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Unos 30.000 ucranianos vuelven a casa cada día

Más de 870.000 personas que huyeron al extranjero tras la invasión rusa del 24 de febrero han regresado a Ucrania, según los datos que manejan los organismos humanitarios de la ONU en su última actualización de emergencia. El retorno coincide con la preocupación por el deterioro de la seguridad alimentaria dentro del país.

La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios, citando al Servicio Estatal de Guardia de Fronteras ucraniano, afirmó este jueves que 30.000 personas están cruzando de vuelta a Ucrania cada día.

Entre los últimos retornados se encuentran mujeres con niños y personas mayores, mientras que al principio del conflicto la mayoría eran hombres.

Del mismo modo y citando a fuentes rusas, la Oficina también informó que desde el inicio de la ofensiva más de 783.000 personas -incluidos casi 150.000 niños- han entrado a Rusia desde Ucrania

Los últimos datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados indican que más de 4,7 millones de personas han huido de Ucrania desde que comenzó la guerra y que otros siete millones son desplazados internos.

El regreso abre nuevos desafíos para la entrega de ayuda de emergencia

«Esta importante cifra sugiere que la migración que regresa a Ucrania podría ser cada vez mayor, creando potenciales nuevos desafíos para la respuesta humanitaria, ya que estas personas precisarán apoyo para reintegrarse en sus comunidades o encontrar emplazamientos de acogida adecuados si el regreso a sus hogares ya no es viable», dijo la Oficina en un comunicado.

Los trabajadores humanitarios han atendido a 2,1 millones de los 12 millones de personas necesitadas en Ucrania, mientras que el llamado de emergencia de la ONU para este país ya ha recibido el 64% sobre un total de 1100 millones de dólares

Entrega de ayuda humanitaria en Sumy, Ucrania, el 18 de marzo de 2022
© ONU/Ukraine
Entrega de ayuda humanitaria en Sumy, Ucrania, el 18 de marzo de 2022

La guerra provoca estragos en el este y en el sur

Al mismo tiempo, los combates se concentran en los oblasts -o regiones- del este y el sur de Ucrania, ocasionando daños y víctimas civiles y aumentando las necesidades humanitarias.

La Oficina también informó de ataques con cohetes en el centro y el norte de Ucrania, y añadió que según el Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania unos 300.000 km2 -o casi la mitad de Ucrania- requieren desminado.

Bajas entre los trabajadores humanitarios

En su última actualización, la Oficina también informó que dos trabajadores humanitarios y cinco de sus familiares fueron asesinados en el este de la provincia de Dontesk.

Las víctimas se refugiaban en la oficina de Caritas de la ciudad de Mariupol cuando el edificio fue alcanzado por los disparos de un tanque, probablemente el pasado 15 de marzo. La información no trascendió hasta hace pocos días debido al aislamiento que sufrió la localidad ucraniana durante semanas.

Mientras tanto, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación advirtió de la existencia de «problemas de inseguridad alimentaria de forma inmediata» en casi tres de cada 10 oblasts, y que en otro 11% de esas provincias (que están parcialmente expuestos a los combates) se espera que haya escasez en dos meses.

Un campo de trigo durante la temporada de cosecha en Krasne, Ucrania.
FAO/Anatolii Stepanov
Un campo de trigo durante la temporada de cosecha en Krasne, Ucrania.

Apoyo a la agricultura

Por su parte, la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura indicó que las comunidades rurales y aisladas son las más afectadas por la inseguridad alimentaria.

Esta información coincidió con el anuncio del organismo por el que prevé apoyar a los campesinos para que siembren sus campos, conserven a su ganado y produzcan alimentos.

También está previsto un apoyo urgente en efectivo para las familias más vulnerables, entre ellas las lideradas por mujeres, por ancianos y por discapacitados.

Más de 1000 marineros atorados en Ucrania

Los responsables de la Organización Internacional del Trabajo y de la Organización Marítima Internacional reclamaron medidas urgentes para los más de 1000 marineros varados en puertos y aguas ucranianas.

En una carta conjunta dirigida a los responsables del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, el Comité Internacional de la Cruz Roja y Médicos Sin Fronteras, los responsables de ambos organismos describen la difícil situación de los marinos de más de 100 buques mercantes que no pueden abandonar los puertos de Ucrania y las aguas cercanas.

Además de los peligros derivados de los bombardeos, muchos de los buques afectados carecen actualmente de alimentos, combustible, agua dulce y otros suministros vitales. La situación de estas personas de múltiples nacionalidades “es cada vez más insostenible, lo que supone graves riesgos para su salud y bienestar».

La carta solicita que las tres agencias «tomen medidas urgentes» y ayuden a reabastecer a los buques afectados mediante la entrega de suministros esenciales para los marineros.

Pacientes de un hospital de Kyiv, Ucrania
©OMS/Anastasia Vlasova
Pacientes de un hospital de Kyiv, Ucrania

El conflicto puede suponer una catástrofe humanitaria para las personas que viven con el VIH

La guerra en Ucrania ha supuesto la destrucción y la interrupción de los servicios sanitarios y las cadenas de suministro logístico de los que dependen para su supervivencia cientos de miles de personas que viven con el VIH o están afectadas por él, afirmó este miércoles ONUSIDA.

Unos 250.000 ucranianos viven con el VIH, y la falta de acceso a terapias antirretrovirales y a los servicios de prevención supondría una avalancha de muertes y el riesgo de un resurgimiento de la pandemia de sida en Ucrania, afirmó la agencia de la ONU.

Más de 40 centros de salud que ofrecían servicios de tratamiento, prevención y atención del VIH antes de la guerra, están cerrados y hay varios grados de interrupción de los servicios en otros lugares.

En colaboración con el Ministerio de Sanidad ucraniano y 100% Life, la mayor organización de personas que viven con el VIH en Ucrania, se está distribuyendo una primera entrega de más de 18 millones de dosis de fármacos antirretrovirales, adquiridos por el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para Paliar los Efectos del Sida.

