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No al silencio

Por Pablo Gentili

Manifiesto de periodistas y escritores argentinos sobre los asesinatos de periodistas mexicanos

Más de 100 periodistas asesinados en México. La impunidad reina. En el país se multiplican las fosas comunes. La supuesta guerra contra el narcotráfico ha dejado ya más de 100 mil muertos y 30 mil desaparecidos. Quienes denuncian esta situación son perseguidos, secuestrados o asesinados.

Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información.

Rodolfo Walsh, periodista y escritor argentino, desaparecido por la última dictadura militar, el 25 de marzo de 1977.

A Miroslava la mataron por lengua larga. Que nos maten a todos, si esa es la condena de muerte por reportear este infierno. No al silencio.

Javier Valdez Cárdenas, periodista y escritor mexicano, asesinado el 15 de mayo de 2017 en Sinaloa.

México padece una tragedia sin precedentes que volvió a quedar en evidencia el pasado 15 de mayo, con el asesinato del periodista Javier Valdez Cárdenas en Sinaloa.

En 2006, el expresidente Felipe Calderón sumió al país en una irresponsable guerra contra el narcotráfico que ha continuado el presidente Enrique Peña Nieto. Desde entonces, ha habido más de 100 mil asesinatos y más de 30 mil desapariciones. Las masacres masivas y manipuladas por las fuerzas de seguridad se multiplican. A diario se cometen delitos de lesa humanidad. Cada vez son más numerosos los casos que prueban la vinculación de gobernadores y alcaldes con el crimen organizado.

México se ha convertido en un cementerio. La Comisión Nacional de Derechos Humanos reveló que a lo largo del país se han encontrado 855 fosas comunes con miles de cuerpos amontonados. Fosas descubiertas en su mayoría no por el Estado, sino por familiares de desaparecidos que se auto organizan para excavar la tierra.

El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) reveló que México es el país más letal después de Siria. En 2016 fueron asesinadas 23 mil personas. 63 cada día. Más que en Afganistán y que en Irak.

En medio de esta guerra que no resolvió nada y sólo incrementó la violencia, los defensores de derechos humanos, padres y madres que buscan a sus hijos desaparecidos y los periodistas se convirtieron en un blanco de ataque.

En México, hay una larga lista de más de 100 periodistas asesinados. Ninguno de esos crímenes ha sido investigado. Reina la impunidad. También hay por lo menos 23 periodistas desaparecidos y decenas más amenazados y desplazados de su ciudad de origen. Por eso México es hoy el país más peligroso para ejercer el periodismo en América Latina y uno de los más peligrosos para los trabajadores de prensa en todo el mundo.

En este 2017, ya son seis los periodistas asesinados:

-El 2 de marzo, en Guerrero, el periodista Cecilio Pineda Brito, de 38 años, fue ejecutado por sicarios que le dispararon desde una motocicleta mientras él descansaba en una hamaca.

-El 19 de marzo, en Veracruz, el periodista Ricardo Monlui, de 57 años, fue asesinado a balazos cuando salía de un restaurante.

-El 23 de marzo, en Chihuahua, mataron de 8 balazos a la periodista Miroslava Breach, de 54 años, en la puerta de su casa y frente a su hijo.

-El 14 de abril, en Baja California, mataron de 15 balazos al periodista Maximino Rodríguez, de 73 años, en el estacionamiento de un centro comercial. Estaba con su esposa.

-El 2 de mayo, en Morelos mataron el periodista Filiberto Álvarez, de 71 años. Fue acribillado cuando volvía a su casa en su auto.

-El 15 de mayo, en Sinaloa mataron al periodista Javier Valdez, de 50 años. Lo sacaron de su coche y lo masacraron a tiros.

Todos ellos habían denunciado violaciones a los derechos humanos, vínculos entre políticos y narcotraficantes, el recrudecimiento de la violencia provocado por la guerra narco y la inacción o complicidad del Estado.

El asesinato de periodistas en México entraña una gravedad particular, ya que afecta a la libertad de expresión y el acceso a la información, derechos fundamentales en una democracia.

Frente a esta tragedia, los abajo firmantes repudiamos estos crímenes y exigimos:

Al presidente Enrique Peña Nieto, que haga efectivos los mecanismos de protección para los periodistas y al Estado en su conjunto que investigue, aclare y sancione asesinatos que siguen marcados por la plena impunidad.

Al presidente Mauricio Macri, que ponga fin a su silencio sobre la tragedia humanitaria que vive México (país con el que Argentina tiene lazos profundos y que históricamente dio acogida a ciudadanos que huyeron de la violencia política) y que se solidarice con los desaparecidos, asesinados, desplazados, amenazados y con el resto de las víctimas de la guerra contra el narcotráfico.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/05/20/contrapuntos/1495281825_345269.html

Imagen tomada de: http://ep01.epimg.net/elpais/imagenes/2017/05/20/contrapuntos/1495281825_345269_1495293783_portadilla_normal.jpg

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Se necesitan horizontes

Las ocho personas más ricas del mundo poseen tanta riqueza como la mitad más pobre de la población mundial (3,5 mil millones de personas). Se destruyen países (de Irak a Afganistán, de Libia a Siria, y las próximas víctimas pueden ser tanto Irán como Corea del Norte) en nombre de los valores que debían preservarlos y hacerlos prosperar, ya sean los derechos humanos, la democracia o el primado del derecho internacional. Nunca se habló tanto de la posibilidad de una guerra nuclear.

Los contribuyentes estadounidenses pagaron millones de dólares por la bomba no nuclear más potente jamás lanzada contra túneles en Afganistán, construidos en la década de 1980 con su propio dinero, gestionado por la CIA, para promover a los islamistas radicales en su lucha contra los ocupantes soviéticos del país, los mismos radicales que hoy se combaten como terroristas. Mientras, los estadounidenses pierden el acceso a la atención médica y son llevados a pensar que sus males son causados por inmigrantes latinos más pobres que ellos. Tal y como los europeos son llevados a pensar que su bienestar está amenazado por los refugiados y no por los intereses imperialistas que están forzando al exilio a tanta gente. Del mismo modo que los sudafricanos negros, empobrecidos por un mal negociado fin del apartheid, asumen actitudes xenófobas y racistas contra inmigrantes negros de Zimbabwe, Nigeria y Mozambique, tan pobres como ellos, por considerarlos la causa de sus males.

Entretanto, circulan por el mundo las tiernas imágenes de Silvio Berlusconi dándole la mamadera a cabritos para defenderlos del sacrificio de Pascua, sin que nadie denuncie que durante esos minutos televisivos miles de niños murieron por falta de leche. Como tampoco son noticia las fosas clandestinas de cuerpos desmembrados que constantemente se están descubriendo en México, mientras que las fronteras entre el Estado y el narcotráfico se desvanecen. Como tenemos miedo de pensar que la democracia brasileña morirá el día en que un Congreso de políticos enloquecidos, corruptos en su mayoría, consiga destruir los derechos de los trabajadores conquistados a lo largo de cincuenta años, un propósito que, por ahora, los políticos brasileños parecen lograr con inaudita facilidad. Tiene que haber un momento en que las sociedades (y no solo unos pocos “iluminados”) lleguen a la conclusión de que esto no puede seguir así.

Para eso, la negatividad del presente nunca será suficiente. La negatividad sólo existe en la medida que aquello que niega es visible o imaginable. Un callejón sin salida se convierte fácilmente en una salida si la pared en que termina tiene la falsa transparencia de lo infinito o de lo ineluctable. Esta transparencia, que es falsa, es tan compacta como la opacidad de la selva oscura con la que antes la naturaleza y los dioses vedaban los caminos de la humanidad. ¿De dónde viene esta opacidad si la naturaleza es hoy un libro abierto y los dioses un libro de aeropuerto? ¿De dónde viene la transparencia si la naturaleza, cuanto más se revela, más se expone a la destrucción, si los dioses sirven tanto para trivializar la creencia inconsecuente como para banalizar el horror, la guerra y el odio?

Hay algo de terminal en la condición de nuestro tiempo que se revela como una terminalidad sin fin. Es como si la anormalidad tuviera una energía inusitada para convertirse en una nueva normalidad y nos sintiéramos terminalmente sanos en lugar de terminalmente enfermos. Esta condición deriva del paroxismo al que llegó el instrumentalismo radical de la modernidad occidental, tanto en términos sociales como culturales y políticos. El instrumentalismo moderno consiste en el predominio total de los fines sobre los medios y en la ocultación de los intereses que subyacen a la selección de los fines en forma de imperativos falsamente universales o de inevitabilidades falsamente naturales. En el plano ético, este instrumentalismo permite a quien tiene poder económico, político o cultural presentarse socialmente como defensor de causas cuando, de hecho, es defensor de cosas.

Este instrumentalismo asumió dos formas distintas, aunque gemelas, de extremismo: el extremismo racionalista y el extremismo dogmatista. Son dos formas de pensar que no permiten contraargumentación, dos formas de actuar que no admiten resistencia. Ambas son extremadamente selectivas y compartimentadas de tal modo que las contradicciones ni siquiera aparecen como ambigüedades. Las caricaturas revelan bien lo que está más allá de ellas. Heinrich Himmler, uno de los máximos jefes nazis, que transformó la tortura y el exterminio de judíos, gitanos y homosexuales en una ciencia, cuando regresaba de noche a casa entraba por la puerta trasera para no despertar a su canario favorito. ¿Es posible culpar al canario porque el cariño que le tenía Himmler no era compartido por los judíos? A su vez, es conocida la anécdota de aquel comunista argentino tan ortodoxo que incluso en los días de sol en Buenos Aires usaba sombrero de lluvia solo porque estaba lloviendo en Moscú. ¿Es posible negar que detrás de tan acéfalo comportamiento no estuviera un sentimiento noble de lealtad y de solidaridad?

