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Entre economía de mercado y economía social, se debate la educación en latinoamericana

Por: Gerson Gómez

Me causo  una gran impresión, ver una noticia con estadísticas, relacionada con el cierre  de 180 escuelas en Puerto Rico, el reportaje señalaba, que en la isla por problemas presupuestarios, se han venido cerrando progresivamente, mas de 150 escuelas, en este caso haciendo la sumatoria simple el cierre de 330 escuelas dependientes de la Administración Publica, en lo que va de década, estamos hablando de un estado cuya administración depende de la nación mas poderosa del mundo EEUU.

Sin duda, en este sentido existen  elementos de suma importancia de resaltar, la contradicción entre lo público y lo privado, y en manos de quien debe estar el aparato o la estructura del Sistema Educativo. El Físico y Científico Albert Einstein en su articulo, argumenta con  extraordinaria maestría el por qué la educación debe estar  manos del Estado y no de la iniciativa privada.

Que en el mismo orden de ideas, esta vinculado al perfil de ciudadano, que se pretende formar, y la capacidad del ciudadano común, de los sectores menos privilegiados, que perderían la oportunidad y el derecho universal a educarse en igualdad de oportunidades.

Adicional a ello, el problema de desempleo, de todas aquellas personas que dependían de cada una de esas escuelas, y que de una u otra forma, se ven afectadas por dicho cierre.

Pudiéramos argumentar, con respecto a esto muchas cosas, pero la esencia, reside, en la dignidad que se pierde por la falta de un derecho universal y el poco interés de los entes, a quienes compete darle un fin óptimo a dicha situación, que se aleja de la vocación de servicio, y el compromiso, y una visión mas horizontal de los procesos, y la creación de puentes con la comunidad que rodea, cada una de las instituciones.

Los problemas presupuestarios, se pudieran solventar con la vinculación entre lo individual y lo colectivo, el lunes por ejemplo, vi una película de Kevin James “ El Maestro Luchador”, quién por rescatar, la orquesta de su institución, se dedica a la lucha en pro de la preservación del empleo de su compañero y se dedica a luchar para acumular el dinero, que hacia falta del recurso valorando los beneficios de la musica en el proceso de aprendizaje, le da un vuelco, a la clausura de la orquesta.

Sin duda, aunque convoca a una reunión en pro de cooperar para dicho rescate con los profesores compañeros de trabajo, pero, no se apareció mas que una amiga cercana, fue mas efectiva la iniciativa individual para el financiamiento.

En este sentido es fundamental, el elemento socializador de intercambio  como premisa de vincular temporoespacialmente, a los niños y niñas, que si bien el desarrollo intelectual pudiera fomentarse de manera individual, el desarrollo bio-psicosocial depende de manera integral de la socialización de experiencias, y del impulso y la motivación para el logro de metas y del compartir en distintos espacios incluyendo la escuela.

En lo que a la educación se refiere, el profesor Luis Bonilla, en la actualidad diserta a través de una conferencia, titulada “ Apagón Pedagógico Global”, diserta sobre los problemas de la educación el el siglo XXI, el rescate de la pedagogía y la didáctica, como ciencias de la educación, en pro de un uso práctico de las TIC, sin dejar de un lado al docente, como actor pro-activo de los procesos de aprendizaje.

Sin duda las TIC, han aminorado la brecha tempero-espacial, es necesario redefinir las formas de USO, contribuyendo de manera gratificante en los procesos administrativos y de aprendizaje, revisando con cautela tendencias socio-educativas y socio tecnológicas que permitan involucrar a equipos de trabajo, para el logro de este objeto.

A tal fin, y orientando, la visión desde lo económico-social, Venezuela ha tenido experiencias a través de la el Fomento de la Educación Popular (Misiones: Robinsón, Ribas y Sucre) y programas Tecnológicos: Bibliotecas Virtuales, CBIT, Canaima, vinculados a la construcción de cultura Tecnológica.

Imagen de archivo

 

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Constituyente y universidad

Por: Luis Saavedra

La universidad, en tanto que institución representativa del Estado-Nación, probablemente se comportará como un actor social significativo en el nuevo proceso constituyente en los días y meses por venir. A favor y en contra. Ah, junto a que se ha entrado a la discusión de la III Convención Colectiva de los Trabajadores Universitarios de Venezuela (IIICCU, 2017), cuestión que sido opacado por las acciones «heroicas de los gladiadores de la libertad» que escudos en mano, cual cruzados medievales se baten en desigual combate, dizque motejan algunos enfebrecidos a esas huestes mercenarias.

En breve, se han montado unas tales mesas de negociación: gremios tradicionales y sindicatos emergentes con el Ministerio del Poder Popular para el Proceso Social del Trabajo y Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, donde primero dominaron los compañeros de la FTUV y dizque últimamente aceptaron con todos sus derechos a la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela, Fapuv, cuya experticia acumulada en años y su capital intelectual es más que respetable. Pero cada cual acudirá con su respectivo proyecto. Juntos pero no revueltos.

