Page 547 of 2439
1 545 546 547 548 549 2.439

Moctezuma: Comparecencia, segundo año ¿Aplausos?

 Juan Carlos Miranda Arroyo

El secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, compareció el miércoles pasado ante el Senado, como parte de la evaluación y desglose del II Informe del gobierno federal, que encabeza el presidente López Obrador. Según el boletín No. 271 de la Secretaría de Educación Pública (SEP), del pasado 14 de octubre, las siguientes afirmaciones son las más destacadas:

1) “Un modelo escolar mixto favorecerá el trato personalizado del magisterio y contribuirá a regular el número de alumnas y alumnos en las aulas”. 2) “La educación a distancia permitió que niñas y niños desarrollarán nuevas habilidades autodidactas, lo que en sí mismo es un beneficio colateral para el aprendizaje”. Y 3) “Desde la perspectiva de la Nueva Escuela Mexicana, que impulsa el Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, la educación es una responsabilidad compartida”.

Medias verdades, mentiras a medias

Así continúa el boletín mencionado: “…Explicó que la estrategia Aprende en Casa aprovechó las plataformas educativas accesibles del país, con base en uno de los logros más equitativos y de mayor orgullo para el Sistema Educativo Nacional, los Libros de Texto Gratuitos, y en consideración de que el 94 por ciento de los hogares mexicanos cuenta con televisión.”

Cabe mencionar que los libros de textos gratuitos son, en efecto, un orgullo de la nación, sin embargo, las autoridades educativas no reconocen que en uno o varios niveles educativos (los datos que tengo son de Telesecundaria) no se han actualizado debidamente dichos materiales de lectura, conforme a los nuevos Plan y Programas de estudio (lo más actualizado, tengo entendido, fue actualizado en 2017-2018, es decir, a finales del sexenio anterior).

“El Titular de la SEP informó que la televisión se perfiló como la plataforma principal de la estrategia de educación a distancia, con 40 canales nacionales y locales, a los que se sumó la radio pública y comunitaria, para llegar a las zonas más marginadas, principalmente indígenas, en 22 lenguas”… “Respecto a la educación a distancia, señaló que los datos son alentadores, ya que por televisión abierta los programas de Aprende en Casa II son vistos por 8.5 millones de personas diariamente. Por televisión de paga, la audiencia llega hasta los 7.5 millones de espectadores diarios, reveló”.

Una gran infraestructura televisiva para echar a andar segmentos de educación a distancia (sana), como alternativa emergente de la enseñanza presencial, debido a la pandemia que se ha prolongado. Sí, es cierto que la salud de estudiantes niñas, niños, jóvenes y adultos es primordial, a través del confinamiento masivo; así como la seguridad de maestras y maestros, familias y personal de apoyo a la educación, con ese mismo procedimiento, a efecto de que no se transmitiera el virus en los recintos escolares. Sin embargo, aún no se ha contabilizado la cantidad de estudiantes que no continúan más en el sistema educativo nacional, con y sin el “rating” televisivo del que nos informa.

El fenómeno de la “expulsión” del sistema (no es ya más un asunto de “deserción” ni de “abandono”), de millones de estudiantes, es una tragedia social de enormes proporciones para la nación. Si en condiciones de “no pandemia” se tenía un cálculo de alrededor de 400 a 500 mil estudiantes que no regresan al sistema escolar, año con año, ¿de qué proporciones, absolutas y relativas, estaríamos hablando acerca de este fenómeno en condiciones de crisis sanitaria?

“Aseveró –el secretario Moctezuma- que el aprendizaje no se detuvo ya que con el programa Aprende en Casa se cumplió la meta de concluir el Ciclo Escolar 2019-2020, y cubrir los aprendizajes esperados de niñas, niños, adolescentes y jóvenes”.

¿Qué más nos puede informar el secretario, con respecto al 20 por ciento de estudiantes que no fueron contactados durante el último trimestre del ciclo escolar 2019-2020? Y si se tiene un cálculo aproximado de un 10 por ciento de la matrícula de Educación Básica (Preescolar, Primaria y Secundaria, sin incluir a la Educación Inicial), que ya no regresó a cursar el actual ciclo escolar 2020-2021, ¿Sobre cuántos estudiantes en esa situación nos puede informar, estimado secretario? ¿2.5 millones a tres millones de estudiantes expulsados del sistema durante los últimos 7 meses?

Toques de demagogia y fina retórica

“La educación siguió con dos prioridades: la inclusión, mediante una amplia cobertura; y la excelencia, al trabajar dentro de los planes y programas de estudio”, abundó… “Asimismo, reconoció la contribución de maestras y maestros como agentes fundamentales del proceso educativo; expuso que ahora son más respetados, valorados, y han logrado consolidar una nueva relación con madres, padres de familia y tutores”… “Finalmente, reiteró que el Sistema Educativo no es el aula, sino un sistema que se nutre en el aula gracias a un magisterio comprometido; a madres y padres corresponsables; a niñas, niños, adolescentes y jóvenes con hambre de conocimiento que se educan de forma integral”… “Recordémoslo: mente y corazón, conocimientos, inclusión, voluntad, pensamiento crítico, carácter, autoestima, conciencia ambiental, empatía, arte y cultura, sentido de comunidad y justicia, habilidades y destrezas físicas y mentales. Todos somos parte de esa transformación de la educación hacia una Nueva Escuela Mexicana”, concluyó”.

Disculpe, señor secretario, pero la realidad no corresponde con sus dichos. Las maestras y los maestros han sido no revalorados institucionalmente, sino devaluados. ¿Cuántos docentes no han recibido sus pagos ordinarios o extraordinarios tanto de los subsistemas de Prepa en Línea como del Programa de Escuelas de Tiempo Completo (PETC)? ¿Qué ha pasado con las evaluaciones a docentes y directivos que están pendientes, así como los dictámenes detenidos por el nuevo organismo del Sistema para las Maestras y los Maestros (dependencia de la SEP), que sustituyó a la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente?

Sigue el boletín oficial: “Por otra parte, el Secretario Moctezuma Barragán afirmó que la capacitación no sólo fue para los estudiantes sino también para maestras y maestros e, incluso, para madres y padres de familia, ya que todos fueron apoyados en el uso de herramientas digitales y de educación a distancia”… “Un ejemplo de esto, es que se crearon 19 millones y medio de nuevas cuentas de correo electrónico entre los alumnos y el millón 200 mil maestros que fueron capacitados en herramientas digitales de manera gratuita, lo que da cuenta del salto hacia adelante que dio el país en materia digital”.

¿Es broma? ¿De qué capacitación habla, señor secretario? ¿Obtener una cuenta de correo electrónico (con todos los riesgos informativos que ello representa) se cuenta por la SEP como “capacitación y actualización”? Si es así, qué visión tan limitada tiene su administración acerca de lo que significan los procesos complejos de la formación tanto inicial como continua de docentes y directivos escolares de la educación obligatoria, así como de la capacitación-actualización de los integrantes de las familias que tienen a su cargo a las niñas, los niños y los jóvenes o adultos estudiantes de nuestro país.

De lo cuantitativo a lo cualitativo

Señaló el secretario que “…si se suman, además, a quienes acceden a los contenidos a través de la Red de Televisoras Estatales Públicas y estaciones privadas, se tienen otras 5.9 millones de personas viendo Aprende en Casa II; por internet, el programa llega diariamente a 7.3 millones de usuarios. “El alcance llega, en total, a 30.4 millones de usuarios, considerando 1.2 millones atendidos por radio y cuadernillos con visitas en hogares”, detalló”.

Esas son las cifras alegres y oficiales acerca de la dimensión cuantitativa, pero ¿esas cifras tienen un soporte en lo que respecta a la dimensión cualitativa de la educación? ¿Cuáles son los dispositivos de evaluación educativa puestos en marcha como para identificar si se han cumplido o no las metas y las finalidades educativas?

Últimas preguntas: ¿Dónde estuvieron las senadoras y los senadores de la república para hacer preguntas puntuales, oportunas y pertinentes al responsable nacional de la educación pública en este acto solemne? Aparte de aplaudir al compareciente, que en vez de informar dio una muestra de disciplina-indisciplina, al no quitarse el cubre nariz y boca durante la sesión, ¿qué nos pueden informar, distinguidas y distinguidos representantes de la nación?

Fuente consultada:

(1) Boletín No. 271 Trabaja el Sistema Educativo Nacional para transitar a un modelo de aprendizaje mixto: Esteban Moctezuma Barragán.

https://www.gob.mx/sep/articulos/boletin-no-271-trabaja-el-sistema-educativo-nacional-para-transitar-a-un-modelo-de-aprendizaje-mixto-esteban-moctezuma-barragan?idiom=es

Fuente: https://profelandia.com/moctezuma-comparecencia-segundo-ano-aplausos/

Comparte este contenido:

Sin Evo y con un pueblo en resistencia, el MAS vuelve al poder de la mano de Lucho Arce

Por: Aram Aharonian

Lo importante, más allá de los contundentes resultados, es que en los once meses que duró el gobierno de facto de Jeanine Áñez, el Movimiento al Socialismo (MAS) logró entender la nueva etapa, revisar sus propios errores y generar nuevos apoyos y alianzas y nuevos liderazgos. Ni siquiera unida la derecha hubiera logrado imponerse en Bolivia, pero quizá hubiera logrado acercarse a una segunda ronda.

