Artículo del filósofo, lingüista y activista político Noam Chomsky , publicado el 7 de noviembre del 2012
Por: Noam Chomsky
Por: Noam Chomsky
Colectivos de personas trans de El Salvador exigieron este lunes garantías de derechos humanos, es especial el derecho a tener un nombre adecuado a su identidad y expresión de género.
En el marco del Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, las organizaciones que integran la Mesa Permanente por una Ley de Identidad de Género se manifestaron por las principales calles de San Salvador para reiterar su rechazo a la a decisión de una comisión del Congreso de archivar una propuesta de ley de identidad de género que fue presentada en marzo de 2018.
El Día Mundial contra la LGBTIfobia, que se celebra en 130 países, conmemora la decisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1990 de desclasificar la homosexualidad como un trastorno mental.

Activistas y miembros de la comunidad LGBTI se manifiestan hoy con motivo del Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, tal como para rechazar la decisión del Congreso de archivar la propuesta de Ley de Identidad de Género/EFE.
La activista trans Bianka Rodríguez señaló a Efe que «en el Día contra la homo, lesbo y transfobia salimos a las calles a marchar una vez en aras de reivindicar nuestros derechos humanos, y sobre todo exigir a la Asamblea Legislativa a que legisle a favor de la ley de identidad de género».
Según informó el Congreso en Twitter, los integrantes de la Comisión de la Mujer e Igualdad de Género, en su mayoría del partido oficialista Nuevas Ideas (NI), aprobaron el viernes enviar al archivo «los 30 expedientes pendientes de estudio, tras considerarlos obsoletos y no acordes a la realidad».
La activista trans Bianka Rodríguez señaló a Efe que «en el Día contra la homo, lesbo y transfobia salimos a las calles a marchar una vez en aras de reivindicar nuestros derechos humanos, y sobre todo exigir a la Asamblea Legislativa a que legisle a favor de la ley de identidad de género».
Según informó el Congreso en Twitter, los integrantes de la Comisión de la Mujer e Igualdad de Género, en su mayoría del partido oficialista Nuevas Ideas (NI), aprobaron el viernes enviar al archivo «los 30 expedientes pendientes de estudio, tras considerarlos obsoletos y no acordes a la realidad».

Activistas y miembros de la comunidad LGBTI se manifiestan hoy con motivo del Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, tal como para rechazar la decisión del Congreso de archivar la propuesta de Ley de Identidad de Género/EFE.
Entre estos expedientes, según lo indicó la Federación Salvadoreña LGBTI, están los anteproyectos de Ley de Identidad de Género y Ley Especial por la Igualdad y la No Discriminación.
«Lo que nosotros demandamos es nuestro derecho a la identidad y eso no pierde vigencia», expresó
En marzo de 2018, la Mesa Permanente por una Ley de Identidad de Género en El Salvador presentó al Parlamento un anteproyecto de Ley de Identidad Género, cuyo estudio no avanzó.

Las organizaciones de la comunidad por la diversidad sexual han reclamado la creación de esta ley para tratar de reducir los niveles de discriminación que sufren hasta por funcionarios estatales y erradicar la violencia a la que están expuestos.
La marcha de los colectivos LGBTI concluyó en una de las entradas de la Asamblea Legislativa donde un grupo de activistas entregó una carta en la que solicitan una reunión con los diputados integrantes de la Comisión de la Mujer para «debatir sobre estos anteproyectos (de leyes)», indicó Rodríguez.

La misiva fue recibida por diputados de Nuevas Ideas (NI) y será «leía y analizada», según lo señaló la diputada Ivonne Hernández.
La activista trans agregó que en caso de no ser recibidos por la comisión «el movimiento LGTBI nos encontramos en una sinergia para volver a presentar los proyectos de ley».
Fuente de la Información: https://www.laprensagrafica.com/elsalvador/Comunidad-trans-salvadorena-pide-garantias-de-Derechos-Humanos-en-dia-contra-la-homofobia-20210517-0049.html
América del Sur/Colombia/16-05-2021/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net
La Red de de Derechos Humanos del Suroccidente de Colombia «Francisco Isaías Cifuentes» (REDFIC), publicó este sábado un informe que detalla los casos de agresión sexual contra las mujeres en el marco de las constantes denuncias de represión de la fuerza pública contra los manifestantes en Colombia.
En el documento, la Red de Derechos Humanos asevera que desde el 28 de abril hasta el 14 de mayo la región del Suroccidente registra 11 casos de agresión sexual contra mujeres en el departamento del Valle del Cauca y tres más en la ciudad de Popayán (departamento del Cauca), por lo que la cifra de 12 de la ONG Temblores, aumenta a 26 casos a nivel nacional.
«No obstante, es indispensable señalar que, desde el 28 de abril hasta el 13 de mayo, hemos podido registrar en la REDFIC que de un total de – Informe Especial 2021 de 209 personas capturas, 52 han sido mujeres, otras 19 han resultado heridas y 15 aún continúan desaparecidas», detalla el informe.
