Page 4 of 5
1 2 3 4 5

Bolivia: Bolivianos en el exterior capacitan a 2.600 universitarios del país

Bolivia / 21 de junio de 2017 / Por: Catherine Camacho / Fuente: http://www.lostiempos.com

Diez profesionales bolivianos que radican en el exterior capacitaron de forma virtual a 2.600 universitarios en Bolivia en temas de ciencias de la computación, de manera gratuita y en español, dentro del proyecto educativo Capacitación Tecnológica Científica para Bolivia (Catecbol).

Este proyecto educativo “fue creado en base a la necesidad de la comunidad universitaria de acceder a conocimiento científico de primera mano y en idioma español”, comenta Ronny Bazán Antequera, fundador de Catecbol.

El objetivo de Catecbol es «transmitir conocimiento actualizado así como la introducción de herramientas y tecnología de última generación, habilitando al mismo tiempo un canal de comunicación con las universidades y sus diferentes programas de pregrado y postgrado”, señala Bazán quien actualmente trabaja en un laboratorio de computación en la nube y redes de datos en Estados Unidos.

Este proyecto, sin fines de lucro, está conformado por un equipo de profesionales e investigadores bolivianos (con maestrías y/o doctorados en el área de Ciencias de la computación). Todos radican en diferentes países y trabajan en el área de investigación en universidades, laboratorios y empresas.

Primer ciclo de capacitación

En el primer ciclo de capacitación, de marzo hasta mayo, se realizaron ocho eventos donde participaron 2.600 estudiantes de nueve universidades —públicas y privadas— de Bolivia .

Bazán explica que las capacitaciones se realizaron a través de  videoconferencias abiertas, a cargo de los instructores que radican fuera de Bolivia. Así, los  sábados a las 11:00 (hora boliviana), cientos de universitarios asistieron físicamente a una de las nueve universidades de convenio donde las conferencias se transmitían en vivo.

Así mismo, varios participantes se conectaron simultáneamente vía YouTube pues la transmisión era abierta al público en general. «Hubo 1.650 conexiones paralelas vía YouTube», comenta Bazán.

En ambos casos, los participantes recibieron capacitación teórica y práctica e interactuaron con el expositor de manera directa a través de canales virtuales habilitados.

Todo el material generado y utilizado como videos, diapositivas y material en general se encuentra disponible en el sitio web del proyecto www.catecbol.com.

Bazán comentó que este primer ciclo de conferencias fue muy positiva, debido a que hubo mucha espectativa y participacion para cada evento. «Mis colegas están muy complacidos por haber compartido experiencias y conocimientos con compatriotas bolivianos», señala.

Resalta el compromiso de las autoridades de las universidades con el proyecto para organizar los eventos. «La Universidad Autónoma del Beni, José Ballivián, incluso delegó a un docente por evento que fortaleció el proceso de capacitación con más información», explicó.

Universidades participantes

En el primer ciclo de conferencias participaron estudiantes de nueve universidades de siete departamentos de Bolivia.

Universidad Mayor de San Simón y Universidad Privada Boliviana, de Cochabamba; Universidad Mayor de San Andrés, de La Paz; Universidad Autónoma del Beni “José Ballivián”, del Beni; Universidad Técnica de Oruro, de Oruro; Universidad Autónoma Tomás Frías, de Potosí; Universidad Autónoma Gabriel René Moreno y Universidad Tecnológica Privada de Santa Cruz de la Sierra, de Santa Cruz y Universidad Amazónica de Pando, de Pando.

El segundo ciclo de capacitaciones iniciará en agosto. «En esta oportunidad, Catecbol reclutará a profesionales dispuestos a compartir sus conocimientos y que se encuentran radicando en Bolivia, a integrarse a esta iniciativa de capacitación tecnológica científica en beneficio de la comunidad universitaria. La convocatoria será publicada próximamente en la página web de Catecbol”, finalizó Bazán.

EQUIPO DE CATECBOL

Los 10 investigadores bolivianos que radican en el exterior y forman parte del equipo de Capacitación Tecnológica Científica para Bolivia (Catecbol)

1. Sergio Collazos (EEUU). Especialidad: Software Development.

2. Ronny Bazán Antequera (EEUU). Especialidad: Virtualización de Infraestructura Informática. Postgrado: Universidad de Missouri (EEUU).

3. Saúl Medrano (EEUU). Especialidad: Software Development. Postgrado: Universidad de Maryland Baltimore County (EEUU).

4. René Pally (Irlanda). Especialidad: Software Development.

5. Boris Villazón Terrazas (España). Especialidad: Inteligencia Artificial, Gestión del conocimiento y Analítica de datos. Postgrado: Universidad Politécnica de Madrid (España).

