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IU Madrid rechaza las medidas impuestas por la Consejería de Educación de vuelta al curso 2020-21 y exige que se invierta el dinero público en la Educación Pública

Por: Tercera Información

En IU Madrid nos sumamos a la indignación manifestada por sindicatos, asociaciones de madres y padres de alumnos, plataformas, mareas, organizaciones estudiantiles y todas las entidades que defienden la educación pública. Adelantamos que apoyaremos e impulsaremos todas las medidas de presión y movilización para que el gobierno autonómico asuma su responsabilidad y de respuesta a las necesidades impuestas por esta crisis. Y llevaremos a cabo todas las medidas políticas y legales necesarias en defensa de la salud y el derecho a la educación.

Comunicado

Izquierda Unida Madrid manifiesta su total disconformidad y rechazo a las instrucciones de comienzo de curso presentadas por la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid. Consideramos que las mismas resultan totalmente imprecisas, no ofrecen las garantías y la seguridad necesarias para el regreso de la actividad lectiva en un momento tan crítico como el que vivimos y, además, resultan totalmente inadecuadas a la situación real de la educación en Madrid.

Las medidas, impuestas de forma unilateral por el gobierno autonómico de Isabel Díaz Ayuso, llegan a incurrir en una auténtica dejación de funciones en su responsabilidad para garantizar la seguridad en los centros educativos, dejando las decisiones a los equipos directivos y docentes. El personal docente no es experto en epidemiología ni en prevención de riesgos laborales, no contando con la formación ni las herramientas adecuadas para gestionar esta situación sin unas indicaciones claras.

El gobierno autonómico menciona y plantea una enseñanza semipresencial, pero sin ninguna clase de precisión, planificación ni dotación para superar problemas como la brecha digital o las limitaciones de personal para realizar el desdoblamiento de clases.

Así mismo, la consejería de Educación liderada por Enrique Ossorioelude su deber de solucionar el problema estructural de los ratios excesivos de alumnos, rozando la negligencia con el establecimiento de cifras de alumnos que supera las normas de protección establecidas frente al COVID-19, valiéndose del eufemismo de los grupos estables de convivencia.

Estas instrucciones, además, ignoran deliberadamente la situación real de la educación en Madrid, tras años de recortes hacia los centros públicos y desvío de la financiación a los centros concertados. Una situación marcada por deficiencias en infraestructuras, con escasos centros e insuficientes dotaciones (que el gobierno autonómico se ha negado a tratar de soluciona a pesar de la presión de municipios como Paracuellos, Rivas o Parla) e insuficiente personal docente.

Problemas agravados por la política de recortes que continúa ejerciendo el ejecutivo, con decisiones tan sorprendentes e indignantes como la reducción de personal de atención a la diversidad en un momento tan crítico como el que vivimos.

Ante esta realidad, Izquierda Unida Madrid y su Área de Educación exigimos medidas imprescindibles para un reinicio del curso con garantías y seguridad:

  • Dignificación de las condiciones del personal, tanto docente como no docente, contemplando medidas como la disminución de las horas lectivas a 18 a la semana.
  • Desarrollo real de una planificación operativa de educación telemática, con el estudio y dotación adecuados para su realización, contemplando las necesidades de personal con dotaciones para el teletrabajo o la brecha digital entre el alumnado.
  • Incremento del personal docente, adecuándose a la planificación operativa de desdoblamiento en clases presenciales y telemáticas, y con sustitución inmediata de las bajas.
  • Incremento del personal no docente, con especial atención al aumento de las plantillas de limpieza, en condiciones laborales dignas, y con recursos suficientes para garantizar el cumplimiento de los protocolos de limpieza y desinfección.
  • Solución a la carencia endémica de infraestructuras, con un aumento de los espacios y las plazas públicas, estableciendo convenios de colaboración con los Ayuntamientos.
  • Especial cuidado al alumnado con necesidades de atención educativa, con la recuperación de los recursos destinados al personal de atención a la diversidad y contratación de equipos profesionales adecuados para el trabajo de orientación y la labor tutorial.

En IU Madrid nos sumamos a la indignación manifestada por sindicatos, asociaciones de madres y padres de alumnos, plataformas, mareas, organizaciones estudiantiles y todas las entidades que defienden la educación pública. Adelantamos que apoyaremos e impulsaremos todas las medidas de presión y movilización para que el gobierno autonómico asuma su responsabilidad y de respuesta a las necesidades impuestas por esta crisis. Y llevaremos a cabo todas las medidas políticas y legales necesarias en defensa de la salud y el derecho a la educación.

Así mismo, Izquierda Unida Madrid continuará defendiendo la educación pública, exigiendo la reorientación de la inversión a los centros educativos públicos tras décadas de desvío de los recursos a los centros concertados y la promoción de la educación privada.

Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/actualidad/2020/07/27/iu-madrid-rechaza-las-medidas-impuestas-por-la-consejeria-de-educacion-de-vuelta-al-curso-2020-21-y-exige-que-se-invierta-el-dinero-publico-en-la

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El derecho a la educación pendiente de un hilo

Por: Sergio Martínez Dunstan

A las 15:30 horas del veintiocho de julio del año en curso recibí una copia del correo electrónico enviado por un alto funcionario de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Fue filtrado desde las propias oficinas de algunos gobiernos locales. No tuve tiempo de confirmar su veracidad por eso me abstuve de circularlo. Lo constaté al leer en Educación Futura: “Cancelan actividades educativas en el país”. Durante el lapso que la noticia causó revuelo en las redes sociales me encontraba asesorando a un grupo de directores de educación secundaria. A ellos les confié el asunto. Por lo mismo, estuve desconectado de la avalancha que se veía venir. Los pormenores de la noticia se divulgaron en la transmisión en vivo desde la página de Erick Juárez. Etambién Director Editorial de Educación Futura compartió con su auditorio la postura que le comenté previamente en una plática informal. A propósito, escribí un comentario en su facebook: “No creo que la SEP se haga el harakiri. Paralizar el sistema educativo no es opción. La SEP lo ha evitado hasta el momento. Es comprensible, dada la emergencia sanitaria, suspender las actividades programadas a realizarse de manera presencial. Se decidirá al interior del CONAEDU (Consejo Nacional de Autoridades Educativas) las vías alternas. Está en riesgo el ciclo escolar, se pondría en duda el derecho a la educación.” Le ratifiqué mi punto de vista en la conversación telefónica que sostuve durante la transmisión especial.

Coincidí con él que el silencio de la SEP alimentaba la incertidumbre. Resulta conveniente aclarar el asunto. Dije que preveía dos escenarios. El primero, que se suspendan las actividades educativas hasta que se “dome la pandemia” verdaderamente. Si fuese así, el Secretario de Educación convenció al Presidente de la gravedad del asunto o el Presidente le ordenó al Secretario hacer lo conducente. En cualquier caso, se podría leer que el sistema educativo, al igual que el de salud, estuviesen rebasados, colapsados. Y no creo que el actual gobierno reconozca tal situación incluso aunque fuese cierto. Posponer la Fase Intensiva de los Consejos Técnicos tiene repercusiones menores para la operación del servicio educativo. La Jornada de Limpieza en Centros Educativos deja de ser imprescindible mientras permanezcan cerradas las escuelas y en tanto no regresen a clases los estudiantes. Pero que los Trámites de inscripcióy reinscripción al ciclo escolar 2020-2021 se suspendan hasta una mejor ocasión, cualquiera que ésta sea, significaría la paralización del sistema educativo nacional en la educación obligatoria (preescolar, primaria, secundaria y media superior). Lo cual resultaría tan catastrófico como las crisis sanitaria y económica. El país se encontraría al borde del abismo. El segundo escenario, la suspensión temporal en tanto se pongan de acuerdo al interior del CONAEDU. En este caso, se interrumpirían sólo las actividades presenciales y se buscarían vías alternas para llevarlas a cabo. Quizá se sumen algunas a las que se han venido realizando a distancia. Y, se reanudarían todas ellas en los próximos días.

¿En qué baso la deducción? El actual gobierno defenderá a muerte el derecho humano y constitucional a la educación. Mal haría si no lo hiciera. Y eso es, nada más y nada menos, el principio fundamental en la cual se sostiene la actual reforma educativa. De igual manera resulta ser el argumento central del rechazo a la anterior, la del 2013, la mal llamada, la malquerida, la punitiva peñanietista.

Hay que estar atentos también al tweet de la Secretaría de Educación de Puebla: “A toda la comunidad educativa, la dependencia informa que se suma a la Convocatoria Nacional para posponer las actividades relacionadas con la Fase Intensiva del Consejo Técnico Escolar. El presidente @lopezobrador_ hará un anuncio de suma importancia el lunes 3 de agosto.” Profelandia.com lo citó también.

¿Es un asunto de fondo o de forma el próximo anuncio presidencial? ¿El mensaje será el mensaje presidencial? ¿qué dirá el Presidente que bien valga la pena paralizar el sistema educativo nacional? ¿O es que acaso el mensaje será la forma o la forma es fondo como decían los clásicos? La política nacional sólo sucede si lo instruye el Presidente. El Presidente es el garante de la educación en México. Y él es el indicado para dar a conocer la Ruta Estratégica para el inicio del ciclo escolar 2020 -2021. Recordemos el desconocimiento al acuerdo, por parte de los gobernadores de 16 ó s entidades federativas, tomado en el seno del CONAEDU de “adelantar las vacaciones” a partir del veinte cuando realmente decidieron hacerlo desde el dieciséis de marzo, al fin y al cabo les asistía la razón jurídica, sin importarles la posición incómoda en que dejaron a la autoridad educativa federal. Probablemente se quiera evitar que le hagan el feo, de nueva cuenta, al mandato del gobierno federal. A lo mejor se quiera evitar otro desaire al Secretario de Educación o al propio Presidente de la República. Tal vez sea un amarre político con rumbo hacia las elecciones del próximo año. Quizá se alineen los astro, quizá se alineen los políticos, quizá sea un acto de equilibrio de fuerzas. De ser así, ¿sería iniciativa del Secretario de Educación o sería resultado de su propia incapacidad? Estos juegos de poder que dejan pendiente de un hilo el derecho a la educación de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes. Cabría esperar a ver lo que sucede. Total, la patria es primero dijo uno de nuestros próceres o ¿de cuándo acá la política es primero?

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-derecho-a-la-educacion-pendiente-de-un-hilo/

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Divulgan reporte sobre matrimonios infantiles en Pakistán

Asia/Pakistán/30 Julio 202o/prensa-latina.cu

Más de un cuarto (28 por ciento) de las mujeres en Pakistán se casan antes de cumplir los 18 años de edad, divulgó hoy aquí un informe sobre los matrimonios infantiles.
Los hallazgos forman parte de la investigación ‘Mujeres jóvenes en Pakistán: Informe sobre la situación en 2020’, que publicó la organización ONU Mujeres y la Comisión Nacional de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, reflejó el portal Geo News.

