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La sociología se reinventa para repensar el siglo XXI

Con referentes como Pierre Bourdieu y Zygmunt Bauman, la carrera emblema de las ciencias sociales se actualiza, a la vez que se expanden sus áreas de trabajo. Articulación entre mundo académico y salida laboral. Construcción de políticas públicas y “sentido común”.

Por Cecilia Arizaga |08/05/2016 | 00:58

La sociología surge en el siglo XIX como parte de un proceso de emergencia de las ciencias que estudian el mundo que los hombres construyen. Sigue el curso iniciado por las ciencias políticas y la economía política. Se define como un campo específico del conocimiento cuando el orden capitalista ha madurado lo suficiente como para atravesar las diversas áreas sociales, culturales, políticas y económicas del mundo público y privado. Es en ese momento histórico, mediado por la Revolución Industrial, donde se impone la pregunta por lo social. Cuando las transformaciones van horadando el orden social hasta entonces conocido, vivido, se impone contar con un corpus particular de saberes y prácticas que se pregunten cómo restablecer o crear un nuevo orden.

Interrogantes. ¿Qué es hoy la sociología en la sociedad del capitalismo global, cambiante e incierto que nos rige? ¿Qué nos hace sociólogos a los sociólogos? ¿Qué saberes, prácticas y enfoques nos diferencian de quienes estudian otras carreras diferentes a las llamadas ciencias sociales?

 En los años que llevo como socióloga, en la investigación, la docencia universitaria y dirigiendo una carrera de sociología, hay un concepto que la sociología toma de la filosofía que me repito y comparto cuando surgen estas preguntas: desvelamiento. El sociólogo francés Pierre Bourdieu definía a la sociología como un tipo de conocimiento que desvela los ocultos mecanismos del orden social vigente. La figura del desvelamiento alude a correr el velo, des-velar, lo que hasta ese momento permanecía invisible tras el velo de lo que se presenta socialmente como “natural” y de “sentido común” fijando, inmovilizando ideas, prácticas y formas de ser y pensar el mundo. Desvelar resulta la acción, y más aún la actitud, sensibilizadora, movilizadora, inquietante, incluso incómoda y altamente atrapante que experimentamos, en algunos grandes momentos, quienes estudiamos y trabajamos en sociología. La sociología es una ciencia que desnaturaliza y al hacerlo historiza: “Descubre lo arbitrario donde se quiere ver la necesidad o la naturaleza; y descubre la coacción social donde se quiere ver la elección”, dice Bourdieu.

Cada año, cuando me encuentro con un nuevo grupo de alumnos los invito a lo que llamo “el desafío del punto de vista sociológico” que exige correrse de un modo de ver y pensar el mundo y sus problemas desde el sentido común. El sentido común, como conocimiento práctico, impresionista, autoexplicativo y fijador de ideas que las personas compartimos para movernos en el mundo social, goza de muy buena prensa. Se escucha en la calle, en reuniones sociales y medios de comunicación que “lo que falta es sentido común” cuando algo no satisface las expectativas, o por el contrario, “es de puro sentido común” cuando estamos de acuerdo con alguna idea o acción.

Esta apelación al sentido común no repara en quién dice que sea eso y no otra cosa lo que detenta esa categoría: ¿quién lo instituye como sentido común? Tampoco pone el foco en el poder cancelatorio que ostenta en toda discusión: al decir “es de sentido común” se cierra toda argumentación, es el punto cero de todo debate de ideas porque quien lo cuestiona aparece como carente de ese sentido tan bien preciado. Bajo la naturalización del sentido común se reproduce la visión del mundo de los sectores más dominantes.

Por el contrario, el punto de vista sociológico, el pensar sociológicamente como dice Zygmunt Bauman, exige que los procesos sociales sean comprendidos, interpretados como construcciones sociales. Lo que equivale a decir que lo que aparece como sentido común podría haber sido, puede ser de otra forma porque ha sido construido por los hombres. Al ser construido socialmente, también puede ser transformado socialmente. Ahí reside el poder transformador de la sociología y también su incomodidad.

Uno podría pensar que un argumento como el que estoy desarrollando sólo es válido para la sociología desde el campo académico. Sin embargo, esta perspectiva sociológica atraviesa los distintos campos y ámbitos de acción en los que hoy se desarrolla un sociólogo o socióloga. ¿De qué modo es posible plantear cambios dentro de una sociedad, empresa o proyecto de trabajo si no ponemos en cuestión lo establecido? , ¿cómo elaboramos diagnósticos y diseños de planificación sobre algún problema de la agenda pública si nos enfocamos en que el sentido común nos marca que esto es así porque es así y no hay otro modo posible?

La sociología nos abre la posibilidad de comprender el modo en que el orden social, como poder establecido e incorporado, impacta en nuestras vidas y al hacerlo nos habilita al cambio en aspectos concretos: conocer el modo en que la escuela reproduce desigualdades ligadas al género o la clase social resulta fundamental para planificar políticas educativas que promuevan una sociedad más igualitaria.

Miradas. El campo de trabajo de la sociología no se limita al campo académico, donde tradicionalmente se constituyó el imaginario social del “ser sociólogo”. Hoy el perfil profesional del sociólogo se expande al campo del diagnóstico, el diseño y la planificación de políticas públicas, al campo empresario, a los organismos internacionales, a las ONG, a los medios de comunicación. Comprende un amplio abanico de áreas: el trabajo, la educación, el urbanismo, la salud y la cultura se cuentan entre las tradicionales, al tiempo que se viene desarrollando en forma progresiva en espacios más novedosos que nos van mostrando nuestros propios egresados de la carrera de Sociología de la UCES, como las TIC (tecnologías de información y comunicación), el medio ambiente, el diseño y la criminología, entre otros.

Esta ampliación del campo de trabajo sociológico requiere una formación donde los saberes que apuntan al perfil profesional sean vistos como parte sustancial y no como un conocimiento de segunda instancia. Los que tenemos a cargo la tarea de formar sociólogos para un mundo que se define por el cambio constante y la incertidumbre como es el que nos toca vivir nos vemos llamados a repensar planes y programas que apunten a una formación académica-profesional que estimule y promueva estudiantes y graduados con una mirada crítica, curiosos, sensibles a lo emergente y comprometidos con la sociedad en los distintos ámbitos en los que les toque actuar.

En este sentido, se vuelve un desafío implementar diversas acciones que confluyan en un plan de estudios y una vida universitaria orientada a la apertura del perfil de los graduados, donde el campo académico, la producción de conocimiento a partir de la investigación y el desarrollo de competencias y habilidades profesionales para el mundo del trabajo no sean veredas opuestas sino compatibles y sinérgicas

Fuente del artículo: http://www.perfil.com/contenidos/2016/05/08/noticia_0011.html

Fuente de la imagen: https://i.ytimg.com/vi/5bTvhFQ0q94/maxresdefault.jpg

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¿Puede la Agroecología alimentar al mundo?

