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La escuela cerrada, costos pedagógicos desiguales

La experiencia indica que todas las catástrofes, tanto las naturales, como las sociales ( el Covid-19 combina ambos factores) perjudica más a los desposeídos. Eso sucede con los terremotos, las inundaciones, las sequías o las crisis económicas y financieras. Los que más pierden son los que menos tienen. Esto pasa en el caso de la suspensión generalizada del servicio educativo en casi todo el mundo.

Esta experiencia inédita hace evidente realidades que en tiempos normales no se ven a primera vista:
  • En la escuela las nuevas generaciones aprenden cosas que la familia no puede enseñar, porque no tiene los recursos necesarios para hacerlo, en primer lugar la competencia pedagógico/profesional y en segundo lugar el tiempo y otros recursos didácticos. Ojalá que la emergencia nos recuerde que hay cosas importantes que solo se pueden aprender en esas instituciones especializadas que llamamos escuelas, colegios o universidades.
  • La emergencia también permite tomar conciencia que la escuela no solo enseña, sino que también cuida de los niños y adolescentes, función que en una etapa anterior del desarrollo de nuestras sociedades correspondía a la familia y en especial a las madres. Cuando la escuela suspende su funcionamiento, la mayoría los niños quedan «abandonados a su suerte», ya que la mayoría de las madres se han incorporado al mercado de trabajo. Este fenómeno es particularmente relevante en las familias de los sectores populares. Esta constatación debería servir para valorizar el papel multifuncional de la escuela en los procesos de reproducción social.

El reconocimiento social del valor de la escuela debería favorecer un plan de inversión en su estructura física con el fin de garantizar un piso común de calidad e higiene del edificio escolar, objetivo pendiente en el sistema educativo nacional. Al mismo tiempo habrá que aprovechar la ocasión para mejorar los mecanismos de comunicación entre los ministerios, las instituciones escolares y las familias para potenciar el diálogo y la interacción entre estas instancias. Lo que se tuvo que hacer por necesidad deberá potenciarse y mejorarse en tiempos normales.

La situación excepcional que vive el mundo obligó a las instituciones y agentes escolares a desarrollar una oferta de educación a distancia, la mayoría de las veces en forma apresurada y con recursos insuficientes e inadecuados. El Estado argentino, en sus diversas instancias, desde los ministerios de educación a las propias instituciones desplegó una serie de iniciativas tendientes a ofrecer oportunidades de aprendizaje a través del uso de las nuevas tecnologías de enseñanza con el fin de garantizar una cierta continuidad en el trabajo escolar.

La necesidad de actuar en forma rápida obligó a utilizar diversos recursos disponibles (plataformas, medios masivos de comunicación, interacción directa de los docentes con sus alumnos usando distintos dispositivos, etc.). En muchos casos las circunstancias obligaron a improvisar, ya que no había tiempo para programar, desarrollar y luego implementar programas específicos. Más allá de estos esfuerzos dignos de apreciación, las condiciones objetivas conspiran contra los intereses de aprendizaje de los sectores sociales más desfavorecidos.

Es probable que para estos sectores lo más oportuno sea ofrecer materiales (audiovisuales, impresos, etc.) de interés para adultos, niños y adolescentes con el fin de fomentar la lectura recreativa, desarrollar el gusto por la misma, así como la realización de juegos. En relación con esto, sería bueno divulgar las 10 cosas que el pedagogo italiano Francesco Tonucci sugiere hacer a los padres con sus hijos. Cosas simples (como cocinar juntos, explicar cómo funciona el sistema eléctrico de la casa, construir muñecas o pelotas de trapo, reconstruir la historia familiar revisando un álbum de fotografías, leer juntos un periódico o un cuento, etc.) que «educan» más allá del curriculum escolar cuyo cumplimiento tanto desvela a muchos pedagogos formalistas. La emergencia obliga a utilizar la imaginación para darle una dimensión educativa a múltiples objetos, procesos y experiencias que se pueden vivir en el interior del hogar o en el barrio (allí donde en verdad no existe una vivienda digna de ese nombre).

El tiempo que vivimos nos debe inducir a reflexionar porqué las nuevas generaciones se sienten más atraídas por los ambientes virtuales que por los reales. ¿Por qué nos cuesta tanto que nos atiendan en la casa y en las aulas y dejen de lado su celular? La actual obligación de recurrir a la realidad virtual debería convertirse en una oportunidad para aprovechar sus potencialidades en el plano de la realidad, tan propicia para la creación, la modelación, la transformación, capacidad que muchas veces no tiene la realidad escolar preacondicionada, regulada, programada para recorrer un camino con etapas preestablecidas de desarrollo de determinadas competencias evaluables. En este sentido la emergencia puede ser una oportunidad para repensar la realidad escolar con sus tiempos y espacios fragmentados entre aulas, grados, materias, horarios preestablecidos, etc. etc. Estos son momentos en que ciertas transformaciones que en tiempos normales tardan mucho tiempo en concretarse, se pueden precipitar por la fuerza de la necesidad. Pasada la emergencia, habrá que analizar qué pudimos aprender de la improvisación, qué cosas debemos perfeccionar, qué cosas retener, qué cosas rescatar y cómo articular la realidad espacio-temporal de la escuela con las posibilidades que ofrece la realidad virtual.

Más allá de lo que se hace y pueda hacer en estas circunstancias y la creatividad desplegada por padres de familia, maestros y niños, es preciso ser realistas. Una vez más, los más perjudicados son los sectores desposeídos, ya que en su caso se conjugan dos pobrezas, la pobreza de la oferta de educación a distancia y la pobreza de los necesarios recursos familiares, de diverso tipo como el espacio habitacional precario, el hacinamiento, los ambientes insalubres e inseguros, la pobreza o ausencia de equipamientos tecnológicos, la conectividad a internet, el nivel clima educativo del hogar, la presencia de los adultos y su disponibilidad de tiempo para acompañar las actividades escolares de los niños y adolescentes, etc.

El sistema escolar también tiene sus amplias zonas de pobreza. Según un informe reciente del Banco Mundial que usa datos del programa PISA (2018), poco más de la mitad de los sistemas educativos encuestados dijeron que la mayoría de los estudiantes de 15 años están en una escuela sin una plataforma efectiva de apoyo de aprendizaje en línea. Este es el caso en todos los países participantes de América Latina y el Caribe. Por otra parte también existen limitaciones por parte de los docentes, ya que en la Argentina en opinión de los directores sólo el 55% de los docentes tienen «recursos profesionales efectivos para aprender cómo usar dispositivos digitales».