Las perversidades del extremismo racionalista y dogmatista están siendo combatidas por modos de pensar y de actuar que se presentan como alternativas pero que, en el fondo, son callejones sin salida porque los caminos que señalan son ilusorios, sea por exceso de pesimismo, sea por exceso de optimismo. La versión pesimista es el proyecto reaccionario que tiene hoy una renovada vitalidad. Se trata de detestar en bloque el presente como expresión de una traición o degradación de un tiempo pasado, dorado, un tiempo en el que la humanidad era menos amplia y más consistente. El proyecto reaccionario comparte con el extremismo racionalista y dogmatista la idea de que la modernidad occidental creó demasiados seres humanos y que es necesario distinguir entre humanos y subhumanos, pero no piensa que ello debe derivar de ingenierías de intervención técnica, sean ellas de muerte o de mejora de raza. Basta que los inferiores sean tratados como inferiores, sean mujeres, negros, indígenas, musulmanes. El proyecto reaccionario nunca pone en cuestión quién tiene el privilegio y el deber de decidir quién es superior y quién es inferior. Los humanos tienen derecho a tener derechos; los subhumanos deben ser objeto de filantropía que les impida ser peligrosos y los defienda de sí mismos. Si tuviesen algunos derechos, siempre deben tener más deberes que derechos.

La versión optimista de lucha contra el extremismo racionalista y dogmatista consiste en pensar que las luchas del pasado lograron vencer de modo irreversible los excesos y perversidades del extremismo, y que somos hoy demasiado humanos para admitir la existencia de subhumanos. Se trata de un pensamiento anacrónico inverso, que consiste en imaginar el presente como habiendo superado definitivamente el pasado. Mientras el pensamiento reaccionario pretende hacer que el presente regrese al pasado, el pensamiento anacrónico inverso opera como si el pasado no fuese todavía presente. Debido al pensamiento anacrónico inverso, vivimos un tiempo colonial con imaginarios poscoloniales; vivimos un tiempo de dictadura informal con imaginarios de democracia formal; vivimos un tiempo de cuerpos racializados, sexualizados, asesinados, descuartizados con imaginarios de derechos humanos; vivimos un tiempo de muros, fronteras como trincheras, exilios forzados, desplazamientos internos con imaginarios de globalización; vivimos un tiempo de silenciamientos y de sociología de las ausencias con imaginarios de orgía comunicacional digital; vivimos un tiempo de grandes mayorías que solo tienen libertad para ser miserables con imaginarios de autonomías y emprendimiento; vivimos un tiempo de víctimas que se vuelcan contra víctimas y de oprimidos que eligen a sus opresores con imaginarios de liberación y de justicia social.

El totalitarismo de nuestro tiempo se presenta como el fin del totalitarismo y, por eso, es más insidioso que los totalitarismos anteriores. Somos demasiados y demasiado humanos para caber en un solo camino; pero, por otro lado, si los caminos fuesen muchos y en todas las direcciones, fácilmente se transformarían en un laberinto o en un enredo, en cualquier caso, en un campo dinámico de parálisis. Esta es la condición de nuestro tiempo. Para salir de ella, es preciso combinar la pluralidad de caminos con la coherencia de un horizonte que ordene las circunstancias y les otorgue sentido. Para pensar tal combinación y, más aún, para pensar siquiera que ella es necesaria, son necesarias otras maneras de pensar, sentir y conocer. O sea, es necesaria la ruptura epistemológica que llamo epistemologías del sur.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/39597-se-necesitan-horizontes

Imagen tomada de: http://celsovicenzi.com.br/2017/05/oaventura-procuram-se-horizontes-urgente-por-boaventura-de-sousa-santosvia-carta-maior/

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Atilio Borón: No callar, pero para decir la verdad

Por: Atilio Borón

En varios trabajos recientes diversos analistas y observadores de la vida política latinoamericana han reprochado a los intelectuales y militantes de izquierda su silencio ante lo que está ocurriendo en Venezuela. Ese silencio, dicen, sólo refuerza los peores rasgos del gobierno de Nicolás Maduro. Este reclamo lo hizo hace unas pocas semanas un destacado intelectual venezolano, Edgardo Lander, y más recientemente, en una producción especial de Página/12, lo reiteraron dos colegas de Argentina: Roberto Gargarella y Maristella Svampa. [1]

Nadie podría estar más de acuerdo que el autor de estas notas sobre la necesidad de hablar acerca de lo que realmente está aconteciendo en Venezuela. Tras las huellas de los fundadores del materialismo histórico Gramsci decía, con toda razón, que “la verdad siempre es revolucionaria”. Y el aforismo del fundador del PCI es más importante hoy que nunca antes, cuando el virus posmoderno ha instituido a la “posverdad” ¡como un criterio de verdad!, abriendo paso a cuantas tergiversaciones y mistificaciones puedan ocurrírsele a quienes precisamente quieren ocultar tras una cortina de sofismas y falsedades lo que está sucediendo en nuestras sociedades –y muy especialmente en Venezuela- y, de ese modo, favorecer a los planes de la contrarrevolución en marcha.

Desafortunadamente las buenas intenciones de Gargarella y Svampa de hablar sobre Venezuela y decir lo que allí está sucediendo termina con una frustración. Y esto es así porque en su nota no hablan de lo que en verdad ocurre en ese país sino que reproducen con pequeñas variantes el relato que la oposición ha construido para decir lo que ella necesita que se diga que está ocurriendo en Venezuela. Esa narrativa tramposa, que desfigura a sabiendas la realidad para promover su agenda restauradora, ha contado con la inestimable ayuda de los sempiternos agentes sociales y políticos de la reacción, que jamás se equivocan al elegir amigos y enemigos: los medios hegemónicos a nivel mundial (vulgo: “prensa libre”), perros guardianes del orden capitalista; la internacional de la derecha dirigida, con dinero de Estados Unidos, por José M. Aznar y Álvaro Uribe y toda su parafernalia de políticos y periodistas comprados y tanques de pensamiento alquilados y, por si lo anterior no bastara, apoyada también por el gobierno de Estados Unidos desde el nacimiento mismo de la Revolución Bolivariana. No sorprende por lo tanto constatar que en las tres o cuatro páginas escritas por nuestros autores se acumulen numerosos errores de apreciación así como llamativas ausencias. Comencemos por estas.

Ausencias

Primera ausencia: el gobierno de Estados Unidos. Un análisis sobre cualquier país de las Américas que no mencione ni una sola vez –no digamos analice, apenas mencione- al gobierno de Estados Unidos y al imperialismo es insanablemente erróneo. De allí jamás podría brotar un análisis correcto de la situación. Es un error tan grave e irreparable –obliterado empero por el prejuicio que informa al paradigma dominante en las ciencias sociales contemporáneas- como el que cometería un astrónomo que al analizar al sistema solar obviara cualquier mención o análisis del papel de Júpiter en la dinámica global del sistema, haciendo caso omiso del hecho que su masa equivale a casi dos veces y medio la suma del total de los demás planetas que componen el sistema. ¿Qué diríamos de nuestro astrónomo? Que pese a sus buenas intenciones no tiene nada serio para decir; es más, no puede tener nada serio para decir, porque su análisis ha soslayado lo principal. No lo único que importa pero sí lo más importante.

A estas alturas del siglo veintiuno me dispenso de la necesidad de explicar, por archiconocido, lo que es el imperialismo y como actúa en lo que amablemente sus agentes y voceros califican como “nuestro patio trasero.” El capitalismo contemporáneo lo que ha hecho es exacerbar hasta lo indecible su carácter imperialista y no sólo en Latinoamérica. Recuerden el escarmiento sufrido por el pueblo griego cuando se “equivocó” al rechazar el brutal programa de ajuste que le proponía la Troika en Europa, “error” que fue corregido en una reunión a puertas cerradas en Bruselas; o la gigantesca multa que el banco francés Paribás tuvo que pagar por transgredir una ley del Congreso de EEUU que penalizaba a cualquier institución bancaria del mundo, estadounidense o no, que mediara en las relaciones comerciales entre Irán, Sudán y Cuba con el resto del mundo. Es decir, la ley estadounidense es la ley del mundo. O las casi mil bases militares que Estados Unidos tienen en todo el mundo, caso absolutamente único en la historia. Eso es un imperio, desde Roma hasta hoy. Y el centro hegemónico del imperio es Estados Unidos, “la nación indispensable” para mantener vivo al capitalismo en la faz de la tierra. Por supuesto, sus teóricos y estrategas prefieren obviar el término imperialista por su desagradable olor, pero la realidad del imperialismo es inocultable y por eso se esmeran en referirse a ella con nombres más amables. Los expertos del Pentágono y del Departamento de Estado, la CIA o el Consejo Nacional de Seguridad prefieren hablar de “primacía”, “superioridad” y, los más audaces, de “hegemonía” porque son conscientes que palabras como imperio o imperialismo son indigestas para el delicado estómago de la opinión pública estadounidense. El eufemismo puede jugar con las palabras e intentar enturbiar la visión de la cosa, pero esta sigue allí. No por casualidad uno de los más incisivos estrategos del imperio, Zbigniew Brzezinski, inicia su más reciente libro sobre la situación actual de Estados Unidos en el sistema internacional con una sorprendente sección dedicada a la “declinante longevidad de los imperios”, tácita asunción de que Estados Unidos lo es pues de lo contrario no se entiende la razón por la cual ese autor se enfrasca en una discusión que es marginal al objetivo de su trabajo. [2]

De lo anterior se sigue que los imperios -aunque se autodenominen, como en el caso de Estados Unidos, “líder del mundo libre” o “primacía americana”- forjan una relación radicalmente asimétrica con los países sometidos a su jurisdicción y a los que controlan por diversos medios. El corolario de esta lógica imperial es que Washington siempre juega un papel, mayor o menor según las circunstancias y la naturaleza de los países, en los procesos políticos de los países subordinados, máxime cuando, como en el caso de Venezuela, esta nación reposa sobre la mayor reserva comprobada de petróleo del planeta y se sitúa en la Cuenca del Gran Caribe, esa que los militares norteamericanos creen que es un mar interior de Estados Unidos. Sólo si la Casa Blanca y sus agencias estuvieran pobladas por imbéciles o por individuos completamente irresponsables, desconocedores del interés nacional norteamericano, podría el gobierno norteamericano ser indiferente o mantenerse al margen de lo que ocurre en Venezuela. La historia latinoamericana en los últimos dos siglos, desde la Doctrina Monroe (1823) en adelante, ofrece cientos de ejemplos de esta constante intervención de la política exterior norteamericana hacia nuestros países. Intervención que va desde una discreta pero eficaz monitoreo político hasta el golpe militar y la invasión militar, como lo prueban los casos de Panamá y República Dominicana, entre muchos otros. Que hoy se hayan olvidado de Venezuela y no se interesen por el desenlace de su crisis es absolutamente inverosímil. No obstante, algo tan elemental como esto pasa increíblemente desapercibido en la nota de Gargarella y Svampa y por lo tanto en el drama que se desenvuelve en ese país se asume que Estados Unidos no juega papel alguno. Esto sólo bastaría para desechar ese artículo, imposibilitado de ofrecer una visión realista de las cosas.

