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Quienes educamos tenemos la obligación ética y moral de apoyar la paz

América del Sur/Colombia/28 de Agosto de 2016/Autor: Ángel Pérez Martínez/Fuente: Dinero.com

La federación Colombiana de Educadores, FECODE, decidió esta semana apoyar la campaña por el sí en el plebiscito por la paz. Este es un hecho propio de quienes trabajamos en educación y entendemos que la búsqueda de la paz debe ser un acto razonado propio de la condición y el desarrollo humanos. La FECODE es un sindicato que representa a 327.000 docentes oficiales y del cual han hecho parte más de 137.000 docentes que están pensionados. Aclaro no soy miembro de FECODE, y no siempre comparto sus posiciones con respecto a la educación, aunque considero justas la mayoría de sus reivindicaciones.

La decisión de la FECODE con respecto al plebiscito es la esperada, nadie puede tan siquiera imaginar a un buen maestro promoviendo la guerra, el combate, el odio o el irrespeto al otro.  Por el contrario, es a través de la educación que se pueden producir o fortalecer valores, romper paradigmas y desvirtuar de manera razonada ideologías que hagan daño a lo humano y a la convivencia pacífica. Las armas naturales de la educación son el conocimiento y un sentido crítico razonado frente a la realidad social y las conductas humanas que es en esencia lo que nos ha permitido avanzar en los ideales de libertad, justicia, inclusión, equidad y cuidado del medio ambiente. La educación tiene entre sus deberes ayudar a construir una sociedad donde valga la pena vivir.

Sostiene Julián de Zubiría que la “educación básica debe estar concentrada en desarrollar tres esenciales competencias transversales: pensar, comunicarse y convivir”, es decir, crear la capacidad de razonar en el ser humano que se expresa mediante la argumentación y los juicios sobre la realidad (razón teórica) o sobre las conductas (razón práctica). En la medida que progresa la vida humana y el conocimiento avanza razonar será una acción cada vez más compleja, pero bella a la vez. Por ello, en la medida que el conocimiento prospera y profundiza sobre cualquier tema, la educación de calidad como derecho fundamental resulta vital para asegurar la participación de las personas de manera razonada en la vida social, policía, económica y cultural de los ciudadanos. Eso sí, acepto, como sostenía Kant, que no todo es razón, recordemos que junto a la razón él determinó además a la sensibilidad y el entendimiento para definir desde estos 3 pilares lo cognoscitivo.

Al respecto, el Filósofo Estanislao Zuleta sostenía que según Kant son 3 las exigencias racionales (los lectores podrán apreciar que están vinculadas de manera estrecha con la formación y la educación). La primera, pensar por sí mismo, o la exigencia de renunciar a una mentalidad pasiva que recibe verdades de alguna autoridad, tradición o prejuicio, sin someterlas a su propia elaboración (critica razonada); La segunda, ser capaz de ubicarse en el punto de vista del otro, es decir, ser capaz, aún manteniendo el propio punto de vista, de entrar en diálogo con otras opiniones y posturas.; y la tercera, llevar las verdades hasta sus últimas consecuencias, es decir, tener la capacidad de aceptar que nos hemos equivocados cuando los resultados de nuestra investigación nos hacen ver que no estamos en lo correcto.

Es en este sentido que la educación debe abordar y razonar sobre la paz. Luego, lo que hay que enseñar y aprender no es el resultado final de los acuerdos de la Habana, que son importantes pero no definitivos para la paz; lo que se requiere enseñar y aprender es ¿por qué y cómo llegamos a la guerra?, y  ¿cuáles han sido las consecuencias de la guerra?, así como plantear la discusión de cuáles son las posibilidades de superar esas consecuencias como sociedad a través de una vida personal y social que permita la convivencia y la construcción del mejor camino posible hacía la paz, como ideal, no hay paz perfecta.

También hay que enseñar y aprender cuál ha sido el desarrollo y las luchas de la humanidad para conquistar la libertad, la justicia, la paz, y otros valores en diferentes momentos y contextos históricos. Seguramente ninguno de esos procesos ha sido perfecto, pero existe evidencia que otras sociedades han logrado alcanzar estos valores en mayor medida. Colombia hoy requiere de sus maestros una educación que sea capaz de suscitar el deseo y la necesidad de aprender sobre la paz, no la de ahora, la de siempre.

La decisión con respecto al plebiscito de una persona debería ser razonada, basada en la capacidad de evaluar los pros y los contras que conllevan los acuerdos de la Habana. No hay que tener miedo; al final el uso de la razón humana nos conducirá a la paz. La educación debe ayudar a pensar con sentido crítico en la necesidad de encontrar el camino más idóneo para conseguir la paz, con menos muertes, menos daños colaterales y menos tragedia para la sociedad. La educación debe coadyuvar a que nosotros como pueblo aprendamos a valorar la paz. Entre mayor valor le demos, mayor será el deseo de obtenerla. A partir del documento de Kant sobre la Paz Perpetua pregunto: ¿si mantener más de un ejército es o no una incesante amenaza a la guerra y la confrontación?; así mismo, ¿cuántos hombres más debemos tener pagos cuyo destino ha sido morir o matar en esta guerra interna que ya cumplió más de 60 años?, razonemos.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/quienes-educamos-tenemos-la-obligacion-etica-de-apoyar-la-paz-angel-perez/231236