Según el reporte, el 16 por ciento de las jóvenes pakistaníes se convirtieron en madres antes de los 18 años. En tanto, alrededor del 48 por ciento de las mujeres entre 15 y 24 años de edad no tenían educación, empleo o formación, en comparación con el 7,0 por ciento de los hombres.

Asimismo, menos del 2,0 por ciento de las mujeres jóvenes son propietarias de activos físicos, mientras que sólo el 3,0 por ciento de todas las mujeres jóvenes (casadas o solteras) poseía tierras agrícolas y un 2,0 por ciento era dueña de una casa.

En cuanto a la toma de decisiones y el empoderamiento, sólo el 24 por ciento de las mujeres jóvenes toman decisiones sobre su educación y empleo.

Sobre el matrimonio, sólo el 1,0 por ciento podía decidir sobre su matrimonio, mientras que el 16 por ciento era consultado por la familia.

Se constató que una cuarta parte de las mujeres jóvenes necesitan permiso para buscar atención médica y menos de un tercio puede decidir sobre la compra de alimentos y ropa.

El 49 por ciento de las mujeres casadas empleadas reportó tener control sobre sus ingresos en efectivo, mientras solamente el 9,0 por ciento tiene voz en cómo se utilizan los ingresos del cónyuge.

De las mujeres jóvenes casadas, el 29 por ciento informó que experimentan comportamientos de control por parte de sus maridos.

Por otro lado, el 44 por ciento de las mujeres y los hombres jóvenes casados no veían ningún daño en el maltrato de las esposas.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=385103&SEO=divulgan-reporte-sobre-matrimonios-infantiles-en-pakistan
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Paraguay: Senado prohíbe aranceles en universidades públicas del país tras marchas

Paraguay: Senado prohíbe aranceles en universidades públicas del país tras marchas

Tras protestas, aprueban arancel cero para universidades públicas

Por unanimidad, la Cámara de Senadores aprobó ayer el proyecto que prohíbe el arancelamiento en las universidades públicas de todo el país. La iniciativa propiciada por los estudiantes debe ser ahora analizada por los diputados, antes de pasar al Ejecutivo.

Al aprobarse en general, queda vigente para los años posteriores y no solo para este curso lectivo en pandemia.

Los jóvenes mencionaron que con esta propuesta, queda instalada la gratuidad de la educación superior pública, el sector que faltaba en el país.

La Constitución Nacional establece la gratuidad de la educación escolar básica, mientras que una ley aprobada años atrás lo hace para la Educación Media.

“Esto es también un financiamiento crucial de parte del Estado, con una deuda histórica con la educación superior, para las universidades públicas, especialmente en el interior del país, donde el arancel a los estudiantes es casi la única fuente de ingresos”, sostuvo al respecto el senador liberal y ex ministro de Educación Víctor Ríos.

Con 34 votos a favor y 11 ausentes, la iniciativa quedó plasmada en general.

FINANCIAMIENTO. Los parlamentarios aprobaron como alternativa para que la gratuidad sea posible utilizar el 7% de los fondos de la Administración Central del Fonacide, que van a diversos proyectos como hasta la compra de armas militares.

Otra opción es utilizar el 3,5% de los recursos de la AFD y otro 3,5% de los fondos del tesoro.

Cálculos de los estudiantes indican que para lo que resta del año, el proyecto requiere de USD 17,5 millones.

VICTORIA. Luego de una intensa campaña que se inició en el campus universitario de San Lorenzo y se extendió por todo el país, los universitarios celebraron ayer la decisión de los legisladores.

“Esto implica que un gran porcentaje de compañeros que pensaba desertar por no contar con recursos para pagar los aranceles, no tendrá esa necesidad”, comentó Marcelo Pedrozo, estudiante de Fiuna.

Los secundarios indicaron que seguirán las protestas para exigir kits alimenticios para todos los estudiantes matriculados, políticas educativas en TIC, adquisición de herramientas tecnológicas, mejorar infraestructura escolar y equipos en educación técnica.

El arancel cero es un gran paso para lograr un acceso más equitativo en las universidades públicas de todo el país. Marcelo Pedrozo, universitario

Fuente de la información: https://www.nodal.am/2020/07/paraguay-senado-prohibe-aranceles-en-universidades-publicas-del-pais-tras-marchas/

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Covid-19: oportunidad del neoliberalismo para impulsar una brutal neo privatización educativa en América Latina

Por: Luis Bonilla-Molina*

Escalamiento del Apagón Pedagógico Global 

Desde el año 2015 venimos denunciando el riesgo que ocurriera un Apagón Pedagógico Global(APG). Advertíamos que este APG tendría una expresión concreta en la virtualización y la relocalización en la  casa  de una parte importante de los procesos de enseñanza-aprendizaje. No lo decíamos por tremendismo, sino porque esta tendencia al APG había sido anunciada en varios documentos de las Bancas de Desarrollo y de los organismos multilaterales. Sin embargo, buena parte de la izquierda pedagógica desestimó este escenario al considerarlo improbable. Comprender esta realidad implicaba reconocer que estamos ante un reseteo planetario de la cultura educativa, lo cual desafiaba muchas de las certezas construidas en el campo de las alternativas pedagógicas. La más reciente publicación del Foro Económico Mundial de Davos “COVID-19: el Gran Reseteo” (julio, 2020) confirma las valoraciones y análisis prospectivos que hacíamos hace años.

