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Educación, niños y jóvenes como náufragos de la pandemia.

Por: Isaac Enríquez Pérez

Entre los principales náufragos de la pandemia destacan los niños y jóvenes (https://bit.ly/3ekj5qP) despojados del espacio público que les brinda la escuela y de la educación como mecanismo de socialización y construcción de ciudadanía.

Con el confinamiento global, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) calcula que más de 1600 millones de estudiantes fueron afectados por la parálisis y cierre temporal de las escuelas en más de 160 países (https://bit.ly/2Y6NymV). 40 millones de niños en edad preescolar son privados, con la pandemia, de cursar su primer año en ese nivel educativo (https://bit.ly/3g05zcW). En tanto que, se calcula, como mínimo, alrededor de 24 millones de niños y jóvenes que podrían abandonar definitivamente su enseñanza a raíz de los impactos de la crisis económica que se cierne. Ante esta situación, António Guterres, Secretario General de este organismo internacional, acusa que con ello se perfila “una catástrofe generacional que podría desperdiciar un potencial humano incalculable, minar décadas de progreso y exacerbar las desigualdades arraigadas” (https://bit.ly/3iQ73Z7).

A ello se suma el rezago –previo a la pandemia– de 250 millones de niños en edad escolar que vivían excluidos de la alfabetización y de la escolarización. Lo cual, en sí, es una crisis social de grandes magnitudes que se relaciona con los procesos de desigualdad extrema global y con los múltiples mecanismos de exclusión social que se territorializan de manera diferenciada entre las naciones.

Con la gran reclusión, los niños y jóvenes no solo son privados de un espacio físico como la escuela, sino del andamiaje institucional y simbólico que les permite participar en el proceso de enseñanza/aprendizaje y en la construcción de imaginarios y significaciones para representar el mundo y la realidad que les circunda. Es la educación –tras la familia– el principal mecanismo de socialización y de cultivo de las relaciones cara a cara de infantes y adolescentes que hoy día son relegados, sin alternativa, al ámbito de la privacidad y el anonimato. Imponiéndose con ello la atomización, la resignación, el social-conformismo, y la postración de la imaginación.

Ante el riesgo pandémico, desde el mes de marzo ganó terreno el proceso de formación en el Internet Way of Life. Pero este sistema de educación a distancia obvia las necesidades materiales y emocionales específicas de niños y jóvenes. A la ansiedad, estrés y angustia que, por sí mismo, supone el inducido encierro de los últimos meses, se suma la soledad y desconcierto de este grupo etario de cara al proceso de enseñanza/aprendizaje mediado por las tecnologías de la información y la comunicación. A ello se agrega también la mayor exposición de estos niños y jóvenes a la televisión y a sus oleadas publicitarias y propagandísticas que inundan con noticias falsas carentes de contenido didáctico y que enfatizan en un entorno negativo y en la entronización de un estilo de vida que estimula evasiones y adicciones como la junk food (comida basura o comida chatarra) y que los expone al debilitamiento del sistema inmunitario y a morbilidades como la obesidad y la diabetes.

Es en las sociedades subdesarrolladas donde se expresan de manera más radical los impactos de la pandemia y del confinamiento global. Particularmente, la brecha digital exacerba los tradicionales mecanismos de exclusión que prevalecen en los sistemas educativos nacionales, en lo que viene a conformar una era de la desconexión con 346 millones de niños y jóvenes (29% del total) sin acceso a las tecnologías de la información y la comunicación (dato proporcionado por una UNICEF para el año 2017; https://bit.ly/2Y2J7te). La sociedad paradojal que vivimos es inédita por la vorágine de innovaciones tecnológicas, pero también por la creciente exclusión en torno al uso y disfrute de las mismas. Y ello marcha a la par de la propia ignorancia tecnologizada que supone, para aquellos ciudadanos que tienen las posibilidades materiales, accesar a la era de la información, pero no usar sus dispositivos para cultivar el proceso de enseñanza/aprendizaje y la formación de la cultura ciudadana.

México no está al margen de esos comportamientos y tendencias mundiales. Con un sistema educativo preñado de variados rezagos, centralista y culturalmente homogéneo por antonomasia, y capturado por múltiples intereses creados que subordinan la formación a lo faccioso, no solo enfrenta la insuficiencia de inversión pública (se destina 4.3% del PIB nacional y el 17% del presupuesto federal) en varios rubros como la infraestructura (escuelas rurales sin sanitarios y energía eléctrica; escuelas radicadas en regiones calurosas sin aire acondicionado; escuelas urbanas y rurales aún dañadas por los efectos de sismos de años pasados), el material educativo y la capacitación de los docentes de niveles básicos, sino que persisten en él limitaciones pedagógicas y didácticas que posicionan al país en los peldaños más bajos de las evaluaciones entre países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Hacia el año 2018, según estudios del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), alrededor del 85.6% del gasto público destinado a educación es absorbido por el pago de nóminas; pero, agregamos, ello desprotege la inversión en la llamada formación inicial del docente y en el uso efectivo de tecnologías de la información y la comunicación.

Cabe apuntar que con la pandemia y los confinamientos, en el país azteca se suscitó un fenómeno de deserción escolar masiva por diferentes causas, tras la experiencia del programa oficial “Aprende en casa”, con el cual se intentó finalizar –desde el mes de marzo– el ciclo escolar 2019-2020. Funcionarios del gobierno federal indican que alrededor de 800 mil adolescentes entre los 15 y los 17 años y que cursaban el tercer grado de su formación secundaria, no podrán continuar su formación de bachillerato (https://bit.ly/2PVjHtf). En ello incide el desinterés en su propia formación, pero también la necesidad impuesta por la crisis económica de contribuir al ingreso familiar a través de su trabajo. En el nivel de educación superior (licenciatura y posgrado) se calcula una deserción de 593 mil jóvenes (de un total de 4 millones 538 mil matriculados). Para el nivel básico (pre-escolar y primaria) y medio básico (secundaria), se calcula que 2.5 millones de niños y jóvenes (el 10% del total inscritos) abandonarán la escuela definitivamente en medio de la pandemia (https://bit.ly/3avETiM). Cabe mencionar también que en el ámbito de la educación privada –que atendía a 5.5 millones de estudiantes–, con la pandemia se vieron obligadas a cerrar 30% de las escuelas; al tiempo que se proyecta una reducción del 35% en sus matriculas dentro de los niveles básico, medio básico, y medio superior (https://bit.ly/311rHPL).

Esta deserción escolar tendrá impactos en la desigualdad de género y en problemas de salud pública como la nutrición y los embarazos no deseados. En este último rubro, el Consejo Nacional de Población proyecta que con la pandemia existirán alrededor de 171 mil embarazos no deseados más entre mujeres de 15 y 34 años de edad; y de ese total, 35 mil 813 embarazos corresponden a adolescentes en el rango de edad de los 15 a los 19 años (https://bit.ly/2YajA1r), y que se suman a los 390 mil 89 mujeres entre 9 y 19 años que fueron madres en años previos. Es muy probable que exista una correlación entre este fenómeno y la deserción escolar de los últimos meses.

Ante estos antecedentes mínimos, el pasado 3 de agosto la Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció el inicio del ciclo escolar en los niveles básico, medio básico y medio superior para el día 24 del mismo mes. Oficialmente, se apela a las posibilidades que abre la difusión de contenidos educativos a través de la televisión y la radio.

Al 15 de agosto se registraron en México 511 269 casos de contagio por Covid-19 y 55 908 muertes a causa de esta enfermedad; cifras aceleradas por la presencia de co-morbilidades como la diabetes, la hipertensión y la obesidad. Y con una proyección, hacia noviembre y diciembre, de entre 140 mil y 153 mil 189 muertes –respectivamente– por el nuevo coronavirus, en caso de relajarse las medidas preventivas (https://bit.ly/2PDKzxJ), son –en realidad– pocas las opciones reales con que cuenta el país para continuar con el despliegue del proceso de enseñanza/aprendizaje entre los grupos etarios en cuestión.

