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El nuevo Atlas electrónico sobre desigualdad de género en la educación muestra progresos y obstáculos en países del mundo entero.

Con motivo del Día Internacional de la Mujer 2017 (8 de marzo), el Instituto de Estadística de la UNESCO (UIS, por sus siglas en inglés), presenta una nueva edición del Atlas electrónico sobre desigualdad de género en la educación, para poner de manifiesto dónde las niñas y las mujeres realizan progresos y dónde se quedan rezagadas en los distintos niveles educativos. Un conjunto de mapas y gráficos interactivos da vida a un extraordinario volumen de datos sobre unos 200 países, elaborados por el UIS, que es la fuente oficial de estadísticas para los objetivos mundiales de la educación.

América del Norte/Estados Unidos/04.04.2017/Autor y Fuente: http://es.unesco.org

“El Atlas electrónico es un recurso indispensable para los esfuerzos encaminados a suprimir las desigualdades de género de aquí a 2030, como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, declaró Silvia Montoya, Directora del Instituto de Estadística de la UNESCO. “Proporcionamos datos a los encargados de formular políticas, los activistas y los ciudadanos comprometidos que tratan de eliminar los obstáculos que impiden a las niñas y las mujeres aprovechar la capacidad de transformación de la educación”.

Las estadísticas indican que hay progreso, pero también obstáculos tenaces

A pesar de todos los esfuerzos realizados y los progresos logrados en los dos últimos decenios, sigue siendo más probable que las niñas queden totalmente marginadas de la educación, en comparación con los niños. Según datos del UIS, si se mantienen las tendencias actuales, unos 15 millones de niñas de edades comprendidas entre los 6 y los 10 años nunca asistirán a la escuela, en comparación con unos 10 millones de niños marginados.

En el Atlas electrónico figuran los puntos álgidos, donde las niñas afrontan dificultades para iniciar los estudios. En Sudán y Afganistán, apenas hay 70 niñas matriculadas en primaria por cada 100 niños, mientras que también persisten brechas importantes en países como el Chad (77 niñas por cada 100 niños), Yemen (84 niñas por 100 niños) y Pakistán (85 niñas por 100 niños). Además, en muchos países la brecha tiende a ampliarse a medida que aumenta el nivel de enseñanza.  

La buena noticia es que las niñas que logran ingresar en la escuela tienden a persistir en los estudios, incluso cuando tienen que repetir curso. En 2014, aproximadamente el mismo número de niñas y niños repitieron curso en la educación primaria (unos 14 millones), según el Atlas electrónico. Pero en ese año 20 millones de niños abandonaron los estudios, en comparación con unos 17 millones de niñas que también lo hicieron.  

Al examinar las tendencias regionales a lo largo del tiempo, se percibe un notable progreso en Asia meridional, donde una niña que comience hoy la escuela tiene la perspectiva de recibir instrucción durante 11 años, en comparación con los 6 años de 1990. En contraste, una niña del África subsahariana sólo puede esperar unos 9 años de escolaridad, mientras que los niños pueden esperar 10 años (comprendido el tiempo que pasan repitiendo cursos).

Conectar los datos con las políticas

Numerosos estudios apuntan a los efectos positivos que ejercen las maestras sobre el aprendizaje de las niñas. Pero la región que afronta mayores problemas, -el África subsahariana- es la única que tiene un profesorado predominantemente masculino. En países como Liberia, apenas el 13 por ciento de los docentes de nivel primario son mujeres, mientras que más de la mitad de las niñas se encuentran  sin escolarizar.

Las estadísticas subrayan también la necesidad de alentar a las niñas y las mujeres a que prosigan los estudios hasta los niveles superiores del sistema educativo.  Se han logrado progresos considerables y el balance se inclina a favor de las jóvenes en numerosos países de ingresos medios y altos. Pero estas tendencias han de examinarse con más detalle. Aunque actualmente hay en el mundo más mujeres que hombres cursando estudios de Licenciatura, los datos indican la persistencia de los obstáculos de género en los niveles académicos superiores, lo que se traduce en que las mujeres representan menos del 30 por ciento de los investigadores del mundo.