El documento revela que organizaciones feministas han denunciado a miembros de la Policía que amedrentan a las mujeres que participan en las marchas con acciones como tocamientos sexuales, acto sexual abusivo, insultos, acceso carnal violento, tratos crueles y degradantes
«Las mujeres y los cuerpos feminizados padecen otras múltiples violaciones de DD.HH. en razón de la identidad de género y de sus prácticas sexuales que, sin embargo, difícilmente son registradas. Esto sucede, precisamente porque otro aspecto de esta violencia policial expresada en prácticas e imaginarios machistas, niega y violenta de manera específica la existencia de personas con sexualidades y géneros diversas», acota la Red Isaías Cifuentes.
Frente a los hechos suscitados, la REDFIC aclara que no solamente las mujeres son víctimas de la violencia policial, sino también adolescentes que participan masivamente en las concentraciones contra las políticas de Iván Duque, «esta violencia policial es diferencial y golpea de manera específica a mujeres, niñas, niños y personas en diversidades de sexo y género, invisibilizadas», añaden.
Pese a los casos de represión perpetrados por agentes del Escuadrón Móvil Antidisturbios y miembros del Ejército, los colombianos completan 18 días movilizados en todas la regiones exigiendo un cambio de modelo sociopolítico, el cual permita cesar la violencia y disminuir la profunda desigualdad social.
Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/colombia-reportan-mas-casos-agresion-sexual-mujeres-manifestaciones-20210515-0019.html
América del Sur/Colombia/14-05-2021/Autor(a) y Fuente: www.fecode.edu.co
La Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación – FECODE – denuncia ante el Ministerio del Interior, Ministerio de Justicia y el Derecho, Ministerio de Educación, Ministerio del Trabajo, Unidad Nacional de Protección, Procuraduría General de la Nación y Defensoría del Pueblo, demandando de ellas en el marco de sus funciones y competencias las acciones pertinentes que permitan esclarecer los hechos y judicializar a los responsables del asesinato de la docente pensionada BEATRIZ MORENO MOSQUERA.
BEATRIZ MORENO MOSQUERA entregó su vida al ejercicio magisterial, al servicio de la lucha sindical, social y comunitaria. El pasado 3 de mayo, su cuerpo sin vida con posibles signos de tortura, fue encontrado en la Playa de Ladrilleras, municipio de Buenaventura, según comunicado de rechazo y denuncia del SINDICATO ÚNICO DE TRABAJADORES DE LA EDUCACION DEL VALLE -SUTEV-.
FECODE condena y rechaza este posible feminicidio y exige de la FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN la más pronta y exhaustiva investigación que permita esclarecer los hechos y dar con los presuntos responsables.
FECODE expresa su más sentida solidaridad con la organización sindical –SUTEV- con el movimiento ADEP, con la comunidad y con los familiares de la lideresa social; exhortándolos a mantener en alto las banderas de la lucha por la defensa de los DERECHOS HUMANOS y la consolidación de la PAZ para todos los colombianos.
Ver Boletín de Prensa No. 06 en PDF
Fuente e Imagen: https://www.fecode.edu.co/index.php/denuncia-publica-rechazamos-el-homicidio-de-la-docente-pensionada-beatriz-moreno-mosquera-lider-social-y-sindical-del-sutev.html
La tregua de tres días anunciada ayer por los talibanes no oculta el drama que ha vivido Afganistán después de diversos ataques que han dejado casi un centenar de muertos. El domingo murieron once personas y 28 quedaron heridas como consecuencia de la explosión de dos bombas dejadas en una carretera en el sudeste del país. Ese ataque llegó un día después de una de las matanzas más grandes y más dolorosas de los últimos meses, con más de 85 jóvenes muertas.
Sucedió el sábado en Kabul cuando tres bombas explotaron a las afueras del colegio Seyed Al Shuhada, situado en el sector conocida como Dasht-e Barchi, habitado mayoritariamente por la minoría chiíta hazara. A esa hora más de dos mil alumnos, la mayoría mujeres, abandonaban la institución. Después de la primera explosión, llegaron otras dos detonaciones. Las víctimas fueron mayoritariamente niñas y mujeres de entre 13 y 18 años que se disponían a volver a sus casas para celebrar el Iftar, la ceremonia con la que se rompe el ayuno del mes del Ramadán.
En Afganistán no son extraños los ataques a colegios o centros de maternidad, como el que sucedió en este mismo barrio de Kabul hace un año y en el que murieron 15 personas, la mayoría madres y sus bebés. Una multitud de padres y vecinos se apresuraron a buscar a sus pequeñas en medio de un escenario caótico. Muchos no tuvieron éxito. Ayer la cifra ascendía a 85 fallecidos y más de 147 heridos.
