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Segregar por sexos en una escuela mixta

Por: Saray Marqués

Mientras quienes trabajan para fomentar la igualdad alertan de que no todo está conseguido, surgen reductos que plantean una vuelta a la educación segregada, para niños y para niñas, como el remedio a parte de nuestros males.

Juan Antonio Perteguer es el director del colegio (concertado, católico) Edith Stein del barrio de Orcasitas, en Madrid. ¿Es mixto? ¿Es segregado? Ni lo uno ni lo otro. Es más bien una fórmula descafeinada de segregado, en que niños y niñas comparten las entradas y salidas, los recreos, el comedor y las extraescolares pero asisten a aulas distintas en primaria y secundaria (no así en infantil -según Perteguer los estudios no aclaran que en este nivel separar sea mejor- y bachillerato). Se busca, además, que su tutor sea hombre en el aula de chicos y mujer, en la de chicas, “para fomentar la cercanía y el sentimiento de pertenencia”, según Perteguer, que prefiere, para su centro, la etiqueta “mixto diferenciado”.

Asegura que con él armonizan “las bondades en cuanto a nivel académico de la educación diferenciada y las ventajas para la socialización del modelo mixto”. Según el director, obtienen mejores resultados -“En España hay oposición a los rankings, pero en el Reino Unido, de los 50 mejores colegios, el 80% son diferenciados, cuando no suponen más del 5 o 10%”-, llegan antes a ellos y se reduce la brecha de género: “No se elimina del todo, porque también hay factores genéticos, pero se reduce bastante. De hecho, hay muchas muchachas que abandonan las ciencias, por miedo o prevención, porque se ven inferiores, y se decantan poco por vocaciones STEM, pero en nuestro modelo es muy normal que elijan carreras de ciencias”.

Reconoce Perteguer, que también es profesor del máster de dirección de centros escolares de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, que son pocos los centros que en España siguen su filosofía, y apenas cita un puñado de ellos en Madrid: “Es necesario ser línea par, si se es impar no se puede hacer, pero no somos los únicos, ahí están el Monte Tabor de Pozuelo, el Juan Pablo Segundo de Alcorcón, algunos de los colegios Arenales [todos concertados católicos]… y en el Reino Unido también existe este modelo”.

Asume que algunos padres muestran reticencias: “No les acaba de convencer, pero ahí están las pruebas externas de la Comunidad de Madrid, la comparación con otros centros de la zona… Yo les digo que hagan la experiencia, que lo vean, y que en unos meses hablamos. Muchos acaban con su prejuicio social de relacionar diferenciado con segregador, y me dicen: ‘Que sepa que estoy en contra del modelo, pero no de como lo hacen aquí…’”.

Perteguer está dispuesto a defender a capa y espada su fórmula que, dice, tiene en los propios alumnos sus mejores valedores: “Hay alumnas de secundaria que han venido de fuera y dicen que es lo que más les gusta del colegio, que el ambiente sea mixto pero que, en el aula, puedan aprender según su ritmo, su forma de ser, su desarrollo evolutivo”. Y cuando le preguntamos si esos rankings del Reino Unido no estarán condicionados por el nivel socioeconómico, si no será que esos centros solo de niños o solo de niñas que figuran entre los mejores no serán centros de élite, tiene a mano una respuesta que se nota que ha dado muchas veces: “Es la eterna discusión, y quizá sea así en el modelo británico, pero en EEUU también la mixta diferenciada funciona bastante bien, y allí se emplea más en zonas marginales… Orcasitas no es un lugar de élite, por lo que nosotros estamos más en el modelo americano, de luchar contra el fracaso escolar, de lograr para todos, nuestros alumnos y nuestras alumnas, el mejor nivel”.

Para la catedrática emérita de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona Marina Subirats, parte de la asociación CoeducAcció y autora de libros como Rosa y azul: la transmisión de géneros en la escuela mixta, detrás de esta vuelta a la escuela segregada hay una clara intención de la Iglesia: “Juntar es pecaminoso, peligroso, surgen los deseos ilícitos… Frente a esto, se habla de buenos resultados, que muchas veces obedecen a una segregación de clase, porque son centros de clase alta, y se invoca este mejor rendimiento académico para trasladarlo a otros lugares: a la pública también, si se pudiera, a barrios pobres, para demostrar que no es solo de élites, y se aferran a investigaciones que existen tanto en un sentido como en el contrario para sentenciar que en el resto del mundo ya se sabía que diferenciada era mejor”.

