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“Es necesario promover la bibliodiversidad»Entrevista al crítico literario David Becerra Mayor

09 Julio 2016/Autor: Enric Llopis/Fuente: Rebelion

Dado que toda literatura es, de manera conciente o inconsciente, ideológica, ya que reproduce y legitima lo quiera o no una determinada concepción del mundo, resulta imprescindible promover la “bibliodiversidad”, un concepto que surge en la década de los 90. Esta diversidad en los libros implica “combatir la estandarización y homogeneización del pensamiento que promueve la sociedad capitalista”, opina el crítico literario David Becerra Mayor, quien recientemente ha coordinado la obra “Convocando al fantasma. Novela crítica en la España actual” (Tierradenadie). Prueba de esta uniformidad literaria es que si se observan los suplementos culturales de los diarios “El País” o “El Mundo”, puede comprobarse que una veintena de editoriales concentran el 70% de la visibilidad. La conclusión es que proliferan lo que David Becerra Mayor ha llamado “novelas de la no-ideología”, funcionales al relato dominante y conformes en que hoy se vive en el mejor de los mundos posibles. Este joven crítico literario es autor de los libros “La novela de la no-ideología”, “La guerra civil como moda literaria” y coautor de “Qué hacemos con la literatura”. También ha realizado las ediciones críticas de “La mina”, de Armando López Salinas, y “La consagración de la primavera”, de Alejo Carpentier.

 

-¿Existe actualmente debate literario en España? ¿Te has visto envuelto en condenas o rifirrafes por tus posiciones críticas respecto a la literatura dominante?

Para que exista el debate, y por extensión la polémica, previamente tienen que existir las condiciones que hagan posible ese debate. Es lo que Terry Eagleton denomina -siguiendo a Habermas- “esfera pública discursiva”. Esa esfera, que según Eagleton surgió entre el siglo XVII y XVIII, en el contexto de la Ilustración, está habitada por “sujetos discursivos” que se reconocen a sí mismos como interlocutores válidos y legítimos, con los que se puede contrastar ideas, confrontar argumentos, exponer razones. Como en España no hubo Ilustración -o mejor dicho: la Ilustración que tuvimos fue borrada de la Historia, por considerarse “el siglo menos español de la Historia de España” (como decía Ortega)- esa “esfera pública discursiva” habitada por sujetos igualmente discursivos nunca se llegó a constituir del todo. Por eso no hay posibilidad de debate. Las voces críticas con el sistema -y con la narrativa dominante- son invisibilizadas, al no considerarse como legítimo su derecho a disentir. Como no existimos, como nos invisibilizan, no pueden discutir con nosotros. No se discute con quien no existe. Prefieren borrarnos. Cuando publiqué La Guerra Civil como moda literaria, un ensayo donde cuestiono el modo en que la novela actual ha despolitizado un conflicto que no puede entenderse, en mi opinión, sino desde lo histórico y lo político como fue la Guerra Civil, a las pocas semanas un novelista escribió en El País un artículo donde cargaba contra aquellos críticos que les exigen a las novelas una interpretación histórica y política de la Guerra Civil. Desde su punto de vista, la Guerra Civil no es sino un espacio lejano, y por lo tanto mítico, que ya no nos pertenece, y que por lo tanto solo podemos extraer de la Guerra Civil una lectura épica pero no política. Frente a las tesis materialistas que yo exponía en mi libro, el novelista reivindicaba una visión mítica del conflicto bélico. Evidentemente, la alusión era clara, y el debate hubiera podido ser productivo, pero no pudo existir el debate porque lo que pudo ser un debate se inició negando al interlocutor. Al no nombrarme no pude responder. La negación del otro forma parte de la estrategia de dominación. Sin embargo, otros autores sí me nombraron en textos publicados en sus blogs o en redes sociales (nunca en medios de comunicación tradicionales), cuando comprobaron que la lectura que de sus novelas se hacía en mi ensayo ponía de manifiesto las estrategias de reproducción y legitimación ideológica de sus textos. Pero sus comentarios, que podrían haber sido muy útiles para construir esa esfera pública discursiva, tampoco sirvieron para abrir un debate, porque no me consideraban interlocutor válido; sus comentarios estaban destinados a deslegitimarme por medio del insulto. Además de “sectario”, que es como siempre se cataloga a quien se opone al poder desde concepciones materialistas, me insultaban llamándome “joven” y “marxista”. En España “joven” y “marxista” funcionan todavía como insulto, lo cual demuestra lo envejecida que está la sociedad y su élite intelectual, pero también lo conservadora que sigue siendo. En estas condiciones es muy difícil el debate.

-En 2013 participaste con Raquel Arias Careaga, Marta Sanz y Julio Rodríguez Puértolas en la obra colectiva “Qué hacemos con la literatura” ¿Cuál fue la conclusión? ¿Tienen sentido hoy la literatura realista y las novelas de 900 páginas?

En Qué hacemos con la literatura nos preguntábamos no solo para qué sirve la literatura sino también -y sobre todo- a quién sirve la literatura. Porque la literatura no es -como así se construye desde el pensamiento dominante- un discurso inocente y neutral, autónomo respecto a la historia y la sociedad, y capaz de trascender el momento histórico en que se produce. La literatura -activa o pasivamente, consciente o inconscientemente- interviene en la sociedad, tanto para cuestionarla como para legitimar y reproducir la ideología dominante. Ese discurso que hemos convenido en denominar “literatura” nace -y esto lo explica mejor que yo Juan Carlos Rodríguez en Teoría e historia de la producción ideológica– como un instrumento de la burguesía para legitimar su asalto al poder contra una clase social (la nobleza) y unas estructuras sociales (el feudalismo) que impiden el desarrollo de sus fuerzas productivas. Entender eso nos parecía básico para bajar la literatura de las nubes y entenderla como un discurso histórico que participa en la transformación de los procesos asimismo históricos.

Respecto a la segunda parte de tu pregunta, no sé si tienen sentido hoy las novelas de corte realista y de 900 páginas. De hecho, ni siquiera estoy seguro de que la novela en sí misma -o más ampliamente: la literatura- tenga sentido hoy. No estoy seguro; y precisamente por eso, porque no estoy seguro, creo que es necesario seguir haciendo literatura, seguir hablando de literatura y seguir exigiéndole a la literatura que se comprometa, por si acaso una novela o unos versos pudieran llegar a tener un impacto, por mínimo que sea, en el cuestionamiento del estado de las cosas actual y en la posibilidad de imaginar otro mundo posible.

-También has escrito sobre la novela de la “no-ideología”. ¿Qué caracteriza a estos textos? ¿Qué autores y obras pondrías como ejemplo de este tipo de narrativa?

Denominé “novelas de la no-ideología” a aquellas novelas que, desde 1989 hasta hoy, son funcionales al relato dominante. Son novelas que asumen que vivimos en el mejor de los mundos posibles, en un mundo que se sitúa en el tantas veces proclamado “Fin de la Historia”. Son novelas que asumen que no hay posibilidad de construir un mundo mejor, que no hay horizonte de transformación política y social posible. Además, interpretan que todos nuestros conflictos son siempre individuales, nunca se entienden desde lo histórico, lo político o lo social. Son novelas que hablan del yo y nunca delnosotros. Como dirían Balibar y Macherey, son novelas que desplazan las contradicciones radicales del sistema -esas contradicciones ante las que nos sitúa el capitalismo todos los días- a favor de unas contradicciones asumibles por ese mismo sistema. Todo conflicto se explica desde nuestro interior, desde el yo, nunca desde el exterior, desde el sistema capitalista. Son novelas que se presentan como no-ideológicas, pero claro que son ideológicas y además los efectos políticos que producen son inmediatos: nos tratarán de convencer de que no hace falta cambiar el sistema para cambiar nuestra situación individual, lo que tengo que hacer es cambiar yo, adaptarme a la situación, para resolver el conflicto. Son discursos nada inocentes.

¿Qué autores y obras incluyo en La novela de la no-ideología?

Analizo a autores como Almudena Grandes, Antonio Muñoz Molina, Elvira Lindo, Javier Marías, Juan José Millás o Javier Cercas, entre otros. El caso de Javier Cercas es paradigmático. Al asumir el autor que vivimos en un mundo aconflictivo, perfecto y cerrado, parece que en esas condiciones es muy difícil escribir una novela. Como vivimos en un mundo en el que no pasa nada –“sin épica”, dice Eduardo Mendoza; “aburrido y democrático”, dice Almudena Grandes-, ¿de qué van a hablar las novelas? Almudena Grandes acudirá a la Guerra Civil para poder armar una trama -entonces sí pasaban cosas interesantes, no como ahora, dirá ella o su inconsciente ideológico, en el epílogo que cierra su novela Inés y la alegría-. Javier Cercas hace lo mismo en Soldados de Salamina, pero El móvil, una novela corta anterior, trata de lo siguiente: El móvil es una novela sobre un novelista sin inspiración que quiere escribir una novela, pero no le sale, al vivir en un mundo donde no pasa nada interesante, digno de trasladar a una novela (en verdad, es el argumento de todas las novelas de Cercas). La realidad, vacía y anodina, le impide al escritor escribir una gran novela, y el protagonista finalmente se verá obligado a cometer un asesinato para poder extraer de la realidad una trama, con la suficiente dosis de intriga, para escribir una novela. Ese es el móvil que anuncia el título: la posibilidad de escribir una novela en un mundo que se ha quedado sin épica, cuando la realidad como materia novelable -que diría Galdós- se ha quedado sin trama. El móvil de Cercas muestra, de forma muy transparente, cómo se ha interiorizado el discurso de que vivimos en el mejor de los mundos posibles, sin conflictos ni contradicciones.