El atentado no ha sido reivindicado pero muchos en Afganistán señalan al Estado Islámico, responsable de otros ataques contra los hazara, aunque el Gobierno ha acusado a los talibanes. El portavoz de esta organización lo niega y asegura que no llevan a cabo ataques en Kabul desde febrero del año pasado. “Han atacado tantos civiles a lo largo de su historia que la desconfianza hacia ellos es infinita, por eso ya nadie les cree cuando lo niegan”, aseguró ayer por teléfono Shaharzad Akbar, directora de la comisión independiente de derechos humanos afgana.
La tregua de los talibanes se iniciará el miércoles y se extenderá hasta el próximo sábado. A diferencia de otras treguas donde los combatientes pudieron visitar a sus familias, esta vez tienen la orden de mantenerse en sus puestos. El comunicado advierte que si son atacados por el “enemigo” tienen que estar listos para defenderse.
La tregua no ha sido suficiente para amainar el temor de muchos en el país que han visto con horror cómo la violencia se ha disparado desde el primero de mayo, cuando las tropas estadounidenses empezaron a retirarse. Desde entonces ha habido enfrentamientos en un gran número de provincias con decenas de muertos, aunque la cifra exacta sigue siendo incierto. “Su alto el fuego no tiene sentido. Se toman tres días de descanso para matar de nuevo. Váyanse al infierno”, aseguraba en un tuit la activista Samira Hamidi, que forma parte del equipo de Amnistía Internacional en el sur de Asia.
Desde hace semanas las mujeres que integran la red de mujeres de Afganistán, incluida Samira, advierten de los riesgos que corren las mujeres, incluidas las jóvenes estudiantes, en el nuevo escenario al que se enfrentará Afganistán desde el próximo 11 de septiembre cuando las tropas estadounidenses y de la OTAN se hayan retirado del país. “Ellos dicen que han cambiado, pero lo que vemos en áreas que están bajo su control es totalmente diferente”, aseguró Akbar. Puntualiza que para la mayoría de los afganos todavía es un misterio la opinión que tienen los talibanes sobre la participación de las mujeres en el Parlamento o en la industria.
El jefe del consejo de paz afgano, Abdullah Abdullah, respondió ayer a través de un comunicado al anuncio de los talibanes y dijo que el país necesita un alto el fuego permanente. “Creemos que la mejor solución para salir de la crisis del país es acelerar las conversaciones de paz, la declaración de un alto el fuego duradero y poner fin a los combates para siempre”, dijo. El acuerdo firmado entre Washington y esta organización en febrero del año pasado contemplaba que las tropas tendrían que haber salido este primero de mayo lo que ha llevado al líder talibán, Haibatullah Akhunzada, a acusar a Washington de violar el pacto.
Fuente: https://www.lavanguardia.com/internacional/20210511/7444252/tregua-taliban-matanza-85-ninas-escuela-afganistan.html
La piel es nuestra mayor barrera protectora natural. ¿Por qué el color de la piel tiene un significado social infinitamente mayor que el color de la pupila de los ojos?
Tanto en la tradición cristiana (incluido el secularismo en el que se prolongó) como en la tradición budista, la oscuridad y la claridad fueron metáforas conceptuales que pretendieron explicar el perfeccionamiento de la persona humana en sus relaciones con los poderes que la trascienden. Se refieren a movimientos del conocimiento y de la vida interior. La trayectoria de la oscuridad a la claridad está abierta a todos los seres humanos. Y, de hecho, la máxima claridad (por ejemplo, en presencia de la divinidad) puede convertirse en la máxima oscuridad, siendo ejemplo de ello el horror divino de George Bataille, o en el máximo el silencio del universo, en el caso de José Saramago.
Sin embargo, con la moderna expansión colonial europea, sobre todo a partir del siglo XVI, la oscuridad y la claridad se utilizaron progresivamente para distinguir entre seres humanos, para clasificarlos y jerarquizarlos. Fue entonces cuando la oscuridad y la claridad se movilizaron como factores identitarios, para definir los colores de la piel de los seres humanos, transfiriendo a esta definición significados antiguos. Si antes tales significados partían de la idea de la condición común de los humanos, a partir de entonces el color de la piel constituirá uno de los vectores fundamentales de la línea abisal que distingue a los humanos de los subhumanos, la distinción que subyace al racismo.
Una vez aplicado a la piel humana como factor determinante, el color pasó a designar características «naturales» que definen desde el principio los tránsitos sociales permitidos y prohibidos. Lo «natural» se convirtió en una construcción social concebida como un factor extrasocial de la legitimidad de la jerarquía social definida a partir de las metrópolis coloniales. El «negro» se convirtió en «color», símbolo de lo negativo, y el «blanco», «la ausencia de color», en símbolo de lo positivo. Así surgió el racismo moderno, uno de los principales y más destructivos prejuicios de la modernidad eurocéntrica. Como bien analiza Francisco Bethencourt, el racismo, a pesar de no ser un rasgo exclusivo occidental, asumió con la expansión colonial europea un papel central en la clasificación jerárquica de las poblaciones (Racismos: das Cruzadas ao século XX, 2015).