«Si llegan a las personas que los necesitan, los medicamentos son suficientes para abastecer durante seis meses a todas las personas que viven con el VIH en tratamiento de primera línea», dijo ONUSIDA.

El Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria también aporta fondos de emergencia para garantizar la continuidad de los servicios de VIH y tuberculosis.

La agencia calificó de “esfuerzo heroico” la entrega de suministros médicos por parte de la sociedad civil a las personas que viven con el VIH.

«A pesar de los enormes obstáculos, están llegando a personas en lugares extraordinariamente difíciles. Pero las organizaciones de la sociedad civil de las que depende este sistema de entrega y atención necesitan más apoyo internacional para poder continuar su trabajo», alertó ONUSIDA

La mayoría de las personas con discapacidad en Ucrania continúan atrapadas

Muchas personas con discapacidad en Ucrania, incluyendo niños, siguen atrapados o abandonados en sus hogares, instituciones y orfanatos, denuncia un comité de la ONU.

Son pocos los desplazados internos o los que han llegado a las fronteras de Ucrania, lo que indica que muchas de los 2,7 millones de personas con discapacidad no han podido huir para ponerse a salvo.

 Estas personas no tienen acceso a medicinas, comida, agua y el apoyo que necesitan.

El Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad pide tanto al gobierno ucraniano como a las organizaciones que trabajan en el terreno que tengan en cuenta las necesidades de los discapacitados a la hora de llevar ayuda o planear evacuaciones.

“Los niños con discapacidades deben recibir apoyo individualizado para garantizar que no se les separa de sus familias y se les protege de la institucionalización y de otras prácticas perjudiciales, como la trata de personas”, dicen.

Sobre todo, el Comité pide a Rusia que ponga fin inmediatamente a las hostilidades.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2022/04/1507232

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Update on the Criminal Russian Invasion of Ukraine

Peter McLaren

We must be cautious in our cheerleading as the invasion of Ukraine proceeds with its cold-blooded assault on innocent civilians.  The Russian attacks are inexcusable.  They cannot be justified but they can be explained.  Such explanations do not make these war crimes less repugnant and cruel.  Here in North America and throughout most of Europe, it does seem to many observers of the conflict that the US is wearing the white hat and Putin the black hat.  And yes, images of the war crimes committed by Putin’s shock troops are seared into our imaginations each night, sparking feelings of righteous indignation towards Russia.   But as we rightly condemn the Russian invasion, let us not  forget the imperialist history of the US, a country which is judged by many to be the most dangerous terrorist state in the world, guilty of a long list of war crimes that would take pages just to innumerate.  I have spent many years condemning these very war crimes.  Clearly, the US is not a benign hegemon.  Just look at the invasion of Vietnam, the US involvement in Chile, Nicaragua and Cuba, the bombing of Serbia, the invasion of Iraq and the invasion of Afghanistan, all accomplished under the US banner of promoting democracy.  The US cannot in any way be conceived as a benign hegemon, not because of the character of its leaders, although this does play a factor, but because of the imperatives of the military industrial complex and its geostrategic imperatives involving natural resources (water, minerals, and fossil fuels) and the policy adhered to by the US that it will never allow any country to supersede it as the world’s greatest and most dominant military power.  Neither can Russia be trusted, as it has made clear in its own imperialist history.  Rogue states understand only too well other rogue states.  And Putin’s nuclear brinksmanship does not exactly bode well for the world-at-large. Ukraine is stuck between two imperialist powers.  Recent NATO expansion and European Union expansion into the Baltic states and democracy-promotion on the part of the US is, understandably,  not received well in Russia.  It is looked upon as a direct threat to Russian security.  Security and strategic interests are at stake here.  What would happen if Russia entered into a military alliance with Canada and Mexico?   The Monroe Doctrine stipulates that this can never be allowed to happen.  Remember the Cuban Missile Crisis?  Certainly the weapons manufacturers don’t want a peaceful solution.  And those industries producing and supplying fossil fuels are celebrating the war behind closed doors, and this can only place the world at greater risk from environmental destruction.  The slim chances of saving the environment are now put on hold.  We should indeed support Ukraine in this bloody and murderous invasion by Putin. But at the same time we should  try to bring this conflict to a peaceful conclusion, not by playing into the hands of NATO, or Russia,  but by supporting the idea of Ukraine as a neutral buffer state, much like Finland, between NATO and Russia; this would be one step to resolving the conflict.  And NATO expansion should be abandoned.  Having NATO in Western Ukraine and Russia in Eastern Ukraine would lead to a disastrous ongoing civil war.  Neutrality for Ukraine  is not an ideal solution, but it could prevent World War III.  In the meantime, Russian troops must leave Ukraine immediately.  Any peace settlement needs to ensure the protection of Ukraine’s language rights  and  sovereignty.  And NATO needs to put an end to any expansionist dreams it might still harbor in its inglorious triumphalist imagination.

Professor Peter McLaren, B.A., B.Ed., M.Ed., Ph.D., F.R.S.A., Ed.D (honoris causa), Dip Tchg

Distinguished Professor in Critical Studies,

The Donna Ford Attallah College of Educational Studies, Chapman University

Co-Director and International Ambassador for Global Ethics and Social Justice,

The Paulo Freire Democratic Project

Co-Founder, Instituto McLaren de Pedagogía Crítica, Ensenada

Chair Professor, Northeast Normal University, Changchun, China (2015-20)

Professor Emeritus, University of California, Los Angeles

Most Recent Books:

He Walks Among Us: Christian Fascism Ushering in the End of Times.

Breaking Free: The Life and Times of Peter McLaren (with Miles Wilson)

Post-Digital Dialogues on Critical Pedagogy, Liberation Theology and Information Technology (with Petar Jandrić)

Tracks to Infinity: The Long Road to Justice, The Peter McLaren Reader, Volume 2.

