una más beneficiosa.

La gente huye de la miseria: del área rural a la ciudad, de los países pobres a la prosperidad del Norte, al igual que huye de las guerras, de las persecuciones políticas, de las cacerías humanas, cualquiera sea su naturaleza. Ahora bien, si el número de “escapados” aumenta (ya sea en forma de desplazados, refugiados, exiliados, de habitantes de barrios marginales en las ciudades o de inmigrantes irregulares en las sociedades más ricas) esto está indicando que las condiciones de vida de donde proviene tanta gente, expulsan en vez de permitir un armónico desarrollo. Nadie “sobra” en su lugar de origen…, pero pareciera.

Con la globalización en curso, a la que actualmente todos asistimos sin poder resistirnos y a la que no está claro si la pandemia de coronavirus pondrá fin, las fronteras del Estado-nación moderno tienden a debilitarse, y los desplazamientos de población (así como los de capital) entre un punto y otro del orbe son cada vez más comunes. Aunque -esto es lo dramático- hay una sustancial diferencia en la forma en que se mueven: los capitales sí lo hacen organizadamente, con un proyecto claro en función de sus intereses; las masas humanas: no.

Lo distintivo en las migraciones actuales, además de su volumen, es el hecho de constituirse como problema para todos los factores que hacen parte de ellas, en virtud de su desorganización, de su desorden, de la pérdida de su condición constructiva. Hace tiempo que las migraciones dejaron de ser percibidas como un motor beneficioso para las sociedades. En un mundo en el que, agigantadamente, en vez de resolverse problemas cruciales, se entroniza la tendencia a dividir entre aquellos que “se salvan” y los que “sobran”, las migraciones (como recurso desesperado de muchísimos) pueden pasar a ser un calvario. Por un lado, si bien permiten parches circunstanciales a partir de las remesas, no cambian estructuralmente la situación de los que emigran; y por otro, crean un supuesto malestar en los países receptores, el cual se maneja arteramente según interesadas agendas políticas.

Lo que está claro es que el fenómeno migratorio en su conjunto está denunciando una falla estructural del sistema social que lo produce. Las grandes megápolis del Tercer Mundo reciben en conjunto diariamente alrededor de 1,000 personas que migran desde el área rural; y algunos miles llegan cada día ilegalmente desde el Sur a los países desarrollados.

Quien lo siente fundamentalmente como un problema, y más raudamente ha dado los primeros pasos para reaccionar, es el área de llegada de tanta migración: el Norte desarrollado. Sin duda que las que emigran son poblaciones en riesgo, pero para la lógica del poder dominante el riesgo está, ante todo, en su propia casa, en la prosperidad del llamado Primer Mundo, que comienza a ser “invadido”, ininterrumpidamente, por contingentes siempre en aumento.

Si tanta gente huye de su situación cotidiana, ello debería llamar a la reflexión inmediata: ¿por qué existe un mundo que integra a algunos y marginaliza a tantos? Las migraciones actuales están hablando, patéticamente, de poblaciones “excedentes” en el planeta. Pero ¿qué mundo puede ser este donde haya gente “de sobra”? Obviamente, los modelos de desarrollo en juego hacen agua, no permiten la integración armoniosa de todas las poblaciones, por lo que hay que replantearlos. En otros términos: el modelo capitalista no ofrece salida para la inmensa mayoría de la población mundial.

Las penurias que deben pasar los migrantes en su marcha hacia la supuesta salvación son enormes, terribles. En estos últimos años de crisis sistémica, desde el 2008 a la fecha, con la ralentización de la economía de muchos países desarrollados, esas penurias se acrecentaron. Qué vendrá luego de la pandemia de coronavirus, es una incógnita, pero todo augura que no habrá nada nuevo para esas enormes masas de gente desesperada. De hecho, desde inicios del 2020 se asiste a una crisis financiera peor aún que la anterior, la cual no puede justificarse, como arteramente intenta la prensa mundial, por la crisis sanitaria. Justamente por esa crisis global del sistema capitalista, las condiciones de recepción de migrantes en el Norte se ponen cada vez más duras, más denigrantes incluso. El discurso oficial que domina en los países industrializados es que “los inmigrantes vienen a quitar puestos de trabajo”. Donald Trump, en Estados Unidos, ganó las elecciones levantado ese sensiblero y mojigato mensaje. Y el Brexit que separó a Gran Bretaña de la Unión Europea también tuvo de fondo esa perspectiva chovinista y xenofóbica. Con ello, lo que se consigue es que la clase trabajadora internacional siga fragmentándose, haciendo que un trabajador del Norte vea a un “mojado” del Sur como un competidor, un enemigo, en definitiva. El “divide y reinarás” cumple perfectamente su cometido.