A pesar de haber experimentado muchas mutaciones, el prejuicio racial ha mantenido una notable estabilidad. Por un lado, la inmensa diversidad de rasgos fisiológicos y tonos de color de piel no impiden que el prejuicio se adapte y se reconstituya incesantemente según los contextos, a veces pareciendo un residuo del pasado, a veces resurgiendo con renovada virulencia. Por otro lado, su naturaleza insidiosa se deriva de su «disponibilidad» para ser interiorizado por aquellos y aquellas que son víctimas de él, en cuyo caso unos y otras pasan a evaluar su existencia y su papel en la sociedad en función del canon de la jerarquía racial. Por último, la lógica racial del color se insinúa tan profundamente en la cultura y el lenguaje que está presente en contextos tan naturalizados que parecen no tener nada que ver con los prejuicios. Por ejemplo, en el espacio de la comunidad de países de lengua portuguesa (por lo menos en Brasil y en Portugal) los niños aprenden que el lápiz de color beige es el lápiz del color de la piel.
La primacía otorgada a la visión en el análisis eurocéntrico del mundo hace que el color de la piel sea una de las variaciones más visibles entre los humanos. Está relacionada con las respuestas a la radiación ultravioleta. La piel más oscura, con más melanina, protege a las poblaciones originarias de regiones cercanas al ecuador. Por tanto, en su origen es una respuesta físico-biológica al medio ambiente. ¿Cómo es que, si bien el origen de la humanidad se dio en regiones con mayor radiación ultravioleta, el color de la piel terminó convirtiéndose en un marcador de deshumanización? Fue un largo proceso histórico que, en algunos contextos, evolucionó para convertir la piel clara y la piel oscura en connotaciones de una rígida jerarquía social, lo que llamamos racismo y colorismo.
La percepción del color dejó de ser una característica física de la piel para convertirse en un marcador de poder y una construcción cultural. El siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX fueron la época del apogeo de la explicación científica de las diferencias raciales, de las que resultaba, lógicamente, la jerarquía social y la recomendación de no mestizaje, de la eugenesia, del apartheid y de la eliminación de lo que se consideraban razas inferiores (por ejemplo, Nancy Stepan, The Idea of Race in Science: Great Britain 1800-1960, 1982). El concepto de «under man» (subhumano) ganó popularidad con el libro del estadounidense Lothrop Stoddard, The Revolt Against Civilization: The Menace of the Under-Man, publicado en 1922, que se convertiría en el manual de los nazis. Tras la Segunda Guerra Mundial y ante la catástrofe genocida del nazismo y del fascismo, el paradigma de la ciencia racista se fue desmontando. Hoy, los estudios genéticos muestran que, como las clasificaciones raciales no se traducen en diferencias genéticas importantes, no tiene sentido hablar de raza como categoría biológica. De hecho, la variación genética entre grupos raciales es pequeña en comparación con las diferencias genéticas dentro del mismo grupo. En otras palabras, la ideología racista sobrevive al desmantelamiento de las «bases científicas» del racismo.
A pesar del descrédito de la base científica del racismo, el racismo como ideología permanece e incluso se ha acentuado en los últimos tiempos. Las características morfológicas del rostro, el cabello o el color de la piel siguen utilizándose como marcadores de discriminación racial, y en muchos países determinan las variaciones en la discriminación que se dirige contra diferentes grupos sociales racializados, ya sean negros, asiáticos, indígenas, gitanos o latinos, por no mencionar, dependiendo de la época y del contexto, a judíos, irlandeses, portugueses, españoles, italianos, eslavos. El color de la piel, en concreto, ha adquirido un significado particularmente insidioso al determinar diferencias sistemáticas de trato dentro de grupos que comparten la misma «identidad racializada» o «comunidad de color».
En las Américas, este fenómeno condujo a la formulación del concepto de colorismo para designar este trato diferencial. No hay colorismo sin racismo ni colonialismo. El colorismo potencia la complejidad y la gravedad de las narrativas y de las prácticas racistas y reitera la violencia epistémica y ontológica del proyecto colonial, una violencia aún más cruel cuando ocurre dentro de los grupos racializados. El código colorista establece que cuanto más «blanco» sea el color de la piel, mayor es la probabilidad de que alguien sea candidato a los privilegios de la blanquitud, pero, al igual que ocurre con la identidad racial, la definición del color de la piel es una construcción social, cultural, económica y política.