-Como crítico literario, ¿consideras que las reseñas y críticas se caracterizan por una cierta jerga retorcida y un punto oscura, que las hace de difícil acceso para los no iniciados? ¿Se cae en ocasiones en un amaneramiento que envuelve de retórica el puro sentido común?

Depende del medio. Por ejemplo, en las páginas culturales y los suplementos de la prensa generalista, las reseñas y las críticas no son más -o para no ser injustos: no suelen ser más- que textos informativos sobre el contenido del libro. Apenas hay reflexión o argumentación, apenas análisis crítico, simplemente exposición de contenido y pinceladas sobre la forma (siempre separados, como si de dos cosas distintas se tratara). No son más que noticias de la novedad literaria. Pero quizá esa falta de profundidad derive de que el medio y el formato reseña/crítica no sea el más apropiado para hablar de literatura. En el ámbito académico, es cierto que a veces la crítica tiende a servirse de esa “jerga retorcida y un punto oscuro” de la que hablas, utilizando un lenguaje solamente comprensible para aquellos que forman parte no del gremio académico, sino de la escuela teórica a la que pertenece el crítico. Sin embargo, en el ámbito académico español, que se mueve entre el positivismo y el más tradicional enfoque filológico, sucede incluso lo contrario: hay un absoluto rechazo a la teoría. Se reivindica una lectura transparente del texto, sin la mediación de discursos teóricos que acaso podrían alejarnos del sentido real del texto -argumentan. Claro que este discurso también tiene implicaciones ideológicas, porque, como decía Louis Althusser, un vacío teórico es siempre un lleno ideológico. Habría que estudiar con qué ideología se llena el vacío teórico de los discursos críticos que salen de la universidad.

-Eres fundador y director de la “Revista de crítica literaria marxista”. ¿Qué diferencias separan a la crítica convencional de inspirada en el marxismo? ¿Qué rasgos destacarías desde esta perspectiva en obras como “La Celestina” o “El Quijote”, que has analizado en tu condición de crítico literario?

La crítica literaria marxista, a diferencia de otros acercamientos teóricos o críticos a la literatura, concibe el texto como el resultado de unas condiciones históricas -sociales, políticas, etc.- específicas. La literatura no es algo que surja porque sí ni es el resultado de un genio creador e inspirado, tocador por una varita mágica; la literatura es un producto de lo que Juan Carlos Rodríguez denomina la “radical historicidad”. La crítica literaria marxista observa cómo el texto contiene las contradicciones ideológicas de una época, cómo reproduce una ideología concreta y cómo legitima una concepción del mundo y no otra. La función del crítico es siempre analizar esos discursos públicos llamados «literatura», y en el caso de un crítico literario marxista, observar su potencial emancipador o, al contrario, la capacidad inmovilizadora de esos discursos.

La Celestina o El Quijote son, por ejemplo, dos obras que representan muy bien las contradicciones que surgen entre un mundo que está en descomposición -el feudalismo- y otro mundo que emerge -el primer capitalismo en España. Esos dos mundos -vale decir: modos de producción- coexisten en el momento histórico en que esas novelas se escriben -se producen- y esa contradicción entre dos sistemas en pugna no solo se refleja en el texto, sino que determina el propio texto. El personaje de don Quijote contiene elementos residuales y emergentes -la terminología es de Williams- de ambos mundos. Don Quijote es un hidalgo que, con la descomposición del feudalismo, ha perdido su razón de ser, su función social. Su disfunción le conduce a esa nostalgia de querer vivir en un mundo que ya no existe, y que quizá no ha existido nunca, el de las novelas de caballerías. Pero sería erróneo entender que en la ideología don Quijote solo late una nostalgia por un mundo perdido; para convertirse en caballero, don Quijote tiene primero que acudir al mercado (vender sus tierras para comprar los libros de caballerías que a la postre le harán enloquecer) y seguidamente concebir, como solo se puede concebir en el capitalismo (nunca en el feudalismo), que la identidad depende del yo, no de la sangre, del linaje. Y don Quijote se cambia de nombre, y afirma aquello de “yo sé quién soy y sé quién puedo ser”; es decir, que él mismo va a construir -a escribir- su propia vida, no como sucede en el feudalismo, donde la vida está previamente escrita y es reflejo de la verdad celestial. En el feudalismo, no es posible elegir qué pasos dar, porque el destino ya está escrito. Frente al destino, El Quijote habla de libertad, de una libertad que depende enteramente del yo. Don Quijote no podría haber existido si previamente no surge el yo-libre capitalista (véase para un acercamiento marxista a la novela de Cervantes el libro El escritor que compró su propio libro. Para leer “El Quijote” de Juan Carlos Rodríguez).

-Estudiar con detalle los planos narrativos, la coincidencia de personajes y espacios en diferentes obras de un autor, el estilo, las expresiones o los reflejos autobiográficos en un texto, ¿supone (este trabajo de crítica) “desguazar” una obra literaria, “despiezarla”, arrebatarle el misterio que comparten el autor y el lector de un libro?

A mí la noción de “autor” me interesa poco. No creo que el autor sea dueño del sentido de su texto. La noción de “autor” puede resultar útil para un acercamiento positivista a la literatura en el que pretendamos construir el sentido del texto como reflejo de la biografía de su autor. Pero creo que el sentido del texto escapa del control del autor. Por eso, prefiero analizar un texto literario como el resultado de unas condiciones históricas concretas y objetivas, sin detenerme a analizar -aunque a veces pueda resultar también interesante y por supuesto útil- cuál era la intención del autor al componer ese texto. El autor puede ser dueño del “proyecto” literario, pero no lo es siempre de su “resultado”. En el resultado final de la obra operan otras mediaciones, entre las cuales también está, obviamente, la del autor, pero no creo que sea la que más peso tenga.

Luego, al poner en cuestión la noción de “autor” se pone de inmediato en cuestión esa definición neohumanista de lectura como un diálogo o comunión de almas, que se encuentran en el libro, y se identifican en el libro, a pesar de que les separe una distancia de siglos o kilómetros. En ese diálogo/comunión sería posible encontrar el “misterio” de la literatura, que, como lectores, nos permite vernos reflejados en todos los textos. Pero la identificación es una trampa ideológica que nos impide tomar conciencia de la historicidad de los textos, nos impide reconocer que lo que hay en el texto no es algo eterno e inmutable, sino algo radicalmente histórico.

-En septiembre de 2015 te encargaste de la coordinación del ensayo “Convocando al fantasma. Novela crítica en la España actual”, publicado por la editorial “Tierradenadie”. ¿Qué obras y autores actuales convocan al “fantasma” del capitalismo, lo nombran y muestran sus vergüenzas?

El título del libro proviene de una cita de Belén Gopegui. En su última novela, El comité de la noche, un personaje dice que “escribir es convocar al fantasma”. Se trata, claro, del fantasma del que hablaron Engels y Marx en El manifiesto comunista. En este libro colectivo tratamos de analizar las novelas actuales que, desde nuestro punto de vista, son críticas con el sistema capitalista, lo nombran y, en algunos casos, tratan de superarlo. En el libro se analiza la obra de autores como Belén Gopegui, Marta Sanz, Isaac Rosa, Rafael Chirbes, Rafael Reig, entre otros, por citar solamente algunos de los más conocidos.

-¿A qué autores y textos literarios “clásicos” de la Literatura Española incluirías si se te permitiera agregar un apéndice a “Convocando al fantasma”? ¿Tal vez a Valle Inclán, pese a lo que últimamente señalen algunas interpretaciones “revisionistas”?

El problema es que el canon literario español ha expulsado a aquellos autores que se enfrentaron, desde la literatura, al poder. Estoy pensando en los autores del realismo social de los cincuenta, como Armando López Salinas, Jesús López Pacheco o Antonio Ferres; o autores de la llamada “generación perdida de la literatura española”, novelistas que hoy apenas conocemos porque de su generación solamente leemos a los poetas de la mal llamada “Generación del 27”. Estoy pensando en Luisa Carnés, por ejemplo, autora de una novela interesantísima titulada Tea rooms, que es una novela que describe la sociedad española de la década de los treinta desde la perspectiva de una camarera que trabaja en una cafetería de Madrid. Luisa Carnés ha sido doblemente olvidada, por comunista y por mujer. Pero a veces hay buenas noticias en el mundo literario, y la editorial Hoja de Lata va a publicar este mismo año, por primera vez desde 1934, una nueva edición de la novela de Luisa Carnés.

Pero, si me preguntas por los canónicos, podríamos incluir algunas obras de Valle-Inclán, al Pérez Galdós que, como dice Julio Rodríguez Puértolas, escribe desde la burguesía contra la burguesía, y quizá obras como el Lazarillo, La Celestina o El Quijote, que no convocaban al fantasma de 1848 -no podían hacerlo- pero sí resultan interesantes para entender la formación del primer capitalismo en España.

-Y en el contexto europeo y global, ¿quiénes convocan hoy al “fantasma” capitalista y lo desnudan para que afloren sus contradicciones?

No soy experto en literatura europea y por lo tanto solo puedo responder a esta pregunta como lector interesado en lo que se produce fuera de nuestras fronteras, pero no como especialista. Lo cierto es que la mayoría de novelas extranjeras que se traducen y se publican en España son aquellas que pueden ser bien recibidas por la ideología dominante. Por ello, la mayoría de novelas de autores extranjeros que leemos en España son asimismo novelas de la no-ideología. No obstante, y como no podía ser de otra manera, hay notables excepciones. Por ejemplo, a mí me interesa mucho la narrativa de Lionel Tran, un novelista francés que solamente ha publicado, por el momento, dos novelas cortas: Sida mental y Sin presente (ambas publicadas en España por Periférica). Son novelas que si bien no estoy seguro de que en su proyecto se cuente la idea de convocar al fantasma y desnudar las contradicciones capitalistas para que afloren, son novelas que muestran de una forma tan clara el grado de malestar social que vive la sociedad contemporánea que sacude al lector de tal modo -lo deja con tan mal cuerpo- que sale de la novela de forma distinta a la que había entrado en ella. Es una novela que si bien no imagina una solución política colectiva para resolver el conflicto que describe, ese malestar desborda el texto y nos hace reflexionar sobre la necesidad de cambiar el rumbo de las cosas.

