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‘Generación Porno’: La consecuencia de abandonar la educación

Por: Loola Pérez

¿Qué efectos tiene el consumo de pornografía en la adolescencia? ¿Debería limitarse o prohibirse? Según la sexóloga y educadora sexual Loola Pérez, la ficción no es un problema, lo que es un problema es que no exista una alternativa educativa dirigida a los jóvenes.

Bajo la apariencia de un periodismo ‘comprometido’ o un activismo ‘atrevido’ se está proyectando una radiografía trivial, estereotipada y sesgada sobre la juventud y su relación con el porno. Revitalizar algunos pánicos morales en relación a este grupo social no es nuevo. Stanley Cohen señaló en los años 70, en su obra Folk devils and Moral Panics, que en determinados momentos las sociedades definen una condición, episodio, persona o grupo como una amenaza para los valores e intereses sociales. En la actualidad, el discurso de combate contra la pornografía ha servido para responsabilizar a la industria para adultos de la existencia de una supuesta ‘Generación porno’. La lucha contra el porno, que busca establecer un orden social y sexual a favor de la ciudadanía, fracasa por un motivo muy concreto: se realiza en términos ideológicos y moralistas, ignorando la racionalidad, los hábitos de consumo y la cultura sexual de toda una generación, la cual trasciende el contenido pornográfico.

Es cierto que una parte considerable de las y los jóvenes consumen pornografía y que el contacto con este contenido se inicia cada vez en edades más tempranas. El informe #DesinformaciónSexual. Análisis sobre el consumo de porno en adolescentes y el impacto en sus relaciones y desarrollo de Save the Children ya adelantaba en el año 2020 que casi 7 de cada 10 adolescentes consumen pornografía, a la que acceden por primera vez alrededor de los 12 años. Internet y las redes sociales facilitan el acceso a un material sexualmente explícito, de carácter gratuito y que, a menudo, reproduce los tradicionales estereotipos de género. Algunos acceden a ese contenido con la misma inquietud que un adulto: esto es, para masturbarse y obtener placer.

El deseo sexual no implosiona cuando una persona cumple la mayoría de edad. Si superamos determinados moralismos, podemos afirmar que el porno puede ser un recurso muy útil para explorar fantasías o preferencias sexuales de forma segura, sin necesidad o intención de que se conviertan en una vivencia real; disfrutar de nuestra sexualidad sin exponernos a determinados riesgos o a un posible rechazo (ya sea porque no tenemos mucha experiencia, nos interesan prácticas no normativas y con mayor dificultad para compartir, o porque sentimos que nuestro cuerpo no es deseable).

Para mirar (e incluso comprender) el porno tiene que existir una mirada crítica, la cual permita separar el sexo real de la representación ficticia del mismo

Otros lo hacen por curiosidad y para aprender. Quieren saber cómo es el sexo (el que se hace) y conocer cómo pueden satisfacer a una pareja. Es decir, lo utilizan como escuela, como una mala pedagogía. Como hemos insistido en otras ocasiones, aquí reside gran parte del problema: para mirar (e incluso comprender) el porno tiene que existir una mirada crítica, la cual permita separar el sexo real de la representación ficticia (y lícita) del mismo. La ficción no es un problema, lo que es un problema es que no exista una alternativa educativa dirigida a los jóvenes, que les capacite en el conocimiento de la sexualidad, que reconozca sus derechos y su capacidad de agencia.

Desde mi experiencia como sexóloga y educadora sexual, me atrevería a decir que la mayoría de las y los jóvenes son capaces de distinguir la ficción de la realidad. Si bien, al igual que ocurre con series como Élite o La que se avecina, el porno contribuye a que los jóvenes interioricen muchos estereotipos y complejos, ya sea con respecto a la apariencia de su cuerpo, su desempeño sexual, las relaciones o sus actitudes eróticas. Asimismo, el porno empobrece en muchas ocasiones la propia biografía erótica, pues los gustos sexuales vienen condicionados por lo que «se ve» y no por lo que «»se experimenta».

En el caso de algunos jóvenes, hay quien lo consume para alardear y creerse un «machote». Mientras que la iniciativa sexual continúa levantando sospechas en las mujeres y utilizándose para cuestionar su moralidad o reputación, en el caso de los varones sigue siendo una forma de reforzar su rol y estatus social. Por supuesto, hay menores que son expuestos a estos contenidos sin ni siquiera estar interesados en ellos. Los banners sobre pornografía mientras se usa un juego online, los stickers sexuales en un chat de Whatsapp o una inocente búsqueda en Google son buenos ejemplos de cómo se puede estar involuntariamente expuesto a esos contenidos. Esa exposición, más allá de incentivar la curiosidad, puede desatar otro tipo de reacciones como el asco, la culpa o el rechazo. Es una responsabilidad social educar también contemplando esas cuestiones y no solamente creyendo que la necesidad de la educación sexual debe estar motivada por el pánico.

Sin un acompañamiento de la sexualidad durante la adolescencia y la juventud, la pornografía puede generar expectativas sobre el placer, el sexo seguro, el consentimiento o lo que se tiene que esperar de mí como hombre o de mí como mujer en la intimidad. Es obvio que el porno puede reproducir relaciones de poder, pero son las mismas relaciones de poder que ocurren día tras día en nuestra cotidianeidad: sexismo, racismo, capacitismo, relaciones sexuales no consentidas, violencia estética, etc. La demonización de la pornografía no permite erradicar ninguna de las relaciones de poder ni opresiones estructurales que existen en nuestra sociedad. Al igual que ocurre con las drogas, inocular emociones como el miedo o la angustia no parece tampoco una buena estrategia para decir «no al porno».