El mismo informe del Banco Mundial reconoce que existe una fuerte asociación entre los recursos tecnológicos y humanos del sistema escolar y el nivel socioeconómico de los alumnos. Esto implica que quienes más perderán en materia de aprendizaje serán los que ocupan las posiciones más desfavorecidas en las distribuciones de recursos sociales estratégicos tales como la propiedad, el ingreso, el poder y el conocimiento. Desde ya habrá reflexionar sobre el tiempo de post-emergencia y redefinir las políticas educativas tendientes a fortalecer la escuela pública para dejarla en mejores condiciones para contrarrestar la fuerza de las inercias que tienden a reproducir las desigualdades sociales de todo tipo que presenta la sociedad argentina actual.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/la-escuela-cerrada-costos-pedagogicos-desiguales-nid2358685

 

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La pandemia y la ignorancia tecnologizada al asedio de la universidad

Por: Isaac Enríquez Pérez

Formada en Europa a lo largo del siglo X como una organización –si bien bajo el control de la iglesia católica– orientada a la sistematización del conocimiento, y consolidada durante los siglos XVIII y XIX como un bastión de la reflexión y el pensamiento crítico y anticlerical, la universidad contemporánea –al menos desde la década de los setenta del siglo XX– está bajo el acecho del burocratismo, la corrupción, los intereses creados, la instauración de un pensamiento hegemónico neoconservador y postmoderno, el negacionismo, y de la ultra-especialización de sus disciplinas y saberes compartimentalizados.

A estas amenazas se suman varias crisis; a saber: a) los recortes presupuestales, que se traducen en una privatización de facto de la universidad pública y en una reconversión silenciosa del derecho ciudadano a la educación en un servicio orientado a los usuarios o consumidores. b) El fundamentalismo de mercado no solo se expresa en la disciplina fiscal y en el «austericidio» de la universidad pública, sino en la sutil irradiación de una racionalidad tecnocrática que privilegia el individualismo y la gestión empresarial (la supuesta meritocracia que priva en las evaluaciones y acreditaciones del trabajo académico). c) La mercantilización de la ciencia y de los saberes y su despojo como bienes públicos globales, con miras a conformar un paradigma tecnocientífico sujeto a la rentabilidad de las grandes corporaciones. d) La precarización de sus relaciones laborales en las universidades; especialmente de aquellos académicos que laboran por horas y bajo contratos temporales. Y e) la crisis epistemológica, que se cierne sobre las formas convencionales de construcción y transmisión del conocimiento, y que se origina en la fragmentación y dispersión de los saberes, así como en el fin de las certidumbres y en las cegueras del conocimiento.

No bastando las grises nubes que posiciona la tecnificación del conocimiento y la trivilalización de valores como la verdad, en los escenarios abiertos por la crisis epidemiológica contemporánea, resalta la difusión e imposición de la formación universitaria telemática como un mecanismo para evitar contagios tras la irradiación del coronavirus SARS-CoV-2. Países europeos como Italia y España anuncian la extensión de la actividad docente en línea para el próximo curso académico. Incluso, universidades estadounidenses y de otras latitudes anuncian el retorno a las aulas presenciales hasta el año 2022, aún sin existir riesgos epidemiológicos.

Cabe hacer una acotación respecto a la noción de universidad o educación a distancia: si bien las tecnologías de la información y la comunicación contribuyen a la masificación del conocimiento y a acercar el proceso de enseñanza/aprendizaje a amplias capas de la población que padecen la exclusión social en los sistemas educativos tradicionales, la educación a distancia es un complemento a la universidad presencial y no su sustituto. Con la universidad en línea es posible llegar a poblaciones rezagadas que, en su momento, no disfrutaron del derecho a la educación, sea por falta de ingresos, tiempo, motivación o disposición. Mujeres que interrumpieron su formación escolar ante la maternidad prematura; jóvenes que se vieron obligados a incorporarse al campo laboral y que cancelaron o postergaron sus expectativas educativas; personas adultas que abandonaron, desde su juventud, la posibilidad de formarse; y demás aspirantes rechazados en los procesos de admisión de las universidades públicas, tienen ante sí la oportunidad de retomar sus estudios con las ventajas que ofrece la educación en línea en cuanto a tiempos y formas de aprendizaje flexibles y adaptables.

Más aún, estas tecnologías contribuyen a la difusión masiva del conocimiento. A través del llamado acceso libre, es posible poner al alcance de la humanidad invaluables acervos científicos, humanísticos y artísticos que ofrecen respuestas en torno a los grandes problemas mundiales.

Sin embargo, con la pandemia del Covid-19 se atiza la obsesión por prefigurar una ciudad virtual que no solo apela al distanciamiento físico, sino al distanciamiento en las formas de socialización. Entronizando con ello la atomización de la sociedad y el individualismo hedonista.

El conocimiento es, por su propia esencia, una construcción social; un proceso colectivo de creación que amerita de la interacción y cercanía con los otros. No es una labor estereotipada de individuos aislados en un laboratorio y al margen del mundo externo u orientada al seguimiento de ciertos protocolos. Existe una estrecha interacción gnosia/praxis, que adquiere el carácter de totalidad articulada en cuanto se construyen diálogos multidireccionales y se conforma la noción de comunidad académica con miras a crear significaciones que configuran el sentido de la realidad a través de un lenguaje dotado de conceptos y categorías. Ese lenguaje solo es posible crearlo en interacción con «el otro» y en el marco de un proceso de sensibilización y empatía que amerita de la cercanía física y que además, en el caso de las universidades, precisa de la fusión de la docencia y la investigación, en tanto mancuerna indisoluble que le da forma al conocimiento y a su transmisión.

La interacción física es fundamental en la relación docente/estudiante y estudiante/estudiante, pues reproduce simbólicas y pautas de convivencia que, con mucho, trascienden lo estrictamente escolar. Los debates colectivos en el aula, en los pasillos, en los espacios comunes de las universidades, son cruciales para la construcción de conocimiento y para la formación de la ciudadanía.

La instauración masiva de la universidad a distancia supone aislar al estudiante en una habitación, acompañado de una pantalla que, si bien crea acción social desanclada de la presencia física en un espacio determinado, no trasciende a una lógica de comunicación multidireccional y a prácticas colectivas que permitan la deliberación razonada más allá de lo efímero y de las ansiedades que genera. En ese sentido, la universidad a distancia forma parte del llamado Screen New Deal y de la reproducción de relaciones de poder asimétricas, asociadas con el nuevo patrón de acumulación bio/tecno/científico.

La universidad, históricamente, fue la trinchera para luchar –a través de las ideas– contra los dogmatismos teológicos, los totalitarismos, el racismo, la inequidad de género, y el carácter excluyente del capitalismo. Sin embargo, ante la bioseguridad, el higienismo y el Estado sanitizante que le es consustancial, el pensamiento crítico emanado de las universidades prácticamente está adormecido, domesticado y postrado; vaciado de contenido ante la andanada del apocalipsis mediático (https://afly.co/7td3), la desinfodemia y el asalto al conocimiento razonado (https://afly.co/7tx3) que sobredimensionan los rasgos e impactos de la pandemia. Esto significa que, en medio de una nueva crisis civilizatoria, la universidad está ausente de los contrapesos que es necesario anteponer a los dogmatismos contemporáneos, a la industria mediática de la mentira y a la construcción de infraestructura para la biovigilancia a través de la alta tecnología (inteligencia artificial, la nube virtual, el Internet 5G y la robotización).

