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La sombra de los libros de texto

Por: Alberto Sebastián Barragán

Los libros de texto son prioritarios para el aprendizaje. Según su época, contenido o finalidad han tenido muchos nombres, desde: Manual educativo, Libros elementales, Florilegio, Silabario, Compilación, Colección, Miscelánea, Epítome, Compendio, etcétera; sin embargo, hay que rastrear sus orígenes para comprender su situación actual, en específico, en estos momentos del sistema educativo mexicano.

Desde el siglo XVII Juan Amos Comenio esbozaba la trascendencia de los libros escolares, para mejorar las actividades de enseñanza y optimizar el aprendizaje de los educandos. Proponía que los libros estuvieran en forma de diálogo para favorecer el entendimiento de los niños, y que desarrollaran procesos cognitivos desde el lenguaje escrito.

Más de un siglo después, y una vez terminada la revolución francesa, se erigían proyectos educativos para inculcar los valores republicanos de libertad, igualdad y fraternidad. En 1791, Charles-Maurice de Talleyrand presentó un informe sobre la instrucción pública, donde se declaraba la importancia y necesidad de los libros elementales, para construir verdades universales y ahorrar los esfuerzos para aprenderlas.

Durante todo el siglo XIX, los libros escolares se convirtieron en insumo del nacionalismo, al nivel de las monedas o los símbolos patrios, los libros de texto constituyeron elementos de identidad nacional. En muchos países, y en el nuestro, nacieron los sistemas educativos y establecieron los principales ejes de la tarea educativa de cada nación.

Desde 1821, nuestro país tuvo un largo proceso de luchas entre proyectos de nación, hasta que a finales del siglo XIX se estableció el porfiriato, un régimen dictatorial que generó desatinos, pero también desarrolló la ruta de proyectos positivista que mantenían la formación normalista de docentes, la universidad pública, y la educación primaria con textos escolares para los alumnos.

Después de la revolución mexicana, y con la modificación del artículo tercero, José Vasconcelos impulsó la creación de una Secretaría de Educación Pública (SEP), la cual contaba con tres departamentos: el Escolar, el de Bibliotecas y Archivos, y el de Bellas Artes. Desde hace casi cien años se consideraba relevante el acceso a la educación y a los libros, para ir cultivando la alfabetización y el conocimiento de los mexicanos.

El secretario particular de José Vasconcelos, fue un joven escritor, quien a su temprana edad ya contaba con obras literarias publicadas: Jaime Torres Bodet, quien vivió el nacimiento de la SEP, y posteriormente, entre 1922 y 1924, fue director de bibliotecas de la SEP. En los gobiernos de Álvaro Obregón, Lázaro Cárdenas y Manuel Ávila Camacho, se realizaron proyectos educativos para dotar a los alumnos de cartillas de alfabetización y libros escolares.

La prioridad de esas primeras décadas de la SEP, había sido la cobertura de educación primaria. En esa construcción de escuelas y prestación del servicio educativo público, se impulsaba también la distribución inicial de libros escolares. La creciente población escolar fue agudizando la demanda de espacios y de materiales educativos. Desde 1920 el mercado de libros de texto estaba competido por empresas de Estados Unidos, Francia, Alemania y España. Para la década de los 50, se habían consolidado las firmas españolas, tanto por la cercanía del lenguaje, como por la residencia en México de españoles y nuevos exiliados del régimen franquista, apoderándose del mercado de manuales escolares.

Para la segunda gestión de Torres Bodet como secretario de educación, en 1958 se puso en marcha el Plan de Once Años y se fundó la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos (CONALITEG). El gobierno mexicano se convirtió en autor, editor, impresor y distribuidor de libros escolares. Un rasgo notable de esta comisión fue la unificación de contenidos, y el tiraje masivo de ejemplares para todos los alumnos de escuelas públicas. Esta política educativa acentuó el papel social del estado educador, y disminuyó la influencia de las editoriales españolas.

Desde la década de los 60 hasta finales de los 90, la CONALITEG mantenía la producción de Libros para alumnos, Libros en Braille, Materiales para maestros, Antologías de Educación Normal, Libros por entidad, y una diversa producción editorial. En todo momento, la producción de libros de texto acompaña la aplicación de reformas curriculares, y los libros de los alumnos se vuelven un insumo central para la aplicación de las modificaciones a los programas escolares.

Ya para 1997, se impulsó la entrega de libros gratuitos para estudiantes de secundaria, los cuales actualmente son comprados por la SEP a editoriales privadas. Y desde 2014, se anunció que habría entrega de libros de texto gratuito a los alumnos del bachillerato obligatorio.

