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Joan Benach : “Una niña recién nacida en Suecia puede vivir 43 años más que una nacida en Sierra Leona”

Desigualdad en salud: la mayor epidemia del siglo XXI

Cualquier transformación social tiene su origen en otra manera de mirar y entender la realidad. Hoy en día, la pobreza, la exclusión social y las desigualdades sociales son inmensas, escandalosas, mucho mayores de lo que observamos a simple vista, de lo que queremos ver o incluso de lo que podemos imaginar. Para ver esa otra realidad necesitamos buena información y mucha reflexión, y eso es difícil. Solo con capacidad crítica, tiempo y esfuerzo se aprende a mirar mejor y entender lo oculto, lo invisible. En un tiempo de inmoralidad y barbarie donde el pragmatismo todo lo invade, la codicia es omnipresente, se idolatra al dinero, se manipula la información, se falsea la historia y donde casi todo se maquilla, es preciso preservar el sentido del horror y de la realidad. Es preciso comprometerse con el derecho a la protección y promoción de la salud que deben tener todos los habitantes del planeta. No caben excusas, nos va en ello nuestra salud. El objetivo de este artículo es presentar algunas de las principales claves, a menudo invisibles, que caracterizan a la peor epidemia de nuestro siglo: la desigualdad en salud.

La desigualdad en salud, la peor epidemia 

En las ventanas del alma, que son los ojos, se expresa lo más íntimo del ser humano. Cuando nuestra mirada es capaz de percibir las condiciones de vida y trabajo, los rostros de dolor, el sufrimiento y la lucha de las personas y de los pueblos, mirar es comprender. Pero además, necesitamos cuantificar la magnitud de lo que estamos viendo y las cifras reflejan dramas colectivos: hoy en día una niña recién nacida en Suecia puede vivir 43 años más que una niña nacida en Sierra Leona. Pero esa muerte desigual no se produce solo entre Suecia y Sierra Leona, sino entre un puñado de países ricos y Malí, Haití, Mozambique, Uganda, Nepal, Bangladesh… La desigualdad se produce, sobre todo, entre los países ricos, «sobredesarrollados[1]», y las más de 2.000 millones de personas que viven en los países más pobres del planeta. En los países «en desarrollo», que mejor habría que llamar «países arrollados por el desarrollo ajeno[2]», aproximadamente el 40% de los infantes de dos años tienen una estatura menor de la que les corresponde y las tasas de mortalidad materna son, en promedio, 30 veces las de los países ricos. El riesgo de que una mujer sueca muera durante el embarazo o el parto es de uno entre 17.400, mientras que el de una afganesa es de uno entre ocho. En Uganda, 200 de cada 1.000 niños nacidos en los hogares más pobres morirán antes de su quinto cumpleaños mientras que en los países ricos solo morirán siete de cada 1.000. También en los adultos hay claras desigualdades: la probabilidad de morir entre los 15 y 60 años es más de diez veces superior en Lesoto, al sur de África, que en Suecia. En Australia los varones indígenas viven unos 17 años menos como promedio que aquellos de origen no indígena[3].

La salud es política. Un planeta enfermo de desigualdades.

El impacto que hechos como estos tienen sobre la salud pública del planeta es gigantesco. Si todo el planeta consiguiera alcanzar el nivel de mortalidad infantil que hoy tiene Islandia (el más bajo del mundo en 2002), cada año podría evitarse la muerte de más de 11 millones de niños. Tres datos sirven de referencia para valorar la importancia de este hecho: en el año 2002 murieron más de un millón y medio de personas de tuberculosis, más de un millón de malaria y casi tres millones de sida. Si cada civilización crea sus propias enfermedades y sus propias epidemias, la enfermedad más importante de nuestra época, su epidemia más devastadora, no es la tuberculosis, la malaria, o el sida, sino la desigualdad de la salud.

Países relativamente ricos como Rusia, Hungría y otros países del este de Europa tienen una esperanza de vida 10 años menor que la de países como Suecia o Japón[4]. Entre los países menos desarrollados, Costa Rica y Cuba tienen 10 años más de esperanza de vida que Perú, 20 años más que Haití y 30 años más que Angola[5]. Estas cifras promedio de cada país esconden a su vez enormes desigualdades internas. En un mismo país hay regiones o barrios donde viven personas con niveles de riqueza y riesgos de tipo social, ambiental o personal para la salud muy distintos según cual sean su clase social, género o etnia. Y los países ricos no están en absoluto exentos de desigualdad. Las áreas más pobres de la ciudad escocesa de Glasgow tienen una esperanza de vida 28 años menor que las zonas más ricas de esta ciudad[6]. Un hombre, con estudios universitarios, con un trabajo estable como profesional, que tiene apoyo familiar y social, y que vive en un barrio acomodado, no solo tiene mayores recursos sino también una probabilidad mucho mayor de tener un mejor nivel de salud que una mujer emigrante, negra, sin estudios, desempleada, sin apoyo social ni familiar, y que vive en un barrio marginado de la misma ciudad. En general, la desigualdad afecta sobre todo a los grupos más explotados, oprimidos o excluidos de la sociedad que además, suelen vivir en los barrios más pobres y marginados sufriendo un proceso de desigualdad múltiple. Entre los grupos sociales más afectados destacan los trabajadores y trabajadoras más pobres, las clases sociales más explotadas, las mujeres pobres desempleadas que viven solas con sus hijos, los desempleados sin recursos, o los inmigrantes ilegales más pobres a quienes se les niega el trabajo, o las personas sin techo o en situación de grave marginación social.

Estados Unidos, el país más poderoso de la tierra, el país que produce un tercio de la riqueza mundial, es también uno de los 27 países más adelantados en ampliar las desigualdades. Cerca de una de cada diez familias es pobre, uno de cada cinco habitantes es analfabeto funcional y los servicios de salud de gran parte de la población están hechos añicos: casi 44 millones de personas (8,5 millones de niños), el 15% de la población del país, no tienen seguro médico. Algunos condados del estado de Dakota del Sur tienen, en promedio, 12 años menos de esperanza de vida en los hombres y 17 en las mujeres que en Minneapolis o Utah[7]. Si las tasas de mortalidad de la población de raza negra durante la década de los noventa hubieran sido iguales a las de raza blanca se hubieran evitado cerca de 900.000 muertes. En el barrio de Harlem, en el norte de Manhattan (Nueva York), viven alrededor de 115.000 personas, un 40% de las cuales son pobres, y la mayoría son negros. La peor salud de los habitantes de Harlem ha sido estudiada desde hace tiempo. Hace más de una década dos médicos del Harlem Hospital señalaron que las tasas de mortalidad de los jóvenes de Harlem sextuplicaban a las del promedio de los jóvenes de Estados Unidos y mostraron que es menos probable que los negros de Harlem llegaran a los 65 años que los habitantes de un país tan pobre como Bangladesh[8]. Es revelador constatar que ser pobre y vivir en una zona rica puede ser más dañino para la salud que ser aún más pobre pero vivir en una zona pobre. Aunque menos visibles que la pobreza medida en valor absoluto, las desigualdades sociales dañan profundamente nuestra salud.