Pero no es la única ausencia, hay otra más. Al analizar la crisis y los antagonismos que enervan a Venezuela sólo se habla del gobierno de la Revolución Bolivariana. Es un análisis muy curioso porque se lanzan diversas conjeturas e interpretaciones sobre un conflicto institucional muy grave pero sólo aparece una de las partes del enfrentamiento. La otra, la oposición, es un fantasma o una sombra que nunca se alcanza a visualizar. Ni una palabra sobre la génesis y conformación de la oposición y sus principales personajes; del golpe de Estado que protagonizaran en abril del 2002; nada sobre el paro petrolero de finales del 2002 hasta los primeros meses del 2003; ni una palabra sobre las sangrientas «guarimbas» de febrero del 2014. Nada sobre el líder e instigador del plan sedicioso de «la salida», el señor Leopoldo López, de quien se dice es un «prisionero político» cuando en realidad es un «político preso» por haber hecho apología de la violencia, instigado asesinatos, incendios de edificios públicos, saqueos a comercios y producido ingentes daños a las propiedades públicas y privadas. No se dice, por ejemplo, que si López hubiera hecho en Estados Unidos lo que hizo en Venezuela habría sido condenado como mínimo a prisión perpetua, y probablemente a la pena capital. La justicia venezolana, en cambio, esa que descalifican llamándola “chavista”, fue tan benigna que sólo lo condenó a 13 años y 9 meses de prisión. Nada se dice tampoco de que los líderes de esa oposición se rehúsan a dialogar o acordar nada con el gobierno. Que sus principales dirigentes viajan a Estados Unidos a persuadir al gobierno de ese país que invada al suyo propio y que derroque al presidente constitucional Nicolás Maduro. O que Julio Borges, el presidente de la ilegítima Asamblea Nacional, que se resiste a convocar a una nueva elección para reemplazar a los tres «diputruchos» que fraudulentamente fueron incorporados a ella, se reúne con el Almirante Kurt Tidd, jefe del Comando Sur, para suplicarle que invada a su país, con el derramamiento de sangre que él y sus compinches de la oposición saben que esto produciría. En suma, la nota escrita bajo los influjos maliciosos del “relato” opositor cae en el maniqueísmo político: hay un villano (Maduro) y un bueno (la oposición) de la cual ni se habla, ni se analiza su trayectoria. Pobre, muy pobre como análisis político.

Errores

Y por último pasaré revista a unos cuantos errores puntuales, demasiados para un texto tan breve.

1) La democracia es un régimen en donde “podemos escucharnos mutuamente”, dicen nuestros autores. Eso debería ser así pero en Venezuela no lo es por culpa del gobierno. Pero, un momento: ¿dónde se produce ese maravilloso «escucharnos mutuamente»? ¿Se produjo entre Hillary y Trump; o entre Macron y Le Pen; o entre Rajoy y Pablo Iglesias? ¿No es esto una interpretación demasiado angelical sobre lo que realmente es la democracia como expresión de la lucha social?

2) Se dice que la «pérdida de la mayoría electoral del chavismo generó una respuesta de no-reconocimiento y de deriva autoritaria por parte de Maduro.» Pero ¿cómo ignorar que el chavismo admitió sin chistar las dos elecciones en las que fue derrotado, sobre un total de 19? La derecha, en cambio, ni una sola vez aceptó haber perdido. Si hay alguien que jamás reconoció la superioridad electoral del chavismo fue la oposición. Luego de su victoria en las elecciones a la Asamblea Nacional de Diciembre del 2015 sus líderes arrojaron por la borda toda la institucionalidad del estado y proclamaron a voz de cuello que la misión de la AN no sería convertirse en uno de los poderes del estado sino simplemente culminar la “Operación Salida” de Maduro. Como no podía ser de otro modo, esta declaración de guerra de uno de los poderes del estado contra el ejecutivo produjo un endurecimiento del oficialismo, algo que puede constatarse en los más diversos países en los que alguna vez se constituyó un conflicto entre el Legislativo y el Poder Ejecutivo.

3) El Ejecutivo no desconoció a la Asamblea Nacional electa en diciembre del 2015. Sólo denunció que tres diputados habían sido elegidos fraudulentamente, como fue comprobado de modo inobjetable. Ante ello, el Consejo Nacional Electoral solicitó a la AN que revocara la designación que hizo de esos diputados, pese a su origen espurio, a lo cual el presidente de la AN, Henry Allup Ramos, se negó y ratificó la integración de los impugnados. El CNE exigió que la AN convocase a nuevas elecciones para sustituir a los tres impostores, pues de lo contrario ese órgano quedaba ilegalizado por el fraudulento acceso de tres de sus miembros tal como fue establecido en un fallo del Tribunal Superior Constitucional. De no hacerlo la AN caería en desacato y sus actuaciones serían insanablemente nulas. ¿Qué hizo la AN? Desconocer no sólo el dictamen del CNE sino también del máximo órgano judicial de Venezuela. Entonces, ¿quién desconoce a quién? Les recuerdo a nuestros autores que en la Argentina se presentó una situación parecida (aunque no tan grave) cuando en los años del menemismo y en la crucial votación de la Cámara de Diputados para privatizar la compañía estatal Gas del Estado un individuo ajeno al cuerpo se sentó en una banca y levantó su mano aprobando el proyecto. Descubierto el “diputrucho” por los periodistas que cubrían esa votación su resultado fue declarado insanablemente nulo y tiempo después, con los diputados legalmente habilitados para votar se procedió a realizar una nueva votación. Siguiendo el razonamiento de Gargarella y Svampa en la Argentina debería haberse dado por buena la primera votación, lo que constituye un principio absolutamente inaceptable en este país tanto como en Venezuela.

4) El referendo revocatorio no fue bloqueado ni postergado por decisión del gobierno sino por graves vicios procedimentales de la oposición, que inscribieron niños, difuntos, falsificaron firmas, etcétera. Hay leyes, reglamentos, disposiciones que cumplir. No es cuestión de poner cualquier nombre, una firma y ya. Además, en contra de las advertencias del gobierno, iniciaron el trámite del revocatorio cuando los plazos estaban vencidos. El gobierno en un gesto de buena voluntad solicitó al CNE que igualmente tomara en cuenta la solicitud opositora. Pero ante los vicios de forma y fondo arriba señalados la solicitud de referendo tuvo que ser desestimada. ¿De quién es la culpa?

5) ¿Fallido autogolpe del Ejecutivo? ¡Por favor! El Ejecutivo necesitaba la autorización de la AN para sellar un convenio de cooperación entre PDVSA y una empresa extranjera para la explotación del petróleo en la Faja del Orinoco. Era y es un asunto de interés nacional, que hace al bienestar público porque los ingresos petroleros redundan en políticas sociales muy activas. Por ejemplo, el artículo que estamos criticando debería reconocer que el gobierno bolivariano entregó en poco más de cuatro años más de un millón y medio de viviendas, record absoluto en la historia latinoamericana y, probablemente, mundial. La AN, buscando paralizar al gobierno para hacerlo caer, no se reunió y cayó en la transgresión caracterizada por la Constitución Bolivariana como «omisión inconstitucional parlamentaria». Aquella prescribe que, en casos como ese, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, puede, tal como lo establece la Constitución de 1999, asumir algunas de las atribuciones de la AN y autorizar o convalidar algunas acciones del Ejecutivo. ¿Que el TSJ se excedió en apropiarse de las atribuciones de la AN? Seguro. Pero informado de este hecho por la Fiscal General el “dictador” Maduro exhortó al TSC que acotara las atribuciones transitoriamente tomadas de la AN, y las cosas volvieron a la normalidad. [3]

Claro que sí hubo un golpe de Estado fallido, y fue cuando la AN declaró en enero de este año que el presidente Maduro había hecho abandono de su cargo y que debía llamarse de inmediato a elecciones presidenciales. Esto en cualquier país se llama «sedición”: tentativa de quebrar el orden institucional vigente y sus autoridades al margen de la ley, y nuestros autores lo saben. Imagínense el escándalo que se produciría si en Estados Unidos, o mismo en la Argentina, el Congreso emitiera una ley de ese tipo. Aparentemente, para Gargarella y Svampa esta fallida tentativa golpista es una minucia El relato de la oposición, que hacen suyo nuestros autores, dice que el golpista es Maduro y punto.