Además, las propuestas de restricción de la pornografía tampoco van acompañadas de mejorar los programas e iniciativas en educación sexual. El prohibicionismo del porno tiene efectos perversos en cuanto a la libertad de expresión y nunca resuelve o evita los principales problemas y riesgos con respecto a la sexualidad: la mala (o nula) educación sexual, el aumento de las infecciones de transmisión sexual o la violencia sexual. El prohibicionismo se articula a través del control de la demanda y la oferta, pero no contempla ninguna acción que mejore la libertad sexual y la vida de las personas. En definitiva, la reducción de riesgos ante el consumo de pornografía no parece ni eficaz ni ética ni verosímil promoviendo su censura.

La educación es la única forma de frenar la influencia del porno en la vida sexual de los jóvenes

La educación es la única forma de frenar la influencia del porno en la vida sexual de los jóvenes. Paralelamente, también facilita una mirada pragmática y exenta de carga moral a la hora de reconocer que hay jóvenes que recurren al porno como curiosidad, referencia o para disfrutar de su sexualidad. Lo peyorativo ante el consumo solo contribuye a preocupar y estigmatizar a los aludidos (y conmovidos por el moralismo), pero rara vez supone un rechazo frontal al porno (o sus malestares). En relación a la responsabilidad de los adultos, es evidente que estamos fallando en abordar la educación sexual al margen del tabú y nuestras ansiedades sociales. No solo es que los jóvenes tengan derecho a recibir educación sexual científica, continuada y de calidad, también tienen derecho a conocer su cuerpo, gozar y desarrollar su sexualidad con bienestar, al margen de las presiones de género y sin temer al deseo o la expresión del mismo.

https://ethic.es/2023/12/generacion-porno-la-consecuencia-de-abandonar-la-educacion/
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Brasil: Educación, sociedad y pobreza: entre miradas y quimeras

Educación, sociedad y pobreza: entre miradas y quimeras

Ivonaldo Leite

Fuentes: Rebelión [Imagen: Aula escolar en una aldea en Pará. Créditos: Germano Lüders/EXAME.com]

En este artículo el autor reflexiona sobre la estrecha relación entre sociedad, educación y pobreza, sosteniendo que favorecer el acceso a la escuela de la población sin recursos, sin intervenir en otras esferas, nunca será la solución a la pobreza.


En general, la expresión “lo social” tiene dos acepciones. En sentido amplio, significa la sociedad en su totalidad y se utiliza al comparar la sociedad con la naturaleza, la forma social de movimiento de la materia con la biología. En sentido estrecho, el término expresa la presencia de relaciones sociales entre las personas.

Las relaciones sociales son los vínculos de interacción de los individuos y grupos de individuos que persiguen determinados objetivos sociales en condiciones concretas de tiempo y espacio. En documentos gubernamentales, junto con el desarrollo cultural, político y económico de la sociedad, se habla del desarrollo social y de la política social. Se utilizan expresiones como “esfera social”, “justicia social”, “aspectos sociales”, etc.

Sin embargo, el desarrollo social y la política social, si bien se estimen primarios al nivel de las relaciones sociales y del sistema social, no pueden considerarse como “del mismo orden” que la economía, la política y la ideología. En este sentido, es necesario discutir la relación entre educación (escolaridad) y pobreza. Por ejemplo, es importante preguntarse lo siguiente: ¿hemos de ubicar la carencia de educación como una consecuencia de ser pobre? ¿El no educado será pobre mientras no se eduque? ¿Es acaso posible que no exista relación entre educación y pobreza?

En términos generales, se entiende por pobreza la falta de acceso o dominio de los requisitos básicos para mantener un nivel de vida aceptable. Ello significa que una persona es pobre si no tiene suficiente comida o si carece de acceso a una combinación de servicios básicos de educación, atención de salud, agua potable, sistemas de saneamiento adecuados y un lugar de residencia seguro. Tradicionalmente, los economistas utilizan el ingreso como medida representativa de la pobreza, porque brinda los medios para asegurar la atención debida a las demás necesidades básicas.

De este modo, la mayoría de las estrategias para combatir la pobreza debieran dedicar suma atención a la generación de ingresos como la principal solución del problema. No obstante, es notable cómo, en los últimos tiempos, la preocupación está en proporcionar compensaciones a quienes se ubica por debajo de la “línea de pobreza” mediante programas muy amplios de focalización de los “pobres”, a fin de entregarles algún tipo de ayuda compensatoria. Por otro lado, se considera la pobreza como un fenómeno que ocurre porque las personas no han adquirido las habilidades cognitivas básicas para ser exitosas en el mundo. Así que basta con educarlas, darles acceso a la escuela o proporcionales compensaciones educacionales, y por lo tanto se disminuirán al mínimo las posibilidades de recaer en la pobreza.

Esta perspectiva ha sido adoptada tanto por gobiernos de derecha como de izquierda, pero es una falacia. Como ya he subrayado al principio, el desarrollo social y la política social, si bien se estimen primarios al nivel de las relaciones sociales y del sistema social, no pueden considerarse como “del mismo orden” que la economía, la política y la ideología. No se puede ignorar, por ejemplo, que los contenidos curriculares (y también, muchas veces, la práctica docente) son diferentes según la clase social de los alumnos, lo cual reproduce la desigualdad, y más aún, la legitima, aún que no se lo quiera así.

Tal perspectiva hace de la igualdad de oportunidades el centro de la política educativa para superar la pobreza, pero tiene dificultades para explicar el por qué de la existencia de la desigualdad. Como se pregunta el investigador mexicano Miguel Bazdresch Parada, ¿por qué, si la política educativa trata de ofrecer “educación para todos”, persiste la desigualdad de oportunidades? La respuesta tiene que ver con la imposibilidad de ofrecer a desiguales sociales una oportunidad igual a la de otros grupos cuyo “capital cultural” es de entrada diferente y con perspectivas de futuro también diferente. Es la lógica operativa del sistema social.