La desigualdad en salud tiene varias caras 

Desde muy antiguo sabemos que la pobreza afecta a nuestra vida y a nuestra salud. Los pobres enferman en mayor proporción y mueren antes que quienes son más ricos. No obstante, en otros casos no tan extremos, las cosas no parecen tan evidentes. Por ejemplo, ¿qué ocurre con la salud de quienes solo son «un poco» pobres?, ¿cuál es la salud de los ciudadanos que poseen un nivel de riqueza y bienestar material medio en comparación con quienes poseen el nivel más elevado? Para contestar a esas preguntas no basta el sentido común. Comprender las relaciones existentes entre la desigualdad social y la desigualdad en la salud es algo mucho más complejo que el simple hecho de constatar la enorme diferencia en la riqueza o la muerte existente entre los individuos y grupos que están en los extremos de la escala social, o entre las naciones o áreas geográficas muy ricas o muy pobres. Tres décadas de abundante investigación científica han permitido sacar a la luz cinco elementos clave de la desigualdad en la salud: las desigualdades son enormes, graduales, crecientes, adaptativas e históricas.

La salud de quienes están mejor socioeconómicamente y quienes viven en las áreas más privilegiadas de los países o las ciudades es mucho mejor que la de la población más desfavorecida. De hecho, las diferencias en la probabilidad de morir entre las clases sociales extremas son tan grandes que superan en magnitud a las producidas por el tabaquismo, el factor de riesgo para la salud más estudiado durante la segunda mitad del siglo XX[9]. En Gran Bretaña, un número muy amplio de estudios ha mostrado las desigualdades entre clases sociales. Por ejemplo, los profesionales y directivos tienen casi diez años más de esperanza de vida al nacer que los trabajadores manuales[10]. Si las clases sociales británicas más pobres tuvieran las mismas tasas de mortalidad de las más ricas cada año podrían evitarse 42.000 muertes en el grupo de población de 16 a 74 años[11].

Las desigualdades se extienden a lo largo de toda la escala social. A medida que descendemos en la escala social, en el nivel de riqueza o en la educación, la salud de las personas también empeora progresivamente. Las implicaciones sociales y políticas de este descubrimiento son muy importantes. En realidad, a mayores ventajas socioeconómicas, mayor esperanza de vida y mayores niveles de salud. En Estados Unidos, un estudio que analizó 300.000 hombres de raza blanca según su nivel de ingresos familiar, mostró un gradiente en el nivel de mortalidad en 11 de 12 categorías estudiadas: a menor renta, mayor mortalidad[12]. El mismo gradiente se ha apreciado también en la apreciación de nuestra propia salud (estado de salud autopercibido), la obesidad, el nivel de colesterol y de glucosa en sangre, o en la exposición a factores de estrés existentes en el medio laboral como la realización de un trabajo poco variado o tener un bajo control en el lugar de trabajo[13]. Así pues, personas sin grandes necesidades materiales o personales y sin especiales riesgos para la salud mueren antes y enferman más que aquellas que están situadas inmediatamente por encima en la escala social. Aunque la investigación científica no ha logrado aclarar aún con detalle sus causas últimas, hay acuerdo en una cosa: existe algo intrínseco en la jerarquía y en la desigualdad social que daña la salud[14].

Si todo el planeta alcanzase el nivel de mortalidad infantil que hoy tiene Islandia (el más bajo del mundo en 2002), cada año podría evitarse la muerte de más de 11 millones de niños

Aunque durante el siglo XX las tasas de mortalidad de los países (especialmente la de los ricos) se redujeron notablemente, las desigualdades en mortalidad por clase social entre los países y entre las clases sociales han aumentado[15]. Por ejemplo, al comparar hombres de mediana edad de las clases manual y no manual en Finlandia, el riesgo de morir creció desde 1,6 (60% mayor) en 1980-84 hasta casi 2 (el doble) en 1990-94. La sociedad cambia, las enfermedades varían y los servicios sanitarios mejoran, pero el gradiente en diferencias de salud injustas y evitables persiste o aumenta[16].

Los grupos sociales más privilegiados se benefician antes y en mayor proporción de las acciones e intervenciones sociales y sanitarias dirigidas a mejorar la salud. Ya sea en el uso de los servicios de planificación familiar, en las pruebas de detección precoz del cáncer de mama o en el uso de los servicios sanitarios. Es más, con frecuencia funciona la llamada «ley inversa de atención sanitaria». Es decir, el uso y calidad de la asistencia sanitaria varía en sentido inverso a las necesidades de la población[17]. A mayores necesidades, menor y peor atención. Un ejemplo de esa ley es la exportación del tabaquismo desde los países ricos hacia los países más pobres y el trasvase de esa adicción hacia los estratos más bajos en la escala social. Las agresivas campañas de las empresas tabacaleras, aunque con frecuencia sutiles, con su promoción en los países pobres, y la defensa de la «libertad individual» en los países ricos, han ayudado a descubrir y mantener el hábito de fumar a los más de 1.100 millones de fumadores del planeta. Mientras que en los últimos 40 años el consumo de tabaco se ha reducido a la mitad en los países ricos, en los países pobres, con China a la cabeza, el consumo se ha duplicado. Hoy el 80% de fumadores vive en los países pobres.

La historia nos ayuda a entender que la aparición de la desigualdad en salud no es fija ni inevitable. La esperanza de vida al nacer ha aumentado durante el siglo XX debido sobre todo a un rápido descenso de las tasas de mortalidad materno-infantil, la infancia y la primera etapa de la edad adulta. Los principales determinantes de esa mejora hay que buscarlos en el desarrollo económico, la mejora en las condiciones de vida, y la puesta en práctica de medidas de salud pública.

La Comisión de Determinantes Sociales de la Salud 

A principios del 2005, la Organización Mundial de la Salud (OMS) creó la Comisión sobre Determinantes Sociales de la Salud (CSDH), con el propósito de recoger y resumir la información científica disponible sobre cómo factores sociales como las relaciones de empleo, la globalización, los servicios sanitarios, la exclusión social, el género, el ambiente urbano, o el desarrollo infantil generan desigualdades de salud en el mundo entero y generar recomendaciones políticas para su reducción.

Dirigida por el epidemiólogo británico de origen australiano Michael Marmot, la comisión se constituyó a partir de científicos, políticos, expertos y miembros de la sociedad civil. Junto a un amplio grupo de comisionados del mundo de la política y la ciencia, entre los que se incluye el expresidente de Chile Ricardo Lagos, el senador italiano Giovanni Berlinguer y el Premio Nobel de Economía Amartya Sen, en el proceso de generación de información, jugaron un papel muy importante las redes de conocimiento o grupos de investigación que realizaron el trabajo de resumir el conocimiento científico disponible (como las relaciones de empleo y trabajo, la globalización, los servicios sanitarios, la exclusión social, el género, el ambiente urbano, o el desarrollo infantil). En agosto de 2008 se publicó el informe «Reducir la Desigualdad en una generación: equidad en salud a través de la acción sobre los determinantes sociales de la salud», donde se reflejan las principales conclusiones y recomendaciones políticas de la comisión.

En el informe se documenta ampliamente el hecho de que la desigualdad en salud es la principal «enfermedad» que asola nuestro planeta y también muestra con claridad cómo los países más ricos tampoco están libres de la desigualdad en salud. Además, destaca también el hecho de que las causas fundamentales de la desigualdad en salud no se encuentran en factores biológicos o genéticos, los «estilos de vida», los servicios de salud o, incluso, en la riqueza general del país.

