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Argentina: Pondrán en marcha una aplicación para reducir la deserción escolar

Argentina / 2 de enero de 2018 / Autor: Infobae / Fuente: Parabuenosaires

Los últimos datos en el país sobre la deserción escolar en las escuelas secundarias apuntan a que solo el 45% de los chicos la terminan en tiempo y forma. La otra mitad abandona o repite. Para intervenir en esta realidad, el Ministerio de Educación pondrá en marcha una aplicación de alerta temprana de los alumnos que están faltando a las aulas para luego ir a buscarlos a sus casas.

El software empezará a utilizarse el 5 de marzo de 2018 en 220 escuelas del conurbano bonaerense, donde se registran los mayores índices de deserción en la escuela secundaria. Será una herramienta online para los preceptores de los colegios y funciona en cualquier tipo de dispositivo, como móviles o PC de escritorio. La advertencia se disparará cada vez que un estudiante falte tres veces en una semana sin justificación.

La señal llegará al director de la escuela y a las autoridades, y disparará un procedimiento tendiente a evitar que esas faltas sean el primer paso del abandono escolar. Cuando esto ocurra, un asistente social buscará al chico en la casa para relevar los motivos de la falta. En el hogar, determinará si la causa se trata de un problema netamente pedagógico o más complejo.

Si la deserción es relativa al aprendizaje, intervendrá un psicopedagogo. En cambio, si el problema es relativo a una problemática de otra índole, como violencia familiar, trabajo infantil, drogas u otras, se convocarán a otras instituciones a que brinden asistencia, según publicó Clarín.

El plan piloto “Asistiré“, que se prevé su lanzamiento definitivo en 2019, se comenzará trabajando en primero y segundo año de la secundaria, que es el momento donde se produce la mayor cantidad de deserciones. Las cientos de escuelas a relevar están repartidas en 43 municipios del Conurbano.

Según especialistas, la deserción escolar se trata de una problemática urgente por su impacto y su magnitud en el país. Y por ello es indispensable algún tipo de seguimiento y búsqueda de los adolescentes que abandonan los estudios, aunque hay dudas sobre la eficacia de esta prueba piloto.

La tecnología de “Asistiré” fue realizada por técnicos de Educ.Ar, la sociedad del Estado bajo la órbita del Ministerio de Educación, y presentada en la última reunión del Consejo Federal de Educación. Hasta ahora solo mostró un interés concreto la provincia de Buenos Aires.

En la Capital Federal, desde 2013 el Ministerio de Educación llama por teléfono a los padres de los alumnos que completaron la primaria pero al año siguiente no se anotaron en la secundaria. Cuenta con un personal de promotores y profesionales que concurren a las casas de alumnos con ausentismo reiterado.

Fuente de la Noticia:

Pondrán en marcha una aplicación para reducir la deserción escolar

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El Salvador: Casi 40 de cada 100 jóvenes desertan de la educación formal

El Salvador/14 diciembre 2017/Fuente: Estrategia y Negocios

El estudio ‘¿Y si no termino la escuela?’ plantea la urgencia de enfilar baterías para llevar a cero la deserción escolar. En el caso de mujeres la tasa es del 39.4 % y para hombres del 36.5 %.

A pesar de que en las últimas décadas se han lanzado varios planes y programas educativos, con el discurso de incrementar la cobertura escolar y retener a los alumnos en las aulas, la realidad de la deserción escolar sigue como piedra de tropiezo para el sistema de enseñanza y por consiguiente para el desarrollo del país.

Eso es lo que pone de nuevo en evidencia el documento “¿Y si no termino la Escuela? La deserción escolar de la juventud salvadoreña entre 15 y 19 años”, el segundo cuadernillo sobre la situación educativa que produce la Fundación para la Educación Superior (FES), de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN).

La investigación, elaborada por la doctora Carolina Rovira, señala que la deserción en ese sector de la población ronda el 37.9 %. Esto implica que cuatro de cada 10 jóvenes que están en ese rango de edad han desertado de la escuela.