Así, pronto los profesores universitarios se unirán a las protestas callejeras. Claro, con togas y birretes pedirán al menos seis salarios mínimos como base de la discusión; además blandirán los tres, cuatro o cinco títulos con los que cuenten para alcanzar el respectivo escalafón. Sobre todo si son opositores, que son casi todos. Porque los chavistas no habrán de sudar los aumentos, se conformarán con lo que Maduro tenga a bien ofrecer, consientes que hay que pagar la deuda externa y un barril de petróleo a 40 dólares promedio, además dizque como Telémaco Figueroa, de la Ftuv no vive de su estipendio universitario, no sabe lo que es ganar dos salarios mínimos . Ese nuevo conflicto se avecina: constituyente universitaria y IIICCU 2017, son parte de la agenda que la coyuntura actual impone.

Aunque su incidencia, en uno y otro aspecto, vaya a ser menor, suponemos. Ello porque, siendo sinceros, aquí en Venezuela a muy pocos dentro del chavismo y la oposición les importa la universidad. De lo contrario estuvieran como está. Precaria y su talento humano desmejorado en su calidad de vida, siendo tan valioso como responsable de los procesos pedagógicos de calidad, que es innegable se desarrollan en las universidades autónomas, experimentales tradicionales, alguna experimental de nuevo tipo y de tipo privada.

Si no fuera así sus egresados no fueran recibidos tan bien en los países a donde está lamentablemente emigrando sus nuevas juventudes, de donde se tiene que la universidad en Venezuela actual debe ser repensada, rescatar sus antiguas glorias y responder a los nuevos desafíos.

En fin, como lo que está en juego en esta convocatoria a la constituyente viene a ser la transformación del Estado y crear un nuevo ordenamiento jurídico (artículo 347, Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, 1999), la universidad se verá involucrada en tal aspecto. ¿Será reelaborado el artículo 109 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela? ¿Qué se expurgará? ¿Tendrá algún renglón, frase, palabra o coma qué expurgar? ¿Qué discutir y/o agregar a las nociones de autonomía universitaria? ¿Una nueva jerarquía en la escala de principios sobre la autonomía de cátedra, normas de gobierno, funcionamiento y administración de los recursos? ¿Se agregará algún otro encargo social además de las tradicionales de docencia, investigación y extensión, como la de producción a estas corporaciones educativas?

Por otra parte, es innegable que las corporaciones educativas universitarias han contribuido de manera notoria a la modernización de Venezuela y son expresión de las élites culturales, ¿cuál entonces será su nuevo papel ahora en la llamada transmodernidad si recordamos la categoría que usa en La sonrisa de Saturno Rosa María Rodríguez Magda a lo que otros denominan postmodernidad, su pensamiento débil, razón dialogante y trans y multidisciplinariedad?

Por cierto, y cosa curiosa, ya está en puertas la transformación de la Constitución de 1999, cuyo texto oficial es de la Gaceta Oficial N° 5453 Extraordinaria del 24-3-2000, donde según el testimonio de un miembro de aquella Asamblea Nacional Constituyente, fue una ardua tarea la inserción del ya citado artículo 109 sobre la autonomía universitaria. Sin embargo, desde entonces y con excepción del fallido esfuerzo del año 2010, en Venezuela no ha sido posible contar con una nueva Ley de Universidades y su Reglamento; sigue vigente la Ley de Universidades emanada de la gaceta Oficial N° 1.429 Extraordinario del 8 de septiembre de 1970, N° 28.262 del 27 de febrero de 1967.

Ese rezago probablemente hable claramente y a su modo de lo poco que se ha impulsado la constituyente universitaria y de cómo la revolución bolivariana no ha logrado acumular fuerzas democráticas en los recintos universitarios, como si en algunas negociaciones hayan optado por dejarles ese reducto a los sectores de la oposición política. La susodicha transformación universitaria poco ha cuajado tanto en las autónomas como en las experimentales tradicionales y quién sabe si tampoco o no como se debía en las universidades experimentales de nuevo tipo, alma mater, territoriales y misión sucre, donde no hay autonomía para darse sus formas de gobierno. Ese es el debate y la discusión que se abre.

Fuente: https://www.aporrea.org/educacion/a246104.html

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Para un diálogo productivo entre lo abstracto y lo concreto

Por: Graciella Pogolotti

De manera natural, el tema de nuestra identidad se expresa en el ámbito cultural desde tiempos remotos. Su antecedente más lejano puede reconocerse en Espejo de paciencia, ese singular poema épico en tono menor inspirado en el contrabando.

Luego se manifiesta en nuestros historiadores tempranos que, en el siglo XVIII, empiezan a interrogarse acerca del qué somos y del cómo somos. En dirección similar apunta la crítica formulada por el padre José Agustín Caballero a la escolástica dogmatizante. Los criollos comenzaban a marcar su diferencia. A partir de entonces, con conciencia creciente de nuestra condición colonial, fue cristalizando, en el reconocimiento de nuestro entorno, una rica obra de imaginación y pensamiento. En los 80 del pasado siglo, el Ministerio de Cultura auspició una investigación que abordaba el asunto desde la perspectiva de las ciencias sociales. El muy reconocido texto de Carolina de la Torre constituye uno de los resultados de aquel proyecto.

