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Desarmados: jóvenes en clave de futuro

Por: Rafael Aubad López

Después de casi 60 años de conflicto, hablar de pasar la página en nuestro país y comenzar a escribir una nueva historia, requiere el compromiso de todos. Y aunque la frase parece desgastada, la realidad nos muestra cada vez más esa necesidad para lograr una construcción con resultados sostenibles y duraderos. Ese mensaje lo entendieron bien Paola Morales, de Florencia, Caquetá; Juan Sebastián Zuluaga, de Granada, Oriente de Antioquia; y Fabio Díaz, de Mompox, Bolívar. Los tres, afectados por el conflicto armado, se encontraron casualmente como estudiantes en la Maestría en Comunicación Transmedia de la Universidad Eafit.

Con la creatividad propia de su juventud, las cartas como recurso narrativo y la web como plataforma, crearon Desarmados, un espacio digital con georreferenciación de los principales hechos que marcan el conflicto en nuestro país; una línea de tiempo con múltiples enlaces para ampliar datos; y videocartas donde protagonistas del conflicto armado cuentan sus historias y reflexionan sobre las huellas de la guerra.

Tiene testimonios como el de Pastora Mira, quien vivió el asesinato de su padre, su primer esposo, su sobrino y sus dos hijos en el Oriente de Antioquia; y el del General (r) de la Policía Luis Mendieta, 11 años, 7 meses y 13 días secuestrado por las Farc tras la toma a Mitú (Vaupés). Las historias, por supuesto desgarradoras y lamentables, son escuchadas y respondidas por diferentes personajes del país (actores, líderes políticos, académicos, empresarios, artistas…) dejando al final un mensaje hacia una paz positiva. Después de leer las cartas no le apuestan al fracaso.

El proyecto, busca aportar a la construcción de memoria y motivar la reconciliación con una herramienta pedagógica que podría ser fundamental en la Cátedra de la Paz, pues a través de una página web, estudiantes de 8 a 11 grado podrán conocer lo que ha vivido Colombia y presentar sus ideas de cómo sueñan el país.

La plataforma es tan amplia como nuestra historia misma y al igual que la paz, estará siempre en construcción, por eso también tiene un espacio para que ustedes y yo escribamos o dejemos un video con la historia que vivimos, con el dato que conocemos o con el mensaje para aportarle al nuevo capítulo que los colombianos nos merecemos: el de la paz y la reconciliación.

Dice el General (r) Mendieta en su carta: “…mi invitación a ustedes, que son las futuras generaciones, es participar con estudio y práctica para que por fin en Colombia tengamos un país en paz… De parte mía pedirles perdón en nombre de mi generación, porque no fuimos capaces de entregarles un país en paz”.

Más que infográficos, animaciones y videocartas, www.desarmados.org es un espacio para contar nuestra historia, para escucharnos, para entendernos, para escribir esa nueva página, para construir un mejor país juntos, tal y como lo dice en uno de sus mensajes, Pastora Mira: “Quiero compartir mi historia con los jóvenes de este país, no para generar lástima, sino por el contrario, para invitarlos a entender que de la guerra no queda nada más que dolor, desolación y tristeza”.

Fuente: http://www.elcolombiano.com/opinion/columnistas/desarmados-jovenes-en-clave-de-futuro-BF6304535

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Cuba: La II Guerra Mundial contada por una sobreviviente

Cuba/Mayo de 2017/Autora: María del Carmen Ramón/Fuente: Cuba Debate

Tatiana Maksimenkova apenas tenía un año y pocos meses cuando su familia comenzó a padecer los horrores de la II Guerra Mundial. Vivía en una calle céntrica de Moscú, y aunque su corta edad en aquel entonces no le permite tener memoria viva de las explosiones de bomba, el miedo de sus hermanos, ni de las transformaciones de un país que se convirtió en resistencia…en su mirada es visible todavía el sufrimiento de a quien la guerra marcó por el resto de la vida.  De su saldo, hay heridas que no se han borrado nunca: el horror de los campos de concentración le impidió conocer a sus abuelos paternos, mientras que la batalla le arrebató a su hermano con apenas 19 años.

“Muchas veces mi mamá, con dos niñas en brazos—yo y mi hermanita de nueve años—, no tenía tiempo de bajar al refugio, por lo que en ocasiones caían bombas y nosotras estábamos en el quinto piso del edificio donde vivíamos. Ella me contaba que al sentir los fuertes sonidos yo corría para esconderme debajo de la mesa, y con el índice señalando hacia arriba le decía asustada “mama, bom bom”.

Así cuenta a Cubadebate Maksimenkova, sobreviviente de una guerra que costó a la Unión Soviética más de 26 millones de muertes entre civiles y combatientes, y quien actualmente vive en un céntrico barrio de la capital cubana.

“Toda la generación mía es muy sufrida, pues sentimos todos los horrores y secuelas de la guerra sobre nuestras mentes. La guerra para nosotros no es solamente un combate común; son calamidades terribles sobre la población: hambre, millones de niños que se quedan sin padres, esposos que no vuelven, vidas brutalmente mutiladas”.

En homenaje a la victoria frente al fascismo el 9 de mayo de 1945, Tatiana evoca parte de las desgarradoras historias sufridas por sus familiares durante la invasión hitleriana, una dramática época que marcó a Rusia para siempre y que el tiempo nunca podrá borrar.

La familia

Tatiana apenas pronunciaba sus primeras palabras, cuando las canciones de resistencia se convirtieron en constante melodía de cuna. Su mamá trabajaba como obrera en una fábrica de abrigos de piel, y durante la guerra nunca abandonó su puesto. “Yo me quedaba con mi hermana, y aunque no veía casi nunca a mamá, ella era para mí un ejemplo de sacrificio en el día a día”.