6. Ernesto Santander (Francia). Especialidad: Telecomunicaciones móviles y ciberseguridad. Postgrado: Telecom Bretagne (Francia).

7. Ronald Terrazas (Bélgica). Especialidad: Micromanipulación mediante flujos alimentados, efectos de tensión superficial, control automático y control basado en la visión. Universidad Libre de Bruselas (Bélgica).

8. Jean-Paul Calbimonte (Suiza). Especialidad: Procesamiento de streams, RDF streams, ingeniería ontológica, e-Health. Postgrado: Ecole polytechnique fédérale de Lausanne (Suiza).

9. Omar Diego Vera Ustariz (Alemania). Especialidad: Métodos Formales de Verificación de SW. Postgrado: Universidad de Augsburgo (Alemania).

10. Adam Colque (Suecia). Especialidad: Control de calidad, Telecomunicaciones, Desarrollo de software. Postgrado: Chalmers University of Technology (Suecia).

Fuente noticia: http://www.lostiempos.com/tendencias/educacion/20170620/bolivianos-exterior-capacitan-2600-universitarios-del-pais

Comparte este contenido:

Entrevista a Alexandra Elbakyan: “Es cierto robo a los editores para dárselo a los científicos”

12 Febrero 2017/Fuente: El país/Autor:GIULIANO ALUFFI (LA REPUBBLICA)

Alexandra Elbakyan, de 28 años, es la fundadora de Sci-Hub, que ha puesto en la web 62 millones de artículos gratis a disposición de los investigadores

Como cualquier pirata informático que se respete, no deja huellas y huye de los focos. La Robin Hood de la ciencia internacional tiene 28 años, se llama Alexandra Elbakyan, es de origen kazajo y licenciada en informática. Y, sobre todo, es una pirata informática que lucha por el libre acceso universal a los estudios científicos, y está considerada la heredera de Aaron Swartz, el cofundador de Reddit.

Cinco gigantes editoriales —Reed Elsevier, Spring, Wiley, Blackwell, Sage y Taylor&Francis— publican la mitad de los estudios realizados en todas las universidades del mundo. Y los blindan, como “sheriffs de Nottingham”, dice, tras costosas barreras de pago —hasta 40 dólares por artículo—que impiden la consulta a estudiantes e investigadores sin recursos. La solución que Alexandra lanzó en 2011 es Sci-Hub.cc: un sitio que ofrece gratis todo tipo de estudios. Ahora la revista Nature, a pesar de que en teoría es su enemiga, la ha incluido en la lista de las 10 personas más importantes para la ciencia en 2016.

Pregunta: ¿Cómo nació Sci-Hub?

Respuesta: En 2009, para hacer mi tesis, tenía que consultar una treintena de estudios. Todos eran de pago, con el acostumbrado precio medio de 30 dólares cada uno. Era demasiado para mí, así que me dirigí a la Red: ya había descargado gratis libros técnicos de páginas piratas y pensaba que podría hacer lo mismo con los estudios. En realidad no era tan fácil. Me encontré con una comunidad de piratas, donde me explicaron cómo evitar las barreras de pago. Y en un par de años lancé Sci-Hub.

P: ¿Cómo funciona?

R: Si introduces el código identificativo del estudio que necesitas, Sci-Hub lo busca en la base de datos LibGen, que contiene ya 62 millones de estudios piratas. Si el estudio todavía no está allí, lo recuperamos del sitio al que pertenece utilizando las credenciales de investigadores que las han puesto a nuestra disposición.

P: Hay quien sostiene que está perjudicando a la ciencia: el dinero que recaudan los editores científicos sería vital para el sistema.

R: Es falso. Desde luego, publicar un estudio tiene costes, pero muchos de los autores no ganan nada, se conforman con el prestigio de las revistas. Hay incluso estudios de hace 10 o 20 años que todavía hoy solo se pueden consultar previo pago. ¿Cómo es posible? La verdad es que los beneficios obtenidos mediante el acceso restringido son mucho más elevados de lo que sería necesario para cubrir los costes de publicación: solo Elsevier gana aproximadamente 130 millones al año.

P: ¿Cuál es la reacción de los científicos ante su trabajo?

R: Ninguno se ha quejado de que sus estudios estuvieran disponibles en Sci-Hub. Al contrario, se reconoce lo que hacemos, que beneficia también a la Universidad. Incluso la de Harvard, la más rica del mundo, ha admitido que ya no puede hacer frente a los precios que imponen los editores para que sus investigadores puedan acceder a los artículos.

P: ¿Cuál es su límite?

R: Sobre todo en los meses en que los accesos crecieron más, el sitio se caía por el exceso de tráfico, hasta el punto de que algunos me pidieron que ofreciera un acceso de pago a Sci-Hub para limitar el número de usuarios. Me pareció algo muy irónico.

