Page 1 of 24
1 2 3 24

Así es la escuela postpandémica en Latinoamérica: millones de niños sin estudiar y más digital

Esta fue la región que más tardó en reabrir sus aulas. Tres años después del inicio de la crisis sanitaria, ocho expertos analizan la situación: aumentó la deserción escolar y la brecha digital.

Guatemala cerró las escuelas por la pandemia el 16 de marzo de 2020. Tres meses después, el maestro Edvin Mó ya había creado todo un plan alternativo a la propuesta de Aprende en casa del Ministerio de Educación. “Mis niños jamás las habrían entendido, no estaban contextualizadas”, cuenta por teléfono. Así que decidió armar grupos de tres o cuatro alumnos de la Aldea Chixajau, en el departamento de Alta Verapaz, e ir a darles clases. “Nos poníamos mascarillas y llevaba un tablero, no me importó exponerme al virus. Era la única forma de que sintieran que algo era normal”, recuerda. A 1.500 kilómetros de ahí, en el Estado mexicano de Nueva León, Ariana Lucio Muñoz, también decidió reescribir los cuadernillos que llegaron a su escuela rural apenas a finales de año. “Nada del material online nos servía. Casi nadie en la comunidad tiene internet. Tuvimos que buscar nosotros mismos las estrategias”, cuenta por videollamada.

La pandemia le dio la vuelta a todo. Y la educación no fue una excepción. América Latina y el Caribe fue la región que más tardó en reabrir. Aunque era injusto pedirle a los gobiernos preparación los primeros meses, tanto profesores como alumnos, sobre todo en las zonas rurales del continente, criticaron la lejanía de los ministerios de Educación. Sienten que no tuvieron en cuenta el contexto particular de los 170 millones de niños y adolescentes y su ritmo de aprendizaje.

Un niño toma clases con el maestro Edvin Mó en Guatemala.
Un niño toma clases con el maestro Edvin Mó en Guatemala.EDVIN MÓ

La pandemia y las necesidades económicas expulsaron de la escuela a más de tres millones de niños en edad lectiva en los últimos tres años. Actualmente, según datos del Banco Mundial y la agencia de la ONU de la infancia, Unicef, hay 15 millones de niños y adolescentes que no van al colegio. Es una cifra similar a la población de Ecuador. Para Alejandra Meglioli, directora del programa regional de calidad e impacto de Save the Children, hablar de deserción es eufemístico: “Son niños a los que el sistema no supo mantener en las clases, es exclusión”. Las consecuencias de esa salida temprana son muy diferentes según el sexo: ellas suelen quedarse embarazadas o dedicarse a los cuidados del hogar, mientras que ellos salen a trabajar, principalmente en el campo. En la casa o cosechando, la pandemia les robó la infancia.

El mismo informe del Banco Mundial y Unicef arroja unas cifras preocupantes: cuatro de cada cinco niños menores de 10 años no son capaces de leer un texto corto. Para Ítalo Dutra, asesor regional de Educación para el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, este dato es “alarmante”: “Ya teníamos una crisis de aprendizaje muy fuerte. Nuestro desarrollo económico y social ya estaba estancado por ello. No invertir en los más pequeños es perpetuar la escasa movilidad social, que accedan a peores trabajos, que cobren menos… Que siga el mismo ciclo de pobreza”. El impacto económico es inabarcable. De acuerdo una estimación de Jaime Saavedra, director general de Educación del Banco Mundial, la generación de niños que se ha quedado atrás en los países de bajos recursos provocará una pérdida de 11 trillones de dólares. “En algunos países, es como si la pandemia hubiera borrado diez años de progreso”, explicó en una entrevista con The Economist.

Un grupo de niños en un aula después del confinamiento por la pandemia, en Rosario (Argentina), el 15 de marzo de 2021.
Un grupo de niños en un aula después del confinamiento por la pandemia, en Rosario (Argentina), el 15 de marzo de 2021.EUROPA PRESS

En países como Perú, donde las escuelas estuvieron alrededor de dos años cerradas —más que discotecas o peluquerías— ya hay algunas señales de la herida que esto dejó en el aprendizaje. Carla Gamberini Coz, directorra ejecutiva y cofundadora de MásEducaciónPe, explica que, a finales del año pasado, la Evaluación Virtual de Aprendizaje (EVA) que se hizo al 48% de alumnos de segundo de Primaria y segundo de Secundaria encontró datos inquietantes. “El rendimiento promedio en comprensión lectora cayó 16 puntos desde 2019, que fue la última vez que se hizo esta prueba. Es un salto grande, teniendo en cuenta que, entre 2015 y 2019, la diferencia había sido sólo de 0,3 puntos”, comenta. En matemáticas, la situación fue similar: la tendencia bajó en 13 puntos. Pero lo que más intranquiliza a Gamberini es la parte emocional. “Los datos señalan que solo uno de cada diez chicos es capaz de controlar sus emociones y que solo dos de cada diez tiene la posibilidad de hacer amigos fácilmente”, recuerda.

