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La interculturalidad un apoyo para mejorar la educación de calidad

Por: Gilberto Pérez Martínez.

Resumen:

Este artículo reflexiona una alternativa para la educación de calidad pasando por el análisis de cómo el neoliberalismo, un capitalismo sin restricciones, sin fronteras, se fue apoderando del sistema educativo para tener un control social de la sociedad. Una educación basada en competencias que lo único que ha hecho es parcializar el conocimiento e incentivar el egoísmo y el individualismo, tanto del alumno que aprende como del maestro que enseña. Una política promovida por los organismos internacionales que juegan a través de las reglas del mercado, para crear individuos productivos y consumidores. No obstante, se presenta una alternativa de formación desde la interculturalidad donde no solo se reconocen las diferencias entre individuos, sino que hasta se soportan. Es decir, se puede hacer educación de calidad independientemente de las costumbres e ideologías que existen en la sociedad para tener un mejor futuro.

Palabras clave: neoliberalismo, educación, competencia, mercado, interculturalidad.

Abstract:

This article reflects an alternative for quality education through the analysis of how neoliberalism, a capitalism without restrictions, without borders, was taking over the educational system to have a social control of society. An education based on competences that the only thing that has done is to bias the knowledge and encourage selfishness and individualism, both of the student who learns and of the teacher who teaches. A policy promoted by international organizations that play through the rules of the market, to create productive individuals and consumers. However, an alternative of intercultural education is presented where not only the differences between individuals are recognized, but they are even supported. That is, quality education can be done independently of the customs and ideologies that exist in society to have a better future.

Keywords: neoliberalism, education, competition, market, interculturality.

El mundo actual se encuentra parcializado, jerarquizado, atomizado, individualizado y especializado. Pocas poblaciones tienen el sentido del trabajo colectivo o cooperativo, sobresale el individualismo, el egoísmo, la discriminación e inclusive la violencia. A esto, se le agrega la movilización de masas, es decir, la migración de personas de un lugar completamente pobre a un lugar con mejores condiciones económicas que los discrimina y los aísla.

Lo anterior, es el resultado de políticas económicas globales basadas en el liberalismo o también conocido como el neoliberalismo donde la actividad económica mediante la empresa privada opera bajo el libre mercado (Friedman citado por Vázquez, 2015). Esto ha provocado que las empresas transnacionales, de cualquier giro, traspasen las fronteras de cualquier país y se haya sucitado el cierre de empresas pequeñas, en el caso del mercado y el destierro de pobladores, en el caso del área rural.

De la misma forma, el corporativo privado incursiona en las políticas públicas del Estado que lo reducen a ser solamenta administrador y aplicador de las reformas estructurales (económica, política, ambiental, educativa)  de cada país. Es decir, el Estado no está para servir a los grandes consorcios, no para reglamentarlos. Los corporativos, ponen las reglas en la vida interna de cada entidad.

La intención neoliberal dirigida por la iniciativa privada en palabras de Freidman (citado por Vázquez, 2015, pág. 98) era llevar “un mercado donde no lo hay” y para establecer este objetivo era necesario modificar la estructura social a través del ámbito educativo para poder convertir a la población como trabajadores pero tambien como consumidores con la finalidad de tener el control total de toda la población.

Como antecedente, Vázquez (2015) señala que en los países latinoamericanos el Estado desde las primeras décadas del siglo XX y en más de cien años esas transformaciones no trastocaron ni tuvieron la pretensión de asegurar un mínimo de educación en la sociedad para el fortalecimiento de los sistemas de educación pública. Sin embargo,  al fin del segundo milenio con un modelo que postula la superioridad del mercado y los intereses individuales en todos los ámbitos de la vida social era necesaria una regulación para hacer congruentes los sistemas educativos con el actual modelo hegemónico: el mercado.

De esta manera, se inicia con la disminución de la responsabilidad del Estado de ser el garante de la educación universal y gratuita y toma las recomendaciones de los organismos internacionales como el Banco Mundial (BM), Fondo Monetario Internacional (FM), la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otros; que son las agrupaciones financiadas y que aplican las directrices de las empresas privadas transnacionales. Estas, les indican que el costo de la educación es muy alto y no refleja la calidad educativa que se requiere para los tiempos actuales.

Esto ha llevado a los países latinoamericanos a instalar reformas educativas, las cuales, tienen cuatro ejes: el primero, la descentralización administrativa (legislativas), nuevas formas de control y regulación por parte del Estado; el segundo, calidad, competitividad y ciudadanía para responder a los códigos de la modernidad e incrementar productividad y competitividad de las naciones; el tercero, evaluar los resultados comparados con estándares de calidad; y el cuarto, evaluación docente, la competencia y el mérito individual como valores fundamentales (Martínez citado por Vázquez, 2015, pág. 100).

El primer eje  ha sido expuesto anteriormente donde el Estado deja de ser el responsable total de la educación. La preocupación aumenta con el segundo eje al formar a los alumnos en competencias. Según Busso, Cristia, Hincapié, Messina, & Ripani (2017, pág. 25), una competencia “puede ser considerada una habilidad solo si permite que un individuo sea más productivo desde un punto de vista económico”. Es decir, aquel sujeto que no tenga habilidades que incrementen la vida económica de un país, no son rentables a los intereses del mercado. Por lo que, no se debe invertir en ello.

En el tercer eje, las mediciones son para documentar los niveles generales y las diferencias en los segmentos de la población y comparar con otras naciones. También sirven para determinar las habilidades según el contexto. Se miden con pruebas estandarizadas por su fácil aplicación y bajo costo. Si un sujeto en una prueba estandarizada la resuelve con escaso esfuerzo es una buena noticia (Busso, Cristia, Hincapié, Messina, & Ripani, 2017). Así, se inicia la segmentación y la discriminación de la población donde unos son más hábiles y otros son más débiles o ineficientes. Además, no hay punto de comparación entre naciones ricas y pobres.

En el cuarto eje, al suponer la centrali­dad del docente en el aprendizaje, podría estarse fincando gran parte del esfuerzo de cambio sobre un supuesto acerca del cual no hay evidencia suficiente (Bensusán & Tapia, 2013). Esto implica que el docente queda expuesto al despido si los resultados de los alumnos no son positivos. Ahora, de lo que si hay evidencia, es que la educación concierne a la familia, a la escuela, al docente y al contexto.