6) ¿»Represión institucional cada vez mayor»? Algo raro debe estar sucediendo en Venezuela para que la gran mayoría de las víctimas sean, como en febrero del 2014, personas ajenas al conflicto (como esa señora a la cual los mientras de la “oposición democrática” mataron arrojándole desde un edificio de altura una botella de plástico con agua congelada en su interior), chavistas o personal policial. Si algo se le puede reprochar al gobierno de Maduro ha sido su excesiva contemplación en la aplicación de toda la fuerza represiva del estado a quienes toman las calles por la fuerza para incendiar hospitales de niños, saquear comercios y apalear a personas que no se solidarizan con sus actos violentos. El mapa de los incidentes violentos y las guarimbas demuestra inequívocamente que estas se producen, en la casi totalidad de los casos, en los 19 municipios controlados por la oposición, y que los revoltosos cuentan con la protección de las autoridades municipales y sus policías. Es más, el 60 por ciento de las víctimas de la violencia son gentes que no participaban en las manifestaciones, y otra proporción la aportan los muertos de las fuerzas de seguridad bolivarianas. Ante esto, ¿qué proponen Gargarella y Svampa? ¿Que el gobierno se quede de brazos cruzados mientras bandas armadas destruyen el país, matan a inocentes y cometen toda clase de desmanes? ¡Por favor, donde vieron una cosa así! ¿Qué fue lo que tantos gobiernos federales o estaduales hicieron en su tan admirado Estados Unidos ante manifestaciones mucho menos violentas de los afroamericanos en la época de la lucha por los derechos civiles o durante las grandes manifestaciones en contra de la guerra de Vietnam? Recuerden la brutalidad represiva de la policía y la Guardia Nacional de Estados Unidos en esa época, y compárenla con la de los policías sin armas de fuego que velan por la tranquilidad y el orden en Venezuela con gases lacrimógenos y cañones de agua. ¿Es posible que ignoren algo tan elemental? Por otra parte, ¿quiénes trajeron a los paramilitares colombianos a Venezuela? ¿Los chavistas o sus opositores, aliados a Álvaro Uribe? Sería conveniente que exploraran este asunto.

7) ¿Desabastecimiento? Sí, claro, pero desabastecimiento programado porque Venezuela subsidia alimentos y medicamentos, cosa que no hacen sus vecinos. Entonces redes mafiosas se dedican a contrabandear lo que se produce en Venezuela, que es mucho, pero que es contrabandeado a países vecinos, sobre todo Colombia, con la abierta complicidad de Bogotá. El problema principal de Venezuela no es que no se produce; ha venido produciendo cada vez más, aunque un pequeño número de artículos esenciales (harina pan, café, azúcar, etcétera) es producido por grandes oligopolios que regulan la oferta en función del cronograma electoral y de los altibajos de las luchas opositoras para crear malestar en la población tal como se hiciera en el Chile de Allende. [4] Además, buena parte de lo que se produce es exportado ilegalmente, vía contrabando, fuera del país, casi siempre a Colombia. El medicamento que en Venezuela cuesta un dólar se vende a cinco en Colombia; el litro de nafta que vale un centavo de dólar en Venezuela se vende a un dólar y monedas en Colombia, con la complacencia del gobierno colombiano que debería ayudar a combatir este flagelo, cosa que por supuesto no hace porque precisamente sus siete bases militares entregadas a fuerzas armadas de Estados Unidos están allí para acelerar el derrumbe de la Revolución Bolivariana. Y la “guerra económica” es uno de sus instrumentos.

8) ¿Corrupción? Sí, pero allí hay funcionarios gubernamentales y también miembros de la oposición. ¿Qué es esto de hablar de los corruptos sin hablar de los corruptores? Es un reflejo del viejo pensamiento liberal que sostiene que el Estado, todo Estado, es la esfera de la corrupción mientras que el mercado es el ámbito de la virtud, el sacrificio y la innovación. Que alguien pueda creer en este cuentito a esta altura de la historia no deja de ser una asombrosa comprobación. Salvo, claro está, que en tiempos tan “interesantes” (Eric Hobsbawm) como estos se haya producido una fenomenal mutación sociogenética en virtud de la cual hay corruptos sin que haya corruptores; los primeros están en el estado, los segundos en la sociedad civil. Obviamente, en la nota que estamos analizando solo se habla de los primeros. Los otros son ángeles.

9) ¿»Un régimen crecientemente deslegitimado y autoritario»? Indudablemente que un caos provocado por una “guerra económica” impiadosa, una ofensiva diplomática brutal (con un personaje de los bajos fondos como Luis Almagro llevando la batuta de esta pandilla golpista desde la OEA), un ataque sistemático de los grandes medios, la condena de desprestigiados y fracasados ex presidentes latinoamericanos, que sumieron a sus países en la pobreza, la dependencia y el desamparo, y la omnipresente presión de Washington (recordar la Orden Ejecutiva de Barack Obama) no puede sino erosionar la legitimidad de un gobierno, de cualquier gobierno. Pero aún así lo oposición teme la potencia electoral del chavismo.

En lo que hace a su autoritarismo ¿cómo negar que la oposición a esta peculiar “dictadura” de Maduro hace y deshace a voluntad? Controla a su antojo los grandes medios de comunicación y difunde cuantas mentiras se les viene en gana las 24 horas del día y aplica el “terrorismo mediático” sin escrúpulo alguno; abandonan sus responsabilidades institucionales y paralizan a la Asamblea Nacional sin que esta sea disuelta por el Ejecutivo o revocados los mandatos de los asambleístas; sus dirigentes salen del país para invitar a líderes de EEUU que el imperio invada Venezuela y derroque a su legítimo gobierno o para hablar pestes del gobierno bolivariano ante terceros países; sus jefes hacen campaña apoyando a cuanto candidato presidencial de derecha extrema compita por un cargo presidencial en América Latina, y así sucesivamente. Pese a esto no sufren molestia alguna. ¿Hay presos? Seguro: pero no por manifestarse en las calles, hablar, opinar, difamar, conspirar contra la patria sino por instigar a la violencia y ejecutar toda suerte de actos vandálicos. ¿Qué clase de autoritarismo es este? Dado que muchos se regodean hablando de la “dictadura” de Maduro sólo les pido que me digan que opositor pudo hacer todo esto bajo los gobiernos de Videla, Pinochet, Garrastazú Medici, Stroessner, Somoza y compañía.

10) Se critica «el apoyo incondicional de la izquierda al chavismo». Pero qué pretenden, ¿que apoyemos a la ofensiva destituyente dictada por Estados Unidos y ejecutada por sus peones locales? Entre el imperialismo y un gobierno, por deficitario e imperfecto que sea, ¿se nos pide que optemos por el Comando Sur, por la señora Liliana Ayalde (artífice de los golpes «blandos» en Paraguay y Brasil y ahora número dos del Comando Sur), por la impresentable dirigencia opositora de Venezuela? ¿Eso se nos pide? La respuesta es: ¡jamás cometeríamos tan imperdonable error! Quienes por sus prejuicios y su empecinamiento en despotricar contra la Revolución Bolivariana –cuyos aciertos superan ampliamente sus errores- terminen apoyando la estrategia insurreccional violenta del imperio y sus agentes locales descenderán con deshonor a los anales de la historia, cubiertos de lodo y sangre. Y no habrá sofismas ni alambicados argumentos pseudoteóricos capaces de rescatarlos de tan innoble lugar.

11) “Nadie debe morir por pensar distinto”, se nos dice. Correcto. Pero los que están muriendo por pensar distinto son los chavistas o simples venezolanas o venezolanos que no participaban en ninguna manifestación. De hecho, los que mataron a 43 personas en Febrero del 2014 y a otros tantos en la actual ofensiva ha sido, principalmente, la oposición sediciosa. Los que pueden morir por pensar distinto son los chavistas, no los artífices de la contrarrevolución.

13) Se dice, al concluir el artículo de Gargarella y Svampa, que hay que entender «que enfrente no están los enemigos sino los que no piensan como nosotros, pero que en lo que importa son iguales a nosotros: seres humanos dignos, que piensan y sienten y sufren y se emocionan, y que merecen, como nosotros, igual consideración y respeto.» Este pseudo humanismo por más que entibie nuestros corazones pensando en la fraternidad universal es, cuando se lo baja a la coyuntura actual de Venezuela, un razonamiento que no tiene el menor asidero empírico. Y no sólo en este país. Los que amputaron las manos de Víctor Jara y luego lo asesinaron a sangre fría en Chile, ¿era gente como nosotros? ¿Los militares argentinos que violaban a mujeres embarazadas, las torturaban introduciéndoles botellas de vidrio roto en sus vaginas, les robaban sus niños y luego las tiraban desde un avión al mar, ¿eran como nosotros? Los escuadrones de la muerte que asolaron tantos países de la región ¿eran gentes como nosotros? Y los que en la Venezuela de hoy reclutan paramilitares o lúmpenes para incendiar hospitales, tender «guayas» para decapitar motoqueros desprevenidos, arrojar bombas molotov contra policías que no portan armas de fuego, destruir todo lo que encuentran a su paso y moler a golpes a vecinos que quieran atravesar la guarimba para ir a trabajar o comprar alimentos, esos, ¿son iguales a nosotros? Tremendo error. ¿Cómo se defiende una sociedad de tan arteros ataques? ¿Rezando siete Ave Marías o descargando sobre ellos –los violentos, no los sectores pacíficos y minoritarios de la oposición- toda la fuerza represiva del Estado?