El aprendizaje remoto es una de las tendencias que se aceleró con el advenimiento de la pandemia del Covid-19. La infraestructura digital para la conectividad es parte consustancial de ello. Sin embargo, como la tecnología no es neutral, está anclada a la contradictoria y desigual estructura de poder y riqueza.

El problema de la universidad ante la gran reclusión, radica en la incapacidad de la primera para organizar, de manera sistemática, la reflexión en torno a los problemas públicos contemporáneos. A contracorriente de su milenaria historia y de su crítica a los poderes fácticos, la universidad contemporánea sucumbe ante sí misma y orienta sus energías, confrontaciones e intereses facciosos a erradicar el pensamiento crítico y la construcción de alternativas y de vanguardias teóricas, artísticas, humanísticas e ideológico/políticas. Subyugada por las tecnocracias universitarias y por los laberintos y látigos del mercado, la universidad rompe con su esencia y funciones históricas, al tiempo que instaura e institucionaliza la ignorancia tecnologizada en sus entrañas.

Semilleros de teorías críticas y de tradiciones de pensamiento; templo de la duda y el cuestionamiento respecto al statu quo; formadora de élites políticas, artísticas e intelectuales; hábitat natural del estudiantado como forma de vida; y escenario de la innovación científica y tecnológica, la universidad es amenazada por la masiva digitalización del proceso de enseñanza/aprendizaje  A su vez que se enfrenta a los riesgos y ansiedades que gesta y despliega el ciberleviatán, el panóptico digital y el régimen bio/tecno/totalitario, que apuestan por anteponer las emociones a la razón y por controlar los cuerpos, la mente y las conciencia en el contexto de la era post-factual.

Si bien las tecnologías contribuyen a solucionar problemas públicos, cabe enfatizar que tampoco son la panacea, ni todas las soluciones atraviesan por el tamiz tecnológico. Por el contrario, su uso indiscriminado puede abrir otros problemas públicos que ahonda los abismos sociales y exacerban las desigualdades. La universidad a distancia no marchará al margen de esas tendencias y de procesos más amplios como la (re)concentración del conocimiento y del poder derivado de su posesión y uso.

En su obra La metafísica de la juventud, el filósofo alemán Walter Benjamin habló de la unidad de la conciencia y la voluntad contestaría que se forman en la época estudiantil. Alcanza a observar que en las universidades berlinesas de principios del siglo XX predomina la desvinculación del aparato profesional respecto a los saberes y que la vida estudiantil es mermada por la miseria espiritual. Hoy en día no estamos al margen de estas acechanzas.

El carácter distante y efímero que genera en sus ambientes la educación a distancia puede exacerbar estas miserias y acentuar la ignorancia de los estudiantes y la petrificación de los docentes. Ello no solo es un riesgo para la formación escolar y el ejercicio profesional, sino para la misma construcción de la cultura ciudadana y la resolución de los problemas públicos. Reivindicar críticamente y al margen de intereses creados la noción de universidad y sus funciones clásicas, no solo implica colocar en su justa dimensión la digitalización –en tanto un complemento–, sino erradicar el mantra del mercado como único camino. De lo contrario, la humanidad no contará con los instrumentos mínimos para enfrentar problemas globales como las epidemias –cada vez más recurrentes y desconocidas–, el colapso climático que amenaza con la extinción de las poblaciones humanas, y los riesgos propios del cambio de ciclo histórico que se avecina (https://afly.co/7tg3).

Fuente: https://rebelion.org/la-pandemia-y-la-ignorancia-tecnologizada-al-asedio-de-la-universidad/

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La grieta invade el ámbito académico en ciencias sociales o de la muerte del debate público

Recuerdo a inicios de la década de los años setenta del siglo pasado, cuando hacía poco estaba cursando la carrera de sociología, en la entonces Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, que participé como asistente-alumno a un evento de magnitud histórica, que quedó en el olvido.

Se concursaba la cátedra Sociología Sistemática. Habían dos competidores, Juan Carlos Portantiero y Justino O’Farrell, el primero dentro del marxismo, el segundo dentro de las “cátedras nacionales” con fuerte pregnancia peronista. Eran dos grandes académicos en aquel entonces. En el aula magna de la sede de la vieja facultad, repleta de asistentes, se dio un debate muy apasionado entre los integrantes de ambas cátedras postulantes en el concurso, demasiado apasionado. Debate público al fin, añorado en la actualidad.

Hoy se da una “grieta” en el ámbito académico, un debate similar sería casi imposible. Los de un posicionamiento excluyen a los de otro posicionamiento. El famoso “ágora” (del griego ἀγορά, asamblea, de ἀγείρω, ‘reunir’​) de la antigüedad griega feneció. Los de un lado miran con desconfianza a los del otro lado. El “pensamiento único” que se asigna a la derecha en tiempos de neoliberalismo, invade con su espíritu todo el espectro académico.

Así, por ejemplo, el video con perspectiva educacional -figura más abajo- en su inicio y final, en tanto haya discordancia, puede llegar a oscurecer el centro del panorama explicativo del modelo neoliberal en educación. Valga el caso de una mirada “progresista” que pudiera no aceptar algunos de sus motivos, a partir de lo que se invalide todo el texto fílmico, sin poder discriminar entre lo valioso y no lo valioso desde el propio encuadre político.

Pero, también en el mismo “progresismo” hay grietas. Comento una experiencia que viví, aunque debido a motivos de discreción no puedo mencionar las fuentes de información. En un encuentro, previo a la asunción de Alberto Fernández a la presidencia de la nación, se realizó un encuentro a efectos de diseñar los lineamientos de las futuras políticas educativas. Los expositores fueron seleccionados estrictamente dentro del ámbito del poder académico vigente, excluyendo a otros que aún pudieran tener miradas o expectativas diferentes, pero no disociadoras. Ni uno de ellos fue elegido (*), y los motivos pueden ser diferentes. Obviamente, es difícil que, independientemente de su aceptación o no, fueran también candidatos para ocupar cargos políticos en el nuevo período gubernamental. Y se da la posibilidad, otra forma de grieta, de no darles cabida simplemente por cuestiones de poder.

Hicimos alusión a la grieta. La palabra grieta aparece en nuestro país durante la primera década del siglo XXI. Tiene que ver con un uso lingüístico que señala la división maniquea de la sociedad argentina entre kirchneristas y antikirchneristas. Dicho enfrentamiento político posee una alta y promovida dosis de irracionalidad, odio, prejuicio, intolerancia, de pura matriz emocional.

