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Las 7 claves de la educación en Portugal

Portugal / 5 de agosto de 2018 / Autor: Aula Planeta / Fuente: Aula Planeta

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Argentina: Baja la matrícula en primaria: ¿una mala noticia?

Redacción: El Litoral

En 2016 hubo 170 mil alumnos menos en primaria que en 2002: un descenso del 4%. Si bien una parte de la caída se explica por factores demográficos, el fin de la repitencia en primer grado contribuyó a que los chicos avancen a secundaria

Entre 2002 y 2016, la matrícula en las escuelas primarias argentinas cayó casi un 4%: pasó de 4.719.335 estudiantes a 4.549.467, lo que supone una disminución de 169.868 alumnos. Este descenso se mantiene de manera sostenida desde el año 2008, aunque la magnitud de la caída se moderó en los últimos años: entre 2014 y 2016, las escuelas primarias perdieron 1.456 alumnos.

 

El informe “Baja la matrícula en primaria: ¿una mala noticia?” del Observatorio Argentinos por la Educación  indaga en los factores que podrían explicar estos datos, llamativos en el contexto de un sistema educativo que logró tempranamente la cobertura universal en primaria. El informe analiza tres explicaciones posibles: que haya menos niños y niñas en edad escolar (factor demográfico); que haya aumentado el abandono (factor de exclusión) y que se hayan producido mejoras en las trayectorias escolares (factor de promoción).

 

Al observar el factor demográfico, el Observatorio encontró que entre 2004 y 2016 decreció un 2,7% la cantidad de niños y niñas de 6 a 11 años, lo que equivale a 113 mil niños menos. En otras palabras, parte de la caída en la matrícula de primaria se explica por la disminución de la cantidad de niños y niñas en edad de asistir a ese nivel educativo.

 

La tasa de asistencia a la primaria se ha mantenido cercana al 100% desde la década de 1990. En otras palabras, el factor de exclusión resulta improbable para explicar la caída de la matrícula: los datos no muestran un incremento del abandono.

 

En tercer lugar, el informe señala que en los años recientes hubo una mejora en las trayectorias de los estudiantes que cursan la primaria: el factor de promoción también explica la caída de la matrícula. A partir de las políticas provinciales y nacionales ‒en particular, la Resolución 174 del Consejo Federal de Educación aprobada en 2012‒ que establecieron la unidad pedagógica del primer ciclo y eliminaron la repitencia en primer grado, se pasó de una pendiente (más estudiantes en los primeros grados y menos en los últimos) a una meseta (todos los grados tienen similar cantidad de estudiantes).

La mayor fluidez en la primaria coincidió con un descenso de la sobreedad y un aumento en la matrícula de secundaria. Irene Kit, presidenta de la Asociación Civil Educación para Todos, plantea: “Este informe muestra una mejora relativa, aun cuando ésta sea insuficiente. Estamos aún lejos de la plena calidad con equidad en la escuela primaria, pero hemos avanzado. A menor ritmo que otros países, a menor ritmo que nuestros deseos. Pero ¿es igual de grave tener que aumentar el ritmo de mejora que cambiar una tendencia en deterioro?”.

 

“Hay tres grandes decisiones políticas que se vinculan con la mejora: los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios, que dieron una orientación curricular centrada en las prioridades fundamentales; la unidad pedagógica para el primer ciclo, que protege el proceso de construcción de la alfabetización inicial; y la disponibilidad de recursos, tanto para cargos docentes como para infraestructura, capacitación y material didáctico”, señala Sergio España.

 

La variación de la matrícula de primaria en los años recientes ha sido muy dispar entre las provincias. Mientras algunas (Catamarca, Corrientes y Formosa) tuvieron caídas de matrícula superiores al 10%, en otras (Tierra del Fuego, Neuquén, Santa Cruz y Mendoza) hubo incrementos por encima del 5% entre 2011 y 2016. En ese período, CABA y la provincia de Buenos Aires registraron aumentos en torno al 4% y 2%, respectivamente; mientras que en Córdoba y Santa Fe hubo caídas de alrededor del 2%.