La formación económico-social que mueve dicho sistema se caracteriza por la acción de algunas regularidades. Destaco dos: las regularidades estructurales relacionadas con el funcionamiento de los distintos aspectos de la actividad vital de la sociedad y las regularidades genéricas relacionadas con el desarrollo de la sociedad. Si la relación entre educación y pobreza no se concibe teniendo esto en cuenta, la tendencia es que los enfoques desarrollados al respecto se limiten a la superficialidad y las falacias.

Además, considerar la función de las regularidades en la reproducción de las estructuras del sistema es una condición indispensable para pensar en proyectos de cambio social. En este sentido, conviene recordar las palabras del “red doctor”, en El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte: los hombres, o mejor dicho, los seres humanos hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos.


Ivonaldo Leite es profesor en la Universidad Federal de Paraíba (Brasil).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/educacion-sociedad-y-pobreza-entre-miradas-y-quimeras/

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Guayana Esequiba: Geoeconomía de una ocupación

Guayana Esequiba: Geoeconomía de una ocupación

Irene León

Se trata de un territorio y mar que Inglaterra ambicionó desde el Siglo XIX, ulteriormente Estados Unidos lo colocó en el eje de la doctrina Monroe y ahora está desplegando una embestida conjunta con sus corporaciones, buscando legitimar una situación de ‘hechos cosumados’ que se ha intensificado desde 2015.

Un aire de bonanza ha empinado las proyecciones de la corporación Exxon Mobil, que obtuvo en 2022 cerca de 414 mil millones de dólares, ingresos inéditos en su historia, que representan 44.8 por ciento  más que el año precedente y un incremento gigantesco si se compara con su crisis de 2020, cuando sus pérdidas llegaron a poner en jaque su lugar en la bolsa de valores. Asimismo, de la mano de esa corporación estadunidense, se dice que Guyana podría convertirse “en el país que produce más barriles de petróleo por habitante en el mundo, superando a Kuwait, en ese caso, al medir la riqueza per cápita de sus 800 mil habitantes, pasaría a ser un país rico, pues en 2021 su PIB se incrementó en 57.8 por ciento y en 2022 en 37.2 por ciento”.

No obstante, en ambos casos, la bonanza proviene principalmente de la explotación petrolera y gasifera que esa corporación y país han activado en la región Esequiba en controversia e incluso en aguas venezolanas. Se trata de un territorio y mar que Inglaterra ambicionó desde el Siglo XIX, ulteriormente Estados Unidos lo colocó en el eje de la doctrina Monroe y ahora está desplegando una embestida conjunta con sus corporaciones, buscando legitimar una situación de ‘hechos cosumados’ que se ha intensificado desde 2015.

Se trata de una incursión multiforme, pero con la modalidad invariable de “licencias” otorgadas por Guyana, principalmente a la corporación estadunidense Exxon Mobil, pero también a la Chevron, que registra igualmente importantes ingresos por esa arremetida. Otras corporaciones como la española Repsol o la británica Tullow, reportan pingües réditos por proyectos upstream en el Alto Esequibo.

Con las facilidades otorgadas por la liberalización económica, las corporaciones privadas han multiplicado sus dividendos, es más, además de la conocida habilidad de las transnacionales para eludir la fiscalidad de los países, estos terminan ‘indemnizandolas’ a través de exenciones adicionales en zonas francas, de modo que las corporaciones recuperan su inversión en menos de 5 años y pasan a percibir ganancias netas, por lo general de hasta 80 por ciento de los beneficios, mientras los países productores apenas colectan el saldo.

En el caso de Guyana, apenas 25 por ciento de los beneficios se quedan en el país y se evidencia una irrisoria redistribución de ese ingreso, al punto que en 2019 su índice de desarrollo humano fue el más bajo de Sudamérica, a la vez, la pobreza extrema atañe al 35.1 por ciento de la población, mientas el índice de emigración alcanza un 55 por ciento y hasta el 80 por ciento de personas con estudios superiores vive fuera del país. A todas luces, “la creación de un entorno económico liberal, basado en normas” y la cesión de soberanía de Guyana beneficia principalmente a las corporaciones estadounidenses y a otras empresas transnacionales.

En esas condiciones, la ExxonMobil ha llegado a asumir como propio el litigio territorial que Guyana mantiene con Venezuela y también con Surinam, pues en el primer caso, una política energética soberana obliga al Estado a operar en función del bien común y no en base a los intereses corporativos. Eso explica la movilización comunicacional, jurídica y política que posiciona la entelequia de que Venezuela quiere confiscar hasta dos tercios del territorio Guyanés.

Las cosas han ido tan lejos en el posicionamiento de ese relato, que Guyana ha acudido a la Corte Internacional de Justicia -CIJ-, para deslindarse del reconocimiento de la controversia limítrofe existente y eludir el imperativo del consentimiento de ambas partes para delinear los mecanismos de resolución, como está consignado en el Acuerdo de Ginebra, al contrario sustenta la vigencia del ‘Laudo de Paris’ (1899), impulsado por William McKinley, presidente estadounidense de la época, sin la participación de Venezuela. Aún mas, Guyana intentó que la CIJ se inmiscuya en la política interna venezolana y suspenda la consulta popular que ese país ha convocado para que el pueblo se pronuncie sobre esta problemática, la CIJ no lo hizo, lo que constituye una ganancia para la soberanía.