Sin duda, los libros escolares en México, han sido un ejemplo de reconocimiento internacional. Han sido una empresa titánica que ha favorecido el proceso de alfabetización y desarrollo académico de nuestra sociedad. Sin embargo, hay muchos elementos por revisar. No hay que perder de vista que el nacimiento de la CONALITEG generó límites al enriquecimiento de particulares españoles de la industria editorial a costa de la educación pública; pues, en estos momentos de reforma educativa, se cocinan los textos que pondrán en marcha el nuevo modelo educativo. Y no se han anunciado modificaciones, ya que le seguirán vendiendo libros a la SEP dos casas editoriales: Fernández Editores y Grupo Editorial Santillana, ambas de origen español. La sombra de los libros de texto sigue ahí.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-sombra-de-los-libros-de-texto/

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¿Era del Aprendizaje? Educación para la interacción permanente

Por José Luis Jaimes Rosado

Durante la segunda década del siglo XXI confluyen elementos constitutivos de cuatro eras: información, comunicación, conocimiento y aprendizaje.

La era de la Información permitió que cada individuo realizara internamente concepciones y referentes de su entorno. La imprenta, detonador productivo de libros y nuevo sentido para la necesidad lectura-escritura, fomentó procesos unidireccionales (emisor-receptor) con base en principios físico-químicos, como la impresión, con recursos tecnológicos mecánicos. La característica epistemológica fue el pensamiento lineal: todo es de principio a fin, por una ruta determinada para su uso y en orden cronológico.

Durante la última década del siglo XX, este proceso toma vigencia con el uso de la computadora y envíos de correos electrónicos y compartición de archivos. La finalidad de los sistemas instruccionales es saber producir, de lo que resultan grupos sociales que cumplen objetivos dictados, metas fijadas, fines impuestos: preparar para obedecer.

La era de la Comunicación fomentó que los integrantes de una sociedad intercambiaran ideas, pensamientos y sentimientos. El descubrimiento de la electricidad aceleró la recepción de mensajes y posibilitó la reciprocidad y la prontitud de respuesta en el mínimo tiempo posible. Desde la codificación del telégrafo hasta el código binario computacional se materializó la concepción biológica de “sistema”.

Las aplicaciones tecnológicas fomentaron el pensamiento cartesiano en línea recta con un eje, en un plano con dos ejes y en el espacio con tres ejes. El objetivo de los procesos de enseñanza se perfiló a reproducir, se preparaba para saber hacer: multiplicar para ganar.

La era del Conocimiento, resultado del ciudadano informado y comunicado, consiste en comprender ideas, sumar experiencia y aprovechar entornos. Ante la posibilidad exponencial de obtener e intercambiar datos, con el único límite práctico de la perseverancia, los acontecimientos mundiales son referidos localmente en los aspectos económicos y culturales. Los referentes de origen teórico comienzan a encontrar validez de existencia en la medida que se conviertan en confort y los procesos se presentan bidireccionales indirectos, la comunicación es utilizada para lograr reacciones de consumo político, ideológico, religioso, comercial, etcétera; se pretende convertir a la persona en consumidor o adepto.

Las nociones sobre “individuo” desde la sicología y sus “grupos” desde la sociología son encauzados con tecnología para producir, tecnología para organizar y tecnología para comunicar, factores que desarrollan el pensamiento reactivo. El propósito educativo busca desarrollar la innovación para el aprovechamiento: capacitar para la utilización absoluta de recursos y la obtención de plusvalía máxima.

La era del Aprendizaje se está conformando por personas de pensamiento complejo a través de la Inteligencia Tridimensional para la transformación de los entornos. El proceso información–comunicación–conocimiento, digitalizado en programación binaria y al alcance de la mano (touch), constituye individuos reflexivos que se asumen en “un todo”, por lo que se saben protagonistas de la realidad desde un pensamiento tridimensional: lo cognitivo, lo afectivo, la arquitectura de conocimiento. En tanto que la comunicación se ejerce interdisciplinariamente, la tecnología cibernética libera y a la vez controla la intención participativa. Los procesos educativos tienen el propósito de aprender para la intervención evolutiva: desarrollo del ser y su convivencia contextual.

En el siglo XXI, el contexto educativo debe reconocer que la información ha sido elemento estático de posesión individual; la comunicación, procesos compartidos que trascienden en tiempo y espacio desde intereses particulares de grupo; y el conocimiento, directrices para la producción, la instrucción política y el comercio cultural. Así, los procesos en la era del Aprendizaje se deben instrumentar para desarrollar personas capaces de intervenir su entorno a través de la generación de individuos en plenitud, aptos para la interrelación permanente con su entorno social y natural, según las condiciones de tiempo, lugar y circunstancia.

Fuente del Artículo:

http://www.excelsior.com.mx/opinion/columnista-invitado-nacional/2018/01/01/1210889

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La sabiduría de un profesor

por: Manuel Gil Antón

Terminemos el año en un salón de clases. Es una escuela pública en una población marginada. Sin perturbar lo que acontece, podemos acercarnos — gracias a la investigación de Amira Dávalos— a la maravilla del aprendizaje, al ocio de un docente que aprende, cada día, de su trabajo y se arriesga dejar la posición del que todo sabe para que el conocimiento surja.