Pedagogy of Insurrection: From Resurrection to Revolution

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The Criminal Invasion of Ukraine

In answer to my friends on the left who are holding the US as primarily responsible for the invasion of Ukraine, I would respond as follows: Yes, we need to concede that the US broke agreements made with Russia after the Cold War, after German reunification and the collapse of the Soviet Union – a nation that is the guardian of the memory of the worst assault on any nation in human history, which saw the Nazis take the lives of millions of  Russians (Ukrainians and Belarusians were the two nations most affected in terms of casualties for both civilian and military populations).

. The US did expand NATO up to the borders of Russia when, in fact, there was no longer any need for NATO to exist after the breakup of the Soviet Union. But arms manufacturers saw massive profits in making former Soviet Bloc countries upgraded militarily to NATO standards (thanks to the generosity of loans provided by US arms manufacturers), and they needed an enemy in order to do so, and we know the outcome of that story which goes by the name ‘Cold War.’ And look at the stock market right now – arms manufacturers are making profits heads over heels while Ukrainian civilians are literally flying head over heels as targets of Russian artillery fire. We can bring up the 1994 Budapest Memorandum and the like. Or bring up the argument about spheres of interest. Yes, we know that an integration of neighboring countries into U.S.-led military partnerships – bringing NATO to the doorstep of Russia – has helped fuel the crisis. And we can understand the security threat that the US-backed NATO alliance poses to countries bordering Russia, especially when Ukraine is also increasing its commercial ties with the European Union. Yes, we can be critical of the post-Maidan regime – since 2014, the US has been governing Ukraine in a de facto sense, and we know about the nationalist radicalization and the presence of neo-Nazis in Kyiv, the Azov Battalion, for instance – but let’s remember that they are not supported politically by the majority of the Ukrainian people. They have been integrated into the National Guard.  We cannot support Nazi ideology anywhere, and one can certainly find it in the United States without looking any further than the increase in far-right militia movements throughout the United States.  But it is important to remember that  there is more political support for the far-right in Germany and France than in Ukraine. All this we know. Yes, we all remember the warning by George Kennan, the architect of the United States Cold War Policy designed to contain the Soviet Union, a warning seared into our memory, that expanding NATO would be a “fateful error” that would  surely  “inflame nationalistic, anti-western and militaristic tendencies in Russian opinion” and would certainly imperil east-west relations.

But, at the same time, we must denounce Putin’s imperialist invasion of Ukraine as illegal and barbaric, even if this means siding with the US and NATO. Putin chose war. This is Putin’s war. We remember what Putin did to Grozny in 1999-2000, completely destroying the city. Is Ukraine part of a Grozny option? Will Kyiv become another Dresden flattened to rubble? In denouncing Russia’s invasion, we need not be a supporter of NATO or the imperialist history of the US. The US has little moral credibility left, certainly after the fiascos of Vietnam, Afghanistan and Iraq. And let’s not forget the Cuban missile crisis. And the more recent NATO missile base that exists in Poland (Aegis SM-3 Block IB missiles for Poland are already on-site, only a hundred miles from Russian territory and 800 miles from Moscow). But let’s be clear, Russia clearly needs to pull back its troops. Leave Ukraine. Demilitarize Donbas and Russian border areas. Ukraine needs to be designated a neutral country, and the US must acknowledge this. Give it a status similar to Finland.  Some version of the Minsk Accords.  The US must not ‘play’ this war in a way that seeks only advantages for itself, its arms manufacturers, its possible electoral advantages, searching for strategic geopolitical advantages; too many lives are at stake.  We are at a turning point that cannot countenance invasions like the Kremlin assault on Ukraine and expect to survive as a human race since, as Marx warned, we will be forging our own chains. We must support working-class, trade unionist, and socialist resistance to this unholy attack on Ukraine while remaining critical of the bourgeois aspects of the current Ukraine regime.  But our first demand is that Russian troops leave Ukraine immediately and cease to fabricate hollow and shameless pretexts that Ukraine is overpopulated by Nazis and have made preparations to commit genocidal acts on Russians living in Donbas.  Russia’s propaganda industry, as strong as it is, has failed in this instance, and only looks foolish.

But, at the same time, we need to understand why this war broke out. Understanding the war does not mean we are justifying this war. We are watching if not the first TikTok war, or the first war that is being viewed overwhelmingly through social media, in Twitterspace and Facebook, then at the very least a military conflagration that constitutes the first major Internet war where the power of social media is being felt to a greater extent than in all previous wars, in terms of scale, scope, evolution and the quality of the virtual experiences fed to the public. It is being brought to the world through live streaming, high-quality video, tweets and retweets and massive online platforms. More people are using the Internet than ever before, and there is a growing popularity of non-news sources and thus potentially more narrative control by the victims (Cuciu, 2022). We do have the issue of information being manipulated photoshopped, and that is and will be a persistent problem. Listening to many news reports that have decried the bloody violence inflicted by the Russian military in Ukraine reveals a disturbing trend: there appears to be a flagrant ethnocentricity and racism at work. Some pundits appear to be upset with the Russian attack on Ukraine mainly because (as they shockingly proclaim) it’s a war between prosperous middle-class people, between peoples that you would never find in Third World populations in Latin America or Africa, between ‘civilized’ people, people who ‘look like us’ – fashionable victims, unlike those unfashionable victims being bombed in, say, Yemen. If they were reporting on a war between tribal factions in Africa, they would not be nearly as emotionally invested. Those are the pundits whose demands for NATO to impose a no-fly zone are the loudest. But a physical engagement between Russia and NATO would be guaranteed to bring about mutually assured destruction.