Aunado ello a la brecha digital ahondada con la pandemia, pensar en una comunicación sincrónica a través de la Internet entre el sistema educativo, los docentes y los estudiantes, resultaría una opción inviable y hasta imposible. Quienes padecen la pobreza extrema, sea en el medio rural o en las urbes, no solo son víctimas de este flagelo social, sino que están al margen del teletrabajo, la educación a distancia, el comercio electrónico y del entretenimiento en línea. La Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2019, levantada por el INEGI, indica que solo 23.4% de los hogares rurales cuenta con acceso al Internet; en tanto que en el medio urbano es el 65.5% de los hogares los que cuenta con conexión a esta tecnología. A su vez, solo el 45% de la población que ocupa el estrato económico bajo es usuaria de internet (en contraste con el 92% en los estratos económicos altos). Y aun cuando la población pobre cuente con algún ordenador en sus hogares, no accesan al Internet por carencia de ingresos y porque en su localidad no se provee dicho servicio.

La televisión y la radio cuentan con una cobertura e impacto masivos en el país (32.2 millones de hogares poseen el primer aparato; algo así como el 92.9% del total), y se presenta –mucho más que la Internet– como una opción viable para hacer llegar contenidos educativos a los estudiantes de primaria y secundaria. Sin embargo, surgen varios inconvenientes, a saber:

  1. a) La televisión y la radio no son sustitutos del proceso de enseñanza/aprendizaje que precisa de la relación cara a cara y de todo el proceso de socialización que le circunda. No sustituyen al docente ni el ejercicio y adopción de metodologías pedagógicas y didácticas porque, en esencia, se trata de una comunicación unidireccional donde el estudiante es un simple receptor pasivo de contenidos.
  2. b) Si no existe un encauzamiento dado por el docente y los padres de familia, se corre el riesgo de que estos medios masivos cumplan más una función de entretenimiento y –bajo el supuesto de que los niños y jóvenes no pierden el tiempo– de falso confort, que de fuente de aprendizaje real y de asimilación de nuevos conocimientos. Entonces se abriría la posibilidad de que solo sean asumidos los contenidos como una opción para “tener ocupados a los niños y jóvenes” mientras los padres de familia se descargan de su responsabilidad en el proceso educativo.
  3. c) A primera vista, parece ser que no será aprovechado el potencial del magisterio y la experiencia adquirida por este gremio entre marzo y julio del presente año durante las distintas fases del programa “Aprende en casa”. Entonces, será la televisión la que llevará la voz cantante en la transmisión de contenidos educativos; y aunque ello garantiza un alcance y cobertura masivos, no asegura en lo más mínimo –por sí misma– un aprendizaje sustancioso, corriéndose el riesgo de nulificarse sus efectos. Entonces, se diluye toda posibilidad de mediación pedagógica entre los conocimientos emitidos y el sujeto que aprende, pero que es reducido a receptor pasivo de contenidos unidireccionales.
  4. d) Se le otorga centralidad a la televisión en el proceso de enseñanza/aprendizaje cuando su papel sería el de erigirse en un instrumento o herramienta de cobertura masiva, en un vehículo que acerque a conocimientos generales, pero que no reemplaza la relación humana que supone la formación escolar, ni atiende las especificidades y necesidades de las comunidades locales.
  5. e) Como no existirá proceso de enseñanza/aprendizaje en estos meses de educación a través de las pantallas de televisión, el pensamiento crítico será lapidado y desterrado de toda acción orientada a la formación escolar. Lo que se presentará será un ejercicio de difusión unilateral de información que no incentiva el ejercicio del razonamiento y de juicio fundamentado.
  6. f) Para adoptar este programa de educación a distancia y de transmisión de contenidos escolares a través de la televisión, ese mismo día del anuncio se firmó un Acuerdo Nacional por la Educación entre el gobierno federal y cuatro emporios privados de la comunicación masiva (Televisa, Tv Azteca, Imagen y Grupo Multimedios). Un acuerdo que les reportará –en un proceso de transferencia de riqueza pública a manos privadas– 450 millones de pesos (alrededor de 22.5 millones de dólares); lo cual no solo incrementa el precio de sus acciones en los mercados de valores (Televisa tuvo, tras la firma del Acuerdo, un incremento bursátil del 15% y Tv Azteca del 18%; véase https://bit.ly/3126aGO), sino que les posiciona –a través del ejercicio de su capitalismo filantrópico– como entidades protagónicas en la agenda educativa nacional, y les brinda respiración artificial ante la retracción y agonía –durante los últimos años– de este negocio privado (https://bit.ly/3g1k6oL) y la emergencia de otras opciones de entretenimiento para la población. Con más de 30 millones de estudiantes, un millón y medio de docentes, y varios millones de padres de familia atentos al televisor, estos consorcios conformarán una nueva audiencia cautiva para sus contenidos.

En ello, los riesgos son evidentes: los propietarios de las concesiones de estos medios no solo son los hombres más ricos del país, sino que son los líderes de las campañas de desinformación y tergiversación semántica a que está sometida diariamente la población. Entonces, la comunicación será directamente entre estos mass media privados y los estudiantes reducidos a receptores pasivos, en el marco de prácticas verticales y unidireccionales sin mínima mediación pedagógica y didáctica. En suma, evidencia la claudicación del Estado en el esfuerzo de transmitir contenidos educativos desde las concesiones públicas y los tiempos públicos oficiales, así como la entronización de la racionalidad tecnocrática en la gestión de la educación como bien público.

Como lo analizamos en otro espacio (https://bit.ly/3fPmlfz), la universidad enfrenta serios desafíos con la pandemia, y ello se extiende a los procesos de enseñanza/aprendizaje suscitados en los niveles básicos de la formación escolar. Justo en la educación primaria y secundaria se precisa del retorno a lo local para evitar reproducir esquemas unilaterales, unidireccionales y centralizados de gestión educativa. La escuela solo será rescatada desde esa escala territorial y desde la participación activa de autoridades educativas, docentes, padres de familia y estudiantes, si existe una oposición a modelos pedagógicos verticales, uniformes y homogéneos creados desde el escritorio y sin referencia a las necesidades específicas de los niños, jóvenes y comunidades. México es un país culturalmente megadiverso en sus regiones y sitiado por problemas públicos multifactoriales y de distinta índole. Ello exige el despliegue de la imaginación creadora por parte de los docentes, más que su papel de simples apéndices de la televisión y de vigilantes de las instrucciones recibidas por los estudiantes a través de la pantalla.

Se trata de ir a contracorriente de la verticalidad y unilateralidad, y apostar a crear espacios y experiencias de comunidad a través de distintos medios y dispositivos para restablecer el vínculo pedagógico. En ello jugarían un papel central los consejos escolares y demás órganos colegiados para que, desde cada escuela, colonia o pueblo, se elijan los contenidos y didácticas acordes a las necesidades de los niños y jóvenes. En suma, restarle protagonismo a la televisión en el proceso de formación, es un asunto de imaginación y metodología, pero –sobre todo– de voluntad política de todos y cada uno de los implicados en el sistema educativo nacional.

Investigador, escritor mexicano y autor del libro La gran reclusión

y los vericuetos sociohistóricos del coronavirus. Miedo, dispositivos

de poder, tergiversación semántica y escenarios

prospectivos (de próxima aparición).

Twitter: @isaacepunam

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En tiempos de covid: El cuidado necesario y la hermandad afectuosa

En tiempos de covid: el cuidado necesario y la hermandad afectuosa

2020-11-01

Leonardo Boff

En los días actuales, especialmente durante el aislamiento social, debido a la presencia peligrosa del coronavirus, la humanidad despertó de su sueño profundo: empezó a oír los gritos de la Tierra y los gritos de los pobres, y la necesidad de cuidarnos unos a otros y también a la naturaleza y a la Madre Tierra. De pronto nos dimos cuenta de que el virus no vino del aire y no puede ser pensado en forma aislada, sino dentro de su contexto: vino de la naturaleza. Es la respuesta de la Madre Tierra al antropoceno y el necroceno, es decir, a la destrucción sistemática de vidas, debida a la agresión del proceso industrialista, en una palabra, al capitalismo globalizado. Este avanzó sobre la naturaleza, deforestando miles de hectáreas en el Amazonas, en el Congo y en otros lugares donde se encuentran las selvas y bosques húmedos. Esto destruyó el hábitat de cientos y cientos de virus que se encontraban en los animales e incluso en los árboles. Saltaron a otros animales y de éstos a nosotros.

Como consecuencia de nuestra voracidad incontrolada, cada año desaparecen cerca de cien mil especies de seres vivos, después de millones de años de vida en la Tierra, y todavía, según datos recientes, un millón de especies vivas corren el riesgo de desaparecer.