En este sentido, tanto, los estudiantes como los docentes deben tener determinadas competencias para ser más productivos, en esto se traduce la calidad educativa actual. No importa lo humano, lo solidario, lo colectivo, lo cooperativo, los valores, solo lo económico. Esto ha estimulado una formación reducida, de los alumnos y docentes, en el individualismo, la competencia, la indiferencia y el egoísmo. No importa, el otro solo la meta sin importar los medios.

Los alumnos y los docentes se enfocan en prepararse, como si fuera una competencia, para superar pruebas estandarizadas que dan imagen a los Estados a nivel regional e internacional. De los resultados de los alumnos depende el presupuesto que se destina a las instituciones. Y el resultado de los docentes, les “asegura” un mejor salario o un ascenso. No obstante, la formación integral del sujeto queda fuera del ámbito educativo, se menciona en el discurso pero en la  práctica no existe.

Así, las políticas actuales, dirigidas por el mercado, disminuyen la relación sujeto-sujeto, sujeto-sociedad; y no se diga la relación sujeto-naturaleza. Como ejemplo, las poblaciones rurales han disminuido al perder sus tierras y fuentes de empleo quedando en condiciones precarias, lo cual, ha incentivado a la emigración hacia las ciudades buscando mejores condiciones de vida. Solamente, que en la mayoría de los casos se asientan en colonias populares con ambientes poco favorables.

Esto llega hasta el ámbito educativo donde tendría que reconstruir sus planes y programas para tomar en cuenta la diversidad de sus poblaciones de alumnos. Ante esta situación, los docentes también tendrían que prepararse para reconocer la multiculturalidad que existe en el aula de clases. No obstante, se sigue preparando para formar en la homogeneidad, sin reconocer las diferencias en los alumnos, para aprobar pruebas disciplinarias con fines de productividad, lo que degrada la formación integral del sujeto.

Es por ello, que se propone la categoría de la interculturalidad como un proceso integral de formación del sujeto para mejorar la calidad educativa desde una utopía posible que crea y establece un conocimiento que le da forma a todo y nace de la necesidad de tener un poder de controlar, dominar siendo dominado. Ese dominar siendo dominado es parte de la interculturalidad, que siempre ha existido, aunque algunos no lo reconozcan o se diga que es una categoría nueva, la que permite, a pesar de la difícil travesía de las diferentes realidades entre culturas, siga emergiendo la búsqueda de construcción de conocimiento a través del reconocimiento del otro, del otro mundo posible.

La interculturalidad es por una parte la búsqueda de la relación con el otro, desde la identidad propia, para transformar el contexto de acuerdo con las necesidades de cada uno. Es una posición política que implica el diálogo y  la negociación con diferentes culturas (Zemelman & Quintar, 2007).

La interculturalidad es el ser-estar-siendo como sujeto pensante del yo mismo, desde el otro, para el otro y la otredad como un espacio de interacción e integración para la supervivencia del ser humano en el planeta tierra. Como dice Fuentes (2013) cuando se abraza al otro, no sólo se encuentra asimismo, sino que se incluye en la propia vida y en la conciencia, las imágenes marginales que el mundo moderno, optimista y progresivo ha condenado al olvido, antes de pagar el precio de su olvido, al abrazar al otro es ensanchar la posibilidad humana. Asimismo, el convivir con el otro, da la oportunidad de reencontrarse con la posibilidad de mantener la vida presente y futura de las siguientes generaciones.

La interculturalidad reconoce pensarse desde el interior del sujeto para la sana convivencia expresándolo con el actuar conforme el respeto a la diferencia del otro comprendiendo que no es reconociéndola sino soportándola como dice Zemelman y Quintar (2007), como se puede llegar a la construcción y al reconocimiento.

La interculturalidad es pensarse y repensarse en la historia buscando sus significados para la construcción de un nuevo sujeto histórico que está reflexionando el pasado pero es presente y busca construir un mejor futuro tratando de dar la vuelta a la historia ambigua y maléfica basada en el odio. Porque se odia al otro, al conquistador, al civilizador, al extranjero, al mestizo, al extraño por una historia del pasado que nos retuerce el presente que ya no es pasado y no debemos vivir de él. Dice Fuentes (2013), el propio odio es el propio amor que consume  y no deja avanzar. Y no se avanza porque no queramos sino porque no ha habido un desprendimiento del recuerdo de la dominación y ser dominado, no se ha dejado el sistema educativo que no es para liberar sino para civilizar (Zemelman & Quintar, 2007, pág. 38).

Una civilización maquillada de domesticación del otro, en educar para el pensamiento único, para el consumo, para el mercado. Según Shiva Vandana (2010, pág. 36) se está educando en el monocultivo de la mente  disfrazada de “liberación”  para ver al otro enemigo y no como un apoyo, es la eliminación del otro. A lo que se le suma el mismo alimento, vestido y calzado como uniformidad global desapareciendo la diversidad cultural y natural.

Es por ello, la necesidad de una educación para soñar realidades nuevas a futuro, es urgente que se permita retomar el deseo y la imaginación para construir conocimiento con conciencia histórica, crítica y reflexiva abrazando al otro y cuidando la otredad como posibilidad humana a través del diálogo intercultural en igualdad de condiciones de respeto, tolerancia y en la búsqueda del enriquecimiento mutuo (Zemelman & Quintar, 2007). Aquí cabrían las preguntas ¿sabemos dialogar?, ¿de qué forma se enseñan a dialogar en la familia, escuela y sociedad?, y si no es así ¿cómo se aprende a dialogar con, desde y para el otro?

El diálogo junto con el lenguaje es la lectura de las realidades para enfrentar los problemas como un encuentro de solución en el espacio tiempo que lleve a la conciencia de ir creciendo, sin ser excluyente, con y desde el otro. Es “la necesidad de existencia, más allá de la simple sobrevivencia, que compromete a todo el sujeto, tanto a su estómago como a su espíritu, a su mirada y oídos como a su voluntad de ser” (Zemelman, 2002, pág. 25). Es aceptar y afrontar la incertidumbre, lo desconocido, lo no determinado, lo  no acabado para ser-estar-siendo constructores del presente y del futuro, es construir conciencia.

La interculturalidad es respetar la experiencia gnoseológica de las diferentes culturas en sus saberes, usos y costumbres siendo necesario rescatar los conocimientos ancestrales, que según algunos no son científicos, pero transforman y dan vida a las realidades presentes.

Una de las primeras acciones para iniciar la formación intercultural es reconocer el odio interno y externo con egoísmo y muchos otros valores que no aportan al crecimiento del sujeto siendo el resultado de una formación basada en la subalternidad,  la obediencia y reduciendo a nada la creatividad. Es el cultivo de una autoimagen hecha para creer que no se tiene capacidad de intervenir, dominado por la lógica de la sobrevivencia y al mismo tiempo responsable de reproducir un sistema social injusto (Saavedra, 2009, pág. 214).