Los estudios sociales del color de la piel muestran que la identificación y la clasificación del color de la piel varían de una sociedad a otra e incluso dentro de la misma sociedad. Es oportuno recordar que Bethencourt decidió estudiar la historia del racismo para responder a esta pregunta: ¿cómo es posible que la misma persona sea considerada negra en Estados Unidos, de color en el Caribe o en Sudáfrica y blanca en Brasil? Yo añadiría otras dos preguntas. ¿Por qué la clasificación varía dentro del mismo país? En el caso de la sociedad brasileña, quien es considerado blanco en Bahía puede ser considerado negro en São Paulo. ¿Y puede la clasificación variar en el tiempo?
Cuando se habla críticamente del racismo, hay una gran tendencia a resaltar los daños, la violencia y la destrucción que causa en las poblaciones racializadas. No obstante, de esta forma, el color de los que causan el racismo se vuelve invisible. La piel de quien ejerce una actitud racista no tiene color, sobre todo en contextos donde el «color blanco» está asociado con el mantenimiento de privilegios heredados de la esclavitud y del colonialismo. Lo mismo podría decirse de la piel de los árabes sauditas en relación con los paquistaníes, filipinos o bangladesíes, o de los chinos en relación con los africanos.
Así, se vuelven invisibles tanto el color de la piel como los privilegios que justifica: ¿Por qué el análisis crítico del racismo incide principalmente en la discriminación que sufren los cuerpos racializados y omite los privilegios de los cuerpos no racializados? Al final, cuando se habla de «supremacía blanca» no se habla de la calidad del color, sino del poder y los privilegios que invoca. Mucho más allá de los contextos de la supremacía blanca (la blanquitud), el uso racista del color y de la ausencia de color siempre está ligado a la instrumentalización del poder y de los privilegios. Mencioné anteriormente el racismo de los chinos en China contra los africanos negros. Lo cierto es que la Corte Suprema de Sudáfrica dictaminó en 2008 que, con el fin de acceder a una discriminación positiva para promover el «empoderamiento económico de los negros», los chinos nacidos en Sudáfrica eran considerados… negros.
La conclusión urgente parece ser la siguiente: solo razones políticas y luchas de poder pueden explicar la instrumentalización social del color de la piel; y, asimismo, solo ellas explican que el probable aumento de la multiplicidad de tonos de color de piel resultante del mestizaje o la criollización no se traduzca en el fin del racismo y de la violencia e injusticia que causa. A pesar de la diversidad de contextos ya mencionada, históricamente el problema ha cobrado especial agudeza en los países donde existe una población considerada blanca, por pequeña que sea, pero en posiciones de poder, y asume distintos contornos en contextos diferentes. La investigación se ha centrado principalmente en cómo las diferencias en el color de la piel entre personas consideradas de la «misma raza» determinan diferencias de trato. El caso más tratado es el de los países que heredaron la violencia de la esclavitud, especialmente en el contexto estadounidense. Los análisis muestran consistentemente que, a pesar de avances muy significativos en el acceso a cargos públicos y privados de personas clasificadas como de raza negra (o de cualquier otra raza que no sea blanca), como resultado de las luchas contra la discriminación racial, especialmente durante los últimos cincuenta años, lo cierto es que las personas racializadas que accedieron a estos lugares tienen, en general, un color de piel más claro.
A pesar de la inmensa diversidad de tonos de piel, el color de la piel marcó y marca no solo diferencias raciales, sino también diferencias de trato dentro de la misma identidad racial. El colorismo es quizás el arma más insidiosa del racismo para dividir a los grupos racializados. Por ejemplo, en Estados Unidos, los esclavos negros de color más claro eran más caros y se buscaban para el trabajo doméstico en las casas de las plantaciones, mientras que los esclavos de color más oscuro estaban destinados al trabajo duro en los campos. De hecho, los traficantes de esclavos utilizaban las diferencias en el color de la piel para provocar la división entre los esclavos. Mucho después de la abolición de la esclavitud, el racismo y el colorismo no solo permanecieron, sino que se extendieron a nuevas categorías de población, por ejemplo, los inmigrantes europeos. Es decir, la matriz de exclusión basada en el racismo de la diferenciación fenotípica tiene un dinamismo tan cruel e insondable que se propaga «por analogía». En Estados Unidos a principios del siglo XX, los irlandeses, italianos y portugueses fueron considerados «blancos oscuros» y solo gradualmente (¿y completamente?) su color de piel fue siendo «blanqueado», acompañando su ascenso social. Pero después de todo, ¿fue el ascenso social el que blanqueó la piel o fue la piel sin matriz fenotípica la que facilitó el ascenso? La respuesta es obvia.
