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Mucho Modelo Educativo, ¿y las normales?

26 de abril de 2017 / Fuente: http://www.educacionfutura.org

Por: Abelardo Carro Nava

Muy pocos somos los que nos hemos detenido a escribir sobre un subsistema que, desde mi punto de vista, es fundamental dentro del complejo Sistema Educativo Mexicano (SME). Me refiero pues, al subsistema de educación normal que por más que se diga lo contrario, desde 1984 a la fecha, no ha sufrido verdaderas transformaciones educativas.

Intentos ha habido, no lo niego. Sin embargo, éstos son escasos si los comparamos con lo que ha acontecido con el nivel básico de enseñanza de nuestro país pero, como siempre digo, vayamos por partes, porque de este asunto varias cuestiones se desprenden.

Como recordaremos, el pasado 13 de marzo con bombos y platillos, el Secretario de Educación, Aurelio Nuño, presentó ante la sociedad el Nuevo Modelo Educativo – versión 2017 – que, salvo algún agregado en la propuesta curricular, nada de nuevo tiene. Si, ya sé que algunos de ustedes me cuestionarán sobre tal afirmación pero, permítanme por el momento, sostener este argumento, en razón del espacio que amablemente me brindan mis colegas de Educación Futura.

Pues bien, en dicho modelo se hace referencia al papel que desempeña la formación inicial de maestros. Como parece obvio, se le asigna un papel trascendental a las escuelas normales para el logro de este propósito; vaya, para acabar pronto, se asegura que solo puede existir una “buena” educación si en las normales se forman a los mejores maestros, y es cierto. Este planteamiento me parece de lo más importante; de hecho, en las diversas entrevistas que el Secretario de Educación brindó a diversos medios de comunicación, así lo confirmó, y no se equivocó, solo que en medio de todo este pronunciamiento, algo parece estar en el aire: ¿cómo hacer para que las instituciones formadoras de docentes cumplan con la encomienda que les fue conferida en el nuevo modelo?

En este sentido, debo reconocer que el “qué hacer” es importante pero, desde mi perspectiva, resulta trascendental que se mencione el “cómo pueden lograrlo”, y es ahí donde de manera clara y precisa, entra mi planteamiento: ¿cómo hacer que las escuelas normales cumplan con las tres áreas sustantivas que le fueron  asignadas después de 1984 si en los hechos no se han fortalecido a las mismas en el ámbito pedagógico, administrativo y laboral? Me explico.

Después de que el subsistema de educación normal se separó de la educación básica, la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE), dependiente de la Subsecretaría de Educación Superior, se hizo cargo de todo lo concerniente a las normales. No sé qué tantos beneficios haya traído esta decisión, lo que tengo claro es que a partir de la misma, se abrió una brecha que ha traído como consecuencia una desvinculación con lo que acontece en el nivel básico del propio SEM. ¿Cómo lograr que los estudiantes de las normales tengan una adecuada y pertinente vinculación con lo que a su egreso será su campo de trabajo si las reformas a la educación básica han marcado la pauta en y para el trabajo docente mientras las normales y sus respectivas licenciaturas (preescolar, primaria y secundaria) no van a la par de dichas reformas? Basta con revisar los Planes de Estudio de las licenciaturas que refiero para darse cuenta de ello. Algo que se antoja bastante ilógico y sin mucho sentido que digamos.

Ciertamente desde hace unos años, la Mtra. Marcela Santillán, ex directora de la DGESPE, y en estos días, el Dr. Mario Chávez, han hecho un trabajo considerable con la intención de que las instituciones formadoras de docentes adquieran ese papel protagónico que los anteriores Secretarios de Educación, expresaron en sus discursos. Lo malo de este asunto, es que los cambios se han quedado en eso, en meros discursos y hasta la fecha no se ha logrado posicionar a las normales como se ha esperado.

Motivos para que no se hayan tomado las decisiones que pudieran mejorar al subsistema, son muchos y muy variados pero, por el momento, me concentraré en el que, desde mi punto de vista, parece marcar esas decisiones de quien dirige los destinos de la educación del país desde la Calle de República de Argentina en la Ciudad de México: el político.

Recuerdo que hace días, en tremenda conversación que sostuve con algunos colegas normalistas, uno de ellos expresaba: “me gustaría saber quién le pondrá el cascabel al gato”; haciendo alusión a la necesaria reforma que tiene que darse en las normales del país, sobre todo, por la serie de implicaciones políticas que traería consigo. Lo que sucedió en el 2011, con la implementación del nuevo plan de estudios (2012), fue un claro ejemplo de ello. No sé si usted lo conozca o se haya enterado, pero ante la implementación en ese año de dicho plan de estudios, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) tiró la propuesta que la Secretaría de Educación (SEP) había dado a conocer a varias “escuelas normales piloto”. Así sin más ni más, la tiró. ¿Los argumentos? No se había considerado su opinión ni su consentimiento para la aprobación de esa propuesta curricular. Así de simple, así de complejo.

Quienes me conocen en persona y a través de este espacio, sabrán que soy un defensor apasionado – siempre objetivo o al menos lo intento – del normalismo mexicano. De hecho hace unos días, tuve la oportunidad de dar una conferencia en la Escuela Normal Rural “Emiliano Zapata” de Amilcingo, Morelos, y ahí mismo, aseguré como lo he asegurado, que el normalismo es y será la piedra angular de la educación de nuestro país, y no me equivoco. Miles de maestros que hoy día se encuentran prestando un servicio educativo en mi México querido, se formaron en estas instituciones cuya tradición es necesario entender para comprender las complejidades del SEM.

