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Calibrating the Capitalist State in the Neoliberal Era: Equilibrium, Superstructure, and the Pull Towards a Corporate-Fascistic Model

Por: Colin Jenkins

Resumen:

La siguiente es la primera de una serie de varios capítulos, «La aplicación de Poulantzas», que analiza la obra del griego marxista sociólogo político, Nicos Poulantzas, y lo aplica a las estructuras políticas y económicas únicas que se encuentran bajo el neoliberalismo y el capitalismo post-industrial.

Desde la formación capitalista de las relaciones entre lo que se percibe como el «sector público» y el «sector privado», los estados-nación tradicionales y sus órganos de gobierno han jugado un papel importante como facilitadores del sistema económico en general. Esto se convirtió en un componente suplementario necesario ya que las economías localizadas, que fueron dominados por la vida / plantación agraria, dio paso a la industrialización y la posterior migración masiva hacia los centros urbanos, introduciendo de este modo nuevas economías industriales basadas en el proceso de fabricación / producción. Con la llegada de mano de obra asalariada llegó resultados predecibles de «acumulación de capital» y una polarización perpetuamente creciente entre la «clase propietaria» y «clase trabajadora». Y con esta desigualdad creciente vinieron las nociones de la colectivización de los trabajadores y el sindicalismo, que, en ausencia de las medidas de compensación adoptadas por el Estado, eran las únicas fuentes de esperanza para los trabajadores que rápidamente encontraron a sí mismos, su medio de vida, y su familia de bienestar a merced de un mercado laboral rápida fluctuación y explotador. Trabajo a menudo era difícil de conseguir y, cuando estaba disponible, los salarios «ganado» eran apenas suficiente para cubrir las necesidades básicas como alimentos, ropa y refugio – disposiciones que durante mucho tiempo había sido mercantilizadas para crear ampliación de los canales de beneficio para la «clase propietaria «.

Las inestabilidades inherentes creados por este sistema económico – un sistema que existe para el único propósito de crear o mantener la riqueza individual / personal (en oposición a la preservación de la riqueza colectiva / social) – requieren componentes que actúan únicamente como estabilizadores. A pesar de su rechazo, la existencia de la sociedad – o «el conjunto de personas que viven juntos en una comunidad más o menos ordenada» – no sólo se mantiene, sino que en realidad sirve como carcasa para el que este sistema debe basarse en, o más acertadamente, sacar provecho de dentro. Y debido a esta dependencia, las inestabilidades y contradicciones que representan simultáneamente subproductos naturales y amenazas se convierten en tumores comunes como el resultado de un acuerdo contrario a la intuición e inhumano, y deben mantenerse bajo control a través de una delicada (aunque no necesariamente compleja) acto de equilibrio.

Con el fin de «equilibrar» los intereses en competencia – en este caso el y «dominados» clases «dominante» – la esfera política, un elemento importante del aparato del Estado, asume un papel vital.Como tal, Nicos Poulantzas, basándose en los aportes teóricos anteriores de la talla de Antonio Gramsci, detalla el proceso dinámico mientras que el Estado actúa como un facilitador para elequilibrio inestable que se produce por el sistema capitalista internamente antagónica. En última instancia, a través de este acto de facilitar, el estado (mediante el despliegue de su poder político) negocia una serie perpetua de «compromisos» en forma de «sacrificios» económicos que son aceptadas como una necesidad por las clases dominantes; y los que tienen por objeto principal la creación de una limitada equilibrio que asegura un grado mínimo de estabilidad social (mantenido por la superestructura política) encima de la base económica intrínsecamente asimétrico.

Poulantzas explica:

«… El poder político está así al parecer fundada en un equilibrio inestable de compromiso Estos términos deben entenderse de la siguiente manera:. 1) Compromiso : en el sentido de que este poder corresponde a una dominación de clase hegemónica y puede tener en cuenta los intereses económicos de cierta dominado clases aún cuando quienes podrían ser contrarias a los intereses económicos a corto plazo de las clases dominantes, sin que ello afecte a la configuración de los intereses políticos, 2) equilibrio : en el sentido de que, si bien estos «sacrificios» económicos son reales y así proporcionar el terreno para un equilibrio, no lo hacen como tal desafío el poder político que establece límites precisos a este equilibrio, y 3) inestable :. en el sentido de que estos límites del equilibrio son establecidos por la coyuntura política » [1]

Gramsci nos dice: «La vida del estado se concibe como un proceso continuo de formación y superación de los equilibrios inestables … entre los intereses del grupo fundamental y los de los grupos subordinados – equilibrios en los que prevalecen los intereses del grupo dominante, pero sólo hasta cierto punto, es decir, sin llegar a intereses estrictamente corporativa «[2] En otras palabras, ya que el sistema capitalista se inclina naturalmente hacia un estado corporativo-fascista de ser a través de los desarrollos simultáneos de la acumulación de capital y la alienación de masas -. por lo tanto la formación de estructuras de dominación que se extienden desde la base económica y en los reinos políticos, sociales y culturales – se desarrolla una necesidad de estabilizar la frágil naturaleza (en el sentido de que tal desequilibrio es una amenaza constante a la estructura de la sociedad en general) de este sistema.

Existe la necesidad de mantener este equilibrio, siempre y cuando una sociedad totalmente funcional es necesaria para la expansión capitalista – o, siempre y cuando los trabajadores-consumidores representan dianas viables de explotación. En los poderes políticos y clases sociales , Poulantzas identifica ciertas medidas que representan concesiones incrustados en la parte de la clase propietaria, llevadas a cabo por el aparato estatal a través de un proceso sistemático que es relativamente fluida y sin esfuerzo (aunque, como señala Poulantzas, existen intereses en competencia incluso dentro de esta burocracia de elite). En el reconocimiento de la función del Estado y su papel encima de la formación capitalista de las relaciones, Poulantzas explica, «La noción de interés general de la ‘gente’, una noción ideológica que cubre un funcionamiento institucional del Estado capitalista, expresa unhecho real : a saber, que este estado, por su propia estructura, da a los intereses económicos de ciertas clases dominadas garantiza que incluso puede ir en contra de los intereses económicos a corto plazo de las clases dominantes, pero que son compatibles con sus intereses políticos y su dominación hegemónica. «[3]

Los sistemas políticos basados en grandes narrativas «democráticos» como «democracia representativa» y «republicanismo», así como de Rousseau «contrato social», son facilitadores ideales para este arreglo social. Esta es la razón por qué el liberalismo y la adaptación moderna del «político liberal» juegan un papel tan importante en su oposición a la naturaleza proto-fascista de «conservadurismo». Su relación de confrontación superficialmente representa el estabilizador final como su alcance está limitado a los confines de la superestructura política. Y, porque tiene que ver principalmente con los «problemas sociales» (incluidas las medidas pasivas de redistribución económica), que es en última instancia relegado a la dirección de los «compromisos» antes mencionados de la clase dominante. No existe ni puede transformar la base económica (la jerarquía capitalista) ya que estos compromisos, mientras que en representación de «sacrificios económicos reales» que son necesarios para proporcionar el terreno para el equilibrio: «No como tal desafío el poder político que establece límites precisos a este equilibrio «.

Sistemas «democráticos» que implican elecciones periódicas de los «representantes» de oficina «público» realizar dos tareas importantes en este sentido. En primer lugar, crean una fachada de la potenciación civiles – una forma de compromiso político que da las clases dominadas la aparición de elección vis-a-vis el sufragio universal. En segundo lugar, crean una esfera política que, si bien una fusión completa con los intereses a largo plazo de las clases dominantes (a través de su único propósito como un facilitador), opera como una entidad separada que existe fuera de la base económica – una separación que es, como Poulantzas explica, además de un elemento exclusivo y necesario para el sistema capitalista. Nos recuerda la afirmación de John Dewey que, «Mientras que la política es la sombra que proyecta sobre la sociedad por las grandes empresas, la atenuación de la sombra no cambiará la sustancia.» En los EE.UU., el sistema político bipartito ha demostrado ser extremadamente eficaz en este sentido. Aparte de las diferencias en temas sociales como el aborto y el matrimonio homosexual, así como algunas cuestiones socioeconómicas, como el seguro de desempleo y la asistencia pública, ambas partes, en última instancia abrazan capitalistas / intereses corporativistas en que ambos sirven como facilitadores de las clases dominantes: el Partido Republicano en su papel como precursor , empujando los límites del modelo capitalista al borde del fascismo; y el Partido Demócrata en su papel como gobernador , proporcionando grados intermitentes de holgura y tire en contra de esta inevitable evolución hacia un «estado corporativo-fascista de ser.»