Siempre señalamos responsablemente, que no sabíamos cuál sería el evento o el mecanismo para ello, pero que la tendencia del capitalismo cognitivo de la tercera revolución industrial apuntaba en esa dirección. El COVID-19 se convirtió en el evento que construyó las condiciones de posibilidad para el desarrollo a escala planetario del Apagón Pedagógico Global.

La transición entre la tercera revolución industrial a la cuarta revolución industrial hizo inminente el APG. Esta transición comportaba la consideración, por parte del capital, de la obsolescencia de la máquina educativa newtoniana de la primera y segunda revolución industrial. Obsolescencia determinada por el impacto de la aceleración de la innovación en los procesos educativos.

La cuarentena sanitaria por la pandemia del COVID-19 obligó a generar respuestas en materia de escolaridad y educación. Las medidas educativas elaboradas por las burocracias de los ministerios de educación, fueron construidas a partir de la apelación al concepto de “emergencia”. La real emergencia sanitaria, fue usada para desarrollar un giro inusitado, dramático y excluyente en la educación. La llamada emergencia educativa sirvió de pretexto para que en la mayoría de países se intentara dar continuidad a las labores escolares, ya no en las escuelas, liceos y universidades sino “en casa” y por mecanismos remotos, en su mayoría codificados al público bajo las expresiones de “educación virtual en casa, “universidad en casa”.

 

El paradigma neoliberal de la sociedad educadora

Esta “nueva Realidad” nos obliga a revalorar el paradigma educativo neoliberal de la “sociedad educadora”, que desembarcó con fuerza en la región en la década de los ochenta del siglo XX.  Esta iniciativa, en la era de la transnacionalización del capital y de la mundialización cultural contemplaba la intención de ir transfiriendo a las familias, docentes y estudiantes, las condiciones mínimas para el cumplimiento al derecho a la educación.

El fortalecimiento de los mecanismos para garantizar el pago de las matrículas y “colaboraciones para las sociedades de padres y representantes” en las escuelas públicas, sirvieron como caballo de Troya para intentar recargar en las familias los costes del mantenimiento de los planteles escolares, las actividades extraordinarias, los docentes suplentes, etc., en la ruta para que las madres y los padres fueron asumiendo la responsabilidad educativa que correspondía a los Estados. Cada vez más se le fue transfiriendo a las familias muchas de las responsabilidades que otrora habían asumido los Estados.

Esta intención pudo concretarse solo parcialmente y de manera desigual en los países de la región, gracias a la movilización del magisterio, los profes universitarios y los estudiantes; las familias lo hicieron en menor medida, atrapadas por la cultura evaluativa de la calidad educativa.

La exigencia de mayores aportes a los sistemas escolares por parte de las familias se encubría con el discurso funcional de la co-responsabilidad para alcanzar una educación inclusiva de calidad, algo que se convertía en un chantaje funcional para la desmovilización de las familias. Esa “noción” de la co-responsabilidad comporto un salto en la construcción de hegemonía, sobre la necesidad que los Estados “compartieran” con las familias los costes de la educación pública. Esta operación de propaganda, abrió las puertas a reformas en las constituciones nacionales y las leyes de educación que implicaron un abandono drástico de las responsabilidades del Estado, encubiertas con discursos progresistas.

 

La obligación de los Estados en garantizar las condiciones mínimas para el derecho a la educación

Desde una perspectiva emancipadora y de Estado Docente, la responsabilidad de garantizar el derecho a la educación es de los Estados Nacionales. Es decir, los Estados entre otras cosas, deben garantizar que a) el presupuesto destinado a la educación no sea inferior al 6% del Producto Interno Bruto o menor del 20% presupuesto público; b) exista una legislación educativa que garantice el acceso universal a la escolaridad y en igualdad de condiciones, por lo menos, a los estudiantes de educación inicial y primaria. En algunos países esta obligación se extiende al bachillerato; c) elaborar los planes de estudio y los modelos de enseñanza-aprendizaje que garanticen un aprendizaje contextualizado a cada realidad, desafíos epocales y necesidades de la población; d) construir la infraestructura necesaria (escuela, liceos, preescolares, universidades) para garantizar la igualdad de condiciones de aprendizaje; e) dotar las escuelas, liceos y universidades de los elementos, equipos y contenidos inherentes a la aceleración de la innovación y garantizar que todes los y las estudiantes tengan las mismas condiciones de acceso a estas tecnología y conocimientos; f) desarrollar una continua actualización de la formación inicial y permanente de los y las docentes que permita  garantizar el papel de la escuela como institución democratizadora del conocimiento entre los sectores populares.

Previo a la pandemia, muchas de estas condiciones mínimas de partida no eran cubiertas por los Estados nacionales, lo cual generaba resistencias, movilizaciones y denuncias del movimiento magisterial y estudiantil.

La desinversión en educación y la precarización de las condiciones de trabajo de los y las docentes actuaban como disparadores de la premisa neoliberal de abandonar la responsabilidad de los Estados con la educación pública, dando paso al modelo de sociedad educadora.