Y comprender la aberración que significa lo que dicen las autoridades: “cualquiera (que pase el examen) puede enseñar”. Son muchachos de cuarto año, y la dinámica que ha propiciado el maestro es “la escritura autónoma y colectiva de carteles publicitarios para la venta de productos en la comunidad. La redacción fue responsabilidad de los niños”. A partir de un intenso debate, se pusieron de acuerdo en “qué decir”. Luego, en “cómo decirlo”. Esto es, “seleccionar con cuidado las palabras que comunicaban las ideas”.

El resultado es este cartel que ahora copio de la imagen que Amira incluyó en su trabajo: PINTURAS MAGICAS. TUS PINTURAS QUE AS DECIADO EN TU VIDA RESIVE UNA BOLSA DONDE PODRAS ECHAR TUS PINTURAS COMO LABIALES, ENCHINADOR, RIMEL, MAQUILLAGE Y ETC Y SI COMPRA DE UNA REGALAMOS UNA GRATIS Y SERAS LA MA HERMOSA COMO LO QUE HAS DECEADO Y SERAS LO QUE TE ARA SONREIR. SOLO EN TIENDAS DE ACCECIOROS. Lo que sigue es genial: “el docente vio los errores ortográficos, pero en lugar de corregirlos o mandar al diccionario” los felicitó por las ideas que habían acordado y propuso revisar el cartel la siguiente clase.

“Al siguiente día, los niños entusiasmados emprendieron la revisión colectiva. Discutieron las escrituras y las validaron según aparecían escritas en otros textos (incluido el diccionario). Produjeron una nueva versión del cartel: PINTURAS MÁGICAS. LAS PINTURAS QUE SIEMPRE HAZ DESEADO EN TU VIDA. SON ÚNICAS Y ORIGINALES. INCLUYE: LABIAL, MAQUILLAJE, ENCHINADOR, RIMEL, LAPIZ DE MAQUILLAJE Y BRILLOS, QUE TE HARAN DESLUMBRAR. AL COMPRAR ESTOS ACCESORIOS TE OBSEQUIAMOS UNA BOLSA. COMPRA YA.

“Esta segunda versión, comenta la investigadora, no solo integró las reflexiones ortográficas, sino también las reflexiones sobre la distribución gráfica del texto y el uso de puntuación. Se trata de un caso alentador de producción textual con sentido comunicativo y social legítimos.

Fue una fortuna encontrar a un docente que se animara a ‘perder el control’ y devolviera la responsabilidad del aprendizaje a sus alumnos.

Este docente ayuda mostrar la importancia de la interacción entre pares (se privilegia la interacción maestro-alumno) acerca de lo que se lee y escribe para favorecer la conceptualización de los procesos involucrados en el quehacer del lector y escritor. Este valor no estaba previsto por el docente, pero ciertamente su valentía para proponer otras prácticas de escritura ayudó a que sus alumnos reconocieran que la elaboración de un texto requiere varios momentos (planeación, redacción, revisión, corrección). Aunque no quede perfecto.

Cualquiera pensaría que era obligación del profesor mostrar las faltas de ortografía de inmediato. Con la intuición que el ocio otorga, supo que era importante respetar lo conseguido por los alumnos, darle su lugar y, al día siguiente, sin que mermara su contento, aprovechar los errores ortográficos para que averiguaran si estaba bien escrito, expresado, ordenado lo que querían decir. ¿Qué examen puede medir esta destreza, la belleza del cuidado para no confundir forma con fondo, y aprovechar la forma para aprender, de cada error, algo valioso?

Ninguno. En la evaluación, impuesta al magisterio, este colega resultó insatisfactorio. Nada más falso: la que no es idónea es la evaluación, y la concepción de la docencia que subyace a los reformadores que ignoran tanto, aunque creen saberlo todo.

Fuente del Artículo:

La sabiduría de un profesor

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La gamificación, un juego muy serio

Por: La Vanguardia

  • Si hacemos del aprendizaje algo lúdico y le añadimos las múltiples posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías, los resultados positivos en las aulas y en los alumnos no se hacen esperar.
  • Quién no ha escuchado o, incluso, verbalizado alguna vez eso de “Niño, deja ya de jugar y ponte a estudiar”. La manida cantinela de la educación paterno-filial está perdiendo autoridad gracias a multitud de estudios que demuestran que el aprendizaje, a través del juego, es más eficaz que el que se realiza “hincando los codos”. Obligar al alumno a aprender de memoria unos datos que le resultan poco o nada significativos, solo consigue alejarle del aula.