Argentina/ 06 de Mayo d 2016

Por: Miguel Altieri

Miguel Altieri un referente  en Agroecología, quien fuera invitado por la Facultad de Agronomía de la UBA a disertar sobre las bases para una transición desde una agricultura industrial (producción con agrotóxicos) a otra más ecológica, dijo, entre otras cosas: “Existen aproximadamente 1500 millones de hectáreas de tierra agrícola en el mundo. El 80% está bajo agricultura industrial, que en promedio sólo produce 30% de lo que come la humanidad (sólo le interesa generar biomasa). Por su parte, los campesinos, que son 380 millones de fincas en el mundo, trabajan el 20% restante y producen en promedio el 60% de los alimentos que consumen los habitantes del planeta. Entonces, ¿quiénes son los principales productores? Los campesinos. La Agroecología ha tomado como prioridad ese sector porque puede solucionar efectivamente el problema del hambre en el mundo”. DIARIOJUNIO presenta una entrevista a Altieri.

La Agroecología nace como una respuesta a las falencias de la agricultura industrial. Al combinar conocimientos tradicionales campesinos indígenas de América Latina con ciencias como la Ecología, la Agronomía y la Sociología, resulta una alternativa socialmente más justa, económicamente más viable, culturalmente aceptable y ecológicamente más diversa.

Así lo entiende Miguel Altieri, profesor de Agroecología en la Universidad de California (UC), quien fue invitado por la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) para disertar sobre las bases de esta disciplina. Entrevistado por el sitio de divulgación científica Sobre La Tierra, explicó cómo considera que su difusión masiva solucionaría el problema del hambre en el mundo.

“Existen etnias que han practicado la agricultura por cientos de años, absorbiendo los cambios y permaneciendo estables en el tiempo. Los principios de la Agroecología incluyen esos saberes, que al combinarse con otros provenientes de la Ecología, por ejemplo, permiten cultivar la tierra de una forma más biodiversa, resiliente y productiva.

Por otra parte, los supuestos que guían a la agricultura industrial ya no son válidos: el clima está cambiando, la energía del petróleo es cara y finita, y el agua no es abundante. Además, la naturaleza no se puede controlar con tecnología: los agroquímicos, fertilizantes, transgénicos y demás subsidios que supuestamente iban a aumentar la producción y reducir el hambre, tuvieron una serie de efectos ecológicos indeseables sobre la salud humana y el ambiente, y no resolvieron el problema de la alimentación.”

Altieri, quien también es Presidente Honorario de la Sociedad Latinoamericana de Agroecología (SOCLA), le explicó a Sobre La Tierra por qué la propuesta agroecológica apoya principalmente a los campesinos. “Existen aproximadamente 1500 millones de hectáreas de tierra agrícola en el mundo. El 80% está bajo agricultura industrial, que en promedio sólo produce 30% de lo que come la humanidad (sólo le interesa generar biomasa). Por su parte, los campesinos, que son 380 millones de fincas en el mundo, trabajan el 20% restante y producen en promedio el 60% de los alimentos que consumen los habitantes del planeta. Entonces, ¿quiénes son los principales productores? Los campesinos. La Agroecología ha tomado como prioridad ese sector porque puede solucionar efectivamente el problema del hambre en el mundo”.

No obstante, los grandes productores también son tenidos en cuenta dentro del movimiento agroecológico, tal cual lo señaló Clara Nicholls, docente y colega de Altieri en la UC: “Nos interesa que vaya desapareciendo ese mito de que la Agroecología es sólo para campesinos. Los grandes productores, aquellos que tienen entre 200 y 500 hectáreas, también pueden aplicar estos principios. Obviamente, las formas tecnológicas que deben adoptar son diferentes a las de la pequeña escala, pero las bases son las mismas. Por eso, para nosotros es clave venir a la Argentina a mostrar ejemplos de grandes productores agroecológicos de países como Colombia y Chile, incluso de Estados Unidos”.

Un futuro sano

Para que la ciencia de la Agroecología pueda llegar a alimentar al mundo será necesario fortalecer aspectos educativos, legislativos y económicos, además de mejorar su divulgación hacia la sociedad en general, y a los productores en particular. “Necesitamos políticas públicas que incluyan la educación y la extensión de grado y posgrado en esta disciplina, con profesores capaces de brindar una visión más amplia. Así es el pensamiento agroecológico, más holístico y sistémico; requiere otra pedagogía.

Por ejemplo, para nosotros, las plagas no son problemas que aparecen porque sí; hay condiciones, desbalances, causas que permiten que se expresen. En vez de ir al síntoma, como la agricultura convencional, que aplica insecticidas, la Agroecología hace foco en las causas fundamentales. Esto diferencia mucho nuestros diagnósticos de los problemas”, comentó Clara.

Una de las formas más eficientes en las que esta disciplina se está difundiendo en el continente es a través de los movimientos sociales. Tanto Altieri como Nicholls destacaron el ejemplo de Brasil, donde muchas fuerzas sociales rurales empujaron al gobierno a elaborar una ley nacional de agroecología. “Nosotros trabajamos con una metodología llamada campesino a campesino, que funciona de manera horizontal: cuando un campesino ve que a su vecino le funcionó una determinada práctica, hay alta probabilidad de que la adopte. La divulgación debe ser simple para que el mensaje llegue con claridad a la gente”.

Tanto Altieri como Nicholls destacaron la importancia de que las sociedades y los gobiernos tomen conciencia de la importancia que tiene una alimentación sana. “Es necesario que la sociedad esté alerta de la procedencia de los alimentos que consume. Hoy se sabe, por ejemplo, que la buena salud de los niños depende en gran medida de la calidad de su dieta: existen enfermedades directamente vinculadas al sistema de producción industrial. Una vez entendido esto, la demanda de alimentos sanos, abundantes y accesibles vendrá de los pueblos. Y si los gobiernos analizaran la problemática en profundidad, no dudarían en apoyar la agricultura sana. La salud pública representa una proporción considerable de los presupuestos, y ciertas enfermedades, evitables a partir de una dieta saludable, salen caras”.

Agricultura ecológica y cambio climático

Para Clara Nicholls, desde el punto de vista agroecológico el cambio climático es una preocupación y también una oportunidad: “Muchos pequeños agricultores ya no pueden predecir los cambios climáticos.

Ellos, que nada tuvieron que ver con este cambio, son quienes más lo sufren. Sin embargo, desde hace 5 años, investigadores en agroecología nucleados en la red REDAGRES, perteneciente a la SOCLA, vienen comparando la resiliencia de fincas agroecológicas vs. convencionales en Colombia. Ellos encontraron que en años Niño o Niña, mientras las primeras mantienen su producción agrícola o la lechera, las segundas experimentan caídas de hasta el 70% en sus rendimientos. Además, las agroecológicas se recuperan más rápido de esos eventos. Este puede ser ese el punto de quiebre para que los productores cambien y entren en una transición hacia prácticas agroecológicas.