Fuente de la imagen: http://contraluzcucuta.co/articulos/opinion-es-necesaria-una-educacion-para-la-paz/

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Maestr@s o de cómo no creemos en nosotros mismos

Mayra Castañeda

¿Cómo se le pueden enseñar valores a los niños cuando las redes sociales están inundadas de casos en los que los políticos, los futbolistas, los “artistas”, a pesar de ser groseros, altaneros, corruptos, viven en grandes mansiones, gozan de lujos y parecen felices? Y no sólo las redes sociales, los periódicos, la televisión, la radio, en fin, todos los medios de alienación masiva.

Cuando un niño o niña llega a la escuela ya trae tras de sí una gran carga de valores asignados no sólo por sus padres sino por la sociedad y los medios de comunicación. Cuando el pequeño ha salido con su madre al mercado, al súper, a una reunión con amigos o familiares, no puede evitar escuchar: “fulano de tal robó tantos millones al ayuntamiento o al estado” o “el presidente está quitándonos la riqueza nacional para pagarle a las empresas que lo colocaron en la presidencia”.

Quizá en ese momento las palabras, “ayuntamiento”, “estado”, “presidencia”, “riqueza nacional” estén desprovistas de significado pero en pocos años entenderá a lo que se refieren. Otros más tal vez escuchen: “nosotros en la miseria y los políticos dándose la gran vida” ¿quién no quiere darse la “gran vida”? este constructo se va fijando en la mente de los niños mucho antes de poner por primera vez un pie en una institución escolar. Tampoco los niños actualmente están exentos de la violencia que genera la frustración, el estrés y la presión económica sobre sus padres, cada vez resulta más difícil que los hogares mexicanos salgan a flote.

Según datos del CONEVAL  11.3 millones de personas sufren pobreza extrema y de 2010 a 2012 el número de pobres aumentó en 500 mil; las clases sociales han necesitado ser reestructuradas por la Secretaría de Economía para hacernos creer  en la ilusión de que seguimos perteneciendo a la clase media cuando lo cierto es que la clase baja, esa que no puede comer tres veces al día, no cuenta con servicios, no puede comprarse ropa nueva y pocas veces tiene acceso a la escolarización (aunque en las cifras oficiales aparezca lo cierto es que muchos de esos niños dejan de asistir a la escuela pues tienen que trabajar desde temprana edad), ha ido creciendo de manera alarmante.

La clase media ya está dividida en dos (clase media baja y clase media alta) y se han incluido una serie de indicadores culturales para proveer esa sensación de “pobres pero cultos” que tanto importa a la “clase media” aunque su ingreso económico real sea cada vez más bajo.

En contraste vemos cómo algunos privilegiados, la casta política y los miembros del narcotráfico, (que se confunden en muchos lugares pues han realizado, a la usanza de la monarquía, una serie de alianzas familiares) viven con grandes lujos, con ostentación. También ya en las redes sociales circulan fotografías de sacerdotes que hacen esta misma ostentación de carros de lujo y mujeres. El cinismo ha permeado nuestra sociedad y nosotros, los “simples mortales” nos creemos (porque nos lo han vendido y lo hemos comprado sin siquiera preguntar) que somos incapaces de cambiar esta realidad.
¿Con qué argumentos un padre de familia o un maestro puede rebatir lo que a todas luces el comportamiento social valida? Nuestros niñ@s y jóvenes conviven constantemente con ese contraste que produce una tensión muy fuerte entre ambos mundos: el irreal que tratan de pintarles en la escuela y en algunos casos en su hogar y lo que ven cuando prenden la televisión, se conectan a la red o salen a la calle. Sus pares les reafirman constantemente que lo mejor para sobresalir en esta sociedad es “hacer trampa”, burlar al maestros, las evaluaciones, las tareas, al fin de cuentas hay tres vías que los convertirán en triunfadores: salir en la televisión (a cualquier precio y haciendo lo que sea),  convertirse en político o entrar al narcotráfico y para ninguna de ellas es necesario pasar por la escolarización, no te piden grado académico para entrar en la corrupción, aunque el precio (eso no lo alcanzan a dimensionar) es mucho más alto.
No pretendo decir con esto que todo está perdido, al contrario, yo soy la primera convencida de que la escuela tienen un potencial no dimensionado y que los docentes podemos hacer mucho por cambiar nuestra realidad, pero lo primero que debemos entender es que nosotros hemos sido y somos parte del sistema que valida este tipo de conductas ¿cómo? En primer lugar hemos pasado por un proceso de “indefensión aprendida”. Somos como ese elefante de circo que de pequeño atan a una gran estaca con una soga muy gruesa y no se puede mover, cuando crecemos ya estamos programados para pensar que no podemos hacer nada contra la soga y la estaca, pero no nos damos cuenta del poder que hemos adquirido al pasar de los años.
Es momento de empezar a creer en nosotros de darnos cuenta de que cuando cerramos la puerta de nuestra aula nuestro ejemplo tiene más fuerza que ninguna otra cosa, pero tenemos que empezar a creerlo de verdad porque la simulación no sirve, no basta. Cuando entendamos este concepto en su absoluta dimensión daremos el primer paso para cambiar esta sociedad que, finalmente, los maestros también hemos construido.
Fuente del articulo: http://mayracastaneda.org/blog_60984_Maestr-s-o-de-como-no-creemos-en-nosotros-mismos.html
Fuente de la imagen:http://mayracastaneda.org/images/14445/1798210_10152096993794016_261583166_n.
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Consumo responsable hecho a medida

