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El Mexe y la renovación del normalismo rural

Por: Felipe Cuevas Méndez

A las normales rurales se le sacrifica mediante su cierre. Además de que se reducen sus espacios o se libra una batalla subterránea por privatizarlas por nuevas vías, encarecerla y marginar de ellas a las hijas e hijos del pueblo en condiciones de pobreza.

Son un proyecto histórico educativo de trascendental importancia y actualidad para el pueblo mexicano, las normales rurales son proyectos que plantean la labor de recomunalidad en el seno del pueblo mexicano, su profesionalización incluye la lucha por la reconstitución del tejido social en las comunidades. En el caso de la Normal de El Mexe, siendo patente su contribución en la formación del magisterio hidalguense y nacional, también se percibe su ausencia con dolor y estragos educativos sociales después de que el gobierno neoliberal decidiera cerrar el Internado por razones represivas y antipopulares. La propia Secretaría de Educación Pública de Hidalgo (SEPH) reconoce la falta de maestros y maestras en Educación Básica, la carencia se refleja sensiblemente en la falta de especializaciones hacia áreas cada vez de mayor importancia para la educación de la niñez, los adolescentes y la juventud hidalguense.

Dicho proyecto formativo y del conjunto de las Normales Rurales del país abiertas o cerradas desde hace varias décadas, tienen las condiciones que permitirían la apertura de su sistema de enseñanza pedagógica e investigativa altamente calificada a nivel licenciatura y posgrado para hijos e hijas del pueblo, tanto como para su magisterio. En general la línea educativa y pedagógica del normalismo rural potencia las perspectivas de contribuir a elevar la formación y cantidad de maestros y maestras para los niveles de preescolar, primaria, secundaria y bachillerato de que tanto estamos necesitando en las diferentes regiones del país.

El normalismo rural es un bastión de la revolución mexicana, además, constituye un punto de apoyo para la formación de las consciencias en sentido crítico, revolucionario y popular; para lo cual debe mirarse el despojo al que fue conducido, afrontando el deber de impulsar su sentido y posibilidades de contribución a la educación popular en las actuales circunstancias históricas.

El Mexe

De esta forma particularmente El Mexe pronto podría aportar culturalmente en el ámbito de Normal Rural como institución universitaria de la educación y la pedagogía enfocada a la enseñanza popular atrayendo intelectualidades que aportasen a esas perspectivas. Las y los egresados de la normal, en conjunto con otras organizaciones sociales y comunitarias recibimos de primera mano la manifestación de necesidad y oportunidad de reabrir El Mexe para el pueblo, en condiciones en que realmente su proyecto tenga arraigo entre las generaciones de jóvenes, estimule su desarrollo y contribución hacia la sociedad y su cultura.

Para estos propósitos tomamos en consideración varias estrategias:

a) Posibilidades autogestionarias dado el espacio para la exploración y explotación agropecuaria en protección del medio ambiente, que además de complementar diversas necesidades, amplifican la red de conocimientos a desarrollarse desde sus instalaciones.

De esta manera se introducirían materias optativas en función con los potenciales productivos de los Internados, fomentando el sentido de cooperativismo, la recomunalidad y el trabajo de campo.

b) Por otra parte, el presupuesto estatal que se le conceda tendría que enfocarse con toda transparencia a cubrir algunas de sus prioridades ante académicos, trabajadores y alimentos, en tanto otros recursos pueden obtenerse de sus actividades agrícolas propias y otras posibles obras productivas. Se requeriría una verdadera contribución oficial en equipamiento didáctico y otros recursos necesarios.

El Mexe es una alternativa muy importante para los hijos e hijas del pueblo en las condiciones actuales de capitalismo salvaje que les despoja, expulsa y condena a una vida de miseria. El Internado permitiría a varios miles de jóvenes optar por un trabajo gratificador, digno y profundamente necesario al país. Pues sus egresados formados en el arraigo comunitario y la potenciación de la formación popular comunitaria acrecientan el desarrollo cultural local.

Por lo que se refiere a la Universidad Politécnica de Francisco I Madero, esta instancia podría fusionarse en la renovación de la educación Normal con nuevas implicaciones. Donde haya una trasfusión y complementariedad entre las asignaturas y formación politécnica con las áreas educativas para abrir nuevas posibilidades de profesionalización de los jóvenes estudiantes. Al tiempo que la formación de las siguientes generaciones de maestras y maestros se formen en el conocimiento politécnico muy necesario para su desempeño profesional en las comunidades.

Para que sea posible y sustentable en términos de una justa organización interna cuyo propósito sea fortalecer un nuevo sistema de enseñanza popular acorde con las necesidades emergentes en la población del estado, consideramos indispensable practicar una administración autónoma que sea una combinación colectiva entre autoridades, personal, estudiantes y comunidad.

Se necesitaría una consejería general, académica, estudiantil amplia que custodie el buen desempeño de su labor administrativa y pedagógica. Consejo integrado por el cuerpo académico, administrativo, trabajador, estudiantil, comunitario y organizacional de los sectores interesados en su adecuado funcionamiento. A la par de recuperar terreno en las diversas áreas pedagógicas a nivel licenciatura y de atender las carencias formativas que van manifestándose; podría crear programas de maestrías y doctorado en áreas específicas de educación crítica para un cuerpo externo de educandos principalmente venidos de la propia base magisterial urgida de acceso a estudios superiores.

Se priorizaría la formación de planes de estudio acordes con las necesidades educativas del estado y sus distintas vertientes de licenciatura en la enseñanza primaria (educación física, educación artística, educación secundaria, psicología educativa, educación indígena, investigación educativa, especialidades en las diversas ramas de la enseñanza básica, educación básica general, educación especial, historia, etc.), al paso que tiene expectativas de instruir en la enseñanza primaria y alfabetización verdadera de la población rural, además de dar cabida a nuevas carreras tecnológicas y de biodiversidad destinadas a la educación y producción en el campo mexicano.

La posible colaboración educativa de este centro y otro tipo de universidades permitiría resolver las lagunas y problemas recurrentes de actualización de los conocimientos o experiencias, siendo por tanto viable el establecimiento de puntos de contacto a estos niveles. Subsanando en este sentido las anteriores deficiencias programáticas tendientes al teoricismo, pensando en una adecuada combinación práctico-teórica-técnica comunitaria basada en las prioridades de la enseñanza real en el Estado.

A ciencia cierta existen compromisos para la reapertura de la Normal, en ese sentido, existe corresponsabilidad para la reconstitución de la Normal Rural en condiciones que le permitan sustentabilidad económica, pedagógica e integracionista en el seno de la sociedad hidalguense y mexicana.