El Atlas electrónico de desigualdad de género de la UNESCO pone estos datos al alcance de los promotores de la educación y los encargados de formular políticas, con el fin de asegurar que las niñas y las mujeres perciban todos los beneficios que prometen los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Fuente: http://www.unesco.org/new/es/media-services/single-view/news/new_eatlas_of_gender_inequality_in_education_shows_progress/

Imagen: http://www.unesco.org/new/typo3temp/pics/87568041e5.jpg

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Libro: Nuevas problemáticas de género y desigualdad en América Latina y el Caribe

Nuevas problemáticas de género y desigualdad en América Latina y el Caribe
Ivonne Farah. [Presentación]

Beatriz Chambilla Mamani. Louis Dantil. Martín Negrete. Tamara Dávila Rivas. [Autores de Capítulo]
…………………………………………………………………………
Colección Estudios sobre las Desigualdades.
ISBN 978-987-722-228-9
CLACSO.
Buenos Aires.
Marzo de 2017

Los cuatro ensayos incluidos en este libro aluden problemáticas y expresiones diversas de la forma de lo social fundada en el eje de división de género que, al tener raíces muy antiguas, se constituye en una de las formas de la desigualdad y exclusión más significativa y persistente; su origen se encuentra en la organización de las relacione sociales familiares con base en el sexo, el parentesco y la edad, principalmente y permea el conjunto de relaciones que atraviesan las estructuras económicas e institucionales m.s diversas.

De la Presentación de Ivonne Farah

Para descargar, haga click aquí:
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 Fuente de la Reseña:
http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=1216&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1155
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Atacan con agentes químicos un colegio femenino en Afganistán

Afganistán/14 de marzo de 2017/ Autor: EFE /Fuente: El Carabobeño

Al menos 81 niñas tuvieron que ser hospitalizadas este miércoles, después que un grupo de hombres armados sin identificar atacasen con sustancias químicas tóxicas el patio de un colegio femenino en la provincia de Faryab, en el noroeste de Afganistán, informó a Efe una fuente oficial.

Los atacantes lanzaron los agentes químicos poco antes del mediodía en el Instituto Femenino Mir-Sayed, en el distrito de Qarghan, lo que provocó que muchas de las víctimas perdiesen el conocimiento, indicó el portavoz de la Policía provincial, Karim Yorash.

“En este incidente, 81 niñas fueron envenenadas y la mayoría de ellas se desmayaron tras inhalar los agentes químicos, lanzados a la escuela por hombres sin identificar”, detalló la fuente.

Las jóvenes fueron trasladadas a un hospital del vecino distrito de Balkhab y la mayoría de ellas se encuentran “estables” y “fuera de peligro”, por lo que fueron dadas de alta a lo largo del día.

La Policía ha iniciado una investigación para determinar qué tipo de sustancia fue utilizada en el ataque y tratar de encontrar a los culpables, agregó Yorash, al detallar que todavía no se ha realizado ningún arresto en relación al caso.

A mediados del año pasado se registró en el país una oleada de este tipo de envenenamientos en la que se vieron afectadas centenares de niñas.

Muchos analistas responsabilizan de las intoxicaciones a los talibanes, pues se han opuesto tradicionalmente a la educación de las niñas y adolescentes y la prohibieron, de hecho, durante su régimen fundamentalista islámico en el país (1996-2001).

Sin embargo, portavoces de los rebeldes han negado su implicación en esos sucesos y han asegurado incluso que un nuevo Gobierno en Afganistán liderado por ellos permitiría la educación femenina.

Desde la caída de los talibanes a raíz de la invasión estadounidense en 2001, la comunidad internacional ha puesto énfasis en impulsar la educación femenina en Afganistán. EFE

Fuente de la Noticia:

Atacan con agentes químicos un colegio femenino en Afganistán

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ONG: Una de cada cinco niñas no tiene acceso a la educación

Por: Telesur

El 90 por ciento de los países del mundo poseen al menos una ley que limita la igualdad económica de las mujeres, informó Plan Internacional.

La ONG Plan Internacional alertó que una de cada cinco adolescentes en todo el mundo no tiene acceso a la educación. Por ello, instó a la comunidad internacional para que garantice la igualdad de oportunidades y el acceso equitativo a la educación internacional para todas las niñas del mundo.