La globalización neoliberal, con sus repercusiones en todos los planos de la vida, coloca el tema en una dimensión más amplia. Se han emprendido numerosas investigaciones al respecto, orientadas casi siempre al estudio de los sectores juveniles. Sin conocer las premisas de estos trabajos, sus enfoques me llevan al planteo de varias interrogantes. Algunas giran en torno a la conveniencia de establecer un corte generacional prescindiendo de un contexto más complejo. Por otra parte, me pregunto acerca de las herramientas empleadas para abordar un delicadísimo problema en el cual confluyen factores intelectuales y afectivos.

Al nacer, la criatura carece de identidad. La construye en el contacto físico con la madre, en el despertar de los sentidos y en las circunstancias que configuran el ambiente que la rodea. En esta iniciación, lo afectivo ejerce un dominio absoluto. La paulatina adquisición de la palabra establece la intersección entre lo intelectual, lo afectivo y lo meramente sensorial. Acompañada de la voz, la palabra transmite nociones y con su tesitura modela sensibilidades.

El medio familiar constituye, pues, la matriz iniciática de la definición de una identidad cultural. Es la base constructiva de valores, de normas de relación entre los seres humanos, basadas en el respeto mutuo y en la doble capacidad de observar y escuchar. Desde lo más elemental, la cocina tradicional, la familia es un vehículo básico de transmisión de una memoria cultural fundada en las zonas más íntimas de la cotidianeidad, entre tantas otras, las anécdotas de padres y abuelos. De manera más o menos consciente interviene con peso decisivo en la formulación de proyectos de vida y en los modos de configurar la noción de la felicidad. La atmósfera de armonía, o su contraparte, el ejercicio de la violencia física o sicológica, marcan indeleblemente las conductas de las criaturas en formación. La vida moderna, con su ritmo apresurado y con la intromisión de entretenimientos invasivos del hogar, ha debilitado el papel de la familia. El fenómeno es universal, pero alcanza un grado alarmante entre nosotros.

A medida que va creciendo, la criatura amplía su círculo de interacciones. El barrio y la escuela se interrelacionan. Complementaria del medio familiar, corresponde a esta última una acción múltiple, formativa, en el diseño de una identidad cultural. Sin renunciar al factor afectivo, imprescindible en el vínculo entre alumnos y maestros, entra en juego la ancha zona que corresponde a los valores y al conocimiento. En el primer caso, ha de regirse por el principio insobornable de justicia. En el segundo, interviene de manera fundamental el dominio de la lengua como instrumento para la captación de matices, la enseñanza de la historia y el conocimiento de la literatura nacional.

Es el momento de acceder, con todas sus implicaciones, a la noción de patria, razón de ser y compromiso con las generaciones que nos precedieron. Siempre en lucha con la adversidad, nos dotaron en lo material y en lo espiritual de lo que tenemos, reconocible en la maravilla de nuestras ciudades, en la obra de escritores y artistas, tanto como en la existencia de quienes sacrificaron vida y juventud para dotarnos de un espacio propio.

Adentrarse a través del doble carril de la inteligencia y de los sentimientos en el proceso histórico de una isla pequeña y escasa de recursos, capaz de enfrentar con el valor y la astucia a adversarios que la superan en dimensión y poderío, transmite noción de pertenencia e infunde el orgullo de compartir la identidad propia con un proyecto colectivo. A lo largo de medio milenio, muchos han sido los sacrificios para forjar el perfil de lo que somos. Una nación que convoca e interpela con voz autorizada, porque alcanzó su independencia tras 30 años de lucha, término incomparable en duración y esfuerzo con el de ninguna otra del continente. Frustrada la victoria, recobró fuerzas y voluntad. Derrocó tiranos y encabezó las reivindicaciones de un Tercer Mundo víctima del neocolonialismo. Llegado el momento de negociar, lo hizo en paridad de condiciones. Ahogada por una guerra económica implacable durante medio siglo, ha sido capaz de resistir y seguir haciendo obra. Tuvo que pagar un alto precio, padecer necesidades y sufrir desgarramientos por la lejanía de quienes, familiares y amigos, decidieron tomar otros rumbos. Y, sin embargo, subsisten reservas morales. A ellas tiene que apelar la sociedad toda para sanar cicatrices, para combatir los vicios que amenazan corroernos y restaurar la fe en la capacidad infinita de levantarnos y continuar la marcha. Martí ridiculizó al aldeano vanidoso. Al mismo tiempo, supo rendir homenaje a quienes, con las armas y el obrar virtuoso, sembraron conciencia y templaron el alma para el enfrentamiento decisivo.