Isabel Benitez

Una de las limitaciones con las que se encuentra el sector de las “alternativas” es presentarse de una manera tan sectaria que muchas personas ni siquiera se atreven a entrar. Es lo que yo sentí, por ejemplo, la primera vez que me topé con la gente de la Cooperativa Integral Catalana. De repente, pese a sentirme muy cercana a la mayoría de sus principios, me di cuenta de que ni mi temperamento ni mi forma de la ver la vida eran tan radicales como para que me aceptaran en un grupo tan selecto.

Creo que no soy la única que se ha visto en este tipo de situaciones. Por eso, me gustó la aproximación que Andrea Deodato, responsable de Haciaotroconsumo.es, ofreció en la última Feria del Mercado Social de Madrid. Nada de criterios rígidos, nada de estándares imposibles de cumplir y solo al alcance de una minoría, nada de tener que luchar contra todos los elementos para poder lucir el distintivo de consumidor responsable – si es que acaso importa llevar la etiqueta colgando de la solapa.

Deodato propone entender el consumo consciente “no como un punto al que llegar, sino como un proceso continuo e individual”, personalizado.

Si bien uno de los rasgos que caracterizan el modelo de consumo actual es la búsqueda de placer, quizás es más sencillo empezar por tomar decisiones que incidan en la satisfacción de esa necesidad. Si nos gusta la cerveza, ¿por qué no comenzar a ser más responsable bebiendo cerveza ecológica o de producción local? Si nos gusta cuidarnos, ¿por qué no buscar cosméticos o tratamientos más naturales que, aparte de mejorar nuestro aspecto, nos aportan salud?

Dicen los estudios que nos mueven a la acción nuestras emociones más fuertes, especialmente, la ira y la frustración. Por eso, otro punto desde el que actuar es, como explica Deodato, el de “nuestros dolores”, es decir, aquello que nos irrita. ¿Somos amantes de los animales? Tal vez nuestra aportación como consumidores responsables comienza por algo tan simple como no comprar productos que experimenten con ellos.

“Se trata de no pensar tanto en lo que hacen los otros, sino en lo que estamos haciendo nosotros a título individual”

En muchas ocasiones, solo hace falta pararse a reflexionar -algo que hacemos poco- y conectar con uno mismo; saber qué es aquello que de verdad odiamos o adoramos. Y, de ahí, pueden surgir acciones como moverse en bicicleta -que, además, es bueno para la salud- o aprender a reparar los electrodomésticos que se estropean, en vez de tirarlos, si somos manitas.

Es más, si sabemos elegir aquello que se adapta a nuestras inquietudes y pasiones, nos daremos cuenta de que el consumo responsable ni siquiera es tan caro como nos cuentan. Siempre hay opciones. Siempre hay alternativas.

 

Fuente del articulo: https://isabelrbenitez.wordpress.com/2016/06/24/consumo-responsable-hecho-a-medida/

Fuente de la imagen:https://isabelrbenitez.files.wordpress.com/2016/06/mercado-social-madrid.jpg

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¿Tiene sentido hablar de la apropiación del conocimiento tecnológico?

Santiago José Roca

Generalmente, cuando se habla de «apropiación del conocimiento», suelen entretejerse al menos tres nociones del concepto: como divulgación, como transferencia y como construcción social del conocimiento.

La apropiación del conocimiento, como divulgación, supone un conjunto de actividades para difundir unilateralmente contenidos sobre alguna rama del saber. La «apropiación» se supone como un efecto de la recepción de los contenidos, y puede equipararse a la transmisión de saberes a través de algún medio de difusión. Esta perspectiva incluye aquellas actividades orientadas a la «popularización» o «divulgación» del saber, realizada con técnicas propias de la comunicación formal o informal.

La apropiación del conocimiento, como transferencia, incluye un conjunto de actividades para el «traslado» de conocimientos de una comunidad cognitiva a otra. La introducción de un conjunto de conocimientos e infraestructura provenientes de un contexto cultural y territorial, en otro, y su asimilación en el discurso y las prácticas tecnológicas del receptor, es lo que permitiría dar cuenta del proceso de «apropiación». Desde esta perspectiva es que se comprenden los programas de adopción de nuevas tecnologías en general, particularmente en ciertos ámbitos de políticas públicas.

