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Trump y el sistema

Pablo Gentili

Trump sorprende. Su capacidad para generar desconcierto suele verse amplificada por algunas peculiares interpretaciones sobre los motivos que explicarían su abrumador éxito político. Analistas y cronistas de los más diversos orígenes y orientaciones, sostienen estupefactos que el nuevo presidente norteamericano es una anomalía del sistema. La afirmación sirve para explicar las razones que justificarían la inconveniente evidencia de que un outsider ha asumido el principal cargo político del mundo. Algo ha fallado. La Casa Blanca ha sido invadida por un intruso que nunca debería haber llegado hasta allí. El mundo civilizado parece observar como los valores que siempre guiaron el progreso humano se desvanecen ante las grotescas bravuconadas de un energúmeno capaz de llenar sus bolsillos de dinero, pero no de gobernar los destinos del mayor imperio que ha existido sobre la faz de la tierra. Estamos en peligro.

La explicación parece tentadora, al menos en términos mediáticos. Anunciar que el mundo corre el riesgo de desintegrarse ante las fanfarronadas prepotentes de un psicópata nos hace sentir ciudadanos de Ciudad Gótica y nos obliga a añorar la presencia salvadora de Batman. Debemos, esa es nuestra meta, defender el sistema de sus enemigos.

Suena épico, aunque se trata de una interpretación limitada y simplista no sólo de la figura de Donald Trump, sino especialmente de las supuestas virtudes de un sistema que hoy parecería estar amenazado por un maligno demonio con peluca naranja.

Hace ocho años, aunque por razones diferentes, el asombro inundaba los medios de comunicación cuando la presidencia de los Estados Unidos era ocupada por primera vez por un político negro. Si hoy cunde el pánico, en aquel momento, las perspectivas eran de optimismo y confianza. El mundo estaba, finalmente, en buenas manos. De hecho, basándose quizás en esa esperanza, el Comité Noruego le concedió a Obama el Premio Nobel de la Paz. Aunque no había ningún motivo para hacerlo, se suponía que su presidencia sería un soplo de pacifismo en el mundo. El presidente norteamericano agradeció la generosidad nórdica aumentando el gasto militar y transformándose en el mandatario de su país que más tiempo ha permanecido en guerra. Superó así a Abraham Lincoln durante la Guerra de Secesión, a Franklin Roosevelt, en cuyo mandato se desarrolló la Segunda Guerra Mundial, a Lyndon Johnson y Richard Nixon, que comandaron la desastrosa incursión del país en la interminable Guerra de Vietnam, y al mismo George W. Bush, a quien Obama sustituyó prometiendo acabar con las guerras. ¿Devolverá ahora Obama el Nobel? No lo creo, aunque tampoco creo que ahora los noruegos se lo otorguen a Donald Trump. Al menos, eso espero.

Obama también fue una sorpresa, aunque no por los motivos que muchos esperaban. Prometió promover el crecimiento y disminuir la pobreza. Cumplió lo primero, pero no lo segundo. Tuvo tasas de crecimiento del 5%, aunque la deuda pública creció más del 85% en su mandato. En 2008, momento en que George W. Bush concluía la presidencia, 13,2% de la población vivía por debajo de la línea de la pobreza, Obama termina su mandato con una proporción ligeramente superior, 13,5%, lo que en números absolutos significa más de 43 millones de pobres, 14 millones de ellos menores de edad, 3,3 millones más que los que había antes del inicio de su gestión.

Estados Unidos sigue siendo una de las naciones desarrolladas más desiguales del planeta, aunque debe reconocérsele a Obama, importantes esfuerzos en la creación de empleos (11 millones de nuevos puestos creados en 8 años) y en la defensa y promoción de una política que incluyó más de 16 millones de personas a la atención médica básica. El llamado ObamaCare permitía confiar que, en materia del derecho a la salud de su población, la más poderosa nación del planeta dejaría finalmente de pertenecer a la Edad Media. Fue una buena política, aunque duró poco. El mismo día que asumió la presidencia, Trump ha firmado un decreto que comienza a desmontar su estructura de protección. Lo bueno dura poco, hasta en Estados Unidos.

Obama iba a acabar con el racismo, pero en Estados Unidos se intensificaron los conflictos raciales y la violencia, especialmente policial, contra la población pobre y negra que vive guetificada en los grandes centros urbanos. También iba a ser una esperanza para los latinos, pero consiguió la proeza de ser el presidente que más inmigrantes ha deportado en la historia norteamericana: 2,5 millones, muchos de ellos padres que dejaban a sus hijos o hijos que dejaban a sus padres en el país.

Obama también era caracterizado como un antisistema, un outsider, pero de los buenos. Trump es un antisistema, un outsider, pero de los malos.

Ocho años de gobierno Obama han mostrado una elástica generosidad en el uso de las palabras “antisistema” y “outsider”. Creo que también lo es en el caso de Donald Trump, aunque sus declaraciones nos aprieten el estómago y nos causen las más diversas formas de nausea política y ética.

Trump es una persona detestable. Un sujeto verdaderamente retrogrado, aunque debo discrepar que represente cualquier forma de ejercicio antisistémico de la política. Menos aún que se trate de un “hombre bebé”, como lo ha llamado el periodista inglés John Carlin. Comparar un monstruo político como Trump con un niño recién nacido es algo que me parece trivial, basado en la plena ignorancia de la psicología infantil, así como ofensivo con los niños y niñas del mundo. ¿Por qué cada vez que se quiere decir que alguien parece un verdadero imbécil se lo compara con un niño?

Del mismo modo, creo ofensiva y banal la comparación que algunos periodistas hacen entre Trump y los políticos o la política latinoamericana. Hemos tenido y aún tenemos en América Latina dictadores despreciables. Pero sorprende que un periódico conservador, aunque generalmente serio, como La Nación, y una periodista conservadora, aunque generalmente seria, como Inés Capdevila, editora de la sección Mundo en dicho medio, haya usado el calificativo “latinoamericano” de forma despectiva para referirse al nuevo presidente norteamericano y a su particular discurso de asunción del cargo: Un Donald Trump “latinoamericano” en su debut como presidente o Refundar EEUU, un plan a la manera latinoamericana. Capdevilla, también latinoamericana, no debe haberse inspirado en ningún periodista europeo para realizar semejante metáfora. Fue en Europa que se llevaron a cabo algunas de las mayores masacres de la humanidad. Fueron naciones europeas las que comandaron algunos de los peores genocidios. Hitler, Mussolini y Franco eran europeos. Y también lo son los brutales y reaccionarios líderes de la derecha fascista y neonazi que aspiran al trono de algunos de los países más desarrollados del continente europeo. Sin embargo, a ningún periodista de Europa se le ocurría, a pesar de semejantes antecedentes, sostener que Trump es un típico líder europeo.

Pero volvamos al supuestamente truculento y agitador antisistema que hoy ocupa la presidencia de los Estados Unidos.

