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La actualidad en las aulas

Por: Xavier Besalú

Probablemente sea la actualidad el mejor recurso para aprender a vivir juntos personas diferentes, uno de los pilares de la educación, según la Unesco, y uno de sus mayores retos.

En agosto fueron los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils; en octubre, la plaga de incendios de Galicia; desde mediados de septiembre, el llamado desafío soberanista en Cataluña, por poner solo tres ejemplos de hechos cercanos en el tiempo y en el espacio que han inundado las redes sociales, han llenado horas y horas de radio, han aparecido repetidamente en las portadas de los periódicos y han sido protagonistas de múltiples programas y tertulias de televisión.

La actualidad se nos cuela por todas partes, es prácticamente imposible aparentar que ni nos importa, ni nos conmueve. Sin embargo hay quien todavía sostiene que eso –la actualidad, la vida, lo que ocupa y preocupa a los humanos, próximos o lejanos– debe quedar fuera de la escuela, que no debe perturbar el discurrir cansino, ordenado y previsible del currículum escolar. Que eso es meterse en camisa de once varas, porque el riesgo de caer en el adoctrinamiento o en la manipulación es más que evidente, que no es materia susceptible de ser evaluada ni en los exámenes internos, ni en las pruebas estandarizadas y, en consecuencia, no debe usurpar ni un minuto del precioso tiempo escolar, que el análisis y la valoración de temas abiertos y controvertidos, cargados de valores y de ideología –la educación moral, en definitiva–, en las sociedades democráticas y pluralistas, es más propio de las familias que de los centros educativos.

Pero resulta que el propio Parlamento Europeo, en una Resolución sobre la prevención de la radicalización de los jóvenes, ante el auge de los extremismos y su reclutamiento por parte de organizaciones fundamentalistas o terroristas, aprobada en 2015, alerta de la función esencial e irrenunciable de la educación para incrementar las competencias sociales, cívicas e interculturales de la ciudadanía, para garantizar la alfabetización mediática y el pensamiento crítico ante lo que acontece y es susceptible de ser representado, interpretado y valorado desde múltiples enfoques, intereses y afectos, para debatir sin prisas, explorar a fondo y posicionarse con argumentos sólidos ante cuestiones relevantes, controvertidas y sensibles, y así reforzar la capacidad de resistencia de los estudiantes a la radicalización.

¿Es posible la adquisición de competencias interculturales en abstracto, sobre controversias del pasado, sobre hipótesis imaginarias? ¿En qué se traduce esa pretendida alfabetización mediática más allá de los mensajes de móvil, sin mediación, ni reflexión, ni contextualización? Ciertamente la actualidad no puede aparecer en los libros de texto, ni en las programaciones de principio de curso, pero ¿no estamos en la era de la información? ¿No hemos dado por sentado que el problema de los niños y jóvenes de hoy no es el acceso a la información, sino su traducción en conocimiento? Cuando la sociedad nos exige a voces que las escuelas se ocupen en serio y con eficacia de la educación en valores, justamente porque vivimos en sociedades extraordinariamente plurales, atravesadas por tantas diferencias y por insufribles desigualdades, ¿vamos a hacerlo mediante prédicas moralizantes, memorizando machaconamente el listado de los derechos humanos universales o de las virtudes formateadas por la religión de que se trate, celebrando “días o semanas de”?

Ciertamente llevar la actualidad a las aulas plantea como mínimo dos problemas: el de la neutralidad y el de la verdad. En cuanto al primero, hay que decir de entrada que, según nuestro ordenamiento jurídico, la educación española no es en absoluto neutral, pues debe orientarse –entre otros– a la consecución de los fines siguientes: el respeto de los derechos y libertades fundamentales, el ejercicio de la tolerancia y de la libertad dentro de los principios democráticos de convivencia, la resolución pacífica de los conflictos, la paz, los derechos humanos, la cooperación y solidaridad entre los pueblos, el respeto hacia los seres vivos y el medio ambiente, la equidad, la no discriminación, etc. Y que la docencia, sobre todo en la educación básica, supone por principio un compromiso moral, por la autoridad con la que ha sido investido el profesorado, por su condición de adulto entre menores de edad, por su bagaje intelectual y cultural, por lo que su capacidad de influencia debe estar siempre enmarcada en un férreo código deontológico.

Pero dicho esto, probablemente sea la actualidad el mejor recurso para aprender a vivir juntos personas diferentes, uno de los pilares de la educación, según la Unesco, y uno de sus mayores retos. Porque la neutralidad no es ni olvido, ni ignorancia, sino que la neutralidad obliga a la participación de todos, a escuchar todas las razones y todas las voces y, si no aparecen espontáneamente, ahí debe estar el docente para introducirlas, como principio y como método, acudiendo si cabe al saber científico.

En lo relativo a la verdad, aquí está otro de los aprendizajes más poderosos que puede propiciar la actualidad: los problemas a los que nos enfrentamos casi nunca son simples, ni de solución fácil; todos pueden ser vividos desde lógicas e intenciones distintas y ninguna debería ser descartada por la fuerza de la imposición o por una supuesta superioridad moral o intelectual. Hay que enfrentarse a los hechos desde todos los prismas posibles, con un punto de incredulidad, porque sabemos a ciencia cierta que las apariencias engañan, que los poderes de la seducción y la propaganda son enormes y que el poder tiene múltiples caminos para llevar el gato al agua, y sin a priori, ni dogmatismos, una actitud por lo demás estrictamente científica y éticamente respetuosa. Por lo demás, la actualidad puede ser un instrumento inmejorable para educar para la prevención, la gestión, la resolución si es posible, o la conllevancia si no hay más remedio, pacífica de los conflictos, que forman parte de la cotidianidad de la vida en libertad y del discurrir de las sociedades complejas y abiertas.

Como escribieron los alumnos de la escuela de Barbiana (Italia), en el periódico viene la historia que vivimos en primera persona. Por eso se leía cada día en Barbiana, en voz alta y de arriba abajo, constituyendo el punto de partida de todo el quehacer escolar. Porque la escuela existe para comprendernos a nosotros mismos, a los demás y al mundo, al planeta entero. Pero… con los exámenes encima cualquiera pierde dos horas de clase para leer el periódico. Y es que en el periódico no hay nada que sirva para vuestros exámenes. Es la prueba más evidente de que en vuestra escuela hay poca cosa que sirva para la vida.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/12/13/la-actualidad-en-las-aulas/

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La escuela: Célula del sistema

Por: Gilberto Guevara Niebla

Los graves problemas de la educación nacional surgen de la escuela. La escuela es la célula del sistema educativo y hacia ella hay que volver la vista para diagnosticar al sistema en su conjunto. Hasta hace poco la escuela estaba descuidada y, por fortuna, hoy se le reconoce su importancia y se manifiesta una voluntad política por darle la centralidad que merece.