Fuente: https://www.ellitoral.com/index.php/id_um/175946-baja-la-matricula-en-primaria-una-mala-noticia-informe-educacion.html

 

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Entrevista a Isabel Celaá: “Crearemos una asignatura de valores cívicos y no será optativa”

España / 8 de julio de 2018 / Autor: Anabel Díez / Fuente: El País

La ministra de Educación y FP y portavoz del Gobierno afirma que la enseñanza pública «no puede ser sustituida por la concertada»

 

“Descargaremos la Lomce de todo lo que ha traído desigualdad”

 

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Uruguay: «Hay niños con altas capacidades que sufren fobia escolar y terminan desertando»

Uruguay / 8 de julio de 2018 / Autor: Magdalena Cabrera / Fuente: El Observador

Benjamín aprendió a leer y escribir a los dos años y medio y a los cinco tenía la capacidad de un niño de tercero de escuela
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España: El lastre del abandono escolar: casi dos millones de adultos sin estudios

España / 8 de julio de 2018 / Autor: Marta Maldonado / Fuente: La Razón

La mitad de los andaluces entre 25 y 64 años se estancó en la educación obligatoria

La huella del abandono escolar histórico en Andalucía se vislumbra en los casi dos millones de adultos que no tienen más estudios que la educación obligatoria, ya sea la ESO o la extinta EGB. Son la mitad de los andaluces entre 24 y 64 años y muchos de ellos ni siquiera poseen esos estudios mínimos. Los escasos índices de formación que arrastra la comunidad se concentran en las edades más avanzadas (62,3% en la franja de 55 a 64 años), pero son elevadísimas también en los jóvenes. Entre los menores de 35 años, más de un 43% dejó de estudiar en la etapa básica. Las últimas cifras de fracaso escolar ofrecen la cara más positiva de Andalucía, con una rebaja constante hasta el 23,5% actual. Nada que celebrar porque continúa siendo alarmante que uno de cada cuatro adolescentes abandone los estudios, pasando a engrosar la lista de jóvenes que ni estudian ni trabajan, castigados con una tasa de paro cercana al 60%.

Continuamente se alude a «la generación mejor formada de la historia», pero son todavía una inmensa minoría que no alcanza el 35% los que acceden a estudios superiores. Si se compara con España, los adultos andaluces sin estudios suponen un diez por ciento más. La media europea es de menos de la mitad (22%).

Todos estos datos se reflejan en las publicaciones periódicas del Instituto Nacional de Estadística (INE) y permiten observar la evolución del otro extremo de esta balanza, la de las personas que han ido a la universidad. Un 30% de esos adultos tienen estudios superiores. Sin embargo, hay un dato alarmante: el estancamiento con las nuevas generaciones. Entre los menores de 35 años aumentó ligeramente el fracaso escolar respecto a la generación inmediatamente anterior y han disminuido los titulados universitarios –solo uno de cada tres lo son–.

El análisis de los factores que están desencadenando ese retroceso hay que buscarlo una década atrás, cuando quienes tienen ahora esa edad estaban acabando la ESO y decidiendo si continuar su formación.

A esos 1,8 millones de adultos se sumarían otros doscientos mil menores de 24 años, calculado en función del porcentaje de fracaso actual. No obstante, la mejora en la última década –en parte debida a la vuelta a las aulas por la falta de ofertas laborales– es palpable pese a ese mínimo retroceso: desde 2007 la tasa de abandono ha bajado casi catorce puntos, a mayor velocidad que el resto de España. En nuestra comunidad permanece estancada la brecha entre hombres y mujeres, con una mayoritaria presencia de ellas en las universidades y un 10% menos de fracaso educativo. Andalucía destaca en España, a su vez el país de la Unión Europea con peores resultados, aunque su media (20%) se acerca lentamente al objetivo del 10% para 2020.

“Se sigue repitiendo lo que pasaba hace cien años”

Más de diez mil personas respondieron el día 16 a la oportunidad de reengancharse a los estudios y abrir sus opciones profesionales. Esta era una de las dos convocatorias anuales que la Junta realiza para facilitar la obtención del título de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) a mayores de 18 años. España es el único país europeo donde se «corta» a los alumnos impidiéndoles avanzar en el sistema educativo sin ese título imprescindible, como señalan los expertos en diversos artículos. Esta peculiaridad provoca que en la práctica se unifiquen los conceptos de fracaso escolar y abandono temprano, que Andalucía trata de revertir. «En Inglaterra supera la educación obligatoria el cien por cien de los estudiantes, a todo el mundo se le da el título. ¿Quién va a contratar a alguien que no tiene ni la ESO?», razona Francisco Martín Zúñiga, profesor de la Universidad de Málaga.

«Tendría que haber un currículum diseñado para motivar y quien quiera dedicarse al comercio u otro tipo de actividad que no implique seguir estudiando. Eso falla», lamenta. En su opinión, la Lomce y sus reválidas –actualmen suspendidas– «van a provocar un mayor fracaso porque expulsan a los alumnos del sistema educativo y a ese porcentaje de entre el 25 y el 30% se le acaban las posibilidades de hacer otra formación. Están condenados a vivir sin recursos».

«Mis investigaciones corroboran que lo que pasaba hace cien años en la educación se sigue repitiendo en muchos aspectos», dice Martín Zúñiga tras haber ahondado en las consecuencias del analfabetismo a principios del siglo pasado y en la historia de la educación de adultos.

