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¿Por qué organizarse y vivir desde las pedagogías feministas?

Por Selene Kareli/CII-OVE

Creo firmemente que las pedagogías feministas son una forma de vida y no sólo algo que se aprende y comparte dentro de las aulas. Sin duda es necesario que las pedagogías feministas estén presentes en los centros escolares; sin embargo, estas no pueden ser reducidas a la escolarización, tienen que salir a las calles e impregnarse en todo espacio público y privado. Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de pedagogías feministas? En primera instancia, apunta a las diversas acciones para la reivindicación de los derechos laborales, políticos, sociales, educativos, económicos, reproductivos, de las mujeres. Es sabido que el sistema patriarcal oprime y segrega, por ello, la exigencia de todos estos derechos debe surgir desde lo cotidiano, propiciando el involucramiento activo y participativo de todAs nosotrAs en diversos sectores, tanto en la toma de decisiones dentro de las agendas públicas, así como en lo privado. En lo rural, lo urbano, lo indígena, lo campesino. El valor de la mujer por ser mujer debe ser reconocido como algo significativo y necesario en todos los procesos de socialización y emancipación.

De tal manera, es de destacar que las pedagogías feministas no son algo acabado y definido, todo lo contrario, están en constante construcción, siempre caminando hacia la reapropiación de nosotras mismas y abriendo múltiples posibilidades para crear comunidad, dejando un camino un tanto más arado para las futuras generaciones; sin olvidar la enseñanza de la conciencia social, la conciencia de clase y la conciencia histórica para la continuidad de esta lucha que reivindica a las mujeres. Caminos arados no significa que ya todo esté acabado, hay que cuidar de la tierra, regar lo andado e ir germinando nuevas ideas emancipatorias, pues en las sociedades capitalistas que nos ha tocado habitar el despojo está al acecho.

Por lo antes referido, las mujeres debemos recuperar el poder sobre nuestro cuerpo como primer territorio que habitamos para que los pasos que sigamos dando sean más firmes y fuertes. Los medios de comunicación mucho nos han empujado a alejarnos de nuestra esencia, buscando sueños y cuerpos que no son los nuestros; por tal, se vuelve urgente tomar el poder sobre nosotras y acuerparnos desde la digna rabia y la ternura. Es vital desaprender esas formas patriarcales, sexistas y capitalistas en las que nos han enseñado a sobrevivir, estamos en busca, creación y construcción del Buen Vivir.

Finalmente, destaco que grandes escritoras y activistas feministas como Angela Davis, bell hoks, Teresita Antazú, Aura Cumes, Berta Cáceres, Diana Maffia, Manuela D’Ávila, Yásnaya Aguilar, Clara Zetkin,  (solo por mencionar algunas); colectivas como lo son Pañuelos en Rebeldía, la Cátedra Libre Virginia Bolten, Mujeres Creando-Bolivia, Espacio de Mujeres del Frente Popular Darío Santillán, Colectivo Minervas (Uruguay), Red de feminismos descoloniales (México), Unión de Nacionalidades Ashaninkas y Yaneshas (Perú), así como muchas mujeres cuyo nombre ha sido silenciado pero que han puesto cuerpo, mente, corazón y vida, han creado formas muy otras de educación ―educación crítica y popular― que apuntan a establecer sociedades más justas, igualitarias y dignas, un espacio donde quepa la diversidad. Un mundo donde quepan muchos mundos. En eso trabajamos cada día desde las pedagogías feministas, reconociendo el compromiso que se adquiere cuando la conciencia nos habita.

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Frente al imperialismo neoliberal; oposición y/o resistencia

Por:  Yanelis Bispo Rodríguez, Liliana Romero García y Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo

 

Introducción

Resulta muy urgente que establezcamos la diferencia entre la oposición y las resistencias porque podemos estar oponiéndonos al neoliberalismo que ahoga al planeta y dándole oxígeno para que continúe su tarea de depredación. La oposición no basta porque el capitalismo aprendió temprano a subsumir los procesos de luchas y neutralizar cualquier proceso que se constituye en un verdadero peligro a sus intereses.

Los retrocesos que se han dado en América Latina en las últimas décadas nos muestran a las claras que, si no acomodamos junto a las acciones prácticas para llegar al poder y legalizar leyes favorables a los más desvalidos, procesos educativos que permitan la toma de conciencia de clase o la conciencia histórica del despojo, como se desee ver; para que puedan reconocer como tales aun cuando aumenten sus niveles de consumo y puedan a la vez ubicar a sus enemigos históricos aun cuando, por razones prácticas, los tengamos sentados a nuestro lado en la historia nos regresaran al punto de partida nuevamente.

Los procesos que han soportado el embate del imperialismo lo hicieron porque articularon procesos de formación política a nivel de pueblos y concibieron procesos que permitían la permanente participación popular. Esto es, pasaron de las oposiciones a las resistencias.

Palabras claves: Oposición, resistencia, conciencia de clases, conciencia histórica.

Introduction

It is very urgent that we establish the difference between the opposition and the resistances because we may be opposing the neoliberalism that is drowning the planet and giving it oxygen to continue its depredation task. The opposition is not enough because capitalism learned early to subsume the processes of struggles and neutralize any process that constitutes a real danger to its interests.

The setbacks that have occurred in Latin America in recent decades show us clearly that, if we do not accommodate, along with practical actions to come to power and legalize laws favorable to the most destitute, educational processes that allow awareness of class or the historical conscience of dispossession, as you want to see; so that they can recognize them as such even when their consumption levels increase and they can at the same time locate their historical enemies even if, for practical reasons, we have them sitting next to us in history they will return us to the starting point again.

The processes that have supported the onslaught of imperialism did so because they articulated processes of political formation at the level of peoples and conceived processes that allowed permanent popular participation. That is, they went from opposition to resistance.

Key words: Opposition, resistance, class consciousness, historical consciousness.

Desarrollo

Vivir dentro del capitalismo neoliberal siendo dominado todo el tiempo es una cosa y saberlo y actuar en consecuencia, otras.  Ya sabemos que es posible ser un esclavo feliz y, además, satisfecho. ¿Cuál sería la diferencia entre ambas situaciones? La mayoría de las personas de este mundo estamos viviendo una vida que se nos reservó y soñando la ilusión falsa de la libertad. Algunos, supuestamente escogerán una carrera, aunque esta siempre estará a la altura de las posibilidades económicas de sus padres. Nos casamos con una persona que supuestamente escogimos sin saber que, tal vez, ella nos vio primero y calculó, sin que nunca supiésemos, las regalías que nuestras caricias traían de la mano de la tarjeta bancaria. No quiero que me tomen por un pesimista porque no lo soy; al menos; la mayor parte del tiempo porque como han de comprender resulta imposible descubrir el nivel de alienación en el que estamos obligados a vivir y no sentir nauseas por esta miserable existencia que cantamos estúpidamente cada día.