Debemos fortalecer a las escuelas, en lo material y en lo pedagógico. Es excelente que se dediquen 50 mil millones de pesos a atacar los problemas de infraestructura de los recintos escolares, pero es igualmente importante que se activen los consejos técnicos escolares y el servicio de asistencia técnica a la escuela.

Lo que es discutible, sin embargo, es que las acciones de apoyo a las escuelas pretendan ser coordinadas sólo desde el centro y que no existan mecanismos eficaces de coordinación en las entidades federativas. Detrás de esta realidad se encuentra el hecho, lamentable, de que las estructuras de gestión escolar de las entidades son débiles y tienen deficiencias técnicas notables.
Pero lo material y lo técnico son sólo una parte de la ecuación; las escuelas deben ser, además, recintos académicos, dotados de una rica cultura pedagógica. ¿Cómo construir esa cultura? En primer lugar, por el esfuerzo de auto-desarrollo que debe realizar el colectivo docente; es indispensable que en la escuela prevalezca un saludable espíritu de trabajo que anime a unos y a otros a dialogar, a compartir experiencias, a compartir resultados de investigación, a identificar las experiencias de enseñanza exitosas.

Pero una clave decisiva es que exista una oferta rica de conocimientos científicos sobre la enseñanza. No me refiero a estudios académicos de validez general, sino a conocimientos referidos a la práctica de la enseñanza tal y como se da en México. ¿Cómo crear esa oferta de conocimientos? Obvio: promoviendo la investigación, tanto a nivel federal como a nivel estatal. Dado que la educación obligatoria es una prioridad nacional indiscutible, CONACyT debería crear una rama especial para promover la investigación educativa —no en general, cosa que ya hace— sino investigación dirigida a proveer de conocimientos empíricos sobre la enseñanza en educación obligatoria.

El tercer elemento que puede enriquecer la cultura pedagógica de las escuelas son las aportaciones de maestros talentosos que han logrado desarrollar prácticas educativas innovadoras y exitosas, prácticas que deberían ser reconocidas y premiadas por las autoridades federales y estatales. Un cuarto elemento debe ser la existencia —al alcance de los maestros— de una oferta significativa de recursos pedagógico de auxilio docente: materiales escritos o digitales, libros, revistas, videos, etc.

La escuela debe ser un ámbito amable, con condiciones materiales de trabajo aceptables y donde reine un ambiente de entusiasmo, cooperación y diálogo que estimule el optimismo. De crucial importancia es que alumnos y maestros estén satisfechos y contentos, sobre todo los maestros cuyo proyecto de vida está vinculado orgánicamente a ese ambiente.

¿Cómo crear ese ambiente? Un factor de enorme importancia es que maestros y directores (y subdirectores) reciban salarios justos y estimulantes, de modo que nuestros docentes no vivan angustiados por problemas materiales. En la base de cualquier proyecto de renovación educativa debe estar la dignificación del salario docente, pero ese aumento de salarios debe estar siempre sustentado en el compromiso recíproco del docente a sujetarse a una ética de trabajo, superación y compromiso con la nación.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-escuela-celula-del-sistema/

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Desigualdad y segregación marcan el sistema educativo chileno

Por:  Meritxell Freixas Martorell

El modelo educativo chileno arrastra una de las herencias más profundas de la dictadura de Pinochet. Pese a varias reformas, no logra romper con la mercantilización, la segregación y la competencia.

Corría el año 1983 cuando María Soledad Robredo empezó su carrera como profesora. Por aquel entonces, Chile estaba bajo la dictadura de Augusto Pinochet, quien impulsó una profunda transformación económica de corte marcadamente neoliberal. Los cambios promovidos por el dictador colocaron al país entre los más desiguales del mundo. Y el sistema educativo no fue una excepción.

María Soledad recuerda bien su primera experiencia como docente. Fue en uno de los llamados colegios particulares subvencionados, uno de los inventos de Pinochet para desarmar el sistema de educación pública. El Estado entregaba una subvención a personas particulares que se encargaban de gestionar el colegio. Eran los llamados “sostenedores”, que durante casi 40 años se enriquecieron a través de recursos inyectados por el Estado que, en vez de fortalecer la educación pública, destinó su dinero a los privados.

El pinochetismo también promovió una nueva forma de financiación de la educación, el llamado sistema de vouchers, por el cual se pasó de entregar dinero a las escuelas según sus necesidades a hacerlo según la cantidad de niños y niñas que asisten a clase. Registrar la asistencia del alumnado y asegurarla a toda costa pasó a ser la prioridad de los centros, que aseguraban, así, sus recursos.

La municipalización, impulsada por la dictadura a partir de 1986, fue el otro gran dinamitador de la educación pública en Chile. Los ayuntamientos se vieron obligados a sostener los centros educativos con los presupuestos municipales y los subsidios estatales. El efecto fue inmediato: las zonas más ricas salieron reforzadas, captando -además- a los mejores estudiantes, mientras que las más pobres resultaron gravemente perjudicadas.

Esa fue la experiencia que vivió María Soledad cuando llegó al Centro Educacional Mariano Egaña, el colegio público que actualmente dirige. Ubicado en uno de los sectores más pobres y vulnerables del barrio de Peñalolén de Santiago, asume que cuando llegó al centro “no había ni papel” porque el gobierno local, dominado por años por la derecha, nunca se hizo cargo de nada. En 2004, un cambio de en la administración del ayuntamiento, mejoró la gestión de los recursos y eso benefició las condiciones de la escuela, que hoy acoge a 1.100 estudiantes.

El giro del modelo educativo provocó la segregación, la desigualdad, la competencia entre escuelas y el individualismo en las lógicas educativas, que se han mantenido hasta hoy y contra los que combaten tanto el movimiento estudiantil como el gremio docente.

Segregación, competencia y mercado

El informe Desiguales: orígenes, cambios y desafíos de la brecha social en Chile, publicado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en junio, reveló que gran parte de la riqueza del país andino la concentra el 1% más rico, que recauda el 33% de los ingresos.