En Perú, además, este antecedente se combina con otras malas noticias: como en una especie de déjà vu, varios colegios volvieron a cerrar, no por la pandemia, sino por las torrenciales lluvias y las protestas que trajo la crisis política del país. “Contrario a lo que se dijo durante la covid, que se había visibilizado finalmente la importancia de la educación, ante cualquier nuevo problema, Perú, en vez de evitar cerrar las escuelas o evitar retrasar el inicio de la escuela, lo que ha hecho a nivel regional es no empezar la educación de nuevo”, apunta.

Por su parte en Colombia, la deserción también aumentó durante la pandemia, aunque más en el sector privado que en el público. Según explicó el Ministerio de Educación a América Futura, mientras en la enseñanza oficial la deserción entre los años 2020 y 2021 aumentó hasta 4,1% (después de fluctuar históricamente alrededor de 3,1%), en el sector no oficial “hay un claro salto del 2019 al 2020 pasando de 2,6% al 5,7%”. “Este comportamiento puede estar relacionado con la capacidad económica de los padres de familia para mantener a los estudiantes en los colegios no oficiales. Adicional, en el 2021, se mantiene esta tendencia de subida llegando hasta el 6,1%”, aseguran.

Brecha digital

Si hay alguna brecha en el continente que se ahondó durante la pandemia fue la digital. La covid forzó la digitalización y el estudio remoto en países con bajísimas tasas de acceso a internet. En Brasil, uno de cada tres ciudadanos no puede conectarse. En Guatemala, esta cifra alcanza el 50%. Y en Perú, el 25%. “Este modelo de educación remota dejó a mucha gente afuera, sobre todo a los niños más pequeños”, añade Dutra.

La profesora Ariana Lucio Muñoz, del Estado mexicano de Nueva León, siente que su aula fue una de esas que quedaron en los márgenes. “Sentí mucha frustración. Nos sentimos más desaventajados que nunca, nos hablaban de dar clases por Zoom cuando ni los profesores sabíamos cómo usarlo ni los alumnos tenían desde dónde conectarse”, lamenta. “Siento que el plan b se pensó para otra realidad, definitivamente no para la de la ruralidad”.

Sofialeticia Morales Garza, secretaria de Educación de ese mismo Estado, celebra que prácticamente el 100% de los estudiantes volvió a la presencialidad. “La sensibilización con los padres jugó un papel importantísimo. A fin de cuentas, eran ellos los que tomaban la última decisión de mandar o no al menor”, explica por videollamada. Para Morales, hay dos retos fundamentales en su mandato: traer a las escuelas a los más de 9.000 adolescentes que la abandonaron y aplicar modelos híbridos como elección y no por necesidad: “Queremos apostarle a eso porque es lo que pide la educación del siglo XXI”.

“El debate de digitalizar la educación no es nuevo”, cuenta Bibiam Díaz, especialista en educación de CAF-banco de desarrollo de América Latina. “La incorporación de la tecnología al aprendizaje fue de lo más desigualador, pero hoy es una oportunidad. Y hay muchos países que están haciendo verdaderos esfuerzos en reducir precisamente esta brecha”, apunta.

Sin embargo, la brecha digital no implicó una caída de matrículas en el área rural en países como Colombia. “Inclusive, se observa que el gran peso de la disminución en la matrícula (126.685 estudiantes en el periodo evaluado), es mucho mayor en la zona urbana (108.182), mientras que 18.503 corresponden a zona rural”, indica el Ministerio de Educación.

Un padre ayuda a sus hijos a estudiar en casa, durante la pandemia de la covid-19, en Bogotá (Colombia), el 13 de junio de 2020.
Un padre ayuda a sus hijos a estudiar en casa, durante la pandemia de la covid-19, en Bogotá (Colombia), el 13 de junio de 2020.CARLOS ORTEGA (EFE)

Un nuevo paradigma, ¿una nueva educación?

El escenario educativo dio un giro de 180 grados. Sin embargo, los expertos señalan que existen infinitas posibilidades de aprovechar el paradigma actual y darle forma a la escuela latinoamericana postpandémica. Para ellos, son cuatro las características fundamentales que debe tener una nueva educación: una escuela que sea flexible para las necesidades individuales, un plan de estudios que desarrolle las habilidades y competencias, capacitaciones a los docentes para que no sientan que están solos y un protocolo que acerque las aulas a la comunidad. “La realidad de una escuela en el Chocó [Pacífico colombiano] no tiene nada que ver con otra en Bogotá”, añade Díaz. “El acceso y las oportunidades tienen que ser las mismas”.