Pero hay ahí una doble moral en juego: por un lado se aprovecha la mano de obra barata, casi regalada, que llega a los bolsones de desarrollo en el Norte, gente desesperada dispuesta a trabajar por migajas (que, en sus países del Sur representa mucho); y por otro, se le pone trabas cada vez mayores, alentándola a no migrar. Los muros se suceden cada vez con mayor frecuencia, haciendo recordar más a campos de concentración que a fronteras entre naciones.

Es real que la crisis económica hace que muchos trabajadores oriundos de los países desarrollados estén escasos de trabajo, pero el endurecimiento de los obstáculos migratorios con los trabajadores del Sur busca no sólo desestimularlos sino también, básicamente, chantajearlos, pagando salarios bajísimos y ofreciendo condiciones de super explotación. El antiguamente llamado “ejército de reserva industrial” (¡las categorías marxistas siguen siendo válidas!), es decir: las poblaciones desocupadas y siempre listas a trabajar por centavos, no ha desaparecido. Hoy se presenta como fenómeno global, mundial. Se lo declara problema, pero al mismo tiempo es lo que ayuda a mantener bajos los salarios. El único beneficiado en esto es el capital.

No hay dudas que ese endurecimiento torna el viaje de los migrantes una verdadera pesadilla. En Latinoamérica se estima que de cada tres migrantes irregulares solo uno llega al american dream. Otro es devuelto en el camino, y otro muere en el intento. Luego, si sobreviven a condiciones extremas y logran ingresar a las “islas de salvación” (Estados Unidos, Europa, Japón), su estadía allí, en general en condiciones de irregularidad, aumenta la pesadilla.

Pero permítasenos esta reflexión: suele levantarse la voz, lastimera por cierto, en relación a las penurias de los migrantes indocumentados. Suele decirse que la vida que llevan en los países del Norte es deplorable, lo cual es cierto. Y suele exigirse también un mejor trato de parte de esos países para con la enorme masa de migrantes irregulares.

Todo eso está muy bien, expresa un loable esfuerzo, una muestra de preocupación social, de empatía para con el otro. Es, salvando las distancias, como preocuparse por la situación actual de los niños de la calle, o de los jóvenes integrados a pandillas. Pero ese dolor, manifestado en la lamentación por la situación de esas poblaciones especialmente vulnerables y vulnerabilizadas (los migrantes indocumentados, la niñez de la calle, cualquier segmento marginalizado) queda cojo si no se ve también la otra cara del problema: ¡la verdadera y principal cara! ¿Por qué hay millones y millones de migrantes que escapan de sus países de origen, forzados por la situación económica? La cuestión no es tanto pedir un trato digno en los países de llegada, sino plantearse por qué deben escapar.

Los gobiernos de los países expulsores no dicen nada al respecto porque las remesas que envían estos trabajadores indocumentados sirven para paliar, al menos en parte, la pobreza estructural de las familias de origen y evitar que la misma se profundice. En México y Centroamérica esas remesas representan porciones significativamente altas del Producto Bruto Interno (a veces superando el 20%). Son imprescindibles colchones que amortiguan la pobreza crónica, el malestar social reinante.

En vez de quedarnos con la lamentación y victimización del migrante, ¿por qué no denunciar con la misma energía la injusticia estructural que los fuerza a emigrar? Pedir que los países de acogida regularicen su situación migratoria no está mal. Pero ¿por qué no trabajar denodadamente para lograr que nadie tenga que emigrar en esas condiciones, porque su país de origen no le brinda las posibilidades mínimas de sobrevivencia?

