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Enfrentar la pandemia es tarea de todos

Por: La Jornada

Luego de la reunión del Consejo de Salubridad General, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, anunció, en la conferencia vespertina diaria sobre la pandemia de Covid-19, la extensión de la emergencia sanitaria hasta el 30 de abril, así como el reforzamiento de las medidas para reducir la velocidad y el número de contagios. Se establece, así, la suspensión inmediata de actividades no esenciales en los sectores público, privado y social.

Por lo que hace al primero, las actividades gubernamentales se reducirán a las que sean necesarias de manera directa para atender la emergencia sanitaria; las de seguridad pública, protección ciudadana, defensa de la integridad y soberanía nacionales; procuración e impartición de justicia, actividad legislativa federal y estatal, así como conservación y mantenimiento de la infraestructura crítica (agua potable, energía, drenaje, saneamiento básico). Por lo que hace a los sectores social y privado, el Consejo de Salubridad General los instruyó a detener todos los servicios no fundamentales, salvo los que resultan indispensables para la economía.

Otras medidas son el exhorto a toda la población que no participe en actividades esenciales a que cumpla con el resguardo domiciliario, el cual deberá ser observado en forma rigurosa por personas mayores de 60 años, enfermos de cualquier edad con hipertensión, diabetes, padecimientos cardiopulmonares, inmunosupresión, embarazo o puerperio, incluso si se desempeñan en actividades esenciales. Asimismo, se posterga hasta nuevo aviso la realización de censos y encuestas presenciales. Las autoridades emitirán, una vez terminado el periodo de emergencia sanitaria, los lineamientos para el regreso escalonado a las actividades.

El momento actual representa, pues, un desafío mayúsculo para todos los niveles de gobierno, pero también para la sociedad y el país en su conjunto. Cierto es que se está pidiendo a las empresas, las organizaciones y los trabajadores un sacrificio que va de importante a crítico y es claro que hay una fracción significativa de la población que simplemente no podrá hacerlo porque el encerrarse durante un mes conlleva la perspectiva de la inanición. Ello coloca una carga de responsabilidad todavía mayor en quienes pueden, aun a costa de un gran perjuicio personal, limitar al máximo y de manera voluntaria su movilidad. De la capacidad y de la voluntad de respuesta a la emergencia depende qué tanto la salud pública como la economía puedan experimentar un pronto retorno a la normalidad y que se pueda evitar un desbordamiento de la planta hospitalaria que se traduciría en un número elevado de muertes.

La circunstancia no sólo demanda, pues, un ejercicio de responsabilidad que no se limita a permanecer en casa, sino también con ejercer la solidaridad y el respeto para quienes, por desempeñarse en actividades esenciales o por situación de grave carencia, deban salir a la calle en este mes crítico. Y demanda también apego a lineamientos éticos esenciales para no lucrar con la crisis que representa la pandemia, lo que significa, entre otros aspectos, evitar incurrir en alzas de precios o acaparamiento de medicinas, productos sanitarios, alimentos y artículos de primera necesidad, prácticas que resultan abominables por cuanto constituyen una conversión literal de la desgracia y la dificultad ajenas en dinero.

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¿Dónde encontrar contenido cultural gratuito en línea para sobrellevar la cuarentena?

Por: Sofía García-Bullé

Desde libros, conciertos y hasta visitas virtuales a museos, las instancias culturales son un escape a la cuarentena.

Las medidas precautorias para mitigar el avance del COVID-19 han llevado a cancelar eventos masivos, cerrado museos, cines, salas de concierto, zoológicos y acuarios. Empresas han implementado protocolos de trabajo a distancia, y las universidades usan tecnologías educativas en línea para producir programas capaces de sostener currículums universitarios completos. La población en general, o al menos la mayoría, ha comprendido la necesidad de quedarse en casa y reducir las salidas lo más posible, hasta nuevo aviso. Las necesidades que atañen al trabajo y la educación que pueden realizarse a distancia ya están cubiertas, pero la jornada laboral completa dura ocho horas al día, al término de esta, las personas pueden dedicar un par de horas más para aprovechar oportunidades educativas. ¿Qué pueden hacer el resto del tiempo?

Plataformas como Netflix y Amazon Prime, acordaron con la Unión Europea restringir su modalidad de HD, con el fin de no saturar el acceso a contenidos digitales y facilitar que estuviera disponible para más personas. El contenido de entretenimiento es el más socorrido por el público en general y por ende, el que se agota o satura más rápido. Pero también podemos recurrir a  los contenidos culturales en línea. Para nuestros lectores que buscan contenidos culturales más allá de películas, series y videojuegos, recomendamos la siguiente lista.