Por otro lado, también me interesa el proyecto Wu Ming en Italia, un colectivo de artistas y escritores que deciden prescindir de la noción “autor” y de este modo enfrentarse, por un lado, a la industria cultural -basada en la idea de “autor” como marca comercial- y por otro lado para proponer otro relato de nuestra historia.

 También me interesa mucho la obra de John Berger, no solo los ensayos que escribe como historiador marxista del arte, como Ways of seeing, sino también sus textos literarios, mezcla de novela y testimonio, donde nos muestra, en algunos de ellos, una perspectiva distinta a la del relato oficial sobre las guerras de Oriente Medio. Estoy pensando, por ejemplo, en From A to X. Berger, sin duda, está en la nómina de escritores que convocan al fantasma.

-¿Por qué la Guerra Civil llegó a convertirse en una “moda literaria”? ¿En qué sentido lo es? ¿Qué autores y novelas se han sumado a esta tendencia y han despojado de su esencia, o incluso interpretado torticeramente, la contienda del 36?

En principio, como lector, uno no puede sino celebrar que de pronto se escriban tantas novelas sobre la Guerra Civil. Teniendo en cuenta de dónde veníamos -los pactos de olvido y silencio de la Transición- no puede sino interpretarse como una buenísima noticia que se empiecen a publicar novelas sobre la Guerra Civil española. Sin embargo, cuando se empiezan a leer y a analizar estas novelas no se puede sino rebajar la euforia. Porque muchas de las novelas que se autoproclaman “novelas de la memoria histórica” en realidad no lo son. En primer lugar, observamos que la Guerra Civil se ha convertido en un atractivo telón de fondo, en un escenario donde ocurren tramas que nada tienen que ver con la Guerra Civil; tramas donde la Guerra Civil funciona como un decorado. En segundo lugar, si entendemos que la memoria -en un sentido político fuerte y de raíz benjaminiana- es un instrumento para traer el pasado a nuestro presente con el objetivo no solo de reparar el pasado sino de transformar el presente con la fuerza de todos los vencidos de la Historia, en estas novelas la memoria brilla por su ausencia. Son novelas que desconectan presente y pasado, que nos muestra el pasado como un tiempo lejano, que no nos pertenece, que no tiene nada que ver con nosotros. Son novelas que funcionan como el espejo reluciente del que hablaba Fredric Jameson: un espejo que desprende un brillo cegador que impide que veamos nuestro rostro reflejado en él. Estas novelas nos deslumbran y entretienen con aventuras de amor y muerte, aventuras que suceden en un lugar que parece remoto y mítico. Al no vernos en el espejo/pasado y, en consecuencia, al concebir el pasado como algo ajeno a nuestra experiencia, no nos comprometemos con él, ni para intervenir en el pasado ni para transformar un presente en el que sigue viviendo el pasado, aquel pasado que ganó la Guerra Civil.

Las modas literarias -los best-sellers en general, que en absoluto son textos solamente entretenidos- no son nada inocentes. Suelen captar cuáles son los temas que interesa al grueso de la ciudadanía, temas que pueden tener un potencial político emancipador o transformador, y se apropian de él para desactivar ese potencial político. Cuando la sociedad española empieza a perder el miedo a hablar del pasado y se empieza a organizar en movimientos de recuperación de la memoria histórica, surgen estas novelas sobre la Guerra Civil donde se habla de la Guerra Civil pero sin mostrar la guerra como un conflicto histórico, político y social, sino -como decíamos antes hablando de las novelas de la no-ideología- como una suma de conflictos individuales y morales. La Historia, en sentido estricto, nunca aparece en las novelas. Son novelas históricas sin Historia. Decía Žižek que en la posmodernidad bebemos cerveza sin alcohol, café sin cafeína, helado sin azúcar y, yo añado, leemos novelas históricas sin historicidad.

¿Qué autores analizo en La Guerra Civil como moda literaria? Hay algunos abiertamente revisionistas como puede ser Manuel Maristany, autor de La enfermera de Brunete, una novela que Planeta describe como la gran novela sobre la Guerra Civil, pero que en realidad es una novela que reproduce todos los mitos de la Cruzada de Franco; a saber: que la República era un caos y que había que introducir un correctivo por el bien de España, como fue el golpe de Estado, que España (sic.) actuaba en legítima defensa ante el terror rojo y que la República no era más que un satélite de la Unión Soviética. Así habla la mejor novela sobre la Guerra Civil según Planeta. Pero también analizo otras como Soldados de Salamina de Javier Cercas, los Episodios de una guerra interminable de Almudena Grandes o La noche de los tiempos de Antonio Muñoz Molina, y un largo etcétera.

-Estas diferencias entre “apocalípticos” e “integrados”, en terminología de Umberto Eco, ¿se podrían aplicar también a la poesía española de los últimos años? ¿Puedes mencionar ejemplos?

Hay distintos proyectos poéticos en España ahora mismo, pero yo no utilizaría la terminología de Eco, pues él la utiliza básicamente para hablar del posicionamiento del intelectual ante la cultura de masas, y las corrientes poéticas españolas en la actualidad se enfrentan por cuestiones bien diferentes. La poesía que se produce hoy en día y que tal vez sea la más interesante, desde mi punto de vista, es la llamada “poesía de la conciencia crítica”, que por cierto ha analizado de forma magistral Alberto García-Teresa en libro asimismo titulado Poesía de la conciencia crítica. En ella encontramos autores como Jorge Riechmann, Enrique Falcón, Antonio Orihuela, Isabel Pérez Montalbán o María Ángeles Maeso, entre otros. Es una poesía cuya principal característica consiste en que, como señala García-Teresa, “sitúa el conflicto socioeconómico y político que atraviesa la actual coyuntura histórica en el centro y en el eje (implícita y explícitamente) de su creación poética, manifestándolo de una manera crítica”.

También resulta interesante leer la poesía de la otra sentimentalidad (que luego derivó en la llamada “poesía de la experiencia”, hoy mainstream). La poesía de uno de los fundadores de esa corriente, Javier Egea, que en los últimos años se están volviendo a publicar sus versos, resulta a todas luces interesantes, ya que Egea perseguía -y posiblemente lo logró- componer una poesía materialista. Una autora de la otra sentimentalidad que me sigue interesando es Ángeles Mora, poeta materialista y feminista, que escribe desde la subjetividad, pero siendo muy consciente de que el yo desde el cual se escribe está atravesado por un afuera -el capitalismo y el patriarcado- que nos construye. Por lo tanto, cuando decimos yo no estamos hablando únicamente de lo subjetivo, sino de todas aquellas mediaciones que construyen nuestra subjetividad. Como ella misma afirma: “El infierno no son los otros, como decía Sartre, el infierno está en nosotros”. Esta toma de conciencia de que el infierno –i.e.el capitalismo- está dentro de nosotros demuestra aquello que decía Louis Althusser: “para cambiar el mundo de base (y junto a otras muchas cosas) es preciso cambiar, de base, nuestra manera de pensar”. Bien parece que es más fácil luchar contra el capitalismo que contra nosotros mismos.

-Con la crisis han florecido numerosas editoriales pequeñas y escritores noveles que sobreviven a golpe de voluntarismo, que lanzan ediciones muy cuidadas y en las que se exprime al máximo el talento y la creatividad. Tal vez se trate de la libertad que permite el “amateurismo”, ¿pero es posible sobrevivir así mucho tiempo, sin cobrar y sólo armados con la vocación? ¿Es una falta de respeto a estos autores toda la promoción que reciben obras como la última del Premio Nobel Vargas Llosa (“Cinco esquinas”), y sus exquisitas disquisiciones sobre el erotismo y la pornografía?

No es solo falta de respeto, es falta de bibliodiversidad. Creo que es necesario poner sobre la mesa un debate serio sobre bibliodiversidad; este es un concepto que surge en la década de los noventa, en el contexto de la UNESCO, pero que últimamente algunos -como Alfonso Serrano, Eva Fernández y yo mismo- estamos reivindicando en un sentido más político y por supuesto materialista. Creemos que es necesario promover la bibliodiversidad, es decir, la diversidad en el ámbito de los libros, para combatir la estandarización y homogeneización del pensamiento que promueve la sociedad capitalista; una sociedad más bibliodiversa en lo cultural será también una sociedad más activa, más plural y más crítica. Y es necesario trabajar -luchar- para lograrlo. No puede ser que, si analizamos suplementos culturales como Babelia o El cultural de El mundo, los más leídos en este país, observemos que el 70% de la visibilidad la monopolizan no más de veinte editoriales, que siempre son las mismas. En España, como ha sucedido en América Latina, es necesaria una Ley de Prensa que regule el poder de los medios de comunicación privados; en esta Ley de Prensa habría que reservar un apartado para la promoción de la bibliodiversidad.

-Por último, si toda literatura es, de algún modo, política, ¿consideras que determinadas obras de Unamuno, Sábato, Ionesco, Pirandello o Kafka, que plantean conflictos existenciales y no ponen directamente el foco en la lucha de clases, le hacen el juego al sistema?