    Todo cambia cuando jugamos. Aprendemos sin darnos cuenta. ¿Se imaginan aprender geografía a través de un juego de zombies? ¿Suena divertido, verdad? Pues existe. Zombie-Based Learning (ZBL) es un proyecto educativo de David Hunter, exprofesor de la escuela Bellevue Big Picture (Seattle). Hunter creó una narrativa apocalíptica para la enseñanza de una asignatura tan árida como esta y en 2015 se hizo con el “Outstanding Support for Geographic Education”, un galardón que otorga anualmente NCGE (Consejo Nacional de Educación Geográfica).

    Esta organización, sin ánimo de lucro, se constituyó en 1915 con el objetivo de mejorar el estado y la calidad de la enseñanza, y el aprendizaje de la geografía en Norteamérica.

    ¿Te imaginas aprender geografía mediante un juego que simula un apocalipsis zombie? Pues esa posibilidad ya existe y ha demostrado tener mejores resultados que memorizar listas de ríos y cordilleras

    Y es que si hacemos del aprendizaje algo lúdico, y le añadimos las múltiples posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías, los resultados en las aulas no se hacen esperar. Los expertos aseguran que el juego como método de aprendizaje, desarrolla habilidades y competencias como la motivación, la concentración y el esfuerzo.

    “El juego permite crear una zona segura de aprendizaje donde el error está permitido y equivocarse mola, porque se aprende de ello y se utiliza como base para crear aprendizajes sostenidos en el tiempo”, afirma Sergio Jiménez, cofundador de Gamification World Congress.

    El juego como método de aprendizaje desarrolla habilidades y competencias como la motivación, la concentración y el esfuerzo

    Y, aunque este evento tiene un enfoque más empresarial, las iniciativas en el aula crecen cada día. Class of Clans, juego de estrategia online desarrollado por los docentes Javier Espinosa y Carlos Mata Ladrón, fue galardonado con el Premio Nacional de Innovación el año pasado. El juego integra cuatro asignaturas en una misma gamificación que mete a los alumnos en un viaje por el paleolítico, en el que deben sobrevivir y avanzar como civilización en equipo.

    “El juego expone los contenidos reglados de forma vivencial, práctica y divertida, lo que fomenta que el aprendizaje sea realmente significativo y que no se olvide fácilmente”, asegura Espinosa. Y es, en esa participación del alumno en su propio aprendizaje, donde reside gran parte de su éxito. Ya lo decía Benjamin Franklin, “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”.

    “El juego permite crear una zona segura de aprendizaje donde el error está permitido y equivocarse mola, porque se aprende de ello y se utiliza como base para crear aprendizajes sostenidos en el tiempo”

    Y no es el único ejemplo. GamificaTuAula es una comunidad abierta formada por profesores de primaria, secundaria y universidad, que han decidido aunar fuerzas para convertir las aulas de España en territorio de juego. Y eso es la gamificación, una innovación que no tiene que apoyarse necesariamente en las nuevas tecnologías para su implementación. Pongamos por caso la realización de un Escape Classroom (totalmente offline) para el aprendizaje de una asignatura como matemáticas.

    Resolver un enigma o dar solución a un misterio a través de una dinámica de juego (pistas, acertijos, cálculos…) y una narrativa (detener al ladrón, descubrir dónde está la joya robada…), implicaría inesperadamente un incremento de la atención y motivación de los alumnos, que asimilarían más amigablemente los conocimientos, además de desarrollar sus habilidades de comunicación, trabajo en equipo y resolución de problemas, entre otras.

    (Andy Ryan / Getty Images)

    Para todos aquellos que quieran iniciarse en esta metodología, en la plataforma de aprendizaje de Telefónica, www.scolartic.com, pueden encontrar el MOOC, “Introducción a la gamificación para docentes”

    Evidentemente, no podemos negar que los alumnos desmotivados están a la orden del día. Pero en esta guerra contra la desmotivación, el juego cuenta con dos componentes que lo hacen imbatible: la interactividad, que hace a cualquiera protagonista de un universo fascinante, y su capacidad social.

    (Hero Images / Getty Images)

    En este sentido, añade Ángel González de la Fuente, periodista, escritor, reconocido gamer del mundo de la educación, y jefe de Proyecto en Telefónica Educación Digital, “los juegos siempre van a ganar la batalla. Eso sí la victoria nunca es eterna. Hay que reinventarse y tirar de magia e ingenio constantemente”.

    Y para todos aquellos que quieran iniciarse en esta metodología, en la plataforma de aprendizaje de Telefónica, www.scolartic.com, pueden encontrar el MOOC, “Introducción a la gamificación para docentes” en abierto y gratuito donde podrán aprender aspectos como la relación existente entre juego y aprendizaje, cómo diseñar un juego en términos didácticos, los distintos elementos de juego, etc.

    Fuente: http://www.lavanguardia.com/vida/20171215/433642664344/la-gamificacion-un-juego-muy-serio-brl.html

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México: La educación en 2030: así serán las universidades en el futuro

México/18 de Diciembre de 2017/El Tiempo

El mundo está cambiando y con él las formas de aprendizaje de las nuevas generaciones. En respuesta a esta evidente tendencia, más 3.000 especialistas del sector de la educación se dieron cita en México, en la cuarta edición del Congreso de Innovación Educativa, para dialogar sobre el tema.