Hay muy pocas enfermedades «puramente» genéticas y estas afectan a un porcentaje de población muy pequeño. La predisposición genética casi nunca produce efectos inevitables. Además, los factores biológicos interactúan constantemente con el ambiente y una desventaja inicial genética puede ser habitualmente compensada mediante un cambio social.

Las conductas relacionadas con la salud o los mal llamados «estilos de vida» no provienen de elecciones puramente personales y «libres»

Las conductas relacionadas con la salud o los mal llamados «estilos de vida» no provienen de elecciones puramente personales y «libres». Tres cuartas partes de la humanidad (unos 4.500 millones de seres humanos) no disponen de la opción de elegir libremente factores fundamentales para la salud como seguir una alimentación adecuada, vivir en un ambiente saludable o tener un trabajo gratificante que no sea nocivo para la salud. Así pues, la salud no la elige quien quiere sino quien puede.

Aunque importantes, tampoco los servicios sanitarios constituyen el factor fundamental que genera desigualdades en salud. Se ha podido documentar, por ejemplo que, desde mediados del siglo XIX la mortalidad en Inglaterra y Gales disminuyó debido, sobre todo, al control de enfermedades infecciosas mediante intervenciones sanitarias y personales como la mejora de la nutrición, el control higiénico del agua y los alimentos, y la limitación en el crecimiento de la población debido a los cambios en las prácticas reproductivas[18][19]. Ello ocurrió décadas antes de que existieran tratamientos médicos o vacunas efectivas.

Los múltiples estudios científicos recogidos por la Comisión muestran como, en comparación con las personas que tienen más riqueza, educación y poder, las personas de las clases sociales más pobres y explotadas son quienes tienen a la vez los peores perfiles de exposición a factores biológicos, conductuales, y servicios de salud que, finalmente, se manifiestan en un peor estado de salud. Entre los factores sociales la Comisión destaca las malas condiciones de empleo con una mayor precariedad laboral, el no poseer una vivienda digna y bien acondicionada, el no disponer de agua limpia, la falta de protección y servicios sociales, o el no tener los recursos económicos, educativos y las oportunidades necesarias para llevar una vida saludable como tienen las personas en mejor situación económica, cultural o política. La combinación «tóxica» de factores sociales daña la salud de las personas en peor situación social y empeora también otros factores de riesgo que a su vez dañan la biología, generan enfermedad y aumentan el riesgo de fallecer. Así pues, el origen de la desigualdad en salud deriva del conjunto de determinantes sociales, económicos y políticos que anteceden a la generación de causas como las citadas entre y dentro de los países. Es lo que la Comisión ha denominado, las «causas de las causas» de la enfermedad y la desigualdad. Es decir, de la desigual distribución en el poder económico y social existente entre y dentro de los países que condiciona las políticas sociales y económicas que a su vez influye en la salud de las personas.

La Comisión y la publicación de los distintos trabajos que se han realizado suponen un importante paso para la salud pública global, comparable a los primeros documentos de la OMS sobre los efectos nocivos del tabaco o la conferencia de Alma Ata sobre salud primaria. El informe de la Comisión representa una oportunidad única para lograr que muchos millones de personas conozcan por vez primera este tema y que salgan a la luz tres puntos esenciales: que existe un fenómeno de salud pública muy importante llamado «desigualdad en salud»; que este se produce fundamentalmente por causas económicas y políticas; y que podemos actuar políticamente para cambiar esa realidad. No obstante, el informe no cubre temas de tanta importancia como adentrarse en los problemas del capitalismo neoliberal, la desigualdad de clase como motor del crecimiento capitalista, el papel del imperialismo, o las alternativas socialistas en América Latina, entre otras ausencias notables.

La combinación «tóxica» de factores sociales daña la salud de las personas en peor situación social y empeora también otros factores de riesgo que a su vez dañan la biología

La Comisión plantea oportunidades estratégicas para generar una agenda local y global que ayude a formular, planificar y poner en marcha políticas y programas sobre los principales determinantes sociales relacionados con la salud a corto, medio y largo plazo. Hay que aumentar la igualdad social con un reparto más equitativo de la riqueza y una redistribución más igualitaria del poder internacional. Las intervenciones tienen que ver con la mejora de las condiciones de empleo y trabajo, la situación de los inmigrantes, las condiciones que afectan al desarrollo infantil, las desigualdades de género, o los problemas de vivienda y exclusión social, entre otros. También se requiere disponer de políticas fiscales que redistribuyan la riqueza de forma mucho más igualitaria, de políticas sociales que disminuyan drásticamente el desempleo, la precariedad laboral y la exclusión social y, también, políticas que incrementen el acceso y calidad de la educación, la vivienda, y los servicios sanitarios entre quienes más lo necesitan. Sin embargo, dado que las desigualdades de la salud persisten incluso en aquellas sociedades que poseen la menor desigualdad de renta, la mejor educación pública, y el más elevado nivel de salud pública y de servicios sanitarios, todo hace a pensar que sin transformar la estructura económica y política a nivel nacional e internacional, es decir las desigualdades de poder y de recursos económicos que atenazan al planeta, no parece que sea posible reducir las desigualdades en salud.

La reducción de la desigualdad en salud debería constituir una prioridad en la agenda política de cualquier gobierno y administración pública. Para lograrlo habrá que cambiar drásticamente muchas de las prioridades políticas y económicas actuales e, inevitablemente, hacer frente a los poderosos intereses que hoy generan la desigualdad social.

La red de condiciones de empleo y trabajo

Entre los factores más importantes que conforman la posición social se deben considerar las condiciones de trabajo y empleo. El trabajo es el medio de subsistencia de las personas. Las personas trabajan dentro o fuera de sus casas, con o sin contrato laboral y en condiciones saludables o peligrosas. Los factores relacionados con las condiciones de trabajo, es decir las tareas y funciones que los trabajadores realizan en un determinado puesto de trabajo o bien los aspectos materiales del trabajo, las condiciones físicas, químicas, biológicas y ergonómicas y los factores psicosociales, han recibido una gran atención y se reconocen como determinantes sociales de la salud y de las desigualdades en salud. Sin embargo, no se puede decir lo mismo en el caso de las condiciones de empleo. Esto ocurre principalmente por la confusión entre los conceptos de trabajo y empleo. Para distinguir bien estos dos conceptos, se puede pensar en el siguiente ejemplo: dos personas pueden realizar el mismo trabajo en la misma empresa, compartir las mismas condiciones de trabajo, pero no obstante, trabajar bajo distintas condiciones de empleo. El primer trabajador puede ser un empleado directo y permanente de la empresa, mientras que el segundo es un trabajador temporal contratado por un empleador externo. En este caso, existen tres diferencias potenciales en cuanto a las condiciones de empleo. Primero, el primer trabajador tiene un contrato permanente mientras que el segundo tiene un contrato temporal o ningún tipo de contrato. Segundo, el primer trabajador puede estar cubierto por el sistema de la seguridad social, con derecho a baja laboral, subsidio de desempleo y cotización para la jubilación, mientras que el segundo recibe una cobertura parcial o nula. Finalmente, el primer trabajador puede formar parte de un sindicato, mientras que el segundo no tiene ninguna opción de ser representado o participar activamente en él.