Visita el museo, sin salir de casa

El distanciamiento social recomendado a nivel mundial está demostrando ser una carga pesada para muchas personas, especialmente las que tienen un ritmo de vida más activo fuera de casa. La falta de actividades de esparcimiento puede contribuir al estrés que produce el aislamiento mandatorio. En situaciones como estas, solo la idea de salir de casa puede ser necesaria para reducir esta tensión, por lo que varios museos han puesto a su disposición recorridos virtuales gratuitos.

El Museo del Louvre abrió al público tres tours virtuales; el primero recorre el pozo que solía ser el perímetro original del museo, que fue construido como fortaleza por el rey Felipe Augusto. Otras áreas del recorrido incluyen la sala de antigüedades y artefactos egipcios, además de la Galería de Apollon, una parte del museo recién restaurada que guarda obras tan valiosas como “Apolo degollando a la serpiente Pitón”, realizada por Delacroix.

El Museo Vaticano, ha abierto sus puertas también a internautas alrededor del mundo, ofreciendo una vista en línea de las pinturas de la capilla Sixtina de Miguel Angel. Además de esto, los visitantes tendrán acceso a las esculturas clásicas de los museos de Pío Clementino y Chiaramonti.

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, en Madrid, España, también se suma al esfuerzo para ofrecer instancias de entretenimiento de valor cultural a las personas que están en cuarentena. Cuenta con una exhibición en línea completa dedicada a la obra de Rembrandt y otros artistas destacados de la época en Amsterdam. También ofrecen exhibiciones pasadas como la de la colección “Balenciaga y pinturas españolas”; que presentó piezas de arte y diseños de moda inspirados en las obras incluidas.

También en Madrid, el Museo Nacional del Prado ofrece recorridos virtuales en su cuenta de Instagram y videos en vivo en IGTV, además de juegos didácticos para familias, cursos MOOC dedicados a Velázquez y al Bosco, hasta una línea del tiempo con inteligencia artificial aplicada a las colecciones.

Una noche en la ópera

Ante la cancelación de conciertos y funciones musicales, diversas organizaciones están realizándolas en vivo y transmitiéndolas en línea en forma gratuita.

El Museo Metropolitano de Nueva York ya cuenta con una cartelera de conciertos de ópera gratuitos. Las funciones están disponibles desde su lanzamiento en vivo, hasta 20 horas después de la transmisión. La Ópera Estatal de Baviera tiene toda una agenda armada de obras gratuitas que continuarán hasta abril, las funciones serán transmitidas los lunes y algunos avances están disponibles en su página oficial.

Para conciertos de música clásica, la Filarmónica de Berlín abrió un salón digital de conciertos gratuitos.En su página oficial detalla las instrucciones para acceder a estos conciertos. Por su parte. la Sinfónica de Seattle ofrece transmisiones en vivo los jueves y sábados, vía sus canales de Youtube y Facebook.

Libros, libros, libros

La lectura es una de las actividades más necesarias en tiempos de encierro voluntario. Recientemente, colecciones con miles de libros y documentos de no-ficción y ficción han sido liberados para su acceso sin costo.

JTSOR, una de las plataformas de material académico y de investigación más establecidas a nivel mundial, liberó 6000 libros sobre diversos temas, colección que irá aumentando con el tiempo. La revista Yaconic, recopiló y publicó enlaces para acceder a 3000 libros de arte y diversos subtemas relacionados, como cine, moda, muralismo, iconografía, historiografía del arte, cultura visual y más. El contenido está en español.

Proyecto Guthenberg cuenta con una colección de 60,000 libros de material no-ficcional y educativo, todos gratuitos y sobre cualquier tema que a todo lector le interese aprender. Para las necesidades de libros ficcionales y de entretenimiento, de chicos y grandes, Apple Store abrió una amplia colección de libros y audiolibros gratuitos de diversos géneros para todo público. Para quienes no tienen acceso al Apple Store o buscan más variedad, los sitios de libros de dominio público cuentan con millones de obras literarias de todos los géneros y para todas las edades, tanto e inglés, como en español.

El tiempo de cuarentena es especialmente difícil para los niños que deben quedarse en casa. Los cuentos infantiles también pueden ayudar a mitigar los efectos del encierro. The Spanish Experiment tiene una colección de cuentos que fueron traducidos del inglés al español por gente de habla hispana como herramienta de aprendizaje de ambos idiomas. Si se busca seguir aprendiendo en casa, el periódico digital La Voz de Almería, curó una lista de recursos que incluyen libros y juegos para mantener a los niños entretenidos mientras aprenden.