Del mismo modo que nadie debe discriminar ni castigar a un niño de la calle (él es el síntoma visible de un proceso social mucho más complejo) tampoco nadie debe excluir, segregar o maltratar a un migrante en condición de irregularidad. Pero ¡cuidado!: si alguien tiene que salir huyendo de su sociedad natal porque ahí no puede sobrevivir, es ahí donde hay que trabajar para cambiar esa injusta y deplorable situación. Trabajar por la regularización de los migrantes que huyeron de la situación de precariedad en sus países de origen puede ser muy bien intencionado, pero no cambia en nada la situación de fondo que sigue expulsando gente. Y, lo peor, quizá no pasa de un asistencialismo con cierto toque caritativo que, en definitiva, ayuda a perpetuar la situación.

Puede ser correcto trabajar/pedir/exigir al gobierno de los Estados Unidos mayor apertura en su política migratoria, pero no debe olvidarse que como país soberano tiene la potestad de establecer esas políticas según su conveniencia. Donde sí se debe actuar con la mayor energía es en los países expulsores, como por ejemplo Guatemala. Es ahí donde se debe pedir/exigir a los Estados nacionales la creación de condiciones que impidan seguir produciendo potenciales migrantes. Si no, ¿habría que luchar porque los países del Norte -Estados Unidos más específicamente para el caso de Centroamérica- acepten también a los más de 15 millones de guatemaltecos que no migran pero que igualmente están en situación de pobreza permaneciendo en el país?

Todas estas preguntas, aparentemente alejadas en principio de respuestas prácticas concretas, deben ser el fundamento de nuestras acciones en torno al tema de las migraciones. En definitiva, el debate teórico serio (creemos que imperioso) sobre todo esto es lo que mejor puede encaminar las futuras intervenciones. Recordemos las palabras de Einstein, famoso inmigrante judío: “no hay nada más práctico que una buena teoría”. Pensemos críticamente toda esta situación: más que lamentarnos por el síntoma evidente, trabajemos en la fuente expulsora. Cuidado: ¡que los árboles no nos impidan ver el bosque!

Bibliografía

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Álvarez Velasco, S. (2011). Migración indocumentada en tránsito: la cara oculta de los procesos migratorios. Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.

Caballeros, A. (2006). Reforma migratoria: guerra de baja intensidad contra la migración indocumentada. Guatemala: Mesa Nacional para las Migraciones.

Caballeros, A. (2009). Organizaciones de inmigrantes guatemaltecos en Estados Unidos como nuevos sujetos políticos transnacionales: una aproximación a CONGUATE. Guatemala: Universidad de San Carlos de Guatemala.

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2008) Migración internacional, derechos humanos y desarrollo en América Latina y el Caribe. Santiago de Chile: CEPAL.

Comité de Desarrollo Campesino (2013) Situación laboral de trabajadores/as agrícolas en Guatemala. Guatemala: Editorial Rukemik Na’ojil.

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López, C. (2013). Ley Sb1070 o “Ley de Tolerancia Cero a la Migración Ilegal”: Consecuencias económicas, políticas y sociales para Guatemala a un año de su aprobación. Una mirada desde las Relaciones Internacionales 2011-2013. Tesis de Licenciatura, Universidad de San Carlos de Guatemala.

Maldonado, E. et al. (2010). Marco general y descripción de acciones del Estado de Guatemala en materia migratoria. Ministerio de Relaciones Exteriores -MINREX- de Guatemala. Guatemala.

Malgesini, G. y Giménez, C. (2000). Guía de conceptos sobre migraciones, racismo e interculturalidad. Madrid: Editorial Catarata.

Mesa Nacional para las Migraciones -MENAMIG-. (2010). ¿De la crisis, a la Reforma Migratoria? Guatemala: Mesa Nacional para las Migraciones -MENAMIG-.

Robinson, W. (2007). Una teoría sobre el capitalismo global: producción, clases y Estado en un mundo transnacional. Colombia: Ediciones Desde abajo.

Ugalde, M. y Peláez, A. (2009). Más allá de las remesas. Familias de migrantes en América Latina. Perú: Federación Internacional de Universidades Católicas y Centro de Investigaciones Económicas, Sociológicas, Políticas y Antropológicas.

Verea, M. (2006) “¿Hacia una reforma migratoria?” en Revista Norteamérica. Volumen 1, N°. 2 [Revista de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Centro de Investigaciones sobre América del Norte]. México: UNAM.