El “voto útil” del mundo rural y urbano popular periférico fue para el candidato masista Lucho Arce, y eso definió su ventaja final. El nuevo desafío del MAS será gobernar sin el poder que tuvo entre 2006 y 2019, un periodo épico de la revolución que no podrá repetirse. Sin embargo, su gobierno no será nada fácil en un escenario regional posprogresita y una economía muy complicada, aunque las elecciones en Argentina y ahora en Bolivia, así como las tendencias en Chile, Ecuador y Colombia parecen marcar un proceso de reajuste, del alineamiento progresivo a un eje progresista que no termina de definirse ni consolidarse.https://www.nodal.am/wp-content/uploads/2020/10/luis-arce-bolivia1.jpg

El triunfo del MAS muestra que sí era posible ganar con un candidato que no fuera Evo Morales, y que sus esfuerzos reeleccionistas terminaron llevando a su gobierno a un callejón sin salida, sobre todo por el rechazo a la reelección indefinida. La asonada programada por la derecha y sus patrocinantes de Washington terminó en un golpe, lo que no excluye una fuerte crisis interna  que explica la salida del MAS del poder.

La represión y la vuelta al llano insufló una nueva mística a la campaña electoral del MAS, de la que careció en 2019, cuando la confianza en el aparato estatal y en la figura patriarcal de Evo Morales, reemplazó la movilización desde abajo.

El alejamiento de Morales y la crisis también permitió la emergencia de una nueva camada de dirigentes. Entre ellos, Andrónico Rodríguez, sucesor de Morales en los sindicatos cocaleros cochabambeños, un campesino con una licenciatura en Ciencias Políticas, que expresa la nueva sociología del mundo rural, cada vez más interconectado con las ciudades.

En esta campaña, destaca un análisis de Le Monde diplomatique, aparecieron muchos “Andrónicos” que permitieron desplazar del primer plano a varios dirigentes sociales desgastados y con visiones prebendalistas de la política y el Estado.En Bolivia, el MAS actuó con una autonomía relativa respecto a las posiciones de Evo Morales, limitado en sus movimientos por su exilio argentino. En los últimos meses, los parlamentarios masistas, con Eva Copa a la cabeza, eligieron la moderación frente a los llamados a la lucha que llegaban desde Argentina.

▷ Andrónico: El MAS respetará el resultado de las elecciones - Noticias  BoliviaA diferencia de parte del apoyo solidario internacional antigolpista, perdida en consignas tan viejas como vacías, el MAS logró entender la nueva etapa y apostar a la salida electoral, con los compromisos que ésta requirió, por encima de la resistencia en las calles”, señala el analista Pablo Stefanoni.

Quienes se quedaron en Bolivia entendieron la complejidad de lo ocurrido en noviembre: el proceso que terminó en una “sugerencia” militar armada para que Morales renuncie, un golpe, fue parte de una crisis con más dimensiones, incluida la de la popularidad inicial de Áñez y el propio desgaste de Morales.

En las manifestaciones populares de los últimos meses no se vio un reclamo de que volviera Evo, sino un rechazo a la agresión constante y racista del gobierno y de las bandas ultraderechistas, con las quemas de wiphalas, por ejemplo, después de las masacres de Senkata y Sacaba, y las continuas referencias a las “hordas del MAS” y las columnas en la prensa sobre el “enemigo público número uno” o el “cáncer de Bolivia”.

Desde un comienzo y siguiendo un guión prefabricado en Washington, el gobierno de facto buscó demonizar al MAS, al que intentó reducir a una fuerza “narcoterrorista”, caracterizando su gestión como una mezcla infame de autoritarismo, corrupción y despilfarro de recursos públicos, alejado de las imágenes de éxito económico resaltadas incluso por organismos internacionales.La autonomía relativa frente a Evo amplió el margen de acción del MAS en el país, al tiempo que el tenor moderado de Arce, sumado a su prestigio como gestor de la economía, permitía responder, sin sobreactuaciones, a los ataques de la derecha.

El MAS, pese a haber sufrido una desbandada once meses atrás, logró reconstituirse desde el Parlamento –donde conservó su mayoría de dos tercios– y desde las calles, manteniendo su lugar de fuerza de base popular en el país, junto a la Central Obrera Boliviana y asociaciones de pobladores.

El gobierno de facto no entendió que el MAS seguía expresando un bloque étnico-social de matriz plebeya  amenazando con cárcel y persecución no solo a sus dirigentes y militantes, sino a referentes de expresiones más amplias de los movimientos sindicales y sociales.

La nueva gestión del MAS deberá desarrollarse en un escenario posprogresista y marcadamente neoliberal en la región. Desde antes de asumir, los vencedores hablan de sumar fuerzas, lo que obligará a transformarse en un partido dispuesto a compartir el poder y aceptar en mayor medida la alternancia.

Sin dudas, la amplia ventaja es un capital fundamental para el binomio ganador en un contexto de polarización. La “revolución de las pititas” cívico-militar parece diluirse en menos de un año, pese al relato de la “liberación” inserto en el bombardeo publicitario en los medios concentrados apoyados por el gobierno de facto, los suplementos especiales de los periódicos y diarios, las agresivas campañas en redes sociales.

Los onces meses de zozobra

Desde que Evo Morales fue desalojado cruentamente del poder, con la complicidad de las Fuerzas Armadas y de la policía, se abatió contra sus partidarios una feroz persecución política que incluyó masacres, encarcelamientos, exilios e inhabilitaciones judiciales.

La administración de Jeanine Áñez y los cabecillas civiles del golpe, Carlos Mesa (Comunidad Ciudadana) y Fernando Camacho (de la racista Creemos), realizaron intensas campañas para desacreditar al presidente derrocado y a su partido, y por minimizar la fuerza del MAS en las urnas.

En tres ocasiones postergaron la realización de los comicios, de forma inicial previstos para marzo, intentando ganar tiempo adicional para neutralizar al MAS. Pero el tiro  les salió por la culata.

El golpe contó con el abierto y descarado apoyo de la Organización de Estados Americanos (OEA) y su secretario general, Luis Almagro, quien emprendió por su cuenta una campaña propagandística orientada a presentar las frustradas elecciones del 20 de octubre del año pasado, en las que Evo buscaba su tercera relección, como fraudulentas.

Obviamente nunca demostró fraude alguno, pero sirvió de pretexto a los golpistas y dio pie a varios gobiernos de derecha para dar, unos días más tarde, su reconocimiento al régimen de facto, tal como esperaba el gobierno de Estados Unidos. Es evidente que Almagro utiliza el cargo para promover golpes de Estado y destruir las instituciones democráticas en los países de la región que no se pliegan a las directrices de Washington.

Durante once meses el MAS fue acosado por la policía, sus dirigentes fueron criminalizados y gobernantes y medios de comunicación hegemónicos integrantes de la internacional del terror mediático  de otros países presentaron a su máximo líder como narco, corrupto y hasta dictador. Pero el pueblo logró remontar la brutal y sanguinaria ofensiva de la derecha, se enfrentó al gobierno de facto en las calles y ganó la elección presidencial del domingo, por mayoría absoluta –lo que descarta el escenario de una segunda vuelta–, recuperando la democracia y el proyecto social, progresista y soberanista que el MAS aplicara desde 2005.

¿Reconciliación?

Evo Morales, en rueda de prensa desde Buenos Aires, afirmó que buscarán un encuentro de reconciliación para la reconstrucción: “no somos vengativos, revanchistas”, afirmó. Pero ni él ni ninguno de los dirigentes masistas saben cuáles serán los derroteros de los diferentes actores de los meses golpistas.Áñez seguramente viaje a Colombia. Antonio Murillo, quien había sido censurado por la Asamblea Legislativa Plurinacional en días recientes, fue destituido del gobierno de facto.

Carlos Mesa, nuevamente derrotado, afirmó que será “cabeza de oposición”, aunque no resulta claro cómo podrá articularla. En cuanto a Camacho, es probable que intente consolidar un liderazgo en oriente, apoyado por factores internacionales, e incluso trate nuevamente de dividir el país.¿Cómo se articulará la paz con la justicia? Ese pueblo que dio la cara en las calles y en las rutas para enfrentar la dictadura sabe que sin justicia será imposible la reconciliación, por más que la reciten los dirigentes. En un hecho de gran simbolismo, resultó electa senadora por el MAS Patricia Arce, alcaldesa de Vinta que había sido secuestrada, golpeada y pintada de rojo durante los días del golpe.

Lo que vendrá

Pese a que el amplio triunfo del MAS fue reconocido por la presidenta de facto Jeanine Áñez, el expresidente derechista Carlos Mesa -candidato de Comunidad Ciudadana, quien quedó segundo a casi 20 puntos por debajo- e incluso el secretario general de la OEA, Luis Almagro, el Tribunal Supremo Electoral tiene siete días para dar resultados, y la toma de posesión de Arce será entre el 31 de octubre y el 14 de noviembre.

Arce anunció que su primera medida de gobierno será otorgar un bono contra el hambre de unos 144 dólares, aprobado por el Parlamento para enfrentar la pandemia del Covid-19, y que la mandataria golpista Jeanine Áñez se negó a pagar. En su declaración televisiva, reiteró el anuncio de un gobierno de ”unidad nacional para todos los bolivianos” que hiciera tras su amplia victoria en las urnas.Asimismo, reiteró su propósito de ampliar la política de bonos a la ciudadanía como uno de los ejes de su plan de reactivación de la economía, golpeada por las medidas del gobierno de facto, la crisis internacional y la pandemia del Covid-19.

David Choquehuanca en Radio Gráfica: “El pueblo boliviano ha perdido el  miedo” “Para nuestro modelo es importante fortalecer la demanda interna vía bonos y transferencias. En paralelo vamos a empezar la reconstrucción de la producción, que eso también ha sido afectado por las medidas que el gobierno golpista ha tomado” explicó. Hemos recuperado las esperanzas, dijo Lucho Arce al proclamar su triunfo junto a su vicepresidente, David Choquehuanca, ex canciller.Arce contará con mayoría en el Congreso, según proyecciones, pero no alcanzaría las dos terceras partes que requiere para que se aprueben leyes sin necesidad de pactar con otras fuerzas políticas.