Otros modos de separar

Según Subirats, existen experiencias interesantes de educación diferenciada en los países nórdicos, pero en una línea diametralmente opuesta: “Se considera que cuando llegan a las escuelas, los niños y las niñas ya están muy marcados por el género: sin ser conscientes siquiera a los niños se les ha estimulado mucho la movilidad, y a las niñas se les ha reprimido y se les ha restado protagonismo. Por eso se cree que es bueno separarles en determinados momentos para reestablecer el equilibrio, para paliar esas carencias con las que llegan, para ponerlos a un mismo nivel y educarles mejor”. Así, expone, las niñas saltan una cierta altura, corren por la nieve, gritan “¡Somos las mejooores!” mientras los niños practican masajes con crema, tumbados en el suelo, se estimula el contacto suave entre ellos.

Algo muy distinto de lo que se plantea en nuestro país como educación diferenciada, a la que hace alusión Subirats en su artículo ‘¿Coeducación o escuela segregada? Un viejo y persistente debate’, y que en algunos casos puede parecer una artimaña para conservar la financiación por parte del Estado en caso de que los conciertos con centros que segregan por sexo peligren. Así, según Perteguer: “Hoy por hoy no hay ninguna norma que prohíba que haya una organización interna diferenciada, y los tratados internacionales que España ha suscrito la reconocen como una opción legítima… ¿Que no debe estar subvencionada? A mi juicio, este planteamiento afecta solo a los centros single sex, a nosotros no nos afectaría una eventual reforma en este sentido que, en cualquier caso, estaría basada en prejuicios, ¿Por qué no los desterramos y trabajamos sobre la evidencia y les damos lo mejor a los chicos y las familias?”.

Colegio Edith_Stein

Avances y retrocesos

Para el experto en relaciones positivas y buen trato Erick Pescador, la educación mixta diferenciada por condición religiosa o ideología vulnera el derecho a la igualdad recogido en el artículo 14 de la Constitución y, “con disfraz”, es “una vuelta atrás y un ahondamiento en las diferencias de género desde la escuela en un tiempo extraño en que los machismos, más evidentes o más sutiles, están más presentes, y nosotros, de vuelta de valores como la coeducación, que apenas hace tres décadas que se instauró”.

Según Pescador, es fundamental que en la escuela se respeten las diversidades y se dé valor a la igualdad en derechos y oportunidades, “pero quienes trabajamos en el terreno de la igualdad nos damos cuenta de que es como llevar un carro cuesta arriba, entre hombres y mujeres, pero con el riesgo de que nos suelten la cuerda y el carro caiga cuesta abajo y sin frenos”. Estamos en un momento, alerta el experto, en que consideramos que ya lo hemos conseguido y miramos para otro lado, sin darnos cuenta de que sigue habiendo gente interesada en que la segregación continúe. “Frente a esto, deberíamos trabajar mucho la coeducación del cuidado, de las relaciones en igualdad, el aprendizaje en equilibrio, centrándonos más con los hombres en la parte de cuidado y con las mujeres, en derechos y oportunidades propias… pero este equilibrio sigue siendo incómodo para muchos hombres, para las políticas más tradicionales”.

Marian Moreno, experta en coeducación y coautora del libro de la asignatura de secundaria Cambios sociales y género de la editorial Anaya y de Escuelas libres de violencias machistas (de próxima aparición), cree que la mixta diferenciada es lo mismo de toda la vida pero con distinto collar: “Para mí es absurdo, es convertir la escuela en un laboratorio, y separar por heterocentrismo y miedo a la sexualidad”.

Los argumentos biológicos de que unos y otras aprendemos de manera diferente no le sirven: “¿Y todas las matemáticas que en el mundo han sido? Mujeres como las que nos presenta la película Figuras ocultas, ¿tenían un cerebro de hombres? Supuestamente nosotras somos mejores en comunicación y escritura… ¿Y Cervantes?” se pregunta Moreno, que lamenta que, a día de hoy, tengamos educación mixta y no coeducación salvo que haya voluntad por parte de los docentes de llevar la igualdad a las aulas. “Incluso en Euskadi y Andalucía, con planes de igualdad muy potentes, la igualdad no está sistematizada, es algo voluntario”, y, mientras, se presentan como innovadoras experiencias en que se separa a niños y niñas “porque un científico australiano dijo que…”.

Con la ciencia hemos topado

Sin ir tan lejos, en nuestro país, también hay quienes, desde el terreno científico, tratan de sustentar la educación diferenciada. Es el caso del catedrático emérito de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y autor de El sexo del cerebro (Temas de Hoy, 2007), Francisco J. Rubia, para quien “en España es tabú la separación, cuando la ciencia debería obligar a esta separación, es algo lógico”.

Defiende Rubia que, del mismo modo que en medicina el ideal es el tratamiento personalizado, en educación debería tenerse en cuenta cómo los niños y niñas aprenden de forma diferente: “Los niños son mejores en resolución de problemas, en orientación en el espacio guiada por la visión o en acertar tirando a meta, y las niñas, en cálculo, en lenguaje, que es más fluido en su caso al tenerlo bilateralizado, y en manualidades… Está confirmado por todos los laboratorios y procede de nuestras diferencias ancestrales, como demostró la científica canadiense Doreen Kimura. Desde el punto de vista científico la separación es deseable, porque sin ella lo más probable es que estemos perjudicando a ambos sexos. La convivencia se puede mantener en otras tareas, pero no en la enseñanza y el aprendizaje, porque tenemos predisposiciones distintas en un sexo y otro y hay que fomentar esas facultades de una manera distinta”.