El material existente en línea para mantenerse ocupado y cultivarse es vasto, y puede ir desde visitas a museos y conciertos, lo que pensaríamos en una primera instancia, hasta actividades más creativas como cuartos de escape virtuales organizados por bibliotecas o livecams en zoológicos que nos enseñen sobre la vida animal mientras nos entretenemos viendo pingüinos bajar escaleras.

Esta época de aislamiento sin duda nos ha hecho contemplar las instancias culturales de otra manera, hay mucho material gratuito a nuestra disposición para sobrellevar la carga psicológica que implica la cuarentena, ahora solo falta usarlo.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/cultura-cuarentena-coronavirus

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OPINIÓN | COVID-19 y la fragilidad del sistema de salud pública

Por: Tlachinollan

Hemos quedado atónitos ante lo que ha sucedido en China y se está replicando en varios países europeos y en Estados Unidos, con la pandemia del coronavirus. A pesar de los grandes avances científicos y tecnológicos vemos el gran abismo de nuestra fragilidad humana, ante la ola expansiva del virus, que se propaga por todo el orbe. De acuerdo con información de las agencias noticiosas, el nuevo coronavirus que causa la enfermedad conocida como COVID – 19, se ha propagado a más de 150 países. Se habla de que más de 275 mil personas en el mundo, se han contagiado con este virus y más de 11 mil personas han muerto hasta este viernes 20 de marzo. Actualmente hay 500 millones de personas en todo el mundo que se han aislado con el fin de frenar la pandemia, sin embargo, los casos de personas contagiadas siguen avanzando y las cifras de muertos continúan elevándose.

En nuestro país de acuerdo con informes de la Secretaria de Salud (SS) confirmó este viernes el segundo deceso por COVID – 19, reportando 203 casos positivos a nivel nacional; 606 sospechosos y mil 111, negativos. Con este segundo fallecimiento, la tasa de letalidad actual es del uno por ciento. De acuerdo con las estimaciones realizadas por los funcionarios de la SS, el pico de la enfermedad podría presentarse a fines de abril y principios del mes de mayo, aunque mucho dependerá de que las acciones de sana distancia y las recomendaciones de higiene emitidas se realicen cabalmente.

Esta crisis sanitaria de nueva cuenta vuelve a mostrar las graves deficiencias y la fragilidad de nuestro sistema de salud. Es un sistema fragmentado por la diversidad de instituciones de salud, que atienden a los diferentes sectores de la población. En esta fragmentación se reproduce la desigualdad social que existe en nuestro país. La población mayoritariamente pobre, es la que en otros años atendió la Secretaria de Salubridad y Asistencia (SSA), posteriormente fue el programa conocido como Seguro Popular (SP) y actualmente, con el Lopezobradorismo se le ha bautizado como el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI). Existe también el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE); el Instituto Mexicano de Seguro Social (IMSS), Petróleos Mexicanos (PEMEX) y la Secretaria de la Defensa Nacional (SEDENA). En estas instituciones de salud, la atención es diferenciada. Entre la población abierta el acceso a estos servicios esta muy restringida y limitada, porque la infraestructura hospitalaria se concentra en las principales ciudades donde existen pocos hospitales de segundo nivel que son insuficientes para atender a miles de pacientes. Esta situación se complica porque hay un gran déficit en cuanto a infraestructura médica, equipamiento, insumos, escasez de medicamentos, falta del personal de enfermería y médicos, que ha colocado a la población pobre en una situación sumamente critica. Los que menos tienen se les obliga a realizar más gastos de lo que se requiere para la atención médica. Los familiares de los pacientes tienen que comprar desde gasas, alcohol, medicamentos del cuadro básico pasando por los gastos catastróficos, como la compra de un marcapasos o un stent.

En Guerrero los servicios de salud son obsoletos e insuficientes. Se requiere ampliar la cobertura hospitalaria en las siete regiones del estado, con la apertura de nuevos hospitales. Es urgente la rehabilitación de la mayoría de ellos, pero sobre todo garantizar una cobertura óptima en los servicios básicos de la salud. Desde hace más de tres sexenios arrastramos un déficit económico altísimo, que es uno de los mayores quebrantos que enfrentamos en el estado. Lamentablemente el sistema de salud estatal ha servido como caja chica para el gobierno del estado, y ha sido también un terreno fértil para la corrupción entre los altos funcionarios.