Desde Buenos Aires, donde está exiliado, Morales atribuyó la victoria de su ex ministro de Economía a la conciencia de la revolución democrática cultural, y agregó: el resultado demuestra que en noviembre pasado no hubo fraude: “sí hubo golpe”.Morales ganó los comicios del 20 de octubre de 2019, y la entonces oposición de derecha alegó, sin presentar una sola prueba, que hubo fraude, acusación avalada también por la Organización de Estados Americanos (OEA). Las protestas impulsadas entonces por el líder ultraderechista Luis Fernando Camacho dejaron 30 muertos. Morales fue conminado por la cúpula militar a renunciar.

Evo sostuvo que el delito de su gobierno fue haber sido antiimperialistas y haber identificado a enemigos internos y externos, y manifestó su deseo de volver a su tierra natal tarde o temprano. Expuso que le gustaría volver a Cochabamba y ser un agricultor o pequeño productor.Definió a Arce como uno de los mejores economistas de América Latina, y recordó que fue un ministro de Economía por casi 12 años, con mucha calidad humana, muy solidario y honesto.

Con la promesa de volver a instalar los grandes planes de industrialización del gas natural y de los grandes yacimientos de litio y diversificar la matriz productiva del país, Arce tendrá la tarea de recuperar la senda del crecimiento.El Banco Mundial estima que la economía de Bolivia, dominada por la agricultura y el gas, caerá alrededor de 6 por ciento este año, después de más de tres décadas de crecimiento.

Nacido en La Paz hace 57 años, el presidente electo se graduó en Economía en la Universidad Mayor de San Andrés, y estudió una maestría en la Universidad de Warwick, en Inglaterra. Trabajó 18 años en el Banco Central, donde ocupó diversos cargos. Tiene un perfil más tecnócrata que político, pero el perfil no es todo: en la campaña ha mostrado su buena muñeca política.

En el gobierno de Morales, Bolivia elevó su PIB de 9 mil 500 millones de dólares anuales a 40 mil 800 millones y redujo la pobreza de 60 a 37 por ciento, según datos oficiales. La bonanza permitió otorgar bonificaciones a miles de embarazadas, estudiantes y ancianos, e inversiones millonarias para intentar industrializar la explotación del litio y el gas natural.

Durante su gestión, Bolivia creció a un ritmo anual de 4.6 por ciento. Con la mirada puesta en la demanda interna como motor del crecimiento económico, Arce promovió la nacionalización de empresas estratégicas y el desarrollo de inversión pública, así como políticas redistributivas.

En su campaña, Arce propuso inyectar ocho mil millones de dólares al Estado que saldrían de créditos internacionales, negociar el no pago de la deuda externa, crear un impuesto a los más ricos, que representan uno por ciento de la población, y sustituir importaciones con producción nacional.

Arce deberá construir su propio liderazgo presidencial, con un Evo Morales que volverá a Bolivia mucho menos fuerte que antes, y un vicepresidente, David Choquehuanca, distanciado de Morales y con base propia entre las dirigencias aymaras del altiplano paceño.

Lucho Arce deberá mostrar que su exitoso modelo sirve también en tiempos de crisis económica e incertidumbre profundizada por la pandemia. Tras el triunfo, se mostró humilde, sugirió una autocrítica y prometió la unidad nacional. Todavía no asumió.

Fuente e imagen:  http://estrategia.la/2020/10/21/sin-evo-y-con-un-pueblo-en-resistencia-el-mas-vuelve-al-poder-de-la-mano-de-lucho-arce/

Comparte este contenido:

¿Hay algo más revolucionario que el amor?

Por: Irene Fernández Rodríguez

 

¿Hay algo más revolucionario que el amor? El amor es respeto, hermandad, solidaridad, valentía; y sobre todo, el amor es cuidado, cuidarse una y cuidar a los demás. Cuando tienes esa mochila das las gracias y los buenos días, pides perdón cuando toca y te revisas continuamente para desterrar actitudes irrespetuosas o injustas. Este capitalismo moribundo nos está dejando una estampa cruelmente distópica, la crisis de la Covid ha recrudecido el individualismo generalizado.

            Todo aquello que se estaba cargando nuestro sistema social de garantías se ha agudizado. En unos meses se ha deteriorado enormemente la sanidad, la educación, cualquier servicio esencial para la vida ahora es peor. Hay más gente pobre, más gente en riesgo de pobreza, menos trabajo y más precario. Mientras los pequeños negocios cierran por ahogamiento las empresas del Ibex aprovechan para hacer ERTES, los trabajadores que se quedan trabajan más y cobran menos, los ricos aumentan sus cifras aprovechando las oportunidades que le brinda un gobierno que besa por donde andan.

            Por otro lado una sociedad sumida en una depresión crónica, agarrándose a los pequeños placeres del entretenimiento barato. Nos convirtieron en productos, las relaciones sociales se han enfriado tanto que ya no ves personas, ves anuncios, en tu pantalla, en tu zona. ¿Cuándo ha sucedido que nos dejamos tratar como mercancía? Si el producto tiene una tara, a la basura y me compro otro. Cuándo ha pasado de moda tener en cuenta los sentimientos de los demás, en qué momento se ha normalizado un tipo de relación basada en lo más superficial y efímero de la vida.

            Para los conscientes de su depresión hay toda una industria del coach que es capaz de culpabilizarte de tus fracasos a la vez que perpetúa el sistema que causa tus problemas. Se vende como empoderante un ego que te hace peor persona. Con la bandera del amor propio defiendes tu marca, que no vale nada, porque la misma vida es un devenir de cambios y aprendizajes. Hasta qué punto nos pasará factura esta categorización constante es algo que ya estamos viendo, solo hay que abrir los ojos.

            En los últimos tiempos las aplicaciones para ligar han visto como se multiplicaban los nuevos usuarios, ¿es esto un signo de los tiempos, una forma de relacionarse como otra o un síntoma del decaimiento social al que nos vemos abocados? Las redes sociales no son ni buenas ni malas para la sociedad, es decir, en algunos puntos arroja la peor versión de la humanidad y otros es activismo, es sororidad para tantas mujeres, como la que escribe, que se ha formado en feminismo a través de ellas.

            Todos conocemos, más o menos, cómo funcionan las aplicaciones, las redes, cómo nos engaña el algoritmo, etc., más allá de hacer crítica a ello me parece imprescindible reflexionar cómo nos afectan a nosotras. Instagram se ha revelado como uno de los espejos más severos del siglo XXI, el nuevo hit del canon de belleza son los filtros, al filtro del maquillaje tradicionalmente impuesto le hemos añadido el filtro de las aplicaciones. Cuánto vamos a aguantar dejándonos tratar como seres imperfectos, cuándo vamos a dejar de normalizar tener la seguridad personal a la altura del betún.

            El amor, motor de la vida y de las revoluciones, es político, quererse y querernos es un acto de rebeldía en un mundo que se encuentra en batalla entre lo reaccionario y el progreso, la verdadera democracia, que no es esto y que sí, nos necesita libres. El odio de clase también es amor, por los tuyos, porque no nacimos para sufrir, nacimos para ser libres y, como dice la canción, queremos todo lo que es bello.

Fuente:  https://rebelion.org/hay-algo-mas-revolucionario-que-el-amor/

Comparte este contenido:

Fideicomisos y Sistema Nacional de Investigadores: ¿última llamada?

Por: Sylvie Didou Aupetit

Realicé la mayor parte de mi carrera académica bajo el cobijo del Sistema Nacional de Investigadores (S.N.I). Con motivo de sus 25 años de existencia, analicé sus contribuciones a la reorganización de la profesión académica. En ese lapso, las discusiones sobre el S.N.I pasaron de un tono de extrema crítica a uno de relativa aceptación: hoy, se aprecia al S.N.I como una “solución imperfecta”, para retomar la expresión de Héctor Vera (Blog Distancia por tiempos, Nexos, 14 de octubre 2020). Es un paliativo, quizás insatisfactorio, pero útil ante la constante negativa de las autoridades de revalorar salarialmente docencia e investigación.

Paulatinamente, el S.N.I y los programas institucionales de reconocimiento al desempeño, calcados sobre él, proporcionaron a los académicos un estatuto profesional equivalente, en prestigio y poder adquisitivo, al de sus colegas, en otros países. Les brindaron una serenidad mínima, indispensable para efectuar un trabajo sostenido y de calidad.

Durante tres décadas y medio de funcionamiento, los reglamentos del S.N.I fueron revisados varias veces. Esas modificaciones permitieron renovar los marcos de actuación y ajustar las temporalidades para la rendición de cuentas. Al incorporar sugerencias emitidas ante los cambios normativos, el S.N.I ganó legitimidad, sobre todo entre los investigadores jóvenes. En 2020, su cobertura es masiva. Agrupa a 33165 miembros en todo el país. El 26.3% está ubicado como candidato, el 51.5% en el nivel 1 y el resto en las categorías 2 y 3.

Pese a esa estructura piramidal de base ancha, a una cobertura heterogénea según los subsistemas y a diferencias en los montos de los incentivos según la posición ocupada, en la actualidad, el S.N.I es el único mecanismo que integra, a escala nacional, una profesión atomizada.  A diferencia de los rectores y directivos de instituciones de educación superior agrupados en asociaciones nacionales (ANUIES, FIMPES), los académicos y los científicos reivindican sólo débilmente su adhesión a una categoría socio-profesional y cifran su identidad en sus establecimientos de adscripción.