“Casi siempre se piensa que la ciencia, la academia o la tecnología tiene las mejores respuestas. Nosotros, en las universidades, no nos damos cuenta de que muchas de las soluciones que buscamos están en el campo. Hay agricultores que son muy innovadores, experimentaron mucho por prueba y error, y fueron exitosos en ajustar sus sistemas. Por ejemplo, los campesinos de Los Andes, que supieron ajustar sus prácticas milenarias de manejo del agua, del suelo y de la biodiversidad. Podemos incorporar esos aprendizajes a los principios agroecológicos para rediseñar las fincas y hacerlas más resilientes al cambio climático”, sostuvo Altieri.

Fuente: http://www.diariojunio.com.ar/noticia.php?noticia=76320

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«Con el sistema actual no habrá más niños superdotados, sino más aburridos»

España/08 de Mayo de 2016

Por: Javier Berché

Familias llegaban a su consulta preguntándose qué les pasaba a su hijos, por qué debían ir al psicólogo. Y se lo contaban al pediatra Javier Berché porque es con quien tenían más confianza. Lo que estos niños tenían, y tienen, es simplemente, hambre de saber, pero no siempre es fácil detectarlo. Alrededor del 1,5 % de estudiantes tiene altas capacidades intelectuales que no han sido detectadas, lo que puede acabar en frustración, fracaso escolar o incluso, depresión. El pediatra Javier Berché recibía en los años 80 a familias angustiadas y empezó a estudiar neurología y psicología. «Vi que la psicología y pedagogía tenían un problema en este país, y que el más grave era el de los superdotados», explicó Berché ayer en Valencia. El pediatra creó su primera fundación en 1986, ha escrito tres libros, y desde 2011 trabaja con la Fundación privada Javier Berché, ofreciendo detección y actividades extraescolares y complementarias a los pequeños que destacan por su talento. Ayer se puso en marcha la delegación de su fundación en Valencia, en las instalaciones de una academia cerca del campus de Tarongers, donde conversó con los padres y algunos estudiantes realizaron varias pruebas y un taller de robótica. Esta se suma a las delegaciones que ya existen en País Vasco, Asturias y las actividades que se realizan en Barcelona.

La mayoría de estos chicos y chicas se vuelcan por las áreas cientificotécnicas, no porque tengan una especial predilección, sino por el entorno, asegura el pediatra. «Hoy en día hay dominancia en áreas cientificotécnicas porque está de moda», asegura, ya que la neurona «nace para ser cualquier cosa y es el ambiente lo que influye», añade.

La manera de ayudarles es, además de la detección temprana, ofreciéndoles actividades extraescolares o clases de enriquecimiento que amplien los conocimientos de aquello que les motiva.

En las aulas, la solución pasa por cambiar los programas. «Con el sistema actual no habrá más niños superdotados, sino más aburridos», explica Berché. En su opinión, es necesaria la diversificación curricular que está funcionando en otros países como Estados Unidos, Canadá, Japón… «Aquí tenemos tres sistemas (científico, social y artes) y allí tienen 40 o 50 para escoger», apostilla.

Yaqueline Echevarría, de Petrer, afirma estar viviendo un «calvario». Su hijo de quince años tiene una gran creatividad que plasma en cuadros al óleo, se interesa por cualquier documental y por la cura del sida, entre otras cuestiones. No obstante, los resultados académicos no son buenos, lo que desde pequeño se atribuyó a un problema de conducta por el que, incluso, le llegaron a recetar medicación.

«Tiene aburrimiento total, está cansado de los deberes, las normas y cosas que no entiende», explica esta madre que está en una batalla constante para que su centro educativo reconozca las altas capacidades de su hijo, quien «solo quiere aprender de otra forma».

La otra cara es la de Luis Piqueras, un joven de Sagunt de 19 años que estudia ingeniería aeroespacial en la Universitat Politècnica de València (UPV). «Siempre desde pequeño dije que quería ser ingeniero, no futbolista», asegura este joven y buen estudiante. Le costó decidir donde cursar la carrera, pero al final eligió la UPV «por arraigo y porque me pareció una buena universidad». No obstante, reconoce estar siempre pensando cuando se va a tener que ir al extranjero, lo que ve «bastante probable». Él pide que el sistema educativo «no sea tan pasivo», orientación para que no se desaprovechen capacidades y que se intente animar «a los de abajo para que lleguen más arriba».

Fuente: http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2016/05/08/sistema-actual-habra-ninos-superdotados/1414862.html

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Sindicatos de la educación

Por: Jim Baker

El trabajo de un ser humano no debe tratarse como una mercancía ni como artículo de comercio (Ley Clayton Antitrust, EE.UU., 1914)

La Educación Y La Economía
La crisis financiera y económica que afecta a gran parte del mundo ha ido en detrimento de la reflexión sobre el papel y el futuro de la educación. Pese a que hubo un momento efímero durante el cual los líderes mundiales parecían reconocer que la educación pública constituye un medio esencial para superar la crisis y situar a las sociedades en la vía hacia un crecimiento sostenible, el péndulo se ha inclinado hacia la austeridad, los recortes y ataques, no sólo contra la idea de los servicios públicos de calidad, sino contra los propios docentes, sus derechos adquiridos y sus sindicatos.

Un clima de conflicto no es ideal para considerar de manera racional el futuro de la educación. En algunos países, los docentes tienen que luchar por su supervivencia y a los Gobiernos, con o sin razón, les entra el pánico ante las presiones de los mercados financieros (por ejemplo, a través de las agencias de calificación) y las instituciones gubernamentales para que recorten presupuestos.

Como dijo el filósofo y estadista irlandés, Edmund Burke, “No hay pasión que despoje tan eficazmente a la mente de todo su poder de actuar y razonar como el miedo”. En demasiados países, el espacio para mantener discusiones inteligentes o incluso una comunicación cordial sobre el futuro está acaparado por el miedo. Así pues, en el clima actual constituye un reto restaurar un diálogo civilizado y substancial sobre la educación.

La crisis es mucho más que económica, y no se inició con el colapso de los mercados financieros. De hecho, está vinculada a una crisis de valores que data de antes, y cuyos efectos van mucho más allá de la educación.

Incluye, a nivel político, algunas tendencias peligrosas e irresponsables, como el papel preponderante de actores del sector privado a la hora de elaborar e influir en la política pública.

La disponibilidad de enormes sumas para rescatar a actores financieros irresponsables, frente a la escasez de recursos disponibles para gastos que redundan en el interés público resulta chocante. Pero es la consecuencia lógica de una tendencia que viene observándose desde hace varias décadas de favorecer poderosos intereses privados por encima del bien público.