Lo anterior, es resultado de la historicidad mexicana y latinoamericana donde las mayorías obedecen y una minoría manda, y ese factor no es el negativo, porque es una forma de vivir. La particularidad está en el origen de la relación aspera de humillación y odio recíproco entre patrón-subalterno que ha traspasado hacia las culturas y de ahí a las sociedades. No obstante, existe la posibilidad de mejorar dicha relación, formando en contra de la reproducción e imitación sentidas como únicas formas de ser sujeto tratando de aminorar la reducción hacia el otro como objeto.

Así, la formación intercultural es necesaria porque da la oportunidad de formar con conciencia, algo que se dice muy simple pero es complejo, es un proceso largo pero esperanzador para la convivencia humana. No solamente, es la lectura ideológica del presente y futuro, es la necesidad de mundo como potenciación del sujeto en sus posibilidades de ocupar nuevos espacios en la reivindicación de sus necesidades (Zemelman, 2002, pág. 26). La formación intercultural es reconocerse con habilidades, diferencias y deficiencias compartidas con el otro como necesidad de construir para liberarse para dejar de ser necrófilo y ser biófilo sin matar a la vida y alimentarnos de ella, buscándola y sin huir de ella (Freire, 2008, pág. 167).

Para formarse interculturalmente es  necesario quitar barreras, poner voluntad, transformar el carácter y tener mente abierta. Esto conlleva a ser más humano, humilde solidario, colectivo, es decir, se llega a la calidad no solo educativa sino a la calidad humana de otro sujeto posible que puede trabajar por cumplir los objetivos globales de la UNESCO (2013, pág. 19), que son:

  1. La paz, contribuir a una paz duradera;
  2. el desarrollo sostenible, contribuir al desarrollo sostenible y a la erradicación de la pobreza.

Específicamente, en el objetivo número seis del proyecto 37 C/4 de la estrategia a plazo medio que dice: “respaldar el desarrollo social inclusivo y promover el diálogo intercultural y el acercamiento de las culturas” (UNESCO, 2013, pág. 20).

Así, la interculturalidad sin duda es una categoría que busca la educación de calidad a través del diálogo y la inclusividad para formar ciudadanos glocales que  trabajen continuamente por la paz y el desarrollo sostenible para no afectar el futuro de las generaciones venideras.

REFERENCIAS

Bensusán, G., & Tapia, A. (2013). El SNTE y la calidad educativa. Una agenda de investigación. Revista Mexicana de Sociología, 557-587.

Busso, M., Cristia, J., Hincapié, D., Messina, J., & Ripani, L. (2017). Aprender mejor. Políticas públicas para el desarrollo de habilidades. Washintong: Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Freire, P. (2008). Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI.

Fuentes, C. (2013). El espejo enterrado. Pamplona: Ed. leer-e.

Saavedra, M. S. (2009). Complejidad y Transdisciplinariedad: utopía posible de la formación docente. Morelia, Michoacán, México: Escuela Normal Superior de Michoacán.

Shiva, V. (2010). Las Nuevas Guerras de la Globalización. Madrid, España: Editorial Popular.

UNESCO. (2013). 37 C/4 2014-2021 Proyecto de estrategia a plazo medio. París: UNESCO.

Vázquez, G. (2015). La calidad de la educación. Reformas educativas y control social en América Latina. Estudios Latinoamericanos, 93-124.

Zemelman, H. (2002). Necesidad de Conciencia. Barcelona, España: Anthropos.

Zemelman, H., & Quintar, E. (2007). Conversaciones acerca de la interculturalidad y el conocimiento. México: IPECAL, IPN.

 

 

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Los monstruos perfectamente educados

Por: Yadira Suhey Díaz Espinosa.

Resumen

Las universidades son considerados espacios de aprendizaje y formación profesional, donde los estudiantes se van constituyendo dentro de las aulas y laboratorios como los futuros médicos, ingenieros industriales, abogados, psicólogos entre una infinidad de carreras, que buscan dar respuesta al entorno laboral que se encuentra en las comunidades, en el presente artículo se presenta un breve análisis sobre algunas cuestiones que imbrican a la Educación Superior y la Calidad Educativa referida a la docencia universitaria.

Reflexionando acerca de cómo la presencia de los docentes en las aulas no garantiza que la educación que se recibe sea aquella que se necesita, cómo influyen en este aspecto las condiciones de la universidad sobre el ingreso de postulantes a la docencia, su perfil y la trayectoria con la que llegan a éstas instituciones.

Retomaremos algunos modelos que se han venido utilizando para valorar la calidad en la docencia universitaria con el fin de poder comprender que lleva a ciertas instituciones a generar improntas en los espacios donde se encuentran, y que ha originado que algunas apenas sobrevivan.

Palabras clave: Educación Superior, Docencia Universitaria, Calidad Educativa.

Summary

Universities are considered spaces of learning and professional training, where students are formed within the classrooms and laboratories as future doctors, industrial engineers, lawyers, psychologists among a myriad of careers, seeking to respond to the working environment that is found In the communities, this article presents a brief analysis on some issues that overlap Higher Education and Educational Quality related to university teaching.

Reflecting on how the presence of teachers in the classroom does not guarantee that the education received is that which is needed, how the conditions of the university influence on the entrance of postulants to teaching, its profile and the trajectory in this aspect  with which they reach these institutions.

We will return to some models that have been used to assess the quality of university teaching in order to understand that it leads certain institutions to generate impressions in the spaces where they are located, and that has caused some to barely survive.

Keywords: Higher Education, University Teaching, Educational Quality.

 En docente universitario[1] es un tema que dentro del ámbito educativo ha cobrado relevancia, no solo para evaluar su desempeño sino como un eje que articula cambios dentro de los espacios de enseñanza, a lo largo de la historia el contexto al que se ha enfrentado la docencia universitaria, según el CINDA es la siguiente:

Figura 1. Contexto histórico de la Docencia Universitaria

Fuente: Elaboración propia con información de CINDA (1990).

Con esto, la figura del docente universitario comienza a tener una percepción distinta, que intenta incorporar al profesionista y al investigador, al contexto educativo al que se enfrenta con todas las limitaciones que presente para su labor como docente, en los últimos años con los cambios sociales esto se ha generado la incorporación de profesores que dentro de algunos parámetros de calidad dejan en una situación vulnerable a los estudiantes frente a la realidad laboral.