Termino diciendo que aquel razonamiento, aquella bella exhortación a la fraternidad universal y al humanismo -que evoca figuras entrañables como Erasmo de Rotterdam, Tomás Moro e Inmanuel Kant- termina siendo mala filosofía, peor teología y pésima sociología cuando esos principios éticos son trasladados sin mediaciones al barro y la sangre de la Venezuela actual, Es imposible entender a los sujetos de la contrarrevolución y sus agentes con esas bellas categorías. Estoy absolutamente seguro que Gargarella y Svampa, al igual que el autor de estas líneas, jamás haríamos algo como los horrores descriptos más arriba. O como lo que hacen Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional, Lilian Tintori, Henry Allup Ramos o María Corina Machado, gentes que se arrastran para lograr que el Comando Sur invada a Venezuela so pretexto de la “crisis humanitaria” que ellos en buena medida han creado. Todas estas son gentes de una incurable perversidad y no son iguales a nosotros. Ni son iguales al pueblo chavista que ha sobrevivido con abnegación y heroísmo a tantas malevosías. Ni tampoco son iguales a la enorme mayoría de la dirigencia chavista, que trata de gobernar un país que la oposición ha tratado de convertir en ingobernable con el infame propósito de reconquistar el poder y usufructuarlo a favor de los intereses que por siglos sojuzgaron a Venezuela. ¿Hablar de Venezuela? Sí, por supuesto, pero diciendo la verdad.

Notas:


[1] El dossier está disponible en https://www.pagina12.com.ar/36336-encrucijada-venezolana e incluye también dos breves notas de Modesto Guerrero y el autor de este trabajo.

[2] Cf. Zbigniew Brzezinski, Strategic Vision. America and the Crisis of Global Power (New York: Basic Books, 2012).

[3] Recuérdese que el Tribunal Supremo de Justicia dictaminó que en Abril del 2002 no hubo un “golpe de estado” contra Chávez sino que se produjo un milagroso “vacío de poder”. La “dictadura chavista” no objetó esa escandalosa sentencia del TSJ ni tampoco disolvió el organismo.

[4] Sobre este tema de la “guerra económica” los datos duros que aporta Pascualina Cursio en su magnífico libro son demoledores del argumento opositor. Ver su La mano visible del mercado. Guerra económica en Venezuela (Caracas: MinCI, 2017)

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=226565

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Trump y el apocalipsis zombi: cinco apuntes sobre cine, necropolítica y racismo en Estados Unidos

Miguel Antonio Guevara

1.-El escenario real y el cine como metáfora

Recibimos el 2017 con el ascenso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, coincidió con el estreno de Resident Evil 6: The Final Chapter (Constantin Film), escrita y dirigida por Paul W. S. Anderson y protagonizada por la ucraniana Mija Jóvovich.

Esta historia de acción tiene una trama que fácil podría adaptarse a los tiempos que corren: un mundo en el que todo está completamente destruido, incluida la Casa Blanca, que sale en los primeros fragmentos de película consumida por el cataclismo.

En medio de esta puesta en escena, tenemos a una protagonista que se desempeña como heroína y salvadora de la raza humana: Alice. Asimismo, contamos con un villano: el Dr. Isaacs; se trata de un agente corporativo, que no conforme con su presencia, ya de por sí nefasta, cuenta con un clon más malvado: un fanático cristiano y machista a ultranza que en una oportunidad llama a tres personajes clave, Alicia Marcus, cofundadora de la corporación Umbrella, Alice y la inteligencia artificial llamada Reina Roja, como “trinidad de zorras”.

En los diálogos de la trama, el Dr. Issacs, empresario o agente corporativo -devenido en cazador de zombis- nos resume el argumento de Resident Evil: existe una corporación en la que sus principales dirigentes han concluido –después de un estudio proyectivo del mundo, la vida y sus recursos– que el planeta perecerá por sobrepoblación y, para que este grupo corporativo prevalezca y sobreviva, será necesario eliminar a la población humana con un virus letal; mientras tanto, ellos, un equipo de altos ejecutivos de la corporación Umbrella, se encuentran en una base subterránea al cuidado del clon y lo que parece ser un ejército privado, su propio grupo paramilitar.

2.- Trump y su clon: un cazador de zombis

Donald Trump nos ha despertado violentamente la capacidad de asombro. Como un protagonista de reality show, el presidente empresario, actor y ahora emperador, nos muestra la agudización de la crisis en la que se encuentra el capitalismo trasnacional del siglo XXI.

Más de una de las acciones de Donald Trump, nos demuestra que es otro continuador de lo que el historiador Thomas Bender ha llamado, en su libro Historia de los Estados Unidos: una nación entre naciones, el excepcionalismo estadounidense. Este concepto nos explica las características ideológicas de la naturaleza del imperio, es decir, una nación, un pueblo que ha interpretado el discurso de sus fundadores como un llamado a estar por encima de las otras, sin considerar que es un país más de la comunidad de naciones, sin ningún tipo de atributo divino o histórico que lo separe del resto y que lo impulse a actuar sólo a partir de sus intereses políticos, económicos e ideológicos.

Las especulaciones con respecto a la realidad actual sobran, así como exceden las situaciones alimentadas por los signos de estos tiempos de constante ruido mediático, dirigiéndonos a perseguir cada acontecimiento y leer entre líneas. Los titulares nos abarrotan con imprecisiones, supuestas verdades e infaltables teorías de la conspiración: “¿Trump intenta una Perestroika gringa?”, “¿Es Trump el Gorbachov gringo?”, “Rusia se aisló después de la guerra fría, ahora se expande, ¿ésta podría ser la estrategia de Trump?”. Los titulares emulan las narrativas y píldoras efectistas de la industria cultural, como por ejemplo, sus películas, verdaderos y falsos documentales, además de videojuegos; dispositivos infinitos de producción de subjetividad nacidos en los laboratorios de la guerra, en donde se trabaja sin descanso en la producción infinita de subjetividad posmoderna.

Las caracterizaciones de Trump no cesan: ¿Es Trump un postpolítico, o producto de la postverdad?, cómo no iba a ser una buena “política” para este año nuevo si incluso el diccionario Oxford declaró postverdad en 2016 como la palabra del año, encajando su concepto a la perfección con la política tuitera del nuevo presidente: «Relativo a, o denotando circunstancias, en las que los hechos objetivos son menos influyentes en la formación de la opinión pública que la apelación a la emoción y a la creencia personal».

Además de esto, también suena: ¿será que Trump es un ser hipernormalizado u otro producto de la realidad alterada por los medios de comunicación? ¿Es un empresario convertido en presidente gracias a los favores de la Big data, es decir, de los más avanzados dispositivos de ingeniería social, marketing y psicometría de punta?

Parece que el día a día se ha vuelto en un grotesco reality orwelliano, en el que una ola de violencia ya no se avecina, como se suele decir cuando se espera lo peor, sino que está en pleno desarrollo.

Detrás de todo el efectismo y accionar espectacular y grandilocuente de Trump, éste emerge como un gran maestro de ceremonia en el que la distracción tiene un papel preponderante. Asimismo, es la imagen que viene a consolidar el cinismo como forma y fórmula política, subordinando el verdadero debate e incluso ocultando los hechos más importantes, tal y como si se sacudieran banderas multicolores a modo de distracción para no ver lo que realmente está pasando detrás del aturdimiento.

Lo cierto es que Trump ha retomado con fuerza las narrativas históricas estadunidenses de lo antiinmigrante y proteccionista, también ha revivido políticas de gobierno del Estado-nación del siglo XIX, como el caso del muro en la frontera con México (al 11 de marzo La Jornada reseñó que van cerca de 600 ofertas de contratistas procedentes de distintos lugares del mundo[1]), mecanismo fronterizo que en el imaginario de hace dos siglos, se pensaba que “garantizaría” la protección de los ciudadanos dentro de las fronteras del Estado-nación; Lo que otrora resultaba un pasaporte visado hoy lo es el muro, que también funciona “como paliativo, consuelo psíquico por la pérdida y el declive de la hegemonía”, como bien apunta Wendy Brown en su libro Estados amurallados, soberanía en declive.

Todo esto ocurre mientras los medios de comunicación intentan convencernos de que Trump es un presidente anti-establishment, puesto que en sus promesas de campaña hasta se coló cierto discurso contra el aparato militar industrial; asunto que se cayó por su propio peso con los recientes bombardeos unilaterales en Siria, Afganistán y las ya de por si conocidas controversias con Corea del Norte. No basta hacer una gran arqueología para encontrar, por ejemplo, su reciente discurso frente a la Asociación Nacional del Rifle en donde garantiza su apoyo absoluto.

Estas acciones nos dicen que Trump, más allá de ser anti-establishment, está más bien peleado con una parte de él y sus aliados económicos, por ejemplo, con ciertos sectores de las tecnologías y demás capitalismo 2.0. La lógica de Trump es la del empresariado inmobiliario que sólo ve el valor a través de la venta de edificios y bienes raíces.

A propósito de lo anterior, tenemos un ejemplo muy reciente[2]; Mark Zuckerberg, representando en este caso a la civilización, ha lanzado un manifiesto político que declara a Facebook como una suerte de Estado digital global para cambiar al mundo e, incluso, como él mismo sostiene, “combatir el terrorismo”, mientras que Trump, asumiendo el papel de la barbarie, niega el paso a ciudadanos de siete países musulmanes. Pareciera que esta disputa evidencia que el sistema tiene problemas entre las tensiones (globales, locales y nacionales) en donde participan tanto las economías de las tecnologías, como las representadas por los Landlords, que es lo mismo decir señores de la tierra o el empresariado inmobiliario al que pertenece Donald Trump.

Lo que nos muestra este escenario es que el capitalismo del siglo XXI, -ese monstruo trasnacional de mafias políticas, corporativas y guerreristas-, tal vez no está tan cohesionado como hemos pensado en los últimos tiempos.

[El escenario y la metáfora como leitmotiv: Trump es el personaje machista que se refiere a Alice, la Reina Roja y Alicia como “trinidad de zorras”, además, es el presidente actor que representa a los sectores de la supremacía blanca y el fanatismo cristiano como correlato. Trump es un clon de la construcción mediática y corporativa, de reproducción genética, metafórica y material de toda una clase que no representa en lo más mínimo a las fuerzas anti-establishment. Más que tratarse de un sujeto que viene a cambiar el modelo neoliberal, aparece para moldear las piezas del juego existente con un movimiento propio que responde a sus intereses, a su conveniente “cambio” de estilo político y círculo de influencias económico-políticas. Es un hecho que no hay un Trump antes y uno después. Es el mismo antes de que asumiera la presidencia y ahora como presidente. No hay diferencia alguna entre los realities en los cuales participó y los comportamientos y demás estilos que ha tomado su discurso tras la reciente responsabilidad adquirida como presidente de Estados Unidos].