Daniela Trucco, oficial superior de Asuntos Sociales de la División de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (Cepal), y quien hizo parte de una publicación sobre la educación en la región durante la pandemia en la que se dan unas recomendaciones sobre cómo transformar la enseñanza, también arroja unas señales. Lo primero es hacer pruebas diagnósticas para conocer cuáles son los vacíos de aprendizaje de niños y niñas. Pero, más allá de eso, aclara, se deben conseguir mayores apoyos en las escuelas para estar pendiente del bienestar socioemocional de la comunidad. “Lo ideal sería un psicólogo independiente por escuela pero, como es difícil, la educación se debe articular con las políticas del sector salud”.

Además, sugiere que se debe reforzar la plantilla de docentes, ya que no todos necesariamente tienen las capacidades para abordar las necesidades de los estudiantes, “tanto en su salud, como en la recuperación del aprendizaje”. Lo más importante, sin embargo, es lo que se ha dicho incluso antes de la pandemia: que se invierta en educación, pero “con una mirada de transformación, no de recuperar el status quo antes de la covid-19, sino de una educación más inclusiva”.

Fuente: https://elpais.com/america-futura/2023-03-20/asi-es-la-escuela-postpandemica-en-latinoamerica-millones-de-ninos-sin-estudiar-y-mas-digital.html

Comparte este contenido:

Lo Importante No Es Lo Que Pasa En El Metaverso, Sino En El Otro Lado

Por: Esther Peñas

Tal y como advierte la tecnóloga madrileña Lucía Velasco, la disrupción digital en los entornos productivos es cada vez más evidente: 85 millones de empleos se transformarán debido a la revolución tecnológica antes de 2025 en todo el mundo. En su último libro, ‘¿Te va a sustituir un algoritmo?’ (Turner), esta experta independiente de la Comisión Europea, que además dirige el Observatorio Nacional de la Digitalización y el Impacto de la Tecnología en la Sociedad (ONTSI), analiza los beneficios, desafíos, contrariedades y amenazas de este nuevo escenario donde el metaverso parece interpretar el papel de protagonista. ¿Su recomendación? Reflexionar sobre las decisiones que debemos tomar para no quedarnos descolgados en un mundo donde nada, nunca, será igual.


«Estamos en un momento –respecto de las nuevas tecnologías– tan importante como la era atómica», afirmas en tu libro. ¿Cuántas personas se quedarán por el camino y de qué manera?

Los riesgos son importantes. Precisamente por eso he escrito este libro, porque debemos ser conscientes de ellos. Pero también estoy convencida de que estamos a tiempo de evitar que nadie se quede atrás y acompañar a aquellos que no puedan hacer esta transición digital.

¿Hasta qué punto son útiles los algoritmos y sus combinaciones? ¿Cuándo conviene desterrarlos para obtener resultados?

Los algoritmos nos facilitan la vida: nos dicen cómo llegar a los sitios, priorizan los correos, ayudan a interpretar radiografías, sugieren dosis de medicaciones, nos recomiendan música o películas, hacen un match en cualquier aplicación de ligoteo o le dicen al banco que dé o no, un crédito. No pienso que haya que desterrarlos sino, más bien, entenderlos y controlarlos. Siempre tiene que haber supervisión humana cuando se toman decisiones sobre personas y debemos ser capaces de saber cómo llegan a las conclusiones que llegan. Hay que estar muy atentos para evitar que nos lleven a lugares que ya habíamos superado: esto sucede porque repiten patrones, utilizándose datos que, sin tratar, son el reflejo de lo peor y lo mejor de la sociedad. Debemos avanzar en la auditoría algorítmica y en su transparencia.

Crece la incertidumbre ante la posibilidad de que los algoritmos vengan a quitarnos el trabajo. Aunque sabemos que, a su vez, las nuevas tecnologías crearán nuevos empleos, la proporción entre la destrucción y la creación de puestos de trabajo será escalofriante. ¿Qué sucederá con esas grandes masas de gente en paro?

Diría que vienen a quitarnos trabajo, no el trabajo. La revolución digital hará que tengamos que adaptarnos rápida y masivamente a cambios en gran parte de los trabajos, pero no habrá grandes masas de gente en paro. Los Gobiernos no lo permitirán.

¿Podría la digitalización acentuar aún más la brecha entre muy ricos y pobres?