«El movimiento por la igualdad de género es más necesario que nunca. Sabemos que garantizar los derechos de las niñas y la justicia para las mujeres es clave para transformar sus vidas y las sociedades en las que viven. Sin embargo, los progresos conseguidos están en riesgo», explicó el director general de Plan Internacional España, Concha López.

El 90 por ciento de los países del mundo cuentan con al menos una ley que limita la igualdad económica de las mujeres, informó la ONG y alertó que la disparidad de oportunidades en materia educacional aumenta cada día.

La mayoría de los 600 millones de jóvenes entre 15 y 24 años de todo el mundo que no están escolarizados son mujeres y las niñas que no recibieron educación tienen tres veces más probabilidades de estar casadas a los 18 años que aquellas que tiene educación secundaria o superior, informó la ONG.

«Una niña con educación es una niña con futuro», señaló Plan e informó que cada año de educación secundaria supone un aumento de entre 10 por ciento y 20 por ciento en los ingresos de una niña cuando sea adulta.

Generalmente, las mujeres dedican el 90 por ciento de sus ganancias a mantener su familia, una tendencia capaz de romper con el círculo de la pobreza, según la ONG.

Fuente: http://www.telesurtv.net/multimedia/ONG-Una-de-cada-cinco-ninas-no-tiene-acceso-a-la-educacion-20170307-0042.html

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Por qué paran las mujeres el 8 de marzo

Por:

Por Cecilia Bazán

Las mujeres trabajan más y por menos dinero que los hombres. Son mayoría en los índices de trabajo informal y precarización. No es una opinión sino un hecho y por eso se convoca a un paro mundial de mujeres el próximo 8 de marzo. La efeméride surgida del incendio en una fábrica donde trabajaban mujeres ha sido muchas veces frivolizada, pero esta medida busca reivindicarla.

Quienes lo impulsan dicen que reconocer el trabajo no remunerado de las mujeres, tanto de cuidados como de tareas domésticas, es un peldaño importante en la escalera hacia la igualdad. “El paro está orientado a la denuncia de las diferencias económicas que el estado de cosas marca entre géneros”, define Julieta Fantini, integrante del colectivo Ni Una Menos Córdoba.
El paro es apoyado por esta organización y tendrá su versión en muchas ciudades del mundo, sostenido por agrupaciones feministas, políticas y sindicatos.

Australia, Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, República Checa, Ecuador, Inglaterra, Francia, Alemania, Guatemala, Honduras, Islandia, Irlanda del Norte, República de Irlanda, Israel, Italia, México, Nicaragua, Perú, Polonia, Rusia, Salvador, Escocia, Corea del Sur, Suecia, Togo, Turquía, Urugua y Estados Unidos ya tienen convocatorias propias. “Si nuestro trabajo no vale, produzcan sin nosotras”, alegan.

En Córdoba, el 8 de marzo habrá una movilización de tres horas a partir de las 13. “Paramos las tres horas que no nos pagan por trabajos domésticos, en un promedio general”, señala Fantini.

El sentido del paro. La brecha salarial entre hombres y mujeres en Argentina ronda el 27 por ciento. Pero el paro de mujeres no solo es aplicable a las “asalariadas” sino que abarca a las mujeres monotributistas, las que trabajan por su cuenta y a las amas de casa.

“Este paro marca un punto de partida, abre la posibilidad de pensar en un cese de actividades de mujeres, más allá de su condición salarial”, define la socióloga Marisa Fournier, coordinadora de la Diplomatura en Género, Políticas y Participación de la Universidad Nacional de General Sarmiento.

“Muestra que somos trabajadoras por dentro y por fuera de la familia, asalariadas o no, precarizadas o no, pero hay algo que tiene que ver en lo que representamos las mujeres para la reproducción de la vida que este paro pone en agenda”.

Esta investigadora y docente sitúa la iniciativa del 8 de marzo en un contexto en el que “la organización territorial, política, que venimos teniendo en Argentina desde la conquista de la democracia es fruto de un trabajo enorme e inmenso de las que nos abrieron el camino, militantes y académicas feministas”, que hoy tienen 80 o 90 años.