Vivimos en una sociedad de mercado que es muy diferente a vivir en una sociedad con mercado. Para los que no se han dado un chapuzón en la teoría marxista podría decir que una sociedad con mercado es aquella donde usted produce aquello que desea producir según sus necesidades y gustos para satisfacer las simples urgencias de una vida tranquila. En cambio, en una sociedad de mercado usted produce aquello que el mercado en el que está integrado le exige, puede probar con otras cosas, pero los competidores estarán al asecho, y eso si es que no desea morirse de hambre. En una sociedad de mercado absolutamente todo se encuentra bajo la egida del dinero y la ganancia. Hasta el acto de “hacer el amor” deja de ser una aventura milagrosa por el cuerpo de la mujer o del hombre para convertirse en un susto permanente que solo se calma cuando regrese la próxima menstruación porque detrás de cada cosa que hacemos el dinero vigila silenciosamente para que no se le escabulle una víctima.

Vestirnos, alimentarnos, recrearnos, relacionarnos y toda cosa humana concebida implica gasto de dinero dado que el gusto, el deseo y el placer es caro porque se sometieron a la lógica banal del mercado. No estoy diciendo nada que no haya sido dicho ya, lo sé, pero es que el hombre necesita que le muevan la conciencia cada cierto tiempo porque el hábito de la mezquindad y la estupidez se aprende más rápido y cuesta menos sacrificio que la vocación por la crítica y la libertad. En el capitalismo ser mezquino es casi una garantía de éxito.

Ser libre cuesta caro decía José Martí a los cubanos y; si no se está dispuesto a pagar esa libertad por su precio es preciso resignarse a vivir sin ella. El apóstol es muy claro: para toda alma libre que haya optado por la estrella y elevado por encima del yugo cualquier opresión sería insoportable. Pero qué pasa con aquellos que ni lo saben, con todos aquellos que al amparo de un poco de dólares asumen a los que se sacrifican por la libertad como esclavos de sus estupideces. Cómo explicarle a un egoísta y ególatra que el dinero no vale la dignidad humana y que la libertad es el premio de aquellos que llenan su vida de sentido. Cómo decirle respetuosamente a Trump que el dinero lo tiene prisionero de su inmensa y personal estupidez. Sobre qué argumentos sería posible demostrar que Jesús era inmensamente rico delante de la corrupción de Pilato si una parte, no despreciable, de las iglesias que orgullosamente enarbolan su nombre para ganar adeptos no son sino antros del egoísmo, la corrupción y la banalidad.

Nadie puede ser libre en este mundo en el que escribo estas líneas sin derrochar un enorme sacrificio para ello. Los que viven de la explotación ajena y lucran con el dolor de otros no regalan la libertad porque de hacerlo perderían su forma de vida. Saber esto ya es tener un poco de claridad, sin embargo, hay algo más terrible aún; vivimos aprisionados en un sistema que es capaz de atarnos al placer para sacarnos el jugo de la espiritualidad. No somos un esclavo que sufre, las más de las veces, somos uno que disfruta.

Si usted no lee muy, pero muy sistemáticamente, no podrá liberarse porque el candado que nos ata es de clave numérica y la serie es bastante larga. Algunos creen que nos podemos liberar si dejamos de comprar cosas como si siete mil millones de habitantes pudieran alimentarse y vivir del aire; no destejieron aún el término sociedad de mercado. Otros argumentan que es necesario dejar de pensar en las lenguas que nos conquistaron e inventar nuevas palabras como si con ello las relaciones objetivas y el ethos que nos penetra desde todas las direcciones desaparecería por arte de alterar el diccionario; no han descubierto que la dominación del capitalismo neoliberal no es nominativa y que cualquier término nuevo solo impactará, ligeramente, en el modo de percibir la realidad de algunos que se dedican al estudio permanentemente.

En definitiva, no habrá libertad sin sacrificios y el sacrificio más productivo contra el capitalismo neoliberal sería que los obreros que cansados llegan a sus casas, dedicaran tiempo para organizar grupos de estudio y análisis y debelar las ilusiones que nos vende el sistema de dominación. Todo el discurso porta fetichismos difíciles de descubrir y hacerlo, amerita actividad intelectual. Se sabe que esto es muy cansado pero inaplazable: nuestra ignorancia es aliada del opresor, debe decirse, aunque no nos guste.

Si un educador organizado en su sindicato se va a la calle y lucha a golpes contra la opresión para luego regresar a la escuela a continuar educando mediocres, está trabajando para el sistema.  Si un campesino decide no consumir productos chatarra y se encierra en su casa a producir su sustento, en su territorio o en su comunidad sin tomar parte del proceso de emancipar a todos, desconectándose de la lucha general a la que estamos abocados, está trabajando aparentemente contra el sistema, pero le sirve porque se aísla y nos divide. En Oaxaca sería, metafóricamente, como si se casara con el PTEO y en las noches cohabitara con la reforma educativa. Si las organizaciones obreras no renuncian al corporativismo y al economicismo que las consume y adelantan procesos de toma de conciencia no podremos encaminar una la lucha hacia la liberación nacional.

Saber que usted es un oprimido es ya un primer paso que lo ubica por encima de todos aquellos oprimidos que ni lo saben. Sin embargo, saberlo no garantiza más que el desasosiego que conlleva la conciencia de la estupidez propia.  Porque como ha de entenderse, saberse totalmente jodido es una cosa y levantarse a construir una ruta de liberación, otra totalmente diferente. En otras palabras; decir que URO ya cayo y repetirlo cientos de oportunidades es una cosa y trabajar para que el sistema que él representa no regrese nunca, es otra: ¡y qué pronto regresó!  Tener conciencia de la explotación es posible con algo de sacrificio, ya se dijo, algo de estudio, algo de disciplina y autoexigencia.

Pero la lectura se ha convertido en el talón de Aquiles de algunos educadores que salen a los plantones portando la camiseta azul o cualquier otra; ¡que no deseo discutir de cosas serias!  Lo cabrón de la hegemonía es que entra por el pinche gusto y engorda el deseo de cohabitar con el desgano, la desidia. Nos educaron para acurrucarnos en la historia y recibir aplausos evitando los peligros.

Bien, se debe repetir; si deseamos liberarnos hemos de estar dispuestos al sacrificio y, lo más importante, tenemos que disfrutarlo. Debemos disfrutar el sacrificio sin imposiciones, hacer de ello el grato regalo que le ofrecemos a nuestra íntima felicidad.  Sí, es en la intimidad del sujeto donde se define un revolucionario invencible. Jesús, el Che, Fidel, nos regalaron sus mejores acciones llenos de felicidad en los momentos de mayor peligro y dolor. Cuando el oprimido sabe que lo es y está dispuesto al sacrificio; ese empeño, aparentemente inútil, lo llena de regocijo. Amar la lucha, decía Marx.

En este punto deseo introducir el objetivo real de este escrito; no es lo mismos soportar, que oponerse que resistir. Una mujer o un hombre de baja autoestima que vivan dentro de una relación de apego emocional soportan y soporta porque su psicología no les permite reconocer a sus emociones y sentimientos como sus peores enemigos. Soporta y soporta porque considera que eso es felicidad y que sin esa persona su mundo se quedaría sin sentido cuando es todo lo contrario. Cuando usted odia la curricular y no hace algo porque el director se lo impone y usted cree que él es el jefe y manda y no se atreve a proponer, además, porque no desea problemas o por cobarde; usted soporta y soporta.