Por su parte, Venezuela aduce que este no es solo un asunto de soberanía nacional y energética sino una problemática que atañe a la geopolítica regional, toda vez que involucra de modo directo la pretención de hacer prevalecer los intereses corporativos frente a la certificación histórica de un Estado. Según el presidente venezolano, Nicolas Maduro, “…más que Guyana, son la Exxon Mobil y el Comando Sur que pretenden tomarse el mar que le pertenece a Venezuela”, de ahí su llamado al dialogo al vecino país.

La Exxon Mobil, corporación emblemática de Estados Unidos, con los ojos puestos en unas reservas de unos 11.000 millones de barriles de petróleo, abundante gas y ecosistemas con alta proyección para la producción de energías limpias, ha asumido como suya la estrategia de judicialización que ha emprendido “Guyana”, entre las evidencias figura el pago de unos 15 millones de dólares para la defensa jurídica de Guyana.

Es un caso de interés regional, entre otros, porque pone en evidencia los escenarios de disputa entre la tesis del poder corporativo: el “orden internacional basado en normas” frente a a legislación internacional y la legitimidad histórica, de cuya fuente Venezuela sustenta su defensa. Estados Unidos, perdón Guyana, está llevando esta decisión a un escenario de hechos consumados y no a la resolución de derecho internacional, a sabiendas de que en los llamados tribunales de arbitraje, que son instancias creadas por las corporaciones para coaxionar a los Estados, las corporaciones ganan el 90% de veces. Según el historiador venezolano Omar Hurtado, en 1899 el arbitraje se hizo entre potencias, sin Venezuela. Y sin Venezuela, el Laudo de Paris otorgó a Gran Bretaña (ahora Guyana) el 90% del territorio en disputa, sin la concurrencia de elementos jurídicos probatorios.

Latinoamérica epicentro de una “nueva” geopolítica petrolera

Proyecciones empresariales especializadas hablan de una nueva geopolítica petrolera para 2028, en cuya cúspide figuran: Brasil (Presal), Guyana (Esequibo) y Argentina (Vaca Muerta) en ese orden, a la vez que vaticinan un relegamiento de México, Venezuela, Ecuador y Colombia, aduciendo la disminución de su producción, como también la gestión a través de empresas públicas comprometidas con la economía nacional y no con una transnacionalización apátrida en beneficio de las corporaciones. En todos los casos, el epicentro de esa prospectiva petrolera es latinoamerica y el Caribe.

El historiador Pedro Calzadilla interrelaciona el laudo arbitral de Paris (1899) con el despunte de la aplicación concreta de la doctrina Monroe (1823), en tanto la formula del laudo arbitral y la demostración de fuerza militar estadounidense, no sólo marcó la exclusión de Europa, sino que definió la zona hemisférica que Estados Unidos considera hasta ahora como su área de influencia: “América para los Americanos”. Este hecho, evidencia que con la doctrina Monroe, despuntó la consolidación del proyecto geopolítico estadounidense para erigirse como hegemón.

Este enfoque del hecho es muy relevante ahora, cuando se evidencia la maduración de la interrelación entre el poder corporativo y el proyecto militar de Estados Unidos, que actúan como articuladores del proyecto de restauración del capitalismo. Justamente, en el caso de la Guayana Esequiba la Exxon Mobil entra sin mediaciones en la disputa territorial, además la arremetida iniciada en 2015 coincide con una ofensiva de presiones económicas, principalmente la aplicación de las medidas coercitivas unilaterales que Estados Unidos inflige a Venezuela.

Desde hace 140 años, la ahora llamada Exxon Mobil, se construye a través de un proceso de fusiones monopólicas, en cuyo caminar figura la Standard Oil Company (1870) creada por Rockefeller y asociados. La historia de esta corporación está estrechamente relacionada con la de su país sede, más aún, surge como una pieza del poder estadounidense, Steve Coll, autor de Private Empire: Exxon Mobil and the American Power (2013) enfatiza en que estas son dos piezas indivisibles de un todo: «Es un Estado empresarial dentro del Estado americano que tiene sus propias reglas de política exterior» y un proyecto de controlar los recursos energéticos a escala mundial.

Esa asociación es perceptible en distintos episodios estratégicos tales como las incursiones militares cometidas por Estados Unidos, en Iraq por ejemplo y de manera más amplia en Oriente medio, la ExxonMobil resultó ser el máximo proveedor del Pentágono (1999 – 2005). También, en las proyecciones energéticas que el país norteamericano exhibe, esta corporación aparece incluso entre las más importantes para el manejo en curso y futuro de energías limpias, aún si su campo de especialidad es la explotación de combustibles fósiles. No obstante, aún en el contexto de las transiciones energéticas planteadas, se estima que la demanda de crudo tiene significativas proyecciones económicas futuras. La AIE estima que hacia 2028 la producción petrolera global se incrementará en un 5.8 millones de barriles diarios y que una cuarta parte de la oferta será latinoamericana.

La Exxon Mobil, es muy conocida como autora de los más emblemáticos desastres ecológicos, por su postura negacionista del cambio climático e incluso por acusaciones de manipular informaciones sobre riesgos climáticos y afectar a inversionistas. Pero también ha sido denunciada por tener una relación privilegiada con el gobierno, según OMAL “La historia de esta corporación petrolera que forma parte del Complejo Militar Industrial Financiero y Comunicacional norteamericano, es una historia que está cargada del despojo, evasión de impuestos, la injerencia, las agresiones al medio ambiente y las violaciones sistemáticas del derecho internacional, además está íntimamente ligada a al Departamento de Estado y los sectores de ultraderecha norteamericana”. Ese es el perfil del entorno de actores geoeconómicos que maniobran para consumar una apropiación territorial de gran magnitud en la región latinoamericana y caribeña.