“Según los cálculos realizados para esta publicación, al 2016, más de 250,000 jóvenes entre 15 y 19 años, de un total de 682,932, son desertores, no terminarán el bachillerato y sumarán a la mano de obra cuya inserción laboral es precaria”, advierte la investigadora. Tal como muestra, el problema es marcado en el caso de las mujeres con una tasa de deserción que asciende al 39.4 %, comparada con la tasa de los hombres del mismo rango de edad que es de 36.5 %.

Rovira, quien es economista y especialista en educación, explicó que para desarrollar esta investigación utilizó las estadísticas de la Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples que la Digestyc hizo en 2016 y publicó en 2017, y le aplicó una metodología que propuso la Cepal, la cual permite ver qué es lo que está pasando en términos de educación en un grupo de edad, durante el año.

Esa metodología de estudio, que ha sido avalada por la Unesco, es diferente a la que mide la deserción de forma intra – anual, es decir en términos de la cifra de alumnos que ingresó al sistema educativo al inicio del año y la cifra de los que terminaron al final del año. Esta última forma de medición es la que más enfoca el Ministerio de Educación Mined (Mined) y las cifras que arroja están por debajo de las que se evidencian en el análisis por sector.

En enero de este año el viceministro de Educación, Francisco Castaneda, reportó que en 2016 la deserción rondó entre el 2.1% y 2.2 % con lo que se habrían desertado unos 35 mil estudiantes.Mientras, en octubre pasado estimó que 2017 cerraría con un 2 % y reportaba que a esa fecha ya se habían retirado 17 mil alumnos.

“Ha sido (un año) muy satisfactorio porque se está cerrando con la tasa de deserción más baja en la historia del país”, aseguró Castaneda.

Sin embargo, el estudio que Rovira elaboró, con apoyo del equipo técnico del FES, llaman a la reflexión de que la situación al enfocarla desde un segmento clave de la población no es tan favorecedora, y que como sociedad se debe dirigir acciones para superar este problema.

Las cifras del estudio de Rovira sí coinciden con lo que dicen otras estadísticas, en relación a que de cada 10 niños que entran a primaria sólo tres llegan y terminan el bachillerato.

Además, el abandono de la escuela por parte de quienes tienen entre 15 y 19 años también destaca más en la zona rural: esta tasa alcanza el 52.4 %, versus el 27.8 % en lo urbano.

De los catorce departamentos los que están a la cabeza en la deserción para este rango de edad es La Unión con 52.6 %, seguido de Chalatenango con 51.2 %y Cabañas con 50.8 %.

Es así como en el estudio ¿Y si no termino la Escuela? plantea que hay variables socio demográficas que determinan mayor probabilidad de que un joven abandone el sistema educativo antes de culminar el bachillerato, entre ellas: vivir en la zona rural; que el hogar no reciba remesas; que en casa no haya presencia de adultos escolarizados, lo cual genera poca valoración de la educación; la violencia y el embarazo adolescente.

La radiografía que Rovira hizo sobre la deserción en este sector no se limitó al estudio de las cifras, sino también fue más allá con entrevistas a profundidad con escolares desertores, un ejercicio que le permitió dar una visión más integral de la problemática.

La especialista, quien fue entrevistada en vísperas de la presentación del estudio, sostiene que a pesar de las diferencias y particularidades de las historias que escucharon, concluyeron que hay dos grandes elementos escondidos detrás de esas decisiones.

El primero de esos elementos que mueve a los escolares a dejar su formación académica de lado, sobre todo a los del área rural, es que no le encuentran sentido al hecho de educarse. En parte eso se debe a que en su entorno empobrecido no se valore la educación, porque consideran que la gente igual ha salido adelante; y por otra parte, aunque tenga apoyo para educarse la oferta que tienen disponible no está acorde a sus necesidades personales, no es práctica, no responde a su realidad y entonces se decepciona.

Un segundo elemento es que en el entorno los patrones culturales pesan mucho, sobre todo para las niñas que en ciertas regiones del país tienen “una presión invisible” para que tengan familia de forma precoz, e incluso sufren de acoso por parte de hombres mucho mayores, tras lo cual también vienen los embaraces precoces, la obligación de empezar a trabajar y como consecuencia se alejan del camino educativo.