Así mismo, conscientes de la falta de posibilidades de estudios superiores de posgrado para las maestras y maestros en la dirección de desarrollar nuestras concepciones pedagógicas y otras áreas educativas de importancia; en sus espacios se cabe integrar cursos, diplomados, maestrías y doctorados.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=246799

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Guatemala, entre el limbo político y el proceso constituyente plurinacional

Ollantay Itzamná

Las esperanzas de la Guatemala oficial, como en el mito de Sísifo, cayó nuevamente al abismo ante el epílogo del teatro de la “guerra anticorrupción”. El Gobierno norteamericano expresó su respaldo al Presidente Jimmy Morales, y decidió sacarle los colmillos a la CICIG (Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala).

Esta decisión fue un revés para la ciudadanía indignada de buena fe que creía que la “guerra anticorrupción” sacaría al país del agujero sin fondo en el que cae.

¿Por qué Guatemala creyó en la “guerra anticorrupción” made in USA? ¿Ingenuidad? ¿Ignorancia de su historia? ¿Acaso no es EEUU quien hundió al país en el fracaso actual en el que se encuentra? ¿Por qué le dieron el beneficio de la duda a Imperio que siempre los maltrató y los despoja?

De cualquier modo, Guatemala, después de casi mil días de “guerra campal” contra la corrupción se encuentra en peor situación sociopolítica que el 2015. El Gobierno y legisladores aprueban leyes para protegerse mutuamente, y así evitar ser investigados.

Una zozobra galopante se expande en el sentimiento urbano, ante un posible Estado de Sitio, para controlar los vestigios de las protestas sociales anti corrupción que dejó la CICIG. Aunque en los hechos, el área rural del país subsiste en permanente Estado de Sitio, con asesinatos selectivos de defensores.

¿Cuál es el camino a seguir en este laberinto político made in USA que se recrudece en el país? Hasta ahora, la Embajada norteamericana, mediante la CICIG, tenía casi bajo control el resentimiento social frente a su gobernante. ¿Ahora, quién ejercerá ese máximo poder?

En este contexto, la mayoría de la sociedad civil (movilizado en 2015 contra la corrupción), los estudiantes universitarios, y algunas organizaciones indígenas y campesinas se encuentran “rebasados con la coyuntura sobrevenida”.

Saben que no quieren al gobierno corrupto, ni a los diputados. Pero, no saben lo que quieren. O por lo menos no lo expresan aún. Si renunciara Jimmy Morales, el Vicepresidente (que tiene igual o peores indicios de actos de corrupción) ocupará el cargo. Entonces, se repetirá exactamente el escenario teatral del 2015. Y, en ese teatro les encontrará 2019, año electoral. ¡Sin propuestas, ni estrategias, para revertir esta letal situación.

Por su parte, desde 2012, las comunidades indígenas y campesinas en “resistencia”, articuladas en el movimiento social CODECA, pujan a todo pulmón, desde los territorios y comunidades, en la aceleración del proceso de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional. Cuentan con una propuesta de cambios estructurales para el país, mediante un pacto social plurinacional ampliado. Para ello, están a punto de culminar con el registro legal de su organización política (instrumento político) para disputar el poder político en las próximas elecciones.

La ciudadanía molesta con la evidenciada corrupción sistemática vive en una disyuntiva coyuntural a tope: O seguir anclado únicamente en el teatro de la guerra anticorrupción, ahora, sin gringos, y con menos probabilidades de resultados que antes, o apostar y acelerar el proceso constituyente popular y plurinacional impulsado por indígenas y campesinos para derribar la estructura estatal y social que fecunda corruptos y corruptores.

Sin buscarlo, indígenas y campesinos en resistencia, favorecidos por la coyuntura, han puesto en una disyuntiva histórica a Guatemala país. O seguimos en el limbo sociopolítico, o sumamos y aceleramos el proceso constituyente popular y plurinacional para concertar reglas interculturales de convivencia entre todos/as.

Fuente: https://ollantayitzamna.wordpress.com/

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El cubismo y la física moderna

Por: Montero Glez

La física moderna inspiraría a los artistas plásticos de principios del siglo XX, estableciendo un paralelismo entre las formas matemáticas que expresan los desarrollos científicos y la estructura oculta que subyace en los cuadros de la época

El logro intelectual que arrancó en la Grecia clásica con la intuición de Demócrito, cuando propuso que los compuestos estaban constituidos por un número infinito de átomos, fue el origen de una obra de arte colectiva que llegaría a su culminación a principios del siglo XX con la física moderna. Por lo mismo, fue la física moderna, y no otra materia, la que inspiraría a los artistas plásticos de principios del siglo XX.

Se puede observar un paralelismo entre las formas matemáticas que expresan los desarrollos científicos y la estructura oculta que subyace en los cuadros de la época, valgan los ejemplos de Picasso, Juan Gris, George Braque o Umberto Boccioni que en su obra Dinamismo de un ciclista, nos muestra la magnitud física que relaciona el cambio de desplazamiento con el tiempo que propone la velocidad, dando origen a una imagen deconstruida en colores borrosos e imprecisos y bajo la que subyacen fórmulas concretas. De la misma manera que, décadas antes, el invento de la fotografía influiría en el arte de los impresionistas, ahora será el mundo que contiene el átomo lo que va a servir de ejemplo para las nuevas formas artísticas de la época.

Algo semejante nos viene a contar el matemático polaco Jacob Bronowski en su libro titulado El ascenso del hombre (Capitán Swing) que dio lugar en su día a una serie emitida con el mismo titulo por la BBC. En el citado trabajo, Bronowski nos propone que el arte moderno aparece a la par que la física moderna pues comparte la misma búsqueda, la misma curiosidad a la hora de desentrañar la estructura oculta de la naturaleza. Estamos hablando de un periodo de tiempo donde coincidirían Einstein, Picasso, Marie Curie, Juan Gris y Georges Braque. Artistas plásticos y científicos que van a comprometerse por igual en descubrir estructuras hasta entonces ocultas. Sirva como dato lo expuesto en el libro de uno de los principales teóricos del cubismo, Meditaciones estéticas (Visor),donde Apollinaire establece la primera etapa del cubismo como científica pues será en este primer periodo cuando se deconstruya la realidad para analizarla siguiendo el método científico.

El núcleo del cubismo, tal y como nos lo explica Bronowski, expresa la sustancia geométrica que lo mantiene y, para ello, pone como ejemplo la pintura de Georges Braque considerada como el primer paisaje cubista, Maisons àLEstaque, donde el artista francés se inició en este estilo, inspirado en las familias de cristales. En el citado oleo, Braque descompone el paisaje en piezas, siguiendo los pasos del discurso científico hasta conseguir la expresión artística.