La apropiación del conocimiento, como construcción social, es de seguro la perspectiva idealmente más ambiciosa. Supone un conjunto de actividades para que la apropiación forme parte de un proceso de construcción colectiva de un sistema técnico / tecnológico de producción. La apropiación sería observable por la adaptación crítica de nuevas tecnologías, y por la generación de capacidades para abordar la formulación de problemas técnicos y darles respuesta propia. Esta perspectiva favorece la conformación de unidades productivas de escala humana, la puesta en marcha de empresas liberadas, la creación de cooperativas de base tecnológica, la formación de redes de innovación… Es decir, todas aquellas experiencias de producción que involucren un componente tecnológico y cuya constitución no se comprende como un hecho definido verticalmente (el determinismo de la racionalidad funcional, el poder fáctico de los agentes tecnológicos hegemónicos) sino horizontalmente (la razón comunicativa, la construcción del saber entre pares-productores).

Las tipologías de este tipo suelen ser contrastantes. Por ejemplo, cuando Mario Kaplún habla de tres tipos de comunicación: orientada a efectos, a conductas y a procesos (Kaplún, 1998), está estableciendo una diferenciación entre dos perspectivas dominantes y una apuesta política. También es el caso de la tipología que acabamos de presentar. Pero por ello es necesario indagar sobre los fundamentos de la perspectiva constructiva y sus posibilidades de expansión.

A diferencia de las primeras dos categorías, cuando hablamos de apropiación como construcción social no entendemos la técnica y la tecnología sólo como contenidos (susceptibles de “transmisión” con cierta lógica bancaria, siguiendo a Freire), ni solamente como un instrumento (“transferible”, como infraestructura y paquetes de saber-hacer). Vemos en la tecnología el conjunto de saberes individuales y colectivos, explícitos y tácitos; así como también el lugar funcional – y político – que asumen los sujetos en un sistema de producción – cuya base es necesariamente cognitiva e incluye artefactos.

Además, aunque el saber puede mostrarse como un conjunto de contenidos comunicacionales, y también puede estructurarse como un cuadro de contenidos epistémicos, prácticas técnicas y patrones de actuación tecnológica, el concepto de “tecnología” no puede restringirse sólo al conjunto de relaciones funcionales, y la vemos, en un nivel más general, como una manifestación de las relaciones políticas y socioculturales imperantes.

Pero exploremos el primer nivel. Tengamos en cuenta que todo sistema (socio)técnico puede describirse por la interrelación entre una dimensión socio-cognitiva y una dimensión físico-funcional. La interacción que tiene lugar entre estas dimensiones, que es una dinámica de producción, puede comprenderse como una dinámica sociotécnica (Thomas y Fressoli, 2009). Por lo tanto, la «apropiación» en los sistemas técnicos / tecnológicos concretos puede verse como la manera en que un conjunto de saberes, prácticas técnicas e infraestructura se integran en una dinámica de este tipo. En otras palabras, si caracterizamos una dinámica sociotécnica como un proceso de producción, la «apropiación» se presentaría como la manera en que determinados conocimientos y dispositivos se incorporan conscientemente en el mismo, modificándolo.

Cuando hablamos de un sistema de producción no nos estamos refiriendo de forma restringida a un sistema lineal que sólo produce bienes tangibles, sino más bien buscamos una forma de caracterizar a los sistemas sociotécnicos en general. Tomemos en consideración tres ejemplos de sistema sociotécnico: una unidad administrativa de planificación, un aula de clases y un cultivo bajo techo. Recordemos que lo que describe al sistema sociotécnico es la integración entre la dimensión socio-cognitiva y la dimensión físico-funcional o, por representarlas de algún modo, la dimensión organizacional y la infraestructura tecnológica.

En una unidad administrativa de planificación se procesa información y se producen actos de decisión que tienen como soporte registros concretos. En un espacio de enseñanza-aprendizaje, se gestiona la información a través de la relación entre profesores y alumnos, tomando en cuenta que el aprendizaje puede apreciarse a través de productos. En un cultivo bajo techo, como un invernadero, se procesan insumos como las semillas y los nutrientes, y se cosecha la producción agroalimentaria. Cada uno de estos casos, mutatis mutandis, puede verse como un sistema sociotécnico en el que existe cierto modo de integración entre las dos dimensiones antedichas.

Podemos imaginarnos una situación 1 y una situación 2 como los momentos “inicial” y “final” del proceso de apropiación de una nueva tecnología. La distancia entre la situación 1 y 2 podríamos describirla como la trayectoria del proceso de apropiación. La dinámica sociotécnica es el modo en que sujetos y sistemas funcionales interactúan entre sí, a través de conocimientos explícitos, tácitos, roles funcionales y respuestas instrumentales. La trayectoria sociotécnica es cómo este proceso cambia a lo largo de un período de tiempo. Supongamos que la nueva tecnología es un software o un hardware adecuado para el cumplimiento de los fines de cada sistema organizacional. La integración del software o del hardware en el sistema funcional y organizacional sería el resultado del proceso de apropiación.

Pensemos, claro está, en implementaciones tecnológicas cuyo impacto cognitivo e instrumental tenga posibilidad de ser significativo para el sistema: una metodología de planificación que se apoya en un sistema de información; un programa educativo de enseñanza a través de las TIC con sus respectivos contenidos y aplicaciones; un dispositivo electrónico de automatización de riego u otros procesos. En la unidad administrativa de planificación sería de esperarse que, desde una perspectiva constructiva, la apropiación integral de la herramienta modifique el modo de producción y genere cambios organizacionales; es decir, que las decisiones comiencen a tomarse de otra forma. En el caso de aula de clases, la incorporación de computadoras con software educativo en el programa pedagógico debe generar cambios en la dinámica de enseñanza-aprendizaje. En la unidad de producción agrícola podrían observarse también cambios en los procesos de producción.