P: ¿Cómo se defenderá de los pleitos de los editores?

R: Mis servidores están en Rusia. En Estados Unidos no tengo nada, de modo que no hay nada de qué incautarse.

Fuente de la entrevista: http://elpais.com/elpais/2017/02/06/ciencia/1486399819_243966.html

Fuente de la imagen:http://www.sciencemag.org/sites/default/files/styles/article_main_large/public/images/sn-aelbakyan.jpg?itok=whztC8

Comparte este contenido:

Sociedad del conocimiento: ¿Ideología o fase del desarrollo?

Por: Roberto Rodríguez

La expresión sociedad del conocimiento ha conseguido instalarse en el lenguaje ordinario aun cuando adolece de una definición precisa o cuando menos una percepción común de sus rasgos generales y condiciones de operación particulares. ¿Qué es la sociedad del conocimiento, cómo y dónde funciona?, ¿es una fase de desarrollo económico que se puede alcanzar, o bien un nuevo orden social asequible a través de acuerdos entre los grupos sociales, las organizaciones productivas y el Estado?, ¿la sociedad del conocimiento reemplaza o se añade a la sociedad de clases basada en la propiedad?, ¿coincide con los límites de los países, o se sitúa en espacios suprarregionales, o bien en ámbitos meramente locales?, en fin, ¿la sociedad del conocimiento es una realidad o una utopía?

Un gran relato

Ian Miles, de la Fundación Europea para el Mejoramiento de las Condiciones de Vida y de Trabajo (EUROFOUND), refiriéndose a las ambigüedades del concepto, explica, en primer lugar, que la propia existencia fáctica de la sociedad del conocimiento está en cuestión: algunos comentaristas argumentan que todas las formas de sociedad han estado basadas en el conocimiento y que, en la actualidad, sólo en algunas áreas específicas son perceptibles cambios de cantidad y calidad significativos. Otros, en contraste, defienden la idea de que la época actual se caracteriza, precisamente, por la emergencia de cambios cuantitativos y cualitativos a partir de la generación y aplicación de conocimientos científicos (Miles, 2003).

Un segundo rasgo de ambigüedad procede de la utilización del concepto con fines descriptivos y valorativos. Es descriptivo el uso de sociedad del conocimiento en, por ejemplo, los estudios que patrocina la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para medir y comparar las capacidades educativas, científicas y tecnológicas de los países, la profundidad de los derechos de protección intelectual, o bien la existencia de  sistemas de innovación, es decir, redes entre la empresa, el Estado y la academia para la transferencia de conocimientos en tecnologías y productos (véase OCDE, 2016). En cambio, es un término valorativo cuando se dirime en el debate político, ya sea para persuadir a los ciudadanos para que asuman determinados compromisos y responsabilidades, o bien para confrontar a los gobiernos por la insuficiencia de recursos destinados a los sectores de educación, investigación científica o promoción cultural (Bohme & Sterh, 1986).

¿Por qué, a pesar de sus ambigüedades, la noción de sociedad del conocimiento ha ganado tal predominancia, al grado de identificar con ella lo que la realidad del siglo XXI debiera alcanzar? Principalmente porque es un término optimista, a diferencia del tipo de expresiones con que la filosofía y la sociología intentaron caracterizar el cambio finisecular. Compárese sociedad del conocimiento con, por ejemplo, sociedad postindustrial (Bell), postmodernidad (Lyotard), modernidad radicalizada (Giddens), sociedad del riesgo (Beck), modernidad contingente (Luhmann) o modernidad líquida (Bauman), por sólo citar algunos ejemplos representativos.

El carácter optimista de la expresión suele acentuarse en el debate sobre la sociedad del conocimiento. Todo el peso cultural del término conocimiento y sus nexos significativos con las nociones de verdad, sabiduría, educación, ciencia, etc. recarga el valor semántico de la expresión. Si hay un consenso implícito sobre el valor del conocimiento, entonces es difícil cuestionar la condición deseable de la sociedad del conocimiento. De entrada, es un juego cargado.

¿Cómo oponerse, por ejemplo, a que el Estado y los particulares otorguen prioridad a las inversiones en educación o en investigación científica y desarrollo tecnológico?, ¿cómo esperar actitudes o movimientos de resistencia a propósitos como la calidad educativa o la universalización de la escolaridad?, ¿quién se atreve a cuestionar que el conocimiento, la educación y los productos de tales actividades son bienes públicos de carácter nacional y aun de carácter global?

El discurso de la sociedad del conocimiento opera, en este sentido, como el gran relato, en la terminología de Lyotard, del siglo XXI. Paradójicamente, justo en el momento en que se había previsto el fin de las metanarrativas. Pero, además, se articula con otros cuerpos conceptuales con gran carga ideológica, política y práctica en el presente: las nuevas teorías del crecimiento económico, en sus distintas variantes; las perspectivas políticas de la universalización democrática y, desde luego, con el discurso de la globalización.