La sombra de la violencia

Rovira afirma que la violencia también ejerce una presión fuerte entre los jóvenes, desde el tercer ciclo hasta bachillerato, para interrumpir su educación. Un factor que los directores de los complejos educativos e institutos nacionales también han señalado en los últimos años.

“Los jóvenes están desertando cada vez más en secundaria y aquí el tema de la violencia y el embarazo adolescente son los temas que prevalecen como razones”, detalló la especialista.

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En secundaria la deserción de los hombres es de 26.5 % y de las mujeres de un 30.9 %, indicó.

La investigadora de la FES detalló que, además, analizaron las razones que los jóvenes han expuesto en las encuestas de hogares y propósitos múltiples para abandonar los salones de clase, antes de concluir una formación que les asegure un cambio de vida. Al respecto, señala que una de las principales razones para los hombres es lo económico, y eso los lleva a dedicarse a trabajar, pero en el caso de las mujeres la razón más importante está vinculada con asumir las tareas del hogar y el cuido de hermanos.

Sin embargo, la doctora Rovira sostiene que se debe poner atención al argumento de que se van de la escuela con la justificación de que no les interesa, porque bajo ese motivo se pueden estar escondiendo problemas de aprendizaje y el temor a la violencia.

A la luz de las estadísticas y las historias sobre la deserción, Rovira subrayó que este es un indicador al que el país debería de ponerle más atención, porque el que un joven salga del sistema sin tener las competencias necesarias para aprender solo trae grandes costos en términos económicos y sociales.

Fuente: http://www.estrategiaynegocios.net/centroamericaymundo/1134600-330/el-salvador-casi-40-de-cada-100-j%C3%B3venes-desertan-de-la-educaci%C3%B3n

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Educación, la cadena de las carencias

México / 10 de diciembre de 2017  / Autor: Gilberto Guevara Niebla / Fuente: La Crónica de Hoy

Las deficiencias de la educación son acumulativas y se trasmiten de la familia a la escuela y, segundo, dentro de la escuela, del grado inferior al superior. Hace tiempo, un ilustre maestro se lamentaba diciendo: “la escuela primaria tiene que llenar los vacíos formativos que deja en el alumno el preescolar, la secundaria gasta gran parte de sus energías en reparar las fallas de la primaria y la preparatoria hace lo propio con las deficiencias que trae el alumno de secundaria. Hoy, concluía, la universidad parece una gran preparatoria.

Exageraba, pero no mucho. La crisis de la educación tiene que ver con la ausencia de soluciones específicas para cada esfera educativa. Comenzando con la familia. En general “existen excepciones– los padres de familia son malos, o mediocres, educadores. Examinemos, por ejemplo, los patrones de crianza de las familias mexicanas donde prevalece la sobreprotección de los pequeños, la falta de reglas, el lenguaje deformado (“infantilizado”), la arbitrariedad del reparto de premios y castigos, etc.

El preescolar ha de enseñar al niño la autonomía y la disciplina que la familia no logró darle y que son cualidades indispensables para el desarrollo del niño. Pero no siempre el preescolar cumple su cometido y en la escuela primaria los maestros tienen que enseñar al alumno, a contracorriente, los hábitos indispensables para la convivencia escolar. Las tres metas cognitivas de la primaria “leer, escribir y dominar las operaciones aritméticas” rara vez se logran.

El dominio de la escritura es un lastre que se carga, a veces, hasta la conclusión de los estudios universitarios. En la secundaria debes aprender a resolver problemas sencillos de álgebra, de estadística y de geometría analítica, además de asimilar las habilidades para el estudio y el aprendizaje autónomo, pero pocas veces se logran esas metas.

Se llega a la preparatoria con dificultades para trabajar de forma independiente, con problemas para leer con fluidez y con mala escritura. Y la historia, para desesperación de los docentes, recomienza, pero las condiciones son cada vez más adversas. La carga de materias en la media superior es excesiva y en este nivel los maestros “en su mayoría universitarios” ya no se preocupan por atender de forma personalizada las carencias de los alumnos. Cada estudiante se hace cargo de sus propias lagunas y, si no puede hacerlo, pagará las consecuencias.