“Mi hermanita mayor también trabajaba con esa edad, para obtener una libreta de alimentación de obrera, que siempre tenía un poquitico más de comida. Ella, junto a otras niñas de entre 9 y 10 años, hacía guantes para soldados del Frente, y apoyaban así a los hombres que estaban en las trincheras”.

Por la parte paterna, más triste era su destino. El padre de Tatiana, un judío polaco que se había trasladado a la Unión Soviética en los años 20, conoció los campos de concentración; mientras que sus familiares en Polonia fueron totalmente aniquilados por las políticas fascistas.

“La familia de papá se quedó en su país, y cuando llegó Hitler con la política de exterminación de los judíos, fueron sacados a los campos de concentración y asesinados en las cámaras de gas. Por eso nunca llegué a conocer a ninguno de ellos”.

Casi 250.000 personas pasaron por el campo de concentración de Buchenwald. 56.000 de ellas no sobrevivieron. Foto: AFP.

Casi 250 mil personas pasaron por el campo de concentración de Buchenwald. 56.000 de ellas no sobrevivieron. Foto: AFP.

Gregorio, el hermano que murió sin conocer el amor

Quizás una de las historias más desgarradoras que guarda Tatiana en su memoria es la de su hermano mayor, Gregorio, quien al iniciar la Gran Guerra Patria apenas tenía unos 16 años.

“Él hacía guardia con los muchachos de su edad en los techos del edificio donde vivíamos, porque caían bombas fugaces y ellos las apagaban para que no  explotaran. Cuando cumple 19 años se va al Frente, y muere como soldado en la Batalla de Stalingrado. Dice mi mamá que recién comenzaba a afeitarse y que todavía no había conocido el amor de una mujer”.

En aquel entonces, Tatiana ya tenía 3 años de edad. Ella recuerda que debajo de la cama había un cajón con fotos, canciones y otras pertenencias de su hermanito, y ante la ausencia de juguetes, su madre le permitía jugar con la cajita, mientras él luchaba en el campo de batalla.

“Toda la vida recordaremos su nombre. Mi hijo nunca me perdonó que yo no le llamara Gregorio en su homenaje, pero es que no quería que repitiera su destino, porque casi todos los muchachos que estuvieron en la Guerra no regresaron”.

Vi muchas lágrimas de vecinos, porque en aquella época se recibían unos sobres en forma de triángulos, que avisaban cuando moría un soldado. Nosotros vivíamos en cuarterías, y en mi piso convivíamos con otras cuatro viviendas. De estas, tres recibieron el aviso. Todavía recuerdo los tremendos gritos y las lágrimas”.

El día que termina la guerra

Probablemente todos los soviéticos que vivieron esos duros años recuerdan el día en que terminó la guerra. Tatiana todavía guarda en su memoria el 24 de junio de 1945,  unos 46 días después de la capitulación final alemana, cuando tuvo lugar el desfile de la victoria.

Los soldados soviéticos muestran los estándartes nazis caídos, en el desfile de la Victoria en la Plaza Roja, del 24 de junio 1945. Foto: Sputnik.

Los soldados soviéticos muestran los estándartes nazis caídos, en el desfile de la Victoria en la Plaza Roja, del 24 de junio 1945. Foto: Sputnik.

“Mi cuartico era chiquito, y desde una esquina escuché todo por la radio. Recuerdo el regocijo del pueblo. Yo de niña tenía un taburete y me encaramé para acercarme más. No entendía mucho qué pasaba, pero recuerdo los fuegos artificiales”.

No obstante, con el fin de hostilidades no terminó el dolor para Tatiana y su familia; esas huellas la persiguieron por el resto de su existencia; mientras que para su madre, cada 9 de mayo fue fecha de dolor incomparable.

“Recuerdo que cuando pequeña a los niños nos encantaba recoger frambuesas silvestres. Un día, en 1948, estábamos a 100 kilómetros de Moscú, y varios muchachos de mi edad jugábamos a recoger estas pequeñas frutas. Cada año venían zapadores buscando minas y los niños recordamos el sonido de ese aparato, porque para nosotros era como un juego. Ese día no nos pasó nada, pero no lo olvido porque años más tarde encontraron tres minas en el mismo barranco donde nosotros, criaturas de 8, 9 o 10 años, habíamos recogido las frambuesas. Es decir, la guerra había terminado y todavía caminábamos por campos minados. Siempre pensé que existían ángeles de la guarda, que protegían a los niños para que no hubiera más muertes”.

Así, los años fueron agolpando los tristes recuerdos. Tatiana tampoco olvida una ocasión en que acompañaba a delegaciones cubanas en un recorrido por el cementerio de Leningrado, y ante el dolor de lo descrito por un diario de la época, se quedó sin poder traducir nada. “Estaba frente al diario de Tanya Nikoláyevna Sávicheva, una niña soviética que escribió un breve documento durante el asedio de Leningrado en la Segunda Guerra Mundial, y publicó en pequeños papelitos: “Zhenia murió el 28 de diciembre de 1941, a las 12:30 horas; la abuelita murió el 25 de enero de 1942, a las 3:00 p.m; Leka murió el 17 de marzo de 1942, a las 5:00 a.m; el tío Vasia murió el 13 de abril de 1942, dos horas después de la medianoche…”  Yo no podía traducir aquello a los cubanos, era un trauma terrible”.