Por otra parte, según datos publicados por el Banco Mundial y la OCDE, Chile encabeza el ranking de países más desiguales entre las principales economías del mundo.

“La desigualdad en nuestro país se expresa de forma brutal y se refleja en la segregación escolar: los ricos estudian con los ricos, los medios con los medios y los pobres con los pobres, provocando que la educación pierda uno de sus principales objetivos: la integración social”. Así describe el presidente del Colegio de Profesores de Chile, Mario Aguilar, la realidad educativa de su país.

Aguilar considera que “la educación en Chile en vez de ser un factor para superar la segregación, profundiza aún más en ella”. Para él, el sistema se basa en lógicas de mercado, como un bien de consumo, un servicio que se entrega a los clientes -padres y estudiantes-. Cree que distribuye a los alumnos en las escuelas de acuerdo al nivel de ingresos de sus familias, incluso en la escuela pública que, aunque no cobre, se rige por lógicas de competencia.

Ese mismo enfoque se traslada también al desarrollo profesional del profesorado chileno. Los docentes son periódicamente evaluados a través de una escala cualitativa que abarca “insuficiente, básico, competente y destacado”. La reforma de la llamada “Carrera Docente”, aprobada el 2016 por el gobierno de Michelle Bachelet, establece que los profesores aumenten su salario en función de las evaluaciones a los que son sometidos.

Para Aguilar, esta no era la fórmula esperada para incrementar los sueldos de los docentes, que pelearon su mejora salarial con una gran movilización y una huelga de tres semanas. Si bien reconoce que las rentas han mejorado en promedio en un 25%, critica que “mientras algunos mejoran mucho, otros lo hacen poco y otros rotundamente nada porque se los encasilla en unos niveles de salario en función de unas certificaciones”.

Lo mismo ocurre para el alumnado, que debe rendir la prueba conocida como Simce. Pensada como un indicador de calidad educativa para guiar a las familias en la elección del centro educativo, los estudiantes realizan el examen en cuatro cursos distintos entre los 9 y los 16 años.

Pese a que inicialmente los artífices del nuevo modelo pensaron que las escuelas iban a competir por atraer familias y así mejorarían su calidad, en la práctica la Simce funcionó como un motor de competencia entre colegios, que seleccionaban a unos alumnos y excluían a otros para asegurarse buenos resultados en la prueba y quedar arriba en el ranking.

En opinión del presidente del Colegio de Profesores, “se cayó en la lógica de rendir en pruebas estandarizadas, pero la educación no es un estándar”. Aguilar sostiene que el aprendizaje de un niño “es una situación de una persona particular, se aborda desde la individualidad y desde un contexto determinado, sobre todo en un país con tantas desigualdades: no es lo mismo una escuela rural, que una escuela urbana en zona pobre o una escuela urbana en zona rica”.

Avances descafeinados

Las insistentes demandas del movimiento estudiantil obligaron al gobierno de Bachelet a poner en marcha avances en materia educativa. La Ley de Inclusión, aprobada en 2015, buscó poner fin al lucro de los centro que recibían aportes del Estado y terminar con la selección de alumnos por parte de los colegios. Además, permitió que las familias elijan el centro escolar que más les guste sin que eso dependa de su capacidad económica. El Estado promovió la gratuidad de los centros particulares subvencionados que cumplen determinados requisitos, pero esto no significa que estos pasen a ser de titularidad pública, sólo que el aporte del Estado es mayor para liberar a las familias del costo educativo.

La presidenta también se propuso terminar con la descentralización educativa. Hace apenas un mes la mandataria promulgó la Ley de Desmunicipalización para que sea el Estado quien garantice la calidad educativa a través del trabajo en red de los centros y la participación de toda la comunidad escolar.

Pese a los logros que significan las reformas implementadas, ninguna de ellas pone en jaque al modelo mercantilizado de la educación chilena. “Los aspectos más brutales se suavizan un poco, pero la esencia sigue siendo la misma”, lamenta Mario Aguilar. En el caso de la desmunicipalización, explica que “ya no serán los municipios quienes administren el modelo, sino que lo harán los servicios locales de educación, que se agruparán por barrios o zonas, que quedarán igualmente marcados por la desigualdad”.

Los docentes chilenos no lo tienen fácil. Sus reclamos se aplican a trompicones y siempre quedan ligeramente descafeinados. Esto cuando logran aplicarse. El gremio lleva tiempo pidiendo una reducción de la carga laboral y la aplicación de medidas contra la violencia en las aulas. Pero, por ahora, siguen sin respuestas.

Parece que tanto profesores como estudiantes han agotado todos sus cartuchos en esta legislatura. El próximo 17 de diciembre el país elige nuevo presidente y la educación ha sido de los temas más invisibilizados en esta campaña. ¿Llegó la hora de volver a la calle?

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/12/11/desigualdad-y-segregacion-marcan-el-sistema-educativo-chileno/

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Los estereotipos de género se arraigan en los niños y niñas a los 10 años

Por: Carolina García

Un estudio demuestra que tanto en países ricos como pobres educar en desigualdad a edad temprana puede ser dañino.

A los niños, les gustan los coches. A las niñas, las princesas. Los niños pueden estudiar, las niñas hacen las tareas domésticas. Son estereotipos de género que se establecen en la infancia por parte de padres, profesores, compañeros y la sociedad en general y que se pueden volver dañinos cuando el individuo comienza la adolescencia -sobre los 10 años-. Esta es la principal conclusión del estudio Global Early Adolescent Study, elaborado en 15 países por la Organización Mundial de la Salud y la Universidad de John Hopkins (Baltimore, Estados Unidos). El debate sobre cómo los estereotipos tienen consecuencias negativas en los niños lleva años en la palestra. Padres y educadores que defienden, cada vez más, una educación basada en la igualdad con muchos actores interviniendo para conseguirlo, como son, por ejemplo, las empresas de ropa; las asociaciones por la igualdad, las intervenciones educativas igualitaria o los muchos padres actuales cuya mentalidad difiere de generaciones anteriores. Los expertos aconsejan trabajar en igualdad de género en la infancia y no esperar a la adolescencia.

“Hemos hallado que los niños y niñas a muy corta edad -desde en las sociedades más liberales hasta en las conservadoras- interiorizan muy pronto el mito de que las niñas son vulnerables y los chicos son fuertes e independientes”, asegura en un comunicado Robert Blum, director del estudio y asentado en la Universidad Johns Hopkins. “Este es el mensaje que se ha ido reforzando por cada persona, compañero, profesor, cuidador (…) que vive en el entorno del pequeño o pequeña”. Los investigadores observaron que sus conclusiones coincidían con las de trabajos anteriores, que expresan que «durante la adolescencia, el mundo se expande para los niños y se contrae para las niñas».