No en balde la preparatoria es el nivel con más alto grado de deserción. A universidad “donde he sido maestro por cuarenta años” los alumnos muestran más autonomía, pero sus conocimientos y habilidades en general son deficientes. Por regla general, les falla la escritura y muchos de ellos no son hábiles lectores. Los alumnos universitarios explotan mucho los recursos de la tecnología digital y les fascina hacer “trabajos de investigación” que suelen ser fusiles más o menos obvios de Wikipedia.

Muchos planes de estudio universitarios pecan de deficientes y no ofrecen, como fundamento, la preparación rigurosa y exigente del estudiante en las disciplinas básicas de la carrera (como se hace, por ejemplo, en medicina e ingeniería) sino que ofertan de entrada un abanico incoherente de asignaturas, incluyendo muchas optativas. El resultado, en los aspectos formativos del estudiante, es deplorable.

Esta cadena de carencias formativas nunca se va a resolver si no se actúa, con energía, en cada uno de los eslabones empezando con la familia. Esta esfera tiene crucial importancia, pero no ha merecido la atención que merece, en gran parte por razones políticas que no deberían influir en las políticas públicas. Los niveles escolares críticos son preescolar y primaria: su reforzamiento daría al sistema educativo nacional un fundamento que no tiene.

Fuente del Artículo:

http://www.cronica.com.mx/notas/2017/1055422.html

Fuente de la Imagen:

http://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/2013/02/11/triquis-carencia-en-educacion-salud/

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El fracaso de la educación en Latinoamérica exige borrón y cuenta nueva

30 noviembre 2017/Fuente: Panampost

Los sistemas educativos latinoamericanos están haciendo agua por todas partes. Los datos objetivos que lo confirman son numerosos. Entre ellos, podemos mencionar los resultados de las pruebas internacionales PISA, la deserción escolar en liceales, la desmotivación para estudiar, la falta de espíritu emprendedor e innovador y la impactante escasez de investigaciones o experimentos en laboratorios.

Las pruebas PISA se realizan cada tres años. Son una herramienta para evaluar la capacidad lectora y el desempeño en ciencias y matemáticas en chicos de 15 años. O sea, cuando están a punto de culminar su educación obligatoria.

Los resultados de la última edición fueron divulgados en 2016. Los obtenidos por los estudiantes latinoamericanos son francamente alarmantes. Según esos registros, ellos exhiben los peores rendimientos en las áreas mencionadas e incluso, están por debajo de los estándares globales. Dentro de los 64 países evaluados, Perú, Colombia, Brasil y Argentina se ubican entre los diez cuyos estudiantes tienen el nivel más bajo en matemáticas, ciencias y comprensión lectora.

La mayoría de los observadores se basan en estas cifras para determinar la calidad del sistema educativo de una nación con respecto a otra. Nosotros discrepamos con ese criterio. A nuestro entender, el problema pasa por otro lado y es mucho más complejo.

¿Por qué consideramos que es una guía equivocada? Porque la experiencia indica que ese tipo de pruebas estandarizadas, induce a redireccionar los esfuerzos de los docentes. Desvirtúan al aprendizaje bien entendido, alejándolo de lo que debería ser su auténtica meta: estimular la curiosidad, el espíritu crítico y la autoiniciativa en los estudiantes.

Además, cada ser humano es único y diferente a los demás. Precisamente, ahí reside la riqueza inagotable de la humanidad y la fuente primordial de la prosperidad, tanto a nivel individual como colectivo.

Pero bajo la presión de las citadas pruebas (PISA u otras por el estilo como el NAEP en Estados Unidos) los profesores -en vez de esforzarse por desarrollar las mencionadas aptitudes en sus alumnos-  lo hacen para que “obtengan un puntaje alto” en ellas. Por tanto, puede darse la paradoja de que un “buen rendimiento” según esa medición, no signifique necesariamente una educación de calidad.