Esperemos que la tan anunciada reforma a la educación normal se lleve a cabo y en los mejores términos posibles, no bastan los recursos asignados mediante el famoso “PACTEN” o el de las Escuelas Al Cien para el logro de tal propósito. Como seguramente sabrán en la SEP, se requiere de un análisis concienzudo sobre la situación que guardan éstas, de largas charlas con sus actores directos para asegurar un buen proceso de transición, de tomar las decisiones que deban tomarse en base a ese consenso y convencimiento; esto, sin pretender cambiar esa tradición que por años ha permeado la formación de maestros y maestras de mi querida República Mexicana. En concreto, parafraseando a un gran investigador, Manuel Gil Antón: ¿se debe transformar la educación normal?, sí, pero no así.

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/mucho-modelo-educativo-y-las-normales/

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Las tribulaciones de la enseñanza de las ciencias sociales

26 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org/

Por: Jairo Hernando Gómez Esteban

Los llamados a eliminar o reducir las ciencias sociales y las humanidades de todos los niveles educativos en diferentes países, aunadas a una política estatal que las menosprecia, han puesto a esta área del saber en su mayor encrucijada.

Las ciencias sociales se encuentran en una de las mayores encrucijadas y desafíos de su corta historia, tanto a nivel mundial como nacional: por un lado, la configuración de una tendencia mundial a descalificarlas y expulsarlas de los procesos formativos en todos los niveles, como lo demuestra la exigencia del ministro de educación japonés de cerrar las carreras de humanidades en 60 universidades, y la eliminación de la filosofía y la reducción curricular de las ciencias sociales en educación básica en países como España, Chile y México; y por otro lado, el menosprecio de la política estatal colombiana por los grupos de investigación social expresada a través de Colciencias tanto en su baja participación en los niveles de Senior y Asociado (los más altos), como en el hecho de que ninguno de los aspirantes a becas de doctorado en este campo de la ciencia haya pasado, así lo demuestra.

Las razones que se aducen para esta eliminación o reducción son las de siempre: no son rentables, ni contribuyen al crecimiento económico, ni a los planes de desarrollo y, sobre todo, porque la educación debe centrarse en las competencias tecnológicas y científicas que, según los tecnócratas, son las únicas que garantizan el cumplimiento de los objetivos económicos de una nación. Es como si siguiéramos creyendo que solo hay dos culturas, la científica y la humanista-social, en la que esta última ya no solo resulta superflua sino estorbosa.

Ahora bien, si nos atenemos a los resultados de la mayoría de investigadores(as) en enseñanza de las ciencias sociales, los objetivos de esta acción pedagógica se podrían sintetizar en tres:

a) El estudio de conocimientos disciplinares  (historia, geografía, filosofía, economía, etc.)
b) La formación de sujetos sociales y políticos, que implica la constitución de la subjetividad política y el aprendizaje ciudadano para expresar y ejercer la capacidad de ser actores sociales y políticos
c) La comprensión de saberes, imaginarios, prácticas sociales, cosmovisiones y concepciones que hacen parte de un contexto cultural particular, que a su vez involucran las actividades y formas de actuar propias de una comunidad o etnia específica.

¿Qué “utilidad” tienen estos objetivos para el desarrollo de un país? Mayor democracia, mejor calidad de vida, respeto por el otro, empatía, imaginación, pensamiento crítico, participación política, convivencia, derechos y deberes, incremento del sentido de la vida. Además, la evidencia de que el famoso crecimiento económico  tiene una escasa correlación con la democracia, la salud o la educación es absolutamente contundente (Amartya Sen, Stiglitz y otros economistas sociales), y por tanto, su justificación no solo es falaz y acomodaticia, sino que niega, de un manotazo arrogante y torpe, las posibilidades de una vida digna y el florecimiento espiritual y cultural de las naciones, reduciéndolo a proyectos puramente rentables y económicos, como si esa fuera la única razón de ser de los humanos.

Las razones que se aducen para esta eliminación o reducción son las de siempre: no son rentables, ni contribuyen al crecimiento económico, ni a los planes de desarrollo y, sobre todo, porque la educación debe centrarse en las competencias tecnológicas y científicas que, según los tecnócratas, son las únicas que garantizan el cumplimiento de los objetivos económicos de una nación

No se trata, entonces, de reclamar que la historia o la geografía vuelvan a las aulas como si ellas nos fueran a salvar de la catástrofe; al fin y al cabo ellas siguen allí. Desde una perspectiva interdisciplinaria, el trabajo pedagógico tiene que transformarse en proyectos y experiencias que se articulen y se complementen con las otras ciencias sociales para no repetir la historia llena de próceres y fechas ni la geografía física de datos inertes y mapas calcados, ese es un problema de los puristas o cientificistas que creen que solo la enseñanza de las disciplinas científicas, con todo su rigor y su verdad, nos podrán a la altura de las ciencias naturales y la tecnología.