El análisis denominado It Begins at Ten: How Gender Expectations Shape Early Adolescence Around the World es el primero que explica cómo se construyen las expectativas de género en la adolescencia temprana, de 10 a 14 años, y cómo los menores llegan a la adolescencia, teniendo claro si son niños o niñas en distintos países del mundo, tanto en los más ricos como en los más pobres. Los expertos también verificaron su riesgo en la salud mental y física.

Las conclusiones surgen de entrevistas realizadas en los últimos cuatro años a 450 adolescentes y a sus padres y cuidadores en Bolivia, Bélgica, Burkina Faso, China, La república democrática del Congo, Ecuador, Egipto, India, Kenya, Malawi, Nigeria, Escocia, Sudáfrica, Estados Unidos y Vietnam.

Consecuencias negativas de los estereotipos de género

Las entrevistas determinaron que, alrededor del mundo, tanto niñas como niños están atados a restricciones de género a muy temprana edad que pueden tener graves consecuencias en su vida, siendo peores en las niñas. “Los estereotipos femeninos basados en “protegerlas” las hacen más vulnerables, enfatizando el afán de vigilarlas y sancionándolas físicamente cuando rompen las normas”, continúan los expertos. Lo que les lleva a padecer más abandono escolar, casarse de niñas, embarazos tempranos, infectarse por VIH u otras enfermedades de transmisión sexual. Los niños, en ciudades como Shanghái y Nueva Delhi, por ejemplo, se les “anima a salir de casa sin supervisión, mientras que a las chicas deben quedarse en el hogar y hacer tareas domésticas”. Las chicas y los chicos de ambas ciudades informaron de la vergüenza que sufrían y las palizas que les daban a quienes buscaban cruzar la línea.

En todas las ciudades menos una, Edimburgo (Escocia), tanto los niños como las niñas tenían claro de que era el niño el que debía tomar la iniciativa en cualquier relación. En todos los escenarios, las jóvenes señalaron de forma constante que la apariencia física y sus cuerpos eran su activo clave.

“Es necesario repensar las intervenciones sanitarias y sociales, que típicamente se hacen cuando los menores tienen 15 años o más, y empezar hacerlas más pronto”, continúa Blum. “Los riesgos en la salud de los adolescentes están influidos muchas veces por roles de género establecidos ya a los 11 años”, agrega Kristin Mmari, profesora asociada y autor principal de la investigación. “Vemos como muchos países gastan millones de dólares en programas de salud que no comienzan hasta los 15 años, y creemos que probablemente sea muy tarde para poder marcar en ellos una gran diferencia”, añade la experta en el mismo texto.

“Sabemos gracias a varios estudios, y por nuestra propia experiencia, que las normas sobre las diferencias de género se pueden cambiar, pero esto exige planes de intervención que se ocupen de los jóvenes y de su entorno”, aseguran los autores. Blum niega el argumento de que en varias partes del mundo los estereotipos de género son parte de la cultura y por ello, inamovibles. “Seguimos sumergidos en estereotipos de género muy rígidos, por ejemplo, en sitios de Estados Unidos y partes de Europa, las cosas solo han empezado a cambiar mucho en las últimas décadas. Los cambios se pueden dar, pero requiere voluntad política y una variedad de intervenciones”, agrega. “Y saber que inculcar mitos sobre las diferencias de género a una edad temprana puede llevarles a padecer problemas dañinos en el futuro”.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2017/09/26/mamas_papas/1506419592_704218.html

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Libro: Escuelas Creativas. Un viaje hacia el cambio educativo

España / Autor: Fundación Telefónica

Descripción:

Esta publicación está dividida en 7 volúmenes y tiene por objetivo desarrollar el genoma creativo que tienen los centros educativos, sus profesores y sus alumnos. Se trata de la culminación del proyecto Escuelas Creativas, desarrollado por Fundación Telefónica, mediante el cual ha sido posible trasladar a la educación el método de creatividad e innovación que el cocinero Ferran Adrià emplea en la gastronomía (Nota de Prensa para descarga).

En el primero de los libros se contextualiza el proyecto y la necesidad de incluir la creatividad en los actuales procesos de cambio educativo que la Escuela está experimentando. Además, se incluyen cinco guías que desarrollan de manera práctica este método de innovación, dos dirigidas a centros y otras tres para docentes. Como cierre de la colección, el séptimo libro recoge los resultados obtenidos a través de la experiencia de los 17 centros que durante el año 2017 han participado en el proyecto.

El tema concreto de cada guía es el siguiente:

Sapiens de centro

Es una guía útil para promover la transformación de los centros educativos ayudando a sus docentes, equipos directivos, de gestión y de innovación en sus procesos de transformación. Está pensada para ayudar a generar e implementar un plan de transformación en centros e instituciones educativas y tiene material complementario que facilita la reflexión, la eficiencia y la creatividad en los distintos pasos del proceso.

Genoma de centro

Esta guía está dirigida a todos los integrantes de un centro educativo. Tiene como objetivo realizar una reflexión sobre la personalidad creativa y hacerla, además, desde tres visiones: la personalidad creativa del líder, la del equipo y la de la comunidad educativa en su conjunto, entendiendo que debe ser finalmente esta última la que debe ser creativa y orientarse a la innovación si queremos generar verdadera transformación educativa.

EduSapiens

Esta guía hace una traslación de la metodología Sapiens construida a través de la experiencia de Ferran Adrià y su equipo en elBulli para aplicarla a centros educativos. Está pensada principalmente para docentes y en ese sentido se hace una propuesta paso a paso para el diseño de experiencias educativas, pero también se ofrecen muchas herramientas para su aplicación en el aula por parte de los alumnos.

Mi genoma creativo

Es una guía para docentes que confían en el potencial creativo de su alumnado. Pretende hacer visibles y poner en funcionamiento las actitudes, habilidades y destrezas que ayudarán a los alumnos a conseguir soluciones creativas cuando se enfrenten a nuevos retos. Aporta una serie de propuestas para que el alumnado pueda realizar una autoevaluación y descubrir los superpoderes creativos que tienen, sean conscientes de su potencial creativo y de que ésos se pueden entrenar y mejorar a través de las experiencias cotidianas del aula.