Debemos tener cuidado que el logro del 6% del PIB como piso mínimo no sea usado en buena medida para la firma de contratos con las grandes transnacionales tecnológicas en materia de contenidos educativos digitales y virtuales, ni para construir la infraestructura base para la transición a la cuarta revolución industrial, escenario en el cual se continue recargando en las familias, estudiantes y docentes el grueso de la inversión en equipamiento tecnológico básico (computadores, laptos, celulares) y la conectividad al internet. Subrayar siempre que esto es (y sería) privatización educativa y triunfo del paradigma neoliberal de sociedad educadora.

En el plano internacional el neoliberalismo educativo cada vez más se aseguraba que en muchos de los protocolos de los organismos multilaterales, el derecho a la educación apareciera sin sus apellidos sustantivos de gratuita, popular, científica y laica. Cada vez más en estos protocolos aparece el compromiso de vincular el sector privado al cumplimiento del derecho a la educación, que no es otra cosa que la transición a la construcción de hegemonía respecto a la educación como una mercancía.

El tránsito abrupto de un modelo de educación presencial en las escuelas, al modelo de “educación virtual en casa”, de “universidad en casa” y, el temor del contagio mortal, posibilitó un acelerado abandono de las premisas de responsabilidad de los Estados Nacionales que le obligan a garantizar las condiciones mínimas para el desarrollo del derecho a la educación.

 

La neo privatización educativa en el marco de la pandemia del COVID-19

El Coronavirus aceleró y escaló a una dimensión impensable solo meses atrás, las tendencias privatizadoras de la educación. El modelo de “educación virtual en casa”, de “universidad en casa” que han impulsado los sistemas educativos en América Latina ha comportado una privatización de hecho. Las responsabilidades de los Estados de garantizar las condiciones mínimas para desarrollar los procesos de enseñanza y aprendizaje han sido abandonadas y se ha entrado en la lógica del neoliberalismo educativo.

Ahora, en el marco de la pandemia del COVID-19 son las familias, les estudiantes y los y las docentes, quienes deben asumir los costes del pago del internet, la suscripción a plataformas privativas para poder dar clases, la compra o reparación de sus computadoras para dar clases. Los Estados se desentienden de su responsabilidad usando el acostumbrado lenguaje de la “vocación docente”, de la “mística de los educadores”. Se trata de una Neo privatización educativa a escala global.

Muchos de los contenidos educativos en este contexto de “virtualidad en casa”, son aquellos que están disponibles en las plataformas privativas. Los y las docentes no fueron formadas y no están siendo formados adecuadamente para trabajar en entornos digitales, lo cual ha implicado una serie de déficits y problemas derivados del ensayo y error, de “como va viniendo vamos viendo”.

Se pretende culpabilizar de los errores de la coyuntura a los y las docentes, convirtiéndose el Estado en un evaluador que con desenfado traslada su responsabilidad a terceros, usando los criterios de la cultura evaluativa. La culpabilización a  los docentes, es una cortina de humo que procura ocultar que se está produciendo una brutal privatización educativa.

Las condiciones en las cuales se están desarrollando los procesos de enseñanza aprendizaje son desiguales y estratificadoras. Muchos estudiantes no cuentan siquiera con una casa donde estudiar de manera estable, otros no poseen familia que les apoyen, la mayoría no tienen textos o acceso a internet, ni computadoras.

La escuela, con sus programas alimentarios procuraba garantizar que todes comieran por lo menos una vez al día, precisamente para igualar las condiciones de partida para aprender a aprender. Las medidas tomadas por los ministerios de educación han roto en solo meses, la conquista social de asociar el derecho a la educación con garantías de igualdad de condiciones para desarrollar los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Esa “nueva normalidad” está siendo poco denunciada, por el contrario, en muchos casos, está dinámica ocurriendo con el silencio cómplice de importantes sectores de la academia y los sindicatos burocráticos patronales.  Como en todo proceso de opresión, las resistencias marcan la diferencia y hoy casi un centenar de organizaciones del magisterio en la región, educadores populares y pedagogos críticos han comenzado a denunciar y movilizarse en contra de esta realidad.

 

Educación de primera para incluidos en la tecnología, educación de tercera para los excluidos de la tecnología.

Para colmo, con el pretexto de la emergencia sanitaria se está produciendo una nueva estratificación de la educación. Los que tienen acceso a computadores e internet, cuyo porcentaje no excede el 50% de la población en América Latina y el Caribe, son los que tienen la posibilidad de participar en la educación remota que intenta darle continuidad a los procesos de escolarización. Estas condiciones previas son las que se venden como logros de acceso a la formación, que en realidad son simplemente acceso a a información actualizada. Se confunde la capacidad individualizada de navegación conducida por la red de internet con aprendizajes.

Los otros y otras, la mayoría de estudiantes, que no tiene acceso a computadora e internet, están recibiendo enseñanza por televisión o radio, con contenidos y metodologías de la televisión educativa de los sesenta del siglo XX, transitando el aprendizaje con una mirada desde el retrovisor, no hacia el presente y el futuro.   Esto redundará en nuevas formas de exclusión. Es una educación de segunda para pobres.

Por otra parte, quienes viven en zonas de difícil acceso y precaria conectividad, con limitadas posibilidades incluso de acceder a una señal de radio, están recibiendo una educación por módulos, educación de tercera, que trata de ocultar que les están dejando en los bordes de la marginalidad intelectual.

La apelación a la contingencia y la emergencia para producir esta privatización educativa no tiene justificación alguna, más aún cuando las autoridades educativas desoyeron las advertencias que hicimos desde cinco años sobre un inminente Apagón Pedagógico Global (APG) y la obligación que tenían los Estados para prepararse para escenarios como estos, con la mirada pensada en la inclusión educativa y la justicia social.