No creo que toda literatura sea política, sino ideológica. Es importante diferenciar estos dos conceptos. Por literatura política hay que entender -en mi opinión- aquella literatura que sitúa lo político en el centro del texto, que reconoce el conflicto y que reconoce que nuestros problemas, por muy íntimos que sean, tienen su correlato en lo político. Son novelas que, además, son escritas para intervenir en la sociedad. No toda la literatura es, pues, política. Pero sí son todas, consciente o inconscientemente, ideológicas, ya que toda novela asume -y reproduce y legitima- una visión del mundo, aunque no se cuente entre sus objetivos hacerlo (recordemos la diferencia entre “proyecto” y “resultado”). Por lo tanto, si una novela asume una perspectiva existencial y esa perspectiva borra o diluye la lucha de clases es posible que esa novela le esté negando al lector la posibilidad de concebir sus conflictos como conflictos políticamente determinados; luego, sería una novela que, posiblemente, estaría inmovilizando al lector, obligándole a resignarse, haciéndole asumir que vivimos en un callejón sin salida y que por lo tanto no vale la pena organizarse y tratar de superar, de forma colectiva, el problema que retrata. No obstante, y esto es preciso también apuntarlo, hay también novelas que, aunque no imaginen una salida política a una problemática concreta (hemos hablado antes de Lionel Tran), es tanto el malestar descrito en sus páginas que incluso puede llegar a desbordar al propio texto, y un texto que en principio parece que solo sirve para suturar la ideología dominante finalmente termina saturándola. Y nos permite abrir -o imaginar- nuevos horizontes, o al menos nos permite pensar que es necesario imaginarlos para superar ese malestar descrito, ese malestar que no nos permite vivir dignamente.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=213936&titular=%93es-necesario-promover-la-bibliodiversidad%22-

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Entrevista a Virginie Despentes, escritora: «El feminismo ha sido la revolución más importante del siglo XX»

Elisa G. McCausland
Periódico Diagonal

La escritora y cineasta responsable de Teoría King Kong (Melusina, 2007) y Fóllame –novela y película–, Virginie Despentes, tiene una presencia intimidante, pero unas maneras cálidas. Se siente muy cómoda entre libros.
En la habitación en la que estamos hay varias estanterías y, antes de comenzar la entrevista, su vista se posa en los lomos de algunos de ellos, siempre a la caza de algo interesante. Tiene curiosidad por saber el punto de vista de los otros, curiosidad que se explica por una necesidad de saber sobre contextos parecidos al que actualmente se está viviendo en Francia.
Incide en su edad, 47 años, y en lo ilusionada que está por la fuerza demostrada en La Noche en Pie (Nuit Debout). Esta emoción contrasta con el sentido de la novela que ha venido a promocionar a la Feria del Libro de Madrid, Vernon Subutex 1 (Penguin Random House, 2016), primer episodio de un relato poliédrico donde se exponen las hebras de todo un tejido generacional.
Entendiendo que el final de esta novela es un principio, pues estamos ante una trilogía, me gustaría comenzar preguntándote por la generación que retratas, una generación perdida pero resistente, que ha llegado tarde a las batallas por el capital simbólico que se libran en las redes sociales, en internet, pero que, a pesar de haber sido atropellada por el presente, se mantiene, sobrevive.
Lo que a mí más me interesa de toda esta cuestión es un tipo de guerra de clases que es declarada desde arriba, que ha sido mucho más violenta, potente e inteligente de lo que esperábamos la gente de mi generación. Es una derrota de la clase media, ahora precariado. Y mi sensación es de sorpresa; mi generación no se esperaba este ataque, no podríamos haber advertido cómo hemos perdido todo. Cierto es que lo vimos venir, pero no creímos que fuera tan fácil. Es la velocidad lo que nos ha desconcertado. Por eso me interesaba especialmente la alegoría, el símbolo de cómo ha desaparecido el disco, parecido a cómo desapareció la Alemania del Este.
El hecho clave es que mi generación, al menos la gente de mi alrededor, no esperábamos quedarnos sin nada a los cincuenta. Al estar entre dos generaciones, la tuya y la de mis padres, puede que hayamos resultado ser los más confundidos: hemos visto todo un mundo desaparecer, no entendemos muy bien dónde encajamos y nos sentimos entre dos realidades; pero, a la vez, como te comentaba antes, no nos ha pillado desprevenidos del todo. Es la velocidad lo que nos ha desconcertado. No tenemos recursos, pero tenemos una super forma física que nos empuja a preguntarnos: Y ahora, ¿qué hacemos?
Lo ves como un potencial.
Veo a mi alrededor que, para sobrevivir, tendremos que convivir, de manera colectiva, porque no vamos a tener muchas otras opciones. Es probable que nos toque experimentar otras maneras de envejecer, tejiendo redes de solidaridad, pues no tenemos recursos materiales, pero sí fuerza física y ganas de hacer cosas.
En ese sentido, ¿detectas una falta de confianza en las instituciones, en ese supuesto Estado del bienestar?
En Francia está completamente destruido. La pregunta de sí o no al Estado era una cuestión candente en los 80, incluso en los 90; ahora no tiene sentido, el 1% ha acabado con él. Están destruyendo todas las instituciones públicas, como aquí, pero en Francia lo veo más cerca. Desde hace dos legislaturas, y no van a acabar mañana.
Lo que está ocurriendo en Francia lo veo claramente como una violación: van a descomponer el Estado, te guste o no te guste; pero mejor si lo que quieren de ti te lo pueden arrancar por la fuerza. Las instituciones, tal y como yo las conocí, están totalmente destruidas; y si todavía existen, están tan corrompidas que da igual.
Estamos ante los albores de una nueva explotación laboral. Una en la que la mayoría de la gente será completamente inútil. No estoy hablando de un lumpen proletariado; me refiero a auténticos inútiles. Entonces, ¿qué harán con esta gente? Entramos en la lógica del campo de explotación, de concentración.
Creo que no sería descabellado pensar que en la cabeza de los poderosos pueda haber ciertas ideas relacionadas con la explotación del cuerpo; reservas con las que poder experimentar para farmacéuticas, por ejemplo.
Lo que puede que no sepan es que la resistencia va a ser feroz, ya sea en forma de terrorismo islámico o extrema izquierda. Y que nuestro conocimiento de la historia es mucho más sofisticado de lo que creen. En Francia es evidente estos días, el país funciona con nuestra fuerza y somos cada vez más numerosos. Después de las huelgas, somos más conscientes de que podemos parar el país.
Se espera, entonces, una resistencia.
Lo pienso y lo espero. Quizás lo pienso porque lo espero. Ensayos como La doctrina del shock (Paidós, 2007), de Naomi Klein, te permite entender hasta qué punto está sistematizada esta forma de control. Asimismo, pienso que no se dan cuentan de que tenemos una gran cantidad de herramientas a nuestro alcance, y aquí veo internet con mucho espíritu crítico, pero también veo el potencial de la herramienta para saber, para aprender.
Donna Haraway, en sus últimos textos, habla sobre estas situaciones antagónicas haciendo fuerza a la vez. Por ejemplo, la resistencia de la extrema izquierda en Francia coexiste con la resistencia del terrorismo islámico. Coexisten, pero no se encuentran, porque no tienen nada que ver la una con la otra.
En Vernon Subutex 1 hay diferentes retratos de aquellos y aquellas que entendieron y vivieron la industria cultural en los 80 y los 90; personajes que lograron vivir de ella. Además, tu novela parte de un desahucio, en París. Me preguntaba qué pensabas sobre la responsabilidad de la llamada «clase creativa» (Richard Florida) sobre todo lo que ha supuesto la gentrificación, no sólo urbana, sino cultural. O lo que es lo mismo, hasta qué punto la industria cultural, también la musical, ha sido cómplice de la situación presente.
Para mucha gente en los 90 el único destino posible era el neoliberal. Creímos que podríamos entrar en este juego y salir limpios, pero con el cambio de siglo nos dimos cuenta de que nadie sale limpio de ahí. Sales muerto, vaciado de tu contenido. Y aquí veo la figura de Kurt Cobain y de la propia Nirvana como un síntoma interesante, pues era cómplice, pero, a su vez, fue el primer sorprendido por el éxito. Ocurrió también en el ámbito del arte, o en el de la novela, y no era algo que muchos de nosotros buscáramos, simplemente sucedió. Como una ola que te arrolla y de la que te preguntas ‘mierda, cómo salgo’. No encontramos la respuesta.
Pero creo que ser cómplice o no, no es lo más importante. A mi lo que más me impacta al ver de vuelta los movimientos sociales es la falta de películas, de novelas que inviten a la acción. Es como si el arte, la cultura estuvieran en un estado de depresión. Y no es que la gente no espere nada del arte, tiene más que ver con una cierta incapacidad para producir canciones, películas, novelas, textos políticos… y no sé a qué es debido.
Con ser cómplice me refería a cómo los artistas son utilizados para gentrificar espacios, incluso sin que ellos sean conscientes de ello.
Esto es muy interesante. En París, los barrios que se gentrifican son aquellos en los que la gente como yo puede vivir. Quizá lo que deberíamos estudiar es por qué no podemos entrar en los barrios de las clases altas, aquellos que no necesitan de la gentrificación.
Yo vivo en un barrio del norte de París que se llama Belleville, que está sufriendo un proceso de gentrificación. Sin embargo, no me siento como un agente de limpieza. Siempre he vivido en barrios populares, y no tengo dinero para costearme una casa en los barrios pudientes. ¿Cómo infiltrarnos en estos últimos? Nosotros, artistas, deberíamos pensar más en cómo entrar en los barrios ricos y destruir, metafóricamente, estas zonas ultra protegidas.
La tensión que, creo, existe en esto que estamos hablando, y en la novela, es catalizada por tu protagonista, Vernon, en una inercia suicida impensable en estos tiempos donde el pragmatismo siempre gana la batalla.
Inercia suicida es una buena descripción. En estos momentos, me encuentro entre el pesimismo total y la necesidad de una alternativa. Y, a la vez, me fascina este sistema que le pide a las víctimas que respondan del mismo. Es como pedirle a las mujeres, que somos las principales víctimas, que hagamos algo, cuando lo interesante sería que los hombres comenzaran a cambiar de actitud. Creo que es más importante saber quiénes son los poderosos, cuáles son sus agendas, para así disparar al sistema en la sien, y traer algo diferente.
No tenemos que sentir demasiada culpabilidad por un sistema que nos oprime con tanta fuerza. Hay que cuidar de no hacernos demasiado daño a nosotros para estar fuertes, para resistir. También porque no es justo sentirse sucio por formar parte de un juego que no hemos elegido. No obstante, soluciones de verdad no tengo, pero la búsqueda me parece importante.
¿Cómo ves el presente del feminismo, tanto en el ámbito de internet como en la influencia del mismo en la actual cultura popular?
El tema del feminismo lo veo muy complejo. Están ocurriendo muchas cosas al mismo tiempo. Internet ha transformado la realidad de toda una generación: todos los textos, todos los artículos, muchos libros están accesibles para cualquiera, algo que era imposible hace quince años.
El ecosistema social ha cambiado. Por ejemplo, ante una violación, ahora es posible no sentirse tan aislada como antes. Algo parecido ocurre con la comunidad feminista. Gracias a ella, las chicas de veinte años tienen la posibilidad de acceder a una cultura que a nosotras nos costó toda una década adquirir. Espero mucho de las feministas jóvenes; tengo curiosidad por saber qué tipo de síntesis van a hacer del presente. Por ejemplo, plantearte el género y la raza ahora me parece mucho más complejo que antes, y eso es un progreso. Y es que, con internet, es difícil ignorar otros feminismos, la interseccionalidad.
Por eso estoy esperanzada con todo lo que está por venir de estas mujeres jóvenes que tienen a su alcance tantas herramientas. A la vez, tengo la sensación de que, desde que yo tuve veinte años a ahora, el mundo ha cambiado radicalmente. Nadie lo reconoce, pero la práctica militante del feminismo de estos últimos cuarenta años, en sus múltiples manifestaciones, lo ha cambiado todo. Incluso a aquellas mujeres que dicen que el feminismo no les interesa.
¿El feminismo ha cambiado entonces la ficción?
Sí. Ahora existen personajes que eran impensables en los 90. Cuando publiqué Fóllame el mundo era completamente diferente al de ahora, y me encanta que hayamos avanzado. Pero, al mismo tiempo, otras cuestiones evolucionan muy lentamente en el ámbito público.
Los hombres siguen teniendo el poder de la palabra, en asambleas, en política. En Francia, en barrios precarios musulmanes, tanto las chicas jóvenes como las mujeres de mi edad defienden discursos reaccionarios mediados por la religión.
Pero, a su vez, estas mujeres son testigo de todo lo que está ocurriendo, de un escenario en el que hay otras posibilidades, por lo que no querría dejar de subrayar que, desde mi punto de vista, el feminismo ha sido la revolución más importante del siglo XX, y veo interesante que unos y otras lo estén descubriendo.
Creo que estamos en un momento muy interesante para imaginar otras formas de relación, otras ficciones. Tu ensayo Teoría King Kong, sin ir más lejos, supuso para toda una generación el poder imaginar, por medio de una metáfora tomada de la película de Peter Jackson, la posibilidad de otra sexualidad, «polimorfa e hiperpotente». Echo de menos el riesgo. Parece que ya nadie quiere imaginar otros mundos más allá del nuestro.
Lo hemos comentado antes. Parece que hemos perdido la potencia, la chispa, e internet no parece que esté ayudando en este tema. Pero, cuando te digo que espero los textos de las feministas jóvenes es sincero. También espero otros puntos de vista desde el feminismo.
Estoy cabreada con los hombres. No termino de entender por qué en cuestiones tan graves como la violación son las mujeres las que se reúnen para hablar de ello y no los hombres; más aún cuando esto ocurre en ámbitos de la izquierda y de los movimientos sociales.
Los hombres tienen que pensar que la violación es asunto suyo; nosotras estamos hartas. Si no os importan nada nuestros problemas, por favor, decidlo de manera clara y tendremos una guerra. Pero, si vamos a vivir juntos, sentaos a pensar y actuar en consecuencia. Sed feministas, pero sedlo de verdad.
Fuente: https://www.diagonalperiodico.net/culturas/30868-virginie-despentes-feminismo-revolucion-importante-siglo-xx.html