Por otro lado, esas pruebas estandarizadas elaboradas por una autoridad burocrática central, revelan menosprecio hacia la desigualdad inherente entre las personas. Es obvio que para los funcionarios estatales encargados de dirigir a la educación popular, existe un “tipo ideal” de sujeto, al que deben ceñirse todos los niños y adolescentes. En general, se prefiere a los buenos en matemáticas y lenguaje. Si además son buenos deportistas, mucho mejor.

Analizando este tema desde otra perspectiva, vale la pena tener en cuenta las ideas de John Stuart Mill, un pensador de perenne actualidad. Él expresa que si bien es conveniente que el Estado les brinde a los padres que son pobres, el dinero que necesitan  para que sus hijos reciban la instrucción que ellos prefieran, eso no significa que el Estado se encargue de dirigirla. Son cosas diferentes. Además, esa ayuda no debe ser universal sino específica para los realmente necesitados.

“una educación general del Estado es una mera invención para moldear al pueblo haciendo a todos exactamente iguales; y el molde en el cual se les funde es el que satisface al poder dominante en el Gobierno, sea éste un monarca, una teocracia, una aristocracia, o la mayoría de la generación presente”.

Los que no se ajustan a ese “patrón” se sienten “fracasados”. En dicho contexto, ¿es de extrañar que tantos liceales abandonen sus estudios?

Asimismo, sería prudente que políticos y jerarcas educativos se pusieran al día con las innovadoras teorías que existen en este campo. Por ejemplo la que postula Howard Gardner -profesor de Harvard- sobre las “inteligencias múltiples”. En esa misma línea de pensamiento, Albert Einstein afirmaba que “todos somos genios, lo único que para cosas diferentes”.

En consecuencia, vemos que las bases sobre las que están edificados nuestros sistemas escolares y liceales, son fuente de injustificadas frustraciones individuales. “Fracasos” inducidos en forma arbitraria. Lo cual provoca un empobrecimiento espiritual y material, tanto a nivel personal como nacional.

A lo mencionado hay que agregarle, que métodos y contenidos de aprendizaje en los burocratizados sistemas educativos de nuestros países, están años luz por detrás de la evolución social espontánea. Por consiguiente, ¿es sorprendente que los chicos no sientan interés por sus lecciones?

A partir de este diagnóstico, ¿qué proponemos?

Cambiar de paradigma educativo y dar un salto cualitativo. Reconocer que la excelencia en cualquier área se alcanza, invariablemente, mediante la autonomía individual, el esfuerzo constante y la competencia limpia entre los diferentes jugadores (lo que los ingleses llaman fair play).

Un primer paso en la dirección correcta, sería que los conceptos “excelencia” y “competencia” dejaran de tener una connotación negativa. La causa de esa increíble distorsión intelectual, es que la posición cultural dominante en América Latina es la marxista.

Stuart Mill subraya que:

“Los hombres de genio son, y probablemente siempre lo serán, una pequeña minoría; pero para tenerlos es necesario cuidar el suelo en el cual crecen. El genio sólo puede alentar libremente en una atmósfera de libertad.

Los hombres de genio son más individuales que lo demás, menos capaces, por consiguiente, de adaptarse, sin una comprensión perjudicial, a algunos de los pocos moldes que la sociedad proporciona para ahorrar a sus miembros el trabajo de formar su propio carácter”.

Pruebas elocuentes de la veracidad de esas afirmaciones son Steve Jobs, Bill Gates y el propio Einstein  Según las varas de medir de sus respectivos sistemas de enseñanza, los tres fueron estudiantes mediocres.

Por ejemplo, un profesor de Einstein vaticinó que “este chico no llegará nunca a ningún sitio”. Gates afirma en su biografía que “siempre fui mal estudiante”. Y es ampliamente sabido que Jobs tampoco se destacó en sus estudios.

Sin embargo, ahora es unánime la opinión de que los tres son unos “genios”. Es más, Einstein recalcó que “la educación es lo que queda después de que uno ha olvidado lo que aprendió en la escuela”.