Aunque sea notorio el activismo de redes que procuran defender intereses profesionales como Prociencia, docentes e investigadores padecen dificultades organizativas para confrontar disposiciones que deterioran sus condiciones de trabajo. Tienden, además, a percibirlas como “las que les tocan a los demás”. La conciencia de que lo que daña a unos, tarde o temprano, perturbará a otros no es tan extendida como uno podría suponerlo, ni siquiera con respecto del S.N.I.

Debido a esa extrema segmentación de la profesión, y aun considerando el descontento causado entre sus integrantes por iniciativas que fragilizaron su imagen social y sus condiciones de desempeño laboral, las medidas lesivas de los que ellos y sus instituciones fueron objetos se han multiplicado en los pasados meses, sin cortapisas reales. Una de las más sonadas ha promovido la extinción de los fideicomisos y ha sido justificada por una supuesta discrecionalidad en el uso de los recursos. Las acusaciones de malversación y deshonestidad, formuladas por múltiples autoridades del sector, ocasionaron expresiones de disconformidad individual y pronunciamientos colectivos en prensa y en plataformas digitales así como la congregación de manifestantes y bloqueos en los accesos a la Cámara de Diputados y al Senado.

Sin embargo, las movilizaciones, las razones esgrimidas en pro de la conservación de los fideicomisos, la solidaridad internacional de científicos renombrados con sus colegas mexicanos y las pruebas de falsedad en relación a las imputaciones de corrupción, cayeron en saco roto. Desgraciadamente, la demostración científica y las argumentaciones intelectuales no convencieron a los diputados del partido gobernante y a sus aliados, que reunieron el quorum indispensable para votar la desaparición de los Fideicomisos. Aunque el Senado no ha aprobado todavía el dictamen, al momento de escribir este artículo, la sordera deliberada de los legisladores, además de ilustrar la asimétrica relación entre autoritarismo y razón, sumió los afectados en una mezcla de indefensión e irritación.

Y la mata siguió dando. Hace unos días, el rector de la Universidad Iberoamericana, una universidad privada reconocida, declaró que la Directora General del CONACYT se había comunicado con él para notificarle que sus investigadores ya no recibirían el estímulo financiero del S.N.I, aunque hayan sido merecedores de la distinción. El S.N.I reanudaba así una vieja práctica de no pago a los investigadores de establecimientos particulares. No obstante, hacía tiempo que la había abandonado, para pactar esquemas de co-inversión con dichas instituciones e igualar los requisitos para el goce de las ventajas económicas y simbólicas entre los beneficiarios, independientemente de su afiliación. La denuncia de esos acuerdos, ya perennes, en una coyuntura en la que los editorialistas están obnubilados por el devenir de los fideicomisos, no ha suscitado todavía muchas reacciones.

Sin embargo, habida cuenta de las tensiones recurrentes en la relación gobierno/académicos, la noticia no es inocua y abre las siguientes preguntas: ¿Quiénes serán los próximos en la mira? ¿A cuáles individuos, colectivos e instituciones, el gobierno juzgará oportuno quitar “privilegios”, so pretexto de austeridad republicana y de transparencia? Las medidas adoptadas y examinadas en ese texto alteran el funcionamiento de los centros de investigación (principalmente si tienen fideicomisos) y la estabilidad profesional de los investigadores en las universidades privadas. Ahora, ¿A quiénes les tocará el siguiente turno?

Ante un escenario previsible de deterioro, es tiempo de rescatar y operar mecanismos de compromiso común y de solidaridad. Lo es de dejar atrás años de hiper-individualismo, auspiciado por el complejo sistema nacional de evaluación académica y las políticas públicas de diferenciación institucional de la educación superior. Para avanzar en esa dirección, en una época de sacralización de la sabiduría popular, hagamos caso al refrán: “Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”. Más tiempo nos mantendremos pasivos y más cuesta arriba será remontar el declive.

Fuente:  http://www.educacionfutura.org/fideicomisos-y-sistema-nacional-de-investigadores-ultima-llamada/

Comparte este contenido:

Los dilemas de la evaluación del primer periodo

 Abelardo Carro Nava


Sabemos que los maestros son los que mejor conocen el avance de sus alumnos. También sabemos que, en el proceso de enseñanza y de aprendizaje (E-A), influyen varios aspectos para que éste se logre, por ejemplo: el contexto, la familia, sus recursos económicos, los diferentes niveles cognitivos de los chicos, la planeación que el profesor realiza, la serie de recursos y materiales didácticos que éste emplea; en fin, como decía, todo un cúmulo de situaciones que son parte del referido proceso.

Una cosa más que, desde luego conocemos, es que la pandemia ocasionada por el Covid-19, propició que las actividades escolares que se desarrollaban de manera presencial en las escuelas tuvieran que suspenderse y, con ello, se dio paso a otra serie de actividades, también “escolares”, a través de algo que se denominó “educación a distancia”, hecho que implicó que los mentores: a) elaboraran cuadernillos o guías para que se los entregaran a sus estudiantes en sus escuelas o en sus casas, con la finalidad de que éstos los trabajaran; b) enviaran mensajes vía Whatsapp o correo electrónico, con las actividades que los niños tendrían que realizar con el mismo propósito que el inciso anterior; d) que siguieran y, posiblemente, consideran en su planeación, los programas televisivos que la Secretaría de Educación Pública (SEP) echó andar desde el mes de marzo y cuya continuidad se dio en agosto de este año; e) aprendieran o perfeccionaran su conocimiento para que impartieran sus clases de manera virtual, situación que los obligó a contar con un equipo (computadora o celular) e internet o “datos” suficientes para que se lograra este objetivo; entre otros.

Ahora bien, ¿qué sucedió con los alumnos y con su aprendizaje a partir de la contingencia sanitaria que decretó el gobierno mexicano? En primer lugar, como parece obvio, ya no se presentaron a las escuelas porque, lógicamente, este espacio sería el lugar donde el virus se propagaría desmesuradamente. Se quedaron en casa, lo cual, desde mi perspectiva, abre una amplia gama de variables en cuanto a lo que significa, o significaría, asegurar que hasta la fecha ha habido una continuidad en su proceso formativo puesto que, como sabemos: 1) no todos los estudiantes cuentan con una computadora, internet, celular o televisión en casa; 2) pero también, el que los padres de familia hayan estado, o no, al pendiente de las actividades que los profesores les encomendaron a sus hijos, o bien, de los horarios en los que se trasmitían los programas televisivos; 3) el que estos padres hayan estado atentos, o no, del envío de esas tareas y/o actividades por correo electrónico, whatsapp o en las escuelas en las que entregaron los cuadernillos y guías; etcétera. Esto, sin contemplar, que muchos de estos chicos pudieron, o no, considerar prioritarias las actividades escolares dado que, como se sabe, la pandemia no sólo impactó en el sistema educativo nacional (SEN), sino también en el ámbito económico y, consecuentemente, en los millones de hogares mexicanos; situación que pudo haber provocado, que un número considerable de éstos, haya trabajado en algún sector informal de la economía para ayudar con los gastos de la casa.

Lo anterior me permite deducir, que el aprendizaje que los estudiantes pudieron, o no, haber adquirido durante esta etapa de confinamiento y durante este primer periodo escolar, se ha visto influenciado por varias cuestiones, como las expuestas. Entonces, en sentido estricto, durante este lapso de tiempo: ¿los alumnos han aprendido? Si nos remitimos a la definición más simple que nos brinda la Real Academia Española (RAE) obtendríamos que el aprendizaje, “es la acción y efecto de aprender algún arte, oficio u otra cosa”. Consecuentemente, la pregunta que formulé líneas atrás tendría como respuesta un rotundo sí porque, como lo señalaba, de las actividades que pudieran estar haciendo en casa o fuera de ella, con seguridad, “algo” aprendieron.

Ahora bien, si replanteamos la pregunta y cuestionamos si los chicos adquirieron los conocimientos que, mediante la acción educativa, se brindaron a través de una educación a distancia, mi respuesta no sería tan contundente. Esto, en razón de los aspectos que he referido y que influyen en el proceso de E-A porque, de manera concreta, no se estarían cumpliendo del todo los aprendizajes esperados que, conforme al modelo educativo o plan de estudios vigente, se tienen contemplados.

En este sentido habría que recordar que, el Secretario de Educación, Esteban Moctezuma, en reiteradas ocasiones ha señalado que los niños están logrando los aprendizajes esperados durante la pandemia; pero, a todo esto, ¿qué se entiende por aprendizaje esperado? Según el documento Aprendizajes Clave para la Educación Integral (2017), éste “es un descriptor de logro que define lo que se espera de cada estudiante. Le da concreción al trabajo docente al hacer comprobable lo que los estudiantes pueden [hacer], y constituye un referente para la planificación y evaluación en el aula. Los aprendizajes esperados gradúan progresivamente los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que los estudiantes deben alcanzar para acceder a conocimientos cada vez más complejos” (p. 655).

He aquí el meollo del asunto porque, como bien sabemos, si durante las clases presenciales los aspectos que permiten valorar el logro (aprendizaje esperado) de los alumnos se llegan a complicar (por muchas de las razones ya expresadas), durante esta pandemia, la situación se ha complicado. De ahí que el criterio que pueda tomar el profesor para asignar un valor en el primer periodo del ciclo escolar 2020-2021, tenga como base, los avances que haya tenido el estudiante que está a su cargo desde el inicio de dicho ciclo.

