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Mariano Narodowski: “La política intentará mantener el sistema escolar así, los cambios vendrán de la innovación y el mercado”

Por:

El docente e investigador argentino Mariano Narodowski (Buenos Aires, 1961) vaticina una transformación de los sistemas de aprendizaje de la mano de la tecnolgía para la próxima década. Exministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires (2007-2009) y actualmente profesor de la Universidad de Torcuato Di Tella, en la capital, se autodefine como “un educador del siglo XVII que habla mientras sus alumnos toman nota y preguntan”. En Futuros sin Escuelas. Tecnocapitalismo, impotencia reflexiva y Pansophia secuestrada (Puertabierta Ediciones, 2022), un provocador primer volumen de una serie de publicaciones de varios autores sobre el futuro de la educación, escribe: “Esta tarde se cerró la última escuela”, una advertencia de los escenarios que anticipa.

En su texto plantea una especie de dicotomía entre la tecnología educativa y la tecnología digital, la vieja tecnología versus la nueva. ¿Está llegando el final de la escuela tal y como la conocemos hasta hoy para caminar hacia un nuevo sistema en el futuro?

La modernidad europea occidental planteó desde el principio la escuela como un instrumento para la igualdad, lo que yo llamo la pansofía, o sea el saber humano para todos. Se planteó la tecnología escolar como un medio para, no como un fin en sí mismo. Por lo tanto, es totalmente razonable pensar que puede haber otros medios que puedan superar, sustituir o complementar a la tecnología escolar, sobre todo teniendo en cuenta que, si bien tuvo grandes éxitos en la historia humana (nunca como ahora tantas personas dominan la lengua escrita, por ejemplo), también es cierto que en 300 años de historia, la escuela nunca alcanzó la pansofía. Muchos países del mundo, entre los cuales están los latinoamericanos, están muy lejos de lograrla. La igualdad frente al conocimiento es sólo patrimonio de un puñado de países ricos.

¿Cuál es el mayor impacto social de la expansión de la tecnología digital en las escuelas?

En la segunda mitad del siglo XX, aparecieron tecnologías de enseñanza de transmisión del conocimiento que tienen que ver con pantallas, con redes, con inteligencia artificial (IA) que, en gran medida, presentan desafíos a la tecnología escolar. El más importante es que la tecnología escolar perdió el monopolio de la enseñanza: hasta la Segunda Guerra Mundial, el único lugar legítimo para aprender cosas eran las escuelas, mientras que hoy son un lugar más entre muchos otros. Es razonable que estas nuevas tecnologías de enseñanza se mezclen con lo escolar o puedan superarlo. Todavía estamos lejos de eso, aunque en la pandemia ya se demostró que esas tecnologías lograron -aunque no del todo bien- sustituir una parte de la escolarización.

A medida que las grandes corporaciones inviertan más, mayor y más rápido se va a imponer la innovación

¿La pandemia aceleró este proceso de digitalización escolar?

La pandemia evidenció los problemas de las instituciones escolares y profundizó muchos de ellos. También aceleró la incorporación de algunas tecnologías digitales y no lo hizo más porque las tecnologías digitales de la educación, en general, son del siglo XX, como el Google Classroom. Recién ahora, con el chat GPT-4, hay algunos experimentos un poco más interesantes, como Khan Academy, que sí está tratando de cambiar la lógica de lo digital aplicado a la educación. A medida que las grandes corporaciones inviertan más, mayor y más rápido se va a imponer la innovación. No creo que los cambios vengan por el lado de la política. Al contrario, la política intentará mantener al máximo el sistema escolar como lo conocemos. Los cambios vendrán del lado de la innovación tecnológica y del mercado. Va a llegar un momento en que los docentes, las familias y los propios estudiantes van a ver un cambio en sus vidas, tal y como nosotros vimos un cambio en las nuestras al incorporar los teléfonos inteligentes.

¿Esa aceleración provocada por la pandemia ha profundizado la brecha escolar digital?

Posiblemente, sí. Pero cada vez más gente tiene dispositivos porque son cada vez más baratos. Lo mismo ocurre con la conectividad, aunque eso no quiere decir que sea universal. Es probable que en una década tanto los dispositivos como la conectividad ya no sean un problema.

Hasta ahora lo ha sido. Naciones Unidas advirtió del aumento de la brecha digital por la pandemia entre niños, niñas y adolescentes, sobre todo en América Latina.

Hay una brecha y eso es innegable, pero si miramos el corto-mediano plazo hacia atrás veremos que esa brecha, sobre todo con los teléfonos inteligentes, se está acortando muchísimo de una forma aceleradísima por la reducción de precios de estos dispositivos, directamente relacionada con la lógica de mercado. Incluso la penetración de los teléfonos inteligentes en los países más pobres de África es cada vez más importante, aunque hay muchos problemas de conectividad.

Al final de su texto escribe un post scriptum en el que imagina que en 2030 “el desplazamiento de lo escolar hacia otros formatos” será “imparable”, habla del avance de las neurociencias con nano robots y chips, de los screening fetal para “exportar” a los mejores individuos a los países ricos y del cerebro como commodity. Un escenario un poco inquietante. ¿Es una exageración o caminamos hacia allá?

Hay muchos escenarios futuros: proyectar una única ucronía es un ejercicio de deshonestidad intelectual. Yo presento distintos escenarios basándome en la idea de que la defensa irrestricta de la escuela actual es un efecto de nostalgia y pensando que lo que viene van a ser distintos acoplamientos entre distintas tecnologías con el cuerpo. Entiendo que puede ser un poco inquietante, pero en toda la historia de la humanidad hubo cambios de ese tipo. El Homo Sapiens inició la lechería, el ordeñe de vacas y cabras, y eso implicó una modificación genética para que los cuerpos puedan admitir bien la lactosa; lo mismo pasó con la revolución agrícola para aceptar las harinas. No hay motivos para pensar que esos cambios evolutivos se hayan terminado. No creo que sea exagerado, depende del grado de aceleración. La sociedad capitalista es una sociedad de aceleración: necesita destruir lo viejo para generar lo nuevo, es parte de su propia dinámica. En el caso de la enseñanza, no hay motivo para pensar que eso no va a ocurrir, sería un efecto de la nostalgia y de la defensa de la escuela en bloque, que a mí me parece incorrecta, porque la escuela siempre fue un medio, no un fin en sí mismo.

La sociedad capitalista necesita destruir lo viejo para generar lo nuevo, es parte de su propia dinámica. En el caso de la enseñanza, no hay motivo para pensar que eso no va a ocurrir

En su tesis también apunta que los docentes podrían desaparecer.

Los procesos de mecanización y automatización se dan en todas las profesiones. Algunos procesos docentes ya están automatizados, por ejemplo, plataformas adaptativas para matemáticas, los nuevos procesos de Khan Academy vinculados a la inteligencia artificial usando GPT-4. No hay motivos para pensar que esto no pueda suceder en la docencia. Los modelos actuales de inteligencia artificial no son inteligencias artificiales reflexivas, son puramente memorísticas e intuitivas y todavía no tienen capacidad de enseñar, pero todo esto avanza rápidamente y puede haber un escenario diferente.

Dice que esa extinción de los docentes podría ser debido al cambio en las relaciones, que hoy son asimétricas. ¿Lo puede explicar?

Uno de los grandes logros de la tecnología escolar es la asimetría entre el que enseña y el que aprende, que es una relación típica de la enseñanza. Pero los procesos de mecanización en el capitalismo tienden a desjerarquizar las funciones, haciéndolas más simples y entre equivalentes. La pregunta es ¿se va a perder esta organización asimétrica?

También habla del futuro de la certificación escolar.

Hay muchas instituciones de educación superior, de formación profesional o escuelas corporativas que dejaron de interesarse por los títulos o los certificados oficiales porque los adecúan al mercado y a las necesidades de la demanda. Cada vez será más propio de cada institución poder certificar por fuera de la certificación estatal. Eso es un problema para los sistemas educativos porque la certificación educativa todavía es un monopolio estatal en todo el mundo. Tenemos mecanismos como el blockchain, que son contratos digitales entre dos personas y que una vez que se suscriben ya son inviolables. Así, la tecnología escolar pierde el monopolio estatal y genera un campo para que otras tecnologías puedan interactuar. Eso tiene enormes consecuencias: es profundamente disruptivo y de alguna manera nos anticipa escenarios mucho más disgregados, menos cohesionados. Pero este es un tema muy controversial.

La cohesión social ya se está perdiendo ahora porque los estados no tienen capacidad de disciplinar

Si se pierde la cohesión social, una de las funciones de la educación, aumenta la desigualdad y las diferencias sociales.

No necesariamente, pero sí es probable. Hay que ver cómo se organiza esa sociedad o esa comunidad. La cohesión social ya se está perdiendo ahora porque los estados no tienen capacidad de disciplinar. Las escuelas tratan de satisfacer a la demanda y cuanto más satisfacen a la demanda, menos cohesión social hay porque se disgrega todo mucho más. Eso está pasando en todo el mundo y no me parece que la política pueda torcer este rumbo. Chile es un caso emblemático.

Cierra su propuesta con la idea de “entregarnos a lo desconocido”. ¿Hay que resignarse a lo que se viene?

Es una idea antiesencialista y anti nostálgica para entender que el futuro no necesariamente es negativo.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2023/07/24/mariano-narodowski-la-politica-intentara-mantener-el-sistema-escolar-asi-los-cambios-vendran-de-la-innovacion-y-el-mercado/

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Slavoj Zizek «hay cosas que la gente no quiere saber»

Por: bloghemia

«No creo en esta idea de que en la nueva era liberal de hoy, las grandes corporaciones, fuera del control del estado, son la amenaza. La realidad es un nuevo vínculo entre el aparato estatal y la economía y las grandes corporaciones.» Slavoj Zizek.

  Entrevista al filósofo esloveno Slavoj Zizek. Publicada originalmente en la  revista New Internationalist N° 518 en su edición Marzo-Abril 2019.

Graeme: Has dicho que ‘ver feliz a la gente estúpida’ te deprime. Mirando a su alrededor en la política global, ¿se siente actualmente bastante deprimido?

Slavoj: Absolutamente. Creo que está surgiendo un nuevo orden mundial. Una regla que es ideológica y políticamente ‘Estados Unidos primero’, ‘Rusia primero’, ‘China primero’, ‘Turquía primero’… Tenemos que ir más allá de este nivel. Se está convirtiendo literalmente en una cuestión de supervivencia.

Por eso estoy apegado, quizás ingenuamente, a la idea de la Unión Europea. Está claro que en vista de las amenazas que enfrentamos, incluidas las amenazas ecológicas, ciertas cosas no se pueden hacer a nivel de los estados-nación. Tendremos que inventar una cooperación internacional a gran escala. No me importa si es Europa o el Pacífico o quien sea, necesitamos una fuerte cooperación y organizaciones transnacionales. Por ingenuo que parezca, necesitamos un nuevo internacionalismo. Sin esto, estamos perdidos.

Lo mismo ocurre con la biogenética: necesita cierto nivel de coordinación internacional.

Lo mismo ocurre con los refugiados y los migrantes: el problema es económico, geopolítico. Si quiere ayudar a los migrantes, haga algo en Yemen [y] Siria, de donde provienen millones de nuevos refugiados.

En su libro reciente, Like A Thief In Broad Daylight , argumenta que el control de nuestras vidas nos está siendo arrebatado, especialmente por los nuevos sistemas digitales. ¿Crees que hemos permitido que esto suceda?