La idea-fuerza de la cultura moderna era y sigue siendo el poder como dominación de la naturaleza, de otros pueblos, de todas las riquezas naturales, de la vida e incluso de los confines de la materia. Esta dominación ha causado las amenazas que pesan actualmente sobre nuestro destino. Esta idea-fuerza tiene que ser superada. Bien dijo Albert Einstein: “la idea que creó la crisis no puede ser la misma que nos saque de la crisis; tenemos que cambiar”.

La alternativa será ésta: en lugar del poder como dominación tenemos que poner la fraternidad y el cuidado necesario. Estas son las nuevas ideas-fuerza. Como hermanos y hermanas, todos somos interdependientes y debemos amarnos y cuidarnos unos a otros. El cuidado implica una relación afectuosa con las personas y con la naturaleza; es amigo de la vida, protege y da paz a todos los que están alrededor.

Si el poder como dominación significaba el puño cerrado para someter, ahora ofrecemos la mano extendida para entrelazarla con otras manos, para cuidar y abrazar afectuosamente. Esta mano cuidadosa traduce un gesto no agresivo hacia todo lo que existe y vive.

Por lo tanto, es urgente crear la cultura de la fraternidad sin fronteras y el cuidado necesario que une todo. Cuidar todas las cosas, desde nuestro cuerpo, nuestra psique, nuestro espíritu, a los demás y más cotidianamente la basura de nuestras casas, el agua, los bosques, los suelos, los animales, a unos y otros, empezando por los más vulnerables.

Sabemos que todo lo que amamos, lo cuidamos, y todo lo que cuidamos también lo amamos. El cuidado cura las heridas del pasado e impide las futuras.

En este contexto urgente cobra sentido uno de los más bellos mitos de la cultura latina: el mito del cuidado.

Cierto día, caminando a la orilla de un rio, Cuidado vio un trozo de barro. Fue el primero en tener la idea de tomar algo de ese barro y darle la forma de un ser humano. Mientras contemplaba, contento consigo mismo, lo que había hecho, apareció Júpiter, el dios supremo de los griegos y romanos. Cuidado le pidió que soplara espíritu en la figura que acababa de modelar. A lo que Júpiter accedió de buen grado. Pero cuando Cuidado quiso dar un nombre a la criatura que había diseñado, Júpiter se lo prohibió. Dijo que esta prerrogativa de imponer un nombre era misión suya. Cuidado insistía en que tenía este derecho al haber pensado primero y moldeado la criatura en forma de un ser humano.

Mientras Júpiter y Cuidado discutían acaloradamente, apareció de repente la diosa Tierra. También ella quería darle un nombre a la criatura, ya que, según ella, estaba hecha de arcilla, material del cuerpo de la Tierra. Se produjo una discusión general sin llegar a un consenso.

De común acuerdo, pidieron al antiguo Saturno, llamado también Cronos, fundador de la edad de oro y de la agricultura, que actuara como árbitro. Apareció en escena y tomó la siguiente decisión que a todos les pareció justa:

“Tú, Júpiter, le has dado el espíritu; por lo tanto, recibirás este espíritu de vuelta cuando esta criatura muera”.

«Tú, Tierra, le has dado el cuerpo; por lo tanto, recibirás también el cuerpo de vuelta cuando esa criatura muera”.

“Como, tú, Cuidado, fuiste quien dio forma a esa criatura, ella permanecerá bajo tu cuidado mientras viva”.

«Y como no hay consenso entre ustedes sobre el nombre, decido yo: esta criatura se llamará Ser Humano, es decir, hecho de humus, que significa tierra fértil”.

Veamos la singularidad de este mito. El cuidado es anterior a cualquier otra cosa. Es anterior al espíritu y anterior a la Tierra. En otras palabras, la concepción del ser humano como compuesto de espíritu y cuerpo no es originaria. El mito es claro al afirmar que “fue Cuidado el que primero moldeó la arcilla en forma de un ser humano”.

El cuidado aparece como el conjunto de factores sin los cuales el ser humano no existiría. El cuidado constituye esa fuerza original de la que brota y se alimenta el ser humano. Sin cuidado, el ser humano seguiría siendo sólo un muñeco de arcilla o un espíritu desencarnado y sin raíz en nuestra realidad terrestre.

Cuidado, al moldear al ser humano, empeñó amor, dedicación, devoción, sentimiento y corazón. Tales cualidades pasaron a la figura que él proyectó, es decir, a nosotros, los seres humanos. Estas dimensiones entraron en nuestra constitución como un ser amoroso, sensible, afectuoso, dedicado, cordial, fraternal y lleno de sentimiento. Esto hace que el ser humano emerja realmente como humano.

Cuidado recibió de Saturno la misión de cuidar al ser humano durante toda su vida. De lo contrario, sin cuidado, no subsistiría ni viviría. Efectivamente, todos somos hijos e hijas del infinito cuidado de nuestras madres. Si no nos hubieran acogido con cariño y cuidado, no hubiéramos sabido cómo salir de la cuna a buscar nuestra comida. En poco tiempo habríamos muerto, porque no tenemos ningún órgano especializado que garantice nuestra supervivencia.

El cuidado, por lo tanto, pertenece a la esencia del ser humano. Pero no sólo eso. Es la esencia de todos los seres, especialmente de los seres vivos. Si no los cuidamos, se marchitan, poco a poco van enfermando y finalmente mueren.

Lo mismo ocurre con la Madre Tierra y todo lo que existe en ella. Como bien dijo el Papa Francisco en su encíclica que tiene como subtítulo “Cuidando de la Casa Común”: “debemos alimentar la pasión por el cuidado del mundo”.

El cuidado es también una constante cosmológica. Bien dicen los cosmólogos y los astrofísicos: si las cuatro fuerzas que sostienen todo (la gravitatoria, la electromagnética, la nuclear débil y la nuclear fuerte) no se hubieran articulado con extremo cuidado, la expansión sería demasiado enrarecida y no habría densidad para originar el universo, nuestra Tierra y a nosotros mismos. O bien sería demasiado densa y todo explotaría en cadena y no existiría nada de lo que existe. Y ese cuidado preside el curso de las galaxias, las estrellas y todos los cuerpos celestes, la Luna, la Tierra y nosotros mismos.

Si vivimos la cultura y la ética del cuidado, asociado al espíritu de hermandad entre todos, también con los seres de la naturaleza, habremos colocado los fundamentos sobre los cuales se construirá un nuevo modo de relacionarnos y de vivir en la Casa Común, la Tierra. El cuidado es la gran medicina que nos puede salvar y la hermandad general nos permitirá la siempre deseada comensalidad y el amor y el afecto entre todos. Entonces continuaremos brillando y desarrollándonos en este bello planeta.

Esta consideración sobre el cuidado concierne a todos los que cuidan de la vida en su diversidad y del planeta, especialmente ahora, bajo la pandemia de la Covid-19: el cuerpo médico, los enfermeros y enfermeras y todo el personal que trabaja en los hospitales, pues el cuidado esencial cura las heridas pasadas, impide las futuras y garantiza nuestro futuro de nuestra civilización de hermanos y hermanas, juntos en la misma Casa Común.

Autor: Leonardo Boff

Fuente de la Información: http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=1006

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La alegría de los pueblos dignos

La alegría de los pueblos dignos

Ilka Oliva Corado

Llega un momento en el que el abuso y la injusticia cansan a los pueblos y los hacen despertar en indignación, así es como salen a buscar la libertad y la democracia. Unos tardan más que otros, cada uno con sus procesos y su historia pero logran si se unen, vencer la impunidad y toda forma de dictadura. Son rarezas eso sí, pero por eso son hermosas estas alboradas que como campos florecidos llenan de ilusión y contagian la alegría de la gran fiesta popular.

Para unirse hay que tener sentido común y una sed inmensa por vivir en un territorio libre de neoliberalismo: sin abuso gubernamental, sin saqueos de los recursos naturales, sin censura, sin estados de sitio y con la plena libertad de la emisión del pensamiento. Para luchar hay que tener agallas, porque no es solo cosa de despotricar cualquier palabrería en redes sociales o manifestar en las plazas los sábados de ir a broncearse e ir por la tarde a tomarse las cervezas con los amigos para celebrar la hazaña de la nueva foto de perfil.

Porque mucha ha sido la sangre derramada en este continente para que nosotros ahora, de grandes atracadores de la moral vengamos con pretensiones de chambones y hagamos chapuces cuando lo que se necesita es valor y dignidad. Lo que sucedió en Ecuador y la forma en que la policía y el ejército dispararon contra su propio pueblo, es similar a lo de Colombia haciendo lo mismo, por las mismas razones. Las mismas razones que movilizaron al pueblo chileno a volcarse a las calles y dar un ejemplo al mundo de cómo se lucha cuando un pueblo está indignado. Indignado estaba el pueblo boliviano cuando salió a votar para recuperar la democracia. El pueblo haitiano ha vivido en indignación permanente pero, ¿quién lo escucha?