De lo que se trata es de retomar los tres grandes desafíos que, siguiendo a Wallerstein, tienen las ciencias sociales en el siglo XXI, y transformarlos en retos pedagógicos. En primer lugar, esforzarse por un reencantamiento del mundo como una tarea práctica, demostrar el valor de sus hallazgos, su potencia heurística, su capacidad de transformación real para beneficio de la sociedad.

En segundo lugar, manejar pedagógicamente las dimensiones de espacio y tiempo -inherentes a cualquier hecho social- debe tener como propósito principal el de hacer comprender el sentido con el que la humanidad actúa, visibilizar los móviles que impulsan a las personas a actuar de una u otra manera en  un momento y un lugar determinados, los fines que persiguen, el significado coyuntural y contextual que tiene para cada uno de nosotros. Es importante el “mostrar diciendo” y “mostrar haciendo” y tener en cuenta que toda acción humana no puede sustraerse a la determinación temporo-espacial en que se realiza y, en consecuencia, el significado y el sentido con el que dotamos nuestras acciones y pensamientos siempre estarán envueltos por esas dimensiones que nunca, en ningún momento, deben asumirse como variables o factores invariantes y externas, sino por el contrario, como dimensiones constituyentes de las sociedades humanas.

¿Qué “utilidad” tienen estos objetivos para el desarrollo de un país? Mayor democracia, mejor calidad de vida, respeto por el otro, empatía, imaginación, pensamiento crítico, participación política, convivencia, derechos y deberes, incremento del sentido de la vida.

En tercer lugar, el problema de que la neutralidad debe asumirse de cara a la interdisciplinariedad y la diversidad de perspectivas ético-políticas y retoma un viejo problema de las Ciencias Sociales planteado por Weber sobre la neutralidad valorativa de la ciencia. En este sentido, la tarea pedagógica debe ser distinguida del juicio de valor o la valoración, los cuales la impregnarían de proposiciones metafísicas o descripciones acomodaticias que, generalmente, obedecen a la adscripción a una ideología o a una posición ético-política previa.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/las-tribulaciones-de-la-ensenanza-de-las-ciencias-sociales

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El éxito escolar no riñe con el bienestar de niños y adolescentes

26 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Nancy Palacios Mena

Es un imperativo que nuestros niños y adolescentes vayan a una escuela en la cual se hace un esfuerzo personal y colectivo por aprender.

Una carta escrita hace poco menos de un año y que releí hace poco en momentos en los que he estado estudiando sobre el examen Saber 11 en Colombia y más concretamente sobre la prueba de Ciencias Sociales, ha despertado la reflexión sobre el éxito académico y las vivencias propias de la niñez y la adolescencia. La carta en mención fue publicada el 16 de junio del 2016, en el Periódico El País de España, en ella, María Luisa Carrillo ilustradora y escritora, felicita a su hija por la excelente nota obtenida en el examen de ingreso a la Universidad “Selectividad”.

María Luisa Carrillo inicia la carta a su hija diciéndole “Enhorabuena, hija, por tu nota en Selectividad. Perdón por tu infancia perdida” y posteriormente agrega  «Los horarios se han tragado a nuestros niños. Los niños han sido mini-adultos». En tiempos en los que el bullyg, el estrés, la depresión, y la tendencia al suicidio hacen parte de la vida cotidiana de muchos niños y adolescentes, vale la pena preguntarnos, ¿hasta qué punto la escuela y la presión por el éxito académico, afecten la salud mental, y de paso les arrebatan el disfrute del juego, la diversión, el ocio, la felicidad y la tranquilidad a los estudiantes en buena parte de su existencia?

La presión que puede llegar a ejercer las exigencia académica en edades tempranas, no es un asunto menor, maestros, padres de familia y la sociedad en general, debemos reflexionar hasta qué punto la exigencia escolar y la lucha por ser cada día más competitivos, con el objetivo de sembrar y abonar un porvenir de lleno logros, satisfacciones laborales, y prosperidad económica, están produciendo daños irreparables en el presente y futuro emocional de muchos escolares. La posibilidad de construir lazos afectivos fuertes, así como relaciones saludables con la familia, la pareja, los compañeros de estudio y de trabajo, los vecinos y hasta la gente en la calle, puede resultar afectada, si criamos niños que no juegan, que no descansan, porque están sometidos a largas y extenuantes jornadas de tareas, y preparación de exámenes.

Con mucha emotividad en otro aparte de su carta María Luisa Carrillo dice “Maldita sociedad esta que no sabe sino correr. Que solo se mide en resultados, que no tolera el fracaso, que no acepta sino a quienes ella ha moldeado y considera merecedores de unos resultados que solo ella otorga o deniega” Sin duda el contenido de la carta y su mensaje están vigentes, constituyen un urgente llamado a repensar la misión que tiene la escuela, la familia y la sociedad de levantar niños felices, seres humanos que estudian, y luchan, pero que también juegan, se divierten, descansan, y tienen momentos de ocio.

Todos compartimos el ideal de una sociedad más culta y educada, pero este ideal no puede reñir ni entrar en contradicción, con aquel defienda el derecho de los niños a ser eso, niños, con todo lo que eso incluye e implica. Es un imperativo que nuestros niños y adolescentes vayan a una escuela en la cual se hace un esfuerzo personal y colectivo por aprender, pero donde también se pierde, se acepta el fracaso, se divierte, y se reposa, es un imperativo una escuela donde niños y adolescentes crecen y aprenden mientras disfrutan la vida.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/el-exito-escolar-no-rine-con-el-bienestar-de-ninos-y-adolescentes

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Perdiendo a los estudiantes rurales (I)

26 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org/

Por: Roosevelt Andrés Ramos Osuna

En la educación se puede desarrollar un trabajo en colectivo de los estudiantes, al ser el inicio para el tejido de un sistema de redes mirándolos al mismo tiempo y al mismo lugar.