Pensadores de 17 países analizaron los desafíos que vienen para las universidades, las características que integran el perfil de los estudiantes del futuro y las habilidades que tendrán que desarrollar para enfrentarse al mercado laboral de su época.

Según Salvador Alva, presidente del Tecnológico de Monterrey, el punto de partida debe ser entender que “la educación es una de las áreas que más está cuestionada y que requiere una transformación en el mundo”.

“Hoy damos por hecho que las universidades son indispensables, que son necesarias, y por lo tanto lo único que hacemos son ajustes a lo que hoy tenemos (…) ¿El alumno se adapta a nosotros, a un modelo de hace 3 siglos, o todos nosotros nos adaptamos al siglo 21?”, fue uno de los interrogantes que planteó en la inauguración del evento.

Sobre las tendencias que cambiarían el rol de estas instituciones, Alva fue enfático en decir que la apertura de las comunidades a un nuevo mundo sin fronteras, donde todo es compartido y las ciudades son abiertas y detonadoras de innovación, creará nuevos desafíos para la sociedad.

“Los retos que enfrentamos hoy: cambio climático, migración masiva, inequidad, etcétera. Lo que sí es un hecho es que no se pueden resolver con métodos tradicionales”, planteó.

Conocimientos no para un trabajo, sino para la vida

Amar Kumar, vicepresidente Senior de Efectividad e Investigación en Educación de Pearson, indicó que el peor error que un estudiante puede cometer en la actualidad es aprender estrechamente algo y no prepararse para un aprendizaje que sirva para toda la vida, pues se enfrentará a una larga carrera que cambiará entre 10 o 12 veces durante el tiempo que esté laboralmente activo.

En consecuencia, se debe tener en cuenta que los sistemas educativos actuales son muy rígidos -pues los pequeños entran a la primaria, a la secundaria, la universidad y al mercado laboral de forma rápida- ocasionando que las transiciones entre cada etapa sean insuficientes.

“Estos niños necesitan poseer un aprendizaje de cómo aprender durante el transcurso de su vida. Necesitan saber cómo reinventar lo que ya conocen para que puedan prepararse para los muchos trabajos que tendrán”, concluyó.

Sergio Hernández, decano de la facultad de Mercadeo, Comunicación y Artes del Politécnico Grancolombiano, destaca que las instituciones en unos años deberán comprender que el conocimiento “es para todos y para toda la vida” y por eso tendrán que “estar en la capacidad de entender los diferentes tipos de educación y certificarlos”.

Para el académico, los centros de estudio se asociarán con las empresas para la construcción de innovación, desarrollo y futuro llevando a que se trabaje en proyectos que le aporten a la comunidad y formen alumnos que emprendan y aprendan.

«Necesitan saber cómo reinventar lo que ya conocen para que puedan prepararse para los muchos trabajos que tendrán».

Aprendizaje fuera de las aulas tradicionales

El salirse de los espacios tradicionales y el uso de múltiples maneras para llegar al conocimiento fueron dos de los aspectos más mencionados por los académicos a la hora de hablar de la transformación en metodologías del aprendizaje.

Carlos Augusto García, comunicador social con máster en dirección y gestión de instituciones, asegura que el futuro augura universidades se alejarán de ideas actuales como las de los salones de clase y auditorios y, en cambio, se crearán espacios enriquecidos con diferentes maneras de acceder al conocimiento.

“Será radicalmente distinto a lo que entendemos, será abierta, donde pueda entrar la ciudad, donde pueda entrar el país. En donde se compartan escenarios de aprendizaje con diferentes comunidades”, analizó.

Deisy de la Rosa, decana de la Facultad de Ciencias Administrativas, Económicas y Contables, considera que estos espacios irán más allá de los lugares cerrados para ser como el universo, es decir, ofrecerán a los alumnos la posibilidad de interactuar con diferentes elementos que los transformen.

Deduce que allí las posibilidades serán infinitas y con esto se logrará que consigan el “desarrollo de un futuro profesional que alcanza su mayor potencial”.

La tecnología como herramienta

Otro de los postulados del encuentro fue el pensar el papel de la tecnología en la construcción del conocimiento. Por ejemplo, una encuesta hecha por el Instituto del Futuro del Silicon Valley demuestra el papel que jugará la tecnología en el futuro.

Los resultados de ese ejercicio argumentan que el 82 % de los estudiantes aprendieron en YouTube, el 61 % han usado Learning App, el 48 % han recibido un certificado digital y el 12 % han realizado la realidad virtual para aprender.

Esto evidencia cómo se ha venido dando una transformación de las herramientas empleadas para capacitarse y que el entenderlas será algo fundamental para que los docentes se preparen para lo que está por venir.