Creo que ni siquiera nos pidieron que lo permitiéramos o no. Los procesos globales están determinando en gran medida nuestro destino, pero no solo no podemos influir en ellos, sino que también son cada vez más abstractos, en el sentido de que no somos plenamente conscientes de ellos. Son impenetrables para nosotros.

La paradoja que veo es que se nos trata cada vez más como sujetos libres: libre elección, todo depende de nosotros… Pero al mismo tiempo, estamos cada vez más determinados por procesos económicos e incluso militares que son impenetrables. Se nos quita la agencia.

Todo lo que sé es que el primer paso es que las personas tomen conciencia de hasta qué punto están controladas. No me digas que esto es fácil de hacer. No creo que la mayoría de la gente realmente quiera saber cómo son controlados. La mayoría de la gente quiere una vida pacífica. ¿Recuerdas todos esos debates sobre Guantánamo y el submarino? Hablé con sociólogos estadounidenses que me dijeron algo muy triste: la reacción de la mayoría de la gente no fue ‘Oh, Dios mío, no deberíamos estar torturando a presuntos terroristas’, o incluso lo contrario, ‘Deberíamos hacerlo, son una amenaza’. La gente pensaba que las agencias secretas del estado debían hacerlo discretamente pero no querían saber nada al respecto.

En cierto sentido, la noticia de cómo somos controlados tampoco será bien recibida por la gente. No los sobreestimes, hay cosas que no quieren saber.

Las tecnologías digitales que dominan nuestras vidas actualmente pertenecen a empresas y corporaciones, no a los gobiernos. ¿Crees que eso cambiará con el tiempo y las líneas se volverán más borrosas?

Por supuesto. Si algo aprendemos de todo el asunto de Cambridge Analytica y la NSA es que, incluso si son propiedad de grandes corporaciones, no debemos subestimar el increíble alcance de su discreta cooperación.

No creo en esta idea de que en la nueva era liberal de hoy, las grandes corporaciones, fuera del control del estado, son la amenaza. La realidad es un nuevo vínculo entre el aparato estatal y la economía y las grandes corporaciones.

El comediante británico Stewart Lee describió a Twitter como el ‘Stasi para la generación de Angry Birds’. ¿Estás de acuerdo con la idea de que todos estamos dando demasiada información privada en las redes sociales?

Básicamente estoy de acuerdo con esta idea de la ‘Stasi’. Es por eso que estoy tentado a defender a Julian Assange cuando la gente pregunta por qué solo ‘ataca’ a los EE. UU. y no a Rusia o China. La gente en Rusia y China no tiene la ilusión de que vive en una sociedad verdaderamente libre. Todos saben que hay límites y que viven en estados autoritarios.

La falta de libertad verdaderamente peligrosa es la falta de libertad de la que ni siquiera eres consciente, que experimentas como tu propia libertad. ¿No es Twitter la última forma de libertad subjetiva? La idea de que ‘me siento frente a mi computadora, navego, hago lo que quiero, me comunico a voluntad’. ¿Qué puede ser más libre que eso? Pero entonces, las personas también son dirigidas y manipuladas de diferentes maneras.

Por otro lado, no sigo la idea de que Twitter y Facebook son los medios de nueva manipulación y debemos prescindir de ellos. ¿Puedes siquiera imaginar formas modernas de protesta sin las redes sociales digitales? No habría habido Primavera Árabe.

¿Cómo es posible el cambio si las personas no saben en qué información confiar, especialmente en línea?

No hay soluciones fáciles. A la ideología dominante le gusta invocar la línea de que somos manipulados, pero no podemos hacer nada, así que disfruta tu vida. Pero cuando las personas son conscientes en sus cuerpos y mentes de temas como el calentamiento global, la migración, la crisis económica, etc., esto puede darles gradualmente la fuerza para hacer algo.

No subestimes a la gente. Creo en milagros. Por ‘milagros’ me refiero a cómo las cosas pueden suceder inesperadamente, algo explota. ¿Quién podría haber predicho a Siria, incluso si luego se hundió? ¿Quién podría haber predicho a alguien como Bernie Sanders en los Estados Unidos?

Soy un optimista pesimista. Eso me costó muy caro en mi popularidad cuando dije que habría votado por Trump. No estoy loco. Trump es una pesadilla. Pero afirmo que no habría #MeToo ni Bernie Sanders sin Trump. Existe la idea de que a veces un enemigo más radical nos abre más espacio y algo nuevo puede surgir de eso. Es un optimismo desesperado.

La derecha política está ganando terreno. ¿Por qué falla la izquierda? ¿Demasiado ineficaz? ¿Demasiado dividido? ¿Demasiado lento? ¿Demasiado debate, mientras que la derecha simplemente carga hacia adelante?

Es todo eso. Es fácil criticar la socialdemocracia liberal por no ser lo suficientemente radical o criticar las tendencias neofascistas. Pero, ¿realmente la izquierda más radical tiene un modelo alternativo? ¿Que quieren ellos? ¿Cómo planean reorganizar la sociedad?

El resultado final de donde estamos es que se necesita un cambio por razones políticas y ecológicas, pero no creo que la izquierda tenga una respuesta viable.

¿La filosofía y la teoría social se sienten como una voz poderosa en el mundo de hoy? ¿Sientes que tiene un impacto?

No sé qué tan poderoso es. Pero tengo una legitimación profesional, quizás ingenua: cuando entramos en debates sobre inteligencia artificial, control mental, biogenética, ecología, etc., estamos planteando preguntas que en última instancia son preguntas filosóficas: ¿tenemos libre albedrío? ¿Qué significa tener libre albedrío? ¿En qué se basa nuestra dignidad humana? Con los cambios radicales de hoy en nuestro estatus como humanos, la filosofía será más necesaria que nunca.

Por eso me gusta decir que tal vez deberíamos darle la vuelta a la Tesis 11 de Marx. Tal vez en el siglo XX queríamos cambiar el mundo demasiado rápido. Ahora, en lugar desolo cambiando el mundo, también debemos aprender a dar un paso atrás y volver a interpretarlo de una mejor manera.

Fuente de la información e imagen:  https://www.bloghemia.com

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Entrevista: «Decir que todos los problemas del país se resuelven con más educación es un eslogan vacío»

Por Matías Loja
Carlos Skliar, pedagogo e investigador de Flacso, estará este martes a las 19 en una charla en la Facultad de Humanidades.

El mes pasado se presentó en el cine porteño Gaumont el documental «El vaivén de las escuelas», un proyecto audiovisual con relatos de maestros sobre lo vivido durante la pandemia. Y tras cada proyección se armaba una ronda de debate con el público, muchos de ellos docentes. “Ahí nos dimos cuenta de cuánto había atragantado todavía en ellos”, cuenta Carlos Skliar, docente y coguionista del filme.

Investigador principal del Instituto de investigaciones sociales de América Latina (IICSAL) y del Área de Educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Skliar estará este martes en Rosario, para participar de un conversatorio abierto llamado “¿Qué quiere decir tener educación?”. La actividad será a las 19 en el salón de actos de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y es organizada por el Núcleo Antropológico Educativo y el Centro de Estudio, Investigación y Documentación Educativa Simón Rodríguez, e invita la Escuela de Ciencias de la Educación de la UNR.

En diálogo con La Capital, el especialista recupera algunos debates que se dieron en torno al documental en el que participó, cuestiona ciertos lugares comunes de la reflexión en torno a la escuela y afirma: “Todos los problemas de nuestro país parece que se resuelven con más educación y ese es un eslogan terriblemente vacío”.

-Pasada la pandemia se retomaron algunos debates como calidad, dando una vuelta de página a ese tiempo. ¿Qué creés que sedimentó de esa experiencia?

-En función de la proyección de la película El vaivén de las escuelas, todos los días armamos rondas de conversación después de la proyección. Y ahí nos dábamos cuenta cuánto había atragantado todavía. La palabra sedimentación es más significativa, pero me da la impresión de que hay un juego ahí que se puede hacer entre lo que había sido una escuela que estaba en la punta de la lengua, llena de transformaciones y posibilidades, y cómo la vuelta a cierta cotidianidad y habitualidad hizo que muchas de esas transformaciones quedaran olvidadas, indigestas o atragantadas. O que todavía están en la punta de la lengua, como me da la impresión por las conversaciones que sigo teniendo en varias partes del país y de la región. Es como que hay dos fuerzas que se encuentran, entre la educación entendida como una cierta cotidianidad ritualística, lo que está muy bien, y un deseo de transformación que todavía está por por narrarse. Mi sensación es que todavía no hemos hablado colectivamente lo suficiente sobre qué sensaciones, dolores o ideas podríamos hacer algo con la escuela, dado que en un momento la hipótesis de la “no escuela” apareció delante de nuestras narices.

-Un debate que ahora con este tema de la inteligencia artificial volvió a cobrar fuerza.

-Bueno, ese es un debate que viene de lejos y va adquiriendo nuevas formas, que es la impronta de las novedades. No solo en la educación, sino también en la economía, la política o la cultura, porque hay muchas discusiones a propósito de las nuevas tecnologías en la cultura en general. Pero no es una discusión de ahora, sino que la pandemia creó un hábito que luego fue naturalizado y que habría que desnaturalizar, en cuanto a que los educadores se volvieron trabajadores de 24 horas los siete días de la semana. Y también el abandono de prácticas ancestrales, que esta época las convierte en anacrónicas muy rápidamente. Ese cambio entre lo ancestral y lo anacrónico es propio de esta época furiosa, acelerada y rápida, que no tiene compasión con la memoria, con la historia, con lo anterior, a lo que considera caduco casi inmediatamente.

-Te escucho con esto de lo anacrónico y pienso en ese lugar común que cada tanto se repite, que habla de escuelas del siglo XIX, con docentes del siglo XX y necesidades o alumnos del siglo XXI. ¿Cómo te llevas con esa sentencia?

-Muy mal, porque no veo ningún problema en que haya tres siglos o más en las escuelas. Por un lado, creo que las escuelas son lugares de historia y de memoria. Y por otro lado, ¿qué significa tener maestros completamente actualizados a la época que corre? Porque si es una época destructiva e hipercapitalista, ¿cuál es la virtud del siglo XXI, con un mundo en guerra, un planeta destruido y con tanta desigualdad? Por lo tanto, me parece que hay un error en considerar virtuoso el siglo XXI y no virtuoso del siglo XIX, por ejemplo. Me llevo mal con eso porque creo que la educación todavía tiene que ver con una relación entre lo viejo y lo nuevo, y una mirada de lo nuevo desde la historia y no desde el presente solamente.

-Lo que pasa que también hay una idea utilitaria de una educación, que habla de preparar para un mercado de trabajo cambiante y para las nuevas demandas o profesiones.

-Bueno, pero esa será una discusión para un determinado nivel educativo, no atañe a toda la educación en general. Porque si hablamos de infancias y juventudes, ya enrolarlos en una carrera frenética hacia un empleo absolutamente frágil, precario y cambiante me parece muy mezquino como proceso educativo. Quizás entonces se trate de recuperar una idea de formación mucho más amplia y extensa que direccionar toda la idea educativa al empleo.

-Mencionaste la palabra infancia y una preocupación tuya siempre fue el tema de los tiempos acelerados y la necesidad del juego, un debate que se vio mucho con la pandemia.