Los jóvenes de hoy son de vivencias tecno-informáticas donde, por ejemplo, los avances tecnológicos posibilitan un mínimo esfuerzo los encierra en un mundo con muchas posibilidades al mundo, pero donde esas posibilidades no les permiten abrirse a la afectación o capacidad de dejarse afectar por sí mismos, ese viaje a sí mismos no es auto-reconocido, ni menos autobiográfico con su historia.

De ahí, que como efecto de esto hay muchos casos de la gran cantidad de suicidios en jóvenes en edad escolar en el departamento del Quindío, uno de los más afectados, año tras año, por este flagelo. Al no auto-reconocerse sistemáticamente en la vida, es decir al no configurar el conocimiento, gnoseológico cognitivo, no se puede tener un proyecto de vida claro y definido. En este proceso, toda relación se da dos veces: primero a nivel social o interpersonal y luego a un nivel individual o intrapersonal. Cuando se habla de adoptar y adaptar se debe hacer hincapié que como educandos en colectivo se utilizan y crean imágenes e información integrada de perspectivas y vivencias que sirven como materia prima o insumo. Se debe realizar un acercamiento para integrar el contexto, un paneo desde arriba para que la producción se haga desde una red colectiva y no como islas separadas que trabajan solas.

En la educación urbana y rural se puede desarrollar un trabajo en colectivo de los estudiantes, al ser el inicio para el tejido de un sistema de redes mirando todos los educandos al mismo tiempo y al mismo lugar. Puede sonar idealista, pero se re-explora el pensamiento vinculante al contagiar por el entusiasmo y convicción teórico práctica de los demás integrantes aula de clase. Es así que de manera consecuente se pueden estar llegando a crear mundos compartidos dándole una utilidad y resultados beneficiosos a la “otredad” entre estudiantes, para desplegar nuestros ideales.

En la actualidad, existe de-subjetivación en fenómenos que impiden el acto de educar, un ejemplo muy característico tiene que ver con las cosas vacías para los jóvenes de hoy, por esta premisa se debe entender la ausencia o pérdida sistemática de apropiación o encarnarse a sí mismo. La pérdida se da cuando los estudiantes a temprana edad van dejando de ser niños y de ser exploradores del mundo donde la iniciativa, la creatividad y la innovación se dejan a un lado por vivencias sin sentido o lógicas vacías.

¿Cómo hacer un relevo generacional rural? Es justamente ahí donde se requiere un trabajo interinstitucional, porque antes de ser estudiantes del Ministerio de Educación Nacional, son jóvenes rurales que tienen un saber previo y ancestral en espacio y tiempo que hay que saber desplegar, una serie de vivencias que desde muy pequeños han adquirido en sus hogares rurales, que llevan a la escuela, y que muchas veces no es tenido en cuenta. Esto lo podemos entender desde Nicolás Buenaventura cuando dice que: “la experiencia de apoyarse resueltamente en el carril de los valores, descubrir con los muchachos cómo valen los números cuando suman y multiplican la vida en el mercado, en el juego, en el trabajo, cuando reparten el mundo restando y dividiendo, esa experiencia es invaluable” (1995, pág. 15). Con esto se puede decir que re-crear el contexto rural para el desarrollo de las clases puede resultar provechoso para que esas vivencias se vean plasmadas en la transformación rural a partir de las raíces nativas. Esas vivencias se relacionan de forma directa con el contexto rural, han cambiado ahora lo llaman paisaje cultural cafetero, patrimonio mundial, que se ha prestado para celebraciones y fiesta, pero que representa un reto enorme, pues tal denominación impuesta por la UNESCO demuestra que somos frágiles, lo que es un llamado sobre los riesgos existentes desde lo social, lo cultural, económico, tecnológico, arquitectónico y ambiental. De ahí la importancia de rescatar la alteridad, la justicia cognitiva, la razón activa y la mentalidad colectiva mestiza, sin olvidar la ancestralidad y el porvenir que facilitan la identificación de otros saberes y otras consideraciones porque no hacen parte de la monocultura del saber, el cual se toma como la única verdad y es básicamente la rigidez del conocimiento científico.

Tal como se quiere resaltar las prácticas educativas docentes deben dirigirse a entender e interpretar la mesticidad y vivencias de nuestra cultura para que las clases sean preponderantes en motivar al estudiante y ofertarle calidad humana y en los contenidos. Para obtener resultados significativos en los educandos y en el mismo docente que también aprende y desaprende del ejercicio educativo o, por el contrario, esas prácticas docentes pueden ser excluyentes e influir negativamente en el aprendizaje, la deserción o la desmotivación estudiantil. Según investigaciones de la organización Dividendo por Colombia (COLPRENSA, 2014), de cada 100 niños que están en edad escolar el 20% no ingresa a estudiar, otro 20% no finaliza la primaria, el 10% no llega al noveno grado, otro 20% no llega a undécimo grado y tan sólo el 30% termina sus estudios de bachillerato.