Se ha dejado en total abandono a la población que vive en el campo y la que se encuentra asentada en las periferias de las principales ciudades del estado. Hay un total descuido en cuanto a los servicios que normalmente tienen que brindar los centros hospitalarios. Se denigra al paciente por el maltrato y la desatención, se hace más cruento su malestar por falta de personal médico y se trunca la posibilidad de garantizarle este derecho al no proporcionarle medicamentos, ni garantizarle estudios de laboratorio. Se ha normalizado que los pacientes tengan que cargar con los costos de la corrupción y pagar con dinero que no tienen los servicios de salud que el Estado debe de brindar de manera gratuita. La situación se complica para la mayoría de los pacientes porque ante la emergencia de la pandemia en Guerrero, se vive un momento critico por la transición que se está dando en cuanto nuevo modelo de salud, implantado por el gobierno federal a través del INSABI. Se vive en la incertidumbre porque aún no se conocen las reglas de operación, por lo mismo, no se tiene un plan bien diseñado para la atención integral de la salud entre los guerrerenses. El panorama se complica porque los mismos trabajadores de la salud se encuentran en la incertidumbre. Nadie tiene la certeza que serán contratados, mucho menos como será la nueva relación laboral. Por lo mismo, no hay condiciones para hacer frente al gran desafío del coronavirus.

A nivel nacional es preocupante que, en estos primeros días de la emergencia nacional causada por el coronavirus, haya sido solo el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, el doctor Hugo López-Gatell, quien asumió la alta responsabilidad de informar a la población sobre las medidas que se han tomado ante el grave problema del COVID -19. El Consejo de Salubridad General (CSG) tardó en reaccionar, cuando por ley es el órgano del Estado Mexicano que tiene como mandato la emisión de disposiciones obligatorias en materia de salubridad general. El Consejo representa la segunda autoridad sanitaria del país, precedido únicamente por el presidente de la República. El ámbito de acción del Consejo abarca a todas las organizaciones, públicas y privadas, que constituyen el Sistema Nacional de Salud (SNS), incluyendo las autoridades administrativas federales, estatales y municipales. Fue hasta el jueves 19 de marzo, cuando el Consejo de Salubridad General, realizó su primera sesión extraordinaria del año para declarar este padecimiento como una enfermedad grave que requiere atención prioritaria y, por lo mismo, se declaró en sesión permanente. Una de sus primeras decisiones fue avalar el plan de preparación y respuesta a la pandemia del COVID – 19, que lleva a cabo la SS. También el Consejo exhortó a los gobiernos de los estados y las instituciones de salubridad a presentar su plan de ampliación de servicios y reconversión de camas hospitalarias, para atender la demanda de enfermos con el nuevo coronavirus, sobre todo cuando el país transite de la fase I a la fase II.

La preocupación nacional y a nivel del Estado, es que en un inicio se dio un mensaje inapropiado de la amenaza de la pandemia. Se minimizó el problema, al grado que hasta el momento hay amplios sectores de la sociedad, que no creen en la letalidad del COVID – 19. En ciertos ámbitos del gobierno, se mantiene una postura optimista de que se encuentra bajo control el coronavirus. Es sumamente peligroso esta postura ambivalente por parte de algunos gobernantes, que no dimensionan las graves consecuencias de esta pandemia.  Tiene que haber un mensaje claro y contundente de las autoridades sobre las medidas sanitarias que toda la población debe de atender. En nuestra entidad debe igualmente funcionar el Consejo Estatal de Salud como máximo órgano en la toma de decisiones, que esté en permanente comunicación con el Consejo de Salubridad General, para no dar pasos en falso.

Se debe de informar con veracidad a la población y, sobre todo, se tiene que garantizar la atención a los sectores más alejados de los centros urbanos. Tememos que las autoridades federales y estatales estén realizando deliberadamente pocas pruebas con el fin de mostrar un bajo número de personas diagnósticas por el COVID – 19. En el caso de Guerrero el gobernador informó el viernes pasado, que en nuestra entidad hay 28 personas que están en estudio, y que hay cuatro casos confirmados; tres de Acapulco y uno de Chilpancingo. Esta muestra no es significativa de lo que realmente este sucediendo en nuestro estado, con el coronavirus porque hablamos de una población de más de 3 millones de habitantes.

Las razones de peso económico pueden llevarnos a una situación inmanejable, por eso es importante ampliar las pruebas a mayor número de pacientes, porque estamos ante una enfermedad altamente infectocontagiosa. Se tiene que revisar el mecanismo implementado a nivel estado para la realización de las pruebas, porque es insuficiente e ineficiente que solo sea a través de las jurisdicciones sanitarias, como se puedan realizar las muestras de los pacientes para de ahí trasladarlas al Puerto de Acapulco. Es un problema que se puede desbordar por la obsolescencia de este mecanismo y que, además, no esté reflejando el tamaño del problema que enfrentamos. La situación de violencia que enfrentamos y la grave crisis económica que padecemos nos puede llevar a la fase III, antes de lo pronosticado por el subsecretario de salud.