-Hubo una especie de celebración entre los sobrevivientes del cuerpo, del juego, de la narración, del contarnos cosas. Porque no me cabe duda que hay una discusión sobre qué conocimiento. Pero me parece que la pregunta es sobre qué experiencia -no conocimiento, al estilo de cambios curriculares- o transformación a propósito de cómo no solo cuidamos a la niñez sino cómo proponemos una infancia para una humanidad. Una humanidad con tiempo, más serena, conversadora y narrativa. Creo que ahí está la punta que no terminamos de destrabar a propósito de esa relación entre niñez, infancia y humanidad. Ese es el camino que nos falta trazar.

-Estamos en tiempo de elecciones y da la sensación que educación no es tema de discusión, salvo como eslogan de campaña. ¿Por qué creés que pasa esto?

-Hay una discusión muy maniqueísta. Por eso llevo a Rosario el debate sobre “el tener educación”, qué significa tener en una época que te quita todo, que no te da posesión de nada, donde somos inquilinos de este mundo. Entonces ahí hay un juego en el que todos los problemas de nuestro país parece que se resuelven con más educación y ese es un eslogan terriblemente vacío. Porque además da por entendido que ciertas clases sociales no la tienen o que solo tienen educación en un sentido civilizatorio. Una idea bastante perversa del buen comportamiento hipócrita en las grandes ciudades. Ahí el tener educación es lo que está en juego hoy, porque por tener algunos entienden pagar y otros entendemos otra cosa completamente distinta, que es cuando una comunidad dispone de una decisión a propósito en su propia formación.

https://www.lacapital.com.ar/educacion/decir-que-todos-los-problemas-del-pais-se-resuelven-mas-educacion-es-un-eslogan-vacio-n10081601.html

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La lucha docente en Jujuy: entrevista a Mercedes Sosa, secretaria general de CEDEMS

Por: Anred

El jueves 13 de julio se llevó adelante una nueva jornada de paro por les docentes en el marco de las acciones que desarrolla la multisectorial y la citación del gobierno a una nueva reunión, luego de los descuentos recibidos, especialmente por las maestras. La secretaria general de CEDEMS, gremio docente de profesores de secundaria y de terciarios, acepta conversar y reflexionar con ContrahegemoniaWeb sobre este intenso mes y lo que se avizora. Por Andrea Arrigoni, para Contraghegemonía Web.

-Qué resoluciones han tomado en la última asamblea de CEDEMS que se desarrolló, más allá de haber logrado con la lucha un importante aumento en su rama, por la grave situación que se vive la provincia.

Bueno, la asamblea en el marco de pertenecer nuestros sindicato a la Intergremial y como hay una decisión de denunciar la persecución de parte del gobierno de la Provincia, por las situaciones de hostigamiento, situaciones represivas, amenazas permanentes de aplicación del Código Contravencional, decidió este paro.

Luego la Asamblea rondó en reivindicaciones de condiciones laborales, que tienen que ver con la precarización, con la asignación de aumentos de horas cátedras, para quienes venían siendo postergados durante mucho tiempo en el sistema educativo; los auxiliares docentes por ejemplo. También seguir peleando por un salario de acuerdo a los índices inflacionarios, seguir dando la pelea por las horas cátedras que estén acordes a los valores de la canasta familiar y no cobrar menos de esa asignación.

Otro tema importante es el resguardo del Estatuto del Docente, que bajo ningún punto de vista se lo modifique en función de una posible ley que se quiera adaptar a los lineamientos de la nueva reforma constitucional, que la damos por inválida. Porque hay procedimientos, que vamos a demostrar también en la presentación, que fueron violatorios por cómo se llevó adelante esta reforma constitucional.

-En particular, respecto a la rama de educación secundaria, ¿ha habido avances en cuanto a las reformas que se vienen imponiendo en esta rama?

Sí, hubo algunos cambios, la Ley de la grilla, la Ley de las Juntas de Calificación, que lamentablemente han restringido la participación de los docentes a través de la elección de los vocales. Ahí ya hubo una modificación que es previo a la reforma constitucional. Nosotros hemos peleado mucho en aquel momento por la grilla docente que nos condena a una capacitación permanente, sin límite de puntaje, y a la comercialización de la capacitación. Los docentes acá tienen licencia para hacer la capacitación, lo que pasa es que hasta ahora nos descontaban el presentismo si la llegábamos a hacer, pero ahora con la última negociación paritaria no se va a aplicar, ese fue un logro de la paritaria última.

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-¿Se efectivizó el aumento?

Sí, hubo un aumento de la hora cátedra. Estaba en 2.000 y pico y ahora está en 4.000 y más de un 50% también del sueldo básico que estaba en 32.000 y ahora se fue a 62.000, hubo logros de esta última lucha y bueno seguimos en camino para otras reivindicaciones que habían quedado postergadas, sobre todas las que tienen que ver con la precarización laboral.

-¿En particular sobre el tema de la precarización laboral, entiendo que el hecho de que haya un incentivo vinculado al presentismo es una parte de la precarización, de qué otra manera se manifiesta?

Sí, hay designaciones en esta oportunidad que son a término, se denomina CL que no están, no figuran, en el Estatuto del Docente y ése es un reclamo que se va a llevar a la paritaria para que las designaciones no tengan esas características.

-Ustedes han sido notificados de parte de los gremios nacionales sobre un nuevo convenio con lxs trabajadores de educación, como viene anunciando la CTERA en consonancia con el gobierno nacional.

Nuestra central es la CEA y nuestra comisión directiva es reciente. Nosotros no estamos en la CTERA, de a poco vamos anoticiándonos de los convenios que van haciendo y por supuesto que queremos tener participación más plena en las decisiones que se tomen a nivel nacional.

-Respecto a la reforma a la Constitución que se votó en la provincia, en qué sentido esto perjudica y qué acciones hay en común con otros actores, si la Multisectorial es una de ellas o qué espacios hay de articulación para seguir cuestionando esa reforma y derribarla.

La reforma, de principio, en la manera en la que fue convocada, tiene errores de vicio en su iniciativa de cambio, que bueno no puedo adelantar mucho, porque son estrategias que va a tomar el sindicato para discutirla, las estrategias legales. Por otro lado, en el contenido está lamentablemente establecido y sospechamos que va a utilizarse como una forma de legitimar, en cuanto a la protesta social, la contravencional. Una herramienta que viene utilizando el gobierno para multar, para perseguir.

-¿Son las contravenciones que fueron publicadas por el gobierno en estos días?

Sí, fueron públicas. El gobierno las anunció y lamentablemente hizo públicos listados de personas y la multa que se les asigna por su participación en las movilizaciones. Hay un relato de parte del gobierno acerca de que esto fue pergeñado por la oposición o que, en esta contienda electoral, por partidos que se oponen a la fórmula que está presentando Morales junto con Larreta. Ahí lo que vemos es la peligrosidad no solo de la aplicación de ese código contravencional sino que además esto está legitimado en este momento por la Constitución, el ataque al derecho a la protesta.

Y por sobre todas las cosas también está en cuestionamiento el uso de los recursos naturales, de la territorialidad, de los bienes públicos y cómo el Estado inmediatamente que presente un proyecto que exprese que va en función de los “intereses” de una matriz productiva determinada, entonces hay posibilidad y hay riesgo de que se vayan expropiando esas territorialidades como ya de hecho se vienen haciendo. O sea, la Constitución lo que nosotros notamos es que viene a dar la legitimidad a una política previa de saqueo y de usurpación, que no va en beneficio de las comunidades o de quienes habitan en ese lugar o que son productores, estoy hablando de la finca El Pongo por ejemplo, o de las comunidades originarias que también sienten la peligrosidad de una explotación del litio que pueda poner en discusión su permanencia, así como su posibilidad de poner en debate qué es lo que se quiere para sus entornos.

También desde el punto de vista docente hemos notado algunos cambios entre lo que era la Constitución del año 86 y la Constitución actual, donde el artículo 67 tiene algunos términos que no están tal como estaban y que pueden ser una puerta abierta a que se modifique de alguna manera el Estatuto del Docente.

¿Por los actos represivos, de hostigamiento, y que en estos días han vuelto a recrudecer, han tenido algún apoyo para poder hacer las denuncias?

Sí, han venido muchísimo organismos de Derechos Humanos a la provincia y ahí se han realizado las denuncias pertinentes.

¿Cómo ves la proyección de esta situación?

Ahora somos parte de la multisectorial, que es un movimiento que articula distintos sectores. Esto empezó como una lucha docente, pero se fueron agregando en el camino de esta lucha muchísimos espacios, organismos y organizaciones, que venían con muchos reclamos que eran postergados y además que eran perseguidos, no? Entonces se articula en esta multisectorial todas esas demandas y además lo que unifica a todos desde las organizaciones sociales, los campesinos, los pueblos originarios, los gremios es el No a la reforma y ahí estamos articulando acciones.

¿Cuándo pensamos por qué ahora se produjo lo que ya se denomina el jujeñazo, porque en definitiva el paro empezó antes de la reforma y ya venía habiendo esta situación, que es en tu opinión lo que hizo que surgiera con esta fuerza la respuesta popular?

Es multicausante, la verdad que es multicausal, en algún momento esto se iba a dar y creo que la lucha docente con su contundencia, su organización y su participación masiva fue la que motivó y en el camino se fueron sumando reclamos, como decía, que venían siendo postergados. Esa conjunción y por supuesto la lucha docente que sucedió en Salta también y que ya era insostenible la precarización en los salarios, lo magro de los aumentos, una mecánica donde se sentía, se vivía, se experimentaba el maltrato de parte del gobierno, toda esa conjunción de elementos. Bueno, todo eso fue lo que hizo que se genere este gran movimiento hoy contra la reforma, que también es el cuestionamiento de un proyecto económico que pretende darle un matiz jurídico a una política de saqueo, de precarización y de empobrecimiento.

Hay una situación que vemos que se reproduce en distintas geografías con sus particularidades entre las luchas docentes, las luchas contra el saqueo y la criminalización de la protesta, lo vemos en Misiones con el extractivismo forestal que afecta a las comunidades, también en Chubut, en Tierra del Fuego o Mendoza o Santa Cruz, por solo nombrar algunas de las manifestaciones, los mecanismos represivos y las mismas formas económicas. Hay quizás un debate ahí que nos deberíamos dar sobre cómo romper estas fragmentaciones y tomarlo de conjunto.

Sí, hay una fragmentación, en este momento, nosotros mismos en este momento estamos tratando de articular nuestras propias luchas, venimos de una desarticulación muy grande, es un fenómeno en el que estamos pensándonos nosotros también. En este tránsito, seguramente esto va a hacer que nos podamos unificar en otros reclamos a nivel nacional, pero en este momento es como que estamos muy concentrados en esta pelea en contra de la reforma y ahí hay una necesidad muy grande de que esta lucha se traduzca también en hechos concretos, ¿no? Acerca de qué va a pasar con este marco jurídico que tiene la pretensión de acallar, de perseguir y de ponernos al margen de las decisiones del futuro de nuestra provincia.

Fuente de la información e imagen:  https://www.anred.org

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Ideas urgentes para liberar los cuerpos blindados

Por: NATALIA GELÓS

En “Ir más allá de la piel”, su libro más reciente, la intelectual italiana piensa diferentes perspectivas del cuerpo y sus cicatrices en el capitalismo contemporáneo. Recupera la idea de estrategia, describe los nuevos desafíos de los feminismos y hace un agudo y amoroso aporte a las lecturas políticas sobre la naturaleza en un mundo que parece llegar a su propio borde.