Tenemos por un lado a los profesionistas que han alcanzado ciertos grados y saberes sobre una disciplina en particular sin ninguna formación docente y por otro a especialistas en educación que buscan apoyar a las universidades, tratando de lograr ese equilibrio que les permita mejorar las prácticas educativas, acerca de esto González en CINDA (1990), explica:

Los seres humanos son, por naturaleza, gregarios. De ahí que tiendan a agruparse en comunidad y que hagan esfuerzos para conservarlas. A partir de ello surgen dos elementos que son fundamentales para la educación: el poder y la cultura.

El poder es la forma en que se organiza la comunidad. La cultura puede interpretarse como el conjunto de códigos que regulan y cohesionan a una organización social, es por tanto una expresión simbólica que se refleja principalmente a través del lenguaje y el tipo de interacción entre los miembros de la comunidad (29).

Cada profesor se integra con sus propias experiencias y cultura, de ahí que se sigan presentando situaciones y controversias sobre las distintas áreas de saber, que si las ciencias duras son el futuro y las ciencias blandas son solo una pérdida de tiempo, para quienes sueñan con mejorar al mundo.

Esa dicotomía ha llevado a las universidades a fragmentarse y dejar de lado la función para la que fueron creadas, formar profesionistas para el presente, vemos con asombro que se siguen formando profesionistas para un siglo que ya no existe: “La universidad es una institución social intermedia que, por sus características peculiares, es reproductora de la cultura prevaleciente en la sociedad en la cual se inserta. También es creadora de cultura interfiriendo y dinamizando la sociedad de la cual es parte” (González, 1990:30), mientras que Foster y Tierney (1987) en Escala (1988) “La cultura institucional se refiere a las interpretaciones que los participantes desarrollan acerca de la naturaleza de su organización […] La realidad profesional se define a través del proceso de intercambio social, en el cual las percepciones se afirman, se modifican o se cambian de acuerdo a su aparente congruencia con las percepciones de otros”(44).  Es entonces a partir de éstas ideas que consideramos que en las universidades se debe hablar de una cultura del aprendizaje, que permita que la docencia se transforme en ese eje en el proceso de formación, mediante el intercambio en su propia comunidad académica, donde pueda construirse en ese espacio organizado, intencionado y sistemático que lo lleve a promover aprendizajes más significativos en su alumnos.

El profesor de educación superior enfrenta un desarrollo profesional complejo: ser un experto de un campo de conocimiento, con pleno dominio de sus avances, ser un investigador capaz de generar y aplicar conocimiento a sus estudiantes y propiciar en ellos aprendizajes significativos, contar con conocimientos y habilidades sobre el currículo, la pedagogía, la epistemología, el uso y la aplicación de las nuevas tecnologías, entre otras muchas demandas que hay que atender y resolver  (Padilla, 2007:19).

No pudiéramos pedirle al profesionista tal preparación como docente al ingresar a una institución, si las normas y reglamentos sólo convocan por perfil de formación y experiencia sobre los temas que en el currículum se presentan, por ello el que tengan o no habilidades de enseñanza queda supeditada a distintos aspectos durante la elección del profesorado en muchas universidades, acerca de esto es donde podemos ver de una manera más clara a la calidad de la docencia, no como un concepto puro, más bien relativo a las acciones de los profesores e impacto en su entorno, para ello González (1990), nos presenta el siguiente esquema donde establece la relación que se construye en el espacio social que configura la escuela y como las fuerzas que impelen, retardan y estabilizan la práctica docente a manera de vector que tiene un inicio y fin en un tiempo determinado.

Tales fuerzas están relacionadas con los grupos y culturas que coexisten en las escuelas, las posturas de los profesores, la relevancia de sus acciones

Esquema 1. Calidad de la docencia Universitaria

Fuente. Tomado de González en CINDA (1990: 31)

La dirección es la orientación teleológica y la conceptualización del currículum expresada en todo el proceso educativo en cada institución, y puede ir en ambos sentidos de acuerdo a las posturas de cada universidad, la magnitud indica la dimensión del cambio que se realizó y el sentido  está referido al avance o retroceso hacia la orientación teleológica que se definió al inicio, todo dentro de un contexto y tiempo. En otras palabras los docentes pueden hacer propuestas académicas que responden al currículum, de acuerdo a las necesidades formativas de los estudiantes y es de estas prácticas que se espera que tengan un impacto significativo o no para la formación de los alumnos, y el éxito dependerá de sus habilidades docentes en cuanto a didáctica para el diseño de situaciones de aprendizaje.

Es complejo pensar en las funciones que hoy se le piden a los profesores universitarios, y nos damos cuenta de que humanamente no todos podrían tener o desempeñar todas con el mismo éxito, como profesionista, investigadores y profesores; es ésta última la que tal vez vayan desarrollando con la estrategia del ensayo y error, hasta que encuentren una forma de enseñar  de manera adecuada a los estudiantes.

La docencia superior según la UNESCO:

Pide al docente que mantenga un esfuerzo riguroso en el estudio y en la investigación para toda la vida, constituye ésta una profesión: es una forma de servicio público que requiere del personal con profundos conocimientos y de un saber especializado; exige además un sentido de responsabilidad personal e institucional en la tarea de proporcionar educación y bienestar a los estudiantes y a la comunidad en general, así como para alcanzar altos índices profesionales en las actividades de estudio y la investigación (1997:4).

El posibilitar que los docentes puedan comprender la forma en cómo acercarse y enseñar a sus alumnos, es una de las tareas de la universidad de hoy en día, percibir al alumno en todas sus dimensiones: social, cultural, emocional e intelectual; comprender su contexto para saber cómo ha venido aprendiendo y así potencializar sus capacidades.

Constatamos que actualmente ya no es suficiente que el profesor sea un simple dispensador de conocimientos. Se les pide que también sea un modelo, un iniciador democrático, un mediador entre el conocimiento y el alumno, un promotor de valores, un motor de cambio, un educador dispuesto incluso a suplir las carencias derivadas de la falta de educación familiar, un experto de las nuevas tecnologías, un gestor de recursos, un dinamizador de la comunidad, un catalizador de transformación social (Pérez, 2007:42).

La docencia tiene que irse consolidando mediante la sistematización de las experiencias de los propios profesores, de cómo éstos adecuan sus prácticas, políticas y programas de la propia institución, encontrar las rutas de colaboración no es fácil, ya que en educación superior nos encontramos con la resistencia ante la innovación y al cambio, se deben buscar los contenidos y objetivos que permitan la transición a nuevos retos dentro de cada institución.