En efecto, hoy existe alto grado de consenso sobre la importancia del conocimiento científico como un elemento que genera valor al entrar en contacto con procesos productivos y servicios. No se trata del consabido diferencial de productividad por uso intensivo de tecnología.

Es una noción más amplia: las economías que incorporan fuerza de trabajo calificada, tecnología de vanguardia, e innovaciones en los procesos de producción, gestión y mercadeo, adquieren ventajas comparativas, mejoran su competitividad, crecen más rápidamente y obtienen mayores ganancias. Si bien esta cadena de factores se vuelve trivial, por conocida, al referirla a la competencia empresarial, su pertinencia resulta menos obvia en el nivel macroeconómico, donde los factores de acumulación y crecimiento del producto, así como los procesos de distribución, suele ser más complejos y diferenciados.

En este último aspecto, un grupo importante de economistas, así como las principales agencias multilaterales y la banca internacional de fomento han establecido correlaciones positivas entre el desarrollo científico y tecnológico, la formación de capital humano, las capacidades de innovación, el grado de competitividad internacional, y el nivel y ritmo de crecimiento macroeconómico. Aún está en debate el orden de los factores, principalmente si la inversión en educación e investigación científica, como tal, genera desarrollo y crecimiento, o si viceversa el nivel de desarrollo conseguido genera oportunidades en esos rubros.

También se discute hasta qué punto el nivel de escolarización afecta positivamente los índices de productividad, de qué manera la inversión en ciencia y tecnología se concreta en competitividad, y cuáles son, en todo caso, los límites del modelo. No obstante, al lado del debate académico, en la mayor parte de los países avanzados y en las regiones con economías más sólidas ocurre una definida percepción sobre la necesidad y ventajas de avanzar hacia un estadio de desarrollo descrito en términos de sociedad del conocimiento (véase Strulik et al., 2012).

Entre las pautas que apuntan en dirección de la sociedad del conocimiento, se identifican entre otras las siguientes:

• La consolidación de la sociedad de la información expresada en términos de la tendencia hacia la integración de redes informáticas, en sustitución del modelo de acceso aislado al poder de cómputo.
• Convergencia digital. Alude a la expansión sobre procesos, productos y medios de tecnologías de base digital e informática.
• Una creciente importancia de las innovaciones como fuente de competitividad y como instrumento para acrecentar la eficiencia y eficacia de organizaciones de todos tipos. La innovación se define, en términos generales, como aplicación de conocimientos para renovar la forma de hacer cosas.
• El desarrollo de economías centradas en servicios. Se subraya el papel del sector servicios en la provisión de bienes intangibles para clientes específicos, particularmente procesamiento de información e interacción humana.
• Aprendizaje social. El concepto involucra inversiones sustantivas para mejorar la calidad de la educación y la capacitación, así como para determinar el orden de destrezas y conocimientos económica y socialmente relevantes. A nivel político, la idea de aprendizaje continuo y permanente se ubica como una prioridad clave, con particular énfasis en moldear sujetos adaptables con capacidad para adquirir nuevas competencias y aprendizajes.
• Los propios retos de la globalización, que estimulan las tendencias apuntadas, las cuales, a su vez, actúan como soporte e incentivo de corrientes globales.

La otra cara de la moneda

Pese al entusiasmo que recubre el discurso sobre la sociedad del conocimiento, conviene reconocer que las transformaciones involucradas no escapan a tensiones y resistencias, aún en el mundo desarrollado.
Entre las fuentes de conflicto identificadas se mencionan, entre otras: las tendencias a la polarización desencadenadas por una injusta distribución de las oportunidades educativas; las pautas de exclusión laboral que provienen de cambios tecnológicos y organizativos, así como el desplazamiento de sectores productivos y laborales con capacidades de reconversión limitadas; la diferenciación entre economías con mayores o menores posibilidades de promoción de innovaciones; la confrontación entre la lógica de la producción de conocimiento en los centros académicos versus su apropiación y uso en las empresas; la presión sobre las universidades en torno a sus ofertas curriculares y agendas de investigación; las tendencias a la privatización de las instituciones de enseñanza superior y de los centros de investigación científica.

En fin, la dualización del espacio social entre quienes tienen capacidades de generación de conocimiento y los excluidos de este proceso.