Se supone que la naturaleza contestataria y agresiva de Donald Trump contradice las normas de un sistema mundial republicano y democrático. Se supone también que su estilo de hacer política, en rigor, su antipolítica, objeta, contradice y transborda las expectativas, referencias y márgenes en los que se han manejado, al menos hasta el momento, los líderes mundiales de las naciones más desarrolladas. Trump, dicen, nos pone ante la aterradora evidencia de que un exaltado fanfarrón tenga en sus manos la vida y los destinos de buena parte del mundo. El nuevo presidente norteamericano expresaría una nueva forma de antiestablishment, el de los hombres ricos que se hartaron de pagar impuestos y de ser gobernados por una burocracia corrupta, inepta y perezosa. El sistema tiembla y se sobrecoge ante la escalada de amenazas del nuevo presidente.

¿En qué consiste esa anomalía llamada Trump?

Según las crónicas, y como él mismo se encarga de demostrar en cada aparición pública que realiza, se trata de un hipermillonario egocéntrico y narcisista, de un personaje misógino y sexista, de un repugnante racista, de un xenófobo prejuicioso y discriminador, de un violento y agresivo personaje dispuesto a enfrentar militarmente a quien se interponga en su camino. Aunque es dudoso que exista algo que defina la normalidad en términos políticos, Trump es un subnormal que se entrenó en el arte de la política conduciendo un reality show en el que se divertía despidiendo gente.

Entre tanto, no creo que sea necesario leer demasiada literatura anticapitalista para descubrir que los atributos que definen la odiada personalidad del nuevo presidente norteamericano son, nada menos, que las principales características del sistema al que supuestamente él se opone: hiperconcentración de riquezas, egoísmo, cultura narcisista, sexismo, discriminación y violencia de género, racismo, guerras, opresión. No creo que haya cualquier disonancia entre la personalidad codiciosa y vehemente del millonario devenido en presidente y la enorme injusticia social, violencia y desigualdad que estructura y da sentido al desarrollo capitalista contemporáneo.

Más allá de las historias heroicas que se cuentan en Davos, el capitalismo mundial es un sistema cuyo desarrollo se ha subordinado cada vez más al poder de hipermillonarios egocéntricos y narcisistas. El dominio del 1% de la población por sobre el resto de la humanidad ha alcanzado niveles de concentración del poder y de la riqueza como nunca antes existieron en la historia humana. Una de las noticias que más ha circulado en los últimos días es el contundente informe de Oxfam que muestra el inaceptable grado de injusticia al que ha llegado el mundo: 8 personas tienen más riqueza que la mitad de la humanidad, o sea, que 3.600 millones de seres humanos. El sistema que ha llevado a Trump a la presidencia se ha beneficiado inmensamente de esta concentración que contradice los principios éticos y políticos sobre los que debe edificarse cualquier democracia estable. El nuevo presidente norteamericano no contradice lo que ha sido un persistente endiosamiento de los hombres de negocios, de los millonarios que se supone que contribuyen a conducir los destinos del progreso humano.

¿Qué Trump es antipolítico? No lo creo. Hace política a su manera, despreciando a los políticos profesionales y criminalizando la acción colectiva. En suma, hace política valorizando al extremo la sabiduría que otorga el mundo de los negocios. Odia la democracia y aspira a construir una CEOcracia, un gobierno de gerentes que han sido capaces de amasar una inmensa fortuna personal y, por eso, son los que están en mejores condiciones de gobernar los destinos de una nación. La política mundial avanza en esa dirección. No parece que sea el Sr. Trump quien va a contramano. No es el presidente norteamericano que desprecia la política, es que de tanto machacar con el desprestigio de los políticos, de tanto sostener la necesaria despolitización de los asuntos públicos, la derecha, buena parte de las principales y más poderosas corporaciones del mundo y algunos medios de comunicación, no han hecho otra que contribuir a que aparezca una figura como Trump. Fue de tanto entonar el réquiem desentonado de la muerte de la política, que finalmente apareció el funebrero con un cirio sobre la cabeza.

Trump es un narcisista. En su discurso de asunción del cargo sólo se citó a sí mismo. Nada sorprendente en un sujeto que tiene la particularidad de ejercer un culto a su propia inteligencia, sagacidad y picardía. Entre tanto, no ha sido Trump el creador de la cultura del narcisismo, del imperialismo ético que exalta el egoísmo y la auto referencia, cuestionando la solidaridad, el compromiso social, la lucha por el bien común y la igualdad entre los seres humanos. Trump no es un traspié del orden moral dominante, sino la expresión más perversa del éxito de un sistema que valoriza al individuo y desprecia a la comunidad, que exalta el supuesto mérito de seres humanos que son capaces de acumular riquezas, mientras humilla y desprecia a los más pobres, a los abandonados y excluidos.

¿Puede la misoginia y el sexismo ser considerados antisistémicos, en un mundo donde las desigualdades de género, donde la violencia sexista y el femicidio siguen imperturbables, discriminando, excluyendo y matando a miles de mujeres todos los días? El capitalismo siempre fue patriarcal, y, aunque la lucha del movimiento feminista y de las mujeres en el mundo ha conseguido revertir algunas de las más brutales formas de discriminación de género, las empresas siguen siendo machistas y le pagan más a los hombres que a las mujeres, como son machistas también casi todos los partidos políticos y los sindicatos, los parlamentos y los juzgados, la policía y el ejército, así como lo son casi todos los espacios en donde se ejerce el poder en nuestras sociedades. Antisistémico es el feminismo, antisistémica es la lucha por la igualdad de género, no un violento empresario machista que carga sobre sus espaldas denuncias de abuso sexual y que siempre ha considerado que las mujeres son un objeto de consumo.

Trump es un repugnante racista que gobernará un sistema que siempre se sostuvo gracias a la reproducción del racismo. Negros y negras pobres sufren cada día múltiples formas de discriminación y violencia en los Estados Unidos. También lo sufren en todo el planeta los que son discriminados por el color de la piel o por atributos que los vuelven inferiores, ante la perspectiva de los poderosos. El capitalismo y el racismo conviven, volviendo más profunda y más compleja la dominación de clase y las desigualdades que el sistema multiplica. En Brasil, por ejemplo, el país con mayor población negra del mundo, después de Nigeria, cada 30 minutos un joven negro con menos de 24 años muere asesinado. En los primeros 15 días de 2017, más de 150 presos murieron en las prisiones brasileñas, casi todos decapitados. Más del 90% de ellos era negro.

Lo que debería sorprendernos es que el mundo siga siendo tan racista, no que ahora haya un presidente norteamericano declaradamente racista.

El egoísmo, el racismo y el patriarcado son el cemento cultural del sistema. Trump no parece ser otra cosa que la combinación más siniestra de estas formas de opresión que el capitalismo no ha conseguido eliminar y que, en determinados contextos, no ha hecho otra cosa que volverlas más sofisticadas e inhumanas.

Trump es un xenófobo que promete ser muy poco hospitalario con sus vecinos mexicanos y con los extranjeros que provengan de los países pobres. Sería algo alarmante que el presidente norteamericano pensara de tal forma, si no fuera esta la norma que han seguido casi todos los líderes mundiales contemporáneos, con muy raras excepciones. Que Donald Trump consiga que hasta Angela Merkel parezca progresista no es otra cosa que un problema de percepción, de intensidad en el ejercicio de su aversión a los extranjeros y al peligro que ellos representan para las grandes potencias mundiales. Pero Angela Merkel, es bueno recordarlo, nunca ha sido progresista y ella también representa de forma cabal un formato de liderazgo político conservador que ha sido valorizado por los votantes de las naciones más ricas del planeta, aquellas que suelen ver al resto de mundo como una amenaza a sus intereses y privilegios.