La distinción entre «lo político» y «económico» es importante tener en cuenta, aunque estos límites tienen una apariencia borrosa en la era del neoliberalismo y la intensificación de la fusión entre «público» y «privado». Y mientras Poulantzas insiste esta separación es inherente y teóricamente irrompible, que (junto con Gramsci) puede haber subestimado el grado en que los compromisos pueden ser refrenados sin desestabilizar el equilibrio más allá de la reparación. Durante la era neoliberal, ha habido muchos acontecimientos que han empujado a este equilibrio a largo de pie al borde de la «corporativismo estrecho» y más allá, incluyendo los factores relacionados con la tecnología y surviellance gobierno, el crecimiento en el sector bancario, el desarrollo de los grandes medios de comunicación y intrincada propaganda, el papel de la financiarización en complementar el capitalismo monopolista, y la maduración del sistema económico internacional y todos sus componentes mediadores, para nombrar unos pocos; pero que el debate es para otro lugar y tiempo.

A los efectos de este análisis, nos centramos en la política nacional electorales y partidos políticos, y el papel específico que desempeñan en el mantenimiento del statu quo – en este caso, no sólo la jerarquía capitalista, sino también la etapa del capitalismo monopolista que ha llegado a buen término en los últimos decenios. La distinción entre la base y la superestructura nos permite ver cómo el aparato político, a través de las acciones de los partidos políticos, existe únicamente como una herramienta para el «bloque de poder.» Además, nos permite desviar de las teorías reduccionistas que tratan de poner de relieve una causa singular, y avanzar hacia una crítica más matizada del estado capitalista, especialmente en la forma «plural» que vemos en los EE.UU. y otros «democracias occidentales».

«En lo que se refiere al terreno de la dominación política, esto también está ocupado, no por uno o fracción de clase de clase única, sino por varias clases y fracciones dominantes,» explica Poulantzas.»Estas clases y fracciones forman una alianza específica sobre este terreno, el bloque de poder, en general, que funciona bajo la dirección de una de las clases o fracciones dominantes, la clase o fracción hegemónica.» [4] En este caso, incluso con un gobierno que incluye ramas separadas – legislativo, ejecutivo y judicial – y representa varios intereses, como en el de Robert A. Dahl «poliarquía», todavía existe el estado y opera sobre la base de un sistema capitalista que crea su propia jerarquía. Los miembros de este «terreno político» no están necesariamente sincronizados entre sí cuando se trata de la geografía, los intereses especiales, intereses localizados, y las prioridades al mantener el equilibrio, y no tiene que ser. A pesar de estas diferentes piezas que componen el bloque de poder, en su propia formación de la base obliga a la «superestructura» política de ajustar en consecuencia. Esta es la razón por las prácticas modernas como «financiación manta» de las campañas políticas, que consiste en corporaciones o intereses privados que prestan apoyo monetario a los candidatos y los partidos políticos de oposición en una elección en particular, han llegado a ser tan prevalente. Los políticos, a pesar de lo que puedan ser sus creencias o aspiraciones personales, se ponen en el poder por la misma jerarquía que depende de la base económica. Sus posiciones de poder atender a los dependientes y son no sólo el bloque de poder que les puso en su lugar, pero el mantenimiento del mismo sistema que les permite permanecer allí. Por lo tanto, si bien pueden poseer un margen de maniobra en cuanto a empujar agendas superficiales, su capacidad para hacerlo es concedida por la jerarquía que se extiende desde la base económica. En última instancia, con el fin de mantener su propia existencia, el aparato político debe proteger la base – y está diseñado esencialmente (o está en constante evolución) para hacerlo a pesar de su «autonomía relativa», que está «inscrito en la propia estructura del Estado capitalista «.

Según Poulantzas, reconociendo tanto la autonomía de la «máquina de estado», así como la existencia de un «bloque de poder» que imita la forma plural de la sociedad, que se «nos permitirá establecer teóricamente, y para examinar concretamente, la forma en que la autonomía relativa del estado capitalista se desarrolla y funciona con respecto a los intereses económicos particulares de una misma empresa de tal o cual fracción del bloque de poder, de tal manera que el estado siempre protege los intereses políticos generales de este bloque – que sin duda no lo hace se producen sólo como un resultado del estado y sobre el propio de la burocracia racionalizar lo hará . «[5] Esta comprensión incluye» sujetando firmemente el hecho de que una institución (el estado) que está destinado a reproducir las divisiones de clase en realidad no puede ser un bloque monolítico, fissureless, pero es en sí misma, en virtud de su propia estructura (el estado es una relación), dividido «[6] Poulantzas. continúa:

Los diversos órganos y poderes del Estado (ministerios y oficinas gubernamentales, ejecutivos y el Parlamento, la administración central y las autoridades locales y regionales, militares, judiciales, etc.) revelan grandes contradicciones entre sí, cada una de las cuales constituye con frecuencia el asiento y el representante – en pocas palabras, la cristalización – de tal o cual fracción del bloque de poder, tal o cual interés específico y compitiendo. En este contexto, el proceso por el cual se establece el interés político general del bloque en el poder, y por lo cual el Estado interviene para asegurar la reproducción de todo el sistema, puede también, en un cierto nivel, aparecerá caótica y contradictoria, como ‘resultante ‘de estas contradicciones entre órganos e interprofesionales. [7]

Esta «división» y estas «contradicciones», nunca fueron más evidente que con la dirección 1961 de despedida del presidente Dwight Eisenhower y seria advertencia contra el aumento del «complejo militar industrial», que mostrará al público una fisión importante dentro del bloque de poder. Según Poulantzas, esta división es irrelevante en el régimen capitalista de las cosas, porque sigue siendo, por diseño, autónoma desde la base; y, por lo tanto, naturalmente, va a funcionar por sí solo para dar cabida a esa base, ya sea mediante la coordinación consciente o mediante el proceso inherente. En la era del neoliberalismo y el capitalismo monopolista, el Estado se ha convertido en altamente concentrada por necesidad. En este sentido, los anillos de evaluación de C. Wright Mills ‘verdadera:

Como cada uno de estos dominios se agranda y centralizada, las consecuencias de sus actividades se hacen mayores, y su tráfico con los demás aumenta. Las decisiones de un puñado de corporaciones echan sobre los acontecimientos militares y políticos, así como económicos en todo el mundo. Las decisiones de la institución militar descansan sobre y afectan gravemente la vida política, así como el nivel de actividad económica. Las decisiones que se toman dentro del dominio político determinan las actividades económicas y los programas militares. Ya no hay, por un lado, una economía, y, por otra parte, un orden político que contiene un establecimiento militar sin importancia para la política y para hacer dinero. Hay una economía política vinculada, de mil maneras, con las instituciones militares y decisiones. [8]

Esta economía política entrelazada existe dentro de la superestructura. Se aumentó la centralización, la coordinación y la sincronización durante el último medio siglo, sin duda, ha empujado al gobierno de Estados Unidos al borde de un «estado corporativo-fascista de ser.» En este desarrollo, el equilibrio nunca ha sido más delicada y frágil. El sistema de dos partidos, próspera del carácter pluralista tanto del electorado y bloque en el poder, ha demostrado su eficacia en la realización de «concesiones» triviales que dan «los intereses económicos de ciertas clases dominadas garantiza que incluso pueden ser contrarias a corto plazo intereses económicos de las clases dominantes, pero que sean compatibles con sus intereses políticos y su dominación hegemónica. «[9] la expansión de la militarización interna y la intensificación de las» medidas de austeridad «han introducido un grado de» «par corporativo-fascista no visto antes desde el interior de un estado capitalista madura. ¿Hasta qué punto estos compromisos implícitos «pueden frenaron sin desestabilizar el equilibrio sin posibilidad de reparación» queda por ver.