Social media accounts of the war raise our emotions to a fever pitch. But we cannot lose our capacity for sound, rational judgement. And that means that those of us in the West must continue to challenge the imperialist playbook of NATO, as we continue to challenge Putin. And we must challenge the insanity playing out in the margins of the culture wars by Trump’s QAnon followers making the claim that Trump and Putin are working together to destroy the infrastructure of Ukraine because their actual goal is to destroy a bioweapons lab set up there by Dr Anthony Fauci. What about religious messianism playing out behind the scenes in this conflict? Russian President Vladimir Putin proclaimed that Ukraine ‘is an inalienable part of our own history, culture, and spiritual space.’ Since Putin has used the ‘defence of Orthodoxy’ argument to justify Russia’s invasion of Ukraine, we need to inquire as to the religious implications that stem from this ecclesiastical nationalism – ‘the Church tethered to the nation (autocephaly)’ – in this case, from Russia and Ukraine sharing the same Christian origins, that of the baptism of Prince Vladimir in 988 (De Gaulmyn, 2022). According to Isabelle de Gaulmyn, this “is a story that Vladimir Putin used in a speech tinged with Christian messianism. The Russian president’s spiritual confidant, Metropolitan Tikhon of Pskov and Porkhov, advocates for the unity of the peoples born of the baptism of Rus’ against a “decadent” West. This fits with the political views of many in Russian Orthodoxy.” However, Isabelle de Gaulmyn (2022) writes that the Ukrainian Orthodox Church of the Moscow Patriarch (UOC-MP), which opposes the invasion of Ukraine, is beginning to distance itself from Patriarch Kirill (Kirill is a Russian Orthodox bishop who became Patriarch of Moscow and all Rus’ and Primate of the Russian Orthodox Church on 1 February 2009). She notes that “[t]he patriarch has nothing to gain by encouraging the bombardment of Kyiv and its spiritual heritage, such as the Monastery of the Caves, where all the Russian saints have passed.” Pope Francis, the first-ever Roman pope to meet the Patriarch of Moscow, is sending a message through his diplomacy that by supporting Putin, The Russian Orthodox Church will lose not only Ukraine “but every bit of its influence in the Christian world.”  Russian Orthodox priest and theologian Cyril Hovorun says his Church is too entangled with Vladimir Putin and is drifting towards fascism (Corre, 2022).  Hovorun paints a picture of Russian orthodoxy that curdles the blood. Patriarch Kirill sees himself in a messianic light as a redeemer of Russia and is obsessed with the idea of a Manichean world consisting of a benevolent Russian civilization under siege by the ontologically evil West, which is complimented by the neo-imperialism of Putin. Hovorun asserts that the war in Ukraine “is being waged in the name of a special mission of religious unification, of protection of a kind of ‘holy land’ against the West – against the Western countries considered heretical, bad and liars, because they are Catholic or Protestant.  It is first of all a logic of expansion of the ‘Orthodox civilization’” (Corre, 2022).  It is a logic of expansion that knows no borders because its imperialist expansion is designed to bring Russian civilization to a corrupt Western world.  Americans should recognize this logic because it has played an enormous  role in its own Manifest Destiny narrative that has resulted in so much bloodshed in the name of defending and advancing American civilization against ‘barbarian hordes’.  But US imperialism is not the only imperialism.  Hovorun reports a sermon by Patriarch Kirill who stridently asserts “that the war in Ukraine is made necessary by the ‘genocide’ that would be perpetrated in the Donbass by Ukrainians against those who refuse Gay Pride” (Corre, 2022).   Is hosting a Gay Pride parade now the litmus test for civilization? Is it the defining characteristic of what separates good from evil? The notion that a Gay Parade has become an excuse for invading countries and slaughtering innocents must be met with the most severe denunciation.  But will denouncing Putin’s favorite Patriarch make any difference?    Especially when the mass media are treating the invasion as a spectacle, with little room, it seems, for rational maneuvering in the theatre of dialogue and peace-making. Donald Trump, known for his great admiration for authoritarian leaders, was impeached for threatening to hold military aid from Zelensky unless he provided damaging information on Hunter Biden, the son of Joe Biden.  And now Trump is taking credit for arming Ukraine with advanced American weaponry such as the FGM-148 Javelin (AAWS-M) is an American-made portable anti-tank missile.

  At the beginning of the invasion Trump described Zelensky as a “genius” and “savvy” and then he changed his tune and condemned the invasion. While President, Trump attacked NATO, and now he is spinning the past and claiming he attacked NATO only to make it stronger.  Congresswoman Marjorie Taylor Greene and Tucker Carlson of Fox News are spewing disinformation about the war, bending the truth in ways that favor Putin while both Republicans and Democrats are fighting over ways to use sanctions that will inflict the most pain on Russia.   The media is playing the war like a farcical plot from a television soap opera.

This much is clear:  Russia must pay for its criminal invasion. We must use every means available to support Ukraine, while at the same time trying to save the planet from nuclear devastation. This is a complex and difficult challenge, especially when we see babies that have been cut to ribbons by Russian missiles.  We must denounce toxic forms of nationalism and imperialist intervention, while continuing to search for a socialist and humanist alternative to capitalist value production. Trump must be de-pedestalized and Russia must be de-Putinized.   The people of Ukraine are fighting with an unflinching determination. We must try every means to combat the Russian imperialist aggression against Ukraine. We must hold all imperialist regimes accountable for their crimes the world over. That is why socialist internationalism is so important, especially at this inflection point in history. Russian or Western intervention must not be tolerated. Ukraine must be free to determine its own future.  That means that only Ukraine and Russia must create the final framework for a negotiated settlement.  Correspondingly,  the United States needs to support a settlement  that  meaningfully preserves Ukraine’s sovereignty and the US must give up its dream of a U.S.-run Atlanticist framework for Europe.

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We must provide shelter and support for the refugees who have escaped this imperialist war that was initiated by the Kremlin. Putin must be placed in the dock for war crimes. And Putin’s bloody regime must be overthrown. All imperialist regimes must be consigned to the dustbin of history.

References

Corre, Mikael. (2022).  «Orthodox theology must be de-Putinized,» says leading Church scholar. Interview with Cyril Hovorun. La Croix International. March 11.