Para Rubia es algo “evidente” y “con el tiempo la gente se convencerá” de que, “como dijo Napoleón, la felicidad está en el mayor desenvolvimiento de las facultades mentales”, lo que, según él, pasa por fomentar las cualidades que nos hacen ser mejores para unas cosas a unos y a otras: “A las feministas que me replican les contesto que luchen por la igualdad de salario, pero no por la igualdad biológica. No tiene ningún sentido, no existe”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/02/02/segregar-por-sexos-en-una-escuela-mixta/

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Género y cultura en la planificación al desarrollo

02 febrero 2017/Autora:Roxana Volio /Fuente:Mujeres en Red 

Esta Guía puede resultar útil para hacer planificaciones participativas integrando la categoría de género en todo el proceso de formulación: desde la identificación del problema o situación sobre la que se quiere actuar, hasta las evaluaciones, pasando por la identificación de objetivos, resultados, actividades y la selección de los indicadores cuantitativos y cualitativos que permitirán hacer el seguimiento y la evaluación del impacto y los resultados del proyecto.

El primer capítulo de esta Guía está dedicado a recoger evidencias sobre la desigualdad de las mujeres alrededor del mundo. Deslumbrados por algunos avances en materia de igualdad, desde Europa, desde algunos países de desarrollo medio y desde ciertos discursos políticos, escuchamos decir, a veces, que las mujeres ya no sufren situaciones de desigualdad, que hoy, las mujeres pueden hacer lo que quieran o quesus avances son significativos. No negamos la evidencia de los avances en algunas regiones y en algunos aspectos. Sin embargo, quienes así proceden obvian que el mundo es mucho más de lo que se consigue ver a simple vista y que, aunque en algunos países, en algunas regiones y en algunos espacios públicos se han conseguido importantes avances, esto no es aún sinónimo de igualdad real o efectiva entre mujeres y hombres. Observar y recoger evidencias sobre la desigualdad es el tema que se aborda en este primer capítulo. Es, al mismo tiempo, la primera y más importante recomendación metodológica para una planificación que integre la perspectiva de género.

En el segundo capítulo se revisan algunos de los más importantes conceptos asociados a la categoría de género que resultan útiles para la planificación. Si, por ejemplo, los aplicamos al diagnóstico -paso con el que comienza todo proceso de planificación- seremos capaces de recoger información desagregada por sexo y por género, imprescindible en cualquier proceso de formulación que quiera conseguir un impacto significativo en las condiciones de vida de las mujeres y los hombres con los que se trabaja y en las relaciones jerárquicas y desiguales que se establecen entre ellos.

La planificación participativa con enfoque de género es el tema del tercer capítulo. Allí se explican los aspectos que subyacen a los procesos de planificación que no integran la categoría de género y se recomiendan procedimientos para hacerlo, para que las iniciativas de desarrollo que propongamos, logren impactar tanto sobre los hombres como sobre las mujeres, estas últimas casi siempre excluidas y poco beneficiadas de tales iniciativas.

El cuarto capítulo aborda el proceso de formulación tomando, como referencia, los aspectos básicos que comparte cualquier proceso de formulación, sin importar los marcos, enfoques o herramientas utilizadas para realizar dicho proceso. Es decir, todo programa, proyecto o política debe contener, como mínimo: antecedentes, justificación, objetivos, resultados, actividades, análisis de riesgos, indicadores y cronograma.

Para leer, descague aqui:

Fuente:http://www.mujeresenred.net/spip.php?article1992

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Asignatura pendiente

Por: Ana Lilia Herrera Anzaldo

Erradicar de raíz la discriminación, la violencia y los feminicidios es un tema de formación.

En la antesala de la segunda década del siglo XXI, va siendo hora de que nuestro país erradique, para siempre, cualquier práctica de inequidad o desigualdad motivada por el género.

Ello exige la premisa fundamental de fijar que la fuerza y la talla no son símbolo de superioridad, pues los seres humanos nos convertimos en una especie superior no por nuestra fuerza, velocidad o agudeza de los sentidos, sino por la inteligencia. Lo relevante es ejercitar la razón.

El propósito de la igualdad entre hombres y mujeres, y los principios de no discriminación están orientados a destacar la dignidad del ser humano y establecer los valores de las personas como un baluarte para la vida y para el desarrollo social, tomando en cuenta un ámbito cultural y educativo que otorgue mejores condiciones sociales a la gente.