¿Cuáles serían los criterios a considerar para valorar el logro alcanzado en esos avances? Desde mi punto de vista, las evidencias de las actividades o tareas realizadas de acuerdo al contenido trabajado o encomendado y que fueron enviadas por los estudiantes y/o padres de familia por medios electrónicos, de manera virtual o mediante cuadernillos o guías. ¿Y la asistencia a las clases virtuales, las participaciones en éstas y los exámenes aplicados? De eso hablaré un poco más adelante porque, en sentido estricto, si recordamos que una evaluación formativa tiene como rasgo primordial valorar el proceso que siguió la obtención de una evidencia/producto, el docente como tal, tendría la posibilidad de valorar estos avances con relación a lo siguiente: a) alumnos que entregaron los trabajos conforme a los criterios establecidos por el profesor basados en el aprendizaje esperado; b) alumnos que entregaron los trabajos, pero su realización y culminación, medianamente cumplieron con el criterio establecido; c) alumnos que entregaron los trabajos, pero sin que éstos cubrieran los criterios establecidos por el docente con base en los aprendizajes esperados; e) alumnos que no entregaron los trabajos pero que sí recibieron las actividades o tareas pero no los enviaron; f) alumnos que no los entregaron porque no se sabe nada de ellos aunque fueron inscritos al inicio del ciclo escolar por sus padres.

Vista estos parámetros o indicadores, podría pensarse que la asistencia a clases virtuales, la participación en éstas, los exámenes aplicados, las carpetas de experiencias o evidencias elaboradas para este periodo, el periodo de reforzamiento propuesto por la SEP, entre otras cuestiones, podrían ser un complemento que podría colaborar en esa valoración. Esto lo considero de esta forma porque, insisto, los maestros son los que mejor conocen a sus alumnos o, porque su misma experiencia y conocimiento, les permite fijar los criterios para realizar una evaluación que se apegue a un cierto grado de objetividad, aunque, como se sabe, toda evaluación es subjetiva por naturaleza.

Menuda tarea tendrá sobre sus hombros el docente en las próximas semanas, porque si bien es cierto que se espera que la SEP emita, en los siguientes días, un Acuerdo que modifique o sustituya al 12/06/2020 (por el que se establecen diversas disposiciones para evaluar el ciclo escolar 2019-2020), también es cierto que, independientemente de este documento, éstos tendrán en sus manos la decisión de reportar una evaluación sobre lo que, bajo su criterio, es la más pertinente para sus alumnos dado el seguimiento que han tenido de éstos y de los logros alcanzados que pudieran, o no, verse reflejados en sus avances escolares.

Al respecto, no sé si la asignación de un número a un estudiante de educación primaria (por ejemplo) reflejará el logro alcanzado por éste. Lo que sí tengo claro es que la SEP, y el propio Secretario, cometieron un grave error, como lo han venido haciendo desde hace ya un buen tiempo, al considerar que lo que se vive en el aula sucede de la misma manera en la casa. Consecuentemente, el problema de fondo radica en evaluar pensando que estamos en la escuela cuando en realidad nos encontramos en casa o a la distancia o, dicho de otra forma, el problema está en evaluar conforme a los aprendizajes esperados cuando las condiciones no son las más idóneas para ello.

Finalmente deseo señalar, que mención aparte tiene la evaluación del primer periodo para la educación preescolar porque, quienes hemos tenido la oportunidad de estar cerca del trabajo que realizan las educadoras, sabemos que un elemento fundamental para efectuar una valoración del avance del pequeño es la observación y el registro de lo que éste desarrolla en el aula y en el jardín de niños. Creo que muchos conocemos que, cuando la educadora encomienda una actividad en casa, suelen suceder algunas cosas: a) que los padres de familia supervisen el trabajo y estén atentos u orienten el desarrollo de la actividad que hace el niño; b) que no estén atentos ni supervisen el trabajo de los chicos, aunque puede ser que reciba orientación por parte de un adulto o hermano; c) que dichos padres terminen haciendo el trabajo que les fue dejado a los pequeños; d) o que simplemente no lo hagan ni lo entregan. ¿De qué manera se evaluarán los aprendizajes esperados en este nivel?

Espero aportar algunas ideas en mi próxima entrega, pero vaya dilemas ¿no cree?

Con negritas:

  • Busqué en diversos medios los Lineamientos del sistema de seguimiento o apoyo con el objetivo de procurar la permanencia y continuidad académica de los alumnos de educación preescolar, primaria y secundaria que, de conformidad con el Acuerdo 05/06/2020, la SEP tendría que emitir y no los encontré. Sería bueno que se dieran a conocer porque, a partir de ello, los profesores podrían contar con un protocolo o herramienta que les permita tomar una decisión en cuanto a los alumnos de los que se sabe que fueron inscritos pero que no entregaron sus evidencias de aprendizaje en este primer periodo.
  • En caso de que se emita un nuevo Acuerdo o que modifique el 12/06/2020, sería bueno que la SEP diera la información suficiente y necesaria sobre los criterios para evaluar la asignatura Vida Saludable y las modificaciones que habrá de sufrir las boletas de calificaciones; digo, en necesario que, con antelación, se haga llegar esta información porque, como conocemos, al cuarto para las doce llega dicha información y el docente trabaja sin descanso.

Referencias:

SEP. (2017). Aprendizajes Clave para la Educación Integral. Plan y Programas de Estudio para la Educación Básica. Ciudad de México.

DOF. (12/06/2020). Por el que se establecen diversas disposiciones para evaluar el ciclo escolar 2019-2020 y cumplir con los planes y programas de estudio de educación básica (preescolar, primaria y secundaria), Normal y demás para la formación de maestros de educación básica aplicables a toda la República Mexicana, al igual que aquellos planes y programas de estudio del tipo medio superior que la Secretaría de Educación Pública haya emitido, en beneficio de los educandos. Recuperado de: https://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5594561&fecha=05/06/2020

Fuente: https://profelandia.com/los-dilemas-de-la-evaluacion-del-primer-periodo/?fbclid=IwAR14ddzC6T0aeAYpnM7emMPkUpQ2TFA9MIh1XL29zdxrE8CZc1wkQsyefZM

Comparte este contenido:

Métodos de educación alternativa: ¿en qué se diferencian cada uno?

Por: Fernanda Ibáñez

Montessori, Waldorf, Reggio Emilia, Doman… ¿en qué consisten?, ¿cuáles son las diferencias entre cada uno?

Los modelos educativos son “la recolección de teorías y enfoques pedagógicos”, esto lo realizan los docentes con el objetivo de diseñar programas educativos, definir el proceso de aprendizaje y sistematizar la educación que se dará a los alumnos.

Los métodos de educación alternativos, de acuerdo a una investigación que realizó un grupo de profesores de la Universidad de Venezuela, se refieren a “un proceso educativo que facilite el aprendizaje y la enseñanza” al utilizar diferentes estrategias mediante los docentes para la interacción entre las diferentes personas de distintos campos de acción social. Al evaluar diferentes estrategias se define una pedagogía que se define como diferente a los métodos tradicionales de educación, que incluyen características como el formalismo, autoritarismo, memorización y repetición, los cuales la educación alternativa busca erradicar y encontrar nuevas maneras de educar a través de experiencias.

Hoy en día existen diferentes tipos de modelos educativos, estos los podemos observar en las instituciones que nos rodean, donde probablemente pasamos un tiempo en nuestra niñez o nuestra juventud, o tal vez seguimos involucrados en ellos hoy en día a pesar de haber finalizado nuestra etapa estudiantil. La Universidad Americana de Europa (UNADE) realizó una investigación acerca de los métodos educativos, en la cual destacan que hay cinco modelos que son más utilizados en la educación hoy en día, estos modelos son: el Tradicional, el Conductista, el Método Constructivista, el Sunbury y el Proyecto.

Sin embargo, hay métodos y sistemas educativos llamados “alternativos” que han sido creados al paso de los años que no han adquirido la misma popularidad que los que conocemos. Entre estos métodos alternativos algunos han ganado popularidad entre las familias y otros han ido adquiriendo seguidores a lo largo de los años. A continuación, presentamos seis métodos educativos alternativos.

Seis métodos de educación alternativa

  1. Método Montessori: En este método el objetivo es crear un ambiente “preparado, ordenado, estético, simple y real”, para que el alumno pueda encontrar la razón de ser de cada elemento y se pueda desarrollar. Además de que este método busca integrar a alumnos de diferentes edades en grupos para promover la socialización y el desarrollo de valores entre ellos. El docente trabaja como guía para ayudarl a los alumnos a desarrollar la confianza interior, la disciplina y el pensamiento por sí solos.

  2. Método Waldorf: Se basa en la realización de dinámicas para fomentar el aprendizaje cooperativo, con el objetivo de que los alumnos lleguen a ser sujetos activos de su propio aprendizaje. Esto se logra mediante la integración de las familias para que también se pueda adaptar a los alumnos que tengan algún trastorno de aprendizaje hacia el sistema tradicional.

  3. Sistema Amara Berri: Este sistema utiliza situaciones cotidianas para el aprendizaje, al igual que juegos para el desarrollo de competencias. Además de que establece que los alumnos deben de aprender como investigadores, mientras los docentes tienen un rol de guías en este proceso personal, al mismo tiempo de que respeta el ritmo de aprendizaje de cada alumno y potencia sus habilidades.

  4. Filosofía Reggio Emilia: Esta metodología nacida en 1945 dicta que los niños tienen que aprender al ser protagonistas de su aprendizaje con sus docentes como guías, respetando su ritmo y potenciando su curiosidad. Las aulas se diseñan a partir de esto, y con el objetivo de tener prácticas armoniosas para que los alumnos puedan disfrutar sin límites, cada espacio con su identidad y propósito. Las familias tienen un rol activo en estas experiencias estudiantiles.