“A toda esa construcción densa se suma la movida del Ni Una Menos, que hizo un uso inteligente y comprometido de las redes sociales. Son estas cosas que se conjugan para que en Argentina podamos estar planteando un paro internacional de mujeres”, grafica en diálogo con Día a Día.

Fournier pone de manifiesto lo importante que es el “reconocimiento de todo lo que hacen las trabajadoras comunitarias, las educadoras comunitarias, el activismo cultural, lo que no es estatal pero sin lo cual la reproducción de la vida se debilita”. Y pone como ejemplo los centros de desarrollo infantil del conurbano bonaerense –su ámbito de investigación– sin los cuales muchas chicas y chicos estarían en la calle todo el día sin contención.

Una importante brecha. ¿Qué tan grande es la diferencia de horas de trabajo entre sexos? Los datos de la Encuesta sobre Trabajo no remunerado y uso del tiempo generados por un módulo de la Encuesta Anual de Hogares por el Indec en 2013 permiten observar que tanto la participación en el mercado de trabajo remunerado como la distribución de los trabajos domésticos no remunerados (los quehaceres domésticos, las tareas de cuidados de niños, niñas y adolescentes y el apoyo escolar) se encuentran atravesadas por profundas desigualdades de género.

Según lo reseña un artículo de los investigadores María Marta Santillán Pizarro y Hugo Rabbia, ambos del Conicet, “las mujeres afrontan el doble del costo temporal en la realización de trabajos domésticos y de cuidados no remunerados en el hogar respecto de los varones, incluso cuando ambos participan del mercado de trabajo remunerado”.

“Las mujeres con empleo y con menores ingresos realizan hasta 5 horas más de trabajo doméstico no remunerado que los varones en igual situación, mientras que en las mujeres desocupadas o inactivas la desigual distribución de estas tareas alcanza diferencias de hasta 6 horas en los menores quintiles de ingreso”, describe el trabajo.

Los datos muestran “un panorama donde las desigualdades de usos del tiempo entre varones y mujeres de Argentina son marcadas y reflejan la persistencia de un patrón de división sociosexual del trabajo”.

Las tareas domésticas y de cuidado de niños, niñas y adolescentes implican la existencia de una “doble jornada” de trabajo para las mujeres con empleo, al tiempo que las actividades no remuneradas abocadas a la satisfacción de las necesidades de dependientes menores de 5 años constituyen una jornada laboral excluyente para las mujeres desocupadas o inactivas, especialmente aquellas de hogares con varios ingresos.

Desigualdad, violencia. El 19 de octubre de 2016 se dio un antecedente del paro de mujeres, convocado también por diversas organizaciones sociales y de mujeres, movilizado por el conmocionante femicidio de Lucía Pérez, abusada y torturada en Mar del Plata.

Es que entre las denuncias del paro de mujeres se busca reconocer que “que estas violencias económicas aumentan nuestra vulnerabilidad frente a la violencia machista, cuyo extremo más aberrante son los femicidios”. La desigualdad económica, social y cultural, está vinculada a la violencia contra las mujeres, afirmó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en un informe de 2014.

“Paramos para hacer visible que mientras las tareas de cuidado no sean una responsabilidad de toda la sociedad nos vemos obligadas a reproducir la explotación clasista y colonial entre mujeres. Para salir a trabajar dependemos de otras mujeres. Para migrar dependemos de otras mujeres. Paramos para valorizar el trabajo invisibilizado que hacemos, que construye red, apoyo y estrategias vitales en contextos difíciles y de crisis”, postulan oficialmente las organizadoras del Paro de Mujeres.

Ni una Menos, inspirador. A modo de manifiesto, un grupo de mujeres de Estados Unidos busca objetivos comunes en el paro: “Al plantear un feminismo para el 99 por ciento, nos inspiramos en la coalición argentina Ni Una Menos”, afirman.