¿Cómo le hizo Bolivia? Eso es apoteósico, que pasarán generaciones y esa hazaña será una especie de relato mítico, tan mítico y grandioso como Túpac Katari y Bartolina Sisa. Como fabulosa fue la primera línea de jóvenes chilenos al frente de las manifestaciones, poniendo el pecho en defensa de los que venían atrás acuerpándolos. Esa primera línea en Guatemala y los que los acuerpan siempre han sido de los pueblos originarios, ellos solos al frente y ellos mismos cubriéndose las espaldas porque entre el Estado y la sociedad racista y clasista, saben que la puñalada vendrá por cualquier lugar. No por gusto en tiempos de dictadura se ensañaron contra ellos, tanto que los querían exterminar para darles las tierras a los ladronazos de siempre. A excepciones, claro está, de los mestizos que dieron la vida en la lucha por una sociedad más justa y los que sobrevivieron a ese tiempo de tortura colectiva.

En Colombia, los pueblos que deben salir huyendo de sus territorios se apuñuscan en cualquier lugar, convirtiéndose en desplazados que no importan al Estado porque el mismo Estado y su sistema de paramilitarismo los violentan hasta hacerlos renunciar a sus tierras. La minga los dignifica, la minga es dignidad, resistencia, es voz de lucha, es palabra de pueblo presente y firme en la búsqueda de sus derechos. Cuando la minga toma la carretera y va en busca de los tiranos, los tiranos se esconden porque es tan grande la dignidad de los pueblos originarios que ninguna impunidad puede con su luz.

Latinoamérica está herida de muerte, nos han secado los ríos, nos han talado las selvas y quemaron el follaje, un ecocidio tras otro. Los minerales salen de nuestros territorios para ser utilizados en otros, lejos, muy lejos y a nosotros nos dejan la burla. La limosna se la llevan los ladronazos de siempre que cuando llega el tiempo reciben su patada en el culo. Educación, salud, privatizadas porque un pueblo enfermo e ignorante es necesario para que la impunidad ejerza su mando territorial. Desapariciones forzadas, limpiezas sociales, tierra arrasada y líderes asesinados porque los pueblos temerosos y angustiados son necesarios para que un Estado saqueador y abusador funcione. Brasil de los últimos cuatro años es un ejemplo claro.

Celebramos el coraje de la minga colombiana, como la hazaña del pueblo boliviano y la dignidad del pueblo chileno, pero también nos preguntamos, ¿cuándo se cansarán los otros pueblos latinoamericanos que viven de rodillas en sistemas de impunidad y neoliberales? ¿Cuándo el valor y la indignación tomarán las calles y dirán basta al saqueo? ¿Cuándo honrarán la memoria de los que lucharon por liberar sus territorios? ¿Cuándo pensarán en el legado que les dejarán a las generaciones que vienen naciendo? Ese legado es decir; el país, ¿qué país quieren que vivan los que vienen? ¿El mismo país que recibimos o un país con sociedades más justas, con salud y educación públicas? ¿Un país donde se pueda caminar libremente sin temor a desaparecer? ¿Un país donde no sea castigado ser mujer, homosexual, indígena o negro? Un país donde el desarrollo para una vida integral no sea solamente un texto de planificación magisterial.

Un país donde la belleza del rocío sobre el pétalo de una flor no sea una quimera.

Un país donde la alegría de los pueblos dignos sea permanente. ¿Quién sueña con eso? Yo, sí.

Autora:

Ilka Oliva Corado

Fuente de la Información: https://www.aporrea.org/ddhh/a296699.html

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Los pobres ya se quedaron…(atrás)

Los pobres ya se quedaron…(atrás)

Fidel Ibarra López 

La frase que da título al presente artículo, se desprende de un hecho que se hizo viral en la red. Y el hecho es el siguiente: un docente del Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Sur (CCH Sur), perteneciente a la UNAM, demanda a un alumno que encienda la cámara de su computadora para iniciar la clase. El alumno, en respuesta al docente, le señala que “está descompuesta, está totalmente rota” y, por ende, no puede encender la cámara. De aquí en adelante se desprende el diálogo que convirtió en noticia nacional a este hecho. Reproduzco el diálogo para los fines de análisis del presente artículo:

Docente: “¿Entonces qué sentido tiene que tomen clases si no pueden tener los elementos?, responde enojado el profesor.

Alumno: “Profesor, eso es muy poco considerado, considerando (sic) que muchos compañeros no tienen acceso a sus cámaras. Muchos (sic) sus familias no pueden siquiera costearse una webcam”.

Docente: “Ese rollo sale sobrando, los pobres ya se quedaron…”. (Infobae, 12 de octubre del 2020).

Hasta aquí el diálogo. ¿Qué se desprende de lo anterior? El docente fue acusado en las redes sociales de “clasista” e “insensible”. Y los calificativos son correctos. Sin embargo, más allá del clasismo que contiene la expresión del docente, hay una realidad lacerante: la migración de la educación al espectro digital ha dejado al desnudo la brecha de desigualdad que se tiene en este país en lo referente al acceso a las tecnologías. Por décadas se ha insistido por parte de los organismos internacionales -como el caso de la UNESCO y la CEPAL en el caso de América Latina- en la necesidad imperativa de integrar las TIC´s en la educación, así como en la construcción de las competencias digitales en los docentes. Ambos aspectos aparecieron de forma reiterada en el discurso institucional, pero no fue asumido como parte toral de la política educativa. Y el problema se fue arrastrando y arrastrando. Hasta que nos llegó la pandemia. Y literalmente nos agarró con los dedos en la puerta, tanto a la sociedad como al gobierno.

Ahora, con el modelo de educación a distancia a través del programa “Aprende en Casa II”, en el sistema de educación pública, se está llevando a cabo un proceso de enseñanza-aprendizaje diferenciado que generará una brecha muy fuerte en los aprendizajes de los alumnos, dependiendo de su condición socioeconómica. ¿Por qué? Me explico: el programa de la SEP, está operando para las clases más desprotegidas que no tienen acceso a una computadora o a Internet. Y la televisión es el único medio para recibir el “proceso de enseñanza”. En este modelo educativo, el alumno -de educación básica- no tiene una vinculación directa ni con el “telemaestro” que le expone la clase en televisión, ni con el maestro que está a cargo de su enseñanza. A lo sumo, la vinculación con este último es de forma indirecta por medio de “WhatsApp”. A través de esta red social, la madre de familia le envía las tareas al maestro. El maestro califica, y le envía la calificación al padre de familia. No hay un proceso de retroalimentación, ni de reforzamiento de los aprendizajes. Solo una clase de contenido a través de un “telemaestro”, una tarea que se deprende de esa “teleclase” y que termina realizando el alumno.

Por su parte, los alumnos que estudian de igual forma en el sistema de educación pública, pero que sí tienen acceso a las tecnologías, el programa “Aprende en Casa II” es un programa de apoyo, pero no necesariamente el programa con el cual se fundamenta el proceso de enseñanza-aprendizaje. Aquí, el docente desarrolla su clase de forma sincrónica con sus alumnos. Y mantiene una vinculación directa con el alumno. En la escuela privada, el programa “Aprende en Casa II” ni siquiera forma parte del proceso de enseñanza-aprendizaje. En ésta, el modelo educativo está fundamentado en un modelo de educación a la distancia a través del uso de una plataforma digital. Y en todo caso, el problema que se tiene en la escuela privada es el “exceso de tareas” a los alumnos. Un aspecto que se podría subsanar a través de las “tareas integradoras”, lo cual implica integrar los diversos contenidos en una tarea y no de forma separada. Ello ayudaría a reducir la carga de trabajo tanto para los maestros como para los padres de familia, sin que ello implique bajar la calidad de los aprendizajes.

Este proceso diferenciado de los aprendizajes, inexorablemente generará un “atraso” en los alumnos. Y ese “atraso” se observará de forma más aguda en los niños y adolescentes con mayor rezago socioeconómico. Y el problema es que lo que estamos ante un proceso irreversible. La educación a la distancia (virtual) llegó para quedarse. Y quien no se integre a ese proceso se quedará atrás. Y la población que está con mayor riesgo, es la población con mayor vulnerabilidad socioeconómica.