La política imperial en desarrollo, según el estilo Trump, está cada vez más cercana a las narrativas del apocalipsis zombi hollywoodense antes mencionado, lo cual le da razón a aquel axioma de que los productos culturales son hijos de su época.

Parece que hay una necropolítica republicana en ciernes, en el sentido de que cada vez se agudiza el hecho de que Estados Unidos y sus aliados políticos alrededor del mundo, amparados en la lógica del jefe mayor –es decir, del imperio–, deciden quién vive y quién muere.

3.- Antecedentes de la necropolítica racista

Uno de los ejemplos de esta necropolítica republicana, lo podemos hallar en sucesos de la historia contemporánea, en específico, en el caso del huracán Katrina (2005) y sus devastadores efectos en la ciudad de New Orleans. En este hecho, el pueblo, en espera de la atención gubernamental que llegó días después de la tragedia, fue vilmente criminalizado por los medios. Se siguió mostrado la herida del conflicto racial y sobre todo lo que Hindu Pomeraniec, en Katrina, el imperio al desnudo, racismo y subdesarrollo en Estados Unidos, llama el tercer mundo y el subdesarrollo a lo interno de la nación, representado por la población afroamericana.

Los hechos demuestran que el racismo sigue presente en el gobierno que se decreta a sí mismo ejemplo de democracia para el mundo. Parece mentira que apenas han pasado 49 años desde que el gobierno estadounidense concedió a la población afroamericana los derechos que los blancos tienen desde finales del siglo XVIII. Ese tiempo, frente a la historia, es prácticamente nada, parece que fue ayer.

Estos temas todavía son tabú en Estados Unidos, puesto que de inmediato nos señalan el esclavismo y el genocidio perpetrado a la población afrodescendiente, desde las antiguas plantaciones en el sur del país, hasta la violencia policial del presente en Ferguson. Esto nos sirve para rescatar el discurso estadunidense de adalid de la libertad y la justicia global y cuestionarlo con el siguiente detalle: Estados Unidos sufre la contradicción o aparente dilema de tener un museo del holocausto y no uno de sus propias miserias [3].

Después de haber visto un antecedente del pasado, vayamos al presente y analicemos el entorno del cual tomamos imágenes de la cascada infinita de sucesos alrededor del mundo. Por ejemplo, tomemos el reciente caso de supuestas bandas criminales detenidas por “tráfico de armas” en la ciudad de New York, recientemente reseñada por la prensa del departamento de policía de la capital estadunidense[4].

En los medios que difundieron la noticia, hay un uso del lenguaje que nos remite a ese tercer mundo al interior de los Estados Unidos. Es decir, no veamos el título de la noticia, sino quiénes son mencionados como los criminales y a qué grupo racial pertenecen.

Todavía es más extraña la exposición mediática de dichos decomisos: los medios se refieren a ellos por medio de un relato de decomiso del tercer mundo, que tiene la intensión de exponer cómo las instituciones policiales constituyen su propia percepción de su tercer mundo y quiénes son o quiénes lo representan. Si hacemos un paralelismo con la reciente controversia México-Estados Unidos, o mejor dicho Peña-Trump, en este caso no son los “bad hombres” quienes podrían ser perseguidos, sino los latino & niggers.

Los medios insisten en su “ingenuo” relato; sostienen que estas bandas criminales utilizan sus botines para adquirir joyas y ropa de lujo, como si se tratase de eventuales actores de un video musical. Hagamos un ejercicio, ¿quiénes son los que se adornan con joyas y demás lujos en las narrativas mainstream del hip-hop y reguetón, no son acaso vitrinas del prototipo del negro y del latino? ¿No forma parte de lo que los medios nos venden como la forma o estética de la cultura afroamericana y latina inmigrante?

También hay un señalamiento en cuanto a corredores o lugares en los cuales operan, es decir, se describe un mapa y un territorio en donde están “desplegadas” dichas pandillas. Hay lo necesario para construir un escenario ideal: sujetos, móvil, ideología y territorio, como en el ejemplo de la metáfora que se ha realizado con Resident Evil, sólo que al contrario.

Se trata de más de lo mismo solo que reforzado y repotenciado, hacia lo que el filósofo del desarrollo Juan Carlos Barrón llama «la multiplicación de las violencias», es decir, es el mismo proceso de criminalización de lo que en este caso es o se parece a minorías y resistencias.

Si nos remitimos al ejemplo del huracán Katrina, insistamos en la historia que nos da muestra de las narraciones, aconteceres o formas en que se desarrollan estas agendas de violencia, nos daremos cuenta que no es algo nuevo, puesto que la agenda mediática de hoy, como la de ayer (el pueblo afroamericano muriendo frente a una tragedia), consiste en criminalizar a este sector porque no representa a el tipo ideal civilizatorio estadunidense.

¿Por qué precisamente ahora es necesario para el sistema reforzar la criminalización de los sectores vinculados simbólicamente a las resistencias? Porque si bien el crimen organizado es una expresión de las grandes aglomeraciones urbanas capitalistas (con su economía subterránea, narcotráfico, territorio dominado por pandillas, etcétera), sería un asunto cotidiano o un evento recurrentes que en una ciudad como New York hayan este tipo de noticias referentes a la circulación de armamentos. ¿Por qué hoy se realiza esta exteriorización mediática si ya todos sabemos que los estadounidenses son la población más armada del mundo?

Por lo visto, los cambios en materia de políticas de seguridad interior están teniendo sus efectos, en una primera instancia, a nivel comunicacional.

[Para volver al ejercicio metafórico-cinematográfico: El presidente Trump es un clon del empresario Trump, es decir, no cambia en nada el hecho de que uno sea empresario y haya devenido en presidente, éste es un representante histórico del partido republicano, el mismo que se lavó las manos con Bush hijo frente al desastre de Katrina. El actuar de Trump es un acto performativo, actoral e interpretativo. Como el villano de Resident Evil, Trump es un alto ejecutivo de la corporación, el resto de los secuaces podrían ser los minutemenpostmodernos, cazando alrededor de las fronteras de la corporación, protegiendo a la clase corporativa mientras disparan sin ton ni son al ejército de muertos vivientes que representan a la multitud afroamericana, latina, inmigrante, tercermundista].

4.- Una cosa es EEUU hacia fuera y otra hacia dentro

Es fundamental tener en cuenta que así como hay una imagen de Estados Unidos en losrealities, en el mainstream, en la alfombra roja y en el sueño americano, también hay un surgimiento de los movimientos populares y sociales organizados, enfrentados a otros bloques que representan la ideología excepcionalista imperial, la supremacía blanca, el conservadurismo y el gen sionista que desde tiempo atrás tiene su lugar en la sociedad y en los poderes fácticos estadunidenses de índole político y económico, en este caso bastante documentado por uno de los ideólogos del establishment, Francis Fukuyama, quien en su libro América en la encrucijada, aborda el caso de los neoconservadores, oneocon -en el lenguaje del establishment– y el ascenso de estos sectores al poder y las instituciones estadunidenses.

Esta realidad le habla a la necesidad histórica de la integración latinoamericana, nos reclama no caer en el nacionalismo radical y poco funcional que en ocasiones ha servido para unir y en otras como dispositivo balcanizador. La política exterior de los Estados Unidos históricamente ha alimentado bastante bien y de manera constante las autorreferencias para desmovilizar y desunir, precisamente para que nos veamos solo a través de nuestras realidades nacionales y no como el gran conjunto de naciones que conforman América Latina.

¿Cómo entonces construir nuevas rutas a partir de la situación actual, agendas de solidaridad para  organizar resistencias, como apuntaba reciente desde México el padre Alejandro Solalinde: frente a una aparente “aceleración de todas las contradicciones”?

Una de estas acciones organizativas podría realizarse a través del acercamiento práctico entre movimientos sociales que reconozcan la realidad interna estadounidense. Es imperativo acercarse a estas organizaciones que han estado desarrollándose en medio de las complejidades internas de Estados Unidos, y que incluso tienen mucho qué enseñarnos a los latinoamericanos, puesto que se encuentran en el interior del monstruo y conocen sus entrañas, para evocar a Martí.

5.- Para contribuir al ruido

A veces, las palabras, lecturas, conceptos y acontecimientos vienen a perdernos o a distraernos. Más allá de los lenguajes, las realidades del presente y la caracterización de esos nuevos discursos, el encuentro antagónico sigue siendo el que conocemos y padecemos históricamente: explotadores y explotados, pueblos que pretenden independizarse ante potencias que se imponen violentamente con formas de dominación y esclavitud. Estos apuntes son una excusa, un pretexto para justificar y poner a discusión una idea, una interrogante insoslayable frente a lo que estamos presenciando: la conformación, legitimación y reproducción de movimientos fascistas a gran escala. Justo porque se trata de un nuevo tiempo, tras haber dejado al siglo XX atrás con sus dos guerras mundiales, valdría la pena preguntarse si habrá quién salve al mundo del fascismo y sus guerras en el naciente siglo XXI.

Fuente: http://ciudaddelahoz.org.ve/columnistas/cuaderno-hipertextual/98-trump-y-el-apocalipsis-zombi-cinco-apuntes-sobre-cine-necropolitica-y-racismo-en-estados-unidos

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Constituyente y más democracia

Por Heriberto Rivera

Venezuela, desde los inicios como republica hasta la fecha ha tenido veintiséis constituciones y varios procesos constituyentes, entre los cuales destacan la primera, la correspondiente al año 1811, que marco el nacimiento de la republica, con la separación del yugo español; luego vendrían las constituyentes de 1830 la cual finalizó con la idea Bolivariana de la Gran Colombia; 1858, que acabo con las guerras federales; 1864 marca el segundo periodo del estado federal; 1893; 1901;1904; 1946, 1952; 1958 y la del año 1999.