Para tratar estos temas, a petición de la Comisión de Determinantes Sociales de la Salud, se creó la red de conocimiento en condiciones de empleo (EMCONET), con el objetivo de ayudar a desarrollar modelos y medidas para esclarecer cómo diferentes condiciones de empleo y trabajo afectan a la salud de los trabajadores. En el informe, que se encuentra disponible en Internet y que en breve será publicado y actualizado en un libro, se ofrece una descripción global y el análisis de las condiciones de empleo y las desigualdades en salud. Además, se identifican políticas e intervenciones a nivel comunitario, efectivas para reducir las desigualdades en salud.

El primer resultado de EMCONET se resume en un glosario donde se definen una serie de términos que ayudan a entender las diferentes condiciones de empleo y ejes de desigualdad. Como se comentó anteriormente, las condiciones de empleo, se entienden como aquellas condiciones o circunstancias en que la persona se ve envuelta en su trabajo u ocupación y normalmente tiene que ver con el acuerdo o la relación entre empleado y empleador. En este sentido se consideran las siguientes condiciones de empleo: empleo estándar, permanente o a tiempo completo, desempleo, empleo precario, empleo informal, trabajo infantil, y esclavitud. Se define también el término de empleo justo que engloba una perspectiva de salud pública en la que las relaciones justas de empleo son un prerrequisito para reducir pobreza, mejorar la salud y reducir las desigualdades en salud. Este implica libertad de coerción, seguridad del trabajo, salario justo, protección del trabajo y beneficios sociales, respeto y dignidad en el trabajo, participación en el trabajo, enriquecimiento y falta de alienación. Estos términos se analizan a través de lo que se denomina ejes de desigualdad, que permiten hacer visible la desigualdad en cada una de las condiciones de empleo consideradas. Se consideran ejes de desigualdad el género, la edad, la etnia, el estado migratorio, la clase social y la localización geográfica.

Los niños trabajadores de la Costa de Marfil, los desarmadores de barcos en el sur de Asia o las maquiladoras de centro América, los pescadores del lago Tanzania, son algunos ejemplos de la situación de precariedad en la viven y trabajan millones de personas en el mundo. Y las cifras que se derivan son realmente alarmantes. Por ejemplo, que, en la actualidad, 190 millones de personas en el mundo (alrededor del 30% en los países en desarrollo y de 4 a 12% en los países desarrollados) están desempleados y que las mujeres, los jóvenes, los de menor educación y los trabajadores manuales son los más probables a ser desempleados. Por otro lado, alrededor de 550 millones de personas trabajan en situación de precariedad. La precariedad se manifiesta en cifras extremadamente altas en los países subsaharianos, por ejemplo, Sierra Leona, Liberia o Uganda presentan más del 80% de trabajadores en situación de precariedad. Por otro lado, se estima que el 25% de la población trabaja en situación de informalidad. La economía informal en países pobres afecta al 50-75% de los trabajadores, excluyendo aquellos que están empleados en la agricultura. Una cifra que tampoco puede pasar desapercibida es que 218 millones de niños en el mundo trabajan y 126 se ven envueltos en trabajos de riesgo. Alrededor de 2,5 millones se encuentran en países desarrollados, mientras que en países en vías de desarrollo el porcentaje de niños trabajadores oscila entre el 4% y el 67%. Igualmente alarmantes son los datos relacionados con distintas formas de trabajo esclavo o forzado que persisten en la actualidad: entre 12-28 millones de personas en el mundo trabajan en condiciones de esclavitud (alrededor de un 20% se relaciona con el tráfico de personas). Las mujeres y niñas son las víctimas más frecuentes del trabajo esclavo (56%) y de la explotación sexual (98%).

Estas cifras reclaman acciones inmediatas para mejorar la vida de millones de personas. EMCONET recoge en su libro algunos ejemplos de intervenciones para mejorar las condiciones de empleo y reducir las desigualdades en salud, principalmente a nivel político. Se describen también algunas alternativas, como la creación de cooperativas en Venezuela, Argentina y Brasil. En este sentido es importante destacar la participación de los movimientos sociales.

A modo de conclusión

La desigualdad social daña nuestra salud en forma desigual. Hemos visto cómo la desigualdad en salud es el resultado de la acumulación de efectos producidos por las condiciones políticas, económicas y sociales que afectan a la población.

Un determinante fundamental de la equidad de la salud es tener mayor justicia. Y para ello hace falta aumentar la igualdad social con un reparto equitativo de la riqueza y una redistribución igualitaria de los beneficios que favorezca a quienes menos tienen. No es posible reducir las desigualdades en salud sin transformar la organización, la estructura socio-política y las desigualdades de poder que atenazan al planeta.

La actual globalización capitalista ha ensanchado las desigualdades sociales y de salud hasta extremos jamás conocidos en la historia. Hoy en día, se estima que entre un 10% y un 20% de la población mundial vive con un nivel material muy elevado y un gasto de recursos excesivo, para lo cual deben a la vez explotarse y protegerse de quienes no tienen o tienen muy poco. Un poder tan desigual beneficia o daña muy desigualmente la salud de las gentes de modo que el bienestar y la salud de unos pocos se alimenta del sufrimiento y la mala salud de la mayoría. Detrás de la actual globalización neoliberal lo que está en juego es la salud y el bienestar de las personas.

En el siglo XXI, es preciso un compromiso real, personal y colectivo, con el derecho a la prevención de la enfermedad, y a la protección y promoción de la salud que deben tener todos los habitantes del planeta. Ello requerirá hacer frente a intereses muy poderosos, cambiar de forma drástica las prioridades sociales y económicas e incluso cambiar los sistemas políticos y económicos actuales. Nos vale en ello la salud de todos.

Texto publicado conjuntamente con Montse Vergara y Carles Muntaner en la revista Papeles Ecosociales. 2008, N° 103:29-40.

Notas:

1. Jorge Riechmann, Todo tiene un límite. Ecología y transformación social, Debate, Madrid, 2001.

2. Eduardo Galeano, Patas arriba. La escuela del mundo al revés, Siglo XXI, Madrid, 1998.

3. CSDH, «Closing the gap in a generation. Health equity through action on the social determinants of health». Final Report of the Comission on Social Determinants of Health, World Health Organization, Ginebra, 2008.

4. Martin Bobak, Michael Marmot, «East-West mortality divide and its potential explanations: proposed research agenda», BMJ, 312, 1996, pp. 421-425.

5. Banco Mundial, Informe sobre el desarrollo mundial, Banco Mundial, Madrid, 1993.

6. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Informe sobre desarrollo humano, Ediciones Mundi-Prensa, Barcelona, 2000.

7. Cristopher J. L. Murray, Catherine M. Michaud, Matthew T. McKenna, James S. Marks, U.S. Patterns of Mortality by County and Race: 1965-1994, U.S. Burden of Disease and Injury Monograph Series, Harvard School of Public Health and Centers for Disease Control and Prevention, Cambridge and Atlanta, 1998.

8. Colin McCord, Harold P. Freeman, «Excess Mortality in Harlem», New Engl J Med, 1990, 322, pp. 173-177.

9. Marcia Angell. «Privilege and health – What is the connection?», N Engl J Med, 1993, 329, 2, pp.126-127.

10. Lin Hattersley, «Trends in life expectancy by social class: an update», World Health Stat Q, 1999, 2, pp.17-24.

11. Íbidem.

12. George Davey Smith, James D. Neaton, Deborah Wentworth, Rose Stamler, Jeremiah Stamler, «Socioeconomic differentials in mortality risk among men screened for the Multiple Risk Factor Intervention Trial. I. White men», Am J Public Health, 1996, 86, pp. 486-496.