Fuente e imagen: http://www.tlachinollan.org/opinion-covid-19-y-la-fragilidad-del-sistema-de-salud-publica/

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¿Quién es el enemigo? La Cosa

Por: Amador Fernández Savater

Mi amigo Jun Fujita, de paso por Madrid en su vuelta a Japón desde Argentina, se ha quedado atrapado por la cuarentena en mi casa. Para mí toda una bendición: cocinamos, charlamos y por la noche hacemos cine-fórum.

Ayer La Cosa, de John Carpenter (1982), un peliculón de ciencia-ficción y terror que no ha perdido un ápice de su capacidad de impacto. Toda la conversación posterior a la peli gira en torno a la cuestión, tan presente hoy con el coronavirus, del enemigo.

— ¿Quién es el enemigo? Al terrible ser encontrado en la Antártida la expedición de científicos lo llama simplemente La Cosa.

“Estamos en guerra” ha dicho Macron. Y manda al ejército patrullar las calles. Lo mismo dijo el presidente chileno Sebastián Piñera cuando empezó la insurrección en su país: “Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nadie y a nada”. Un poder “alienígena” añadió su mujer. Movilización y guerra total contra… La Cosa.

La Cosa no tiene nombre. Es un Objeto Volante no Identificado por los radares de lo conocido. No encaja en ninguna de las tablas clasificatorias, en ninguno de los sistemas de categorización previo. Es más: La Cosa los arruina y destruye. Es el monstruo, el ser venido de otro planeta, el combatiente ilegal, la potencia del afuera, un punto de exterioridad con respecto a la civilización.

¡Guerra a La Cosa! Por supuesto hay que cuidar y cuidarse, proteger y protegerse. Pero, ¿no es también La Cosa una ocasión de pensamiento? Sólo es posible pensar en la interrupción: la interrupción de los automatismos, de los estereotipos, de las evidencias. La Cosa es un agujero en el sistema de evidencias establecido. Nos invita a repensarlo todo de nuevo: la salud y la sanidad, las ciudades y la alimentación, los vínculos y los cuidados.

En lugar de tapar el agujero, mirar a través suyo. Es la diferencia entre gestionar y transformar. ¿Pero quien quiere sostener un agujero?

— Indiscernibilidad. ¿Quién es La Cosa?

Lo estamos viendo hoy: el enemigo puede ser cualquiera. Los que vienen al pueblo desde la ciudad, ese tipo que anda por la calle aún, los vagabundos y los chicos migrantes sin casa.

La tensión social horizontal es palpable estos días. ¿Quién tiene el virus? No se sabe. Cualquiera lo puede pasar. Hay que desconfiar de cualquiera. Uno mismo sin saberlo puede llevar La Cosa dentro: son los asintómáticos.

Los comunistas eran un enemigo reconocible. El sida estaba asociado a “grupos o prácticas de riesgo”. Pero ahora cualquiera se puede infectar, cualquiera lo puede contagiar, cualquiera es el enemigo.

El piloto Mc Ready (Kurt Rusell) va caso por caso, es lo más seguro, pero la situación cambia, evoluciona. El sano de ayer puede ser el infectado de hoy. Un cortocircuito infernal de lo actual y lo virtual. La desconfianza y la paranoia son generalizadas.

— El enemigo viene de afuera

¿Cómo protegerse? En la peli cada personaje se encierra en su plano individual evitando encontrarse con los demás en un plano de conjunto (el campo-contracampo se vuelve social distancing). Hay que cerrar fronteras. Una frontera en torno a cada uno de nosotros, la casa en cuarentena. La frontera del país, la frontera de la Unión Europea. Da igual que Europa sea más foco de contagio que al revés, se sigue pensando que el enemigo viene de afuera y que protegerse consiste en dejarlo fuera.

Y sin embargo La Cosa llegó antes que la expedición de investigación. La Cosa estaba ahí desde mucho antes, empotrada en la Tierra.

Si La Cosa estaba ahí antes, ¿cómo vamos a dejarla afuera?

Un texto notable que circula estos días, Monólogo del virus, nos recuerda que los virus estaban ahí desde el principio de todo, que representan la continuidad de lo vivo, que sin ellos no habría habido vida.

Como el “barravento” que sopla en la peli de Glauber Rocha (1962), el coronavirus se mueve identificándose con los movimientos de desterritorialización absoluta de la Tierra. El virus es la tierra. Nosotros somos los extra-terrestres. Los que hemos cortado con la continuidad de lo vivo separando sujeto (El Hombre) y objeto a dominar (el mundo). Es la lógica de dominio la que corta el campo relacional en que consiste la vida poniéndonos a todos en peligro. Es esa vida extra-terrestre la que nos amenaza.

— Protegernos de La Cosa. ¿Pero cómo?

No way out en la película de Carpenter. Película radical, sin concesiones, sin ilusiones, sin final feliz.