La innovación continua y redituable exige tres condiciones: el desarrollo del conocimiento, el fértil intercambio de ideas entre personas informadas y, finalmente, un buen gobierno, sobre todo en lo que se refiere a la protección legal de la innovación. En cada uno de estos frentes existe una brecha cada vez más ancha entre países ricos y pobres, brecha que incluso es más desalentadora que las actuales desigualdades de ingresos. En tal sentido, los vectores de desigualdad de la sociedad del conocimiento, es decir, la brecha entre los capaces y los incapaces, los que saben y los que ignoran, los que tienen acceso y los prescindibles, los consumidores sofisticados y los apenas sobrevivientes, da lugar a oposiciones binarias que recuerdan la conocida confrontación de Umberto Eco: apocalípticos o integrados.

En tales condiciones, la dinámica del proceso, digamos la globalización de la sociedad del conocimiento, abre escenario a tensiones inéditas en la historia, las cuales no pueden dejar de enunciarse en sentido paradójico.
En primer lugar, nunca había existido la concentración de riqueza material del presente, conviviendo con el agudo grado de pobreza en que sobrevive la mayoría. La aparente accesibilidad a toda clase de información es contradicha por la tendencia a la concentración, eventualmente la monopolización, de los medios de comunicación de masas.

Contrasta también la presencia de estímulos para generar y diseminar conocimientos con el celo de los derechos de propiedad intelectual y el combate frontal y violento a las prácticas de piratería en todas sus acepciones.
En plena era del desarrollo de las tecnologías informáticas y de telecomunicaciones, nunca se había mantenido a tantas personas en la incomunicación: la mayoría escucha, mira o se entera, al margen del privilegio de emitir información o tener prácticas de interlocución no triviales.66f2a9f66e48d837f8d9568e3aa7d8b3_l

En el ámbito escolar se viven tensiones semejantes. Se ha convenido, por ejemplo, que el currículum básico se resume en dos competencias fundamentales: la cuantificación y la interpretación de textos. Sólo eso, o lo demás es pretexto para eso. Además, la evaluación de competencias y conocimientos tiende, como tal, a convertirse en el currículum.

Es un franco proceso de inversión: de evaluar lo que se enseña a enseñar lo que se evalúa. La formación media y superior tiende a enfatizar la formación de capacidades acordes a la sociedad del conocimiento, aún en aquellos contextos en que no existe ni el sector productivo, ni el mercado laboral, para colocar a los individuos formados en las mismas. El sincero asombro de los planificadores educativos por la insistencia de los estudiantes o sus familias por acceder a formaciones —saturadas— que, sin embargo, continúan ofreciendo opciones de trabajo en el sector laboral local ilustra este último extremo.

En el ámbito de la investigación científica, particularmente en los países subdesarrollados, incluso las ciencias sociales y las humanidades, se viven paradojas semejantes. ¿Cómo si no calificar el que, por un lado, se adjudique un enorme valor a la producción científica local y, por otro, se estimule, con toda clase de incentivos, la difusión de dicha producción principalmente fuera del entorno nacional y de preferencia en otro idioma?

No en uno ni en dos centros de investigación científica de nuestros países se estimula tal práctica, sino en la mayoría de nuestros ámbitos académicos. ¿Si la producción científica primaria tiene valor, por qué entonces se exporta gratuitamente, es más a costa del proveedor? Sencillamente porque da puntos en la competencia global de los prestigios. Pero, ¿eso genera productividad, competitividad, crecimiento o desarrollo?

Referencias
Bauman, Zygmunt (2003). Modernidad líquida. Fondo de Cultura Económica.
Beck, Ulrich (2002). La sociedad del riesgo: hacia una nueva modernidad. Ediciones Paidós Ibérica
Bell, Daniel (1991). El advenimiento de la sociedad postindustrial. Alianza Editorial.
Bohme, Gernot & Stehr, Nico (1986). Knowledge Society, D. Reidel Publish Company.
Giddens Anthony (1994). Las consecuencias de la modernidad. Alianza Editorial.
Luhmann, Niklas (2006). “La modernidad contingente”, en Las consecuencias perversas de la modernidad. Anthropos.
Lyotard, Jean François (1980). La condición posmoderna, Cátedra.
Miles, Ian (2003). Knowledge Society Foresight, European Foundation for the Improvement of Living and Working Conditions.
OCDE (2016). Measuring Science, Technology and Innovation.
Strulik, Holger; Prettner, Klaus & Prkawetz, Alexia (2012). “The Past and Future of Knowledge-based Growth”. CEGE Discussion Papers, núm. 140.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/sociedad-del-conocimiento-ideologia-o-fase-del-desarrollo/

Comparte este contenido:

España: El catalán que intenta resolver uno de los siete problemas matemáticos del milenio

Europa/España/30 Octubre 2016/Fuente: lavanguardia/Autor:Albert Molins

En el año 2000, el Instituto Clay de Matemáticas estableció los que –según su criterio– eran los siete problemas matemáticos del milenio. Siete enrevesadas cuestiones matemáticas que se consideraba de fundamental importancia resolver tanto para las matemáticas como por las aplicaciones prácticas que su resolución traerá. Con tal fin, el Clay prometió a aquellos que resolvieran cada uno de estos problemas un premio de un millón de dólares.