Ya lo está haciendo. Hay una concentración de riqueza y de poder en unas pocas empresas y en quienes las lideran. Se debe equilibrar la balanza usando herramientas más tradicionales de economía política, pero también hay que atreverse a probar nuevas. La competencia de los mercados y la protección de los trabajadores, independientemente del tipo de contrato que tengan, son pilares fundamentales para combatir estas brechas.

«Tenemos en riesgo nuestra privacidad, que es en el fondo, nuestra libertad»

Argumentas que la capacidad de intercambiar grandes cantidades de datos de forma rápida y barata ha sentado las bases para el auge de la economía digital y sus nuevas formas laborales. Pero con este carácter financiero, ¿acaso la transformación no favorece una ‘economía ficticia’ (o abstracta) y más vulnerable, como vimos en la crisis de Lehman Brothers?

La gran crisis que hizo tambalear las economías más importantes del mundo hace casi 15 años vino provocada por una agresiva desregulación y un poder desproporcionado de los poderes financieros para influir en las normas que les restringían la especulación. Es necesario poner límites a los gigantes tecnológicos precisamente para evitar que vuelva a suceder. Esta vez tenemos en riesgo nuestra privacidad, que es en el fondo, nuestra libertad.

¿De qué modo podríamos reindustrializar España en clave digital?

Incorporando a la economía del dato los sectores tradicionales que sostienen nuestra economía, como el turismo, para que puedan competir en el siglo XXI; pero también entendiendo dónde está el futuro, como por ejemplo en la ciberseguridad. Debemos incorporar a nuestra reindustrialización coordenadas de soberanía digital y de autonomía estratégica para reducir dependencias.

Y el futuro, ¿son las criptomonedas?

El futuro inmediato es la regulación de las criptomonedas para evitarle disgustos a muchas personas que se dejan llevar por las promesas de pelotazos digitales.

A la hora de hablar de ciberseguridad, o del vehículo eléctrico o la educación digital…  ¿En qué podemos competir y estar a la altura?

En todo. España no tiene nada de qué acomplejarse. Somos líderes mundiales en los índices de ciberseguridad. De hecho, el primer PERTE (Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica) del Gobierno de España, con los fondos del plan de recuperación, pretende crear el ecosistema para fabricar vehículos eléctricos, convirtiendo a nuestro país en el Hub Europeo de electromovilidad, con una inversión total de más de 24.000 millones de euros. Solo tenemos que creernos que somos capaces.

Respecto de nuestra formación digital, ¿cuál es nuestro talón de Aquiles?

Tenemos un país con unas infraestructuras digitales envidiables que nos permiten aprovechar al máximo esta ola de educación digital. Sin embargo, es necesario mejorar la recogida de datos para diseñar programas que sean realmente efectivos, asegurarnos que la desigualdad y la brecha educativa no son un obstáculo para que todas las personas puedan aprovechar el potencial de la revolución digital.

¿Caben las humanidades en un mundo digitalizado?

Son más necesarias que nunca. La tecnología debe tener una perspectiva humanista para que tenga sentido y mejore nuestras vidas.

«España no tiene nada de lo que acomplejarse: somos líderes en ciberseguridad y tenemos unas infraestructuras digitales envidiables»

Parece difícil imaginar hoy en día una desglobalización. En cambio, asegura que está ahí, a la vuelta de la esquina. ¿Podría esa desglobalización considerarse un retroceso en el bienestar?

En muchos casos yo lo consideraría una garantía de suministro y de recuperación de muchos trabajos que se fueron en su día. Depender de países cada vez más inestables, con regímenes no siempre democráticos que reniegan del orden global, no parece la mejor apuesta para mejorar en bienestar. El repliegue regional está sucediendo.

En este sentido, las redes, por un lado, estimulan el activismo (el fenómeno Greta Thunberg no se entiende sin ellas, por ejemplo) pero, por otro, nos alejan de la calle, de los espacios en los que realmente se cambia la realidad. Quiebra los vínculos fuertes como los afectos. ¿Esta tendencia se acusará más en el futuro?

Esa va a ser uno de los grandes retos. Convertir las redes en la nueva plaza pública como espacio de convivencia, garantizar nuestros derechos digitales y educar para que nos demos cuenta por nosotros mismos de que lo importante no es lo que pasa en el metaverso, si no al otro lado.

La tecnología suele generar la expectativa de que todo es controlable, medible y predecible. Desde la hora a la que va a llover hasta las pulsaciones nocturnas. Sin embargo, la vida siempre se abre paso e irrumpen con su contingencia, impredecible de todo punto. 