  5. Educación popular / Escuela popular Paulo Freire: Este es un proceso de aprendizaje que funciona como una construcción de conocimiento, se caracteriza por tener diferentes corrientes de pensamiento y servir al pensamiento crítico. Es una práctica descolonizadora, democratizadora y antipatriarcal. Además de que funciona con creación, esfuerzo, y consolidación de los procesos organizativos de los sectores populares, culturales, políticos, etc.

  6. Pedagogía Doman: Esta pedagogía tiene como objetivo desarrollar la individualidad de cada alumno, con una concepción del ser humano amplia e integral. Trata de aprovechar la capacidad natural y espontánea del aprendizaje, por lo que tiene como finalidad el desarrollo integral del desarrollo físico, intelectual, emocional y social. Todo el método está basado dentro de esta finalidad.

 

Los modelos educativos se encuentran en una evolución constante, de acuerdo con lo que las nuevas generaciones exigen de su educación, más allá de los conocimientos que adquieren, son las habilidades, las herramientas, la experiencia y la inteligencia emocional factores que han tomado gran importancia en el desarrollo de los alumnos hacia su vida adulta. Estos métodos alternativos nos permiten plantearnos la pregunta de si los métodos que siguen utilizándose en las escuelas realmente siguen cubriendo las necesidades educativas que trae esta nueva era, o si podría ser tiempo para un cambio, o bien una adaptación.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/metodos-educativos-alternativos

Comparte este contenido:

Escuela digital y clase inversa: dos virus troyanos del liberalismo escolar

Por: Nico Hirtt


Una amplia coalición de autoproclamados expertos, pedagogos aventureros y economistas biempensantes han aprovechado la crisis del coronavirus y el subsiguiente cierre de las escuelas para avanzar dos piezas maestras del liberalismo en el tablero de los debates escolares. A saber, la escuela digital y la «clase inversa”. En este artículo analizamos estas dos estrategias desde tres ángulos: el de la transmisión del saber, el de las desigualdades escolares y el del contexto económico que subyace en esta ofensiva. Este artículo es una versión ligeramente reelaborada de una videoconferencia llevada a cabo por el autor el 30 de junio de 2020, a iniciativa del Partido de la Izquierda Europea.

* * *

Sobre el terreno, el confinamiento resultante de la COVID-19 ha permitido a los profesores constatar, en su gran mayoría, lo que presentían desde hace tiempo: la enseñanza a distancia y el autoaprendizaje a domicilio, especialmente vía tecnologías digitales de comunicación, no pueden ser, en el mejor de los casos, más que un último recurso impuesto por unas circunstancias excepcionales o un complemento ocasional de la enseñanza «presencial». A la hora de la verdad, los inmensos y voluntariosos esfuerzos realizados por muchos de ellos por mantener una relación pedagógica con sus alumnos, ya sea por correo electrónico, por videoconferencia o por medio de una plataforma dedicada al e-learning, no han evitado la ruptura del vínculo social, la avalancha de abandonos ni la agudización de las desigualdades sociales.

Según los partidarios de la escuela digital, la responsabilidad de este triste balance debería buscarse en la falta de recursos informáticos a disposición de los centros y en el déficit de formación en el uso correcto de estas tecnologías por parte de los docentes. Para estos defensores de una pretendida «modernidad educativa», era necesario aprovechar al máximo la crisis para «velar por que todas las escuelas participen en un movimiento general de transformación pedagógica hacia una enseñanza a distancia de calidad» [1]. Parafraseando a Enrique IV, prometen que, Dios mediante, velarán por que no haya ni un hijo de obrero en nuestra escuela capitalista sin PC o tablet sobre su pupitre [2].

Clase inversa

El confinamiento también ha dado un estímulo a otra doctrina de moda: la de la «clase inversa» o «pedagogía inversa». ¿Otra? En realidad no, pues parece haberse desarrollado una simbiosis natural entre esta pedagogía y las estrategias de digitalización de la enseñanza.

El principio de la clase inversa se basa en la idea de que sería inútil perder el tiempo en clase transmitiendo saberes teóricos: esto podría hacerse fácilmente en casa, a través de un vídeo, un curso grabado al que acceder en línea, un curso programado, etc. Así, el tiempo de presencia en clase se utilizaría para preguntar, profundizar y movilizar los saberes que el estudiante habría estudiado previamente por su cuenta en su casa, probablemente frente a una pantalla de ordenador o de tablet. Véase la definición que el Servicio del Digital Educativo de la Federación Valonia-Bruselas:

La clase inversa o flipped learning consiste en invertir el concepto tradicional de la clase. La parte magistral del curso se imparte utilizando las TICE [3] (cápsulas de vídeo, lecturas personales, visitas virtuales, podcasts…). El descubrimiento y el aprendizaje de los saberes se hacen fuera del aula, al ritmo del alumno, mientras que el tiempo de clase se consagra a las actividades de aprendizaje activas, a los debates y a las discusiones. Puede decirse, por lo tanto, que la parte transmisora de la enseñanza se lleva a cabo a distancia, fuera de las paredes del aula, mientras que la parte “aprendizaje” basada en las actividades, interacciones e intercambios con el enseñante, los otros alumnos, se lleva a cabo presencialmente, en clase [4].

Estas pretensiones de la «pedagogía inversa» revelan un doble error —¿o una doble mentira?—. Por una parte, vehiculan una visión caricaturizada del «concepto tradicional de clase». Pero, por otra parte, pretendiendo distanciarse de este concepto tradicional, en realidad lo llevan paradójicamente a su forma más extrema.

Según el autor del texto anterior, el docente «tradicional» se limitaría, en clase, a recitar conocimientos teóricos frente a unos alumnos dedicados a escuchar y grabar pasivamente su mensaje. Sin duda, no es posible excluir que existan algunos maestros o profesores que actúen de semejante forma. Pero entre nuestros colegas —y entre los profesores que tuve el placer de sufrir hace más de medio siglo— la mayor parte no se ajusta a esta descripción despectiva. La «parte transmisora» de sus cursos, en realidad, no solo está hecha de… ¡transmisión! Incluso durante las sesiones de trabajo calificadas de «magistrales» o «ex cátedra”, introducen pausas en la «transmisión», preguntan a sus alumnos, los invitan a expresar sus dudas o su asombro, se aseguran de que hayan comprendido bien, suscitan su curiosidad a través de pequeñas digresiones reales o simuladas; alternan explicaciones con preguntas, pruebas, diálogos, pequeños problemas; fomentan intercambios con los alumnos y entre los alumnos, leen su perplejidad o su incomprensión en sus miradas.

En cambio, tanto en la clase inversa como en la escuela digital, es decir, cuando «la parte transmisora de la enseñanza se realiza a distancia», esta se reduce efectivamente a una escucha pasiva, por parte del estudiante, de un discurso pregrabado. La comunicación en sentido único, que algunos creen necesario denunciar en lo que ellos llaman «educación tradicional» se materializa, en realidad y de la manera más radical, en su propio proyecto. Bastaría, dicen, con “acotar bien los objetivos de la lección», tras lo cual no habría más que «elegir la forma de trabajo fuera del aula: videoclips, documentales, visitas virtuales a lugares o museos, audiolibros, podcasts, libros, artículos […] vídeos existentes o vídeos producidos por el enseñante” [5].

Teoría y práctica

En realidad, la pedagogía inversa, así como la pedagogía llamada de «enfoque por competencias”, comparten con la pedagogía «tradicional» —al menos en la acepción caricaturesca que ellos difunden— una misma visión reduccionista de la relación entre teoría y práctica. Según estas tres concepciones, el saber teórico sería una vulgar «información», y bastaría con oírla de boca de un profesor, leerla en la Wikipedia o descubrirla en C’est pas sorcier [6] para poder asimilarla. A continuación, no se habría más que utilizar este saber en ejercicios y problemas, que se hacen a domicilio en la visión llamada «tradicional» o en clase en la concepción «inversa». En el enfoque por competencias, se plantea primero el problema («definición del contexto»), antes de mandar a los alumnos a visionar un vídeo o buscar en la Wikipedia los elementos teóricos que les faltan para resolverlo. Tanto en un caso como en el otro, se afirma que la teoría solo toma sentido en la medida en que está al servicio de la práctica.

Ahora bien, ya sea en el plano pedagógico o en el epistemológico —es decir, en la producción y validación del saber—, la relación entre teoría y práctica es en realidad mucho más compleja. En el proceso de desarrollo de los conocimientos, la práctica está primero en el origen de conocimientos «empíricos», es decir, simplemente factuales: al andar, el senderista descubre un vado que le permite cruzar un río; al jugar, el niño descubre que el sonajero cae al suelo cuando lo suelta; al investigar o trabajar en barrios populares, Marx y Engels descubren las condiciones de vida de la clase obrera…

Pero a base de prácticas recurrentes y de acumulación de conocimientos empíricos, estos suscitarán interrogantes cuya respuesta depende de la teoría, es decir, de una representación abstracta que intente aportar una respuesta universal a preguntas específicas: ¿cómo encontrar más rápidamente un vado?; ¿qué ley general describe la caída de los cuerpos?; ¿por qué la clase obrera se empobreció en el siglo XIX, a pesar del formidable progreso técnico de la mecanización?

Las respuestas a tales preguntas son teorías. Son el producto de un proceso de construcción abstracta, que puede comportar etapas de generalización, de deducción, de conceptualización, de inducción… Por ejemplo, se puede formular la idea según la cual los vados se encontrarían allí donde los ríos se ensanchan; que los cuerpos caerán más rápido cuanto más pesan; que las máquinas, al aumentar la productividad del trabajo, deberían acabar por enriquecer a todos.