Son muchos los documentos y manifiestos que a lo largo de la historia se han esmerado en proclamar la equidad de la mujer respecto al hombre, tal como la Carta o Declaración Internacional de los Derechos Humanos, la cual expone la necesidad de un pleno desarrollo y progreso de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad.

Hoy, en México y el mundo, tenemos marcos normativos, información e indicadores que ya desagregan por género diferentes fenómenos, pero erradicar de raíz fenómenos como la discriminación, la violencia y los feminicidios es un tema de formación.

La desigualdad social no es superioridad. Se debe de convencer de que el rico no es superior al pobre, o el blanco sobre el moreno, el más instruido sobre el menos educado; el católico sobre otras religiones; el que nació aquí sobre el que nació allá; el mestizo sobre el indígena; el religioso sobre el ateo; el sano sobre el enfermo; el capacitado sobre el discapacitado; el joven sobre el viejo; o el adulto sobre el niño. La igualdad debe ser un horizonte en todos los ámbitos.

Es urgente, desde la escuela, fijar la idea de que los hombres y las mujeres somos y seremos diferentes, pero ello no nos hace superiores o inferiores entre nosotros. La percepción y la inequidad son construcciones sociales que reclaman con urgencia cambios sociales dirigidos, como el que se logró con la política de población implementada en nuestro país en la década de los años 70 y que redujo de manera notable el número de hijos por pareja.

Así como las máquinas no pueden estar construidas de partes iguales, la sociedad se compone de seres diferentes que, en conjunto, deben perseguir el mismo fin: el bienestar de todos. Equidad no es que todos hagan lo mismo, sino que todos nos pongamos de acuerdo en función de nuestras capacidades y habilidades.

La inequidad de género que aún persiste en diversas regiones de nuestro país es –a querer o no– una forma de discriminación. Es urgente consolidar la idea de que el tratamiento subordinado de la mujer es una forma de discriminación tan atroz como la discriminación racial, religiosa, de clase o por alguna discapacidad.

Sin duda, hoy debemos plantearnos la formación en valores y en la defensa de nuestros derechos como personas desde el hogar, pero la escuela debe constituirse en una plataforma de inclusión, solidaridad y promoción de la igualdad.

El objetivo es extender la igualdad y el respeto de nuestros derechos a todos los campos de la vida social, empezando por la relación hombre-mujer, a través de asignaturas que desde la educación básica eduquen para lograrlo.

Por ello, hoy resulta indispensable una auténtica herramienta de cambio en el desarrollo de mujeres y hombres, como la implementación de una estrategia educativa transversal en materia de derechos humanos de las mujeres y perspectiva de género, que se centre en transformar los patrones culturales y enseñe a las niñas, niños y adolescentes, entre otras cosas, a identificar la violencia, a no generarla y a denunciarla.

Fuente: http://www.vanguardia.com.mx/articulo/asignatura-pendiente

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España: Mapa de la desigualdad de género: así es la brecha entre hombres y mujeres en el mundo

España/09 de Enero de 2017/Entorno Inteligente

El acceso a la educación, el nivel de salud o la participación en la economía marcan aún diferencias entre hombres y mujeres en todo el mundo.

Islandia, Finlandia y Noruega son los países con más igualdad entre hombres y mujeres en 2016, según el Índice de Brecha Global de Género del Foro Económico Mundial, que publica Expansión/Datosmacro.com . En el lado contrario, se sitúan Chad, Pakistán y Yemen, con las mayores diferencias.

Este índice, que se presentó por primera vez en 2006, mide la magnitud de la brecha entre mujeres y hombres en términos de salud, educación, economía e indicadores políticos. Se utiliza para entender en qué medida están distribuyendo los recursos y oportunidades de forma ecuánime, por género, en los 142 países que analiza y así poder compararlos.

En concreto, Islandia lleva desde 2009 situada en el primer lugar de la clasificación, este último año ha visto cómo se deterioraba ligeramente su puntación, hasta los 0,8737 puntos, es decir, tiene una brecha del 87,37%.Finlandia, por su parte, con 0,8450 puntos, ha ocupado desde 2006 entre los tres primeros puestos, al igual que Noruega (que esta vez ocupa la tercera posición (con 0,842 puntos), que en 2008 logró liderar la clasificación.

Yemen, en cambio, es el último país del ránking, con 0,5162 puntos. Pese a ello, su situación ha mejorado considerablemente respecto a 2016, cuando obtuvo 0,4840 puntos. Justo delante están Pakistán (0,559 puntos), Siria (0,5673 puntos), Arabia Saudí (0,5829 puntos) y Chad (0,5827).

Si se analiza el peor y el mejor comportamiento en el último año, se ve que el país que más ha aumentado su brecha de género es Timor Oriental, número 125 de la clasificación, seguido de Baréin y Arabia Saudita, mientras que el que más ha mejorado ha sido precisamente Yemen, al que le siguen Guinea y Etiopía.