 

Original Article:

The following is Part one of a multi-part series, «Applying Poulantzas,» which analyzes the work of Greek Marxist political sociologist, Nicos Poulantzas, and applies it to the unique political and economic structures found under neoliberalism and post-industrial capitalism.

Since the capitalist formation of relations between what is perceived as the ‘public sector’ and the ‘private sector,’ traditional nation-states and their governing bodies have played a major role as facilitators of the economic system at-large. This became a necessary supplemental component as localized economies, which were dominated by agrarian/plantation life, gave way to industrialization and subsequent mass migration into urban centers, thus introducing new industrial economies based in the manufacturing/production process. With the advent of wage labor came predictable outcomes of «capital accumulation» and a perpetually increasing polarization between the «owning class» and «working class.» And with this growing inequality came the notions of worker collectivization and unionism which, absent any equalizing measures taken by the State, were the only sources of hope for workers who quickly found themselves, their livelihood, and their family’s well-being at the mercy of a rapidly fluctuating and exploitative labor market. Work was often hard to come by and,when it was available, the wages «earned» were barely enough to cover basic necessities like food, clothing and shelter – provisions which had long been commodified to create expanding avenues of profit for the «owning class.»

The inherent instabilities created by this economic system – a system that exists for the sole purpose of creating or maintaining individual/personal wealth (as opposed to preserving collective/societal wealth) – require components that act solely as stabilizers. Despite its shunning, the existence ofsociety – or «the aggregate of people living together in a more or less ordered community» – not only remains, but actually serves as the casing for which this system must rely on, or more aptly, capitalizefrom within. And because of this reliance, the instabilities and contradictions that simultaneously represent natural byproducts and threats become common growths as the result of a counterintuitive and inhumane arrangement, and must be kept in check through a delicate (though not necessarily intricate) balancing act.

In order to «balance» competing interests – in this case the «dominant» and «dominated» classes – the political sphere, a major element of the State apparatus, assumes a vital role. As such, Nicos Poulantzas, building upon earlier theoretical contributions from the likes of Antonio Gramsci, details the dynamic process whereas the state serves as a facilitator to the unstable equilibrium that is produced by the internally antagonistic capitalist system. Ultimately, through this act of facilitating, the state (by deploying its political power) negotiates a perpetual series of «compromises» in the form of economic «sacrifices» which are accepted as a necessity by the dominant classes; and which are precisely aimed at creating a limited equilibrium that ensures a minimal degree of social stability (maintained by the political superstructure) atop the inherently asymmetrical economic base.

Poulantzas explains:

«…political power is thus apparently founded on an unstable equilibrium of compromise. These terms should be understood as follows: 1) Compromise: in the sense that this power corresponds to a hegemonic class domination and can take into account the economic interests of certain dominated classes even where those could be contrary to the short-term economic interests of the dominant classes, without this affecting the configuration of political interests; 2) Equilibrium: in the sense that while these economic ‘sacrifices’ are real and so provide the ground for an equilibrium, they do not as such challenge the political power which sets precise limits to this equilibrium; and 3) Unstable: in the sense that these limits of the equilibrium are set by the political conjuncture.» [1]

Gramsci tells us, «The life of the state is conceived of as a continuous process of formation and superseding of unstable equilibria… between the interests of the fundamental group and those of the subordinate groups – equilibria in which the interests of the dominant group prevail, but only up to a certain point, i.e. stopping short of narrowly corporate interest.»[2] In other words, as the capitalist system naturally bends toward a corporate-fascistic state of being through the simultaneous developments of capital accumulation and mass alienation – thus forming structures of domination that extend from the economic base and into the political, social, and cultural realms – there develops a need to stabilize the fragile nature (in the sense that such imbalance is a constant threat to the societal structure at-large) of this system.

The need to maintain this equilibrium exists as long as a wholly functioning society is requisite for capitalist expansion – or, as long as worker-consumers represent viable targets of exploitation. InPolitical Powers and Social Classes, Poulantzas identifies certain measures that represent embedded concessions on the part of the owning class, carried out by the state apparatus through a systematic process that is relatively fluid and effortless (though, as Poulantzas points out, competing interests exist even within this elite bureaucracy). In recognizing the function of the state and its role atop the capitalist formation of relations, Poulantzas explains, «The notion of the general interest of the ‘people’, an ideological notion covering an institutional operation of the capitalist state, expresses a real fact: namely that this state, by its very structure, gives to the economic interests of certain dominated classes guarantees which may even be contrary to the short-term economic interests of the dominant classes, but which are compatible with their political interests and their hegemonic domination.»[3]

Political systems based on grand «democratic» narratives like «representative democracy» and «republicanism,» as well as Rousseau’s «social contract,» are ideal enablers for this societal arrangement. This is the very reason why liberalism and the modern adaptation of the «liberal politician» play such a crucial role in their opposition to the proto-fascist nature of «conservatism.» Their superficially adversarial relationship represents the ultimate stabilizer as its reach is limited to the confines of the political superstructure. And, because it deals primarily with «social issues» (including passive measures of economic redistribution), it is ultimately relegated to directing the aforementioned «compromises» of the dominant class. It does not and can not transform the economic base (the capitalist hierarchy) as these compromises, while representing «real economic sacrifices» that are necessary to provide the ground for equilibrium, «do not as such challenge the political power which sets precise limits to this equilibrium.»

«Democratic» systems which involve periodic elections of «representatives» to «public» office accomplish two important tasks in this regard. First, they create a façade of civil empowerment – a form of political compromise which gives the dominated classes the appearance of choice vis-a-vis universal suffrage. Second, they create a political sphere that, while completely fused with the long-term interests of the dominant classes (through its sole purpose as a facilitator), operates as a separate entity existing outside the economic base – a separation that is, as Poulantzas explains, both an exclusive and necessary element to the capitalist system. It reminds us of John Dewey’s claim that, «As long as politics is the shadow cast on society by big business, the attenuation of the shadow will not change the substance.» In the US, the two-party political system has proven extremely effective in this regard. Aside from differences on social issues like abortion and gay marriage, as well as socioeconomic issues like unemployment insurance and public assistance, both parties ultimately embrace capitalist/corporatist interests in that they both serve as facilitators for the dominant classes: The Republican Party in its role as forerunner, pushing the limits of the capitalist model to the brink of fascism; and the Democratic Party in its role as governor, providing intermittent degrees of slack and pull against this inevitable move towards a «corporate-fascistic state of being.»

The distinction made between ‘the political’ and ‘the economic’ is important to consider, though these boundaries have seemingly blurred in the age of neoliberalism and the intensification of the merger between «public» and «private.» And while Poulantzas insists this separation is inherent and theoretically unbreakable, he (along with Gramsci) may have underestimated the extent to which compromises may be reined in without destabilizing the equilibrium beyond repair. During the neoliberal era, there have been many developments which have pushed this long-standing balance to the verge of «narrow corporatism» and beyond, including factors related to technology and government surviellance, growth in the banking industry, the development of corporate media and intricate propaganda, financialization’s role in supplementing monopoly capitalism, and the maturation of the international economic system and all of its mediating components, to name a few; but that discussion is for another place and time.

For the purpose of this analysis, we are focused on national electoral politics and political parties, and the specific role they play in maintaining the status quo – in this case, not only the capitalist hierarchy, but also the stage of monopoly capitalism which has come to fruition over the past few decades. The distinction between base and superstructure allows us to see how the political apparatus, through the actions of political parties, exists solely as a tool for the «power bloc.» Furthermore, it allows us to divert from reductionist theories which attempt to highlight a singular cause, and move towards a more nuanced critique of the capitalist state, especially in the «pluralist» form that we see in the US and other «western democracies.»