Se puede observar un paralelismo entre las formas matemáticas que expresan los desarrollos científicos y la estructura oculta que subyace en los cuadros de la época

A su vez, Pablo Picasso trabajaría en su taller la obra que será tomada como referencia del nuevo estilo, donde recrea la geometría angular con valentía y desde distintas perspectivas. En su cuadro titulado Las señoritas de la calle de Avinyó, el artista malagueño rompe con el enfoque dominante del Realismo, evitando con ello toda perspectiva espacial y lo hace poniendo en práctica múltiples perspectivas a la vez sobre la misma figura. Resulta curioso comprobar cómo, en esa época, Einstein va a cuestionar el carácter absoluto del espacio y del tiempo, experimentando con fórmulas matemáticas nuevas formas geométricas que Picasso trasladaría al lienzo, donde un punto en el espacio, tomado desde distintas perspectivas, va a definir la nueva forma pictórica.

A principios del siglo pasado, científicos y artistas emprendieron el camino del conocimiento simultáneamente, llevados por el mismo rumbo, dispuestos al experimento o al invento de las observaciones que en su día inició Demócrito. De esta manera, científicos y artistas recrearon de igual forma la mirada sobre la naturaleza pues mientras los unos se preocuparon de cómo representar sobre el lienzo un mismo objeto desde distintos ángulos a la vez, revelando la geometría subyacente del objeto, los otros se ocuparán de explicarlo con la rara belleza de la inteligibilidad científica.

Hace unos días, falleció Carlos Sánchez Pérez -de nombre artístico Ceesepe- pintor de Madrid que contenía a todos los pintores juntos y a su vez no se parecía a ningún otro. En su pintura subyacen los trazos de los grandes maestros y también las estructuras ocultas con las que experimentaron los hombres de ciencia. Valga esta pieza como homenaje a su memoria.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/09/17/ciencia/1537200029_162816.html

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El tema de la inmigración en la escuela

El tema de las personas migrantes debe estar necesariamente presente en nuestra labor educativa en este curso que comienza. Son muchas las formas posibles de abordarlo, pero lo importante es que no se quede en el olvido

Pedro Mª Uruñuela Nájera. Asociación CONVIVES

La llegada de personas migrantes a nuestro país y a Europa ha sido noticia destacada a lo largo de todo el verano. Desde la llegada al puerto de Valencia del barco Aquarius y la acogida a todos los migrantes durante un tiempo determinado hasta el cierre de los puertos de determinados países, como Italia y Malta. Todo ello sin olvidar a los migrantes que han perecido ahogados en el Mediterráneo, más de 700, y las largas esperas que han padecido hasta verse acogidos por algún país, aunque fuera de manera provisional. Todo ello recordando también lo ocurrido en Ceuta y Melilla, con los sucesivos saltos de la valla y las devoluciones en caliente.

Sin embargo, lo más preocupante de todo lo sucedido ha sido la reacción de determinadas personas e instituciones que, lejos de buscar una alternativa digna y respetuosa con los derechos de estas personas, han contribuido a fomentar actitudes de cierre y rechazo de estas personas y de reclamación de medidas drásticas que impidan su acogida en nuestro país o en otro país europeo.

¿Qué pensar de todo lo sucedido en estos meses veraniegos desde el punto de vista de la educación de valores y el desarrollo de la convivencia positiva? ¿Desde qué valores y actitudes debemos tratar este tema con nuestros alumnos y alumnas, en este nuevo curso que va a empezar? ¿Debe considerarse un tema importante e inevitable en la educación de nuestro alumnado? Para responder adecuadamente a estas preguntas, es necesario partir de un análisis previo de lo sucedido, identificando los aspectos más significativos de estos hechos.

Se trata de un fenómeno complejo, en el que se entremezclan situaciones muy diferentes, desde las personas que llegan huyendo de la guerra en su país y que vienen demandando asilo, hasta los inmigrantes llamados “económicos”, que vienen buscando trabajo y una mejora en sus condiciones de vida, pasando por otras situaciones como las de los menores que viajan solos o las de las mujeres embarazadas. Sin embargo, todo se mezcla, nada se distingue, y una sola actitud se pone de manifiesto ante estos casos tan variados: el rechazo, el NO, la devolución a sus país, etc.

Todos los datos apuntan a que el número de personas migrantes está disminuyendo y que, de hecho, estamos ante una caída del número de llegadas a nuestro país, enmascarado, tal vez, por la concentración en determinadas fechas y lugares de la llegada de personas, debido al buen tiempo y al buen estado de la mar. Pero la información que prevalece y la que se transmite a la población es la contraria: hay una “invasión”, cantidad de personas están esperando para pasar, hay un “efecto llamada”, y otras cosas por el estilo.

A la vez, junto con esta desinformación intencional, llama también la atención el manejo y manipulación de las emociones bajo la apariencia de un razonamiento que pretende hacer pensar. Se proporcionan argumentos que no están basados en ideas o razones, sino que están dirigidos a la emoción, a despertar determinados sentimientos bajo la apariencia de un razonamiento impecable. Basta con ver en la prensa y la televisión los comentarios acerca de la amenaza yihadista, el ‘grave daño’ que causan a la economía los manteros o el uso abusivo que, supuestamente por parte de las personas migrantes, hacen de los servicios educativos, sanitarios, sociales o de vivienda. Todo ello para llegar a una conclusión muy escuchada en estos meses y dicha de muchas formas distintas: “Los españoles, primero”.

Tocar las emociones, apelar a los sentimientos resulta tan peligroso como eficaz. El miedo a quien es diferente, y a quienes presentamos como un peligro para nuestra vida diaria, para nuestro grado de bienestar o para nuestras ideas básicas de lo que debe ser la sociedad, es un sentimiento que penetra muy a fondo en las personas, y que les lleva a cerrarse a otro tipo de argumentos. La consecuencia natural es el rechazo de cualquier tipo de acogida de estas personas y de su integración, el pedir medidas drásticas contra ellas porque son una amenaza para nuestra sociedad y nuestro bienestar.

He podido comprobar estos meses, no sin cierto estupor, cómo personas abiertas de mente en muchos otros temas se venían abajo a la hora de hablar de las personas migrantes, resultando imposible razonar con ellas. Y, más que probablemente, la insensata campaña puesta en marcha por determinados políticos en busca de un voto perdido ha contribuido a la cerrazón ante estas situaciones. Es necesario recordar a estos políticos las consecuencias de su discurso y actitud, el fomento de actitudes que, en menor o mayor grado, llevan al odio y rechazo. Y exigirles lo que se debe exigir como primera tarea a cualquier político: la construcción de la convivencia entre la ciudadanía, la búsqueda del acuerdo y el fomento del respeto hacia las personas que son diferentes de nosotros y de nuestra sociedad.