Pero la teoría se confronta entonces con la práctica, con la observación, generando choques, contradicciones que a veces requieren una revisión de las concepciones existentes: para encontrar un vado, es necesario que el río se ensanche, pero también que la corriente sea rápida, porque en caso contrario podría tratarse de un lago; en ausencia de fricción del aire, o cuando esta es insignificante, todos los cuerpos caen siguiendo el mismo movimiento uniformemente acelerado, independientemente de su masa; al remplazar el trabajo complejo por trabajo simple y repetitivo y al romper las antiguas relaciones sociales que ligaban al obrero cualificado con su patrón, la mecanización permitió a los capitalistas del siglo XIX aumentar la explotación de la clase obrera, provocando su empobrecimiento y no su enriquecimiento.

Así, la práctica no es solo la meta del conocimiento teórico. Es también la fuente de interrogantes a los cuales la teoría está llamada a responder. Origina, además, los saberes empíricos cuya acumulación acaba por engendrar saberes «teóricos», abstractos. Produce observaciones que ponen en cuestión totalmente o en parte las teorías existentes y nos obligan a revisar nuestras concepciones. Finalmente, la práctica es el criterio último y único de validez del conocimiento teórico.

Añadamos a todo esto que las teorías existentes pueden a su vez engendrar nuevas teorías. Los matemáticos hacen otras cosas desde hace siglos y siglos; la representación teórica de la acción de la fricción del aire junto con la del movimiento acelerado por la gravedad permite construir una teoría más correcta de la caída de los cuerpos; el análisis marxista de la explotación obrera en el siglo XIX, combinado con el estudio del impacto de las tecnologías de la información y de la comunicación en el trabajo en el siglo XXI, permiten aprehender mejor la naturaleza actual de esta explotación… y su efecto indirecto sobre las políticas educativas, como veremos más adelante.

Todo este proceso de construcción del saber es el que el buen enseñante va a esforzarse por reproducir con sus alumnos. Ello no implica necesariamente pedagogías llamadas «activas», y mucho menos que el enseñante se esfume y olvide su papel de maestro y de transmisor de saberes explícitos. En cambio, requiere que se asegure un vaivén incesante entre teoría y práctica, esa confrontación reiterada de las concepciones del alumno con la observación y/o con otras teorías. En pocas palabras, supone una interacción profesor-alumno que constituye el alma de la relación pedagógica. Y es justamente de esta relación, de esta interacción, de lo que la escuela digital pretende prescindir; y lo que la clase inversa pretende relegar al día siguiente, cuando dicha relación debe, precisamente, ser concomitante con la transmisión del saber: pues es la transmisión real y eficaz del saber.

Entendámonos. Existen vídeos educativos apasionantes. Existen cursos en línea admirablemente bien construidos. Y, ciertamente, no está contraindicado llevar poco a poco a los alumnos a ejercitarse en el uso autónomo de nuevas teorías. El peligro no está en el uso ocasional de herramientas digitales o de los principios de la clase inversa, sino en erigirlos en principio pedagógico, de sistema. Porque entonces ya no estamos en el aprendizaje de la autonomía, sino en el abandono de nuestra misión pedagógica o, al menos, de lo más arduo y preciado de ella: construir saber.

¿De dónde proviene la desigualdad social escolar?

Ciertas críticas a la escuela digital se focalizan en el hecho de que el acceso socialmente desigual a los ordenadores generaría desigualdad de oportunidades en el aprendizaje. Y, desde luego, no se equivocan. En las familias en que cada niño disponía de su ordenador personal, ha sido indudablemente más fácil seguir las instrucciones de aprendizaje a distancia durante el confinamiento que en las familias en las que padres e hijos debían compartir un solo equipo o, a fortiori, en aquellas que no disponían de conexión ni PC o tablet alguna.

Sin embargo, si solo se tratara de eso, bastaría con dotar a todos los niños con un ordenador ad hoc y una conexión a la red. Pero esto sería pasar por alto otros factores generadores de inequidad [7], más importantes que el acceso al hardware y cuyo efecto se ve exacerbado por la escuela digital o por la pedagogía inversa.

Para empezar, las condiciones materiales para un trabajo de estudio autónomo a domicilio son evidentemente muy desiguales. Algunos niños disponen de una habitación individual para trabajar con calma, otros tienen que instalarse en la mesa de un espacio común, compartida con hermanos, hermanas, padres.

Por otra parte, ciertos niños pueden recurrir con mayor facilidad o eficacia a un adulto para que les ayude con el estudio a domicilio. Cuando la institución escolar abandona su rol esencial, a saber, la transmisión activa de saberes mediante esa relación pedagógica de la que hablé anteriormente, entonces, más que nunca, solo salen adelante en la escuela quienes encuentran fuera de la escuela el marco individualizado, el apoyo, la atención, las respuestas a sus preguntas… que todo niño necesita para lograr salir adelante. Es un error garrafal esperar reducir las desigualdades reemplazando los deberes por el estudio individual de la teoría: la asistencia de un adulto competente es, como mínimo, igual de indispensable para guiar y acompañar al alumno en el dominio conceptual de nuevas nociones que para su puesta en práctica.

Finalmente, los niños no gozan de forma «natural» de una relación positiva con el saber escolar ni, por ende, con las exigencias de disciplina, de rigor y de esfuerzo que exige el trabajo a domicilio, así sea ante una pantalla de ordenador. Algunos han asimilado plenamente el hecho de que el éxito escolar es el camino «normal» en su entorno; la vía obligada para convertirse en ingeniero, médico, abogado, profesor… como papá o mamá. Pero entre los hijos del pueblo, que no albergan a menudo tales ambiciones profesionales, la relación con la escuela y los saberes debe construirse día a día, hora a hora, en un diálogo constante entre el profesor y los alumnos. A la eterna pregunta: «¿de qué me sirve aprender física e historia para trabajar en McDonald’s?», hay que responder multiplicando las alusiones a la actualidad, a la vida social, a los grandes problemas ambientales y sociales que les preocupan (o para que empiecen a preocuparse por ellos…). Se trata de aprovechar las oportunidades que se presentan, no antes o después de la «transmisión» del saber, sino precisamente a lo largo de este trabajo, en el momento en que emerge una cuestión interesante o en el momento en que uno observa que la atención se relaja.

Está de moda la reducción del tiempo en la escuela: jornadas de clases más cortas, periodos de 45 minutos en lugar de 50, horas de clase suprimidas en favor del «trabajo interdisciplinario», de la «coordinación pedagógica» o de formaciones de utilidad no siempre muy convincente. Esta moda puede verse aún más reforzada si las doctrinas de la «clase inversa» y de la escuela digital continúan su penetración. Sin duda, esto les viene bastante bien a los niños de clases altas y medias, que pueden así disfrutar de un ritmo de vida más confortable, mientras se benefician en casa de la ayuda, el seguimiento y el apoyo lúcido del que se les habrá privado en la escuela. Pero para los niños de las clases populares, una escolaridad ambiciosa y exitosa supone la elección contraria: ¡más escuela!, ¡más tiempo en la escuela! Y también una escuela abierta después de clase, durante el fin de semana y las vacaciones.

Al servicio de los mercados

Para comprender el éxito —a menos, mediático— de la escuela digital y de la clase inversa, no hay pues que buscar en el campo de la pedagogía. La verdad es que estas doctrinas llegan en el momento preciso para responder a las nuevas expectativas educativas del capitalismo.

Socavado por las sobrecapacidades de producción, el sistema económico mundial, jadeante, tiene dificultades para encontrar nuevas oportunidades de crecimiento. Esto genera, de entrada, un excedente de capital y, por consiguiente, una búsqueda de nuevos mercados en la cual la educación aparece como objetivo privilegiado. De ahí una primera explicación, muy elemental, del discurso sobre el «indispensable viraje digital» de la escuela anhelada por las empresas Gafam [8].

Por otra parte, la exacerbación de la competición económica y la tensión permanente que el contexto económico impone a las finanzas públicas se conjugan para crear un entorno en el que la escuela es conminada a reducir sus costes —o, al menos, a detener su crecimiento— y a concentrarse en sus «prioridades», a saber, sus misiones al servicio de la economía. Ahora bien, las expectativas educativas del mundo económico también han cambiado, especialmente bajo la presión de las mutaciones en el mundo laboral.

Desarrollemos este punto.

La inestabilidad económica junto con el ritmo acelerado de la innovación tecnológica reduce cada vez más el horizonte de previsibilidad de los mercados, de las relaciones técnicas de producción y, por lo tanto, de las necesidades de mano de obra y de capacitaciones. Por ello la adaptabilidad y la flexibilidad de los trabajadores son consideradas, ahora ya, más importantes que sus cualificaciones. Es necesario, dice el Consejo de Ministros europeos, «preparar a los ciudadanos para que sean aprendices motivados y autónomos […] capaces de interpretar las exigencias de un mercado laboral precario, en el que los empleos ya no duran toda una vida». Deben «hacerse cargo de su formación a fin de mantener sus competencias al día y de preservar su valor en el mercado laboral» [9].

Otra consecuencia: la ampliación, o sea, la polarización de los niveles de formación requeridos por el mercado de trabajo. Para los muchos empleos denominados «poco cualificados», cuyo volumen crece explosivamente en los sectores de servicios —venta en mostrador, recepción de clientes, trabajadores de fast food, operadores de call centers, repartidores, empaquetadores…—, el bagaje intelectual esperado se reduce a una exigencia de adaptabilidad y a algunas «competencias básicas»: comprensión lectora, comunicación elemental en una o dos lenguas extranjeras, algunas nociones de matemáticas, de ciencias y de tecnología, una buena dosis de fluidez para desenvolverse en el ámbito digital, así como algunas habilidades relacionales y sociales. La OCDE es clara: “No todos proseguirán una carrera en el dinámico sector de la ‘nueva economía’. De hecho, la mayoría no lo hará, de modo que los planes de estudios escolares no pueden concebirse como si todos debieran llegar lejos” [10].