La gente que soporta es gente mezquina que disfruta robándole a los demás la utopía. De ellos recibimos consejos para adaptarnos, consejos para no esforzarnos, nos meterán miedos, nos tratarán como apestados. Soportar es un acto de cobardía al que nos acostumbramos por el temor a ser totalmente exterminados por el conquistador.  Tal vez, esto que diré inquiete o enoje a algunos, pero la verdad debe ser dicha; al llegar los rateros, violadores y delincuentes castellanos a estas coas éramos alrededor de 70 millones según cálculos discretos; 100 años más tardes, quedábamos, según Galeano, cuanto mucho tres millones y medio. ¿Dónde estaban los demás? Nos dirán que la pandemia se los llevó, pero no debemos creerles; la mayoría murió por los castigos, el maltrato, las penurias y por filo del metal. Eso significa que muchos de los que hoy se consideran originarios, sino todos, son herederos de los que se arrodillaron antes los dioses ajenos, de los que se vendieron a su dinero o se adaptaros a la servidumbre mansa que imponían; porque los que se opusieron fueron aniquilados.

Soporta, o continuar soportando, no es entonces la solución a la situación actual que nos queja, debemos ir más allá. Nos queda la oposición y la resistencia.

Oponerse es estar en contra, no aceptar mansamente lo que se impone y levantarse para quitarse el yugo que quema. Oponerse es de hombre y mujeres dignos. Pero oponerse no basta porque la oposición es solo la hija ilegítima de la liberación ya que viene enamorada del opresor. La oposición no desea ser esclava ni violada contra su voluntad, pero sueña con casarse con el patrón en la iglesia del pueblo.

Algunos identifican a la oposición con la confrontación: “Desde el punto de vista subjetivo, oponerse a algo implica mantener una actitud confrontativa.” (Definición, 2020) y, además, la consideran saludable para los sistemas de democracia burguesa. Tal y como expresa la cita:

En el caso de la política, el rol de la oposición es de gran importancia puesto que significa un control al partido que se encuentra gobernando al país. En efecto, cuando esta está ausente existe el peligro de la aparición de excesos o actos de corrupción que afecten los intereses de la nación en cuestión. La oposición, buscará en todo momento evidenciar casos de estas características y así todo el sistema político se verá beneficiado. (Definición, 2020)

Se comenten dos grandes errores acá; primero el control a los partidos no es la función de la oposición; según Dussel, todo gobierno debe ser controlado por el pueblo, esto es, aquellos que lo eligieron para desempeñarse en sus funciones. (DUSSEL, 2010) La idea de que la oposición garantiza limpieza queda totalmente destruida frente al caso mexicano de los últimos años en los que el PRI y el PAN se aliaron para desmantelar la empresa y al erario público. En general se comprende que oposición es el acto de oponer u oponerse a algo por razones o por intereses. Oponerse para que no cause el efecto esperado. El efecto inmediato de la oposición es impedir que el efecto que se esperaba se retrase o elimine. Un ejemplo muy ilustrativo es la oposición al gobierno de Cuba o al de Venezuela, que crean problemas, impiden el avance del proceso, pero nada proponen, no ayudan a resolver la situación, sino que más bien la agravan.

En el caso de los oprimidos la oposición es irreverente en tanto se limita a sacudir y sacudir hasta que acomoda la cadena para que no queme ni moleste. Entonces se cree libre. El mayor delito de la oposición es el placer que logra con las conquistas momentáneas, que le llegan; ya sea por su empeño o por la inteligencia de los opresores. La oposición es la hija legítima del malestar, pero ya acurrucada en la riqueza se calma y duerme plácidamente. Es por ello que el PRI  y el PAN al ser ambas rameras de la ideología a las que les disgusta que les impongan maridos se oponen pero no proponen salida a la terrible situación que ellos mismos crearon.

La oposición no propone soluciones a largo plazo porque llena sus apetencias con contratos leoninos y de pronta caducidad que arrebata al opresor a costa de enormes sacrificios, siempre, temporales.

La resistencia es diferente porque el que resiste se opone y, además, propone. El que se resiste dona su energía y tiempo a construir nuevos caminos por lo que construir las puertas que han de sacarnos de la precariedad neoliberal. El que resiste piensa, crea y funda.

Es claro que es más fácil lanzarse a la calle a protestar contra una reforma que agrede tus derechos que sentarte a construir una reforma educativa que cumpla con las expectativas de la mayoría; es más fácil oponerse que pasar a la resistencia porque la oposición es colectiva y vanidosa la resistencia anida en la intimidad del pensamiento del hombre crítico.

El que se opone marcha con una coca cola en la mano y grita abajo el estado opresor; el que resiste no consume coca cola porque la sabe productora de muerte y despojo.  Conoce que el animal al que deseamos aniquilar traga trozos de naturaleza y orina hacia nuestras gargantas el pestilente producto. Oponerse es estar en contra de, resistir es estar a favor de.

Si alguna escuela oaxaqueña no avanza con la propuesta educativa denominada PETO es porque no han logrado pasar a la resistencia cultural porque sus maestros y maestras sirven al sistema contra el que dice luchar.

Por su parte la resistencia está encaminada en primer lugar a mantener aquello que se tiene, aquello que se es, aquello que se ama. El que resiste se aferra a sus principios y busca el modo de avanzar con ellos de bandera.

El vocablo resistencia proviene del latín resistenia, que a su vez está compuesto por el prefijo re-, que explica la intensificación de la propia acción, y del verbo sistere, que deriva del verbo stare, que se traduce como ‘mantenerse o estar en pie’, por ello su significado tiene que ver con la acción de contraposición. (Resistencias, 2020)

Pero la otra dimensión de la resistencia es la proposición, ir más allá de los límites de la defensa y pasar a la ofensiva. La ofensiva en el plano de la cultura implica saberes que se articulan para organizar la construcción.  La oposición es la partida pero la resistencia deberá ser el punto al que nos dirigimos.

Resulta de especial importancia reconocer que la oposición nunca es propositiva, es reactiva y visceral; la resistencia, en cambio, es propositiva, construye y razona contra la lógica del opresor. La resistencia construye un horizonte posible porque porta el mañana en la creatividad presente; la oposición, por su parte, levanta la voluntad, pero no la organiza hacia una acción propositiva, cultural y anti hegemónica; y como no la organiza no la puede disponer para los largos sacrificios. La oposición es intrascendental en el sentido constructivo, la resistencia es trascendental precisamente porque propone soluciones a los problemas, busca las grietas de la dominación cultural y las amplía con propuestas que portan simbolismo y calan en la conciencia del oprimido. La oposición trabaja a nivel de emociones la resistencia parte de la emoción y se eleva a la razón crítica.

No hay libertad sin resistencia. La libertad que ha sido definida de muchísimas maneras según el capricho de los pensadores debe ser ubicada en el espacio que le corresponde; el de la resistencia. Porque si no hubiera sociedad de explotación, si no hubiese pobres ni ricos, si no hubiera niños sin futuro el concepto de libertad no tendría sentido de existir. La libertad debe ser definida frente a su contrario dialectico; la opresión.