Y es que este es otro elemento importante que llama la atención en el tema de las personas migrantes, el olvido de que son personas y que, como tales, tienen unos derechos que en ningún momento se pueden dejar de respetar. Se nos olvida que son personas cuando nos limitamos a ver o dar fríamente la cifra de quienes han perecido en el mar, cuando no tenemos en cuenta su historia personal y los padecimientos sufridos desde que salieron de su pueblo, cuando no queremos saber nada de las mafias que los controlan y manipulan, empujándoles muchas veces a una muerte segura. Y mucho más, cuando nos olvidamos que el derecho al asilo es uno de los derechos humanos que todos debemos respetar, buscando y encontrando las disculpas que sean necesarias para negárselo.

Lo primero que hay que poner de manifiesto es la falta de objetividad y el manejo de la información con fines de amedrentar y crear un clima de preocupación y de miedo ante lo que se nos viene encima. Para ello, se manipulan los datos, se selecciona lo que les interesa… y ya está. Pero, cuando trabajamos las competencias para la convivencia positiva, una de las cosas que desarrollamos es el aprender a pensar y, para ello, el primer paso es aprender a recoger la información de manera exhaustiva y real, sin manipulaciones ni juicios de valor, nos guste o no. Es la base desde la que se podrán desarrollar otros tipos de pensamiento (alternativo, consecuencial, de empatía, etc.), y es una de las capacidades de las que suelen carecer nuestros alumnos y alumnas, que no han sido formados en el desarrollo de este tipo de pensamiento diagnóstico, de ver qué es lo que sucede.

Por eso resulta imprescindible analizar con nuestro alumnado lo que está pasando, ver qué es verdad y qué no, ver las evidencias en las que se apoyan muchas de estas afirmaciones, distinguiendo los datos de lo que es una opinión o una valoración de la persona que nos lo cuenta. Sólo desde este punto de partida es posible la convivencia, dejando de lado la falsedad y la manipulación.

Adela Cortina ha señalado, con gran acierto, la distinción que hacemos normalmente de las personas migrantes en función de su situación económica. No nos preocupa ni rechazamos a quienes traen dinero y recursos, rechazamos a quienes no nos aportan nada y piden nuestra ayuda. Es la “aporofobia”, el odio-miedo-rechazo del pobre, que básicamente niega su dignidad y su condición de persona humana.

Esta última cuestión nos pone delante la necesaria educación en valores en nuestra tarea educativa, como la solidaridad, la aceptación del diferente, el respeto. Y nos plantea un reto importante a los educadores y educadoras, de cara a nuestro trabajo profesional. Un reto que contempla enseñar a nuestros alumnos y alumnas a pensar, a identificar y gestionar determinadas emociones muy negativas para la convivencia, y desarrollar los valores éticos de solidaridad, respeto y aceptación de todas las personas. Retos que debemos plantearnos e incorporar a nuestra práctica docente habitual.

El tema de las personas migrantes debe estar necesariamente presente en nuestra labor educativa en este curso que comienza. Son muchas las formas posibles de abordarlo, pero lo importante es que no se quede en el olvido, que ellas, las personas, no queden en el olvido.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/convivenciayeducacionenvalores/2018/09/20/el-tema-de-la-inmigracion-en-la-escuela/

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La curiosidad es política: debemos alimentarla si esperamos cambiar el mundo

Por Eva-Maria Swidler

Cuando volví a casa hace unos meses de otro frustrante día de enseñanza, tuve una epifanía repentina que cristalizó mis emociones arremolinadas: la curiosidad es política. La ausencia, presencia, cultivo y extirpación de la curiosidad son todas las herramientas políticas de un poder casi inimaginable. También son resultados sociales con consecuencias políticas ubicuas.

Ha quedado claro para la izquierda durante mucho tiempo que los contornos del conocimiento están políticamente dibujados. En los últimos años, un interés en la política de la ignorancia también ha comenzado a tomar forma; La agnotología, como se denomina el estudio filosófico de la ignorancia, construye conexiones entre la política, la psicología y la memoria pública para describir una construcción social de ignorancia que refleja la construcción social del conocimiento. Deberíamos observar que este conocimiento básico de la agnotología es en realidad de larga data. Upton Sinclair comentó en 1934 que «es difícil lograr que un hombre entienda algo, cuando su salario depende de que él no lo entienda», argumentando directamente una teoría del punto de vista de la ignorancia.

Desafortunadamente, ni la epistemología (el campo de la filosofía que estudia cómo sabemos lo que sabemos) ni la agnotología se han involucrado de manera notable con la idea de la curiosidad, que es, después de todo, el medio por el cual la mente se compromete a conocer y ignorar. La curiosidad como concepto y fenómeno parece ser ignorada casi por completo por los académicos, un agujero abierto que condujo a mi «epifanía» de la declaración completamente obvia de que la curiosidad es política.

La curiosidad es algo así como un término general en inglés; a pesar de sus connotaciones modernas casi universalmente positivas, no es necesaria o automáticamente un bien absoluto. El rechazo de la curiosidad puede ser una opción moral, como la falta de curiosidad sobre cómo crear una bomba de neutrones o una elección respetuosa, como el mantenimiento de la privacidad. La curiosidad también puede ser una indulgencia, una mera diversión o distracción, o incluso una sed de poder. Piense en la clase de curiosidad inexpugnable de los imperialistas del siglo XIX y los buscadores de recuerdos victorianos, que buscan el conocimiento como una forma de control, o de la curiosidad codiciosa y emprendedora de los buscadores de todo tipo.

Pero sin un deseo de conocer el mundo, nunca querremos cambiarlo ni saber cómo comenzar ese proyecto. Además, sin un deseo de conocer otras mentes, otros seres y otras formas de ser, nunca construiremos comunidad, solidaridad o un mundo nuevo. Si bien el apoyo a la incuriosidad y la ignorancia puede tener una posición moral importante en contextos como la investigación militar o la prospección imperialista, como profesores, activistas o un público preocupado, también debemos abogar por el valor político y moral de ciertos tipos de curiosidad: curiosidad que, en las palabras de Michel Foucault, «evoca el cuidado que se tiene de lo que existe y de lo que podría existir».

Vivimos en un momento global altamente emocional en el que las poblaciones se alimentan de miedo, ira, ansiedad, alienación e incluso vergüenza entre los «fracasados», mientras que la curiosidad se basa fundamentalmente en la autoposesión, la apertura intelectual y la posible disposición a aceptar lo desconocido. Como todos sabemos con solo un momento de reflexión que las personas defensivas, las personas agresivas o las personas desesperadas son solo curiosas a pesar de sí mismas, es obvio que el espíritu de nuestro momento no es propicio para la curiosidad.