Hasta la fecha, sólo se ha resuelto uno de ellos. Se trata del teorema de Poincaré, con cuya solución dio el ruso Grigori Perelman en el 2004. A pesar del éxito, Perelman rechazó el premio y el dinero y vive retirado con su madre en un modesto apartamento de San Petersburgo.

El matemático Francesc Castellà es uno los varios brillantes científicos de todo el mundo que tratan de desenmarañar uno de estos imposible matemáticos. Concretamente, la conjetura de Birch y Swinnerton-Dyer (ver recuadro).

Castellà explica que cuando estudiaba bachillerato él también era de los que tenían la imagen estereotipada que la mayoría tenemos sobre las matemáticas. Una visión reduccionista que contempla las mates como una asignatura árida y antipática, incapaz de ayudar por sí sola a la comprensión del universo, como hace la física por ejemplo.

Quizás este también fuera el motivo por el que cuando les contó a sus padres que se quería dedicar a la matemática de forma profesional, se quedaron sorprendidos. “Siempre me habían interesado las ciencias y seguramente ellos se esperan que estudiara una ingeniería. Pero tampoco pusieron ninguna pega”, cuenta Castellà.

Estudió en el colegio de las Mercedarias de Sant Feliu de Llobregat –población en la que nació hace 30 años–, pero terminó el bachillerato en La Salle Bonanova de Barcelona. Precisamente fue un profesor de este centro –Manel Martínez– el primero en darse cuenta de su potencial como matemático. “Me propuso que nos viéramos los miércoles por la tarde para que me pudiera enseñar lo que me encontraría si decidía estudiar la carrera de Matemáticas. Me gustó, así que decidí matricularme en Ciencias Exactas en la UPC”, cuenta el joven investigador.

Castellà tiene claro que las exactas, a pesar de ser una de las asignaturas troncales de los currículos escolares, no son precisamente algo que genere mucho entusiasmo en la mayoría de los alumnos. “La actitud de los profesores que enseñan matemáticas en las escuelas está muy motivada por su experiencia personal, y sin pasión no se pueden explicar bien”, opina.

Después de licenciarse en el 2008 y obtener un máster en el 2009 en la UPC, en el 2013 Castellá se fue a la Universidad McGill en Montreal (Canadá), donde obtuvo el doctorado en Matemáticas. Del 2013 y hasta este mismo año estuvo como profesor asociado en la Universidad de Los Ángeles (UCLA), y ahora trabaja como investigador en la Universidad de Princeton (Nueva Jersey). El pasado 3 de octubre, recibió el premio Vicent Caselles otorgado a jóvenes investigadores brillantes por la Real Sociedad Matemática Española y la Fundación BBVA.

Sobre el reto al que se enfrenta, Castellà explica que algo de este calibre no es algo que uno decida un día que va intentar resolver. De hecho, cree que esa es la mejor actitud para fracasar. Como “no sabemos si tenemos las herramientas necesarias para resolver la conjetura, ni si lo podremos hacer en breve”, lo que hay que hacer –según Castellà– es precisamente “tratar de desarrollar nuevos métodos para intentar hallar la solución. Resolver la conjetura de Birch y Swinnerton-Dyer es la motivación final, pero no el objetivo diario ”.

Quizás también sea inevitable preguntarse qué repercusiones prácticas tendrá el hecho de que se resuelva la conjetura. Castellà reconoce que no lo sabe y que no se sabrá hasta que se consiga. “Es un problema central de las matemáticas al que se dedica mucha gente. De hecho, hay quien cree que su resolución puede ser fundamental para resolver otros problemas del milenio. A nivel teórico tendrá muchas aplicaciones seguro, y a nivel práctico es probable que tenga aplicaciones en criptografía”. De momento se ha hecho mucho trabajo y muchos progresos, pero la solución no está a la vista. Castellà cree que el día que se logre, será un hecho histórico como lo fue en su momento la solución del teorema de Fermat. Pero la de Birch y Swinnerton-Dyer es una conjetura y por tanto puede resultar errónea, aunque “todos los resultados teóricos y computacionales hasta la fecha están a favor de lo que esta predice”, dice Castellà.

En todo caso, el matemático tiene claro que sería la culminación de un éxito colectivo más que un logro individual.