 

La escuela no volverá a ser lo que era

Esta realidad no puede hacer que nos refugiemos de manera conservadora en intentar volver a las condiciones existentes antes de la pandemia. La escuela, liceo y universidad que teníamos en febrero del 2020 tampoco representaban la aspiración de los sectores populares y críticos, respecto a lo que debería ser una educación liberadora y emancipadora.

Se trata entonces de comprender y trabajar de manera renovada por una nueva escuela gratuita, popular, democrática, laica, científica y presencial, que reivindique la tradición y el saber pedagógico acumulado por décadas, pero que sea también sea capaz de empalmar con lo nuevo, lo emergente en clave de resistencia anticapitalista.

 

Alternativas 

Ciertamente lo peor que puede pasar es que un niño, niña o adolescente quede desconectado del sistema escolar. El hecho que consideremos que es necesario un esfuerzo contingente urgente, mediados por la educación por televisión, radio o módulos para los que no tienen acceso a la conexión digital, no nos impide advertir que ello está comportando una nueva estratificación, con un claro sentido de clase.

Son los pobres, las mujeres trabajadoras, la clase obrera, los campesinos, quienes viven en condiciones de marginalidad en los barrios quienes están resultando más afectados por la neo privatización educativa en marcha y la estratificación de la escolarización determinada por el acceso a computadores y conexión a internet.

Las alternativas están en el plano epistémico y en la organización para la resistencia.  En el primero, la sorpresa y la sensación de vértigo que esta situación de la cuarentena por el COVID-19 ha causado en amplios sectores progresistas, nos lleva a afirmar que lo urgente es clarificar lo que está pasando y establecer de manera compartida el horizonte inmediato contra la opresión neoliberal.

Lo segundo, reivindicar que las experiencias de colectivos pedagógicos en las escuelas, liceos y universidades emerge con fuerza como una práctica muy potente para avanzar de manera colectiva, desde abajo, en la comprensión de lo ocurre y la elaboración de resistencias anticapitalistas.

Tercero, fortalecer la unidad de los sindicatos y gremios docentes combativos, con los movimientos de educadores populares y pedagogos críticos para de manera conjunta elaborar una ruta de acciones coyunturales y estratégicas.

Es momento de inventar para no errar.

 

 

 

 

*El autor escribe para OVE

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Decálogo para la vuelta al cole (en septiembre)

Por: Jaume Carbonell

En cada lugar será distinta porque es difícil prever cual será el viaje del coronavirus: qué paradas realizará y con qué intensidad habitará en cada una de ellas. Toda cautela es poca pero la responsabilidad no puede derivar en miedos que nos paralicen e impidan el ejercicio de derechos tan fundamentales como el de la educación. Con el deseo que este se aplique con la máxima normalidad ahí van diez propuestas. (Igualmente son válidas en otros países con otro calendario lectivo).

1. El pleno derecho a la educación solo puede ser presencial.

Por encima de todo hay que atender el interés superior de la infancia (y, por extensión, el de la adolescencia y la juventud). Es el espacio donde se trabaja la igualdad de oportunidades, se desarrolla la educación integral, se opera el proceso de socialización y se combate el fracaso escolar. El profesorado ha de formarse y actualizarse al máximo con la tecnología, pero no para sustituir la presencialidad sino para enriquecerla, porque la modalidad online no es educación sino mero aprendizaje o instrucción. Es un recurso que cabría utilizar solo en casos extremos, muy extremos. Y no debería repetirse lo que sucedió en algunos países, donde las escuelas fueron el primer servicio en cerrar y el último en abrir.

2. El alumnado más vulnerable debe recibir una atención especial.

El período de excepcionalidad sin escuela ha agudizado las desigualdades educativas y, más en concreto, la brecha digital: falta de conectividad, carencias telemáticas por parte del alumnado, escaso apoyo docente o familiar, condiciones de habitabilidad,… Porque la COVID-19 sí entiende de clases sociales, y se ceba especialmente en la pobreza, donde el porcentaje de abandonos temporales es preocupante. Es preciso organizar todo tipo de apoyos y ayudas, dentro del horario escolar y extraescolar, para recuperar el tiempo perdido hasta donde sea posible. El reto es tan necesario como ambicioso: movilizar amplios recursos para que la educación inclusiva, que atiende a todas las diversidades, sea posible.

3. El cuidado de la salud integral de la infancia y la juventud.

A día de hoy se saben más cosas sobre el coronavirus. Una de ella es su baja o mínima afectación, según se mire, en la infancia. Numerosos estudios de pediatras así lo avalan. No por ello hay que bajar la guardia y las medidas preventivas y de control -las PCR entre otras- siempre serán imprescindibles, porque conviven con personas adultas y las cadenas de transmisión son múltiples y el riesgo cero nunca existe. Pero hay que atender su salud integral: física, mental, emocional y social. Son conocidas las secuelas psicológicas del confinamiento y del aislamiento en algunos países: estados de ansiedad e irritabilidad, lloros incontrolados, tristeza, obesidad,… A veces la falta de contacto físico y de abrazos es más perjudicial.