* Texto aparecido en la Revista Política y Sociedad N° 57 de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos de Guatemala: [1]http://iips.usac.edu.gt/wp-content/uploads/2020/11/REVISTA-P-S-57.pdf

Fuente: https://rebelion.org/migraciones-una-mirada-critica/

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El currículo oculto de “Aprende en Casa II”

 Juan Carlos Miranda Arroyo

¿Dónde aprenden las niñas y los niños a levantar la mano para hacer uso de la palabra? ¿Dónde aprenden a decir “presente” al momento en que la maestra, desde preescolar, pasa lista? ¿En qué contexto social se aprende, por primera vez, a formarse o a hacer fila y a esperar a que un adulto dé indicaciones? Esos y muchos otros episodios de vida cotidiana, se generan en la escuela, no en la familia ni en ninguna otra institución social. Ahí (la escuela) es donde se desarrolla el conjunto de aprendizajes que se requieren para sobrevivir en la vida, tanto en la escuela como fuera de ella. Son los aprendizajes que forman parte del currículo paralelo u “oculto”.

Relacionado con ello, en el año 2019 escribí un artículo sobre la aplicabilidad del concepto de currículo paralelo u “oculto”, en las prácticas docentes, hoy. (1) Ello en el contexto social de la escuela pública en época de no pandemia. ¿Qué aspectos podrían recuperarse cuando hablamos del currículo “oculto” en época de pandemia, y cómo se da su aplicación en la base del sistema educativo?

Uno de los primeros exponentes del concepto de currículo paralelo u “oculto”, P. W. Jackson (2) señala que “…el currículo oculto sirve como mecanismo de adaptación a la sociedad y consiste en una introducción a las exigencias de las relaciones sociales del trabajo… la multitud, el elogio y el poder se combinan para dar un sabor específico a la vida en el aula, y generan colectivamente un currículum oculto o paralelo al currículo formal (académico o explícito), que cada alumno y cada profesor debe dominar para desenvolverse satisfactoriamente” en el medio escolar.

Esto nos lleva a analizar al currículo escolar en dos dimensiones claramente diferenciadas: Lo académico o explícito y lo “oculto” o implícito. Si la escuela es, por definición, una institución binaria, es decir, conservadora e innovadora a la vez, los actores de los procesos educativos que entran en acción en las escuelas (sobre todo los docentes, estudiantes, directivos, personal de apoyo y responsables de las familias), tienden a preservar no sólo las tradiciones sociales y culturales, sino también las relaciones sociales escolares dominantes, que dan soporte a la vida en las instituciones educativas (los llamados patrones de la “cultura escolar”), mismos que se producen, se reproducen e invariablemente se aprenden, se “interiorizan”, se asumen o se subjetivan por parte de dichos actores.

Por esa razón, (debido a la inercia conservadora y a la reproducción de patrones culturales), la realidad de la escuela pública, al menos lo que se observa en México, muestra que no han existido cambios profundos o sustantivos en ella a lo largo de los últimos 40 años, sino que se preservan ciertas rutinas escolares que no cambian al paso del tiempo, en todos los niveles de la educación escolar.

En época de pandemia, los patrones socio culturales se crean y se recrean

Hoy, en tiempos de pandemia, la expresión ampliamente divulgada y conocida –por patética y cotidiana-, de una madre que envía un texto a la maestra de Primaria, por medio del teléfono celular, con un mensaje como el siguiente: ”Cuando tenga dinero para comprar tiempo aire, con mucho gusto le enviaré la tarea de mi niño”. Expresión que da cuenta de los aprendizajes de la vida cotidiana que están vinculados de manera orgánica con las “relaciones escolares extraordinarias” que se desarrollan con la puesta en operación, en México, del esquema “Aprende en Casa II” (AEC-II de la SEP), como dispositivo que lanzaron las autoridades educativas federales para dar continuidad a las actividades educativas del ciclo escolar 2020-2021, en curso.

Lo interesante de este desarrollo de las prácticas escolares “sin escuelas abiertas”, es que el currículo paralelo u “oculto” se crea y al mismo tiempo se recrea, en vista de los contextos, las circunstancias sociales, económicas y culturales que se viven en las comunidades educativas, cuyo avance pende sobre un hilo en un contexto de crisis sanitaria y económica prolongada (estamos en el último día del mes de noviembre de 2020 y los reportes de las autoridades de salud, indican que la pandemia no tiene fecha clara de terminación o de control).