Proviene del latín “crepâre” (estallar). Según el Diccionario de la Real Academia Española tiene tres acepciones, de las que subrayamos para nuestro caso aquellas que aluden al término “solidez”:

  1. f. Hendidura alargada que se hace en la tierra o en cualquier cuerpo sólido.
  2. f. Hendidura poco profunda que se forma en la piel de diversas partes del cuerpo o en las membranas mucosas próximas a ella.
  3. f. Dificultad o desacuerdo que amenaza la solidez o unidad de algo.

Grieta se usa a manera de metáfora. Un término nos permite comprender el significado de algo, nos permite comunicar algo a alguien, nos permite posicionarnos de alguna manera en el plexo de las relaciones humanas, en el caso al que aludimos, nos referimos al posicionamiento político. La solidez (firme, macizo, denso) de los cuerpos es estudiada originalmente por la física. En tal sentido, la grieta menta una “estallido” que hace casi imposible el diálogo. El diálogo supone al menos una base de acuerdo como punto de partida, si aquella no existe, tampoco el diálogo. Entonces, son los aspectos emocionales más negativos desde los que se entiende la realidad. Y, si vamos al ámbito académico, la “grieta” en el mismo significa la disolución de lo epistemológico o científico.

Hagamos un juego de imaginación. Consideremos el siguiente breve video en materia de política educativa: https://youtu.be/Qp8obtMJ-kI . Dejo a la libre consideración de cada lector del presente texto la mirada interpretativa que haría alguien que se ubica dentro de la derecha, dentro de la izquierda, dentro del progresismo. Hagamos la salvedad de que dichos posicionamientos pueden ser ambiguos por lo genérico de cada uno de los mismos. Y otro interrogante más: como docentes, ¿sería dicho video materia de nuestra enseñanza?

(*) Ni uno de los 64 académicos fueron tenidos en cuenta. La propuesta fue por el mérito de estos, sin habérseles consultado al respecto.

Fuente: https://rebelion.org/la-grieta-invade-el-ambito-academico-en-ciencias-sociales-o-de-la-muerte-del-debate-publico/

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El vacío que deja un trabajador esencial

Ilka Oliva Corado.

¿Se recuerda del señor que trabajaba ahí? Me dice el hombre que coloca lechugas y hierbas sobre la estantería, montado sobre una tarima de cajas con hielo en una mano sostiene una pequeña pala y con la otra señala el lugar donde están las semillas y los chocolates. Llevamos unos minutos conversando, ayer fui a comprar mi comida de la semana y no me sorprendió para nada encontrar a varias personas que andan ya por la vida sin su mascarilla, aunque el estado no está activo aún completamente y hay orden gubernamental de usar mascarilla al entrar a cualquier tienda. Pareciera que son los jóvenes los irresponsables, pero no, he visto personas de todas las edades rompiendo las normas de salubridad y no son personas empobrecidas como para decir que no tienen los medios económicos para comprar una mascarilla de 99 centavos de dólar.

El ambiente en el supermercado cambió, cambió la dinámica. Hoy frente a las cajas de pago hay una ventanilla de plástico que seguramente se quedará ahí por siempre y también señales puestas en el piso para mantener la distancia. Hay una caja de guantes desechables a la entrada y  un bote de desinfectante para quien quiera usar. Todos los trabajadores usan mascarilla. Varios adultos mayores con documentos que se jubilaron y que trabajan ahí medio tiempo se guardaron solos al inicio de la pandemia y no han salido de sus casas, volverán al trabajo solo cuando se sientan seguros. En su lugar apareció un puñado de jóvenes de los que regresaron de la universidad y están ganando dinero extra. Pero eso solamente con quienes tienen documentos, los indocumentados han estado ahí trabajando hasta doble turno para mantener el supermercado sobre ruedas y estos son los que laboran en las estanterías colocando el producto, jalando los carritos o carretillas, haciendo limpieza, limpiando el pescado, descargando los camiones. Los que tienen documentos tuvieron una ayuda económica mínima, pero la tuvieron, por parte del gobierno, los indocumentados quienes no fueron despedidos tuvieron que trabajar.

Durante la pandemia se puso de moda la palabra esencial. Trabajadores esenciales. Esencial: fundamental, sustancial, básico, principal, primario, importante, necesario. Y entonces las luces fueron puestas sobre médicos y enfermeras, pero no sobre las personas que limpian los hospitales, por ejemplo. Es muy raro que un trabajador indocumentado no sea esencial en tiempo de pandemia o no, porque solo otro indocumentado hará el trabajo que este hace.  Los jornaleros del campo, las niñeras, las empleadas domésticas, jardineros, gente que coloca producto en las estanterías de los supermercados son en su mayoría latinoamericanos indocumentados.

De esta agua revuelta los que más resultaron perdiendo fueron los indocumentados, por ser los más expuestos al trabajo y no contar con seguro médico y por ser también, en tiempo de emergencia los últimos en la cola.

La famosa frase  “quédate en casa” se puede decir desde la comodidad económica, pero no desde la necesidad. Porque quien vive al día tiene que salir a trabajar, porque o se muere por el virus o se muere de hambre. El indocumentado en cualquier lugar del mundo, está por debajo del ser humano, no se cuenta como persona más que como el lomo que hay que reventar a punta de trabajo.

Volteo hacia la estantería donde están los chocolates y las semillas y está un joven de no más de 18 años colocando el producto nuevo. Me quedo sin palabras. El señor que estaba en ese puesto era  un  indocumentado, un trabajador esencial, expuesto durante la pandemia como millones, que se la rifó para llevar comida a sus hijos. Y murió por el virus.

Los trabajadores esenciales, obreros, jornaleros del campo, indocumentados, también dejan un vacío en sus familias, en su círculo de amigos, entre sus conocidos en sus lugares de trabajo, en su comunidad, aunque no sean reconocidos y no se les vea como personas, no se les trate como seres humanos y se les nieguen los derechos.

Otra historia es la del retorno del cuerpo de un indocumentado a su país de origen, mucho más en tiempos de pandemia.

Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com

@ilkaolivacorado

Artículo enviado por su autora a la redacción de OVE

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Implicaciones educativas del síndrome de Gilles de la Tourette en el ámbito escolar

Ramon Pujades

No es infrecuente que el llamado Síndrome de Gilles de la Tourette, sea una condición poco conocida entre la población en general y entre los educadores en particular. Afortunadamente este desconocimiento poco a poco está disminuyendo, lo que facilita mucho la comprensión de la conducta de las personas afectadas en la sociedad y en las instituciones educativas. Queremos contribuir a la difusión del conocimiento de esta condición, que por sí solo ya constituye un recurso muy importante para la aceptación y comprensión.

¿Qué es el síndrome de Gilles de la Tourette (ST)

Según el DSM5, el Síndrome de Tourette se describe de la siguiente manera:

  • Es necesario que se observen tics2 motores y al menos uno vocal, aunque no se den al mismo tiempo.
  • Los tics suben y bajan en frecuencia, pero deben haber durado al menos un año.
  • Aparecen antes de los 18 años.
  • La perturbación no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (por ejemplo, cocaína) o de otra condición médica (por ejemplo, la enfermedad de Huntington, la encefalitis postviral).