Felices, a pesar de todo

Pero a más de 70 años, Tatiana recalca que pese al dolor, las carencias, la pobreza y el hambre, guarda de su infancia un recuerdo feliz.

“A pesar de todo, querían que nuestra vida fuera plena. Nos llevaban a los teatros, al cine, a las exposiciones, a los círculos de interés. No teníamos comida ni nada de ropa para ponernos, pero éramos muy felices. Lo digo con toda sinceridad, nos forjaron como seres humanos. Nos prepararon para la vida con su amor”, asegura entre lágrimas.

Yo me acuerdo mucho del hambre. Iba al círculo infantil y nos daban comida, pero las privaciones eran grandes. Muchas veces, sacando el pan de la semana comíamos dos días y después no teníamos ni una miga de pan. Recordamos pobreza de guerra y posguerra, pero éramos ricos de espíritu”.

Y de aquellos años donde la solidaridad se imponía, Tatiana no ha podido olvidar las masas de croquetas hechas con cáscara de papas que les preparaba su madre, con los restos que le regalaban otros vecinos que tenían un poco más. “No me creerás si te digo que hasta ahora siento ese sabor. Cuando compro en Cuba, lo primero que hago es croquetas, pero esta vez de papas de verdad”.

Cuando el dolor la llevó hasta Cuba

Profesora del idioma ruso y una de las fundadoras de a catedra de idioma ruso en la Academia de las Artes, (ISA), Tatiana ha organizadoen Cuba diversos conciertos en homenaje a la Gran Guerra Patria. Foto: Rusia Today.

Profesora del idioma ruso y una de las fundadoras de la catedra de idioma ruso en la Academia de las Artes, Tatiana ha organizado en Cuba diversos conciertos en homenaje a la Gran Guerra Patria. Foto: Russia Today/ Captura de Video.

En la década de 1970, fue Tatiana Maksimenkova quien habló al destacado músico cubano Roberto Sánchez Ferrer de uno de los episodios más tristes de la guerra, conocido como la matanza de Jatín, momento en que nació una estrecha relación con Cuba que la ata hasta estos días.

“Yo me acuerdo que en el 75′ la UNESCO se dirige a los compositores del mundo con la sugerencia de escribir las obras musicales en honor de 30 años de la victoria sobre el fascismo. Siguiendo esa tradición tan noble de solidaridad, un cubano director de orquesta respondió a este llamamiento y vino a Rusia”.

“Katyn es una aldea Bielorusia, que como tantas otras fue borrada de la faz de la tierra”, dice, y evoca la terrible historia que en aquel entonces contó a Roberto:”Él se conmovió muchísimo, y creó la obra vocal sinfónica Jatín”.

Del dolor de esta historia nacieron las notas musicales que tocó en el Primer Festival Internacional celebrado en Rusia con el lema “Por la paz, la amistad y el humanismo”, donde junto a la música de grandes artistas del siglo XX sonó esta pieza. “Soy testigo de que la sala entera saludó la obra. Había muchos veteranos de la guerra”, recuerda Tatiana.

Durante varios años, esta rusa que dice tener su corazón en Cuba, pero su alma en Moscú, ha trabajado en Cuba en el campo de la promoción cultural. Profesora de idioma ruso y una de las fundadoras de la cátedra de ese idioma en la Academia de las Artes, (ISA), ha organizado diversos conciertos en homenaje a la Gran Guerra Patria, para impedir que los años borren tan dramática historia.

“Quiero agradecer a todos los jóvenes músicos cubanos que han participado en estos conciertos, quienes han tenido su primer contacto con el idioma ruso a través de la canción, pero cantan impecable. Agradezco sobre todo a los que participan en conciertos dedicados a esta fecha tan sagrada para nosotros. A Pedro y Richard, de la Academia Mariana de Gonitch; a Ulises y Angeline Díaz, del Teatro Lírico Nacional, porque cantan y lo sienten como si fuera lo nuestro”.

E insiste Tatiana que no quiere cerrar esta entrevista sin dedicarle sus últimas palabras a Cuba, un país que durante años ha luchado por mantener vivo el recuerdo de tan dura guerra y el reconocimiento a la hazaña protagonizada por el pueblo soviético. “Por ello mi agradecimiento a todos los cubanos de tres generaciones, porque gracias a ustedes y nosotros que estamos juntos, nadie ni nada estará olvidado”.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/noticias/2017/05/09/la-ii-guerra-mundial-contada-por-una-sobreviviente-fotos-y-video/#.WRPenbjau01

 

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La cultura de potrero en Panamá

Olmedo Beluche

De la enorme pila de material bibliográfico que consulté para la elaboración de mi tesis doctoral, que intenta una historia agraria de Panamá, el libro que más me impresionó por la descripción de las formas de vida campesinas y su evolución en el tiempo es “De selvas a potreros. La colonización santeña en Panamá: 1850 – 1980”, del Dr. Stanley Heckadon-Moreno. Es un libro hermosamente redactado, que prueba que la ciencia no tiene que estar reñida con lo ameno, y que acierta en explicar las causas económicas capitalistas que le han impuesto al campesino azuerense la cultura de potrero, la cual  no hace parte de su propia naturaleza campesina.

Alguien de extracción puramente urbana solo puede aprender acerca de la cultura campesina, o através de libros maravillosos como el de Heckadon, o viviéndola personalmente.  Esta lectura me ha servido para racionalizar experiencias personales que adquirí gracias a la guía de Herasto Reyes, gran periodista y revolucionario originario de Vallerriquito, quien me presentó a los líderes del Movimiento Campesino de Veraguas, después Moviiento Campesino de Panamá, muchos de los cuales se habían organizado junto a Héctor Gallegos, en interminables giras desde Santa Fe a Montijo, pasando por Las Palmas, Cañazas y Viguí. Así conocí a algunos que ya no viven como Evaristo Ortega, y otros que siguen luchando, como “mi presidente”, Ricardo Barría.