Para el Foro Económico Mundial , «si se extrapola esta trayectoria, es de suponer que el mundo tardará otros 118 años en cerrar la brecha económica por completo».

¿En qué lugar está España? España ocupa el lugar número 29 en la clasificación de la igualdad de género y ha visto cómo este año ha perdido cuatro posiciones. En el índice cuenta con una puntuación de 0,7384 puntos, un 0,48% menos que en 2015. Los mejores puestos los ha ocupado en 2007 (fue el número 10) y en 2010 y 2011 (en la posición 11 y 12, respectivamente).

Este índice analiza la participación económica y oportunidad: salarios, participación y empleo altamente capacitado. También el grado educativo: acceso a niveles de educación básicos y más elevados. Además, la participación política: representación en las estructuras de toma de decisiones. Y, por último, la salud y supervivencia: expectativa de vida y proporción hombres-mujeres.

Centrándonos únicamente en el ámbito laboral, recientemente se ha hecho público el estudio titulado ‘Brechas de género en el mercado laboral español’ , elaborado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).

De acuerdo con sus datos, como media, las mujeres dedican diariamente algo más de dos al día que los hombres a las tareas del hogar, incluyendo el cuidado de los hijos, «lo que supone un importante hándicap para su integración y desempeño laborales». De hecho, se ve que cuanto mayor es diferencia en la distribución de tareas domésticas, mayor es la brecha en la participación en el mercado de trabajo.

 

Fuente: http://www.entornointeligente.com/articulo/9478520/ESPANA-Mapa-de-la-desigualdad-de-genero-asi-es-la-brecha-entre-hombres-y-mujeres-en-el-mundo

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Un estudio relaciona la desigualdad de género con el cambio climático

Por: Ecoportal. 10-12-2016

La publicación, coordinada conjuntamente por el CREAF, la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), el Basque Centre for Climate Change (BC3) en el País Vasco, y la Universidad Leuphana de Lüneburg de Alemania, recoge nueve casos de estudio.

Favorecer la incorporación de las mujeres y otros colectivos desfavorecidos a la toma de decisiones sobre la gestión de recursos naturales hace más eficaz afrontar las crisis ecológicas y el cambio climático

Esta es la conclusión de una investigación coordinada por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF-UAB) que publica la revista Ambio, que dedica un volumen especial a las mujeres y el cambio ambiental global.

Se trata del primer estudio que relaciona las desigualdades de género con el cambio climático y que refleja que las posibles respuestas al calentamiento global son distintas en función de si las aportan hombres o mujeres.

Empoderar a las mujeres y desfavorecidos

“Para que las sociedades humanas sean capaces de adaptarse mejor al cambio ambiental global será necesario eliminar estas diferencias y empoderar a las mujeres, y a otros colectivos desfavorecidos, en sus comunidades”, ha explicado la investigadora del CREAF y del Insituto de Ciências Agrárias e Ambientais Mediterrânicas (ICAAM) de Portugal, Federica Ravera, coordinadora de los trabajos.

Los investigadores han concluido que hay que considerar la interacción del género con otros elementos de discriminación como la edad, posición social y económica, etnia, educación, sexualidad o las discapacidades.

La publicación, coordinada conjuntamente por el CREAF, la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), el Basque Centre for Climate Change (BC3) en el País Vasco, y la Universidad Leuphana de Lüneburg de Alemania, recoge nueve casos de estudio.

Diferentes casos

Éstos abarcan desde los vaqueros en EEUU hasta la Suecia de los indígenas sami y sus renos; las comunidades ganaderas y agrícolas de África; el conocimiento de plantas medicinales de los indígenas de Amazonia; el estudio de la diversidad de cultivos en la India, o los pescadores de las Islas Salomón.

En los nueve casos, han comprobado que cuanto más equitativa es la división del trabajo y los roles que las mujeres desempeñan en la toma de decisiones, las relaciones de poder en la gestión de recursos naturales y el acceso al conocimiento, mejor responden a los cambios ambientales que están sufriendo.

Por ejemplo, los sami, dedicados al pastoreo de renos en Suecia, o los vaqueros del sur de EEUU, donde las mujeres juegan un rol absolutamente invisible, pero fundamental en sus grupos.

Además de encargarse de varias tareas en la gestión del ganado, en ambos estudios se destaca que son ellas las responsables de transmitir el conocimiento dentro de su grupo y entre generaciones, algo necesario para asegurar su supervivencia.

En comunidades del altiplano de Etiopía destaca que las mujeres suelen tener menor acceso a instituciones locales y que la gestión de los pastos comunales corresponde exclusivamente a los hombres, que en épocas de sequía prefieren vender su ganado.