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“ No hace falta hacer todos los cambios de golpe, podemos empezar introduciendo las apps en el aula y ellas mismas nos harán modificar poco a poco ”

7 de julio de 2016/ Entrevista a Ignasi Nogués,
CEO de Clickedu
¿Cómo se determina la utilidad educativa de una app? ¿Qué estrategias nos pueden ayudar a seleccionar las más adecuadas?

Las apps, como en general todo el software y el hardware, no son educativas en ellas mismas. Pueden ayudar a que la tarea del educador sea mucho más efectiva y con mejor gestión y nos pueden plantear distintos retos con temas tan interesantes como la atención a la diversidad o el foco de los alumnos. Yo en el aula siempre empezaría usando apps alternativas a las cosas que ya estamos haciendo de una forma más tradicional. Así nos podremos introducir en este mundo paulatinamente y con seguridad.Los jóvenes van por delante en el uso de la tecnología móvil. ¿Cómo integramos medios y canales de comunicación que habitualmente emplea el alumnado en la comunidad educativa?

Haciéndolos propios, sin más problema que esto. Es una forma más natural para ellos comunicarse y gestionar muchas cosas de su día a día desde estas tecnologías. Si somos capaces de acercarnos a ellos en este aspecto, seguro que hay aspectos relacionales y de colaboración que pueden mejorar de forma automática.

Evaluar el éxito de la aplicación de las TIC en el aula es una de las principales dificultades de su aplicación. ¿Cómo se evalúa la utilidad de las apps educativas?

Viendo si se usan y cómo se usan. Cómo cualquier sistema informático hay muchísimos datos que se pueden registrar y muchas apps ya los llevan incorporados para que los educadores de los alumnos puedan ver sus progresos, sus entradas, etc. de una forma mucho más fácil que lo que haríamos con sistemas tradicionales.

¿Es necesario un cambio radical en las metodologías de enseñanza para poder utilizar las TIC en el aula con éxito?

Seguramente hace falta cambiar las metodologías para poder aprovechar mejor estos recursos, sin ninguna duda. Aun así, si no nos vemos capaces en las primeras instancias de hacer un cambio radical, no hace falta hacer todos los cambios de golpe, podemos empezar introduciendo estos recursos en el aula y ellos mismos nos harán modificar poco a poco. Todos sabemos que Roma no se construyó en dos días.

Clickedu facilita la gestión y coordinación entre los diferentes agentes de un centro educativo. ¿Cómo se logra el equilibrio entre las necesidades de docentes, dirección del centro, familias y alumnado?

No siempre es fácil, pero la verdad es que tener una sola base de datos para integrar todos los sistemas, incluidos los de comunicación vía las apps, hace que sea mucho más fácil poder llevarlo a buen término. En nuestro caso cada centro decide que aplicaciones abre a cada colectivo y como se gestionan entre ellas. Clickedu es como un «prêt-a-porter» que nos posibilita adaptar las necesidades del centro a cada uno de los perfiles del colegio.

Por último, ¿Considera que las apps y los dispositivos móviles en el aula pueden mejorar los resultados académicos del alumnado?

Seguro que la motivación de los alumnos aumentará y si esto ocurre, seguramente tendremos mucho más fácil poder conseguir que los aprendizajes sean significativos y de calidad.

Si eso ocurre nadie tiene dudas que los resultados académicos mejoran y eso será el primer punto para poder tener una aula innovadora – que no quiere decir llena de informática ni de apps –  sino de una estrategia metodológica motivadora para todos los participantes de la misma: enseñados y enseñantes.

Fuente: http://www.educaweb.com/noticia/2016/06/27/entrevista-ignasi-nogues-ceo-clickedu-apps-educativas-9464/
Imagen: http://www.uruguayeduca.edu.uy/UserFiles/P0001/Image/2009/2016%20Ciencias%20Sociales/TIC%20en%20el%20aula.jpg
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“ Las inteligencias múltiples llevan consigo un cambio en los roles del alumno y del profesor, desdibujándose cada vez más la frontera entre quien enseña y quien aprende ”

7 de julio de 2016/ Entrevista a M. Núria Miró,
directora titular del Col·legi Montserrat de Barcelona

¿Son las inteligencias múltiples y el aprendizaje por competencias los retos pedagógicos actuales?  

A  mi modo de ver,  los retos pedagógicos actuales están en favorecer el protagonismo del alumno en su aprendizaje y ayudar a que sea un aprendiz autónomo capaz de conseguir la competencia global, es decir, que sepa poner todo lo que es y sabe al servicio del bien y de los demás, de manera que esté dispuesto para mejorar la sociedad en la que vive. Se trata de prepararlo para gestionarse, convivir y emprender desde una perspectiva global y ética en un futuro que aún no sabemos cómo va a ser. Diseñar escenarios donde se desarrollen las Inteligencias Múltiples de los alumnos con un enfoque competencial estimula su capacidad de reconocerse y actuar positivamente, valorar y celebrar la diversidad, e ir encontrando ese camino personal de incidir efectivamente en el entorno.

¿Las inteligencias múltiples suponen un cambio en el modelo educativo?