Frente al capitalismo neoliberal que destruye a la naturaleza y aliena al ser humano solo encontraremos la libertad en aquellos pueblos, grupos y personas que se levantan, aun a costa de su vida, a luchar por la dignidad de todos los hombres y mujeres construyendo una utopía común. Ya tenemos ejemplos muy claros, Cuba es uno de ellos: asediada permanentemente busca tiempo y recursos para ayudar a otros. La Revolución cubana ha sido un acto de inmensa solidaridad hacia otros pueblos desde el mismo primero de enero de 1959. Si Cuba pudo, todos podemos.

La libertad que llega solo a través de enormes sacrificios es hermana de la utopía, no pueden avanzar la una sin la otra; porque la libertad es franca y ciega y la utopía temerosa y grácil y su naturaleza le permite ver más allá del tiempo. La libertad no sabe dónde debe poner sus pasos y, para no errar demasiado, necesita de su hermana la utopía.  La libertad que es temeraria porque, aunque no busca el peligro para salir del atolladero y necesita del consejo de su hermana que no sacrificaría más de lo necesario.

La utopía es el regalo del estudio, del trabajo sistemático para perfeccionar la mente y el cuerpo; la liberta en cambio es hija de la acción. Pero resulta que las ideas sin la acción están castradas de la capacidad de cambiar al mundo y la acción sin ideas es como la oposición, fuerte pero estúpida.

Conclusiones

En este pequeño trabajo no hemos sido exhaustivos en la búsqueda de todas las posturas respecto a estos dos términos cosa que acometeremos más adelante. La intención ha sido establecer una primera línea de análisis frente a las posturas hegemónicas del sistema imperialista neoliberal que ha utilizado estos términos para significar oposición y lucha entre partidos burgueses que es la democracia a la que tenemos derecho.

Los conceptos de oposición y resistencia deben retomarse para establecer los criterios que permitan una mejor organización de las luchas de los oprimidos por la definitiva emancipación de nuestros pueblos.

 

Ser bueno es el único modo de ser dichoso y ser culto es el único modo de ser libre.

José Martí Pérez.

 

Referencias

Definición. (28 de 5 de 2020). Obtenido de Definición de oposición: https://definicion.mx/oposicion/

DUSSEL, E. (2010). 20 Tesis sobre política. Caracas, Venezuela: Fundación Editorial El perroy la rana.

Resistencias. (28 de 5 de 2020). Obtenido de Significado de resistencia: https://www.significados.com/resistencia/

 

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Entrevista a Gustavo Hernández Sánchez: Una contrahistoria o una historia contrahegemónica debería de ser la memoria de las clases subalternas”

Entrevista a Gustavo Hernández Sánchez sobre La tradición marxista y la encrucijada postmoderna: Notas para una historia social y cultural en el siglo XXI
“Una contrahistoria o una historia contrahegemónica debería de ser la memoria de las clases subalternas”
Salvador López Arnal
Rebelión
 Doctor en Historia Moderna por la Universidad de Salamanca, donde el pasado mes de abril presentó su tesis sobre el fuero universitario en el periodo Barroco, Gustavo Hernández Sánchez ha sido miembro del Departamento de Historia Medieval, Moderna y Contemporánea de esta Universidad como contratado FPU y ha mantenido siempre una preocupación fundamental por la teoría y la divulgación del conocimiento histórico, elementos que considera necesarios para acercar su trabajo a la sociedad. Es miembro cofundador del Grupo de Estudios Culturales A. Gramsci.

Nuestra conversación se centra en el libro indicado que ha sido editado por Visión Libros, Madrid, 2017.

Seguimos en el capítulo IV de su libro: “La tradición marxista en la encrucijada del siglo XXI”. Estábamos en la página 160. Pero perdona, antes de ello, me he olvidado antes. En lenguaje muy a la Wittgenstein, señalas que: “los límites del lenguaje son los propios límites del conocimiento, del análisis, del método, en última instancia, de la propia realidad que construimos y articular nuestra(s) lucha (s). Los limites del lenguaje son, en definitiva, las fronteras que imponemos tanto a nuestra realidad como a nuestra acción”. No sé si las fronteras que imponemos, o las fronteras que tenemos pero, sea como fuere, ¿cuáles son los problemas de esta limitación? No somos omniscientes, somos animales con logos… y con sus límites anexos que, por lo demás, no tienen que estar fijados para siempre.

Si no me equivoco ese es un extracto de un artículo que publique en La Haine con Jorge Tapia, el compañero del que hablábamos antes. En él planteábamos una crítica a quienes dicen que no debemos de nombrar algunas palabras si queremos ganar el poder político. Palabras como, por ejemplo, revolución o socialismo. Nosotros en esas notas planteábamos precisamente lo contrario que, para imaginarlo, primero debemos de nombrarlo, puesto que el pensamiento también influye en nuestras acciones. Hasta el punto de que si las dejásemos de nombrar podríamos olvidarlas, y olvidarlas también en nuestras prácticas políticas. Pero creo que esta idea también está presente en Marx cuando habla del concepto de trabajo, y de la centralidad del mismo, no en la relación capital-trabajo, que es la que tradicionalmente se conoce, sino en la propia dimensión antropocéntrica de éste. El ser humano primero piensa una idea en su cabeza y después la realiza. Y esto lo hace, dice Marx, a través del trabajo. No se si he respondido a tu pregunta.

Lanzas una pregunta al final de la página 160 del libro: ¿cuál ha de ser el papel de la historia y de los historiadores en el presente? ¿Cuál es tu posición, cuál ha de ser ese papel? Te pido un resumen.

Creo que contribuir a todo esto de lo que hablábamos en las preguntas anteriores. Ver cómo en la historia los procesos de resistencia o de contestación a la dominación han sido siempre colectivos, democráticos, planteados desde abajo y a la izquierda. El historiador, en este sentido, debería saber acercarse a estudiar y comprender estos procesos. Ver cómo funciona el poder y cómo este ha tratado y aún trata de hacernos olvidar todo esto. Ya dijimos que la Historia es la Memoria del poder. Y, en este sentido, una contrahistoria o una historia contrahegemónica debería de ser la memoria de las clases subalternas. No se trata tanto de reapropiarnos de experiencias pasadas o de resignificarlas, sino de identificarnos en ellas, porque de algún modo, sus problemas fueron (son) los mismos que los nuestros. El feminismo, por ejemplo, ha sabido interpretar muy bien todo esto. Por otro lado, el historiador debe de participar en las luchas sociales como ciudadano y aportar su conocimiento del mismo modo que también es importante que lo hagan los albañiles, las limpiadoras y todas aquellas personas que podamos identificarnos con esta lucha. No somos ninguna especie de sacerdotes. Creo que es muy importante subrayar esto, porque no creo que por ser titulado superior sepa más que otras personas. Podré saber más de historia pero para otras cosas soy un desastre, por ejemplo, cuando tengo que arreglar el coche le pregunto a mi padre que es gruista.

Digo esto para introducir una pequeña crítica, puesto que considero que muy a menudo se sobredimensiona el papel del intelectual. Seguimos esperando al mesías ese del que te hablaba anteriormente, y pensamos que este, en las sociedades postmodernas, será un titulado superior que sepa hablar varios idiomas. No creo que tenga por qué ser así. No sé si me he explicado.

Respecto al marxismo de otros clásicos anteriores, o incluso de otros clásicos posteriores, ¿dónde ves tú la singularidad de la propuesta de Gramsci?