En cambio, las mujeres aplican estrategias a más largo plazo y priorizan la alimentación de vacas lecheras y ovejas para tener alimento para los niños y los becerros.

La publicación también incluye un estudio liderado desde el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA-UAB) donde se demuestra que las mujeres de la tribu amazónica Tsimane conocen una mayor diversidad de plantas útiles para tratar enfermedades.

Sin embargo, el hecho que ambos géneros conozcan distintas plantas para un mismo tratamiento sugiere que, aunando estos conocimientos, los tsimane pueden ser mucho más capaces de recuperarse y adaptarse a los cambios que sufre la Amazonia.

El estudio que ha liderado Federica Ravera en la India muestra que otros factores, además del género, como la casta, educación, clase social, o el acceso a la tierra, son definitorios a la hora de mitigar y adaptarse a los cambios ambientales.

En las mismas comunidades del Himalaya, sólo las mujeres con mayor acceso a la tierra y a la educación son capaces de conservar la biodiversidad agrícola y la capacidad de respuesta a cambios ambientales.

Asimismo, en las llanuras del Ganges sólo las mujeres de casta más alta son las que pueden acceder a innovaciones agroecológicas, mientras que muchas son relegadas a trabajar exclusivamente como obreras agrarias, supliendo el trabajo de los hombres emigrados.

“Ésta es la primera vez que una colección de estudios aplica una aproximación feminista al estudio sobre el cambio ambiental global”, ha resumido la coordinadora de la publicación.

Ecoportal.net

Efeverde

http://www.efeverde.com/

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Desigualdades de género y brechas estructurales en América Latina

Por Nicole Bidegain Ponte

En América Latina, los índices de feminidad de la pobreza, los sesgos de género de las políticas fiscales, las brechas salariales por género y raza/etnia y la división sexual e internacional del trabajo dan cuenta de que las políticas públicas implementadas en la región siguen siendo limitadas. Por lo tanto, se requiere actuar sobre los determinantes estructurales de las brechas de desigualdad de género y evitar que, en el actual contexto de desaceleración económica y de aplicación de políticas de ajuste, se profundicen los niveles de desigualdad y se reviertan los avances obtenidos.

El carácter estructural de la desigualdad de género y su intersección con otras brechas de desigualdad basadas en la clase, raza/etnia, edad, orientación sexual y territorio no han sido cabalmente abordados por el enfoque actual de las políticas públicas en América Latina. Los datos en la región demuestran que las políticas de desarrollo, fiscales, de empleo y sociales, sin un enfoque sistémico basado en derechos humanos de las mujeres, tienden a perpetuar y reproducir la desigualdad de género en vez de revertirla. A continuación se presentan algunos ejemplos regionales que resultan ilustrativos.

Concentración del ingreso, pobreza de tiempo y monetaria

Durante la última década, en algunos países de la región, la reducción de la desigualdad de ingresos y de los índices de pobreza se produjo simultáneamente con el aumento de la feminidad de la pobreza. El índice de feminidad muestra las disparidades en la incidencia de la pobreza en mujeres y varones (de 20 a 59 años), medida en términos de ingreso. Es posible afirmar que las políticas tendientes a reducirla no han impactado de la misma forma en hombres y en mujeres. Desde 2012, la tendencia a la reducción de la pobreza se ha estancado en América Latina, mientras que el índice de feminidad sigue aumentando. Es decir que tanto en periodos de reducción de la pobreza como en periodos de estancamiento, la pobreza sigue afectando en mayor grado a las mujeres que a los hombres, en edades críticas en términos productivos y reproductivos. En 2014, por cada 100 hombres que vivían en hogares pobres en la región, había 118 mujeres en la misma situación1.

Cabe señalar que la reducción de la desigualdad de ingresos registrada en la década pasada no se vio acompañada por un reparto más equitativo en la apropiación del capital y el trabajo2. La distribución funcional del ingreso muestra la participación de la masa salarial en el pib total, por lo cual este indicador permite capturar bien las desigualdades en la región, pero debe ser complementado con indicadores que visibilicen no solo la contradicción capital-trabajo remunerado, sino también la contradicción «capital-vida». La sobrecarga del trabajo no remunerado y de cuidados sobre las mujeres es consecuencia de relaciones de poder desiguales de género. Las encuestas de uso del tiempo y los indicadores como la pobreza de tiempo han intentado poner en evidencia este rasgo estructural de la desigualdad. La pobreza de tiempo considera los hogares pobres no solamente por su carencia de ingresos, sino también por la carencia de tiempo para llevar adelante el conjunto de las tareas del trabajo no remunerado y de cuidados, que realizan principalmente las mujeres. Se estima que si se tuviesen en cuenta conjuntamente la carencia de ingresos y la de tiempo (en lugar de únicamente la de ingresos), la pobreza se incrementaría de 6,2% a 11,1% de los hogares en Argentina, de 10,9% a 17,8% en Chile y de 41% a 50% en el caso de México3.