Fuente de la Información: https://www.telesurtv.net/opinion/Guayana-Esequiba-Geoeconomia-de-una-ocupacion-20231203-0021.html

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El recreo y el aprendizaje

Por: Manuel Alberto Navarro Weckmann

“El juego permite a los niños usar su creatividad mientras desarrollan su imaginación, destreza y fuerza física, cognitiva y emocional”. Asociación Americana de Pediatría.

El recreo no es simplemente un tiempo para que las niñas, niños y adolescentes se desahoguen o un espacio para que sus maestros tomen un respiro. Es, en realidad, una parte crucial del día escolar que beneficia a los niños tanto a nivel físico como psicológico y social. Aquí, los niños exploran, crean, resuelven problemas, construyen relaciones y, en última instancia, aprenden.

En primer lugar, debemos entender que el recreo contribuye al desarrollo físico esencial de las niñas, niños y adolescentes. En una época en la que la obesidad infantil es un problema de salud pública, el recreo ofrece la oportunidad de que se muevan, quemen calorías y fortalezcan músculos y huesos. Más allá de esto, también fomenta la coordinación motora y el equilibrio, habilidades necesarias para la vida diaria.

En términos de salud mental, el recreo es una oportunidad para que los estudiantes reduzcan el estrés y la ansiedad que a veces pueden acumularse en el aula. Este tiempo libre también puede mejorar el estado de ánimo y la autoestima, aliviando la presión de las tareas académicas y permitiendo a estudiantes volver a las aulas con una mente renovada y lista para aprender.

El recreo también es un espacio vital para el desarrollo social. Aquí, en un entorno menos formal y estructurado, los estudiantes aprenden a compartir, a resolver conflictos, a negociar y a cooperar con otros. Estas son habilidades esenciales para la vida que a menudo no se enseñan de manera explícita en el aula, pero son igualmente importantes para su futuro.

Es en el recreo que los niños tienen la oportunidad de explorar y aprender a través del juego. Este tipo de aprendizaje lúdico, lleno de estrategia, memoria y habilidades motoras, complementa el aprendizaje formal que ocurre en el aula, ofreciendo a los niños un contexto práctico y agradable para aplicar y desarrollar nuevas habilidades.

Es importante destacar que el recreo fomenta la creatividad y la autonomía. Los niños son libres de inventar sus propios juegos, crear historias, practicar la toma de decisiones y asumir responsabilidades. Estos son factores esenciales para el desarrollo de la creatividad, la resiliencia y la capacidad para manejar situaciones nuevas.

Por todo lo anterior, es vital entender que eliminar o reducir el recreo, ya sea por castigo, por trabajo o por presiones de cualquier tipo contraproducente. En lugar de mejorar el rendimiento académico, puede terminar perjudicándolo. Los niños necesitan descansos para recargar energías, renovar su concentración y absorber la información que se les enseña.

Así, es fundamental comprender la importancia del recreo y defender su lugar en el día escolar. El recreo no es un lujo, es una necesidad para el desarrollo integral y saludable de nuestras niñas, niños y adolescentes. Juntos, podemos trabajar para asegurar que el recreo sea valorado como una parte esencial de la educación de nuestros hijos. Porque la educación es el camino…

https://manuelnavarrow.com

manuelnavarrow@gmail.com

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Educación y nuevas generaciones: un reto importante

Por: Julio Leonardo Valeirón Ureña

¿Hacia dónde conduce una educación que solo se centra en la enseñanza de lo útil en función del mercado?

Las últimas décadas han significado grandes cambios en todos los órdenes. Los que pasamos de “cierta edad” dichos cambios en muchas ocasiones nos abruman, con la tendencia a pensar que “antes la situación era mejor”. Prefiero pensar que “eran distintas”.

En el terreno del conocimiento y la tecnología, dichos cambios han sido abrumadores, a veces, casi increíbles. Ideas que antes podían permanecer por 100, 200 y hasta 300 años, hoy cambian en un abrir y cerrar de ojos. El desarrollo en esos campos nos obliga a estar continuamente evaluando muchas de nuestras ideas como incluso la manera cómo encaramos y resolvemos las cosas. Pero, como se ha de suponer, no solo el conocimiento y sus aplicaciones tecnológicas mueven los hilos del mundo, muchos otros aspectos de la vida humana van conformando nuestras estructuras mentales y con ello nuestros comportamientos.

Un simple ejemplo de la vida cotidiana sería la irrupción del teléfono móvil, y algo más reciente, el teléfono inteligente, como se le suele llamar. Llegué a tener la experiencia de ser consultado por algunos amigos indagando sobre el número de teléfono de alguna persona en particular. Tenía esa habilidad de memorizar y recordar con facilidad números telefónicos. Hoy, sin embargo, nadie se siente en la necesidad de preservar en la memoria ese asunto, pues el móvil o celular los tiene almacenados, como también las agendas, las notas escritas o de voz, y un sinnúmero de cosas que definitivamente nos facilitan, relativamente, la vida. La cuestión es tal que algunas personas experimentan cierta angustia cuando dicho aparatito se les queda en casa o sencillamente, deja de funcionar. El teléfono celular se ha constituido en una parte refractaria de nuestro brazo. Pero lo más importante es como ciertas facultades cognitivas parecen entrar en desuso como consecuencia del uso de dicho aparatito. En definitiva, la velocidad a la que se viene moviendo el mundo y con él quienes lo habitamos, es increíble.