El recuperar los espacios formativos en las universidades para los docentes es una opción necesaria, brindar experiencias para que sigan formándose en sus áreas disciplinares a la par con sus docentes; el construir experiencias en la misma institución en cuerpos académicos donde se pongan en claro las necesidades formativas, y trabajar sobre ello, fortalecer una ruta formativa permanente.

Para ello se plantea como necesario el poder evaluar la calidad de la docencia, y para ello se han planteado tres modelos: el Sistémico, Evaluación Globalizada de Stake y el Antropológico de Spradley, que se describen a continuación:

  1. Modelo Sistémico: se centra en tres componentes (entrada, transferencia y salida), mediante el primero se presenta el acceso, incorporación y permanencia de los jóvenes de la edad correspondiente en la educación universitaria, la transferencia se refiere tanto a los recursos como a los procesos pedagógicos y administrativos que pueden estar incidiendo en los cambios que operan en los estudiantes y el último que es la salida está dada por la relevancia que tienen los cambios ocurridos en los egresados en relación con el entorno social.
  2. Modelo de evaluación globalizada de Stake: comprende siete aspectos sustantivos: 1) Descripción institucional y de los componentes o personas involucradas, 2) La evaluación del esfuerzo concebida como la relación entre la energía puesta y los resultados obtenidos, 3) La evaluación de la efectividad entendida como la relación entre los resultados y los objetivos explícitos planteados inicialmente, 4) La evaluación de la eficiencia concebida como la optimización de los costos y plazos para obtener resultados similares, 5) La evaluación de los procesos que consiste en desentrañar las fuerzas impelentes, oponentes y retardantes y del conjunto de otros factores que interactúan afectando a los resultados obtenidos, 6) La evaluación de la relevancia, considerando la eficacia, es decir, el grado en que se produjo un cambio real en el sentido propuesto y el impacto que este tuvo en el contexto social; la pertinencia vale decir, la comprobación de los objetivos propuestos eran realmente los requeridos, desde una perspectiva externa; el análisis de objetivos implícitos o emergentes y, en general la importancia que la sociedad le atribuye al cambio, 7) Las sugerencias que resultan en función de los antecedentes de la evaluación considerada.
  3. Modelo Antropológico de Spradley: asocia el acto educativo a una escena cultural, en un determinado ambiente social, para ello usa nueve componentes para describir y analizar una escena cultural: 1) Actores involucrados, 2) Los espacios y lugares donde ocurren los fenómenos sociales, 3) Las actividades o acciones acaecidas, 4) Los eventos o procesos, 5) Los tiempos o plazos, 6) Los objetivos que aparecen, 7) Los sentimientos que se detectan, 8) Las metas que se establecen, 9) Los distintos papeles que juegan los actores en diferentes circunstancias.

Estos modelos de evaluación acerca de la calidad de la docencia permiten recuperar la esencia de las prácticas docentes y su impacto en las instituciones; el primero observa el hecho educativo como un sistema que a partir de los procesos desde el ingreso de los alumnos y sus aprendizajes va creando los engranajes que le permitan al egresar de la institución poderse desempeñar en cierta profesión, el segundo fragmenta el hecho educativo y lo evalúa de la misma manera en relación a los objetivos y sus logros, el último retoma las construcciones que hace el docente respecto de sus experiencias y cultura académica para generar los momentos de aprendizaje con los estudiantes, no se cierra solo al logro de los objetivos sino que incluye otros componentes que permiten la comprensión de las acciones del docente en el espacio educativo, donde la universidad tiene repercusión en esas interacciones, tal como se aprecia en los siguientes esquemas:

Esquema 2. Modelos de interacción de la Universidad y la Calidad Docente

Fuente: Bulman y Deal (1981) en Escala (1990).

Bajo un modelo de evaluación de la calidad docente en cuanto al logro de objetivos se tiene una perspectiva tradicional donde todo es lineal y no hay un intercambio entre lo que sucede en la universidad y la práctica educativa de sus profesores, en tanto que cuando se evalúa el proceso y se toman en cuenta otros factores como la cultura tenemos una perspectiva simbólica que permite interconexiones entre los docentes y la institución para mejorar la interacción entre ambos.

Si bien es cierto no podríamos aseverar que si se tienen evaluaciones favorables sobre las capacidades y habilidades de los docentes esto garantizaría el éxito de cualquier universidad, también se coincide que sin indicadores que guíen el trabajo de los profesores no se pueden orientar las mejoras a los aprendizajes, en este sentido, los docentes según Benavides (1988) deben entender la calidad de sus acciones en relación del “ser-en-otros”, estableciendo esas comparaciones como atributos, ya que ésta no es un objeto, no es un ser, representa un significado de acuerdo a posicionamientos políticos, sociales, económicos y culturales a los que la universidad busca responder.

Por tanto se hace indispensable que los docentes sepan establecer la diferencia entre  la calidad relacionada con los grados académicos y la otra más cercana con la visión más humana de la calidad educativa, aquella que ve a la educación como un derecho que se ha ganado mediante luchas históricas en muchos países, buscando la justicia y la equidad para los ciudadanos.

Construir nuevos significados del concepto de calidad, de modo que respondan a las necesidades de cooperación (más que de competencia), de solidaridad (más que de discriminación) y de disfrute de la diversidad (más que de subordinación), es una tarea compleja que convoca al consenso en la comunidad internacional acorde a los principios y valores que deben animar el nuevo enfoque (ceaal, s/f: 2) Recuperado de www.ceaal.org.

Encaminar las acciones docentes a la recuperación del sentido humano de la educación, comprender que las universidades son parte importante del desarrollo integral de las personas, plantear una calidad educativa que surja de las construcciones sociales desde las comunidades académicas, una docencia desde el Sur, revalorizando las experiencias de cada uno, alejarnos de la visión de la escuela como una fábrica de productos de “buena calidad” y la encargada de dar “títulos”; por un espacio de crecimiento y transformación real, que se vincule con la sociedad sus necesidades y problemáticas.

Este mundo del siglo XXI tiene profesionistas que poseen múltiples saberes pero carecen de humanidad, ahí vemos una calidad alejada de la integralidad; abogados que utilizan las leyes para sacar de la cárcel a narcotraficantes y ladrones, médicos que trafican con órganos y medicamentos, agrónomos que contaminan el suelo con pesticidas, contadores que manipulan las cifras para beneficiar a unos pocos, profesores que obvian las necesidades educativas y solo se dedican a emitir calificaciones aprobatorias que no representan los saberes construidos; estamos creando monstruos perfectamente educados, con títulos, nombramientos, pero poco humanos y sensibles al sufrimiento de otros; estamos en esa visión de que el fin justifica los medios, no importando lo que se deba hacer para lograr tener dinero, propiedades o status en nuestro entorno.