De Gaulmyn, Isabelle. (2022).  March 4.  Religious Nationalism. La Croix International. https://international.la-croix.com/news/editorials/religious-nationalism/15734

Suciu, Peter. (2022). Is Russia’s Invasion of Ukraine the First Social Media War? Forbes, March 1.  https://www.forbes.com/sites/petersuciu/2022/03/01/is-russias-invasion-of-ukraine-the-first-social-media-war/?sh=5e1a51391c5c

Imagen: https://www.google.com/search?q=guerra+en+ucrania&sxsrf=APq-WBufBerm_iA5WVRKjktoFldY5IJtjQ:1647813265192&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=2ahUKEwjWts_i1tX2AhU3RTABHbp3Cf0Q_AUoAXoECAIQAw#imgrc=5bJjl8jwFalafM

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Europa: La Unión Europea hiere de muerte a la libertad de prensa

La Unión Europea hiere de muerte a la libertad de prensa

OLLANTAY  ITZAMNA

Unión Europea, dentro de las medidas contra Rusia, prohibe la emisión de RT y Sputnik

muy a pesar que la humanidad, en especial Europa, padece déficit informativo sobre lo que ocurre en Ucrania, y ante la inclemente hegemonía mediática made in USA, la Unión Europea (UE) acaba de prohibir la emisión de los medios informativos rusos como RT y Sputnik en el territorio europeo. Esta decisión es una constatación  de un total retroceso en los avances del derecho a la información que asiste a la humanidad.

Ante la intervención militar de Rusia para finalizar la violencia descomunal desatada por el gobierno de Ucrania sobre las poblaciones rusohablantes en dicho país, la humanidad comenzó a prestarle atención a lo que ocurría y ocurre en aquel “desconocido” rincón del mundo, aunque siempre con limitadas fuentes de información o con alta dosis de infotoxicidad al respecto.

Para los pueblos de Abya Yala, los mundos de Asia y Medio Oriente, entre otros, son mundos desconocidos, no sólo por los idiomas diferentes, sino porque para las corporaciones mediáticas que tienen hegemonía en nuestra región simplemente no les interesa mostrarnos dichas realidades.

¿Cuántos de nosotros sabíamos que en la región de Donbass, por ejemplo, poblaciones completas estaban siendo exterminadas por el régimen de Kiev únicamente por ser rusófonas? ¿Cuántos de nosotros sabíamos que a los habitantes de Crimea el régimen de Kiev, desde hace ya 8 años, les secuestró y cerró el acceso al agua dulce? ¿Sabíamos que el conflicto de Ucrania era un negocio seguro para que EEUU termine vendiendo gas natural a Europa, evitando a los rusos como proveedores?

Medios de información masiva como RT y Sputnik, desde los mundo rusos, alivian en buena medida aquel “silencio” mediático y nos ayudan a ver y formarnos una opinión equilibrada sobre lo que ocurre en esa y otras partes del mundo.

Pero, muy a pesar que la humanidad, en especial Europa, padece déficit informativo sobre lo que ocurre en Ucrania, y ante la inclemente hegemonía mediática made in USA, la Unión Europea (UE) acaba de prohibir la emisión de los medios informativos rusos como RT y Sputnik en el territorio europeo. Esta decisión es una constatación de un total retroceso en los avances del derecho a la información que asiste a la humanidad.

Es explicable que la UE-EEUU/OTAN tomen medidas en contra del gobierno ruso por el conflicto en Ucrania. Pero, restringir a la población su derecho a la información diversa es injustificable y deplorable desde todo punto de vista. Con esta medida no “atacan al gobierno ruso”, agreden a toda la humanidad que creemos y apostamos por la democracia integral e informada.

Quienes conocemos el modus operandi del régimen hegemónico, y sobre todo lo tendencioso que son sus medios de desinformación, no estamos dispuestos a renunciar a nuestro derecho a la información establecido en normas internas e internacionales. Sabemos lo que hicieron en Bolivia, Argentina, Honduras… (por mencionar algunos países donde gobiernos defactos prohibieron la señal de TeleSur para aporrear y masacrar a los pueblos ante la complicidad silente de CNN y las corporaciones mediáticas de las industrias armamentistas) En Ucrania hacen lo mismo. Y, si la UE avanza en la dirección en la que va, más temprano que tarde terminará engendrando a su nuevo Hitler, antisujeto del derecho a la información.

Los pueblos originarios de Abya Yala, sobrevivientes a los genocidios recientes y de antaño, sabemos lo que significa el “silenciamiento de los medios de información”. Los genocidas clausuran o prohíben a los “incómodos” medios con la finalidad de ejecutar delitos de lesa humanidad en la oscuridad, sin cámaras, ni micrófonos.

Fuente de la Información: https://ollantayitzamna.com/2022/02/28/la-union-europea-hiere-de-muerte-a-la-libertad-de-prensa/

 

 

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Niños de Chernóbil: sueños destruidos por la guerra

Por: Alba Bartolomé

La guerra en Ucrania ha paralizado las acogidas temporales en España de los menores afectados por la catástrofe de Chernóbil, que ya habían disminuido debido a la pandemia de coronavirus.

La ONU eleva a dos millones los refugiados que huyen de la guerra en Ucrania. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) calcula que el conflicto podría causar un éxodo de hasta cuatro millones de ucranianos, cerca del 10% de la población del país.

Muchos de los refugiados son niños y niñas procedentes de las zonas afectadas por el accidente de Chernóbil de 1986, que participaban en programas de acogida en España, suspendidos por la guerra y la situación de emergencia en el país.

La explosión de Chernóbil provocó la evacuación de 135.000 personas y la nube radioactiva, arrastrada por el viento, contaminó zonas de Bielorrusia, Ucrania, Rusia, partes de Asia y Europa. Cinco millones de personas viven en zonas afectadas por la radiación, unas 100.000 habitan en zonas clasificadas por las autoridades como de “alto riesgo”, según informa la OMS.

Han pasado ya casi 36 años desde aquel día y las consecuencias del conocido como accidente de Chernóbil siguen estando muy presentes en las zonas afectadas: el nivel de oncología infantil en Bielorrusia es un 300% superior al resto de Europa y un tercio de la población sufre patologías relacionadas con la tiroides.