Brecha fiscal y sesgos de género

El impacto redistributivo del gasto social en la región es considerable, pero sigue siendo limitado y esto se debe en parte a las estructuras tributarias regresivas con sesgos de género que prevalecen en varios países de la región. Para tener una visión integral del impacto de las políticas fiscales en la reducción de la desigualdad, es preciso analizar no solo cómo se gasta, sino también cómo se recauda.

Más allá de la heterogeneidad latinoamericana y de las reformas tributarias implementadas en diferentes casos, la carga tributaria es insuficiente para los niveles de desarrollo de los países. Además, las estructuras tributarias de la región son regresivas y existen dificultades para controlar los altos niveles de evasión. En promedio regional, menos de un tercio de la recaudación corresponde a impuestos directos, mientras que el grueso de la carga recae en los impuestos sobre el consumo y otros impuestos indirectos4. La recaudación a partir de impuestos indirectos, como el impuesto al valor agregado (iva), es regresiva porque implica una carga desproporcionada sobre las personas en situación de pobreza y afecta especialmente a las mujeres, que están sobrerrepresentadas en los estratos de menores ingresos de la población. Como señala el informe de la relatora especial de la Organización de las Naciones Unidas (onu) sobre extrema pobreza y derechos humanos, las mujeres tienden a utilizar grandes porciones de sus ingresos en productos de primera necesidad debido a que las normas de género les asignan la responsabilidad del cuidado de las personas dependientes, por lo que cargan con el peso regresivo de los impuestos al consumo5.

Por otro lado, los altos niveles de evasión6, y especialmente la salida de flujos financieros ilícitos de la región7, limitan la posibilidad de cerrar la brecha de financiamiento para la igualdad de género y se implementar las políticas públicas necesarias para garantizar los derechos de las mujeres8. A su vez, de acuerdo con un estudio reciente9, cuando la capacidad de los Estados de controlar los flujos financieros ilícitos es limitada, las estructuras tributarias tienden a compensar la falta de recursos mediante mayores impuestos a pequeños y medianos contribuyentes y a las personas. Las mujeres resultan afectadas de manera desproporcionada, ya que están sobrerrepresentadas entre cuentapropistas, pequeñas y medianas empresas y trabajadoras informales.

Dada la desigualdad primaria de los países de la región, el carácter regresivo de los sistemas tributarios y el acceso segmentado a la protección social y empleo, no sorprende que la desigualdad de ingreso no se reduzca considerablemente después de la intervención del Estado a través de impuestos y transferencias. En América Latina, el coeficiente de Gini cae, en promedio, nueve puntos porcentuales después de los impuestos directos y las transferencias en efectivo y en especie. Esta cifra no es tan significativa si se compara con la reducción de los niveles de desigualdad en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (ocde), que alcanza los 23 puntos porcentuales10.

  • 1.«Índice de feminidad en hogares pobres» en Observatorio de Igualdad de Género de la Cepal, http://oig.cepal.org/es/indicadores/indice-feminidad-hogares-pobres.
  • 2.Cepal: Horizontes 2030. La igualdad en el centro del desarrollo sostenible, lc/g.2660/Rev.1, Naciones Unidas, Santiago de Chile, mayo de 2016.
  • 3.Rania Antonopoulos, Tomas Masterson y Ajit Zacharias: «La interrelación entre los déficits de tiempo y de ingreso. Revisando la medición de la pobreza para la generación de respuestas de política», pnud, Panamá, 2012.
  • 4.Cepal: Panorama fiscal de América Latina y el Caribe 2016, Naciones Unidas, Santiago de Chile, marzo de 2016.
  • 5.«Report of the Special Rapporteur on Extreme Poverty and Human Rights, Ms. Maria Magdalena Sepúlveda Carmona, on Taxation and Human Rights», sesión 26 del Consejo de Derechos Humanos, a/hrc/26/28, Ginebra, mayo de 2014.
  • 6.Según la Cepal, la evasión del iva representa dos puntos del pib, y la del impuesto sobre la renta, 4,1 puntos. Esto implicaba alrededor de 320.000 millones de dólares en 2014. Para más información, v. Cepal: Estudio económico de América Latina y el Caribe 2016, Naciones Unidas, Santiago de Chile, julio de 2016.
  • 7.Las estimaciones varían considerablemente según la fuente. Según Global Financial Integrity, entre 2004 y 2013 América Latina y el Caribe perdieron 1,4 billones de dólares en flujos financieros ilícitos. Sobre ese total, 88% corresponde a falsa facturación en el comercio entre empresas (abusos con precios de transferencia y sub- o sobrefacturación) y 12% proviene de hechos criminales y corrupción. Según la Cepal, para el mismo periodo los flujos financieros ilícitos representaron 1,8% del pib regional en el promedio de los diez años considerados, lo que implica 765.000 millones de dólares en el acumulado 2004-2013 (dos tercios se deben a la sobrefacturación de las importaciones y un tercio a la subfacturación de las exportaciones). Dev Kar y Joseph Spanjers: Illicit Financial Flows from Developing Countries: 2004-2013, Global Financial Integrity, Washington, dc, diciembre de 2015.
  • 8.Es necesario destacar que en la región, de acuerdo con la Cepal, las tasas efectivas que paga el decil superior son muy bajas como consecuencia no solo de la evasión y la elusión, sino también de las exenciones, las deducciones y el tratamiento preferencial de las rentas del capital, que en algunos países no están gravadas y en otros tributan a una tasa más baja que las rentas del trabajo. Esto también tiene un impacto significativo en la desigualdad y en la brecha de financiamiento.
  • 9.Verónica Grondona, N. Bidegain Ponte y Corina Rodríguez Enríquez: The Role of Secret Financial Jurisdictions in Undermining Gender Justice and Women’s Human Rights, Friedrich-Ebert-Stiftung, Berlín, en prensa.
  • 10.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/desigualdades-de-genero-y-brechas-estructurales-en-america-latina/