Los problemas del milenio pendientes de resolver

El salto de masa de Yang-Mills

En 1954, Chen-Ning Yang y Robert L. Mills introdujeron una teoría para describir la interacción débil (responsable entre otras cosas de ciertas formas de radiactividad) y la interacción fuerte (responsable entre otras cosas de la unión de protones y neutrones para formar un núcleo). Esta teoría ha sido fundamental en el estudio de partículas elementales y física nuclear en los últimos casi 60 años. Esta teoría es una generalización de la del electromagnetismo. No obstante, hay una diferencia esencial y es que los campos responsables de las interacciones nucleares tienen que tener masa (en contraste con lo que sucede con los fotones responsables de la interacción electromagnética), y por eso se habla de un salto de masa. El problema propuesto consiste en demostrar de modo matemáticamente riguroso la existencia de la teoría de Yang–Mills cuántica y la existencia del salto de masa.

Hipótesis de Riemann

Esta considerado el problema matemático más importante de los que quedan por resolver, ya que está estrechamente relacionada con los número primos. Su demostración podría cambiar la forma de hacer negocios hoy en día, pues los números primos son el eje central de la seguridad en la banca y el comercio electrónico. Supondría también un profundo impacto en la vanguardia de la ciencia, que afectaría a la mecánica cuántica, la teoría del caos y el futuro de la computación.

Problema de P vs NP

Si es fácil comprobar que una solución a un problema es correcta, ¿es también fácil resolver el problema? Esta es la esencia de la pregunta P versus NP. Por ejemplo: dadas N ciudades que visitar, ¿cómo se pueden visitar todas sin tener que visitar una ciudad dos veces? Si tenemos una solución, se puede comprobar fácilmente que es correcta, pero no es tan fácil encontrar una solución.

La ecuación de Navier-Stokes

Es la ecuación que gobierna el flujo de fluidos como el agua y el aire. Sin embargo, no hay ninguna prueba a algunas de las preguntas más básicas que uno puede hacerse respecto a la ecuación.

Conjetura de Hodge

La conjetura de Hodge fue propuesta por W. Hodge en 1950, y se enmarca en un área de las matemáticas donde interaccionan la geometría algebraica y la geometría diferencial, y donde además se recogen ideas que provienen de la geometría aritmética, la topología algebraica, la física matemática, la geometría compleja o la teoría de ecuaciones diferenciales. No obstante, no hay una idea clara de qué línea de ataque llevará a su solución, ni siquiera de si la respuesta llegará usando técnicas de geometría algebraica o con técnicas analíticas de geometría diferencial. Es más, hay bastante división en la creencia de que pueda ser probada o refutada.

Conjetura de Birch y Swinnerton-Dyer

Es el problema que trata de resolver el matemático Francesc Castellà, que la explica de esta manera: “Se trata de encontrar un criterio para definir cuando ciertas ecuaciones polinominales de grado tres y con dos variables –ecuaciones elípticas– permiten un número finito o infinito de soluciones, cuyo cociente es un número racional. Esto es lo que la hace especialmente interesante y sutil”.

Fuente de la noticia: http://www.lavanguardia.com/vida/20161023/411232066530/francesc-castella-siete-problemas-matematicos-milenio-princeton.html?utm_campaign=botones_sociales&utm_source=facebook&utm_medium=social

Fuente de la imagen: http://www.lavanguardia.com/r/GODO/LV/p3/WebSite/2016/10/23/Recortada/img_amolins_20161011-155159_imagenes_lv_otras_fuentes_castella-kFVB-U41927731211J6E-992×558@LaVanguardia-Web.JP

Comparte este contenido:

Bolivia: La universidad debe sumarse al sueño de la industrialización del país.

América del Sur/Bolivia/258.10.2016/Autor y Fuente:http://www1.abi.bo/

El ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana calificó de imperativo histórico que la universidad sea «más estatal y se vincule a las grandes necesidades del Estado Plurinacional», durante una disertación en la carrera de Informática de la Universidad Mayor de San Andrés.

    «Pero no iremos muy lejos si la universidad no se acopla a las demandas del Estado Plurinacional y no asume el enorme desafío de potenciar capacidades para el desarrollo tecnológico y científico», advirtió.

Instó a los jóvenes a asumir, desde el conocimiento y estudio rigurosos, el proyecto de industrialización que el Proceso de Cambio planteó para el país.     El Ministro fue invitado al Simposio Política, Ética y Legislación en Ciencias de la Computación, que se realizó en el auditorio de la Carrera de Informática, donde Quintana exhortó a los jóvenes a interesarse por los grandes proyectos de industrialización en los que actualmente trabaja el Gobierno, tales como la planta de carbonato de litio, el proyecto de urea y amoniaco o los planes de industrialización de los recursos hidrocarburíferos, energéticos y petroquímicos.