Esos cambios son más complejos cuando se trata actitudes, formas de pensar y actuar frente a la vida, pero, sobre todo, cuando de relaciones humanas estamos hablando. Hoy los cambios intergeneracionales son más abruptos y traen consigo una serie de ingredientes que nos obliga a repensar cosas tan importantes como lo es la educación. Y no me refiero a la enseñanza de la lengua, como tampoco de principios elementales de la matemática y otros temas. Hago referencia más bien a la manera de enfrentar, comprender y actuar ante la realidad y la vida. ¿Qué es lo importante que debemos enseñar? ¿Cuáles valores y desde cuales perspectivas hacerlo? No son preguntas sencillas y simples.

Todos acuñamos generalmente el concepto de crisis al abordar estos temas.  Margaret Mead, en su obra Cultura y compromiso. Estudios sobre la ruptura generacional[1], inicia su tercer capítulo titulado El futuro. Culturas prefigurativas e hijos desconocidos, de la manera siguiente:

“Nuestra crisis actual ha sido atribuida tanto a la abrumadora celeridad del cambio, como al derrumbe de la familia, a la decadencia del capitalismo, al triunfo de la tecnología sin alma y, en términos de repudio total, a la quiebra definitiva del Sistema (Establishment).” Y continúa diciendo: “Detrás de estos asertos se observa un conflicto más fundamental entre aquéllos para quienes el presente sólo encarna una intensificación de nuestra cultura cofigurativa (ella hace referencia a niños y adultos que aprenden de sus pares y la creencia de que el futuro está anclado en el presente) ya existente, en la que los pares están reemplazando cada vez más a los padres (y a los adultos, en sentido general) como modelo significativos de conducta, y aquellos que alegan que en verdad estamos ingresando en una etapa totalmente nueva de la evolución cultural”.

Dos ideas importantes: los cambios relativos a quiénes son mis referentes, para los jóvenes de hoy principalmente sus pares y, en segundo lugar, lo de una nueva evolución cultural. En lo primero, es decir, en quienes son los referentes, los modelos para los niños y la juventud, la evidencia apunta hacia una figura desconocida en su acepción antes: los influencer. Esos sujetos que tienen un dominio significativo de la comunicación por las redes y las usan para instalar ideas, actitudes y comportamientos, generalmente, inesperados para los adultos, son seguidos por niños y jóvenes. Lo segundo pudiera ser una causa o quizás una consecuencia de lo primero, según se mire, una nueva evolución cultural, es decir, nuevas maneras de enfrentar, comprender y actuar, por lo tanto, generar productos culturales nuevos.

Las nuevas generaciones tienen la expectativa de que las situaciones como los problemas se solucionan con un simple “clic”, tal y como ha sido su experiencia desde que iniciaron la vida con el uso de las tecnologías. Y todavía más, vivir la vida intensamente en el presente, pues el pasado ya es historia muerta, y el futuro no es, a lo sumo , el futuro es ahora.

Las redes sociales que, a decir de Manuel Castells, son una nueva forma del ejercicio del poder social, han ido ampliando y complejizando el concepto de hombre-masa que nos planteara el filósofo español Ortega y Gasset, para referirse a “ese hombre previamente vaciado de su propia historia, sin entrañas de pasado y, por lo mismo, dócil a todas las disciplinas llamadas «internacionales». Más que un hombre, es sólo un caparazón de hombre constituido por meras idola fori (fórmulas o ideas que más bien son supersticiones políticas); carece de un «dentro», de una intimidad suya, inexorable e inalienable, de un yo que no se pueda revocar. De aquí que esté siempre en disponibilidad para fingir ser cualquier cosa”. Sigue argumentando el filósofo: “El hombre-masa es el hombre cuya vida carece de proyectos y va a la deriva. Por eso no construye nada, aunque sus posibilidades, sus poderes, sean enormes”. “Masa es todo aquel que no se valora a sí mismo -en bien o en mal- por razones especiales, sino que se siente «como todo el mundo» y, sin embargo, no se angustia, se siente a saber al sentirse idéntico a los demás”.

Hay quienes señalan incluso, como es el caso de Francois-Xavier Bellany en su obra Los desheredados: por qué es urgente transmitir la cultura, “hemos perdido el sentido de la cultura”. Para finalmente plantear: “… el proyecto que se nos propone: no cargar sobre las espaldas de nuestros sucesores (las nuevas generaciones) este fardo caduco que el pasado deja caer sobre sus libertades nuevas. A partir de ahora, hay que actuar de modo que cada niño pueda, para crear un camino personal, producir su propio saber”.

El tema se torna un tanto más complejo ante niños y jóvenes de hoy, que tal y como hemos planteado antes, el futuro es ahora. Es la generación del “clic”, que desdeña de lo que pudiera ser complicado si es posible hacerlo fácil, con atajos incluidos.

¿Qué puede significar entonces abominar de lo que hemos construido históricamente como humanidad en aras de un presentismo inmediato? ¿Cuáles pueden ser las consecuencias de una educación vacía de un contenido histórico y un pensamiento filosófico? ¿Cuáles serían las consecuencias ante la inexistencia de referentes o situaciones históricos interpretadas antes como decisivas para entender el presente? Por otro lado, ¿cuáles han sido las consecuencias de centrarnos en enfoques educativos que dejan de lado los saberes humanísticos, como ocurre actualmente? ¿Hacia dónde conduce una educación que solo se centra en la enseñanza de lo útil en función del mercado?

Como estas son muchas otras las preguntas que debemos hacernos desde la educación y, por supuesto, buscarles sus respuestas. A esta tarea, y con el debido respecto, invito a los amigos y amigas del campo de la filosofía a sumarse, para que juntos todos podamos ir comprendiendo y actuando en un sentido que preservemos lo mejor de lo construido a lo largo de la historia.