El asunto es preocupante porque no se está realizando el análisis para educación rural y se integran estudios desde el contexto urbano y rural donde todo lo contrario deben disgregarse y atender las características de los dos sectores por aparte, pues las necesidades y condiciones son divergentes unas de las otras. Este tipo de análisis no convoca a los estudios cualitativos donde todavía hay más rasgos de sentido opuestos, las vivencias deben de tomarse desde estos puntos de vista alternos para obtener otros tipos de datos e información que permita otras miradas integradoras. Es así que, por ejemplo, las ciencias naturales y educación ambiental, que tienen íntima relación con los contenidos agropecuarios pueden hacer re-pensar la pedagogía desde las vivencias con la naturaleza en las ciencias.

Debido al mundo globalizado se están perdiendo cada vez más rápido la herencia ancestral rural, el saber agropecuario que estaba tan difundido en las fincas donde imperaban los animales y las plantas y donde ahora se ven productos agroquímicos multinacionales que crean desequilibrio natural y desequilibrio antropológico. Además, nuestros jóvenes tienen mentalidades urbanas y mínimos deseos de permanecer en el campo y estas tierras están llenas de adultos mayores que mueren con esas vivencias y ese saber ancestral agropecuario.

En la senda de estas ideas corresponde a nosotros mismos salvaguardar los saberes campesinos, pero antes de esto diagnosticar cuáles son los tipos de saberes que imperan en todo el territorio nacional y luego realizar estrategias para que en determinada región de acuerdo a los rasgos y características del campesinado se realicen acciones en pro del mantenimiento de éste tipo de saberes y que estos sigan siendo heredados y que mejor oportunidad que desde cada una de las Instituciones educativas del orden nacional donde el tema de clase diario sean los saberes campesinos de la vida práctica en concordancia con el conocimiento implantado por el Ministerio de Educación Nacional el cual ha sido acreditado por la ciencia. De ahí la necesidad que desde el currículo se puedan realizar cambios estructurales y transformadores que incorporen e incluyan a nuestros campesinos menos favorecidos, jóvenes rurales y mujeres rurales con sus experiencias vivenciales.

Como lo menciona Freire, nadie le enseña a nadie, nadie aprende solo, se aprende en el colectivo. Por lo tanto, a partir de esta interpretación y comprensión no se puede hablar de la ruralidad de hoy con la ruralidad de hace 50 años atrás, donde el sector primario deprimido de la economía refiere que más del 70% de la población se encontraba en el sector rural (cuerpos útiles), ahora tan sólo es menos del 30% y la migración o éxodo de personas aumenta constantemente16. Si no se tienen personas en el campo y mucho menos no exista un relevo generacional que remplace a nuestros adultos y adultos mayores del campo, entonces se corre en riesgo de perder el saber ancestral transferido durante años en las zonas rurales de Colombia. La educación agropecuaria les daría a los niños y jóvenes rurales las herramientas necesarias para trabajar la tierra, razón por la cual resultaría útil para conservar y fortalecer los vínculos ancestrales con nuestros campesinos.

Puntualiza Hanna Arendt (1993) que “la pluralidad es la condición de la acción humana, debido a que todos somos lo mismo, es decir humanos y por tanto nadie es igual a cualquier otro que haya vivido, viva o vivirá”. La educación agropecuaria es una salida muy esperanzadora y emancipadora donde la educación para el trabajo rural sea atractiva, útil e interdisciplinaria, conservando las vivencias y esos vínculos ancestrales ligados a la memoria, como la película “Avatar” con los nativos y su simbiosis de humanización con su propio mundo. Es una historia que pone en tensión, de ahí el valor de la investigación e indagación, ya que moviliza espacios de encuentro para una pedagogía de la esperanza, para que esta película real termine construyendo sentires, circuitos de pensamientos y reflexiones que enriquezcan nuestro ejercicio educativo rural cuando exista un lazo social que armonice lo eficaz y lo justo y haya la construcción de un saber nuevo partiendo del ancestral, lo que no se consolidaría como factor de poder si existiera la estandarización en las aulas y la rutina cerrada donde no son posibles las vivencias, los acontecimientos y mucho menos los riesgos educativos rurales.

Es preciso, por tanto, llegar a una idea y a una política de la justicia que esté ligada a las del consenso y que pueda desde el contexto natural y/o rural, emprender procesos educativos que desde la vida rural y las prácticas docentes se ejerza una política de criticidad al contexto, porque antes de hablar de estudiantes rurales, se refiriere a jóvenes rurales con necesidades y problemáticas que interfieren para un verdadero encuentro con el otro.

Según Zemelman, (2005) el pensar epistémico va más allá de lo escrito, nace de la capacidad de criticar las teorías ya hechas, parte de la duda previa, no hay ninguna teorización sino posibilidades, es decir, no tiene sólo un contenido, sino muchas posibilidades de contenido. Un pensamiento capaz de reconfigurar lo que ya ha sido construido, un pensar necesario, para que el sujeto pueda hilar sus propias estrategias de aprendizaje. Se pueden cumplir con unas competencias donde se tiene en cuenta el contexto para tener una pedagogía formadora y que esa formación sea un viaje un trayecto emancipador, el estudiante cumpla sus competencias y se divierta, juegue experimentando con el escenario vivencial agropecuario que tiene a la mano como ruta de trabajo y acontecimiento diario de clase fomentando el pensamiento hipotético deductivo. Este pensamiento hipotético deductivo que se requiere, pues en tiempos actuales se vive en declive de la educación, ahora la escuela es el escenario donde no sólo está la educación y la formación, sino también los problemas de nuestra sociedad se han transferido a ella.