Con el fin de mejorar la salud y mostrar a los más pequeños que existen posibilidades más allá de las que les ofrece su forma de vida actual, nacen organismos como la Federación Española Pro Infancia Chernobyl (Fedasib), que aúna a todas las asociaciones de acogida temporal en España y que tiene como misión traer durante las vacaciones de Navidad o verano a menores afectados por la radiación, principalmente de la región de Gomel, la zona más radiada de Bielorrusia.

Bragin, capital de la región, se encuentra a muy pocos kilómetros de Ucrania y de la famosa central de Chernóbil, pero además a tan solo dos kilómetros y medio de la zona de exclusión a la que nadie puede entrar por los altos niveles de radiación que presenta.

Bragin, la zona de donde más niños de acogida vienen a España, está a muy pocos kilómetros de la zona de exclusión de Chernóbil. © Elaboración propia

Infancia radioactiva

Olga (nombre ficticio) es de origen bielorruso, tiene 27 años y reside actualmente en Tenerife junto a, como ella misma denomina, su «familia española». Con 8 años entró en el plan internacional de adopción temporal entre Bielorrusia y Canarias y comenzó a pasar largas temporadas en España, hasta que con 18 años decidió asentarse en la isla para comenzar “una nueva vida”.

“Era algo muy normal venir a España. Muchísimos niños de mi clase ya habían participado en el programa antes”, recuerda Olga, que asegura que lo más difícil para ella fue el idioma. Un obstáculo que, gracias a “la generosidad y paciencia” de su familia y al grupo de traductores que acompañan siempre a los menores, superó rápido.

Para los niños y niñas que participan en el programa, alrededor de 60 en la época de Olga, la radiación es algo desconocido, solo los más mayores entienden el porqué de su viaje a España.

Olga decidió con 18 años quedarse en España con la que era su familia de acogida desde los 8 años. ©CEDIDA

“Teníamos que ir a revisiones médicas para controlar los niveles de radiación y beber yodo. Aún tengo la cartilla con los niveles en sangre de cuando era pequeña” cuenta Olga, que sufría de tiroides. La ONU calculó que la explosión ocasionó un total de 4.000 casos de cáncer de tiroides en niños y adolescentes. Nueve han muerto desde entonces por esta causa, por lo que se calcula que la tasa de supervivencia es del 99%.

Los niños y niñas llegaban a España con un nivel de cesio de 74 becquerelios por kilo, algo que según indica Nieves Sánchez, presidenta de Fedasib, es «una barbaridad”, ya que el cuerpo no tendría que presentar nada. “A partir de 20 becquerelios ya es peligroso», confirma Nieves. El cesio es un elemento químico que puede darse de forma natural, en la composición del suelo, por ejemplo, o de forma radioactiva, a partir de explosiones nucleares o de la degradación del uranio en barras de combustible.

Los “radionúclidos” que fueron liberados a la atmósfera durante el accidente de Chernóbil se depositaron en el suelo contaminando los pastos y cultivos. Las vacas lo incorporaron a su organismo y parte de la radioactividad fue transferida a la leche. “El consumo de leche fresca de vaca contaminada con yodo radioactivo fue la principal vía de exposición del tiroides al elemento”, cuenta la doctora Concha Blanco, especialista en Endocrinología y Nutrición Hospital Universitario Príncipe de Asturias.

“Con el paso del tiempo, se observó que los cánceres aparecían a edades más tempranas en niños y adolescentes, eran más agresivos, más invasivos y, con mayor frecuencia, tenían metástasis en el diagnóstico”. Esta mayor agresividad del cáncer de tiroides desarrollado en la población expuesta, hizo que también fueran necesarias “cirugías más agresivas”, con la extirpación de la totalidad de la glándula tiroidea y de los ganglios linfáticos regionales, “seguido de un tratamiento con radioyodo para destruir cualquier resto de tejido tiroideo”.

La estancia en España ayuda a los menores no solo a reducir el nivel de radiación en la sangre, sino que también les permite acceder a tratamientos dentales o vacunas y a conocer una realidad educativa distinta. Con la guerra todas estas posibilidades se han esfumado: los niños ahora son refugiados.

Familias desestructuradas

El derrumbe del sistema soviético de los años 90 trajo a las zonas rurales de la antigua Unión Soviética miseria y desempleo que en los menores se traduce en fracaso escolar y en familias desestructuradas que no tienen capacidad de cuidar a sus hijos.

El cese de actividades culturales y la suspensión de las clases, primero por la Covid y ahora por la guerra, se traduce en estas zonas, donde la mayoría de las familias son muy numerosas y viven de un solo salario, en situaciones muy complejas.

Las autoridades españolas permiten la adopción temporal de niños y niñas a partir de los 8 años de edad. Sin embargo, pueden viajar con 7 años, siempre y cuando vayan acompañados de un hermano mayor, y no tengan enfermedades graves, ya que el Gobierno ucraniano “no les permitiría salir del país”, cuenta Nieves.

“Yo era una de las niñas que siempre venía porque disfrutaba muchísimo de la experiencia”, dice Olga, que desde los 8 años visitó España “casi todas” las vacaciones, hasta que, con 18 años y recién terminado bachillerato, decidió quedarse de forma indefinida y estudiar para ser azafata de vuelo.

Su “familia española”, con la que hablaba constantemente por teléfono, ya le había ofrecido en numerosas ocasiones quedarse con ellos, pero su familia bielorrusa no quería. “Tenían miedo y desconfianza porque por aquel tiempo se decían cosas horribles sobre los niños adoptados o que pasaban una temporada en otros países”.

“No son muchos los afortunados que consiguen quedarse”, reflexiona la joven, que, aunque no ha sido adoptada formalmente, no necesita “ningún papel” para saber quién es su “verdadera familia”. “En mi casa nunca se me ha diferenciado y se me ha tratado igual que a mi hermano, que sí es hijo biológico”.