Para acabar con La Cosa, Mc Ready pega fuego a todas a todas las instalaciones, a todas las viviendas, al conjunto entero de la base científica. Le pega fuego a todo lo que (supuestamente) protege. Porque sospecha que en cualquier rincón puede quedar escondida La Cosa.

Le pega fuego a todo y queda a la intemperie, en el desierto de hielo. El fuego consume el frío, pero amenaza con llevárselo todo consigo.

Es la salida más radical: quemar todo lo que supuestamente nos protege del mal pero en realidad lo reproduce. Quedar a la intemperie, donde un nuevo comienzo es posible. Expuestos, con la vida al descubierto.

¿Está a nuestro alcance ese gesto radical? ¿Lo queremos o tenemos demasiado miedo? ¿Es el único gesto posible?

Preferiríamos seguramente una respuesta sensata que protegiese a los vulnerables sin exponer a nadie más a cambio (los pobres, los chivos expiatorios), que nos devolviese sin demasiados costes a una cierta normalidad. Pero ahí, en la salida reformista, seguramente La Cosa encuentre rincones para guarecerse y no aprovecharemos el agujero para pensar radicalmente.

¿Entonces?

Fuente e imagen: https://www.filosofiapirata.net/quien-es-el-enemigo-la-cosa/

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Covid-19: El asesino y su cómplice

Por:  Jesús Aller

Tal parece que un minúsculo virus ha puesto a la humanidad contra las cuerdas. El cómputo de sus víctimas crece desbocado día tras día, mientras las ciudades se ven desconocidas, trasmutadas en un paisaje insólito de avenidas y plazas desiertas con las gentes recluidas en sus casas. Los jefes de la barraca, esos políticos de hábil facundia, mantienen el tipo y explican, didácticamente, que todo irá bien dentro de poco, que tengamos paciencia. Los mass media informan a medias y nos tienen entretenidos para que no nos desmandemos. Mientras tanto, en hospitales vetustos o improvisados, héroes vestidos de astronauta lo entregan todo tratando de paliar el desastre. Sería hora de preguntarnos, por lo que nos va en ello, quién es responsable de la desgracia que se ceba con nosotros.

Lo cierto es que sabemos mucho de virus en estos momentos, y cualquier experto reconoce que las muertes que se están produciendo podrían y deberían haberse evitado en su mayor parte. Ante la emergencia de un elemento infeccioso como éste, existen soluciones de manual que podrían y deberían haberse aplicado con rigor y contundencia. Estaríamos entonces en un escenario distinto, sin lamentar tanta desgracia, tanto dolor, tanta pérdida de vidas. ¿Qué ha ocurrido entonces? ¿Por qué estas medidas necesarias de contención no se aplicaron en el momento en que surgió el problema, cuando los especialistas sabían que de no hacerlo teníamos una alta probabilidad de acabar como hemos acabado?

No es difícil darse cuenta de lo que ocurrió. El covid-19 destruye los pulmones de la gente y los mata, él es sin duda el asesino, pero su poder maléfico sólo ha sido capaz de materializarse con tanta crueldad porque ha contado con un cómplice necesario. Cuando se requerían una decisión rápida y una actuación enérgica, éstas no se produjeron porque otro virus más letal que el covid-19 había cegado y endurecido a los que tenían la responsabilidad de atajar el problema. Es hora de comprender que los poderosos no son en realidad tan poderosos, sino simples gestores de un sistema que prioriza el beneficio sobre cualquier consideración y cuyo nombre no es otro que capitalismo. La necesidad de salvar vidas significaba poco ante el peligro de desatar la cólera de los mercados o comprometer el sacrosanto crecimiento.

El miedo cerval a la cólera del monstruo y sus reacciones destempladas hacía imposible una respuesta razonable y abrió el camino al desastre. Además, un sistema sanitario debilitado por recortes no estaba en las mejores condiciones para resistir el envite. Ésta es, en resumidas cuentas, la explicación de lo ocurrido, y muestra a las claras el carácter criminal del sistema económico imperante. Aparte de esto, hay que reconocer que en el caso de nuestro país ha existido también una inconsciencia que no deja de asombrar. Cómo es posible que en un momento crítico en que las autoridades sanitarias europeas ya desaconsejaban actividades multitudinarias, desde nuestra clase política no dudaran en convocar a las masas a las calles. La irresponsabilidad de estos comportamientos es difícil de entender.