Esta nueva calidad educativa más humana debe partir de principios que pongan al centro del proceso al alumno, al docente, pero desde una perspectiva más allá de la notas y títulos, para ello nos referimos a lo propuesto por Muñoz (2006) en el documento de la ONU sobre el Derecho a la Educación, en ceaal (s/f):

  1. La educación como un derecho humano internacional/nacional, la calidad educativa debe atender a este derecho.
  2. La calidad como un concepto totalizante/complejo social e históricamente determinado, asumir una definición amplia y no reduccionista de calidad educativa.
  3. La educación comprende procesos individuales, familiares y comunitarios e institucionales que resultan determinantes para la construcción de aprendizajes e involucran el cumplimiento de las obligaciones estatales y el ejercicio de los derechos y libertades públicas, colectivas e individuales.
  4. La calidad está vinculada también con las condiciones alrededor del hecho educativo, como: las vías de acceso a las escuelas, los programas sociales para mitigar las crisis económicas y la pobreza.
  5. Las instituciones educativas no deberían interesarse exclusivamente por la consecución de buenos resultados de aprendizaje, sin considerar los otros fines de la educación como por ejemplo desarrollar la personalidad y las aptitudes del estudiante, inculcar el respeto a los derechos humanos y a la identidad de los alumnos, construir relaciones de paz, tolerancia, igualdad y amistad entre los pueblos.
  6. Dada su naturaleza compleja la calidad de la educación no puede ser medida únicamente con la aplicación de pruebas relacionadas con el aprovechamiento escolar y sus resultados.
  7. La calidad escolar no puede ser medida con base en solo un sujeto del proceso (estudiantes), debe tomarse también en referencia a la institución y los profesores.
  8. Se vive la calidad como un estado de bienestar no solamente del estudiante y el maestro, sino un bienestar común que requiere la apertura de espacios para la participación y la toma de decisiones.
  9. La noción de calidad no puede ser vinculada con educación privada en detrimento de la educación pública. Asimismo sus resultados tampoco deberían promover políticas de gratificación y promoción del trabajo docente en tanto esto genere una brecha entre los mismos trabajadores, favoreciendo la desigualdad (pág. 3-4).

Es una tarea compleja  más no imposible, que parte de las instituciones y los profesores para poder consolidarse y llevar a los estudiantes a esa educación del siglo XXI, que es tecnológicamente cambiante, pero donde no debemos perder de vista al humano que se está construyendo en nuestros espacios educativos, aquí retomo una idea del Dr. Rafael Herrera Álvarez:

Al conocimiento se llega buscando los complementos emotivos y cognitivos de los que holísticamente está formado el ser humano. Estos dos aspectos son necesarios para la comprensión del mundo, adaptándose para vivir en él, trascendiendo la naturaleza, en la de conocerla para vivir, no de ella, sino con y para ella (Herrera, 2013: 316).

La calidad educativa debe ser considerada un sujeto y convertirse ese predicado que nos lleve a transformar las acciones, a encontrarnos y poder juntos caminar hacia mejores condiciones de bienestar para todos, dejar de ser monstruos bien educados.

REFERENCIAS

Benavides, L. (1988), “Teoría y metodología de la educación de adultos”, CREFAL. México.

Escala, M. (1990), “Implicaciones de una conceptualización simbólica de la Calidad Educativa” en La docencia universitaria en América Latina y el Caribe, CINDA. Santiago, Chile.

González, L. (1990), “Calidad de la Docencia Universitaria en América Latina y el Caribe” en La docencia universitaria en América Latina y el Caribe, CINDA. Santiago, Chile.

Herrera, Álvarez, R. (2013), “Tendencias contemporáneas en educación”, UPN, Michoacán.

Padilla, Muñoz, R., (2007), La capacitación y actualización de profesores universitarios (un estudio de caso), Jalisco, México, Universidad de Guadalajara.

Pérez, Gómez, (2007), Profesorado y otros profesionales de la educación alternativas para un sistema escolar democrático, Madrid, España, Ediciones Octaedro.

UNESCO (1997) Acuerdo 29/12: Aprobación de una recomendación relativa a la condición del personal docente de la enseñanza superior. Anexo, pp. 2-3

WEBGRAFÍA

Un nuevo concepto de calidad educativa desde la perspectiva de los derechos humanos.

Recuperado de:

www.ceaal.org/v2/archivos/publicaciones/carta/calidad-educativa.pdf   17/08/2018

[1] Entenderemos como personal docente de la enseñanza superior, a todas aquellas personas que en instituciones o programas de enseñanza superior se dedican a enseñar y/o realizar estudios académicos o investigaciones, y/o a prestar servicios educativos a los estudiantes o a la comunidad en general mediante sistemas audiovisuales o informatizados, bibliotecas o servicios de asesoramiento (UNESCO, 1997:3).

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Desigualdades inaceptables

Por: Luis Armando González.

 

La situación actual del país se caracteriza por varias dinámicas no sólo políticas, sino también socio-culturales y medioambientales. En este último rubro, las intensas lluvias que azotan al país –principalmente, aunque no únicamente, en su zona costera— están poniendo en evidencia las críticas condiciones de vulnerabilidad en que viven miles de familias salvadoreñas.

Esas condiciones son un recordatorio hiriente de que en El Salvador existen graves desigualdades de carácter social y económico que no han sido resueltas, y que reclaman urgentemente su atenuación y, por qué no, su erradicación. Esto último exige reformas profundas en el modelo económico y en la forma cómo se distribuye y se concentra la riqueza, lo cual sus beneficiarios directos han logrado sacar del debate público (a partir de una estrategia mediática de largo aliento, que comenzó a operar desde finales de los años ochenta, pero de modo abierto y exitoso desde los años noventa).

Parte de su éxito ha consistido en hacer de los “vicios” del aparato político –la corrupción, en primer lugar, pero también el uso ineficiente los recursos y su carga laboral— el causante de todos los problemas sociales y económicos del país, obviando el papel que el sector empresarial juega, para bien y para mal, en la estructuración de la sociedad.

Cuando los desastres afectan primordialmente a los más pobres, algo anda mal en la estructuración social y económica de la sociedad; y la razón de ello se tiene que buscar en la concentración extremadamente inequitativa de la riqueza, de lo cual se derivan desigualdades inaceptables en seguridad, bienestar e integración social.