«As far as the terrain of political domination is concerned, this is also occupied not by one single class or class fraction, but by several dominant classes and fractions,» explains Poulantzas. «These classes and fractions form a specific alliance on this terrain, the power bloc, generally functioning under the leadership of one of the dominant classes or fractions, the hegemonic class or fraction.»[4] In this instance, even with a government that includes separate branches – legislative, executive, and judicial – and represents several interests, as in Robert A. Dahl’s «polyarchy,» the state still exists and operates on the foundation of a capitalist system that creates its own hierarchy. The members of this «political terrain» are not necessarily synchronized with one another when it comes to geography, special interests, localized interests, and priorities when maintaining the equilibrium, and they don’t have to be. Despite these various pieces which make up the power bloc, in its own formation the base forces the political «superstructure» to adjust accordingly. This is why modern practices like «blanket financing» of political campaigns, which consists of corporations or private interests providing monetary support to opposing candidates and political parties in a particular election, have become so prevelant. Politicians, despite what their personal beliefs or aspirations may be, are put into power by the very hierarchy that depends on the economic base. Their positions of power cater to and are reliant on not only the power bloc which put them there, but the maintenance of the very system that allows them to stay there. Therefore, while they may possess some leeway in terms of pushing superficial agendas, their ability to do so is granted by the hierarchy extending from the economic base. Ultimately, in order to maintain its own existence, the political apparatus must protect the base – and is essentially designed (or is ever-evolving) to do so despite its «relative autonomy» which is «inscribed in the very structure of the capitalist state.»

According to Poulantzas, by recognizing both the autonomy of the «state machine» as well as the existence of a «power bloc» which mimics society’s pluralist form, it will «enable us to establish theoretically, and to examine concretely, the way in which the relative autonomy of the capitalist state develops and functions with respect to the particular economic-corporate interests of this or that fraction of the power bloc, in such a way that the state always guards the general political interests of this bloc – which certainly does not occur merely as a result of the state’s and the bureaucracy’s ownrationalizing will.»[5] This understanding includes «firmly grasping the fact than an institution (the state) that is destined to reproduce class divisions cannot really be a monolithic, fissureless bloc, but is itself, by virtue of its very structure (the state is a relation), divided.»[6] Poulantzas continues:

The various organs and branches of the state (ministries and government offices, executive and parliament, central administration and local and regional authorities, army, judiciary, etc.) reveal major contradictions among themselves, each of them frequently constituting the seat and the representative – in short, the crystallization – of this or that fraction of the power bloc, this or that specific and competing interest. In this context, the process by whereby the general political interest of the power bloc is established, and whereby the state intervenes to ensure the reproduction of the overall system, may well, at a certain level, appear chaotic and contradictory, as a ‘resultant’ of these inter-organ and inter-branch contradictions.[7]

This «division,» and these «contradictions,» were never more evident than with President Dwight Eisenhower’s 1961 farewell address and sobering warning against the rising «military industrial complex,» which publicly displayed a major fission within the power bloc. According to Poulantzas, this splitting is irrelevant in the capitalist scheme of things because it remains, by design, autonomous from the base; and, therefore, will naturally work itself out to accommodate that base, whether through conscious coordination or through inherent process. In the age of neoliberalism and monopoly capitalism, the state has become highly concentrated out of necessity. In this sense, C. Wright Mills’ assessment rings true:

As each of these domains becomes enlarged and centralized, the consequences of its activities become greater, and its traffic with the others increases. The decisions of a handful of corporations bear upon military and political as well as upon economic developments around the world. The decisions of the military establishment rest upon and grievously affect political life as well as the very level of economic activity. The decisions made within the political domain determine economic activities and military programs. There is no longer, on the one hand, an economy, and, on the other hand, a political order containing a military establishment unimportant to politics and to money-making. There is a political economy linked, in a thousand ways, with military institutions and decisions. [8]

This intertwined political economy exists within the superstructure. It’s increased centralization, coordination, and synchronization over the past half-century has undoubtedly pushed the US government to the brink of a «corporate-fascistic state of being.» In this development, the equilibrium has never been more delicate and fragile. The two-party system, thriving from the pluralist nature of both the electorate and power bloc, has proven efficient in carrying out trivial «concessions» that give «the economic interests of certain dominated classes guarantees which may even be contrary to the short-term economic interests of the dominant classes, but which are compatible with their political interests and their hegemonic domination.»[9] The expansion of domestic militarization and the intensification of «austerity measures» have introduced a degree of «corporate-fascistic» torque unseen before from within a mature capitalist state. How far these embedded «compromises may be reined in without destabilizing the equilibrium beyond repair» remains to be seen.

References

[1] Poulantzas, Nicos (Timothy O’Hagan translating). Political Power and Social Classes. Verso, 1975, p. 192.

[2] Gramsci, Antonio. Prison Notebooks, p. 182.

[3] Poulantzas, Political Power and Social Classes, p. 191.

[4] Poulantzas, Nicos. Classes in Contemporary Capitalism (Translated from French version by David Fernbach). Verso, 1978, p. 93.

[5] The Poulantzas Reader: Marxism, Law and the State. Verso Books: London/New York, 2008, p. 284.

[6] Ibid, p. 285.

[7] Ibid, p. 285.

[8] C. Wright Mills. The Power Elite, New Edition. Oxford University Press: 2000, p. 76.

[9] Poulantzas, Political Power and Social Classes, p. 191

Tomado de: http://www.hamptoninstitution.org/calibrating-capitalism-in-the-neoliberal-era.html#.V4P8FtLhDIU

Imagen: https://www.google.com/search?q=dominacion+hegem%C3%B3nica+dibujos&espv=2&biw=1366&bih=623&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwizleyrnezNAhXHJCYKHSVXA4AQ_AUIBigB#imgrc=YMxk2MIuW5icoM%3A

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Mujeres: Limitaciones supuestas vs capacidades reales

Resumen

Las acciones de solidaridad, cuidado y reconocimiento del otro, que generalmente son asumidas por las mujeres por la demarcación de roles dentro de la familia, son vistas muchas veces como debilidades más que como capacidades. Esta situación limita las posibilidades de realización plena tanto en lo familiar como en lo laboral y las pone en desventaja frente a los hombres, exclusivamente por el solo hecho de ser mujeres. Los conceptos de virtud, cuidado y capacidad se tejen en este texto con las vivencias de una maestra que busca realizarse profesionalmente al mismo tiempo que disfruta con plenitud de su rol de madre y esposa.

Para leer el informe completo visite el siguiente link:  http://biblioteca.clacso.edu.ar/Ecuador/rgn/20160609063222/Limitaciones-Supuestas_capacidades-reales-Diaz.pdf

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Situación de la mujer en Venezuela: entre avances y retrocesos

Por: Gelnda González

Las mujeres venezolanas han modificado sus características sociodemográficas en los últimos decenios: estudian más que los hombres, ahora son principalmente jóvenes-adultas, han acentuado su carácter tempranamente urbano y han reducido a la mitad el número promedio de hijos que tienen durante su vida fértil. Sin embargo, a pesar de los avances, persiste -entre otras-  la inequidad en la remuneración y siguen sufriendo por la violencia de género. Los datos muestran que cada vez son más los hogares cuyo jefe de familia es una mujer, situación que acompañada de falta de empoderamiento y  productividad  ha llevado a padecer una crisis que hace a las féminas más pobres. 

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El 8 de marzo se conoce como el Día Internacional de la Mujer, día en el cual se  conmemora un terrible suceso ocurrido en 1911 cuando más de 140 trabajadoras perdieron la vida a causa de un incendio en una fábrica en Nueva York. La  fecha, avalada por las Naciones Unidas, conmemora no solo el trágico incidente, sino también los esfuerzos de la mujer por alcanzar igualdad con el hombre y lograr mayor participación en todos los ámbitos de la sociedad.

En Venezuela, la historia de las mujeres combina la acción política y experiencias de postergación e invisibilidad. Siendo activas en las luchas por la independencia, el accidentado proceso político, caracterizado hasta 1958 por dictaduras y represión, impulsó a grupos femeninos a la acción rebelde y con frecuencia clandestina.