Menú de aprendizaje

Es una guía para ayudar a los docentes a programar sus clases de manera divergente y cuestionar las prácticas de aula, perdiendo el miedo a ser creativos al planificarlas. En esta guía se recogen algunas de las técnicas de creatividad que se utilizaron en el restaurante elBulli, liderado por Ferran Adrià, adaptadas al ámbito educativo: inspiración, adaptación y asociación.

Links para la descarga:

https://publiadmin.fundaciontelefonica.com/index.php/publicaciones/add_descargas?tipo_fichero=pdf&idioma_fichero=_&title=Escuelas+Creativas.+Descarga+gratuita&code=612&lang=es&file=01_intro.pdf&_ga=2.20383739.292671125.1512529474-2066301662.1508297871

https://publiadmin.fundaciontelefonica.com/index.php/publicaciones/add_descargas?tipo_fichero=pdf&idioma_fichero=_&title=Escuelas+Creativas.+Descarga+gratuita&code=612&lang=es&file=02_sapiens_centro.pdf&_ga=2.20383739.292671125.1512529474-2066301662.1508297871

https://publiadmin.fundaciontelefonica.com/index.php/publicaciones/add_descargas?tipo_fichero=pdf&idioma_fichero=_&title=Escuelas+Creativas.+Descarga+gratuita&code=612&lang=es&file=03_genoma_de_centro.pdf&_ga=2.45993703.292671125.1512529474-2066301662.1508297871

https://publiadmin.fundaciontelefonica.com/index.php/publicaciones/add_descargas?tipo_fichero=pdf&idioma_fichero=_&title=Escuelas+Creativas.+Descarga+gratuita&code=612&lang=es&file=04_EDUSAPIENS.pdf&_ga=2.45993703.292671125.1512529474-2066301662.1508297871

https://publiadmin.fundaciontelefonica.com/index.php/publicaciones/add_descargas?tipo_fichero=pdf&idioma_fichero=_&title=Escuelas+Creativas.+Descarga+gratuita&code=612&lang=es&file=05_MI_GENOMA_CREATIVO.pdf&_ga=2.45993703.292671125.1512529474-2066301662.1508297871

https://publiadmin.fundaciontelefonica.com/index.php/publicaciones/add_descargas?tipo_fichero=pdf&idioma_fichero=_&title=Escuelas+Creativas.+Descarga+gratuita&code=612&lang=es&file=06_menu_de_aprendizaje.pdf&_ga=2.45993703.292671125.1512529474-2066301662.1508297871

https://publiadmin.fundaciontelefonica.com/index.php/publicaciones/add_descargas?tipo_fichero=pdf&idioma_fichero=_&title=Escuelas+Creativas.+Descarga+gratuita&code=612&lang=es&file=07_historias.pdf&_ga=2.45993703.292671125.1512529474-2066301662.1508297871

https://publiadmin.fundaciontelefonica.com/index.php/publicaciones/add_descargas?tipo_fichero=zip&idioma_fichero=_&title=Escuelas+Creativas.+Descarga+gratuita&code=612&lang=es&file=Escuelas_Creativas_obracompleta.zip&_ga=2.226503390.292671125.1512529474-2066301662.1508297871

Fuente de la Reseña:

https://www.fundaciontelefonica.com/arte_cultura/publicaciones-listado/pagina-item-publicaciones/itempubli/612/

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Los exámenes, un elemento más de la evaluación o algo que debe desaparecer

Por: Saray Marqués

“Los exámenes no sirven para nada en la educación. En Art Thinking no existen porque la evaluación, aunque importante, es entendida como una toma de conciencia sobre la educación y no como un castigo o un sistema para humillar y hacernos sentir tontos respecto a los demás”. Habla la profesora de la Universidad Complutense María Acaso desde las páginas de El Mundo. Acaba de publicar Art Thinking, cómo el arte puede transformar la educación (Paidós).

Alberto Royo, profesor de instituto, musicólogo, guitarrista clásico y autor de Contra la nueva educación. Por una enseñanza basada en el conocimiento (Plataforma Editorial 2016) la lee y suspira. “Ya no me sorprendo casi con nada, unas declaraciones así son esperables en la sociedad gaseosa [título de su segundo ensayo]”, manifestará después.

Ambos representan dos posiciones enfrentadas en un debate que va mucho más allá de las frases categóricas. Nos hemos propuesto profundizar un poco más en él, poniendo a prueba la evaluación en sí con la ayuda de distintos expertos.

Aquí van las preguntas. Las respuestas son múltiples:

¿Los exámenes no sirven para nada?

“El problema del examen tradicional (y esto es lo que entiendo que dice María Acaso) es su enfoque calificatorio, dentro de una lógica prescriptiva del conocimiento. Si se trata de saber cuánto porcentaje del contenido curricular es capaz de reproducir el alumno en una prueba escrita, estoy de acuerdo en que estamos llegando al fin de esto, porque no tiene ningún sentido seguir con ello”, reconoce Lucas Gortázar, coordinador del Ciclo de Educación de Politikon y miembro del Proyecto Atlántida. “Sin embargo, esto no significa que ningún examen (o evaluación) sirva para nada. Al contrario, las evaluaciones (internas y externas) de calidad son hoy más necesarias que nunca, aunque quizá deberíamos llamarlas de otra manera”.

“Es distinto decir que los exámenes no sirven para nada a referirse a exámenes finales, en los que te lo juegas todo a una carta, muy cerrados, que no tienen en cuenta el proceso y dejan fuera muchos aprendizajes… lo contrario a la función formativa de la evaluación. Esto no quiere decir que en la escuela no deba haber evaluación, esta es importante porque nos ayuda a avanzar”, señala Elena Martín, catedrática de Psicología Evolutiva de la Universidad Autónoma.

“La enseñanza es algo muy serio y debe estar blindada ante cualquier propuesta pseudocientífica, por muy bienintencionada que sea. Respecto a los exámenes, la evidencia nos dice que, por lo general, mejoran el rendimiento académico. En concreto, la evidencia indica que hacer exámenes es eficaz para retener y consolidar el aprendizaje y que es más útil que repasar lo ya estudiado y que muchas de las más conocidas técnicas de estudio”, asevera por su parte Royo.

¿Son prescindibles?

Para Martín, si el profesor tiene un número razonable de alumnos y es capaz de hacer un seguimiento de sus procesos, de sus productos (cuadernos, portafolios) mediante una evaluación continua, no haría falta nada más. Con esto tendría suficientes datos de dónde se encuentra cada uno de ellos y la prueba, por sí sola siempre limitada, solo serviría como complemento.