Esa es la magia, que cuando menos te lo esperas, la vida te da la vuelta. Sin magia no se puede vivir.

Ante una tecnología con la que recopilamos todo, parece que la memoria es prescindible. Pero sin ella, sin memoria, no pueden establecerse redes de conocimiento. Ni siquiera la imaginación funciona sin memoria. ¿Cómo repercutirá esto en el ser humano?

Hay que profundizar en los efectos que tiene la tecnología en la salud mental, precisamente para evitar este tipo de consecuencias y educarnos a todos en los límites que debemos crear para preservar nuestro bienestar y, sobre todo, nuestra esencia.

Fuente de la información e imagen: https://ethic.es/entrevistas

Comparte este contenido:

México: Los videojuegos en la innovación educativa

Los videojuegos en la innovación educativa

Los videojuegos representan una de las principales y más poderosa industrias del mundo del entretenimiento; si bien en sus orígenes tuvieron un carácter eminentemente lúdico y recreativo a través de sus diversos géneros como los de conducción de naves y vehículos, de aventura y supervivencias, y de estrategias y planeación, hoy, los de última generación conocidos como “shooters” o juego de tiradores, son considerados de mala influencia para la niñez y la juventud, ya que se les asocia con el aumento de conductas agresivas y exposición a la violencia.

Estimaciones de organismos internacionales consideran que en el mundo alrededor 2.5 billones de personas utilizan estos videojuegos. En el caso de México, millones de niños y jóvenes (principales usuarios), tienen acceso a este tipo de afición cuyos contenidos pueden llegar a tener hasta 500 escenas de violencia cada 30 minutos. Una verdadera atrocidad.

Sin embargo, la trascendencia social del acercamiento a los juegos de videos, así como de la disponibilidad de acceso que se tenga a internet, con todos los riesgos que ello implica, trastoca la responsabilidad de padres de familia, tutores, docentes y autoridades educativas; de las áreas gubernamentales de normatividad, regulación y seguridad, pero también, sin duda alguna, de las empresas que los diseñan, producen y distribuyen por cualquier medio y forma.

En este sentido, infinidad de voces, tanto en el plano nacional como internacional, motivadas por la Convención sobre los Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas, se han pronunciado para que los videojuegos funcionen como herramientas en el desarrollo de la educación y la protección de niñas, niños y adolescentes, en pleno ejercicio de sus derechos.

Al respecto, hay que señalarlo, dentro de la educación digital se han tenido casos de éxito en donde los videojuegos son un recurso invaluable para el campo de la educación, aplicados desde los niveles básicos hasta la educación superior (aprovechando el desarrollo de las power skills para el mundo laboral), resultando una experiencia interesante y útil de explorar en la formación de la niñez, la juventud y el capital humano, basada en principios y valores que permitan una cultura y conciencia de paz, tan necesaria hoy en día en que el mundo se estremece con el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.

Ante esta propuesta, y en el entorno mundial cambiante y complejo, no se puede perder de vista que, como recurso didáctico, los videojuegos ayudan al desarrollo y al mejoramiento de las habilidades de comunicación, inventiva, adaptabilidad, pensamiento crítico y persistencia para superar obstáculos, resolver problemas, emprender retos y obtener los mejores resultados propuestos dentro de un aprendizaje lúdico. Así mismo, recientemente, la producción de videojuegos ha tenido una aportación mayor a la inteligencia emocional, y, en caso de un multijugador, a la coordinación y al trabajo en equipo.

En este aspecto podemos afirmar que hoy más que nunca, el trabajo conjunto y de colaboración entre el sector educativo y las empresas desarrolladoras de videojuegos, deben enriquecer la incipiente educación digital y revertir los rezagos y riesgos de los diversos contenidos en línea que fomentan conductas agresivas y una exposición creciente a la violencia, entre la niñez y la juventud, sumando a ello la indudable obligación que tienen los padres y madres en su atención y supervisión, como factores indispensables para formar seres humanos responsables.

Así, la presencia e impacto de los videojuegos en esta era digital, forman parte de la tecnología de la humanidad, y tienen una estrecha relación con la innovación de la educación y la formación del futuro, con el desarrollo laboral de las personas y con los múltiples cambios que se avecinan debido a la influencia de la automatización, la robótica y la inteligencia artificial en el insuperable pensamiento humano.

Fuente: Ulises Lara López/ cronica.com.mx

Fuente de la Información: https://www.redem.org/los-videojuegos-en-la-innovacion-educativa/
Comparte este contenido:

La Coalición Mundial para la Educación examina el momento crucial del aprendizaje digital en África

El 25 de mayo de 2021, con motivo del Día de África, la UNESCO congregó a los ministros del continente africano, a los agentes educativos y a los representantes del sector privado durante el foro en línea de la Coalición Mundial para la Educación (CME), titulado “El momento crucial del aprendizaje digital en línea: qué papel desempeñan los ecosistemas locales”.