Su aporte a la construcción de las instituciones políticas y sociales del país fue innegable. Sus organizaciones surgieron antes que los partidos que dieron estabilidad al sistema político y sus propuestas fueron tempranamente incorporadas al quehacer estatal.

Según proyecciones del INE  en 2050  las mujeres dominarán el cuadro demográfico venezolano al sumar 20,3 millones de un total poblacional de 40,5 millones.

No obstante, las venezolanas obtuvieron el derecho a voto sólo en 1947, tras años de reivindicación. Su ascenso a posiciones de poder se apoya en su temprana articulación, en la emergencia, constitución y consolidación del modelo democrático partidista y en el aumento de la calidad y cuantía de su formación, por su incorporación masiva al sistema educativo.

Actualmente, no solamente la mujer venezolana estudia más que el hombre sino que gradualmente está asumiendo más obligaciones que, tradicionalmente, se le asignaban al género masculino, entre ellas la jefatura del hogar. Según el último censo, para el 2011 el 39% de los hogares dependía principalmente de una mujer. Hace diez años, esta cifra se ubicaba en 29% y hace 20 años, en 24%, con lo que se observa una tendencia creciente en las jefaturas femeninas del hogar.

La especialista en el área, Rosa Paredes, ha realizado diversos estudios demostrando que, a diferencia de los hombres, la mujer debe ocuparse de responsabilidades domésticas, administración del hogar, la atención de la familia y labores comunitarias, además de participar actividades remuneradas para poder subsistir. En consecuencia, “las mujeres viven la pobreza con mayores desventajas”.

LA FEMINIZACIÓN DE LA POBREZA: UNA AMENAZA

njuv

En los últimos decenios las mujeres venezolanas han modificado en forma apreciable sus características sociodemográficas: ahora son principalmente jóvenes-adultas (en vez de jóvenes, como en los años 50), en casi el 40% de los hogares venezolanos la cabeza jefe de familia es la mujer,  han acentuado su carácter tempranamente urbano y han reducido a la mitad el número promedio de hijos que tienen durante su vida fértil (tenían 6 hace cuatro décadas, aunque este perfil presenta diferencias según sectores).

No obstante, el fenómeno de la pobreza las persigue.  Al respecto, en una entrevista publicada en un medio digital, la economista y miembro fundadora del Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad Central de Venezuela (CEM-UCV), Adicea Castillo, explicó que el término feminización de la pobreza se originó en la sociología norteamericana en la década de los 70, a raíz de la industrialización de la economía.

“En EE.UU no se protegían todas las garantías del trabajo y los sociólogos de allá determinaron en sus estudios que había un alto porcentaje de mujeres y niños pobres. Luego ese fenómeno pasó a los países subdesarrollados, donde se acentuó con la crisis del endeudamiento de los 80 que arrancó por México y luego se expandió por toda Latinoamérica”. 

Las mujeres venezolanas son más proclives al matrimonio. El INE registró 102.077 matrimonios frente a los 30.660 divorcios en 2012, el último año de registro.

Agrega que luego de los años 30 es que las mujeres empiezan a ingresar a las universidades, pero igual se sostenía la tesis de que la mujer era para cuidar el hogar y el hombre para mantenerla.

“Así llegamos a los 50, cuando se registraba 30% de alfabetización, y a partir del período democrático cuando el país empieza a producir automóviles es que se le da empleos, pero los que eran muy mal pagados.

Luego en los 80 la mujer se incorpora al magisterio y a los sindicatos, pero igual son menos favorecidas en términos económicos, pues estaba ligada al área de los servicios, relató Castillo. Y así llegan a la década de los 90 ocupando más de 60% de los cupos en las universidades y casi 63% de los estudios de postgrado.

No obstante, en el siglo XXI la feminización de la pobreza persiste en el país. A juicio de la la experta, no bastó que a partir de 2004 con el boom petrolero se crearan las misiones, pues al  “no acompañarse de políticas sociales que ayudaran al empoderamiento y a la productividad, hoy las madres, en su mayoría, están padeciendo una crisis que las hace más pobres”.

Venezuela reporta la tasa de embarazo adolescente más alta de Suramérica y la tercera de Latinoamérica, precedida por Nicaragua y República Dominicana.

En relación a la mortalidad materna infantil, los datos presentados por el INE-2012 indican que ocurren 72 muertes por cada 100.000, lo que representa un aumento de 23% con respecto a 1990.

“Estas cifras no han podido bajarlas y lo peor del caso es que hay un porcentaje, pequeño pero importante, de madres pre adolescentes de 10, 11 y 13 años, que indudablemente aumentan los casos de pobreza. Es un círculo vicioso. Muchas no se controlan, se practican abortos. Se mueren luego de ocho meses hospitalizadas por una infección y, las que se salvan, regresan al barrio a mantener un muchacho sin el apoyo de los padres. Ya cuando tienen 20 años tienen cinco hijos, no están preparadas y tienen que hacer trabajos informales que no les generan ingresos para salir adelante”, explicó Castillo.

19% de las mujeres embarazadas en Venezuela cuenta con menos de 18 años. En 2000 esta cifra era de apenas, 10%. La edad promedio de iniciación sexual es de 15 años, uno menos que en el resto de la región.

La crisis actual, destaca la investigadora, agudiza todos estos problemas que ya existían, por lo que afirma que hay un retroceso en la condiciones y calidad de vida de las venezolanas, que se pasan los días en una cola buscando comida. “Y eso dice que aquí hay hambre y pobreza”.

Los datos de los informes oficiales no han sido renovados desde hace más de tres años. Sin embargo, los especialistas del área señalan que la tendencia sigue en aumento y la situación difícilmente cambiará de no tomarse las medidas necesarias.

 

INEQUIDADES: MAYOR NIVEL EDUCATIVO MENOR REMUNERACIÓN

Las mujeres dominan los salones de clase venezolanos. La tasa de atención por grupo, por edad y sexo, entre 2003 a 2013 son dominadas por las mujeres en edad escolar entre 0 a 16 años, según el INE.

Sin embargo, las investigaciones indican que, a pesar de dominar los indicadores de estudios, persiste la brecha salarial entre géneros en Venezuela.

Las cifras revelan que la mayor participación de la mujer en el sistema educativo no ha disminuido la inequidad de género en la remuneración justa, aún cuando la brecha se incrementa a menor escolaridad.

Un estudio reflejado por el Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres denuncia que las féminas reciben el 82% del salario de los hombres.

Los datos del INE muestran que las trabajadoras perciben ingresos más bajos por la misma labor. Reciben una remuneración promedio inferior a la de los hombres en más de 18%, lo cual se relaciona con el desplazamiento de la fuerza de trabajo femenina al sector informal de la economía.

Sin embargo, la brecha es constante: mujeres con educación básica aprobada ganan 30% menos que los hombres en el mismo rango, aunque la diferencia logra acortarse a 17% cuando hay nivel universitario.

Hay 2.942 mujeres presas en Venezuela, lo que representa el 6% de la población reclusa del país (51.256 personas), según datos de la Observatorio Venezolano de Prisiones (OPV) que denuncia desigualdad de género. Solo hay una cárcel femenina  y muchas mujeres se encuentran en anexos de cárceles para hombres. La OPV denuncia que a las féminas no se les permite la visita conyugal.

Por otra parte, también existe una diferencia entre ambos sexos en cuanto a la dedicación exclusiva al hogar: un grupo de 3.071.881 de mujeres contra apenas 64.000 hombres. Este factor ha mermado la oportunidad de las mujeres de ingresar al mercado laboral y por tanto lograr cierta autonomía económica.

LA VIOLENCIA DE GÉNERO, OTRO FLAGELO

La ONU definió a la violencia de género como “cualquier acción o conducta basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como privado”. 

Los estudios indican que una mujer pasa en promedio siete años de su vida en pareja aguantando violencia antes de atreverse a denunciar este hecho, y cuando lo hace es porque se ha dado cuenta de que su vida está en peligro.