Y a quien le corresponde enfrentar esa situación, es al Estado -en sus tres niveles de gobierno-. No se puede permitir que los más pobres se queden atrás.

Si en realidad estamos ante un gobierno que pondera a “los pobres”, una forma de demostrarlo reside en mejorar las condiciones en la que estos últimos reciben educación. Mantener una “educación de pobres para pobres” es inadmisible en un mundo que tiende hacia la digitalización de la educación.

Autor: Fidel Ibarra López

Fuente de la Información: https://www.educacionfutura.org/los-pobres-ya-se-quedaronatras/

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Chile y los «dueños del poder real»

Chile y los «dueños del poder real»

 Carlos Fernández Liria

Fuentes: Público [Foto: Centenares de personas celebran en las calles de Valparaiso el resultado del referéndum en Chile por la reforma de la Constitución. REUTERS/Rodrigo Garrido]

A mis alumnos siempre les digo que para comprender en general la historia del siglo XX, para hacerse cargo de la relación entre ciudadanía, democracia y capitalismo, para entender, en suma, las dificultades a las que siempre se ha enfrentado el proyecto político de la Ilustración, desde que la burguesía logró derrotarlo imponiendo su contrarrevolución francesa en 1794, incluso para entender a Carl Schmitt y a Hannah Arendt, o para que Habermas o Savater no te empujen a decir demasiadas tonterías, para todo esto y más, conviene que vean La batalla de Chile (1), la famosa película de Patricio Guzmán.

Este 25 de octubre, el pueblo chileno ha conquistado, por fin, el derecho a romper con el legado de Pinochet. Han pasado casi 50 años desde el golpe de Estado que, en 1973, acabó con la democracia chilena y con la vida de su presidente Salvador Allende. Es verdad que, ya en 1990, Pinochet había aceptado el resultado de las elecciones que él mismo se había visto obligado a convocar, y había traspasado el poder a Patricio Aylwin, que sería así, según nos dice la Wikipedia, el «primer presidente democráticamente elegido» tras la dictadura. Así más o menos se le quiere recordar. La verdad es que este señor, un senador demócrata cristiano, aplaudió, apoyó y vitoreó el golpe de Estado de Pinochet. La verdad es que la democracia cristiana había perdido las elecciones, porque las ganó Allende. Y no estaban acostumbrados a eso. Esa gente trabajó sin descanso para dar cobertura a un golpe de Estado militar que pusiera remedio a tan grave equivocación de los votantes chilenos. Una vez corregido este desliz popular, una vez escarmentado el electorado con miles de torturados, desaparecidos y represaliados, estos vampiros que se autodenominaban cristianos, empezaron a tomar posiciones más equidistantes, distanciándose hipócritamente de la dictadura y preparándose para el futuro que finalmente llegó. En 1990 ganaron por fin las elecciones, que habían perdido en 1970. Y encima, había que celebrarlo como la resurrección de la democracia.

Esto es lo que, en otros sitios, he llamado «la ley de hierro de la democracia en el siglo XX». No la descubrió Habermas, ni tampoco Hannah Arendt, ni mucho menos Fernando Savater. La formuló al desnudo Augusto Pinochet cuando, el  17 de abril de 1989, declaró que «estaba dispuesto a respetar el resultado de las elecciones con tal de que no ganaran las izquierdas». Al contrario de lo que dijo el editorial de El País al día siguiente, tales declaraciones no tenían nada de «pintorescas». Era la lógica Aylwin, la lógica del que finalmente ganó las elecciones, y la lógica general que presidió la democracia durante todo el siglo XX: las izquierdas tuvieron derecho a presentarse a las elecciones, pero no a ganarlas. Lo mismo que ocurrió en España en 1936. Aquí tardamos 40 años en pagar el crimen de haber votado a la izquierda. Y luego hemos cargado con las consecuencias. Tras 40 años de represión no se vuelve a ser el mismo. En 1978 no se devolvió el poder a la República y al Frente popular, sino que se convocaron elecciones y, naturalmente, las ganó la centroderecha, como era de esperar tras cuatro décadas de escarmiento. Lo que pasó en Chile. Tras década y media de torturas, el pueblo ya había sido suficientemente aleccionado: ya no se podía devolver el poder a Allende y a la Unidad Popular, se votó sobre un campo de cadáveres. Y ganaron, por supuesto, los moderados, los mismos demócratas cristianos que habían alentado el golpe de Estado cuando perdieron las elecciones en los años setenta. Jamás se hará un mejor retrato de esta gente que el que hizo la Polla Records: «Hinchado como un cerdo, podrido de dinero, ¡cómo hueles! / Hiciste nuestras casas al lado de tus fábricas / Y nos vendes lo que nosotros mismos producimos / Eres demócrata y cristiano, eres un gusano/ ¡Cristo, Cristo, qué discípulos!»

Esta «ley de hierro de la democracia», antes que Pinochet, ya la había formulado el gran jurista del siglo XX Carl Schmitt, que era un nazi, pero que no tenía un pelo de tonto y, además, precisamente porque era un nazi, no tenía muchas ganas de disimular y de mentir, como no han parado de hacer nuestros apologetas de la democracia y el Estado de derecho (siempre que no ganen las izquierdas, por supuesto). Lo dijo en 1923: «Seguro que hoy ya no existen muchas personas dispuestas a prescindir de las antiguas libertades liberales, y en especial de la libertad de expresión y de prensa. Pero seguro que tampoco quedarán muchas en el continente europeo que crean que se vayan a mantener tales libertades allí donde puedan poner en peligro a los dueños del poder real.» Estaba hablando del parlamentarismo. ¿Quién va a estar en contra del parlamentarismo? Seguro que nadie… ¿pero habrá alguien tan ingenuo de pensar que las libertades parlamentarias se van a mantener si algún día osan legislar contra «los dueños del poder real», contra los poderes económicos, en definitiva? Ah, claro que sí, el 90% de nuestros intelectuales funcionan así, con esa insensata ingenuidad oportunista. Mientras no ganen las izquierdas (o mientras las izquierdas no estén dispuestas a tocar los intereses de los que detentan el poder económico), da gusto declararse progresista y de izquierdas. Si ganan las izquierdas, no tanto, porque entonces te torturan, te matan y te desaparecen.

Esta es la terrible realidad del siglo XX. Así fue todo el rato. Nos lo había advertido un nazi: la democracia se tolera con tal de que no sirva para nada, si no… se acabó lo que se daba. Y nos lo confirmó ese gran filósofo político que fue Augusto Pinochet: los comunistas tenían derecho a presentarse a las elecciones, pero si las ganaban, así lo expresó con todas sus letras, «¡se acabó la democracia!». Y lo más divertido es que luego no ha parado de repetirse que los socialistas y los comunistas nunca hemos tenido respeto por la democracia. Que allí donde hemos gobernado nunca hemos sido democráticos.  Que el «socialismo real» nunca fue democrático. Pues sí, eso es cierto, sólo que se podría haber añadido: cuando el socialismo intentó ser democrático, cada vez que intentó llegar al poder mediante unas elecciones, cada vez que intentó conservar todas las garantías constitucionales y trabajar parlamentariamente por el socialismo, siempre vino a ocurrir lo mismo: que un golpe militar acabó con la democracia, el parlamentarismo, la división de poderes y la libertad de expresión. Estos son los límites de la democracia bajo condiciones capitalistas, un paréntesis entre dos golpes de Estado, en el que ganan las derechas (o las izquierdas de derechas).

Hubo una inmensa excepción que confirma la regla. Lo que ocurrió en Europa tras la segunda guerra mundial, lo que se ha venido en llamar «el espítitu del 45» (por recordar la excelente película de Ken Loach). En realidad, la guerra había sido gestionada de forma socialista. Y si el socialismo había permitido ganar la guerra, podía también ganar la paz. Y así pareció que podía ser durante algunas décadas, hasta que, a partir de 1979, Reagan y Thatcher acabaron con ello. El Estado del Bienestar europeo fue, sin duda, un experimento socialista de primer orden. Fue la demostración fáctica innegable de que el socialismo es mucho más compatible con la democracia y el Estado de derecho que el capitalismo y el libre mercado. Hasta que lo asesinaron, el primer ministro de Suecia Olof Palme no dejó de luchar por un modelo económico que hoy en día sería considerado muy a la extrema izquierda del de Unidas Podemos. Un modelo que estaba resultando más exitoso cuanto más se lo radicalizaba.