La persistencia del racismo y el colorismo es evidente en esta instantánea fotográfica de Brasil. El 22 de marzo de 2018, el conocido periódico estadounidense Wall Street Journal publicó un reportaje titulado «La demanda de esperma estadounidense aumenta exponencialmente en Brasil». Relataba que en los siete años anteriores la importación de semen estadounidense por mujeres brasileñas blancas, ricas, solteras y lesbianas había aumentado de modo extraordinario. Las preferencias eran para donantes de piel clara y ojos azules. Según Fairfax Cryobank, el mayor exportador de esperma a Brasil, este país fue el mercado de semen de mayor crecimiento. Mientras que en 2011 solo se habían importado 11 tubos de semen, en 2017 el número subió a 500 tubos. Según el periodista, la preferencia por los donantes blancos refleja la preocupación por el racismo «en un país donde la clase social y el color de piel están íntimamente ligados». Para las consumidoras, «los niños de piel clara tendrán la expectativa de mejores salarios y un trato más justo por parte de la policía». En Estados Unidos, las mujeres negras con tonos de piel más claros y rasgos europeos tienden, al igual que en otras circunstancias, a tener más éxito en conseguir un trabajo, en una carrera profesional, en concursos de belleza o en videos musicales. En el caso de Brasil, el testimonio de Bianca Santana refleja esta dimensión del racismo estructural: «Mi piel no está teñida. Tengo el color del mestizaje brasileño, que tantas veces se ha utilizado para reafirmar el mito de la democracia social… Poder ser vista como blanca o, mejor, como no negra, me dio oportunidades que probablemente no tendría si mi piel fuese más oscura, como ocupar un puesto de coordinación en un colegio europeo de élite.
El colorismo también ha existido dentro del mismo grupo racial cuando, por ejemplo, en el siglo XIX y principios del XX, los clubes de las élites negras en Estados Unidos negaban el acceso a personas con el color más oscuro. La internalización del colorismo ha llevado y sigue conduciendo a prácticas de blanqueamiento de la piel y la demanda de productos blanqueadores ha crecido enormemente (Lynn Thomas, Beneath the Surface: a transnational history of skin lighteners, 2020). Pero, por otro lado, el colorismo también puede operar a la inversa, en contextos de comunidades altamente racializadas y como reacción de resentimiento: discriminar a las personas de piel más clara consideradas débiles o inferiores por ser producto de mezcla de razas.
El color de la piel es un marcador esencialista en nuestras sociedades desiguales y discriminatorias y, como fenómeno político, puede utilizarse con diferentes orientaciones políticas y hasta como forma de compensación histórica. En 1903, el gran intelectual estadounidense negro W.E.B. Du Bois escribió proféticamente que el problema del siglo XX sería «la línea de color», la «línea de la división racial por el color». Así fue y así parece seguir siendo hasta bien entrado el siglo XXI. A mediados del siglo pasado, Franz Fanon mostró elocuentemente cómo el racismo actuaba a través de una fractura dialéctica entre el cuerpo y el mundo, entre el «esquema corporal» y el «esquema racial epidérmico». El fenotipo epidérmico sería trivial si no existiera el racismo fenotípico.
La lógica racial y colorista se utiliza tanto para excluir a los «otros» como para unir el «nosotros». Ahí radica uno de los hilos con los que se teje la extrema derecha de nuestro tiempo. En el polo opuesto, el movimiento black is beautiful de los afroamericanos en la década de 1960, que luego se extendió a otros países (por ejemplo, en la Sudáfrica del apartheid), consistió en reivindicar el color y cambiar su connotación. Siempre que el color es politizado contra el racismo para unir la lucha antirracial y la lucha anticapitalista, el color de la piel tiende a perder el esencialismo y a relativizarse.
Intensamente politizada, la lucha del Black Panther Party fue notable, especialmente en la década de 1970-1980, en un esfuerzo por abolir la relevancia de las diferencias de color de piel entre la comunidad negra. Y ayer, como hoy, queda abierta la cuestión de saber en qué medida grupos de varias razas, etnias y colores de piel pueden unirse en las luchas contra el capitalismo, el colonialismo, el racismo y el sexismo, para así aumentar las posibilidades de éxito de las luchas por una sociedad más justa. Los períodos de mayor optimismo han sido seguidos por períodos de mayor pesimismo con una circularidad inquietante.
Dos cosas parecen seguras. Por un lado, los esencialismos identitarios tienden a dificultar la articulación de las luchas sociales contra la desigualdad y la discriminación. Por otro lado, no se puede confundir el cambio en el color del poder con el cambio en la naturaleza del poder. Después de todo, la burguesía negra estadounidense se ha preocupado por alcanzar el poder capitalista y no por cambiarlo (véase Barack Obama). Y no será diferente en otros lugares.
Wittgenstein escribió (Observaciones sobre los colores) que un pueblo de daltónicos tendría otros conceptos sobre los colores. ¿Sería esta una solución al racismo basado en el color de la piel? Si es correcta mi propuesta de que el racismo no reside en el color en sí, sino en la política del color centrada en la desigualdad de poder y en la concentración excluyente de privilegios, la respuesta es no. Si se mantiene la estructura de poder, el prejuicio no desaparecería, solo se expresaría de otra forma y con otra justificación.