Mercedes Muñoz, presidenta de la Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa(AVESA) señaló que “por cada caso denunciado,10 permanecen ocultos”.

Este problema obedece en gran parte a la escasa información que tienen las mujeres sobre sus derechos y la protección que le brindan las leyes, lo que hace más difícil su erradicación.

A pesar de los avances que ha habido en cuanto a la preservación de los derechos de la mujer dentro de la sociedad venezolana, “la violencia del hogar ha ido aumentando, pasando desde una cachetada a un jalón de cabello, tirarle un plato encima, amenazarla con una pistola y darle un tiro”.

El Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres, a través de varias de sus integrantes, proporcionó información que permite estimar que diariamente son asesinadas cuatro (4) mujeres.

Hay coincidencia en el criterio de que ha habido un aumento significativo de la violencia mortal contra las mujeres, que es en parte producto del crecimiento de la violencia contextual en el país.

El informe “Feminicidio: Un Problema Global”, que analizó los datos de asesinatos de mujeres a escala mundial desde 2004 hasta 2009, informa que Venezuela se ubica entre los países donde se registran de 3 a 6 muertes violentas por cada 100.000 mujeres lo cual se considera elevado.

Este informe señala que los porcentajes de feminicidios son mayores en países caracterizados por altos niveles de violencia, y en ellos las mujeres “son atacadas en la esfera pública y los asesinatos son perpetrados en un clima general de indiferencia e impunidad”, características que según la fuente son aplicables a Venezuela.

La investigadora y docente de la UCV, Evangelina García Prince, en un estudio realizado en 2013 y publicado por el Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS), señala que entre las causas estructurales de la violencia de género se hallan, “con sentido casi universal”,  las siguientes:

  • La desigualdad que produce relaciones de poder disimétricas y da lugar a una cultura de géneros dominante, cuyo Ethos privilegia al hombre y los valores masculinos ligados a la violencia.
  • Patrones de control masculino de la sexualidad femenina
  • Ideologías culturales en general.
  • Ideologías de género.
  • Doctrinas sobre lo privado.
  • Modelos o patrones de resolución de conflictos.
  • Indiferencia o ineficiencia de los poderes del Estado en sus actuaciones frente a la violencia.

Como posibles soluciones para abordar una problemática con causas tan complejas, la mayoría de los investigadores y expertos hablan de estrategias multidisciplinarias y conjuntas que involucren la participación tanto  de la sociedad civil como de los poderes públicos.

Fuentes consultadas:

Crónica Uno

http://www.larazon

Tomado de: http://ucvnoticias.ucv.ve/?page_id=46997

Imagen: https://www.google.com/search?q=situacion+de+la+mujer+en+latinoamerica&espv=2&biw=1366&bih=667&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwj8xsvd5vDNAhWKuB4KHWuIC5wQ_AUIBygC#imgrc=_8ppxWXm6psYcM%3A

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CNTE-Segob: tenacidad y anhelo

por: Carlos Ornelas

La sesión del lunes entre la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y la Secretaría de Gobernación (Segob) remata una etapa de la estrategia de los maestros disidentes. El gobierno sólo ganó un poco de tiempo, pero no hay distensión: la CNTE seguirá con paros, bloqueos y marchas. Le ocasionan beneficios.

No es que sea melancólico, mas pienso que el conflicto va para largo. La CNTE no quita el dedo del renglón: abrogar la Reforma Educativa. No bajará esa demanda porque le rinde frutos: consigue adeptos, desquicia las relaciones sociales, perjudica a niños y al país, mete fracturas en la economía y pone al gobierno en bretes, con lo que desmejora aún más la imagen del presidente Peña Nieto. Olfateo que ése es uno de los designios implícitos de los disidentes.

La CNTE, como dijo Adelfo Gómez, el dirigente de la Sección 7, de Chiapas, ya consiguió pasar del diálogo a la negociación, es interlocutor válido. Habrá tres mesas, la política, la educativa y la social. Sus líderes asistirán a ellas apoyándose en escaramuzas, dispersas, pero efectivas.

Aunque quizá no sea del todo certero, la CNTE da a entender que tiene el mango de la sartén, como diciendo en la Segob bailamos tango: nada más somos dos. Los disidentes ya sacaron de la jugada al secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, y quieren marginar a Juan Díaz de la Torre (JDT), el presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

Me pregunto a quién quiere la CNTE tener enfrente en la mesa educativa. No digiero la declaración de Enrique Enríquez, el líder de la Sección 9: “Será fundamental sentar las bases para realizar una consulta nacional en la que participen actores de todos lados, porque el modelo educativo no sólo se refiere a cambios y programas de evaluación del magisterio” (Excélsior, 12/06).

La CNTE ya impuso veto a Nuño y no desea la participación de sus adversarios dentro del SNTE; imagino que tampoco quiere la intervención de actores que han sido críticos de su proceder, como Mexicanos Primero y de otras asociaciones civiles. Entonces, ¿quiénes serán los interlocutores de la Coordinadora?

Ya tiene algunos en el Congreso federal, pero no son suficientes para derogar las enmiendas a los artículos 3 y 73 de la Constitución —que en automático dejarían sin valor la mayor parte de la legislación secundaria—, ni siquiera para reformar las leyes sin el concurso del PRI y del PAN.

Una de mis estudiantes de doctorado me recomendó el viejo refrán mexicano: “Piensa mal y acertarás”. Me parece obvio que los disidentes aspiran a hablar en nombre de todos los maestros, imponer condiciones, no dejar que JDT les arrebate banderas. Lo más deseable para sus dirigentes sería tener como interlocutor en la mesa de educación al subsecretario de Gobernación, Luis Enrique Miranda. Tendrían garantías de conseguir ganancias, aunque no se cambie la Constitución.

La CNTE tiene vocación manifiesta al monopolio de la representación; es por lo que ha bregado por más de 35 años. Y este gobierno, desde 2013, le ha brindado esa posibilidad. Hasta parecería que el subsecretario Miranda es uno de sus dirigentes.

Los lamentables hechos de Nochixtlán modificaron la correlación de fuerzas. La CNTE, aun con su tenacidad ostensible, iba en retirada; el gobierno irrumpía en su intención de imponer las pautas de la reforma, pero le fallaron los protocolos para lidiar con muchedumbres enardecidas. Los estrategas gubernamentales no previeron que la pradera estaba seca, que la mayoría de los maestros continuaban descontentos con la pérdida de conquistas que consideraban legítimas —aunque no lo fueran—, como la posibilidad de heredar su plaza al momento del retiro.

Para colmo de males, la Secretaría de Educación Pública anunció cambios en las percepciones en los sistemas de estímulos, justo en el peor momento. Eso generó más incertidumbre en el magisterio y, al mismo tiempo, proveyó de querosene a la CNTE.

Hoy los líderes de la Coordinadora ven su perseverancia a punto de coronarse. El gobierno enfrenta dilemas que parecen irresolubles. Si concede, pierde en sus anhelos de reforma; si no atiende a las demandas de la CNTE, seguirá el movimiento de masas. La ciudadanía pagará los costos. En uno u otro caso, seguirá a la baja la legitimidad del gobierno de Peña Nieto.

El panorama es mohíno. Por eso me extraña —y me asusta— que el secretario Osorio Chong declare que la CNTE y el gobierno alcanzaron consensos duraderos. Órale, ¿seguiremos igual?

Fuente: http://www.educacionfutura.org/cnte-segob-tenacidad-y-anhelo/

Imagen: http://www.radioformula.com.mx/images/notas/20160622_18_49_CNTESEgob2_GF.jpg

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La crisis de autoridad y la reforma educativa

Por: Lev Moujahid Velázquez Barriga

La estrategia gubernamental ante los maestros busca detener un levantamiento civil y, al mismo tiempo, trazar una salida pactada al conflicto. La moneda de cambio que ya ofrecen en la Segob a la CNTE es frenar el despido masivo de maestros. Todo, sin tocar la reforma educativa. Los profesores tendrán que decidir si aceptan o siguen en una lucha que está aglutinando a los sectores desposeídos del país.