Pero este éxito no es una excepción a la citada ley de hierro del siglo XX. Es más bien su confirmación a escala más amplia. Para comprobarlo, hay que comenzar por desmentir algunas leyendas. Para empezar, la de que Hitler ganó las elecciones en 1933. No, Hitler nunca ganó las elecciones, como tantas veces se pretende cuando quiere alertarse de los peligros de que ganen las izquierdas. Me limito a citar un espléndido artículo que Andrés Piqueras publicó en este mismo periódico hace ya años: «Hitler fue aupado políticamente y en enero de 1933 nombrado a dedo canciller por la gran industria y Banca alemana (los Bayer, Basch, Hoechst, Haniel, Siemens, AEG, Krupp, Thyssen, Kirdoff, Schröder, la IG Farben o el Commerzbank, entre otros), utilizando para ello la figura del presidente de la República, Hindenburg. Apenas un mes después el nuevo canciller provocó el incendio del Reichstag y acusó a los comunistas de haberlo hecho para conseguir que se dictara el estado de excepción, a partir del cual desató una fulminante represión contra las organizaciones de los trabajadores, cuyos partidos políticos juntos (KPD -comunistas- y SPD –socialistas-) le habían superado con creces (unos 13 millones de votos contra 11 y medio). Ilegalizó al KPD y prohibió toda la prensa y la propaganda del SPD. Después, el 6 de marzo, convocó unas elecciones y entonces ya sí, claro, las ganó». Luego, se autoproclamó Jefe del Estado.  En resumen: cuando «los dueños del poder real» vieron que podían perder las elecciones, decidieron recurrir a los nazis, para que les quitaran de encima a esos «comunistas». Y provocaron una guerra mundial, durante la cual, aprovecharon para exterminarlos en campos de concentración, junto a los judíos y a los gitanos.

La otra leyenda que conviene desenmascarar es la de que fueron los aliados comandados por EEUU los que ganaron la segunda guerra mundial. No, ocurre que fueron precisamente los comunistas los que la ganaron en toda Europa. Tanto por el avance de las tropas soviéticas, como por la resistencia interna, que en casi todos los países fue protagonizada por los comunistas. Fueron los comunistas los que salvaron la democracia contra los nazis. Se entiende así que, al acabar la segunda guerra mundial, estaban en muy buenas condiciones para negociar una paz acorde, como hemos dicho, con el «espíritu del 45», que era contundentemente socialista.

De modo que el socialismo, el de verdad, no el que tenemos ahora, dio muy buenos resultados democráticos cuando pudo sostenerse sin guerras ni golpes de Estado. Esta es la tercera leyenda que hay que desmentir, la de que el socialismo «real» siempre ha sido incompatible con la democracia. En la fórmula «socialismo real» no sólo habría que incluir a los países que, como Cuba, lograron defender el socialismo por la fuerza de las armas, sino a los países que, como Chile, lo intentaron por la fuerza de la democracia y fueron castigados por ello acabando con la democracia. Hay varias decenas de casos en el siglo XX que son ejemplos de ello, sin ir más lejos, España en 1936.

Así pues, la historia de Chile puede muy bien instruirnos para sopesar los pilares sobre los que se asienta nuestro propio sistema democrático, y alentarnos a hacer una pregunta crucial: ¿realmente hemos logrado constitucionalizar, es decir, someter a legislación, a los «dueños del poder real», es decir, a los poderes económicos que serían capaces de suspender el orden constitucional y acabar con la democracia si se vieran amenazados por el Parlamento? Muy al contrario, les hemos dado carta blanca introduciendo en nuestra Constitución el artículo 135. Ahora, los golpes de Estado financieros ya no necesitan de los tanques, como dijo Yanis Varoufakis, cuando en 2015 se le forzó a dimitir como ministro de economía. Una historia parecida a la que ocurrió en Alemania en 1990, cuando una insensatez de los votantes había logrado que nombraran ministro de hacienda a Oskar Lafontaine, una inmensa victoria para la izquierda. El sueño no duró ni un mes. El presidente de la Mercedes Benz amenazó con trasladar toda su producción a los EEUU si no se le destituía de ipso facto y en seguida quedó claro quiénes eran «los dueños del poder real». Como decía Carl Schmitt, el nazi, el poder no lo detenta quien lo ejerce, sino quien te puede cesar por ejercerlo.

Si las democracias europeas no logran encontrar la vía para constitucionalizar la vida económica, nuestros parlamentos estarán siempre secuestrados y amenazados. Continuaremos viviendo en un nuevo Antiguo Régimen, sometidos al arbitrio de corporaciones privadas, verdaderos poderes feudales, capaces de anonadar cualquier espacio público, a los que la vida parlamentaria no se atreverá a enfrentarse jamás. Una situación premoderna y preilustrada, que indica todo lo contrario de lo que se proclama como soberanía popular. La democracia continuará siendo un paréntesis entre dos golpes de Estado.

(1) . https://www.youtube.com/watch?v=NuQhPEmjUQQ

https://www.youtube.com/watch?v=lUKR_lKRoQc

https://www.youtube.com/watch?v=6kF233Ab_HM

Carlos Fernández Liria es Profesor de Filosofía de la UCM. ‘La Filosofía en canal’, https://www.youtube.com/channel/UCBz_dr-JLhp0NDJxNeigqMQ

Fuente: https://blogs.publico.es/dominiopublico/34967/chile-y-los-duenos-del-poder-real/

 

Autor: Carlos Fernández Liria

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/chile-y-los-duenos-del-poder-real/

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Venezuela: Enseñen a los niños a ser preguntones

Enseñen a los niños a ser preguntones

 Mario Hernandez

“En esto han de pensar los americanos no en pelear unos con otros”

Fue lo que puso como epígrafe en bastardilla, debajo del título Sociedades americanas en 1828 (Arequipa).

Lo que no logró hacer en Bogotá, en Chuquisaca, quedaría en aquellas páginas. Alguien lo descubriría Ni siquiera puso el nombre del autor.

CONTENIDO. La sociedad y la escuela estaban estrechamente unidas. Una escuela tradicional perpetúa una sociedad tradicional. Era un círculo vicioso. Para hacer República se necesitaban republicanos y tan solo una escuela republicana podía hacerlos.

La independencia militar no bastaba sino se emprendía con urgencia la independencia económica y cultural.

Pero no todo es política. Hay que mirar hacia el sustento y el trabajo. “Los indios y los negros no trabajarán siempre para satisfacer escasamente sus propias necesidades, y con exceso las muchas de sus amos”. Había que enseñarlos a producir. Formar artesanos, agricultores y comerciantes con otro sentido de la creación de la riqueza. El contraste entre las grandes riquezas del continente y la pobreza de sus habitantes no podía continuar. Institutos para enseñar todas las ciencias. “La ignorancia es la causa de todos los males que el hombre se hace y hace a otros”.

“¡Entre tantos hombres de juicio… de talento… de algún caudal… como cuenta la América!… ¡Entre tantos bien intencionados!… entre tantos ¡patriotas!… (tómese la palabra en su sentido recto) no hay uno que ponga los ojos en los niños pobres. No obstante, en éstos está

“la industria que piden…

La riqueza que desean…

La milicia que necesitan…

En una palabra, la… ¡Patria! …”

“¿Cómo se puede cambiar un país sin cambiar sus hombres? ¿Y cómo se puede cambiar los hombres si no se comienza con los niños? No se podrá cambiar el país ni el mundo sin aislar, en una nueva educación, a una generación entera de la influencia corrompida y corruptora de la vieja sociedad. Es así de simple y al mismo tiempo de difícil el problema”.

“En lugar de pensar en Medos, en Persas, en Egipcios, pensemos en los Indios”.

“La decadencia que experimentan en su propio suelo los Griegos y los Romanos después de algunos siglos de dominación, no nos importa tanto como…

La Decrepitud prematura en que empiezan a caer… (casi a su nacimiento) … las Repúblicas que han hecho los Europeos y los Africanos en el suelo de los Indios.”

En Arequipa le encargaron un estudio sobre la factibilidad de una represa.

Veamos lo que escribía: “El Perú debe pensar menos en buscar minas que en buscar aguas, y en dar a éstas la dirección que les falta para hacer HABITABLE en todos los puntos, una región que parece estar, en gran parte, condenada por la naturaleza a ser eternamente desierta”.