Heckadon estudia la vida campesina a partir de una preocupación: la destrucción incesante de nuestros bosques. En 1950, tres cuartas partes de Centroamérica estaban cubiertas de bosques, pero en 2009 no llegaba al 30%. Es un proceso inclemente que liquida anualmente 376 mil hectáreas de bosque centroamericano y 50 mil hectáreas en Panamá. Aunque habitualmente se culpa al campesino santeño y su cultura agrícola de la deforestación, lo novedoso del libro de Heckadon es que demuestra que: la pequeña propiedad, combinada con la agricultura de roza para la subsistencia, mantiene un equilibrio con la naturaleza, hasta que el mercado capitalista y la necesidad creciente de dinero la transforman en una máquina de matar bosques.

Heckadon demuestra cómo durante el periodo colonial y la postindependencia, la agricultura de roza y la cría de ganado, aunque implicaba tala y quema, al garantizar la subsistencia de nuestros campesinos, estos también equilibraban su producción con pequeñas variaciones de parcelas y dejando tierras en descanso.

Otro descubrimiento inesperado del libro de Heckadon es la inexistencia de propiedad privada en el campo en Azuero, antes de 1850. La mayor parte  de la tierra era de propiedad comunal o municipal, principalmente los bosques aledaños a los pueblos, que compartían más o menos equilibradamente los ejidatarios, quienes poseían sus parcelas bajo un régimen de usufructo de hecho.

La destrucción de los bosques, la migración incesante a nuevas zonas, la degradación rápida de la tierra y su conversión en potreros cercados, a una hectárea por vaca, no son intrínsecos al campesinado, sino al desarrollo del sistema capitalista panameño a partir de la construcción del ferrocarril a mitad del siglo XIX, y con más fuerza a partir de 1903. Heckadon demuestra cómo la política liberal hizo de la propiedad comunal de la tierra el enemigo y cómo promovió e impuso en la cultura campesina la propiedad privada y la potrerización de la tierra mediante una cantidad de leyes que iniciaron con la república. Robo y privatización de la tierra de la que se aprovecharon algunos políticos encumbrados.

Fuente del articulo:http://www.rebelion.org/noticia.php?id=225573

Fuente de la imagen: http://www.rebelion.org/imagenes/221016_1.jpg

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Historias de la Historia de la Universidad Nacional: la Escuela de Ciencias Naturales

Por: Ignacio Mantilla

En la celebración del sesquicentenario de la Universidad Nacional quiero compartir hoy con los lectores la historia de los inicios de una de las seis escuelas que integraron la Institución desde su nacimiento.

Hay personajes, detalles y anécdotas que constituyen las huellas que nos ayudan a identificar y comprender ciertas costumbres, hábitos y prácticas que han sido heredadas o transmitidas de generación en generación y que hoy, en algunos casos, son símbolos o forman parte de nuestros valores institucionales. Tal es el caso del uso de los colores para identificar las facultades. En efecto, simultáneamente con la fundación misma de la Universidad, las escuelas se distinguían por un color específico en el que se enmarcaba el escudo. Así, a la Escuela de Jurisprudencia la identificaba el color rojo, a la de Medicina, el amarillo, a la de Ingeniería le correspondía el color blanco, a la Escuela de Literatura y Filosofía, el color azul celeste, Artes y Oficios, violeta y a la Escuela de Ciencias Naturales, el verde. A esta última me voy a referir en esta ocasión.

Entre las dependencias que la Ley 22 de 1867 entregó a la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia se encontraban el Museo Nacional, que por varias décadas funcionó en la Universidad, y el Observatorio Astronómico Nacional, hoy vecino de la Casa de Nariño, pero que aún hoy forma parte de la Universidad. Estas dos dependencias, más el Gabinete de Mineralogía formaron la Escuela de Ciencias Naturales que inició clases en las primeras semanas de 1868 bajo la dirección de su primer «Rector de Escuela» (hoy lo conoceríamos como decano), el médico y botánico Francisco Bayón Fernández. Con cuatro profesores y 35 estudiantes inició labores la Escuela. El impulso que le quisieron dar el rector general Ancízar y el rector de la Escuela Bayón estuvo encaminado a formar profesionales que apoyaran las labores de la agricultura y la minería en el país, que en palabras de Ancízar, en su primer informe al poder público el 1 de febrero de 1869, eran “industrias fundamentales en nuestro país, y hasta hoy ejercidas con pocos o ningunos conocimientos científicos, que las mantiene en los antiguos e imperfectos procedimientos de producción, que además de ser costosos las reducen a proporciones mezquinas”.

Además de ejercer el cargo de rector de la Escuela de Ciencias Naturales, Bayón se desempeñó como catedrático de Botánica, Jilolojía y Farmacognocia. Tal vez fue Bayón uno de los primeros investigadores colombianos en el sentido moderno de la palabra. Por solicitud del rector general de la Universidad, Manuel Ancízar, Bayón desarrolló por varios años un tratado sobre Jilolojía que perfeccionó en sus clases y del cual presentó avances en los anales de la Universidad. El resultado de sus investigaciones, que contaron con el auspicio de la Universidad, fue el libro Ensayo de Jilolojía Colombiana (contiene la clasificación y descripción de las maderas colombianas). Cabe destacar que, según lo cuenta el profesor Santiago Díaz Piedrahíta, «el curso de Jilolojía era componente importante de los programas de la Escuela de Ciencias Naturales. En el mismo se trataban en su orden, luego de definir la Jilolojía, cuarenta y siete grupos naturales, describiendo los géneros y especies más representativas de cada uno, analizando las características de sus maderas, sus coloridos, pesos específicos, usos o aplicaciones, y la altitud de los lugares donde crecían».