[1] Mead, M. (1970-2019). Cultura y compromiso. Estudios sobre la ruptura generacional. Editorial Gedisa, S.A. España.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/educacion-y-nuevas-generaciones-un-reto-importante-9268891.html

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Cuatro consejos para fomentar la lectura de los más pequeños

Por: ABC

El último informe PIRLS reveló que los alumnos españoles de 4º de Primaria han sufrido un retroceso de siete puntos en comprensión lectora respecto a la de 2016.

A pesar de que la lectura está estrechamente vinculada a numerosos beneficios académicos y sociales como la capacidad de expresarse, la gestión de la información, el pensamiento crítico o el aprendizaje de nuevos conocimientos, el último informe PIRLS 1 reveló que los alumnos españoles han sufrido un retroceso de siete puntos en comprensión lectora. De hecho, este descenso en los resultados está significativamente por debajo de la media de la UE y de la OCDE.

En este contexto, comenzar a leer y tener un hábito de lecturadesde las edades más tempranas es uno de los factores fundamentales para desarrollar la habilidad para extraer el significado de un texto. Por ello, Meira Koponen, desarrolladora de aprendizaje y experta en Pedagogía en Kahoot!, ofrece algunos consejos para fomentar la lectura en la edad en la que los menores pasan de aprender a leer a aprender leyendo.

La nueva ley LOMLOE sigue apostando para que se fomente la lectura en los centros educativos y se desarrollen hábitos que perduren en el tiempo, introduciendo la obligación de un tiempo diario de lectura en el aula. De tal forma, desde las administraciones se invierten grandes esfuerzos en mejorar la capacidad lectora de los alumnos pero, también hay que hacerlo fuera de las escuelas.
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¿Quién teme a la calculadora? Su uso divide a parte del profesorado de Matemáticas

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Hace unas semanas, Castilla-La Mancha anunciaba la prohibición del uso de ciertas calculadoras en la prueba de acceso a la universidad: gráficas y de cálculo simbólico. Era la última comunidad autónoma que las permitía en todo el Estado. Desde la Federación Española de Profesores de Matemáticas insisten en la necesidad de permitirlas, así como de renovar la EBAU para que sea más competencial.

Cada cierto tiempo vuelve a saltar a la palestra la discusión sobre si ciertas calculadoras pueden y deben utilizarse en las clases y, sobre todo, en los exámenes de Matemáticas en los cursos superiores. En el horizonte, como siempre, la prueba de acceso a la universidad, la EBAU. Su ejemplo empuja buena parte de las prácticas que se producen a lo largo de la secundaria, obligatoria y postobligatoria.

Hasta ahora, todas las autonomías prohibían el uso de determinadas calculadoras en la EBAU, como las gráficas o las que permiten el cálculo simbólico, salvo Castilla-La Mancha. Desde hace ya meses, como confirman diferentes fuentes, se sabía que esta galia acabaría cediendo y, finalmente, lo hizo hace unas semanas, según fuentes de la FESPM (Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas). Es complicado saber dónde, cómo y con qué criterios se toma la decisión de aceptar o no el uso de estos dispositivos en esta prueba.

Lluis Bonet es docente secundaria en Alicante. Trabajó hace algún tiempo en las propuestas para la modificación del modelo de prueba de acceso a la universidad de tal manera que se acercara al competencial propuesto por la Lomloe. Él lo tiene claro, las cosas deben cambiar en esta prueba, de arriba abajo, para que la calculadora tenga cabida.

Desde su punto de vista es una herramienta, como lo es también GeoGebra, y el alumnado debe aprender a utilizarla correctamente. Más allá de eso, es firme defensor de que se utilice incluso en exámenes como la EBAU, puesto que, cree, lo importante es que el alumnado tenga el conocimiento. La calculadora solo debería ser un instrumento para hacer cálculos complejos de manera rápida y sencilla.

“El problema está cuando sustituyen la labor del alumno”, sostiene, por contra, José Rodolfo Das. A este docente de Matemáticas en Valencia, le preocupa más que lo que pase en la EBAU, lo que pasa en las clases previas, a lo largo del bachillerato. Para él, “hay centros y profesores que le dan a la calculadora protagonismo en sí misma”, cuando solo deberían estar para la “realización de tareas rutinarias para centrarnos en el procedimiento”.

Desde la Federación Española de Profesores de Matemáticas elaboraron, ya hace un lustro, un informe sobre el uso de estos dispositivos en el bachillerato y la EBAU, así como un breve análisis de la situación en otros países más o menos cercanos.

Razones para una restricción anunciada

Este es el quid de la cuestión, parece, para la prohibición del uso de ciertas calculadoras en la prueba de acceso a la universidad. Para Das es una buena noticia que se haya igualado la normativa, al menos en parte, en todas las comunidades autónomas, en referencia a la prohibición del uso de ciertos dispositivos en la EBAU.

Hasta fechas recientes, Castilla-La Mancha era la única comunidad autónoma que permitía cualquier tipo de calculadora en las pruebas de acceso a la universidad, entre ellas, las gráficas y las que pueden realizar cálculo simbólico, es decir, las que pueden trabajar con incógnitas, no solo con números. Estas, al igual que las programables (en las que es posible introducir documentos de texto) “darían una ventaja enorme”, asegura Das.

Para Serapio García, profesor jubilado de Matemáticas de aquella comunidad y en su día presidente de la Asociación de profesores de matemáticas castellano-manchegos, la situación se ha debido a presiones de otros departamentos diferentes a los de matemáticas y han tenido que ver con la posibilidad de que en las calculadoras gráficas y de cálculo simbólico el estudiantado pueda meter chuletas para copiar en las pruebas. “Pero las calculadoras se pueden poner en modo examen”, sostiene.