Estamos en un catch-22 clásico: para construir y mantener políticas, comunidades y mundos sociales alternativos, debemos perseguir una profunda curiosidad sobre otras personas, otros seres y otras formas de vida. Pero para dejar espacio a la curiosidad en nuestra sociedad, debemos hacer cambios sociales fundamentales. Mientras tanto, la curiosidad está siendo sofocada activamente como una amenaza por aquellos en el poder, activamente reprimida como una forma de autodefensa por aquellos bajo ataque cultural, y está en todas partes desplazada por la ansiedad cultural flotante.

El moldeado de la curiosidad comienza en el momento del nacimiento. Aunque hay pocas y preciosas características innatas en los humanos, la curiosidad es una de ellas. Sin embargo, fue obvio para mí hace años, como nueva madre, que a medida que los niños crecen en nuestra sociedad, pierden progresivamente la curiosidad y ceden una población adulta notablemente falsa. Aunque la dinámica familiar y los estilos parentales obviamente dan forma y, a veces, disminuyen la curiosidad, la transformación de la maravilla de los jóvenes de deslumbrante y encantada a aburrida y malhumorada se puede atribuir en gran medida a los pies de la escuela.

El aplanamiento de la curiosidad libre en las escuelas ha sido objeto de quejas durante siglos. Pero el jardín de infantes y los grados primarios inferiores solían ser relativamente libres en espíritu y diseño, dejando el aprendizaje de memoria y una gran preocupación por los estándares para los años posteriores. Los sociólogos y psicólogos solían situarse en algún lugar alrededor del cuarto grado como el momento en que los niños perdían la curiosidad, cuando el resentimiento y el hastío adquirían un alegre amor por la novedad y la exploración.

Incluso a mediados de la década de 1980, cuando las guarderías priorizaban el juego, el estudio de Barbara Carter y Martin Hughes de 1985 sobre los niños en edad preescolar descubrió que el promedio de preguntas que hicieron los niños pasó de 26 por hora en casa a dos por hora mientras estaban en preescolar. Pero ahora las «escuelas» para niños pequeños las ensayan en fonética. No es sorprendente que los niños de hoy en día, sujetos a planes de estudios planeados desde la guardería y aplastados por boletas de calificaciones desde el jardín de infantes, pierdan interés en la escuela desde el primer grado.

Mientras que las pruebas estandarizadas, la sobrepoblación y la falta de fondos tienen, sin duda, efectos particularmente tóxicos en la búsqueda de la investigación en las aulas, el anestesiamiento de la curiosidad, en la frase de Paolo Freire, ocurre en cualquier institución educativa convencional. En su libro, The Hungry Mind, Susan Engel dedica un capítulo completo, titulado «La curiosidad va a la escuela», para describir concretamente cómo incluso los maestros más cálidos y mejor intencionados que brindan abundantes situaciones de aprendizaje práctico matan la curiosidad en la búsqueda de la permanencia. «En la tarea» y cubrir el material requerido.

¿Impulsar la curiosidad es un propósito real de la escuela, o simplemente un subproducto de otras dinámicas? ¿Es la curiosidad una «casualidad» peligrosa con respecto a las jerarquías tradicionales de lo importante y lo esencial -como lo describió Foucault- para ser eliminada por los guardianes educativos del status quo que hacen cumplir ansiosamente el currículum oculto de la obediencia? ¿O la amortiguación de las búsquedas intelectuales simplemente resulta de la búsqueda de otras agendas por parte de las escuelas, con la curiosidad de no pensar en los términos capitalistas de costos de oportunidad calculados, o de presentar un obstáculo para la instrucción fluida en habilidades vocacionales o la imbuida de patriotismo que podríaestar teniendo lugar en lugar de preguntarse acerca de lo inviable? Podemos debatir, pero no se puede negar la realidad escolar esencial de las maravillas y las maravillas.

Los estudiantes aprenden rápidamente a devolver el favor del desinterés que los profesores y las escuelas conceden a sus preguntas. El clásico ensayo de Herbert Kohl » No aprenderé de ti»«Es solo una articulación de lo que todo maestro sabe, a saber, que la curiosidad puede retenerse como una señal de desaprobación, rechazo o antagonismo, y con frecuencia representa un intento de defensa; defensa del yo de acusaciones o temores de fracaso, defensa de un cultura menospreciada o atacada por contenido arrogante y hostil. De esta manera, también, la curiosidad y su ausencia es política, ya que los intentos de bombear a los niños llenos de ideas desagradables en virtud de su política, así como en virtud de su imposición jerárquica, se encuentran con la pared de teflón del aburrimiento estudiantil. De hecho, una de las características de un buen maestro es la astuta habilidad de colarse entre las grietas de la desconexión de los alumnos y despertar la curiosidad creando alianzas emocionales sutiles, mientras se mantiene a la escuela a distancia.

Lo que sucede en las escuelas es parte integrante de la cultura más amplia, y a menudo es un mero reflejo de ello. Si a la curiosidad le está yendo tan mal en entornos educativos, ¿qué le está sucediendo en el mundo en general?

En primer lugar, vemos la cooptación de la curiosidad a los efectos del poder. Justin EH Smith escribe que en nuestros tiempos, «la curiosidad es cooptada por el estado». Continúa:

Y así comienza el próximo capítulo, el último capítulo moderno, de la historia de la curiosidad. Los murales suben a los lados de edificios públicos que representan átomos, constructores de puentes, hombres en batas de laboratorio. … Ahora el estado se pone celoso de la curiosidad de los individuos, buscando no tanto para silenciarlo como simplemente para canalizarlo para los intereses del estado. Cada competencia debe tener una licencia, y cada interés y asociación oficial.

Luego, a medida que los ámbitos de la cultura y la educación se incorporan como parte del «Establecimiento», el rechazo a sentir curiosidad por ellos es una forma de política de resistencia. Cuando, por ejemplo, se aprovecha la ciencia de Shakespeare o de laboratorio para convertirse en la propiedad cultural de la élite, se genera una falta de curiosidad en los ámbitos de la cultura y el conocimiento consagrados como «intelectuales» y cómplices del poder. Observamos aquí una confirmación de que una curiosidad feliz o saludable requiere un sentido general de igualdad. Un sentimiento de inferioridad conduce al debilitamiento de la capacidad de indagar, así como a un resentimiento del reino delineado de lo socialmente «superior».

A pesar de la escasez notable de escritura académica o investigación de la curiosidad, podemos recurrir al estudio un poco más rico de la ignorancia para la comprensión de la incuriosidad. Como la curiosidad es la expresión personal y emocional de un deseo de eliminar la ignorancia, y la curiosidad es el medio necesario para llegar a un conocimiento pleno y significativo, la agnotología, el estudio filosófico de la ignorancia, está estrechamente relacionado con las consideraciones de incuriosidad. Los agnólogos describen, entre muchas categorías de clasificación, tres formas de ignorancia: un estado nativo de ignorancia, una elección selectiva para ser ignorante y una construcción activa de la ignorancia. Los dos últimos estados de ignorancia serán, deben ser, alcanzados a través de una retención o supresión de la curiosidad.