El programa que se desarrollaba en la Escuela abarcaba cuatro años con cursos que iban desde clases elementales de botánica, matemáticas, zoología y química, hasta química agrícola, agricultura, pasando por cristalografía y mineralogía, geología y paleontología, y metalurgia y explotación de minas. La Escuela otorgaba el título de Profesor en Ciencias Naturales y, en ocasiones especiales, el de Farmaceuta.

Además de Francisco Bayón, quien devengaba un salario anual de 600 pesos por su responsabilidad como rector de la Escuela, los otros tres profesores eran Fidel Pombo, encargado de las cátedras de Zoología y Mineralogía; Liborio Zerda, titular de las cátedras de Física Matemática y Médica, y Química General; y Ezequiel Uricoechea de Química Analítica. El presupuesto total de la Escuela en su primer año fue de $11.990, invertidos en los sueldos del rector, el secretario, los catedráticos y los útiles de enseñanza.

A partir de 1878, cuando los conservadores y liberales moderados asumieron el poder, la Universidad experimentó un cambio en su organización interna y en los métodos de enseñanza y contenidos de sus programas, definidos en su creación. Por esta razón, aunque en la letra ya aparecía una Facultad de Ciencias Naturales, en realidad esta era más bien una unidad administrada por la poderosa Facultad de Medicina. Fue en esta época de cambios que Liborio Zerda, reputado médico y excelente maestro, fue nombrado rector de la Facultad de Ciencias Naturales y también de la Facultad de Medicina, para adelantar la política de la regeneración en las antiguas Escuelas.

Mucho después, bien entrado el siglo XX, los trabajos del botánico Enrique Pérez Arbeláez le dan un impulso muy importante al desarrollo de las ciencias naturales en nuestro país. Gracias a él, en 1936 se funda el hasta hoy conocido como Instituto de Ciencias Naturales y en 1955 el Jardín Botánico de Bogotá. Los estudios desarrollados en ellos han sido fundamentales para llegar al conocimiento que hoy se tiene no solo de nuestros recursos botánicos, sino también de nuestra flora y fauna.

En la actualidad aquella Escuela de Ciencias Naturales de 1867 se constituye en el más importante centro de investigación y formación en ciencias del país, con tres facultades, Bogotá, Medellín y Manizales. Además, hoy la Universidad Nacional de Colombia, patrimonio de todos los colombianos, cuenta con el moderno, activo y dinámico Instituto de Ciencias Naturales, heredero de los principales frutos de la Expedición Botánica que dirigió Mutis y encargado del Herbario Nacional Colombiano que cuenta con cerca de 588 000 ejemplares de plantas. Además alberga ocho importantes colecciones zoológicas con 900 590 ejemplares. Se suman a estos tesoros científicos las series de láminas y trabajos impresos, representados en libros y revistas clasificadas, cuyos autores han constituido un sobresaliente equipo de profesores que forman a sus estudiantes como los nuevos investigadores y científicos naturalistas que requiere el país, infundiendo en ellos el profesionalismo de las disciplinas y la responsabilidad por la preservación de este invaluable patrimonio de la nación colombiana.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/historias-de-la-historia-de-la-universidad-nacional-la-escuela-de-ciencias-naturales-columna-688491

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Herencias Nacionales

Por: Luis A. Montero Cabrera

Las identificaciones de estados nacionales pueden ser cosa reciente para los humanos. Países tan conocidos e importantes hoy como Italia solo llegaron a serlo hace un poco más de siglo y medio, aunque las variantes de la lengua italiana moderna, hija del latín clásico fijado por la Roma imperial y el sucedáneo cristianismo, eran ya habladas por los habitantes de sus actuales territorios y más allá. Sus hablantes tenían unidad histórica y cultural pero no estatal. Así ocurrió también hasta tiempos bastante recientes en otros países bastante establecidos. Algunos estados se harán y desharán en el futuro. Acabamos de conmemorar los 60 años del tratado de Roma que dio origen al hecho trascendental de una Europa unida y en paz. Se trata de una herencia reciente de asociación que debe conservarse para cambiar la anterior de rivalidad y guerras que solo trajo desventuras a los más expuestos, a las mayorías.

En Centro América y en los Andes se construyeron los actuales países y nacionalidades a partir del encuentro de los habitantes originarios con los europeos, desde hace poco más de cinco siglos. Esto ocurrió después de unos trece milenios de fundación, habitación y convivencia humana en estas tierras. Antes de la conquista eran naciones que se habían ido conformando autóctonamente durante el tiempo no tan largo que llevaba homo sapiens existiendo en esta parte del mundo. Las herencias nacionales en esta parte de América son compartidas entre los que llegaron después con los que ya estaban.

Singularmente, en la actual Cuba, en los actuales EEUU, y en algunas otras islas caribeñas la herencia cultural de habitación humana anterior a la conquista prácticamente se disolvió. Los que habían llegado antes nos dejaron una parte importante de sus genes y los nombres de muchos lugares pero casi nada de su lengua y cultura. Los arribantes voluntarios y forzados europeos, africanos y de todas partes han predominado aquí casi absolutamente con sus saberes, sus hábitos y sus espiritualidades.

