Agripina, Jesusa y Kiko fueron maestras(os) egresados de una normal en la década de los cincuenta del siglo XX. Los tres trabajaron en la misma escuela de la cordillera andina. Ellos, como la mayoría de docentes de ese momento, compartían rutinas y protocolos, eso que Peter McLaren llama ahora el performance del aula. Una de las primeras actividades que realizaban consistía en revisar la pizarra. Verificaban si estaba limpia, lista para iniciar las clases. Los pizarrones pasaron del fondo color negro al verde. El borrador de madera y tela era una herramienta indispensable en el aula, que apenas conocía la tiza de color blanco. Años después llegaría la tiza anti alérgica para prevenir los malestares respiratorios de los educadores y luego, las tizas de colores. Eran tiempos de las famosas “planas” cuando se cometía un error ortográfico o alguien se expresaba verbalmente de manera incorrecta.
La repetición acompañaba en muchos casos la construcción del saber. Para comenzar las clases, el docente tomaba la tiza y encaraba el pizarrón de espaldas a los estudiantes, colocando el nombre de la institución, la ciudad, la fecha y el objetivo a desarrollar. Esa labor le tomaba entre un minuto y un minuto treinta segundo. Luego volvía a colocarse de cara al grupo de estudiantes; la operación se repetía cada vez que era necesario colocar contenidos en la pizarra. Los estudiantes tomaban apuntes de lo colocado en el pizarrón, así como de los dictados de los maestros(as). Muchas otras actividades se hacían en el salón; con dinamismo se descubría a Newton, Lavoisier, Rómulo Gallegos o Pasteur.
En casa la Maestra y el Maestro eran autoridades morales a quienes se les pedía casi la castidad y, el “decoro” era un criterio de evaluación de la calidad de la docencia. Eran tiempos de radio, prensa escrita y telégrafo; el televisor se sabía que existía pero no se conocía. Todos los mediodías los alumnos llegaban corriendo a casa para escuchar cada uno de los capítulos en la radio AM de la novela “Martín valiente: El ahijado de la muerte” (https://www.youtube.com/watch?v=wrPhDFdEa-4 ); al llegar nuevamente al plantel las peripecias de “frijolito” solían ser tema de comentarios en el receso escolar.
Cuando llegó el televisor a las casas del pueblo, la pantalla en blanco y negro fue el común denominador. La TV transmitía 12 horas, los programas infantiles eran parte de la parrilla del mediodía y, entre 4:00 pm y 7:00 pm. El programa de adultos que inauguraba la noche de los miércoles tenía una sección con el “Topo Gigio” (https://www.youtube.com/watch?v=CrbTQ00QhTM ) que mandaba a los niños “a la camita” bien temprano.
Uno de los programas más populares en la pionera televisión era “El llanero Solitario” (https://www.youtube.com/watch?v=8FG3A_HWjJk ). Los planos secuenciales de las conversaciones entre villanos, Kimosabi y Toro, o entre los diversos personajes tenían una duración que oscilaba entre 30 segundos y un minuto.
María, Karla y Roberto son jóvenes maestros recién egresados de la Universidad Pedagógica. Hoy en pleno siglo XXI, las pizarras acrílicas hegemonizan el aula, con marcadores de tinta que se diluyen con el nuevo borrador o con algún trapito húmedo; aunque son amenazadas por pizarras digitales que no terminamos de ver en esta región del mundo.
Ahora, los marcadores para texturas acrílicas vienen en múltiples colores que permiten hacer más vistosos los contenidos que coloca el docente en el pizarrón. Como ayer, los profesores(as) y maestras(os) escriben en la pizarra ahora acrílica, dándoles la espalda a sus alumnos brevemente, por un minuto máximo minuto y medio.
En la actualidad, en muchos casos, cuando el maestro voltea, varios alumnos suelen estar de pie, otros conversan y uno que otro lanza un borrador de goma a uno de sus compañeros. Los(as) maestros(as) deben llamar la atención para que todo vuelva a la normalidad.
En la segunda década del siglo XXI cuando los alumnos llegan a casa, la vorágine de contenidos que reciben por internet, whatsap, twiter, facebook, instagram, snapchat, televisión por cable, video juegos, películas, entre otros, compiten con lo aprendido en el plantel. Esto suele variar según la clase social y el nivel de ingreso familiar, el lugar geográfico donde se vive (ciudad-campo/barrio-urbanización) y las expectativas sociales del grupo social al cual pertenecen los alumnos.
Los valores más liberales tienen que competir con los contenidos de series y video juegos como “Family Guy” (https://www.youtube.com/watch?v=bmi2KaH5pGs ) o los psicoanalizables diálogos de Batman Versus Súperman (https://www.youtube.com/watch?v=rXAZyzrMiM8 ). La radio es fundamentalmente usada en vehículos y zonas alejadas de las grandes ciudades, las FM superan las AM y la radio por internet es un boom.
En tanto, la televisión, ahora por cable y/o satelital, trae centenares de canales con programaciones muy variadas. Tres de las series más vistas por los niños y niñas son “Dragón Ball Z” ( https://www.youtube.com/watch?v=XyTFYQ1yXwE ), “Jake y los piratas del país de Nunca Jamás” (https://www.youtube.com/watch?v=Xq62a1qWLYk ) y “Peppa la cerdita” (https://www.youtube.com/watch?v=O1jBm7HaUI4 ); series trabajadas a más de dieciséis colores y fusiones cromáticas, con argumentos movidos y planos secuenciales que oscilan entre los dos y lo diez segundos, es decir, una décima del tiempo que tardaban en hacer lo propio las series de décadas atrás. Hoy un niño ve en promedio diario unas 4 horas de televisión, además de video juegos y películas.
El tiempo que usaban Agripina, Jesusa y Kiko en los cincuenta, sesenta y parte de los setenta cuando se colocaba de espaldas a sus alumnos para colocar la información básica de la clase en la pizarra, era equivalente a dos o tres planos secuenciales de la TV de ese momento. Hoy cuando María, Karla y Roberto hacen lo propio, el tiempo usado por ellos en esa tarea es equivalente a 15 planos secuenciales de las series que ven sus estudiantes. Pequeña diferencia en la velocidad de observar y procesar la información.
Para ti ¿ello influye en la concentración para el aprendizaje? ¿Tendrán identificada esta realidad las universidades que forman maestros? ¿Producto de la vorágine tecnológica y el choque generacional entre los llamados nativos e inmigrantes digitales se estará produciendo un desfase en la velocidad en los procesos de enseñanza-aprendizaje? ¿Cuál es el propósito de no abordar estas nuevas realidades en los procesos de formación de docentes? Se suele decir que los muchachos ahora son más inquietos, ¿no será acaso que el sistema escolar no está al ritmo de los nuevos tiempos? La tendencia al analizar esto es culpar a los maestros cuando en realidad es un tema del sistema escolar en conjunto ¿Por qué crees que ocurre esta tergiversación? Tú ¿Qué piensas que se debe hacer al respecto?