Así como los agnólogos hablan de la ignorancia voluntaria, tal vez es hora de comenzar a hablar sobre una incurrencia intencional. Cuando nos encontramos con incurrencias deliberadas, debemos considerar si puede encarnar el clasismo, el racismo, el sexismo u otras relaciones de poder, ya que aquellos llenos de rencor se niegan a aprender acerca de aquellos a quienes desprecian. La curiosidad retenida puede ser una señal de desdén social, así como un medio para crear la ignorancia conveniente que permite una evasión de responsabilidad. Sin embargo, la incursion intencional también puede incorporar una resistencia al conocimiento que ha producido el clasismo, el racismo o el sexismo. La incurrencia intencional no debe asediarse como una cuestión de rutina. Puede servir funciones personal y políticamente útiles.

Pero independientemente de las raíces del desinterés deliberado, ya pesar de su eficacia ocasional en la creación de un aislamiento de asaltos personales o culturales, el rechazo a ser curioso tiene un doble filo perturbador, creando disfunción y toxicidad al mismo tiempo que proporciona ciertos tipos de protección . Si bien podemos aplaudir la estrategia de ausencia mental y emocional de los estudiantes de escenarios perjudiciales en el aula en los que se ven forzados, o la negativa de los adultos a atender material tóxico, el éxito de esa estrategia de desconexión se desangra en el resto de la vida. Es poco probable que los niños pasen sus horas escolares en estado de desinterés obsesivo o que un adulto pueda vivir días de trabajo en un rechazo emocional impasible y, sin embargo, emerger sin cicatrices en una exploración sana y feliz y abrazar la posibilidad después de salir de la escuela o lugar de trabajo.

Nuestra curiosidad se erosiona no solo por el desinterés intencional. La curiosidad profunda requiere atención, presencia y estado de alerta. Una esfera pública significativamente viva requiere una curiosidad y una percepción activa y reconocimiento de otros seres humanos. Pero vivimos en un mundo de atención que desaparece, una falla para asistirverdaderamente– que, después de todo, requiere paciencia y espera. La atención y la curiosidad, como los opuestos de la apatía en cierto sentido, a su vez requieren esperanza. La curiosidad implica un sentido de eficacia y posibilidad personal, la creencia de que la propia curiosidad puede ser satisfecha por las propias acciones, así como la sensación de futuro. La sensación de impotencia y precariedad que hoy domina nuestro estado de ánimo desplaza y adelanta directamente la curiosidad, creando en cambio el afecto dominante del capitalismo contemporáneo: la ansiedad. Para ocupar nuestras mentes ansiosas, que no pueden asistir, reemplazamos la atención con distracción sin sentido o inactiva.

La sesión de clase la dejé desanimada hace unos meses, antes de que mi epifanía fuera una en la que los estudiantes pasaran ociosamente a través de sus dispositivos portátiles mientras algunos de nosotros sostuvimos una conversación sobre el cambio climático y el estado ecológico del planeta. Tal vez solo querían esconderse del terror del tema, pero habían tenido la misma reacción otro día cuando jugábamos con las plantas que había elegido para ir a la escuela, usando las guías urbanas de mala hierba que había traído. para identificarlos. ¿Fue esta apatía el resultado de una extinción violenta de la curiosidad de los estudiantes por parte de las instituciones educativas? ¿O un hosco y resistente rechazo a ser curioso en un programa universitario en el que realmente no querían estar? ¿O fue esto un fracaso total de la esperanza? ¿Un resentimiento reaccionario de la política del curso?

Todos tendremos que imaginarnos estos escenarios si queremos alcanzar los abismos comunicativos creados por la compulsión, la resistencia, la arrogancia, la ira, la desesperación y la ansiedad. Lo que mi epifanía me dijo es que lo primero que debemos hacer es reconocer que una curiosidad moralmente buena no es solo una preocupación intelectual y académica. También es un estado emocional y político, con una necesidad desesperada de cultivación y cuidado amoroso y tierno.

Fuente: https://truthout.org/articles/curiosity-is-political-we-must-nurture-it-if-we-hope-to-change-the-world/

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Le llegó la hora a las universidades públicas regionales

Por: Julián de Zubiría

Ante la suspensión del programa Ser Pilo Paga, el país tiene una oportunidad de oro: invertir esos recursos en las universidades públicas regionales para garantizar el derecho a la educación de más estudiantes, crear nuevos polos de desarrollo y construir la paz.

Los medios de comunicación han hecho creer a muchas personas que las universidades públicas, supuestamente, son de calidad baja y alto costo para el Estado. Lo dicen y lo repiten; y todos sabemos que las mentiras y las medias verdades que se reiteran tienden a creerse como verdades y a hacer parte de las narrativas culturales. Sin embargo, esa afirmación sobre nuestras universidades encuentra poco sustento en la realidad.

El imaginario que han creado los medios es que las universidades públicas permanecen cerradas por huelgas, que los semestres se alargan y se cancelan, que son centros de adoctrinamiento terrorista, que los jóvenes aprenden poco y que le cuestan mucho dinero al Estado. De cara a este supuesto, hay que hacer conciencia de que existe un claro interés en un sector económico y político del país por apoderarse de los recursos de la universidad pública. Ser Pilo Paga fue un buen ejemplo de esta estrategia. Lo mismo ya pasó en el país con la salud, las pensiones, el transporte y diversos sectores económicos. En las pensiones, por ejemplo, antes de captar ingenuos que se trasladaran del sector público al privado, inundaron los medios de mentiras y difamaciones contra el seguro social. Dijeron que se iba a acabar, que era inviable y que terminaría quebrado. El objetivo era uno solo: atemorizar a la población para presionar su traslado a los fondos privados. La estrategia ha sido casi siempre la misma: el miedo como arma oculta. Hoy vemos miles de profesionales que comenzaron a recibir pensiones de miseria, equivalentes a salarios mínimos, mientras los grandes grupos financieros acrecientan su capital.

Algo similar están intentando hacer con la educación pública. Ya iniciaron la estrategia. En la mayor parte de los medios de comunicación debilitan, estigmatizan y desprestigian a la universidad pública. El objetivo es uno solo: controlar sus recursos y apoderarse del mercado.  La estrategia es la misma: el miedo.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que resulta difícil comparar la calidad de universidades que trabajan con jóvenes de estratos, contextos socioculturales y regiones diferentes. En sentido estricto, no son comparables porque trabajan con individuos con capitales sociales y culturales demasiado diversos. También resulta poco pertinente comparar universidades con niveles de especialización y énfasis diferentes (técnica, pregrado, maestría o doctorado). Sencillamente, no es posible. Si no se tiene en cuenta lo señalado, la comparación y los rankings resultan totalmente arbitrarios, como actualmente está sucediendo en nuestro medio.