“La violencia contra las mujeres, como ellas la definen, tiene muchas facetas: es doméstica, pero también del mercado, de las relaciones de propiedad capitalista, y del Estado; la violencia de las políticas discriminatorias contra las lesbianas, las trans y las queer, la violencia de la criminalización estatal de los movimientos de migrantes, la violencia de la encarcelación masiva, y la violencia institucional contra los cuerpos de las mujeres a través de la prohibición del aborto y la falta de acceso a la salud y el aborto libre”, dice el texto traducido y publicado en español por el colectivo de comunicación Emergente, y que en su versión original firman Linda Martín Alcoff, Cinzia Arruzza, Tithi Bhattacharya, Nancy Fraser, Barbara Ransby, Keeanga-Yamahtta Taylor, Rasmea Yousef Odeh y Angela Davis.

Los distintos cambios que se están generando con la lucha de las mujeres tienen impacto en el universo masculino. “Estamos como en un momento de mucho movimiento y este reposicionamiento de nosotras genera un desconcierto en el género masculino, que ya no encuentra el lugar conocido para ellos. Y desde allí también se puede explicar hipotéticamente el crecimiento de la crueldad y la violencia hacia nuestros cuerpos”, analiza María Fournier, de la Universidad de General Sarmiento.

Sí pueden parar, pero con aviso

Por ahora, poco se habla del paro de mujeres entre las diferentes cámaras empresariales de Córdoba. Los representantes de las mismas alegan que por el momento no ha habido interés o no han sido notificados de una participación masiva.

Indican que las empleadas que eventualmente quieran participar de la marcha del 8 de marzo podrán hacerlo por su derecho a huelga, pero solicitan que se avise la medida con anticipación.

Desde la Cámara de Supermercados aseguran que se pueden organizar con el personal masculino para tener cubierta la franja horaria del paro, mientras que desde la Cámara de Comercio de Electrodomésticos para el Hogar sostienen que apoyan la igualdad de género y que no le impedirán a ninguna mujer ir a la marcha.

Cómo pueden participar el 8 de marzo

Hay muchas opciones. Desde abandonar las tareas algunas horas o el día completo, apoyar desde la vereda de casa o en las redes sociales, toda acción que haga visible la protesta suma, dicen las impulsoras.

“Los varones pueden acompañar encargándose de aquello que dejamos de hacer en el momento del paro”, sugieren desde Ni Una Menos.

¿Te podés imaginar un día sin mujeres? Sucedió en Islandia el 24 de octubre de 1975, cuando el 90 por ciento de las ciudadanas abandonó sus puestos de trabajo para manifestarse por la igualdad de derechos.

La marcha en repudio a Donald Trump el día después de su asunción y los temas que vienen llevando a las mujeres argentinas a la calle de forma masiva en los últimos dos año hacen que este 8 de marzo se llene de sentido. “Tenemos fe desde las diferentes comisiones que integramos el movimiento que esto va a tener impacto, por el contexto político, social del mundo”, aseguran desde Ni Una Menos Córdoba.

“Este paro abrirá las puertas para sucesivos paros más planificados, con más tiempo de tejidos, densos, es como una herramienta de trabajo para los años sucesivos. Más allá del éxito cuantitativo que tenga, sí marca un punto de inflexión en relación al trabajo, las violencias y las mujeres luchando por esas cuestiones”, sintetiza Fournier.

El 8 de marzo se alzará la voz sobre la desigualdad económica como una barrera para que la mujer consiga su autonomía y pueda empoderarse. Una “violencia invisible” que aún sigue pendiente de resolver, enfatizan las organizadoras.

 Fuente: http://www.diaadia.com.ar/cordoba/por-que-paran-las-mujeres-el-8-de-marzo

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Uruguay:Los beneficios para la OCDE de cerrar brecha de género

Uruguay / www.elpais.com.uy / 1 de Marzo de 2017

Al ritmo actual le llevaría en promedio 95 años; ¿qué pasa en Uruguay?

Si una mujer aspira a ganar lo mismo que un hombre, las estadísticas disponibles muestran que una de sus alternativas para lograrlo es mudarse a algún país nórdico. Tres de ellos —Islandia, Suecia y Noruega— encabezan la lista de naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) con mejor desempeño en el terreno de la brecha salarial por género. Esto es, la distancia que hay entre los sueldos que, en promedio, ganan los hombres y los que ganan las mujeres.