Sobre el tema tenemos preparada una lectura colectiva por parte del Grupo de Estudios Culturales A. Gramsci en el libro que se prepara del encuentro que organizamos en Salamanca junto con la FIM y la Fundación Europa de los Ciudadanos el pasado curso. En ella planteamos que no es necesario un conocimiento erudito de su obra o de la tradición marxista. Quizá destacamos por encima de todo la dimensión cultural de su pensamiento, lo que hizo salir al marxismo de cierto economicismo mecanicista que nos hace seguir poder considerándonos marxistas, después de todo, y a pesar de todas las transformaciones de los últimos años. Esa es la verdadera dimensión de Gramsci como clásico del marxismo y, si me apuras, del marxismo como parte innegable de la tradición cultural de las sociedades occidentales. Pero esta idea no es mía, la tomo de Hobsbawm. También incluimos una disputa del concepto de “hegemonía”, tan en boga en la actualidad. Creemos exagerado emplear a Gramsci para hablar de postmarxismo ya que pensamos que su análisis no se despegó de la lucha de clases como una cuestión central, y que ésta continúa siendo central para interpretar el presente. Si bien el concepto de clase tampoco es una cosa estática y el surgimiento de nuevos sujetos nos obliga a concretar estas nuevas realidades, como puede ser, su carácter interseccional respecto de las mujeres, por ejemplo. Esas son también un poco las preocupaciones del Grupo y así lo reflejamos en este capítulo, que espero que salga pronto ya que va a ser muy muy interesante. No sé, de Gramsci se podrían decir muchas más cosas, como tú bien sabes.

Citas en repetidas ocasiones, antes te preguntaba por el segundo, a Negri y Hardt, hablando, por ejemplo, de la paradoja de la incomunicabilidad. ¿Qué te interesa más de las propuestas de estos autores? ¿Tienes algunas críticas?

Creo que hacen un análisis brillante sobre las sociedades del presente, pero su propuesta para transformar la realidad es muy vaga. Están un poco como estamos los demás, es decir, comprendemos que no nos gusta lo que vemos e identificamos el capitalismo con los males que acucian al planeta, pero, por otro lado, se trata de un enemigo tan fuerte que estamos de alguna manera desarmados frente a él.

La idea de la paradoja de la incomunicabilidad creo que es interesante para reflexionar por qué no llegamos a la mayoría de la gente. Si tenemos a la razón y a la verdad de nuestro lado, entiéndase la ironía: ¿por qué no somos capaces de hacer que todo el mundo lo vea? Por ahí van las conclusiones del libro en el sentido de interpelar a la construcción de diálogos que nos unan y que no nos dividan para empezar a dar respuesta colectiva a estos interrogantes. Es decir, remar un poco todos y todas en la misma dirección.

En el apartado 2 habas de revoluciones postmodernas. ¿Cuándo una revolución es una revolución postmoderna? ¿Qué te interesa más de la experiencia del Kurdistán?

Simplificándolo mucho, yo diría que cuando se produce una verdadera transformación cultural, entendiendo cultura como estructura del sentir en la línea que lo entendía Raymond Williams, y no sólo en lo económico, lo que tradicionalmente entenderíamos como estructura, y que es lo que generalmente han considerado la mayor parte de las revoluciones socialistas. Ya hemos visto que las reflexiones de Gramsci, Althusser y otros que vinieron después que ellos van en esta línea: en no entender el marxismo como una cuestión mecanicista.

Pues bien, creo que en el Kurdistán han sabido comprender esta dimensión simbólica de la revolución, por ejemplo, en lo que atiende a la cuestión de la mujer. Le dan una preeminencia como vanguardia que nunca antes se le había dado, y me parece genial. Anticipan en el presente la sociedad que queremos, en el sentido de invertir la dominación simbólica del patriarcado, y además aplicarlo en la práctica. Creo que esto nunca antes se había hecho. Y así se presentan ante el mundo…es decir, que no esperan como muchas veces se nos dice: primero haremos una cosa para después poder hacer las demás, no me seas izquierdista, vamos poco a poco (risas). ¿Para qué esperar?

Titulas el apartado 3: “¿Es posible una conciliación entre marxismo y posmodernidad?”, entre el marxismo como tradición de pensamiento, método historiográfico, y posmodernidad como nuevo contexto cultural. La respuesta, lo dices, es afirmativa por qué. ¿Qué puede aprender el marxismo de las tesis postmodernas?

Muchas de las cuestiones sobre las que hemos reflexionado a lo largo de esta serie de entrevistas.

De acuerdo, tienes razón. Pasamos entonces al siguiente capítulo si te parece. Falta poco.

Cuando quieras seguimos.

Nota edición

Las anteriores entrevistas pueden verse en:

Entrevista a Gustavo Hernández Sánchez sobre La tradición marxista y la encrucijada postmoderna: Notas para una historia social y cultural en el siglo XXI. “Entiendo la postmodernidad como la lógica cultural del capitalismo avanzado (como lo entienden autores como Fredric Jameson)” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=23207

Entrevista a Gustavo Hernández Sánchez sobre La tradición marxista y la encrucijada postmoderna: Notas para una historia social y cultural en el siglo XXI (y II). “Reivindicar el pensamiento utópico me parece muy necesario en un mundo el que muchas personas se empeñan en decirnos que no existen alternativas” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=232355

“Creo que Zizek forma parte -sigo a Judith Butler- del resurgir de la ortodoxia dentro de la izquierda» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=232664

“Edward Palmer Thompson es un autor que sí supo dar un giro copernicano a los estudios marxistas” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=233019

 

“César Rendueles, entre otros autores jóvenes, supone un soplo de aire fresco en todo el panorama académico” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=233250

 

“El marxismo no puede ser una certeza en el sentido metafísico”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=233462

 

“Bourdieu debería de ser un autor obligatorio en las escuelas de formación de todas las organizaciones políticas de izquierda” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=233832

 

“Hay pocos historiadores ‘contemporaneístas’ que hagan una verdadera historia desde abajo. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=234014

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=234433&titular=%93una-contrahistoria-o-una-historia-contrahegem%F3nica-deber%EDa-de-ser-la-memoria-de-las-clases-subalternas%94-

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La banalidad del mal

Por: Lidia Falcón

Hanna Arendt hizo famosa esta frase con la que definió la ausencia de todo principio ético que padecía Adolf Eichmann, en el juicio que el Estado de Israel celebró para juzgarle por los horribles crímenes que había cometido bajo el régimen nazi. El responsable directo de la solución final, principalmente en Polonia, y de los transportes de deportados a los campos de concentraciónalemanes durante la segunda guerra mundial, que había organizado los traslados de cientos de miles de judíos a los campos de exterminio, hablaba de su trabajo como del de un burócrata que se ocupaba únicamente de viajes, horarios, disposición de vehículos y ubicación de los prisioneros.

Esta apreciación de Arendt era exacta. Quienes no tienen conciencia moral o quienes pretenden enmascarar su responsabilidad en los crímenes bajo la apariencia de trabajos rutinarios ordenados por una autoridad superior, banalizan no solo su actividad sino la maldad que se ejerce a través de ella.