4. El acompañamiento emocional y la cura mutua.

Esto es lo que han hecho muchos docentes durante el confinamiento y lo que tendrán que continuar haciendo en período lectivo para cicatrizar las heridas antes descritas. Pero, más allá de esta emergencia, este acompañamiento requiere un cuidado continuo entre todos los agentes de la comunidad educativa. Es lo que mi amigo Julio Rogero llama la escuela de la cura mutua. Por supuesto que hay que cuidar al alumnado, pero también debe hacerlo el profesorado u otro personal del centro. Porque el bienestar emocional es una de tantas condiciones que favorece una mejor educabilidad. Con relaciones humanas más cercanas, empáticas, colaborativas y solidarias.

5. Vivir la naturaleza.

Este ha sido el bien más preciado del que no han gozado muchas infancias durante el confinamiento y, lamentablemente, del que siguen privados muchos centros. Los hay que siguen viviendo de espaldas a la naturaleza. Huelga comentar los beneficios que suponen para la salud, el poder respirar aire puro, la luz solar, el movimiento,… La historia de la renovación pedagógica es pródiga en ejemplos que ponen en relación las nuevas corrientes higienistas y ecológicas con las oportunidades que brinda el entorno natural tanto para el crecimiento en libertad como para la adquisición más sólida y vivencial de un buen número de conocimientos. ¡Lo que se aprende en la naturaleza! A veces se encuentra un poco lejos pero otras la tenemos al lado, sobre todo cuando se transforman los patios en jardines y bosquecillos.

6. Currículum: lo más prioritario.

No es mi intención entrar en el análisis de los contendidos de un currículo, con frecuencia, excesivamente rígido y sobrecargado, sino poner el foco en algunos que me parecen cultural y socialmente relevantes: los que conciernen a la condición humana, a los bienes comunes, a la libertad y la igualdad, al sufrimiento humano, a los Derechos Humanos, a la conciencia planetaria,… Los que nos ayudan a entender mejor en qué mundo vivimos y cómo se puede contribuir a transformarlo. Algo que se hace tratando de convertir la información en conocimiento y en pensamiento, formando mentes críticas y libres, donde el dominio de la palabra -el hábito y la comprensión lectora- constituye la herramienta más poderosa para acceder a estos y otros contenidos relevantes.

7. Ratios, tiempos y espacios.

Las situaciones de excepcionalidad son también oportunidades para introducir medidas de calidad. Una de ellas, largamente reivindicada, es la reducción del número de alumnos por aula con el fin de atender mejor la amplia diversidad de alumnado, la personalización de su aprendizaje y su acompañamiento tutorial. Pero hay otras, como la disponibilidad de nuevos espacios o la transformación de los ya existentes, empezando por el aula y terminando por el patio, para adecuarlos a las diversas tareas: trabajo colaborativo, investigación, experimentación, talleres y ambientes de aprendizaje, etc. Asimismo, se requiere una mayor flexibilidad de los tiempos horarios: estos deberían fijarse en función de cada actividad y no al revés.

8. Equipos docentes ampliados.

La actual pandemia, en tanto no remita, obliga a los centros a ampliar sus plantillas con personal de limpieza y enfermería: porque el profesorado no puede ni debe asumir esta responsabilidad sanitaria. Pero además de los maestros y maestras de grado y especialistas, hay otras figuras profesionales que, tanto ahora como en el futuro, tendrían que formar parte del equipo docente, pues son pocos los centros que disponen de ellas ya sea de forma exclusiva o compartida. Me refiero a orientadores, educadores sociales, logopedas, equipos psicopedagógicos, personal para atender alumnado con diversidades funcionales específicas,… Asimismo, se precisa una ampliación del personal administrativo para liberar a los equipos directivos de la sobrecarga de tareas burocráticas.

9. Complicidad y conciliación familiar.

Durante el confinamiento ha habido de todo: familias absolutamente desconectadas y abandonadas por parte de los centros y casos en los que se han generado nuevas complicidades y, sobre todo, nuevas necesidades que requieren una colaboración de confianza mutua entre escuela y familia. Hay que preguntarse si los actuales cauces de relación y participación son suficientes o habría también que explorar otras fórmulas más imaginativas, actualizadas y eficientes. Por otro lado, si algo ha supuesto el confinamiento ha sido la intensidad de la vida familiar, aunque como decíamos al principio en condiciones muy diversas, algunas ciertamente muy duras. Ello, no obstante, abre un debate recurrente: ¿no sería necesario modificar algunos horarios escolares -también los laborales, claro- para garantizar la tan demandada conciliación familiar?

10. El derecho a la educación, más allá de la escuela.

En el primer punto se ponía el énfasis en el derecho a la educación mediante la presencialidad escolar, como no puede ser de otra manera. Pero este derecho, para ser más amplio y efectivo, se complementa con el acceso a las actividades extraescolares, vacacionales y de otro tipo. Porque el conocimiento curricular se enriquece con la cultura del entorno, con la posibilidad de desarrollar diversas habilidades y de disfrutar del patrimonio artístico y natural. Por esto, el currículo escolar debería ofrecer estas otras oportunidades educativas a toda la población, con políticas de ayudas y becas para el alumnado socialmente más vulnerable.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2020/07/15/decalogo-para-la-vuelta-al-cole-en-septiembre/

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Computadores e Internet para garantizar el derecho a la educación

Por: Ángel Pérez Martínez. 

 

Sin estos dos bienes no se garantizará el derecho a la educación y se ampliará la brecha social. 

Con la pandemia, las escuelas cerradas y el confinamiento, el peso de la familia y las condiciones donde viven y estudian los niños cobró renovada importancia. La riqueza material e inmaterial (cultura, formación, tipo de trabajo e intercambios sociales) de la familia y el tiempo que puedan destinar los padres de familia, la calidad de estos acompañamientos y las capacidades para involucrarse en el proceso educativo de los hijos en la casa, ahora, resultan imprescindibles. 