Más allá de que el panorama resulta un poco más alentador en esos lugares del norte de Europa, la situación dista de ser idílica. La mujer trabajadora promedio de la OCDE percibe 16% menos que su homólogo masculino, a pesar de estar mejor calificada, según se desprende de la última edición del Índice de Mujeres en el Trabajo, confeccionado por la consultora PwC y al que accedió El País.

Cerrar la brecha de género, según los cálculos de PwC, podría mejorar los ingresos de las mujeres de los países de la OCDE en más de US$ 2 billones, un salto de 23%. Igualmente, los datos también muestran que habrá que esperar sentados: en promedio estas naciones lograrán eliminar esta distancia en 95 años. Esto siempre y cuando se mantengan las actuales tasas de progreso.

A la interna la situación es variada dentro de la lista de países que componen la OCDE. Mientras que se estima que Polonia lograría que hombres y mujeres ganen en promedio lo mismo para 2021, Estados Unidos lo haría en 2070 y México en 2115. Las mujeres alemanas tendrán que ser las más pacientes: según el informe de la consultora, la brecha recién se cerraría en ese país en 2297.

El trabajo de PwC también destaca que sumar más mujeres al mercado laboral podría aumentar el Producto Interno Bruto (PIB) de la OCDE 12%, lo que se traduce en casi US$ 6 billones.

Un año atrás —con motivo del 8 de marzo— el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) destacaba que la brecha salarial de género venía en retroceso en la región en las últimas décadas. Sin embargo, agregaba que eso se había dado de manera «insuficiente».

Entre 1990 y 2014 la distancia entre los salarios de mujeres y hombres se había acortado 12,1 puntos, agregaba el trabajo, pese a lo cual todavía la remuneración femenina representa el 84% de lo que perciben los hombres. Esto varía en función del nivel educativo que se trate, pero hay un denominador común: independientemente del grado de escolaridad en cuestión siempre los hombres ganan en promedio más.

Por su parte, Uruguay no tiene datos recientes de los cua-les sentirse orgulloso en este terreno.

El Índice Global de la Brecha de Género que elabora el Foro Económico Mundial mostró en su última edición (2016) que Uruguay ocupó el puesto 91 del ranking de brecha de género de un total de 144 países relevados. Así, Uruguay mejoró respecto a la posición 93 que había obtenido un año antes. De todas maneras, 19 países de América Latina y el Caribe tuvieron un mejor desempeño que Uruguay, que solo se ubicó por encima de cinco de la región (Surinam, Paraguay, República Dominicana, Belice y Guatemala).

El reporte mide la brecha de género según cuatro indicadores: participación económica y oportunidades, logro educativo, salud y supervivencia y empoderamiento político.

De acuerdo a este estudio, a nivel mundial la «paridad económica entre los géneros podría tomar hasta 170 años».

Otros estudios afirman que las mujeres, además, llegan menos a los puestos de toma de decisión que los hombres en Uruguay. Su participación en los directorios y cargos gerenciales de las principales empresas del país es del 10%. En las directivas de las cámaras empresariales este guarismo cae a 4%. Estos datos —del trabajo «Desigualdades de género en la cúpula de grandes empresas: Uruguay en perspectiva comparada», realizado por los investigadores Miguel Serna y Marcia Barbero y presentado sobre fines del año pasado— puso bajo la lupa el papel de las mujeres en las 50 compañías más importantes del país.

También el estudio dio cuenta de otro fenómeno: incluso cuando ocupan puestos de relevancia, muchas veces las mujeres tienen a su cargo las denominadas «gerencias soft», como recursos humanos o comunicación, o las gerencias de división o subgerencias.

Más educadas pero con menos salario.

Patricia Marques, socia de PwC Uruguay, dijo a El País que estudios como los realizados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) confirman la existencia de la brecha salarial entre hombres y mujeres en el país.

«En general los estudios arrojan que las mujeres tienen más estudios que los hombres, pero ello no ha sido suficiente para acortar la brecha», indicó la experta.

Para muestra basta un botón: según un trabajo presentado en 2015, a pesar de conformar el 63% de los asalariados con nivel educativo terciario, las mujeres uruguayas ganaban 20% menos que los hombres con igual escolarización. «Entre un hombre y una mujer con el mismo nivel y la misma cantidad de años de escolarización, él gana 100 y ella 80», explicó en aquella oportunidad Alma Espino, una de las autoras del cuaderno del PNUD «Desigualdades persistentes: mercado de trabajo, calificación y género» junto a Soledad Salvador y Paola Azar.