En ocasiones, algunos cambios organizacionales se realizan solamente para ajustarse a las nuevas herramientas, pero no se dan conscientemente ni logran afectar la dinámica como un todo (por ejemplo, se le da a los niños una hora dentro de la rutina diaria para estudiar con la computadora, pero la herramienta no se integra orgánicamente en el proceso de aprendizaje), lo que quiere decir que sigue teniendo peso la dimensión físico-funcional, y que la relación entre el dispositivo y el ser humano está mediada por el uso y el rol técnico asumido. La apropiación se da integralmente, en sentido constructivo, cuando la herramienta se incorpora en la dinámica socio-cognitiva y funcional del sistema sociotécnico. Es decir, cuando la adopción de nuevos conocimientos y aplicaciones permite la reformulación consciente del sistema sociotécnico de producción, al asumirse los individuos como sujetos del construcción del mismo desde las dos dimensiones.

La diferencia entre la apropiación como transferencia y como construcción social también avanza por otro lado. La transferencia supone el ajuste del receptor a las indicaciones socio-cognitivas y funcionales del modelo tecnológico importado a su sistema de producción. Aquí entendemos la relación entre sujetos y dispositivos / sistemas tecnológicos como determinada funcionalmente. La construcción del sistema sociotécnico, así sea idealmente, supone el conocimiento y la toma de consciencia en torno a las variables del sistema de producción, y propicia la oportunidad para la transformación creativa. Si en la primera se adoptan los patrones técnicos / tecnológicos de forma automática, en la segunda se hace de forma crítica y reflexiva.

Claro está, esta perspectiva asume que, en un contexto instrumentalista, los sujetos técnicos ordinarios sufren un proceso de reducción de su capacidad creativa para adecuarse a un sistema funcional. Supone, también, que pueden voluntariamente participar en procesos de decisión colectiva que permitan crear consciencia sobre los fines concretos y últimos de un sistema particular de producción. Por lo mismo, esta perspectiva puede resultar atractiva para quienes se sienten llamados a apoyar la conformación de unidades tecnológicas y de producción de otro tipo, más conscientes de sus relaciones con los seres humanos y con el ambiente, menos restringidas por la vinculación entre lo funcional y el producto, el cual a la larga se concreta socialmente sólo como mercancía.

Entre estas dos concepciones existe otra diferencia. Si la transferencia invita a entender el sistema tecnológico desde la perspectiva instrumental (la relación entre el ser humano y el dispositivo se da a través de la instrumentación del uso y de los roles técnicos), entonces el problema del desarrollo tecnológico es meramente técnico y se encuentra subordinado a la racionalidad funcional. Pero si se abre el espacio para el aprendizaje en torno al sistema – y el proceso de “apropiación” es eminentemente educativo – se encuentra la posibilidad de debatir políticamente no sólo sobre las particularidades del sistema técnico, sino también sobre sus fines como sistema de producción y sobre su propósito en el contexto político y social. En otras palabras, la construcción deliberada de los sistemas sociotécnicos a partir de procesos conscientes de apropiación, representa una ocasión para cerrar la brecha entre la política y la técnica, o entre los fines sociales y los medios cognitivos para alcanzarlos. Representa, en suma, otra oportunidad para democratizar la innovación y el desarrollo tecnológico.

Referencias

Kaplún, M. (1998). Una pedagogía de la comunicación. España, Ediciones de la Torre.

Thomas H. y Fressoli, M. (2009). “En búsqueda de una metodología para investigar Tecnologías Sociales”. Dagnino, D. (comp.) Tecnologia social: ferramenta para construir outra sociedade. Brasil, IG/UNICAMP.

Fuente del articulo: http://www.aporrea.org/tecno/a206696.html

Fuente de la imagen:https://pixabay.com/es/los-libros-estudiante-estudio-1012088

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El periodismo originario, contra los relatos transgénicos

Claudia Korol

En nuestras tierras, antes de ser «latinas» y «americanas», los pueblos creaban sus propias historias. Las contaban de generación en generación, para que los relatos no perdieran el origen y pudieran continuar sin fin.

No existía el cuento del fin de la historia. No existía la planta sin conciencia de su raíz. No existían las semillas que no nacieran de sus respectivos frutos. No había relatos transgénicos.

Hacer la historia y contarla, eran tareas comunitarias. Cada cual hacía su parte. El relato, era responsabilidad de los mayores. Su palabra era escuchada y multiplicada.

Los pueblos originarios creían que en los ancianos y ancianas estaba la sabiduría y el conocimiento del mundo. Hacia ellos se ejercía respeto, reconocimiento, y no desprecio, como en este tiempo descartable.

En nuestras actuales prácticas de comunicación, en las maneras en que intentamos entretejer las palabras y los actos, reconocemos a esos hombres y mujeres de estas tierras -que todavía no eran latinoamericanas-, periodistas que contaron la historia del origen mismo del mundo.