El cerro agujereado de Potosí parecía gritar por todas sus bocaminas abandonadas, lo transitorio y perecedero de la riqueza minera. ¿Dónde estaban ahora esos ricos azogueros legendarios que contaban la plata por arrobas y levantaban palacios delirantes en la desolación de la puna? ¿Qué se hicieron las sedas de Francia, los paños de Flandes, los cascos y armaduras de Milán, las randas de perlas, el resplandor de los diamantes en pecheras y manos? Nada quedó. Quedaron leyendas, memorias descomunales de extravagancias, festejos, torneos, procesiones, demonios y santos. En cambio, con el agua y la tierra y el trabajo del hombre se había hecho la riqueza estable y creciente de los países ricos de Europa. No había minas en aquellos espesos campos de verdura de Holanda, de Francia, de Inglaterra. Pero había riqueza permanente.

Ideas roussonianas y enciclopedistas empapan sus escritos, pero con un sentido de originalidad innovadora, incluso en la forma de escribirlo: cuadros sinópticos, distinto tamaño y forma de las letras. En lugar de colegio o escuela, “Casa de la Industria pública” (Bogotá).

La criticidad de la educación, el rechazo a una enseñanza memorística e imitadora, la vinculación entre educación y trabajo, son algunos de los aspectos que proyectan su dimensión futurista.

“Educar no es igual que instruir”, dice, “la función educadora requiere de sujetos críticos, no conformes con todo lo que se les enseña; enseñen a los niños a ser preguntones”.

Concibe la educación como una función que parte de la experiencia misma del educando y rechaza el memorismo por improcedente: “Más aprende un niño, en un rato, labrando un palito que, en días enteros, conversando con un maestro que le habla de abstracciones superiores a su experiencia”.

Punto cardinal de su concreto quehacer fue la educación del pueblo, desdeñando los patrones valorativos de la época, que prescribían una educación exclusiva para aquéllos que contaban con los recursos económicos suficientes.

La educación en Simón Rodríguez no es la simple transmisión de conocimientos, no es la aprehensión teórica de las cosas. En su concepción pedagógica está implicada una educación para el trabajo. Traza un plan donde se da la convergencia entre lo teórico y lo práctico. Este plan, por medio de sus varias actividades, y básicamente a través del trabajo productivo, es un instrumento fuerte para el entrenamiento de los educandos. Para su época la educación en el trabajo tiene la finalidad de dar a los alumnos una herramienta con qué defenderse en la vida, mediante la adquisición de una habilidad especial de tipo artesanal. Era necesario “colonizar el país con sus propios habitantes”, a diferencia con Sarmiento. De ahí su búsqueda de maestros nuevos, íntegros, incorruptibles, que acudieran al magisterio por vocación y no por necesidad y cuyo ejercicio les garantizara una vida digna”.

SOBRE SARMIENTO. En El Mercurio aparece un artículo anónimo firmado por “Un teniente de artillería de Chacabuco”. Era Sarmiento. Proponía cambiar los españoles por los franceses y los yanquis. Ese no era un programa para Simón Rodríguez.

Había que hacer la América con su propia gente: con los huasos, sus gauchos, sus indios, sus zambos, sus mestizos humillados. “Con todo esto o no se hará nunca”.

Andrés Bello y Sarmiento estaban de acuerdo sobre una reforma de la ortografía, pero peleaban sobre el valor de la literatura y la lengua españolas. Nada de eso le importaba mucho a Rodríguez. Más le importaba hacer una nueva tipografía, pintar las ideas de un modo más llamativo y claro. Cada página como un cartel, como un panorama donde lo esencial se abarca de un golpe de vista.

Pero fueron Bello y Sarmiento los que lograron triunfar, con los pelucones, con los modelos franceses e ingleses.

La educación tenía que tener un carácter innovador, sentía temor de que las incipientes repúblicas imitasen a las viejas sociedades europeas, castrando toda posibilidad de creación propia, de originalidad. “O inventamos o erramos”, “en vez de imitar hay que pensar”, “La América Latina debe ser original”.

“Entender a un indio importa más que entender a Ovidio”.

El indio y el mestizo también son personas con derecho propio a una educación. Por eso subraya que debe enseñarse el quechua en lugar del latín.

LOS MAESTROS. En “Consejos de amigo dados al colegio de Latacunga (Ecuador)” pedido por el Rector. Le advierte que no lo imprima ni lo muestre a no ser a personas de talento e instrucción.

Vuelve sobre los maestros. “Antes de abrir escuelas hay que formar buenos maestros”, maestros que enseñen a aprender, que susciten la creatividad del alumno, que huyan del memorismo y de todo tipo de superficialidad y comedia en la enseñanza. Deben contar con una renta que asegure su vida digna.

“Mandar recitar, de memoria, lo que NO SE ENTIENDE, es hacer PAPAGAYOS, ¡para que… por LA VIDA!… sean CHARLATANES”.

“Enseñen a los niños a ser PREGUNTONES!

Para que, pidiendo el POR QUE, de los que se les manda hacer,

¡Se acostumbren a obedecer… a la RAZON!

No a la AUTORIDAD, como los LIMITADOS

Ni a la COSTUMBRE, como los ESTUPIDOS”

“La Enseñanza debe ser GENERAL Y CONSTANTE

No se tome

VOCACION… por… INSPIRACION

¡Ni el HAMBRE! Por llamamiento al Magisterio

Las cualidades merecen un PREMIO, proporcionado al TRABAJO,

Y al TIEMPO que se emplea en él, El tiempo es todo el año

El Maestro debe contar con una Renta, que le asegure una decente subsistencia, y en que pueda hacer AHORROS para sus enfermedades y para su VEJEZ.

Puede, o más bien, debe tener familia…

No ha de recibir dádivas a cambio de Preferencias en la Enseñanza, ni Limosnas que lo humillen.

Autor: Mario Hernández

Fuente de la Información: https://rebelion.org/ensenen-a-los-ninos-a-ser-preguntones/

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El segundo ciclo antineoliberal en América Latina

El segundo ciclo antineoliberal en América Latina

Emir Sader

Los nuevos gobiernos tendrán que afrontar problemas que, consensualmente, no se pudieron afrontar en el primer ciclo. |

Cada país tiene sus propios caminos, pero, al estar insertado en la dinámica del capitalismo internacional, tiene que seguir formas de lucha y gobierno que se adapten a esta dinámica. Lo que significa que la lucha contra el neoliberalismo sigue como eje central, que sigue siendo la opción predominante de la derecha en el mundo y en nuestros países.

En el libro de ensayos “Las venas abiertas de América Latina”, se anunció que lo ocurrido en la primera década del siglo XXI en el continente había sido el primer ciclo de gobiernos antineoliberales. Que las condiciones para la lucha contra el neoliberalismo seguirían y, de forma similar o no, volverían en un nuevo ciclo.

Cuando regresó al gobierno, la derecha latinoamericana confirmó que no tiene otra alternativa que su modelo neoliberal original, con ajustes fiscales, privatizaciones, recortes de recursos públicos y políticas sociales, alienación de la soberanía nacional y endeudamiento externo. Fue así en Ecuador, en Argentina, en Brasil, en Bolivia. No aprendieron de su fracaso anterior, ni del éxito de los gobiernos antineoliberales.

Estos gobiernos demostraron lo que han prometido: que la lucha contra el principal problema latinoamericano, la desigualdad, solo se puede enfrentar con la prioridad de las políticas sociales, que distribuyan ingresos, generen empleo, promueven la democratización de la educación y la salud públicas, fortalecen al Estado en sus funciones públicas.

Es así como los gobiernos que asumieron programas antiliberales han reducido la desigualdad, la exclusión social, el hambre y la miseria en nuestros países como nunca antes, frente a lo que sigue sucediendo en el resto del continente y en el mundo.

Fue así como estos países lograron retomar el desarrollo económico, desarrollar procesos de integración regional e intercambio Sur-Sur, especialmente con China. Así fue como han logrado aislar, más que nunca, la influencia norteamericana en el continente. Fue un momento muy especial para América Latina, que proyectó a los principales líderes de izquierda en el mundo: Lula, Evo Morales, Rafael Correa, Pepe Mujica, Hugo Chávez, Nestor y Cristina Kirchner.