Más de 5 mil personas han muerto ahogadas el año pasado en las orillas de una Europa que no ha querido atender con decisión la urgencia humanitaria de los refugiados. Mientras escribo esto, miles y miles de seres humanos, muchos de ellos niños y niñas, sufren por el frío y por el hambre en campos y asentamientos precarios, mugrientos y sin otra ayuda que la de las organizaciones humanitarias. Dicen que los refugiados mueren por la dureza del invierno, pero mueren por la indiferencia y la hipocresía de un mundo que mira hacia otro lado cuando se trata de comprender y de asumir cuál es la responsabilidad de cada uno en las guerras y en las atrocidades que obligan a millones de personas a huir de sus hogares.

Claro que Trump es un xenófobo nauseabundo. Pero su presencia en la política de la nación más poderosa del mundo no expresa el fracaso sino más bien el catastrófico triunfo del desprecio hacia los valores democráticos de protección, de acogida, de reconocimiento y de solidaridad con los extranjeros que viven en la pobreza o que sufren con las guerras y la opresión. Trump no es una anomalía monstruosa, es quizás quien mejor expresa el fracaso de una democracia que ha elegido sobrevivir construyendo muros. Podemos y debemos indignarnos cuando Trump dice que construirá una muralla para separar aún más a México de los Estados Unidos. Pero debemos recordar que parte de ese muro ya existe. Y que también existen otros que siguen siendo muy eficientes para preservar los beneficios de los que se arrogan a sí mismos el derecho a vivir con dignidad. Trump es el sucesor de Barack Obama, que fue llamado por la comunidad latina “Deportador en Jefe”. La anomalía, si existe, viene de antes y es mucho más profunda de lo que solemos estar dispuestos a aceptar.

Finalmente, que Trump parezca ser un sujeto violento, agresivo y, por transferencia directa, un peligroso belicista, debe ser motivo de extrema preocupación. Sin embargo, no ha sido el pacifismo ni la preservación de la paz mundial una característica del capitalismo contemporáneo. La violencia y las guerras crecen y se multiplican en el mundo. Ya mencionamos que Obama, un demócrata progresista, fue el presidente norteamericano que más tiempo permaneció en estado de guerra en toda la historia norteamericana. A pesar de su sensibilidad hacia la situación de los más pobres, el mandatario nunca dejó de aumentar los gastos militares, una industria que hoy domina la política mundial y que constituye la principal amenaza a los derechos humanos de todo el planeta.

Trump no es la causa, sino la consecuencia de un mundo cada más violento, donde las potencias militares siguen actuando como fuerzas coloniales de ocupación, invasión y multiplicadoras de guerras donde quiera que puedan.

Comienza, sin lugar a dudas, una nueva era. Una era en la que los discursos no buscarán el amparo de lo políticamente correcto. Donde el poder se ejercerá sin concesiones ni eufemismos balsámicos para las conciencias, aunque inútiles para disminuir el sufrimiento de los más pobres y excluidos. Comienza una nueva era, no la de un presidente norteamericano que se ha vuelto antisistema, sino la de un sistema que, finalmente, ha decidido tener un presidente a la altura de su mandato de exclusión, de opresión, de muerte y dolor.

Fuente del articulo: http://blogs.elpais.com/contrapuntos/2017/01/trump-y-el-sistema.html

Fuente de la imagen:http://blogs.elpais.com/.a/6a00d8341bfb1653ef01b8d256b44d970c-p

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Libro: Tiempos violentos Neoliberalismo, globalización y desigualdad en América Latina

Tiempos violentos
Neoliberalismo, globalización y desigualdad en América Latina

Atilio A. Boron. Julio C. Gambina. Naum Minsburg. [Compiladores]

Julio Sevares. Naum Minsburg. Julio C. Gambina. Aldo Ferrer. Emir Sader. Ismael Bermudez. Raúl Cuello. Marcelo Lascano. Fabián Bosoer. Santiago Leiras. Mabel Thwaites Rey. José Castillo. Atilio A. Boron. Héctor Valle. Pierre Salama. Pablo Caruso. Sabrina González. [Autores de Capítulo]

Secretaría Ejecutiva.
ISBN 950-9231-43-6
CLACSO.
Buenos Aires.
Abril de 2004

Sin llegar a los horrores qeu hoy abruman a Yugoslavia, y nos recuerdan aquello que alguna vez dijera García Lorca, Europa está una vez más, «en guerra con sus propias entrañas». En ésta, nuestra parte del mundo, también vivimos «tiempos violentos». Violentos por la gravedad de la crisis social que afecta al conjunto de América Latina, y que se expresa en cruentos procesos de desintegración social y fractura de redes colectivas de solidaridad. Violentos por la disolución de las formas más elementales de convivencia que alimentan el círculo vicioso de la impunidad, el crimen, la corrupción, el narcotráfico, la exclusión social y la marginación. Violentos, en definitiva, en vistas de la extrema intemperancia de esta nueva fase de acumulación originaria mediante la cual se produce una inédita concentración de poder, riqueza e influencia social en manos de un grupo cada vez más reducido de la población, mientras que vastas mayorías nacionales son relegadas a la marginación y a la desesperanza, a la exclusión y la pobreza. La presente publicación intenta ser una contribución a la impugnación del «pensamiento único», ése que nos aconseja conformarnos con lo que existe y que ciega nuestros ojos ante la búsqueda de alternativas. En algunos países, especialmente Francia, esta crítica al «pensamiento único» ya ha adquirido una fuerza considerable. No es el caso de los países de América Latina, en especial Argentina, en donde la fidelidad a las recomendaciones del Consenso de Washington hace que toda crítica al «modelo» sea equiparada a la sinrazón y la locura. Ante una clase política que parece estar empeñada en preservar a todas costas el presente modelo, este libro pretende ser estímulo e insumo para la imperiosa «puesta en discusión» del mismo y las deplorables consecuencias que la globalización y la respuesta neoliberal han suscitado.