Por alguna razón los reinados que definían las políticas europeas durante la fundación de las actuales naciones americanas difirieron en sus propios enfoques hacia la gestión de la sabiduría. Entre las potencias coloniales, los británicos de la ilustración cultivaron los nuevos conocimientos y los financiaron. Los franceses usaron los ejércitos napoleónicos y así llegaron a trasmitir a casi todo el mundo que lo nuevo era mejor que lo viejo. Los ibéricos cultivaron la belleza, el poder y los afanes de conquista y los llevaron a sus vastas tierras americanas.

Los cubanos heredamos de la parte española de la península una hermosa lengua, hidalguía y gustos envidiables. No es preciso detallar las consecuencias de todo esto aquí. Se dice que la infanta Eulalia, una joven hija de reina y hermana y tía de reyes, que en sus treinta de edad visitó Cuba y los EEUU a finales del siglo XIX, se felicitaba de haber “vuelto a la civilización” cuando llegó a La Habana procedente de Nueva York, en 1894.
También un cierto dislate de la historia puede resumir uno de nuestros lastres heredados. Se atribuye a un paladín del franquismo, Millán Astray, en una polémica salamantina con don Miguel de Unamuno, una exclamación con que lo insultó desde el poder: “¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!”. El desprecio por la sabiduría de los reaccionarios ibéricos y americanos tiene en esa exclamación un paradigma. No es, por cierto, herencia exclusiva de nuestra cultura. Se atribuye a un famoso esbirro nazi alemán la frase de que “Cuando oigo la palabra cultura me llevo la mano al revólver”.

África central dio lugar a nuestra especie en este mundo y cultivó saberes que permitieron probablemente que nos seleccionáramos como especie y predomináramos en un entorno vitalmente riquísimo y variado. Sin embargo, como antesala de América también favoreció hechos que pusieron en desventaja al pensamiento como virtud en los lugares que permitieron y se beneficiaron durante siglos con la trata de personas. Las víctimas engañadas y exportadas como cosas trajeron a nuestras tierras sobre todo sus mentes admirables, sus músculos poderosos, y su ingenio para la supervivencia precaria, pero poco o nada escrito.

En el avatar de esta construcción nacional, ya los cubanos estamos confeccionando nuestra identidad hace más de dos siglos. La Revolución Cubana con Fidel vino a decirnos que “Nosotros no le decimos al pueblo: ¡cree! Le decimos: ¡lee!” . Fundó además todo un movimiento científico inédito, prácticamente de la nada. “¡Viva la inteligencia! ¡Viva la vida!” podríamos parafrasear al franquista desde la Revolución.

No han faltado también criterios externos (¿e internos?) de que la ciencia no es para nosotros, por ser pobres. Uno de los documentos oficiales más insultantes que se han producido contra Cuba data de la administración del presidente George W. Bush, en 2004, cuando expresaba: “…Grandes sumas [de dinero] se dirigieron también a actividades como el desarrollo de la biotecnología y centros de biociencias no apropiados en magnitud y gastos para una nación como esta, esencialmente pobre, y que han fallado en justificarse financieramente…” . Es algo así como que: “¡Muera la inteligencia de los pobres!”.

La ciencia y la tecnología cubanas aparecieron y progresaron gracias a la Revolución en ese universo de entornos hostiles y sin tradiciones ni idiosincrasia de investigación científica heredables. Ya son parte de la herencia del pueblo cubano, a más de medio siglo de que se nos propusiera que fuéramos un pueblo de hombres de ciencia y de pensamiento. Acciones, o inacciones, sobre ellas tienen que ver con la propia Revolución. Esta es de las herencias que tenemos que consolidar y desarrollar.

No estamos como desearíamos de acuerdo con esta herencia reciente. En el pasado pleno de la Academia de Ciencias de Cuba se sometió a discusión un cuidadoso trabajo elaborado por prestigiosos científicos cubanos acerca de nuestra publicación de resultados. Entre muchos datos interesantes e incontestables conocimos que los artículos de Cuba en las revistas científicas de más importancia han decrecido un 7 % en el período de 2008 a 2014 en el que América Latina como un todo creció un 30 %. En esa misma sesión también se señaló por algunos un estancamiento, por lo menos, de nuestra tecnología endógena a partir de los premios otorgados en ese sector del saber.

Nuestra herencia también es la de que en pleno año 1994, cuando se había tocado fondo en una de las crisis económicas más graves de este país, Fidel inauguró la primorosa obra del centro de investigación – producción, o empresa de alta tecnología, llamado “Centro de Inmunología Molecular”. Esa institución es hoy una de las pioneras en la posibilidad de aportar bienes de altísimo valor agregado por el conocimiento a las relaciones económicas entre Cuba y los EEUU, además de muchas otras cosas. Tenemos que ser dignos de esa herencia y marchar junto a los que más hacen por la sabiduría. También porque así seremos cada vez más ricos si la gestionamos como tiene que ser.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/04/05/herencias-nacionales/#.WOl4wbjau01

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España: Los gitanos españoles reclaman incluir su historia en la Educación

Europa/España/09 Abril 2017/Fuente y Autor: madridpress

Los gitanos españoles reclaman la incorporación de la historia y cultura de su pueblo en el currículo educativo de Primaria y ESO, con motivo de la celebración este sábado 8 de abril del Día Internacional del Pueblo Gitano 2017.