Dadas las condiciones estructurales en los países latinoamericanos, donde la libertad individual es retaceada de mil modos diferentes, ¿es de sorprender que aquí escaseen los genios? ¿Qué haya tan pocos emprendedores e investigadores?

¿No será que los talentos autóctonos han sido malogrados por los sistemas educativos imperantes y la falta de libertad?

La prueba de que es así, es que muchos latinoamericanos se destacan en el exterior cuando emigran. El mundo está lleno de talentosos sudamericanos que triunfan en las más diversas áreas. Aunque no en cualquier lugar es posible sobresalir, sino únicamente donde existen las condiciones para que el sujeto pueda desarrollar sin cortapisas su potencial.

Lograr eso en este continente es sumamente difícil por las razones expuestas. En consecuencia, ¿no será conveniente patear el tablero de nuestros sistemas educativos y volver a edificarlos sobre bases más humanas?

¿No sería mejor dar autonomía y poner a valer el beneficioso potencial creador que anida en las diferencias entre los seres humanos, en vez de pretender que todos piensen, sientan y actúen igual?

¿No es más humano la diversidad que la homogeneidad?

Fuente: https://es.panampost.com/hana-fischer/2017/11/30/fracaso-educacion-latinoamerica/

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Colombia: Deserción en la educación superior, problema que persiste en Medellín

Colombia/30 noviembre 2017/Fuente: El Tiempo

Entre los años 2001 y 2015, la deserción por periodo promedio en las instituciones de educación superior oficiales de Medellín fue del 22,5 por ciento, de acuerdo con la Agencia Sapiencia. El Colegio Mayor de Antioquia tuvo un 12,22 por ciento de desertores en el periodo 2016-1, el Instituto Tecnológico Metropolitano (ITM) tuvo 14,55 por ciento y el Pascual Bravo, 15,6 por ciento, en el mismo periodo.

Entre tanto, en el semestre 2016-1, la deserción en la Universidad de Antioquia se ubicó en 11,74 por ciento, es decir, 4.379 estudiantes de 37.301 matriculados para ese tiempo.

La tendencia se mantiene en las demás instituciones universitarias oficiales de la ciudad y la realidad no es muy distante de la nacional. Según el Observatorio de Educación Superior de Medellín (ODES), en Colombia la deserción por periodo en el 2016 fue de 12,5 por ciento.

Desde el Observatorio se identificaron para la capital antioqueña cinco factores que deben atenderse con mayor intensidad para prevenir esta problemática y aumentar las tasas de graduación: existencia de retornos sociales, limitaciones financieras, restricciones de liquidez, problemas de información y competencia imperfecta.

Esto se traduce en que “ser hombre, tener padres con bajo nivel educativo, tener vinculación laboral, ser de una región diferente al lugar de estudio y pertenecer a un estrato bajo, resultan ser variables influyentes para el abandono de la institución superior”, indicó el informe del ODES. Sin embargo, hay otros factores como el bajo rendimiento académico o la inadecuada orientación vocacional, así como las dificultades socioeconómicas.

Para Diana Hincapié, de la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo, en Colombia como en América Latina, hace falta aumentar el acceso a la educación superior, pero más importante aún, incrementar la calidad de la formación que se ofrece.

“Muchos jóvenes acceden a la educación superior y terminan abandonándola porque esta no corresponde con lo que estaban esperando. Se necesita que lo que están ofreciendo las universidades realmente sea pertinente para las demandas del mercado laboral”, dijo la especialista, quien añadió que la mayoría de estudiantes ingresan a una universidad con miras a conseguir un empleo en el futuro, pero muchas veces no lo logran, pese a que se gradúan con altas deudas. Una de las estrategias que utilizan las instituciones de educación superior son las ayudas a los alumnos para que permanezcan hasta el final.

Muchos jóvenes acceden a la educación superior y terminan abandonándola porque esta no corresponde con lo que estaban esperando

 

Opciones de financiación, tiquetes de transporte, seguridad alimentaria, estímulos para deportistas, asesorías en distintas áreas, atención psicoeducativa, entre otras, hacen parte de los programas de bienestar universitario.