La anatomía y la fisiología del capitalismo son casi tan bien conocidas como las del coronavirus, y entre los dos, a cual más siniestro y dañino, nos han metido en esto. Mientras nos absorben las rutinas de cada día, apenas tenemos energía para analizar lo que ocurre, y es por ello que este momento, con toda su tragedia, puede transformarse en una oportunidad que nos haga reflexionar. La experiencia servirá de algo si nos ayuda a comprender que sólo la vida y la realización del ser humano son valores esenciales, más allá de la dinámica de una economía desquiciada. No tenemos más remedio que estar alerta, porque cuando el covid-19 sea vencido al fin, y esperemos que sea pronto, podéis apostar a que nadie de la clase política va a decirnos la verdad, y el otro virus, más peligroso y letal, seguirá campando a sus anchas.

Otro mundo es posible, y estos días estamos viendo con claridad lo necesario que es.

Fuente: https://rebelion.org/covid-19-el-asesino-y-su-complice/

Imagen: https://pixabay.com/photos/hooded-man-mystery-scary-hood-2580085/

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Contagio

Por:  Giorgio Agamben

¡El contagiado! ¡Dale! ¡Dale! ¡Dale al contagiado!, Alessandro Manzoni, El Novio.

Una de las consecuencias más inhumanas del pánico que se busca por todos los medios difundir en Italia durante la llamada epidemia del coronavirus es la idea misma del contagio, que está en la base de las medidas excepcionales de emergencia adoptadas por el gobierno. La idea, ajena a la medicina hipocrática, tuvo su primer precursor inconsciente durante las plagas que asolaron algunas ciudades italianas entre 1500 y 1600. Es la figura del contagiado, inmortalizada por Manzoni tanto en su novela como en el ensayo sobre la Historia de la columna infame. Un “grito” milanés por la peste de 1576 los describe así, invitando a los ciudadanos a denunciarlos:

“Habiendo llegado a la noticia del gobernador de que algunas personas con débil afán de caridad y para sembrar el terror y el espanto entre el pueblo y los habitantes de esta ciudad de Milán, y para excitarlos a algún tumulto, van engrasando con cebos, que dicen pesticidas y contagiosos, las puertas y cerrojos de las casas y las cantatas de los barrios de esa ciudad y otros lugares del Estado, con el pretexto de llevar la peste a lo privado y a lo público, … de lo cual hay muchos inconvenientes, y no poca alteración entre las personas, más aún para los que se persuaden fácilmente de creer tales cosas, se entiende por su parte a cada persona de la calidad que se quiera, estado, grado y condición, que en el plazo de cuarenta días dejará claro la persona o personas que han favorecido, ayudado o sabido de tal insolencia, si les dan quinientos escud…”.

Dadas las diferencias necesarias, las recientes disposiciones (adoptadas por el gobierno con decretos que quisiéramos esperar -pero es una ilusión- que no fueran confirmados por el parlamento en leyes dentro de los plazos prescritos) transforman a cada individuo en un potencial contagiado, de la misma manera que los que se ocupan del terrorismo consideran a cada ciudadano como un terrorista de hecho y de derecho. La analogía es tan clara que el potencial contagiado que no cumple con las prescripciones es castigado con la prisión. Particularmente invisible es la figura del portador sano o precoz, que infecta a una multiplicidad de individuos sin éstos puedan defenderse de él, como se podría defender uno de los contagiados.

Aún más triste que las limitaciones de las libertades implícitas en las prescripciones es, en mi opinión, la degeneración de las relaciones entre los hombres que pueden producirse. El otro hombre, quienquiera que sea, incluso un ser querido, no debe ser acercado o tocado, y de hecho hay que poner una distancia entre nosotros y él que algunos dicen que es de un metro, pero según las últimas sugerencias de los llamados expertos debería ser de 4,5 metros (¡esos cincuenta centímetros son interesantes!). Nuestro vecino ha sido abolido. Es posible, dada la inconsistencia ética de nuestros gobernantes, que estas disposiciones se dicten en quienes las han tomado por el mismo temor que pretenden provocar, pero es difícil no pensar que la situación que crean es exactamente la que los que nos gobiernan han tratado de alcanzar repetidamente: que las universidades y las escuelas se cierren de una vez por todas y que las lecciones sólo se den en línea, que dejemos de reunirnos y hablar por razones políticas o culturales y sólo intercambiemos mensajes digitales, que en la medida de lo posible las máquinas sustituyan todo contacto – todo contagio – entre los seres humanos.