Frente a este tema Santiago Iñiguez, presidente de IE University de España, sostiene que debe verse a la tecnología como una oportunidad de humanizarla la educación, pues quizá el objetivo de las universidades del futuro será formar ciudadanos cosmopolitas, profesionales comprometidos con transformar la sociedad.

“La formación de las universidades del futuro tienen que combinar la formación en humanidades, pero también usar la tecnología y las habilidades digitales”, resaltó Iñiguez.

Expertos como Javier Alonso Arango, vicerrector de Desarrollo Institucional del Politécnico Grancolombiano, aseguran que la innovación y la inclusión se tendrán que juntar con la virtualidad, pues esto hará que se termine con algunas brechas poblacionales.

“Que en cualquier parte del mundo uno pueda tener la posibilidad de ingresar a una educación superior de calidad (…) Con la capacidad de recibir a todo tipo de personas en cualquier lugar del mundo sin limitación”, dijo.

Las habilidades que necesitarán los estudiantes

Durante el evento, Amar Kumar presentó algunos de los resultados del estudio ‘El futuro de las habilidades: Empleo en 2030’, publicado por el centro de investigación en problemas globales de la Universidad de Oxford, en alianza con Pearson y la fundación Nesta.

El reporte evidencia las transformaciones que tendrán los trabajos y las competencias que serán las más demandadas en unos años.

Además, identifica siete megatendencias que impactarán el mundo laboral en el futuro: cambio tecnológico, globalización, demografía, sustentabilidad ecológica, urbanización, creciente desigualdad e incertidumbre política. 

Al hablar de habilidades que serán tendencia, señala que estas podrían cambiar según el área. En el caso de Estados Unidos, los temas interpersonales -todo lo relacionado con la enseñanza, percepción social, la orientación al servicio y la persuasión- y los cognitivos de orden superior -como la resolución de problemas complejos, la originalidad, la fluidez de las ideas y el aprendizaje activo- ocuparán un papel importante.

En cambio, en Reino Unido serán las relacionadas con el pensamiento orientado a sistemas o conjuntos complejos de información como la toma de decisiones.

“Eventualmente los robots podrán construir puentes y diagnosticar enfermedades. Pero los humanos conservarán la habilidad única de diseñar un puente y cuidar a un niño enfermo. La forma en que equilibremos esas habilidades con la productividad tecnológica marcará el rumbo de nuestra fuerza de trabajo”, señaló el estudio.

Adicional, asegura que siete de cada diez trabajadores tienen empleos con mayor incertidumbre sobre el futuro y que uno de cada cinco trabajadores tiene ocupaciones que se reducirán.

“La formación universitaria va a ser estructurada de una manera distinta de lo que ha sido hasta ahora. Se requiere de los profesionales una aproximación menos específica que la que nosotros recibimos. (…) Con la capacidad de aprender a lo largo de los años”, concluyó.

Fuente: http://www.eltiempo.com/vida/educacion/asi-seran-las-universidades-en-2030-segun-expertos-en-educacion-161692

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Colombia: Qué es «machine learning» y porqué será tan grande como la llegada de internet

Colombia / 17 de diciembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: El Espectador

El «aprendizaje automático» cambiará la forma en que vivimos (para bien o para mal).

De acuerdo con un artículo escrito por el experto en tecnología en El País de España, Enrique Martín, el aprendizaje automático o “machine learning” cambiará la forma en la que vivimos y trabajamos. De hecho, esta tecnología de aprendizaje ya está presente en nuestras vidas diarias: en el software de los teléfonos, en los carros, en softwares de mapas, incluso en el algoritmo de Facebook.

Según Israel Olalla, ingeniero español de Google, el machine learning deriva de la Inteligencia artificial y consiste en desarrollar códigos o procesos que le permita a las máquinas aprender a través de un conjunto de datos que se le entregan y que, conforme al desarrollo de la máquina, se van corrigiendo. En otras palabras, es moldear la experiencia y la manera en que un cerebro (en este caso, una máquina) la procesa.

De acuerdo con Martín, este aprendizaje está cambiando el modo en el que los humanos percibimos el mundo: se reduce el tiempo de toma de decisiones, de comunicaciones entre nosotros. “El aprendizaje automático será la tecnología que defina una era”, escribió. Incluso señala que esta tecnología crece a la par con los datos abiertos y la infraestructura de “nube” que cada vez se alimenta más con grupos de datos más grandes. De acuerdo con la International Data Corporation, 7 de cada 10 compañías del mundo tienen su información “subida” en la nube (aunque solo 3 de 10 sepan realmente cómo usar la herramienta).  Adiós a edificios con pisos dedicados a alojar abarrotados archiveros: todo se aloja en la nube. De esos datos se alimenta la máquina programada para el aprendizaje automático, y entre más información tenga, más rápido y efectivamente aprende y se corrige.