13. Michael Marmot, George Davey Smith, Stephen Stansfeld S, et al., «Health inequalities among British Civil Servants: The Whitehall II study», Lancet, 1991, 337, 1387-1393.

14. Robert G. Evans, Morris L. Barer, Theodore R. Marmor (coord.), Why are some people healthy and others not?, Aldine De Gruyer, New York, 1994.

15. Michael Marmot, Martin Bobak, George Davey Smith. «Explanations for Social Inequalities in Health», en Benjamin C. Amick III, Sol Levine, Alvin R. Tarlov, Diana Chapman (coord.): Society & Health, Oxford University Press, New York, 1995.

16. Zosia Kmietowicz, «Gap between classes in life expectancy is widening», BMJ, 2003, 327, p. 68.

17. Julian Tudor Hart, «The Inverse Care Law», Lancet, 1971, i, pp. 405-412.

18. Thomas McKeown, R. G. Record, R. D. Turner, «An interpretation of the decline in mortality in England and Wales during the twentieth century», Population Studies, 1975, 29, pp. 391-422.

19.  René Dubos, El espejismo de la salud, Fondo de Cultura Económica, México, 1959 (Traducción de José Ramón Pérez).

Fuente: https://rebelion.org/una-nina-recien-nacida-en-suecia-puede-vivir-43-anos-mas-que-una-nacida-en-sierra-leona/

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Conoce películas que abordan problemática indígena en Latinoamérica

El 22 de marzo de 1895, los hermanos Lumière proyectaron los 46 segundos más importantes de la historia del cine.

Este lunes 22 de febrero, se cumple en Francia los 123 años de la primera exhibición de una película por parte de los hermanos Lumière, dando pie al nacimiento del cine a nivel mundial.

Los hermanos proyectaron los 46 segundos más importantes de la historia del cine. Nacía un nuevo género de comunicación y de arte que apasionaría a los espectadores-

Por otra parte, el cine es uno de los medios por el que se expresa la riqueza cultural de los pueblos indígenas y, por fortuna, tenemos plataformas donde podemos ver películas que hablan sobre ello.

A continuación te presentados cintas cinematrográficas realizadas en países latinoamericanas que abordan la problemática indígena desde diferentes perspectivas.

Waapa

El documental propone una inmersión inédita en la infancia, y los cuidados hasta su crecimiento, del pueblo Yudja, en el Parque Indígena del Xingú. El juego, la vida comunitaria y la influencia de una relación espiritual con la naturaleza se revelan como elementos que estructuran el cuerpo-alma de estos niños y niñas.

O Brasil grande e os índios gigantes (El gran Brasil y los indios gigantes)

El documental de Michiles narra la saga del pueblo Krenakarore y retrata el violento cambio de destino de los indígenas tras su contacto con el “hombre blanco”. Incluye entrevistas con el antropólogo Darcy Ribeiro, el economista Roberto Campos, el expresidente de la Fundación Nacional del Indio (Funai) Ismarth de Araújo, con indigenistas y periodistas.

Sueño en otra idioma

El mexicano Ernesto Contreras dirige esta película que cuenta la historia de Martín, un joven lingüista que viaja a un pueblo en Veracruz, México, para entrevistar a los últimos hablantes de una lengua indígena: el zikril.

Sin embargo, Isauro y Evaristo, las únicas dos personas que hablan la lengua, son dos viejos amigos que están peleados por algo que pasó hace 50 años. Martín y Lluvia, la nieta de Evaristo, harán todo lo posible por la preservación del zikril, incluso hacer que Evaristo e Isauro se reconcilien.

Granito: Cómo atrapar a un dictador

Durante 30 años, un pueblo luchó para llevar a la justicia a un exdictador por crímenes de lesa humanidad.
Pamela Yates cuenta la historia de cómo Efraín Ríos Montt fue acusado por un tribunal guatemalteco de crímenes de lesa humanidad.

Décadas después de los acontecimientos, Ríos Montt fue acusado de cometer genocidio contra los mayas de Guatemala en la década de 1980, convirtiéndose en el primer exjefe de Estado en ser juzgado en su propio país por genocidio.

Pájaros de Verano

Cristina Gallego y Ciro Guerra, ganador de un premio Oscar por su trabajo en El Abrazo de la Serpiente, dirigen Pájaros de Verano.

En el contexto de la Bonanza Marimbera -periodo entre 1975 y 1985 donde entraron grandes cantidades de dinero a Colombia luego del florecimiento del narcotráfico hacia Estados Unidos-, una familia wayuu en la Guajira vivirá las consecuencias de la guerra por el control de uno de los negocios ilícitos más lucrativos del mundo.

Su cultura, sus tradiciones y sus propias vidas se verán atentadas por un conflicto entre hermanos como consecuencia de la avaricia y sed de poder.

La Nación Clandestina

Del director Jorge Sanjinés, el argumento plantea como tema de discusión la identidad cultural de una nación, la nación boliviana. Sebastián Mamani, un campesino llegado a la ciudad, trata de integrarse a la sociedad, negando su origen se cambia de apellido para ser parte de una sociedad que discrimina y humilla por el origen aymara o por el apellido.

Aún así el color de la piel hace que el siga siendo en el fondo un indio, tenga el nombre que tenga. Al no encajar en la sociedad citadina, se enrola como esbirro paramilitar que reprime a su propia gente.

Sembradoras de vida

El documental, drigido por Alvaro y Diego Sarmiento, acompaña a cinco mujeres de los Andes peruanos en su lucha diaria por mantener una forma tradicional y orgánica de trabajar la tierra. En la cosmovisión andina, las mujeres y la tierra están fuertemente interrelacionadas. Tanto el cuerpo de la mujer como la tierra son capaces de dar vida.

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/conoce-peliculas-tema-indigena-20210222-0022.html

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Libro(PDF): La vía chilena al socialismo 50 años después Tomo I. Historia

Reseña: CLACSO

La vía chilena al socialismo. 50 años después representa un hito historiográfico y un extraordinario ejercicio de memoria que ilumina, desde una multiplicidad de lecturas, la experiencia de la Unidad Popular y el goberno de Salvador Allende.

CLACSO presenta un escrito donde se entrelazan historias y memorias para construir una aproximación crítica y comprometida de uno de los acontecimientos más impactantes del siglo XX latinoamericano. Más de 80 autores y autoras confluyen con sus trabajos para producir una gran reflexión histórica sobre la izquierdas latinoamericanas que invita a pensar alternativas para el futuro de nuestros pueblos, renovando las luchas por sociedades más justas y humanas.

Autoras(es): 

Robert Austin Henry. Joana Salém Vasconcelos. Viviana Canibilo Ramírez. . [Compiladores y Compiladoras]

Editorial/Edición: CLACSO. Ocho Libros.

Año de publicación: 2021

País (es): Argentina

ISBN: 978-987-722-770-3

Idioma: Español

Descarga: La vía chilena al socialismo 50 años después
Tomo I. Historia

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=2288&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1476

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“El sistema de educación superior turco alcanzó un nivel avanzado”

Erdogan discursó en el programa de inauguración del edificio anexo de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Recep Tayyip Erdogan

El presidente Recep Tayyip Erdogan declaró que el sistema de educación superior turco alcanzó un nivel avanzado gracias a las inversiones que efectuaron en infraestructura y recursos humanos.