“Celebramos esta jornada tras la mayor perturbación de la educación en la historia reciente. Esta perturbación ha exacerbado las desigualdades y amenaza seriamente los logros alcanzados durante décadas en materia de desarrollo en el continente y en todo el mundo”, declaró la Sra. Stefania Giannini, Subdirectora General de Educación de la UNESCO, durante la inauguración del foro ante más de 200 participantes. “Pero también ha permitido innovaciones que garantizan que todos los niños y jóvenes tengan acceso a una educación de calidad y a un aprendizaje diferente y de mejor calidad”.

Al igual que otras regiones del mundo, el cierre de las escuelas debido a la COVID-19 en África tuvo una repercusión en la educación de millones de alumnos, incrementando las desigualdades existentes y afectando más a las poblaciones más vulnerables, en particular a las niñas, a los niños discapacitados y a los educandos que viven en las regiones rurales. Según un documento publicado por la UNESCO con motivo del Día de África, el cierre de las escuelas en todo el continente duró entre 11 y más de 40 semanas.

Como respuesta a la pandemia, numerosos gobiernos africanos lanzaron inmediatamente emisiones educativas a través de la televisión, la radio o en línea. Aunque se trataba de iniciativas positivas, solo el 34% de los hogares tienen acceso a Internet y aproximadamente el 89% de los educandos no tienen acceso a una computadora en sus casas, algo que hace de la brecha digital el mayor obstáculo para la continuidad pedagógica.

Creada al comienzo de la pandemia de COVID-19 para apoyar la continuidad pedagógica, la Coalición Mundial para la Educación de la UNESCO dio prioridad a África en sus operaciones. Hoy en día, la Coalición trabaja en 66 proyectos en 39 países de África y se están debatiendo otros 38 proyectos.

El Sr. Firmin Matoko, Subdirector General de la Prioridad África y de Relaciones Exteriores de la UNESCO, advirtió que la pandemia llevó a 34 millones de africanos a la pobreza extrema y destacó lo urgente de aumentar la eficacia del aprendizaje a distancia, apoyar a los docentes y construir conjuntamente con los jóvenes el futuro. “Se debe seguir sacando provecho del espíritu de celebración e innovación que existe hoy a través de toda África para apoyar la continuidad pedagógica mediante las inversiones en nuestros jóvenes, nuestras tecnologías y nuestros agentes educativos con miras a construir un futuro mejor para el continente”, declaró.

El interés cada vez mayor en sacar provecho de las tecnologías con miras al reforzamiento de los sistemas educativos permite reinventar, a través de diversas alianzas intersectoriales, un nuevo futuro para la educación en el continente africano apoyándose en los objetivos de la Agenda 2063, la Estrategia Continental de Educación para África (CESA) y el Objetivo de Desarrollo Sostenible sobre la educación.

S. E. la profesora Sarah Anyang Agbor, comisaria de la Unión Africana para la Educación, la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, hizo hincapié en el hecho de que “la pandemia había reforzado la importancia de transformar los sistemas educativos del continente mediante la educación digital”. Asimismo, explicó que es este el objetivo de la estrategia tecnológica digital de la Unión Africana que adopta un enfoque holístico que abarca el acceso, la calidad, los contenidos pedagógicos, las pedagogías, la conectividad y los dispositivos.

Durante la primera mesa redonda, los ministros africanos de la República de Côte d’Ivoire, Ghana, el Reino de Marruecos y Túnez, así como el representante de la República Democrática del Congo, intercambiaron las lecciones extraídas de la pandemia y los desafíos a escala nacional en materia de generalización del aprendizaje digital y de ecosistemas locales. Resaltaron los problemas de equidad, de formación de docentes, de conectividad, de mala calidad de las infraestructuras y de carencia de dispositivos. Y convinieron en que la pandemia había acelerado la transformación digital, indicado una dependencia cada vez mayor con respecto al aprendizaje híbrido y subrayando la necesidad urgente de movilizar las financiaciones y las alianzas y de reforzar el aprendizaje entre homólogos, el intercambio de conocimientos y la necesidad de compartir los recursos educativos con espíritu solidario.