El potencial del aprendizaje automático es increíble, sobre todo para grandes empresas de tecnología como Grant o Google que al final, son quienes necesitan, financian y hacen uso del machine learning a gran escala. Según él, el aprendizaje automático reduce el tiempo en el que se crean pronósticos precisos y fiables y puede tener un impacto en la capacidad de las empresas para planificar, hacer presupuestos, identificar anomalías en grandes conjuntos de datos, etc.

Pero hay quienes se oponen a este “avance de la ciencia”, o que por lo menos son escépticos con respecto a sus efectos, y con razón. El reconocido físico Stephen Hawking tiene una idea más fatalista sobre el potencial del “machine learning”. Desde 2014 ha advertido sobre el avance de la inteligencia artificial “para evitar que de destruya la raza humana. Necesitamos encontrar una manera de identificar amenazas potencialmente antes de que tengan la oportunidad de escalar y poner en peligro a la civilización”, dijo.

En noviembre de este año reiteró su escenario apocalíptico y dijo a la revista Wired que “si la gente diseña un virus de computador, alguien diseñará una Inteligencia Artificial que se mejore y se replique a sí misma. Esto sería una nueva forma de vida que superaría a los humanos”.

Malas noticias para el señor Hawking: el aprendizaje automático que se apoya en la infraestructura de la nube es parte integral de casi todas las estrategias de tecnologías de las empresas que trabajan con datos, y no solo ha llegado a las organizaciones, cada vez se intrinca más en la vida de los seres humanos. En ese orden de ideas, un apocalipsis a lo Hawking sería una versión más interesante de esa aburridísima película, Yo Robot, en donde la inteligencia artificial se ha perfeccionado a tal punto que las máquinas esclavizan a la raza humana en venganza por ser tratadas en calidad de microondas, y la única persona capaz de detenerlas es tan humano que no se da cuenta de que es (¡oh, sorpresa!) un robot.

Puede que sea tan sencillo como lo que dice Francoi Chollet, ingeniero de aprendizaje automático de Google a El País, “la IA se ocupará de las tareas en las que los humanos no somos muy buenos, y lo harán mejor. Serán una herramienta, no la competencia». O tan preocupante como lo que dijo Elon Musk, fundador de empresas como Solar X (que entre otras cosas, también usan estas tecnologías), durante una reunión de gobernadores en Estados Unidos en junio de este año: “la inteligencia artificial representa el raro caso en el que necesitamos ser proactivos con la regulación, en vez de reactivos. Creo que, para el momento en el que estemos reaccionando, será muy tarde. La inteligencia artificial representa un riesgo fundamental para la existencia de la civilización humana”.

En algo están de acuerdo: sin importar si tememos o no, el machine learning está aquí, aprendiendo de usted, entre sus dedos, mientras lee esto en el celular.

Fuente:

https://www.elespectador.com/tecnologia/que-es-machine-learning-y-porque-sera-tan-grande-como-la-llegada-de-internet-articulo-728101

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Cómo lograr que tu mente lea

Por: El Observador

Los malos hábitos de lectura no tienen nada que ver con los nuevos dispositivos electrónicos y la falta de concentración que generan sino con una falta de conocimiento de cómo funciona el cerebro
Hay personas que no son buenas lectoras. Muchas culpan a la ubicuidad de los medios digitales: estamos muy ocupados en Snapchat como para poder leer, o quizá echar rápidos vistazos en internet nos ha vuelto incapaces de leer prosa de verdad. Pero el problema con la lectura data de fechas anteriores a las tecnologías digitales. El problema no son los malos hábitos de lectura generados por los teléfonos inteligentes, sino los malos hábitos educativos generados por el desconocimiento de cómo lee la mente.

Pero ¿cuán grave es nuestro problema de lectura? La más reciente Evaluación Nacional de Alfabetización en Adultos (de 2003 es un poco antigua) de Estados Unidos ofrece un panorama de la capacidad de los estadounidenses para leer en situaciones cotidianas: cómo utilizar un almanaque para encontrar un dato en específico, por ejemplo, o explicar el significado de una metáfora utilizada en una narración. Del segmento de personas que terminaron el bachillerato pero no continuaron con su educación, el 13 por ciento no podía realizar ese tipo de tareas. Cuando las cosas se volvieron más complejas (comparar, por ejemplo, dos editoriales de periódico con interpretaciones diferentes de pruebas científicas o examinar una tabla para evaluar ofertas de tarjetas de crédito), el 95 por ciento se equivocó.

No hay razón para creer que la situación haya mejorado. Las notas de los estudiantes de último año de bachillerato en el examen de lectura de la Evaluación Nacional de Progreso Educativo no han mejorado en treinta años.

Muchos de esos malos lectores pueden emitir sonidos a partir de palabras impresas, así que, en ese sentido, pueden leer. Sin embargo, son analfabetas funcionales: comprenden muy poco de los sonidos que emiten. Entonces, ¿qué requiere la comprensión? Un amplio vocabulario, evidentemente. El conocimiento de los hechos tiene la misma importancia, aunque más sutil.

