América del Sur/Argentina/05 Marzo 2017/Fuente: Laizquierdadiario/Autor: Santiago O’Isorbmad
Andrea Simone, quien trabajaba hacía más de tres años como auxiliar portera en Moreno, sufrió la baja de su puntaje en el concurso para acceder a un cargo titular por su orientación sexual.
Andrea Simone es una trabajadora de la educación. Ella está casada con otra mujer, y tiene una hija. Cuenta con tres años de experiencia en su puesto de trabajo, junto con cursos de formación de perfeccionamiento ya que como toda docente debe constantemente debe demostrar sus conocimientos ante el Estado, como ha demostrado por ejemplo el Operativo Aprender el año pasado. Pero parece que no sólo es el conocimiento lo único de lo que uno debe dar nota: tu orientación sexual define tu lugar (o no) en el aula.
Anotada en las listas de postulantes del Consejo Escolar de Moreno, le informaron que su puntaje docente descendió en un 60% de su performance inicial. ¿Por qué? Sencillo. La Presidenta del Consejo Escolar de Moreno, Mónica Berzoni (Cambiemos), acompañada del consejero Sergio Pazos (Frente Renovador) le informaron a viva voz que no iban “a permitir que ningún gay o lesbiana tome un cargo” ya que al tratarse de un ámbito escolar con niñas y niños “no nos vamos a exponer a que haya abusos sexuales”.
Suena un poco irónico viniendo de Cambiemos, que a nivel nacional resolvió recortar 67 millones de pesos del presupuesto que asignó en noviembre pasado el Congreso Nacional al Consejo Nacional de las Mujeres (CNM) y a la implementación del Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres (PNA), del que tuvo que dar vuelta atrás en chancletas. O el Frente Renovador, que gobierna en provincias como Jujuy donde la moral de la iglesia es la que predomina, la misma que tiene casos de abuso sexuales por parte de curas como en el Instituto Provolo.
No es la primera vez que sucede que la identidad de género u orientación sexual de las y los trabajadores docentes reciben el ataque de los gobiernos y la discrminación por parte de los directivos, como fue el caso de Carla Rivero, que fue discriminada por su identidad de género. O el caso de el profesor de química Raúl Bjorklund fue despedido por el pastor que dirige el Colegio Emanuel. La represalia fue porque el profesor se casó con su pareja y lo comunicó.
Todo esto sucede a días del 7 de Marzo, Día de la Visibilidad Lésbica, que alza el grito de justicia por Pepa Gaitan, mujer que fue asesinada tan sólo por elegir sobre su cuerpo y su deseo sexual. Al grito de justicia, se suma al de libertad para Higui, quien fue violada y agredida por diez hombres, y al defenderse fue detenida. Mujeres que no se ajustaron al cinturon de la heteronorma, pero que lejos de pensar a las mujeres como víctimas, se transformaron en motor de lucha para miles que alzarán su voz no sólo por ellas, sino por todas.
No es casualidad que en el paro docente del 6 y el 7 de Marzo, se sumen al 8M que es el #ParoInternacionalDeMujeres. La lucha de las y los trabajadores de la educación, no es tan sólo por terminar con unas paritarias que dan hambre, sino para que sus demandas lleguen por los derechos de todos las y los oprimidos, tanto por su genero como su orientación sexual. La agrupación de mujeres Pan y Rosas dentro de cada lugar de estudio y de trabajo, se organizará desde abajo con las miles de mujeres que ya no toman como natural la violencia machista, sabiendo que esta sociedad de clases no tiene más nada para darnos, pero sí nuestra lucha por destruir al patriarcado y el capitalismo que garantizan la homolesbotransfobia y el hambre del ajuste.
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