La educación sigue siendo la esperanza, pues al hacerla vivencial se puede enfocar el enseñar a pensar, re-pensar, enseñar a formar, re-formar, pero antes que el docente esté formado y tenga esa formación para dar inicio a una real necesidad educativa donde se contextualice la didáctica y la pedagogía con estudiantes críticos, autónomos de pensamiento, políticos y éticos, pues es de esta manera como se puede hablar de suramericacentrismo nativo. Por ejemplo, en nuestro medio, pensar de educación rural técnica debe contemplar ese saber ancestral y esa herencia agropecuaria que se pierde cada día más, debido a muchos factores, como por ejemplo: la modernización inmadura y el mundo líquido. Es donde se gira hacia la historicidad misma que juega un papel fundamental en la educación integral y en las construcciones epistémica individual y colectiva, para que no haya pensamientos y actuares tímidas, sino estratégicos. La pedagogía se concreta como el espacio en el cual la cultura se asume, se adapta, se apropia, se impone, se cuestiona, se transgrede, pues en ella se confronta con aquellos aspectos que cotidianamente no se impugnan ni cuestionan. Las vivencias y el saber agropecuario llegan a crear una episteme estudiantil al objetivizar un diálogo de saberes y construir coyunturas entre la interculturalidad y la construcción de conocimiento, donde, claro, también puede existir la adoptabilidad de saberes étnicos, al consolidar nuevos saberes, nuevas realidades e identidades.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/perdiendo-los-estudiantes-rurales-i

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La lectura literaria libre

26 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Mauricio Mora Rodríguez

¿Por qué no dejar que los estudiantes escojan los libros que quieran leer?

Uno de los problemas con los que me he encontrado, como profesor de literatura, es la necesidad de ‘imponer’ un libro. Ya en otro texto (“Sacar a Don Quijote del salón”) había hablado sobre el tratamiento que se da a los clásicos en la mayoría de los salones de clase. Ahora quisiera, desde mi experiencia, referirme a la alternativa siempre interesante de la ‘literatura libre’.

Dejar de proponer (léase ‘imponer’) un libro y permitir que sea el mismo estudiante quien lo escoja, es una bella muestra de confianza por parte del docente y así lo entienden los jóvenes. Por eso creo que es una experiencia que preferiblemente dará resultado si se hace con grupos que el profesor haya tenido algún proceso.

Es importante que el profesor no deje solos a sus estudiantes en la escogencia de la obra: la motivación es importante, el docente puede reseñar varios buenos libros o visitar con sus estudiantes una biblioteca o una librería para que ellos puedan repasar los estantes e identificarse con algunos libros o autores, puede aprovechar para aclarar el concepto de literatura y diferenciarlo de la superación personal y otras clases de libros; también podría advertir acerca de los inconvenientes del consumo de literatura “light”, de todos modos respetará la elección de los estudiantes. Algo que creo pertinente es llevar un registro de los libros escogidos, acaso para consultar sobre ellos en sus tiempos libres o solamente para estar enterado de lo que ellos leen.

A partir de la elección el docente puede escoger de qué manera va a conseguir que los estudiantes transmitan aquellas emociones y pensamientos que los libros despiertan en ellos, una forma es pedirles que escriban semanalmente acerca de lo que han leído y cómo lo relacionan con su vida diaria, con otro libro que hayan leído o con una película; en algunas ocasiones pueden hacer hora de lectura, reflexión y escritura en medio de la clase o que en parejas los estudiantes intercambien pareceres sobre los textos que están leyendo de manera que se enriquezcan unas historias con otras.

En este punto es comprensible que muchos docentes tengan algunas dudas frente a la efectividad de este sistema; algunos me han preguntado cómo hago para saber que el libro que están leyendo los estudiantes no lo conocían antes, mi respuesta es que no tengo ningún problema con que los estudiantes relean un texto, el éxito no se mide en la cantidad de libros que lean sino en el impacto que producen en ellos, además ya lo dijo Borges: “para un mismo lector el mismo libro cambia, cabe agregar, ya que cambiamos, ya que somos … el río de Heráclito, quien dijo que el hombre de ayer no es el hombre de hoy y el de hoy no será el de mañana”

Otra cuestión, incluso planteada por los mismos estudiantes, es cómo evaluar un libro que el docente no ha leído como si en cada bitácora y en cada lectura de ellas frente a la clase los estudiantes no estuvieran siendo evaluados, cosas como estas ocurren porque tenemos demasiado cerrado el concepto de ‘evaluación’ muchos de mis estudiantes se alcanzaron a preocupar porque no les hice una ‘evaluación final’ del libro.

¿Fracasa el experimento porque un estudiante se cansó de su libro en la mitad o porque no lo terminó? No, se acogen a los derechos del lector que Daniel Pennac acuñó tan brillantemente, de todos modos el proceso de buscar, encontrar y desilusionarnos nos ha ocurrido a todos los que hemos tratado de acercarnos al bello ejercicio de leer.