El Mercado, ¿Una Nueva Doctrina?
En décadas recientes, el mercado parece haber sido elevado al nivel de una religión o, cuando menos, un dogma, en lugar de considerarse como un mecanismo para organizar el intercambio de bienes y servicios.

El hecho de tratar al mercado como un ente Todopoderoso confiere a la sociedad una perspectiva unidimensional. Y hace que se barajen ideas que normalmente se discutirían seriamente dentro del ámbito sobrenatural de la Fe.

El mercado es, de hecho, una poderosa fuerza que es necesario limitar y constreñir, de manera que contribuya al bien público y al progreso humano. La cuestión fundamental es saber si realmente estamos trabajando para la economía o si la economía trabaja para nosotros.

El principio fundamental de la Declaración de Filadelfia de la OIT, adoptada en 1944 es que “el trabajo no es una mercancía”. En las últimas décadas hemos constatado una tendencia a que los trabajadores y trabajadoras en prácticamente todos los sectores sean tratados como si fuesen mercancías.

Parte de esta regresión ha sido “ordenada” por la globalización, según se dice, pero ha terminado por cobrar vida propia. Algunos conceptos de “flexibilidad” se están desbordando a determinados sectores, incluido el sector público, no sujetos a la competencia mundial.

El trabajo precario, donde los trabajadores mantienen relaciones de empleo indirectas, imprecisas o encubiertas, traslada los riesgos del empleador al trabajador. Es un ejemplo indiscutible de la re-mercantilización de los trabajadores. En numerosos sectores y ocupaciones, los contratos fijos e indeterminados han sido sustituidos por contratos de duración determinada.

Esta vulnerabilidad proviene de la presión económica y tiene un enorme impacto social. Constituye, entre otras cosas, una causa importante del incremento de enfermedades relacionadas con el estrés.

Una Educación Liberal
Si, no obstante, se considera al ser humano como algo más que un simple factor de producción, se hace necesario adoptar un enfoque más amplio de las personas, en tanto que entes complejos y multidimensionales, miembros de una familia y de la sociedad. Y ciudadanos, además de productores.

Y no existe mejor expresión de ese enfoque que el sistema de educación pública en su máxima expresión. Tal como dijo el autor inglés, G.K. Chesterson: “La educación es sencillamente el alma de una sociedad que se transmite de una generación a la siguiente”.

Es importante asegurarse de que lo que se transmita no esté ´desprovisto de alma´. La industria necesita empleados y trabajadores cualificados que tengan la oportunidad de adquirir una formación y desarrollarla a lo largo de su vida.

Pero la educación no debería en ningún caso reducirse o limitarse a eso. Una buena educación puede contribuir inmensamente a mejorar la calidad de vida; por esa razón es erróneo pensar que la música o cualquier otra educación cultural es una pérdida de dinero.

La educación debería estimular la curiosidad y la investigación, el pensamiento independiente, la creatividad y el entusiasmo. Y para lograrlo, debe hacer mucho más que transmitir información. De hecho, la industria, aunque no siempre lo comprenda así, también necesita trabajadores que sean adaptables, atentos e innovadores. En otras palabras, equipados con una buena educación, bien equilibrada.

Desgraciadamente, algunos métodos modernos, generalmente provenientes del sector privado, van en contra de lo que se ha venido considerando tradicionalmente como una “educación liberal” [1].

Haciendo excesivo énfasis en cuestiones que pueden medirse, muchos de los aspectos más importantes de la educación, más difíciles de calibrar, podrían descuidarse. Gran parte de lo que resulta esencial para una vida feliz simplemente no puede ser contado o “estandarizado”.
Sindicalismo Del Profesorado
Afortunadamente, muchos docentes cuentan con sindicatos. No tienen que hacer frente a todos estos desafíos en solitario. Se benefician de la solidaridad de otros docentes en sus escuelas, en sus comunidades, a nivel nacional, regional y global. Esos sindicatos a menudo mantienen estrechos vínculos y forman coaliciones con sindicatos que representan a distintos sectores y ocupaciones, además de otros elementos de la sociedad civil.

El poeta irlandés W. B. Yeats dijo: “La educación no consiste en llenar un cubo, sino en encender un fuego”. Atravesamos un período en la historia en el que se necesita desesperadamente la luz de este tipo de fuegos, por todo el mundo. La necesitamos en las aulas y en las sociedades, para así poder tener democracias más sanas.

Educación Y Democracia
“La educación hace que un pueblo resulte fácil de liderar, pero difícil de manejar; fácil de gobernar, pero imposible de esclavizar”. Peter Brougham, estadista británico, Siglo XVIII

La educación transmite y refuerza los valores y la coherencia y solidaridad de las sociedades y, al poder comprenderlas mejor, los ciudadanos pueden hacer su contribución con mayor facilidad, además de disfrutar de la vida. La educación refuerza la capacidad de las personas para ser abiertas y creativas y pensar de manera crítica.

Todas estas características resultan fundamentales para construir, reivindicar y sostener la democracia. Hay determinados problemas con la democracia donde la educación es particularmente relevante.

La experiencia de un gran número de democracias emergentes en los años noventa demuestra que la democracia es mucho más que la organización periódica de elecciones libres. Las primeras elecciones suelen tener una elevada tasa de participación, pues los votantes se muestran entusiasmados con la posibilidad de ejercer su nueva libertad. Pero en los siguientes comicios la participación decae rápidamente.

Demasiados líderes electos han actuado como si, una vez elegidos, pudieran hacer su santa voluntad. También ha habido una mala infraestructura de gobierno. En muchos países, la masiva privatización de empresas y, en algunos casos, de servicios públicos, en un entorno carente de transparencia, derivó en situaciones de corrupción endémica.

En los peores casos, se ha establecido una infraestructura de corrupción tan poderosa que hace que sucesivos gobiernos, independientemente del partido al que pertenezcan, caigan bajo su dominio.

Pero estos fallos no se limitan a las nuevas democracias. Algunas democracias ya bien establecidas se muestran cada vez más vulnerables a fuerzas políticas populistas e intolerantes. Los extremismos han ganado terreno y están influyendo en las posturas de los partidos tradicionales.

La influencia del dinero sobre las elecciones y sobre distintas cuestiones, tanto en secreto como de manera abierta, tiene un profundo efecto en la toma de decisiones políticas y en la propia democracia. Probablemente el ejemplo más claro de ello lo tenemos en los Estados Unidos, una de las democracias más antiguas del mundo.

Aunque siempre han existido problemas respecto a la dependencia de donantes privados en el proceso político, la influencia del capital ha venido aumentando de manera constante desde principios de la década de los setenta.

La decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en el caso de “Citizens’ United” abrió la vía. Básicamente, el tribunal dictaminó que el dinero equivale a la expresión y las empresas a las “personas”.