Desde los años setenta del siglo pasado Pierre Bourdieu y otros señalaron que gran parte de la vida y de la forma como nos involucramos en la sociedad, así como las oportunidades de desarrollo de las personas dependen del capital económico, el capital cultural y el capital social de las familias (entorno) en el que nacen los seres humanos y transcurre su vida.  

Esta es una de las razones por la que sociólogos, economistas y educadores han insistido que en el ordenamiento social los niños con desventajas económicas, culturales o sociales tienen menos oportunidades educativas que su contraparte, los niños que nacen o provienen de familias con mayor riqueza.

Luego, en países como Colombia, donde existe una altísima concentración de los ingresos y de la riqueza, no hay nada nuevo cuando se afirma que una minoría de niños tienen mayores recursos (materiales e inmateriales) para aprender, y que, si la sociedad y el Estado no buscan compensar estas inequidades con los otros niños, a través, por ejemplo, de un sistema educativo de buena calidad para todos, estas desventajas se ampliarán en el tiempo.

Estas desventajas de los niños, a futuro, se legitimarán por la vía del mérito, porque en aparentes condiciones de igualdad, competirán unos y otros para acceder a instituciones educativas de educación superior de calidad o para acceder al mercado laboral, mediante concursos, donde se vincula el conocimiento con habilidades profesionales o personales.  

El sociólogo y pedagogo Emile Durkheim, desde comienzos del siglo pasado, sustentó la necesidad de considerar la educación como un hecho social, donde la escuela es una institución que permite a la humanidad un método privilegiado de integración, de socialización y de aprendizaje. En este proceso, los países desarrollados, de manera especial los europeos, después de la segunda guerra mundial, enfatizaron en la inversión y calidad de los sistemas educativos, como una forma de cerrar brechas sociales y de luchar contra la pobreza y las inequidades que producen no solo la riqueza material, sino la pobreza cultural y las interacciones sociales de las familias.  

La cantidad y calidad de los recursos materiales que los hogares destinen para apoyar el proceso educativo en casa del niño o adolescente pasan por: destinar un lugar y un escritorio o mesa donde el estudiante pueda concentrarse y realizar las labores educativas, con o sin virtualidad; contar con libros y otros utensilios educativos, de acuerdo con el grado escolar y las necesidades que determine el docente y; tener acceso a Internet y a un computador, por lo menos. Los padres que trabajan en casa y tienen un hijo, o más, saben que un solo computador no resuelve el problema. 

Sobre los recursos materiales en casa para estudiar, diversos estudios muestran que los niños con desventajas económicas durante el encierro están muy afectados. Como lo mencioné en el artículo anterior, una encuesta aplicada en Inglaterra por investigadores del Institute for Fiscal Studies a 4.000 padres de familia de estudiantes entre 4 y 15 años encontró que los niños, ubicados en la quinta parte de ingresos más altos de las familias pasan 5,8 horas al día en actividades educativas, 75 minutos más que sus pares, en el quinto más pobre de los hogares 4,5 horas al día.

También, el estudio señaló que 58% de los niños más pobres, de primaria, no cuentan con un espacio donde estudiar en casa. En Chile otra encuesta del proyecto Educación 2020 encontró que el 67% de los estudiantes no tienen materiales para realizar tareas y el 63% no tienen un espacio cómodo para estudiar.  

En Colombia los datos del DANE señalan que mientras el 97% de las familias estrato 5 y 6 tienen conexión a Internet, solo el 17% de las familias que pertenecen al estrato 1 acceden a este servicio. Además, se conoce que cerca de 5 millones de estudiantes de los colegios oficiales no tienen en sus casas ni conexión a Internet, ni computadores. Este dato nos permite afirmar que más del 60% de los estudiantes más pobres hoy no tienen posibilidades de recibir de los colegios oficiales y de sus maestros enseñanza en línea, de manera virtual. 

Con pandemia o sin pandemia, la sociedad y el Gobierno deben reconocer que sin computadores y sin Internet de buena velocidad no existen posibilidades reales de educación de buena calidad para los niños más pobres.  

Por fortuna el país empieza a reaccionar para solucionar este problema de inequidad y de exclusión. En el último mes el MEN anunció la compra de 101.771 portátiles a $526.416 cada uno. La ministra de las TIC sostuvo que el país comprometerá recursos en los próximos 10 años por $2,1 billones para lograr conectar a 10.000 sedes educativas rurales, con la ventaja adicional que se beneficiarán las familias que viven en el entorno. Además, varias secretarías de educación ya anunciaron esfuerzos similares. 

Destaco el caso de Bogotá que adquirió 100.000 computadores con su respectivo acceso a Internet para suplir las necesidades de 300.000 estudiantes en la ciudad, y lo más importante, de manera complementaria, convocó a una Donatón (entre el 29 de junio y el 31 de julio) a los empresarios, a las cooperativas y en general a los ciudadanos que estén en capacidad de hacerlo, para que donen dinero, o computadores nuevos o usados (en buen estado), de tal manera que se puedan entregar equipos a una mayor parte  de los 200.000 niños de la ciudad que aún no cuentan con computador. ¡Invito a ser solidarios en favor de los niños de la ciudad!

Fuente del artículo: https://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/computadores-e-internet-para-garantizar-derecho-a-la-educacion-por-angel-perez/292420

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