Hay muchas ideas en su último libro. Múltiples líneas que van y vienen y tejen una red que no busca límites estancos. Silvia Federici ordena preguntas, retoma discusiones, y este último libro editado por Tinta Limón parece avanzar con una costura que se permite y se alimenta de ese ir y venir en un tejido sin centro. El cuerpo no puede ser atomizado, dirá, y la lectura política, entonces, tampoco. Con pistas de las ideas que hoy, ahora, en Nueva York, seguirá trabajando, se mete en discusiones sobre el encuentro cercano como revolución política, del cuidado de las infancias como deuda de los feminismos y escribe frases como estas: “vender nuestro cerebro puede ser más peligroso y degradante que vender el acceso a nuestra vagina”; “Los pueblos nativos de las Américas nos enseñan lo importantes que son las fiestas no sólo como forma de recrearse, sino también de construir solidaridad, de resignificar nuestro afecto y responsabilidad mutuos”. La dimensión política de la corporalidad, la naturaleza como brújula, el encuentro cercano como parte de lo sagrado. Esas son algunas de sus ideas, las aborda y revisita desde el otro lado de la pantalla, cuando responde a estas preguntas desde su casa en Estados Unidos.

Además de la lúcida elaboración intelectual de Ir más allá de la piel, del libro se desprende cierto impulso visceral, un halo de urgencia por registrar algo en tiempo real ¿Esto es así?

-Sí, es que la temática del cuerpo es central hoy por muchas razones. Una, sin dudas, es su crisis, la crisis del cuerpo. Son décadas que han registrado un incremento de mortalidad, un incremento de enfermedad, también entre los jóvenes y también, y sobre todo, de enfermedades mentales como la depresión. Yo creo que hay un sentido muy profundo que subyace en eso: que tú tienes la responsabilidad por tu cuerpo. En parte es la respuesta a todos los cortes que los sistemas sanitarios han hecho a nivel planetario. El covid nos ha mostrado que no podemos confiar en que los sistemas sanitarios nos cuidan; incluso Estados Unidos, que se dice el país más rico del mundo, cerró hospitales, cortó fondos. Entonces el sentido se arma así: “te debes preocupar por tu salud porque el estado, el sistema sanitario no te va a cuidar”. Hay ahí una ideología liberal. Y por otro lado hay una idea de individualismo.  Por eso creo que hay en los parques mucha concentración de gente que acá, en Nueva York, o allá, en Buenos Aires corre, hace jogging, fitness. Fitness, fitness, fitness. Esto no es una crítica. Es algo que nace de necesidades muy reales. Está todo muy bien. Pero se está dando más atención a eso que a los cambios de las condiciones materiales del trabajo, al cambio necesario de cómo se produce la riqueza social. Por todo eso es que está el cuerpo, sí, y más allá del cuerpo, donde hay otras cosas, otras preocupaciones muy fuertes.

El cuerpo no sería un lugar atomizado, proponés detenernos a pensarlo como algo más amplio…

-La medicina oficial, la llamada ciencia oficial, siempre nos da una visión del cuerpo atomizada. El cuerpo es como una gran célula, y la temática de las enfermedades de la salud no se ve en relación con el medioambiente. Toda esa medicina genética que dice que tu naces con una predisposición hablan de un cuerpo más individualizado. Yo hablo de un cercamiento del cuerpo. En los noventa, unos científicos elaboraron el concepto de la célula egoísta: que cada célula tiene su programa y si hay una enfermedad hay que ver cada célula, cada gen. Esa atomización del cuerpo va en un continuo con la atomización de las personas en la sociedad. Se hace necesario subrayar,  insistir con que nuestros cuerpos están conectados con los otros, que responden a tantos factores externos, más allá de la piel. El cuerpo no termina con la piel ¿Cómo se pueden explicar sus cambios en función de una canción de la infancia, del encuentro de una persona, con otro cuerpo, si no somos un campo abierto, una continuidad con los otros, con la naturaleza, con el viento, con el mar, con el perfume de las flores? Por eso la urgencia que he sentido en pensar esto.

Si bien todo tu pensamiento dialoga con lo que planteás en Calibán y la bruja (publicado en 2004), en este libro es particular la articulación con esas ideas ¿Es un ciclo que se cierra, que se abre, que se espirala?

-El discurso de la caza de brujas me impacta mucho porque me ha dado el sentido de qué es la concepción de la vida,y cuál es la disciplina que ha impuesto el capitalismo, esta guerra que ha hecho contra la mujer, contra una visión de la vida, de relacionarse. Las brujas tienen una concepción solidaria con el entorno.Y por eso, no se concluye en ese libro y sigue hasta estos días, porque la visión de los cazadores de brujas se encuentra de nuevo hoy en nuestros políticos, en nuestros científicos, en muchos que organizan y disciplinan el cuerpo en todas sus facultades.

En estos últimos años hubo un límite complicado de transitar en ese sentido ¿no? ¿Cómo diferenciar el respeto y la búsqueda de la potencia del saber ancestral y a la vez no quedar enredados en las corrientes de, por ejemplo, los movimientos antivacunas? Son cuestiones diferentes pero en la discusión pública pueden confundirse ¿cómo legitimar y potenciar los discursos con miradas más integrales que no pretenden ir contra el discurso científico, sino proponer otras miradas?

-Hoy en América Latina, a nivel planetario también, hay muchas personas que están intentando recuperar conceptos alternativos y ancestrales sobre qué es la salud. Por ejemplo, en los Estados Unidos, hay pueblos nativos, originarios, que enseñan a su hijas e hijos el concepto de la salud y qué rituales realizar. Claro, que no nos olvidamos de la medicina oficial, pero la miramos con una visión crítica. Porque muchas veces la cura es peor que la enfermedad. Por ejemplo, esa visión capitalista de hacerle la guerra a la enfermedad, cuando otras visiones hablan de impulsar y mejorar y fortalecer los sistemas inmunitarios. Me preocupa que hoy cualquier crítica que se haga a la vacuna contra el covid, por ejemplo, sea tildada de fascismo. Durante años hemos hecho críticas a las compañías farmacéuticas. Ellos están sobre todo interesados en el lucro. Hay vacunas que nunca han sido desarrolladas, como la malaria. Claro, la padecen los pobres, entonces ahí no hay qué ganar. Es muy peligroso pensar que no se puede hacer crítica. Yo he visto en estos dos años a muchas personas tener miedo de hacer alguna crítica a la vacuna. Me preocupa esa intolerancia, el proceso de deslegitimación de cualquier posición crítica.

En la ciencia misma, en la academia, se dan esas divisiones internas y conviven discursos antinómicos, que quedan muchas veces expuestos a distintos intereses a los que responden. Un ejemplo se da en cuestiones ambientales…

-Sí, exactamente. Lo que se le está haciendo a los cuerpos en otra escala, mucho más grande, se le está haciendo a la tierra. Con todos los venenos que se ponen, los fertilizantes; el extractivismo, la minería. Para mí es una conexión continua, cuerpo ambiente, cuerpo natural, cuerpo tierra, cuerpo territorio. Lo que se pone en la tierra se pone en el cuerpo. Si vamos a hablar de salud, seamos serios: no podemos envenenar la tierra. Ya no tiene más energía. Lo que comemos no tiene poder nutritivo. Marx lo decía, hablaba de la tierra cansada, tanto como las personas. El capitalismo cansa porque obliga a producir, producir. Los animales deben servir. Hay algunos que no pueden ni levantarse sobre sus patas porque los han obligado a alimentarse y sobrealimentarse.

Vos proponés una historización del capitalismo desde la mirada animal ¿Cómo sería eso?

-Hay una compañera que ha escrito un libro muy interesante. Ella tiene una enfermedad que hace que no pueda controlar sus movimientos y cuenta que muchas veces, porque no puede controlar su boca, es mirada por la gente como si fuera un animal. La conciencia de que la miren así le ha dado gran solidaridad con los animales. Se ha identificado con ellos y escribe para decir que es importante restituir su dignidad, restituir sus derechos, su vida. No verlos como cosa que solamente se usa, incluso para compañía y cuando ya no sirve, se desecha. En Calibán… yo escribo que hasta el siglo XVII, en Europa se pensaba que los animales eran conscientes, que tenían alguna voluntad. Hasta se los ha llevado a tribunales por crímenes que habían cometido. El capitalismo ha cambiado mucho la relación que tenemos con ellos. La caza de brujas fue un momento estratégicamente importante. Y empieza también la vivisección. Sería importante desarrollar más esto ¿Qué justifica hacerla en seres sintientes? En nuestra cultura nos enseñan que son una cuestión inferior.

Podría pensarse en algo bien concreto: con la exploración y explotación off shore, la salud de las ballenas sería una cuestión menor en términos discursivos ante la promesa de divisas, incluso aunque como bien se dice, las ballenas sean el termómetro de los océanos ¿Cómo proponer una discusión diferente?

-Es algo que se debe cambiar con movimientos que luchen en varios frentes. Educar a la gente: ¿Qué significa un mar sin peces? ¿Qué animales hay en el mar? Nos educan con la idea de que los animales son máquinas y no nos damos cuenta de cómo enriquecen la vida, el planeta. Tenemos que volver a hacer como los niños.

Las infancias ocupan también varios espacios de pensamiento en Más allá de la piel, hablás de crianza, de educación, de la necesidad de creatividad ¿Por qué decís que es necesario que el feminismo mire a las infancias?

-Yo creo que hemos hablado del derecho de no ser madres, o pedimos un centro del cuidado, que el estado cree guarderías. Y hablamos, sí, de la violencia contra los niños pero eso no es solamente hablar del pedófilo. También hay papás y mamás que les pegan. Porque la infancia es considerada también como algo intermedio. Es muy importante cambiar esta visión de la infancia. Subrayar que tienen derecho a la autonomía y una mirada integral de su cuerpo. Tienen derecho a no ser violentados ni por extraños ni por quienes los cuidan en sus casas. Hay una impunidad que da el Estado, y que lo hace porque se da cuenta de que debe ejercer violencia en esa etapa para prepararlos para la violencia del trabajo. Para disciplinarlos. El Estado tiene mucha tolerancia porque ve que la educación en la familia es preparación para la futura disciplina del trabajo; enseñarles que tú no puedes tener todo lo que deseas, todo lo que quieres. Yo no quiero ponerme en una posición moral. Muchas mujeres viven una vida imposible, y muchas veces cuando pegan una nalgada lo hacen porque llevan una vida cargada, con muchas preocupaciones. Por eso no quiero moralizar. Pero necesitamos un cambio amplio y el discurso en contra de las violencias hacia las infancias es un trabajo fundamental.

Fuente de la información e imagen: https://revistacrisis.com.ar

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Noam Chomsky sobre ChatGPT

Noam Chomsky sobre ChatGPT

ENTREVISTA

 

Para qué sirve y por qué no es capaz de replicar el pensamiento humano

La inteligencia artificial (IA) está arrasando en el mundo. Está transformando todos los ámbitos de la vida y planteando importantes problemas éticos para la sociedad y el futuro de la humanidad. ChatGPT, que está dominando las redes sociales, es un chatbot basado en IA desarrollado por OpenAI. Es un subconjunto del aprendizaje automático y se basa en lo que se denomina Large Language Models (grandes modelos lingüísticos), capaces de generar respuestas similares a las humanas. El potencial de aplicación de esta tecnología es enorme, por lo que ya se está pidiendo que se regule la IA como ChatGPT.