Fuente: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/buscar_libro_detalle.php?id_libro=221&campo=autor&texto=boron

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Libro: Hegemonías y emancipaciones en el Siglo XXI

Hegemonías y emancipaciones en el Siglo XXI

Ana Esther Ceceña. [Compiladora]

Emir Sader. Ana Esther Ceceña. Jaime Caycedo. Jaime Estay Reyno. Berenice P. Ramírez López. Armando Bartra. Raúl Ornelas. José María Gómez. Edgardo Lander. [Autores de Capítulo]

Colección Grupos de Trabajo.
ISBN 950-9231-99-1
CLACSO.
Buenos Aires.
Julio de 2004

El tema nodal en el terreno de las «Hegemonías y Emancipaciones» no es sólo la dominación, sino, como indicaba Gramsci, la capacidad de generar una concepción universal del mundo a partir de una visión particular, de dominar a través del consenso y de reproducir las formas de dominación en los espacios de los dominados. Dominación, hegemonía, legitimidad, sistema de poder, imperio, imperialismo, contrahegemonía, emancipación, son referentes teóricos que es necesario resignificar para enfrentarnos a la realidad de la conflictiva social en el milenio que comienza tanto con la irrupción del movimiento zapatista de Nueva York o las invasiones a Afganistán, Irak, Timor Oriental o Haití. Una de las preocupaciones centrales del Grupo de Trabajo «Hegemonías y Emancipaciones» de CLACSO es contribuir a las reapropiación conceptual que, al tiempo que resignifica viejas categorías, crea nuevos modos de entender e interpelar la realidad. Si partimos del reconocimiento de este fin de milenio como universal concreto en el que se emparejan, se cruzan y se disocian procesos, punto crítico condensado de una realidad caótica y compleja en la que se gestan los nuevos caminos de una historia de historias en la que los sujetos en acción introducen sus propias pautas y epistemologías, es necesario buscar algunas respuestas. ¿Qué contenido específico otorgamos a la hegemonía?¿Cuál es la relación entre hegemonía y estrategia?¿Cómo manejar las temporalidades históricas en el análisis de la hegemonía?¿Cuáles son los criterios de evaluación del estado de la hegemonía?¿Cuáles son sus soportes?¿Cuál lugar ocupa lo económico en la construcción de hegemonía?¿Y lo militar?¿Son creadores de concepción del mundo?. Trabajar simultáneamente los conceptos «hegemonía y emancipación» como abstracciones interpretativas y como experiencias históricas es uin camino posible para aproximarse a esta realidad.

Fuente: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/buscar_libro_detalle.php?id_libro=216&campo=titulo&texto=hegemonia

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De los países alienados a los países No Alineados (Análisis Internacional)

Por: Jesús Chucho García

“Aquí está el Movimiento NOAL creo que entrando a una nueva etapa. Así lo creo. Necesario es que confluyamos los movimientos, las ideologías, los gobiernos y los pueblos”

Hugo Chávez Frías
La Habana, 2006

Dentro de pocos días la República Bolivariana de Venezuela, será la sede de la XVII Cumbre de los Países No lineados, organización que ha venido jugando un papel esencialmente antihegemónico frente a las superpotencias capitalistas mundiales, sobre todo aquellas de signos neoliberales.

Cerca de 118 países conforman el Mnoal, como se le conoce a esta organización que fue fundada en 1961 por los presidentes Joseph Tito Broz (antigua Yugoeslavia), Kwame Kruma (República de Ghana), Pandit Jawaharlal Nehru (India), por Egipto, Gamal Abdel Nasser, y el presidente de Indonesia, Achmed Sukarno.

COLONIALISMO Y ALIENACIÓN

Los países asiáticos, árabes y africanos habían sufrido, como el resto del planeta, un proceso bestial de colonización, marcado por los proyectos mineros extractivos y reparto de sus territorios por las potencias europeas y Estados Unidos. La conferencia del reparto de Africa conocida como la Conferencia de Berlín 1885/86 fue un ejemplo de ello, mientras que por otro lado Inglaterra se apoderaba de la India, intervenía en China, y Francia, aparte de África, se impuso en Indochina (hoy Vietnam). Pero mas allá de ese reparto también introdujeron la alienación a través del Indirect Rule (término inglés: gobernar indirectamente con los “nativos” pero como los colonizadores querían) o la asimilación francesas: que gobiernen pero bien “asimiladitos” a nosotros.

La resistencia heroica de los pueblos asiáticos y africanos tuvo como resultado la famosa Conferencia de Bandung, realizada en Indonesia en 1955, la cual destacaba el principio de respeto a la soberanía y la integridad territorial de todas las naciones. Es de ahí de donde 5 años más tarde se crearan las condiciones para lanzar el Movimiento de los No Alineados, integrado por aquellos países que dejaron de ser ALIENADOS y sometidos al colonialismo y al neocolonialismo.

En esa oportunidad, fueron cinco pensadores marcados por la autodeterminación y anticolonialismo de distintas partes del planeta para romper con el proceso de dependencia que había marcado el colonialismo y mantener una posición ante las dos potencias mundiales de ese entonces como lo eran Estados Unidos y Rusia. Precisamente fue el general Tito Broz, que planteó esa reunión en Belgrado, ya que este no se afilió al bloque soviético dirigido por Josepf Stalin. Todo fue una voz soberana en el marco de la Guerra Fría. Desde el ataque al régimen del viejo apartheid en Sudáfrica y hasta la lucha contra el imperialismo, marcaron las líneas del Mnoal.

RECORDANDO A CHÁVEZ EN LOS ALINEADOS

En la Cumbre de los No Alineados en 2006 en La Habana, Cuba, la prensa cubana expresó en torno a la intervención de Chávez diciendo que bromeó con su propia costumbre de traspasar el límite de tiempo de comparecencia en este tipo de reunión y lo sobrepasó para denunciar las amenazas del Gobierno de Estados Unidos no solo contra Cuba y Venezuela, sino contra otros gobiernos y finalmente contra la humanidad. Pidió en ese contexto unidad al Movimiento No Alineado y a los países del Sur para construir un nuevo orden internacional y un mundo mejor de paz y fraternidad, frente al actual “con una potencia policíaca y de guerras”. En representación del grupo de América Latina y el Caribe en el Movimiento NOAL, el Presidente venezolano destacó el papel histórico y actual de Cuba, de su Gobierno y de su líder, Fidel Castro, como “ejemplo de resistencia ante los atropellos del imperialismo norteamericano”. Expuso lo que definió como una reflexión dirigida a los “hermanos de Asia, de África y Europa, ustedes que nos visitan a este ‘Caribe Nostrum’ a esta América Latina, igual que ustedes colonizada, arrollada, masacrada durante siglos”, y reclamó unión para un mundo mejor, que, manifestó, es posible. “Aquí está el Movimiento NOAL creo que entrando a una nueva etapa. Así lo creo. Necesario es que confluyamos los movimientos, las ideologías, los gobiernos y los pueblos que batallamos por un nuevo orden internacional, por otro mundo necesario e imprescindible, absolutamente posible”. “Aquí está el mundo levantándose de nuevo”.

REUNIÓN EN NUEVA ESPARTA DEL MNOAL

Esta XVII Cumbre de los No Alineados se realizará a partir del 13 de septiembre en la isla de Margarita, y se da en un contexto complejo a nivel mundial donde, pese al poderío de Estados Unidos, ya no tienen el control total del mundo con sus aliados europeos. En estos diecisiete años, con el liderazgo del expresidente Chávez, nuestro país cumplió o complementó el sueño de Bandung y de Belgrado en la lucha contra el imperialismo y la creación de nuevas políticas de integración, y por ello unos de los puntos de esta cumbre es “el establecimiento de una alianza internacional con bloques de integración regional de América Latina, en el contexto del auge de un mundo multipolar”. También se abordará el rechazo a las agresiones y el terrorismo en Medio Oriente, así como a las acciones intervencionistas de Estados Unidos,”. El neoliberalismo en América Latina está de vuelta, es una realidad, desde Bolivia, Venezuela, Cuba, Nicaragua y algunos países del ALBA y Petrocaribe se resiste a volver a caer en el neoliberalismo salvaje, la alienación, alineación y neocolonialismo. Por su parte, la oposición venezolana buscará por todos los medios sabotear la cumbre, conjuntamente con sus aliados de Mercosur y evitar que asumamos la presidencia de este estratégico movimiento que tiene el 55 por ciento de la población mundial y el 80% de los recursos estratégicos del planeta.

Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/opinion-libre/paises-alienados-a-paises-no-alineados-analisis-internacional/

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Hong Kong students threaten protest if schools keep up ‘suppression’ of their pro-independence advocacy

Asia/China/09 de Septiembre de 2016/Autor: Danny Mok/Fuente: South China Morning Post

RESUMEN: Grupos localistas de alrededor de 20 escuelas están amenazando a protestar si los profesores no se detienen para «suprimir» la distribución de los materiales que abogan por la independencia de Hong Kong desde el continente. La escuela secundaria y estudiantes de instituto de formación profesional dijeron en un comunicado conjunto de sus miembros que habían estado repartiendo volantes fuera de sus recintos desde que comenzo  el año escolar  el día jueves para fomentar el conocimiento de los compañeros sobre los problemas locales y el futuro de Hong Kong después de 2047, cuando la autonomía distinta de la ciudad dentro de china está a punto de expirar. Los estudiantes declararon reivindicar sus acciones  en línea con el gobierno de las escuelas y los principios educativos, que les animó a preocuparse por los asuntos sociales.

Localist groups from about 20 schools are threatening to protest if teachers do not stop “suppressing” their distribution of materials advocating Hong Kong’s independence from the mainland.

The secondary school and vocational institute students said in a joint statement their members had been handing out leaflets outside their campuses since the school year started on Thursday to encourage their classmates’ awareness of local issues and Hong Kong’s future after 2047, when the city’s distinct autonomy within China is set to expire.

The students’ statement claimed their actions were in line with the government’s and the schools’ educational principles, which encouraged them to care about social matters.

“But it is regretful that our members have been continually subjected to suppression by the schools to varying degrees for distributing the leaflets,” it said.

Student localists flout warnings to promote independence outside Hong Kong schools on first day of new term

The students said the suppression included barring them from speaking to media and removing those who had handed out the leaflets.

They urged the schools to stand with them and stop violating students’ rights.

“If there are schools that try to suppress any of our members again, we will certainly escalate our action in response,” it added.

The statement did not specify what an escalation might entail, but at a press conference on Tuesday representatives of the groups said they might lay siege to schools.

They appealed to the Education Bureau to withdraw its previous remarks reminding schools not to discuss independence.

Newly re-elected education sector legislator Ip Kin-yuen said the struggle between schools and students on the independence issue was rooted in how Chief Executive Leung Chun-ying and education minister Eddie Ng Hak-kim had defined the issue.

He said Leung and Ng had made schools nervous to handle the matter and that students were now responding emotionally.

Fuente: http://www.scmp.com/news/hong-kong/education-community/article/2016883/hong-kong-students-threaten-protest-if-schools

Fuente de la imagen: http://www.cbc.ca/news/world/hong-kong-fears-pro-china-brainwashing-in-education-1.1296013

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Nuño: Sin una educación de calidad, México no podrá sortear los retos del Siglo XXI

América del Norte/México/05 de Agosto de 2016/Autor: Rafael Tenorio/Fuente: Noticieros Televisa

A partir de este viernes, 300 alumnos de diferentes universidades de México viajaran a Francia para complementar sus estudios en universidades e institutos tecnológicos franceses.

En el salón Hispanoamericano, durante la ceremonia de despedida y la entrega de documentación para estos becarios; el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, insistió en que sólo con educación de calidad, es como México, sus niños y jóvenes principalmente, podrán hacer frente a los retos del siglo XXI.

«Sin una educación de calidad México no va a poder sortear los retos del siglo XXI, pero en contraparte si México logra construir, tener un sistema educativo sólido y de gran calidad, México será sin lugar dudas uno de los países más exitosos del siglo XXI», afirmó.

Reiteró que es fundamental consolidar la implementación de la Reforma Educativa para que México y sus estudiantes puedan competir contra cualquier nación y  puedan lograr mayor desarrollo.

Aseguró que esta ley en materia educativa tiene como principal objetivo mejorar la calidad en la educación, dotar a las escuelas de mayor y mejor infraestructura, mejorar los contenidos y que los maestros estén mejor preparados.

«La única vía para lograr una transformación muy profunda de nuestro país es precisamente a través de la educación, ¿Qué es lo que busca esta Reforma Educativa? precisamente eso, que a los niños, a las niñas y a los jóvenes como ustedes les demos las herramientas para que puedan enfrentar el siglo XXI», aseguró.

El titular de la SEP destacó la colaboración que hay en materia de educación entre México y Francia.

La embajadora de Francia en México, Maryse Bossière, aseguró que los estudiantes mexicanos encontrarán en las universidades e institutos tecnológicos franceses, una gran oportunidad de desarrollo personal y profesional.

«Quiero resaltar que todos los becarios realizaran prácticas profesionales en empresas en Francia, las competencias adquiridas van a ser sustancialmente apreciadas por las empresas mexicanas, también por las empresas francesas instaladas aquí en México»,  dijo la embajadora.

Los 300 becarios son parte de los programas MEXFITEC y MEXPROTEC, dirigidos a estudiantes universitarios de ingeniería y tecnología.

Ambos programas fueron creados en 2002 y hasta la fecha más de dos mil 300 estudiantes han completado su formación académica en Francia.

Fuente: http://noticieros.televisa.com/mexico/2016-08-04/nuno-educacion-calidad-mexico-no-podra-sortear-retos-siglo-xxi/

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La subjetividad en la dominación y la emancipación contemporáneas

    Jorge Díaz Piña

          ¿Está vigente todavía la lucha por la emancipación?  Esta pregunta  parecerá impertinente a quienes dan por descontado la obviedad de la dominación y en consecuencia la lucha contra ella, pero no lo será cuando también se percaten de la magnitud de quienes siendo dominados no sean conscientes de ello, e incluso, se hayan convertido en sus propios dominadores y refuercen así los mecanismos  que bloquean la emancipación de ellos mismos y la de los demás.  ¿Qué ha pasado para que esto ocurra?

La respuesta a esa última pregunta pareciera radicar de manera general en el desarrollo de mayores y más efectivos mecanismos de dominación por parte del orden capitalista que los impone y legitima hegemónicamente, mecanismos tanto de fuerza y coacción como de alienación,  y, en los fracasos de implementación y consolidación de un orden social contrapuesto de liberación que, por tanto, han actuado  a favor del reforzamiento del orden capitalista dominante, y del surgimiento de una crisis de dirección o conducción de los movimientos emancipadores.

Siendo esto último, lo determinante en una actuación defensiva y postergadora de las fuerzas político-sociales que luchan contra la dominación capitalista y por la instauración de una sociedad liberada de la subordinación imperialista, la desigualdad e injusticia social, la explotación económica, la hegemonía ideológica, la dominación política, la indignificación étnica, la depredación ecológica, la violencia de género, la exclusión de la sexodiversidad, etcétera.