Este primer ciclo cumplió su rol, se agotó y fue reemplazado por gobiernos neoliberales, conservadores, cuando volvieron a aumentar las desigualdades, la miseria, el hambre, el endeudamiento externo y el desprestigio de los gobiernos. Fue un período corto, porque el neoliberalismo no logra un apoyo social duradero, ni la existencia de gobiernos legítimos. En Brasil y Bolivia la derecha regresó al gobierno mediante golpes de Estado, en Ecuador mediante la perversión de la voluntad popular.

Y cuando volvieron a haber elecciones democráticas, como en Argentina y Bolivia, después de que la gente de estos países vivió lo que significa el regreso del neoliberalismo y fue capaz de compararlo con gobiernos antineoliberales, no tuvo dudas y eligió, con amplia mayoría, gobiernos que retoman la dinámica antineoliberal. ¿Qué aprender del camino recorrido por Argentina y Bolivia? ¿En qué medida pueden seguir este camino Ecuador, Brasil, Uruguay y otros países del continente?

Cada país tiene sus propios caminos, pero, al estar insertado en la dinámica del capitalismo internacional, tiene que seguir formas de lucha y gobierno que se adapten a esta dinámica. Lo que significa que la lucha contra el neoliberalismo sigue como eje central, que sigue siendo la opción predominante de la derecha en el mundo y en nuestros países. Por tanto, nuestros gobiernos tienen su orientación fundamental en la lucha contra el neoliberalismo.

Lo que significa, por lo tanto, la reanudación de la centralidad de las políticas sociales como vía para combatir las desigualdades en el continente más desigual del mundo. Significa la reanudación del papel activo del Estado, de la soberanía nacional, de los procesos de integración regional.

Los procesos electorales en Argentina y Bolivia tienen elementos comunes. Los candidatos no fueron los presidentes anteriores, sobre todo porque Cristina y Evo fueron objeto de procesos de judicialización de la política, que buscaban sacarlos de la disputa electoral. Las fuerzas de izquierda fueron capaces de encontrar formas de pelear y ganar la batalla electoral, a través de otros candidatos, con Cristina como vice en un caso, con el apoyo de Evo desde el exterior, en el otro.

Los nuevos gobiernos encuentran un escenario regional distinto, con gobiernos conservadores en Ecuador, Brasil, Uruguay. Uno de sus objetivos es reiniciar los procesos de integración regional, para tener más fuerza a nivel regional e internacional. Sus aliados son la oposición en Ecuador, Brasil, Uruguay. Probablemente tendrán un presidente de Estados Unidos menos hostil, aislando aún más al actual gobierno brasileño, que se verá llevado a menos agresiones y la necesidad de convivir con un entorno más negativo para él.

Los nuevos gobiernos tendrán que afrontar problemas que, consensualmente, no se pudieron afrontar en el primer ciclo, como encontrar la vía de la democratización de los medios, la democratización del Poder Judicial, una reforma fiscal socialmente justa, la prioridad de la lucha de ideas, de elaboración de una política económica de integración regional, la búsqueda de nuevas alianzas a nivel internacional. Es una agenda densa y difícil, pero sin la cual el segundo ciclo enfrentará los mismos obstáculos que el primero.

Las elecciones de febrero en Ecuador y el desenlace de la crisis brasileña, que puede tener lugar solamente en 2022, serán los próximos pasos en este camino, que definirá el carácter de la tercera década del siglo XXI en América Latina.

(*) El autor del texto es un sociólogo y científico político brasileño, coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ).

Autor: Emir Sader

Fuente de la Información:

En el libro de ensayos “Las vías abiertas de América Latina”, se anunció que lo ocurrido en la primera década del siglo XXI en el continente había sido el primer ciclo de gobiernos antineoliberales. Que las condiciones para la lucha contra el neoliberalismo seguirían y, de forma similar o no, volverían en un nuevo ciclo.

Cuando regresó al gobierno, la derecha latinoamericana confirmó que no tiene otra alternativa que su modelo neoliberal original, con ajustes fiscales, privatizaciones, recortes de recursos públicos y políticas sociales, alienación de la soberanía nacional y endeudamiento externo. Fue así en Ecuador, en Argentina, en Brasil, en Bolivia. No aprendieron de su fracaso anterior, ni del éxito de los gobiernos antineoliberales.

Estos gobiernos demostraron lo que han prometido: que la lucha contra el principal problema latinoamericano, la desigualdad, solo se puede enfrentar con la prioridad de las políticas sociales, que distribuyan ingresos, generen empleo, promueven la democratización de la educación y la salud públicas, fortalecen al Estado en sus funciones públicas.

Es así como los gobiernos que asumieron programas antiliberales han reducido la desigualdad, la exclusión social, el hambre y la miseria en nuestros países como nunca antes, frente a lo que sigue sucediendo en el resto del continente y en el mundo.

Fue así como estos países lograron retomar el desarrollo económico, desarrollar procesos de integración regional e intercambio Sur-Sur, especialmente con China. Así fue como han logrado aislar, más que nunca, la influencia norteamericana en el continente. Fue un momento muy especial para América Latina, que proyectó a los principales líderes de izquierda en el mundo: Lula, Evo Morales, Rafael Correa, Pepe Mujica, Hugo Chávez, Nestor y Cristina Kirchner.

Este primer ciclo cumplió su rol, se agotó y fue reemplazado por gobiernos neoliberales, conservadores, cuando volvieron a aumentar las desigualdades, la miseria, el hambre, el endeudamiento externo y el desprestigio de los gobiernos. Fue un período corto, porque el neoliberalismo no logra un apoyo social duradero, ni la existencia de gobiernos legítimos. En Brasil y Bolivia la derecha regresó al gobierno mediante golpes de Estado, en Ecuador mediante la perversión de la voluntad popular.

Y cuando volvieron a haber elecciones democráticas, como en Argentina y Bolivia, después de que la gente de estos países vivió lo que significa el regreso del neoliberalismo y fue capaz de compararlo con gobiernos antineoliberales, no tuvo dudas y eligió, con amplia mayoría, gobiernos que retoman la dinámica antineoliberal. ¿Qué aprender del camino recorrido por Argentina y Bolivia? ¿En qué medida pueden seguir este camino Ecuador, Brasil, Uruguay y otros países del continente?

Cada país tiene sus propios caminos, pero, al estar insertado en la dinámica del capitalismo internacional, tiene que seguir formas de lucha y gobierno que se adapten a esta dinámica. Lo que significa que la lucha contra el neoliberalismo sigue como eje central, que sigue siendo la opción predominante de la derecha en el mundo y en nuestros países. Por tanto, nuestros gobiernos tienen su orientación fundamental en la lucha contra el neoliberalismo.

Lo que significa, por lo tanto, la reanudación de la centralidad de las políticas sociales como vía para combatir las desigualdades en el continente más desigual del mundo. Significa la reanudación del papel activo del Estado, de la soberanía nacional, de los procesos de integración regional.

Los procesos electorales en Argentina y Bolivia tienen elementos comunes. Los candidatos no fueron los presidentes anteriores, sobre todo porque Cristina y Evo fueron objeto de procesos de judicialización de la política, que buscaban sacarlos de la disputa electoral. Las fuerzas de izquierda fueron capaces de encontrar formas de pelear y ganar la batalla electoral, a través de otros candidatos, con Cristina como vice en un caso, con el apoyo de Evo desde el exterior, en el otro.

Los nuevos gobiernos encuentran un escenario regional distinto, con gobiernos conservadores en Ecuador, Brasil, Uruguay. Uno de sus objetivos es reiniciar los procesos de integración regional, para tener más fuerza a nivel regional e internacional. Sus aliados son la oposición en Ecuador, Brasil, Uruguay. Probablemente tendrán un presidente de Estados Unidos menos hostil, aislando aún más al actual gobierno brasileño, que se verá llevado a menos agresiones y la necesidad de convivir con un entorno más negativo para él.

Los nuevos gobiernos tendrán que afrontar problemas que, consensualmente, no se pudieron afrontar en el primer ciclo, como encontrar la vía de la democratización de los medios, la democratización del Poder Judicial, una reforma fiscal socialmente justa, la prioridad de la lucha de ideas, de elaboración de una política económica de integración regional, la búsqueda de nuevas alianzas a nivel internacional. Es una agenda densa y difícil, pero sin la cual el segundo ciclo enfrentará los mismos obstáculos que el primero.

Las elecciones de febrero en Ecuador y el desenlace de la crisis brasileña, que puede tener lugar solamente en 2022, serán los próximos pasos en este camino, que definirá el carácter de la tercera década del siglo XXI en América Latina.

(*) El autor del texto es un sociólogo y científico político brasileño, coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ).

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