Erdogan discursó en el programa de inauguración del edificio anexo de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Recep Tayyip Erdogan y del edificio anexo de la Facultad de Educación Çayeli.

El presidente dijo: “El sistema de educación superior turco alcanzó un nivel avanzado gracias a las inversiones que efectuamos en infraestructura y recursos humanos. La cifra de nuestro personal académico ascendió de 70 mil a 180 mil. Ocupamos la primera posición en acceso a universidades en Europa en términos de número de estudiantes”.

El presidente dijo: “Ojalá Turquía alcanzará sus objetivos de 2023 (100 aniversario de la fundación de la República) y entrará entre las 10 economías más grandes del mundo. Creer y actuar es la mitad del éxito. Nosotros en 18 años hicimos ganar a nuestro país más de lo que se hizo en la historia de República”.

El presidente Erdogan dijo: “En el próximo período, pondremos todas estas áreas, desde la familia a la educación y la formación, desde la cultura al arte, como una de nuestras prioridades.

Fuente: https://www.trt.net.tr/espanol/turquia/2021/02/12/el-sistema-de-educacion-superior-turco-alcanzo-un-nivel-avanzado-1582538

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China. ESPECIAL: Profesora china y estudiante argentina comparten deseo para Año Nuevo Chino: volver a clases presenciales en Instituto Confucio

Asia/China/14-02-2021/Autor(as): Chen Yao y Xi Yue/Fuente: Spanish. xinhuanet. com

La profesora Liu Jia ha olvidado la última vez que se despertó gracias a su reloj biológico. Desde Argentina, sus estudiantes del Instituto Confucio le escriben mensajes que le expresan el deseo de retomar las clases presenciales.

El Instituto Confucio de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) de Argentina y la Universidad de Jinan en China han demostrado que no conocen obstáculos para cumplir su objetivo común de enseñar el chino mandarín. Las clases comenzaron en agosto de 2020, y el instituto inauguró en octubre en plena pandemia. Las once horas de diferencia que separan a los dos países no han sido obstáculos para su propósito.

LAS ESTRATEGIAS

Los maestros chinos y los estudiantes argentinos comienzan las clases a las 06:00 de la mañana de China y a las 19:00 de la tarde de Argentina, y esto requiere de algunas estrategias para cumplir con la agenda.

«Siri, despiértame mañana a las cinco en punto», le pide a su teléfono la maestra china Liu Jia, que ha empleado este método desde agosto de 2020.

La profesora Liu comenta: «He enseñado chino en Argentina durante tres años y ahora no puedo ir allí temporalmente debido a la epidemia. Lo echo de menos todo».

El desafío de despertar a las 05:00 de la mañana todos los días laborales fue paliado por Liu tomando una taza del té de yerba mate, bebida favorita de los argentinos.

Al igual que Liu Jia, una de las estudiantes argentinas, Martina Jeifetz, también encontró la felicidad en las clases de chino.

Martina, de 32 años, es abogada egresada de la UNC, y es amante de la cultura china desde hace bastante tiempo. A comienzos de enero del año 2020, cuando armó sus objetivos para el año nuevo, puso como el primer plan aprender mandarín.

Sin embargo, cuando comenzó la epidemia en marzo, el Gobierno argentino declaró rápidamente la emergencia sanitaria e implementó medidas de cuarentena obligatorias. El plan para aprender chino parecía truncado, lo que despertó en Jeifetz cierta frustración.

Un día, Martina vio una noticia sobre la apertura del tercer Instituto Confucio de Argentina en la UNC. Al ver que la institución china había llegado a su universidad, se emocionó mucho.

«¡No dudé en anotarme! Siempre me interesó conocer más sobre la cultura china, y por supuesto, el idioma es el paso inicial», dijo Martina.

¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

El aprendizaje en línea era una experiencia completamente nueva para Martina, quien todavía recuerda muy bien el 11 de agosto de 2020 como su primer día de clases.

Tenía su cuaderno listo para tomar anotaciones, además había descargado los materiales desde el Aula Virtual, se sentía muy entusiasmada pero también «un poco temerosa, porque todos dicen que el chino mandarín es un idioma muy dificil».

Sin embargo, superó pronto las incertidumbres. En un grupo de WhatsApp Martina intercambiaba dudas con sus compañeros. Además, los maestros del Instituto Confucio introdujeron algunos juegos en línea para inspirar a los estudiantes.

Martina se toma muy en serio el aprendizaje del chino. Las clases terminaban a las 20:30 de la tarde, pero ella seguía leyendo o revisando lo que había aprendido y continuaba durante el fin de semana.

No obstante, la rigurosidad también da tiempo para alguna que otra celebración. El 22 de septiembre es el cumpleaños de Martina. Considerando las normas de prevención en medio de la epidemia decidió quedarse sola en casa y asistir a la clase virtual como de costumbre. Pero durante la clase su padre le envió una torta de cumpleaños, lo que la sorprendió y conmovió.

Cuando regresó para continuar la clase, Liu Jia le hizo una pregunta. Martina había perdido un poco el hilo. Tuvo que confesar que había ido a recibir su regalo de cumpleaños. Inmediatamente Liu escribió «Feliz cumpleaños» en chino en el grupo de clase y los demás estudiantes se sumaron al saludo.

«No es muy fácil cumplir años en cuarentena, pero ese acontecimiento fue algo bonito,» sostuvo Martina.

LOS DESEOS

Aunque la primera fase del curso ha terminado, Martina todavía sigue aprovechando algunas ocasiones para leer en chino y revisar el idioma en algunas aplicaciones. Al mismo tiempo la abogada argentina espera con ansias el inicio del nuevo semestre.

Para el año nuevo, Martina se trazó un nuevo objetivo. Tiene previsto anotarse apenas se abra el siguiente nivel del curso y desea poder continuar sus estudios de derecho internacional en China. «Esto me permitiría conocer la cultura china de manera completa», manifestó.

Durante las clases en línea, Martina experimentó las ventajas de la virtualidad, pero para ella en las clases por internet «se pierde lo lindo de compartir con los compañeros de clase, conocer gente nueva, intercambiar ideas. Así que ojalá pronto podamos retomar las clases presenciales».

En un breve video con sus estudiantes la maestra Liu Jia les dijo: «Espero que después de la epidemia pueda ir a Argentina e intercambiar la cultura china cara a cara con ustedes lo antes posible».

(Contribuyeron a esta información los corresponsales de Xinhua Ni Ruijie en Buenos Aires, Tian Rui en Beijing.)

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2021-02/12/c_139739439.htm

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Causa polémica en Italia que homosexuales sean “grupo de riesgo Covid-19”

Gran polémica se vive en Italia luego de que las autoridades consideraran a la comunidad homosexual como “categoría de riesgo Covid-19”, junto con drogadictos y prostitutas.

Esta noticia se volvió viral, causando indignación en la sociedad italiana, luego de que se difundiera la foto de un formulario de salud donde se considera a los homosexuales como este grupo de riesgo.

El centro de salud de La Spezia, localidad portuaria de Liguria (noroeste), señaló en un documento oficial que “los sujetos con conductas de riesgo: drogadictos, prostitutas, homosexuales”, debían ser incluidos en la campaña de vacunación.