¿Puede la IA ser más inteligente que los humanos? ¿Constituye una amenaza pública? De hecho, ¿puede convertirse en una amenaza existencial? Noam Chomsky, el lingüista más eminente del mundo y uno de los intelectuales públicos más estimados de todos los tiempos, cuya estatura intelectual se ha comparado con la de Galileo, Newton y Descartes, aborda estas inquietantes cuestiones en la entrevista que sigue.

C. J. Polychroniou: Como disciplina científica, la inteligencia artificial (IA) se remonta a los años 50, pero en las dos últimas décadas se ha ido abriendo paso en todo tipo de campos, como la banca, los seguros, la fabricación de automóviles, la música y la defensa. De hecho, el uso de técnicas de IA ha demostrado en algunos casos superar las capacidades humanas, como en una partida de ajedrez. ¿Es probable que las máquinas lleguen a ser más inteligentes que los humanos?

Noam Chomsky: Para aclarar la terminología, el término «máquina» significa aquí programa, básicamente una teoría escrita en una notación que puede ser ejecutada por un ordenador, y un tipo de teoría inusual en aspectos interesantes que podemos dejar de lado aquí.

Podemos hacer una distinción aproximada entre ingeniería pura y ciencia. No hay un límite claro, pero es una primera aproximación útil. La ingeniería pura busca producir un producto que pueda ser de alguna utilidad. La ciencia busca la comprensión. Si el tema es la inteligencia humana o las capacidades cognitivas de otros organismos, la ciencia busca comprender estos sistemas biológicos.

Tal y como yo los entiendo, los fundadores de la IA -Alan Turing, Herbert Simon, Marvin Minsky y otros- la consideraban ciencia, parte de las entonces incipientes ciencias cognitivas, que utilizaban las nuevas tecnologías y los descubrimientos en la teoría matemática de la computación para avanzar en la comprensión. Con el paso de los años, estas preocupaciones se han desvanecido y se han visto desplazadas en gran medida por una orientación ingenieril. En la actualidad, las primeras preocupaciones se suelen tachar, a veces con condescendencia, de ‘IA a la antigua usanza’ [en inglés ‘good old-fashioned AI’ o su acrónimo ‘GOFAI’].

Siguiendo con la pregunta, ¿es probable que se conciban programas que superen las capacidades humanas? Hay que tener cuidado con la palabra «capacidades», por razones a las que volveré. Pero si consideramos que el término se refiere a la ejecución1 humana, entonces la respuesta es: definitivamente sí. De hecho, existen desde hace mucho tiempo: la calculadora de un ordenador, por ejemplo. Puede superar con creces lo que hacen los humanos, aunque sólo sea por falta de tiempo y memoria. En el caso de sistemas cerrados como el ajedrez, en los años 50 se comprendió perfectamente que tarde o temprano, con el avance de gigantescas capacidades computacionales y un largo periodo de preparación, se podría idear un programa capaz de derrotar a un gran maestro que juega con un límite de memoria y tiempo. El alcance de ese logro, años más tarde, fue más que nada un reclamo publicitario para IBM. Muchos organismos biológicos superan las capacidades cognitivas humanas en aspectos mucho más profundos. Las hormigas del desierto de mi patio trasero tienen cerebros minúsculos, pero superan con creces las capacidades humanas de navegación, en los principios que subyacen, no sólo en ejecución. No existe tal cosa como una Gran Cadena del Ser en cuya cúspide esté el ser humano.

Los productos de la ingeniería de IA se utilizan en muchos campos, para bien o para mal. Incluso los más sencillos y conocidos pueden ser bastante útiles: en el área lingüística, programas como el autocompletado, la transcripción en directo, el traductor de google, entre otros. Con una potencia de cálculo mucho mayor y una programación más sofisticada, también deberían surgir otras aplicaciones útiles en las ciencias. Ya ha habido algunas: cómo ha asistido en el estudio del plegamiento de proteínas es un caso reciente en el que la tecnología de búsqueda masiva y rápida ha ayudado a los científicos a abordar un problema crítico y difícil.

Los proyectos de ingeniería pueden ser útiles, o perjudiciales. Ambas cuestiones se plantean en el caso de la ingeniería de la IA. El trabajo actual con grandes modelos lingüísticos (LLM por sus siglas en inglés), incluidos los chatbots, proporciona herramientas para desinformar, difamar y engañar a los no informados. Las amenazas aumentan cuando se combinan con imágenes artificiales y réplicas de voz. Con diferentes preocupaciones en mente, decenas de miles de investigadores de IA han pedido recientemente una moratoria en el desarrollo debido a los peligros potenciales que perciben.

Como siempre, hay que sopesar los posibles beneficios de la tecnología frente a los costes potenciales.

Se plantean cuestiones muy distintas cuando nos referimos a la IA y la ciencia. Aquí se impone la cautela debido a las afirmaciones exorbitantes e imprudentes, a menudo amplificadas en los medios de comunicación. Para aclarar las cuestiones, consideremos casos, algunos hipotéticos, otros reales.

He mencionado la navegación de los insectos, que es un logro asombroso. Los científicos especializados en insectos han avanzado mucho en el estudio acerca de cómo este logro se ha alcanzado, si bien la neurofisiología -una materia muy complicada- sigue sin aclararse del todo, al igual que sucede con la evolución de los sistemas. Lo mismo ocurre con las asombrosas proezas de aves y tortugas marinas que recorren miles de kilómetros y regresan infaliblemente al lugar de origen.

Supongamos que Tom Jones, un partidario de la ingeniería de la IA, viene y dice: «Todo tu trabajo ha sido refutado. El problema está resuelto. Los pilotos de líneas aéreas comerciales consiguen siempre los mismos resultados, o incluso mejores».

Si acaso tomáramos la molestia de responder, nos reiríamos.

Tomemos el caso de las hazañas náuticas de los polinesios, que todavía perviven entre las tribus indígenas, que por medio de las estrellas, el viento y las corrientes pueden desembarcar sus canoas en un punto designado a cientos de millas de distancia. También este caso ha sido objeto de muchas investigaciones para averiguar cómo lo hacen. Tom Jones tiene la respuesta: «Deja de perder el tiempo; los buques de guerra lo hacen todo el tiempo».

La misma respuesta.

Pasemos ahora a un caso real: la adquisición del lenguaje. En los últimos años se han llevado a cabo investigaciones exhaustivas y muy esclarecedoras que han demostrado que los bebés tienen un conocimiento muy rico de la lengua (o lenguas) de su entorno, muy superior al que exhiben cuando actúan con ella[s]. Se consigue con pocas pruebas y, en algunos casos cruciales, sin ninguna. En el mejor de los casos, como han demostrado cuidadosos estudios estadísticos, los datos de los que disponen son escasos, sobre todo si se tiene en cuenta la rango-frecuencia («ley de Zipf«).

Entra Tom Jones: «Has sido refutado. Sin prestar atención a tus hallazgos, los LLM que escanean cantidades astronómicas de datos pueden encontrar regularidades estadísticas que permiten simular los datos en los que han sido entrenados, produciendo algo que se parece bastante al comportamiento humano normal. Chatbots».

Este caso difiere de los demás. En primer lugar, es real. Segundo, la gente no se ríe; de hecho, muchos se asombran. Tercero, a diferencia de los casos hipotéticos, los resultados reales distan mucho de lo que se afirma.

Estas consideraciones sacan a relucir un problema menor con respecto al entusiasmo actual por los LLM: su total absurdidad, como en los casos hipotéticos en los que lo hemos reconocido de inmediato. Pero hay problemas mucho más graves que la absurdidad.

Una es que los sistemas LLM están diseñados de tal manera que no pueden decirnos nada sobre el lenguaje, el aprendizaje u otros aspectos de la cognición, una cuestión de principio, irremediable. Duplique los terabytes de datos escaneados, añada otro billón de parámetros, utilice todavía más energía de California, y la simulación del comportamiento mejorará, al tiempo que revelará más claramente el fracaso de principio en el planteamiento sobre cómo producir cualquier forma de comprensión. La razón es elemental: los sistemas funcionan igual de bien con lenguas imposibles, tales que los bebés no pueden adquirir, como con aquellas que estos adquieren rápidamente y casi por reflejo.

Es como si un biólogo dijera: «Tengo una nueva gran teoría de los organismos. Esta teoría enumera muchos que existen y muchos que es imposible que existan, y no puedo decirles nada sobre la distinción».

De nuevo, nos reiríamos. O deberíamos.

No ríe Tom Jones, quien ahora se referirá a casos reales. Persistiendo en su radical alejamiento de la ciencia, Tom Jones responde: «¿Cómo puedes saber nada de esto hasta que no hayas investigado todas las lenguas?». En este punto, el abandono de la ciencia normal resulta aún más claro. Por un argumento análogo podemos desechar la genética y la biología molecular, la teoría de la evolución y el resto de las ciencias biológicas, que no han estudiado más que las muestras de una ínfima fracción de organismos. Y por si fuera poco, podemos desechar toda la física. ¿Por qué creer en las leyes del movimiento? ¿Cuántos objetos se han observado realmente en movimiento?

Existe, además, la pequeña cuestión de la carga de la prueba. Quienes proponen una teoría tienen la responsabilidad de demostrar que tiene algún sentido, en este caso, demostrando que falla para las lenguas imposibles. No es responsabilidad de otros refutar la propuesta, aunque para el caso parece bastante fácil hacerlo.

Pasemos a la ciencia normal, donde las cosas se ponen interesantes. Incluso un solo ejemplo de adquisición del lenguaje puede aportar una rica visión de la distinción entre lenguas posibles e imposibles.

Las razones son claras y conocidas. Todo crecimiento y desarrollo, incluido lo que se denomina «aprendizaje», es un proceso que parte de un estado del organismo y lo transforma paso a paso hacia etapas posteriores.

La adquisición del lenguaje es un proceso de este tipo. El estado inicial es la dotación biológica de la facultad del lenguaje, que obviamente existe, incluso aunque pueda ser, como algunos creen, una combinación particular de otras capacidades. Eso es muy improbable por razones que se comprenden desde hace tiempo, pero no es relevante para lo que nos ocupa aquí, así que podemos dejarlo de lado. Es evidente que existe una dotación biológica para la facultad humana del lenguaje. Una mera obviedad.

La transición avanza hacia un estado relativamente estable, que no cambiará más que superficialmente: el conocimiento lingüístico. Los datos externos desencadenan y configuran parcialmente el proceso. Estudiando el estado alcanzado (conocimiento lingüístico) y los datos externos, podemos sacar conclusiones de gran alcance sobre el estado inicial, la dotación biológica que hace posible la adquisición del lenguaje. Las conclusiones sobre el estado inicial imponen una distinción entre lenguas posibles e imposibles. La distinción es válida para todos los que comparten el estado inicial: todos los humanos, hasta donde sabemos; no parece haber diferencias en la capacidad de adquirir el lenguaje entre los grupos humanos existentes.

Todo esto es ciencia normal, y ha conseguido muchos resultados.

La experimentación ha demostrado que el estado estable se obtiene sustancialmente muy pronto, hacia los tres o cuatro años de edad. También está bien establecido que la facultad del lenguaje tiene propiedades básicas específicas de los humanos, de ahí que sea una verdadera propiedad de especie: común a los grupos humanos y, en aspectos fundamentales, un atributo humano único.