Ciertamente. Y especialmente suponen un cambio de perspectiva en la visión que tenemos del alumno. Pasar de un modelo educativo en el que todos deben aprender lo mismo, de la misma manera y en el mismo momento, a reconocer las diferencias de cada uno y a permitirle aprender a su ritmo y a expresar lo aprendido de acuerdo a sus fortalezas, sin duda equivale a un gran cambio.

En concreto, ¿qué cambios metodológicos y de recursos implica el trabajo de las inteligencias múltiples para un centro educativo?

Exige repensar el currículum y las formas en las que el alumno lo comprende, lo elabora y lo expresa, así como incorporar currículum nuevo. Lleva consigo un cambio en los roles del alumno y del profesor, desdibujándose cada vez más la frontera entre quien enseña y quien aprende. Rompe el viejo esquema grupo/aula/profesor/hora e invita a los profesores a trabajar, enseñar y evaluar en equipos interdisciplinares para optimizar sus inteligencias y modelar el aprendizaje de los alumnos, e incluso afecta a la arquitectura para ofrecer agilidad, flexibilidad, posibilidad y bienestar.

¿Cómo se evalúa al alumnado en un centro que trabaja las inteligencias múltiples?

Puesto que cada alumno puede demostrar de maneras muy diferentes sus conocimientos y habilidades necesitamos una evaluación por evidencias, siguiendo la afirmación de H. Gardner, quien ya en 1993 decía que, para que una evaluación fuera auténtica tenía que darse en un contexto, de la misma manera a como ocurriría en situaciones de prácticas laborales, donde lo que ha de hacer el aprendiz es demostrar con hechos su capacidad de llevar a cabo un trabajo determinado. Y como todos los alumnos son diferentes, hay que tener elementos muy variados de evaluación para ofrecer diversas oportunidades a los alumnos de demostrar su aprendizaje. Evaluar no puede ser por tanto una acción puntual, por naturaleza ha de ser continua,  se lleva a cabo dentro y fuera de las aulas, requiere la observación diaria y directa, y se ayuda de un intercambio de opinión con el propio alumno y con otros profesores.

Este tipo de evaluación pide anotaciones de seguimiento, documentación recogida por el profesor y documentación aportada por el mismo alumno, grabaciones, entrevistas, también exámenes, se nutre de autoevaluación y de heteroevaluación, de mucho feedback y mucha reflexión, y exige rúbricas muy claras y concretas para que en cada momento el alumno sepa qué se le va a pedir, en qué punto se encuentra y qué puede hacer para mejorar.  Es importante tener muy claro que la evaluación es «para» el aprendizaje más que «del» aprendizaje.

¿Qué influencia tiene la teoría de las inteligencias múltiples en el desarrollo de las competencias básicas y transversales?

La atención y desarrollo de las Inteligencias Múltiples lleva al alumno a ser competente, es decir, a saberse desenvolver de una forma flexible y fluida en los distintos contextos donde aplica sus comprensiones.

La teoría de las inteligencias múltiples está más extendida en le educación infantil, ¿de qué forma se trabaja en las etapas de primaria y secundaria obligatoria?

El aprendizaje basado en proyectos, cooperativo y el trabajo interdisciplinar abren la posibilidad de valorar y desarrollar las inteligencias múltiples a lo largo de toda la vida escolar. Se hace necesario, además, ir incrementando través de las etapas las oportunidades de elección y los itinerarios personalizados de aprendizaje.

En cuanto a la formación del profesorado, ¿qué formación específica o competencias se requieren para trabajar las inteligencias múltiples en el aula?

El punto de partida es el convencimiento de que vale la pena, de que es eficaz y de que responde a las necesidades de los alumnos. A partir de aquí hay que facilitar al profesorado la formación necesaria para programar y hacer visibles las Inteligencias Múltiples en el aula. La formación más importante de un profesor se da en la misma aula y en el trabajo conjunto y la práctica reflexiva con otros profesionales.

¿De qué forma se complementa en casa el trabajo realizado en clase?

Dependiendo de la edad de los alumnos, pero cada vez más la tecnología permite que mucha información la reciba el alumno en casa y que en aula ponga de manifiesto lo aprendido,  de forma individual, en grupos de aprendizaje cooperativo, siempre orientado por el profesor que es un guía, un facilitador de aprendizaje.

¿Qué aporta el desarrollo de las inteligencias múltiples a la sociedad?

Muchos más beneficios de los que se pueda imaginar. Al responder a las necesidades del alumno, favorecer su aprendizaje y ayudarle a conseguir la Competencia Global se está colaborando a formar ciudadanos comprometidos con el bien, gestores de una sociedad más humana, más justa.

Bibliografía:

Del Pozo Roselló, M. (2005). Una experiencia a compartir. Las Inteligencias múltiples en el Colegio Montserrat. Barcelona: Tekman Books

Del Pozo Roselló, M. (2009). Aprendizaje inteligente. Educación Secundaria en el Colegio Montserrat. Barcelona: Tekman Books

Del Pozo Roselló, M. (2011. Inteligencias múltiples en acción. Barcelona: Tekman Books

Fuente: http://www.educaweb.com/noticia/2015/11/11/entrevista-m-nuria-miro-col-legi-montserrat-inteligencias-multiples-9115/
Imagen: http://eu.edcwb.com/educanews/interface/images/noticies/9114-d856acfc1f9245269b89c56dfa54bdfd.jpg
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“ El uso de las TIC en el aula hace que, al estar el alumnado más motivado, aprenda más y mejor ”

07 de julio de 2016/ Entrevista a Rosa Liarte Alcaine, profesora de Geografía e Historia en el IES Cartima (Málaga). Miembro de Apple Distinguished Educator.

¿Cómo se determina la utilidad educativa de una app?

Lo que determina que una aplicación sea educativa es, sobre todo, que sea una aplicación que genere contenido y que haga que el alumno cree. Por el contrario, la app pierde su utilidad si es repetitiva y provoca que el alumno no piense.

¿Qué estrategias nos pueden ayudar a seleccionar las más adecuadas?

Hoy en día, tanto Google Play como la App Store tienen filtros de búsqueda específicos para educación regulados por edades. Cuando elijo una aplicación para el aula, intento ponerme en la piel de los alumnos, ver qué les gusta para acercarme a ellos y usar la aplicación adecuada para motivarlos.

Los jóvenes van por delante en el uso de la tecnología móvil. ¿Cómo integramos medios y canales de comunicación que habitualmente emplea el alumnado en el proceso formativo?

En este sentido, es imprescindible la formación del profesorado. Los niños, hoy en día, nos dan mil vueltas con la tecnología móvil, muchos la prefieren antes que un ordenador corriente. Por eso, la formación del profesorado tiene que adaptarse a la realidad de cada día y también a la realidad de los centros, teniendo en cuenta los recursos y el tipo de alumnado concreto.

Evaluar el éxito de la aplicación de las TIC en el aula es una de las principales dificultades. ¿Cómo se evalúa la utilidad de las apps educativas?

En mi clase, además de evaluar al alumnado hago que el alumnado me evalúe a mí y propicio que me den ideas y comentarios sobre el uso de aplicaciones educativas. También me dan a conocer aplicaciones que ellos utilizan y que pueden tener una aplicación educativa en clase.

¿Es necesario un cambio radical en las metodologías de enseñanza para poder utilizar las TIC en el aula con éxito?

Yo utilizo las TIC como medio no como fin. Creo que son imprescindibles, hoy en día, para adaptarlas a nuestra realidad, pero también se pueden utilizar metodologías sin TIC. Yo intento mezclar ambas cosas: metodología activa y el uso de aplicaciones para lograr más motivación por parte del alumnado.

Por supuesto, si no eres un docente experto en TIC también puedes innovar pero, por ejemplo, los proyectos basados en Flipped Classroom van ligados a la tecnología. Creo que la tecnología es el medio para aplicar metodologías activas e innovadoras.

Desde 2015 forma parte de la comunidad internacional Apple Distinguished Educator. ¿Qué acciones se llevan a cabo dentro de esta red de expertos?

La comunidad de Apple Distinguished Educator (ADE) es una comunidad interna en la que participan profesores de todo el mundo. Hay foros, debates y se comparten experiencias y proyectos nuevos. Tenemos acceso a las últimas novedades que presenta Apple, como por ejemplo School manager, y les damos feedback de las aplicaciones. Aprendemos unos de otros.

La comunidad es muy activa, una vez al año se hace un encuentro para hacer talleres y ponencias. Este año el encuentro es mundial, nos veremos profesores de todo el mundo.

Ahora hemos trabajado en publicaciones de libros interactivos en iBooks o cursos de Itunes U totalmente gratuitos para la comunidad educativa. En el motor de búsqueda de iBooks y Itunes U se puede filtrar por Apple Distinguished Education y aparecen todos los recursos publicados. En mi caso he publicado un libro manual sobre cómo utilizar iDoceo.

En mayo de 2016 recibió un accésit en el certamen D+I (Docente Innovador) impulsado por la Fundación Proyecta con un proyecto basado en Flipped Classroom. ¿Cómo debe ser un profesor innovador?

Un profesor innovador tiene que integrar a la comunidad educativa al completo, e integrar el aprendizaje para el siglo XXI, para la época que estamos viviendo. Un profesor innovador tiene que utilizar metodologías activas y hacer al alumnado protagonista de su aprendizaje.

¿Podría explicarnos brevemente cómo aplica la metodología Flipped Classroom en el aula?

Precisamente lo que hago es prepararme los vídeos previamente. Los grabo y los subo a mi canal de YouTube. Preparo todos los vídeos en EDpuzzle, una aplicación que me permite comprobar si el alumnado ha visto el vídeo.

Una vez que está todo preparado, lo comparto con el alumnado que lo visualiza. En clase trabajamos las dudas, hacemos un esquema de la unidad y hacemos un glosario de términos. En clase aprovechamos el tiempo, cuando ya han adquirido los conocimiento hacemos metodologías activas basadas en proyectos, integrando las tic y el uso de dispositivos móviles.