El profesor de Lengua y director del IES Bovalar de Castellón, Toni Solano, manifiesta su posición: “No veo la necesidad de desterrar del todo los exámenes, en determinados niveles y con una adecuada dosis pueden ser un instrumento más de evaluación”.

Julio Carabaña, catedrático de Sociología de la Complutense, sí los considera un buen método, “el único método”, para “comprobar lo que los alumnos han aprendido y evitar los favoritismos y la subjetividad del profesor, algo que se olvida cuando se proponen métodos informales no reglados y libres”. Reconoce que los exámenes finales formales quizá no sean lo mejor para que el alumno aprenda, eso sí, y matiza que hay diferencias en las distintas etapas: si en primaria cree que debe primar la evaluación continua y en secundaria es partidario de evaluación continua con pruebas y controles parciales, a partir de bachillerato, o cuando hay títulos de por medio, sí reclama pruebas finales formales, que, a su juicio, garantizan a los alumnos “el derecho a ser examinados en las mismas condiciones”.

Por sí solos, ¿bastan?

Para Martín, centrar la evaluación en los exámenes es un error, y deben contemplarse como una pieza de un engranaje mucho más complejo. En la misma línea, Solano entiende que, sin otros indicadores, ninguna prueba escrita podría medir competencias como la iniciativa, las destrezas orales, el trabajo cooperativo o la solución de problemas sin planificación previa. “Incluso un buen examen, entendido como una prueba que hace desarrollar competencias (adquisición de contenidos, expresión escrita, desarrollo de la capacidad crítica, autonomía) siempre tendrá carencias para una evaluación integral”, sostiene Solano, partidario de “controles puntuales para determinados aspectos del currículo, pero sin usarlos para obtener la evaluación global”. “Observación diaria del trabajo en el aula, la libreta o el portafolio del alumno, las rúbricas en los proyectos… hay infinidad de elementos que nos proporcionan indicadores del progreso de un alumno más allá del examen, y muchos de ellos son más fiables incluso”, remata.

¿Se abusa de ellos?

Así lo percibe Solano: “No es normal que un alumno de 1º de ESO, que viene de hacer cinco o seis exámenes por trimestre, se encuentre a partir de octubre con dos o tres exámenes cada semana. Sinceramente, se puede evaluar bien a un alumno sin recurrir a tanto examen”.

¿Pueden tener efectos perniciosos?

“Algunos profesores comentan que es una pena tener que suspender a un alumno porque, por ejemplo, ha sacado un tres en el examen, cuando en clase trabaja y participa a diario. ¿Es eso lo que pretende el currículo al hablar de competencias, que aprueben solo los que mejor retienen la información? La evaluación es mucho más compleja que poner nota a partir de un examen. Debo decir que, desde hace años, cuando tengo que poner un examen les doy a mis alumnos las preguntas antes para que las puedan preparar, y nunca el examen es la única fuente para obtener la nota, pues atiendo a otros factores como el trabajo diario, el desarrollo de proyectos o la participación en clase”, relata Solano.

Coincide Royo en que “el examen es una herramienta más” y “a lo largo de todo un curso, el profesor tiene multitud de instrumentos de los que servirse (desde la observación diaria, pasando por la diversidad de actividades y ejercicios de clase, hasta las pruebas o exámenes) para estar seguro de que asigna a sus alumnos una calificación justa”. Sin embargo, considera que “si se afronta como un reto, como un acto de superación, no tiene por qué resultar traumático para nadie”. “Si añadimos que practicar la resiliencia y aprender a sobreponerse a las frustraciones, a las dificultades y a los malos resultados es algo muy educativo, no encuentro motivos para dejar de examinar”, resalta.

Para Martín, sí hay un riesgo: “Cuando la calificación lo impregna todo, cuando pesa más que la función formativa, esto sí es pernicioso, sobre todo cuando se transmite al alumno que falla la sensación de que no va bien, o se fomenta la competitividad entre compañeros, o se transmiten imágenes poco matizadas del grado de progreso de cada uno”.

¿Los hay buenos y malos?

“Creo que hay pruebas que exigen mucho más que una memorización efímera de los contenidos, pero aun así habría que combinarlas con otros métodos”, insiste Solano.

Para Royo, “un buen examen siempre es un buen método de evaluación. Y de aprendizaje. Un mal examen, obviamente, no. El buen examen sirve al alumno y también al profesor, que puede comprobar si su trabajo está siendo eficaz. Los requisitos son los que dicta el sentido común: que responda al nivel de conocimientos adecuado, que recoja con fidelidad los contenidos que se hayan visto durante las clases, que sirva para trabajar tanto aspectos teóricos como prácticos, que ayude al alumno a recordar lo que ha estudiado, que deje poco margen a la subjetividad, que resulte estimulante…”

¿Existe alternativa?

Apunta Martín que hay centros que se están replanteando la evaluación, con herramientas como la rúbrica o el portafolio del alumno, en que los indicadores de progreso se acompañan de la reflexión del propio alumno, en la línea del aprender a aprender, que huyen del “Me lo sé” y del “No me lo sé”, porque “no es cuestión del todo o nada, todos aprenden algo, hay grados”, que se centran en el proceso de aprendizaje y que utilizan toda esa información para que tanto el profesor como el alumno sepan cuál ha de ser el siguiente paso. “Además, todo esto conlleva una nota, pero esta no es la única meta”, explica Martín, consciente de la importancia que tiene reflexionar sobre la evaluación: “La evaluación es una vía muy potente de cambio. Puede haber cambio de metodologías para luego optar por una evaluación tipo control, homogénea, tradicional, pero si cambia la evaluación necesariamente cambiará la metodología, la forma de enseñar”.

“Muchos somos partidarios de modernizar la evaluación, no de eliminarla. En la escuela debe haber pruebas que certifiquen lo aprendido, como guía para la enseñanza y la mejora. De lo contrario, estamos abocados a la arbitrariedad total y absoluta y a una opacidad que perjudica a los más desfavorecidos. Hay metodologías de evaluación modernas que se están poniendo en marcha en muchos centros en nuestro sistema educativo, sobre todo en primaria, y ese es el camino a seguir”, analiza Gortázar, para quien “las rúbricas son uno de los pilares fundamentales del nuevo modelo de evaluación, pues permiten una evaluación con múltiples criterios y están muy ligadas a una tarea con un contexto específico, lo que permite el desarrollo de competencias de forma más profunda, sin quedarnos meramente en la reproducción de contenidos”. “Las rúbricas tienen un sustento científico mucho más sólido que los exámenes de tipo calificatorio, que prevalecen en muchos centros de secundaria de nuestro país, de la misma manera que las evaluaciones competenciales externas (incluido PISA), que son capaces de predecir el progreso educativo del alumno mucho mejor”, zanja.