Se eliminaron así las restricciones en cuanto a la utilización de fondos corporativos en las elecciones, lo que desembocaría en la creación de los grupos de apoyo denominados “Super-PACS” con enormes recursos. Son los mismos derechos de “expresión” corporativa que permitirían a las empresas emprender campañas antisindicales en el lugar de trabajo.

Sería un error pensar que la educación por sí sola, y en particular los docentes y las escuelas, podrían resolver todos los problemas de la democracia del mismo modo que no puede aportar la “receta mágica” para otros problemas de la sociedad; no obstante, tiene relevancia al respecto.

Educación Para La Democracia
La educación para la democracia es un proceso a largo plazo. No se trata de un ´apaño rápido’. Si queremos que las nuevas democracias puedan desarrollarse y sustituir el cinismo público por esperanza y acción, es necesario cultivar los valores democráticos. Posiblemente no tendrá un gran impacto a corto plazo, pero tal como afirmó Abraham Lincoln: “La filosofía de las aulas en una generación será la filosofía del Gobierno en la siguiente”.

La educación no conseguirá eliminar las ideologías intolerantes ni extremistas. Pero, si se expone a las personas a valores de apertura, tolerancia y justicia, y se les da instrumentos para que puedan razonar y tener una perspectiva, pueden llegar a ser más “resistentes” a ese tipo de propuestas.

Tampoco basta con la educación para erradicar la corrupción, pero al menos puede contribuir a que se tome conciencia y se apoyen los valores del servicio público. Además, la formación de los estudiantes de educación superior que servirán en el gobierno puede ayudar a cambiar los hábitos y la ética.

La educación no acabará con la “corrupción”, ni los privilegios derivados de una avalancha de dinero en la política (visible u oculta). Con todo, una buena educación ayuda a que las personas piensen yendo más allá de palabrería y publicidad.

Puede contribuir a que se desarrollen sospechas sanas respecto a la sobre-simplificación y distorsión, incluso cuando se administran en fuertes dosis.

La democracia existente durante todo el año, y no únicamente en período de elecciones, requiere que los ciudadanos estén dispuestos, deseosos y sean capaces de participar, incluso defendiendo sus propios intereses y exigiendo que el Gobierno responda.

La educación puede ayudar a comprender el significado de la democracia y la importancia de participar en ella. Y los sindicatos de la educación pueden mostrar el camino, defendiendo tanto los intereses docentes como el interés público.

Sindicatos Y Sociedad Civil
La existencia de la sociedad civil, que garantiza que existan múltiples corrientes de pensamiento y diversos centros de poder en la sociedad, es una de las más firmes garantías de democracia. Y las democracias dentro de una democracia hacen que cobre vida; tomando las páginas de la historia y los libros de educación cívica para darles relieve y pasión.

La sociedad civil está presente a nivel nacional, pero también a escala regional e internacional. Existen múltiples definiciones de sociedad civil, pero dos elementos son centrales. Ha de representar los intereses y la voluntad de grupos de personas y debe ser independiente del Estado. Son muchas las organizaciones “no gubernamentales”.

Algunas de ellas realizan una valiosa contribución al debate y la información de la opinión pública, pero muchas veces no cumplen con una, o ambas, de las características antes citadas.

Por otro lado, los sindicatos libres son las organizaciones más representativas e independientes de la sociedad civil. Por su naturaleza y a través de sus acciones forman parte, al mismo tiempo, de la economía y de la sociedad.

En las democracias emergentes, suelen ser los trabajadores y trabajadoras, a través de sus sindicatos y actuando independientemente, quienes cambian el equilibrio de poderes y crean el “espacio” necesario para el desarrollo de otros elementos de la sociedad civil.

Los cambios históricos que tuvieron lugar en Polonia y en Sudáfrica constituyen dos ejemplos donde los sindicatos facilitaron un cambio fundamental en la sociedad, convirtiendo a sus países en lugares “seguros para la democracia”.

Los docentes y sus sindicatos desempeñan un papel especial en el movimiento sindical más amplio y en la democracia. No sólo constituyen el punto de contacto entre sindicatos y educación, y están vinculados con la democracia (además de asumir ambos papeles), sino que suelen situarse en la vanguardia de las luchas por la democracia.

Los déspotas generalmente comprenden mejor que los demócratas el poder y la importancia de las aulas y su potencial. También comprenden la “amenaza” al gobierno autocrático que representan los sindicatos, las fuerzas de la sociedad civil y las “escuelas para la democracia”.

Los sindicatos de docentes suelen ser relativamente grandes y están bien situados para contribuir a moldear las políticas sindicales en general. Debido a su papel clave en la sociedad y su amplia experiencia, los líderes del movimiento sindical más amplio son a menudo profesionales de la enseñanza.

Sindicalismo Sin Fronteras
“…La libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”, Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU

A nivel global, los docentes cuentan con la Internacional de la Educación (IE), su Federación Sindical Internacional (FSI). Combina lo mejor de la experiencia nacional en cuanto a cuestiones relacionadas con sindicatos y educación, y lo hace público. Es además la voz de los docentes ante la opinión pública global y ante las instituciones internacionales que juegan un papel cada vez más relevante en las vidas de los docentes.

Para los docentes y otros que trabajan para las autoridades públicas, los intereses comunes y globales pueden resultar menos obvios que para los trabajadores empleados por compañías multinacionales.

No obstante, existen numerosos vínculos vitales. Tanto los buenos enfoques como los malos parecen pasar de un país a otro con gran facilidad, aunque, por algún motivo, los “virus” parecen viajar con mayor rapidez que las buenas ideas. Las respuestas han de ser, por tanto, simultáneamente nacionales e internacionales.

Las decisiones políticas adoptadas o el asesoramiento brindado por la OCDE, el Banco Mundial, el FMI, la OIT, la UNESCO y otras instituciones internacionales tienen un impacto sobre los docentes y sus sindicatos. Lo mismo que procesos menos formales como el G20 y el G8, donde la IE ha conseguido tener voz.

También afectan a otros trabajadores y trabajadoras y a sus sindicatos. La IE trabaja en estrecha colaboración con la Comisión Sindical Consultiva ante la OCDE (TUAC) en relación con cuestiones educativas y económicas.

Ha asumido la presidencia de su Grupo de Trabajo sobre Educación durante varios años. También contribuye de manera substancial a las declaraciones preparadas por la Agrupación Global Unions ante otras estructuras, bajo el liderazgo de la Confederación Sindical Internacional (CSI).

La IE apoya y trabaja en estrecha cooperación con la Oficina de la Agrupación Global Unions en Washington DC, responsable de las relaciones con el FMI y el Banco Mundial. En la extensa labor desarrollada por la IE respecto a los derechos humanos y sindicales, trabaja con la OIT, incluso recurriendo a sus procedimientos de quejas y mecanismos de control, y colabora estrechamente con la CSI y con otras FSI.