La nación se hace todos los días mediante el actuar eficaz de sus ciudadanos. En ese presente que nos envuelve y en la recuperación viviente de la historia construida entre todos, se reconocen los hechos concretos de la realidad. En el plano simbólico de lo abstracto está la síntesis que reverenciamos. La bandera y el himno se gestaron en la sangre, en la lucha, en el inmenso sacrificio de la existencia en los campamentos mambises y en el dolor infinito de los padres que ofrendaron sus hijos.

Les debemos reverencia y respeto. No podemos vulgarizar su uso, sino enaltecer su presencia en los instantes excepcionales. Con sus peculiares ideas, sus arrestos y su voluntad de reafirmar su identidad, los jóvenes se integran a una comunidad intergeneracional, porque toca a ellos continuar nuestra lucha y sostener la defensa de una soberanía difícilmente conquistada.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2017-05-14/para-un-dialogo-productivo-entre-lo-abstracto-y-lo-concreto-14-05-2017-23-05-21

Imagen: https://www.ecured.cu/Identidad_Cultural_Cubana

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Proyecto nuevo Humanismo: aspirando a comprender

Por: José Antonio Marina

El humanismo se bate en retirada. En todos los países se presiona a los sistemas educativos para que den prelación a las STEM (Science, Technology, Engineering, Mathematics). Son conocimientos imprescindibles para sobrevivir en una sociedad del conocimiento. Una ‘persona culta’ parece un ser anacrónico en la época de Google. Un dinosaurio digno de exhibirse en un parque temático. Prestigiosas voces tecnológicas nos hablan de la aparición del ‘transhumanismo’, de la superación de la especie humana. Sucederá alrededor de 2040, dice la Singularity University, creada por Ray Kurzweil, jefe de investigación de Google. Es decir, a los recién nacidos les va a coger al llegar a la adolescencia. Esto vuelve más obsoletas aún las tradicionales disciplinas humanistas, que para esos tecnólogos se referirán a la ‘antigua especie’.

En esta situación resulta escandaloso que los ‘humanistas’ actuales defiendan tan mal el valor de lo que hacen, tal vez porque piensen, equivocadamente, que el buen paño en el arca se vende. Periódicamente se oyen voces reclamando una mayor presencia de las humanidades en nuestras aulas, pero sin explicar qué se entiende por ‘humanidades’ y por qué se las debe prestar atención. Son afirmaciones que se repiten retóricamente, más como queja que como propuesta. Hoy día, los padres se tranquilizan si sus hijos dicen que quieren hacer ciencias, y se angustian si les oyen que quieren estudiar letras. De nada vale decirles que en las humanidades está la salvación porque, dicho así, es una tontería sin credibilidad.

No da por sentado que leer a Homero sea mejor que aprender a manejar una aplicación o que el latín es mejor que la informática

Por eso, creo que es necesaria una justificación de las humanidades ‘base cero’, es decir, sin dar por supuesto que son valiosas. Pondré como ejemplo una de las disciplinas humanísticas más castigadas en los actuales programas: la historia. ¿Debe un futuro científico conocer la historia de su ciencia o solo su estado actual? Los economistas han inventado una noción de gran utilidad: el ‘coste de oportunidad’. Una inversión económica no debe evaluarse solo por lo que va a conseguir, sino también por lo que se deja de conseguir al emplear los recursos de esa manera. ¿Qué es mejor, construir una línea de AVE o tres hospitales? Respecto a la educación, sucede lo mismo. Sería estupendo estudiar griego, latín, historia del arte, música, filosofía, plástica, manualidades, cocina, además de inglés, informática, matemáticas, etc. El problema aparece cuando hay que administrar un tiempo limitado y es preciso elegir.

El Proyecto nuevoHUMANISMO, en que trabajo, se encara con este problema. No da por sentado que leer a Homero sea mejor que aprender a manejar bien una aplicación de móvil. No se le ocurre pensar que el latín organiza mejor la mente que la programación informática. Podría llamarse también ‘humanismo de tercera generación’ (Humanismo3G).

Dos culturas separadas

La primera generación se definió por oposición a la teología. Las ‘letras humanas’ se separaban de las ‘letras divinas’. El humanismo entonces incluía letras y ciencias, filosofía y matemáticas, arte y técnica. Si leen la ‘Enciclopedie’, símbolo de la Europa ilustrada, verán esta mezcla. Junto a artículos sobre las religiones o la inmortalidad del alma aparecen otros dedicados a los tornillos y a los telares. La segunda generación escindió este humanismo básico, e introdujo la división entre ‘ciencias’ y ‘letras’, entre las ‘ciencias de la naturaleza’ y las ‘ciencias del espíritu’. Como Snow señaló con frase certera, han acabado por ser ‘dos culturas’ separadas. Lo expuso elocuentemente, en el texto que les invito a leer:

«Son muchos los días que he pasado con científicos en las horas de trabajo para salir luego de noche a reunirme con colegas literatos. Y, viviendo entre dichos grupos, se me fue planteando el problema que desde mucho antes de confiarlo al papel había bautizado en mi fuero interno con el nombre de ‘las dos culturas’. Se trata de dos grupos polarmente antitéticos: los intelectuales literarios en un polo, y en el otro los científicos. Entre ambos polos, un abismo de incomprensión mutua; algunas veces (especialmente entre los jóvenes) hostilidad y desagrado, pero más que nada falta de entendimiento recíproco. Los científicos creen que los intelectuales literarios carecen por completo de visión anticipadora, que viven singularmente desentendidos de sus hermanos los hombres, que son en un profundo sentido anti-intelectuales, anhelosos de reducir tanto el arte como el pensamiento al momento existencial. Cuando los no científicos oyen hablar de científicos que no han leído nunca una obra importante de la literatura, sueltan una risita entre burlona y compasiva. Los desestiman como especialistas ignorantes. Una o dos veces me he visto provocado y he preguntado [a los no científicos] cuántos de ellos eran capaces de enunciar el segundo principio de la termodinámica. La respuesta fue glacial; fue también negativa. Y sin embargo lo que les preguntaba es más o menos el equivalente científico de ‘¿Ha leído usted alguna obra de Shakespeare?’. (C. P. Snow, ‘Las dos culturas y un segundo enfoque’, Alianza Editorial, Madrid, 1987, pp. 14 y 24).

No pienso que haya una especie de conspiración de los tecnólogos para robotizar a nuestra especie o cosas parecidas

El asunto es que ha triunfado claramente la ‘cultura tecno-científica’, entre otras cosas porque ha producido mejoras admirables en el bienestar humano. Lo que me preocupa es que esa cultura va a ser la encargada de redefinir la naturaleza humana. No pienso que haya una especie de conspiración de los tecnólogos para robotizar a nuestra especie o cosas parecidas. Los grandes cambios aparecen como consecuencias no buscadas intencionadamente. La técnica —como el mercado, como las modas, o como los atascos de tráfico— tiene un dinamismo circular, en el que los propios agentes son sujetos pacientes de lo que hacen. El nuevoHUMANISMO parte de un axioma fundacional: las instituciones humanas —políticas, religiosas, culturales— guardan la experiencia de la humanidad. Cada vez que algún movimiento ha querido olvidar esa experiencia, comenzar de cero —como ha ocurrido en las revoluciones políticas, y puede suceder también en la tecnológica—, se cometen tremendos errores por ignorancia.

Concentrated senior female mathemathics professor writing a formula to the chalkboard.. Personal Perspective, Selective focus, small DOF. Natural interior light.
Concentrated senior female mathemathics professor writing a formula to the chalkboard.. Personal Perspective, Selective focus, small DOF. Natural interior light.

De la misma manera que para mejorar nuestra salud en el futuro necesitamos conocer nuestro genoma biológico —efecto de cientos de miles de años de evolución—, necesitamos conocer nuestro ‘genoma cultural’, que se ha ido configurando también a lo largo de miles de años. Pondré un ejemplo político. Nuestro modo de pensar la política utiliza herramientas mentales heredadas, que se fueron elaborando para enfrentarse con problemas. ¿Por qué apareció la idea de ‘soberanía’, o la de ‘nación’, o la de ‘derecho subjetivo’, o la de ‘dignidad como fuente de derechos’, o el valor de la ‘autonomía’? El nuevoHUMANISMO se basa por ello en la ciencia de la evolución de las culturas, que nos permitirá comprender nuestros aciertos y nuestros errores, nuestra grandeza y nuestra ferocidad, lo que nos une y lo que nos separa.

​Aspiramos a comprender

El nuevoHUMANISMO, el Humanismo3G, no enfrenta letras y ciencias, laicismo y religión, arte y técnica, sino que aspira a comprender todas esas creaciones humanas. No pretende conocerlas en sus inabarcables realizaciones, sino comprender por qué y cómo surgen de la inteligencia que las ha inventado. El gran Wilhem Dilthey, uno de los padres del nuevoHUMANISMO, pensaba que la única forma de definir al ser humano es estudiando aquellas actividades a las que se ha dedicado a lo largo de la historia: ha creado arte y ciencia, matemática y juegos, religiones y formas políticas, poesía y técnica. Antes de dar un salto hacia el transhumanismo, me parece imprescindible conocer la humanidad, no sea que vayamos a tirar al niño con el agua de la bañera.

El Proyecto nuevoHUMANISMO necesita el mayor apoyo posible. Espero que El Confidencial, tan atento a lo que pasa, acoja y proteja la iniciativa, que me parece apremiante. Quien desee recibir más información, o colaborar de alguna manera, puede enviarme su referencia a contacto@joseantoniomarina.net.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/educacion/2017-04-18/educacion-humanismo-letras-ciencias-pedagogia_1368022/

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Hacia una tipología de las educaciones populares

Por: Luis Bonilla-Molina

No importan el problemas, importa la solución, me quedo con lo poco que queda, entero en el corazón, me gustan los problemas no existe otra explicación, esta si es, una dulce condena, una dulce bendición (Fabiana Cantilo, Dulce Condena. 