De acuerdo a Marques «en algunos sectores de actividad se presentan dificultades a las mujeres para acceder a puestos de mayor jerarquía». Sin embargo, la socia de PwC añadió que «muchas veces las mujeres eligen priorizar otras cosas, como la vida familiar, ante la ausencia de políticas flexibles que les permitan cumplir con ambos roles en forma equilibrada».

La desigualdad en las condiciones laborales entre hombres y mujeres —entre otros, en el plano salarial— «generan un freno para el desarrollo de los países, ya que muchas veces lleva a que las empresas se priven de mujeres que tienen mucho para aportar y con una mirada diferente y complementaria a la de los hombres», señaló Marques.

La ejecutiva subrayó que, de todas maneras, hay en Uruguay «un creciente número de políticas instrumentadas por las empresas que buscan potenciar el trabajo de la mujer».

Fuente: http://www.elpais.com.uy/economia/noticias/beneficios-ocde-cerrar-brecha-genero.html

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Mujeres y ciencia: ¿discriminación basada en la evidencia?

Con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, las autoras analizan la situación actual y proponen medidas para alcanzar la igualdad de género.

Europa/España/ANNA LUCAS, CLARA MENÉNDEZ Y AZUCENA BARDAJÍ/ ISGlobal

Coincidiendo con la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la Asamblea General de las Naciones Unidas declaraba el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una forma de visibilizar el vínculo entre dos cuestiones claves y transversales en la nueva agenda global. Por un lado, la consecución de la igualdad de género en todos los ámbitos, plasmado en el ODS 5, y, por otro la ciencia, la tecnología y la innovación como uno de los motores de desarrollo sostenible. Se reconocía así que la exclusión o la falta de participación en condiciones de igualdad de las mujeres en las comunidades científica y tecnológica (ya sea como creadoras, tomadoras de decisiones o usuarias) suponen un lastre importante para conseguir gran parte de los objetivos y metas de la agenda 2030.

En España ha habido avances en la evolución del papel de la mujer en la academia y la ciencia especialmente en las últimas tres décadas. En torno al 55% de los títulos universitarios y el 45% de los doctorados los obtienen mujeres, sin embargo, ellas solo son el 39% del total de los investigadores activos. Por otro lado, la proporción de mujeres disminuye drásticamente a medida que se asciende en la carrera científica o en los puestos de liderazgo, donde representan el 20% del total, tendencia que se repite en la Unión Europea y en el resto del mundo.

Parece paradójico que en la ciencia y el conocimiento existan actitudes o manifestaciones discriminatorias o al menos que no fomenten la igualdad de género”
La ciencia es otro ámbito social más afectado por las desigualdades de género. Parece paradójico que en el ámbito de la ciencia y el conocimiento existan actitudes o manifestaciones discriminatorias o al menos que no fomenten la igualdad de género. ¿Cómo es posible en un espacio en principio definido por la razón igualitaria? Es una cuestión compleja y son muchos factores que dificultan tanto el ingreso como el desarrollo de la carrera científica de las mujeres en condiciones de igualdad. Desde los estereotipos que afrontan las niñas desde edades muy tempranas y que tienen impacto en la elección de su campo de estudio, hasta las mayores cargas familiares que soportan. Por otro lado, también existen sesgos de selección en un ámbito laboral dominado por hombres en las instancias de decisión. Así, la evidencia muestra que algunos colectivos, como los científicos y académicos, que reconocen como valores propios su objetividad e imparcialidad, son paradójicamente más proclives a incurrir en este tipo de sesgos de género, aun cuando no haya una voluntad deliberada de tomar decisiones discriminatorias. Al no considerar necesario estar “en guardia” frente a ellos sumado al hecho de percibir decisiones tomadas en base a una visión androcéntrica como neutrales.