Fuente e imagen: https://ficciondelarazon.org/2020/03/11/giorgio-agamben-contagio/

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Y sin la educación

Por: Hugo Aboites

Como las guerras, las pandemias tienen el potencial de sacudirlo todo, dentro y fuera de las naciones, en las instituciones y comunidades. Pueden desorganizar, recluir en sus casas a la mitad de la población, cerrar fábricas y comercios, acelerar crisis económicas, vaciar los almacenes y farmacias, dejar sin escuela a decenas de millones, alentar el miedo cerval a un enemigo invisible, obligar a pensar en la supervivencia mediante el conteo diario de los fallecimientos, agonizantes y contagiados y alterar así y llevar al límite los sustentos emocionales básicos que son fuente de estabilidad. Y además pueden impulsar a ver de distinta manera y a cuestionar las estructuras de poder que desde fuera y, en reflejo, desde dentro, organizan nuestras vidas.

No hemos llegado todavía a ese punto. A pesar de la alteración que ya sufrimos, la crisis de los sistemas que nos gobiernan y nos organizan no ha estallado aún. Ayuda grandemente el que exista una persuasión básica de que el manejo de la pandemia –por gobiernos y autoridades institucionales– en México está siendo exitoso y eso se traduce en una importante dosis de confianza. Lo corrobora, en contraste, la situación de España, Italia y, sobre todo, Estados Unidos que, gracias a Trump, es visto ahora como el más eficiente epicentro mundial de la pandemia. Ha ayudado también a la relativa tranquilidad el hecho de que el 20 de abril ha sido establecido por el gobierno mexicano –queriéndolo o no– como la fecha mágica del fin de la anormalidad. Es cierto que de inmediato se agrega que en esa fe-cha sólo se habrá conseguido un nivel de contagios manejable que no sature la capacidad de la infraestructura de salud del país, pero no queda claro su significado en términos del aproximado de contagios y fallecimientos diarios que significará lo manejable, qué tanto podrá domarse una curva en ascenso que se anticipa no será para nada semejante a la situación muy mitigada que hasta hoy vivimos. El otro elemento clave es el de la profunda desigualdad que tiene el país. Esta no es homogénea, no es igual en la ciudad que en el campo, en el norte o sur, entre los pueblos indígenas y sus comunidades, entre quienes tienen diversos niveles de escolaridad, de ingresos, de acceso a servicios médicos. Por eso es difícil prever. Si lo que tendremos a finales de abril no es alentador y el contagio ha comenzado a extenderse en esa otra mitad de México, la situación puede ser sumamente complicada y hasta descontrolada. En concreto, con un nivel de contagios que ciertamente será más alto que el que ahora tenemos, ¿volveremos a abrir escuelas y universidades? ¿Nos encerraremos otra vez con grupos de 30, 40 y hasta 60 niños y jóvenes? ¿y las empresas? ¿centros de diversión? Y si no lo hacemos, la crisis de la economía se alzará de un tamaño amenazador; además, podrá haber desabastos y reacciones sociales difíciles de controlar. Habrá dilemas muy profundos dentro del propio gobierno y las instituciones y estarán solos.

Todo esto sucederá dentro de una sociedad muy fracturada, con polos extremos de riqueza y de visiones de la sociedad. Ahí estarán incluidos los 30 millones de estudiantes y maestros, con el rol asignado de meros testigos de lo que otros hacen y deciden. Porque, en lugar de prepararnos durante años tejiendo lazos y redes de conocimientos desde las escuelas y universidades, hemos privilegiado la idea de la distancia escolar respecto de los grandes y pequeños problemas de la comunidad y la sociedad. Hemos adoptado la concepción del mundo y de la sociedad implícitos en el énfasis de la excelencia y calidad, las que llevan a un profundo conservadurismo social. El peso demográfico de la educación (organiza a casi un tercio de la población del país) y su potencial como generador de corrientes de conocimiento capaces de seguir funcionando a lo largo y ancho de la nación, desde vetas hasta enormes cauces, es estratégico para generar participación, en un momento como este y en una crisis –lo dijo el subsecretario de Salud– que no se agotará pronto; tal vez, se dice, hasta octubre.

Sólo los maestros que durante años se organizaron para resistir, dentro y fuera de la escuela, aliados con comunidades y colonias, tienen la experiencia y la visión de qué hacer en un momento como éste. Y ya comienzan a ensayarlo en la Ciudad de México y en Michoacán, manteniendo vivas las escuelas no como lugares físicos, sino como espacios de convergencia de problemáticas sociales que niños y padres, en sus casas, analizan y procesan. Es decir, lo que no sabemos hacer los académicos universitarios, individualizados y distantes del contexto, en instituciones vendedoras de cursos, asesorías e investigaciones y con una visión profundamente privatizada de nuestro trabajo. Y, como resultado, con universidades que no construyen su papel como actor social clave, somos los cascarones vacíos de nuestros edificios; como si no existiéramos para el país y para su gente.

Fuente:  https://www.jornada.com.mx/2020/03/28/opinion/020a2pol
Imagen: https://pixabay.com/photos/class-classroom-room-school-empty-1986501/
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