Intento que el alumnado trabaje con mi ayuda, que no se lleve deberes a casa y se quede con dudas que no tiene con quién resolverlas. Intento que el contenido se adquiera a través de los vídeos y luego en clase trabajamos con metodologías activas.

¿Considera que es necesaria más formación del profesorado respecto al uso de las TIC en el aula?

La competencia digital docente es necesaria. El profesorado debe prepararse en el uso de las TIC y cómo aplicarlas en el aula, sacarle provecho a las TIC como medio. Sacarle partido a la tecnología como recurso para aprovechar el tiempo, por ejemplo, aprovechando el tiempo en la evaluación utilizando apps virtuales en lugar de cuadernos.

Creo que hay que integrar el uso de las TIC como herramienta para facilitar la labor docente y como recurso en el aula, para eso la formación en competencias digitales es esencial.

Por último, ¿Considera que las apps y los dispositivos móviles en el aula pueden mejorar los resultados académicos del alumnado?

Yo creo que sí, el uso de los dispositivos móviles puede mejorar los resultados en el aula. Eso sí, con un uso adecuado y sabiendo cómo utilizarlos, porque también puede haber casos que el alumnado esté «enganchado».

Hay que saber educar en el uso de los dispositivos móviles, es un trabajo que lleva mucho tiempo y dedicación. A veces no es fácil, puede dar problemas como que el alumnado se entretenga con otras aplicaciones y tengas que estar atento, pero educándolos para ello el alumnado mejora su aprendizaje porque les motiva y atrae mucho más. El uso de las TIC hace que, al estar más motivados, aprendan más y mejor.

 Fuente: http://www.educaweb.com/noticia/2016/06/22/entrevista-rosa-liarte-alcaine-monografico-apps-educativas-9458/
Imagen: http://www.sanjuan8.com/__export/1431624364353/sites/diario_sanjuan8/imagenes/2014/05/07/tecnologxas_aulas.jpg
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#QuéMaestro: Entrevista a Mariana Terradas

Por Reduca

“Mariana es profesora especializada en discapacitados mentales y sociales. Tiene alta trayectoria en el trabajo con niños, jóvenes y adultos con diferentes patologías que requieren adaptaciones tecnológicas específicas para poder comunicarse, aprender e insertarse en el ámbito laboral.

 Mariana es una excelente docente no solo por su formación y experiencia profesional sino por sus cualidades personales y valores. Siempre con una sonrisa, alegre incluso ante las dificultades, Mariana logra que el espacio de educación digital sea un verdadero espacio de aprendizaje. Gracias a su trabajo, muchos estudiantes con discapacidad lograron desarrollar sus potenciales e insertarse en el mundo laboral exitosamente”.

Esas eran las palabras de Lucía Maldonado, coordinadora de educación digital del Instituto Génesis, una escuela para niños con discapacidades mentales. En este mail inesperado, Lucía destacaba a quien iba a ser la protagonista de nuestra campaña #QuéMaestro: Mariana Terradas. Con una descripción como aquella, es muy difícil no querer conocerla.

Cámara en mano, micrófono, libreta de apuntes, encaramos hacia esta escuela para conocer su historia. En la biblioteca, nos esperaban con un café, medialunas, y mucha expectativa, Verónica, la directora, Lucía, la coordinadora, y Mariana, una docente tímida, humilde y muy iluminada. Nadie se quería perder la entrevista, todas nos hablaban de Mariana con total orgullo y admiración.

Entrevista con Mariana Terradas

Busco que los alumnos estén interesados, que les guste lo que están haciendo, que eso que hagan les pueda servir. Poder darles a estos chicos herramientas para que se puedan valer en sus casa, o en cualquier otro lugar, es la clave a la hora de enseñar.

¿De qué manera te sirven las nuevas tecnologías en esto?

Cuando yo empecé a usar la tecnología, vi la fascinación de los chicos por el uso de las computadoras y cómo como docentes podíamos mediatizar la información que estas nos daban. No dejar el programa que corra si no poder hacer una intervención.

¿Cómo hacés para mantener a todos tus alumnos motivados?

En general me preocupa cuando veo a un alumno que no está bien, que no está pudiendo, que no le está interesando. Insisto, nuestra población tiene un montón de situaciones, entonces siempre recibirlos con un beso, con un saludo. ESPERÁNDOLOS.

Esta idea de siempre mirarlos, de verlos, de ver qué es lo que les gusta. No somos lineales, “hoy todos hacen esto”, entendemos a los chicos en sus necesidades particulares entonces vamos viendo, mediatizando, qué es lo que necesita, qué es lo que quiere. Me parece que es la forma de poder entablar una relación y que podamos educarnos mutuamente, ¿no?

¿Qué fue lo más valioso que aprendiste de un alumno? (Se emociona, no puede responder la pregunta, mira con ojos llenos de lágrimas a la cámara)

No la puedo contestar. Porque son pibes que la luchan, entonces, nada, NO BAJAR los brazos. Muchas veces los ves entrar, como me gusta decir, “desarmados”. Y ahí hay todo un mecanismo en distintas instancias interviene para poder armar ese niño. Tanto el docente como el alumno ponen su cuerpo y día a día vamos sacando todo adelante. Eso es lo que más admiro, su FUERZA, y lo valoro terriblemente.

Nos comentaron que sos una docente muy formada, ¿en qué te sirvieron tus capacitaciones?

Las capacitaciones en las áreas pedagógicas hacen que uno pueda trabajar mejor, y sepa qué es lo que quiere, que es lo que quiere como docente, ¿no? Creo que está buena esta cuestión de ir salpicando en diferentes cursos, capacitaciones, ver, indagar, mirar. Creo que uno se nutre con cada docente que trabaja, nos vamos nutriendo, vamos viendo, y en esos intercambios, así como digo que nos nutrimos de los alumnos y ellos de nosotros, con los compañeros, me parece que también está bueno y vamos aprendiendo cosas que no sabíamos y así…Me parece que eso es lo importante.

Para vos, ¿qué características tiene que tener la educación para ser de calidad?

Tiene que ser creativa, tiene que ser amorosa, tiene que tener amorosidad porque ahí estás mirando al otro. Igualitaria creo que también es una opción.

Mariana crea, modifica y genera actividades de diversa índole que atraen a los alumnos y convocan a aprender. Mariana es sumamente creativa.  

 ¿Cómo fue tu clase más creativa?

Una vez puse mi cuerpo cuerpo, mi alma (ríe). Se tratabad de un grupo que estaba muy inquieto, entonces había que frenar y pensar de qué forma encararlo. Decidí que todos los proyectos tenían que ver con un detective que buscara cosas. Todo lo que enseñaba eran “pistas” que íbamos encontrando. Si yo no entraba por ese lado, no había forma.

¿Qué consejo le daría a los docentes?

La pasión es lo que nos mueve. Mirar al otro es lo que nos hace que busquemos lo que necesita. Siempre dar lo mejor. Muchas veces hay un montón de situaciones que no nos gustan. Siempre hay que dar lo mejor, SIEMPRE podemos dar lo mejor.

“Mariana es una excelente docente no solo por su formación y experiencia profesional sino por sus cualidades personales y valores. Siempre con una sonrisa, alegre incluso ante las dificultades, Mariana logra que el espacio de educación digital sea un verdadero espacio de aprendizaje. Gracias a su trabajo, muchos estudiantes con discapacidad lograron desarrollar sus potenciales e insertarse en el mundo laboral exitosamente.Tiene el conocimiento a la particularidad de cada chico, tiene una sensibilidad de poder aproximarse. Eso es algo muy valioso”. Verónica Duarte directora del Instituto Génesis.

Fuente: http://www.reduca-al.net/noticias/quemaestro-mariana-terradas-843

 

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Entrevista Imaginaria A Niklas Luhmann Realizada Imaginariamente Por Miguel Acosta Saignes