Asimismo, datos del Observatorio indican que desde el 2008, se ha mantenido una tendencia a la baja en los niveles de deserción. Estrategias como el Fondo EPM y los fondos de Presupuesto Participativo han sido claves, pues los estudiantes que acceden a becas o créditos educativos tienen una probabilidad menor en 28 por ciento de abandonar los estudios.

Según los expertos, los retos persisten en la capital antioqueña, puesto que calidad, pertinencia e inclusión son aspectos que implican la permanencia y graduación de los nuevos estudiantes.

Una de las recomendaciones es seguir fomentando las becas en técnicas y tecnologías, en los que los índices de abandono son más altos que en los programas profesionales. También, que las instituciones tengan flexibilidad en su pénsum y homologación de materias para los cambios de programa.

Fuente:  http://www.eltiempo.com/colombia/medellin/desercion-en-las-instituciones-de-educacion-superior-de-medellin-156560

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Educación intercultural en Guatemala, reto para 2018

Centro América/Guatemala/29 Noviembre 2017/Fuente: Prensa Latina

Más libros de textos en idiomas mayas, recursos tecnológicos y formación de docentes constituyen hoy aspiraciones del Ministerio de Educación de Guatemala para promover la formación bilingüe intercultural a las puertas del ciclo lectivo 2018.
El titular de la cartera, Óscar Hugo López, aseguró que el interés gubernamental es que los niños y jóvenes en formación sepan valorar, compartir y establecer relaciones interculturales respetuosas y armónicas.

López reafirmó que el impulso de la educación intercultural es uno de los ejes de su programa de trabajo y busca crear vínculos de respeto ante la diversidad de culturas dentro de la población.

Guatemala cuenta con 22 idiomas mayas y el 42 por ciento de los 17 millones de guatemaltecos se identifica como indígena. Paradójicamente, es este sector el que tiene menor acceso a la educación y las más altas tasas de deserción escolar.

Además de los libros de texto en idiomas mayas, el Ministerio busca la posibilidad de contar con un software especial dirigido a la educación bilingüe intercultural, anunció.

Otro de los esfuerzos va dirigido a la formación de docentes a nivel universitario en carreras de preprimaria y primaria en educación bilingüe, aunque ya cuentan con maestros trabajando en el sistema nacional, puntualizó.

Establecer relaciones interculturales respetuosas, armónicas y de valoración entre los niños y jóvenes es una meta de las autoridades actuales, subrayó López, quien considera que lograrlo ya sería un avance significativo para la sociedad guatemalteca.

Sin embargo, actualmente de 800 mil a un millón de jóvenes están excluidos del sistema educacional y la calidad de la enseñanza sigue siendo muy cuestionada, incluso a nivel del área centroamericana.

A solo un mes y pocos días de un nuevo curso, la aprobación del presupuesto general de la nación para 2018 pende de un hilo y en él estarían al menos parte de los recursos para implementar una Ley de Alimentación Escolar recién aprobada.

En un país donde el 80 por ciento de su población vive en niveles de pobreza, la deserción continúa siendo talón de Aquiles ante la falta de recursos económicos, alarmantes índices de violencia y de embarazos prematuros.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=134616&SEO=educacion-intercultural-en-guatemala-reto-para-2018

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Plan “Aprendizaje 2030”, la solución equivocada

Argentina / 26 de noviembre de 2017 / Autor: Saúl Hanono / Fuente: Los Andes

Se está por aplicar en nuestra provincia una reforma de la escuela secundaria llamada «aprendizaje 2030». Esta reforma es, a la vez, parte de un plan integral llamado «plan maestro». Ésta es la reforma más profunda de la escuela secundaria que se ha hecho desde su creación hace más de un siglo.

El plan comienza exponiendo los datos de la crisis educativa: alto nivel de deserción escolar y bajos resultados en las mediciones de los aprendizajes. De esto concluye, misteriosamente, que lo que ha fallado es el «formato» de la escuela, es decir, la escuela estructurada por materias. Los datos son ciertos, pero el diagnóstico es absurdo.