Así lo piden las entidades que forman parte del Consejo Estatal del Pueblo Gitano, entre las cuales se encuentra la Fundación Secretariado Gitano, que este año han lanzado una campaña de sensibilización que gira en torno a una pregunta de un niño, Samuel: «¿Por qué la historia y la cultura del Pueblo Gitano no aparecen en los libros escolares?».

La serie de campañas de sensibilización comenzó en 2015 con la acción #YoNoSoyTrapacero, contra la acepción del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) y continuó en 2016 con #TelebasuraNoesRealidad para mostrar la desaprobación a determinados programas de televisión que, a su juicio, dañan la imagen de la comunidad gitana.

Con la acción de este año, ‘La pregunta de Samuel’, las ONG del Consejo Estatal del Pueblo Gitano quieren visibilizar la ausencia de la historia y la cultura gitana en los contenidos escolares, sensibilizar a la sociedad y contribuir «a cambiar, desde la infancia, la imagen social negativa de las personas gitanas y eliminar estereotipos y prejuicios que conducen a la discriminación».

El protagonista de la acción de 2017 es Samuel, un niño gitano de 10 años que, mientras hace los deberes, ve en sus libros la historia y la cultura de pueblos diferentes y entonces, se hace la pregunta: «¿Por qué la historia y la cultura del Pueblo Gitano no aparecen en mis libros del cole?». Con esta cuestión, según indican, se dirigirá al Ministerio de Educación. La campaña cuenta con un vídeo que se lanzará a través de redes sociales.

«Lanzamos esta acción porque creemos en una escuela que promueva la igualdad entre las personas. Una escuela donde la diversidad se perciba como una riqueza y no como un problema, y donde impere la tolerancia y el respeto hacia las diferencias», subrayan.

El Día del Pueblo Gitano se celebra en todo el mundo (International Roma Day), para recordar la historia de este Pueblo y rendir homenaje a las víctimas gitanas del genocidio nazi y de distintas persecuciones a lo largo de los siglos. Esta fecha, recuerda el Congreso Mundial roma/gitano celebrado en Londres el 8 de abril de 1971 en el que se instituyeron la bandera y el himno gitanos.

LA CEREMONIA DEL RÍO

Entre los actos institucionales estatales del día 8 de abril se celebra la Ceremonia del Río, que convoca el Consejo Estatal del Pueblo Gitano a través del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Será en la Instalación del Canal de Remo de Madrid Río de la Federación Madrileña de Remo a las 12,45 horas.

Entre otras personalidades, está prevista la asistencia del secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, Mario Garcés Sanagustín; la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y representantes de las organizaciones y entidades gitanas. En Madrid también se celebrará a las 20,00 horas la entrega de Premios 8 de abril que concede el Instituto de Cultura Gitana.

A estas celebraciones se unen los actos y declaraciones por parte de instituciones, parlamentos y gobiernos autonómicos y locales de toda España, como la realizada por el Pleno del Congreso de los Diputados el pasado 6 de abril, así como las de Parlamentos Autonómicos como los de Castilla y León, Extremadura o Galicia.

Además, al hilo de los actos con motivo del 8 de abril, del 27 al 29 de marzo se celebró la Roma Week en Bruselas auspiciada por el Parlamento Europeo y organizada por europarlamentarios y ONG europeas, en la que se dieron cita casi cien activistas gitanos y gitanas, que han compartido con europarlamentarios debates y exposiciones centradas en la situación del pueblo gitano europeo y el antigitanismo.

Fuente de la noticia: http://madridpress.com/not/220286/los-gitanos-espanoles-reclaman-incluir-su-historia-en-la-educacion/

Fuente de la imagen:http://madridpress.com/upload/img/periodico/img_58501.jpg

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Batalla de las Ideas en la producción de sentido. Eso que se llama “Cultura”

Por: Fernando Buen Abad

El colonialismo ideológico siempre acompaña al colonialismo económico

y la liberación económica no es posible sin la liberación ideológica

Rodolfo Puiggros

 

En ninguna de sus expresiones la Cultura es un ser inmaculado ni intocable. Su existencia misma requiere de la crítica como condición necesaria y como motor de su desarrollo histórico (especialmente hoy) cuando llegamos al punto en que la palabra “Cultura” puede ser usada para significar casi cualquier cosa. Unas veces porque ciertos antojos epistemológicos, en sus debates cada vez más escolásticos, cincelan a placer su necesidad de llamar “Cultura” a lo que no se atreven a calificar de Ideología. Algunas veces porque se han fundado tradiciones antropológicas, sociológicas o filosóficas que se desbordarían sobre generalidades (cada vez más confusas) si no contaran con un concepto dique donde quepa todo, incluso su raíz de cultivo. Otras veces porque detrás -o debajo- de la palabra “Cultura” pueden camuflarse o esconderse intereses de todo tipo… incluidos los más aviesos. Sólo hay que recordar las aventuras “culturales” de la OTAN.

Merece mucho la pena mantener abiertos los debates sobre la Cultura y sus significados.“Cultura de Masas”, “Cultura de Elite”, “Cultura Culinaria”, “Cultura Indígena”, “Cultura Popular”… “antropología cultural”, “políticas culturales”, “Industrias Culturales”, “Narco Cultura”… en fin, hoy se trata de un concepto comodín que puede sacarse en todo momento para dar lustre retórico a sinnúmero de actividades, intenciones o falacias. Y el usuario queda bien, ante los auditorios más diversos, con sólo invocar a la Cultura que suele ser presentada como un ente intocable.