La mesa redonda de los asociados de la CME que tuvo lugar a continuación permitió presentar ideas para desarrollar ecosistemas de aprendizaje digital prósperos en África, que incluyen la participación de las partes interesadas clave, la movilización de financiaciones y la instauración de amplias estrategias. Finalmente, una sesión dedicada al mercado presentó soluciones locales y globales prometedoras y oportunidades de reforzar los ecosistemas locales para el aprendizaje digital, concebidos por los participantes de la CME, empresas y redes tales como Technovation, Pix, LabXchange, Curious Learning, Teach for All, Blackboard, Orange, Vodacom, Weidong Cloud Education y la Universidad del Pueblo.

Instantánea de los desafíos educativos y de las posibilidades de recuperación en África

Basándose en datos a escala subregional, incluido el paso al aprendizaje a distancia, el documento de la UNESCO, Instantánea de los desafíos educativos y las posibilidades de recuperación en África, destaca los retos y las respuestas a la COVID-19.

Con respecto a la transición hacia la enseñanza a distancia y la brecha digital en África, el documento subraya que la crisis vinculada a la COVID-19 y el cierre repentino de las escuelas provocaron evoluciones rápidas a escala nacional para remplazar la enseñanza presencial por diferentes formas de enseñanza a distancia e híbrida basada en las TIC. Los datos del UIS, 2021, demuestran que el momento de mayor auge de la pandemia y en septiembre de 2020, se impartió el aprendizaje en línea como solución eficaz en el conjunto de los países del mundo (84-86%). No obstante, África subsahariana y, en menor medida, África del Norte, no disponían de suficientes dispositivos ni de una conexión a Internet adecuada para apoyar la enseñanza y el aprendizaje en línea y a distancia para todos los alumnos. Un año después de que comenzara la pandemia, los países africanos deben crear y apoyar un entorno propicio para ampliar las infraestructuras de aprendizaje digital para que nadie quede rezagado.

El informe concluye que, durante los dos últimos decenios, África alcanzó importantes progresos en materia de desarrollo social, crecimiento económico y educación, que se han visto afectados por la pandemia. Si no se toman medidas audaces, sacando provecho del potencial de innovación y creatividad, como las iniciativas educativas concebidas y puestas en marcha durante la crisis, esta situación podría exacerbar la pobreza y las desigualdades en un futuro cercano.

Al ser la educación el mayor igualador de la sociedad y en la mejor posición para contribuir a reducir las desigualdades, se han identificado las siguientes acciones a corto y largo plazo para que la educación desempeñe un papel clave en la recuperación del continente:

Prioridades a corto y mediano plazo:

  • Volver a escolarizar a los educandos
  • Organizar programas de recuperación
  • Empoderar a los educandos (la tecnología digital debe integrarse a su formación, incluidas las pedagogías relativas al aprendizaje mixto)
  • Apoyar la demanda de educación, en particular por parte de las poblaciones desfavorecidas
  • Implementar programas de perfeccionamiento de recualificación para los trabajadores que corren mayor riesgo de perder su empleo
  • Proteger los gastos públicos dedicados a la educación

Prioridades a largo plazo:

  • Hacer frente a los desafíos estructurales de larga duración, fundamentalmente, el acceso, la equidad y la calidad de la educación
  • Movilizar más recursos a escala nacional para la educación
  • Invertir en las infraestructuras (incluido en los dispositivos digitales y en la conectividad)
  • Emprender una transformación digital de la educación y sacar provecho de las tecnologías para promover la calidad y la equidad de la educación y las posibilidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida para todos

Fuente: https://es.unesco.org/news/coalicion-mundial-educacion-examina-momento-crucial-del-aprendizaje-digital-africa

Comparte este contenido:

BID y la OEI firman acuerdo para transformar la educación en América Latina y el Caribe

“Convivir, competir e innovar en la era digital” es el emblema que marcará la nueva alianza entre la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El Memorando de Entendimiento firmado hoy entre ambas instituciones, y que busca ampliar los modelos de aprendizaje, incorporar soluciones tecnológicas y de digitalización a los programas educativos, promover industrias culturales y creativas, así como mejorar la infraestructura digital adecuada y la calidad de la educación a través de la formación docente.

Este acuerdo sirve como marco de cooperación entre los dos organismos internacionales para ratificar su compromiso por la educación y potenciar otros proyectos de esta índole en los que venían colaborando en países de la región, como Panamá, Paraguay, Chile y Colombia.

Este programa será co-diseñado y ejecutado por ambas instituciones y tendrá un énfasis en habilidades y aptitudes, flexibilidad en las trayectorias y nuevas formas de aprender. Asimismo, se trabajará fuertemente de la mano de gobiernos y del sector privado. Como parte del trabajo conjunto, la OEI y el BID avanzarán y ampliarán sus esfuerzos bajo la Iniciativa de Habilidades del Siglo 21 del BID, lanzada en 2019. Se espera que el programa se implemente a través de una cooperación técnica que contribuirá al desarrollo de modelos de educación híbrida para que los países puedan asegurar la continuidad educativa.