El aparato político, en una democracia, debería obrar para que aquella concentración sea disminuida, mediante mecanismos de distribución de la riqueza que generen condiciones de bienestar y seguridad para la mayor parte de la sociedad. Si las desigualdades originadas en la estructura económica no se atacan frontalmente, países como el nuestro siempre condenarán a la mayor parte de sus miembros a vivir indignamente.

Lo anterior repite una lección que Monseñor Oscar Romero dio a la sociedad salvadoreña –a su oligarquía y a sus militares—en los años setenta y hasta el 24 de marzo de 1980. Es una lección que, gracias a las argucias mediáticas de la derecha, ha sido relegada al olvido interesado; y de este olvido son partícipes incluso quienes se dicen seguidores Monseñor Romero.

En el marco del acontecimiento socio-cultural más significativo de la historia reciente de El Salvador, como lo es la canonización del Arzobispo mártir, es oportuno rescatar su denuncia de los males estructurales del país, es decir, lo que él definió en una de sus Cartas Pastorales como “violencia estructural”, raíz de otros tipos de violencia. Esos males siguen vigentes, generando otras violencias, y golpeando a los más pobres y excluidos de la sociedad.

Los “dioses del poder y del dinero” siguen siendo adorados por quienes concentran la riqueza en El Salvador. Que casi nadie hable de ellos –sólo unos cuantos sociólogos y unos pocos, muy pocos, economistas— no quiere decir que hayan dejado de existir, o que su influencia en los destinos del país sea nimia. Para nada: los ricos más ricos de El Salvador –principalmente los amos de las finanzas— han sido y son determinantes en la configuración de la realidad nacional, especialmente en sus desigualdades estructurales.

Usar –y haber impuesto— el discurso “anticorrupción” para ocultar la naturaleza de esas desigualdades estructurales supone un triunfo ideológico extraordinario de la derecha salvadoreña. Es un reto, en quienes se dicen cultivadores del “pensamiento crítico”, la tarea de desmontar esa y otras elaboraciones ideológicas de la derecha –como la “antipolítica”, el “emprendedurismo” y el “nuevo generacionismo”, entre otros— que nublan la vista y bloquean la capacidad de razonamiento.

Como quiera que sea, honrar y celebrar a Monseñor Romero es hacer propia esa capacidad suya de razonar críticamente sobre los ejes configuradores de la realidad nacional. El impacto social y cultural que ello tendría sería en verdad extraordinario; quizás así la sociedad salvadoreña –o al menos sectores significativos suyos—comenzaría a comprometerse decididamente en la construcción de un proyecto de nación distinto, por justo y por inclusivo, del existente.

Y es que sin virajes culturales profundos, que replanteen o reemplacen los valores, las creencias y los hábitos vigentes, es imposible que una sociedad emprenda nuevos derroteros.

El Salvador está aún a la espera de un viraje cultural de envergadura, un viraje que permita superar la cultura neoliberal globalizada, con arraigos autoritarios y conservadores de larga data, y de pie a una matriz cultural humanista, tolerante, libre, responsable con el bien público y activa en lo político en función del bienestar colectivo. Se trata de algo difícil, pero no imposible. Más aún, se trata de algo posible y necesario, pues de lo contrario nunca tendremos un país en el que dé gusto vivir.

En un nuevo marco cultural, muchas de las cosas que ahora hacemos, importantes, pero que han perdido sentido –como las elecciones— cobrarán un nuevo significado. Y ello, al menos, porque los ciudadanos tendrán mejores criterios para discernir acerca de la calidad y capacidad de quienes piden su voto.

Hoy por hoy –a juzgar por los resultados de las encuestas de opinión— esos criterios son sumamente pobres. Los cantos de sirena, la pose y el desplante, la arrogancia y el “me vale todo porque soy yo” gozan de amplia aceptación entre sectores amplios de la sociedad.

La contracara de ello es la incapacidad para detectar filiaciones ideológicas, intereses reales, trayectorias políticas (y, ahí donde aplica, empresariales), alianzas y compromisos, etc., que son los que en definitiva condicionarán el quehacer político efectivo de quien resulte electo presidente en 2019.

En fin, una cosa es aprender a leer críticamente la política (y la economía, y la cultura, y la sociedad) y otra bien distinta dejarse llevar por creencias, valoraciones y percepciones impuestas por entornos mediáticos (y también religiosos, empresariales y universitarios) que tienen como finalidad enturbiar la capacidad de razón de las personas para así manipularlas mejor. Mientras la gente se “deje llevar” –ya sea que se trate de gente popular o de gente que procede de la “academia”— estará lejos de haber asimilado una pizca siquiera del legado crítico de Monseñor Romero.

Fuente del artículo: https://www.alainet.org/es/articulo/195798

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La educación superior y la cuarta revolución industrial

México / 14 de octubre de 2018 / Autor: Jaime Valls Esponda / Fuente: El Universal

Nuestro país enfrenta importantes desafíos en un entorno internacional que se transforma aceleradamente y al que muchos autores califican como incierto. En este ambiente destaca la necesidad de que la educación superior se adapte a los nuevos requerimientos de la sociedad y que nuestro país incremente su competitividad en el marco de la cuarta revolución industrial, caracterizada por cambios tecnológicos exponenciales.

Es claro que esta revolución no sólo consiste en el uso de una nueva generación de recursos tecnológicos y sistemas inteligentes interconectados, su alcance es más amplio y apenas alcanzamos a vislumbrar su impacto social. Estos cambios depositan en las universidades, los centros de investigación y en general en las instituciones de educación superior públicas y particulares, una enorme responsabilidad para contribuir con la mayor pertinencia al desarrollo del país mediante la formación avanzada de un creciente número de profesionistas, la generación y aplicación innovadora del conocimiento, la difusión de la cultura y la atención a los problemas locales y nacionales.

Como respuesta a esta dinámica de cambio, nuestro país debe actualizar sus políticas y estrategias para facilitar la renovación del sistema de educación superior, ya que cada vez hay más evidencia de que estamos ingresando en un periodo en el que nuestras instituciones deberán dar respuesta a la sociedad adaptando sus procesos sustantivos universitarios para dar cabida a las nuevas tecnologías de la industria 4.0.

Por ello, debemos prepararnos para formar recursos humanos altamente calificados y versátiles, es decir, con capacidad para adaptarse con facilidad y rapidez a las nuevas circunstancias del mundo laboral, capaces de insertarse exitosamente en ambientes de trabajo competidos y en constante transformación.