Por otra parte, si en cada una de las escuelas del esquema AEC-II, los propios actores educativos hicieran un ejercicio de autocrítica acerca de los patrones que se reproducen o se ponen en movimiento y en contradicción en el ámbito de las actividades de aprendizaje a distancia, como parte de sus culturas escolares idiosincráticas o diversas, singulares, se obtendrían hallazgos interesantes que darían pie a alternativas o ideas para la acción, las cuales generarían cambios significativos, concretos, a fin de sustituir las prácticas educativas caducas o ajenas a las necesidades planteadas por los estudiantes y sus familias, hoy, en las actividades escolares, a distancia, dentro del esquema AEC-II.

Un eje de gestión educativa y escolar orientado hacia el cambio, por ejemplo, (que deslegitime y desmonte la lógica del “control de grupo” por parte del docente, y del “control del docente”, por parte del directivo escolar), consiste en revisar las actitudes y los valores que son asumidos como “inamovibles” o “irremplazables” en la práctica docente y directiva, los cuales se viven a través de las prácticas educativas cotidianas, que podrían de ser tomadas en cuenta para abonar a favor de dichas aspiraciones de cambio educativo (antes desde el aula; hoy desde las interacciones a distancia).

Precisamente, un caso concreto que se repite como “irreductible”, hoy, es la aplicación de exámenes de conocimientos a distancia (en la lógica de evaluar a los aprendizajes de los estudiantes como acciones ligadas a un producto y no como a un proceso complejo y multifactorial); exámenes que se complementan con la colección de “evidencias de aprendizaje” (tareas a realizar en casa, mapas de conceptos, presentaciones digitales, llenado de cuadernillos o manuales, etc.), por parte de las y los docentes en estas condiciones adversas. ¿Dónde entra aquí la noción o concepto del currículo paralelo u “oculto”? Precisamente en las prácticas paralelas, informales, que acompañan a las actividades formales del currículo académico explícito u oficialmente prescito.

En la experiencia de la educación superior y en el ámbito de la formación de profesionales de la educación, una de las rutinas que más se registran como aprendizajes paralelos que regulan y marcan el paso de las interacciones escolares a distancia, son las ausencias discontinuas o intermitentes de las y los estudiantes en las sesiones virtuales (en tiempo real o asincrónico), y por lo tanto, para participar y realizar las actividades de aprendizaje sugeridas. Esto sucede con frecuencia a pesar de que las y los estudiantes universitarios son relativamente independientes en cuanto al uso de las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento. ¿Cómo se darán las intermitencias o ausencias discontinuas en la educación básica, donde las y los estudiantes son, en su mayoría, tecnológicamente dependientes?

Por ello, considero que las innovaciones educativas tendrían que pasar, primero, por la crítica a los esquemas autoritarios que prevalecen (centrados en el control de las y los estudiantes), que cambian de manera gradual o que se trasforman discretamente, esto sobre todo en la escuela pública; sin descartar la idea, como alternativa, de la autogestión, del sentido de responsabilidad social, de la fraternidad y la solidaridad entre los miembros de la comunidad educativa; una educación como espacio social y cultural que establezca los equilibrios necesarios en sus relaciones con el entorno natural y social.

Pero también, y en segundo lugar, la dinámica del cambio educativo implica el extensionismo, es decir, que no solamente se queda en el ejercicio del cambio por parte de los actores educativos principales (docentes y directivos), sino que también habrá de abarcar a los estudiantes y a los familiares de éstos, puesto que sus propias dinámicas están orientadas hacia el “no cambio” o hacia la conservación del “estado de cosas”. Y en ello también está concentrada la inmovilidad educativa.

Así, dicho esto como una primera conclusión, tanto el currículo académico como el currículo paralelo, “social” (u “oculto”), demandan de un ejercicio de autocrítica y de revisión por parte de los diferentes actores o miembros de la comunidad escolar, en un sentido amplio y profundo. Y ahora, con la pandemia, de una manera más generalizada y continua.