Pasamos de cultivar los campos a cultivar el espíritu y el siglo XVII inclinó su significado al cultivo de las facultades intelectuales. Con la Ilustración la palabra “Cultura” se hizo sinónimo de “Civilización” en oposición de clase al concepto “barbarie”, en oposición de clase entre las fuerzas de la naturaleza y las fuerzas de la Cultura… actualización a medida tomada de la Grecia clásica en la división artificial capitalista entre el trabajo físico y el trabajo intelectual. Nace la idea de que la Cultura es un instrumento de dominación expresada en las Bellas Artes, en los logros de la burguesía. Sólo la clase culta produce “Cultura”, “saberes”, “progreso”, “razón”, “educación”.

También el etnocentrismo se adueño del concepto para modelar los imaginarios colectivos al servicio del consumismo de mercancías como máximo logro cultural permitido para los pueblos. Por colmo, eso que se llama “Cultura”, se barniza con la idea del folklore en oposición –matizada-frente al iluminismo y el romanticismo y por lo tanto no hay “Cultura” sino “Culturas”. Incluso con una carga, no pocas veces, racista. Y hemos llegado a usar el concepto Cultura como sinónimo -reduccionista- de organización de espectáculos, ferias y exposiciones.

Y hoy (sin que sea una novedad) nos domina planetariamente la Cultura de la Guerra (el comercio por otros medios) camuflada por todos los Mass Media. Cine, literatura, televisión, video-juegos… son hoy nuevos campos de disputa de la lucha de clases que (también) se libra con valores, conductas y con signos… en la cabeza y en los corazones. Es una disputa de intereses, en sociedades divididas en colonizadores y colonizados, para ganar el terreno de los imaginarios donde se yerguen los principios, las ideas, los afectos… escenarios de la Batalla de las Ideas, de los Gustos y de los Hábitos. Disputa añeja por dominar los valores sociales, para poner el mundo patas arriba, para hacer invisibles las cosas que realmente valen e imponernos como valiosas sólo las mercancías y la ideología dominante. Claro que es una disputa edificada sobre misiles, cañones, metralla y golpizas… cimentada con terrorismo financiero, chantaje inversionista y vampirismo bancario.

Sus armas estratégicas siguen siendo -entre otras- las Iglesias, el Estado Burgués, la Educación y los mass media…que despliegan formas diversas de violencia psicológica planificada contra los pueblos, el envilecimiento de la dignidad, la criminalización de las rebeldías, la situación de amenaza permanente y el amedrentamiento como religión… Es un despliegue de acciones alienantes sistemáticas convertidas en Industria del entretenimiento y del placer… es el secuestro de los juegos, del ludismo necesario, del sentido del humor, de las tradiciones colectivas y la identidad común. Es el secuestro de lo social en garras del individualismo, es el reino de la fatiga, la moral de la extenuación, las privaciones y las carencias de quienes producen la riqueza concreta. Es la perversión de la ternura en garras de la sensiblería llorosa; el parasitismo en contra de la solidaridad, la conciencia de clase y la organización social transformadora.

Si el mundo se estremece por la crisis prolongada del capitalismo, que en su agonía depreda y mata todo a su paso, si especialmente Nuestra América ha sido considerada “traspatio” donde el imperialismo ha practicado todas sus monstruosidades, que incluyen la lista los estragos terribles causados por la ideología de la clase dominante… no vamos silenciarnos. No permaneceremos callados, y menos hoy cuando la guerra psicológica permanente, que el capitalismo despliega con sus máquinas de guerra ideológica, (radiales, televisivas, impresas, digitales…) se ha traducido en golpes de estado, magnicidios y genocidios.

No vamos a enmudecer ante la presión cotidiana del consumismo enfebrecido, no seremos indiferentes ante la intoxicación de los pueblos con la mentalidad individualista. No vamos a evadir nuestra responsabilidad crítica ante la manipulación de los gustos, de los valores bajo las manías disfrazadas de “entretenimiento”, noticieros, diversiones, juguetes, juegos… incluso disfrazadas de escuelas, institutos y universidades, todo ello ofensiva servil a la lógica del imperio para saquear y esclavizar recursos naturales, mano de obra y conciencia de los pueblos.

Necesitamos blindajes para la esperanza de impulsar una gran Revolución Cultural desde lo mejor que han logrado nuestros pueblos en centurias de luchas emancipadoras, en siglos de aprendizajes y como resultado de millones de experiencias teórico metodológicas. En un continente que ha sido sometido a barbaridades de todo género; en un continente que ha sido pisoteado por, casi, todos los imperios del planeta; en un continente extraordinariamente rico en materias primas, herencias culturales y diversidades identitarias… en un continente victimado, con toda impunidad, por la avaricia colonialista para esclavizar la conciencia y la mano de obra de sus pobladores, el desarrollo de una gran Revolución Cultural para la integración -desde las bases- no sólo parece una necesidad suprema, lógica y urgente… es especialmente un acto de justicia social de primer orden. Y no es que semejante Revolución no esté, a su modo y con sus limitaciones, en marcha.

Revolución Cultural continental para entender científicamente el escenario actual de la disputa cultural y soñar, objetivamente, con cambios históricos verdaderos. “Si no cambiamos las ideas, no cambiamos nada”. Una Revolución Cultural de Nuestra América es, por necesidad, una Revolución económica, social y política. Revolución alfabetizadora, una Revolución ecológica, una Revolución educativa, una Revolución del hábitat, una revolución del trabajo… y, también, una revolución artística, científica, comunicacional y ético-moral, en suma una Revolución también de la producción de los Símbolos emancipadores…o será nada.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=224722

Imagen: https://www.emaze.com/@ACWTRTZF/Presentation-Name

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