En este relato esquemático se dejan muchas cosas fuera, sobre todo el papel de leyes de la naturaleza en el crecimiento y el desarrollo: en el caso de un sistema computacional como el lenguaje, los principios de eficiencia computacional. Pero ésta es la esencia de la cuestión. De nuevo, ciencia normal.

Es importante tener clara la distinción de Aristóteles entre posesión de conocimiento y uso del conocimiento (en terminología contemporánea, competencia y actuación). En el caso del lenguaje, el estado estable obtenido es la posesión de conocimientos, codificados en el cerebro. El sistema interno determina una serie ilimitada de expresiones estructuradas, cada una de las cuales podemos considerar que formula un pensamiento, cada una externalizable en algún sistema sensomotor, normalmente el sonido, aunque podría ser el signo o incluso (con dificultad) el tacto.

En el uso del conocimiento («actuación») se accede al sistema codificado internamente. La actuación incluye el uso interno del lenguaje en el pensamiento: reflexión, planificación, recuerdo y mucho más. Desde el punto de vista estadístico, éste es, con mucho, el uso abrumador del lenguaje. Es inaccesible a la introspección, aunque podemos aprender mucho sobre él con los métodos normales de la ciencia, desde «fuera», metafóricamente hablando. Lo que se denomina «habla interior» son, de hecho, fragmentos de lenguaje exteriorizado con el aparato articulatorio silenciado. Es sólo un reflejo remoto del uso interno del lenguaje; cuestiones importantes que no puedo tratar aquí.

Otras formas de uso del lenguaje son la percepción (análisis sintáctico) y la producción, esta última entraña propiedades que siguen siendo tan misteriosas como cuando Galileo y sus contemporáneos las contemplaban con asombro en los albores de la ciencia moderna.

El principal objetivo de la ciencia es descubrir el sistema interno, tanto en su estado inicial de la facultad humana del lenguaje como en las formas particulares que adopta en la adquisición. En la medida en que se comprenda este sistema interno, podremos proceder a investigar cómo entra en funcionamiento, interactuando con muchos otros factores que intervienen en el uso del lenguaje.

La obtención de datos acerca de la actuación ofrece evidencias sobre la naturaleza del sistema interno, en especial cuando se refina experimentalmente, algo habitual en los trabajos de campo. Pero incluso la recopilación más masiva de datos es necesariamente engañosa en aspectos cruciales. Se ciñe a lo que se produce normalmente, no al conocimiento del lenguaje codificado en el cerebro, el objeto primario que investigan quienes quieren comprender la naturaleza del lenguaje y su uso. Ese objeto interno determina una clase infinita de posibilidades que no se utilizarán en el comportamiento normal debido a factores irrelevantes para el lenguaje, como las limitaciones de la memoria a corto plazo; temas estudiados hace 60 años. Los datos observados también incluirán buena parte de lo que queda fuera del sistema codificado en el cerebro, a menudo el uso consciente del lenguaje de formas que violan las reglas con fines retóricos. Son obviedades conocidas por todos los investigadores de campo, que recurren a técnicas de recolección directa de datos con sujetos informantes, básicamente experimentos, para obtener un corpus refinado que excluya las restricciones irrelevantes y las expresiones desviadas. Lo mismo ocurre cuando los lingüistas se utilizan a sí mismos como fuentes de información, un procedimiento perfectamente razonable y normal, habitual en la historia de la psicología hasta la actualidad.

Si seguimos avanzando con la ciencia normal, descubrimos que los procesos y elementos internos de la lengua no pueden detectarse mediante la inspección de los fenómenos observados. A menudo, estos elementos ni siquiera aparecen en el habla (o la escritura), aunque sus efectos, a menudo sutiles, pueden detectarse. Esa es otra razón por la que restringirse a los fenómenos observados, como en los enfoques LLM, limita marcadamente la comprensión de los procesos internos que son objeto central de la investigación sobre la naturaleza del lenguaje, su adquisición y su uso. Pero eso no es relevante si se ha abandonado la preocupación por la ciencia y la comprensión en favor de otros objetivos.

Más en general, en las ciencias, durante milenios se ha llegado a conclusiones mediante experimentos -a menudo experimentos mentales-, siendo cada uno de ellos una abstracción radical de los fenómenos. Los experimentos se basan en la teoría y tratan de descartar los innumerables factores irrelevantes que intervienen en los fenómenos observados, como en la actuación lingüística. Todo esto es tan elemental que rara vez se discute. Y familiar. Como se ha señalado, la distinción básica se remonta a la distinción de Aristóteles entre posesión del conocimiento y uso del conocimiento. El primero es el objeto central de estudio. Los estudios secundarios (y bastante serios) investigan cómo sirve a la actuación el sistema de conocimiento almacenado internamente, junto con los muchos factores no lingüísticos que entran en lo que se observa directamente.

También podemos recordar una observación del biólogo evolutivo Theodosius Dobzhansky, famoso sobre todo por su trabajo con la Drosophila: cada especie es única, y los humanos son los más únicos de todos. Si nos interesa comprender qué clase de criaturas somos -siguiendo el mandato del Oráculo de Delfos de hace 2.500 años-, nos ocuparemos sobre todo de lo que hace que los humanos seamos los más únicos de todos, principalmente el lenguaje y el pensamiento, estrechamente entrelazados, como reconoce una rica tradición que se remonta a la Grecia clásica y la India. La mayor parte del comportamiento es bastante rutinario y, por tanto, hasta cierto punto predecible. Lo que realmente nos hace únicos es lo que no es rutinario, y lo encontramos, a veces mediante experimentos, a veces mediante la observación, desde los niños en condiciones normales hasta los grandes artistas y científicos.

Un último comentario al respecto. La sociedad lleva un siglo plagada de campañas masivas por parte de empresas para fomentar el desprecio por la ciencia, temas bien estudiados por Naomi Oreskes entre otros. Comenzó con compañías cuyos productos eran letales: el plomo, el tabaco, el amianto y, más tarde, los combustibles fósiles. Sus motivos son entendibles. El objetivo de una empresa en una sociedad capitalista es el beneficio, no el bienestar humano. Es un hecho institucional: si no sigues el juego, te echan y te sustituye otro que sí lo haga.

Los departamentos de marketing de las empresas reconocieron muy pronto que sería un error negar las crecientes pruebas científicas de los efectos letales de sus productos. Eso sería fácilmente refutable. Mejor sembrar la duda, fomentar la incertidumbre, el desprecio por esos superexpertos de traje y corbata que nunca han pintado una casa, pero vienen de Washington a decirme que no use pintura con plomo, destruyendo mi negocio (un caso real, fácilmente multiplicable). Eso ha funcionado demasiado bien. Ahora mismo nos está llevando por el camino de la destrucción de la vida humana organizada en la Tierra.

En ambientes intelectuales, la crítica posmoderna de la ciencia, desmontada por Jean Bricmont y Alan Sokal, pero aún muy viva en algunos círculos, ha producido efectos similares.

Puede que sea una sugerencia poco amable, pero creo que es justo preguntarse si los Tom Jones y aquellos que repiten acríticamente e incluso amplifican sus descuidadas proclamas están contribuyendo a las mismas tendencias nefastas.

CJP: ChatGPT es un chatbot basado en el lenguaje natural que utiliza la inteligencia artificial para permitir conversaciones similares a las humanas. En un reciente artículo publicado en The New York Times, junto con otros dos autores, usted tachaba de bombo publicitario a los nuevos chatbots porque, sencillamente, no pueden igualar la competencia lingüística de los humanos. ¿No es posible, sin embargo, que las futuras innovaciones en IA produzcan proyectos de ingeniería que igualen y quizá incluso superen las capacidades humanas?

NC: El crédito por el artículo debería atribuirse al autor real, Jeffrey Watumull, un excelente matemático-lingüista-filósofo. Los dos coautores que figuran en la lista son asesores que están de acuerdo con el artículo, pero no lo han escrito.

Es cierto que los chatbots no pueden en principio igualar la competencia lingüística de los humanos, por las razones que hemos repetido antes. Su diseño básico les impide alcanzar la condición mínima de adecuación para una teoría del lenguaje humano: distinguir los lenguajes posibles de los imposibles. Dado que se trata de una propiedad del diseño, no puede ser superada por futuras innovaciones en este tipo de IA. Sin embargo, es muy posible que futuros proyectos de ingeniería igualen e incluso superen las capacidades humanas, si nos referimos a la capacidad humana de actuación [performance] en el uso del lenguaje. Como se ha señalado más arriba, algunos ya lo han hecho desde hace tiempo: las calculadoras automáticas, por ejemplo. Y lo que es más interesante, como ya se ha mencionado, insectos con cerebros minúsculos superan las capacidades humanas entendidas como competencia.

CJP: En el citado artículo también se observaba que los proyectos de IA actuales no poseen una facultad moral humana. ¿Este hecho tan obvio hace que los robots de IA sean una amenaza menor para la raza humana? Creo que se puede argumentar que los hace incluso más peligrosos.

NC: En efecto, es un hecho evidente, entendiendo la «facultad moral» en sentido amplio. A menos que se controle cuidadosamente, la ingeniería de la IA puede plantear graves amenazas. Supongamos, por ejemplo, que se automatizara el cuidado de los pacientes. Los inevitables errores que el juicio humano es capaz de subsanar podrían dar lugar a una historia de terror. O supongamos que se eliminara a los humanos de la evaluación de las amenazas determinadas por los sistemas automatizados de defensa antimisiles. Como nos informa un registro histórico estremecedor, eso sería el fin de la civilización humana.

CJP: Organismos reguladores y fuerzas de seguridad en Europa están mostrando su preocupación por la propagación de ChatGPT, mientras que un texto legislativo de la Unión Europea presentado recientemente intenta hacer frente a la IA clasificando dichas herramientas según su nivel de riesgo percibido. ¿Está de acuerdo con los que temen que ChatGPT suponga una grave amenaza pública? Además, ¿cree realmente que se puede detener el desarrollo de herramientas de IA hasta que se introduzcan salvaguardias?

NC: Puedo simpatizar muy fácilmente con los esfuerzos por intentar controlar las amenazas que plantea la tecnología avanzada, incluido este caso. Sin embargo, soy escéptico sobre la posibilidad de hacerlo. Sospecho que el genio está fuera de la botella. Es probable que los agentes maliciosos -institucionales o individuales- puedan encontrar formas de eludir las salvaguardias. Estas sospechas no son, por supuesto, razón para no intentarlo y para mantener la guardia.

Nota:

1Nota de traducción. El término performance en inglés, aquí traducido en un sentido más transversal como ‘ejecución’, se denomina ‘actuación’ en el campo de la lingüística moderna sobre las aportaciones del propio N.Chomsky.