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El acoso sexual en los ámbitos laboral y educativo permanece invisible en América Latina y el Caribe, alerta la CEPAL

Por: CEPAL/27-11-2016

La mayoría de las víctimas son mujeres, quienes en muchas ocasiones no se atreven a denunciar, señala el organismo regional de las Naciones Unidas en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas.

El acoso y hostigamiento sexual en los ámbitos laboral y educativo, una de las formas en las que se manifiesta la violencia contra las mujeres en América Latina y el Caribe, persiste como una conducta naturalizada e invisibilizada, alertó hoy la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas.

Si bien en las últimas décadas los países de la región han avanzado en la adopción de normas e iniciativas de políticas públicas para enfrentar la violencia contra las mujeres, en especial el feminicidio/femicidio, el acoso sexual ha tenido hasta ahora una presencia menor en el debate público, apuntó el organismo regional de las Naciones Unidas.

A partir la década de 1990, 15 países (13 de América Latina y dos del Caribe) cuentan con regulaciones legales contra el acoso sexual (leyes especiales, delitos tipificados en los códigos penales o como parte de las leyes de protección integral contra la violencia). De ese total, solamente ocho incluyen el acoso sexual también en el ámbito educativo: Costa Rica, Ecuador, Honduras, México, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela.

“Transcurridos más de 20 años desde las primeras leyes, persiste un insuficiente desarrollo de protocolos para la denuncia, fiscalización y seguimiento de los casos, así como la producción de conocimiento en relación con el fenómeno en nuestra región”, advirtió la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena.

En este esfuerzo, la Comisión ha publicado hoy el documento Otras formas de violencia contra las mujeres que reconocer, nombrar y visibilizar, que analiza cuestiones como las violencias obstétrica, política y mediática y el acoso sexual en el empleo, en el ámbito educativo y en los espacios públicos.

“Se trata –según el texto- de otras formas de violencia que socavan la autonomía de las mujeres en sus distintas dimensiones: violencias en los procesos reproductivos que impactan en la autonomía física; violencias mediáticas y simbólicas reproducidas en el discurso público, que restringen la autonomía política; y violencias en ámbitos sociales, educativos y laborales, que limitan el ejercicio de la autonomía económica de las mujeres”.

El Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG), coordinado por la CEPAL, difundió también hoy una Nota para la Igualdad centrada en el mismo tema, donde se enfatiza que “el acoso forma parte del continuo de la violencia contras las mujeres y su persistencia atenta contra su autonomía”.

El acoso sexual, plantea la Nota, es definido como cualquier avance sexual no deseado, peticiones de favores sexuales, conductas físicas, verbales o gestos de carácter sexual o cualquier otro comportamiento de naturaleza sexual que pueda ser razonablemente percibido como ofensivo o humillante por quien se ve afectado.

En el ámbito laboral, dicha conducta puede interferir con el trabajo, usarse como condición para el empleo o crear un ambiente laboral hostil u ofensivo. Aunque típicamente constituye un comportamiento recurrente, también puede tomar la forma de un solo incidente.

Entre las medidas recomendadas para su erradicación figuran el desarrollo de campañas que pongan en la discusión pública este tipo de violencia; la entrega de información acerca de la normativa vigente en los países, su alcance, las vías de denuncia y de seguimiento; la institucionalización de estrategias y medidas de prevención, sanción y reparación para las víctimas; y la incorporación en el currículo del sistema educativo el debate sobre el acoso como forma de violencia que debe ser erradicada.

Más información:

Para consultas, contactar a la Unidad de Información Pública de la CEPAL.

Correo electrónico: prensa@cepal.org; teléfono: (56) 22210 2040.

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