Dejar de proponer (léase ‘imponer’) un libro y dejar que sea el mismo estudiante el que lo escoja es una bella muestra de confianza por parte del docente y así lo entienden los jóvenes.

La literatura libre es una gran alternativa, que aunque requiere un poco más de dedicación del docente,  es ampliamente satisfactoria porque se encamina a formar lectores independientes, curiosos y maduros.

Adendo: Muy mal el MEN aumentando a 70 el puntaje mínimo para el examen de ingreso a la carrera docente, considerando que es la única eliminatoria y que un examen escrito no puede reflejar la idoneidad de un docente.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/la-lectura-literaria-libre

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Conocimiento y ciencia en el milenio: ciencia modo dos

26 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Germán Pilonieta

En la  sociedad del nuevo milenio, la riqueza consiste en la producción y adquisición  equitativa del conocimiento a través de nuevas concepciones en formación y ciencia.

Los desarrollos que han venido dándose desde finales del siglo XX han ocasionado transformaciones  a todo nivel, especialmente en lo que a producción de conocimientos se refiere.

Michael Bibbons y otros eminentes pensadores han abordado una de las mas apasionantes reflexiones precisamente sobre la producción de los conocimientos y ello se traduce en el paso de la ciencia modo uno, a la ciencia modo dos.

Son variados los argumentos que se han elaborado desde  perspectivas  tales como: la nueva dinámica de la economía mundial, la globalización,  la identificación de una sociedad en donde la tecnología, el conocimiento y la información se vienen caracterizando cada vez con mayor claridad, aunque en  contextos de incertidumbre y transitoriedad.

Los desarrollos de las ciencias, montadas sobre el paradigma empírico, analítico, positivista hizo que  se reforzara cada vez mas la fragmentación hasta la quinta sub, sub, sub especialización y la enfermedad endémica de la “asignaturitis”.  Sabemos mucho de todo, pero no comprendemos nada.

Tenemos pues una educación sin coherencia y plenamente fragmentada, que poco a poco  fue perdiendo su sentido y su horizonte, y  se ha convertido en una carga muy pesada para el desarrollo y la convivencia.

El paso a otro paradigma, que no es nada fácil ni sencillo, representa la posibilidad y la oportunidad de entrar en un movimiento de gran esperanza para todos, especialmente en términos de inclusión, de integralidad y de gran comprensibilidad[1].

5.1.Ciencia modo dos

Al hablar de  ciencia  modo dos, lo primero que surge,  es un nuevo contexto , no solo  de gran complejidad ascendente, sino  de integralidad sistémica.  Por esta primera razón el tipo de abordaje y de comprensión es transdisciplinar. No multidisciplinar, ni interdisciplinar.

Una concepción y una visión transdisciplinar requiere del desarrollo de una gama amplia de criterios y sobretodo de nuevas categorías flexibles e integradoras para, no solo elaborar planteamientos sistémicos, sino otra arquitectura multidimensional de tipo comprensivo.  La bioética, por ejemplo,  es una de esas categorías fundantes.

Las diferentes complejidades del mundo del conocimiento requieren el concurso de multiplicidad de miradas  y actores con plena conciencia y compromiso. Las nuevas producciones de conocimientos cada vez  tienden a ser mas reflexivas y en sus consecuencias, afecta de manera directa tanto a  las genosituaciones como a  las genoestructuras y por lo tanto su influencia es mas profunda y sinérgica.

Ciencia modo dos, redimensiona definitivamente el rol y el hacer educativo y mucho mas el formativo. La articulación entre un nuevo tipo de  educación con profundo énfasis formativo y  el contexto dinámico de la sociedad del conocimiento ( del nuevo tipo de conocimiento para el milenio) plantea, no solo la necesaria transformación, sino la generación de nuevos  procesos formativos de  estructuras en las organizaciones  y fundamentalmente la formación de los agentes que harían este tipo de “trabajo” profesional. En este caso, el de los nuevos maestros formadores.

 Ciencia modo dos no solo se relaciona con el tipo de conocimiento que se produce, sino con el cambio a la educación modo dos y sin exagerar, a la sociedad modo dos. El paso de las instituciones educativas al de las organizaciones que forman, es precisamente una de las transformaciones mas significativas que deben ocurrir para poder poner en funcionamiento las condiciones fundamentales en la construcción de la ciencia modo dos, de la autonomía , de las nuevas formas de productividad y  la convivencia.

Lo anterior  plantea la necesidad de elaborar enfoques mas integrados y al respecto algunos científicos como Manuel Castells con su teoría sobre la sociedad red y Taichi Sakaiya con sus planteamientos de tipo prospectivo, Max Neef, Reuven Feuerstein, y muchos otros, nos están  ubicando en un camino, o mejor en dimensiones mucho mas comprensivas y sobre todo integrales. Los enfoques economicistas y tecnocráticos ya no funcionan y por lo tanto harían mucho daño al desarrollo humano como ya lo estamos constatando.

Los movimientos a favor de la creación y fortalecimiento de las organizaciones que forman, a cambio de las viejas y caducas instituciones educativas, en donde la identificación de las interdependencias con los sistemas de conocimientos les permitirán ser mas útiles y sobre todo influyentes en los cambios generacionales, cada vez son mas evidentes y obviamente mas visibles para todos.