Después, muchos siglos después, llegaron los conquistadores con sus armas, con sus Biblias, con sus escribas. Desde entonces hubo por lo menos dos tipos de periodistas. Quienes cuentan las historias del pueblo, para que nadie olvide el origen, la raíz, la semilla, ni la tierra; y que contando historias, las hacen y rehacen junto a su gente. No son ni quieren ser «la voz de los oprimidos». Son los oprimidos y las oprimidas que encuentran sus propias voces.

Pero está también el otro periodismo, el de la Biblia y la espada, el de las guerras y la CNN. El de las semillas y los relatos genéticamente construidos para complacer a la Corona de turno y a sus virreyes.

La batalla ha sido y es despareja. Atraviesa el tiempo y llega hasta nuestro siglo 21.

Hoy los periodistas de la Corona cuentan sus cuentos a través de poderosos monopolios de la comunicación. Son muchos, demasiados, los que han sufrido la maldición de Malinche, y venden sus noticias y hasta sus almas por cuentas de vidrios, utilizan sus palabras como cosmético para decorar el rostro sucio del poder.

Muy lejos de ellos y de sus mentirosos relatos, las periodistas que cuentan las historias que crean los pueblos, batallan con medios rudimentarios, desde los templos sagrados de todas las resistencias. La mayoría no tiene nombres conocidos, pero sus palabras corren de boca en boca, como conjuro contra el olvido y la desmemoria. Hay algunos nombres sagrados como los templos de la resistencia. No hace falta nombrarlos. Dicen los antiguos habitantes de la tierra que no conviene gastar las palabras sagradas. Basta con reconocer lo que ellas nombran. Periodistas del hacer cotidiano, del mensaje anónimo, de la clandestina revelación del mundo. Periodistas que no se entregan, ni por cuentas de vidrio, ni por un lugar al amparo y al servicio del poder, ni por casualidad, ni por error. Son muchos, muchas más de los que imaginamos detrás de unos pocos nombres queridos que siguen siendo testimonio y dando la pelea. Periodistas originales y originarios, que cuentan aquello que crean junto al pueblo, que entibian la memoria con los fuegos de todos los olvidados y olvidadas, que comparten las historias de los vencidos como quien ceba un mate que luego andará de mano en mano. Periodistas que no se resignan, y vuelven una y otra vez a desafiar a la derrota. Periodistas que desaparecidos, aparecen en el fuego de la pasión que nombra. Periodistas que olvidadas, tejen en los desvanes de la memoria, telares de identidad.

Periodistas que poniendo palabra sobre palabra, utilizan la verdad como cemento y la historia del pueblo como cimiento. Periodistas de la verdad, de la palabra verdadera. Semilla verdadera. Periodistas de la tierra, del pueblo que crea y de la pasión que continúa. Desde los templos de las resistencias, el abrazo a las periodistas originarias, a las que honran la memoria sagrada de quienes no cuentan para el poder. Y en el genérico femenino en que nombramos a las periodistas, incluimos también a los periodistas desafiantes de todas las dominaciones que impone la cultura patriarcal, racista, burguesa. Periodismo originario, comunicación que circula la verdad, lanzando con la onda del pueblo, piedras de palabras verdaderas a la desinformación globalizada.

Fuente del articulo: http://www.panuelosenrebeldia.com.ar/content/view/358/123/

Fuente de la imagen: http://ticket2europe.eu/wp-content/uploads/2016/07/periodismo-cide-300×200.jpg

 

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El largo camino hacia una educación alternativa