Como estamos en la Época de la Mentira, según la acertada expresión de Carlos París, título de su libro póstumo, se están utilizando términos que en épocas anteriores tenían un significado terrible en comparaciones falsas que banalizan el alcance de las tragedias vividas, sin que se les reproche la falta de ética que supone enmascarar la realidad.

La calificación de fascista se está repitiendo con una frivolidad hiriente. El término de dictadura o de franquismo se aplica con absoluta habitualidad a la situación política y social que se está viviendo hoy en España y especialmente en Cataluña. Para quienes hemos sufrido toda la infancia, la juventud y entramos en la madurez todavía sometidos al yugo franquista resulta una humillación escuchar estas definiciones en boca de representantes políticos que deberían estar informados y que tienen la obligación de decir la verdad.

Para quienes fuimos perseguidos por nuestra ideología y arrastrados a las comisarías y a las cárceles por expresarlas y escribir panfletos en los que plasmábamos esas ideas que difundíamos clandestinamente, o por reunirnos con otras personas para debatir y organizar partidos y sindicatos, y allí fuimos apaleados y torturados, nos resulta insultante que se afirme que hoy en España hay presos políticos. Dirigentes políticos del PDECat, la derecha catalana de siempre, que apoyó en el Congreso tanto la modificación del artículo 135 de la Constitución como la Ley de Seguridad Ciudadana, que impidió celebrar un referéndum en varios pueblos de Cataluña sobre la reforma laboral, con envío incluso de los Mossos d’Esquadra para que retirasen las urnas electorales, se atreven ahora a afirmar que desde el Gobierno español se está actuando como en el régimen franquista. Con desdeñoso e interesado olvido de las resoluciones judiciales.

Los independentistas publican tal acusación en medios de comunicación, la defienden en tertulias y programas televisivos, organizan asambleas públicas, convocan manifestaciones multitudinarias, que duran horas en que cortan el tráfico en las calles de Barcelona, sin haber sido previamente autorizados por la autoridad competente. Y subidos al capó de un coche arengan a las masas para que se opongan a las fuerzas de seguridad e impidan que cumplan un mandato judicial, destrozan camionetas y automóviles de la Guardia Civil y se pasean triunfantes en las calles en olor de multitudes.

Para los que fueron tiroteados en las manifestaciones contra el franquismo, para los muertos de Vitoria, del Poble Nou de Barcelona, de Cádiz, de Sevilla, ametrallados en las calles mientras pedían pan y trabajo,es un insulto asegurar que hoy se vive una dictadura en España y especialmente en Cataluña.

Para los fusilados a partir de 1939, desde las 13 Rosas a Julián Grimau, Granados y Delgado, Salvador Puig Antich, José Humberto Sánchez BaenaJosé Luis Sánchez BravoRamón García SanzJuan Paredes Manot (TxikiÁngel Otaegui, ejecutados el 27 de noviembre de 1975 en el estertor del franquismo, y para las innumerables víctimas de la represión franquista, encarcelados interminables años y torturados, es una afrenta asegurar que hoy se persigue a las personas por sus ideas y actividades políticas.

Para los 150.000 asesinados en todas las cunetas, pueblos y cementerios de España, cuyos restos no hemos podido recuperar todavía, es una gran ignominia asegurar que vivimos hoy igual que bajo la dictadura franquista, como se están atreviendo a difundir los dirigentes independentistas catalanes. Afirmaciones que realizan con total impunidad ante las cámaras de televisión sin que sufran represalia alguna por ello.

Toda esta épica que han elaborado perversamente los independentistas catalanes, se está adueñando del espacio ideológico de algunos sectores de la izquierda española, y desorientará a la juventud que no ha vivido aquel terrible periodo de nuestra historia. Se está escribiendo una historia falsa que se va a transmitir a las siguientes generaciones, en la que la dictadura franquista aparecerá como un sistema político semejante al que tenemos ahora. Con elecciones periódicas a todas las instituciones: ayuntamientos, comunidades, Parlamento y Senado. Con periódicos y revistas que publican lo que les parece bien a sus propietarios, con televisiones que invitan a los defensores de destruir el Estado constitucional actual a exponer sus tesis en los programas públicos, con escuelas y universidades donde se respeta la libertad de cátedra. Con asociaciones legales en todos los ámbitos, donde se plantean las demandas ciudadanas, sindicales, vecinales, feministas, estudiantiles. Y en fin, todas aquellas ventajas que la democracia formal de que disfrutamos y que rige en Europa y América, permite desde que derrotamos a la dictadura.

Asegurar que ha regresado el franquismo, como se oye hoy a partir de que el Gobierno haya aplicado el artículo 155 de la Constitución para destituir el Govern de la Generalitat y convocar elecciones, es propaganda de lo más espuria, cuando la conducta de Puigdemont y de sus consellers es de abierto enfrentamiento al ordenamiento jurídico vigente. Cualquier democracia occidental hubiera actuado hace mucho tiempo suspendiendo la autonomía de Cataluña.

En vez de ello, por los intereses políticos que defendían, todos los gobiernos españoles han permitido que los gobiernos catalanes realizaran la ideologización más profunda en la ciudadanía para difundir su reclamación de independencia, desde el triunfo electoral de Jordi Pujol en 1980. Cuando en la última década se han agrupado decenas de ayuntamientos por la independencia, que incluso han retirado la bandera monárquica. Cuando la televisión catalana martillea constantemente con el mensaje de que España roba a los catalanes. Cuando las manifestaciones y concentraciones en reclamación de la independencia se han realizado ritualmente varias veces al año, sin represión alguna, es muy falaz asegurar que estas acciones hubiesen podido llevarse a cabo bajo la dictadura franquista con la impunidad con que lo han hecho bajo la democracia.

Veo que a los propagandistas de semejantes falsedades no les preocupa el daño que para la recuperación de nuestra historia están haciendo sus “relatos”. Menos les importa que sus niños y sus jóvenes sean adoctrinados en la distorsión de la verdad, creando falsos victimismos y conduciéndolos a adoptar posturas y decisiones políticas erróneas. Y los que todavía defendemos que la verdad es siempre revolucionaria como afirmaba Antonio Gramsci, tendremos que aceptar nuestra impotencia para lograr que el recuerdo de los heroicos antepasados y nuestro propio relato consigan un poco de atención, entre la baraúnda de gritos e insultos con que los del “relato dominante” están imponiéndose.

Pero lo imperdonable para siempre es que a través de la perversa utilización de las categorías políticas asentadas, como “dictadura”, “franquismo”, “fascismo”, “represión”, “presos políticos”, “censura”, “opresión política”, y otros tan espuriamente utilizados por los mártires del independentismo catalán, se esté banalizando el mal como en los tiempos de Adolf Eichmann.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2017/10/22/la-banalidad-del-mal/

Imagen: https://www.caracteristicas.co/franquismo/

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Parte de nosotros

Por: Yasel Toledo Garnache

Algunas personas pasan cerca sin percibir la dimensión de su importancia. Están próximos a nuestras casas, en el camino hacia el trabajo, al lado del parque… y en lugares distantes. Los vemos en imágenes televisivas, fotos o durante visitas a zonas rurales y urbanas.

«Aquí nació…», «…estuvo…», «… combatió…», «murió…», «… vivió…» dicen tarjas en montañas, llanos y poblados. Los sitios históricos forman parte de las esencias mismas de la nación, los esfuerzos, heroicidades y hasta la muerte de nuestros antepasados. Todos tienen importancia vital, los locales y los declarados Monumento Nacional.