Todas las constituyentes, fueron el resultado de una ruptura política, de la violencia, de eventos productos del quiebre institucional de cada momento. A excepción de la constituyente del año 1999, cuyo llamado y consulta lleva de forma irrefutable la impronta democrática del comandante Hugo Chávez.

La Constitución del año 1961, no previo la posibilidad de convocatoria de una asamblea constituyente, pues ésta nació inspirada en el modelo de la constitución de 1947, como resultado de una constituyente exclusionista.

Como resultado de la asamblea constituyente del año 1999, se ponía fin a la etapa del llamado pacto de fijo, es decir al estado democrático centralizado de partidos, el cual se mantuvo por espacio de cuarenta años, del estado de partidos se pasó a la partidocracia, pues los partidos se olvidaron que eran instrumentos para la democracia y no su finalidad; dando paso, dentro de una construcción polémica, al Estado democrático participativo y protagónico.

El llamado a Constituyente, realizado en forma pujante y valiente por el Comandante Chávez, significo un evento de gran trascendencia política, pues hasta la fecha, ningún presidente electo se había emprendido a realizar tal llamamiento con la finalidad de refundar la republica.

Lo anterior se puede comprobar, al revisar la documentación como lo es la certificación de la sentencia de la sala política administrativa de fecha 19-01-199, cuando afirma “del Decreto N° 3 diligentemente, como afirma lo hizo el mencionado organismo comicial, dada la circunstancia política especial aunado a la ausencia de precedentes históricos

«…pues se trata de la primera vez en la historia Constitucional de Venezuela que un Presidente Electo democráticamente solicita a la Administración Electoral, la convocatoria a un Referéndum, en las anteriores ocasiones y la historia así lo verifica los Presidentes convocaron la Constituyente y luego designaron a los Miembros del Poder Electoral, quienes sólo tenían facultades ejecutivas.»

De esta forma, los adversarios de convocar al pueblo a la constituyente, los enemigos de ayer, hoy son los mismos que se oponen al proceso constituyente; al respecto la anterior sentencia citada también estableció que al hacer referencia al referéndum convocante dice

que en el contexto de la propuesta se perfecciona y amplia el derecho a la participación pues, la facultad de postular no la ostentan solamente las organizaciones políticas, ni el derecho a ser elegido se materializa a través de la postulación formulada por los partidos políticos, como lo establece la Ley Orgánica del sufragio y participación política”.

La nombrada sentencia constituye un importante precedente con carácter de jurisprudencia, pues el comandante Hugo Chávez, con solidos argumentos logro que el Consejo Nacional Electoral consiguiera activar el articulo 181 de la Ley orgánica del sufragio y participación política para llamar a referéndum e iniciar el evento constituyente. Sin duda un acto de denuedo, trascendental e histórico en la política venezolana y de Latinoamérica.

Por otro lado, también es necesario afirmar, que el proceso constituyente de 1999 fue un proceso inconcluso, pues debido a los apremios del momento, no llego a profundizar en diversos temas de interés fundamental para la transformación de la republica; sin duda dicho acto ha permitido avances, pero todavía se esta en deuda con la sociedad.

En ese momento, se puede afirmar, que la mayoría de los constituyentitas seguían representando a los partidos políticos, a las elites del momento a pesar del esfuerzo realizado para ampliar la participación del gran conglomerado de la gente.

En el contexto de hoy, el proceso revolucionario, es asediado constantemente por lo enemigos de siempre, por quienes intentaron acabarlo en el año 2002; a nivel internacional la escalada es aun mayor, desde organismo multilaterales y regionales se ataca y se difunden informaciones intencionadas contra la revolución Bolivariana; la agenda de la violencia hace desastres en las calles, las redes sociales expanden confusión y terror.

Ante esa escalada de violencia, que socava la tranquilidad del pueblo, que niegan el dialogo, el gobierno Bolivariano, hace de nuevo el llamado a realizar una asamblea constituyente, hace un llamado al poder constituyente que reside no en las elites de siempre que han secuestrado las instituciones, sino el poder constituyente del pueblo organizado.

Así, como en el pasado, los partidos políticos se imponían por encima de las comunidades para postular sus candidatos a la asamblea constituyente. Hoy por el contrario, el pueblo reclama más participación, más democracia protagónica, una democracia más radical, pues es un pueblo altamente politizado que sabe que los problemas de Venezuela se resuelven con más democracia.

En la actual convulsa coyuntura, se hace necesario expropiarle la constituyente a las elites y apropiárnosla como pueblo; es un momento pleno e histórico popular; es el momento en que la dinámica histórica recorrida desde 1999 que marca el gran parto, nos reclama repensar el país, que descarte en la medida de lo posible una confrontación bélica.

En consecuencia, la constituyente actualmente planteada, en primer lugar debe servir para evitar salidas de fuerza que generan rupturas políticas constitucionales, pero a la vez, debe ser un espacio para profundizar los cambios que permitan radicalizar la democracia, para cambiar todo lo que deba ser cambiado, y no para dejar las cosas tal y como están.

El pueblo chavista, el chavismo silvestre, también esta harto de politiquería, y reclama que el proceso constituyente debe ser hacia adentro, con acciones que permitan liberar las ataduras y trabazones que desde hace tiempo vienen impidiendo la profundización del proceso revolucionario.

Por ultimo, constituyente por mas democracia, en el contexto del momento actual, debe superar donde no sean los partidos políticos los únicos vehículos de participación popular ni sean la únicas sociedades que puedan asumir el proceso constituyente, para hacer honor y realidad al Estado participativo y protagónico

Hoy existen nuevas organizaciones, en lo sectorial y territorial que inducen nuevas formas de participación política. Hacer lo contrario sería colocarnos a la espalda de la realidad y de la historia como emula del tiempo. Constituyente por más democracia.

hriverat1@hotmail.com

Artículo enviado por su autor a la redacción de OVE

Imagen tomada de: https://www.aporrea.org/imagenes/2014/12/constituciondevzla.jpg

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En Venezuela: Rectores y estudiantes le hablarán al país desde la UCAB

América del Sur/ Venezuela/ Prensa UCAB

Este martes 2 de mayo, los rectores de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Cecilia García Arocha; Universidad Simón Bolívar (USB), Enrique Planchart;  Universidad Monteávila, Francisco Febres-Cordero Carrillo; Universidad Metropolitana (UNIMET) Benjamín Scharifker; y Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Francisco José Virtuoso, realizarán un encuentro público para ofrecer sus reflexiones en relación con los sucesos que ocurren actualmente en el país.

 En el evento, denominado “De la Universidad al país”, las autoridades de las principales instituciones de educación superior de Caracas y representantes estudiantiles comentarán sus impresiones sobre la situación política y social y brindarán algunas luces sobre las posibles vías de solución a la conflictividad nacional.

Así mismo, rendirán homenaje a todos los caídos víctimas de la represión del Estado durante las protestas del mes de abril.

 El foro “De la Universidad al país” se realizará a partir de las 11:00 a.m. en el Aula Magna. La entrada es libre.

Fuente: http://elucabista.com/2017/04/28/rectores-le-hablaran-al-pais-desde-la-ucab/

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Martin Almada, Premio Nobel Alternativo “La tarea sigue siendo: despertar al dormido, organizar y movilizar a los despiertos”

Radio Os Irredentos

 

 

En enero de este año, Radio Os Irredentos tuvo la oportunidad de entrevistar en Chile al Premio Nobel Alternativo, al abogado paraguayo, Martin Almada. Almada, reconocido por su trayectoria en la defensa de los derechos humanos, fue quien descubrió en Paraguay, en 1992, lo que la prensa denominó los “Archivos del terror”.Hoy estamos viviendo tiempos complicados en muchos países, no sé respetan los derechos humanos ¿Qué piensa Usted?

 Estamos nosotros en una época muy especial de la historia en donde se registra la mayor cantidad de resoluciones de las Naciones Unidas, de la Iglesia Católica, no católica, sobre la defensa de los derechos humanos. Al mismo tiempo, es la época en donde no se cumplen nada de esas recomendaciones. Por ejemplo, yo diría más bien que la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que se hizo en el 48, es la Declaración de las Necesidades Humanas. Sin embargo, es una simple declaración, no hay mandatos. Si los gobiernos no cumplen, no cumplen. Nadie los obliga. Entonces, estamos en una época de mucha hipocresía, hipocresía moral. Yo pienso que estamos viviendo una época de crisis moral.

En Brasil hubo un golpe blando y hoy está el golpista Temer en el poder ¿Cómo ve la situación de Brasil?

El tiempo cambio, estamos en otra era de la historia, en donde los presidentes, por ejemplo el presidente de Brasil, son instrumentos de otros poderes.

Yo para entender el problema de Brasil en América latina, trato de leer la historia del pasado, yo trato de leer filosofía y el sabio Heráclito decía que lo único permanente es el cambio y entonces, el cambio viene. Y yo digo no más, la critica que le hago yo a los políticos chilenos, brasileños o al imperio, digo yo que todo imperio tiene una existencia efímera, tiene un tiempo y desaparece; eso nos muestra la historia. Entonces, yo pienso que estamos nosotros en la etapa final del neoliberalismo.

Yo tengo mucha esperanza porque así como Darwin descubrió la ley de la naturaleza, Marx descubrió la marcha de la historia y la marcha de la historia qué dice: todo es cambio, nada es definitivo, nada es sagrado, excepto el cambio; y que todo imperio tiene esencia efímera.

¿Qué hacen las universidades brasileñas, para defender la democracia Brasileña? nada, al menos no se nota, a lo mejor se hace, pero no sale en la prensa.