Luis Hernández Navarro
Desde hace 23 años, la CNTE ha analizado y discutido cómo elaborar un proyecto de educación alternativo. No se ha conformado con ello. En varias entidades del país lo ha llevado a la práctica.Lo ha hecho como parte de su propuesta estratégica de luchar por democratizar el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), democratizar la enseñanza y democratizar el país.
En el centro de este plan para diseñar una propuesta de enseñanza alterna se encuentra la preocupación por impulsar una educación pública, democrática, científica, popular, crítica, reflexiva y comprometida. Se trata, según resolvió el segundo congreso nacional ordinario de la Coordinadora, de una responsabilidad histórica que debe emanar de las bases.
El primer foro sobre educación alternativa organizado por la CNTE se efectuó el 11 y 12 de junio de 1983. Su objetivo fue proporcionar a los maestros de banquillo herramientas para avanzar en la apropiación de su materia de trabajo. Ese acto fue el punto de arranque de una larga serie de encuentros, conferencias, talleres, foros y congresos educativos, estatales y nacionales, en ocasiones sin continuidad entre sí. En ese primer foro los participantes analizaron y discutieron rutas pedagógicas diferentes a las establecidos en los planes oficiales, los retos de la capacitación del magisterio y qué se entiende por democratizar de la enseñanza.
Meses después, el 29 y 30 de octubre en 1983, el magisterio oaxaqueño convocó a un grupo de prestigiados investigadores, pedagogos independientes y maestros al segundo Foro Nacional sobre Educación Alternativa. La agenda de trabajo fue tan amplia y ambiciosa que resultó muy difícil abordar todos los temas a profundidad. Aunque el formato de trabajo que se siguió tuvo grandes limitaciones, las conclusiones a las que se llegó fueron ricas e interesantes. El centro de la discusión entre los delegados giró en torno al papel de la escuela en la transformación social. Los asistentes se agruparon en torno a dos grandes bloques: el de los reproduccionistas, que consideraban a la institución escolar un aparato ideológico de Estado que garantiza sin más la continuidad del sistema, y el de los liberacionistas, que veían en la escuela un instrumento para la concientización de la población.
Otro de los puntos abordados consistió en definir quién debía ser el sujeto del proceso de transformación educativa. Algunos participantes argumentaron en favor de dar un papel protagónico a figuras políticas tales como legisladores de izquierda o intelectuales con capacidad de persuadir al gobierno federal sobre la conveniencia de implementar algunas reformas. Otros insistieron en que el sujeto debía ser el maestro de banquillo, el que trabaja cada día en las aulas. Señalaron que se requería crear las condiciones para garantizar la participación de los profesores de base en la definición de las políticas educativas, de manera que pudieran aportar el conocimiento nacido de la experiencia diaria.
Para quienes defendieron la posición de avanzar en reformas desde el Estado y en la definición de políticas públicas, resultaba muy importante elaborar un proyecto acabado, no importando si por el momento los maestros de base lo apoyaban o no. Por el contrario, otros vieron en este debate la oportunidad de hacer de los maestros un actor pedagógico capaz de trascender la dinámica de lucha estrictamente gremial y economicista. Para ellos, la participación masiva del magisterio era fundamental en este proceso.
En los hechos se presentó allí un dilema que ha atravesado al movimiento magisterial a lo largo de su historia, y que años después la investigadora Susan Street resumió: si la democratización de la enseñanza debe entenderse como su ciudadanización, es decir, como la ampliación de todos los agentes escolares y comunitarios en la conducción del sistema educativo público; o, por el contrario, si se concibe como la construcción de un movimiento político de masas a partir de la apertura del magisterio hacia otros sectores de la población.
Pero, más allá de las reflexiones y análisis en general, ese encuentro y los subsecuentes han sido particularmente ricos para compartir y contrastar las experiencias que se desarrollan a diario en las aulas, regiones, estados y niveles educativos.
En esos encuentros se analiza, por ejemplo, cómo se está recuperando las lenguas indígenas, la forma en que se enfoca el estudio de la historia, el español y las matemáticas, el qué hacer en comunidades donde los niños van a la escuela como mera estación de paso hacia su marcha a Estados Unidos, donde serán trabajadores indocumentados, o en regiones asoladas por la violencia del narcotráfico.
Estas experiencias transformadoras son obra de los profesores que se apropian de la materia de trabajo en sus aulas y zonas escolares y no de funcionarios públicos, académicos o intelectuales que elaboran propuestas desde fuera de las aulas. Parte de las huellas de este caminar puede rastrearse a través de las actas de múltiples reuniones reproducidas en el blog de la sección 9 (http://goo.gl/8L5cNh).
La coordinadora ha elaborado también propuestas de educación alternativa de largo aliento en varios estados. Entre ellas se encuentran las escuelas altamiranistas en Guerrero (http://goo.gl/5zzgNK), el Programa Democrático de Educación y Cultura y las escuelas integrales en Michoacán (https://goo.gl/XGA1ma), el Proyecto de Educación Alternativa de Chiapas, el nido de lengua (http://goo.gl/rI4UsH) y el Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca (http://goo.gl/xd8lcW). Su visión sobre los cambios en curso puede verse en Análisis y perspectivas de la reforma educativa(http://goo.gl/iKEwbW).
El foro nacional Hacia la construcción del proyecto de educación democrática: evaluación educativa integral,  es un paso sustantivo en la ruta que la CNTE comenzó a caminar hace 23 años. Los maestros democráticos llegan allí sabiendo no sólo lo que no quieren, sino con muchas pistas de hacia dónde necesita moverse el sistema educativo nacional.
Fuente del articulo: http://www.jornada.unam.mx/ultimas/bloggero.info?luis-hernandez-navarro/entrada_2016-08-10el-largo-camino-hacia-una-educacion-alternativa
Fuente de la imagen:
https://4.bp.blogspot.com/-7k3JiE5iQA/V6vIu_9rG4I/AAAAAAAAAsg/euh3TykwN38d4rlhG5DvmuItfl9FZ_BuQCLcB/s1600/clausura.jpg
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Maestras guerreras

Por Lyanne Ortiz Roman

En mi familia hay tres maestras. Eva Delcy, quien da clases de estudios sociales a nivel elemental y de quien fui alumna cuando pequeña. Es reconocida por su gran desempeño en su escuela, y doy fe de cuánto le apasiona la historia de Puerto Rico. La otra es Evelyn, quien da casi todas las materias de nivel elemental a superior, y resalta en las bellas artes, pues las graduaciones más hermosas y emotivas las he visto realizadas con sus salones hogares. También se encuentra Sandra, quien, aunque es maestra, actualmente funge como orientadora escolar. Esta última es mi favorita, mi guerrera; ésta fue la misma que salió en defensa, junto a otras dos compañeras, por sus derechos en una ocasión que fueron tratadas injustamente. Los maestros(as) son multifacéticos, guerreros, de eso no hay duda.