El caso fue denunciado y generó indignación por parte de funcionarios locales y nacionales, tanto de izquierda como de derecha, así como de las asociaciones de defensa de los derechos de los homosexuales. “Es un error inaceptable y discriminatorio”, reconoció en un comunicado el presidente de la región Liguria, Giovanni Toti, quien ordenó una investigación inmediata sobre el caso.

El error fue cometido por un funcionario del centro de salud, que copió y pegó la fórmula empleada por el ministerio de Salud para las vacunaciones.

La AFP  consultó el manual para las vacunas en la página internet del ministerio de Salud, actualizada en febrero del 2021 y efectivamente se considera a los homosexuales como categoría de riesgo, al igual que los drogadictos o las prostitutas.

El ministerio precisó que se trata “de conductas que determinan riesgos y no de la orientación sexual”.

El ministerio aseguró que el formulario copiado por el centro de salud de La Spezia proviene de “un documento antiguo, utilizado para las donaciones de sangre” y adelantó que la costumbre de basarse en viejos formularios será corregida.

Fuente: https://elcomentario.ucol.mx/causa-polemica-en-italia-que-homosexuales-sean-grupo-de-riesgo-covid-19/

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Las Reformas Educativas desde los Gobiernos Parte I

 Juan Carlos Miranda Arroyo

Ayer llegó a mi escritorio virtual un libro de Fernando Reimers (coordinador): “Propuestas Educativas Audaces”, de reciente publicación, sobre las Reformas Educativas que se han experimentado en diferentes países del mundo (1). Fernando Reimers, es un reconocido investigador educativo, quien trabaja en la Universidad de Harvard.

A continuación, comparto una selección de textos correspondientes al capítulo 1 del mencionado libro, denominado: “Reflexión multidimensional sobre un cambio educativo ambicioso”, escrito por el mismo Reimers, donde presenta un análisis y reflexiones de interés para quienes se interesan en el estudio de las reformas educativas. Entre algunos párrafos inserté algunos comentarios sobre el tema.

“El argumento central del capítulo es que las reformas educativas se pueden enmarcar de cinco maneras alternativas, dependiendo de los elementos del proceso de cambio educativo que resalten: culturales, psicológicos, profesionales, institucionales y políticos.”… “El análisis muestra que, en la práctica, ninguna de las reformas adopta un enfoque multidisciplinario exhaustivo basado en estas cinco perspectivas. Las perspectivas institucionales y políticas son más habituales, mientras que la perspectiva cultural y la psicológica lo son menos.”

Como se puede apreciar, existe un reconocimiento, por parte de Reimers, sobre el papel desequilibrado (o recargado) que han jugado las perspectivas institucionales y políticas en el diseño y la puesta en operación de las reformas educativas en diferentes naciones, en detrimento de las perspectivas educativas, pedagógicas y psicológicas.

“Examinamos también qué se sabe acerca de la implantación de esas reformas, incluido cómo fueron recibidas, qué retos afrontaron, y, en los casos en los que se encuentran disponibles, los datos acerca de los resultados que se consiguieron con esas reformas.”

En el libro se muestra “cómo emprenden los sistemas de educación un ambicioso conjunto de objetivos, pensados para que la enseñanza responda mejor a las demandas de un medio externo cambiante, ilustren la dinámica del cambio educativo y aumenten nuestra comprensión de las instituciones educativas.”

“Buena parte del conocimiento preexistente, basado en gran medida en el análisis de los intentos de reforma educativa llevados a cabo en Estados Unidos, sostiene que las instituciones de enseñanza cambian muy poco en respuesta a los mandatos políticos, en especial en lo referente a la transformación de los principios fundamentales básicos de la enseñanza (Tyack y Tobin 1994; Tyack y Cuban 1997; Olson 2003).”

Esto confirma o reafirma nuestra hipótesis, planteada en varios textos publicados en este medio y en mi próximo libro (“La crisis del Reformismo Educativo en México”), con sustento en los estudios registrados en Canadá y EU, en el sentido de que las reformas educativas producen bajo o “muy poco” impacto, desde su perspectiva y diseño político-institucional, hacia la transformación o el cambio en los procesos de enseñanza, y en las necesidades y diversidades de los aprendizajes a lo largo de la vida.

“La tesis de este capítulo introductorio, -afirma Reimers- ilustrada por los casos prácticos presentados en los capítulos que siguen, es que cuando los dirigentes públicos reforman la educación se basan en modelos del sistema educativo que resaltan una o varias de las siguientes cinco dimensiones: cultural, psicológica, profesional, institucional o política. En teoría, este marco multidimensional, que desarrollo de forma más completa en otro libro reciente (Reimers 2020), cumple tres propósitos. 1) Examinar la coherencia interna; 2) Cómo abordar de manera amplia el proceso de cambio; y 3) Reflexionar sobre la interdependencia de estas cinco dimensiones.

“Los capítulos de este estudio revelan que, si bien todas estas dimensiones son útiles para ilustrar determinados aspectos del sistema educativo y del proceso necesario para cambiarlo, ninguno de las reformas incluidas en este estudio muestra un enfoque amplio, que abarque acciones que reflejen las cinco dimensiones.”

Lo cual da cuenta de la enorme complejidad que está implicada en los procesos de diseño, puesta en operación y evaluación de las reformas educativas nacionales. Por cierto, los países referidos en el libro son: Brasil, Finlandia, Japón, México, Perú, Polonia, Portugal y Rusia.

“El examen de las reformas analizadas en este libro siguiendo este método revela que, en la práctica, estas reformas se abordan a través de uno o dos de estos marcos, pero rara vez los usan todos de manera general. En la lógica de las perspectivas usadas por las reformas, a menudo falta coherencia. Estos capítulos ilustran también que las estrategias seguidas para transformar la educación pública carecían de una secuencia clara y coherente sobre las fases del proceso de cambio educativo.

Sin embargo, a pesar de estas deficiencias, estos casos muestran que los gobiernos tienen capacidad para transformar significativamente a las instituciones educativas, mediante normas, reglamentaciones y asignación de recursos económicos, y que están buscando decididamente una educación que intente equipar a los estudiantes con un conjunto de competencias más amplio que el que ha constituido la norma en el pasado.

Estos casos ilustran también la globalización de las instituciones de reforma. Ideas similares animan las distintas iniciativas examinadas en este libro, como el deseo de insertar en los planes de estudios una serie de competencias transversales centradas en ámbitos socioemocionales. Asimismo, instrumentos y organizaciones similares se encargan de respaldar estos esfuerzos.”

El problema es que los gobiernos nacionales y las élites dirigentes, gubernamentales y no gubernamentales, han demostrado, reforma tras reforma, que los intentos de transformación educativa centralizados y “desde arriba”, fracasan, sobre todo cuando no se desarrollan procesos de deliberación ciudadana ni se promueven amplios espacios de participación social y de los gremios magisteriales en dichos procesos.

Fernando Reimers también explica de esta manera el marco general del libro: “Empleamos un esquema temático común para efectuar los estudios y redactar los capítulos, presentando resultados que abarcan los siguientes temas (a partir de preguntas):

“¿Cuál era el propósito de la reforma? ¿Qué marco temporal abarcaba? 2. ¿Cuál es el argumento principal apoyado por esta reforma? ¿Qué fuentes de prueba se usaron? ¿Cuál es el argumento principal apoyado por esta reforma? ¿Qué fuentes de prueba se usaron?