Para Olga, su historia “estaba escrita”. La primera vez que vino a España, su familia ni siquiera sabía qué aspecto tenía: “Iban a recibir a otra niña que, por motivos desconocidos, al final no pudo viajar”. Una decisión de última hora que cambiaría su vida “para siempre”.

A Korma, su pueblo natal y uno de los más afectados por la radiación de la zona, intentará ir “siempre que pueda”, pero confiesa que ya no le une nada allí: “No conocí a mi padre biológico y solo me quedan algunos parientes lejanos allí”.

Suspensión del programa

Desde que el programa de acogida comenzó en 1989, por entonces exclusivo para los niños de origen ucraniano, hasta la actualidad, que ha ido tomando forma, el proyecto ha ayudado a casi 12.000 niños.

La situación excepcional actual ha hecho que este año los programas de acogida se suspendan, primero por la Covid y ahora por la guerra, según anunció en marzo de 2020 el Departamento de Acción Humanitaria de la República de Bielorrusia.

El embajador en España, Pavel Pustovoy, destacó, mediante una carta, el papel ejemplar de España como país receptor de niños de acogida y el de las familias que tienen la generosidad de participar en esta actividad. Además, aseguró que, “en cuanto la pandemia termine, el proyecto volverá”, pero no ha sido posible por “la guerra del señor Putin”, dice Nieves.

Carta del embajador de Bielorrusia en España, Pavel Pustovoy, a la presidenta de Fedasib. © Embajada

Desde la Federación entienden las medidas preventivas y esperan “con impaciencia” que la situación mejore y todo vuelva a la normalidad. «En cuanto podamos vamos a seguir acogiendo a niños que estén dentro de las zonas afectadas por Chernóbil tanto rusos, ucranianos como bielorrusos”, asegura Nieves, a la que le preocupa que la sociedad genere “rusofobia”.

El fin del proyecto de acogida de niños es sanear su salud, a través de una alimentación variada y de revisiones médicas, posibilidades que no tienen en su país de origen. Ahora mismo, la federación ha recibido más llamadas que en ningún otro momento. “Estamos sobrepasados” dicen ante el número de familias que quiere acoger menores afectados por la guerra.

El número de niños que se acogerán, en calidad de refugiados, dependerá de “los espacios disponibles, de las familias y, sobre todo, del Gobierno de España”.

Previsiones futuras

Se calcula que aproximadamente, un total de 900 niños no vivirán la experiencia este año. Desde la Federación, aseguran que la situación, “en standby”, es “preocupante”.

«La pandemia fue un duro golpe que paralizó las acogidas en España», afirma la presidenta de las asociaciones de acogida, que asegura estar sorprendida y agradecida con las familias que, a raíz de la situación de guerra en el país, han llamado para ofrecerse a acoger a los menores afectados.

Teniendo en cuenta que estamos ante una población que, se ha de recordar, ya se encuentra inmunológicamente deprimida, las consecuencias que se prevén son terribles.

A día de hoy, aún no se ha conseguido definir un plan completo para deshacerse del problema de la radiación en las zonas más afectadas. Los elementos estructurales, que conforman el espacio que cubre el reactor dañado, se encuentran en mal estado y liberan polvo con partículas radioactivas.

Desde la OMS, alertan sobre los peligros de las sustancias radiactivas en la salud y sobre la necesidad de revisar los ambiciosos programas de rehabilitación para la población afectada y reformularse atendiendo a las necesidades actuales. Algo que, desde el organismo de las Naciones Unidas, señalan sólo se conseguirá con un mayor apoyo de la comunidad internacional mediante gestos como, por ejemplo, la acogida de los más pequeños durante la época de vacaciones, fundamental para la salud de los menores. “Cuarenta días al año fuera de tierra radiada alarga la vida de estos niños dos años”, remarcan desde la Asociación.

Olga comparte su historia con el fin de “dar visibilidad” y animar a todas las familias a vivir la experiencia. Cree que para impulsar la adopción temporal de niños, ambos gobiernos, tanto del país de destino como del de origen, deberían “dar ayudas a las familias para que puedan hacer frente a los gastos que supone traer a un niño durante un período de tiempo”.

“Ojalá pase esta situación pronto y tanto las familias como los niños tengan la oportunidad y la suerte de poder decir que tienen dos familias: una española y una bielorrusa”, concluye Olga emocionada.

Fuente de la información e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com

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Más de 750 escuelas han sufrido daños desde el inicio del conflicto de Ucrania

UNICEF pide que las instalaciones educativas sean un espacio seguro donde los niños y niñas puedan estar protegidos.

Más de 750 escuelas han sufrido daños desde el inicio del conflicto en el este de Ucrania, un día después de que el Ejército ucraniano acusara a los rebeldes de atacar una guardería en Lugansk, ha denunciado este viernes el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Según UNICEF, los ataques a guarderías y escuelas han sido una «triste realidad» para los niños del este de Ucrania durante los últimos ocho años, lo que ha interrumpido el acceso a la educación de miles de menores a ambos lados de la línea de contacto.

Por ello, la agencia de Naciones Unidas ha hecho un llamamiento a todas las partes para que respeten la Declaración sobre Escuelas Seguras y protejan a los niños y a sus cuidadores de los ataques, independientemente de las circunstancias en las que se encuentren.

«Las instalaciones educativas deben seguir siendo un espacio seguro donde los niños puedan estar protegidos de las amenazas y las crisis y un refugio en el que puedan aprender, jugar y desarrollar todo su potencial», ha señalado, remarcando que «el derecho de los niños a la educación no puede salvaguardarse en situaciones de conflicto si antes no se protege la educación».

Por otro lado, el conflicto ha causado estragos en el bienestar psicosocial de toda una generación de niños que crecen en el este del país. Además, estos niños viven en una de las zonas del mundo más contaminadas de minas antipersona. Todos los días viven, juegan, van y vienen de la escuela en zonas plagadas de estos artefactos, munición sin explotar y otros restos explosivos de guerra.