Las «escuelas», concluye el servicio europeo Eurydice, se ven, pues, «obligadas a limitarse a dotar a los alumnos de las bases que les permitirán desarrollar sus conocimientos por sí mismos» [11].

Las facciones más poderosas del capital —las empresas tecnológicas punteras y las multinacionales del sector servicios— exigen que la escuela común se concentre en esta doble misión: flexibilidad y competencias básicas universales. Que lo haga bien pero que no intente ir más lejos. Hay que garantizar que cada cual alcance un nivel conveniente en las bases comunes a todos los empleos, que cada cual haya aprendido a apañárselas por sí mismo frente a informaciones o conocimientos nuevos. Pues a partir del momento en que son compartidas por todo el mundo, estas competencias ya no tienen que ser reconocidas como cualificaciones en el mercado de trabajo y pueden, pues, ser exigidas a los trabajadores pagados como «no cualificados». Por el contrario, es inútil, desde el punto de vista este capital, apuntar a una escolaridad común más ambiciosa. No son necesarias ni grandes teorías ni literatura clásica, no es necesario profundizar en la historia o las ciencias, no es necesaria una amplia formación politécnica o humanista: todo eso se enseñará escasamente, en función de las exigencias necesarias para los empleos que requieran un nivel más alto de cualificación.

Al promover la individualización de los aprendizajes y al atribuir más tiempo e importancia a la capacidad de usar los saberes (competencias) que a su dominio conceptual (teoría), la terna escuela digital, pedagogía inversa y enfoque por competencias responde perfectamente a estas exigencias de reducción de costes, de flexibilidad y de reorientación hacia las necesidades de la economía.

Contradicciones

Hoy, esta visión de la enseñanza es promovida por grandes instancias internacionales, como la OCDE, el Banco Mundial o la Comisión Europea, pero también por consultoras poderosas como el grupo McKinsey. Frecuentemente se justifica en nombre de una pretendida «modernidad» y de un simulacro de «equidad». Sus promotores se declaran generalmente favorables a la organización de un tronco común de enseñanza hasta los 15 o 16 años, centrado en las competencias básicas y el aprendizaje autónomo. Ello permite conciliar la consecución de sus objetivos educativos mínimos, requeridos para todos los ciudadanos, trabajadores y consumidores, con la voluntad de limitar su coste. Los años de estudio siguientes se dedicarán a itinerarios diferenciados y claramente jerarquizados. Esta concepción ya está ampliamente implementada en la mayoría de los países más avanzados. En la Bélgica francófona, se corresponde bastante bien con los propósitos del Pacte d’excellence.

Sin embargo, esta visión tropieza con contradicciones internas, incluso en el seno de las clases sociales dominantes.

Una parte de la patronal nutre, en realidad, expectativas algo diferentes en materia de formación inicial de la mano de obra. Los empresarios de sectores más tradicionales, como el de la construcción o el de las construcciones metálicas, se quejan desde hace tiempo de que no encuentran suficientes trabajadores cualificados: albañiles, electricistas, soldadores… Frecuentemente, sus recriminaciones reflejan menos una escasez real que un hándicap competitivo en relación a los sectores que pueden contentarse con reclutar trabajadores «no cualificados» (es decir, flexibles y con «multicompetencias básicas»). Pero la contradicción entre estas expectativas minoritarias y el discurso dominante es muy real; unos abogan por una orientación rápida de los alumnos más «motivados» hacia sectores técnicos o profesionales, los otros preconizan un tronco común más largo para garantizar el acceso universal a las competencias básicas.

Otra contradicción, más sutil todavía, opone los intereses colectivos de la burguesía a las expectativas particulares de las familias burguesas. En tanto que poseedoras de carteras de acciones, estas están objetivamente interesadas en respaldar la política educativa dominante, descrita anteriormente: un tronco común minimalista, con miras a la adquisición por todos de las competencias básicas y de una buena adaptabilidad, preferiblemente al menor coste, y por tanto sin repeticiones, recurriendo a lo digital, reduciendo el volumen de horas de clase, etc. Pero en tanto que familias, en tanto que padres de hijos que serán mañana competidores en el mercado laboral, intentan también privilegiar a su propia descendencia y, por lo tanto, respaldan sistemas educativos que favorecen la segregación social (y académica) en beneficio de las élites, en particular mediante una ramificación precoz y un libre mercado escolar.

Esta oposición se traduce en políticas que parecen a veces poco coherentes por parte de los partidos políticos. Se observa que, grosso modo, las formaciones socialdemócratas defienden más bien las posiciones colectivas del gran capital, mientras que los partidos tradicionales de derechas, que cuentan con más electores entre las familias burguesas y los pequeños empresarios, más bien le tienen apego a la selección y a la «libertad» de enseñanza. Igualmente se puede observar una alianza objetiva entre el capital y ciertas capas de la pequeña burguesía intelectual de izquierdas —base importante de reclutamiento de los partidos socialdemócratas—, que tienden a veces a asimilar las exigencias de «rigor», de «disciplina» o de «esfuerzo» en la educación a formas de opresión o a factores generadores de desigualdades. La verdadera naturaleza de clase de tales posturas radica, evidentemente, en que los propios hijos de las familias de intelectuales pequeñoburguesas necesitan menos que el resto a la escuela para instruirse y desarrollarse. Para ellos, la escuela inversa, la escuela digital, todo eso bien podría funcionar. Y, desgraciadamente, resulta que los enseñantes y los pedagogos también forman parte de esa clase social y, de este modo, padecen a menudo de la misma ceguera…

¿Y el pueblo, a todo esto?

Para los hijos del pueblo y sus padres, el problema se plantea de manera completamente diferente. Ciertamente, desde un punto de vista individual, lo que esperan de la escuela es que les asegure el acceso al empleo, que les aporte una formación que optimice su competitividad en el mercado de trabajo. Así, se podría ver en ello cierta convergencia con las expectativas del capital.

Sin embargo, los intereses objetivos y colectivos de las clases populares son diametralmente opuestos. La crisis COVID ha mostrado hasta qué punto las relaciones de producción actuales, de las que dichas clases son las primeras víctimas, son superadas por la amplitud de los desafíos sanitarios, ambientales, culturales, económicos y sociales de las sociedades modernas. Mal utilizado, sin planificación, pues se encuentra enmarcado en el capitalismo, el progreso técnico genera más problemas de los que puede resolver. Como miembros de una clase social explotada, que nada tiene que ganar con la salvaguardia del capitalismo, los hijos del pueblo deberían ser los portadores de los intereses a medio y largo plazo de una humanidad que debe deshacerse urgentemente de relaciones económicas y sociales colectivamente suicidas.

Conducir las clases populares a hacer pasar esta tarea histórica, estos intereses colectivos, por delante de sus intereses particulares, cortoplacistas, en la competición por el empleo, requiere un enorme trabajo de educación. Y además, sobre todo, en el combate por cambiar el mundo, el conocimiento es un arma cada vez más importante. Comprender la economía, comprender la historia, comprender las ciencias y las técnicas, dominar múltiples formas de expresión y lenguajes, de la forma escrita literaria a las matemáticas, del discurso oral a la expresión corporal… Eso es lo que necesitan hoy las clases explotadas, objetivamente, para comprender el mundo y para cambiarlo. Porque nadie más lo hará por ellas.

Ahora bien, resulta que los hijos del pueblo no disponen hoy más que de un único medio y un único lugar para aprender todo esto: la relación privilegiada y viva con un enseñante debidamente formado, en el seno de esa instancia pública, dispensadora de instrucción, formación y educación, que llamamos “escuela”.

Notas

[1] Jean Hhindriks y John Rizzo, miembros del Institut Itinera, La Libre Belgique, 20 de marzo de 2020.

[2] Se atribuye a Enrique IV esta promesa: “Si Dios me da vida, haré que a ningún labrador de mi reino le falte los medios para poner una gallina en su cocido los domingos”.

[3] Acrónimo de Tecnologías de la Información y la Comunicación para la Educación.

[4] Hedwige D’Hoine, dossier TICE, “La classe inversée : historique, principe et possibilités”, enseignement.be, 2017.

[5] Ibíd.

[6] “No es brujería”. Se trata de un conocido programa de divulgación científica para niños de la televisión francesa. (N de la t.)

[7] Aquí me limito a evocar la dimensión pedagógica de las desigualdades sociales. Estos factores son los que producen desigualdad durante los aprendizajes. Además, los factores estructurales —orientación, mercado escolar— vienen a multiplicar estas desigualdades mediante segregaciones sociales y académicas que hemos descrito ampliamente en otros lugares.

[8] Acrónimo de los gigantes de internet: Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft.

[9] Consejo Europeo (2012b), “Conclusiones del Consejo del 26 de noviembre de 2012 sobre la educación y la formación en el contexto de la estrategia Europa 2020. La contribución a la educación y la formación a la recuperación económica, al crecimiento y al empleo”.

[10] OCDE (2001), L’école de demain. Quel avenir pour nos écoles?

[11] Unidad Eurydice de la Comisión Europea (1997).

Nico Hirtt es un profesor y sindicalista belga, fundador del movimiento Appel pour une École Démocratique. Su última publicación es el libro El menosprecio del conocimiento, con R. Cañadell y A. Corominas, Icaria, 2020. Traducción de Vera Sacristán.

Fuente: http://www.mientrastanto.org/boletin-194/ensayo/escuela-digital-y-clase-inversa-dos-virus-troyanos-del-liberalismo-escolar

Comparte este contenido:
Page 547 of 2439
1 545 546 547 548 549 2.439