“¿Cuál era el contexto que precedió y dio lugar a la reforma? ¿Formaba esta reforma parte de la agenda de un nuevo gobierno? ¿Fue una respuesta a la crisis económica? ¿Cuáles fueron los antecedentes educativos de esta reforma? ¿Cuáles fueron los factores que dieron ímpetu a una agenda reformista? ¿Hubo influencias extranjeras de algún tipo? ¿Influyeron en el contexto evidencias o ideas internacionales?

“Descripción de la reforma: ¿Qué objetivos se buscaban? ¿Cuáles fueron los componentes clave de esta reforma (cambio de ley, presupuesto, planes de estudios, evaluación, etcétera)? ¿Cuál fue la teoría de cambio en la que se basó? ¿Quién participó en su diseño y aplicación? ¿Cómo se relacionan los objetivos educativos de la reforma del país con la idea de competencias para el siglo XXI, la amplitud de las capacidades o el desarrollo cognitivo y sociológico? ¿En qué resultados y capacidades específicos hacía hincapié la reforma?

“¿Qué componentes concretos de la reforma están directamente relacionados con el desarrollo de las competencias para el siglo XXI en los estudiantes? ¿Cómo se aplican? Descripción de los programas específicos que desarrollan competencias para el siglo XXI (planes de estudios, evaluación, autonomía de los centros educativos, alianzas, programas específicos empleados en los centros educativos, como el aprendizaje por proyectos o programas concretos de desarrollo profesional de los docentes).

“¿Cuáles fueron las diversas fases de aplicación de la reforma? ¿Quién participó? ¿Cómo se coordinan los gobiernos (federales/locales) con otras partes interesadas? ¿Qué se sabe de la política de la reforma? ¿Qué factores respaldaban su puesta en marcha? ¿Cuáles la impedían? ¿Qué sabemos de los resultados alcanzados por la reforma hasta el momento? ¿Se han evaluado? ¿Cuáles son los desafíos? ¿Qué sabemos de los resultados alcanzados por la reforma hasta el momento? ¿Se han evaluado? ¿Cuáles son los desafíos?”

El caso de la Reforma Educativa en México (2013)

“El Capítulo 5 examina la ambiciosa reforma educativa de México, que formó parte de una serie de reformas estructurales emprendidas durante la administración presidencial de 2012-2018. La reforma incluía la creación de mecanismos para profesionalizar la actividad docente, la eliminación de la participación del sindicato de enseñanza en el nombramiento de profesores, y planes de estudios nuevos y ambiciosos, que se centraban en las competencias para el siglo XXI. Aunque la reforma detallaba qué capacidades docentes eran esenciales y debían evaluarse, la inversión en formación del profesorado fue modesta en relación con la que hacía falta para desarrollar las capacidades necesarias para poner en marcha el nuevo currículo.”

“Una de las razones para la reforma fueron los bajos niveles de rendimiento y la desigualdad en los resultados académicos, documentada por evaluaciones nacionales e internacionales, así como la información sobre las prácticas pedagógicas y la formación inicial de docentes documentada por los estudios de la OCDE sobre características y pedagogía del profesorado (OCDE 2019a). La reforma incluía cinco componentes: nuevos planes de estudios; más autonomía para los centros educativos y un claro foco en el aprendizaje; trayectorias profesionales para los docentes, incluida una reforma de la formación del profesorado; atención especial a la equidad y la inclusión; y un método de gestión que potenciara la participación de las familias. La reforma de la carrera de docente ha sido el aspecto más controvertido de los cambios, porque exigía introducir evaluaciones para determinar el rendimiento de los profesores.”

Cabe resaltar que en la narrativa expuesta por Reimers, el investigador de Harvard no registra las resistencias y oposición a las reforma educativa de 2013, que se generó desde las bases magisteriales en contra de los esquemas de evaluación de la docencia y de las figuras directivas escolares, con impacto en la permanencia en el empleo.

“La reforma curricular se centra claramente en las competencias para el siglo XXI, y el objetivo de hacer que la enseñanza tenga en cuenta las necesidades del siglo XXI aparece de manera central en todos los documentos clave de la reforma.”

Así es: el enfoque teórico y metodológico, no sólo de la reforma educativa de 2013, ensayada en México, sino en los intentos de reformas anteriores (2004, 2006, 2009 y 2011) y de la actual, del gobierno de la “4T” (2019), está basado en el “modelo competencial”.

Lo cual significa que hay continuidad, no cambio de fondo.

“Se desarrollaron estándares de rendimiento para cada uno de los apartados en los cuatro ciclos de enseñanza obligatoria: preescolar, primaria, secundaria y bachillerato. Estos objetivos se sometieron a consulta pública y posteriormente se comunicaron ampliamente a educadores y otras partes interesadas. El ministerio de educación (SEP) desarrolló un marco de competencias ajustado a los estándares.

El marco tiene tres ámbitos: conocimientos académicos, desarrollo social y personal (que incluye el aprendizaje socioemocional) y autonomía curricular que permita a los centros educativos diseñar sus propios planes de estudios, teniendo en cuenta las necesidades educativas y los intereses individuales de los alumnos.”

Tampoco menciona el doctor Reimers que las dos consultas llevadas a cabo por el gobierno mexicano, a través de la SEP, se hicieron sobre hechos consumados. De manera coloquial, las maestras y los maestros de la educación básica en nuestro país, a eso le llamaron “dar atole con el dedo”.

Así continúa la narrativa del académico Reimers: “Sin embargo, cuando comenzó la aplicación de la reforma, al Gobierno le quedaban solo 18 meses en el poder. Los planes de estudios se difundieron ampliamente mediante cursos en Internet, aunque no se realizó ningún esfuerzo concreto para desarrollar aptitudes pedagógicas que ayuden a transmitir las nuevas competencias. La reforma se diseñó y aplicó desde arriba, ofreciendo pocas oportunidades de participación a los docentes y otros grupos, incluidas las organizaciones de la sociedad civil. Un área en la que sí participó la sociedad civil fue en la porción “autónoma” de los planes de estudios, que abría oportunidades para que los colegios desarrollasen un currículo local en alianza con organizaciones educativas de la sociedad civil. La llegada de un nuevo Gobierno debilitó la aplicación de la reforma.”

Aunque Reimers reconoce que esa reforma peñanietista “…se diseñó y aplicó desde arriba, ofreciendo pocas oportunidades de participación a los docentes y otros grupos”, es importante mencionar que ese gobierno en el poder, del periodo 2012-2018, tiene nombres y apellidos: Fue un gobierno de hegemonía priista, que en ese entonces hizo una coalición política con las supuestas oposiciones políticas para emprender las “reformas estructurales”, a través del llamado “Pacto por México”, con el acompañamiento de los partidos PAN y PRD.

En una segunda parte de esta entrega, ampliaré mis comentarios y reflexiones en torno a esta selección de fragmentos del libro referido.

Fuente consultada:

(1) Fernando M. Reimers (Editor) Propuestas Educativas Audaces. La transformación de los objetivos de los sistemas educativos desde los Gobiernos. 1ª edición. Enero 2021. Edita: UCJC Stamp. Impreso en España.

jcmqro3@yahoo.com


Publicado en SDPnoticias
Fuente e Imagen: https://profelandia.com/las-reformas-educativas-desde-los-gobiernos-parte-i/
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