Pero Estados Unidos sigue a la ofensiva, interviniendo aquí, allá….

Norteamérica sigue siendo el país con poder militar más fuerte del mundo, pero económicamente EEUU está en la lona, tiene cuentas, tiene la cuenta más grande del mundo, le debe a China. Entonces, las cosas cambian, esto no va a ser eterno.

Yo digo “todo es relativo” porque ya no es la potencia que tenía plata y arma, ahora tiene arma y no tiene plata y aumenta más la cantidad de pobres y ellos tienen que resolver ese problema y no lo pueden resolver. Entonces, hay que leer un poco la filosofía, la historia, la historia de los pueblos.

Yo voy a decir algo grave, el mundo cambio a la luz de lo que tú dices que ellos ocupan aquí ocupan allá.

Yo he visto en los diarios en mi país, que el Sr. Trump va a eliminar la política de salud para los pobres en EEUU que Obama sacó y Trump dijo “no, yo voy a eliminar eso”. Entonces, por otra parte el gobierno cubano le dice a Obama, “nosotros les ofrecemos médicos” y ellos aceptaron ¿Se da cuenta de la contradicción? Entonces, nosotros tenemos que aprender a manejar la contradicción; y manejándola, nosotros podemos establecer la correlación de fuerzas.

Si pudiera, ¿Qué le pediría al presidente Trump?

Yo tengo un plan secreto, que ahora es público; el 20 asume Trump, el 21 le voy a mandar una carta, vía embajada, y le voy a pedir que cierre la Escuela de las Américas. Hay que cerrar la escuela de las Américas allá y convertir eso en una escuela útil, una escuela para la paz y la comprensión internacional de la paz y defensa del ambiente, por ejemplo ¿Quién tiene que hacer eso? nosotros tenemos que impulsar eso. El derecho de vivir en paz significa denunciar lo que provoca la guerra.

Y vemos que los militares norteamericanos son ignorantes, imaginase lo que hicieron en Libia, mataron al presidente y saquearon, mataron, destruyeron todo.

Yo estuve en Francia hace poco y están así con las armas los franceses; tienen miedo a que vengan y los maten a ellos. Porque en un lugar turístico de Francia, donde vienen muchos extranjeros, estaba un árabe vendiendo helados y vino la policía a comprar helado de ese árabe. Todo el mundo tomando helado, hacía calor. Cuando hubo una cantidad mayor de gente dejó su helado ahí, su carrito de helado, y a una cuadra apretó un botón y explotó y murieron todos. Entonces los franceses están llorando ahora, enojados contra los extranjeros, contra los árabes ¿qué le pasa a los árabes? le están pasando la factura. No aprendieron la lección los franceses porque ellos tenían la idea de colonia y tienen que terminar con la idea de colonia.

¿En estos tiempos complejos que nos recomendaría usted?

Yo pienso que la primera recomendación que yo daría es leer, reflexionar y difundir el Foro de Bilderberg(*). Ahí se reúnen las grandes multinacionales, se reúne la CIA, los ejércitos, ahí hace parte Kissinger también.

En ese foro, se define lo que va a ocurrir en el mundo o de lo contrario van a ver otra vez nuevas lamentaciones.

Nosotros tenemos que evitar que hayan mas mártires, evitar que la gente muera; no más mártires, si no que hayan dirigentes sociales, defensores de los derechos humanos, pero que vivan luchando, no muriendo, porque este sistema actual es liquidar.

El caso de Berta, en Honduras. Berta es un caso de una dirigente destacada que molesto al régimen.

Entonces yo recomiendo, hay que saber quién es el amigo, quién es nuestro enemigo y quién es nuestro aliado. La segunda recomendación, esa no es mi recomendación, es lo que leí de Paulo Freire. Decía Paulo Freire: “nosotros perdemos tiempo en ver nuestras diferencias”; él es lindo, yo soy feo, él es alto y yo soy petiso, en fin. El problema no pasa por la diferencia, el problema pasa por la cuestión de clase, el antagonismo; él es rico yo soy pobre. Ese es el tema, los de abajo vamos contra los de arriba. No hay izquierda ni derecha, no somos ni de izquierda ni de derecha; nosotros somos los de abajo y vamos en contra los de arriba. Toda la ideología está en crisis ante una realidad tan cambiante.

Tercera recomendación: la lucha de clases, con todo lo de la historia decía Marx, porque cuando leemos a Marx la lucha de clase es el pobre contra el rico ahora es al revés; el rico contra el pobre que persigue; es al revés ahora la lucha de clases. Los dueños de las minerías, por ejemplo, los dueños de las tierras que compran; son los ricos contra los pobres. Entonces, la lucha de clases cambió, ya no es más el pobre contra el rico. El pobre trata de sobrevivir, aguantar y soportar, y el pobre tiene miedo y los otros actúan. Entonces, la lucha de clases es el rico contra el pobre, la persecución de los ricos contra los pobres. Por ejemplo, Chico Méndez, yo tengo el Premio Chico Méndez ¿quién es chico Méndez? es un pobre ¿y quién le mató? orden de los ricos ¿y quién mató a Chico Méndez? pobres que recibieron órdenes de los ricos, porque los está molestando. Entonces la lucha es ahora, los ricos contra los pobres a través de los sicarios, las fuerzas paramilitares, otra fuerza.  

¿Qué más cree es necesario hacer en estos tiempos complejos?

Tenemos que organizarnos. Por eso me alegra que me cuentes que tu organización es un grupito pequeño. Alguien decía, no recuerdo quién, “lo pequeño es hermoso”. Entonces lo que hace un barrio, que tengan sus radios, que tengan sus medios de comunicación, sus lugares de reunión, de análisis de la situación, eso es muy importante. Me parece que por ahí pasa el cambio, por ahí viene el sueño nuestro de la patria grande. Ahora, hace seis meses, en Argentina echaron a Monsanto en Córdoba. Es posible combatir a estos gigantes, o sea hay cambios, por eso hay que buscar medios alternativos de comunicación, la pequeñas movilizaciones producen cambios de verdad.

El presidente de Argentina, Macri, fue aun pueblo, hace ocho días, y le tiraron piedras, le rompieron todo, salió en los diarios. La comunidad le tira piedras al presidente. ¿Qué hizo el presidente?, se corrió.

La tarea hoy sigue siendo despertar a los dormidos, organizar y movilizar a los despiertos.

En una entrevista usted comentó que el Cóndor sigue volando…

Bueno yo dije el cóndor sigue volando ¿por qué? porque encontramos unos documentos militares secretos, que tengo acá, donde un militar paraguayo le dice a un militar ecuatoriano, año 97, literalmente: “Aquí le mando la lista de los subversivos paraguayos pedidos por Usted para elaborar la lista de los subversivos de América latina”.

El presidente Lagos dio la bienvenida al Cóndor II en Chile. Y yo leí y re leí lo que él dijo y por lo visto este señor, yo no lo conozco, me imagino no más yo, que hizo mucho esfuerzo, alguien le habrá hecho el discurso, él quería decir las cosas y no dice, iba a decir y no dice y en el fondo no dice nada, no se comprometió para nada, pero le dio la bienvenida a los militares.

Anteriormente, se formaban a los que dieron el golpe en Chile, fueron formados en las Escuelas de las Américas, ahora en el Fuerte Benning, y ahora se vienen a instalar acá. Yo estuve en Concón, estuve gritando contra las tropas norteamericanas instaladas aquí en Chile.

Imagínese el atrevimiento y como la sociedad, como el congreso chileno, se calla, hay una Comisión de Defensa y nadie dice nada.

Nuestros pueblos tienen que fortalecer la dignidad, defender la soberanía de nuestros pueblos; hay que vivir dignamente ¿Qué quiere decir dignamente? dignamente quiere decir: el respeto mutuo, el respeto a los derechos humanos, que se cumpla la ley y que paguen todos los impuestos.

Yo soy miembro del jurado que da un premio en derechos humanos en Colombia y entonces, yo voy allá y veo la televisión y macana. Hago un esfuerzo por ver la televisión por un problema a la vista y entonces me acuerdo de Chávez que dijo “la televisión tiene que fortalecer las tareas escolares hechas durante el día”. Cuando fui a Venezuela vi un letrero grande que decía: “Dios perdona, pero la ignorancia no”.

Y termino con esto, Josué de Castro, escribió en el año 60, “los ricos no pueden dormir de noche porque les tienen miedo a los pobres y los pobres no pueden dormir en la noche porque tienen hambre”.

Finalmente, Usted estuvo recientemente en Moscú, Rusia, donde se realizara el Mundial de Fútbol ¿Rusia es un país enemigo?

Claro que no, es un país hermano como todos los demás y debe ser respetado. EEUU debe terminar con sus deseos de ser amo del mundo y de inventar enemigos. Cada pueblo, cada nación, tiene derecho a existir y ser respetada. No es posible, a esta altura del Siglo, por ejemplo, que se siga colocando en las películas estadounidenses que los malos son los rusos, los chinos o los latinoamericanos, un trato discriminatorio, un verdadero apartheid, que viola el artículo 2º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El Mundial de Fútbol, es la posibilidad del encuentro entre los pueblos, y lo que yo espero, como Premio Nobel Alternativo, es que EEUU y Rusia, y todos los países del mundo, se den la mano, firmen su compromiso por la paz. A este respecto hay que tener muy en cuenta el artículo 2º del Estatuto de la FIFA que establece claramente que su misión es “mejorar constantemente el futbol y promoverlo en todo el mundo, considerando su carácter universal, educativo y cultural”.

Nota:

(*) El club, conferencia, grupo o foro Bilderberg es una reunión anual a la que asisten aproximadamente las 130 personas más influyentes del mundo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=225918

Imagen tomada de: http://www.elpais.cr/wp-content/uploads/2016/05/Mart%C3%ADn-Almada.-Foto-unr.edu_.ar_.jpg

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