«Ahora, las plantas separadoras de líquidos se hacen con tecnología coreana, el litio se desarrolla con tecnología china, hay otras áreas en las que se está utilizando tecnología española. Ustedes dirán ¿de qué soberanía tecnológica estamos hablando entonces? Hemos diversificado la matriz tecnológica en Bolivia y ése es un salto interesante», explicó

Fuente: http://www1.abi.bo/abi/
Imagen:
http://la-razon.com/nacional/ministro-Presidencia-Juan-Ramon-Quintana_LRZIMA20151015_0041_3.jpg
Comparte este contenido:

Libro: El acceso abierto al conocimiento científico

El acceso abierto al conocimiento científico

  • Autor: Jesús Valverde Berrocoso
  • Año:    2013
  • Editor:    REUNI+D
  • Páginas:    56 páginas
  • Idioma:    español
  • Desde:    09/08/2013
  • Tamaño:    974 KB
  • Licencia:    Pendiente de revisión

Sinopsis: En la Edad Media, la reproducción de libros estaba monopolizada por los monjes de los monasterios (amanuenses) que copiaban a mano sobre perga minos, obras fundamentalmente de contenidos religiosos y filosóficos. La actividad de los monjes en la época medieval fue esencial para cultura occidental, puesto que cumplieron la función de conservación de la cultura clásica a través de sus bibliotecas. La mayoría de los monasterios contaban con un scriptorium, lugar reservado para la copia de los manuscritos en latín de literatura religiosa y de autores de la Antigüedad.

La producción de estos libros era costosa en tiempo y en materiales. Así, por ejemplo, una copia de la Bibliaexigía el uso de centenares de pieles, que

eran bienes muy apreciados en las abadías, y la duración variaba según la pericia de los amanuenses, su número y la calidad que el manuscrito reque ría (en caligrafía y miniaturas). La ejecución de un manuscrito de dimensio nes promedio por parte de un solo copista requería de tres a cuatro meses (Labarre, p. 32). De hecho, para ahorrar tiempo y espacio los monjes usaban frecuentemente abreviaturas (también usadas por los primeros impresores) que llegaron a regularse en un sistema convencional de signos, pero que dificultaban su lectura. Si bien cada taller trabajaba para la biblioteca de su monasterio, las más afamadas recibían encargos de otras abadías o de autoridades (reyes, príncipes, nobles, etc.) y, de hecho, funcionaban como las ac tuales editoriales.

Este libro recoge los fundamentos legales en cuanto a la difusión del conocimiento y los trabajos de autor mediante licencias permisivas que facilitan su circulación, intercambio y difusión, superándose así las limitaciones que hasta la pasada década lastraba a la industria.

Para descargar libro:https://openlibra.com/es/book/download/el-acceso-abierto-al-conocimiento-cientifico

Fuente de la reseña: https://openlibra.com/es/book/el-acceso-abierto-al-conocimiento-cientifico

Fuente de la imagen: https://s3.amazonaws.com/collection.openlibra.com/covers/2013/08/Acceso-abierto-al-conocimiento-cientifico-OpenLibra-300×424.gif

Comparte este contenido:

México: Abierta convocatoria para premio de periodismo científico y tecnológico

América del Norte/México/10 Julio 2016/Fuente y Autor: Cadena Rasa

Ciudad de México (Rasainforma.com/Mar Pérez).- El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), en colaboración con el Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT), dio a conocer la convocatoria al Premio Nacional de Periodismo de Ciencia, Tecnología e Innovación

El premio reconocerá a los autores de los mejores trabajos de periodismo científico y tecnológico de este año que tengan publicaciones en periódicos, revistas, radio, televisión e Internet.

La convocatoria se realiza con la finalidad de premiar los trabajos de periodistas que además recurren a fuentes oficiales, intelectuales, investigadores, científicos e instituciones mexicanas, para realizar sus reportajes.

Además de promover el acceso abierto a la información científica y tecnológica de universidades, instituciones de educación superior y centros de investigación, como fuentes principales.

La iniciativa pretende lograr una Sociedad del Conocimiento y fomentar la participación de profesionales de la comunicación periodística en la ciencia.

El premio es un reconocimiento económico de 50 mil pesos dentro de cada categoría, pueden ser nacionales o extranjeros que radiquen en México y con trabajos hechos en el país.

En la iniciativa podrán participar científicos que recurran a fuentes de investigación documental de artículos científicos publicados en revistas indexadas o a entrevistas con científicos que laboren en instituciones mexicanas.

La convocatoria estará abierta hasta el 31 de julio del 2016 y puede consultarse en el siguiente enlace.

Fuente de la noticia: http://rasainforma.com/noticias/ciencia-y-tecnologia/publican-convocatorio-para-premio-de-periodismo-cientifico-y-tecnologico/162385/

Fuente de la imagen: http://www.cadenarasa.com.mx/archivosnoticias/bb84789b61933af44bbdbfbc4a00e24c.jpg

Comparte este contenido:
Page 4 of 5
1 2 3 4 5