Desde el comienzo de la guerra, UNICEF ha estado sobre el terreno en todo el este de Ucrania, proporcionando ayuda psicosocial y educación sobre el riesgo de dichas minas a más de 180.000 niños, jóvenes y cuidadores. UNICEF, que ha garantizado con las comunidades afectadas para proporcionarles el apoyo humanitario necesario, también apoya la reparación de escuelas y guarderías dañadas, además de distribuir suministros de educación vitales, como kits de enseñanza, mobiliario y material deportivo.

Fuente: https://www.europapress.es/internacional/noticia-mas-750-escuelas-sufrido-danos-inicio-conflicto-ucrania-20220218152508.html

 

 

 

 

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En la conservadora Rusia, los educadores liberales se quedan sin empleo

n el 2021, una maestra de la ciudad siberiana de Novosibirsk fue despedida luego de subir en internet un video en que aparece bailando mientras se quita la ropa hasta quedar en lencería.

La profesora de biología Olga Shchegoleva no duró más de seis meses en una prestigiosa escuela de San Petersburgo, de la cual tuvo que irse presionada por ser autora de un blog sobre educación sexual, un signo más del aumento de la intolerancia en Rusia.

En el blog, Olga Shchegoleva trata temas como la salud sexual, la anticoncepción y el uso de juguetes sexuales.

Está dirigido a personas adultas, lo que no impidió que varios padres se quejaran ante la dirección de la escuela, que forma parte del prestigioso conservatorio Rimsky-Korsakov de la antigua capital imperial rusa.

Shchegoleva dice que le gustaba su empleo y sus alumnos, pero sintió que no tenía más opción que renunciar.

“Existe la creencia de que los maestros no tienen vida o aficiones fuera del trabajo, y que hay algún estándar ético que no está oficialmente definido pero que los maestros deben seguir”, contó.

El caso de Shchegoleva no es único. La profesora de 31 años es una de cientos de educadores que recientemente fueron despedidos u obligados a renunciar por supuesta conducta inadecuada, una tendencia que refleja la creciente intolerancia y conservadurismo en Rusia bajo el presidente Vladimir Putin.

El Ministerio de Educación no respondió a un pedido de AFP sobre cifras, pero el presidente del sindicato de maestros rusos, Yuri Varlamov, dijo que los tribunales han emitido más de 2,000 sentencias sobre conducta inmoral en los últimos cinco años. La mayoría de los casos involucran a educadores, según Varlamov.

“El despido de maestros por comportamiento inmoral ha sido usado cada vez más por empleadores contra trabajadores indeseados”, aseguró.

La legislación al respecto es imprecisa, lo que deja la puerta abierta para despidos por una amplia gama de motivos.

En un caso destacado, una educadora de la ciudad siberiana de Omsk, quien también era de modelo de talla grande, fue presionada a renunciar cuando aparecieron en internet fotos suyas de tipo “pin-up”.

En el 2021, una maestra de la ciudad siberiana de Novosibirsk fue despedida luego de subir en internet un video en que aparece bailando mientras se quita la ropa hasta quedar en lencería.

Ese mismo año, una profesora de Sebastopol, en la península de Crimea anexada por Rusia, reclamó públicamente sobre su bajo salario. Fue interrogada por autoridades policiales y despedida.

Activistas dicen que hay educadores que han sido despedidos por su orientación sexual o por apoyar a la oposición.

Valores conservadores

Putin, apoyado por la Iglesia Ortodoxa, ha promovido los valores conservadores para generar respaldo entre su base, presentando a Rusia como la antítesis de los valores liberales de Occidente.

En el 2013, Rusia pasó una polémica ley que veda la promoción o exhibición de homosexualidad a menores. Activistas dicen que la ley puede ser usada para perseguir a los homosexuales.

Nikita Tushkanov, un profesor de historia y estudios sociales de Mukin, un asentamiento de la era soviética en el noroeste de Rusia, nunca temió criticar a las autoridades.

Con un brazo tatuado y una tendencia rebelde, el educador de 27 años dice que ha irritado a muchos de sus colegas que ya han pasado la edad de jubilación.

No ocultó su desaprobación por la promoción agresiva de la enseñanza religiosa ortodoxa en las escuelas y la militarización de la sociedad.

Dijo que algunos de sus colegas eran a veces racistas y criticó que los padres eran forzados a dar dinero para comprar materiales que deben ser cubiertos por el estado.

“Nuestro país gasta miles de millones de rublos para adquirir pistolas paralizantes, pero no puede comprar libros de texto para los niños”, declaró Tushkanov.

“Cállese o muera”

Cuando los opositores tomaron las calles para apoyar al detenido crítico del Kremlin Alexéi Navalni en enero del año pasado, Tushkanov hizo una manifestación de una sola persona en Mikun. “Cállese o muera”, decía un afiche en sus manos.

Su protesta por la detención de Navalni fue la gota que derramó el vaso para la escuela, según dijo.

Fue despedido dos meses después y sus intentos de apelar en la justicia terminaron sin éxito. No ha podido encontrar otro empleo.

Cuando intentó entrar a trabajar en una escuela, la directora recibió una llamada de la fiscalía. “Le dijeron que si me contrataba, tendría problemas”, afirma Tushkanov al contar lo que le dijo la directora.

Daniil Ken, jefe del sindicato de educadores y ligado a Navalni, aseguró que ha crecido la presión sobre los educadores. Indicó que una forma de evadir las leyes que protegen a los educadores es despedirlos por conducta inmoral.

Shchegoleva, la profesora de biología que ahora trabaja en una ONG, dice que el clima actual ha causado una sensación de estancamiento en la sociedad.

“Existe la impresión de que no es posible desarrollarse, avanzar, ser más moderno, más leal, más comprensivo y tolerante”, lamentó.

Fuente: https://gestion.pe/mundo/internacional/en-la-conservadora-rusia-los-educadores-liberales-se-quedan-sin-empleo-noticia/

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