La IE asume la iniciativa en el trabajo con UNESCO. Esa agencia de la ONU no sólo trata con cuestiones sobre educación como parte de su mandato, sino que cuenta con procedimientos especiales para proteger los derechos de los docentes.

La IE, al igual que sus afiliadas a nivel nacional, es especial, no sólo a causa de su experiencia, competencia y actividad, sino por su representatividad.

Un simple ejemplo de ello, que no podría darse en otro grupo privado, es su participación en las dos cumbres educativas celebradas en marzo de 2011 y 2012 y organizadas por el Departamento de Educación de EE.UU., la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la IE y sus afiliadas estadounidenses, la American Federation of Teachers (AFT) y la National Education Association (NEA).

Sentarse en una mesa mundial con Gobiernos que son a la vez empleadores, al tiempo que se representa a millones de docentes, además de aportar un foro para una discusión sustancial y de utilidad, constituye un ejemplo de reconocimiento sindical global.

Para mejorar la cooperación a nivel de los sindicatos mundiales, se establecería en 2007 el Consejo Global Unions (CGU). La IE no sólo estuvo presente en su creación, sino que su Secretario General, Fred van Leeuwen, podría muy bien ser descrito como su “partero”, quien lo trajo al mundo. Fue su visión y su perseverancia y paciencia lo que condujo a esta iniciativa de “coordinación estructurada”; un paso importante para el movimiento sindical internacional.

Van Leeuwen fue el primer Presidente del CGU y continúa influyendo en su dirección. Representantes de la IE participan en reuniones del CGU y en las reuniones de los Secretarios Generales, su Secretariado está involucrado en todos sus grupos principales de trabajo (la unidad de trabajo sobre comunicaciones, el grupo sobre relaciones de trabajo que trata sobre el trabajo precario, el grupo de trabajo sobre migración, y el grupo sobre servicios públicos de calidad).

Movilización : El Argumento De Nuestra Fuerza
Entonces, ¿Cómo es que las cosas van tan bien a esos niveles y están tan mal a otros niveles? No basta con echar la culpa a nuestros poderosos oponentes ni incluso a los fallos de nuestros aliados. Tenemos que mirarnos en el espejo; reconocer que todavía nos queda un largo camino para superar nuestras propias divisiones, comunicar de manera eficaz y coherente, eliminar las fronteras entre el sindicalismo nacional, regional y global, y movilizarnos.

Podemos estar orgullosos de nuestros avances, pero los desafíos que nos esperan son enormes. Para la IE y sus afiliados, asumiendo su papel tanto educativo como sindical, es necesario apoyarse si se quiere superar los logros históricos considerables para construir una educación y un sindicalismo más fuertes y más globales.

A nivel de la Agrupación Global Unions, necesitamos continuar manteniendo nuestras identidades y características especiales. Pero tenemos además que aprender a combinar de manera más eficaz la riqueza de las tradiciones y la experiencia que pueden encontrarse en distintos sectores y ocupaciones para aportarnos un poder colectivo superior al que poseemos individualmente.

No obstante, para todos los miembros de la Agrupación Global Unions, pese a la importancia que reviste una mejor coordinación, ésta no es suficiente para globalizar la justicia social. Necesitamos combinar la fuerza de nuestros argumentos con los argumentos de nuestra fuerza.

Si queremos contar con una palanca sindical con la que podamos mover el mundo, tendremos que construirla por medio de la movilización de los miembros de los sindicatos afiliados nacionales.

La coordinación nacional-internacional es el único medio mediante el cual podremos obtener un cambio real de la escala necesaria. Eso es la auténtica organización sindical. Y no hay atajos, trucos ni artilugios que puedan reemplazarla.

Nunca tendremos los ejércitos, el capital u otros medios de que disponen nuestros contrincantes. Pero somos varios millones compartiendo valores y aspiraciones. Tenemos esa chispa de solidaridad imbuida en nuestra naturaleza misma. Y cuando se avive esa chispa, iluminará nuestro camino, alumbrando a otros, y aportando “pan, paz y libertad” a nuestro planeta.

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El abc para reformar la reforma educativa

Por: Miguel Ángel Pérez

Diversos teóricos y especialistas en el asunto de la implementación y curso de acción de las reformas educativas coinciden en que toda iniciativa de reforma educativa (RE), está pensada en generar cambios o transformaciones cuya dirección está puesta en la mejora del aspecto del sistema o el sistema entero que se pretende reformar. La actual iniciativa de reforma educativa en México parece que se ha desarrollado a la inversa de dicho principio, de tal manera que el sistema se encuentra actualmente paralizado, colapsado por momentos.

El nivel y el clima de tensión es tal que los actores centrales de operar el sistema (docentes frente a grupo, directores de escuela, asesores técnico pedagógicos, etc.), han generado una especial animadversión a la actual iniciativa de reforma, el repudiar una iniciativa en concreto como sucede actualmente, genera una cultura de oponerse a todo iniciativa de reforma y esto en el fondo genera una cultura de la no aceptación por el cambio.

Estoy seguro que en la mayoría de los y las mexicanos prevalece un deseo de reforma muy distinto a la oferta que ha impuesto el actual gobierno, a nivel de representación social me parece que prevalecen imágenes ligadas con una mejor educación, con mayor certidumbre en su proceso, que expanda las áreas de oportunidad para la mayoría de mexicanos y mexicanas.

Por lo tanto es necesario desmantelar lo hasta ahora avanzado supuestamente, para corregir el rumbo ¿por qué? Debido a que considero que hemos equivocado el camino y se ha perdido con ello la claridad de hacia dónde se quiere llegar. Si bien el desarrollo educativo no es lineal, ni acumulativo, con la actual reforma se está viviendo una especie de parálisis del sistema. Reformar la reforma implicaría acciones como las siguientes:

  1. Se requiere generar una potente propuesta a modo de contra-propuesta proveniente de grupos de intelectuales, organismos civiles, académicos e investigadores con la intención estratégica de reformar la reforma. Reformar la iniciativa gubernamental de reforma significa desmantelar lo construido hasta ahora para edificar una nueva propuesta que ponga en el centro de las acciones y los ejes de desarrollo las verdaderas necesidades del sistema educativo mexicano, lo novedosos de esta propuesta deberá tener como atributos ser muy pertinente para el país en la coyuntura actual y muy incluyente en sus métodos de elaboración. Todas las voces, todas las propuesta deberán ser bienvenidas.
  2. El proceso de reformar la reforma, inicia con actualizar el diagnóstico de la realidad educativa nacional, por regiones, grupos sociales, niveles educativos, etc., se trata de colocar en el centro de las propuestas las verdaderas necesidades sociales, educativas, culturales y de otro tipo al considerar las exigencias de una sociedad demandante en constante transformación.
  3. Reformar la reforma implica construir un nuevo horizonte institucional que defina con claridad el punto de llegada y que facilite todos los medios y recursos para conseguirlo. Una educación de calidad social se concretiza en la medida en que se hacen operacionales los medios para lograrlo, la utilización de recursos humanos, de recursos financieros, pero sobre todo la legitimidad y el convencimiento en las estrategias y líneas de acción que se vayan trazando, es el elemento que le puede garantizar el éxito a la nueva propuesta..
  4. maestros-examenReformar la reforma implica junto a todo lo anterior, atender las áreas desatendidas, los grupos vulnerables, los espacios que se han mantenido en los márgenes del sistema, los grupos o agencias que se les ha golpeado o excluido como es el caso de las disidencias magisteriales, las disidencias universitarias, etc. Mirar lo no mirado implica una estrategia de inclusión verdeara, con el firme propósito de superar rezagos salir de zonas de bajo desarrollo y hacer transformaciones que nos garanticen cambios cualitativos que se hagan evidentes en el corto plazo.
  5. El perfil de reforma educativa al que se aspira para nuestro país deberá garantizar una línea base en la que los y las mexicanos en proceso de formación escolar puedan ser menos dependientes y más críticos que sepan interactuar con las nuevas tecnologías sin abusar de su uso, que al tener acceso a los diversos aportes de la cultura universal logren establecer delimitaciones en cuanto a especializarse desde muy temprano en un área o tópico de interés, el poder desarrollar otras competencias que no se reduzcan a las definidas desde los organismos mundiales como son las de solidaridad, cooperación, respeto a las diferencias, desplegar una verdadera cultura de paz, etc., que el espíritu o el sentimiento de mexicanidad se fomente de manera renovada reconociendo por igual a todos los méxicos que confluyen en el mismo territorio.

Bajo este complejo proceso de reformar la reforma se deberá contemplar al magisterio como pieza clave o como columna vertebral de las propuestas por venir. Para ello requerimos un magisterio sin charrísimos y sin corporativismos, sin presiones políticas ni obsesión por las evaluaciones que libremente se evalué el que quiera hacerlo y producto de ello puede tener estímulos o apoyo dependiendo del nivel de efectividad de la práctica demostrada. Requerimos una profunda congruencia y renovar la confianza entre quienes planean y quienes ejecutan.

La propuesta de reforma a la reforma nos obliga a reconocer el lugar en el que nos encontramos ahora y a definir con mucha claridad el punto a donde aspiramos llegar como país, como sistema, como educadores. En todo ello, reformar la reforma deberá ser la tarea de los verdaderos educadores mexicanos.

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Universidad, igualdad y desarrollo

Argentina/07 de mayo de 2016

 Por Julián Dércoli

Durante el último tiempo, los diarios de mayor tirada dedicaron una serie de notas a la problemática universitaria. Podemos agrupar esos artículos en dos bloques. El primero contiene notas que denuncian favoritismo y desmanejos fruto de la intervención de “la política”. El segundo bloque se caracteriza por cuestionar principios básicos de nuestro sistema, tales como la gratuidad y la capacidad de la universidad para garantizar la inserción laboral y el desarrollo. Ambos bloques comparten una misma cosmovisión: la universidad ya no es lo que era, ya sea porque la política se entrometió en los claustros y esto la pervirtió, o porque el sistema universitario se presenta como anquilosado ante un mundo nuevo “más dinámico”.

Los argumentos que esgrimen las notas del primer bloque son fácilmente rebatibles. La denuncia de la intromisión de la política como elemento perverso en la vida universitaria ha sido un elemento constitutivo de las interpretaciones hegemónicas de nuestra historia, contra el cual es necesario discutir, ya que afirma una perspectiva en la cual los mayores “éxitos” de la universidad se produjeron cuando no se metió en el medio “la política”. Estas interpretaciones están sostenidas sobre el pretendido ascetismo de la ciencia y la universidad, que concluye en una falsa dicotomía entre política y calidad educativa, una de las aristas de la dicotomía fundante del liberalismo criollo: civilización o barbarie.

El rasgo destacable de los artículos enmarcados en el segundo bloque es que plantean la necesidad de una modernización de las universidades. El cinismo de sus argumentos radica en que proponen elementos de individualización y privatización del sistema como claves para avanzar hacia una mayor igualdad y efectividad. Un ejemplo de esto es el artículo “¿Gratuidad es sinónimo de igualdad?”, publicado por La Nación. Su punto de partida es que la ausencia de un arancel implica una “gratuidad indiscriminada” que no “asegura la permanencia y la graduación”, razón por la que la inversión del Estado en educación superior finaliza en la apropiación de este beneficio por una minoría que se gradúa. Por eso, concluye que el desarancelamiento es un gasto ineficiente por parte del Estado, y propone que “paguen los que puedan” o “cobrarles a los graduados”. En otros casos se proponen “rigurosos” exámenes de ingreso, que descartan la posibilidad de la igualación social por intermedio del proceso educativo.

Es menester aclarar que nuestras universidades son desaranceladas, desde 1949, porque el Estado comprendía a la educación superior como una herramienta para contribuir al desarrollo del país, y para esto era necesario que accedieran las mayorías sin distinción económica. De esta forma se ampliaría la cantidad de cuadros profesionales y técnicos necesarios para el desarrollo nacional. En esta concepción, el beneficiario de la educación superior no es el individuo, sino el conjunto de la sociedad.

Ahora bien, el desarancelamiento no es sinónimo de permanencia y graduación en sí mismo, por eso el anterior gobierno promovió una mayor inversión en materia de becas y distintos programas de inclusión educativa, que, junto con el esfuerzo de las universidades nacionales, permitió el incremento del número de graduados, así como un cambio positivo en la tasa graduados-ingresantes (ver los anuarios estadísticos de la SPU y los informes del CEA 5 y 12).

Por otro lado, podemos coincidir al menos parcialmente, en que nuestra formación universitaria se encuentra desfasada con respecto a las demandas sociales y económicas. Esto se vincula con la cultura del aislamiento entre universidad, Estado y sociedad predominante en nuestra historia. Entendemos que es una relación a modificar en base a una estrategia de desarrollo nacional y no en función de las propuestas del mundo privado, ya que si esta demanda es resuelta por el mercado lo que se logrará es una segmentación de los circuitos educativos, perpetuando las diferencias de clase existentes en la sociedad.