Lo que se mostró en las pasadas elecciones fue una manifestación de hartazgo, de repudio al partido político en el poder y a la forma en cómo éste ha conducido a la nación, a sus políticas antidemocráticas y medidas regresivas de los alcances populares que se habían logrado en los procesos históricos del siglo XX, mismos que constituyeron cierta estabilidad en la vida de los ciudadanos.

La alternancia partidista que la oligarquía mexicana pactó en varias entidades del país, tenía como objetivo canalizar el descontento social hacia la jornada electoral, pero sin poner en riesgo sus intereses, de ahí que se generaran expectativas de cambio, que finalmente favorecieran la alianzas entre la misma derecha proneoliberal.

Se trataba de desviar o evitar un posible levantamiento social de alcances nacionales, que atentara contra la viabilidad del proyecto oligárquico impuesto a través de las reformas estructurales, el cual ha puesto en marcha el desmantelamiento de la soberanía económica, energética, territorial, educativa y política de México.

En este ambiente, si bien un sector del magisterio disidente tuvo una participación relevante, incluso colectiva y organizada, en favor de la izquierda progresista que se manifestó por echar abajo la reforma educativa, no agotó en la vía electoral sus posibilidades de lucha contra esta medida; la lógica inherente a los maestros continúa desde el terreno político, por la vía no institucional, sino de la movilización social.

Sin embargo, la lucha magisterial agudizó la crisis de hegemonía en el sistema político mexicano, no sólo porque debilitó al partido gobernante o porque ha cimbrado sus principales figuras presidenciables; también evidenció su incapacidad para generar un clima de gobernabilidad en medio de diversos conflictos sociales que ellos mismos dejaron crecer.

Las demandas por la estabilidad laboral que encabeza la CNTE, y que por supuesto son legítimas, han visibilizado otras inconformidades que no aparecían en el escenario político; detrás de la respuesta represiva al magisterio se dejan ver los proyectos de privatización, eso avispa a todos los actores educativos y a la misma sociedad civil, unas veces en la manifestación social y otras en formas de solidaridad que garantizan las condiciones de lucha por la defensa de la escuela pública; entonces, junto a las muestras masivas de movilización popular, también hay una red de inconformidad que deposita en los maestros, más que en los partidos políticos, sus anhelos de tener una vida mejor.

Un elemento que aparece en este ambiente de descontento generalizado y que hace crisis no sólo en el partido hegemónico sino en todo el sistema de partidos, se refleja en los procesos de organización de gobiernos populares que han encontrado fortaleza en el movimiento magisterial, los cuales advierten en la desfiguración del estado mexicano y sus desgastadas estructuras de poder, así como en sus fallidas políticas antidemocráticas, la necesidad de desconocer los gobiernos locales y, en su lugar, edificar formas de poder emanadas desde la voluntad colectiva.

Nochixtlán no ha sido el único caso en medio de este conflicto, en el que se haya decidido conformar poderes alternos; en varias poblaciones de Chiapas, donde los maestros tienen fuertes raíces, las comunidades indígenas que decidieron respaldar a sus profesores y encabezar las más radicales acciones de presión contra la reforma educativa, ya discutían o habían iniciado la conformación de autonomías.

La idea de crear gobiernos autónomos más allá de las geografías locales hasta escalar a nivel estatal, se hace posible para las comunidades chiapanecas en la medida en que las movilizaciones magisteriales y populares son tan nutridas y de tal magnitud que potencializan una respuesta organizativa mayúscula capaz de derrocar al gobierno de Velasco, pero que ha sido contenida con las fuerzas represivas federales que han ensayado ahí y en Oaxaca la cara más dura de la dictadura en México.

En esta crisis política, el gobierno mexicano ha optado por el endurecimiento de su postura, siempre negativa a derogar o siquiera modificar la reforma educativa. Prefiere provocar un preámbulo violento que le permita un margen muy estrecho para ceder ante una eventual negociación con el movimiento magisterial y popular que no toque los principios de ninguno de los pilares de su proyecto neoliberal.

La masacre de Nochixtlan; la criminalización, persecución y encarcelamiento de los defensores de la educación pública; el uso constante de toda la logística contrainsurgente por parte de los cuerpos policíacos y militares para combatir a los maestros y los brotes de rebelión popular, pero también la represión administrativa traducida en despidos y descuentos salariales indiscriminados a los trabajadores de la educación, son escenarios maquinados por el Estado.

La estrategia gubernamental se propone, en primera instancia, detener la amenaza de un levantamiento civil y, en segundo plano, trazar una salida pactada al conflicto magisterial sin tocar la reforma educativa, pero ofertando en la mesa de diálogo ponerle un freno a su plan de aniquilamiento masivo y selectivo contra la CNTE como moneda de cambio.

Son tiempos de decisiones difíciles para las y los maestros mexicanos; por ello tendrán que optar por una salida que les permita resolver en el corto plazo la estabilidad de su relación laboral, sostener la confianza en que la lucha organizada es el camino para que ningún trabajador sea excluido del sistema educativo por culpa de una ley injusta. Además, deberán caminar en la ruta de la organización multilateral con la sociedad harta de políticas fallidas, trabajar en la construcción de un consenso mayoritario que eche a los neoliberales del poder sin perder su independencia política y encausar los procesos que empujan desde abajo la ruptura con un estado que suplanta la voluntad popular.

  • Articulo tomado de: http://www.voltairenet.org/article192765.html
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Movilizarse para negociar. Negociar para educar

Por: Miguel Ángel Pérez

Este lunes 11 de julio deberá recordarse como una fecha histórica, los distintos reflectores estuvieron dirigidos a las movilizaciones magisteriales, al acuerdo entre la CNTE y Gobernación por establecer 3 mesas de diálogo para abordar y resolver los asuntos: educativo, social y laboral (Periódico “La Jornada”, martes 12 de julio de 2016).

En Chiapas se realizan multitudinarias manifestaciones y la consigna es ahora, “negociar para llegar a acuerdos no para perder el tiempo”. (La Jornada, misma fecha). En la ciudad de México también hay movilizaciones en distintos puntos, parece que las distintas vertientes y destacamentos democráticos en el magisterio por primera vez en muchos años han pasado a la ofensiva. Las demandas son de tres tipos:

  1. Revocación de los artículos 3 y73 de la reformada constitución.
  2. Realización de foros y consultas que permitan diseñar un modelo educativo que garantice la participación de la gente.
  3. Resarcir los daños de la mal llamada reforma educativa, esto es, presiones, despidos, descuentos. (La Jornada, martes 12 de julio de 2016, p. 5).

En otro lado representantes del CEN del SNTE se reúnen con consejeros del INEE con la intención de mejorar la aplicación de las reformas educativas.

Desde mi perspectiva parece que el conflicto se acerca a una solución, pero esto no significa que ya esté solucionado y parece que la iniciativa democrática y en movimiento protagonizada por la CNTE saldrá ganando, aunque en este momento es riesgoso asumir unas postura triunfalista y sobre todo, porque la historia nos ha demostrado muchas derrotas de conflictos semejantes al actual. Tres agentes y sus posturas contribuirán al acercamiento de un acuerdo político, dichas instancias son los siguientes:

  1. Por un lado el movimiento magisterial se ha hecho más grande y dinámico, ha trascendido la lucha de maestros y maestras y se ha vinculado a la lucha política y popular, haciendo con ello que coincidan en la acción proyectos e iniciativas de izquierda que en otro momento podrían pensarse como incompatibles. El tesón de los maestros movilizados ha tocado las fibras de una sociedad indignada, engañada o en el mejor de los casos atropellada por un gobierno antipopular que va en caída libre.
  2. Por la parte gubernamental le ha correspondido al secretario de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, dar la cara, a él como buen negociador, no le interesa tanto la lucha y la causa de los maestros pero si sus aspiraciones presidenciales. Osorio Chong sabe perfectamente que en este conflicto está fincando para bien y para mal su futuro político. Puede ganar o perder la candidatura por su partido a la presidencia de la república: ganar como un premio al resolver y estabilizar al país y al sistema educativo, perder como un punto de desgaste y de que sólo fue utilizado a resolver un conflicto del cual no será beneficiado. Osorio sabe que se mueve entre dos aguas de dos ríos caudalosos uno que va y otro que viene, cederle a la CNTE posiciones de fondo es reconocer y criticar que toda la política educativa de este sexenio sirvió absolutamente de nada, querer mediatizar el movimiento con maniobras políticas y manipuleo leguleyo o tratando de manipular los acuerdos le pudiera costar muy caro. El movimiento sigue en ascenso y es posible que una mala negociación no lo pueda parar.
  3. Los grandes empresarios y los grupos de interés comienzan a desesperarse. Ellos fueron los que solicitaron una reforma parecida a la que el gobierno propuso y si las cosas no resultan es también su derrota. En este sector están divididos entre quienes piden una salida negociada al conflicto y quienes exigen mano dura e imponer y hacer cum cumplir con lo ya acordado.
  4. Para los que estamos en educación, el componente educativo lo vemos como el más importante, sin embrago lo que ahora se pone en juego son proyectos y demandas sociales que rebasan el campo educativo. El modelo educativo en construcción, al menos deberá tener (independientemente de su contenido) el atributo y la cualidad de la legitimidad, dicha legitimidad se logrará a partir de abrir la agenda y generar verdaderos debates que permitan poner en el centro de la discusión, la conformación de un rostro educativo que esté lo más cercano a lo que el México de abajo necesita. Los dirigentes de la CNTE lo dicen bien, “los maestros nos debemos a los pueblos y las comunidades por la tanto esta lucha es por la defensa verdadera de la educación pública”. Parece que una vez mas lo que está en el fondo del conflicto, son los proyectos de nación, de país y de desarrollo social que desde hace cuando menos 200 años se han confrontado en México, queriendo hegemonizar, dirigir o monopolizar el destino social de todos y a veces a nombre de unos pocos.

Soy partidario y defensor de las causas democráticas, un triunfo en este momento deberá de traducirse en un avance verdadero para la educación en general y para niños y niñas que asisten a nuestras escuelas en particular. Ojala que el desenlace beneficie a la mayoría y que a nuestro país regrese el clima de concordia y armonía que muchos necesitamos.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/movilizarse-para-negociar-negociar-para-educar/

Imagen: http://img.informador.com.mx/biblioteca/imagen/370×277/1315/1314419.jpg

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El proyecto Scratch de los Viernes (XVI): el reloj analógico

Por Pablo Espeso.

Parece un objeto insignificante, pero programar un reloj en Scratch es un excelente proyecto de programación para aprender mucho más que simplemente sobre el tiempo. Piensa en las agujas, la sincronización, los ángulos…
Hablamos de un reloj analógico, claro, y es que un reloj digital es también una interesante propuesta aunque con objetivos diferentes. Hoy, en nuestro proyecto Scratch de los viernes, vamos a programar un reloj analógico en Scratch con el que contar las horas… y, de paso, aprender muchas cosas más.

El reloj en Scratch y las agujas
En total tres, al menos de inicio: la aguja de las horas, la de los minutos y la de los segundos. Necesitaremos, por tanto, tres objetos diferentes, pero parecidos entre sí; a efectos prácticos son tres líneas con diferentes longitudes, grosores y en el caso del segundero, de otro color (generalmente rojo).
Nota: tal y como funciona Scratch, es ideal dibujar las agujas “tumbadas” para luego, al decirle que apunten hacia arriba, lo hagan. Es una mera cuestión de practicidad.
Agujas del reloj en ScratchPuedes descargarte imágenes de Internet, aunque es mucho más sencillo que seas tú mismo quien crees los tres objetos y pintes cada una de las agujas. Ten en cuenta que deben ser tres objetos diferentes —e independientes entre si— y que también los centros del disfraz deben estar en el extremo izquierdo de cada segmento, ya que necesitamos que roten a partir de ese punto.
Dándole movimiento
¿Cómo giran las agujas de un reloj? Un momento, antes es necesario colocar las agujas. Cuando pulsemos la bandera verde queremos que el reloj en Scratch se ponga en la hora inicial, vamos a suponer… las 00:00. Pues nada: bandera verde, apuntar en dirección 0 (arriba), y listo. También ayudará colocar las tres agujas sobre el mismo punto central, vamos a suponer el x:0, y:0.
Código de giro del reloj Empezaremos moviendo la aguja que más rápido se mueve, el segundero. Y la clave es… ¿cuánto gira? Tendremos que hacer algunas cuentas: cada 60 segundos realiza una circunferencia completa, con lo que… 360/60=6 grados por segundo. Pues esperar 1 segundo (aunque es ideal esperar menos mientras estamos probando, por ejemplo 0 segundos), girar 6 grados (¡ten en mente poner el sentido correcto del giro!).
Si repetimos este giro 60 veces, habremos completado un minuto, con lo que hay que enviarle una señal al minutero para que éste también se mueva. De nuevo tenemos que repetir las cuentas: ¿cuántos grados recorrerá el minutero cada vez que se mueve?

Pensando un poco —si tenemos un reloj analógico a mano es perfecto para tomarlo como muestra— llegaremos a la conclusión de que giran lo mismo, también 6 grados. Ahora falta el mecanismo de comunicación, cómo hacer que el segundero le diga al minutero que se cambie.
En Scratch existen los mensajes, algo así como que un objeto lanza una llamada que reciben otros objetos. En este caso, el segundero lanza el mensaje mueve-minutos, y el minutero lo recibe y entonces gira. Fácil, sencillo y para toda la familia. ¿Cuándo lanzar el mensaje? Cuando sepamos que ya se han avanzado 60 segundos.
Reloj analógico en Scratch
Este mecanismo es homólogo con la aguja de las horas, aunque nos obliga a cambiar ligeramente nuestro punto de vista. Cuando el segundero haya estado moviéndose durante una hora (es decir, 60*60=3600 segundos) deberemos mandar el mensaje mueve-horas, que recibirá la aguja de las horas para moverse los grados pertinentes. ¿También 6 grados? No, porque la aguja de las horas gira menos veces para cubrir la circunferencia completa.
Hasta el infinito… y más allá
Un simple reloj puede dar mucho, muchísimo juego, y como siempre os proponemos unas cuantas ideas para continuar programando este proyecto.
Existen muchas formas diferentes de hacer lo mismo, ¿se te ocurre alguna? ¿Cómo puedes hacer lo mismo pero sin paso de mensajes entre objetos?
Un reloj así con sólo agujas parece muy moderno, pero poco habitual. Añádele marco, añádele números y, en definitiva, una estética mucho más atractiva y práctica. Y personalízala a tu antojo.
También podemos hacer un reloj que pite a determinadas horas, por ejemplo a las en punto y a las y media. O mejor aún, que tenga sus campanadas incluidas y simule a la torre de una catedral.
¿Conoces cómo funciona un reloj de cuco? Pues vamos a simular su funcionamiento. Coloca un objeto que se “active” en determinados momentos, por ejemplo a las horas en punto. Y que se mueva, o baile, o… lo que quieras.
El proyecto Scratch de los viernes es la sección en la que, cada quinto día de la semana, proponemos una idea de proyecto y damos algunas pistas para llevarlo a cabo. Hemos hablado de movimientos, figuras geométricas, historias, juegos de preguntas y respuestas, videojuegos… ¿Quieres saber más? Échale un vistazo a las ideas recopiladas en este enlace o al estudio Educación 3.0 en la comunidad de Scratch donde estamos incluyendo nuestros proyectos de los Viernes. Y por supuesto, ¡cualquier propuesta o sugerencia que tengas será bienvenida!.

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/programacion/proyecto-scratch-reloj-analogico/36390.html

Imagen: https://s-media-cache-ak0.pinimg.com/736x/33/7e/39/337e39d15c5ef72f3cca0b60bdd42471.jpg

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