Existen sesgos de selección en un ámbito laboral dominado por hombres en las instancias de decisión”
Por otro lado, es posible que la menor participación de las mujeres termine teniendo un impacto en la ciencia que se desarrolla. ¿Realmente una ciencia que excluye en gran medida el talento, la visión y las capacidades de las mujeres puede ser la mejor? Especialmente en un ámbito como la investigación, que se basa en la innovación y en la generación de nuevas ideas, lo cual se estimula y fomenta en ambientes diversos y no uniformes. ¿De qué manera este desequilibrio influye en la agenda de investigación? La menor participación femenina en posiciones de liderazgo contribuye al tratamiento que reciben temas específicos de la mujer en la agenda de investigación. Las enfermedades cardiovasculares son un ejemplo conocido de cómo la prevención, la detección y el manejo de la enfermedad están influidos por la diferente percepción del riesgo por parte del médico, que asume que las mujeres tienen menor riesgo de presentar estas enfermedades y, por tanto, reciben menor atención.

Conseguir la igualdad de género, aún no siendo una medida muy popular, requiere el establecimiento de cuotas”
Hace ya varias décadas que las mujeres se incorporaron masivamente a la universidad y la percepción –y los datos lo refrendan- es que no se avanza a la velocidad esperable y deseable. Ya no sirve apelar al argumento incrementalista: “cuando las mujeres accedan mayoritariamente a esos ámbitos….”. Eso ya ha sucedido y las mujeres siguen sin alcanzar los niveles de decisión y liderazgo en igual medida. Conseguir la igualdad de género en el corto o medio plazo, aun no siendo una medida muy popular, requiere del establecimiento de cuotas, es decir, discriminación positiva de género. Se trata de que, a méritos equivalentes, se favorezca la elección del sexo menos representado. Esta discriminación positiva ya fue introducida en los países escandinavos donde, por ley, las empresas públicas o que reciben financiación pública tienen que tener un mínimo de 40% de representación de cada género.

¿Se puede hacer algo más desde el ámbito individual? Es necesario un cambio de actitud, tanto por parte de los varones como de las mujeres para lograr la igualdad de género en la investigación. La falta de consideración de las mujeres en la selección de puestos de responsabilidad es parte de un círculo vicioso en el que los varones sólo “ven” a otros varones para dichos puestos. Por otro lado, las mujeres también deben cambiar su resistencia frecuente a la autopromoción, y volverse más visibles, así como a crear redes de contactos que son claves a la hora de considerar a candidatos para determinados puestos, fundamentalmente de liderazgo.

Las mujeres deben cambiar su resistencia frecuente a la autopromoción y volverse más visibles”
Iniciativas como la de este día instan a promover acciones para sortear las barreras de todo tipo que impiden la participación plena y en condiciones de igualdad en la academia y la ciencia de las mujeres, especialmente en los procesos de adopción de decisiones en estos ámbitos. Así como reconocer los logros de las mujeres en ellos, otra de las asignaturas pendientes.

Siete datos clave
1. Las mujeres constituyen solo un 30% de los investigadores y continúan infrarrepresentadas en la investigación en todas las regiones del mundo.

2. Solo 1 de cada 5 países ha alcanzado la paridad de género, es decir, que entre el 45% y el 55% de sus investigadores son mujeres.

3. El promedio en América del Norte y Europa Occidental es del 32%; en España las investigadoras representan el 39% de total.

4. Aunque hay más mujeres estudiantes de grado en muchos contextos y existe paridad entre los estudiantes de doctorado y en las escalas bajas de los productores de la ciencia, a medida que se asciende en la carrera científica y en posiciones de liderazgo las diferencias se amplían.

5. Las barreras que dificultan que las mujeres escojan y desarrollen una carrera científica en condiciones de igualdad son de muchos tipos; entre otros están los estereotipos y prejuicios que afrontan las niñas y que tienen un impacto en sus trayectorias educativas y laborales, y por otro las mayores cargas familiares así como los sesgos de selección durante la vida laboral.

6. La igualdad de género y la inclusión de la dimensión de género en los contenidos de la investigación son una de las 5 prioridades del Espacio Europeo de Investigación.

7. Solo el 3% de los Nobel de ciencias se ha concedido a mujeres desde la creación de los galardones en 1901.

Fuente: http://www.lavanguardia.com/ciencia/opinion/20170210/414215473166/mujeres-ciencia-discriminacion-basada-evidencia.html

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