Las historias de las transformaciones sociales en América Latina y el Caribe, en las últimas cinco décadas,  están profundamente influenciadas por la educación popular y el impacto de la ampliación de la cobertura de los sistemas escolares.  Esto se debe fundamentalmente a que la educación de masas, de carácter popular, democrática y crítica es una conquista de los pueblos en lucha, en un contexto de construcción del capitalismo tardío en la región.  Conquista por cierto amenazada en el presente, por las tentativas de un Apagón Pedagógico Global impulsado por los organismos económicos mundiales.

Una franja importante de la educación popular aparece asociada a resistencias anti sistema, a construcción de organización ciudadana, a luchas por salarios dignos, la distribución de la tierra, la preservación de la vida, la ecología, la diversidad sexual, la recuperación de conocimientos ancestrales, en fin a los derechos democráticos y civilizatorios, más aún en el siglo XXI.  El Movimiento Sin Tierra (MST), Vía Campesina, los indígenas en toda la geografía de nuestra América, los okupas, el movimiento estudiantil, los misioneros seculares para la  alfabetización de los pobres y marginados sociales, entre otros,  han hecho suya la perspectiva de aquella educación popular que promueve la transformación radical de nuestras sociedades.

El encuentro de la educación popular con el mundo partidario, incluso de izquierdas, salvo honrosas excepciones, no ha sido tan feliz como con el de los movimientos sociales. Diversas razones han favorecido ese desencuentro, entre ellas el reiterado discurso y práctica de vanguardia esclarecida que conduce a las masas, por parte de una ortodoxia radical. Otro motivo, lo ha constituido la permeabilidad que han mostrado algunas variantes de la educación popular respecto al discurso anti partidos que impulsaron corrientes autonomistas, anarquistas de la izquierda pero también el neoliberalismo educativo desde los ochenta del siglo XX.

En esta dinámica han surgido intentos por subalternizar a la educación popular por parte de sectores organizados del capital nacional e internacional, quienes desarrollan una labor sistemática de coaptación de los movimientos de educación popular, pues temen el encuentro entre movimientos sociales y organizaciones políticas radicales, en un horizonte de cambios estructurales.

Una creciente despolitización del magisterio, los movimientos pedagógicos, los centros de formación docente y los propios sindicatos docentes, ha limitando la comprensión de un proceso tan complejo como lo es el desarrollo de perspectivas diferenciadas de educación popular. Desde un lugar de enunciación de defensa de la educación popular y de las iniciativas de construcción pos capitalistas, este debate recién se inicia, sabiendo cómo nos lo enseña la educación popular que en el dialogo fraterno, el debate constructivo y la praxis para el cambio, todos/as aprendemos y todos/as modificamos nuestras premisas iniciales, aprendiendo y construyendo juntos/as.  Hagamos este debate sin prejuicios y sin denominaciones peyorativas que condicionan la comprensión holística del fenómeno.

¿Por qué la necesidad de una tipología de la educación popular?

Cuando revisamos buena parte de la producción académica y de movimientos pedagógicos alternativos encontramos que en todos se hace mención a educación popular como si todos entendiéramos y trabajáramos la misma perspectiva.  No se trata de un debate sobre la polisemia del término sino sobre su teleología.  Es decir, hacía donde se orienta el trabajo de un colectivo, institución, gremio o individuo que se involucra en procesos de educación popular.

En un primer momento distinguimos una perspectiva instrumental, una conciliadora y otra de carácter radicalmente transformadora de la realidad social, política, económica, educativa y ecológica. Es decir, estaríamos hablando de tres “paradigmas” o perspectivas de la educación popular.

La primera perspectiva –instrumental– suele se impulsada por organismos económicos internacionales, instituciones de Estado y gobiernos locales que procuran mecanismos participativos de involucramiento ciudadano en la solución de problemas puntuales. Para ello, utilizan herramientas de la metódica popular, obviando todos aquellos elementos que procuren la generación de conciencia crítica.  Quizá la frase más acabada de esta perspectiva es “la comunidad determina la validez del conocimiento” como si lo comunitario no fuera un espacio de disputa ideológica.  Desde esta perspectiva el educador popular que se acerca a trabajar con la comunidad, es algo así como una simple herramienta aséptica de la comunidad, para resolver problemas específicos que le afectan en su cotidianidad y entorno. El horizonte aparece condicionado por lo que se haga en lo local, algo así como “yo cambio el mundo cambiando mi entorno”.  Esta narrativa de la educación popular no reconoce la lucha de clases, ni tiene una teleología de revolución social colectiva.  Su “otro mundo posible” se limita a una especie de sumatoria de experiencias de cambio “positivo” del entorno, presentado como el logro de juntarse y trabajar juntos, obviando la distribución inequitativa de las riquezas que genera condiciones materiales diferenciadas.  Esta seudo educación popular no tendría mayor importancia, sino fuera porque cuenta con una base concreta de desarrollo en la dinámica universitaria, de centros escolares y en propuestas de “democratización” de la función pública.  Desde esta mirada se suele hablar de responsabilidad ciudadana, co-responsabilidad o transferencia de competencias a los ciudadanos, cuando en realidad lo que se quiere es disminuir la responsabilidad del Estado e involucrar a los ciudadanos en la administración de la crisis, manteniendo el orden existente.