Sin duda existen muchos otros temas en la agenda de discusiones sobre lo que podríamos cambiar en las escuelas “desde abajo”, y no como movimientos que vienen “desde arriba”, y atender a las necesidades esenciales de las comunidades educativas. Por ello pienso que el modelo verticalista del cambio educativo, “desde arriba”, está agotado y en franca crisis o decadencia. Como alternativa, el debate que habrá de desplegarse es el que nace desde la escuela pública, como entidad social y cultural de base. Así, los actores principales de ésta habrán de discutir acerca del qué, el cómo y el por qué generar cambios en la vida cotidiana escolar; más allá incluso de las iniciativas “reformistas”, generalmente impuestas a la escuela por parte de las cúpulas políticas, económicas, culturales y sindicales, que han demostrado ser, una y otra vez (por decir lo menos), un verdadero fracaso.

Fuentes consultadas:

(1) Aprendizajes curriculares explícitos y “ocultos”, SDP Noticias.com, 23 de octubre, 2019.

(2) El término en inglés del currículo “oculto” es hidden curriculum, y se escribe entre comillas porque no hay nada oculto o escondido en él. Jackson, en 1968, decía que ese currículo había estado oculto de la investigación educativa hegemónica de los años 60´s del siglo XX. Algunas de las notas tuvieron como referencia al siguiente sitio: http://abhb.blogspot.com/p/philip-w-jackson.html

Fuente:  https://profelandia.com/el-curriculo-oculto-de-aprende-en-casa-ii/

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Opinión: La necesidad patente de la educación política

Por: Sofía García Bullé

La educación media superior no cuenta con un capítulo de transición entre la educación cívica de los niveles básicos y una formación profesional en ciencias políticas.

En artículos anteriores hemos hablado sobre el derecho básico de una educación cívica que ayude a entender cómo funciona el gobierno bajo el cual vivimos. Pero el presente año ha presentado nuevas situaciones que señalan un área de oportunidad en términos de educación para el ejercicio de la democracia. Las elecciones en Estados Unidos fueron un proceso extenuante para los ciudadanos de uno de los países más poderosos del mundo. El resto del planeta también estuvo atento de los resultados de uno de los procesos electorales más críticos en la historia estadounidense.

Tomando en cuenta lo dramático que fue el evento y su seguimiento, es importante puntualizar que en este caso, y muchos otros a nivel mundial, los aspectos sociales de los votantes influyeron igual o más que sus inclinaciones políticas. La conversación pública en torno al voto americano no se centraba en cuestiones como querer un gobierno de izquierda o de derecha, querer un paquete fiscal de impuestos, o un plan de educación específico o de salud. En Estados Unidos la gente votó con base en su postura de un plan económico frente a la presente crisis, si creían o no en la necesidad de un movimiento como Black Lives Matter, si estaban de acuerdo con la libertad de derechos reproductivos, si deseaban opciones para mitigar o cancelar la deuda estudiantil, un servicio médico universal proporcionado por el Estado, o si buscaban defender su derecho a portar armas.

En muchas ocasiones, durante la conversación circundante a las elecciones estadounidenses, el sentimiento general era que la gente votaba para elegir candidatos que defendieran sus intereses en asuntos de vida o muerte. Constantemente, la prensa y los contenidos en redes se refirieron a las elecciones como “Una batalla por el alma de Estados Unidos”, ¿cómo un proceso electoral puede volverse tan crítico?

Sin transición de educación cívica a educación política

La educación cívica de los niveles básicos va de la mano con la formación ética. A los niños se les enseñan las bases para entender de dónde vienen las leyes y reglas no escritas de la convivencia social, así como una idea fundamental de cómo funciona su sistema de gobierno. Después de esta fase, en la que aprenden sobre sus obligaciones, atribuciones y derechos como ciudadanos de sus respectivas naciones, las instancias de educación en este rubro se agotan.

Para fines de aprender y ejercer su rol en un gobierno democrático los jóvenes se enteran sobre cómo, cuándo y porqué votar de sus familias, de la prensa y de los propios candidatos a través de su publicidad y propaganda, con poca o nula formación académica en el tema.

No existe un nivel intermedio entre la educación cívica básica de primaria a secundaria y una carrera en las ciencias políticas que habilite a los alumnos para comprender los aspectos de la inclinación política, los planes de gobierno de candidatos en todos los niveles. Ante este vacío de conocimiento, jóvenes y adultos con el derecho a votar se basan en otros criterios para emitir sus votos.