Porque nada se dice de las causas reales de la crisis que los docentes palpamos en las aulas todos los días: o la falta de hábitos de estudio y de trabajo en clase de los alumnos, bajísima exigencia académica (lo que solemos llamar «facilismo») y falta de un orden mínimo dentro del aula para que el profesor pueda dar clase y los alumnos puedan trabajar tranquilos.

Voy a referirme solamente a tres aspectos de esta reforma: la eliminación de las materias, el profesor por cargo y la eliminación del sistema de cursado común y graduado.

Eliminación de las materias: por primera vez en la historia de la escuela se eliminan las materias. Entendemos por «materia» los contenidos de una ciencia específica que han sido seleccionados, simplificados y traducidos a un lenguaje entendible, para ser enseñados. Esto, sencillamente se elimina y se enseñan «áreas» que agrupan distintas materias.

Por ejemplo, un profesor de historia, que ha estudiado historia como ciencia, que también ha estudiado la didáctica de esta ciencia y que tiene experiencia en dar esa materia, tendrá que dar historia pero también otras materias que no conoce en profundidad como geografía, sociología, filosofía, porque están agrupadas en el área «humanidades y ciencias sociales».

Para esto, deberá desplazar necesariamente a los profesores que dan esas otras materias. Imagine el lector la irracionalidad en la asignación de recursos humanos, cuando se desplaza al especialista y se coloca en su lugar a una persona que puede tener, en el mejor de los casos, conocimientos superficiales sobre el tema. Imagine también el empobrecimiento de la herencia cultural que se le transmite al alumno cuando se desplaza al especialista, es decir al profesor de la materia, para poner otra persona en su lugar.

La justificación de este cambio de formato es que los «contenidos» no importan, que lo que hay que enseñar son misteriosas «competencias» o «capacidades». Éste es el gran error porque la función de la escuela es y siempre ha sido la de transmitir los conocimientos de nuestra generación a la generación joven, y estos conocimientos son, justamente, los «contenidos». Esto no quita que, junto con esto, se enseñen procedimientos es decir, saber hacer cosas.

Respecto del profesor por cargo, el mismo deberá reunir 25 horas cátedra en una sola escuela y tendrá un cargo, al igual que tienen los maestros. Con esto se «primariza» la escuela secundaria y se crea una gran desocupación, porque para que un profesor concentre 25 horas en una sola escuela, necesariamente, tendrá que desplazar a varios otros profesores.

Esto está íntimamente relacionado con la eliminación de las materias, porque la única manera de que el profesor concentre tantas horas en una sola escuela es que enseñe varias materias a la vez agrupadas, como decíamos, en un «área».

El argumento que se da en este caso es que el profesor tiene que concentrar muchas horas en una escuela para que haya un conocimiento más íntimo con el alumno y para que el profesor se haga «amigo» del alumno.

Esto es un error: el alumno no necesita un profesor que haga de «amigo». Necesita un profesor que haga de profesor, un director que haga de director y un padre que haga de padre. Sin el referente adulto los chicos carecerán de guía.

Y finalmente se elimina el sistema graduado, es decir, los alumnos ya no repetirán el año si no lo aprueban, porque habrá para cada uno «trayectorias alternativas». En síntesis «exigencia académica cero».

Las tres funciones fundamentales de la escuela secundaria son preparar para la vida, para el trabajo y para los estudios superiores.

Con este sistema la escuela no preparará para la vida, porque no creará hábitos de trabajo ni dará al alumno conocimientos imprescindibles para hacer cosas básicas como leer el diario; no preparará para el trabajo, porque justamente la falta de exigencia atenta contra los hábitos de trabajo y, evidentemente, no preparará para la Universidad porque no le dará los conocimientos ni los hábitos de estudio necesarios para cursar estudios superiores.

Creo que los docentes, la comunidad educativa, la sociedad en su conjunto deben tomar manos en este asunto que es «su» propio asunto. No podemos ser indiferentes. Cuando hablamos de «los alumnos» estamos hablando de nuestros hijos y del futuro del país.

Fuente del Artículo:

https://losandes.com.ar/article/view?slug=plan-aprendizaje-2030-la-solucion-equivocada

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