Traducción: Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez, para Público.
Fuente: https://rebelion.org/la-politica-del-color-el-racismo-y-el-colorismo/

La cantidad de niños migrantes bajo custodia del Gobierno estadounidense se duplicó en los últimos dos meses y actualmente alberga al menos 21.000 menores. Una investigación de la agencia AP denuncia que pese a algunos cambios con respecto a las condiciones de estos menores bajo la presidencia de Donald Trump, la mayoría se encuentra hoy en instalaciones atestadas y en algunos casos con bajas condiciones de salubridad y falta de personal calificado para su cuidado.
Pese a algunos cambios de la Administración de Joe Biden para mejorar la situación de los niños migrantes, sus condiciones en los refugios aún están lejos de ser óptimas, según una investigación de la agencia estadounidense AP.
La cifra de niños migrantes bajo custodia del Gobierno se duplicó en los últimos dos meses y para esta semana llegaron alrededor de 21.000 menores, desde pequeños hasta adolescentes. Se encuentran en una red de unas 200 instalaciones que abarca dos docenas de estados e incluye cinco refugios con más de 1.000 niños en su interior.
Aproximadamente la mitad del total de niños en albergues duermen en refugios con más de 1.000 menores más. Alrededor de 17.650 se encuentran en instalaciones con 100 o más pequeños. Algunos refugios y programas de crianza tienen sedes pequeñas, de acuerdo con datos confidenciales citados por The Associated Press.
Al menos una docena de las instalaciones de emergencia para los menores funcionan sin licencia y están situadas dentro de instalaciones militares, estadios y centros de convenciones que eluden las regulaciones estatales y no requieren la supervisión legal tradicional.
Además, en esos lugares llamados Sitios de Admisión de Emergencia, no se garantiza a los niños el acceso a educación, oportunidades recreativas o asesoría legal.
Abogados, defensores y expertos en salud mental señalan que, si bien algunos refugios son seguros y brindan la atención adecuada, otros ponen en peligro la salud y la seguridad de los niños.
Un ejemplo de ello ha sido una gran instalación de Houston que cerró abruptamente el mes pasado después de que se reveló que a los niños se les daban bolsas de plástico en lugar de acceso a los baños.
“El sistema ha sido muy disfuncional y está empeorando”, dijo Amy Cohen, psiquiatra infantil y directora ejecutiva de la organización sin fines de lucro Every. Every Last One, Que trabaja para ayudar a las familias inmigrantes que huyen de la violencia de Centroamérica. Aunque ha habido una gran cantidad de niños que llegan a Estados Unidos durante años, Cohen afirmó que nunca había visto la situación tan negativa como lo es hoy.
Por su parte, Mark Weber, portavoz del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU., (HHS) dijo que el personal y los contratistas de la entidad están trabajando arduamente para mantener a los niños bajo su custodia seguros y saludables.
“El HHS ha trabajado lo más rápido posible para aumentar la capacidad de camas y garantizar que los patrocinadores potenciales puedan brindar un hogar seguro mientras el niño pasa por sus procedimientos de inmigración (…) Tan pronto como los servicios integrales (atención primaria en el lugar, incluidas vacunas y exámenes físicos infantiles, administración de casos, llamadas telefónicas a miembros de la familia, educación, recreación, etc.) estén disponibles como resultado de la infraestructura y el personal adicionales, estos se brindan como parte de la operación”, agregó Weber.
No obstante, la agencia ha recibido informes de abuso que resultaron en el despido de un puñado de empleados contratados para trabajar en los sitios de emergencia este año, según aseguró otro funcionario que habló bajo condición de anonimato.
Algunas de las prácticas actuales son las mismas que las que el presidente Joe Biden y otros criticaron bajo la Administración Trump, afirma el reporte, incluida la no investigación de algunos cuidadores con verificaciones completas de antecedentes penales a través de huellas dactilares de los registros del FBI.
Paralelamente, los registros judiciales muestran que la Administración de Biden intenta resolver varias demandas multimillonarias que afirman que varios niños migrantes fueron abusados en los refugios bajo el gobierno de Trump.
“Es casi como el ‘Día de la Marmota’”, dijo la abogada, Luz López, del Southern Poverty Law Center, al referirse a la película de 1993 en la que los eventos parecen repetirse continuamente. «Aquí estamos de regreso a un punto casi en el que comenzamos, donde el Gobierno está usando el dinero de los contribuyentes para construir grandes instalaciones para los niños en lugar de usar ese dinero para encontrar formas de reunir más rápidamente a los niños con sus patrocinadores», reprochó.
Dificultades para reunificar a los padres con sus hijos
El pasado 4 de mayo, el Gobierno federal informó que desde ese mismo día inició un programa para reunificar algunas de las familias de inmigrantes que fueron separadas en la frontera con México bajo la línea dura de “tolerancia cero” contra la inmigración de su antecesor en la Casa Blanca.