Nuestros alumnos deben egresar con una formación interdisciplinaria sólida y dispuestos a continuar aprendiendo a lo largo de su vida profesional para estar en condiciones de desempeñarse con solvencia y capacidad en trabajos que aún no existen, usar tecnologías que aún no han sido inventadas, resolver problemas inéditos y aprender a trabajar colaborativamente en ambientes multiculturales y multidisciplinarios.

Para lograrlo, los estudiantes deben adquirir nuevas actitudes y desarrollar nuevas habilidades de pensamiento, mejorar su razonamiento matemático, incrementar su creatividad y su capacidad para analizar e interpretar grandes volúmenes de información, resolver problemas complejos, dominar diferentes lenguas extranjeras, desarrollar su inteligencia emocional y aprender a tomar decisiones con altos umbrales de incertidumbre. En consecuencia, será necesario impulsar el desarrollo de nuevos modelos educativos en el marco de lo que podríamos llamar la educación 4.0, la cual debe responder a los desafíos de esta nueva época y hacer factible nuestra aproximación a la sociedad y a la economía del conocimiento.

En paralelo, debemos trabajar en el análisis de los mercados ocupacionales mediante la recopilación y análisis de grandes bases de datos que permitan entender de mejor manera la demanda laboral y sus tendencias.

Esta información resultará fundamental para apoyar la toma de decisiones en las instituciones de educación superior, de manera que sean proactivas y consideren en el diseño de sus planes y programas de estudio las competencias profesionales que se requerirán en mediano plazo. Esto incrementaría la probabilidad de ofrecer a la sociedad una oferta educativa pertinente y de vanguardia que junto a una nueva generación de políticas públicas nos permita incrementar la cobertura de la educación superior. Actualmente nuestro país tiene una cobertura de 38.4%, diez puntos porcentuales debajo de la media de América Latina y el Caribe que es de 48.4%.

En una era de creciente globalización y cambio tecnológico acelerado, desde la ANUIES proponemos un renovado esfuerzo nacional a favor de la mejora continua y de la internacionalización de la educación superior. De poco servirá redoblar esfuerzos para ampliar la matrícula de educación superior si no nos aseguramos de estar formando cada vez mejores profesionistas, mejores ciudadanos, mejores seres humanos.

La ANUIES a través de su Fundación Educación Superior Empresa impulsará en las instituciones de educación superior la adopción de tecnologías 4.0, que respondan a las necesidades de la sociedad.

Fuente del Artículo:

http://www.eluniversal.com.mx/articulo/jaime-valls-esponda/nacion/la-educacion-superior-y-la-cuarta-revolucion-industrial

Fuente de la Imagen:

https://www.oei.es/historico/divulgacioncientifica/?Cuarta-revolucion-industrial-y-educacion-en-el-tercer-milenio-retos-para-una

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Educación Hoy: Entrevista a Daniel Filmus (Audio)

Argentina / 14 de octubre de 2018 / Autor: Fundación Lúminis / Fuente: Youtube

Publicado el 9 oct. 2018

Educación Hoy, ciclo de la Fundación Lúminis que se emite los martes a las 21 horas por Radio Concepto (FM 95.5), dialogó con el diputado nacional por Unidad Ciudadana y ex ministro de Educación de la Nación, Daniel Filmus, quien se refirió al financiamiento educativo previsto en el Presupuesto 2019, que próximamente será debatido en el Congreso. “Esa iniciativa golpea fuertemente al sistema educativo. Si dejamos de lado el ámbito universitario, el financiamiento educativo es el que más baja de todos los sectores. El rubro infraestructura baja un 70%, la construcción de nuevos jardines el 60% y la capacitación docente tiene una merma del 40%. Sin contar la inflación que hubo este año. La verdad que el proyecto es un desastre. Cuando el Gobierno asumió había 1,6% del PBI destinado a la educación y ahora hay el 1,23%”.

Por otra parte, Filmus detalló que el financiamiento a las políticas socioeducativas descendería de $3800 a $2045 millones. Mientras que el dinero destinado al programa de Educación Digital bajará de $3400 a 1400 millones, según indicó. “Solo dos rubros crecen en el presupuesto educativo. Son los referidos a transferencias para ONG y empresas. Uno crece el 900% y otro el 163%”, agregó.

Asimismo, el legislador opinó que “el recorte va a caer sobre los hombros de las provincias y ya podríamos preanunciar que vamos a tener conflicto en el inicio de las clases. Nosotros hemos pedido que se rehaga el presupuesto”.

En ese sentido, Filmus afirmó: “El modelo del Gobierno es una alta calidad educativa para unos pocos que la pueden pagar y una mala para las grandes mayorías, porque tampoco hay mercado interno ni sector productivo para que los pueda incorporar al mundo del trabajo. No solo que no se cumple la Ley de Financiamiento, sino que tampoco se cumple la de Educación Técnica, que establece un 0,2% del presupuesto nacional para el equipamiento de las escuelas. Cuando ahora sería del 0,1%, la mitad”.

 

 

 

Fuente de la Entrevista: https://youtu.be/607oj0GLIBQ

ove/mahv

 

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¿Son viables y efectivas las propuestas de AMLO en materia de educación? (Video)

México / 14 de octubre de 2018 / Autor: El Financiero Bloomberg / Fuente: Youtube

Publicado el 31 jul. 2018
El presidente de la Unión Nacional de Padres de Familia, Leonardo García; el consejero del sindicato de trabajadores para la Educación, Carlos Jongitud y Enrique Enríquez, secretario general de la Sección 9 de la CDMX hablan sobre las propuestas de educación de AMLO.

Fuente: https://youtu.be/C5260lIQ3f8
ove/mahv
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La educación en el mundo hoy: República Dominicana, Fernando Pérez Memén (Video)

República Dominicana / 14 de octubre de 2018 / Autor: UPNAjusco / Fuente: Youtube

Publicado el 9 oct. 2018

Universidad Pedagógica Nacional

Área Académica 5. Teoría Pedagógica y Formación Docente

 

La educación en el mundo hoy

Eva Rautenberg Petersen y Juan Carlos Rangel Cárdenas

 

Presentan:

Eva Rautenberg Petersen

Félix de León Reyes

Juan Carlos Rangel Cárdenas

 

República Dominicana

Dr. Fernando Pérez Memén, embajador plenipotenciario de la República Dominicana en México

Video realizado por la Subdirección de Comunicación Audiovisual

UPN 2017

 

 

 

Fuente: https://youtu.be/RVeaL78h9Ao

ove/mahv

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