Ojalá cada niño, joven y adulto sintiera un orgullo enorme por vivir cerca de uno de esos lugares emblemáticos, contribuyera a su buen estado y, cuando lo viera, su corazón palpitara con mayor fuerza. A veces estamos tan acostumbrados a verlos y pasar por el lado cuando vamos para la escuela o el trabajo… que no pensamos en su simbolismo, en su dimensión enorme, por constituir homenajes y recuerdos de la riqueza de nuestra historia, llena de páginas admirables y otras iguales de importantes por sus enseñanzas.

Esos sitios deben ser siempre fuentes de conocimientos y emociones. Jamás olvidaré las visitas a muchos, como Las Coloradas, por donde desembarcaron los expedicionarios del yate Granma, el 2 de diciembre de 1956. En una de las rememoraciones del hecho, nos vestimos de verde olivo, nos subimos a una pequeña embarcación y descendimos cuando todavía no salía el sol, por donde se considera que lo hicieron aquellos 82 corajudos, animados por el sueño de independencia. El frío del agua entraba a nuestros cuerpos y el pecho estaba henchido por vivir un momento especial.

En La Demajagua, lugar del alzamiento iniciador; en los museos-casas natales de Celia Sánchez y Carlos Manuel de Céspedes; en Dos Ríos, donde cayó en combate el Apóstol y actualmente se levanta un obelisco que rebasa el cielo, en la Comandancia General del Ejército Rebelde en La Plata, intrincado paraje de la serranía, en Cinco Palmas y en muchos otros espacios de las montañas y ciudades, altares sagrados de la Patria, uno siente las mareas de cubanía y dignidad con poder inusual, motores de la capacidad y coraje de todo un pueblo, una nación.

Resulta fundamental conocer con profundidad cada uno de los sucesos, para amar y admirar en su dimensión justa cada uno y ser más consecuentes con su simbolismo. Cada vez que me siento en uno de los bancos de la Plaza de la Revolución de Bayamo, la primera denominada así en el país, sensaciones muy agradables circulan por mis venas.

Pienso: por aquí caminaban los niños Carlos Manuel de Céspedes, considerado el Padre de la Patria, y Francisco Vicente Aguilera, llamado por Martí el Millonario Heroico, el Caballero Intachable, aquí firmaron el acta de capitulación de las tropas españolas, cuando los mambises tomaron la ciudad el 20 de octubre de 1868; allí, a unos metros, fueron estrenadas las notas del Himno Nacional, allá comenzó el incendio glorioso de la ciudad por sus pobladores el 12 de enero de 1869. Imagino las llamas consumiendo el lugar, los habitantes hacia el monte, el asombro de los españoles colonialistas…

Las nuevas generaciones también somos parte de la historia más reciente de ese lugar, muy cerca de donde habló Fidel al pueblo en dos ocasiones, pues el 2 de diciembre del 2016, esperamos el cortejo fúnebre con sus cenizas, un mar de personas lo recibió entonando el Himno. Aquí hubo lágrimas de tristeza, velas, confirmación de fidelidad y mucho amor y agradecimiento.

Miro la estatua de El Padre, en el centro de la plaza, y voy al interior de su casa natal. Entre cuadros con su imagen, frases y objetos suyos, tiemblo. Salgo y camino por el Centro Histórico urbano. Me detengo en cada tarja, en cada monumento. Y pienso «por aquí entraron», «en este lugar cantaron». Miro a todas partes. Tal vez los vea. Sé que siguen aquí.

El cuidado del patrimonio, material e inmaterial, es tarea de todos, significa un compromiso con los bisabuelos y abuelos…, con quienes escribieron un libro enorme de coraje, tiros, sangre y éxitos, también constituiría un legado para nuestros hijos y nietos.

Me alegran los pasos dados en Granma para favorecer todo eso y experiencias como la conservación de construcciones de la Comandancia de La Plata, incluido el bohío ocupado por Fidel, en plena Sierra Maestra. Siempre será favorable incrementar las iniciativas para que las personas se sientan cerca de la placa, del edificio…, pero sobre todo de quienes nacieron, pelearon o murieron ahí.

La labor de maestros, padres y vecinos, es indispensable. Los sitios históricos y su simbolismo son parte de nosotros.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2017-10-17/parte-de-nosotros-17-10-2017-21-10-58

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¿Qué nos dicen los nombres de las calles?

Por: Ignacio Mantilla

Una de mis mayores sorpresas cuando viajé por primera vez a Alemania fue descubrir que las calles de sus ciudades no están numeradas, sino que llevan nombres propios, en su mayoría de personajes, algunos muy famosos y hasta familiares, y otros que nunca había oído nombrar.

Los nombres de algunas calles son comunes y se repiten, como Goethestrasse, Humboldtstrasse, Rosa-Luxemburg-Strasse, Karl-Marx-Strasse o Schillerstrasse. En Francia también encontramos las calles Rue Platon, Rue Descartes y Rue Pascal, entre otras alusivas a las figuras provenientes de las ciencias en su conjunto.

En muchas ocasiones memorizamos el nombre de algún personaje, pero es más en un intento por retener una dirección que por indagar por su biografía, y entonces asociamos dicho nombre con el lugar, mas no con la figura. Personalmente me sucede con la Plaza de Wenceslao, en la bella ciudad de Praga: cuando oigo el nombre de Wenceslao, inmediatamente pienso en la plaza de Praga, mas no en San Wenceslao, patrono de la República Checa.

También suele pasar que con el tiempo una calle que lleva el nombre de un personaje ilustre pierde su reputación por las actividades que se realizan allí, y entonces también arrastra el buen nombre de la persona y se tiende a asociar dicho detrimento con el personaje mismo, quien puede caer en desgracia para siempre. Por ejemplo sucede con Pigalle, en París. Ese lugar lleva el apellido del importante escultor francés Jean-Baptiste Pigalle, pero si usted digita su apellido en Google, encontrará cientos de referencias a la Plaza Pigalle y a la zona parisina que no se recomienda sino para algunos entretenimientos mundanos.

Existen otras calles con características particulares que vale la pena traer a mención. Por ejemplo en Hamburgo está la calle Herbertstrasse, cuyo nombre prácticamente se debe pronunciar en voz baja. Allí las prostitutas se exponen desnudas a sus clientes en vitrinas a la vista de los transeúntes. Desconozco el origen de su nombre. La calle está vedada para mujeres y menores de edad, lo que atrae aún más a los turistas. Ante la curiosidad, algunas mujeres se han disfrazado para poder recorrerla a sus anchas.

Así mismo en otras zonas la actividad criminal ha impuesto nombres, como “Cracolandia”, a una zona del centro de Sao Paulo que representa un reto tanto para el gobierno urbano como para el ejercicio del derecho a la ciudad.

Los nombres de las calles y la apropiación del patrimonio, como lo han señalado los urbanistas, es un campo de lucha. Pensemos por ejemplo en la Segunda Guerra Mundial. Las vías de las ciudades alemanas nombradas en honor a Hitler y al nazismo fueron rebautizadas de inmediato al paso de los aliados. Y en la capital de España, Madrid, hacia 2015 el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) lideró una intensa campaña para cambiar los nombres franquistas de las calles.