¿Tienen algo que ver las actitudes anti-examen y anti-PISA?

“Existe una cultura anti-PISA y anti-evaluación externa que yo creo que tiene otros orígenes, que responden más a los problemas de la evaluación externa que hay en nuestro país (no así en muchos otros), a sus usos y desusos por parte de los medios y la opinión pública y a la poca utilidad que se le ha dado a las evaluaciones externas en la práctica diaria de los centros”, comienza Gortázar.

“También prevalece una cierta cultura de opacidad de ciertos sectores que se niegan a aceptar un debate público necesario sobre las responsabilidades de cada uno de los servicios públicos (escuelas, inspección, administración) en los resultados educativos. Es el peor favor que podemos hacerle a la escuela como bien público, negar ese debate”, prosigue.

“Sin embargo, sí creo que hay una relación entre ciertos malos usos y la transición que tenemos pendiente de evaluaciones internas, es decir, evaluaciones por parte de docentes. Son parte del mismo problema, que tiene que ver con la falta de consensos básicos en nuestro sistema educativo”, reflexiona.

¿Para qué evaluar?

“Existe una función reguladora o formativa de la evaluación, que se complementa con la acreditativa, la de rendir cuentas a la sociedad de que la función social de la educación se cumple, que todos aprenden. Esta segunda función es la que se vincula con las calificaciones. El sistema educativo debe conjugar ambas. La evaluación servirá para decirle al docente que evalúa cuál el siguiente paso y al alumno evaluado dónde está. Además, debe permitir que el alumno, al dejar atrás la escuela, sea capaz de regular su propio proceso de aprendizaje, sepa cuándo aprende, por qué, qué le ayuda en ese proceso y qué no. A veces el alumno suspende y no sabe qué ha hecho mal. Está prevaleciendo la función meramente acreditativa, no reguladora, de la evaluación. Y aquí radica el problema, cuando hay una gran presión académico-acreditativa. Esta se intensifica sobre todo a partir de secundaria. Considero que la Lomce en este sentido es un poco esquizofrénica, porque por un lado se transmite que la evaluación ha de ser formativa, pero, por otro, los alumnos han de arañar décimas, llegar a determinadas medias, porque hacerlo o no tiene unos efectos”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/10/25/los-examenes-un-elemento-mas-de-la-evaluacion-o-algo-que-debe-desaparecer/

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Declaración del Foro de Soberanía Alimentaria: Territorios de Paz para la Vida Digna – Cumbre de los Pueblos frente a la OMC

Por: Ecoportal

Por la construcción de “Territorios de paz para la soberanía alimentaria y la política y la vida digna. Fuera OMC, fuera libre comercio de nuestra tierras, de nuestra agricultura, de nuestros platos y de nuestro planeta”

12 y 13 de diciembre de 2017

Las y los participantes del Foro de Soberanía Alimentaria realizado en la ciudad de Buenos Aires los días 12 y 13 de diciembre del año 2017 queremos expresar nuestros acuerdos para la construcción de Territorios de Paz para los pueblos; las y los campesinas y campesinos del mundo y todos los pueblos que luchamos por permanecer en nuestros territorios ancestrales y por seguir alimentando a la humanidad como lo hemos hecho los últimos diez mil años; al mismo tiempo que posibilitar una vida digna en las ciudades con alimentos sanos producidos localmente.

Los mas de 300 participantes de este Foro de Soberanía Alimentaria, campesinas y campesinos, pueblos originarios, pescadores y productores de alimentos, provenientes de más de 30 países de 4 continentes denunciamos en primer lugar la violencia del Libre Comercio que en esta Cumbre Ministerial se ha expresado con claridad en la censura que el Gobierno Argentino ejerce, con la aceptación y connivencia de la OMC, impidiendo la participación de los muchos representantes de organizaciones sociales que querían llegar a la Argentina a expresar sus opiniones y posiciones sobre esta Cumbre. Así se demuestra que la “libertad” que proclaman desde esa Cumbre Ministerial es la libertad para imponer las voces de los poderosos mientras el 99 % de la humanidad queda fuera de ese espacio cerrado, secreto y amurallado en el que pretenden tomar las decisiones que afectarán a todos los pueblos del mundo, decisiones signadas por la violencia.

Y es Violencia la que se ejerce todos los días a través de los manejos del agronegocio y los intereses corporativos en nuestros territorios donde se nos expulsa, persigue, criminaliza y asesina, mientras incrementan en forma desmesurada sus ganancias y defienden sus intereses

Violencia es la que el 3 de marzo del 2016 asesinó a Berta Cáceres en Honduras y que hoy impide que el pueblo hondureño ejerza su derecho a elegir quién lo gobernará.

Violencia es la que en los 3 últimos meses se cobró la vida de Santiago Maldonado y de Rafael Nahuel en la Patagonia argentina; jóvenes que fueron asesinados por solidarizarse con la lucha por el derecho a la tierra del pueblo Mapuche.

Violencia que en todo el mundo tiene acorralados a campesinas y campesinos y pueblos originarios en apenas un cuarto de la tierra disponible mientras nosotras y nosotros seguimos siendo quienes proveemos la mayor parte de los alimentos para toda la humanidad.

Violencia es la que ejerce el agronegocio destruyendo las tres cuartas partes de la totalidad de las semillas agrícolas que nuestros ancestros nos han legado mientras busca apropiarse del resto a través de las Leyes de Semillas y las patentes.

Violencia con que las corporaciones buscan convertir a nuestros alimentos en mercancías produciendo la mayor crisis alimentaria que haya sufrido la humanidad con más de la mitad de la población malnutrida o malcomida sufriendo de hambrunas, múltiples carencias y enfermedades crónicas por sobrepeso y obesidad; sufrimiento que es mayor en los más vulnerables.

Violencia con la que se están imponiendo nuevas y cada vez más peligrosas tecnologías sin debate, consulta ni participación de los pueblos. Tecnologías como los transgénicos, los nuevos desarrollos biotecnológicos, la geoingeniería o las nuevas técnicas de edición genética que amenazan todos los sistemas de vida a nivel global.