Entre las causas que destacan en la explicación de los fracasos de las fuerzas transformadoras se encuentra la incapacidad de replantearse su vínculo con los sectores sociales populares mayoritarios con base en comprender los nuevos condicionamientos que operan en la conformación de sus subjetividades, no tan solo ideológicas o representacionales,  y sus actuaciones o prácticas sociales.  En consecuencia, que les atan a la dominación capitalista con mayor profundidad que antes, y por consiguiente, formular políticas que dirigiéndose a esas nuevas subjetividades comprendidas, les articulen desde replanteamientos desalienantes y liberadores de las subjetivaciones dominantes, y que también desborden y superen los anacrónicos, dogmáticos y burocráticos planteos ideo-políticos-organizacionales. Así como las posturas reformistas y oportunistas por conciliadoras con los dominadores que entraban el avance de la transformación radical en el rediseño y las prácticas renovadoras que demandan pensar y actuar de otras maneras en todos los campos (económico, social, político, cultural, ecológico, etcétera) desde otras fundamentaciones epistemológicas, teóricas y metódicas que se deslinden de las racionalidades y lógicas que reproducen la dominación tanto del capitalismo como  del “socialismo” o capitalismo de estado, el socialismo realmente existente.

En la dirección de contribuir al despeje de otras trayectorias transformadoras, haremos un conjunto de reflexiones con el interés y el compromiso ético-político de contribuir a reconocer algunos efectos enajenantes  en las subjetividades dominadas por el capital y, a la vez, en las posibilidades de reconvertirlas a favor de los cambios revolucionarios que encierran los procesos de des-subjetivación y resubjetivación liberadores.  Esto lo llevaremos a cabo desde recuperaciones y reactualizaciones de contribuciones críticas desarrolladas principalmente por críticos anticapitalistas e investigadores militantes revolucionarios.

Respecto del desarrollo de mayores y más eficaces dispositivos de dominación capitalistas, hay que señalar que con el derrumbe de las Torres Gemelas en EE.UU. so pretexto de un ataque del “eje del mal sobre el país norteamericano”, se desplegó una masiva cruzada mediática planetaria de connotaciones cuasi-religiosas junto con una estrategia guerrerista hacia el oriente árabe principalmente ya que incluyó a todo pueblo o nación que interesadamente para la Casa Blanca y el Pentágono  pudieran ser señalados como terroristas o cómplices de terroristas, para ser atacados.  Esas acciones político-militares fueron justificadas ideológicamente bajo la noción manipuladora de la opinión pública estadounidense como “guerra preventiva”.  Y desde entonces todos los pueblos y movimientos que luchan contra la dominación imperialista estadounidense y la de sus aliados, fueron tachados de terroristas.  Ejerciendo para ello una política de Estado Imperial de Terror Mundial  que ha generado genocidios y crímenes de lesa humanidad a lo largo y ancho de los territorios señalados y atacados como terroristas.

Una política criminal que ha violentado todos los derechos humanos de los pueblos que sufrieron y sufren esa agresión,  pero que también va dirigida a amedrentar a todas las restantes naciones,  así como pueblos y movimientos político-sociales contestatarios de la dominación,  con la soterrada amenaza atemorizante de sufrir las mismos ataques si se posicionaran contra los intereses y la supremacía del imperio yanqui. Con base en esa política terrorista del Gobierno estadounidense, se ha instaurado un nuevo régimen amenazante, que incluye a un “nuevo orden o dispositivo informativo-comunicativo con forma de red tentacular” a nivel mundial controlado por él,  que es reafirmado cotidianamente por los distintos medios de difusión noticiosa, como han sido las reiteradas declaraciones amedrentadoras  difundidas internacionalmente de la Casa Blanca y del Pentágono a través de sus funcionarios, así como por la publicitación intimidatoria de las mismas acciones militares genocidas y criminales que se acometen.

Cuando resaltamos el efecto intimidatorio por amenazante de la potencial agresión  de los EE.UU. no nos referimos tan solo al efecto inhibitorio para disuadir las acciones de resistencia o confrontación con los intereses hegemónicos de los yanquis.  Con ello queremos aludir a las consecuencias de mayor calado en la conformación de las subjetividades de  hombres y mujeres por disolutivas del reconocimiento social entre semejantes y a la sustitución del deseo de libertad o emancipación por el de protección o seguridad, ante el riesgo inducido simbólica o semióticamente por medio de las redes significantes de ese  dispositivo tecno-info-comunicante: el temor global al otro y a lo otro, “el miedo es el contenido fundamental de la información que presentan las enormes        corporaciones de la comunicación… El miedo es la garantía final de las nuevas segmentaciones” (Hardt y Negri, 2002, p. 288).

La inducción del temor inicial al pueblo árabe por asociarlo a la personificación del terrorismo, se ha trasladado a todo aquel que no responda principalmente a la tipología fenotípica del blanco  estadounidense, como es caso de los latinoamericanos en EE.UU. que son denostados e indignificados por sus características fenotípicas, pero también ha sido extendida por asociación ideológica  a aquellos que no profesen su política fe en el capitalismo neoliberal y su expansionismo imperialista, contra los que se identifiquen con cualquiera otra concepción diferente, principalmente anticapitalista o libertaria.  Conllevando esto a que sus acólitos ejerzan entre sí y sobre los diferentes una panóptica vigilancia o persecución, (una vigilancia  que se complementa con la que realizan totalitariamente  los nodos contralores  de las conexiones de internet por medio de programas de intercepción de las comunicaciones como el PRISM y XKeyscore a nivel mundial por las agencias de espionaje y seguridad gringas como lo ha denunciado internacionalmente uno de sus ex-agentes  Edward Snowden), generando la desconfianza que impide un reconocimiento y asociación entre semejantes o iguales diferentes. Sennet (2011), a propósito de la tendencia neoliberal capitalista hacia el declive del hombre público, señaló respecto a la vigilancia entre sí que  “cuando cada uno tiene al otro bajo vigilancia, la sociabilidad decrece y el silencio constituye la única forma de protección” (p. 29), reduciendo a los individuos a una opresiva privacidad o intimidad.  Por efecto de imitación, propiciado por los medios de información y comunicación instrumentalizados para la dominación global (televisión, videos, cine, internet, etcétera), hombres y mujeres de otros pueblos y naciones sometidos al bombardeo cultural mediático alienante estadounidense, han asumido inconscientemente los patrones de comportamiento inducidos con respecto a tener temor del otro, impidiéndoles también reconocerse como iguales diferentes por distinciones étnicas, socioeconómicas, etcétera, ante sus connacionales o con los “extranjeros” con quienes tienen vecindad territorial, o con  los inmigrantes de naciones más lejanas.  Se exacerban las diferencias para impedir el reconocimiento entre los iguales diferentes. Asimismo, esta desconfianza se extiende hacia todos aquellos otros que fungen como líderes  sociales o grupos de vanguardia que convocan a asociarse para luchar por demandas o reivindicaciones comunitarias.