Texto original: https://www.commondreams.org/opinion/noam-chomsky-on-chatgpt

Traducción: Edgar Manjarín

Fuente: https://sinpermiso.info/textos/noam-chomsky-habla-sobre-chatgpt-para-que-sirve-y-por-que-no-es-capaz-de-replicar-el-pensamiento

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/noam-chomsky-sobre-chatgpt/ (

 

 

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Noam Chomsky habla sobre ChatGPT. Para qué sirve y por qué no es capaz de replicar el pensamiento humano [Entrevista]

Por: La peste

La inteligencia artificial (IA) está arrasando en el mundo. Está transformando todos los ámbitos de la vida y planteando importantes problemas éticos para la sociedad y el futuro de la humanidad. ChatGPT, que está dominando las redes sociales, es un chatbot basado en IA desarrollado por OpenAI. Es un subconjunto del aprendizaje automático y se basa en lo que se denomina Large Language Models (grandes modelos lingüísticos), capaces de generar respuestas similares a las humanas. El potencial de aplicación de esta tecnología es enorme, por lo que ya se está pidiendo que se regule la IA como ChatGPT.

¿Puede la IA ser más inteligente que los humanos? ¿Constituye una amenaza pública? De hecho, ¿puede convertirse en una amenaza existencial? Noam Chomsky, el lingüista más eminente del mundo y uno de los intelectuales públicos más estimados de todos los tiempos, cuya estatura intelectual se ha comparado con la de Galileo, Newton y Descartes, aborda estas inquietantes cuestiones en la entrevista que sigue.

C. J. Polychroniou: Como disciplina científica, la inteligencia artificial (IA) se remonta a los años 50, pero en las dos últimas décadas se ha ido abriendo paso en todo tipo de campos, como la banca, los seguros, la fabricación de automóviles, la música y la defensa. De hecho, el uso de técnicas de IA ha demostrado en algunos casos superar las capacidades humanas, como en una partida de ajedrez. ¿Es probable que las máquinas lleguen a ser más inteligentes que los humanos?

Noam Chomsky: Para aclarar la terminología, el término «máquina» significa aquí programa, básicamente una teoría escrita en una notación que puede ser ejecutada por un ordenador, y un tipo de teoría inusual en aspectos interesantes que podemos dejar de lado aquí.

Podemos hacer una distinción aproximada entre ingeniería pura y ciencia. No hay un límite claro, pero es una primera aproximación útil. La ingeniería pura busca producir un producto que pueda ser de alguna utilidad. La ciencia busca la comprensión. Si el tema es la inteligencia humana o las capacidades cognitivas de otros organismos, la ciencia busca comprender estos sistemas biológicos.

Tal y como yo los entiendo, los fundadores de la IA -Alan Turing, Herbert Simon, Marvin Minsky y otros- la consideraban ciencia, parte de las entonces incipientes ciencias cognitivas, que utilizaban las nuevas tecnologías y los descubrimientos en la teoría matemática de la computación para avanzar en la comprensión. Con el paso de los años, estas preocupaciones se han desvanecido y se han visto desplazadas en gran medida por una orientación ingenieril. En la actualidad, las primeras preocupaciones se suelen tachar, a veces con condescendencia, de ‘IA a la antigua usanza’ [en inglés ‘good old-fashioned AI’ o su acrónimo ‘GOFAI’].

Siguiendo con la pregunta, ¿es probable que se conciban programas que superen las capacidades humanas? Hay que tener cuidado con la palabra «capacidades», por razones a las que volveré. Pero si consideramos que el término se refiere a la ejecución(1) humana, entonces la respuesta es: definitivamente sí. De hecho, existen desde hace mucho tiempo: la calculadora de un ordenador, por ejemplo. Puede superar con creces lo que hacen los humanos, aunque sólo sea por falta de tiempo y memoria. En el caso de sistemas cerrados como el ajedrez, en los años 50 se comprendió perfectamente que tarde o temprano, con el avance de gigantescas capacidades computacionales y un largo periodo de preparación, se podría idear un programa capaz de derrotar a un gran maestro que juega con un límite de memoria y tiempo. El alcance de ese logro, años más tarde, fue más que nada un reclamo publicitario para IBM. Muchos organismos biológicos superan las capacidades cognitivas humanas en aspectos mucho más profundos. Las hormigas del desierto de mi patio trasero tienen cerebros minúsculos, pero superan con creces las capacidades humanas de navegación, en los principios que subyacen, no sólo en ejecución. No existe tal cosa como una Gran Cadena del Ser en cuya cúspide esté el ser humano.

Los productos de la ingeniería de IA se utilizan en muchos campos, para bien o para mal. Incluso los más sencillos y conocidos pueden ser bastante útiles: en el área lingüística, programas como el autocompletado, la transcripción en directo, el traductor de google, entre otros. Con una potencia de cálculo mucho mayor y una programación más sofisticada, también deberían surgir otras aplicaciones útiles en las ciencias. Ya ha habido algunas: cómo ha asistido en el estudio del plegamiento de proteínas es un caso reciente en el que la tecnología de búsqueda masiva y rápida ha ayudado a los científicos a abordar un problema crítico y difícil.

Los proyectos de ingeniería pueden ser útiles, o perjudiciales. Ambas cuestiones se plantean en el caso de la ingeniería de la IA. El trabajo actual con grandes modelos lingüísticos (LLM por sus siglas en inglés), incluidos los chatbots, proporciona herramientas para desinformar, difamar y engañar a los no informados. Las amenazas aumentan cuando se combinan con imágenes artificiales y réplicas de voz. Con diferentes preocupaciones en mente, decenas de miles de investigadores de IA han pedido recientemente una moratoria en el desarrollo debido a los peligros potenciales que perciben.

Como siempre, hay que sopesar los posibles beneficios de la tecnología frente a los costes potenciales.

Se plantean cuestiones muy distintas cuando nos referimos a la IA y la ciencia. Aquí se impone la cautela debido a las afirmaciones exorbitantes e imprudentes, a menudo amplificadas en los medios de comunicación. Para aclarar las cuestiones, consideremos casos, algunos hipotéticos, otros reales.

He mencionado la navegación de los insectos, que es un logro asombroso. Los científicos especializados en insectos han avanzado mucho en el estudio acerca de cómo este logro se ha alcanzado, si bien la neurofisiología -una materia muy complicada- sigue sin aclararse del todo, al igual que sucede con la evolución de los sistemas. Lo mismo ocurre con las asombrosas proezas de aves y tortugas marinas que recorren miles de kilómetros y regresan infaliblemente al lugar de origen.

Supongamos que Tom Jones, un partidario de la ingeniería de la IA, viene y dice: «Todo tu trabajo ha sido refutado. El problema está resuelto. Los pilotos de líneas aéreas comerciales consiguen siempre los mismos resultados, o incluso mejores».

Si acaso tomáramos la molestia de responder, nos reiríamos.

Tomemos el caso de las hazañas náuticas de los polinesios, que todavía perviven entre las tribus indígenas, que por medio de las estrellas, el viento y las corrientes pueden desembarcar sus canoas en un punto designado a cientos de millas de distancia. También este caso ha sido objeto de muchas investigaciones para averiguar cómo lo hacen. Tom Jones tiene la respuesta: «Deja de perder el tiempo; los buques de guerra lo hacen todo el tiempo».

La misma respuesta.

Pasemos ahora a un caso real: la adquisición del lenguaje. En los últimos años se han llevado a cabo investigaciones exhaustivas y muy esclarecedoras que han demostrado que los bebés tienen un conocimiento muy rico de la lengua (o lenguas) de su entorno, muy superior al que exhiben cuando actúan con ella[s]. Se consigue con pocas pruebas y, en algunos casos cruciales, sin ninguna. En el mejor de los casos, como han demostrado cuidadosos estudios estadísticos, los datos de los que disponen son escasos, sobre todo si se tiene en cuenta la rango-frecuencia («ley de Zipf«).

Entra Tom Jones: «Has sido refutado. Sin prestar atención a tus hallazgos, los LLM que escanean cantidades astronómicas de datos pueden encontrar regularidades estadísticas que permiten simular los datos en los que han sido entrenados, produciendo algo que se parece bastante al comportamiento humano normal. Chatbots».

Este caso difiere de los demás. En primer lugar, es real. Segundo, la gente no se ríe; de hecho, muchos se asombran. Tercero, a diferencia de los casos hipotéticos, los resultados reales distan mucho de lo que se afirma.

Estas consideraciones sacan a relucir un problema menor con respecto al entusiasmo actual por los LLM: su total absurdidad, como en los casos hipotéticos en los que lo hemos reconocido de inmediato. Pero hay problemas mucho más graves que la absurdidad.

Una es que los sistemas LLM están diseñados de tal manera que no pueden decirnos nada sobre el lenguaje, el aprendizaje u otros aspectos de la cognición, una cuestión de principio, irremediable. Duplique los terabytes de datos escaneados, añada otro billón de parámetros, utilice todavía más energía de California, y la simulación del comportamiento mejorará, al tiempo que revelará más claramente el fracaso de principio en el planteamiento sobre cómo producir cualquier forma de comprensión. La razón es elemental: los sistemas funcionan igual de bien con lenguas imposibles, tales que los bebés no pueden adquirir, como con aquellas que estos adquieren rápidamente y casi por reflejo.

Es como si un biólogo dijera: «Tengo una nueva gran teoría de los organismos. Esta teoría enumera muchos que existen y muchos que es imposible que existan, y no puedo decirles nada sobre la distinción».

De nuevo, nos reiríamos. O deberíamos.

No ríe Tom Jones, quien ahora se referirá a casos reales. Persistiendo en su radical alejamiento de la ciencia, Tom Jones responde: «¿Cómo puedes saber nada de esto hasta que no hayas investigado todas las lenguas?». En este punto, el abandono de la ciencia normal resulta aún más claro. Por un argumento análogo podemos desechar la genética y la biología molecular, la teoría de la evolución y el resto de las ciencias biológicas, que no han estudiado más que las muestras de una ínfima fracción de organismos. Y por si fuera poco, podemos desechar toda la física. ¿Por qué creer en las leyes del movimiento? ¿Cuántos objetos se han observado realmente en movimiento?

Existe, además, la pequeña cuestión de la carga de la prueba. Quienes proponen una teoría tienen la responsabilidad de demostrar que tiene algún sentido, en este caso, demostrando que falla para las lenguas imposibles. No es responsabilidad de otros refutar la propuesta, aunque para el caso parece bastante fácil hacerlo.

Pasemos a la ciencia normal, donde las cosas se ponen interesantes. Incluso un solo ejemplo de adquisición del lenguaje puede aportar una rica visión de la distinción entre lenguas posibles e imposibles.

Las razones son claras y conocidas. Todo crecimiento y desarrollo, incluido lo que se denomina «aprendizaje», es un proceso que parte de un estado del organismo y lo transforma paso a paso hacia etapas posteriores.

La adquisición del lenguaje es un proceso de este tipo. El estado inicial es la dotación biológica de la facultad del lenguaje, que obviamente existe, incluso aunque pueda ser, como algunos creen, una combinación particular de otras capacidades. Eso es muy improbable por razones que se comprenden desde hace tiempo, pero no es relevante para lo que nos ocupa aquí, así que podemos dejarlo de lado. Es evidente que existe una dotación biológica para la facultad humana del lenguaje. Una mera obviedad.

La transición avanza hacia un estado relativamente estable, que no cambiará más que superficialmente: el conocimiento lingüístico. Los datos externos desencadenan y configuran parcialmente el proceso. Estudiando el estado alcanzado (conocimiento lingüístico) y los datos externos, podemos sacar conclusiones de gran alcance sobre el estado inicial, la dotación biológica que hace posible la adquisición del lenguaje. Las conclusiones sobre el estado inicial imponen una distinción entre lenguas posibles e imposibles. La distinción es válida para todos los que comparten el estado inicial: todos los humanos, hasta donde sabemos; no parece haber diferencias en la capacidad de adquirir el lenguaje entre los grupos humanos existentes.