Rechaza el concepto de una Andalucía lastrada aún por la desigualdad histórica y ofrece un par de soluciones básicas al fracaso escolar: «atajarlo en Primaria, antes de que empiece» y «establecer currículums flexibles, como hizo la Logse».

Fuente de la Noticia:

https://www.larazon.es/local/andalucia/el-lastre-del-abandono-escolar-casi-dos-millones-de-adultos-sin-estudios-CA18906598

ove/mahv

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España: Los ‘Campus Inclusivos’ llegan a 16 universidades para evitar el abandono escolar de jóvenes con discapacidad

España / 1 de julio de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: Europa Press

Un total de 16 universidades de ocho comunidades autónomas participan en la séptima edición del programa ‘Campus Inclusivos, Campus Sin Límites’ organizados por Fundación ONCE, Fundación Repsol y el Ministerio de Educación y Formación Profesional para reducir el abandono escolar temprano de los estudiantes con discapacidad.

El primer campus estival comienza este próximo domingo 1 de julio en la Universidad Complutense de Madrid. También durante el mes de julio se celebrarán en las universidades de Alcalá de Henares (Madrid), Jaén, Almería, Granada, Murcia, Politécnica de Cartagena, Burgos, León, Salamanca, Valladolid, San Jorge de Zaragoza y Extremadura, mientas la universidades de Málaga, Castilla-La Mancha y Navarra los preparan para el mes de septiembre.

Según ha informado Fundación ONCE, estos campus ofrecen a los participantes «la posibilidad de vivir y conocer la experiencia universitaria de primera mano en estancias de hasta diez días» durante el verano con actividades de divulgación académica y oferta cultural y de ocio, así como orientación académica.

En el programa participan jóvenes con discapacidad del último curso de Educación Secundaria Obligatoria, de Bachillerato y del Ciclo Medio de Formación Profesional, aunque también está abierto a estudiantes que tengan necesidad de apoyo educativo o que se encuentren en riesgo de exclusión social, aunque no tengan discapacidad.

«Con este programa se pretende favorecer una educación inclusiva para todos y contribuir a que las universidades puedan dar respuesta a la diversidad del alumnado», apuntan desde Fundación ONCE. Además, la iniciativa sirve también para ayudar a que las universidades participantes comprueben su grado de adecuación a las necesidades de estudiantes con discapacidad.

En las últimas seis ediciones de ‘Campus Inclusivos, Campus Sin Límites’ han participado 22 universidades españolas y más de 600 alumnos con y sin discapacidad. Los jóvenes interesados en participar pueden enviar un correo electrónico a Inmaculada Requena (irequena@fundaciononce.es) para recibir más información.

Fuente de la Noticia:

http://www.europapress.es/epsocial/igualdad/noticia-campus-inclusivos-llegan-16-universidades-evitar-abandono-escolar-jovenes-discapacidad-20180627143218.html

ove/mahv

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“El fracaso escolar no es una realidad que se produce de modo instantáneo, sino un proceso paulatino y continuado de “desenganche”.”

España / 1 de julio de 2018 / Autor: Alejandro Tiana Ferrer / Fuente: Asociación Educación Abierta

#CalmarEdu nº94. El fracaso escolar es un fracaso social, no individual. Es esencial, y más eficiente, la potenciación de mecanismos compensadores.

El fracaso escolar es un fenómeno que provoca una indudable preocupación social, y es lógico que así suceda. Constatar que tras una larga etapa de escolaridad básica y obligatoria hay un porcentaje notable de jóvenes que no alcanzan los objetivos formativos previamente establecidos puede y debe legítimamente considerarse un fracaso, no solo de ellos mismos, sino también de nuestro sistema educativo. De hecho, buena parte de las discusiones que tienen lugar en torno a este fenómeno se refieren a la medida en que debe considerarse un problema individual, social o del propio sistema educativo.

Quizás convenga señalar antes de seguir adelante que está lejos de existir un acuerdo general acerca de qué debe entenderse por fracaso escolar. La frecuente utilización mediática del término no hace sino agravar los malentendidos en torno al mismo. Con ánimo de clarificación, cabe distinguir tres fenómenos que suelen englobarse bajo esa denominación. El primero consiste en la ausencia de titulación al finalizar la educación básica, circunstancia que cierra muchos caminos posteriores a quienes la sufren, no solamente en el plano académico sino también en el profesional o en las posibilidades de inserción laboral. El segundo, normalmente denominado abandono escolar temprano, representa la salida del sistema educativo por parte de muchos jóvenes sin haber llegado a obtener una titulación postobligatoria, considerada cada vez más en el ámbito internacional el nivel formativo mínimo que debiera tener cualquier ciudadano. El tercero consiste en la obtención de resultados insuficientes en las pruebas de evaluación del rendimiento llevadas a cabo por organismos nacionales o internacionales.