Como a veces ocurre con las condiciones pretendidamente minoritarias, se esparcen ideas no sólo desacertadas sino sobre todo estigmatizadoras. Las más comunes: que se trata de una enfermedad mental, que su origen es de tipo psicológico, que se trata de personas discapacitadas intelectualmente, perezosas, incluso que son mal educadas porque a veces profieren palabras malsonantes, son agresivas, desafiantes. También se suele pensar que no podrán tener una vida productiva. Si se trata de niños, se suele responsabilizar a los progenitores de estos tipos de conducta.

En cambio, tenéis que saber que se trata de una condición neurológica, no psiquiátrica, que no se contagia ni es degenerativa, que tiene una distribución homogénea entre la población mundial, que puede crear, y crea, graves dificultades personales y sociales. También es cierto que no tiene curación, por el momento, pero que hay terapias paliativas que ayudan a aminorar los tics en frecuencia e intensidad.

Las principales características que presenta el ST son: en primer lugar, y muy importante, la involuntariedad (aunque a veces no lo parezca), suelen aparecer a partir de los 5-6 años, varían mucho de persona a persona y en cada persona se pueden presentar gran variedad de tics. Son oscilantes en expresión y en intensidad (incluso durante periodos considerables de tiempo) … Generalmente van precedidos de sensaciones corporales premonitorias (tics sensoriales) que los pacientes pueden detectar antes de realizar el tic y que son el punto de partida de terapias paliativas.

Os preguntaréis cómo evolucionan y tenéis que saber que se agudizan durante la primera adolescencia (10-12 años), pueden disminuir e incluso desaparecer durante períodos de intensa concentración y suelen disminuir de forma estable a partir de la tardoadolescencia y, en algunos casos, desaparecen en la edad adulta.

Para concretar un poco más os presentamos algunos de los tics más frecuentes, porque la lista puede ser interminable.

  • Tics motores simples: parpadear, poner los ojos en blanco, hacer sacudidas con la cabeza o los hombros, hacer muecas, tamborilear, hacer girar los ojos, mover las piernas …
  • Tics motores complejos: saltar con una pierna, aplaudir, lanzar cosas, tocarse uno mismo, a los demás o a objetos, hacer expresiones graciosas, sacar la lengua, dar besos, pellizcar, rasgar papeles …
  • Tics motores especiales. Son los que más llaman la atención y provocan alarma: autolesionarse, tocar a los otros … Entre este grupo podemos clasificar la copropràxia, es decir, tocar los otros en las partes íntimas y la coprografia que consiste en escribir o dibujar expresiones obscenas. Desgraciadamente, y ayudando algunos medios de , acaban siendo los tics más «mediáticos», lo que hace más difícil la comprensión y aceptación por parte de la población poco informada.
  • Tics vocales simples: carraspear, hacer ruidos con la boca (flojos y fuertes, gritos …), cambiar el ritmo usual en el habla, cambiar la intensidad del habla, tartamudear (a veces se confunde con este comportamiento, por otra parte bastante frecuente), mostrar una voz inmadura …
  • Tics vocales complejos: hacer ruidos imitando a los de los animales (gruñidos, ladridos …), hacer ruidos largos y desagradables, dar gritos repentinos como si sintieran dolor, oler, decir palabras o frases sin sentido en el contexto, decir palabras o frases inoportunas …
  • Tics vocales especiales: ecolalia, es decir, repetir lo que otro acaba de decir; palilalia, repetir lo que uno mismo acaba de decir; coprolalia, proferir palabras o frases obscenas de tipo sexual, xenófobo y/o racial… 3 Una vez más, son los que más llaman la atención y provocan alarma. Desgraciadamente son también los tics más «mediáticos».
  • Mención especial merecen los llamados ataques repentinos de rabia: son «explosiones» abruptas, impredecibles, sin motivo aparente, desproporcionadas, incontrolables, que no pueden ser inhibidas. Se pueden manifestar como ataques verbales, agresiones físicas, heridas y destrozos en los bienes. No son típicos de la manera de comportarse usual de la persona afectada, difieren en «magnitud» de las conductas de rabia normales, pueden variar mucho en frecuencia, se dan más con personas de confianza que con desconocidos. Son, por tanto, más frecuentes en casa que en la escuela. Los chicos y chicas afectados expresan un profundo sentido de culpabilidad y remordimiento una vez pasada la crisis. A veces se deriva al niño a una escuela especial porque no se espera que la escuela ordinaria sea capaz de gestionar esta conducta o asuma el riesgo de «disrupción» para los otros niños. Son los síntomas más angustiosos y desconcertantes del ST y con frecuencia son mal interpretados … Estas manifestaciones tampoco ayudan a una visión correcta del ST.

Educadores y educadoras debéis saber que, si estos niños toman alguna medicación, algo frecuente y de lo que informan las familias, se pueden producir algunos efectos secundarios que no hay que interpretar como síntomas del ST. Los más frecuentes suelen ser: somnolencia, letargia, intranquilidad, síntomas depresivos, reacciones alérgicas, baja capacidad de concentración, pensamiento ralentizado, aumento de peso …

Debéis saber también que las personas afectadas únicamente por el ST son una minoría. Es más frecuente que esta condición vaya acompañada de algún otro trastorno. Los que suelen abundar son el TDAH (alrededor del 70%) y el TOC (entre el 30 y el 60%). Hay también otros de menor prevalencia. Por este motivo es imprescindible un diagnóstico ajustado a la persona, con estos posibles trastornos asociados y con los factores de carácter, personalidad y educación que la hacen diferente de cualquier otra.

Prevalencia

En el último Congreso Internacional sobre el ST (Londres 2013) se dio la cifra de 0’1% como prevalencia estimada sin que haya diferencias por razas, culturas u otros. También es relevante saber que el porcentaje por sexos es de: chicos, 70% y chicas, 30% sin que se sepa el motivo de esta diferencia.

Dificultades

Las dificultades con que se encuentran estos alumnos en la escuela, y que podréis observar, son básicamente de dos tipos: social y académico. En cuanto a las principales dificultades de tipo social-emocional, que son las que incapacitan más porque condicionan todos los demás campos de progreso, debemos citar: dificultades de comunicación, por lo tanto, aislamiento social y, por parte de su entorno, incomprensión, mala interpretación («está loco «), acoso … que, en definitiva, pueden llegar a provocar un fracaso social.

Hablando de dificultades académicas debemos mencionar: la lectura, por los tics de los ojos y la cabeza y/o el cuello; la escritura, por los tics en las manos; el cálculo matemático; las materias que exigen destreza manual … Estas dificultades condicionan evidentemente el aprendizaje posterior de todas las materias con la posibilidad de un fracaso académico a pesar de las fortalezas intelectuales que poseen, como veremos a continuación.