Violencia con que se imponen falsas soluciones para las diversas crisis, climática, energética, alimentaria, que solo buscan continuar con la apropiación y acaparamiento de nuestros bienes comunes.

Violencia con que el capitalismo está destruyendo a la Madre Tierra, nuestra Pachamama, destruyendo el clima, nuestros bosques, nuestros suelos, nuestras plantas, nuestros animales, nuestros bienes comunes; contaminando nuestros ríos y mares y convirtiendo al planeta en un desierto en el que la misma posibilidad de vida futura se ve amenazada.

Violencia que se expresa en el sistema patriarcal y racista que mata y se expresa cotidianamente en todos los niveles de nuestras vidas.

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Nosotras y nosotros decimos una vez más ¡BASTA de Violencia! Y seguiremos construyendo otro mundo posible, cuidando a nuestra Madre Tierra y alimentando a los pueblos del mundo a través de:

– Nuestro compromiso a seguir impulsando la Soberanía Alimentaria como plataforma, principio y base política de nuestro accionar para garantizar un mundo sin hambre y una tierra con campesinas y campesinos cuidándola, nutriéndola de manera consciente y amorosa.

– Nuestro compromiso a defender nuestro territorios como Territorios de Paz donde la tierra, el agua y la diversidad sean parte integral de una vida plena en armonía con todos los seres vivientes.

– Nuestro compromiso a seguir defendiendo esos territorios contra la violencia del capital, la mercantilización de la vida y la destrucción que provocan los megaproyectos en nombre del supuesto “progreso”.

– Nuestro compromiso a mantener vivos los conocimientos y saberes que nuestros ancestros nos legaron y que representan hoy en manos de las comunidades la principal esperanza para enfrentar la crisis a la que este capitalismo demencial nos está llevando.

– Nuestro compromiso a luchar contra el “Libre Comercio” en todos los ámbitos donde se quiera imponer, ya sea en la OMC, como a través de los Tratados de Libre Comercio bilaterales o multilaterales o en los espacios multilaterales como el FMI o el Banco Mundial; denunciando sus mentiras y mostrando el verdadero rostro de este saqueo planificado al que pretenden someternos.

-Nuestro compromiso a seguir produciendo alimentos sanos, libres y soberanos a través de la producción agroecológica campesina diversa y rica como lo son cada uno de nuestros pueblos.

– Nuestro compromiso a seguir trabajando en lo local fortaleciendo huertas comunitarias, rescate de saberes alimentarios locales y el uso de plantas medicinales y todas aquellas experiencias que desde la organización local y comunitaria fortalecen y son la base nuestro accionar colectivo.

– Nuestro compromiso para que todos los pueblos tengan el derecho a una alimentación digna, saludable y nutritiva y mucho más cuando la misma forme parte de cualquier tipo de ayuda alimentaria.

– Nuestro compromiso a seguir multiplicando, compartiendo y defendiendo nuestras semillas criollas y nativas como Patrimonio de los Pueblos al Servicio de la Humanidad, libres de transgénicos, agrotóxicos y derechos de propiedad intelectual.

– Nuestro compromiso a multiplicar nuestros principios, nuestra experiencia y nuestros saberes a través de todos los espacios educativos que venimos construyendo desde nuestros movimientos llamando a todas y todos aquellos que se sientan comprometidos desde sus propios ámbitos de acción a sumarse a esta cruzada por formación agroecológica campesina.

– Nuestro compromiso a avanzar en el fortalecimientos y la construcción de medios de comunicación para la libertad que logren superar el cerco mediático que los medios hegemónicos han creado y que ha logrado poner a buena parte de la humanidad en un estado de hipnosis colectiva.

– Nuestro compromiso a continuar construyendo con investigadoras e investigadores del todo el mundo otro modelo de ciencia basado en los nuevos paradigmas que asoman de la mano de la Ciencia Digna, la construcción colectiva y el diálogo de saberes y una visión integral y no fragmentada del mundo. Esta ciencia digna debe sostenerse en un sistema educativo que en todos sus niveles sea coherente con ese sentido de dignidad y debe tener a la Soberanía Alimentaria como eje central.

– Nuestro compromiso a luchar contra la violencia del neoliberalismo que una vez más busca imponerse como pensamiento único y fin de la historia. Sabemos que nuestra diversidad, nuestra historia y nuestras luchas anuncian el comienzo de un tiempo mejor.

– Nuestro compromiso a seguir honrando a quienes nos han precedido en este camino sembrando esperanzas, ideas y sueños de un mundo mejor continuando la construcción de un mundo solidario, libre y unido en la diversidad en el que la vida valga más que las leyes del mercado, la propiedad privada y la acumulación de capital.

– Nuestro compromiso en transformar nuestras relaciones dejando de lado y combatiendo todas las formas de dominación y opresión contra las mujeres, pueblos originarios, jóvenes y todos los que en esta sociedad son marginados y perseguidos.

– Nuestro compromiso a avanzar en la construcción de alianzas con todos los sectores sociales que han confluido en esta Cumbre de los Pueblos para decir bien fuerte:

– Somos una sola fuerza hermanada con los trabajadores urbanos, consumidores, desocupados, movimientos feministas, movimientos por la diversidad sexual, ecologistas, organizaciones de jóvenes, académicos y todas y todos los que llegamos aquí comprometidos en la construcción de otra sociedad.

Nos reconocemos en los principios anticapitalistas, antipatriarcales, internacionalistas y anticolonialistas y asumimos el compromiso con los mismos como desafío para nuestra vida cotidiana, al interior de nuestras organizaciones y en la búsqueda de construcción de una nueva sociedad que hemos asumido que es posible y necesaria.

Nos solidarizamos con todos los pueblos del mundo en resistencia y nos inspiramos en el ejemplo del valiente campesinado colombiano que hoy asume el desafío de la construcción de territorios de paz en un país que ha atravesado por décadas de violencia, nos declaramos comprometidos a hacer de todos nuestros territorios.

TERRITORIOS DE PAZ PARA LA SOBERANÍA ALIMENTARIA Y POLÍTICA Y LA VIDA DIGNA

FUERA OMC, FUERA LIBRE COMERCIO DE NUESTRAS TIERRAS, DE NUESTRA AGRICULTURA, DE NUESTROS PLATOS Y DE NUESTRO PLANETA

*Fuente: https://www.ecoportal.net/temas-especiales/declaracion-del-foro-soberania-alimentaria/

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