Todo esto es ciencia normal, y ha conseguido muchos resultados.

La experimentación ha demostrado que el estado estable se obtiene sustancialmente muy pronto, hacia los tres o cuatro años de edad. También está bien establecido que la facultad del lenguaje tiene propiedades básicas específicas de los humanos, de ahí que sea una verdadera propiedad de especie: común a los grupos humanos y, en aspectos fundamentales, un atributo humano único.

En este relato esquemático se dejan muchas cosas fuera, sobre todo el papel de leyes de la naturaleza en el crecimiento y el desarrollo: en el caso de un sistema computacional como el lenguaje, los principios de eficiencia computacional. Pero ésta es la esencia de la cuestión. De nuevo, ciencia normal.

Es importante tener clara la distinción de Aristóteles entre posesión de conocimiento y uso del conocimiento (en terminología contemporánea, competencia y actuación). En el caso del lenguaje, el estado estable obtenido es la posesión de conocimientos, codificados en el cerebro. El sistema interno determina una serie ilimitada de expresiones estructuradas, cada una de las cuales podemos considerar que formula un pensamiento, cada una externalizable en algún sistema sensomotor, normalmente el sonido, aunque podría ser el signo o incluso (con dificultad) el tacto.

En el uso del conocimiento («actuación») se accede al sistema codificado internamente. La actuación incluye el uso interno del lenguaje en el pensamiento: reflexión, planificación, recuerdo y mucho más. Desde el punto de vista estadístico, éste es, con mucho, el uso abrumador del lenguaje. Es inaccesible a la introspección, aunque podemos aprender mucho sobre él con los métodos normales de la ciencia, desde «fuera», metafóricamente hablando. Lo que se denomina «habla interior» son, de hecho, fragmentos de lenguaje exteriorizado con el aparato articulatorio silenciado. Es sólo un reflejo remoto del uso interno del lenguaje; cuestiones importantes que no puedo tratar aquí.

Otras formas de uso del lenguaje son la percepción (análisis sintáctico) y la producción, esta última entraña propiedades que siguen siendo tan misteriosas como cuando Galileo y sus contemporáneos las contemplaban con asombro en los albores de la ciencia moderna.

El principal objetivo de la ciencia es descubrir el sistema interno, tanto en su estado inicial de la facultad humana del lenguaje como en las formas particulares que adopta en la adquisición. En la medida en que se comprenda este sistema interno, podremos proceder a investigar cómo entra en funcionamiento, interactuando con muchos otros factores que intervienen en el uso del lenguaje.

La obtención de datos acerca de la actuación ofrece evidencias sobre la naturaleza del sistema interno, en especial cuando se refina experimentalmente, algo habitual en los trabajos de campo. Pero incluso la recopilación más masiva de datos es necesariamente engañosa en aspectos cruciales. Se ciñe a lo que se produce normalmente, no al conocimiento del lenguaje codificado en el cerebro, el objeto primario que investigan quienes quieren comprender la naturaleza del lenguaje y su uso. Ese objeto interno determina una clase infinita de posibilidades que no se utilizarán en el comportamiento normal debido a factores irrelevantes para el lenguaje, como las limitaciones de la memoria a corto plazo; temas estudiados hace 60 años. Los datos observados también incluirán buena parte de lo que queda fuera del sistema codificado en el cerebro, a menudo el uso consciente del lenguaje de formas que violan las reglas con fines retóricos. Son obviedades conocidas por todos los investigadores de campo, que recurren a técnicas de recolección directa de datos con sujetos informantes, básicamente experimentos, para obtener un corpus refinado que excluya las restricciones irrelevantes y las expresiones desviadas. Lo mismo ocurre cuando los lingüistas se utilizan a sí mismos como fuentes de información, un procedimiento perfectamente razonable y normal, habitual en la historia de la psicología hasta la actualidad.

Si seguimos avanzando con la ciencia normal, descubrimos que los procesos y elementos internos de la lengua no pueden detectarse mediante la inspección de los fenómenos observados. A menudo, estos elementos ni siquiera aparecen en el habla (o la escritura), aunque sus efectos, a menudo sutiles, pueden detectarse. Esa es otra razón por la que restringirse a los fenómenos observados, como en los enfoques LLM, limita marcadamente la comprensión de los procesos internos que son objeto central de la investigación sobre la naturaleza del lenguaje, su adquisición y su uso. Pero eso no es relevante si se ha abandonado la preocupación por la ciencia y la comprensión en favor de otros objetivos.

Más en general, en las ciencias, durante milenios se ha llegado a conclusiones mediante experimentos -a menudo experimentos mentales-, siendo cada uno de ellos una abstracción radical de los fenómenos. Los experimentos se basan en la teoría y tratan de descartar los innumerables factores irrelevantes que intervienen en los fenómenos observados, como en la actuación lingüística. Todo esto es tan elemental que rara vez se discute. Y familiar. Como se ha señalado, la distinción básica se remonta a la distinción de Aristóteles entre posesión del conocimiento y uso del conocimiento. El primero es el objeto central de estudio. Los estudios secundarios (y bastante serios) investigan cómo sirve a la actuación el sistema de conocimiento almacenado internamente, junto con los muchos factores no lingüísticos que entran en lo que se observa directamente.

También podemos recordar una observación del biólogo evolutivo Theodosius Dobzhansky, famoso sobre todo por su trabajo con la Drosophila: cada especie es única, y los humanos son los más únicos de todos. Si nos interesa comprender qué clase de criaturas somos -siguiendo el mandato del Oráculo de Delfos de hace 2.500 años-, nos ocuparemos sobre todo de lo que hace que los humanos seamos los más únicos de todos, principalmente el lenguaje y el pensamiento, estrechamente entrelazados, como reconoce una rica tradición que se remonta a la Grecia clásica y la India. La mayor parte del comportamiento es bastante rutinario y, por tanto, hasta cierto punto predecible. Lo que realmente nos hace únicos es lo que no es rutinario, y lo encontramos, a veces mediante experimentos, a veces mediante la observación, desde los niños en condiciones normales hasta los grandes artistas y científicos.

Un último comentario al respecto. La sociedad lleva un siglo plagada de campañas masivas por parte de empresas para fomentar el desprecio por la ciencia, temas bien estudiados por Naomi Oreskes entre otros. Comenzó con compañías cuyos productos eran letales: el plomo, el tabaco, el amianto y, más tarde, los combustibles fósiles. Sus motivos son entendibles. El objetivo de una empresa en una sociedad capitalista es el beneficio, no el bienestar humano. Es un hecho institucional: si no sigues el juego, te echan y te sustituye otro que sí lo haga.

Los departamentos de marketing de las empresas reconocieron muy pronto que sería un error negar las crecientes pruebas científicas de los efectos letales de sus productos. Eso sería fácilmente refutable. Mejor sembrar la duda, fomentar la incertidumbre, el desprecio por esos superexpertos de traje y corbata que nunca han pintado una casa, pero vienen de Washington a decirme que no use pintura con plomo, destruyendo mi negocio (un caso real, fácilmente multiplicable). Eso ha funcionado demasiado bien. Ahora mismo nos está llevando por el camino de la destrucción de la vida humana organizada en la Tierra.

En ambientes intelectuales, la crítica posmoderna de la ciencia, desmontada por Jean Bricmont y Alan Sokal, pero aún muy viva en algunos círculos, ha producido efectos similares.

Puede que sea una sugerencia poco amable, pero creo que es justo preguntarse si los Tom Jones y aquellos que repiten acríticamente e incluso amplifican sus descuidadas proclamas están contribuyendo a las mismas tendencias nefastas.

CJP: ChatGPT es un chatbot basado en el lenguaje natural que utiliza la inteligencia artificial para permitir conversaciones similares a las humanas. En un reciente artículo publicado en The New York Times, junto con otros dos autores, usted tachaba de bombo publicitario a los nuevos chatbots porque, sencillamente, no pueden igualar la competencia lingüística de los humanos. ¿No es posible, sin embargo, que las futuras innovaciones en IA produzcan proyectos de ingeniería que igualen y quizá incluso superen las capacidades humanas?

NC: El crédito por el artículo debería atribuirse al autor real, Jeffrey Watumull, un excelente matemático-lingüista-filósofo. Los dos coautores que figuran en la lista son asesores que están de acuerdo con el artículo, pero no lo han escrito.

Es cierto que los chatbots no pueden en principio igualar la competencia lingüística de los humanos, por las razones que hemos repetido antes. Su diseño básico les impide alcanzar la condición mínima de adecuación para una teoría del lenguaje humano: distinguir los lenguajes posibles de los imposibles. Dado que se trata de una propiedad del diseño, no puede ser superada por futuras innovaciones en este tipo de IA. Sin embargo, es muy posible que futuros proyectos de ingeniería igualen e incluso superen las capacidades humanas, si nos referimos a la capacidad humana de actuación [performance] en el uso del lenguaje. Como se ha señalado más arriba, algunos ya lo han hecho desde hace tiempo: las calculadoras automáticas, por ejemplo. Y lo que es más interesante, como ya se ha mencionado, insectos con cerebros minúsculos superan las capacidades humanas entendidas como competencia.

CJP: En el citado artículo también se observaba que los proyectos de IA actuales no poseen una facultad moral humana. ¿Este hecho tan obvio hace que los robots de IA sean una amenaza menor para la raza humana? Creo que se puede argumentar que los hace incluso más peligrosos.

NC: En efecto, es un hecho evidente, entendiendo la «facultad moral» en sentido amplio. A menos que se controle cuidadosamente, la ingeniería de la IA puede plantear graves amenazas. Supongamos, por ejemplo, que se automatizara el cuidado de los pacientes. Los inevitables errores que el juicio humano es capaz de subsanar podrían dar lugar a una historia de terror. O supongamos que se eliminara a los humanos de la evaluación de las amenazas determinadas por los sistemas automatizados de defensa antimisiles. Como nos informa un registro histórico estremecedor, eso sería el fin de la civilización humana.

CJP: Organismos reguladores y fuerzas de seguridad en Europa están mostrando su preocupación por la propagación de ChatGPT, mientras que un texto legislativo de la Unión Europea presentado recientemente intenta hacer frente a la IA clasificando dichas herramientas según su nivel de riesgo percibido. ¿Está de acuerdo con los que temen que ChatGPT suponga una grave amenaza pública? Además, ¿cree realmente que se puede detener el desarrollo de herramientas de IA hasta que se introduzcan salvaguardias?

NC: Puedo simpatizar muy fácilmente con los esfuerzos por intentar controlar las amenazas que plantea la tecnología avanzada, incluido este caso. Sin embargo, soy escéptico sobre la posibilidad de hacerlo. Sospecho que el genio está fuera de la botella. Es probable que los agentes maliciosos -institucionales o individuales- puedan encontrar formas de eludir las salvaguardias. Estas sospechas no son, por supuesto, razón para no intentarlo y para mantener la guardia.

3 de mayo del 2023

Original en ingles: https://www.commondreams.org

Traducción: Edgar Manjarín

Fuente: https://www.sinpermiso.info


(1) Nota de traducción. El término performance en inglés, aquí traducido en un sentido más transversal como ‘ejecución’, se denomina ‘actuación’ en el campo de la lingüística moderna sobre las aportaciones del propio N.Chomsky.

Fuente de la información e imagen: https://lapeste.org

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