Puntos fuertes

Comprobaréis, sin duda alguna, que este alumnado, a pesar de las dificultades con que se encuentra, está dotado de cualidades buenas o a menudo excelentes. Así lo reconocen los educadores y también las familias. Son niños y adolescentes con un coeficiente intelectual normal, a veces bueno o muy bueno, dotados para el arte, especialmente la música; algunos son atletas excepcionales, con excelente sentido del humor, serios y eruditos, inteligentes, con interés por aprender; cariñosos/as, con buena memoria, simpáticos responsables, capacitados para el teatro, imaginativos y un larguísimo etcétera. Hemos oído con mucha frecuencia el siguiente estribillo: “Son niños encantadores, se hacen querer”. Os lo ponen fácil, ¿verdad? De hecho, ha habido y hay personajes muy relevantes en la historia que han sufrido el ST: Napoleón Bonaparte (1769-1821), Pedro el Grande (1239-1285) 4, Samuel Johnson (1709-1784)5, Hans Christian Andersen (1805 -1874)6, André Malraux (1901-1976)7, la Marquesa de Dampierre (s. XIX)8. También, entre personajes relevantes coetáneos nuestros, podemos contar: Quim Monzó (1952- )9, Tim Howard (1979- )10. Billie Eilish11, The Joker12 … y muchos otros. Hay, pues, que aprovechar estas cualidades y evitar que el árbol (el ST) nos tape el bosque (las fortalezas).

Tratamiento terapéutico

De entrada, hay que decir que no se ha encontrado ningún fármaco específico para el ST. En cambio, sí se han elaborado terapias que consiguen disminuir los tics tanto en frecuencia como en intensidad. Se trata, sobre todo, de la llamada CBIT13. La medicación a veces funciona como apoyo a este tratamiento.

Estrategias educativas

Para empezar, se os supone una buena predisposición a todos los educadores/as, también a la familia. Disponer de un buen diagnóstico y tratamiento terapéutico, tener información – todo el claustro y personal de administración y servicios – con la máxima precisión y completitud (trastornos asociados, carácter, entorno familiar y social …) y tener presente especialmente sobre la involuntariedad es absolutamente necesario. Es importante que el alumno afectado sepa que existe esta información y dé su consentimiento a fin de evitar sospechas de secretismo. En definitiva, tener empatía y… mucha paciencia!!! Hay que subrayar también que los maestros, sobre todo en primaria, sois observadores privilegiados y podéis ser los primeros en dar señales de alerta de cara a un posible diagnóstico y tratamiento precoces.

Siempre que podáis debéis ignorar los tics; forman parte del «panorama visual y acústico» de la clase y de la escuela. Esto, sin embargo, no siempre es posible. Por lo tanto, hay que aplicar algunas estrategias según el tipo de tics (y molestias) de que se trate. A modo de ejemplos, porque hay tantas posibles estrategias específicas como dificultades se pueden tener, podemos mencionar en el orden académico: dejad hacer interrupciones fuera de clase, facilitad un «refugio» donde poder relajarse; proporcionad papel pautado para el problema de distribución en el espacio, reducid la cantidad de ejercicios y deberes, haced los exámenes en un lugar separado y con flexibilidad de tiempo, haced ejercicios o exámenes orales, utilizad una cartulina para no perder el punto de lectura, permitid entregar informes registrados y realizar los exámenes de tipo test en la misma hoja; no penalicéis la mala letra; para las matemáticas, dejad utilizar la calculadora y papel cuadriculado para alinear las operaciones.

En cuanto a las dificultades de socialización y emocionales, de entrada, deberéis poner todos los medios para evitar el posible acoso de los compañeros utilizando la información, que a menudo es suficiente, o bien aplicando el reglamento antiacoso de una manera rigurosa. Vuestra presencia en los momentos desestructurados contribuirá eficazmente a evitar este fenómeno. Es indispensable que proporcionéis pautas educativas, válidas también para todos los compañeros/as: el refuerzo positivo de conductas deseables, el entrenamiento en habilidades sociales, resolución de conflictos, gestión de la ira, educación del carácter, mediación … La buena relación con vosotros, educadores/as, es clave para que los niños y niñas afectados por el ST tengan una escolarización satisfactoria.

Finalmente, es necesario que trabajéis en equipo entre el propio afectado/a, la familia, el centro educativo (equipo directivo, tutor/a, psicopedagogo/a …), los terapeutas (profesionales del EAP, en su caso, profesionales del CESMIJ u otros profesionales médicos, en su caso), asesores de la ATC, si es necesario. … y los compañeros.

Conclusión

Resumiendo lo expuesto creemos que es esencial para una buena gestión educativa vuestra de los niños con el ST que conozcáis el trastorno y como se da en la persona afectada, que difundáis el conocimiento, comprendáis las dificultades de las personas afectadas, contéis con la persona afectada, aceptéis este comportamiento como algo normal, como tantos otros (ignorar los tics!) , proporcionéis apoyo emocional y arbitréis las estrategias más apropiadas en cada caso.

Apéndice: cómo se sienten los padres y madres

Creemos que es importante que educadores y educadoras os hagáis cargo de las vivencias de las familias cuando se les ha diagnosticado el hijo o hija con el ST. En primer lugar, suele haber una fase de negación, a menudo reforzada por los mismos médicos y familiares. «No puede ser que sea verdad …». También es frecuente una actitud de huida: ir saltando de terapia en terapia, de clínica en clínica, de médico en médico, hasta que padres y madres oyen lo que quieren oír. Aflora también, con frecuencia, un sentimiento de culpa por haber transmitido posiblemente esta condición a sus hijos e hijas, y se dan reproches mutuos entre la pareja pr este motivo. Suele también a aparecer un sentimiento de miedo a lo desconocido porque no hay una pauta de evolución ni predictibilidad. La envidia de las familias sin este problema: «¿Por qué nos ha tocado a nosotros?». La negociación alimenta la esperanza: «Quizás le pasará si cambiamos de sitio u otras circunstancias». Aparece además una sensación de aislamiento, porque nadie más se preocupa por su hijo ni entiende lo que les pasa a los progenitores. Y finalmente, la ira provocada por las deficiencias en el diagnóstico, la dificultad en encontrar terapias eficaces, la no aceptación por parte del entorno con las secuelas emocionales que conlleva …