Autor: Víctor Manuel Hermoso Aguilar

Mi tía Clota no deja de sorprenderme. Como es esclava de la computadora encontró, en la web, esta entrevista que tengo el propósito de llevar para la Clase del Dr. Zambrano, este jueves. La entrevista fue realizada en “El Purgatorio” el 8 de Noviembre de 2008, por nuestro gran culturólogo (así lo llama mi tía Clota): Miguel Acosta Saignes. No está demás aclarar que Luhmann no habla español ni Acosta Saignes Alemán. Pero, en esa zona de transición que es “El Purgatorio”, se entienden por ondas intelectuanas o intelectuonas1.
La primera parte de la conversación es la siguiente:
Acosta Saignes:
Que bueno que lo encuentro Dr. Luhmann porque quisiera aclarar algunos puntos sobre su teoría acerca de los sistemas sociales. Ya que todavía Jürgen no se ha presentado voy a ser su alter ego sin dejar de ser mi ego. (Se refiere a Jürgen Habermas con quien Luhmann polemizo aquí en la Tierra).
Luhmann:
En primer lugar no me llames doctor, dime convive. Sabes que he hecho amistad con un
Compatriota tuyo “El pana Aquiles Nazoa”, que es el humorista A-1 aquí en “El Purgatorio”, quien me ha enseñado una jerga que me ha sido muy útil, para que, en esta zona de transición, se puedan entender mis planteamientos. Bueno vamos a lo nuestro. Está claro eso de que vas a ser el alter ego de Jürgen, lo que no comprendí es aquello de que lo vas a hacer sin dejar de ser tu ego.
Acosta Saignes:
Te explico: En Venezuela cuando alguien suplanta a una personalidad tan de grueso calibre como Habermas, solo es una aproximación a él. Es decir nunca dejamos de ser nosotros a pesar de que estemos siendo otro. Yo no puedo ser sino yo, aunque esté poseído por otro. Lo que en el fondo deseo decir es que quiero polemizar como lo hizo Jürgen pero, desde un venezolano que se ocupó de conocer cómo realmente somos, sin el prisma de la civilización occidental al cual tu pertenecías allá en la Tierra. En fin, tengo una confusión: Tu afirmas que “Las superteorías son teorías con pretensiones universales (lo cual quiere decir que incluyen tanto a sus adversarios como a si mismas). (Luhmann, 1998, p.29). Te pregunto ¿hay realmente superteorías? Y si las hay ¿no se contradice esto con tu concepto de sistema” que precisamente anda tras las huellas de la identidad y la diferencia?
Luhmann:
Confieso que en ocasiones se incluyen cuestiones que en lugar de aclarar desvían la atención. No recuerdo exactamente porque incluí lo referente a las superteorías, probablemente fue para darle que pensar a Jürgen que habla de las metateorías. En ese momento quería dejar claro la diferencia que existe entre la concepción de Bartalanffy sobre sistemas abiertos y cerrados desde una perspectiva “sistema –entorno” y que quedara claro que mi propuesta era un nuevo paradigma. Me refiero a los sistemas autos referenciales que incluyen los sistemas abiertos y cerrados y por tanto hay pretensiones de una superteoría y lo digo sin ambages “La teoría de sistemas es una superteoría particularmente impresionante (Luhmann, 1998, p.30).
Acosta Saignes:
Déjame ver si entendí: En la perspectiva alemana “da nota”, que las investigaciones que se hacen tengan una vocación universalista, además que cada pensador tiende a crear su propio lenguaje y que en las argumentaciones diferencie lo que hacen de lo que han hecho otros en el mismo campo. Creo entender también, que los sistemas autorreferenciales, como diría Aquiles “se despachan y se dan lo vuelto”. Déjame plantearte otra duda. Tu haces una separación tajante entre los sistemas sociales y los sistemas psíquicos y mas aun con los sistemas: maquinas y los organismos. Toda jerarquización es solo una manera de aglutinar (por supuesto que arbitrariamente) con la finalidad de establecer límites. Pero existen las fronteras y es probable que en éstas no se cumplan los criterios que motivaron la aglutinación. Entonces, te pregunto: ¿existen realmente sistemas separados, per ejemplo, los sistemas sociales de los sistemas psíquicos?
Luhmann:
Entre un sistema y otro se encuentra lo que se ha llamado entorno. Se me ocurre que no hay límites precisos entre los sistemas sociales como conjunto y los sistemas psíquicos también como conjunto. Lo mas probable es que el entorno y el sistema se interpenetren. Si el alter ego que mencionaste se ubica en un sistema psíquico, es evidente que solo tiene sentido si se refiere a relaciones sociales. Uno de mis más preciados alter-egos, es mi obra “Los sistemas sociales”. Pero al escribir esa obra estoy pensando en las posibles objeciones que pueden mis pares ofrecer. Luego no es descabellado afirmar que mi alter-ego que destaqué como psíquico es social.
Acosta Saignes;
Por cierto que nosotros los latinoamericanos queríamos agradecerte que incluyeras en tus formulaciones teóricas “el concepto de autopoiesis de un chileno, Humberto Maturana. Esto dice mucho de lo trascendente de esa “superteoría” de Maturana y de tu amplitud por considerarla, aun viniendo de esa parte del mundo tan marginada por los intelectuales europeos.
Luhmann:
(“Haciéndose el loco” frente a las indirectas de Acosta Saignes); Si, el núcleo de la autopoiesis, entiendo que es el organizador básico de un sistema cuya preeminencia determina la identidad de dicho sistema, entonces, te pregunto: ¿cuál es el organizador básico de un sistema social como el de los indígenas del Amazona venezolano?
Acosta Saignes:
Posiblemente te va a sorprender la respuesta. Estoy convencido que el organizador básico de del pensamiento de los indígenas es el mito, si “convive” Niklas como lo ondeas: EL MITO. Para explicarlo o mejor comprenderlo usaré las palabras de un amigo de los indígenas, que los siente con ojos de indígena sin serlo: Mauro Rodríguez. “Los mitos de creación son realmente indispensables cuando se trata del mundo indígena: el alma la esencia de ese mundo lo constituyen precisamente los mitos. El indígena no permite argumentos de razón sino argumentos de ser y en el indígena es algo concreto, casi todas las tribus en si mismas, el nombre que llevan significa hombre: Pemón significa hombre, Yekuana significa hombre o persona, y así sucesivamente. Ellos se distinguen por ser personas, personalidad, la razón de ser, el territorio que pisan, los animales que cantan, las nubes que están en el cielo preñadas de lluvias para el período de invierno…todo cuanto existe para el indígena de cualquier tribu que sea, es la razón de su ser porque, él junto con todos esos elementos que le rodean vienen a ser la consecuencia de un mito de creación” (Rodríguez, entrevista a Rosalba Tovar dentro del ambiente Pedagógico de Víctor Manuel Hermoso).
Luhmann:
Si, ese mundo hay entenderlo desde los mitos de creación, entonces, éstos constituyen el organizador básico de ese sistema. En todo caso esperaremos a Humberto Maturana para preguntarle. Te dejo Miguel, porque voy a una nube de de LAS COSAS MAS SENCILLAS, con el Pana Aquiles Nazoa. Disculpa pero lo primero es lo primero.
Acosta Saignes:
Ok. Niklas hasta otra nube.
Posdata: Preguntas de Mi Tía Clota a NiKlas Luhmann:
¿Por qué es tan importante para usted dilucidar la “doble contingencia” que plantea Talcott Parsons en “Alrededor de una teoría de la acción”? (ver página 113 y siguientes de su libro “Sistemas Sociales).
¿En qué forma sus palabras: “La metáfora de la transmisión es inservible porque implica demasiada ontología…la metáfora de poseer, tener, dar recibir no sirve para comprender la comunicación” (Luhmann, 1998. p.142); permiten explicar el mito de la creación en los indígenas, la escuela y las tesis de grado como sistemas sociales? Dato: ver p. 150.
Desde su afirmación: Solo cuando los sistemas hacen posible la diferencia entre sistema y entorno puede haber mundo (p.197); ¿Cual es el sistema, cuál es el entorno y cuál la diferencia en los mundos de Popper, Habermas y Heidegger? Esta PREGUNTA ME LA SOPLÓ MI SOBRINO JOSÉ TADEO MORALES, A QUIEN SU VEZ SE LA REVELÓ, EN UN SARAO, MI SOBRI MIGUEL ANGEL PINEDA. NOTA: ELLOS SE LA PASARON A CARLOS HUMBERTO ZAMBRANO, QUIEN PUBLICARÁ LA RESPUESTA EN EL DOS MIL VEINTIUNO.
En la página 424, respetado Niklas, usted hace afirmaciones que provocan preguntas. Mediante el cuadro 1 elucidaré preguntas.

Afirmaciones Interrogantes
“…los trabajos realizados dentro del sistema científico suponen una descripción previa de las operaciones permisibles, es decir una teoría del conocimiento” ¿Hay un sistema científico? Si lo hay, entonces:

¿Es un sistema social?

¿Cuál es e organizador básico de ese sistema?

Una teoría del conocimiento ¿tiene operaciones permisibles?

“…la ciencia es autónoma; se puede decir: autónoma respecto al mundo y, con mayor razón, respecto a la sociedad” ¿Qué es autonomía en un sistema?

¿A qué mundo se refiere?

¿Por qué la ciencia es autónoma con respecto al mundo?

¿Por qué la ciencia es autónoma con respecto ala sociedad?

 

“Las teorías reflexivas no solo son teorías que reflejan la  autorreferencia como identidad del sistema, ellas mismas son también un momento de la autopoiesis auto referencial; hacen lo que describen” ¿Qué son teorías reflexivas?

¿Puede haber teorías sin reflexión?

¿Cómo se refleja la autorreferencia en la identidad?

¿En qué consiste un momento de autopoiesis?

¡Qué es una autopoiesis referencial?

Fuente: Clota Aguilar de Ancestro.

Pregunta para Rigoberto Lanz:
¿Cómo se explica rizomaticamente la frase de Luhmann: Un caos sin estructura sería absolutamente inseguro, eso sería lo único seguro?
Pregunta para los abogados del curso del Dr. Zambrano:
¿La persona clonada será o no asunto de derecho civil analizable en términos de daños y perjuicios? Nota: Ver Habermas 2000, p. 215. “La constelación posnacional: ensayos políticos”
Pregunta para los expertos en administración del curso:
¿Cuál es el entorno y cuál el sistema en una empresa de chocolate que es una ciudad de los Estados Unidos?
Pregunta para Corderito
¿Cuál es la doble contingencia en “El vellocino de oro?
Pregunta para Farías:
¿Cómo es la interpenetración en “Doña Bárbara?
Pregunta para mi sobri Carlos Humberto:
¿Cuál es la diferencia entre interpenetraciones sociales y humanas en la transcomplejidad como sistema?
Pregunta a mi sobrino: Gustavo Fernández Colón:
¿Cuál es la diferencia entre los sistemas autopoieticos de Maturana y de Varela, en la perspectiva de los estudios sociales? Nota: esta pregunta me la sopló: mi sobri Jesús Puerta:

1Mi Tía Clota dice que eso de “intelectuona” le recuerda a una travesura en verso, que escribiera Andrés Eloy Blanco, como una forma de “despertar” a los Constituyentes en 1946(creo). El verso dice así:

La política se inclina
Sin excepción de persona
De la fuerza masculina
A la fuerza masculona.

¡Que viejita mas ocurrente, no!

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