La disolución del vínculo cohesionador del reconocimiento en el otro se refuerza con la intensificación del individualismo, en tanto centración subjetiva del ego  asocial distorsionadora de la individuación social, y el narcisismo neoliberales asociado este al consumismo  fantasiosamente autosatisfactorio y auto-realizador  por la posesión egoísta y competitiva de mercancías de moda, o sus sucedáneos imitativos sustitutivos para los sectores populares que no pueden acceder al costo de esas mercancías, que induce el mercado y el marketing, y, en consecuencia, la sociedad se entiende como una yuxtaposición de individuos atomizados o aislados sin vínculos solidarios y agrupados en alguna forma de la vida social que no sea efímera u ocasional como las que caracteriza  la condición existencial posmoderna.  Además, la asocialidad del individualismo y del narcisismo neoliberales empujan más hacia la desconfianza en los otros, o en  la sociedad, provocando con ello el aumento de la oposición individuo-sociedad e individuo-estado por cuanto el individualista ve que su libertad es obstruida o reprimida,  al ser asumida neoliberalmente como capacidad de elegir o decidir sin limitaciones bajo el criterio tan solo de su autoridad, ya que es regulada por la libertad individualista de los demás, de la sociedad, así como por la normativa coexistencial y contractualista del Estado.

No obstante, esta oposición neoliberal individuo-sociedad-estado es burocráticamente administrada por el Estado neoliberal para evitar estallidos de conflictividad, por medio de la gestión científica y tecnológica de las conductas para producir una socialidad controlada desde la manipulación mediática de sus necesidades y deseos, esto es, de su subjetividad, a partir del ofrecimiento de modos de auto-realización alienantes, y de, por ejemplo, de terapias de autoayuda, de autocontrol, de autodominio, etcétera para atenuar las angustias y patologías que aquella conflictividad provoca colectiva e individualmente. Nada que envuelva definiciones o identificaciones sustanciales o fuertes, sino superficiales o de tipo ligth, es decir, en las que prevalezca la liviandad. Siendo estos controles flexibles y operantes bajo la seducción, como lo ha destacado Lipovetsky (2000).  Todo ello encubierto bajo la restricción o represión de que la crisis libertaria de la individuación, o incluso del individualismo neoliberal, pueda ser pensada en su desalienación o superada en otro contexto social  redefiniendo la relación individuo-sociedad-estado y replantee radicalmente la satisfacción de sus necesidades y deseos, una libertad-otra, o lo otro, lo diferente: una existencia subjetiva alternativa.

Pero si bien el capitalismo neoliberal y su expansionismo imperialista ha tratado de neutralizar las propias crisis y contradicciones que le son inherentes a nivel de sus repercusiones en la subjetividad de los individuos por vía de sus dispositivos alienantes señalados, ha utilizado además los errores, desaciertos y fracasos de las experiencias históricas de transformación social liberadoras de la nueva relación dialéctica entre individuación colectiva comunalizadora-socialidad autónoma consejista  empoderadora-poder obedencial al pueblo por el estado/partido, como contrarrestantes y bloqueadores de los deseos y necesidades liberadoras en los individuos que resienten la dominación en las sociedades capitalistas y las de su hegemonía imperialista, induciendo el temor a lo otro, la libertad-otra, a lo diferente: sociedades radicalmente alternativas.  Temor asociado no tan solo a las semióticas significantes, a las significaciones y representaciones,  sino primordialmente a las semióticas asignificantes o arepresentacionales.  

La subjetivación podemos definirla, en concordancia con  lo expuesto en los apartes anteriores, como el proceso de sujeción social de  individuación, o configuración  de los individuos como sujetos, mediante la actuación compleja de las semióticas   asignificantes y significantes sobre los cuerpos en el contexto histórico-social en que tenga lugar por mediación de experiencias con agentes, instituciones, máquinas, prácticas, etcétera.  Para efectos de nuestra reflexión, se puede señalar sucintamente con relación a la subjetivación  que ontológicamente se propicia preponderantemente la conformación alienante de los cuerpos individuados para actuar de conformidad con la dominación impuesta por medio de máquinas significantes, en el contexto capitalista neoliberal de una globalización de la experiencia subjetivadora prevalecientemente mediada o mediatizada tecnológicamente.

Guattari (1996) utiliza las categorías de semiótica asignificante y semiótica significante para tratar los componentes semióticos que contribuyen a producir la subjetividad, teniendo en cuenta la obra de Stern (2005), El mundo interpersonal del infante.  En esta obra, la subjetividad pre-verbal se expresa a través de semióticas simbólicas asignificantes en una relación problemática y complicada con la máquina social lingüística o semiótica significante.  Esa subjetividad pre-verbal, pre-cognitiva o pre-individual, que subyace a todos los modos de subjetivación, es encubierta e ignorada por la teoría lingüística y la filosofía analítica.  Antes de la adquisición del lenguaje, los niños y niñas construyen activamente formas de percibir, de expresarse y de experimentarse a sí mismos en el mundo por medio de una semiotización no verbal diversificada y diferenciada. La relación consigo mismo presupone un posicionamiento que es existencial o afectivo antes de ser linguistico o cognitivo, y que es el centro de la subjetividad. Más aún, es a partir de ese núcleo asignificante que podrá haber significación y lenguaje.  Este asunto tiene implicaciones importantes para nuestros planteos políticos ya que sobre esa subjetividad asignificadora que perdura a lo largo de la vida, actúan los llamados por Guattari (ob. cit.), servidores maquínicos capitalistas, entre éstos las TICs, que explotan los afectos, las percepciones,  los ritmos, los movimientos, las duraciones, las intensidades y otras semióticas asignificantes.  Actúan controlando y modulando los efectos de subjetivación y des-subjetivación.

Una estrategia para neutralizar, ordenar y normalizar o disciplinar la acción de las semióticas simbólicas y asignificantes que exceden las significaciones dominantes, consiste en jerarquizar estas últimas por medio de las máquinas semióticas significantes.  Hay que aclarar que la palabra “máquina” la usa Guattari como sinónimo de dispositivo para sugerir que los individuos sujetos a ella son una pieza funcional más de los maquinismos sociales;  sujetos de los cuales se sirven, por ejemplo, como usuarios. Hay máquinas económicas, políticas, estéticas, etcétera, en el contexto de una megamáquina social: el capitalismo.  En este sentido, Guattari refiere el significado que atribuyó Carlos Marx a la naturaleza maquínica del capitalismo al señalar  al capital fijo (la maquinaria) como la forma general del capital más adecuada a su funcionamiento.  De aquí que el capitalismo se pueda conceptualizar como una megamáquina de subjetivación bajo la diferencialidad principal que unos son subjetivados como sujetos de enunciación significante, los capitalistas, mientras los otros son sujetos de enunciado significado por aquellos. Las máquinas tecnológicas significantes, como las  TICs, son tan solo un caso del maquinismo.