Inicialmente fueron cuatro mujeres las beneficiadas con la nueva medida, quienes pudieron ingresar al país para reencontrarse con sus hijos.
Pero la cuota para estos reencuentros sigue siendo baja y mientras tanto son muchos padres los que atraviesan un calvario para volver a ver a sus pequeños.
José, quien pidió ser identificado solo por su nombre por temor a poner en peligro su caso de inmigración, es un padre que huyó de El Salvador después de que su aldea fuera objeto de una masacre. Solicitó asilo en Estados Unidos hace cuatro años. Esperaba dar la bienvenida a su esposa y a su hija de 8 años al sur de California este año, pero la pareja fue devuelta en la frontera en marzo y expulsada hacia México.
La niña volvió a cruzar sola y fue llevada a un refugio gubernamental en Brownsville, Texas, el pasado 6 de abril. José llamó repetidamente a una línea directa de las autoridades para padres que buscan a sus hijos migrantes, pero dijo que nadie le informó dónde se encontraba. “Estaba tan molesto porque seguía llamando y llamando y nadie me daba información sobre dónde estaba (…) Finalmente me dijeron que tenía que pagar 1.300 dólares para cubrir su boleto de avión y que, si no pagaba, tendría que esperar un mes más».
Durante casi tres semanas, su hija estuvo detenida en las instalaciones de Brownsville antes de ser finalmente entregada a él a fines de abril después de que una organización de defensa interviniera para que el Gobierno pagara su pasaje aéreo.
Como este hay miles de casos, los abogados afirman que muchos padres aún no saben dónde están sus hijos.
Algunas mejoras del sistema de refugio para menores migrantes
Aunque son muchas las condiciones precarias que se mantienen en los centros que albergan menores migrantes, la investigación destaca principalmente dos cambios: más transparencia en la entrega de cifras y menor tiempo de estadía de los menores en las instalaciones.
En un comunicado de prensa reciente, el Gobierno promocionó su “restauración de un enfoque centrado en los niños no acompañados” y ha estado compartiendo los totales diarios del número de menores bajo custodia de las autoridades, así como algunas fotos de las instalaciones. Ese paso refleja un mayor nivel de transparencia en comparación con la anterior Administración.

Además, la cantidad de tiempo que los niños pasan, en promedio, dentro del sistema ha disminuido de cuatro meses el otoño pasado a menos de un mes esta primavera, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos.
La mayoría de los niños en el sistema para tramitar su refugio ya tiene un padre u otro pariente adulto o amigo de la familia, conocido como patrocinador, en EE. UU. esperando recibirlos. Pero primero suelen ser detenidos por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. (CBP) y luego entregados a un refugio del Gobierno.
“Por mucho que los niños pasen días y días en CBP es inaceptable (…) cada día que pasa, es cada vez más crítico que estos niños sean entregados a patrocinadores o transferidos a instalaciones autorizadas”, dijo la abogada del Centro Nacional de Derecho Juvenil Neha Desai.
Las principales razones del aumento de la llegada de niños sin acompañantes
Una razón que ha sido clave para que tantos niños lleguen ahora sin sus padres se remonta a una orden de emergencia de la Administración Trump de 2020 que básicamente cerró la frontera entre Estados Unidos y México a todos los migrantes, citando preocupaciones de salud pública sobre la propagación del Covid-19.
Esa orden de emergencia todavía se aplica a los adultos, pero la Administración Biden ha comenzado a permitir que los niños que viajan sin sus padres se queden y soliciten asilo si ingresan al país.
Como resultado, algunos padres están enviando a sus hijos al otro lado de la frontera por sí mismos.

En términos generales, tras la llegada de Biden a la Presidencia, los republicanos lo acusan de promover la inmigración irregular debido a su discurso a favor de la inmigración, pues también ha impulsado varias reformas en esta materia. Principalmente una vía a la ciudadanía para alrededor de 11 millones de indocumentados en su país. Ante las dificultades para aprobarla en el Congreso, los defensores de la reforma han indicado que podrían centrarse en grupos específicos como los jóvenes inmigrantes traídos a Estados Unidos por sus padres cuando eran niños, conocidos como “dreamers” o “soñadores”; los trabajadores agrícolas y otros empleados en labores esenciales.
Más de 172.000 migrantes fueron capturados en la frontera entre Estados Unidos y México el pasado marzo, según datos del Gobierno. Es el recuento mensual más alto desde marzo de 2001, cuando casi 171.000 fueron capturados.
Biden se defiende del aumento del cruce de personas en la frontera y responsabiliza a su antecesor, Donald Trump, de desmantelar los sistemas para recibir de forma organizada solicitantes de asilo y menores no acompañados.
Fuente: https://www.france24.com/es/ee-uu-y-canad%C3%A1/20210511-eeuu-refugios-ni%C3%B1os-migrantes-precariedad