Toda la prosa tiene huecos fácticos que debe llenar el lector. Considera la frase: «Prometí no jugar con él, pero ni así mi mamá me dejó llevar mi cubo Rubik a la biblioteca». El autor ha omitido tres hechos vitales para la comprensión: en una biblioteca debes guardar silencio, los cubos Rubik hacen ruido y los niños no pueden resistirse a los juguetes. Si no conoces estos hechos, podrías entender el significado literal de la oración, pero no sabrás por qué la mamá prohibió el juguete en la biblioteca.

El conocimiento también proporciona contexto. Por ejemplo, el significado literal del famoso titular falso del año pasado: «El papa Francisco sorprende al mundo al respaldar a Donald Trump en su candidatura presidencial», no es ambiguo, no se necesita llenar ningún hueco. Pero la oración tiene una implicación diferente si sabes algo acerca de las posturas públicas (o privadas) de los hombres involucrados, o si sabes que ningún papa ha apoyado jamás a ningún candidato presidencial.

Entonces podrías pensar que los autores deberían incluir toda la información necesaria para comprender lo que escriben. Escribir que en las bibliotecas debe haber silencio. Pero esos detalles harían que la prosa fuera larga y tediosa para los lectores que ya conocen esa información. «Escribe para tu público» significa, en parte, apostar a lo que ya saben.

Estos ejemplos nos ayudan a comprender por qué los lectores pueden decodificar bien, pero obtienen resultados mediocres en una prueba; carecen del conocimiento que el escritor asumió que tenía su público lector. Pero si un texto aborda un tema conocido, los malos lectores deberían poder leerlo.
En un experimento, se les pidió a estudiantes cuyas edades oscilaban entre los 8 y los 9 años, algunos identificados a través de una prueba como buenos lectores y otros como malos lectores, que leyeran un pasaje sobre el fútbol. Los malos lectores que sabían mucho acerca del fútbol tuvieron tres veces más posibilidades de hacer inferencias precisas acerca del pasaje, a diferencia de los buenos lectores que no sabían mucho acerca del deporte.

Ello implica que los estudiantes que obtuvieron buenas notas en las pruebas de lectura son aquellos con amplios conocimientos; por lo general, saben al menos un poco de los temas de los pasajes del texto. Otro experimento puso a prueba la cultura general de unos estudiantes cuyas edades oscilaban entre los 16 y los 17 años con preguntas de ciencias («¿A qué parte del cuerpo afecta la neumonía?»), historia («¿Qué presidente estadounidense renunció a causa del escándalo Watergate?»), además de arte, civismo, geografía, deportes y literatura. Las notas en esta prueba de conocimientos generales se asociaron en gran medida con las obtenidas en la prueba de lectura.

Las prácticas educativas actuales demuestran que la lectura de comprensión está mal entendida. Se le trata como una habilidad general que puede aplicarse con el mismo grado de éxito en todos los textos. Sin embargo, la comprensión está íntimamente entrelazada con el conocimiento

Esto sugiere tres cambios importantes en la educación.

En primer lugar, apunta hacia una reducción del tiempo que se pasa alfabetizando a los estudiantes de los primeros grados. Los estudiantes cuyas edades oscilan entre los 8 y los 9 años pasan el 56 por ciento del tiempo en actividades de alfabetización y solo 6 por ciento en ciencias y 6 por ciento en estudios sociales. Este énfasis desproporcionado en la alfabetización resulta contraproducente en los grados posteriores, cuando la falta de conocimiento de los temas impide la comprensión. Otro paso positivo consistiría en utilizar textos cargados de información en los primeros grados de la educación primaria. Históricamente, han tenido poco contenido.

En segundo lugar, comprender la importancia del conocimiento para la lectura debe lograr que pensemos distinto acerca de las pruebas estándares de fin de año. Si una niña ha estudiado a Nueva Zelanda, debe ser buena leyendo un pasaje acerca de Nueva Zelanda. ¿Por qué ponerla a prueba con un pasaje acerca de las arañas o del Titanic? Si los temas se eligen al azar, la prueba evalúa el conocimiento aprendido fuera del salón de clase, un conocimiento que los niños de familias acaudaladas tienen mayores probabilidades de adquirir.

En tercer lugar, la construcción sistemática del conocimiento debe ser una prioridad en el diseño de los planes de estudios.

No culpes al internet, a los teléfonos inteligentes o a las noticias falsas de los malos hábitos de lectura. Culpa a la ignorancia.

Modificar esta situación requiere de cambios profundos en la enseñanza de la lectura, en las pruebas estandarizadas y en los planes de estudios escolares. Como sustento de estos cambios debe haber una mayor comprensión de la forma en que la mente comprende lo que lee.

Fuente: https://www.elobservador.com.uy/como-lograr-que-tu-mente-lea-n1150058
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