Lo segundo que hay que considerar es que dos instituciones se podrían comparar por múltiples criterios y que hay que tener en cuenta cuál resulta más pertinente para el fin buscado.

En contra de lo que suele creer la mayoría de la población, en la Universidad Nacional no se ha suspendido un solo semestre desde hace 19 años, pero los medios siguen dando la idea de que allí no hay continuidad académica. Es más, no hubo ningún cierre de más de un día durante los cinco años que duró el proceso de paz, pero los medios no registran estas noticias. ¿Por qué será?

Para hacernos creer que las privadas son de mayor calidad que las públicas, los medios masivos de comunicación recurren a los resultados de las pruebas SABER PRO, en las cuales es más alta la presencia de las universidades privadas de élite en los lugares destacados.  Pero resulta que de todos los indicadores con los que cuenta la sociedad, éste sería el menos pertinente para evaluar la calidad de una institución de educación superior por una razón muy sencilla: no tiene en cuenta el nivel en el que ingresaron los estudiantes. Sería similar a que, en una competencia de 100 metros, eligiéramos a los ganadores permitiendo que algunos de los corredores salieran 80 metros adelante y otros 50, en tanto que a la mayoría se le exigiera partir desde la raya. Eso lo saben los medios de comunicación, los funcionarios del Ministerio de Educación Nacional (MEN) y los directivos de las instituciones. Sin embargo, lo ocultan para favorecer a las privadas de élite que seleccionan sus estudiantes en el quintil más alto según los resultados de las pruebas SABER 11.

Para corregir el problema de las pruebas SABER PRO, que no tienen en cuenta el nivel de las competencias con las que ingresan los estudiantes, se han creado las pruebas de valor agregado. Las creó el propio MEN. El problema es que las mantiene bajo llave, cuando deberían ser de acceso público. Éstas establecen la diferencia entre el valor alcanzado al ingresar a la universidad y el que obtiene al salir. Es sensiblemente mejor que tener sólo en cuenta el valor alcanzado en SABER PRO, ya que nos permite ver cuáles son las que más logran impactar a sus estudiantes en lectura crítica, y razonamiento cuantitativo. Como son las mismas competencias en SABER once y SABER Pro, podemos ver qué tanto agrega la universidad en cada una de las competencias.

Si tuviéramos en cuenta las pruebas creadas por el propio MEN, de las cinco universidades que más valor agregan en lectura crítica, tres de ellas son públicas y dos privadas. Es de destacar que algunas de las universidades más famosas del país son desplazadas a lugares muy bajos de la tabla, en tanto que otras, relativamente poco conocidas, ascienden muchos puestos. Lo anterior sucede porque la mayoría de las privadas muy famosas reciben estudiantes con un puntaje muy alto en SABER 11 y terminan agregando muy poco valor, en tanto algunas universidades oficiales reciben estudiantes con bajos puntajes SABER 11 y bajo capital cultural, los cuales logran mejorar de manera significativa durante su tránsito por la universidad. La excepción la constituyen dos universidades oficiales: la de Antioquia y la Nacional, las cuales, aunque reciben estudiantes con puntajes relativamente altos en SABER 11, adicionalmente, agregan mucho valor.  Este es el listado creado por el propio MEN:

Si usáramos como criterio el construido por Sapiens Research Group, el de las universidades que más apropian socialmente el conocimiento, para el año 2018, ocho de las diez mejores universidades serían públicas y la lista la encabezarían la Nacional y la de Antioquia. Si utilizáramos el criterio de procesos de innovación e investigación que construye el SCimago, el más respetado por los investigadores y el cual combina indicadores de publicaciones, investigadores y patentes; para el año 2018, nuevamente tres de las cinco universidades son públicas y la lista la siguen encabezando la Universidad Nacional y la de Antioquia. Un solo dato ilustrativo: la Nacional cuenta con 585 grupos de investigación reconocidos por Colciencias y, en el año anterior, alcanzó 1.451 artículos publicados en revistas indexadas.

Sin embargo, el criterio más importante sigue siendo el valor agregado, ya que ese es el sentido más importante de una universidad: garantizar que el trabajo que se realice en sus aulas impacte de manera profunda y estructural en las maneras de pensar, sentir y actuar de los estudiantes. En estas pruebas, para el caso de lectura crítica –como hecho muy significativo– las universidades que alcanzan mayor impacto son las universidades públicas.

Las anteriores reflexiones son esenciales si se tiene en cuenta que el gobierno de Iván Duque acaba de suspender el programa Ser Pilo Paga, mediante el cual se venían transfiriendo de manera masiva los recursos públicos hacia unas muy pocas universidades privadas. Ojalá el nuevo gobierno escuche el clamor de profesores y estudiantes de las universidades públicas. La mayoría de ellas se encuentra en asamblea permanente, exigiendo el derecho a la educación. La desfinanciación de las universidades públicas está tocando fondo, mientras, equivocadamente, veníamos invirtiendo cerca de un billón de pesos anuales en tan solo el 2% de los egresados de la educación media. Ningún padre de familia que tenga cien hijos, alimenta bien a los dos mayores, en tanto les da agüepanela con pan a todos los demás. El Estado colombiano lo ha estado haciendo.

En Colombia, el 90% de los jóvenes que pertenecen al estrato uno no continúan sus estudios en la educación superior. Cada año, 300.000 jóvenes que culminan su educación media frustran sus sueños y se ven condenados a continuar en la pobreza y la marginalidad. El gobierno de Juan Manuel Santos brindó apoyo tan sólo a 10.000 de ellos cada año. A este paso nos demoraríamos más de un siglo para poder garantizar el derecho a estudiar de la gran mayoría de la población.

La invitación al nuevo gobierno es a que, con los mismos recursos de Ser Pilo Paga, se decida a apoyar cada año a 40.000 jóvenes en las universidades públicas regionales. Si seleccionamos unas seis de ellas y las fortalecemos con recursos económicos, con excelentes estudiantes de las regiones aledañas; si les quitamos estas universidades a los caciques políticos, si las cualificamos a nivel administrativo y si impulsamos profundos procesos de renovación pedagógica –contando con el apoyo de las extraordinarias universidades públicas nacionales–, lograremos consolidar el derecho a la educación de cada vez más jóvenes pobres en el país.