Guattari (ob. cit.) al comparar la manera como la lingüística y el psicoanálisis asumen la relación entre las semióticas verbales y las no verbales plantea un problema político.  Ambos campos teórico-disciplinarios están cruzados o informados por un modelo fundado en la oposición entre, por un lado, los deseos, las pulsiones, instintos y espontaneidad y, por el otro, un mundo de orden social, de leyes simbólicas y de prohibiciones que expresan el lenguaje y las semióticas significantes.  Por consiguiente, un modelo semiótico-linguistico significante es en la realidad  un modelo político que  justifica su dominación sociocultural en la ordenación de la supuesta anarquía de las subjetividades asignificantes. La lógica capitalista dominante de la representación y el significado buscan neutralizar y reprimir todas las demás funciones semióticas de asignificación de las subjetividades, des-subjetivando y resubjetivando a los sujetos. Por ello, el interés en instituir o imponer una significación sentidizadora, como la informacional por medio de Internet, por ejemplo,  es una función política, porque una asunción o toma del significado implica una asunción o toma de poder.  Ni la significación, ni la representación, son independientes de la dominación social del capital, por el contrario, a través de ellas se instrumentaliza la sujeción de los cuerpos en las sociedades capitalistas.

               El uso de las semióticas significantes oculta discursivamente los modos de subjetivación  afectiva  que subyace a todas aquellas.  A pesar  de ese ocultamiento en los discursos empleados, es subrepticiamente usada para soportar y hacer eficaces las significaciones semióticas en su  incidencia  o manipulación de las subjetivaciones en los individuos respecto de la realidad con la que interactúan, por ejemplo, su apego o desapego respecto de valoraciones afectivas de los tipos de gobierno, instituciones políticas, prácticas socioeconómicas, etcétera.  La actuación de los signos linguisticos reproduce las representaciones y significados dominantes manipulando soterradamente  las restantes funciones semióticas, al hacer de mediación entre los sujetos y la designación  de la realidad social primordialmente y no únicamente, aprovechando que la accesibilidad interpretativa o comprensiva  de la realidad pasa necesariamente por su significación y su representación.  De esta manera la designación significante deviene en una forma o un modo de construir esa realidad y no tan solo de nombrarla sin implicaciones performativas en el plano político. En consecuencia, la significación, la representación y lo político se vinculan inextricablemente al articular el gobierno de los signos discursivos con el gobierno de los ámbitos públicos o de “ciudadanía”.

Guattari (1996), propone que en el capitalismo la producción de subjetividad, siendo esta su esencia neoliberal actual, se realiza de dos modos que se imbrican, los dispositivos de sujeción social o molar y los de servidumbre maquínica o molecular.  La sujeción social dota segmentándolas a las subjetividades de una identidad, un género, una profesión, una nacionalidad, etcétera, así como al individuarlos según las exigencias de poder les induce una conciencia, representaciones y comportamientos. No obstante, la construcción del sujeto individuado va paralela a otro proceso de subjetivación, el de servidumbre maquínica, que es diferente ya que procede des-subjetivando a la vez, desmantelando su conciencia y sus representaciones al actuar sobre sus planos pre-individual e infrasocial: afectos, sensaciones, deseos, reacciones, actitudes, etcétera, promoviéndolos como  componentes de una máquina, como elementos de input/output, como relés que permiten o no la circulación de la información y el establecimiento o interrupción  de la comunicación.

Aunque estas semióticas son asignificantes porque sus signos no significan, son activadoras o disparadoras de acciones y movimientos, como cuando una señal perceptiva activa o dispara la sensibilidad de una respuesta refleja sin saber su causa. En la servidumbre maquínica el cuerpo hace simbiosis alienante con la máquina, no hace diferencia entre lo humano y no humano, así como entre sujeto y objeto, se conciben ambos  como complementos de funciones y flujos situados al mismo nivel.  Las funciones, los órganos-piezas y las fuerzas de ambos se agencian entre sí, por ello juntos forman un agenciamiento capitalista. Sin embargo, indica Guattari (ob. cit.), este agenciamiento maquínico encierra  factores de auto-organización o feed-back y de auto-referencialidad que pueden expresar un reservorio de posibles, unas posibilidades enunciativas o de creación y re-creación “transmaquínicas”, de producción del acontecimiento, para actuar contra la misma alienación o dominación maquínica capitalista.  El acontecimiento aparece cuando surgen las dudas cuestionadoras o preguntas impugnadoras de la relación dominante.

Si la dominación bien sea del capitalismo neoliberal o del capitalismo de estado (“socialismo”) se afirma en las segmentaciones, separaciones  o sujeciones significantes molares verticales  en que fracciona subjetivamente a los individuos clasificándolos identitariamente, y en las asociadas afectaciones asignificantes moleculares inconscientes culturalmente o reactivas afectivamente, que por un lado, impiden el reconocimiento de unos con otros para vincularse o cohesionarse sólidamente, e inducen el temor a experimentar innovadora o recreadoramente de modo libertario con la construcción de otredades o alteridades societales  contextualizadas histórico-existencialmente diferentes o alternativas  a las capitalistas dominantes, hay que comprender los actuales conflictos  individuo-sociedad-estado de tipo neoliberal y los del “socialista” capitalismo de estado para redefinirlos o traducirlos revolucionariamente en una nueva trans-subjetividad surgida y expresada experiencialmente de modo trascendente con el otro o los otros y con la anticipación de ensayos con la libertad-otra,  en la individuación colectiva comunalizadora-socialidad consejista autónoma empoderadora-poder obedencial al pueblo por el estado-partido que garantice la prevención y contraloría social de potenciales  errores, distorsiones, traiciones y fracasos por su ocurrencia en  experiencias precedentes y actuales.

           Para ello hay que transversalizar semióticamente las segmentadas identificaciones molares o macropolíticas dominantes en los discursos ideológicos y prácticas político organizacionales (yo-otro, libertad interior-otredad libertaria, sentido común-sentido crítico, expertos-empíricos, intelectuales-masa, estado-sociedad, gobierno-pueblo, vanguardia-masas, partido-base, dirigentes-dirigidos, centralismo-democracia, obreros-campesinos, frente femenino-frente masculino, revolución-reforma, etcétera), por revoluciones moleculares o micropolíticas que enlacen como multitud las alteridades libertarias trans-subjetivamente redefiniéndolas en su junción transcompleja  e innovación permanente, configurándose en otros modos relacionales y de sensibilidad autocríticos, a fin de que no se conviertan en nuevos ejes molares reproductores de las dominaciones, sino opciones confiables esperanzadoras y posibles actuales y no virtuales, de múltiples  posibilidades de desarrollo subjetivador sustentador por anticipador y afirmante de la nueva sociedad emancipada.

Referencias

Hardt, M. y Negri, A.  (2002) Imperio. Paidós, Buenos Aires

Guattari, F.  (1996)  Caosmosis. Manantial, Buenos Aires

Lipovetsky, G.  (2000) La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo. Anagrama, Barcelona

Sennett, R.  (2011)  El declive del hombre público. Anagrama, Barcelona

Stern, D.  (2005) El mundo interpersonal del infante. Paidós, Buenos Aires

 

Fuente imagen: http://3.bp.blogspot.com/_8CEjp2bmRNk/SwlUMoj5S4I/AAAAAAAAAAo/ZdcxXdz8-rg/s1600/libertad.jpg

 

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