La complejidad real del voto americano

Las recientes elecciones en Estados Unidos son un mapa para comprender cómo funciona el voto de un ciudadano promedio en un sistema democrático. En 2016, año en que Donald Trump consiguió su primer y último periodo presidencial, el show de variedades Jimmy Kimmel Live! realizó una dinámica en la que uno de sus corresponsales preguntó casualmente a transeúntes qué se necesitaría para que el magnate republicano perdiera su voto.

Las respuestas de los votantes republicanos dejaron una idea clara acerca de cómo se aproxima el público general a las cuestiones políticas. De acuerdo a un artículo de American Political Science Review solo el 3.5 % de los votantes americanos cambiarían su voto si el candidato que favorece hiciera o dijera algo que perjudicara la base de un sistema democrático.

Esto pudiera parecer inconcebible para ciudadanos de país con un gobierno basado en la democracia, pero el caso de Estados Unidos es muy especial. Si habláramos de México, en comparación, todos los ciudadanos de 18 años en adelante solo tienen que tramitar la credencial del Instituto Nacional Electoral para que se les dé de alta en el padrón y votar en todas las elecciones concernientes a la zona donde viven. En Estados Unidos no todos los mayores de edad con identificación tienen acceso al voto. La identificación oficial más básica del ciudadano americano, que sería la licencia de conducir, no les habilita a votar, requieren de un registro específico para poder hacerlo. Este proceso es complicado y en muchos casos no cuenta con los recursos para incluir a personas de minorías sociales y económicas.

Como resultado, solo el 64 % de los ciudadanos americanos pudieron registrarse para votar en las elecciones de 2016, y en las del presente año, el número de personas registradas y elegibles para votar fue sólo del 67 %. Esto significa que más de la cuarta parte de la población estadounidense no tiene la facultad de elegir a sus servidores públicos.

Existen otras complejidades características de la democracia estadounidense, como el colegio electoral y el voto por estado que, a diferencia de otros países, el voto que cuenta en Estados Unidos no es propiamente el individual. En las elecciones presidenciales, los estados se manejan de forma independiente y cada uno tiene una cantidad de votos diferente dentro del colegio electoral. Son estos votos los que deciden un puesto de presidencia. Por ejemplo, California tiene 55 votos, Texas 38, Florida 29; mientras que otros estados como Montana, Dakota del Norte y Wyoming solo tienen 3.

Mapa Electoral de Estados Unidos. Fuente: 11Alive

Mapa Electoral de Estados Unidos. Fuente: 11Alive

Sumado a esto, la práctica del Gerrymandering, ha sido históricamente una de las fuerzas más caóticas en tiempo de elecciones. El término se refiere a la manipulación de las circunscripciones electorales de un territorio, para favorecer o desfavorecer a un partido. A lo largo de la historia de las elecciones estadounidenses ha sido instrumental para definir elecciones presidenciales para los demócratas y republicanos en distintas ocasiones. Sin embargo, uno de los aspectos más dramáticos que pudieron verse en las elecciones americanas del presente años fueron los tiempos de votación. En Georgia, los votantes esperaron en fila aproximadamente once horas para ejercer su derecho al sufragio, Texas registró un máximo de ocho. En comparación, países como Inglaterra, Estonia, India, Nueva Zelanda y Australia promedian un rango de 1 a 10 minutos para que sus ciudadanos emitan un voto.

No todas las democracias tienen un grado de complejidad tan profundo como el del sistema americano pero mecanismo electorales como los que vemos en su sistema ponen de manifiesto la necesidad de la continuación de una educación ética hacia una educación política. Aspectos como el hecho de una exclusión de votantes que afecta desproporcionadamente a un sector social o económico, la facultad de servidores públicos de manipular límites estatales a placer para su beneficio, la dificultad extrema de muchos votantes para ejercer su sufragio, todos estos son asuntos de ética, que replican en la política y afectan directamente cómo, cuándo, por qué y en qué capacidad la gente vota. Y aún si estos problemas no se reproducen de manera idéntica en las democracias de otros países, cada sistema tiene sus situaciones endémicas a tratar.

Es por eso que una educación política que complemente la cívica es de crucial importancia para la obtención de una ciudadanía completa y un sistema democrático que funcione tanto en teoría como en la práctica. ¿Piensas que las instancias de educación política son necesarias para que los ciudadanos ejerzan sus derechos más plenamente y tengan un mejor equilibrio democrático? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/educacion-politica-opinion

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