“América Latina y el Caribe ha sido la región más afectada por la pandemia que ha generado no solo una crisis sanitaria y de salud sino también una crisis del sistema educativo. Esta alianza con la OEI será clave en el proceso de la recuperación del aprendizaje y de la digitalización del sector para asegurar continuidad educativa, remediar las brechas de aprendizaje, y optimizar los procesos de transformación educativa de los sistemas de la región,” expresó Mauricio Claver-Carone, presidente del BID.

En ese sentido, Mariano Jabonero, secretario general de la OEI, ha asegurado que “este acuerdo responde a la necesidad de recuperar a más de 17 millones de estudiantes que han abandonado prematuramente los sistemas educativos en la región en todos lo niveles”, achacando esta abrumadora cifra a la “enorme brecha digital” que ha evidenciado la pandemia, lo que ha llevado a la pérdida de atención educativa de los estudiantes sin conectividad. Para Jabonero, es en este momento cuando “debemos cambiar el modelo educativo del futuro”, para así “no regresar a la inercia del pasado, apostando por un modelo híbrido o combinado innovador y transformador”, ha señalado.

Fuente: https://www.finanzasdigital.com/2021/05/bid-y-la-oei-firman-acuerdo-para-transformar-la-educacion-en-america-latina-y-el-caribe/

Comparte este contenido:

El 63% de alumnos no cree que la educación online durante el encierro fuera negativa, frente al 46% de padres

Por: ABC

La mayoría de padres (78%) y estudiantes (88%) coinciden en la necesidad de que los centros incorporen actividades online de manera creciente.

La mayoría de los estudiantes (63%) con conexión a Internet no considera que la experiencia de la educación online durante el confinamiento haya sido muy negativa. De hecho, solo 3 de cada diez estudiantes cree, tras la experiencia, que la única fórmula válida es la educación presencial.

Esta percepción no es compartida por los padres, y mientras el 47,3 por ciento considera que la presencial es la única fórmula posible, el 46 por ciento cree que la experiencia no fue muy negativa, según los resultados de la encuesta ‘Tendencias en la sociedad digital durante la pandemia de la COVID-19’, publicada este viernes por el CIS.

En lo que sí coinciden la mayoría de padres (78%) y estudiantes (88%) es en la necesidad de que los centros incorporen actividades online de manera creciente de acuerdo con la edad de los alumnos, aunque casi el 90% de padres y alumnos no comparte que en los cursos de Secundaria la formación debería ser mayoritariamente online. En el caso de educación superior, también la mayoría de alumnos (69%) por ciento están en desacuerdo en primar la educación online sobre la presencial, porcentaje que se eleva en diez puntos en el caso de los padres.

Otro punto en el que coinciden progenitores (92%) y estudiantes (94%) es en la necesidad de que los profesores reciban una formación específica y profunda sobre la técnicas pedagógicas de la educación digital.

En cuanto al estableciminetos de protocolos de educación a distancia por parte de los centros, la encuesta del CIS revela que el el 90% establecieron algún procedimiento online durante el confinamiento y de estos el 86,2% envió materiales de estudio por correo electrónico con las tareas e instrucciones de apoyo y el 95% mantuvieron videocomunicaciones directas con profesores por ordenador o móvil. Asimismo, el 81,6 usó vídeos o audios grabados por docentes con el contenido de las clases suspendidas. Sin embargo, solo el 4 por ciento dice haber realizado exámenes online.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-63-por-ciento-alumnos-no-cree-educacion-online-durante-encierro-fuera-negativa-frente-46-por-ciento-padres-202103280111_noticia.html

Comparte este contenido:

México: Jornada Académica IEMS CDMX 12 de febrero de 2021 Grupo Autogestivo de Formación Docente

Grupo Autogestivo de Formación Docente «José Santos Valdés» del IEMS-CDMX Talleres sobre el uso básico de diversas herramientas tecnológicas aplicadas a la práctica educativa del IEMS-CDMX en el marco de las Jornadas Académicas correspondientes al semestre 2020-2021B Viernes 12 de febrero de 2021 Taller sobre algunos usos y utilidades educativas de Whatsapp y Telegram Ponente: Miguel Ángel Hernández Vázquez Docente de la Academia de Música del Plantel «Carmen Serdán» (Miguel Hidalgo) del IEMS-CDMX

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=LVsriNS7YVc&feature=youtu.be
Comparte este contenido:
Page 1 of 24
1 2 3 24