En Estados Unidos, por ejemplo, ha sido fuente de polémica la existencia de monumentos a los líderes de los Estados Confederados de América, por sus conocidos idearios en pro de la esclavitud y el racismo.

En Colombia nos guiamos mucho más por los números de las calles y avenidas que por sus nombres. En la capital del país las personas se refieren a la Calle 26 y a la Carrera 30 en mayor medida que a la Avenida El Dorado o a la Avenida Ciudad de Quito, y probablemente si preguntamos por la Avenida Fernando Mazuera nadie nos da razón.

En contraste, todos podemos ubicar la Avenida Boyacá o “La Caracas”. Hay vías que por su nombre tal vez no estimulan ninguna emocionalidad, y por ello es mejor identificarlas con sus números. Pero en Bogotá un nombre es inexplicable, como pude comprobarlo cuando un amigo extranjero me preguntó por qué esa avenida se llama “Avenida Norte-Quito-Sur”, que, si bien lleva el nombre de la capital del país hermano, nadie entiende esa extraña combinación, que además no es conmutativa, pues, como preguntaba mi amigo extranjero, “¿y por qué no se puede llamar también Sur-Quito-Norte?

También hay nombres de locales que despistan, como un bar que conocí llamado “Gardel”, de una rara combinación: ofrecen comida mexicana y se oye salsa, pero no tango.

En las grandes ciudades del país, las avenidas o calles principales deberían llevar nombres de nuestros personajes más ilustres o representativos. Así por ejemplo, en una ciudad como Zipaquirá, en la cual Gabriel García Márquez cursó su bachillerato, su principal avenida podría bautizarse con su nombre.

No podría dejar de hablar de la Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos, en cuyos campus algunos de los edificios han sido revestidos de un poderoso sentido simbólico al ser bautizados con los nombres de los personajes que han marcado la vida universitaria, entre ellos el Edificio de Matemáticas, que fue nombrado como Yu Takeuchi, o el edificio insignia de la Facultad de Ingeniería de Bogotá como Julio Garavito Armero, en Manizales la Biblioteca Carlos-Enrique Ruiz, en Medellín el Auditorio Pedro Nel Gómez, o en Palmira el Edificio Ciro Molina.

Pero ni siquiera la Universidad se salva de la disputa simbólica, y el caso más icónico es sin duda la Plaza Santander, bautizada originariamente en honor a quien impulsó decididamente la educación pública en el país, pero que hoy es más conocida como Plaza Che.

Fuente: https://www.elespectador.com/opinion/que-nos-dicen-los-nombres-de-las-calles-columna-716929

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Acercamiento interpretativo a la Visión Crítica de Alfredo Bourton

Por: Gerson Gómez

En el caso de la expresión artística como la pintura y escultura, van a estar presentes siempre los elementos de la expresión plástica que son:   “conformaciones fácilmente definibles y tangibles. Es por ello que cada artista utiliza los elementos presentes en su medio y el estado físico de su obra depende de tales elementos. … Los elementos de expresión plástica son: punto, línea, color, valor, volumen y texturas. ”Un buen crítico de la expresión artística debe ser un conocedor, no solo de los elementos, si no también; de contexto y los factores que influyen en la consolidación tanto del artista como de su obra.

Sin duda bajo una visión,  eurocéntrica de las cualidades en el caso del dibujo y la pintura Alfredo presenta su libro Historia de la pintura en Venezuela Tomo I, donde trata de exponernos de manera cronológica y critica,  la evolución de la pintura y el dibujo en Venezuela, tratando de desentrañar virtudes y debilidades del desarrollo en La Época Colonial y El Período Republicano.

En tal sentido se considera prudente, solo nos detendremos a establecer algunos ejemplos, de los que Boulton desentraña en desarrollo de su trabajo. Este Autor al referirse a la Época Colonial expresa “los trabajos que han sobrevivido a esta época son resultado del atraso y la ignorancia de un arte dado exclusivamente a reproducir figuras uniformes y embardurnados de un colorido atroz todos aquellos asuntos de la biblia de los templos de los demonios, podían hallar refugio, haciendo este tráfico su negocio largamente los pintores”. En lo antes expuesto en parte de La Advertencia aparecen el contexto, el color y la forma presentes como elementos a favor del crítico e historiador del arte en Venezuela. Al hablar de los siglos XVI, XVII, XVIII, señala que la producción de la Época se va caracterizar: ”Fue idioma plástico español, fruto de aquella compleja y estragrafiada formación humana. Fue la conjugación de su espiritualidad. Los elementos negativos así como los positivos que lo integraron”… más adelante señala…” Lo selectivo tiene valor histórico”. En este sentido  señala el mismo autor…”magnífico ejemplo de ese concepto histórico y pedagógico es la obra de Chandler Rayhlon Post History Of Spanish y calcada de la misma idea metodológica de trabajo de Adolfo Venturi Storia del Arte Italiano”.

El autor señala que la producción artística en los dos primeros siglos objeto de estudio es escasa y concuerda plenamente con lo  respecta a la evolución Económico Social de la Capitanía de general de Venezuela donde se consolida el  Blanco Criollo como, clase social preponderante, y el negocio de la pintura viene asociado a ellos y Blanco Peninsular, en este caso expresión de la clase dominante, y por qué no a todo lo relacionado fundamentalmente a las creencias religiosas.

Aunque Boulton se detiene a personificar, por capítulos su producción considero de suma importancia el capitulo I, que toca los aspectos formativos, que son fundamentales para la compresión del texto, la visión general tal vez por su visión elitista de la Bellas artes, anuncia percepciones poco valorativas del aporte originario “Aborigen”, sin embargo, la genelidad con la que aborda el tema es un excelente aporte, a el arte como ciencia metódica en Venezuela… el descubrimiento… contexto económico de gran relevancia en la conformación del territorio… El Papel de la religión en el desarrollo artístico y el intercambio cultural entre otras cosas, es fundamento de la cultura artística colonial, donde no podemos dejar de mencionar los contratos que se establecieron Capitulaciones, Encomiendas, Misiones y Repartimientos en establecimiento de las estructuras de poder que luego, o simultaneo al proceso colonizador orientaran el legado artístico.

De la misma manera, durante el periodo republicano, 1830 en adelante el arte sigue su rumbo ahora fundamentado en el caudillo de turno y con una profunda visión elitista, pero orientado a destacar elementos propios de un élite, en cuanto a la concepción de estado, se va a resaltar y sobre todo en la época de Liberalismo Amarillo, con Guzmán Blanco, toda una gran producción alusiva a la gesta emancipadora como las obras de Martín Tovar y Tovar.

En el caso de los retratos reflejan la visión eurocéntrica, que inclusive en virtud complaciente a las estructura de poder y como reflejo se dibujan aspectos de la persona orientados desde la dominación. A grandes rasgos pudiéramos considerar esta obra de gran importancia para conocer el desarrollo de las bellas artes en Venezuela, sin dejar de considerar otras visiones.

Referencias

https://es.scribd.com/doc/91085548/Elementos-de-la-Expresión-Plástica

BOURTON, Alfredo Historia de la pintura en Venezuela Tomo I

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