Cada vez que se juntan las tres maestras hermanas hablan sobre los planes que realizarán, cómo van a decorar el salón, el intercambio de materiales, y en ocasiones, de las decepciones que viven en el semestre escolar. En ellas tres veo a todo el magisterio de Puerto Rico y me enorgullecen. Todas tienen una personalidad distinta, pero las he visto impartiendo enseñanza a sus estudiantes, y todas tienen algo en común.

El amor por levantarse tempranito en la mañana para ir a su salón hogar, el amor al preparar planes el día anterior, el amor al corregir exámenes un sábado o domingo mientras hay visita en la casa, el amor por orientar a los estudiantes, sobre la carrera que le despierta interés, el amor por actualizarse y darle a sus alumnos una clase buena e interesante. El amor por estar pendiente de si sus estudiantes merendaron, conocer por qué no hacen sus asignaciones, el amor al magisterio.

Siempre he tenido en mente que aquel niño(a) o joven de ojos tristes, que se tarda un poco más en hacer sus tareas, o aprender a leer y escribir es el niño(a) o joven que más atención requiere, y que tiene una gran historia por contar.

Amar al magisterio es ir más allá, salir del área de la pizarra y el escritorio e ir a ese pupitre a conocer el corazón de ese alumno. He escuchado varias veces a maestros decir que aquel estudiante que más “candela” les dio, es aquel que años después los ve en la carretera y les grita: “Mr., Mrs., ¿se acuerda de mí? O es quien que te abraza, por que recuerda lo que hiciste por él/ella, pues más que darle clase, lo ayudaste. Ahí es que su conciencia les agradece esa milla extra. Estoy segura de que existen más buenos maestros que aman la profesión que aquellos que han dejado de amarla en el camino.

En estos días, hemos tenido el honor de escuchar noticias de que varios maestros puertorriqueños han sido reconocidos por su excelente desempeño en varias materias en Estados Unidos. ¡Qué orgullo! Ustedes están de pie como lo están todos aquellos maestros a pesar de las controversias de estos últimos años tales como, el Retiro, demandas, huelgas, escasez de materiales, cierres de planteles escolares. En ocasiones han sentido que no se les da gran importancia. ¿A quiénes castigan? No tan solo el magisterio, también a los miles de estudiantes. Estos son los que sufren las malas decisiones.

Y sé que les duele porque recordando la historia de las tres maestras que resalto, desde niñas soñaron con ser maestras. Eva Delcy me contaba que con un globo terráqueo practicaba su clase de historia, que dibujaba mapas y que sus alumnas en ocasiones eran muñecas. De este mismo sueño hablaban los tres maestros galardonados en Washington por el presidente esta semana. Sé maestros que todos ustedes también lo soñaron. “Lo que sí es verdad, Consuelín, que me emociona intensamente pensarte frente a un salón de clases, a aquella muchachita inquieta y traviesa que de bicicleta  en bicicleta desafiaba todos los peligros, y que por poco se ahoga conmigo al reventarnos una goma en altamar. ¿Te acuerdas?”. (Julia de Burgos, Carta desde la Habana, 1940)

Existimos alumnos y ex alumnos que les damos las gracias y no nos imaginamos ni tan siquiera un día sin aprender o sin estar en su salón hogar.  Ejercen la profesión más importante el mundo. Tuve una maestra que me cambió la vida de manera positiva. Fue en sexto grado, una maestra que me inspiró a escribir, me inspiró a dirigir una organización que se llamaba “Grupo de Lectores y Escritores”. Con ella fue la primera vez que recibí un premio de superación. Pasan los años y no la olvido. El día de la graduación de cuarto año estaba ella allí. No pude abstenerme de sacarme una foto con ella para enseñársela a mis futuros hijos y no recuerdo si le di las gracias. Pero si no, ¡Gracias, Mrs. Toledo! Usted me ayudó a sentirme grande a tan poca edad y desde ese día continúo desarrollando eso que usted me enseñó.

¡Qué grandes son, maestros y maestras de Puerto Rico! Y como diría la gran Julia de Burgos: “¡Cómo te envidio ahora! ¡Y cómo gozo con tu triunfo que ya mismo verás realizado plenamente! Frente a los muchachos, pórtate seria, pero a la vez dulce.  No humilles a ninguno, que tú sabes que la adolescencia se caracteriza por el amor propio desenfrenado, y un realce de las buenas cualidades del niño de parte de la maestra hace mucho más que un enfoque directo a sus vicios. Cualquier problema que tengas consúltamelo enseguida, que tú sabes que la experiencia vale mucho más que cien conferencias.”  Y maestro o maestra a ti te digo: “Fuerte para responder con eficacia enseguida” (JB, 1940)

Fuente: https://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/maestrasguerreras-columna-2234582/

Imagen: Obra de Miguel Conesa Osuna denominaa «Las Tres Mujeres Sabias» tomada de http://www.angelfire.com/planet/miguelconesaosuna/

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