Quienes queremos una Argentina desarrollada y socialmente justa, entendemos a la universidad como una de las herramientas para construir ese desarrollo. Otros proyectos políticos desestiman el papel del Estado y de la universidad, por eso buscan atacarlo esgrimiendo móviles de “eficacia y efectividad”. Desde esta supuesta racionalidad universal pretenden impugnar a las universidades nacionales, cuando un análisis de nuestro pasado reciente muestra que, con políticas activas, las universidades pueden corregir las tendencias negativas que las atraviesan. En otras palabras, aquello que se presenta como racionalidad universal no es más que el fruto de intereses de los negocios educativos privados por quebrar la hegemonía que tienen nuestras universidades en la formación superior.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/universidad/10-298620-2016-05-07.html

Fuente de la imagen: https://www.google.co.ve/search?biw=1024&bih=489&noj=1&tbm=isch&q=universidades+argentinas&spell=1&sa=X&ved=0ahUKEwi04YCIqcnMAhWMHh4KHRoYAVsQvwUILSgA#imgrc=2PHnHrXGAv-J1M%3A

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Los niños: vivir en violencia

Por: Abelardo Carro Nava

Con el paso de los años nos hemos acostumbrado al clima de violencia que se vive en México. Se ha vuelto tan rutinario escuchar en las noticias, con los vecinos, con los amigos, con los compañeros de trabajo, con nuestra pareja; en fin, con quienes regularmente convivimos, que a tal o cual persona la asaltaron, la secuestraron, la golpearon, la violaron, la sobajaron o la insultaron.

Como decía, se ha vuelto tan rutinario que tal hecho se observa –sobre todo en las grandes ciudades– con indiferencia. –¡Ni es de mi familia, por qué lo voy a defender!, ¡ay, Dios mío, pobre hombre (o mujer) lo están golpeando!, ¡bien merecido lo tiene, con seguridad andaba en malos pasos –. Son algunas de las expresiones que regularmente oímos decir a propios y extraños.

México, hay que reconocerlo, está sumergido en un clima de violencia nunca antes visto. Causas que han originado tal clima, son variadas y muchas de ellas, han estado ligadas a la fragilidad del estado de derecho, los altos niveles de corrupción y, por supuesto, el narcotráfico.

Desde mi perspectiva este último, es el que ha calado más hondo en la cultura del pueblo.

Recuerdo muy bien que hace un año, en una visita que realicé a la hermosa ciudad de Mazatlán, Sinaloa y, en una más reciente al bello estado de Chihuahua, me topé de frente con un fenómeno que, desde hace mucho tiempo, ha venido creciendo de manera imperceptible; me refiero pues, a los grupos norteños y/o bandas cuyas canciones, han llevado a uno que otro interprete, como Gerardo Ortiz, a ser citado ante las instancias judiciales. Nada malo tendría este aspecto que se relaciona con una de las más bellas expresiones del ser humano, la música; sin embargo, el manejo que se le da a través de los medios de comunicación –redes sociales y canales de televisión–, son de llamar la atención, pues en éstos se exhibe: dinero, camionetas lujosas, armas, joyas, mujeres –con poca ropa– y demás superficialidades que, de alguna manera, genera cierta reflexión y análisis sobre lo que uno quiere para sus hijos. Y esto… esto es precisamente lo que se está transmitiendo al pueblo cual esponja, absorbe y reproduce.

No, no crea que me espanto ante este tipo de cuestiones, solo le pediría cinco minutos de su tiempo para que viera en el canal de YouTube, un video que se titula “Narco Cultura, el documental”, publicado por el periodista Shaul Schwarz, en el que se evidencian todas y cada una de las cosas que líneas atrás describo y afirmo.

¿Qué es lo que pasa entonces?, ¿cuál es la aspiración de nuestros niños y jóvenes dado el contexto en el que se encuentran?, ¿cuál es el papel del maestro y la escuela mexicana?

Por principio de cuentas, y con la idea de sustentar mi dicho, quiero compartirle algunos datos sobre la violencia existente en el mundo, misma que incluye a niños y jóvenes menores de 18 años. Tanto el Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (Unicef) como el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), han reconocido alguna forma de violencia en más de 40 millones de éstos, motivo por el cual, se integró hace unos años la Ley General de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes, misma que en nuestro país, es y ha sido, letra muerta.

Ahora bien para el caso de México, esta misma organización (Unicef), dio a conocer algunas cifras que, desde mi perspectiva, son alarmantes: “62% de los niños han sufrido maltrato, 10.1% de los estudiantes han sido agredidos físicamente, el 5.5% ha sufrido violencia sexual y, el 16.6%, violencia emocional”.

Si esto no fuera suficiente, permítame brindarle un dato más: 21 millones de niños viven en pobreza y, de éstos, 4 millones 700 mil padecen pobreza extrema (Unicef).

Pobreza, violencia y cultura, son aspectos que indiscutiblemente han influido para que consideremos este tema, tan real como cierto, pero que es negado por varios funcionarios del gobierno federal en turno. Y es que mire usted, el mensaje que el pasado 29 de abril dirigió el Presidente a los niños y niñas de México, por el Día del Niño, sonó de lo más hueco y absurdo. El trabajo, explotación, pornografía y violencia infantil es una realidad ¿Por qué negar tales hechos si a la luz de las investigaciones se revelan con claridad tales fenómenos cuya magnitud es alarmante?, ¿por qué no atender la educación preescolar en lugar de proponer meros paliativos a través de las guarderías infantiles?, ¿por qué no dar paso a la aplicación irrestricta de la ley sin menoscabo alguno? La respuesta es simple: vale más la política que las realidades que enfrentan millones y millones de niños mexicanos.

profe-durango¿Vivimos en un país donde la violencia se ha vuelto una costumbre? Si. ¿La escuela y los maestros pueden hacer mucho al respecto? Desde luego. Sin embargo el trabajo es de todos, sin miramientos ni falsas promesas.

Ciertamente en los últimos días, el caso de maestros o maestras que han abusado de sustatus con el propósito de agredir o discriminar a sus estudiantes ha llamado la atención y han sido, si no me equivoco, sancionados pero… ¿serán los únicos que deben ser separados de sus cargos por sus actos cuando a diario se observa corrupción y tráfico de influencias en otros funcionarios públicos?

Como diría mi abuela: “o todos coludos o todos rabones”. Frase que encaja muy bien en este contexto, sobre todo, cuando nos enteramos de líderes sindicales o exfuncionarios públicos que han robado dinero del erario que, con dificultades, aportamos los mexicanos a través de nuestros impuestos.

El cansancio de la gente ante estos hechos es evidente. ¿Eso explica la violencia? Probablemente, pero también, los factores que con antelación señalaba. Trabajar a favor de los niños y niñas de México, es una prioridad. La creación de más leyes que sancionen o endurezcan sus penas colabora, si, pero en lo más mínimo.

Pensemos pues, en una educación que fortalezca los valores universales que son tan necesarios en un contexto violento como el nuestro si es que realmente pretendemos que nuestros niños y niñas sean mejores ciudadanos y mejores seres humanos.

Publicado primeramente en: http://www.educacionfutura.org/los-ninos-vivir-en-violencia/

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