Además de este motivo está el de la homologación de las pruebas de esta comunidad con el resto del país, en donde, a pesar de haber diferencias, tampoco están permitidas las calculadoras gráficas ni de cálculo simbólico. Explica García que en territorios como Andalucía, Cantabria, Galicia, Comunidad valenciana, Cataluña, Baleares o Canarias se permiten calculadoras científicas de última generación (que permiten realizar derivadas, ecuaciones y matrices), mientras que, por ejemplo en Madrid, tan solo pueden usarse las científicas más básicas.

Más allá de que Das no esté de acuerdo con el uso de este tipo de herramientas en los exámenes, es de la opinión de que no son esencialmente necesarias en las matemáticas de secundaria o bachillerato. “De hecho, no suelo utilizarla”, asegura. Dice que con la manera en la que él explica su materia, no hace necesario su uso, y que, además, se ha encontrado con que el alumnado “es muy inseguro a la hora de hacer cuentas”.

Saber pensar, para este docente, es la parte importante, no tanto el uso de la herramientas. Coinciden con él todos los profesores consultados, pero con matices. Para Bonet es importante que se usen calculadoras. Más allá de que en la Ley se hable de la necesidad de que el alumnado sea capaz de usar nuevas tecnologías en esta asignatura, este docente señala que la prohibición de las calculadoras en la EBAU responde a “que el profesor tenga la excusa de no hacer uso de esas herramientas en el aula, como herramientas didácticas”.

Para Bonet, las calculadoras sirven para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje y tienen un impacto positivo en el alumnado hacia la materia. Para él, las calculadoras, como GeoGebra, sirven para que el alumnado “aprenda más y mejor y comprenda los conceptos matemáticos muchas veces abstractos y complejos”.

A esto se suma que tanto Bonet como García señalan que el currículo de bachillerato incluye, entre los aprendizajes necesarios, el de las tecnologías y la competencia digital, donde encajan perfectamente el uso de las calculadoras (así como su evaluación en la EBAU).

De hecho, García hace hincapié en que la prueba de acceso a la universidad se llama Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad, señalando que, efectivamente, las pruebas deben tener como referente el currículo de esa etapa postobligatoria, pero secundaria.

Pensamiento crítico

Estos dispositivos pueden empujar hacia una nueva manera de enseñar las matemáticas y de evaluarlas, para que no sean solo vistas como “la ejecución de algoritmos, de ejercicios repetitivos, la memorización”, afirma Bonet, quien aclara que “no digo que no haya que trabajar estos aspectos, que lo hacemos”.

José Rodrigo Das insiste en que las prohibiciones de ciertos utensilios tienen más que ver con lenguaje algebraico que con el numérico. “Que yo no haga una cuenta, no es un problema”, sí lo es cuando se trata de una derivada, por ejemplo: “Yo examino al chaval de si sabe hacerla o no”. Es verdad, asume, que este tipo de cálculos puede hacerlos un ordenador, “pero se pretende que el alumno sea crítico y sepa hacerlo”.

Y para Das, el problema de la calculadora es “la actitud acrítica al resultado” que tiene el alumnado. “Si la calculadora dice una cosa, será esa cosa”. De esta manera, si se permitiese, a su entender, el uso de las calculadoras de cálculo simbólico “sería un destrozo: lo copio, aunque no entiendo nada”, sostiene. Por eso le parece bien la igualación de todas las pruebas de acceso.

Das se muestra muy crítico con la legislación vigente (“estamos en una época de engaño al alumno”, dice) puesto que es cada vez más laxa en cuanto a la evaluación. “No se exige que el alumno sepa multiplicar, sino que sea capaz de establecer una estrategia para resolver problemas”, asegura y lo ejemplifica: “Si tienes 15 caramelos para 3 personas deberías ser capaz de hacer la división. Pero se puntuaría bien que se repartieran los caramelos uno a uno para, al final, ver cuántos les tocan a cada uno”.

Lluis Bonet entiende que para mejorar la didáctica de la materia, además de usar dispositivos, hay que generar situaciones “más realistas”, que obliguen al alumnado “a reflexionar, investigar, a ver si el problema puedo trocearlo, intentar interpretar y comprobar los resultados, analizarlos, ser crítico, dar una respuesta argumentada, reflexionada… todo eso forma parte de las matemáticas”.

“Esto requiere un esfuerzo por parte del profesorado”, afirma, también para las personas que hacen las pruebas de acceso a la universidad. “Y no sé si realmente, se quiere realizar ese esfuerzo”, asegura. En opinión de este docente, decisiones como la que se ha tomado en Castilla-La Macha suponen un problema a la innovación educativa que se realiza en muchas clases de matemáticas que hablan de un “inmovilismo total”.

Según cuenta Serapio García “la calculadora es máquina tonta, no sabe qué hacer, tienes que decírselo tú y esto enseña”. Para ello hay que hacer un análisis de las operaciones que deben realizarse, en qué orden hay que realizarlas y, finalmente, llevar a cabo una evaluación del resultado obtenido.

Eso sí, en su opinión, “en manos de un profesor experimentado y con una finalidad clara, (la calculadora) hace que el aprendizaje sea significativo”.

Las diferencias, finalmente, parecen irreconciliables, a pesar de que que quienes sostienen los pros y los contras del uso de las calculadoras coinciden en la necesidad de que el alumnado aprenda a ser crítico y venza las dificultades del pensamiento más abstracto al que debe empezar a enfrentarse ya desde los primeros años de la secundaria obligatoria.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2023/11/28/quien-teme-a-la-calculadora-su-uso-divide-a-parte-del-profesorado-de-matematicas/

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