La enorme ventaja es que el país cuenta con excelentes universidades oficiales que están agregando mucho valor y que, si las impulsamos, nos ayudarán a fortalecer el derecho a la educación, a crear nuevos polos regionales de desarrollo y a construir la paz. Sin duda, “sí se puede” y tenemos ahora una oportunidad de oro para hacerlo: la supresión del programa Ser Pilo Paga. Esos recursos le pertenecen a la educación y allí deben seguir, sólo que ahora tendrán impactos sociales y educativos significativamente mayores al invertirlos en las universidades públicas regionales.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/la-importancia-de-invertir-en-las-universidades-publicas-para-el-desarrollo-y-la-paz-de-colombia/582956

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Carta los Ministerios de Ciencia, Innovación y Universidades, y Educación, Cultura y Deporte

Por: Juana M. Sancho

Les invito a lanzar una GRAN MISIÓN, convertir la investigación educativa en la base de un conocimiento para la comprensión de quiénes somos, cómo nos influye entorno y educación y quiénes podríamos llegar a ser.

Estimados Ministra y Secretario de Educación y Ministro y Secretaria de Ciencia o viceversa.

Este comienzo de curso académico, siempre tan previsiblemente imprevisible y apasionante para la mayoría de los educadores e investigadores, casi coincide con la andadura de sus ministerios en una legislatura, como todas, por devenir. Quizás porque considero que cuanto más difícil parece una situación, más podemos y tenemos que activar nuestras energías e imaginación, me atrevo a plantearles en esta carta la necesidad de una GRAN MISIÓN, de un programa transversal de investigación educativa, que vincule todas las ciencias (naturales, sociales, humanas y posthumanas), y nos permita no solo descubrir sino construir mundos inimaginables aquí, en el planeta Tierra. Unos mundos que, ni un astronauta como el Dr. Pedro Duque, ni el replicante de Blade Runner, hayan podido no solo ver, sino incluso imaginar.

Casi al comienzo de su nueva etapa de responsabilidades quisiera compartir con ustedes y los ciudadanos en general, algunas reflexiones y preocupaciones con relación a la ciencia y la educación. Primero, quisiera poner de manifiesto que, sin la educación, sin esa labor de transmisión del pasado, comprensión del presente y configuración del futuro llevada a cabo por millones de educadores a lo largo de la historia, ni yo podría escribir esto, ni ninguno de ustedes leerlo e interpretarlo. Segundo, quisiera argumentar que tener acceso a la educación, disponer del tiempo, la mirada de cuidado y la seguridad afectiva para reconocerse, pensarse y desarrollar la capacidad de ser, para poder entender la vida mirando al pasado y poder vivirla mirando al futuro es algo que, desgraciadamente, no todo el mundo está en condiciones de hacer. Así que los que sí hemos estado y luchamos para que “todo el mundo” pueda estarlo, hemos recibido un gran regalo y una gran responsabilidad.

Estoy segura, así lo quiero creer porque la esperanza nos ayuda caminar, que harán todo lo que esté en sus manos para mejorar nuestro acervo de conocimiento y nuestra educción. Pero, por favor, no reduzcan la “ciencia” a las ciencias “duras” (o “fáciles” como diría el profesor David Berliner). Aquellas que “prometen” mundos mejores y la mejora de la vida de los seres humanos, aunque paradójicamente cuenten cada vez menos con nosotros y al final acaben llenando de “basura” nuestro planeta, mientras se preparan para “dominar” y “contaminar” el espacio exterior. Aquellas que buscan ganancias millonarias, sin considerar las consecuencias colaterales para la vida de todos los seres que habitamos el planeta. Lo que les quiero sugerir es que inviertan en aquellas áreas de conocimiento que realmente valen la pena. Las que se enfrentan a problemas profundos y complejos de un gran calado social, como es el caso de la educación.

La investigadora Mariana Mazzucato, profesora en el University College de Londres, en una tribuna publicada en El País, argumentaba que tenemos “la oportunidad de orientar la innovación hacia la solución de problemas concretos, en proyectos tan audaces como la misión de llegar a la Luna, pero dirigidos a resolver nuestros retos sociales y tecnológicos”. Aunque reconocía que las “misiones actuales son más complejas y perversas que ir a la Luna” y haciéndose eco de la obra The Moon and the Ghetto, de Dick Nelson, se preguntaba “cómo era posible que el hombre hubiera ido y vuelto de la Luna y, sin embargo, no hubiéramos podido resolver determinados aspectos de las desigualdades como la aparición de guetos”. Y afirmaba que “los problemas perversos requieren prestar más atención al nexo entre las cuestiones sociales, políticas y tecnológicas, la necesidad de una regulación inteligente y los procesos de retroalimentación en toda la cadena de innovación”.

Y aquí viene el principal argumento de la necesidad de LA GRAN MISIÓN, que les propongo considerar. Centrarse en los problemas “perversos”, aquellos que nos rodean y que nos llegan a constituir de tal manera que ya “no los vemos”. Porque parece que nos pasa lo que les sucedería a los peces si estudiasen su entorno, que lo último que descubrirían sería el agua, cuando es lo fundamental para su existencia. Y la educación es un problema profundamente perverso o “endiablado”, como la mayoría de los del “sistema social que están mal formulados, en los que la información es confusa, en los que hay muchos interesados y afectados y muchas personas con capacidad para tomar decisiones desde posiciones, intereses y sistemas de valores contradictorios, y donde las ramificaciones de todo el sistema tienden a ser confusas y, sobre todo, imprevisibles” (columna del 13/1/2017).

Mariana Mazzucato, fija “cinco criterios para escoger misiones: que sean audaces y tengan valor social; que tengan objetivos concretos, para saber cuándo se han alcanzado; que impliquen investigación, innovación y preparación tecnológica en un plazo determinado; que fomenten colaboraciones entre sectores, entre participantes y entre disciplinas, y que permitan múltiples soluciones distintas y desde la base”. ¿Se imaginan cómo podrían avanzar “todos” los campos disciplinares, desde la neurociencia a la lingüística, desde la química a la filosofía, desde la física de partículas a la arquitectura o la literatura si se plantease una GRAN MISIÓN para la investigación educativa? El problema de los “tres cuerpos” por el que parece fascinado el Ministro de Ciencia, se podría convertir en algo tan complejo y apasionante que nadie pudiera dejar de interesarse. En definitiva, a lo que les invito como actuales responsables de estos dos ministerios es a atreverse a lanzar una GRAN MISIÓN que convierta la investigación educativa en la base de un conocimiento que conlleve una mejor comprensión de quiénes somos, cómo nos influye el entorno y la educación que recibimos y quiénes podríamos llegar a ser.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/09/13/carta-los-ministerios-de-ciencia-innovacion-y-universidades-y-educacion-cultura-y-deporte/

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