Como puede apreciarse, no solo son distintos esos tres modos de aproximarse al fracaso escolar, sino que también lo son los instrumentos que se utilizan para cuantificarlos y las cifras resultantes. No debe sorprender, en consecuencia, que el debate social y mediático se centre muchas veces en las distintas facetas del fenómeno y en sus cifras respectivas, lo que suele redundar en una mayor confusión y en la ausencia de un diagnóstico compartido capaz de permitir la búsqueda de soluciones realistas. Y es esa ambigüedad la que además impulsa a que las responsabilidades sean prioritariamente atribuidas al individuo, a la sociedad o al sistema educativo.

En mi opinión, la responsabilidad del fracaso puede atribuirse en proporciones variables a todos y cada uno de ellos. No cabe duda de que hay personas que son parcialmente responsables de su fracaso escolar, si bien hay que reconocer que en su mayor proporción la responsabilidad recae sobre todo en el entorno social y en el propio sistema educativo. Incluso puede atribuirse parte de la responsabilidad del fracaso, por ejemplo, en el caso del abandono escolar temprano, al sistema productivo, por mostrarse incapaz de demandar una mayor formación a los jóvenes e incitarles a abandonarla en etapas tempranas.

No obstante, conviene señalar que el debate en torno a quién tiene la responsabilidad (y cuánta) en la aparición del fracaso escolar es poco productivo y no suele ayudar a resolverlo. Al contrario, muchas veces tiende a enconar las posiciones. Más provechoso resulta buscar vías de solución a los problemas planteados. Es lo que han hecho diversas personas e instituciones, cuyas aportaciones nos han ayudado a enfocar adecuadamente la cuestión. Y a este respecto no me resisto a recomendar la consulta del informe titulado El fracaso escolar en el estado de las autonomías, elaborado por el Colectivo Lorenzo Luzuriaga y coordinado por Manuel de Puelles (Las Rozas, Wolters Kluwer, 2012), que aborda de manera precisa y rigurosa el fenómeno y propone vías para evitarlo.

Si hay algo que sobresale de la lectura de ese informe, es que tras el fenómeno del fracaso escolar en sus diversas acepciones subyacen factores tanto de carácter exógeno como endógeno al sistema educativo. Si los primeros requieren políticas de largo alcance para abordarlos, los segundos deben ser objeto de atención cercana por parte de los educadores y los responsables del sistema educativo. Es en ellos en los que tenemos que centrar nuestra actuación y nuestras políticas escolares.

A este respecto, hay que insistir en que el fracaso escolar no es una realidad que se produce de modo instantáneo, sino un proceso paulatino y continuado de “desenganche”. Los malos estudiantes suelen comenzar por plantear problemas de aprendizaje o de conducta, continúan repitiendo algún curso y terminan abandonando tras superar la edad de escolarización obligatoria, muchas veces sin haber obtenido la titulación correspondiente.

La práctica alternativa a ese proceso de fracaso anunciado e inevitable, que como muchos países han demostrado resulta mucho más eficaz, consiste en esforzarse por detectar los problemas de aprendizaje, de conducta o de cualquier otro tipo tan pronto como se manifiesten, para actuar de manera específica sobre ellos en cuanto haya ocasión. La detección y la recuperación resultan además tanto más eficaces cuanto más tempranas sean, sin esperar a que los problemas se hayan enquistado. Nuestro sistema educativo ha tenido algunas experiencias positivas de programas orientados en esa dirección, como puede ser el caso de los planes de refuerzo, orientación y apoyo que con el nombre de PROA se pusieron en marcha en 2005. La experiencia de éxito escolar que han vivido muchos de sus beneficiarios, puesta de manifiesto en evaluaciones rigurosas del programa, puede contribuir al cambio paulatino de nuestras prácticas de recuperación, todavía insuficientes, para hacerlas más semejantes a las que se llevan a cabo en otros países que experimentan un valioso progreso educativo. Aunque la solución del problema del fracaso también exigiría introducir cambios en algunos otros aspectos, como los relativos al modelo de titulación al final de la ESO, la extensión de la educación infantil en las edades más tempranas, la concepción menos enciclopedista del currículo o la renovación metodológica de los procesos de enseñanza y aprendizaje, no cabe duda de que hacer más hincapié en la detección temprana, la prevención, el refuerzo y la recuperación debería ayudarnos a minimizar un problema que atenaza a nuestro sistema educativo.

Fuente del Artículo:

«El fracaso escolar no es una realidad que se produce de modo instantáneo, sino un proceso paulatino y continuado de “desenganche”.»

Fuente de la Imagen:

http://maternidadfacil.com/fracaso-escolar/

ove/mahv

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