La segunda perspectiva  –conciliadora –tiene como lugar epistémico de enunciación la fe, el dogma religioso y por ende la consideración de la ciencia como su mayor problema. Consideran a la escuela y los sistemas escolares, como los principales responsables de la pérdida de influencia de la fe en las comunidades y la sociedad. Desarrollan y potencian un discurso que ve en la ciencia, uno de los mayores problemas de la humanidad; incorporando una noción etérea de los saberes como antagónico a la ciencia.  Por ello, al entrar a la disputa social, procuran que su influencia se concentre en una educación fuera de los sistemas escolares, fuera de las escuelas, fuera de las regulaciones de los Estados nacionales que hicieron suya la premisa de la educación laica. Y si trabajan en las escuelas, impulsan una “escolarización” fundamentada en los valores de la fe, la trascendencia del alma y la espiritualidad.  Para ellos, la ciencia es sólo una aproximación a la verdad contenida en DIOS,  por esto desarrollan un fuerte discurso contra la ciencia, el método científico y una creciente apelación a los “saberes” como alternativa a la ciencia.

Su modelo de escolaridad, tiene una valoración negativa de la docencia -laica y científica-  promoviendo en consecuencia, figuras no tituladas como docentes, muchas de ellas provenientes del movimiento seglar. El discurso aparentemente innovador y progresivo que señala que “cualquiera puede ser maestro” procura atacar la formación científica para la profesión docente, convirtiendo la figura del maestro en un dador humanista de clase. Las llamadas pedagogías de la ternura, del amor, el abrazo, entre otras, que se concentran en la fraternidad del encuentro educativo, pero que no tienen expresiones concretas en lo didáctico, evaluativo, curricular, en la planificación, el financiamiento, la supervisión y el acompañamiento pedagógico, entre otros componentes de la pedagogía, no tienen el status epistemológico para llamarse así, sino que tienen como teleología la despedagogización del hecho educativo. Aunque en muchos casos sus exponentes y defensores hablen y se comprometan con la erradicación de las injusticias y la explotación, su pensamiento y praxis está condicionada por la fe, a la cual pueden pertenecer por igual los obreros explotados y sus patrones.  Por ello caracterizamos a esta línea de trabajo como regresiva, porque se centra en el ataque al sistema escolar, la profesión docente, la ciencia.

La tercera perspectiva  –radicalmente transformadora– considera que la educación es una herramienta para la construcción de ciudadanía crítica y el desarrollo de pensamiento científico que vincule avances disciplinares con saberes populares, en una lógica transdisciplinaria. Esta perspectiva reivindica los saberes fundamentados en la experiencia no escolarizada, trabajando para colocarlos en interacción con los aprendizajes escolares, basados en praxis-teoría-reflexión.  En esta dinámica las nociones de ciencia y conocimiento ancestral de resistencia, resultan fundamentales y convergentes en la acción escolar de resistencia anticapitalista.

Desde esta tercera perspectiva la educación popular no es neutra, por el contrario, asume la narrativa Freireana que se fundamenta en una pedagogía del oprimido, que busca romper con la dominación de una clase sobre las restantes. Considera que si bien Freire es expresión de una mirada desde la fe, su adscripción al ala radical de la teología de la liberación le posibilita ubicar la educación popular en la lucha de clases.

Esta tercera perspectiva, deposita en los sujetos/actores sociales la posibilidad de cambio y no en mesías alguno o vanguardia esclarecida.  Incluso, si los/las educadores/as populares  forman parte de organizaciones altamente politizadas, su papel se convierte en subversivo al interior de la propia organización rebelde, en la medida que entiende el proyecto emancipador como construcción colectiva.

Para concluir es necesario destacar que avanzar  en una tipología de las educaciones populares posibilitará esclarecer el panorama y entender muchos de los estancamientos, retrocesos o derrotas parciales ocurridas.  Este es un debate que recién se inicia, que viene acompañado de otros debates subalternos pero no por ello son menos esclarecedores en el horizonte de liberación.

*Fuente: https://luisbonillamolina.wordpress.com/2017/05/18/hacia-una-tipologia-de-las-educaciones-populares/

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Cada día más precoces

Por: Jaume Carbonell

Los medios tecnológicos contribuyen a que todo suceda más pronto en la infancia. ¿Qué hacer para gestionar las nuevas situaciones de riesgo que ello comporta?.