Bibliografía

• BRONHEIM, Suzanne. M.Ed. 2005. Una guía para el educador de niños y niñas con el síndrome de Gilles de la Tourette. Barcelona: Fundación Tourette.
• COLLINS, Ramona. 2005. La disciplina y el niño con Síndrome de Gilles de la Tourette. Fundación Tourette, Barcelona.
• CONNERS, Susan. Catálogo de adaptaciones para Estudiantes con Síndrome de Tourette, Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad y trastorno obsesivo-compulsivo. (En pdf).
• GOODING, Nadyne. (2011). Nine Faces of TS Parent. https://tourette.ca
• FERNÀNDEZ ÀLVAREZ, Emilio. (2004). Entender los tics. Barcelona: Ediciones Medici.
• MASON, Chris & Members of ST Community. Touretters. Double Bridge Publishers. USA.
• OKUN, Michael S. (2017). Tourette Syndrome. 10 Secrets to a Happier Life. Books4Patients.
• PUJADES Y BENEIT, Ramon. (2007). El alumnado con Síndrome de Gilles de la Tourette y trastornos asociados: detección precoz, problemática y estrategias para su inserción en los entrono escolares ordinarios.
• PUJADES Y BENEIT, Ramon. (2.019) El síndrome de Gilles de la Tourette y su incidencia en los procesos educativos escolares en Cataluña. Ed. Horsori. Barcelona.
• ROBERTSON, Mary. (2010). El síndrome de Tourette. Alianza Editorial. Madrid.
• …

Páginas web y otros

https://www.facebook.com/tourettecatalunya/
https://www.tourette.org
https://www.tourettes-action.org.uk
http://www.xtec.es/sgfp/llicencies/200607/memories/1710m.pdf
http://www.dailymotion.com/video/x6swmv_sindrome-de-tourette_school#.UT700hzXCox (I Have Tourette, but Tourette does not Have Me)
http://www.imdb.com/title/tt1949590/ (Different is the New Normal)
https://www.youtube.com/watch?v=V0hjxPmVwGg (Front of the Class/Al frente de la clase)
http://www.dailymotion.com/video/x6swmv_sindrome-de-tourette_school#.UT700hzXCox (Algunos ejemplos sacados de «I have Tourette s …»)
http://www.youtube.com/watch?v=n8it85XGrjk ( «El peor caso de Tourette del mundo»)
http://www.diariwin.cat/2014/09/19/happy-8-12-un-joc-per-combatre-el-bullying/ (Para el acoso)
https://www.authentichappiness.sas.upenn.edu/es/testcenter (Evaluación de Fortalezas)

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Using SCOPE to teach educational development

By GEM REPOTY/ Anne Campbell, Ph.D. and students at the Middlebury Institute of International Studies

It is not a simple task to prepare students about educational development around the world. At the Middlebury Institute of International Studies, we try to do this by providing international perspectives, practical learning, and immersive education for international careers. To better align the time and resources available with current events and students’ interests, we re-design our Education and Development course annually.

Teaching this course involves introducing students to the most recent and relevant perspectives, initiatives, organizations, and debates in education and development. To better prepare students for careers in the field or future study, they must understand and appreciate the importance of data-driven decision making—a process which begins with the awareness of and ability to find and analyze global education data. This year we included The GEM Report’s Scoping Progress in Education (SCOPE) tool (education-progress.org) as a formal resource for further exploration.

Why and how is SCOPE useful to students?

The tool provides students with a broad, comparative perspective on the state of educational development across five key themes: access, equity, learning, quality, and finance. Further, it complements the themes in the Global Education Monitoring (GEM) Report, which students also explored in class, while providing them with the opportunity to interact with the most recent data available. Users are also able to easily compare data among countries and engage with powerful, eye-catching visualizations. Additionally, the portal also allowed students to apply and connect knowledge from other classes, including topics such as inequality in education, data-driven policymaking, and data analysis and visualization.

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How did we incorporate SCOPE into the course?

We began by exploring the role of UNESCO in international education and development. Next, we were joined virtually by a MIIS alumnus who works with UNESCO in the Dakar office. Students were then introduced to both the GEM Report and to the SCOPE website. With this foundation in place, students worked in small groups to explore one of the five key themes, investigating what the data seems to indicate (interpretation), how it is presented (visualization), and what seems irregular or missing (critique). After students presented their initial impressions, we discussed the reliability and validity of quantitative data, the challenges inherent to collecting accurate and comparable data, and the usefulness and limitations of cross-national comparisons. This activity also allowed the students to understand the types and extent of quantitative data available in the Education Progress portal.

Students were then tasked with completing a course assignment building off this knowledge and incorporating the findings from SCOPE. Each student was asked to select one of the five themes that interested them or aligned with other classes or projects. Then, within that theme, students were asked to select a relevant data presentation or specific country. Their assignment was to write and share a blog post of up to 1000 words explaining the story behind the data, focusing on history, policy, or other context. In other words, students were invited to bring the quantitative data to life by using qualitative evidence. Accordingly, the assignment also included practical strategies for writing and designing compelling blog posts on WordPress. Finally, before publication, we incorporated a semi-formal peer review component to help students improve each others’ drafts before their blog posts went live on the class website.

What was the result?

A variety of fascinating topics! Students wrote about the relationship between national wealth disparity and education access in Guatemala (Muff) and in Colombia (Weston), the influence of war on educational access in Somalia (Davis), and barriers to educational access in the Marshall Islands (Mongelluzzo). In terms of educational quality, Saint-Phard wrote about challenges facing the Haitian education system, Dumouza wrote about Afghanistan’s efforts to rebuild their education system, and Majri wrote about sanitation facilities for female students in Senegal.

Posts related to student learning outcomes included a discussion of access to the internet in Burundi (Nguyen) and of literacy programs in Cuba (Salay) and in Nepal (Ennen). Teacher training and multilingual education were also popular themes: Tanen wrote about teacher recruitment and training in Ghana, Magyar wrote about teacher training and indigenous education in Peru, and Terkel discussed mother-tongue based education in Pakistan. In terms of financing for education, Ngaboyisonga wrote about financing German higher education and Mockler discussed higher education quality and expense in the United States.

For several students, their chosen topics were new to them, providing an opportunity to explore new themes. For other students, they built upon longstanding relationships with a country or specific population. In the end, each of us learned a lot about these diverse topics in the education and development sphere, while also surfacing additional topics for further inquiry. Without question, our hands-on exploration of SCOPE helped us better understand and appreciate the stories behind the numbers, bringing education systems and their complex challenges to life.

Fuente: https://gemreportunesco.wordpress.com/2020/06/18/using-scope-to-teach-educational-development/

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Campamentos ‘online’ y urbanos para el verano de la nueva normalidad

Por: Nacho Meneses

La inseguridad sobre la evolución del virus fomenta la aparición de nuevas modalidades para el ocio estival de niños y adolescentes, mientras las comunidades publican protocolos de seguridad

Más de cuatro millones de niños participan cada año en alguna actividad organizada por las empresas de ocio en España, especialmente en campamentos de verano. O quizá sería más exacto decir que solían hacerlo, ya que los efectos de la pandemia y la incertidumbre sobre la evolución del coronavirus han hecho que, a día de hoy, más de la mitad de las empresas organizadoras de campamentos no vayan a abrir sus puertas este verano. A ello hay que sumar la inseguridad de las familias a la hora de mandar a sus hijos a un campamento en esta “nueva normalidad” que ha traído la emergencia sanitaria. Pero ¿son seguros para nuestros hijos?