Estamos llegando a una esperada y anhelada cuarta etapa de evolución y generación de otro tipo  de conocimientos  y este es el referente mas significativo para la reorientación de todos los procesos que tiene que ver con la formación de personas, sean estos maestros formadores, educadores , instructores, estudiantes y sobre todo administradores y gestionadores de cambios como son los políticos y los gobernantes.

El paso de un enfoque modo uno, a otro como el  modo dos, es de por si una transformación radical de los modos de producción de nuevos conocimientos en todo sentido y por ende, del tipo de sociedad anterior, en donde como ya se ha mencionado, la vieja institucionalidad generadora de heteronomías diversas, pasa a ser mas dinámica, mas propositiva y generadora de autonomías con enfoques plenamente humanos. La vieja universidad como parte de ese tipo de institucionalidades, así como el aparato educativo tradicional y lamentablemente aun vigente, debe dar paso indefectiblemente a las nuevas dinámicas de las organizaciones que forman.


[1] Este es precisamente el caso de la educación estructurada en ciclos y de la  concepción de ciencia modo dos.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/conocimiento-y-ciencia-en-el-milenio-ciencia-modo-dos

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Competencias digitales: ¿Manejo de aparatos o gestión de información?

26 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Rafael Orduz

No se trata, simplemente, de dotar de tabletas, tableros electrónicos y conectividad a las instituciones educativas; se trata de promover una genuina apropiación del uso de las TIC en los procesos pedagógicos

Ya es lugar común afirmar que las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) deben estar presentes en el aula.  Sin embargo, pueden presentarse malentendidos alrededor de lo que la revolución digital  significa en los procesos educativos. En pocas palabras, no se trata, simplemente, de dotar de tabletas, tableros electrónicos y conectividad a las instituciones educativas; se trata de promover una genuina apropiación del uso de las TIC en los procesos pedagógicos de parte de los actores clave: estudiantes y docentes.

La revolución de las TIC está provocando profundos cambios en la sociedad. El ciudadano de a pie lo puede verificar a diario.  Recibe infomación de lo que ocurre en el mundo y en su entorno inmediato, por un lado; también puede emitir opiniones a través de las redes sociales y crear los más variados tipos de contenidos, por otro.  Con los aparatos móviles puede escuchar la música y descargar los juegos preferidos.  Quien cuente con un vehículo (en Colombia hay ya cinco millones de ellos) puede guiarse por aplicativos que le orientan en los trancones propios de las grandes ciudades.  Puede adquirir bienes y servicios (turismo, por ejemplo), sin intermediación, a través de internet.

También es posible inscribirse a cualquiera de los miles de cursos gratuitos de buena calidad ofrecidos por prestigiosas universidades de todo el mundo. En fin, la presencia de las tecnologías digitales, en todas sus formas, tiende a permear prácticamente todas las actividades sociales y económicas. En la medida en que la conectividad y la disponibilidad de dispositivos avanzan,  las ventajas de lo que ahora se denomina la economía digital pueden ser aprovechadas por la mayoría de la población en un país como Colombia.

Sin duda, la buena conectividad (suficiente ancho de banda por estudiante y docente), así como la disponibilidad de dispositivos (tabletas, PCs) son condición necesaria para el despliegue del uso de las TIC en el aula. La política pública debe velar por el acceso equitativo a la red y la dotación de ordenadores en las escuelas, así como de otros dispositivos electrónicos de inmensa utilidad. (A propósito, el Ministerio de Educación contaba con información detallada acerca del grado de conectividad y dotación de computadores en cada una de las instituciones educativas de todo el país; dicha información no se conoce en la actualidad, particularmente en aquellas zonas en las que la conectividad era provista por vía satelital).

Sin embargo, las tecnologías digitales son tan sólo herramientas. Como tales, su impacto depende de cómo y para qué se las utiliza.

Dada la conectividad a internet, la dotación de computadores y la formación mínima para su manejo, el gran interrogante es el siguiente: ¿cómo gestionar la información en el contexto de las tecnologías digitales?  Es diferente el mundo de la enseñanza analógica, basado en bibliografía impresa y notas de clase, del mundo de los buscadores electrónicos (“google lo sabe todo”) en el que nuevas competencias de carácter son requeridas.

En otras palabras: en cualquier ámbito de conocimiento, el proceso de indagar a través de los buscadores (Google, Bing, Yahoo…) implica nuevos retos de tipo cognitivo. Andreas Schleicher, gestor de las pruebas PISA (OECD)  planteaba alrededor de  las pruebas sobre competencias digitales, en 2009:

“Las competencias digitales que se van a evaluar se refieren al dominio de los recursos necesarios para «acceder, manejar, integrar y evaluar información; construir nuevos conocimientos a partir de textos electrónicos», algo «bastante distinto a hacerlo con textos impresos»… Así, el objetivo de esta prueba trasciende la mera capacidad lectora, tal y como comúnmente se entiende, aunque «no es tanto sobre tecnologías, sino más bien sobre las competencias cognitivas que hacen falta para el uso efectivo de la tecnología.” *

Dichas competencias digitales, que deben adquirirse en la formación básica, se aplican en prácticamente todos los campos: ciencia y tecnología, negocios, salud, justicia, gobierno. No basta, en conclusión, contar con un PC y buen acceso a internet. El secreto está en la buena gestión de la información.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/editorial/competencias-digitales-manejo-de-aparatos-o-gestion-de-informacion

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