La infancia se está adultizando porque el poder los medios de comunicación pueden acabar con la etapa de la niñez. “La televisión borra toda línea divisoria entre el niño y el adulto, ambos tienen igual capacidad y competencia para presenciar sus mensajes, y ambos reciben exactamente las mismas imágenes. Los niños de hoy día han visto por televisión el asesinato, el sadismo, el adulterio, todos los ‘secretos’ de la vida adulta”.  Esta es la tesis central del ensayo de Neil Postman (1931-2003)  en su obra La desaparición de la infancia (1982) que en su momento tuvo bastante eco. Este discurso, que sobredimensiona el poder de los medios tecnológicos e infravalora la influencia de la escuela -una institución que estima caduca, en crisis y sin futuro- plantea un nuevo escenario sobre la condición y el proceso de socialización de la infancia en que las diferencias entre el mundo infantil y el adulto tienden a difuminarse y, por tanto, el primero tiende a reducirse.

¿Qué diría hoy este lúcido y controvertido ensayista ante la creciente presencia de las tecnologías de la información y la comunicación y las redes sociales? Los vaticinios sobre el fin de la escuela -apuntados por Postman y teorizados sobre todo por I. Illich y E.Reimer entre otros- no se han cumplido. Porque la escuela tiene una enorme capacidad de supervivencia: bien sea para reproducir los mismos fines y la misma estructura de siempre -con ligeros toques de modernidad tecnológica-, bien sea para reinventarse con otros paradigmas y modelos educativos, didácticos y organizativos. Es cierto que la alternativa de la educación en casa ha ganado algunos adeptos, siempre en el entorno de las clases medias, pero al menos en nuestro país tiene poco recorrido.

A pesar del avance de la investigación educativa -con datos, argumentos y evidencias para todos los gustos- se hace difícil precisar en qué medida el comportamiento, la adquisición de hábitos, valores y actitudes se va modelando dentro y fuera de la escuela. ¿Cuál es el protagonismo e incidencia de ese lugar llamado escuela, que bascula entre la uniformidad y la diferenciación; de la familia, con sus múltiples agrupamientos y mutaciones; de los diversos artefactos tecnológicos de información, comunicación y entretenimiento; y de otros escenarios propios de una educación no formal y del tiempo libre que se amplían y enriquecen día a día? ¿Qué juego de controles y mediaciones se establece durante el proceso formativo inicial? Las respuestas son necesariamente diversas siempre en función de dos variables interdependientes: la calidad de los entornos educativos y la posibilidad de acceder y disfrutar de ellos de forma regular. Algo que tiene que ver con la equidad y las políticas de igualdad de oportunidades.

En estos últimos años la voz de Postman en torno a la adultez prematura regresa y resuena con fuerza en la medida que la escuela ha perdido el monopolio del saber;  a la infancia se le ha secuestrado el espacio público con sus juegos y secretos diferenciados; y aumenta vertiginosamente el caudal de informaciones y estímulos compartidos en el hogar, donde los espacios individuales ganan terreno a los comunes. He aquí algunas manifestaciones llamativas de que todo sucede antes: a) El acoso escolar y el ciberbullyng, que amplia el radio de acción. Todos los estudios recientes ponen de relieve que este empieza en niñas y niños más pequeños. b) Los ingresos hospitalarios  relacionados con los trastornos alimenticios como la anorexia y la bulimia, y los problemas de salud mental en la adolescencia, que están creciendo en los entornos socialmente más desfavorecidos. c) El ocio nocturno y el consumo de alcohol. d) La delincuencia infantil y juvenil, el acoso sexual y la violencia de género. d) La creciente adicción al móvil, que si antes se adquiría en la adolescencia hoy ya se compra al empezar la Primaria. E) O el deporte: las competiciones deportivas se anticipan, con la consiguiente presión sobre la obtención de buenas marcas y resultados. Todo ello trae como consecuencia que la infancia esté expuesta a un mayor grado de vulnerabilidad y riesgos,  al no estar  preparada para gestionar emocional y socialmente estas situaciones.

¿Qué hacer ante estas situaciones? Activar todas las alertas mediante una pedagogía de la proximidad para observar, seguir y conocer mejor la extraordinaria diversidad de la niñez y adolescencia  en todo momento, ya que los cambios o episodios críticos se producen, con frecuencia, de manera rápida e  imprevisible.

La clave para abordar con éxito estas situaciones reside, al menos, en estas tres actuaciones simultáneas: una tutoría y acompañamiento intensivos, a fin de crear vínculos de cercanía y confianza: la intervención de otros educadores especializados -orientadores, psicólogos, técnicos de integración social, educadores sociales,…- que eviten la soledad del profesorado y proporcionen una ayuda complementaria; y la estrecha relación entre los tres agentes que intervienen en la socialización de la infancia.

“Para educar hoy es imprescindible un trabajo en red corresponsable entre familias, docentes y comunidad. Nadie puede educar hoy en solitario…. Educar hoy es tan complejo que todo el mundo es necesario

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2017/05/17/cada-dia-mas-precoces/
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