Partiendo de que ningún contexto (ni siquiera el familiar) está completamente a salvo de riesgos, empresas y administraciones han dado ya los pasos necesarios para garantizar que estas actividades de ocio estivales se desarrollen con seguridad: “Todos los campamentos siguen los protocolos sanitarios de cada una de las comunidades autónomas en las que se desarrollan”, sostiene Covadonga Berjón, directora de marketing del buscador SoloCampamentos. Así, los de Madrid, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Cataluña, Galicia, Extremadura, Andalucía, Murcia y Aragón especifican los requisitos exigidos tanto a empresas como a participantes, además de marcar el aforo máximo, que no podrá superar el 50 %. Berjón recuerda, además, que su trabajo “siempre implica situaciones extraordinarias. Cada año pasan por nuestras manos niños y niñas con multitud de situaciones médicas, intolerancias, alergias y peculiaridades que nos hacen tener que establecer un diálogo directo con los padres e incluso con los profesionales sanitarios, para tratar de minimizar los riesgos y que los acampados puedan disfrutar al máximo de su actividad”.

Más allá de estar libre de la enfermedad y de no presentar sintomatología compatible con la covid-19, el protocolo madrileño (aunque hay pocas diferencias entre ellos) exige, por ejemplo, no haber convivido o tener un contacto estrecho con un positivo por coronavirus “en los 14 días anteriores al inicio de la actividad”, tener el calendario vacunal actualizado (excepto aquellas pospuestas por el confinamiento) y, en el caso de niños con patologías previas, valoración de idoneidad por parte de los servicios médicos. Asimismo, incluyen protocolos relacionados con el lavado frecuente de manos y el uso de mascarillas para mayores de seis años, entre otros. Se trata, con estas medidas, de garantizar la seguridad de todos los participantes y salvar de alguna manera la temporada de un sector, que, según datos del Colectivo Nacional de Campamentos de Verano, aporta alrededor de 110.000 puestos de trabajo directos y que, hasta junio, ha acumulado pérdidas de casi el 70 % de la facturación anual.

Campamentos ‘online’

Padres y madres llevan meses sobresaturados por el teletrabajo y el cuidado simultáneo de sus hijos, y ahora, con la llegada del verano, la cancelación de muchos campamentos y la inseguridad provocada por la pandemia han hecho que busquen alternativas a los campamentos tradicionales. Uno de ellos es el de los campamentos virtuales, continuación en muchos casos de iniciativas desarrolladas durante el confinamiento por muchas empresas para entretener a los más pequeños y conseguir que lo llevaran mejor. Entre sus ventajas, destacan un menor coste económico y la posibilidad de que niños y niñas puedan, independientemente de su ubicación, interactuar, aprender y divertirse desde sus casas.

En el Summer Camp de Immune Technology Institute (del 6 al 17 de julio, de lunes a viernes entre las 10 y las 12:30; 260 euros), por ejemplo, chicos y chicas de entre 12 y 16 años podrán aprender a programar con Python, el lenguaje de programación más utilizado en entornes profesionales; a diseñar en 3D; desarrollar un centro multimedia donde ver series y películas; rediseñar un juego y crear sus propias soluciones robóticas que podrán controlar desde el móvil, además de gestionar su propio ordenador, una Raspberry Pi. Se trata de un curso virtual en Google Classroom donde se divertirán aprendiendo a través de proyectos y desafíos diarios que resolverán en pequeños grupos, con la ayuda de un profesor y un dinamizador.

Para apuntarse, es necesario disponer de ordenador con conexión a Internet, navegador Google Chrome, ratón y teclado USB, además de un cable HDMI y una pantalla (diferente de la del ordenador) para conectar la Raspberry Pi. Con el fin de asegurar que los grupos sean lo más homogéneos posible, los futuros participantes recibirán en sus casas un test de programación y de lógica.

También los héroes de ficción tienen su hueco entre los campamentos online, ya sean admiradores de Harry Potter y Hogwarts (de 8 a 12 años; cinco días; 89 €), de superhéroes o de princesas (de 5 a 10 años; cinco días; 89 €). Y, aunque pueda sorprender, también de fútbol se puede aprender desde casa: exjugadores de fútbol, entrenadores e incluso un agente FIFA comparten en Profutcamps (cinco días; 17 €) consejos, técnica y táctica y aspectos relacionados con la representación de futbolistas.

Una opción, ya clásica, entre las ofertas estivales, es la de los campamentos de idiomas, que por supuesto disponen de una versión virtual como la de A Wonderful Summer o Un merveilleux été (cinco días; 100 €). Otra posibilidad (a partir de septiembre) es el Campamento Online Atelier Tipi, dirigido a niñas y niños entre los 7 y los 12 años. Utilizando el arte y la naturaleza como vehículos de aprendizaje, y a través de juegos y talleres, desarrollarán temáticas que pueden estar ligadas a la ciencia, la literatura, la historia, la educación emocional, el cine o a diferentes culturas: “Así, un día los niños pensarán cómo será la vida en el Planeta Tierra en un hipotético escenario del siglo XXX, inventarán países con nuevas lenguas y banderas, tótems protectores o cuentos fantásticos”.

Campamentos urbanos y gratuitos

Los campamentos urbanos continúan siendo una opción buena y económica para los niños que aún no están preparados para pasar las noches alejados de casa, y que además sirven para cultivar sus habilidades sociales y fomentar valores importantes en su desarrollo como el compañerismo, el respeto, la autoestima o el pensamiento positivo. Eso sí, aunque pueda sonar obvio, lo primero es asegurarse de que la temática del campamento le guste al niño, o que le suponga un reto personal, y también que el horario del mismo es compatible con las obligaciones laborales de los padres o tutores.

La temática, por supuesto, es muy amplia, y va desde los tradicionales multiaventura, a los tecnológicos, de cocina, idiomas, hípica (el campamento Equus, por ejemplo, incluye clases de equitación y otros talleres para menores de 4 a 17 años; cinco días; 210 €), inteligencia emocional (como los talleres impartidos de manera online y presencial por Crece Bien) e incluso las artes escénicas, como el ofrecido por la Escuela Jana en Madrid (de 9 a 15 años; a partir de una semana): y todos ellos, cabe recordar, deberán cumplir con los protocolos sanitarios de seguridad establecidos en las respectivas comunidades autónomas.

Si la crisis económica ha hecho mella en la economía familiar, y el coste de los campamentos es un factor disuasorio, una buena opción es la de recurrir a un campamento online gratuito, como los que nos sugiere Common Sense Media, con ofertas que van desde la lectura hasta la programación, los idiomas, la lectura, el arte o las manualidades (si bien, en este caso, habremos de comprar materiales). No hay excusas: busca el que mejor se adapte a tu hijo… y déjale disfrutar.

Fuente: https://elpais.com/economia/2020/06/25/actualidad/1593076875_782915.html

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